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viernes, 14 de octubre de 2016

Lutero, elogiado por el papa Francisco


Escribo aquí un fragmento de un artículo de Froilán Aulé, [habría que leerlo completo] que es un complemento o addenda de otro artículo que ya escribió anteriormente  titulado  “La Debacle actual en la Iglesia y sus antecedentes”. Ambos son dignos de ser leídos y meditados, pues nos pueden servir de bastante ayuda con relación al desconcierto que el papa Francisco está produciendo en la Iglesia.

[He cambiado, a veces, el orden o la gramática de ciertas expresiones, con vistas a una mayor claridad, sin alterar para nada el contenido; me permito hacerlo así porque, al fin y al cabo, el artículo que leemos es una traducción; y ya se sabe lo que ocurre, a veces, cuando se traduce algo. No obstante, en este caso concreto no tiene mayor trascendencia]


No vale la pena adentrarse en el tema de los escándalos de la Iglesia ni tampoco de los escándalos de Lutero sino ir al punto más inquietante, que consiste en afirmar que Lutero tenía razón sobre el tema de la justificación, lo que conlleva a borrar de un golpe todas las enseñanzas de la Iglesia acerca del libre albedrío y de la necesidad de las obras; y se cancela la condena del Concilio de Trento. 

Para Lutero la justificación viene por la sola fe en Jesucristo, prescindiendo de las obras y de la cooperación del pecador con la gracia. Extraño que ¡justamente Bergoglio! pueda decir que Lutero tenía razón en ese punto. Extraño porque tantas veces le gusta recordar el pasaje de Mateo 25, en el que el Señor, viniendo en su gloria, juzgará a unos y otros conforme a sus obras (Cf. Mt 25: 31s). Lutero -recordemos- negaba, además, el Magisterio (Sola Scriptura y libre examen de las Escrituras), el sacerdocio ministerial y sostenía que la salvación viene por la sola fe. En consecuencia niega los sacramentos, excepto el bautismo.

La sospecha, más que fundada, con tanto elogio y festejo (¡!!) por los 500 años del cisma, es que el próximo ataque será a la Eucaristía. No hay dudas que mucho se “avanzó”, porque ya bien desacralizada está con la comunión de pie y en la mano, al mejor estilo protestante, y la liturgia

La liturgia implica todo: la celebración en sí “versus populum” (fundamentada por una eclesiología horizontalista), la exaltación de la Cena –y no precisamente como Banquete Sacro- y el oscurecimiento, e incluso negación, de la necesaria y fundamental dimensión sacrificial negándole, por lo tanto, a la santa Misa su valor redentor.

¿Qué pasará, qué dirá Bergoglio en Suecia a fin de octubre? Falta poco para saberlo aunque el ataque final a la Eucaristía podrá venir envuelto, a su mejor estilo, en ambigüedades y palabras anodinas. Permanezcamos vigilantes.

¿Qué hacer ante esta trágica situación en la que se encuentra nuestra Iglesia? Pues confiar en que el Señor conduce y protege a su Iglesia, poniendo todo en manos de la Santísima Virgen. La purificación es necesaria, pero el triunfo del Corazón Inmaculado está a las puertas.

Mientras tanto nos toca alertar, denunciar el error y la impostura, permanecer vigilantes e informados, pero sobre todo rezar, adorar, hacer penitencia y reparar, permaneciendo siempre fieles a Cristo y a su verdadera Iglesia, bajo la guía de su Madre, la Virgen María.

Froilán Aulé
7 de octubre de 2016

NOTA: No es verdad que sea más lo que nos une a los católicos sea más que lo que nos separa, según afirma Francisco. Ni tampoco es verdad que estemos de acuerdo acerca de la justificación como se le oye decir en este video que es una entrada del blog.