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domingo, 23 de julio de 2023

LEY DE DIOS, LEYES DE LOS HOMBRES : VOTAR EN CONCIENCIA

JOSÉ MARTÍ


Con frecuencia se esgrime la conocida frase, que llega a ser un tópico: "Lo que importa es votar en conciencia". ¿Seguro? ¿Acaso es igual la conciencia de un católico que lo sea de veras, la de un católico mediocre o la de un pagano: ateo, anticristiano, etc... como ocurre con socialistas y comunistas, entre otros?

Suele pensarse que "si se vota en conciencia" lo que se vote está bien. Y esto es un error. La realidad de las cosas no depende lo que yo piense acerca de ellas. Un cerdo es un cerdo. Una manzana es una manzana. Dos y dos son cuatro. Se trata de verdades evidentes que no necesitan demostración. Y que no se pueden negar. Pues, de la misma manera, aun cuando, en este caso, no se trate de verdades evidentes para nosotros (sí lo son en sí mismas, para Dios), con relación a las votaciones y tomando como referencia los mandamientos de la ley de Dios podemos hacer un breve repaso sobre éstos. Dios creó al hombre y le dió una naturaleza humana; y con ella le dió unas determinadas leyes en conformidad con esa naturaleza. Leamos algunas citas de la Biblia y luego reflexionemos:

"Varón y mujer los creó" (Gen 1, 27) (dos sexos, nada de ideología de género) y les dijo: "Creced y multiplicaos, poblad la tierra y sometedla" (Gen 1, 28) (familia natural compuesta por un hombre, una mujer y los hijos que vengan).

"Y se unirá el hombre a su mujer y serán los dos una sola carne. De manera que no son dos, sino una sola carne" (Gen 2, 24). "Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre" (Mt 19, 6) (Indisolubilidad del matrimonio)

"De todos los árboles del jardín podéis comer pero el día que comiereis del árbol de la ciencia del bien y del mal, moriréis" (Gen 2, 2-3). Ambos desobedecieron a Dios, rechazando el mandato que de Él habían recibido, dejándose engañar por el diablo, quien les prometió que serían como dioses. A partir de entonces, estarían sometidos al dolor y a la muerte y, lo que es peor, perdieron la gracia santificante, para sí mismos y para su descendencia. Pues bien, pese a ello, los descendientes de Adán y Eva (ya con una naturaleza caída, debido al pecado), quisieron hacerse independientes de Dios, de manera que ellos serían -y no Dios-  quienes harían las leyes por las que habrían de regirse las gentes: recordemos, p.e., el becerro de oro.

Muchas de las leyes que el hombre crea van en contra de las leyes de Dios. Éstas están impresas en nuestra naturaleza y son, sencillamente, los diez mandamientos (Ex 20, 1-21; Dt 5, 1-32).

En la actualidad se está llegando a extremos de auténtica locura. Dios está siendo rechazado por los hombres; y esto ocurre, en general, a  una escala realmente planetaria. Europa, en concreto,  ha renegado de sus raíces cristianas. Y, en cualquier parte del mundo, todos los que siguen a Dios, manifestado en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, son perseguidos, ridiculizados, silenciados e incluso son muchos los que mueren mártires por amor a Jesús

Hagamos unas breves reflexiones sobre los mandamientos de la ley divina. En los tres primeros se nos dice: "Yo soy el Señor, tu Dios. No tendrás otros Dios fuera de Mí" (Ex 20, 2-3)... "Amarás a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas y con todo tu ser " (Mt 22, 37)... "No tomarás el Nombre de Dios en vano" (Ex 20, 7) "Santificarás las fiestas" (Ex 20, 8) ... y nos encontramos con un mundo idólatra, blasfemo e incrédulo.

"Honrarás a tu padre y a tu madre": un tierno cariño hacia nuestros padres (padre y madre) debe darse en todo hijo, conforme a esta Ley impresa en nuestro corazón ... y nos encontramos con un mundo en el que los hijos suelen abandonar a sus padres, cuando éstos envejecen, dejándolos en asilos y solos. Además, se ha aprobado, también en España, la ley de Eutanasia (a la que llaman hipócritamente "muerte digna")

"No matarás". Y sin embargo, ahí tenemos, consagrado en nuestra ley, el "derecho" al aborto (un crimen abominable contra una criatura inocente e indefensa) al que se le llama, para suavizarlo, interrupción voluntaria del embarazo. Otra hipocresía y otro engaño. Y son muchas las madres que se dejan engañar. Del aborto se ha hecho un gran negocio. Ahí tenemos, sin ir más lejos, el gran abortorio Planned Parenhood y muchísimos más.

"No cometerás actos impuros". "No consentirás pensamientos ni deseos impuros". Estos dos mandamientos tampoco se cumplen: la fornicación, el adulterio, etc. están a la orden del día. Y, en particular, la homosexualidad se celebra, como si fuera algo bueno, de lo que hay que enorgullecerse (el llamado "orgullo" gay). El colmo de esto es la educación de los niños. Están implantando en todos los centros, con carácter obligatorio, y ya a los niños de tres años, la abominable y contra-natura "ideología de género".

"No hurtarás". Es decir: no robarás. ¿Qué decir de esto? Desde el mismo Gobierno se roba a los ciudadanos y, además, se emplea el dinero en subvencionar "chiringuitos" de mala reputación.

"No dirás falso testimonio ni mentirás". Otra ley de Dios incumplida; y no sólo a nivel personal, individual, sino desde el mismo gobierno: es el caso de la mayoría de los políticos así como de los medios de comunicación comprados por el gobierno.

"No codiciarás los bienes ajenos". La ambición de poder, la envidia, etc... son constantes de nuestro tiempo.

Alguien me dirá -con toda razón- que, a lo largo del tiempo, desde la creación, el hombre ha pecado y ha necesitado de perdón, lo cual se hizo realidad con la venida de Jesucristo a este mundo; un perdón para aquellos que reconocían su pecado como tal pecado, se arrepentían de haberlo cometido y ponían todos los medios a su alcance para no caer de nuevo.

Bueno ¿Y qué tiene de novedad lo que ahora pasa? ¿No es algo que ha pasado siempre?  Pues fundamentalmente, lo más grave, es que hoy el mal se legaliza. Y se llama malo a lo bueno y a lo malo se le llama bueno. Una rebelión contra Dios en toda regla, mediante leyes, (todas las que se han nombrado y muchas otras), que son contrarias a la Ley de Dios, TODO ELLO IMPUESTO DESDE EL GOBIERNO.

Por lo tanto: Dejémonos de mandangas con respecto al dicho de que lo que importa es votar en conciencia. Ciertamente sí, pero esta conciencia ha de estar formada y ha de ser recta, esto es, conforme a la voluntad de Dios. Si alguien sabe que un partido político, del signo que sea, contiene, en su programa, leyes contrarias a la Ley de Dios, está obligado moralmente a no votar a esos partidos. Haciéndolo se pone en contra de Dios. Y esto es grave. Porque "de Dios nadie se burla" (Gal 6, 6). Y al final, todo sale a relucir.

La situación actual, a la hora de votar, no es tanto a un partido o a otro partido. La raíz es mucho más profunda. En realidad, tenemos sólo dos opciones:

a) Por una parte, están aquellos partidos que siguen la agenda 2030 (una agenda anticristiana), como son los partidos de izquierda: socialistas y comunistas (PSOE, SUMAR) y también, aunque sea de "derechas", el PP. Puede leerse, dentro de su programa. Y, lo más grave es que cuando ha podido (teniendo mayoría absoluta) no ha hecho nada, con respecto a la derogación de las leyes que venían siendo aplicadas por el PSOE.

b) Por otra parte, aquellos partidos que, aunque no sean confesionalmente católicos, sin embargo, en su programa, y de un modo claro, favorecen leyes que están conformes al pensamiento cristiano y a la Ley de Dios. Tal es el caso de VOX ... y me parece que es el único.

Siendo coherentes con nuestra fe, y como católicos, no podemos votar a ningún partido del grupo a), pues al hacerlo, nos hacemos cómplices de esas leyes inmundas y nos enfrentamos a Dios, rechazándolo. Esto no son opiniones, sino hechos. La conciencia, si es recta, nos debe impedir votarlos. Si lo hiciéramos, tendríamos que confesarnos, por haber votado a partidos favorables al aborto.

Sólo quedan, por lo tanto, los partidos del grupo b) de los cuales, en nuestro caso concreto, aquí en España, sólo tenemos a VOX (Otra opción posible sería no votar o hacerlo en blanco, pero, ¿es eso lo mejor para España? Es mucho lo que nos jugamos. Tenemos que pensar en nuestros hijos y en nuestros nietos. Dios nos juzgará acerca de lo que hayamos votado, porque la situación es muy grave ,,, y no podemos (¡ni debemos!) votar al tuntún y por costumbre

Debemos de tener confianza. Y ser valientes. No acobardarnos. La verdad siempre vence. Y es la que nos hace realmente libres, en palabras de Nuestro Señor.

José Martí

Es de interés la lectura del artículo de Sonia Vázquez de titulo Último intento, votemos como católicos (Sonia Vázquez), así como el de Monseñor Munilla
Munilla retrata a Feijóo por su postura favorable al aborto