BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



domingo, 14 de enero de 2018

La "nueva sabiduría". Por el cardenal Parolin (José Luis Aberasturi)


Cardenal Parolín, Secretario de Estado del Vaticano

Se relanza la AL. Hoy, por boca del mismísimo Secretario de Estado del Vaticano, card. Parolin y, ayer como quien dice, por Chiodi y sus intentos de destrucción directa -"fuego amigo", dirían los yanquis- de la encíclica “Humanae Vitae” de Pablo VI.

Y se relanza en la misma Iglesia Católica desde hace unos pocos añitos, con el sonsonete de LO NUEVO. Siempre es “el nuevo advenimiento"; porque “lo que hay -y lo que ha habido hasta ahora- me lo voy a cargar". Que así las gastan.

Todo el “discurso” -mero trampantojo, o simple engañabobos- se monta en la mejor y más fiel lexicografía marxista, que vuelve a infectar a algún sector poco avisado y menos leído de la misma Jerarquía católica, pero que ahí está, instalado por puesto e impuesto; intentando -el cardenal- hacer honor a su sueldo y a la mano que le da de comer.

Todo se resuelve y se lleva al terreno -irreal, porque “no es"- de la “nueva hermenéutica", la “nueva apertura", el “nuevo entendimiento", la “nueva acogida” de los “nuevos problemas", para construir “la nueva iglesia” construída según “la nueva sabiduría”

Ciertamente, calificar todo esto de “nueva sabiduría", si no fuera porque lo dice en serio -lo que tiene su mérito, indudablemente-, sería de chiste: malo, por supuesto. Pero así están las cosas. Y le voy a entrar a “esto", porque creo que hace falta.

En primer lugar: se apela a “lo nuevo” porque no hay ninguna razón plenamente lógica que justifique ese cambio. Y como “lo que aún no es", que eso es exactamente “lo nuevo", no está presente, la realidad o “lo que es” se puede manipular hacia cualquier dirección, porque no es contrastable y queda a merced de cualquier manipulación o de cualquier ideología. Que es lo que se busca.

Parolin se zafa del contenido -competencia y responsabilidad exclusiva del autor- que es exactamente a lo que debería entrarle, y se queda con el “nuevo paradigma” al que nos pretende llevar el Santo Padre; al menos, eso es lo que subraya el Sr. Cardenal: supongo que por encargo superior o por afición.

O sea y para entenderlo: la responsabilidad es nuestra, y nunca y para nada del que lo ha escrito y firmado; aún reconociendo -unos y otros- que su contenido ha generado estas inquietudes y estas discrepancias públicas, además de fuertes, muy fuertes. Porque el tema, o los temas, lo reclaman.

Pretender que la conciencia personal, como afirma AL, está por encima de la propia Ley Moral -"lex perfectae caritatis” o “Ley del amor a Dios sobre todas las cosas"-, no es racional: supone que la propia conciencia que, por definición, puede errar, es la única y última norma moral. Craso error; que viene de Lutero, por cierto. Porque se le hurta a Dios lo que es de Dios: la autoría de la Ley, de la persona humana y del mundo.

Argumentar con que la Ley Moral, dada su formulación abarcante e indefinida no puede aplicarse universalmente a todos los casos, también es irracional: precisamente lo propio de la Ley es su amplitud, para ser el referente de todos los casos particulares, al abarcarlos todos; de este modo, todos los casos particulares tienen siempre un referente inmutable: también para “ver” las excepciones, o para aplicar la epiqueya por parte de los legisladores.

Finalmente, la pretensión de que la praxis pastoral está por encima de la Ley también es irracional, porque no puede haber una praxis pastoral en el orden moral sin la Ley Moral o sin la Doctrina: la praxis se quedaría sin los referentes que le dan autoridad y, por tanto, legitimidad: se rebajaría a convertirse en un mero “ordeno y mando"; y de “pastoral” no quedaría ni una sola letra.

La “sabiduría", tal como parece entenderla o inventarla -la “nueva sabiduría"- el Sr. Secretario de Estado, de sabiduría no tiene nada: esa es la verdadera “novedad", porque se monta sin verdad y, por tanto, sin racionalidad; es decir, sin los factores que construyen la verdadera y única sabiduria: la que viene -y la que lleva- de Dios; nunca la que Le lleva la contraria.

Por cierto: todas estas “novedades” que maravillan a tantos “stultus” como nos rodean in Ecclesia, están todas condenadas ya en el Syllabus de Pio IX, allá por 1864, si no me equivoco. O sea, son errores -o quasi herejías- mas VIEJAS que el capitán Trueno. Por tanto, “nada nuevo bajo el sol".

Aunque sí hay una maligna novedad, que no podemos dejar de denunciar: que lo que Pío IX condenaba desde la Iglesia y contra el mundo, eso mismo está hoy dentro de Ella: un auténtico y terrible “caballo de Troya". Y Parolin -y desde la AL- lo ha dejado meridianamente clarito.

A mayor abundamiento, Pío X también condeno estas tesis, que vienen de Lutero, como ya he dicho, más el racionalismo y el socialismo real; pero denunciandolas ya como infección, grave -muy grave- de la misma iglesia: lo que llamó “Modernismo". Que lo están resucitando.

A seguir rezando. Que toca.

Padre José Luis Aberasturi