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martes, 4 de agosto de 2015

Último día de viaje del Papa en Paraguay (3 de 3) LA SANTA MISA, SACRIFICIO DE CRISTO EN LA CRUZ


Dice el santo Padre que "por muchas Misas de domingo ..."  ¡precisamente hoy día, en que el número de cristianos que van a Misa brilla por su ausencia!  Tal vez esa expresión hubiese tenido algún sentido hace cincuenta años cuando las Iglesias se llenaban de gente los domingos. Hoy, todos lo sabemos muy bien, no es el caso. Los cristianos, particularmente los jóvenes, han abandonado la Misa, siendo muy pocos los que aún siguen asistiendo a Misa los domingos. ¿Si estos pocos dejaran de acudir los domingos a la santa Misa serían, entonces, más solidarios? 


Sí, ya sé que el Papa no ha dicho eso ... pero al hablar del modo en que lo ha hecho, la Misa ha quedado mal parada y reducida a algo accesorio y banal, de lo que -en cierto modo- puede prescindirse ...  ¡siempre que se sea solidario! 


Con todos mis respetos -sinceros- para el santo Padre, pienso que ha cometido un error citando la santa Misa en esos términos (no entro en sus intenciones que doy por supuesto que son buenas). Era algo innecesario, y no venía a cuento el nombrar la santa Misa en ese contexto pues ello da lugar a un mensaje ambiguo con diversas interpretaciones, lo que no es bueno; desde luego no es así como hablaría Jesucristo. 


Porque, además -para colmo, y esto es una lástima- son muy pocos -y cada vez menos- los católicos que conocen el significado esencial de la Misa como lo que realmente es, a saber, el mismo Sacrificio de Cristo en la Cruz. 


El carácter sacrificial de la santa Misa, que le es esencial, es prácticamente desconocido por una inmensa cantidad de católicos, que no conocen su propia fe. El Sacrificio de Cristo que tiene lugar en cada Misa no es un nuevo Sacrificio, pues "Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más" (Rom 6, 9). 


Cristo murió una única vez; pero, y esto es lo que muchísimos cristianos desconocen, en la santa Misa tiene lugar, se hace presente el mismo y único Sacrificio de Cristo en la Cruz. No es ningún recuerdo de algo que pasó. 


Hay un Sacrificio real de Jesucristo; no es que Cristo muera de nuevo en cada Misa (¡sabemos que Cristo murió una sola vez y ya no muere más!). No es eso, sino que lo que ocurrió allí y entonces de modo cruento (con derramamiento de sangre), está teniendo lugar aquí y ahora, de modo incruento (sin derramamiento de sangre). El mismo y único Sacrificio de Cristo en la Cruz que ocurrió allí y entonces está teniendo lugar (el mismo, que no otro) aquí y ahora: se actualiza, se hace presente.


Esta "actualización" no se trata de un recuerdo de lo que allí pasó.  En la santa Misa asistimos a la Pasión y Muerte del Señor, no en memoria, ni en figura, ni en recuerdo sino "in re", real y verdaderamente Esto es una verdad de fe. No tenemos más que leer el Catecismo [o bien el Catecismo de la Iglesia Católica: CIC números 1356, 1357; 1362 a 1368; o bien el Catecismo Mayor de san Pío X o el del Concilio de Trento]


Como Señor que es del espacio y del tiempo, sólo Él puede atravesar esas fronteras espacio temporales. Y así cuando se celebra la santa Misa, en un determinado lugar y momento actuales, en ella está ocurriendo realmente y exactamente (aunque de modo incruento) la misma Pasión y Muerte del Señor que tuvo lugar en el pasado y en otro lugar de la Tierra. 


Él tiene ese Poder para hacerlo, pues es Dios; y nosotros, en la santa Misa, tenemos la posibilidad (que se nos ha concedido por pura gracia) de asociarnos y unirnos "in re" a su Sacrificio, si estamos en estado de gracia, padeciendo verdaderamente con Él y en Él, haciéndonos así corredentores con Cristo y salvando al mundo de sus pecados, incluidos los nuestros, por supuesto.




[Hablar de este tema nos llevaría al gran misterio del Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia, cuya Cabeza invisible es el propio Jesucristo y nosotros somos sus miembros. Y en un cuerpo todo lo que le ocurre a cualquier miembro es experimentado por todos los miembros de ese cuerpo como suyo propio. Esa es la razón por la que san Pablo podía decir:   "Ahora me alegro en los padecimientos por vosotros y completo en mi carne lo que falta a la Pasión de Cristo en su Cuerpo, que es la Iglesia" (Col 1, 24).  ]


Si Cristo, siendo el Justo entre los justos, padeció y murió por unos pecados que no había cometido -y lo hizo para salvarnos- ¿qué cosa más normal que también nosotros, unidos a Él, padezcamos y muramos por unos pecados que sí que hemos cometido?. Anterior a su venida, estos sufrimientos de los justos no servían de mucho, pues las puertas del Cielo estaban cerradas, debido al pecado de nuestros primeros padres. Pero una vez que el nuevo Adán, Jesús, vino al mundo y dio su vida por nosotros, el pecado quedó destruido. Y fuimos redimidos: "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" (Rom 5, 20).


No debemos olvidar, sin embargo, que esa redención objetiva del pecado, gracias al Amor de Jesucristo, que afecta a todos los hombres, debe transformarse en redención subjetiva en cada uno de nosotros, mediante un acto libre y consciente de fe por nuestra parte; y haciendo realidad, en nuestra vida, su propia Vida. En el Amor son dos los que cuentan: Dios y cada uno de nosotros. Él ya ha puesto su parte y la sigue poniendo en cada instante. Ahora nos toca a nosotros responder como conviene para hacer posible esa Salvación que Jesús vino a traernos.

Si bien es cierto que dijo Jesús: "Sin Mí no podéis hacer nada" (Jn 15, 5); de modo que la tarea de la salvación nos parecería -y sería, de hecho- imposible, también son ciertas las palabras de san Pablo: "Todo lo puedo en Aquél que me conforta" (Fil 4, 13). Solos no podemos; está fuera de nuestro alcance. Es algo sobrenatural. Pero, unidos a Él, podemos tener la plena confianza de que jamás nos dejará si nosotros no queremos.


Como tantas veces he repetido en este blog, Dios no salvará a nadie que no quiera ser salvado, es decir, que no ponga los medios que Él ha dispuesto para que podamos ser salvos. Y así, según sea el uso que hagamos de la libertad que Dios nos ha dado, puesto que su voluntad de salvarnos es clara y manifiesta, depende enteramente de nosotros el salvarnos, aunque tal salvación nos sea concedida por Él. 

De manera que -y esta es la idea clave- el que no está unido a Cristo, por mucha que sea la "solidaridad" que diga tener para con los demás, eso no le va a servir de nada: "Aunque repartiera todos mis bienes en alimentos ... si no tengo caridad de nada me sirve" (1 Cor 13, 3). 


Una "solidaridad" sin caridad suele ser, casi siempre, una pura farsa. Sería, en el mejor de los casos, simple filantropía; y se quedaría en el terreno de lo meramente humano. Pero el que está unido a Jesucristo, por la fe y el amor, ese sí que tiene la capacidad de ayudar a los demás (dándole a la palabra ayudar su pleno sentido). ¿Por qué? Pues, porque en Cristo -y sólo en Cristo- los demás no nos son extraños, sino que son verdaderamente nuestros hermanos, hijos de un mismo Padre. Unidos a Jesús, nos hacemos realmente, por pura gracia, hijos de Dios, "hijos en el Hijo" y, por lo tanto, hermanos.


Pues bien: es en la santa Misa donde se lleva a cabo esa unión con Jesucristo, al participar de los méritos de la Pasión y de la Muerte del Señor. Los demás son, entonces (y sólo entonces) nuestros verdaderos hermanos en Cristo; y nos convertimos así en corredentores con Jesucristo para salvar al mundo. En la santa Misa el Espíritu de Jesús, que es el Espíritu Santo, nos une en un solo cuerpo: el Cuerpo Místico de Cristo. Conservando cada uno su personalidad, es capaz de amar a todos y de ayudarles de verdad, porque dándoles a Jesús les está dando lo más hermoso y lo más grande que podría darles. 


Esa sí que es la "solidaridad" verdadera, a saber la "solidaridad" cristiana que es, en definiva, la caridad cristiana, hecha posible gracias a la santa Misa. De ahí la enorme y vital importancia del sacrificio de la Misa, como muestra del mayor amor posible cual es el de dar la vida, tal y como hizo Jesús. 


Y de ahí la inconsistencia o la imprudencia - si se quiere- de la frase papal: "Por más Misa de los domingos, si no tienes un corazón solidario..."  ¡Pues, con todo el respeto del mundo, Su Santidad, va a ser que no! Si nos quitan la Misa, nos quitan a Jesús. Y entonces, ¿qué me importan a mí los demás? ¿Qué son los demás para mí? Absolutamente nada ... que es lo que está ocurriendo hoy en día en casi todo el mundo, porque la gente, en masa, influida por los medios de comunicación, está cayendo, cada vez más, en la apostasía y en el rechazo de Dios. 


Está más que demostrado por la historia: cuando el hombre se olvida de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, se vuelve inhumano.

José Martí

El Santo Sacrificio de la Misa (Catecismo Mayor de san Pío X)



DEL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA 



652.- ¿Es la Eucaristía solamente sacramento? 


- La Eucaristía, además de sacramento, es también el sacrificio perenne de la nueva ley dejado por Jesucristo a su Iglesia para ser ofrecido a Dios por mano de los sacerdotes.

653.- ¿En qué consiste en general el sacrificio? 

- El sacrificio en general consiste en ofrecer una cosa sensible a Dios y destruirla de alguna manera en reconocimiento de su supremo dominio sobre nosotros y sobre todas las cosas.

654.- ¿Cómo se llama este sacrificio de la nueva ley? 

- Este sacrificio de la nueva ley se llama la santa Misa.

655.- ¿Qué es, pues, la santa Misa? 

- La santa Misa es el Sacrificio del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, que se ofrece sobre nuestros altares bajo las especies de pan y de vino en memoria del sacrificio de la Cruz.

656.- ¿Es el sacrificio de la Misa el mismo de la Cruz? 

- El sacrificio de la Misa es sustancialmente el mismo de la Cruz, en cuanto el mismo Jesucristo que se ofreció en la Cruz es el que se ofrece por manos de los sacerdotes, sus ministros, sobre nuestros altares; mas, cuanto al modo con que se ofrece, el sacrificio de la Misa difiere del sacrificio de la Cruz, si bien guarda con éste la más íntima relación.

657.- ¿Qué diferencia y relación hay, por consiguiente, entre el sacrificio de la Misa y el de la Cruz? 

- Entre el sacrificio de al Misa y el de la Cruz hay esta diferencia y relación: que en la Cruz, Jesucristo se ofreció derramando su sangre y mereciendo por nosotros, mientras en nuestros altares se sacrifica Él mismo sin derramamiento de sangre y nos aplica los frutos de su pasión y muerte.

658.- ¿Qué otra relación guarda el sacrificio de la Misa con el de la Cruz? 

- La otra relación que guarda el sacrificio de la Misa con el de la Cruz es que el sacrificio de la Misa representa de un modo sensible el derramamiento de la sangre de Jesucristo en la Cruz; porque, en virtud de las palabras de la consagración, se hace presente bajo las especies del pan sólo el Cuerpo, y bajo las especies del vino sólo la Sangre de nuestro Redentor; si bien, por natural concomitancia y por la unión hipostática, está presente bajo cada una de las especies Jesucristo vivo y verdadero.

659.- ¿Es el sacrificio de la Cruz el único sacrificio de la nueva ley? 

- El sacrificio de la Cruz es el único sacrificio de la nueva ley, en cuanto por él aplacó el Señor la divina justicia, adquirió todos los merecimientos necesarios para salvarnos, y así consumó de su parte nuestra redención. Más estos merecimientos nos los aplica por los medios instituidos por Él en la Iglesia, entre los cuales está el santo sacrificio de la Misa.

660.- ¿Para qué fines se ofrece, pues, la Santa Misa? 

-El sacrificio de la Santa Misa se ofrece a Dios para cuatro fines: 

1º Para honrarle como conviene, y por esto se llama latréutico; 2º para agradecerle sus beneficios, y por esto se llama eucarístico; 3º para aplacarle, para darle alguna satisfacción de nuestros pecados y para ofrecerle sufragios por las almas del purgatorio, por lo cual se llama propiciatorio; 4º para alcanzar todas las gracias que nos son necesarias, y por esto se llama impetratorio. 

661.- ¿Quién es el que ofrece a Dios el sacrificio de la santa Misa? 

- El primero y principal oferente de la santa Misa es Jesucristo, y el sacerdote es el ministro que en nombre de Jesucristo ofrece el mismo sacrificio al eterno Padre.

662.- ¿Quién instituyó el sacrificio de la santa Misa? 

El sacrificio de la santa Misa lo instituyó el mismo Jesucristo cuando instituyó el sacramento de la Eucaristía y dijo que se hiciese en memoria de su pasión. 

663.- ¿A quién se ofrece la santa Misa?

- La santa Misa se ofrece a solo Dios.

664.- Si la santa Misa se ofrece a solo Dios, ¿por qué se celebran tantas Misas en honor de la Santísima Virgen y de los Santos? 

- La Misa que se celebra en honor de la Santísima Virgen y de los Santos es siempre un sacrificio ofrecido a solo Dios; se dice, empero, que se celebra en honor de la Santísima Virgen y de los Santos a fin de que Dios sea alabado en ellos por las mercedes que les hizo y nos dé más copiosamente por su intercesión las gracias que nos convienen.

665.- ¿Quien participa de los frutos de la Misa? 

- Toda la Iglesia participa de los frutos de la Misa, pero en particular: 1º., el sacerdote y los que asisten a la Misa, los cuales se consideran unidos al sacerdote; 2º., aquellos por quienes se aplica la Misa, así vivos como difuntos.

sábado, 1 de agosto de 2015

Último día de viaje del Papa en Paraguay (2 de 3) ¿SOLIDARIDAD SIN MISA?


Estaba comentando el pasado lunes, 24 de julio, una frase del papa Francisco el último día de su viaje a Paraguay, aquélla en la que termina diciendo que la fe, sin solidaridad es una fe sin Cristo, es una fe sin Dios, es una fe sin hermanos. Por así decirlo, "demostré", basándome en el Nuevo Testamento y en las verdades que siempre ha enseñado la Iglesia que la virtud por excelencia del cristiano no es la solidaridad sino la caridad .

Pero fue el comienzo de la frase completa el que me sacó de mis casillas y que no comenté en el post aludido, aunque dije que lo haría. Éstas fueron las palabras del Papa: "POR MÁS MISA DE LOS DOMINGOS, si no tienes un corazón solidario, si no sabes lo que pasa en tu pueblo, tu fe es muy débil o es enferma o está muerta (...)"


Bueno, no acabo de entender qué tiene que ver la santa Misa, a la cual se nombra como de paso, sin dar más explicaciones, con la idea de solidaridad. Podría haber sido más explícito, digo yo: aunque ya debería de estar curado de espanto y haberme acostumbrado a sus frases ambiguas, de interpretaciones varias, yo no me habitúo, lo confiesto. 

Si en general, toda persona debe hablar siempre con sencillez y rigor para no dar lugar a posibles malinterpretaciones por parte de quien la escucha, en el caso de nuestro Papa esto adquiere una importancia especial ... y las advertencias del Señor a sus discípulos sobre el particular son muy claras y no ha lugar a ningún tipo de interpretación distinta a lo que se ha dicho:  "Sea, pues, vuestra palabra: 'Sí, sí', 'No, no'. Lo que pasa de esto del Maligno viene" . No hay comentarios.


En esta entrada voy a comentar algo acerca de esa expresión del papa Francisco, cuando dice: "POR MÁS MISA DE LOS DOMINGOS, si no tienes un corazón solidario, ...

  
- De entrada, ir a Misa los domingos es una obligación grave para todo cristiano, hasta el punto de que comete pecado mortal quien falta a Misa los domingos y días de precepto. Cuando eso ha sido impuesto así por la Santa Madre Iglesia que, como tal Madre cuida de sus hijos para que éstos no se desvíen del recto camino, sus razones tendrá, y razones de peso, sin duda alguna. 


La expresión papal utilizada: "por más Misa de los domingos" da lugar a cierta confusión. No dice "por más Misas", lo cual ya sería grave, aun refiriéndose a la Misa diaria, sino que (y ahora sí, de modo explícito), hace referencia nada menos que a la Misa del domingo sabiendo, como sabe, que un cristiano peca gravemente si no va a misa los domingos y días festivos, a menos que haya una causa de tal calibre que lo haga imposible.


Por supuesto, como no podía ser de otra forma, tal expresión fue difundida por todos los medios de comunicación, lo cual añade aún más gravedad al asunto, puesto que llega a un mayor número de personas, con el consiguiente daño.  


¿Por qué hablo de daño? La respuesta es sencilla y creo que la entenderemos con facilidad: a muy poco que se profundice, hablar así de la Misa, sin venir a cuento y sin explicar realmente por qué se dice lo que dice, supone una clara desvalorización de la Santa Misa ... como si el ir a Misa o dejar de ir fuese algo banalEl pueblo cristiano está tan acostumbrado a oír decir aquello de que la misa es un "banquete" que se lo ha tomado "demasiado" en serio ... ¿Qué pasa si no asistes a un banquete? Nada. ¡Pues eso, pero con la Misa!


- ¡Y no es así! La Misa es infinitamente más que un simple banquete.
Dios mismo se hace presente, realmente presente, en la Eucaristía. No es ningún recuerdo. No se hace memoria de algo que ocurrió, sino que es algo que está ocurriendo, de verdad, en ese momento. ¿Es que el papa Francisco da por sentado que los cristianos no creen en la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía? Porque si así fuese (que, por desgracia, lo es en el caso de miles y miles de cristianos) eso sí, precisamente eso, tendría que ser motivo de una gravísima preocupación por parte del Santo Padre, pues los católicos, que forman la Santa Iglesia, están, a día de hoy, confundidos y "abatidos", como "ovejas sin Pastor". 


[Se trata de una realidad que ha ido "in crescendo" desde hace cincuenta años, y cuyo origen se encuentra en el Concilio Vaticano II, un Concilio que, dicho sea de paso, es el único no dogmático sino sólo pastoral y sin embargo es también el único que pretende imponerse "dogmáticamente", incurriendo así en una contradicción. Es más: hay algunos puntos de algunos documentos de este Concilio, precisamente aquellos en los que se está haciendo hincapié, que son bastante conflictivos y ambiguos y que se prestan a diversas interpretaciones, como se ha puesto de manifiesto con el paso del tiempo. Es muy ilustrativa, en este sentido, la lectura del libro "Vaticano II: una explicación pendiente", del cardenal Brunero Gherardini. La Iglesia actual se encuentra en penumbra, por no hablar de oscuridad total, sobre todo en una gran parte de la Jerarquía Eclesiástica. Pero en fin: no es éste el tema que ahora nos ocupa, de modo que continuamos para no perder el ripio] 


- Santo Padre, permítame que le hable con franqueza, como un miembro más del Cuerpo Místico de Cristo: ¡La Misa de los domingos -y cualquier Misa- es más importante que tener un corazón solidario!. Porque, además, en esa expresión así utilizada, se está dando por supuesto, de modo implícito, que la gente que va a Misa los domingos lo hace sólo por cumplir, para "salvarse" ellos solos ... como si el mero hecho de ir a Misa supusiera que son unos insolidarios y que el resto de la gente les importa un pimiento. Confunde Su Santidad -o parece confundir- el "ir a Misa" con la "beatería" hasta el punto de que los que van a Misa, por el simple hecho de ir a Misa, serían, sin más, unos beatos ... Y, lo que es peor, unos hipócritas porque van a Misa y luego son insolidarios con los demás.


¡Eso es emitir un juicio ... y además, condenatorio! ... lo que no casa muy bien con sus palabras de otra ocasión, dirigidas a los gays: ¿Quién soy yo para juzgar?  En el mejor de los casos no deja de ser muy extraño. Yo me pregunto: ¿Por qué no se da la presunción de inocencia "también" a los que van a Misa, sea diariamente o sea sólo los domingos? ¿Por qué se les considera, de entrada, unos hipócritas? ¿Por qué a ellos, precisamente a ellos- tendría que faltarles un corazón "solidario"?  


Y no encuentro una respuesta lógica ... porque no la hay. ¿Que es cierto que hay algunos católicos que van a Misa y que luego son insolidarios? Nadie lo niega. También los hay, y en mayor cantidad, entre los que no van a Misa. Pero para eso está la confesión: de ello tendrán que arrepentirse y confesarse ... Lo que desde luego es falso, a todas luces, es que si son insolidarios, la causa no hay que buscarla en la santa Misa: No se puede juzgar al todo por la parte. (No se puede juzgar a la Iglesia ateniéndose a aquellos cristianos que no viven conforme a su fe). Y no se pueden sacar la consecuencia de que sean las misas de los domingos la causa de su insolidaridad para con los demás ... Sí, ya sé que no es eso lo que ha dicho, pero hay mucha gente que se ha quedado con esa idea (por su falta de claridad al hablar) o, en el mejor de los casos, y esto es indiscutible, se ha quedado con la idea de que el ir o no ir a Misa los domingos es algo que no tiene más trascendencia ... y que lo realmente importante es ser solidario, lo que no es verdad.

Estoy convencido; bueno, sé a ciencia cierta, por la experiencia de las demás ocasiones, de que enseguida habrá muchos que acudirán al consabido "el Papa no ha querido decir eso", "el Papa ha sido malinterpretado", "hay una corriente conservadora que se opone a todo lo que dice el Papa" y otras sandeces por el estilo. 


Todo eso es rizar el rizo. La verdad es la verdad, la diga quien la diga. Y lo mismo ocurre con la mentira que lo es la diga quien la diga. De manera que pueden decir lo que quieran, pero lo cierto y verdad es que el Papa ha dicho lo que ha dicho. Punto. Y nosotros somos libres de usar nuestra razón para opinar acerca de sus palabras. Nuestra fidelidad al Papado es total, pero no a lo que diga cualquier Papa en cualquier momento y menos aún si contradice o da a entrever que contradice la doctrina multisecular de la Iglesia. 


Por supuesto que el Papa no ha dicho, de modo expreso, que la Misa sea algo accesorio y poco importante: ¡Faltaría más! Una declaración formal de ese tipo supondría una herejía y podría ser depuesto como Papa


Pero, puestos a nombrar la Santa Misa, ya que lo ha hecho, ha omitido decir de ella que es la esencia del Cristianismo y que tiene un valor infinitamente mayor que todos los corazones "solidarios" de toda la gente que existe, ha existido y existirá. Ha omitido decir que es Cristo mismo quien se hace realmente presente en la Santa Misa. ¿Y hay algún corazón más "solidario" que el de Jesucristo? ... ¡Y mucho más que solidario!

Hay, además, otra cosa que no me cuadra: para decir que debemos de tener un corazón "solidario" (aunque preferiría que hubiese hablado de caridad en lugar de solidaridad) ¿qué necesidad hay de nombrar la Misa y además, de esa manera, como si se tratase de algo banal? 


Si quien lo oye es católico, o bien se queda extrañado (si tiene las ideas claras) de que el Santo Padre hable así, o bien se queda confundido y escandalizado (si no tiene un verdadero conocimiento de su fe) ... o lo que sería peor, esas palabras dan lugar a que el católico en cuestión tranquilice su conciencia si no va a Misa los domingos: ¡No pasa nada, no hay que darle tanta importancia a lo que no la tiene ... lo realmente importante es ser solidario!. ¿Realmente eso es así?


Y si quien lo oye no es católico, pues ... viva la pepa. ¿Qué más da ser católico o no serlo? ¿Qué necesidad tiene de convertirse al catolicismo? Le basta ser "solidario" y se salvará de modo que puede dormir tranquilo y seguir viviendo como lo ha hecho hasta ahora ... Vamos, ... ¡como si la salvación fuera posible sin la unión con Jesucristo!  Se confunde así el amor cristiano con la "filantropía" o el "altruísmo" que, aunque están bien, se quedan a medio camino, en lo puramente humano, sin tener en cuenta a Jesucristo.


Se olvida también que "es la causa la que hace al mártir": Los cristianos que están siendo masacrados en la actualidad, un día sí y otro también, sin que intervenga ningún Gobierno para impedirlo (de lo cual tendrán que dar cuenta ante Dios, por permitir ese genocidio) están dando su vida por no renegar de Jesucristo, en quien creen con toda su alma, con todas sus fuerzas y con todo su ser, porque aman a Jesús más que a nada en el mundo, más que a su propia vida. Si lo esencial fuese el ser "solidarios", simplemente dirían: No me maten que a partir de ahora voy a ser solidario. Así se salvarían ... ¡Pero no, no es ése el problema!


El amor que un cristiano profesa a los demás -y esto es lo propio y lo específico de un cristiano- no es simple filantropía sino que tiene una razón de ser, que le es esencial; y es que quiere que todos conozcan a Jesús para que sean realmente felices, ya en esta vida. ¿Acaso se puede querer y desear un bien mayor para los demás si no es el que se enamoren perdidamente de Jesucristo? El aspecto material [llamémosle solidaridad o mejor un aspecto de la caridad, que es muy importante], es sólo consecuencia de ese Amor (con mayúsculas), porque en Jesucristo -y sólo en Él y con Él- tiene algún sentido llamar hermanos a los demás e hijos todos de un mismo Padre


Si quitamos a Jesucristo de nuestra vida, nos quedamos sin nada, absolutamente sin nada. Los demás ya no serían mis hermanos. De nuevo, como está ocurriendo en tantos lugares en los que se ha rechazado a Jesús, el hombre sería un lobo para el hombre; y regiría la ley del más fuerte. No habría ley. Sin Jesús, la vida es una pasión inútil, como diría el existencialista Sartre, una persona que vivió amargada.

Por más solidario que se sea con los demás, si no hay una causa para ello, todo acaba en agua de borrajas, cuando no en otras cosas peores (caso de bastantes ONG´s que se quedan con el dinero que, presuntamente, es para los necesitados). El amor cristiano es diferente, es algo completamente distinto a la pretendida solidaridad. El que ama se preocupa de verdad por el otro; el otro le importa y daría su vida por él, que eso -y no otra cosa- es la caridad hacia los demás. Tal actitud es imposible por nuestras solas fuerzas, pero sí lo es en unión con Jesucristo (¡y sólo así!) pues de Él recibimos la gracia que necesitamos para hacer realidad esta misión ... ¡imposible sin la santa Misa! La Misa es esencial para un cristiano que quiera serlo de veras y que ame a Jesucristo. El amor hacia los demás viene solo cuando se ama a Dios.



(Continuará)

viernes, 31 de julio de 2015

Al final a la progresía sólo le queda el odio a los cristianos (Eulogio López)


Se trata de un breve comentario de Eulogio López, director de Hispanidad, en el que se refiere a un artículo que Alfredo Pérez Rubalcaba ha escrito en el País, a día de hoy, 31 de julio de 2015. Su duración es de 2:38 min



jueves, 30 de julio de 2015

Fundamentalismo laicista (Monseñor Munilla)





Este lunes, en el programa Sexto Continente de Radio María, el obispo de San Sebastián hizo referencia a la decisión de los nuevos alcaldes de ciudades españolas como Barcelona, Santiago de Compostela, Zaragoza o Valencia (ahora bajo gobiernos de extrema izquierda con apoyo socialista) de no participar en las misas y otros actos religiosos vinculados a las fiestas patronales.

Esos alcaldes, señaló José Ignacio Munilla, "quieren el cargo público al servicio de su ideología sin ser conscientes de que cuando se es alcalde, o se es de todos o no se es de nadie... Estos cargos públicos cometen un error muy grande, conceptual y de fondo".

La razón, apuntó monseñor Munilla, es que "la fe no es una cuestión privada sino personal, que no es lo mismo. La fe es algo personal, pero un acto personal tiene dimensiones privadas y también públicas".

Esto no lo entienden los citados regidores, "incapaces de entender lo que es una representación institucional. Cuando uno toma posesión de un cargo público, se debe ser alcalde de todos, no solo de los que le han votado, y se tiene que tener capacidad de representación de todos los ciudadanos. De lo contrario hay una incapacidad partidista de ostentar un cargo público”.

Pero "un fundamentalista no es capaz de hacer esto, no es consciente de ese cargo de representación”, lamentó el prelado guipuzcoano: "Son fundamentalistas de tipo laicista incapaces de entender la representación y que de alguna manera llevan su ideología particular y pretenden poner el cargo público al servicio de esa ideología".

Obviamente, la presencia de autoridades públicas no aporta nada desde el punto de vista litúrgico, aclaró monseñor Munilla, pero es “una falta de consideración hacia los católicos de la ciudad”. Y comparó esta actitud con la de los regímenes totalitarios que, por ejemplo, "cercenan la dimensión pública que la fe religiosa tiene en la cultura, en la enseñanza, impidiendo la libertad de los padres para que sus hijos reciban una educación conforme a sus convicciones religiosas”.

Especialistas sin especialidad ( Raad Salam Naaman)



Es éste un artículo sacado del blog al que se ha hecho referencia en el post anterior para que nos hagamos una idea de la profundidad de las ideas y de los conocimientos que sobre el Islam tiene Raad Salam Naaman. 

El blog en cuestión, que está dentro de la página web de Religión en Libertad, tiene por título Desvelando el Islam. Lleva bastantes artículos escritos en su blog desde abril de 2012. El lector interesado tiene la oportunidad de hacer uso del contenido del mismo. Y sin más preámbulos, ahí va el artículo en cuestión (uno entre los muchos que tiene)
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La verdad; el asunto de los presuntos especialistas y expertos en el tema del Islam y los musulmanes, me preocupa muchísimo. Porque con el nacimiento de ISIS en Abril 2014 y el comienzo de la persecución y genocidio cristiano en Irak y Siria, nació un gran número de periodistas y otros presuntos especialistas y expertos en el Islam, en el yihadismo islámico y en las iglesias orientales, dando opiniones, conferencias con afirmaciones ambiguas, confundiendo a la opinión pública, por intereses bizarros.


Todos hemos visto y oído en las tertulias de los medios de comunicación a la mayoría de los periodistas de mi querido país, España, hablando de todo; de política, de economía tanto nacional como internacional, del terrorismo de ETA, del conflicto árabe israelí, de la cultura árabe musulmana, del terrorismo islámico…historia, filosofía, antropología … etc, no solamente dando opiniones sino hablando como expertos

¡Podemos imaginarnos que un médico traumatólogo operando una persona de vesícula! 
No confundamos los términos; periodista, tertuliano y experto o especialista, son términos muy diferentes y algunos invaden el terreno de los otros. 

Lo más indignante es que la mayoría de ellos se presentan en sus tertulias utilizando un Tablet, leyendo trabajos y opiniones de verdaderos especialistas, dando a entender que son sus conclusiones; realmente es una vergüenza. 

He viajado muchísimo por todo el mundo; España es el único país en que sus periodistas saben de todo, expertos en todo y opinan de todo … no son periodistas, son enciclopedias, son auténticas máquinas.


Digo esto al hilo de lo presentado en una de las noches de TV13. Se presentó un “especialista en el Islam, el terrorismo y Al Yihad islámico”, toda la entrevista mareando la perdiz, diciendo lo mismo: que el Islam verdadero no permite la violencia y el asesinato, que no todos los musulmanes son terroristas o yihadistas. Le preguntaron, entonces ¿Quienes son estos que están matando a los cristianos en Irak y Siria, utilizando y aplicando los versos del Corán? Su respuesta fue totalmente tópica, “que estos son grupos al margen del Islam, porque el Islam verdadero no es así”, sin explicar qué o cuál es el Islam verdadero y quienes son los terroristas y los yihadistas islámicos.

Es una indignación lo que sentí escuchando, el día 20 de Mayo de 2015, en la emisora “la Cope”, que hace unos años era mi emisora preferida, en una tertulia de varios periodistas, tratando el tema del terrorismo islámico, ISIS y todo lo que está pasando en Siria y en mí país natal Irak, calificándose entre ellos de especialistas en el Islam, el terrorismo islámico y las iglesias orientales. No es la primera ni la última vez que estos periodistas y otros muchos más comentan, que el verdadero y el buen islam no secuestra, no mata, no decapita, como queriendo dejar a entender que hay dos Islam, uno malo y otro bueno, sin fundamentos, sin explicar 

¿Cuál es el bueno, cuál es el malo y cuál es el feo? Lo que más me llamó la atención en los comentarios de estos periodistas fue la falta de sinceridad y el valor de defender la verdad, debido al miedo a los musulmanes. Me gustaría preguntar a estos periodistas ¿Dónde han adquirido la especialidad y los estudios sobre el Islam y el terrorismo islámico?

Además de los anteriores, a uno de estos periodistas en la misma emisora, al que conozco personalmente y he hablado con él en muchas ocasiones, pero no quiero dar nombres, no por miedo sino por respeto, se manifiesta como especialista en las iglesias orientales, los cristianos perseguidos y al Islam porque, según él, ha ido unas cuantas veces a Egipto para conocer en qué miseria viven los cristianos coptos junto a los musulmanes. Además aduce que tiene un amigo musulmán “moderado”. El mismo periodista, sigue hablando, escribiendo y dando conferencias sobre los cristianos perseguidos, como especialista, manifestando solo lo políticamente correcto, que no todo el Islam es malo ni todos los musulmanes son terroristas, sin explicarlo ni dar a conocer, como periodista por qué o quién está matando a los cristianos en Egipto, Irak, Siria…etc.

Seguramente por miedo al Islam y a los musulmanes: parece ser que los cristianos en estos países se están muriendo solos, nadie les mata, ni el Islam ni los musulmanes son culpables.

Porque sólo en Egipto, entre julio 2011 y julio 2013, cinco mil cristianos fueron asesinados, siete mil heridos graves, cincuenta y seis iglesias bombardeadas y quinientos negocios de cristianos quemados a manos de los musulmanes, cuando estaban los Hermanos Musulmanes en el poder.


Esto me recuerda el año 2003, cuando Bush hijo invadió Irak; en aquel tiempo casi todos los periodistas se manifestaron como especialistas en la historia y la política de Irak. Un día escuché a uno de estos periodistas, hoy día muy conocido, hablando de Irak y Saddam Husein. Según él, puede hablar de Irak con conocimiento de causa porque ha estado en Irak dos veces; una semana cada vez, en los años 1980, invitado por el gobierno iraquí en aquel tiempo.

Por favor, un poco de seriedad ¿Cómo puedes conocer un país, su historia y su cultura, visitándolo dos o tres veces, y sin ni siquiera saber el idioma? 

Por favor, un poco de respeto a los cristianos orientales, a los mártires, a los que han dando su vida derramando su sangre defendiendo su Fe, a los que están esperando en la fila de los mártires que no saben qué futuro les espera, a mi comunidad cristiana, mi gente, mi familia en Irak y en otros zonas de mayoría musulmana. 

Un poco de respeto a los que hemos vivido sufriendo el yugo del Islam y los musulmanes sabiendo cómo son, cómo piensan y cómo actúan; a los que hemos sufrido su maldad, su trato vejatorio y la persecución. 

Un poco de respeto a los especialistas, a los estudiosos, a los que hemos gastado muchos años de nuestra vida investigando el Islam, a los musulmanes, el terrorismo y el yihadismo islámico y las iglesias orientales.

Claro, escuchando a estos periodistas y presuntos expertos y pensándolo bien ¿Cómo se me debería de valorar?

Porque soy de origen iraquí, cristiano católico caldeo practicante, conocedor de mi historia. He vivido con los suníes y los chiíes dentro del Islam. He sufrido, como mi familia, todo tipo de persecución, mal trato y presión por los musulmanes. 

Tengo el doctorado en filología árabe, estudios árabes islámicos y ciencias religiosas, licenciado en económicas, máster en teología y las iglesias orientales, máster en la historia de Mesopotamia y las primeras civilizaciones; no presumo ni quiero presumir de teólogo, ni islamólogo, niarabista, ni orientalista, ni mesopotamólogo. 

Hablo árabe, arameo, español e inglés; entiendo el hebreo antiguo, el copto y las lenguas muertas; no me considero lenguálogo. He estado en Egipto, casi cincuenta veces, un par de veces viviendo más de ocho meses seguidos, allí he hecho un máster en la Ley Islámica (Fiqh) y otro en la teología ortodoxa copta; aprendí la lengua copta, conocí y mantengo hasta hoy en día a muchos amigos, tanto sacerdotes y Obispos coptos como profesores musulmanes; además tengo familiares allí en Egipto, que huyeron de Irak hace ya diez años, pero no me creo un Egiptólogo. 

He viajado por todo el mundo; Europa, Estados unidos, Canadá, países árabes y algunos países africanos, y llevo en España casi veinte años, no profeso como mundólogo, ni tampoco españólogo. 

No me gustan estas calificaciones y adjetivos, pero con todo lo que he leído y he estudiado sobre el Islam, con todo lo que he vivido en mi país natal (Irak) y con el aumento del radicalismo y el fanatismo islámico en la actualidad, soy un sufriólogo, estudioso, investigador y preocupado por el futuro de Europa en general y de España en particular, del Islam y los musulmanes.

Cuando estos periodistas en sus medios de comunicación, hablan del Islam y nos venden la idea de que el Islam es una religión de paz, sin el conocimiento profundo del Islam y sus doctrinas, a veces basándose en buenas intenciones y otras veces en la asesoría de musulmanes sospechosos, están equivocados y nos están confundiendo, no están haciendo justicia a la forma en la que en realidad suceden las cosas, están haciendo un flaco favor a su país y a sus ciudadanos. Tampoco están haciendo ningún favor al Islam y a los musulmanes que viven con nosotros en el Occidente, que tienen la oportunidad de conocer la verdad sobre su culto.

Llevo quince años advirtiendo y reclamando al cielo y sigo, que Europa sufrirá a causa de sus contradicciones y sus medidas vergonzosas frente la amenaza y el crecimiento del Islam y los musulmanes en nuestro territorio, moviéndose entre el “liberalismo- pluralismo” y la alianza progre-izquierdista-musulmana.

Muchos mal llamados periodistas se animan a calificar cualquier y toda crítica del Islam como que proviene de “racistas” o “extremistas de la más rancia derecha”. El racismo es el desprecio a un individuo por pertenecer a una etnia o raza o religión diferente. El etnocentrismo es la actitud de un grupo o raza que valora su propia cultura como superior a las demás culturas

El Islam y su Profeta Muhammad nos define, en el Corán, como las peores de todas las criaturas, y así nos consideran sus eruditos religiosos y clérigos, según dicta (Sura 98:6) “Los que no creen, tanto gente de la escritura como asociadores estarán, eternamente en el fuego. Ésos son lo peor de la creación”. Sin embargo, los musulmanes se muestran orgullosos de su comunidad y sus predicadores, Allah los define en el Corán como los mejores, según (Sura 3:110) “Sois la mejor comunidad humana que jamás se haya suscitado: ordenáis lo que está bien, prohibís lo que está mal y creéis en Dios. Si la gente de la Escritura creyera, les iría mejor. Hay entre ellos Creyentes, pero la mayoría son perversos”

Por lo tanto, siguiendo los enunciados planteados por Allah y Muhammad, los musulmanes son las mejores criaturas que hayan existido y nosotros los no-musulmanes, los cristianos y judíos, somos los peores seres que haya creado Allah.

Es precisamente esta superioridad de los musulmanes sobre los infieles, lo que permite a los musulmanes agredir a los infieles, esclavizarlos, robar y violar a sus mujeres, etc. El Corán dice en (Sura 35:7) “Los no creyentes “no musulmanes” tendrán un castigo severo. En cambio, los creyentes “musulmanes” obrado bien tendrán perdón y una gran recompensa”. Basado en esta condición de superioridad, Allah, ordena en el Corán en 12 ocasiones la prohibición de amistad entre los musulmanes y los infieles, judíos, cristianos…etc. 

Una de estas demandas en (Sura 5:51) “Creyentes, no toméis como amigos a los judíos y a los cristianos, Son amigos unos de otros. Quien de vosotros trabe amistad con ellos, se hace uno de ellos”. Por lo tanto ¿Quién es el racista?

Muchos occidentales no toman en serio estos versos. Sin embargo, los musulmanes, sus Imanes, Mulás, los clérigos y los eruditos islámicos, no dudan para nada en las palabras del Corán, que son palabras de Allah; no eran ni son palabras vacías, sino realidades religiosas e incorporadas a su programa de vida.

Sin embargo, por miedo al Islam y a los musulmanes, los medios de comunicación siguen promoviendo en el Occidente que el Islam es una religión de paz. Lo que escuchamos y leemos en la prensa acerca del Islam es una mezcla confusa de propaganda.


Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen iraquí

miércoles, 29 de julio de 2015

¿QUÉ ES EL ISLAM? (Raad Salam Naamam)


A continuación traslado a este blog tres vídeos, tomados del programa "Cara a Cara" de EWTN, dirigido por Alejandro Bermúdez, consecuencia de varias entrevistas realizadas a Raad Salam Naamam. La duración de cada vídeo es de unos 58 minutos. ¿Pero quién es este señor? Debajo de los vídeos viene una presentación


Video 1

Vídeo 2

Vídeo 3


Raad Salam Naaman es de origen iraquí, nacido en Nínive (Irak), de mayoría musulmana (Sunnies). Criado y educado en Basora, de mayoría Ši`ies, en el seno de una familia católica (caldea), vivió muy de cerca -haciendo el servicio militar- el desarrollo de las guerras de Irán-Irak y la primera del Golfo. Víctima de numerosas persecuciones y detenciones debido a sus ideas pacifistas ante ambos conflictos y contra el radicalismo islámico, es uno de los pocos afortunados que ha logrado salvarse, escapando y buscando una nueva vida en España, país en el que obtiene asilo político y la nacionalidad española.


Es licenciado en Filología Árabe y Estudios Islámicos y también en Ciencias Económicas. Tiene un diploma de estudios avanzados en Ciencias de las Religiones y un doctorado en Filología Árabe y Estudios Islámicos

Apasionado por el estudio de las tres religiones monoteístas, se viene dedicando en sus publicaciones, conferencias y otros trabajos a su análisis crítico. Es autor de varias publicaciones tanto en su país natal (Irak) como en su país actual (España), entre las que destacan: ¿Qué es el islam? y ¡Wa islamah! Todo sobre el islam.


Raad Salam Naaman, raad_salam@yahoo.es, es autor, editor y responsable del Blog Desvelando el Islam.

Francamente, aquel que quiera tener una idea lo más acertada posible acerca de lo que es el Islam, tiene en este hombre una fuente grande de conocimientos, además experimentados en su propia carne.

martes, 28 de julio de 2015

El gran problema: la pérdida de la fe

El problema mayor con el que hoy nos encontramos es la falta de fe. "Ahora bien, sin fe es imposible agradar a Dios, pues es preciso que quien se acerca a Dios crea que existe" (Heb 11, 6).  



Se trata de un grave problema que -hay que decirlo- está afectando también -y de modo preocupante- a la propia Iglesia Católica en sus más altas Jerarquías: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis como ellos, pues dicen y no hacen" (Mt 23, 2-3). Estas palabras que pronunció Jesús en su tiempo adquieren hoy un mayor relieve y dificultad ... porque la raíz del problema ahora se encuentra precisamente en lo que nos dicen algunos de nuestros Jerarcas


Muchos de ellos ya no hablan la palabra de Dios, sino palabras que son inventos de hombres. Hablan aquello que al mundo le agrada. Esto es algo que siempre ha ocurrido, pero hoy en día está adquiriendo unas proporciones inconmensurables, a nivel mundial, auspiciado, en gran parte, por el enorme poder que ejercen sobre las personas los medios de comunicación de masas: "Vendrá un tiempo -dice san Pablo- en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, dejándose llevar de sus caprichos, reunirán en torno a sí maestros que halaguen sus oídos, y se apartarán de la verdad volviéndose a las fábulas" (2 Tim 4, 34)


Actualmente, en el seno de la Iglesia, hay demasiados "maestros" [en la propia Curia] cuyo oficio parece ser el de complacer al mundo, enviando a todos (creyentes y no creyentes) un mensaje de "misericordia", pero de una misericordia mal entendida, que no es la misericordia cristiana, la que practicó Jesucristo, traicionando así la fe y la doctrina que han recibido, de parte de Dios, y confundiendo al pueblo cristiano. Las razones pueden ser variadas: se habla de un mayor acercamiento a todas las personas y de una mayor comprensión y misericordia para con todos. El problema radica en que el modo en el que se está haciendo, al que se ha dado en llamar "pastoral", se da de bruces con la Verdad Revelada por Jesucristo y transmitida por los apóstoles, los santos Padres y la Tradición de toda la Iglesia durante dos mil años. 



Sería conveniente hacerles ver a estas personas que la Iglesia no comenzó hace cincuenta años, a partir del Concilio Vaticano II: Ni este Concilio [con todo lo bueno que tiene, indudablemente; aunque hay algunos puntos de doctrina dudosa] es el único que ha tenido la Iglesia en su larga Historia [aunque es el primero que se ha definido a sí mismo como pastoral, de modo que nada de lo contenido en él está escrito en la forma "ex cathedra"; tampoco intencionalmente por parte de ningún Papa posterior se ha producido tal evento. Todos los demás concilios sí han sido dogmáticos; con intención de obligar; no así este último]  ni puede ser tampoco la única referencia que se tome siempre. No es el "espíritu del Concilio" [refiriéndose siempre al Concilio Vaticano II] lo que debe contar sino el "Espíritu de Jesucristo", o sea, el Espíritu Santo: en los Concilios anteriores se han establecido dogmas y verdades de fe, que son inmutables. Ningún Concilio posterior puede anular lo establecido como dogma de fe por un Concilio previo. Y los dogmas de fe no evolucionan con los tiempos. Por cierto, todo el mundo sabe que dicho Concilio, en su ceremonia de apertura por el papa Juan XXIII, fue declarado como meramente "pastoral": en él no se iba a tocar para nada la doctrina de la Iglesia ni se iban a definir nuevos dogmas. 

La Religión Católica está ya inventada y ha producido grandes frutos a lo largo de la Historia de la humanidad (pese a los errores humanos de aquéllos que, llamándose católicos, no han actuado conforme a su fe). En cuanto al fundamento "nadie puede poner otro cimiento distinto del que está puesto, que es Jesucristo" (1 Cor 3, 11). Y es una base inconmovible: "La piedra que desecharon los constructores ésta ha llegado a ser la piedra angular. Todo el que caiga sobre esa piedra se estrellará, y a aquél sobre quien ella caiga, lo aplastará" (Lc 20, 17). 

La gente no acaba de darse cuenta de lo importante que es tener las ideas claras, en este sentido, porque cuando se habla de Jesucristo, aunque es verdad que se está hablando de un hombre como nosotros, pues era verdaderamente hombre, se olvida de que es también verdaderamente Dios, Aquel "por quien todo fue hecho" (Jn 1, 10). Ciertamente, murió por nosotros, para hacer posible nuestra salvación [si queríamos realmente ser salvados y poníamos, para ello, los medios adecuados]. Pero no se quedó en el sepulcro, sino que resucitó, por Sí mismo, al tercer día de ser sepultado, apareciéndose a sus apóstoles y a muchos discípulos, durante cuarenta días después de su resurrección, enseñándoles y haciéndoles entender muchas cosas que antes no podían comprender. Esto sólo Dios puede hacerlo. 


Por eso Jesucristo es Dios y, con su venida a este mundo, nos ha hecho ver cómo es Dios, en realidad; ese Dios que esperaban los israelitas, al que Moisés les anunció que su Nombre era "Yo soy" (Ex 3, 14) y también "el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob" (Ex 3, 15). Gracias a Jesucristo hemos descubierto que ese Dios, que es Único, es también tri-Personal. Tremendo misterio éste de la Santísima Trinidad, que es un misterio de Amor: Dios es Amor, en Sí mismo. Y, libremente, porque quiso, se hizo hombre en la Persona del Hijo, para enseñarnos a amar y hacer así posible que nosotros pudiéramos también amarle a Él del mismo modo en que Él nos ama. Algo que sólo es posible "por Cristo, con Él y en Él", en íntima unión gracias al Espíritu Santo que nos ha dado. 

Se trata de un don completamente gratuito e inmerecido por nuestra parte. Pero de un Don real. En el Hijo, en Jesucristo, unidos a Él por su Espíritu, el Espíritu Santo, no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que realmente lo somos; somos hechos partícipes -en Jesucristo- de la misma naturaleza divina. A eso estamos llamados.  Sólo Jesús es Hijo por naturaleza; pero nosotros también lo somos, aunque por participación

Así es Dios. Tal es el Amor que Dios nos tiene. No existe mente humana capaz de imaginar un misterio tan grande. Misterio de Amor, en Sí mismo; pero ese Amor se manifestó también entre nosotros en el hecho de que "Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo para que recibiéramos por Él la Vida" (1 Jn 4, 9). Dice san Juan que "nos amó y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados" ( 1 Jn 4, 10). Al leer estas palabras es imposible no hacerse ninguna pregunta acerca del significado del pecado, porque también el pecado es un misterio, un "misterio de iniquidad" (2 Tes 2, 7), como le llama san Pablo.

Todas estas cosas las conocemos gracias a Jesucristo. Él nos ha enseñado aquello en lo que consiste el verdadero amor, el amor tal y como Dios lo entiende, que es el único modo de entenderlo tal y como es, un amor que consiste en la entrega de la propia vida a la persona amada: "Nadie tiene amor más grande que el de dar uno la vida por sus amigos" (Jn 15, 13). 

La divinidad de Jesucristo es el fundamento de nuestra fe, hasta el punto de que, en palabras de san Pablo, "si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación y vana también nuestra fe" (1 Cor 15, 14), y  "si sólo para esta vida tenemos puesta la esperanza en Cristo, somos los más desgraciados de todos los hombres" (1 Cor 15, 19). "Pero no- continúa san Pablo- Cristo ha resucitado de entre los muertos como primicia de los que durmieron" (1 Cor 15, 20). ¿Cuántos creen hoy en Jesucristo como Dios verdadero?

Como Cristo resucitó también nosotros resucitaremos. La muerte es una "dormición" y no un acabamiento: "La muerte ha sido absorbida en la victoria" (1 Cor 15, 54a) [...] "Gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor Jesucristo" (1 Cor 15, 57). La muerte es sólo el término y la meta de un camino que todos debemos recorrer, que es nuestra vida terrena, en la que somos peregrinos; y si somos verdaderamente fieles y nos mantenemos en la fe, podremos luego oír, de boca del mismo Jesús: "Bien, siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco; Yo te confiaré lo mucho: entra en el gozo de tu Señor" (Mt 25, 23). 



lunes, 27 de julio de 2015

PEDIR PERDÓN (Juan Manuel de Prada)



En una entrada anterior escribía un artículo en este blog titulado "¿Pedir perdón por algo que no se ha cometido?" , previo al cual otros autores habían hablado ya sobre este tema del perdón que  "teóricamente" debería de pedir la Iglesia por su comportamiento en la conquista de América, que es justo lo que ha hecho el papa Francisco.


Son de destacar, por su calidad, y están incorporados a este blog, los de Eduardo García Serrano (El Papa Francisco, otra víctima de la Leyenda Negra española) y Antonio Caponnetto (El papa Francisco debe pedir perdón; pinchar aquí y aquí). 

Sin embargo, hoy me he encontrado con un nuevo artículo, que versa sobre el mismo asunto, esta vez escrito por Juan Manuel de Prada, titulado "Pedir perdón" (enlace al link de origen).

Debido a lo que dice y a cómo lo dice me veo, en cierto modo, "obligado", a colocarlo también en este blog, pues sirve de complemento a lo ya dicho y, además, nos aclara perfectamente las ideas, si es que aún nos quedaba alguna duda sobre esta materia. 


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Hace unas semanas, escuchábamos al Papa (en sintonía con sus predecesores) pedir perdón «por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América». No entraremos aquí a señalar, por archisabidos, los peligros de enjuiciar acontecimientos pretéritos con mentalidad presente. Señalaremos, en cambio, que como cabeza de la Iglesia el Papa sólo puede pedir perdón por los crímenes que haya podido perpetrar o amparar la institución que representa; pues hacerlo por los crímenes que pudiera perpetrar o amparar la Corona de Castilla (luego Corona española) es tan incongruente como si mañana pidiese perdón a los sioux por los crímenes perpetrados por Búfalo Bill. 

Además, el Papa sólo puede pedir perdón por crímenes que la Iglesia haya podido cometer institucionalmente, con el amparo de leyes eclesiásticas, no por crímenes que hayan podido perpetrar por su cuenta clérigos más o menos brutos, salaces o avariciosos; pues pedir perdón por acciones particulares realizadas en infracción de las leyes emanadas de la instancia suprema es un cuento de nunca acabar que no sirve para sanar heridas, sino tan sólo para excitar el victimismo de los bellacos.

Yo vería muy justo y adecuado que la reina de Inglaterra o el rey de Holanda pidieran perdón por los crímenes institucionalizados que se realizaron en las colonias sojuzgadas por sus antepasados, donde los nativos, por ejemplo, tenían vedado el acceso a la enseñanza (en las Españas de Ultramar, por el contrario, se fundaron cientos de colegios y universidades), o donde no estaban permitidos los matrimonios mixtos (que en las Españas de Ultramar eran asiduos, como prueba la bellísima raza mestiza extendida por la América española), porque sus leyes criminales así lo establecían


Pero me resulta estrafalario que el Papa pida perdón por crímenes cometidos por españoles a título particular, y en infracción de las leyes promulgadas por nuestros Reyes. Porque lo cierto es que los crímenes que se pudieran cometer en América fueron triste consecuencia de la débil naturaleza caída del hombre; pero no hubo crímenes institucionalizados, como en cambio los hubo en Estados Unidos o en las colonias inglesas u holandesas, pues las leyes dictadas por nuestros reyes no sólo no los amparaban, sino que por el contrario procuraban perseguirlos.

Colón había pensado implantar en las Indias el mismo sistema que los portugueses estaban empleando en África, basado en la colonización en régimen asalariado y en la esclavización de la población nativa. Pero la reina Isabel impuso la tradición repobladora propia de la Reconquista, pues sabía que los españoles, para implicarse en una empresa, necesitaban implicarse vitalmente en ella; y en cuanto supo que Colón había iniciado un tímido comercio de esclavos lo prohibió de inmediato. 


En su testamento, Isabel dejó ordenado a su esposo y a sus sucesores que «pongan mucha diligencia, y que no consientan ni den lugar a que los indios reciban agravio alguno ni en su persona ni en sus bienes». Este reconocimiento de la dignidad de los indígenas es un rasgo exclusivo de la conquista española; no lo encontramos en ninguna otra potencia de la época, ni tampoco en épocas posteriores. Los indios fueron, desde un primer momento, súbditos de la Corona, como pudiera serlo un hidalgo de Zamora; y los territorios conquistados nunca fueron colonias, sino «provincias de ultramar», con el mismo rango que cualquier otra provincia española.

Algunos años más tarde, conmovido por las denuncias de abusos de Bartolomé de las Casas, Carlos I ordenó detener las conquistas en el Nuevo Mundo y convocó en Valladolid una junta de sabios que estableciese el modo más justo de llevarlas a cabo. A esta Controversia de Valladolid acudieron los más grandes teólogos y jurisconsultos de la época: Domingo de Soto, Melchor Cano y, muy especialmente, Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda; y allí fue legalmente reconocida la dignidad de los indios, que inspiraría las Leyes de Indias, algo impensable en cualquier otro proceso colonizador de la época


Por supuesto que durante la conquista de América afloraron muchas conductas reprobables y criminales, dictadas casi siempre por la avaricia, pero nunca fueron conductas institucionalizadas; y la Iglesia, por cierto, se encargó de corregir muchos de estos abusos, denunciándolos ante el poder civil.

Antes de pedir perdón por crímenes del pasado, conviene distinguir netamente entre personas e instituciones; de lo contrario, uno acaba haciendo brindis al sol. Tal vez procuren muchos aplausos, pero son aplausos de bellacos.

Juan Manuel de Prada