Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
Un corto video clip de acción viral (ver al final del artículo)
Con motivo del comienzo de este nuevo año, el Presidente de la Empresa de Automóviles más prestigiosa del Mundo, la Automobili Lamborghini Corporation, se ha dirigido a sus trabajadores, clientes y accionistas por medio de un video clip de poco más de un minuto de duración (1′ 20”), para expresarles sus propósitos y planes para el presente 2016. Ha causado furor en la red este comunicado, que -como dicen mis novicios modernistas-, se ha hecho viral. Es impresionante la capacidad de convicción y de fuerza argumentativa, el buen hacer y el buen discurrir de este hombre que lleva sobre sus hombros el peso de una Corporación Automovilística, reconocida hasta ahora como la que tiene mayor consideración, crédito y buena fama entre todas las fábricas de automóviles de lujo del mundo.
En un derroche de imaginación y buen hacer, el Presidente se dirige a sus video-videntes con estas bellas y expresivas palabras:
La mayor parte de los habitantes del planeta se declaran necesitados de un automóvil. Esto debería provocar un diálogo entre las diversas corporaciones automovilísticas. No debemos dejar de dialogar y colaborar con quienes piensan distinto.
A continuación, y en una secuencia muy bien elaborada, aparecen cuatro conductores que van diciendo uno detrás de otro:
– Confío en la marca Mercedes – Creo en la marca Audi – Creo en la marca Lamborghini – Creo en la marca Ferrari
Y continúa hablando el Presidente:
Muchos piensan distinto, sienten distinto, buscan un automóvil o encuentran un automóvil de diversa manera. En esta multitud, en este abanico de marcas de automóviles, una sola certeza que tenemos para todo es que todos somos automovilistas.
De nuevo, los cuatro conductores van repitiendo en el mismo orden que anteriormente:
– Creo en el automóvil – Creo en el automóvil – Creo en el automóvil – Creo en el automóvil
Y por último, en un espléndido final, acaba diciendo el Presidente:
Confío en tí para difundir mi deseo para este nuevo año: que el diálogo sincero entre hombres y mujeres de diversas empresas automovilísticas conlleve frutos de paz y justicia.
Ha sido genial. Este mismo día, todas las empresas automovilísticas del mundo se han felicitado, y han felicitado al Presidente por este mensaje tan ilustrativo y luminoso.
Al mismo tiempo, las acciones de Lamborghini en las Bolsas Mundiales se han venido abajo. Parece ser que muchos accionistas están que trinan con este mensaje, y van reduciendo o anulando sus inversiones en la Empresa. Hasta el punto de que exigen una reunión de urgencia del Consejo de Administración de Lamborghini, con la esperanza de poder encontrar el modo -siguiendo los Estatutos, claro- de destituir al Presidente por sus intenciones. Parece que la caída en picado de la Corporación para 2016 es inevitable. Quien tenga fuerzas, puede ver el mensaje aquí.
Para leer este post en su versión original pinchar aquí
Se trata de un video oficial de la Santa Sede. Ya no hay espacio para pensar en maldades de los periodistas o en interpretaciones equivocadas de la prensa.
El obispo de Roma, sucesor de Pedro, pareciera que ha apostatado públicamente de la fe de Nuestro Señor Jesucristo.
La toma final del video en la que aparecen, en igualdad de posiciones, una imagen de Nuestro Señor junto a la de un ídolo -Buda- y a los símbolos de otras religiones no cristianas, es signo suficiente de apostasía: El Santo Padre no creería -al menos eso es lo que demuestra- en la Redención única y universal de Jesucristo, el Hijo de Dios, y en la necesidad del bautismo y de la conversión para la salvación. La nueva religión que él proclama es la religión universal del amor. Y lo dice con todas las letras. Y, sin darse cuenta, confirma todas las profecías e interpretaciones, desde Malaquías a Castellani, pasando por Benson y Malachi Martin.
Con este vídeo, de un modo definitivo e irrefutable, tira por tierra dos mil años de historia: ¿qué sentido pueden tener ahora las discusiones que nuestros padres en la fe mantuvieron con los paganos y las enseñanzas de los Concilios Ecuménicos y de los Papas?
Más aún, ¿qué sentido tiene la sangre de innumerables mártires derramada justamente por sostener la divinidad de Nuestro Señor y la falsedad de los ídolos y de las otras religiones?
Como acota Ludovicus, hay una declaración implícita de apostasía cuando dice que entre el conglomerado de religiones hay una sola certeza. Y una mentira: que esa certeza es que para todos somos hijos de Dios: ni un budista, ni un musulmán dirían eso; más aún, les resultaría absurda la idea. Y un sofisma: que porque la mayoría de los habitantes del planeta se reconocen creyentes, hay que dialogar entre las religiones.
Cuando Bergoglio fue elegido Papa advertimos con alarma, tristeza e inquietud, desde este sitio, lo que esto significaría para la Iglesia y la posibilidad de que las fuerzas más oscuras hubiesen sido desatadas.
Pareciera, en efecto, que las puertas de Mordor están abiertas y que un Falso Profeta está sembrando la mentira y la confusión entre los débiles y entre los fuertes.
No queda mucho tiempo para que algún signo se manifieste.
Este corto vídeo de minuto y medio de
duración ha supuesto un auténtico bombazo para la Iglesia Católica y para el
catolicismo, en general. Transcribo aquí literalmente(excepción hecha de lo escrito entre
corchetes) laspalabras
del papa Francisco, sacadas de dicho vídeo, en el cual expresa sus
intenciones de oración para este mes de enero del año 2016.
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La mayor parte de los habitantes del
planeta se declaran creyentes. Esto debería provocar un diálogo entre las
religiones. No debemos dejar de orar por él[por el diálogo]y colaborar con quienes piensan
distinto.
[Luego aparecen en el vídeo cuatro
personas: una budista, un rabino, un sacerdote y un mahometano. Y conforme le
va llegando a cada una su turno, dicen, respectivamente:]
- Confío en Buda
- Creo en Dios
- Creo en Jesucristo
- Creo en Dios (Alah)
[Y sigue hablando el santo Padre:]
Muchos piensan distinto, sienten
distinto, buscan a Dios o encuentran a Dios de diversa manera. En esta
multitud, en este abanico de religiones,una
sola certezaque tenemos para
todo es quetodos somos hijos
de Dios.
[Luego cada una de esas cuatro personas
va diciendo la misma expresión, a medida que le llega su turno:]
- Creo en el amor
- Creo en el amor
- Creo en el amor
- Creo en el amor
[Y acaba el papa Francisco diciendo, en
una frase que va dirigida a cada uno:]
Confío en tí para difundir mi petición
de este mes: que el diálogo sincero entre hombres y mujeres de diversas
religiones conlleve frutos de paz y justicia. Confío en tu oración.
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Las anteriores palabras del Papa indican su modo "sui
generis" de pensar en lo que se refiere al "diálogo" entre
religiones (entre las que incluyeel
budismo, una religión quees
puro ateísmo, puesto que en ella no se adora a ningún dios). Mucho
se podría decir acerca del contenido de este vídeo.
Sin embargo, en este post me voy a limitar a recoger alguna de las expresiones
que pueden leerse en el Nuevo Testamento con relación al tan manido tema de la
diversidad de religiones; aunque haré también algún comentario ...
Las citas que siguen a continuaciónno
son opinionesde personas
concretas (como en el caso del papa Francisco) sino queson la misma Palabra de Dios.Su autor es el Espíritu Santo.
Y son, por lo tanto, verdades absolutas, que no admiten discusión.
Oigamos, por ejemplo, lo que dice el apóstol san Juan sobre las cautelas que
debemos de tomar los cristianos ante el error. [Constato, a modo de curiosidad,
aunque podría ser también Providencial, que la primera cita que coloco está
tomada de la lectura de la Misa de hoy mismo, 7 de enero. Y en dicha
lectura se da una respuesta (clara e inequívoca) aestas opiniones del Papaque hemos podido leer -o escuchar- al
comienzo de esta entrada. Y digo "opiniones" porque lo que dice aquí
el santo Padre, con todos mis respetos a su persona y a lo que representa, no
se parece en nada a la Verdad reflejada en las Sagradas Escrituras]:
"Carísimos, no creáis a cualquier espíritu, antes bien examinad si los
espíritus son de Dios, porque se han presentado en el mundo muchos falsos
profetas. En esto conoceréis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa
que Jesucristo vino en carne, es de Dios; peroel espíritu que no confiese a
Jesús, no es de Dios; ése es el Anticristo, el cual oísteis que viene, y
ahora ya está en el mundo"(1 Jn 4, 1-3).
A este respecto se podrían poner infinidad de citas del Evangelio
y del Nuevo Testamento. Hablando de Jesucristo, se lee, por ejemplo, en los
Hechos de los Apóstoles:"En ningún otro hay salvación, puesningún otro nombre hay bajo el
cielo dado a los hombres por el que podamos salvarnos"(Hech 4, 12). Y san Pablo dice con una
claridad tal que es imposible que dé lugar a malos entendidos (y lo repite dos
veces) lo siguiente:"Aunque nosotros mismos, o un
ángel del cielo, os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado,
¡sea anatema!Como hemos
dicho y ahora vuelvo a decirlo: si alguien os anuncia un evangelio distinto del
que recibistéis, ¡sea anatema!"(Gal 1, 8-9)
[Anatema significa "maldito"; expresión aplicada a los
herejes, quienes quedan separados del seno de la Iglesia; son miembros
amputados del cuerpo místico de Cristo].
La misión de los Papas es la de
transmitir el depósito revelado con fidelidad, sin añadir ni quitar nada y sin
invenciones personales, máxime si éstas contradicen el sentir de la Iglesia de
siempre, que es justo lo que ha ocurrido con estas declaraciones del papa Francisco.
Se podría decir -en cierto modo, y por desgracia- que estamos ante un Papa
hereje; por si había alguna duda, con estas declaraciones suyas de hoy tal
duda se ha despejado pues, además, lo que ha dicho ha sido de una manera
formal, pública y contumaz, que son las condiciones necesarias que se requieren
para que pueda hablarse de herejía en el caso de un Papa. Al tratarse de un tema muy delicado, dedicaré más adelante algunas otras entradas relativas a la posibilidad de un Papa hereje y a las implicaciones que tal evento supondría.
El hecho histórico de la venida de Jesucristo al mundo supuso una
transformación radical de la sociedad, cambiando el corazón de las personas y
dándoles un sentido a sus vidas. Ningún Papa, por muy Papa que sea, puede
alterar ni modificar el depósito de la fe que ha recibido, sino que tiene que
propagarlo en toda su integridad. Y sigue siendo cierto aquello de que"fuera de la Iglesia no hay salvación":no la hay, por lo tanto, en otras religiones.
Esto admite matices a nivel particular de algunas personas concretas, pero
sigue siendo cierto, en términos generales: sólo en la unión con Jesucristo, en
el seno de la Iglesia, es posible la salvación.
Como bien sabemos, nada de lo que el santo Padre ha dicho, en los
casi tres años de Pontificado que lleva, tiene carácter dogmático ... Nunca ha
hecho uso de la facultad de lainfalibilidadpontificia. Por lo tanto, dado que
"su mensaje" es confuso -e incluso contradictorio, en algunas
ocasiones-, al fiel cristiano no le queda otro camino que el demantenerse en el seno de la
verdadera Iglesia, que es aquélla que nos ha transmitido, en plenitud, el
Mensaje de Jesucristo. El cuerpo de Doctrina de la Iglesia puede conocerse, sin
error, en todos los documentos anteriores a la celebración del Concilio
Vaticano II, puestodos ellos tienen carácter dogmático reconocido;
no así los del Concilio Vaticano II, cuya celebración fue de carácter meramente
pastoral: así lo hizo saber el papa Juan XXIII, cuando lo convocó.
El diálogo interreligioso, tal como el actual papa lo entiende,
según el vídeo y según todo lo que ha ido diciendo a lo largo de su
Pontificado, es -sencillamente- un sincretismo religioso y éste está condenado
por la Iglesia como herejía.
Tal "diálogo" (realmente inexistente) sitúa al
catolicismo al mismo nivel que el resto de religiones y en él sólo prima -como
si eso fuese lo que realmente importa- aquello que cada cual sienta y lo que
cada cual entienda por "amor". El relativismo doctrinal entraría así
de lleno en la Iglesia y esto supondría su aniquilación como tal Iglesia ... lo
que no puede ocurrir de ninguna de las maneras. Hay un artículo de Luis Segura (bastante bueno a mi entender) que coloqué en este mismo blog, sobre el diálogo interreligioso, en el que afirma, entre otras cosas: Dialogar con el otro “en términos de igualdad” puede dar la impresión a éste de que efectivamente quien está en posesión de la verdad [¿o no es Cristo la Verdad?] no posee tal verdad. Pensemos en alguien que afirma la Trinidad, y en otro que la niega: ¿Deberían aceptar ambos que la divinidad la forman dos personas, y no una ni tres, para lograr el anhelado acuerdo? ¿No es esta forma de diálogo entre religiones, además, una forma de decir que no se está dispuesto a sumar ni un solo fiel más al bando de la Verdad; que si éste ha de venir que lo haga por aquellos caminos inescrutables que sólo Dios conoce, porque es preferible respetar a los no creyentes que anunciarles la superioridad del Dios revelado por el Hijo? Si no es así, lo parece.
Según el propio Papavive y deja vivires el primer paso de la paz y de la
felicidad ... Bueno: todo esto podría ser inteligible desde una perspectiva
meramente "humanística"; e incluso así sería también discutible. Pero
de lo que no cabe la menor duda es de que tal afirmación no tiene nada que ver
con la esencia de la Doctrina Católica ... ¡ pequeño inconveniente, al que no
se puede dar de lado!
Jesús lo dijo y lo dejó bien claro: "Si no hubiera venido ni les hubiera
hablado, no tendrían pecado;pero ahora no tienen excusa de su
pecado"(Jn 15, 22)."Quien me odia a Mí, odia también a
mi Padre"(Jn 15, 23)
Así que, por más vueltas que le demos, no se puede reconciliar lo
que es, en sí mismo, irreconciliable: ¿qué sentido tiene decir que todos somos
hijos de Dios, si al pronunciar la palabra Dios cada uno piensa en algo
completamente diferente? Eso es algo carente de sentido, contradictorio y, por
lo tanto, imposible; y esto desde un punto de vista meramente natural de la
pura razón: es, sencillamente, irracional.
Afirmar que todas las religiones son iguales y que da lo mismo una
u otra -pues eso es lo que se está diciendo, sin palabras, al realizar tal
equiparación entre ellas- decir que el proselitismo es una grandísima
tontería; y que todas llevan a Dios [¡no está claro a qué "dios" se
refiere! ... y, en cuanto a que sea el mismo, como afirma el Papa al decir que
todos somos hijos de Dios, es una contradicción manifiesta -y, por lo tanto,
una falsedad-, como hemos podido ver] ... todo esto, en último término,
equivale a decir (¡no nos engañemos!) que Dios -entendiendo por tal el
verdadero Dios- no existe: cada cual se fabrica su propio Dios. Dios es un mero
invento del hombre. El que tenga buena voluntad y actúa conforme a
"su" religión se salvará (¡me pregunto en qué consistirá esa
salvación, si aquello en lo que cree se lo ha inventado!).El ser ha sido aniquilado
porel sentimiento: ya no
importa lo que las cosas son, ya no importa la verdad; no existe tal verdad;
sólo vale y sólo importa lo que cada uno siente. Si aún puede hablarse de
"verdad" ésa sería la verdad: el sentir ... una conclusión que es
consecuencia lógica delolvido
del ser, que ha sido sustituído por el sentir.
Es increíble el grado de locura al que puede llegar un hombre cuando se aparta
de Dios; y no hablo aquí de un "dios" cualquiera, sino del único Dios
verdadero, que se ha manifestado en Jesucristo: no hay otro dios que éste ...
porque, en contra de lo que dijo el papa Francisco, Dios sí es católico.
Recordemos sus palabras:
“Yo creo en Dios. No en un Dios católico, no
existe un Dios católico, existe Dios. Y creo en Jesucristo, su encarnación.
Jesús es mi maestro y mi pastor, pero Dios, el Padre, Abba, es la luz y el
Creador. Este es mi Ser. ¿Le parece que estamos muy distantes?”(Entrevista
con Scalfari 1 de octubre de 2013)
Esta idea de que sí
existe un dios católico que, además, es el único y verdadero Dios, ha sido
comentada ya en este blog, en un estupendo artículo de Fray Gerundio. Se puede
leer de nuevo haciendo clicaquí.
Es necesario, para un cristiano, tener las ideas muy claras. La Iglesia católica sólo posee un Magisterio y éste supone la fidelidad a la Sagrada Escritura y a la Tradición, que son las dos únicas fuentes de la Revelación. Los Pastores son los encargados de transmitir fielmente lo que han recibido, sin añadir ni quitar nada; la Palabra de Dios siempre es actual y nunca se queda obsoleta: sirve para todos los hombres de todos los tiempos y culturas. No existe cambio o evolución en los Dogmas. Se puede -y se debe- profundizar en el conocimiento de Dios, manifestado en Jesucristo: esa es la misión de la Teología, que es la ciencia de Dios ... pero, en todos los casos, debe de partirse, como verdad cierta, del Dato Revelado: éste nunca puede ser alterado ni modificado ni puesto en duda. Lo escrito en los Evangelios no es leyenda sino verdades históricas, con infinidad de testigos que han dado fe de ello ... y una infinidad aún mayor de mártires que han dado la vida como testimonio de la veracidad de los Evangelios: "Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos también a vosotros" (1 Jn 1, 3). Si nos ceñimos al Apocalipsis allí puede leerse: "Si alguien añade algo a esto, Dios enviará sobre él las plagas descritas en este libro; y si alguien sustrae alguna palabra a la profecía de este libro, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que se describen en este libro" (Ap 22, 18-19). Pero lo mismo cabe decir del resto de la Sagrada Escritura, como hemos visto que dice el apóstol san Juan. Si alguno modifica un ápice del contenido de la Sagrada Biblia, y en particular del Nuevo Testamento, lo que transmitiese ya no sería la recta doctrina, sino invención humana. La fidelidad a lo que se ha recibido es fundamental. Como sabemos las palabras de la Sagrada Escritura fueron inspiradas por el Espíritu Santo: su autor verdadero es Dios mismo. Esto es sumamente importante. La trascendencia de esta realidad queda perfectamente reflejada en la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas: "Aunque nosotros, o un ángel del cielo, os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! Como hemos dicho, y ahora vuelvo a decirlo: si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema!" (Gal 1, 8-9). Es decir ... si alguien -no importa quien sea- nos explicara algo diferente a lo que está escrito y nos ha sido revelado en las Sagradas Escrituras y en la Tradición de la Iglesia (que son las dos únicas fuentes de la Revelación) los cristianos no sólo no deben de seguirlo, sino que, caso de hacerlo, se estarían buscando su propia condenación, ya que "es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech 5, 29). Es preciso recobrar la cordura, si es que la hemos perdido; y dejar de ser ingenuos, de una vez por todas, aprendiendo a discernir entre lo que es verdad y lo que es mentira. No es ésta una cuestión baladí ... pues es nada menos que nuestra salvación eterna la que está en juego. Y al decir esto estoy pensando no sólo en los sacerdotes, en los obispos y cardenales o incluso el mismo Papa, sino también en los simples fieles. Nadie, por ejemplo, para tranquilizar su conciencia, puede admitir como excusa de su conducta o de sus creencias, el siguiente pensamiento: "Es que los pastores son los pastores ... y si ellos lo han dicho sus razones tendrán". El que así razone está olvidando algo que es de vital importancia y contra lo que Jesús nos previno durante su estancia en esta tierra ... Y es la existencia de los malos pastores ... Existen los malos pastores, aquellos a quienes no les importan las ovejas. Y esto es así no porque yo lo diga, pues mi palabra sería, sin más, una mera opinión. No. Esto ya lo dijo Jesucristo con toda claridad. Nos convendría darnos por enterados, pues éstas fueron sus Palabras: "Mirad que nadie os engañe. Muchos vendrán en mi Nombre, diciendo: 'Yo soy' y seducirán a muchos" (Mc 13, 5)."Surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes signos y prodigios para engañar, si fuera posible, incluso a los mismos elegidos. Mirad que os lo he avisado" (Mt 24, 24-25) Sólo Jesús es el buen Pastor, Él "conoce a las suyas y las suyas le conocen a Él" (Jn 10, 14), "va delante de ellas" (Jn 10, 4) y "da la vida por sus ovejas" (Jn 10, 11), como efectivamente ocurrió. Esta misión de pastorear a las ovejas se la encomienda Jesús a Pedro cuando le dice, por tres veces, después de resucitar: "Apacienta mis ovejas" (Jn 21, 17) confirmándole así en la labor que ya antes le había prometido, cuando le dijo: "Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto ates en la tierra será atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 19) Jesús conoce perfectamente que Pedro es incapaz de llevar a cabo esta tarea por sus propias fuerzas. Por eso le va adviertiendo, poco a poco: "Simón, Simón, mira que Satanás os busca para cribaros como el trigo, pero Yo he rogado por tí para que no desfallezca tu fe. Y tú, cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos" (Lc 22, 31-32). Y por eso les envió su Espíritu, a él y a los demás discípulos que estaban reunidos con él en el Cenáculo, por miedo a los judíos. Esto ocurrió diez días después de su ascensión, en cuerpo y alma, a los cielos (Hech 1, 9). Así quedaron patentes las palabras de Jesús cuando les dijo a sus discípulos: "Sin Mí nada podéis hacer" (Jn 15, 5) y aquellas otras: "Sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20b). De no ser así, el cristianismo ni siquiera hubiera tenido un comienzo. Y si lo tuvo y se sigue manteniendo es debido al hecho de que el Fundador de la Iglesia, Jesucristo, el hijo del Hombre, es realmente Dios, Aquel por quien todo fue creado (Jn 1, 3). El discurso de Pedro (Hech 2, 14-47), por ejemplo, posterior a la venida del Espíritu Santo, produjo el arrepentimiento y la conversión de unas tres mil personas en un solo día, las cuales fueron bautizadas (Hech 2, 41), ... , "y el Señor aumentaba cada día el número de los que abrazaban el mismo género de vida para salvarse" (Hech 2, 47). Este fenómeno así como muchos otros hechos y la propia vida de la Iglesia, que se sigue manteniendo a pesar de que tiene casi todos los poderes del mundo en contra de ella, es una señal de que, ciertamente es el Espíritu de Cristo el que guía a su Iglesia. Fue el mismo Cristo quien dijo: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis Palabras no pasarán" (Mt 24, 35). La realidad histórica muestra la veracidad de estas palabras. La Iglesia, en medio de grandes persecuciones, se sigue manteniendo ... ¡todo ello no hubiera sido posible si quien las pronunció no fuese el mismo Dios, como así lo creemos los cristianos, por la gracia que Él nos ha concedido, sin mérito alguno por nuestra parte! De manera, pues, que es obligatorio para un cristiano el hacer un uso correcto de la razón en la búsqueda de la verdad ... lo que nos lleva a no poder admitir todo aquello que sea contradictorio en sí mismo. Los principios de la ciencia o primeros principios, verdades evidentes por sí mismas, que no necesitan demostración ... y que posee cualquier persona con sentido común, por el mero hecho de ser persona, no pueden ser negados jamás. No podemos hacer violencia a la razón, esa facultad tan maravillosa que hemos recibido de Dios y llamar negro a lo que vemos que es blanco y viceversa (por ejemplo) ... ¡Y esto se está haciendo! Pongamos algún ejemplo concreto para entender mejor la razón de estas aseveraciones que caen por su propio peso. Analicemos esta frase del santo Padre, que fue pronunciada en su saludo a los refugiados en la parroquia romana del Sagrado Corazón de Jesús el 19 de enero de 2014:"Los que son cristianos, con la Biblia; y los que son musulmanes, con el Corán; (...) compartir, incluso, la propia fe, pues Dios es uno solo: el mismo". Bueno, es el santo Padre quien lo ha dicho; y como tal merece nuestro respeto; pero el amor a la verdad y el espíritu de discernimiento nos dicen enseguida que aquí falla algo. Abro el Nuevo Testamento y leo lo que se dice de Jesucristo: "En ningún otro hay salvación, pues ningún otro nombre hay bajo el cielo dado a los hombres por el que podamos salvarnos" (Hech 4, 12). Es absolutamente imposible compaginar esta última frase, sacada del Nuevo Testamento y que es, por lo tanto, palabra de Dios, con la opinión del papa Francisco (en este caso concreto): el "dios" de los musulmanes no es el mismo dios que el de los cristianos. No puede serlo puesto que, para ellos, Jesucristo no es Dios. Y nosotros sabemos que "todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre" (1 Jn 2, 23). Se pueden poner infinidad de ejemplos. Pongamos sólo uno más: Desde la Ciudad del Vaticano se dice que "los católicos no deberían intentar convertir a los judíos" . Bueno, esto no deja de ser una opinión. Lo que sí es cierto es que tal opinión, aunque haya salido del Vaticano, no se compagina con la verdad del Evangelio, pues en éste, que es palabra de Dios, se lee: "Id y enseñad a las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que Yo os he mandado" (Mt 28, 19-20). ¿Acaso los judíos no tienen necesidad de conversión? En nuestras manos está la elección: ¿Nos quedamos con lo que se invente cualquiera, aunque sea sacerdote, obispo o el mismo Papa? ¿O nos quedamos con la Palabra de Dios, que nos ha sido transmitida fielmente por el Magisterio de la Iglesia, a partir de las Sagradas Escrituras y de la Tradición, que son las dos únicas fuentes de la Revelación? ¿Nos quedamos con lo que piensa el mundo o hacemos nuestro el pensamiento de Cristo? Así, pues: por una parte, debe de quedar claro que estamos ante la legítima Iglesia, que es una sola. No hay en ella dos Magisterios diferentes: no puede haberlos, pues sería una contradicción. Ahora bien: debemos discernir entre los buenos y los malos pastores, entre aquellos que transmiten la palabra de Dios y los que la adulteran o la niegan. Para ello es preciso que conozcamos bien nuestra fe y que vivamos vigilantes y siempre con la esperanza completamente puesta en Dios. Si quienes están a cargo de la Iglesia transmiten fielmente la verdad que han recibido, pues ¡a obedecerlos toca ... y con gran alegría! Pero, si quienes tienen la obligación de transmitir dicho Mensaje con fidelidad no cumplen con su misión sino que nos transmiten sus propias ideas y éstas se contraponen al Magisterio fiel de la Iglesia, entonces es nuestro deber, como cristianos, desobecerlos. Y vuelvo a insistir: nos va en ello nuestra salvación eterna y no podemos tomárnoslo a la ligera ... Y no nos debe de importar, en este sentido, el cargo de la persona que ha expuesto "sus" opiniones acerca de determinados temas. Al fin y al cabo, lo ha hecho a título personal; e incluso aun cuando se trate del mismo santo Padre, sus palabras no poseen el carisma de la infalibilidad, la cual sólo tiene lugar cuando el Papa habla "ex cathedra", lo cual no lo ha hecho hasta ahora. Y si lo hiciera en algún momento, aquello que dijese no podría nunca oponerse a la Tradición recibida y a la Sagrada Escritura, que son las únicas fuentes seguras de la Revelación. Mientras nos atengamos a ellas, estaremos en la Verdad y en la verdadera y única Iglesia, aquella que es "Una, Santa, Católica y Apostólica", no importando demasiado que haya en ella algunos pastores que hayan perdido la fe ... porque, en definitiva, "Dios dará a cada uno según sus obras" (Rom 2, 6) y tengamos siempre presente, en nuestra mente y en nuestro corazón, las palabras de Jesús: "Mira que vengo pronto y conmigo mi recompensa, para dar a cada uno según haya sido su conducta. Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin" (Ap 22, 12-13). Me gustaría terminar estas siete entradas sobre la Nueva Evangelización con la exhortación del apóstol san Pedro a los cristianos de su época: "Queridísimos (...) estad alerta, no sea que -arrastrados por el error de esos disolutos- decaigáis de vuestra firmeza. Creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén." (2 Pet 3, 17-18)
Cito a continuación algunos datos de los que ya he hablado anteriormente y que son, por lo tanto, conocidos; pese a lo cual es bueno traerlos a la memoria para refrescarla. Esto nos puede servir, de paso, para hacer una breve comparativa entre la Iglesia pre-conciliar y la Iglesia post-conciliar (única que conocen la mayoría de los cristianos). Y así, se ha podido constatar lo siguiente: - Antes los seminarios estaban a rebosar de vocaciones; hoy se encuentran desiertos, prácticamente. Lo mismo, o peor, ocurre en el caso de las Órdenes religiosas contemplativas, tanto si se trata de monjes como de monjas. - Antes había verdaderas colas para poder confesarse. Hoy apenas si acude gente a los confesionarios. La razón de esto es que se ha perdido el sentido del pecado y ha quedado reducido a algo que "ya no se lleva" ... algo que pertenece al pasado ... y, además, a un pasado inculto: mentira radical, pero creída por gran número de personas. - Antes se tenía fe. Hoy, debido a las influencias modernistas que se han infiltrado en la Iglesia, esta fe en lo sobrenatural se ha perdido prácticamente ... salvando algunos núcleos pequeños que la siguen manteniendo viva, gracias a Dios. - Nunca jamás se puso en duda que Jesucristo existiera: hay abundantísimos documentos que lo avalan. Y, sin embargo, hoy nos encontramos con el hecho de que se cuestiona, incluso, la historicidad de los Evangelios ... en contra de todo lo razonable ... y la figura de Jesucristo, suponiendo que existiera, queda reducida a la de un mero hombre: esto es lo que proclaman, sin ningún rubor los enemigos de la Iglesia; pero lo peor es que hay muchos cristianos que no saben dar razón de su fe: grande ignorancia de la propia fe es lo que se da entre los cristianos ... algo que debería de ser muy tenido en cuenta en la pastoral católica ... lo que no suele ocurrir en infinidad de casos ... no en todos, afortunadamente. - Antes, como digo, la gente conocía mucho mejor las verdades esenciales de su fe: la existencia del pecado original, la Creación directa por Dios de un hombre y de una mujer, como nuestros primeros padres (que ha sido sustituida por las llamadas teorías de la Evolución que se imponen a la fuerza, como si fueran ciencia, siendo así que no son sino meras hipótesis), la Encarnación del Hijo de Dios y la Redención del pecado, la Divinidad de Jesucristo y su Presencia Real en la Eucaristía; el Misterio de la Santísima Trinidad; la Resurrección de Jesús y su Ascensión en cuerpo y alma a los cielos, la realidad de María como Virgen y Madre y su Asunción en cuerpo y alma a los cielos; la Salvación que tiene lugar únicamente en el seno de la Iglesia, etc... Muy pocos son los cristianos que conocen su fe: ¿Y cómo puede querer a Jesucristo aquél que no lo conoce? ¿Y cómo lo conocerán si no se les predica? ¿Y quién les predicará si apenas hay vocaciones? -Antes había fallos, por supuesto ... pero, aun cuando la conducta de muchos sacerdotes o jerarcas de la Iglesia dejara bastante que desear, uno sabía a qué atenerse. Y se predicaba doctrina, esto es, la Palabra de Dios no adulterada. Hoy no ocurre siempre así, por desgracia. Y cada vez menos, pues los nuevos sacerdotes que se van incorporando (y que son, por otra parte, bastante escasos), en términos generales, no reciben una formación ortodoxa en los Seminarios, pues éstos se han impregnado también de las ideas modernistas.
- Casi nadie cree ya en los milagros, a los que se considera productos de la imaginación o leyendas propias de la piedad de gente antigua. El mismo papa Francisco no considera que hubiese multiplicación de los panes y los peces sino que "sencillamente", siempre había panes y éstos no se consumían. A todo esto hay que añadir, por si alguno no lo sabe, que la nueva misa, la de Pablo VI, el novus ordo, que es la única que conocen la mayoría de los fieles cristianos católicos, la que se celebra en lengua vernácula, tiene unos orígenes de clara influencia protestante: en su confección hubo diez miembros, de los cuales siete eran protestantes; y de los tres católicos que había, parece ser, como se supo más tarde, aunque no está completamente demostrado, que el Secretario de dicha comisión, el padre Annibal Bugnini, era masón. El propio Bugnini aseguró que dicha misa (la nueva misa) era distinta de la misa tradicional. De todos modos, como dice el padre Alfonso Gálvez, en la introducción de su libro El invierno eclesial: Sea como fuere, debe quedar claro que todo católico debe de profesar obediencia y respeto hacia la legítima Jerarquía de la Iglesia, sin que nadie pueda creerse capacitado para establecer otra por su propia cuenta. Si los Pastores han sido legítimamente elegidos, aun en el caso de que sean acusados de corrupción o de no ejercer los deberes derivados del ministerior que les ha sido encomendado, han de ser considerados como los auténticos Pastores llamados a regir la Única y Verdadera Iglesia, fuera de la cual no hay salvación. Pues es cierto que puede suceder, con respecto a una Jerarquía legítima en un momento histórico determinado, que las enseñanzas doctrinales impartidas por ella a los fieles contradigan claramente al Magisterio tradicional de la Iglesia. No obstante lo cual, los fieles deben atenerse, en cuanto al juicio que les merece y el acatamiento que han de prestarle, a lo que se desprende de las orientaciones de ese mismo Magisterio. Y continúa diciendo más adelante: Queda claro, después de lo dicho, que si el Magisterio no se propone a sí mismo como infalible, ni compromete la Autoridad de la Iglesia, ni tampoco pretende ejercerla, los fieles quedan en libertad para atenerse a las enseñanzas doctrinales esta vez expuestas con autoridad y proclamadas por el Magisterio de siempre. Por lo demás, jamás permitirá el Espíritu Santo la coexistencia en la Iglesia de dos doctrinas contrarias que pretendan poseer, a la vez, el sello de autenticidad que otorga la Autoridad del Espíritu. De donde no se va a tratar de una elección entre dos Magisterios, puesto que solamente puede haber uno, y los fieles acatarán al único que se propone a sí mismo como verdadero y compromete su Autoridad. Al mismo tiempo, por supuesto, que continuarán respetando a la Jerarquía legítima, aun en el caso de la corrupción de alguno o algunos de sus miembros. En este sentido, ningún católico deberá sentirse confundido jamás, en cuanto que Dios no va a permitir que existan en la Iglesia dos Magisterios legítimos y, al mismo tiempo, distintos, con la pretensión de enseñar doctrinas contradictorias o diferentes, cada uno por su cuenta y exigiendo ambos entero asentimiento (...) No pueden los fieles, bajo ningún pretexto ni acogiéndose a cualesquiera enseñanza, poner en duda doctrinas como, por ejemplo, la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía, la Suprema Autoridad del Papa como Cabeza visible de toda la Iglesia o la veracidad de las Escrituras y la realidad histórica de la Persona de Jesucristo (que son algunas de las verdades de Fe que niega expresamente el Modernismo hoy vigente dentro de la misma Iglesia). Acaba el padre Alfonso la introducción a su libro con estas palabras: No leería este libro con mentalidad cristiana quien recorriera sus páginas con el espíritu atormentado por el desaliento. Porque el discípulo de Jesucristo, como hemos recordado tantas veces, vive de la Esperanza, se conforta en la Alegría y cree firmemente en las promesas de su Señor. Al cristiano le corresponde vivir en la seguridad de la victoria, como único final posible de una existencia transcurrida en la fidelidad. Por más que, como decía san Agustín, así como no puede haber corona sin victoria, tampoco son posibles los laureles del triunfo si no ha existido la previa lucha o no han sido superadas las pruebas: Y el mundo es pasajero, y también sus concupiscencias; pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre (1 Jn 2, 17) En la actualidad observamos una auténtica claudicación de la Iglesia frente al mundo, una especie de complejo de inferioridad ... complejo absurdo, por otra parte, pues no hay ninguna institución humana que haya aportado a la Humanidad lo que ha aportado la Iglesia. Los mejores logros de los seres humanos, en todas las ramas del saber y del obrar, han sido debidos a fieles cristianos comprometidos con su fe. No todos los miembros de la Iglesia han sido fieles a las consignas de su Maestro y en ese sentido se puede hablar de errores en la Iglesia ... errores que, por cierto, han sido esporádicos y ocasionales y son, además, la excepción que confirma la regla ... sin olvidar -y esto es muy importante- que, propiamente hablando, no son errores de la Iglesia, en cuanto Institución fundada por Jesucristo, sino -insisto, errores de algunos de sus miembros que no se han comportando en conformidad con lo que la misma Iglesia les exigía. Insisto en esta idea, pues considero que es esencial tenerla en cuenta y no perderla de vista. Acabo esta serie de entradas sobre la Nueva Evangelización mediante un enlace a un audio de una homilía del padre Alfonso en donde se habla, precisamente, de esta nueva Iglesia modernista. Su duración es de 14:53 minutos.
El comunista Pablemos intenta convertir a España en una tiranía mientras Rajoy baila con música de Raphael.
El referéndum revocatorio -propuesta estrella de Podemos- no es sino una peligrosa estafa.
La puso en marcha Hugo Chávez para identificar y perseguir a sus enemigos políticos.
Una forma de Estado policial con posteriores venganzas sobre el adversario.
Es lógico, cantando la Internacional no se llega al Gobierno. Pero es el mismo comunismo de siempre.
El comunismo es, ante todo, una gran mentira. Pablo Iglesias (en la imagen) es comunista aunque no se identifique como tal. Pablemos, como los comunistas de siempre, repite que cantando la Internacional no se llega al Gobierno. Pero esa es una mera cuestión formal, claro. Y así,Podemos se disfraza de solidaridad hasta que toma las riendas de la economía, pretende ser el arquetipo de demócrata hasta que alcance el poder y se cargue la democracia, pregona la libertad e expresión hasta que pueda imponer la mordaza, dice respetar todas las creencias hasta que se siente con fueras para el ataque frontal. Entonces empezará a quemar templos (en el caso de Podemos, todavía no ha asaltado Iglesias. Sólo las profana Rita Maestre, concejal de Podemos en el Ayuntamiento de Madrid).
Y mientras todo esto ocurre, el amigo Rajoy, hombre sereno donde los haya, mata el interregno bailando canciones de Raphael, la nueva revelación de la canción española. Mariano, no lo dudes, ésta puede ser tu gran noche.
Ejemplo de comunismo podemita, lo tenemos en la página web Acapulco70, disidentes de los bolivarianos Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Merece la pena ver el vídeo entero. Yo he aprendido mucho. La cosa empieza con una de esas promesas rompedoras, revolucionarias, a las que tan aficionados son los comunistas -es decir, Podemos- para estafar al electorado: el referéndum revocatorio. Es decir, si usted lo quiere, a mitad de legislatura, el Gobierno se someterá a un referéndum y si la gente no le ratifica, el gobierno dimite.
¡Qué democrático!, afirman todos los ingenuos. Sólo que no resulta tan democrático cuando te enteras de que se trata de una idea de Hugo Chávez, que jamás se sometió a tamaño juicio popular -el pueblo es muy voluble- y que, además, utilizaba esa petición para obtener información de todos sus adversarios políticos… a quien posteriormente se dedicó a perseguir en la medida de sus enormes posibilidades tras la ocupación del Palacio de Miraflores. De verdad, no se pierdan el vídeo ni los testimonios adjuntos de los damnificados.
Pero el engaño más pérfido, aunque menos siniestro, es el primero: que, con iniciativas de este jaez, hoy hay muchos españoles convencidos de que Iglesias, ese aprendiz de tirano, es el más demócrata de todos los demócratas que en el mundo han sido y que muchos que no votarían jamás a un estalinista, votan a este estalinista llamado Iglesias.
El mismo día de las elecciones generales hablé de que los españoles deberían prepararse para luchar contra el comunismo… una vez más. Ahí tienen otra prueba. Sólo que el lobo llega ahora disfrazado de cordero: los soviéticos eran más bestias pero también más sinceros, acerca de sus pretensiones.
Pablo: eres una mentira con patas.
Y en el entretanto, el señor Rajoy baila con Raphael. Al son de su música, quiero decir. Y con poquísimo estilo.
Son ya varias las generaciones de cristianos en las que, paulatinamente -al principio- y descaradamente -en la actualidad- están siendo manipuladas; y de modo tal que se les hace pensar que no lo están siendo. La capacidad de pensar ha disminuido, de modo alarmante, en los colegios -sobre todo en España-; al menos eso afirman las últimas estadísticas que se han realizado en este sentido. Hoy en día -y desde hace ya bastante tiempo- la gente "piensa" lo que los medios de comunicación de masas quieren que la gente piense. Está todo muy bien orquestado y organizado por aquellos que quieren acabar con la influencia del cristianismo en la sociedad, una influencia que -todo hay que decirlo- se ha manifestado altamente positiva en lo que concierne al verdadero desarrollo y progreso de la Humanidad.
Claro está: es necesario acudir a las fuentes y a aquellos historiadores que han sabido interpretarlas de modo objetivo sin dejarse llevar por ideologías de ningún signo: por ello mismo han sacado a relucir también los fallos humanos de ciertos cristianos que han abusado de su condición de tales, pero han dejado patente, al mismo tiempo, que se trataba de una minoría y que tal minoría no era representativa del sentir de la Iglesia, a la cual se oponían, en realidad, con su "modus vivendi". Nunca se debe de juzgar el todo por una parte. Ésta es una máxima filosófica que debe de tenerse en cuenta a la hora de dilucidar o de reflexionar acerca de una determinada época histórica ... hecho lo cual el balance que resulta para la civilización cristiana ha sido -y sigue siendo- de una importancia fundamental y decisiva para el progreso bien entendido, aquél que abarca a toda la persona humana.
Sin embargo, hoy en día se rechaza -en términos generales- tal influencia, hasta el extremo de que Europa entera ha renegado de sus raíces cristianas. El proceso de descristianización de la sociedad está ya muy avanzado y la apostasía generalizada es un hecho que va en aumento.
En todo ello, no cabe la menor duda, ha tenido mucho que ver aquél cuya existencia se niega, pero que es quien está llevando las riendas de todo este proceso ...; digámoslo sin subterfugios, puesto que es así, por más que se niegue y se mire para otra parte: el diablo. Éste no es un personaje ficticio ni inventado, sino que es muy real. En palabras de Jesucristo, el diablo es, por una parte, el padre de la mentira y de todos los mentirosos, y por otra es también el "príncipe de este mundo" ... Ya sabemos a qué atenernos. Porque así es: es el diablo, de todas todas (ése en quien no se cree y que, precisamente, por ello, realiza su labor con tanta eficacia) el que está gobernando hoy el mundo ... y tiene muchos y muy fieles servidores, contando entre ellos -por supuesto-, a socialistas, comunistas y masones ... aunque también -y esto es lo más grave- cuenta con muchos servidores dentro de la misma Iglesia, en cuyo seno se ha infiltrado, cual caballo de Troya ... y está llevando a cabo un proceso de demolición como jamás se había visto hasta ahora. Y esto es sólo el comienzo de lo que está por venir.
Como digo, ya nadie cree en la existencia del diablo, lo que es para éste un auténtico triunfo, dado que así lleva a cabo su papel perverso y su obra demoledora de la Iglesia de un modo casi imperceptible, pero tremendamente eficaz. Es preciso, por lo tanto, volver a predicar de nuevo a Jesucristo, puesto que ya nadie habla de Él y la gente no le conoce; tenemos una gran responsabilidad: la de hacer llegar a tantísima gente que aún no conoce al Señor, todas aquellas verdades que nosotros, los cristianos, por pura gracia, hemos recibido y que nos han sido transmitidas, con fidelidad, por las Sagradas Escrituras, por la Tradición y por el Magisterio de la Iglesia de siempre, a lo largo de dos mil años de Historia.
Para que esta misión sea efectiva, lo primero que tenemos que hacer es "rogar al Señor de la mies para que envíe obreros a su mies" (Mt 9, 38). Y rogar de modo insistente y con confianza, pues el Señor no puede abandonar a los suyos. Y luego, procurar vivir conforme a las enseñanzas de Jesús, para hacer de su Vida nuestra vida, de modo que la gente, de alguna manera, vea a Jesús en nosotros. Esto es posible. Lo ha sido hasta ahora y puede y debe de seguir siéndolo, si somos valientes y ponemos en Dios toda nuestra confianza, sin temores absurdos que no conducen a nada.
De entrada, debemos de tener muy claro que es imposible que se dén dos Magisterios en el seno de una misma y única Iglesia. Dios no puede permitir que existan en la Iglesia dos magisterios legítimos y, al mismo tiempo, distintos, enseñando doctrinas contradictorias o diferentes (donde cada uno, por su cuenta, exige un asentimiento completo)
Así lo dijo Jesús: Todo reino dividido contra sí mismo queda desolado; y cae casa sobre casa.(Lc 11, 17). Cierto que es un hecho innegable que existen grandes divisiones internas en el seno de la Iglesia entre los mismos Jerarcas, unas divisiones que no tendrían por qué darse ... pero se dan. No es ésa, por supuesto, la voluntad de Jesucristo, quien rogó a su Padre, en la misma noche en la que iba a ser apresado por los judíos para darle muerte, diciéndole: "Que sean uno, Padre, como Tú y Yo somos uno" (Jn 17, 22).
¡Es de resaltar -y esto es muy importante- que Jesús, en esta oración sacerdotal en la que se dirige a su Padre, poco antes de morir, está refiriendose únicamente a sus discípulos, es decir, a los cristianos; es decir, a nosotros que, por pura gracia, lo somos, sin merecimiento alguno de nuestra parte! ... No se está refiriendo el Señor al conjunto de la humanidad, a aquellos a quienes aún no ha llegado su mensaje; y menos aún a los que lo han rechazado abiertamente: ruega al Padre sólo por sus ovejas ... y entre ellas se encuentran aquéllos que creerán en Él por las palabras de sus discípulos y que se harán también, a consecuencia de ello, discípulos suyos (Jn 17, 20). Como se ha comentado ya varias veces en este blog son los frutos los que dirimen si una pastoral ha sido o no ha sido una buena pastoral. Y no hay más que apoyarse en las palabras de nuestro Maestro, quien dijo: "Por sus frutos los conoceréis" (Mt 7, 20) ... Es un hecho indiscutible que tales frutos, en concreto aquellos que se han producido a partir del Concilio Vaticano en el seno de la Iglesia, no han sido buenos. Si recordamos, fue el propio cardenal Ratzinger, cuando era Prefecto para la Doctrina de la Fe, quien así lo reconoció y lo expresó, al afirmar que la Gaudium Spes era un anti-Syllabus, afirmación de la que no se desdijo al llegar a la condición de Papa, de manera tal que la que el mismo Benedicto XVI llamó "hermenéutica de la continuidad" no es tal: la Tradición de siempre, previa al Concilio Vaticano II, ha experimentado un cambio radical a lo largo de estos cincuenta años posteriores a dicho Concilio. Son ya varias las generaciones de fieles cristianos que no han conocido otra cosa y, lógicamente, no pueden percibir ningún cambio ni realizar ninguna comparativa con el Magisterio anterior.
Sin embargo, existe una gran diferencia entre ambos Magisterios. Esto lo saben, por supuesto, todos cuantos han conocido cómo era la Iglesia antes del Concilio Vaticano II y cómo es ahora. También hay jóvenes que conocen estas diferencias, pero son los menos, son la excepción.
De manera, pues, que lo que comenzó con la pretensión de ser una nueva Evangelización, un mejor modo de acercarse al mundo actual para que el Evangelio sea mejor conocido y llegue a un mayor número de personas, todo esto que, ciertamente, estaba bien (al menos, en teoría) ... ha degenerado: Hoy en día una inmensa mayoría de cristianos católicos no conocen las verdades fundamentales de su fe.
Y todo esto sin considerar que hay determinados textos del Concilio Vaticano II que se pueden considerar realmente irreconciliables con la Doctrina multisecular de la Iglesia, de ser tomados al pie de la letra ... en todo caso están escritos en un lenguaje tan ambiguo que pueden dar lugar, como así ha ocurrido, a interpretaciones erróneas ... o tal vez no tan erróneas, lo que sería aún más grave. Me vienen a la mente el diálogo interreligioso y el mal llamado ecumenismo (no pretendo ser exhaustivo), temas que han dado lugar a situaciones un tanto atípicas, por no expresarlo de un modo más fuerte, como es el caso de los famosos encuentros de Asís, que comenzaron con el papa Juan Pablo II el 27 de octubre de 1986 y que equiparan, de alguna manera a todas las religiones, como si dieran lo mismo tener una religión u otra ... Al menos, eso es lo que parece. Y de no ser así, la confusión está servida.
Bien es verdad que, en estos encuentros, para evitar sincretismos, se usó la fórmula: “No rezar juntos, sino estar juntos para rezar” “No hay que esperar una oración común, no es posible. Pero estaremos juntos en el mismo lugar para rezar. Hay que respetar la plegaria de cada uno, permitir a todos expresarse en la plenitud de su fe, de sus creencias”. Lógicamente todo esto suena bien al oído.
El problema radica en que no tiene mucho sentido que cada cual rece a "su dios", como si hubiera muchos dioses ... y el Dios de los cristianos sería "un dios" más, equiparable a los demás "dioses". Si los primeros cristianos hubiesen actuado así, si se hubieran prestado a colocar a Jesucristo en el Panteón de los dioses, como "un dios" más dentro del conjunto del resto de los dioses, la Religión católica no hubiese existido jamás: afortunadamente -Dios es Providente- actuaron en conformidad con la vocación que había recibido, siendo conscientes, como lo eran, de que la salvación sólo se encuentra en Jesucristo (Hech 4, 12) : Se jugaron la vida y murieron mártires antes que renegar de su fe ... no considerando en absoluto, ni por un momento, que daba la mismo adorar a un dios o a otro dios.
Los primeros cristianos, así como todos los verdaderos cristianos que les sucedieron, se dedicaron a evangelizar los distintos lugares del mundo, entre ellos, el continente americano. De este modo cumplían el mandato que Jesucristo les dio, una vez que resucitó de entre los muertos: "Id por todo el mundo y enseñad a todas las gentes ... enseñándoles a guardar TODO lo que Yo os he mandado" (Mt 28, 19.20). Es increíble que la Iglesia actual haya pedido perdón por haber actuado así, cuando lo que ha hecho es sencillamente limitarse a cumplir el encargo que había recibido de Jesús, o sea, cumplir con la misión de evangelizar a todos los pueblos. Cierto que hubieron excesos, por parte de algunos que se llamaban a sí mismos católicos, pero que no actuaron como tales ... Lógicamente son esos excesos e injusticias de algunos los que, en realidad, deben de ser condenados, pero tal condena no puede (no debe) realizarse nunca, como sí se ha hecho, actuando en contra de la verdad histórica: Pinchar aquí y aquí Se podrían poner miles de ejemplos, con relación a los frutos obtenidos, como veníamos diciendo, aunque nos limitaremos a señalarar sólo unos pocos, a modo de recordatario (puesto que ya nos hemos referido antes a ellos); y si nuestra mente sigue estando abierta a la verdad, si todavía seguimos llamando a las cosas por su nombre, nos será fácil llegar a la conclusión de que, efectivamente, se ha producido un cambio -de hecho- en la enseñanza de la Iglesia (y no precisamente, un cambio a mejor), hasta el punto de que podemos afirmar que nos encontramos ante una "nueva Iglesia". Esto es sumamente grave y puede tener -y tendrá, casi con toda seguridad- consecuencias gravísimas e imprevisibles, en un futuro no demasiado lejano, si es que aún siguen aplicándose las leyes de la lógica ... Y esto será así (yo, al menos así lo pienso) a menos que se produzca algún tipo de cambio inesperado (¡un milagro, vamos!) que produzca una vuelta a la Tradición y a la Iglesia de siempre. Claro está: Dios no suele actuar de esa manera; por lo que dicho cambio es altamente improbable, por no decir imposible. Desde luego, tal y como están las cosas, no cabe la menor duda de que Dios va a intervenir ... No ni el cómo ni el cuándo lo hará, pero es seguro que lo hará. En cierto modo sí sabemos cuándo ... será cuando menos se piense, cuando nadie piense que pueda producirse. Al menos esas fueron las palabras de Jesús. De que las puertas del Infierno no pueden prevalecer sobre la verdadera Iglesia tenemos una certeza absoluta, puesto que son palabras del mismo Jesús quien también dijo: "el cielo y la tierra pasarán pero Mis palabras no pasarán" (Mt 24, 35). Por eso, nuestra actitud, como cristianos, ha de ser aquélla a la que nos exhortaba el autor de la carta a los hebreos, cuando les escribía: "No perdáis vuestra confianza, que tiene una gran recompensa" (Heb 10, 35). Pero dicho lo cual, es evidente que no podemos cerrar los ojos, como el avestruz ... o mirar para otra parte; y aunque veamos que se están dando en la Iglesia situaciones anormales, ignorarlas como si no estuviese ocurriendo nada. Eso no podemos hacerlo. Si procediésemos de esa manera estaríamos actuando en contra de la voluntad de nuestro Maestro y Señor, quien dijo de Sí mismo: "Yo soy la Verdad" (Jn 14, 6) "Todo el que es de la verdad escucha mi Voz" (Jn 18, 37) ... y no podríamos ni siquiera pretender ser buenos discípulos de Jesús.