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jueves, 23 de agosto de 2018

También el ambiguo Wuerl abandona, Dublín es una farsa



MARCO TOSATTI, 19-08-2018, in lanuovabq.it/it/anche-lambiguo-…

También el cardenal arzobispo de Washington, Donald Wuerl, no participará en el Encuentro Mundial de las Familias en Dublín. La renuncia está ligada a la tempestad que se está desencadenando sobre el purpurado, después de la publicación del Informe del Gran Jurado de Pennsylvania. Maradiaga, Farrel y el homoerético Martin, por el contrario, están todavía en cartelera para un Encuentro que en este punto ya no tiene sentido que se lleve a cabo.

El cardenal arzobispo de Washington, Donald Wuerl, tampoco participará en el Encuentro Mundial de las Familias en Dublín. Wuerl iba a pronunciar un discurso de gran importancia el próximo miércoles: "El bienestar de la familia es decisivo para el futuro del mundo". No se proporcionó ninguna explicación para esta decisión tan dramática y repentina. Pero la renuncia está relacionada con la tempestad que se está desencadenando sobre el purpurado después de la publicación del Informe del Gran Jurado de Pennsylvania. Wuerl fue durante muchos años arzobispo de Pittsburgh por muchos años y administró muy mal, por decir lo menos, algunos casos de sacerdotes acusados de abusos sexuales. La Bussola se ocupó del tema hace unos días, y Wuerl fue señalado como uno de los invitados (y protagonistas) problemáticos del evento, junto con el cardenal Kevin Farrell y el cardenal Oscar Maradiaga. Así como el jesuita pro-LGBT James Martin, sobre quien pesa también un pedido.

Un pedido que superó las 10.000 firmas en Irlanda reclama, en efecto, que el jesuita estadounidense James Martin no sea invitado a participar como expositor en el Encuentro de las Familias que se llevará a cabo durante [esta] semana en Dublín. Martin celebrará una conferencia sobre este tema: "Showing welcome and respect in our Parishes for ‘LGBT’ People and their Families" (Brindando la bienvenida y el respeto en nuestras parroquias a las personas 'LGBT' y sus familias). Y ya seguramente habría que discutir sobre el título de la conferencia: porque calificar a las personas en base a su experiencia o a su orientación sexual es algo que la Iglesia no ha hecho y no quiere hacer.

El pedido fue planteado antes del tsunami que ha abrumado a McCarrick, y que abatió a sus discípulos y protegidos en los Estados Unidos, sobre todo al cardenal Kevin Farrell, prefecto de la Congregación para los Laicos, la Familia y la Vida. Y antes del segundo tsunami, el del Informe del Gran Jurado de Pennsylvania, que barrió a otro cardenal del área liberal: Donald Wuerl.

Los motivos de la recriminación contra Martin se indicaron así: “Apoya el transgénero para los niños"; "está a favor del intercambio de besos entre homosexuales durante la Misa"; dijo recientemente "los católicos LGBT aportan dones únicos a la Iglesia, tanto como individuos como comunidad. Estos dones construyen la Iglesia en modos especiales, como escribió san Pablo cuando él parangonó al pueblo de Dios a un cuerpo humano”. Al pasar digamos que citar a san Pablo, con lo que escribió sobre los comportamientos homosexuales, parece al menos arriesgado...

Y también: "el padre Martin apoya al Ministerio de Nuevos Caminos, una organización religiosa pro-homosexuales y lesbianas que ha sido declarada seriamente inaceptable por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. El padre Martin aceptó un premio de esta organización por uno de sus libros. Además, "el padre Martin no acepta la definición del Catecismo de la Iglesia Católica de las inclinaciones homosexuales como ‘gravemente desordenadas’. De este modo impide a los que tienen inclinaciones homosexuales llegar a una verdadera comprensión de su condición, a la luz de la enseñanza de la Iglesia y de la misericordia de Dios. Esto está haciendo un flaco favor a los que se propone ayudar".

El pedido concluye diciendo: "Creemos que sembrar error y confusión no debería encontrar un lugar en el Encuentro Mundial de las Familias. Por esta razón, pedimos encarecidamente que se revoque la invitación al padre James Martin para hablar en un evento tan importante".

Esto, como hemos dicho, antes del tsunami al que hemos aludido. El portavoz del Encuentro, en una conferencia de prensa, dijo que la cartelera de los oradores no va a cambiar. Pero desde entonces el jesuita estadounidense, de quien por otro lado la Nuova Bussola Quotidiana ya se ha ocupado, hizo su posición aún más cuestionable.

Tomemos algún ejemplo. Entrevistado por la televisora PBS sobre el escándalo McCarrick dijo: "Creo que el caso del cardenal McCarrick es realmente extraordinario. La idea de tener una casa en Jersey Shore y… llevar gente allí. Creo que es inusual. Creo que su caso es una ‘anomalía’. Lo que no es; y Martin no puede no saberlo, al ser director editorial de "America", la revista de los jesuitas de Estados Unidos. Entre otros, el erudito polaco, profesor universitario y sacerdote Dariusz Oko, autor en el 2013 de un estudio "con el Papa contra la homo-herejía en la Iglesia" denunció la existencia de una red de sacerdotes y obispos homosexuales que abusaron de seminaristas y adolescentes. En una declaración reciente, Oko dijo que "sobre la base de fuentes confiables, se puede decir que del 30 al 40 por ciento de los sacerdotes y el 50 por ciento de los obispos en Estados Unidos tienen inclinaciones homosexuales”. "El caso McCarrick es la punta de un iceberg”.

Y los casos recientes –Honduras, Chile, Pennsylvania y ahora Boston– desmienten al jesuita. Desafortunado: porque precisamente mientras daba a conocer esas declaraciones precipitadas, el cardenal O'Malley renunciaba a viajar a Dublín para ocuparse de los abusos de los seminaristas en el seminario de Boston... Y después del caso McCarrick y del Informe del Gran Jurado de Pennsylvania está desencadenando una especie de “yo también” eclesiástico, con denuncias casi cotidianas.

Martin tiene un objetivo: ingresar la homosexualidad en la Iglesia, y ayudar a modificar la enseñanza de la Iglesia sobre el tema. Tal vez con las mejores razones del mundo. 

Pero en cuanto a los medios hay objeciones para hacer. Un ejemplo. Daniel Mattson, un homosexual estadounidense, escribió para "First Things" un artículo que recomendamos leer sin temor alguno, titulado "Por qué los hombres como yo no deben ser sacerdotes". Él explica que los impulsos al sexo, incluso con desconocidos, son mucho más fuertes en los varones homosexuales que en otros, y también explica que el fenómeno de los abusos, en Estados Unidos es, en gran medida, un problema homosexual

Se sabía, pero era políticamente correcto no decirlo, y de hecho durante años se prefirió hablar de pedofilia. Martin mismo, en un largo artículo publicado hace años en America", hablando de los abusos, usó una sola vez la palabra "homosexualidad", para decir que a los obispos no les gustaba hablar de esto u otras cosas vinculadas al sexo. 

En un tweet en respuesta a Mattson, Martin cita ahora la frase de una investigadora de la Universidad John Jay, para decir que los abusadores pueden ser homosexuales o heterosexuales. Pero no cita las cifras del informe: del cual se evidencia – y esto ya hace varios años – que el 80% de los sacerdotes condenados por abusos en Estados Unidos eran homosexuales. Que es lo que está emergiendo de los recientes escándalos. Y eso es cierto para la Iglesia en general. El profesor y sacerdote Davide Cito, de la Santa Cruz, me dijo que el 90 por ciento de los casos que llegan a Roma se refieren a los varones adolescentes.

No es casualidad que la Iglesia, continuamente y sin vacilar, hasta que llegara el papa Francisco, dijo, decretó y dispuso que es mejor que los homosexuales no sean sacerdotes. Pero Martin habla ahora de "una cacería de brujas" contra los sacerdotes homosexuales, y también habla de comentarios “mal informados y homofóbicos sobre los sacerdotes homosexuales", y sostiene que "hay muchos sanos sacerdotes homosexuales y célibes”. 

Lo cual es cierto, por supuesto; así como especialmente en estos tiempos está claro que hay muchos sacerdotes, obispos y cardenales con tendencias homosexuales. La impresión es que el padre James Martin tiene el objetivo de modificar la situación. Aunque en la web los católicos simples se preguntan: "¿Cómo James Martin, dada la naturaleza del pecado, puede “tener el permiso" de superiores y de obispos para hablar de los sacerdotes 'homosexuales', sabiendo que el concepto mismo es ilícito. Todo su ministerio entero se basa en oscuros puntos morales e intelectuales. En un tejido de mentiras”.

Tal vez es un juicio demasiado duro. Pero ciertamente el padre Martin no parece la persona adecuada para hablar en el Encuentro Mundial de las Familias. No si la Iglesia quiere ser creíble en el tratamiento de la crisis que la está carcomiendo a nivel mundial. Un paso atrás sería necesario y apropiado.

Publicado originalmente en italiano el 18 de agosto de 2018, en lanuovabq.it/it/anche-lambiguo-…

Traducción al español por: José Arturo Quarracino
Marco Tosatti