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sábado, 25 de febrero de 2017

El padre Santiago Martín rechaza el error del superior de los jesuitas


Padre Santiago Martín


En un programa titulado «Bultmann sigue vivo» de «Magnificat TV» el conocido sacerdote y predicador Santiago Martín ha explicado en detalle el origen del error que ha llevado al superior de los Jesuitas, Arturo Sosa Abascal, a poner en duda las palabras de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio. [La noticia fue publicada por Sandro Magister en su blog Settimo Cielo y está contenida en este blog]

A continuación, una transcripción de su explicación, pero puede también escuchar el programa a través del enlace Bultmann sigue vivo from Magnificat2 [Duración 8:59 minutos]


Origen del Bultmannianismo


El final del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX es considerada en filosofía la época de los llamados «padres de la sospecha». Filósofos de gran peso que pusieron en entredicho algunos de los principios en los que se basaba la sociedad anterior y que marcaron realmente su época. Gente como Hegel, Marx, Feuerbach, Nietzsche, Freud, quienes generaron dudas, sospechas e incertidumbre, y también, en el conjunto de las iglesias, más que todo en las iglesias protestantes, sobre todo en Alemania, se dejaron influir por este sentimiento de sospecha sobre aquellas cosas que habían sido las certezas y seguridades precedentes.

Sobre todo, se dedicaron a investigar la autenticidad de los evangelios y llegaron a investigar si realmente Jesucristo existió, y si el que existió es aquel que reflejan los Evangelios.

Distinción entre el «Jesús histórico» y el «Cristo de la fe»

Se empezó a hablar entonces de la diferencia entre el llamado «Jesús histórico» y el «Cristo de la fe». Una diferencia que cada vez se fue acentuando más, y llegaron a la conclusión de que los Evangelios eran «mitificaciones» de un personaje originario del cual prácticamente no podíamos saber nada.

A finales del siglo XIX Strauss (David Friedrich Strauss) concluyó que el «colmo» de la mitificación era el Evangelio de San Juan, y que este no tenía que ser tenido en cuenta en absoluto.

Posteriormente se «cargaron» el Evangelio de San Mateo y el de San Lucas, y después el único que quedaba que era el Evangelio de San Marcos lo desprestigiaron también.
Rudolf Bultmann

En este contexto, aparece una de las grandes figuras «desmitificadoras», Rudolf Bultmann, que no es tan antiguo en el tiempo. Bultmann muere en el año 1976, no estamos hablando de un personaje que se remota a la noche de los tiempos, sino que es relativamente reciente.

Es Bultmann quien concluye que «no hay nada que hacer». Es decir, que tenemos que «olvidarnos» del Jesús histórico, y que tenemos que acercarnos a los Evangelios como un relato «mítico» elaborado posteriormente, y sobre todo elaborado a raíz de la «invención» del cristianismo, que va a «hacer San Pablo». Según esta óptica ese «Cristo de la fe» no tiene nada que ver con la realidad. Que el «Cristo de la fe» es alguien que «nos han contado» pero que no existió realmente. Es decir, que el que existió, no es aquel que cuentan los Evangelios, que son libros simplemente «míticos» e «inventados» sobre todo por San Pablo.

[Este tema de la historicidad de los evangelios es explicado muy bien por el padre Santiago Martín en dos vídeos que he colocado, uno en este blog de 11:28 minutos y el otro en mi otro blog, de 6:52 minutos]

Demolición durante el post-concilio

Con esta actitud de fondo, nos hemos enfrentado no solo al Concilio Vaticano II [que reafirma la historicidad de los Evangelios en su Constitución Dogmática Dei Verbum], sino al post-concilio, que es en el cual todavía estamos viviendo.

Naturalmente esta «demolición» de las raíces de nuestra fe y de la Palabra de Dios, esta demolición del cristianismo, no se ha hecho sin consecuencias. Las consecuencias han sido muy graves.

Religión del supermercado

Es lo que alguno denominó la «religión del supermercado». Tu vas con tu carrito de supermercado, y ves las estanterías más o menos repletas de productos, y vas eligiendo lo que a ti te conviene, en función de tus gustos, o en función de simplemente de que aquella marca te resulte más económica o esa otra marca, según tu opinión, te da mejor resultado.

Llegas con tu carrito a la caja, pero si en el camino a la caja te encuentras con alguien que te dice: «¿Cómo ha comprado usted ese detergente?, Ese no es bueno, mejor compre este otro», pues no hay ningún problema. Dejas ese producto, lo sacas de tu carrito, y vas y eliges otro o no eliges ninguno.

Es la religión del supermercado, en la que estábamos y por desgracia todavía estamos. Y esta religión del supermercado no es una religión solo para ti. Es decir, tu coges tu carrito y vas poniendo tus productos, quitas y pones tu antojo, ya sea quizá por la influencia que hacen en ti en el último momento o a lo largo de tu compra. Pero lo mismo está haciendo otro.

Ejemplos varios

Pongamos un ejemplo. A ti te parece muy importante y esencial insistir en que el Señor dijo «lo que hagas al más pequeño a mí me lo hicieron», el compromiso social, la ayuda a los pobres, y a ti te parece eso muy importante, muy bien. Pero a tí no te parece importante, en cambio, que el Señor haya dicho «lo que Dios unió que no lo separe el hombre», que «el que se divorcia de su mujer y se casa con otra comete adulterio contra la primera», eso no te parece importante, entonces lo segundo, que no te parece importante, lo pones en duda, y dices: «¿Lo dijo Cristo?», primera cuestión, «no había grabadoras».

En el caso de que dijera algo parecido, «¿en qué contexto?, «¿quién lo escuchó?, ¿cómo lo entendió y cómo lo contó?, ¿cómo lo escribió el que años después lo escribió?» No merece la pena hacer un problema por eso.

Luego otro, con los mismos derechos que tu, con su carrito de supermercado, ha elegido otro producto y ha dicho «a mí eso sí me parece muy importante, pero no me parece importante que el Señor dijera «Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia», o que el Señor dijera «Tomad y comed que esto es mi cuerpo», o que Cristo resucitara, o que Cristo en la cruz nos dijera que es importante pedir ayuda para perdonar como Él estaba perdonando cuando exclamó «Padre, perdónales que no saben lo que hacen».

Es decir, la religión del supermercado es muy cómoda, pues es una religión a tu manera y a tu gusto, para que no te moleste, pero eso que tú haces lo puede hacer exactamente igual cualquier otro, y naturalmente eligiendo productos que a ti no te gustan nada pero que aquel alega que tiene el mismo derecho a hacerlo.

De esto se dieron cuenta, gracias a Dios, muchos, entre ellos, el profesor Joseph Ratzinger, después arzobispo Ratzinger, luego Cardenal Ratzinger, y después Papa Benedicto XVI.

Fue precisamente él quien denominó a este tipo de «religión» la «religión del supermercado» y el escribe unos de los mejores libros que se han escrito que son la trilogía sobre Jesús de Nazaret, y que yo recomiendo a todos que al menos lean el prólogo, o la introducción del primero de los libros, porque sitúa perfectamente el problema.

Es decir, nos dice cómo está la Iglesia en ese momento y las consecuencias terribles que tiene para todos, no solamente para los de izquierda o para los de derecha, la llamada «desmitificación» de Jesucristo, de decir que Jesucristo no existió, o que el que existió no tiene nada que ver con el que nos cuentan, o que el que nos cuentan hay que ver lo que dijo, si es que realmente nos dijo algo.

Sobre las palabras del Superior de la Compañía de Jesús

Por qué hablo de todo esto, porque eso es adonde estamos llegando. Poner en duda la Palabra del Señor, a propósito del divorcio, decir que hay que «reinterpretar a Cristo» porque «en aquella época no había grabadoras» abre la puerta, sí o sí, sin ninguna duda, a poner en duda la palabra del Señor en otras cosas. No puedes pretender que lo que a ti te conviene poner en duda, sea lo único que se ponga en duda.

A ti te conviene poner eso en duda, por la razón que sea. Quizá porque tienes un concepto de la misericordia que te lleva a decir que hay que dar la comunión a todo el mundo. Pero tienes que ser consciente de que si tú pones en duda eso, estás permitiendo, con los mismos derechos, que otro ponga en duda otra cosa.

Para finalizar sólo quisiera hacer una pregunta: ¿De verdad nadie se da cuenta de adónde nos conduce todo esto?. ¿De verdad nadie se da cuenta del tipo de «demolición» de nuestra fe al cual estamos yendo?, es decir, a ese nihilismo, a esa falta absoluta de certezas, porque destrozando una parte del mensaje, porque nos «conviene» destrozarla, estamos empezando a destrozar el conjunto del mensaje.

Sólo quiero hacer esta pregunta porque el tiempo presente es tan serio, que merece la pena que antes de seguir «destrozando» el cristianismo, nos paremos a pensar en qué es lo que estamos haciendo.

Padre Santiago Martín

viernes, 24 de febrero de 2017

No necesitamos grabadoras para ser fieles a las enseñanzas del Señor ( P SANTIAGO MARTIN)

Este vídeo, en la festividad de san Policarpo, mártir por Jesucristo, viene a ser una respuesta a las palabras del Prepósito General de los jesuitas, Arturo Sosa, según el cual también hay que reinterpretar a Jesús. Recomiendo vivamente su escucha porque ayuda mucho a  todos los cristianos que están siendo hoy confundidos por algunos de sus "pastores" que, en realidad, no son tales, pues han perdido la fe.

Duración 11:28 minutos

Alfa y Omega compara al Cardenal Burke con un hereje (por Gabriel Ariza) [comentado por José Martí]


Juan Vicente González Boo enseñando su libro "El papa de la alegría"

Por Gabriel Ariza

Ahora sí se puede insultar a un cardenal en Alfa y Omega: El órgano oficial de prensa del arzobispado de Madrid publica un artículo del miembro del Opus Dei Juan Vicente González Boo [que firma como Juan Vicente Boo] en el que, recurriendo a falsedades, descalifica y desprecia al Cardenal Burke.

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Lejos quedan los tiempos en los que en Alfa y Omega se respetaba a los obispos y cardenales. El Cardenal Burke, uno de los purpurados más sólidos y respetados del colegio cardenalicio, ha sido objeto de durísimas críticas en el órgano de prensa del arzobispado de Madrid, cuyo responsable es el Cardenal Osoro.

En un durísimo artículo, Juan Vicente González, miembro del Opus Dei y corresponsal de ABC en Roma, arremete contra el purpurado norteamericano, al que compara con el hereje Hans Küng, que fue uno de los grandes dolores de cabeza de San Juan Pablo II.

Además, en el artículo, el periodista adula a su correligionario, el periodista americano Greg Burke, al que califica de “el Burke que de verdad cuenta en Roma”, enfrentándole, en un giro de poca elegancia, con el cardenal con el que comparte apellido.

A continuación, la columna de Juan Vicente González Boo publicada en Alfa y Omega ayer titulada “Burke y Hans Kung”.

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El Burke que de verdad cuenta en Roma se llama Greg, y es el portavoz del Papa, aunque apenas se le vea. Precisamente porque su trabajo no es ser protagonista mediático ni dignificar, con desmentido o debates, las informaciones escandalosas que inventa –para un público adicto– la parte más mediocre de la prensa italiana.

La misión de Greg Burke –un periodista norteamericano que mira a todo el planeta– y de la viceportavoz Paloma García Ovejero –la primera mujer que habla oficialmente en nombre de un Papa– es ayudar a que su mensaje se extienda por el mundo. Es decir, que el centro del terreno de juego lo ocupe su magisterio, y no las polémicas con quienes pontifican sobre lo que debe hacer el Pontífice.

Francisco es un comunicador nato, que apenas necesita portavoces ni explicaciones, y cuyo pontificado ha marcado una fuerte impronta en la Iglesia y en el mundo en tan solo cuatro años. Se cumplen el próximo 13 de marzo.

Cuando una barca –la de Pedro o cualquier otra– navega en mar abierto es normal que encuentre oleaje y, de vez en cuando, alguna borrasca. Y sin embargo, estos primeros cuatro años de Francisco se han caracterizado por la ausencia de temporales, comparados con el inicio de sus dos predecesores.

Quizá por eso, a falta de adversarios de más entidad, algunos medios italianos y anglosajones inflan el papel del cardenal americano Raymond Burke como el gran opositor a Francisco. Pero, aparte de que el carácter de Burke le granjea pocos seguidores, el prefecto de Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, ha declarado ya que no hay fundamento ni para sus dudas sobre La alegría del amor ni muchísimo menos para la corrección con la que amenazaba a Francisco nombrándose supervisor doctrinal del Papa.

Sin embargo, en las últimas semanas Burke ha sido la estrella favorita en algunos medios, como Hans Küng lo fue durante casi tres décadas desde que en 1979 la Congregación para la Doctrina de la Fe declaró que sus enseñanzas no podían ser consideradas católicas. Küng se otorgó la tarea de corregir a Juan Pablo II, y a menudo le acompañaban media docena de teólogos ruidosos.

Lo verdaderamente llamativo ahora es el consenso y el liderazgo mundial logrados por el Papa venido del fin del mundo. En la mayor parte de los países, ningún obispo plantea ninguna reserva. En la Curia vaticana, las resistencias han ido menguando. Quienes buscan un rival mediático a Francisco solo encuentran a un esquivo cardenal americano.

Juan Vicente González Boo
(Miembro del Opus Dei)

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Comentario personal a este artículo:

Obsérvese cómo este señor del Opus Dei no habla sobre la importancia de la verdad, sino como un adulador del papa Francisco, hasta el punto de caer en la papolatría más ladina. No habla del Magisterio de la Iglesia, sino del magisterio del papa Francisco, como si un papa cualquiera pudiera decidir, por su cuenta y riesgo, qué es lo que se tiene que creer y lo que no se tiene que creer. 

Debería saber este hombre que el fundador de la doctrina católica no es un hombre vestido de blanco, argentino, de nombre Jorge Bergoglio,  de 80 años, elegido papa el 13 de marzo de 2013 y que adoptó como papa el nombre de Francisco, hace ya casi cuatro años ..., en los cuales se ha dedicado a destituir a todo aquél que no piense como él, al mismo tiempo que se rodeaba de purpurados que lo adulaban y aún siguen haciéndolo; un hombre que quiere llevar a cabo, de modo acelerado, un proceso de "ecumenismo", que no es tal, sino que es un sincretismo religioso, condenado por la Iglesia. Un hombre al que todos los enemigos de la Iglesia y toda la izquierda del planeta alaba, porque les da a entender que "piensa" como ellos. Es decir, piensa según el mundo: todo lo contrario a lo que hizo Jesucristo.

No sé lo que pensaría José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. Posiblemente, le daría un buen tirón de orejas a este hombre, porque no piensa según Dios y se dedica, además, a denigrar a un cardenal, de reconocido prestigio por su fidelidad a la Iglesia y por su humildad y obediencia, comparándolo, además, con el hereje Hans Küng, del que se encuentra a años-luz

Si después de esto, Juan Vicente González Boo sigue dentro del Opus Dei ... ¡sería una señal, clara y evidente, de que el Opus Dei ha caído muy bajo ... y que no se parece, en nada, a lo que era en sus comienzos!
José Martí

Sorprendentes palabras en boca de un Papa. ¿Mejor ser ateo que un católico hipócrita?




El Papa Francisco ha vuelto a arremeter este jueves contra algunos católicos -según él, muchos-, sugiriendo que es mejor ser ateo que uno de "muchos" católicos que llevan una doble vida de hipocresía.

Como suele ser habitual es sus improvisadas homilías en la Casa Santa Marta, el Papa dijo que "lo escandaloso es decir una cosa y hacer otra, es la doble vida [...] Hay algunos que dicen 'Yo soy muy católico, siempre voy a Misa, pertenezco a esta asociación y la otra'", pero que muchas de esas personas también deberían decir: "'mi vida no es cristiana, no le pago a mis empleados salarios justos, exploto a la gente, hago negocios sucios, lavo dinero'. Eso es una doble vida [...] Hay muchos católicos que son así y son un escándalo. Cuántas veces hemos escuchado decir a la gente 'para ser católico como él, mejor ser ateo'".

Para este Papa todos los males parecen reducirse siempre a lo mismo: la economía, vista desde la perspectiva materialista propia del marxismo y su trasnochada lucha de clases. Es curioso que en sus ejemplos siempre los malvados -e inventados- "explotadores" sean católicos practicantes, que además dice que hay "muchos".

Ante semejante homilía, uno puede plantearse varias preguntas:

  • ¿No hay ateos hipócritas?
  • ¿No hay ateos explotadores?
  • ¿Hay más católicos hipócritas y explotadores que ateos hipócritas y explotadores?
  • ¿Es mejor ser un ateo explotador que un católico explotador?

En cuanto a que al Papa Francisco le parezcan mejor los ateos ... ¿mejor para qué? Dios parece no opinar igual. Así reza el Primer Mandamiento del Decálogo, superior a todos los demás Mandamientos, y del que todos dependen: "Amarás a Dios sobre todas las cosas"No existe caridad sin amar a Dios; ni salvación posible

¿Hay algo peor que un católico hipócrita? 

- Sí: un ateo, pues el primero se puede arrepentir y pedir perdón a Dios, mientras que el segundo no va a pedir perdón a Alguien en quien dice no creer (si llegara a creer alguna vez, ya no sería ateo), por lo que se va a condenar eternamente. Y, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?

CATHOLICVS

Podemos verlo también en este vídeo:

Duración 1:57 minutos

Siguen aumentando: 60 Prelados (28 Cardenales, 9 Arzobispos y 23 Obispos) apoyan las "dubia" sobre "Amoris laetitia" enviadas al Papa Francisco, defienden la Doctrina y Magisterio de la Iglesia y rechazan dar los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía a los adúlteros




En las dos entradas anteriores sobre este tema (ver aquí y aquí) ya había contabilizados 32 Prelados [...]. 
A ellos hay que añadir a otros 28 Prelados más [...]

En el cuadro bajo estas líneas está la LISTA COMPLETA, que hasta la fecha suma 60 Prelados (28 Cardenales, 9 Arzobispos y 23 Obispos), contándose entre ellos:

  • El Cardenal Protodiácono.
  • El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
  • El Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
  • El Prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede.
  • El ex Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica.
  • El Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca.
  • El Vicepresidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (el mismo que el Presidente de la C. E. Polaca).
  • El Presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
  • El Presidente de la Conferencia Episcopal de la India.
  • El Presidente de la Conferencia Episcopal de Kenia.
  • El Presidente "ad honorem" de la Conferencia Episcopal Venezolana.
  • El ex Presidente de la Conferencia Episcopal Española.
  • El ex Presidente de la Conferencia Episcopal Letona.
  • El Presidente del Consejo para la Familia de la Conferencia Episcopal Polaca.
  • El Presidente de la Comisión de Familia y Comunidad de la Conferencia Episcopal de Costa Rica.
  • El Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
  • El Presidente emérito de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede.
  • El Presidente emérito de la Pontificia Academia para la Vida.
  • El Presidente emérito del Pontificio Comité de Ciencias Históricas.
  • El Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Familia.
  • El Presidente emérito del Pontificio Consejo "Cor Unum".
  • El Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz.
  • El Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes (el mismo que Justicia y Paz).
  • El Presidente emérito de "Peregrinatio ad Petri Sedem".


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  1. S. E. R. Walter Card. Brandmüller, Presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas.
  2. S. E. R. Raymond Leo Card. Burke, ex Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica y Patrón de la ex Soberana Orden de Malta.
  3. S. E. R. Carlo Card. Caffarra, Arzobispo emérito de Bolonia (Italia)
  4. S. E. R. Joachim Card. Meisner, Arzobispo emérito de Colonia (Alemania).
  5. S. E. R. Robert Card. Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
  6. S. E. R. Paul Josef Card. Cordes, Presidente emérito del Pontificio Consejo "Cor Unum".
  7. S. E. R. George Card. Pell, Prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede.
  8. S. E. R. Wilfrid Fox Card. Napier, Arzobispo de Durban (Sudáfrica).
  9. S. E. R. Gerhard Ludwig Card. Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
  10. S. E. R. Renato Raffaele Card. Martino, Cardenal Protodiácono, Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes y ex Observador Permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas.
  11. S. E. R. Camilo Card. Ruini, Vicario General emérito de Su Santidad para la diócesis de Roma, Arcipreste emérito de la Basílica Papal de Letrán, Gran Canciller emérito de la Pontificia Universidad Lateranense y Presidente emérito de "Peregrinatio ad Petri Sedem".
  12. S. E. R. Francis Card. Arinze Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
  13. S. E. R. Angelo Card. Scola, Arzobispo de Milán (Italia).
  14. S. E. R. Ennio Card. Antonelli, Arzobispo emérito de Florencia (italia) y Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Familia.
  15. S. E. R. Joseph Card. Zen Ze-kiun, S.D.B., Arzobispo emérito de Hong Kong (China).
  16. S. E. R. Velasio Card. De Paolis, Presidente emérito de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede.
  17. S. E. R. Moran Mor Baselios Card. Cleemis, Arzobispo Mayor de Trivandrum, Catholicós de la Iglesia católica siro-malankar y Presidente de la Conferencia Episcopal de la India.
  18. S. E. R. Dominik Jaroslav Card. Duka, O.P., Arzobispo de Praga y Primado de la República Checa.
  19. S. E. R. John Olorunfemi Card. Onaiyekan, Arzobispo de Abuya (Nigeria).
  20. S. E. R. Willem Jacobus Card. Eijk, Arzobispo de Utrecht (Países Bajos).
  21. S. E. R. Thomas Christopher Card. Collins, Arzobispo de Toronto (Canadá).
  22. S. E. R. Daniel Nicholas Card. DiNardo, Arzobispo de Galveston-Houston (EE.UU.) y Presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
  23. S. E. R. Timothy Michael Card. Dolan, Arzobispo de Nueva York (EE.UU.).
  24. S. E. R. John Card. Njue, Arzobispo de Nairobi y Presidente de la Conferencia Episcopal Keniana.
  25. S. E. R. Elio Card. Sgreccia, Presidente emérito de la Academia Pontificia para la Vida.
  26. S. E. R. Antonio María Card. Rouco Varela, Arzobispo emérito de Madrid y ex Presidente de la Conferencia Episcopal Española.
  27. S. E. R. Jorge Liberato Card. Urosa Savino, Arzobispo de Caracas y Presidente "ad honorem" de la Conferencia Episcopal Venezolana.
  28. S. E. R. Jānis Card. Pujats, Arzobispo emérito de Riga y ex Presidente de la Conferencia Episcopal Letona.
  29. S. E. R. Mons. Stanisław Gądecki, Arzobispo Metropolitano de Poznań, Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca y Vicepresidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa.
  30. S. E. R. Mons. Charles Joseph Chaput, O.F.M. Cap., Arzobispo Metropolitano de Filadelfia (EE.UU.).
  31. S. E. R. Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata (Argentina).
  32. S. E. R. Mons. Tomash Peta, Arzobispo Metropolitano de la Archidiócesis de Santa María en Astaná (Kazajistán).
  33. S. E. R. Mons. Jan Pawel Lenga, Arzobispo emérito de Karagandasu (Kazajistán).
  34. S. E. R. Mons. William E. Lori, Arzobispo de Baltimore, Maryland (EE.UU.).
  35. S. E. R. Alexander K. Sample, Arzobispo de Portland (EE.UU.).
  36. S. E. R. Mons. Richard W. Smith, Arzobispo de Edmonton (Canadá).
  37. S. E. R. Mons. Gerard Pettipas, CSsR, Arzobispo de Grouard-McLennan (Canadá).
  38. S. E. Mons. Fernando Arêas Rifan, Obispo de la Administración Apostólica Personal de San Juan María Vianney (Brasil).
  39. S. E. Mons. Steven Lopes, Obispo del Ordinariato Personal de la Cátedra de San Pedro (EE.UU.).
  40. S. E. Mons. Jan Wątroba, Obispo de Rzeszów y Presidente del Consejo para la Familia de la Conferencia Episcopal Polaca.
  41. S. E. Mons. José Francisco Ulloa Rojas, Obispo de Cartago y Presidente de la Comisión de Familia y Comunidad de la Conferencia Episcopal de Costa Rica.
  42. S. E. Mons. Ratko Peric, Obispo de Mostar-Duvno (Bosnia y Herzegovina).
  43. S. E. Mons. Vitus Huonder, Obispo de Coira -Chur- (Suiza).
  44. S. E. Mons. Antonio C. Rossi, Obispo de Frederico Westphalen (Brasil).
  45. S. E. Mons. David Kagan, Obispo de Bismarck, Dakota del Norte (EE.UU.).
  46. S. E. Mons. Juan Antonio Reig Pla, Obispo de Alcalá de Henares (España).
  47. S. E. Mons. Scott MacCaig, Obispo del Ordinariato Militar de Canadá.
  48. S. E. Mons. Philip Egan, Obispo de Portsmout (Reino Unido).
  49. S. E. Mons. Thomas J. Olmsted, Obispo de Phoenix (EE.UU.).
  50. S. E. Mons. James Conley, Obispo de Lincoln, Nebraska (EE.UU.).
  51. S. E. Mons. Ignazio Zambito, Obispo dee Patti (Italia).
  52. S. E. Mons. Juan Rodolfo Laise, OFMCap, Obispo emérito de San Luis (Argentina).
  53. S. E. Mons. Taras Senkiv, O.M., Obispo de Stryi (Ucrania).
  54. S. E. Mons. Frederick Henry, Obispo de Calgary (Canadá).
  55. S. E. Mons. Mark Hagemoen, Obispo de Mackenzie-Fort Smith (Canadá).
  56. S. E. Mons. Paul Terrio, Obispo de St. Paul (Canadá).
  57. S. E. Mons. Gregory J. Bittman, Obispo auxiliar de Edmonton (Canadá).
  58. S. E. Mons. Jósef Wróbel, Obispo titular de Suas y auxiliar de Lublin (Polonia).
  59. S. E. Mons. Athanasius Schneider, Obispo titular de Celerina y auxiliar de María Santísima en Astaná (Kazajistán).
  60. S. E. Mons. Andreas Laun, Obispo auxiliar de Salzburgo, miembro de los Oblatos de San Francisco de Sales y Profesor de Teología Moral en la Facultad de Filosofía y Teología de Heiligenkreuz (Austria).
CATHOLICVS

¡A ver si va aumentando este número! ¡Recemos para que así sea!

ACTUALIZACIONES: 

A fecha 8 de marzo ya vamos por 67
A fecha 24 de marzo son ya 69

¿Por qué no creo en el cambio climático? (Eulogio López) [comentado por José Martí]

Estoy completamente de acuerdo con Eulogio López, el director de Hispanidad, de que es realmente la lucha contra el cambio climático lo que genera pobreza ... y no al revés. Pero hay mucho dinero y muchos intereses de tipo político empeñados en esa "lucha" absurda contra el cambio climático. Y, desde luego, la confianza en la Providencia divina es manifiesta a todas luces. Tiene más sentido "científico" creer en Dios que "creer" en el cambio climático. 

Puestos a elegir, yo creo en Dios: mucho más científico y sensato que creer en el cambio climático, que es lo políticamente correcto, que se trata de meras hipótesis -además- y que está basado en muchas mentiras que no se dan a conocer. Eso sí: ¡ay del que discrepe del cambio climático! ... Pero, ¿qué dices? ... ¡Te van a crucificar! ... Pues mira por dónde: yo discrepo ... ¡y que me crucifiquen!. 

Y es que, por más que nos empeñemos, nada podemos contra la verdad ... la verdad que se identifica con Dios ... no la verdad que nos inventamos nosotros, llamando verdad a lo que no lo es. 

Que es exactamente lo mismo que ocurre con el tema de la evolución, que se considera como algo científico y demostrado. Todo mentira. No hay nada demostrado. Son simples hipótesis impuestas a nivel educativo ... sin admitir la posibilidad de que tales hipótesis sean erróneas: hasta ese extremo hemos llegado, también en lo científico.

Y es que lo que prima ya no es el amor a la verdad, que es la característica esencial de la verdadera ciencia, sino la ambición, el poder y el descartar a Dios de la vida del hombre ... pues Dios es el verdadero descartado ... hoy que tanto se habla de "los descartados" y de "los que viven en la periferia". Todo eso es bombo y platillo. 

Los verdaderos descartados son aquellos que son ignorados por todo el mundo, comenzando por la prensa: los niños a quienes no se les habla de Dios, los cristianos que son perseguidos a causa de su fe, los universitarios a quienes se les impone como verdades científicas cuestiones como el cambio climático y la evolución, que no son sino meras conjeturas no demostradas ... y cuya pretensión oculta -y vista por muy pocos- es la de desterrar a Dios de la existencia humana. ¡Y para qué seguir!

Duración 2:35 minutos

jueves, 23 de febrero de 2017

La pésima siembra del papa Bergoglio (Adelante la Fe)




Tras el magisterio petrino tradicional, que nos ha enseñado claramente a proteger la fe del modernismo, secularismo, comunismo, relativismo, y nos ha acercado a Dios, es necesario darse cuenta de que el “sembrar” del papa Francisco, no siempre reflejo de la doctrina evangélica de la Tradición, desde el inicio de su papado hasta hoy, ha creado no pocas perplejidades, dudas, confusiones y relativos “ruidos” y “silencios”. La última novedad sería una canción del papa Francisco para San Remo. ¡La noticia está tan fuera de lo sembrado que no debemos creerla!

Además, el mundo católico es, en este momento, presa del secularismo y relativismo que, condenado ejemplarmente en su tiempo, es ahora declarado deportiva y desenvueltamente en ciertas afirmaciones del papa Francisco.

Los nudos de Amoris laetitia

La publicación del documento papal Amoris laetitia que, por sus contenidos controvertidos, ha invertido las posiciones teológicamente correctas, ha desencadenado una verdadera división en el pueblo de Dios, también en la jerarquía eclesiástica de sacerdotes, monseñores, abades, obispos y cardenales. Surgen y se difunden dudas y silencios.

La gran polémica sobre los temas de la exhortación apostólica del papa Francisco no ha terminado y ha sido también ampliamente ignorada por la prensa. Se sabe que, el 19 de septiembre pasado, cuatro cardenales autorizados como Carlo Caffarra, arzobispo emérito de Bolonia (con gran estima por el padre Barsotti), Walter Brandmüller, presidente emérito del Pontificio Comité de Ciencias Históricas, Raymond Leo Burke, patrono de la Soberana Orden Militar de Malta, y Joachim Meisner, arzobispo emérito de Colonia, enviaron un recurso escrito a la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por el cardenal Gerhard Müller, para pedir, en la modalidad de los dubia, según el lenguaje evangélico del paso de Mt 5, 37, (sea vuestro hablar sí, sí; no, no; lo demás viene del maligno), una respuesta positiva o negativa, al estar dichos cardenales muy preocupados por el desconcierto creado especialmente por el cap. VIII de la Exhortación papal.

Una vez más, el ministerio petrino nos demuestra que no cumple la función de ser el centro de la unidad como debería. Muchos escritores, religiosos, abades, se plantean la cuestión más simple y evangélica que surge en este caso: 

–El Magisterio precedente, fundado en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, ¿ha perdido acaso su validez en los puntos en los que “Amoris laetitia” parece estar en contradicción con él? Se trata en el fondo de dudas sobre cuestiones morales y de fe dirigidas al Santo Padre, sucesor de Pedro.

En una entrevista, tanto el papa Francisco como mons. Viganò respondieron que Jesús y la Misericordia han quedado fuera y es necesario hacerlos encontrar con todo el pueblo y, por tanto, “las reglas” pueden cambiar… (Domingo 20/11/16 en TV 2000). Ahora mismo, al final de noviembre, el papa Franciso ha hecho saber, a propósito de lo preguntado por los 4 cardenales: “No malvendo la doctrina, sigo al Concilio… Simplemente me he dejado llevar por el Espíritu”…

El católico siempre supo que el Evangelio es igual ayer, hoy y mañana… El modernismo, el secularismo y el relativismo ¿no deben ser ya evitados? ¿Qué está sucediendo? Esta pregunta me parece más que pertinente si no angustiante. Se puede comprender perfectamente en qué confusión y frente a qué cambio de posiciones se encuentra en este momento el fiel pueblo de Dios.

Es bien sabido que nosotros, católicos laicos, vivimos en este momento en Babilonia, donde hay leyes estatales que son auténticos abominios, como el aborto, las uniones homosexuales, la fecundación in vitro con el alquiler del útero y, dentro de poco, quizá también, la eutanasia; y entre los hombres de Iglesia el sincretismo más abominable, visible ya y deliberado, por este Papa en muchas iglesias.

Somos probados por la falta de respeto por la sacralidad de la vida; la familia natural no es ya el centro de la vida nacional. Nuestro País está gobernado por un católico que afirma no haber jurado sobre el Evangelio (y, sin embargo está bautizado), sino sobre la Constitución, que ahora quiere cambiar a su gusto y, como sus predecesores, nos lleva cada vez más a Babilonia con el apoyo de los católicos que consienten en ello…

Me niego a correr ciegamente hacia un obligatorio pensamiento único que se ha delineado ya en política y ahora también en nuestra fe, contaminándola. El precio sería demasiado alto: ¡nos cambian el Evangelio de Jesús!

Vivimos el tiempo de los banqueros y de los especuladores financieros que, gracias a las leyes que los protegen, están sacudiendo violentamente el mundo, para poner en el centro el dinero y no la persona. ¿Por qué no se habla de esto y de sus consecuencias? No sólo la economía real es socavada, sino que lo es “la persona” misma, mientras que los estados nacionales lo son por la invasión de millones de clandestinos útiles a estos gobernantes para desarraigar la civilización laica y católica, favoreciendo el relativismo de valores. Y los ejemplos son numerosísimos… ¿Por qué entonces no somos guiados a combatir el fácil y gratuito buenismo, no vinculado a la realidad, que también sale de la boca del Santo Padre, especialmente en el tema de los pobres, inmigración y acogida?

Si no se lleva a cabo un discernimiento, tomando distancia de decisiones infames que se desvían del Evangelio, caeremos en un inevitable lavado de cerebro también en la fe. Una operación que modificará mental y espiritualmente a las personas.

La homosexualidad y la cristianofobia

Interrogado por el periodista Eugenio Scalfari sobre el tema del mal, por ejemplo, el papa Francisco contestó, escandalizando a los católicos, porque dijo que “sentir” es subjetivo y que, por tanto, si uno no siente que es pecado, no comete pecado.

Otra afirmación del papa Francisco a Eugenio Scalfari que escandalizó a su rebaño es: Los comunistas piensan como los cristianos, sabiendo perfectamente Bergoglio que Karl Marx murió y que el comunismo fracasó amargamente con un balance de innumerables muertos y que Pío XII excomulgó a los comunistas.

El Papa fue después provocado por los periodistas a propósito de la homosexualidad. También aquí la respuesta relativista. Prefirió esconderse tras un “¿Quién soy yo para juzgar?”. En efecto, no había sido llamado a juzgar a nadie, sino solamente a una práctica contra natura y debería haber dado una respuesta fiel a las Sagradas Escrituras, esto es, afirmar que la práctica de la homosexualidad es pecado. Sin embargo, oficialmente nadie corrigió aquel disparo fallado, dejando el vacío sobre una información papal incorrecta. Sin embargo, nosotros católicos somos apuntados precisamente por este tema y acusados de homofobia solamente si nos expresamos como es debido. ¡Y de esto no se habla!

El papa Francisco evitó dar testimonio, como incluso un simple bautizado debería hacer, ¡cuánto más un sacerdote y un Papa! Sobre este tema fue mejor testigo el honorable Rocco Buttiglione cuando tomó posición contra la legalización de los matrimonios gay en España por obra de Zapatero. Después de su afirmación, fue suspendida en Estrasburgo su candidatura a comisario europeo de la Justicia, Libertad y Seguridad por haber dicho simplemente: “Como católico considero la homosexualidad un pecado…”

Otro ejemplo de testimonio pagado caro proviene de la Corte de Apelación de París, que confirmó la sentencia del Tribunal francés que condenó a la honorable Christine Boutin, presidenta del partido Cristiano Democrático, a una sanción de 5.000 € por haber definido las relaciones homosexuales recurriendo a las palabras de la Sagrada Escritura. Después tuvo que pagar una indemnización de otros 2.000 € a las Asociaciones de la órbita LGTB que se presentados como parte lesa. 

Clarificadora fue la declaración de la honorable: “Nunca he condenado a ningún homosexual. Lo que es un abominio es la homosexualidad, no la persona homosexual. El pecado no es nunca aceptable, pero el pecador debe ser acogido siempre.”. La condena, sin embargo, llegó puntual y fue motivada como “incitación pública al odio y a la violencia”. ¿Pero entonces, somos o no somos perseguidos nosotros los católicos por ser católicos? ¿No vale la pena hablar de ello y comprender cómo comportarse?

Está claro que, en este caso, se comportaron mejor dos políticos que el Papa, que se negó a dar testimonio, ¡aunque para él no habría habido ciertamente consecuencias! Evidentemente lo decidió así para agradar a la mayoría. ¡Es posible entonces que nadie se dé cuenta de que nos encontramos en plena cristianofobia! ¡Más que homofobia! ¡Aquí es dañada al libertad de profesar la religión católica y a este paso volverá el tiempo de las catacumbas!

¿Por qué no recordar a los católicos las fuentes bíblicas sobre el tema? Al menos se sabría cómo contestar. A propósito de Sodoma y Gomorra (Gén 19, 1-29), en la Biblia se habla explícitamente de “pasiones infames”, “contra natura”, de “actos ignominiosos” y de “extravío” (Rom 1, 24-27), y se especifica que los “sodomitas” no heredarán el Reino de Dios (I Cor 6, 9-10). También el nuevo catecismo de la Iglesia Católica define expresamente las “relaciones homosexuales” como “graves depravaciones”, “actos intrínsecamente desordenados” y “contrarios a la ley natural, que no deben aprobarse en ningún caso” (n. 2357).

¡Sin embargo, sobre este tema delicado, el Papa no ha dado ni siquiera una apariencia de “respuesta-verdad”! Y advertirlo y decirlo es tomar conciencia de la verdad que no debe esconderse.

Sincretismo

El Islam y su invasión

Basta referirse al relativismo de valores y nos damos cuenta de que las exhortaciones del papa Francisco han profanado el cristianismo y han provocado la profanación de las iglesias legitimando el islam como religión en un nivel de paridad con la nuestra, aunque el Dios de los musulmanes no es el Padre Nuestro como también afirmaba el p. Barsotti. El Papa ha instituido ceremonias interreligiosas islamo-católicas en las que sacerdotes e imanes se alternan en el altar rezando indiferentemente a Dios Padre y a Alá, evocando a Jesús y a Mahoma como si fueran santos hombres, lo que humilla al Verbo Encarnado y exalta a Mahoma.

¿Por qué nuestros párrocos callan sobre estos comportamientos que, si no son explicados, se convierten en enseñanzas?

La escena del papa Francisco con los luteranos

Lo que sucedió el pasado 31 de octubre en Lund, en el encuentro ecuménico entre el papa Francisco y los representantes de la Federación Luterana Mundial, parece acreditar una nueva religión que no se sabe adónde irá a parar… Se preparan quizá los templos para la Religión global o mundial, otro abominio sobre el cual parece soplar el hálito papal como se evidencia de las palabras pronunciadas: “Ha resonado la exigencia de un camino común que lleve a católicos y luteranos del conflicto a la comunión”.

De las homilías del Papa y del pastor Martin Junge, secretario de la Federación Luterana, ha salido que católicos y luteranos serían “ramas secas” de un único árbol que no da fruto a causa de la separación de 500 años (1517). Si la falta de fruto es verdadera para la “rama seca” del luteranismo, ¿cómo se puede osar decirlo del árbol fructífero del que aquella “rama seca” se arrancó?

Es verdad que los países nórdicos están gravemente en crisis. En Suecia, patria del multiculturalismo y de los derechos homosexuales, sólo hay un 2% de luteranos practicantes, mientras que el 10% de la población practica la religión islámica. ¿Qué comunión augura el Papa? ¡Se debería más bien preocupar de las “grietas” profundas de su rebaño y que no son pocas ni leves! Estamos en plena crisis de autodemolición, no ciertamente por la separación de los luteranos, sino por el abandono de la Tradición, de la práctica católica en un proceso de secularización y modernismo verdaderamente galopantes. Pero, ¿a quién vamos a abrazar?

Ha sido dicho también por el Papa: “Lo que nos une es mucho más de lo que nos divide”. ¡Es falso afirmar esto! ¿Pero por qué nadie lo dice?

Hay un único sacramento que reconocen los luteranos y es el Bautismo, pero ni esto nos une porque, para nosotros católicos, quita el pecado original, pero para los luteranos no puede cancelarlo por cuanto consideran que la naturaleza humana está tan radicalmente corrompida que el pecado resulta invencible. ¿Entonces qué ha soñado decir el papa Francisco? ¿Cuántas informaciones incorrectas han sido difundidas por él entre cristianos de buena fe? El papa Francisco quiere quizá cambiar el pensamiento de Lutero, que considera al hombre incapaz de bien y que no puede sino pecar y abandonarse a la Misericordia divina en una lógica de rigurosa predestinación de elegidos y condenados, que no es ciertamente la fe de nosotros católicos.

Recordemos que los luteranos se fundan en la sola Escritura. Nosotros, católicos, nos fundamos en la Revelación divina contenida en la Sagrada Escritura y en la Tradición, que por el contrario los luteranos no aceptan. Ellos creen en una relación directa con Dios, sin mediaciones. Y con el principio del libre examen encaran la Sagrada Escritura; de ello deriva obviamente el individualismo y el relativismo contemporáneo que socavan también nuestra formación católica. Véanse las diferentes afirmaciones de sacerdotes, obispos y ahora también el Papa… cada uno por su lado.

Debe ser recordado además que Lutero niega totalmente a la Iglesia y al mismo Papa, que considera un “apóstol de Satanás” o incluso un “Anticristo”. Si los luteranos odian sobre todo al Papa y a la Misa, si niegan el carácter de sacrificio y la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y en la Sangre de Jesucristo, ¿qué tipo de comunión podemos esperar con ellos? Y por el contrario… nadie en el mundo católico comenta estas salidas de Bergoglio. ¿A dónde quiere ir a parar este Papa con su proyecto de comunión luterana? Digámoslo claro y alto, al menos entre nosotros, y tomemos distancia… ¿Por qué, decidme, permanecen callados? Todavía no lo he entendido.

Para concluir, quiero hablar de un signo importante: la víspera del encuentro en Lund, esto es, de la oración ecuménica común en la catedral luterana, el pasado 30 de octubre, en el corazón de Italia y de la cristiandad, en Nursia, se derrumban los ladrillos simbólicos de la cristiandad: todas las iglesias de la zona, comprendida la catedral del protector de la Europa cristiana, San Benito.

Y ahora decidme vosotros si es correcto, espiritual y teológicamente correcto, que un Papa católico haya firmado una Declaración común en la que expresa “gratitud por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma” y “deploración por la ruptura de la unidad de la Iglesia”

Si no me equivoco, la historia nos dice que la ruptura fue producida por Lutero y la Iglesia abrió precisamente por esto un Concilio, el de Trento (1545-1563), con el fin de responder a las herejías de los luteranos y con la intención, de resultado vano, de llamarlos de nuevo a la verdadera Iglesia.

R.Gh.

Cuando la corrección pública se hace urgente y necesaria (Roberto de Mattei)





¿Se puede corregir públicamente a un papa por un comportamiento reprensible? ¿O debe, por el contrario, ser la actitud de un fiel la obediencia incondicional, hasta el punto de justificar toda palabra o gesto del Pontífice, aunque sea abiertamente escandalosa? Según algunos, como el vaticanista Andrea Tornielli, es posible manifestar cara a cara al Papa la disconformidad, pero sin manifestarla públicamente.

Con todo, esta tesis contiene una importante admisión. El Papa no es infalible sino cuando habla ex cathedra. De lo contrario no sería lícito disentir ni siquiera en privado, y no quedaría otra alternativa que la del silencio religioso. Por el contrario, el Papa, que no es Cristo, sino sólo su representante en la Tierra, puede pecar y equivocarse.

Ahora bien, ¿es cierto que sólo se lo puede corregir en privado y nunca en público? Para responder a esta pregunta, es importante recordar el ejemplo histórico por excelencia, el que nos presenta la regla de oro del comportamiento. El llamado incidente de Antioquía.

San Pablo lo recuerda en estos términos en su epístola a los Gálatas, escrita probablemente entre los años 54 y 57. "[…] Viendo que a mí me había sido encomendado el evangelizar a los incircuncisos, así como a Pedro la evangelización de los circuncisos –pues el que dio fuerza a Pedro para el apostolado de los circuncisos me la dio también a mí para el apostolado de los gentiles–, y reconociendo la gracia que me fue dada, Santiago, Cefas y Juan, que eran reputados como columnas, nos dieron la mano a mí y a Bernabé,  en señal de comunión, para que nosotros fuésemos a los gentiles y ellos, en cambio, a los de la circuncisión" (Gal 2, 7-9) [...] "Cuando Cefas (nombre arameo con el que era conocido San Pedro) vino a Antioquía, le resistí cara a cara, por ser digno de reprensión. Pues él, antes que viniesen ciertos hombres de parte de Santiago, comía con los gentiles; mas cuando llegaron aquellos se retraía y se apartaba, por temor a los que eran de la circuncisión. Y los otros judíos incurrieron con él en la misma hipocresía, tanto que hasta Bernabé se dejó arrastrar por la simulación de ellos. Mas cuando yo vi que no andaban rectamente, conforme a la verdad del Evangelio, dije a Cefas en presencia de todos: 'Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como los judíos, ¿cómo obligas a los gentiles a vivir como judíos?' " (Gal 2, 11-14).

Por miedo a herir la susceptibilidad de los judíos, San Pedro favorecía con su comportamiento la postura de los judaizantes, que creían que a todos los conversos al cristianismo se les debían aplicar la circuncisión y otras disposiciones de la ley mosaica.

San Pablo dice que San Pedro había errado manifiestamente, y por eso lo resistió cara a cara, o sea en público, para que Pedro no causara escándalo en la Iglesia sobre la que ejercía la autoridad suprema. Pedro aceptó la corrección de San Pablo, reconociendo su error con humildad

Santo Tomás de Aquino habla de este episodio en muchas de sus obrasObserva ante todo que «el Apóstol de los Gentiles se enfrentó a San Pedro en cuanto al ejercicio de su autoridad, no en cuanto a su autoridad para gobernar» (Super Epistolam ad Galatas lectura, n. 77). San Pablo reconocía en San Pedro al jefe de la Iglesia, pero consideró legítimo resistirle dada la gravedad de la cuestión, que afectaba la salvación de las almas. «La manera de amonestar fue adecuada, porque fue público y manifiesto» (Super Epistolam ad Galatas, n. 84). 

Este episodio, observa también el Doctor Angélico, contiene enseñanzas tanto para los superiores como sus subalternos: «A los superiores se les dio ejemplo de humildad para que acepten las amonestaciones de sus inferiores y súbditos; y asimismo, a los súbditos se les dio ejemplo de celo y libertad para que no tengan temor de corregir a sus superiores, sobre todo cuando la falta por la que se corrige es pública y redunda en peligro para muchos» (Super Epistulam ad Galatas, n. 77).

En Antioquía, San Pedro demostró una gran humildad, y San Pablo una ardiente caridad. El Apóstol de los Gentiles no sólo fue justo, sino también misericordioso. La amonestación a los pecadores se cuenta entre las obras de misericordia espiritual, conocida por los moralistas como corrección fraterna. Se hace en privado si el pecado es privado, y en público si éste es público. 

El propio Jesús indicó cómo hacerla. «Si tu hermano peca contra ti, repréndelo entre tú y él solo; si te escucha habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo un hombre o dos, para que por boca de dos testigos o tres conste toda palabra. Si a ellos no escucha, dilo a la Iglesia. Y si no escucha tampoco a la Iglesia, sea para tí como un pagano y como un publicano. En verdad os digo, todo lo que atareis sobre la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desatareis sobre la tierra será desatado en el cielo» (Mat 18, 15-18). 

Cabe suponer que después de haber intentado convencer a San Pedro en privado, San Pablo no dudó en amonestarlo públicamente, pero –dice Santo Tomás– «como San Pedro había pecado ante todos, era necesario amonestarlo delante de todos» (In 4 Sententiarum, Dist. 19, q. 2, a. 3, tr. it., ESD, Bologna 1999).

La corrección fraterna, como enseñan los teólogos, no es un precepto opcional, sino obligatorio, sobre todo en el caso de quienes ejercen cargos de responsabilidad en la Iglesia, porque emana del derecho natural y el derecho positivo divino (Dictionnaire de Théologie Catholique,vol. III, col. 1908). 

La amonestación puede ser también de los inferiores a sus superiores, e incluso de los seglares a los prelados. A la pregunta sobre si hay obligación de reprender públicamente al superior, Santo Tomás responde afirmativamente en su Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, señalando no obstante que siempre se debe obrar con sumo respeto. Por eso, «los subalternos no corrigen a sus superiores en presencia de todos, sino con humildad y en privado, salvo que exista un peligro para la fe; en ese caso, el superior se haría de hecho inferior, en caso de caer en la infidelidad, y el inferior superior» (In 4 Sententiarum, Dist. 19, q. 2, a. 2).

El Doctor Angélico se expresa en los mismos términos en la Suma Teológica: «[…] En caso de peligro próximo para la fe, los inferiores deben reprender a los superiores, incluso públicamente. Así pues, San Pablo, que estaba sujeto a San Pedro, lo reprendió públicamente con motivo de un peligro inminente de escándalo en materia de fe. Y, como dice el comentario de San Agustín, el propio San Pedro dio ejemplo a los que ejercen autoridad para que, en caso de apartarse del buen camino, no rechacen, considerándola indebida, una corrección hecha por sus súbditos (ad Gal. 2, 14)» (Summa Theologiae, II-IIae, 33, 4, 2).

Retomando el pensamiento de los Padres y Doctores de la Iglesia, Cornelio a Lapide escribe: «[…] Los superiores pueden ser amonestados con humildad y caridad por sus inferiores al objeto de defender la verdad. Esto es lo que declaran, basándose en este pasaje [Gal. 2, 11], San Agustín (Epist. 19), San Cipriano, San Gregorio, Santo Tomás y otros arriba citados

Enseñan claramente que, a pesar de ser superior, San Pedro fue reprendido por San Pablo […]. Con razón, pues, dijo San Gregorio (Homil. 18 in Ezech.): “Pedro calló a fin de que, siendo el primero en la jerarquía apostólica, fuese también el primero en la humildad”. Y San Agustín afirmó (Epis. 19 ad Hienonymum): “Al enseñar que los superiores no deben rechazar las amonestaciones de los inferiores, San Pedro dio a la posteridad un ejemplo más excepcional y santo que el de San Pablo, enseñando que, en la defensa de la verdad, y con caridad, el menor puede tener la audacia de resistir sin temor al mayor”» (Ad Gal. 2, II, in Commentaria in Scripturam Sacram, Vivès, París 1876, tomo XVII).

La corrección fraterna es un acto de caridad. Entre los más graves pecados contra la caridad está el de cisma, que consiste en apartar de la autoridad de la Iglesia o de sus leyes, usos y costumbres. Un papa también puede caer en cisma si divide a la Iglesia, como explica el teólogo Suárez (De schismate in Opera omnia, vol. 12, pp. 733-734 e 736-737) y confirma el cardenal Journet (L’Eglise du Verbe Incarné, Desclée, Brujas 1962, vol. I, p. 596). 

Hoy reina la confusión en la Iglesia. Unos cardenales valientes han anunciado una posible corrección pública del papa Bergoglio, cuyas iniciativas se vuelven más inquietantes y divisivas de día en día.

Su negativa a responder las dudas de los mencionados cardenales con relación al capítulo 8 de la exhortación Amoris laetitia corrobora y fomenta las interpretaciones heréticas y próximas a la herejía en el tema de la comunión para los divorciados vueltos a casar

Favorecida de este modo, la confusión crea tensiones y luchas internas, es decir una situación de oposición religiosa que es preludio del cisma. La corrección pública se hace más urgente y necesaria.

Roberto de Mattei

(Traducido por J.E.F)

miércoles, 22 de febrero de 2017

Matrimonio y divorcio. El general de los jesuitas: "También hay que reinterpretar a Jesús" (Sandro Magister)

Arturo Sosa, prepósito general de los jesuitas, a la izquierda

FUENTE: SETTIMO CIELO
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Increíble, pero cierto. En el capítulo ocho de "Amoris laetitia", el más espinoso y controvertido, ese en el que el Papa Francisco parece "abrir" a las segundas nupcias con el precedente cónyuge aún vivo, no se citan las palabras de Jesús sobre el matrimonio y el divorcio referidas en el capítulo 19 del Evangelio según Mateo:
«Se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: "¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?". Él les respondió: "¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: 'Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne'? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre". Ellos insistieron: "¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?". Él les contestó: "Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer -no hablo de unión ilegítima- y se casa con otra, comete adulterio"».
Es una ausencia que deja estupefactos. Como también ha causado estupor el silencio de Francisco sobre la misma cuestión en otras dos ocasiones.
La primera se remonta al 4 de octubre de 2015. Era el domingo de inicio de la segunda y última sesión del sínodo sobre la familia. Y precisamente ese día, en todas las iglesias católicas de rito latino, una de las lecturas de la misa era el pasaje del Evangelio de Marcos (10, 2-9) paralelo al de Mateo 19, 2-12.
Durante el Angelus el Papa no hizo ninguna referencia a ese pasaje del Evangelio, a pesar de su extraordinaria pertinencia con las cuestiones debatidas en el sínodo.
Y lo mismo ocurrió el pasado 12 de febrero, con otro pasaje análogo del Evangelio de Mateo (5, 11-12), leído en toda la Iglesia. También esta vez, durante el Angelus, Francisco evitó citarlo y comentarlo.
¿Por qué este silencio tan insistente del Papa acerca de unas palabras de Jesús tan inequívocas?
Una idea de respuesta se puede encontrar en la entrevista que el nuevo superior general de la Compañía de Jesús, el venezolano Arturo Sosa Abascal, muy cercano a Jorge Mario Bergoglio, ha concedido al vaticanista suizo Giuseppe Rusconi para el blog Rossoporpora y el "Giornale del Popolo" de Lugano.
He aquí algunos de los pasajes más pertinentes al caso. Huelgan los comentarios.
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P. – El cardenal Gerhard L. Müller, prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, ha dicho a propósito del matrimonio que las palabras de Jesús son muy claras y que "ningún poder en el cielo y en la tierra, ni un ángel ni el Papa, ni un concilio ni una ley de los obispos, tiene la facultad de modificarlas".
R. – Antes que nada sería necesario comenzar una buena reflexión sobre lo que verdaderamente dijo Jesús. En esa época nadie tenía una grabadora para registrar sus palabras. Lo que se sabe es que las palabras de Jesús hay que ponerlas en contexto, están expresadas con un lenguaje, en un ambiente concreto, están dirigidas a alguien determinado.
P. – Pero entonces, si hay que examinar todas las palabras de Jesús y reconducirlas a su contexto histórico significa que no tienen un valor absoluto.
R. – En el último siglo han surgido en la Iglesia muchos estudios que intentan entender exactamente qué quería decir Jesús... Esto no es relativismo, pero certifica que la palabra es relativa, el Evangelio está escrito por seres humanos, está aceptado por la Iglesia que, a su vez, está formada por seres humanos… ¡Por lo tanto, es verdad que nadie puede cambiar la palabra de Jesús, pero es necesario saber cuál ha sido [esa palabra]!
P. – Entonces, ¿también es discutible la afirmación en Mateo 19, 3-6: "Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre"?
R. – Me identifico con lo que dice el Papa Francisco. No se pone en duda, se pone en discernimiento…
P. – Pero el discernimiento es valoración, es elección entre distintas opciones. Ya no hay la obligación de seguir una única interpretación…
R. – No, la obligación existe siempre, pero de seguir los resultados del discernimiento.
P. – Pero la decisión final se funda sobre un juicio en relación a distintas hipótesis. Por lo tanto, toma en consideración también la hipótesis de que la frase "pues lo que Dios ha unido…" no sea exactamente como aparece. En resumen, pone en duda la palabra de Jesús.
R. – No la palabra de Jesús, sino la palabra de Jesús tal como nosotros la hemos interpretado. El discernimiento no elige entre distintas hipótesis, pero se pone a la escucha del Espíritu Santo que, como Jesús prometió, nos ayuda a entender los signos de la presencia de Dios en la historia humana.
P. - Pero, ¿cómo se discierne?
R. – El Papa Francisco discierne siguiendo a San Ignacio, como toda la Compañía de Jesús: hay que buscar y encontrar la voluntad de Dios, decía San Ignacio. No es una búsqueda en broma. El discernimiento lleva a una decisión: no se debe sólo valorar, sino que hay que decidir.
P. – ¿Y quién debe decidir?
R. – La Iglesia ha confirmado siempre la prioridad de la conciencia personal.
P. – Por lo tanto, si la conciencia, después del discernimiento, me dice que puedo hacer la comunión aunque la norma no lo prevea…
R. – La Iglesia se ha desarrollado a lo largo de los siglos, no es un pedazo de hormigón. Nació, ha aprendido, ha cambiado. Por esto se hacen los concilios ecuménicos, para intentar centrar los desarrollos de la doctrina. Doctrina es una palabra que no me gusta mucho, lleva consigo la imagen de la dureza de la piedra. En cambio la realidad humana es mucho más difuminada, no es nunca blanca o negra, está en un desarrollo continuo.
P. – Me parece entender que para usted la praxis del discernimiento tiene prioridad sobre la doctrina.
R. – Sí, pero la doctrina forma parte del discernimiento. Un verdadero discernimento no puede prescindir de la doctrina.
P. – Pero puede llegar a conclusiones distintas a la doctrina.
R. – Esto sí, porque la doctrina no sustituye al discernimiento, como tampoco al Espíritu Santo.
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En realidad, hay exegetas católicos que han interpretado las palabras de Jesús sobre matrimonio y divorcio como una admisión del repudio y las segundas nupcias.
Es el caso del monje camaldulense Guido Innocenzo Gargano, biblista y patrólogo de renombre, docente en las pontificias universidades Gregoriana y Urbaniana.
Su exégesis ha sido publicada íntegramente en www.chiesa el 16 de enero de 2015:

> Para los "duros de corazón" vale siempre la ley de Moisés
Es una exégesis que, es obvio, puede no ser compartida y de hecho ha sido contestada desde la raíz.
Pero tiene el valor de la transparencia y la "parresía", que falta en quienes cambian las palabras de Jesús sin manifestarlo y sin dar razón de ello.
(Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España)

NOTA: Puede leerse también lo que dice Catholicvs, en su Blog, comentando esta entrevista, de contenido tan heterodoxo.