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viernes, 10 de mayo de 2019

Cardenal Baldisseri: Cuando habla el Papa, es magisterio (Carlos Esteban)



Teólogos y cardenales se han reunido en Roma para contrarrestar la carta de 19 teólogos dirigida a los obispos de todo el mundo acusando al Santo Padre de herejía. Todos han estado de acuerdo en que, lejos de ser hereje, Francisco es lo mejor de lo mejor.

“El Papa Francisco es el papa, y cuando él habla es magisterio”, ha declarado el cardenal italiano Lorenzo Baldisseri, secretario general de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, a la revista Crux, tras el simposio teológico ‘Teología y Magisterio en la Iglesia con el Papa Francisco’ celebrado en la Gregoriana este 8 de mayo.

La declaración de Baldisseri no llega al disparate manifiestamente herético del padre Thomas Rosica, según el cual Francisco estaba personalmente por encima de la Tradición y la Escritura, un comentario que nadie en Roma se encargó de censurar pese a que Rosica sigue siendo responsable de las comunicaciones vaticanas en lengua inglesa. Y el hecho de que el comentario fuera uno de sus innumerables plagios no es excusa en absoluto.

Pero sin llegar a tanto, las palabras de Baldisseri evidencian un forofismo peligrosamente heterodoxo y una ignorancia teológica indigna del cardenal encargado de organizar los sínodos, tan importantes en esta nueva ‘Iglesia sinodal’ de Francisco. No, Eminencia, no todo lo que diga Francisco es magisterio, afortunadamente.

Si lo fuera, tendríamos los católicos un problema muy serio. Porque si lo que dice el Papa es siempre magisterio, y el católico está obligado a creerlo, ¿qué pasa cuando contradice lo que ha dicho un Papa anterior? Porque imaginamos que esa potestad magisterial le viene de ser Papa, no de ser Jorge Bergoglio. Y afirmar que lo que antes era verdad ahora no lo es, sencillamente, es animar a que muchos católicos aguarden a que lo que hoy es verdad deje de serlo mañana y, sobre todo, destruye la idea central de un magisterio perenne, una transmisión de la verdad de Cristo, que es el mismo ayer, hoy y mañana. Es decir, la negación misma de la Iglesia, convertida en un trivial club filosófico con rituales y sombreros raros que va recogiendo lo que dicte en cada momento el pensamiento dominante.

Por otra parte, no debemos extrañarnos del entusiasmo de Baldisseri, vista su fulminante carrera eclesial con este Papa. Baldisseri era el secretario del cónclave en el que fue elegido Francisco, que le nombró cardenal casi inmediatamente, algo que sólo había sucedido una vez en los diez cónclaves anteriores. Jorge Mario Bergoglio, nada más ser proclamado, se quitó el solideo rojo de cardenal y lo puso en la cabeza del secretario del cónclave, el arzobispo Lorenzo Baldisseri. El gesto tuvo lugar en la Capilla Sixtina ante los ojos de todos los cardenales electores, que lo aplaudieron.

Carlos Esteban