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lunes, 29 de enero de 2018

MODERNISMO: Novus Ordo Missae y Nuevo Orden Mundial (José Martí)












Sobre el Novus Ordo Missae puede ser conveniente leer primero algunos artículos que se han tratado ya en este blog (Hacer clic aquí y aquí).



Del modernismo, como sabemos, decía san Pío X, en su encíclica Pascendi, que es la suma de todas las herejías ... porque, al final, mediante este lenguaje buenista y confuso con el que continuamente topamos, la gente acaba perdiendo la fe en lo sobrenatural. Esto es lo que está ocurriendo hoy en día ... y es un hecho innegable. 

Está a la vista de todos la apostasía generalizada que se ha producido en el seno de la misma Iglesia Católica y que amenaza con destruirla por completo, mediante el castigo a los cristianos que se mantengan fieles a la Tradición y el premio a quienes aporten ideas "mundanas" para incorporarlas a la Iglesia como propias.

Tales mentiras, reconocidas como verdades por numerosos jerarcas, no pueden provenir si no es del Maligno: "el humo de Satanás se ha infiltrado en la Iglesia", decía Pablo VI en 1972 (hace 45 años). Sin entrar en juicios acerca de su persona ni, mucho menos, de sus intenciones, hay que decir -si queremos ser fieles a la verdad- que el propio Pablo VI tuvo bastante que ver en esa infiltración satánica en la Iglesia

Y ello por bastantes razones: una de ellas -posiblemente la más importante, a mi entender- la introducción del Novus Ordo Missae

La sustitución del latín, como idioma oficial de la Iglesia, por las lenguas vernáculas, con la pretensión de ser mejor entendidos por la gente si se habla su idioma, ha resultado ser un auténtico desastre para el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia. Millones de fieles han dejado de asistir a Misa, la cual se ha ido quedando en una mera concelebración o reunión de fieles en torno a una mesa ... ¡y eso no es la santa Misa! ... todo ello sin considerar que, en las traducciones, por buenas que sean, siempre se pierde algo del Mensaje original. Y si son traducciones malas o parciales, entonces lo que la gente escucha ya no es la Palabra de Dios sino mensajes "humanos" que no salvan. El lenguaje modernista y ambiguo se infiltró ya en la Iglesia, de un modo muy claro, en el Concilio Vaticano II, hace más de 50 años; y ahora se están manifestando los "frutos podridos" de esas falsas ideas que fueron introducidas entonces.

Como bien sabemos (¡lo estamos viendo!) el llamado "Nuevo Orden Mundial" (NOM) se ha fijado como meta -y esto a nivel global , de todo el mundo- el cambio de la naturaleza humana ... e intenta llevarlo a cabo mediante la aplicación práctica de una serie de "ideas" (ideologías, en realidad) que deben de ser reconocidas "legalmente" y  tratadas como "derechos humanos", hasta el extremo de imponerse a todos los ciudadanos del mundo (de ahí su nombre). 

Ése es el objetivo ... y, de hecho, ya se está alcanzando en algunos lugares del planeta. Tales "normas" mundiales -cuando se impongan- serán de obligado cumplimiento, en el sentido de que habrá un castigo para todo aquél que las incumpla ... e incluso para quien se atreva a opinar de modo diferente. Esta situación me recuerda mucho  la novela de Georges Orwell titulada "1984", a la que se ha dedicado más de una entrada en este blog (clic aquí), con el pequeño "matiz" de que ahora se trata de una realidad y no de una novela. 

Y puestos a decir la verdad, digámosla con claridad: lo que pretende el NOM (tanto en el fondo como en la superficie) es, sencillamente, relegar a Dios (¡o mejor, a Jesucristo!) al baúl de los recuerdos, es decir, de los mitos y leyendas. Las leyes divinas y la idea de naturaleza (tal y como ésta se ha entendido siempre) deben de ser eliminadas. Se acabó eso de llamar a las cosas por su nombre. Se acabó eso de llamar pan al pan y vino al vino. 

A partir de ahora no será Dios quien dictamine acerca de lo que son las cosas. Esta misión estará reservada al hombre ... o mejor ... a algunos hombres, cuyo poder económico, político y social, así como su influencia mediática, serán los mayores que jamás se hayan podido ver hasta el momento actual.

Cada uno podrá llamar a las cosas por el nombre que le venga en gana (¡Ah, la libertad!) y esto hasta el punto de que podrá, incluso, elegir el sexo que desee y cambiarlo de nuevo cuando lo desee ... ¡y quien se oponga a esta ideología será desplazado, relegado e incluso condenado a penas de cárcel! 

[Me río yo de la Inquisición, la cual -aunque tuvo desvaríos- actuó con justicia en la mayoría de los casos, al menos en España, al decir de varios historiadores de reconocido prestigio].

Nadie podrá tener ya ideas que atenten contra ese "Pensamiento Único" al que todos tendrán que someterse, lo quieran o no ... y lo harán en nombre de "un abstracto" llamado Democracia: a ésta es a la que le corresponde el Poder soberano y absoluto. Tal "democracia"  será el resultado de un "consenso" entre diversas fuerzas políticas y "religiosas",  "consenso" que se podrá -y se deberá- ir modificando con el paso del tiempo, en conformidad con lo que los hombres (¡ciertos hombres, realmente!) decidan. Es el engaño de hacer creer a todos que son ellos quienes deciden cuando, en realidad, está todo ya decidido por los ideólogos y los poderosos de turno.

Aunque, si bien se piensa, no es necesario que nos vayamos, con nuestra mente a un futuro muy lejano para llegar a esa situación. Ya la estamos viendo y viviendo en nuestra propia carne, "puesta en práctica" y hecha realidad: ¿qué ocurre, si no,  en el caso del aborto y de la ideología de género (por poner algún ejemplo)?. Se trata de auténticas atrocidades y aberraciones humanas ... y, sin embargo, han sido reconocidas ya, por las "leyes" humanas, como "derechos" en algunos países ... ¡y esto no ha hecho más que comenzar! ... Y todo ello ante la inoperancia de aquéllos que deberían de alzar sus voces, en defensa de la verdad y del bien del género humana ... y de una manera muy especial, los jerarcas de la Iglesia Católica, con el Papa a la cabeza (quien los condena de boquilla, pero luego, aplaude y elogia a los grandes responsables de esta abominación. Ver aquíaquí )

Todo esto venía a cuento de las siglas del "Nuevo Orden Mundial", a saber, NOM, siglas que, curiosamenteson las mismas con las que se designa al "Novus Ordo Missae" ... Y uno no puede menos que preguntarse: ¿Es que existe alguna relación entre el Novus Ordo Missae y el Nuevo Orden Mundial? En mi opinión, sí la hay.

Desde que el Novus Ordo Missae (es decir, la Misa de Pablo VI) se puso en marcha (30 de Noviembre de 1969; y en España, en el 1971, si no me falla la memoria) se ha ido produciendo, paulatinamente al principio -y aceleradamente después- la pérdida de la fe en Jesucristo, como verdadero Dios y como verdadero hombre. Incluso hay quien duda de su misma existencia histórica. 

Al principio se decía que esto era mera coincidencia y que el Vaticano II no tenía nada que ver con esta pérdida de fe que se está produciendo hoy en la Iglesia. Pero el paso del tiempo - unido a ciertos eventos que se han producido desde entonces, como el famoso encuentro de Asís, en 1986, por Juan Pablo II- ha puesto de manifiesto que no se trata de una simple coincidencia. 

Yo incluso me atrevería a hablar ya de una relación causa-efecto, porque si es verdad, como lo es, que una poca levadura hace fermentar toda la masa, esto también ocurre -en sentido figurado- si la levadura es un veneno que se introduce en un cuerpo sano, aunque sea en pequeñas dosis. Al final, el cuerpo entero resulta envenenado y acaba cadáver. Porque eso es lo que ha ocurrido, a mi entender, con respecto al Concilio Vaticano II, al que considero como el causante principal de muchos de los males que hoy aquejan a la Iglesia ... el más importante de los cuales es el de la gran apostasía que se está produciendo a nivel mundial.

Decía Fédor Dostoiesvski, el autor ruso de la famosa novela "Crimen y Castigo", que "si Dios no existe, entonces todo está permitido". Con ello da a entender la importancia esencial que tiene la creencia en Dios para que el mundo funcione bien. Al fin y al cabo, ¿no es Dios el Creador de este mundo, así como de todos los seres humanos? ¿Y quién puede conocernos mejor que Él? ¡Absolutamente nadie!

De ahí que cuando se rechaza a Dios la creación entera se resiente, así como también las relaciones entre las personas. La restauración de la sociedad sólo será posible -y se dará- en un ambiente cristiano ... formado por cristianos que no se avergüencen de serlo. Si, por las razones que fueran, el cristianismo desapareciese, como vemos que está ocurriendo (¡cada vez los cristianos son más perseguidos y se les quiere extirpar de la faz de la tierra!) ... si eso ocurriera, digo, entonces toda la sociedad se vendría abajo. Porque se quiera reconocer o no, hay una relación muy estrecha y una influencia mutua entre Sociedad y Religión. Si ésta va mal se refleja necesariamente en la sociedad. Esta sociedad en la que vivimos -alejada de Dios- es una sociedad que agoniza.

Fijémonos en que Dostoiesvski habla de que TODO está permitido. Y todo significa todo ... y no precisamente aquello que hoy entendemos por bueno, ya que los conceptos de bien y de mal, una vez producido el rechazo de Dios, no tienen ningún sentido. 

El robo, el crimen, las aberraciones de todo tipo, las borracheras, el aborto, la eutanasia, etc ... TODO estaría permitido. Cada hombre decidiría lo que es bueno o malo para él y eso sería lo bueno y lo malo. Situación de relativismo total que, además, daría lugar a las guerras y a todo tipo de desastres, pues ¿qué hombres son los que tienen que decidir lo que es bueno y lo que es malo? "¿Y por qué no yo? ¿Por qué me tienen que obligar "los otros" a mí?": éste sería un pensamiento que corroería la mente de los ciudadanos. El odio y la ambición serían los "valores" imperantes, así como la "ley del más fuerte". Bajo los tópicos progresistas de libertad, democracia, diálogo, consenso, etc ... se esconde -y es lo que se produciría si triunfasen- el gran retroceso de la humanidad hacia estados que ya habían sido superados hace muchos siglos. Se produciría una auténtica hecatombe.

Como puede apreciarse, un simple razonamiento nos ha conducido al conocimiento de las consecuencias que traería consigo el abandono y el rechazo de Dios: ¡Y de hecho ya lo estamos viendo ... estamos viendo lo que hoy está ocurriendo ... pero cerramos los ojos e intentamos darle otras explicaciones "científicas" o como se les quiera llamar ... ! La experiencia sigue demostrando la verdad del dicho de que "no hay peor ciego que aquél que no quiere ver".

Desaparecido Dios del horizonte humano ... y en esto (a mi entender, aunque no sea la única causa) ha tenido mucho que ver la introducción del NOM (Novus Ordo Missae), entonces sólo queda el otro NOM (Nuevo Orden Mundial) en el cual Dios ya no cuenta para nada, porque "el hombre" lo ha sustituido. Tenemos una Nueva Religión.

Y, sin embargo, pese a todo ... sigue siendo cierto que Dios nunca abandona a los suyos ... y sigue siendo cierto que Dios escribe derecho con renglones torcidos: ¡Lo cual se ha cumplido! 

El ejemplo más claro lo podemos ver en el conocimiento del hecho de que -en realidad, de verdad- tal y como dijo Benedicto XVI (ahora cardenal Ratzinger) la Misa de siempre (el hoy llamado Vetus Ordo, que coincide con la conocida como misa en latín, por el pueblo cristiano) nunca ha sido abolida (en contra de lo que muchos pensaban).

Dios se ha servido así del actual cardenal Ratzinger, para que la Misa de siempre no desaparezca ... y será, además, la que haga posible (como así será) el resurgir de la Iglesia y del mundo entero (¡ambos están íntimamente relacionados). 

El Motu Propio Summorum Pontificum del papa Benedicto XVI (éste sí) ha sido una verdadera sorpresa del Espíritu Santo, el cual cuida de su Iglesia y no permitirá que las fuerzas del mal prevalezcan sobre ella ... ¡Si la Iglesia fuese destruida, el mundo entero quedaría destruido!. Ello sería -entonces- una señal clara y evidente de que habría llegado el final de los tiempos, con la venida gloriosa de Jesucristo en su Cuerpo Glorioso y rodeado de ángeles, para juzgar a todos, a cada uno según sus obras. Habría llegado el momento del Juicio Final (Mt 25, 31-46) así como el de unos cielos nuevos y una tierra nueva (Ap 21, 1)

Esta es una razón, más que suficiente, que justifica la alegría del cristiano aun en medio de las más terribles persecuciones, a saber: la seguridad, por la Fe, de la venida de Jesús

Esta vida que vivimos no termina con la muerte. La muerte no es el final. Esta vida es sólo un camino que tenemos que recorrer hasta llegar a la meta, la cual coincidirá con el momento de nuestra muerte. Y en ese momento Dios nos concederá la corona de justicia (2 Tim 4, 8) ... si nuestra vida aquí en la tierra ha sido la de lucha, "orando en todo tiempo sin desfallecer" (1 Tes 5, 17)  con la esperanza puesta en aquellas hermosas palabras que dijo Jesús en el Apocalipsis: "He aquí que vengo pronto y conmigo mi recompensa, para dar a cada uno según sus obras" (Ap 22, 12)

José Martí