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domingo, 30 de marzo de 2014

Un año de Pontificado del Papa Francisco (6 de 7) (Alejandro Sosa Lapida)


[Continúo el largo artículo de Alejandro Sosa Laprida, resumiéndolo bastante. Añado, de mi parte, algunas imágenes relacionadas con la situación en cuestión, además de los subrayados, negritas, cursivas, colores, corchetes, puntos suspensivos (que indican que el contenido es mayor); he cambiado también el orden de algunos puntos para que vayan en orden cronológico, etc...]

Habría muchas otras declaraciones y gestos del papa Francisco que se podrían calificar cuando menos de perturbadores y que se prestarían a un prolongado desarrollo, del que me abstendré aquí en aras de la brevedad, y de los cuales he seleccionado tan sólo algunos a modo de ejemplo, tomados de una extensa lista que por cierto no deja de acrecentarse día tras día a una velocidad vertiginosa…



1. La noche de su elección,13 de marzo de 2013, Francisco se presentó como el «Obispo de Roma», sin pronunciar la palabra «Papa». (...) Calificándose a sí mismo exclusivamente con el título de Obispo de Roma (y no de Papa, Soberano Pontífice o Vicario de Cristo) Francisco realiza un gesto inédito en la historia de la Iglesia, claramente revolucionario, que menoscaba (...) la autoridad de la Sede Romana.

2. El mismo día, antes de impartir la bendición apostólica a los fieles congregados en la plaza San Pedro, Francisco pidió a la muchedumbre que ella rezara primero por él para que Dios lo bendijese. El simbolismo del gesto es claro: la bendición ya no procede de lo alto, a través del Papa que recibió su investidura de derecho divino, y que él hace descender luego directamente sobre los fieles. Nos encontramos ante un gesto que evoca los principios democráticos revolucionarios, según los cuales el poder emana del pueblo, única fuente de legitimidad para el ejercicio de la autoridad.


3El 16 de marzo de 2013, al final de la audiencia otorgada a los periodistas del mundo entero en la sala Pablo VI del Vaticano, Francisco les dio una bendición totalmente atípica, una «bendición silenciosa, respetando la conciencia de cada uno»No hizo el signo de la Cruz sobre la multitud de periodistas ni pronunció el santo nombre de las Tres Personas Divinas. Lo que nos enseñó Jesús se sitúa en las antípodas de esa falsa noción de respeto: «Todo poder me ha sido dado en el cielo y en la tierra. Id pues y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto os he mandado» (Mt. 28, 18-20). Nuestro Divino Maestro nos ha dicho también: «A todo el que me confesare delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre, que está en los Cielos; pero a todo el que me negare delante de los hombres, yo lo negaré también delante de mi Padre, que está en los Cielos» (Mt. 10, 32-33) (...)

4. Durante esa misma audiencia dijo que deseaba «una Iglesia pobre para los pobres». Es un deseo novador y completamente extraño a la enseñanza y a la práctica bimilenaria de la Iglesia«María, tomando una libra de ungüento de nardo legítimo de gran valor, ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos, y la casa se llenó del olor del ungüento. Uno de sus discípulos, Judas Iscariote, el que habría de entregarlo, dijo -¿Por qué este ungüento no se vendió por trescientos denarios y se dio a los pobres?» (Jn. 12, 3-5).


5El 28 de marzo de 2013 ,con ocasión de la ceremonia del lavatorio del Jueves Santo celebrada en un centro de detención de menores de Romaentre las personas que representaban a los doce apóstoles había mujeres y musulmanes, lo que infringe gravemente la tradición litúrgica, la que ha recurrido siempre a hombres bautizados, ya que las mujeres no son admitidas al sacerdocio cristiano ni los infieles a las ceremonias litúrgicas. (...) La Santa Cena del Señor no fue pues celebrada en la basílica de San Pedro, ni en la catedral de San Juan de Letrán, en presencia del clero y de los fieles romanos y de los peregrinos procedentes del mundo entero para asistir a las festividades de la Semana Santa, sino nada menos que en una cárcel, lugar por completo inconveniente para una acción litúrgica, en presencia de una mayoría de no católicos, en una ceremonia confidencial, inaccesible para los fieles… (...) Visitar a los prisioneros es ciertamente una acción muy laudable, puesto que es una obra de misericordia. En cambio, servirse de ella como pretexto para rebajar el culto divino celebrando la Misa in Cena Domini en una cárcel, sin clero ni feligreses, sin predicación sobre la institución de la Eucaristía y del sacerdocio cristiano por Nuestro Señor, invitando a participar a infieles en la ceremonia, dista mucho de ser una acción laudable (...): Fieles, casi no había. Fotos e imágenes para la televisión, sí. Y dieron la vuelta al mundo. 


6. Con ocasión de su homilía en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, el 22 de mayo de 2013, Francisco dijo que el Señor salvó «a todos los hombres» por la Sangre de Cristo, y que de este modo se convierten en «hijos de Dios, no sólo los católicos, todos, los ateos también» (...)

7. Francisco recibió a José Mujica, presidente de Uruguay, el sábado 1 de junio de 2013 con motivo de una larga audiencia privada. Luego de ella declaró a la prensa sentirse «muy feliz de haber podido discutir con un hombre sabio»


[Este hombre «sabio» fue miembro de los Tupamaros, una de las principales organizaciones terroristas latino-americanas durante los años 60’/70’, cuya actividad criminal comenzó mucho antes del golpe de estado militar de 1973. Pasó 15 años en la cárcel, condenado por asesinato, secuestro y actos de terrorismo. Fue liberado en 1985, «amnistiado» por el gobierno de Julio Sanguinetti. Mujica se negó a asistir a la ceremonia de inauguración del nuevo pontificado, en razón de su ateísmo militante]




Cabe precisar que su gobierno aprobó la ley autorizando el aborto en octubre de 2010, la del «matrimonio» homosexual y de la adopción «homo-parental» en abril de 2013 y la de la legalización del cultivo, la venta y el consumo de marihuana en diciembre de 2013. Que un hombre de Iglesia [en este caso el Papa] pueda recibir en audiencia pública a semejante individuo, dejarse fotografiar a su lado sonriente y dándole un abrazo, para luego hacer de él un elogio encendido a la prensa es algo que supera lo imaginable


8. Al igual que la primera misiva oficial de Francisco no había tenido por destinatarios a católicos, sino a los judíos de Roma, así también su primer viaje oficial tuvo por beneficiario a gente de otra religión (...) En efecto, el 8 de julio de 2013 acudió a Lampedusa, en memoria de los inmigrantes clandestinos musulmanes que se ahogaron tratando de alcanzar esa isla italiana desde África en el transcurso de los últimos quince años. (...) Y eso en el mismo momento en que Europa, enteramente descristianizada, observa como el Islam se vuelve de manera irresistible la religión preponderante, especialmente gracias a la inmigración masiva de musulmanes procedentes de África.

9. Con ocasión de las JMJ celebradas del 22 al 29 de julio 2013 en Río de Janeiro, Francisco declaró, durante una entrevista de prensa concedida a la televisión brasileña, que «si un niño recibe su educación de los católicos, protestantes, ortodoxos o judíos, eso no me interesa. Lo que le interesa es que lo eduquen y que le den de comer». Tales palabras no requieren comentario. A condición, evidentemente, de no haber perdido la Fe.

10. El 28 de agosto de 2013 Francisco recibió en la basílica de San Pedro un grupo de 500 jóvenes peregrinos de la diócesis de Piacenza. Hacia el final, les pidió: «recen por mí, porque este trabajo es insalubre, no hace bien». La misión de pastor universal de las almas, de vicario de Nuestro Señor Jesucristo en la tierra para «apacentar a sus ovejas» (Jn. 21,17) y para «confirmar a sus hermanos en la Fe» (Lc. 22, 32) no constituye para él más que un trabajo, y para colmo, insalubre (...)

11. El 7 de septiembre de 2013 Francisco organizó una jornada de oración y de ayuno por la paz en Siria, lo que es en sí mismo algo laudable. Desgraciadamente, este evento fue convocado siguiendo el espíritu del falso ecumenismo conciliar de Nostra Aetate y de Asís, puesto que extiende la invitación «a todos los cristianos de otras confesiones, a los hombres y mujeres de cada religión, así como a los hermanos y hermanas no creyentes». Esto se opone diametralmente tanto a la doctrina como a la práctica constante de la Iglesia hasta el Vaticano II (...)


12. El 12 de septiembre de 2013 Francisco recibió en audiencia privada al religioso peruano Gustavo Gutiérrez, sacerdote modernista, izquierdista y subversivo, quien diera origen al nombre de «teología de la liberación» gracias a su libro homónimo publicado en 1971. Este «teólogo», cómplice de los movimientos marxistas y tercermundistas latinoamericanos comprometidos en la lucha armada revolucionaria, considera que la salvación cristiana pasa por la emancipación de las servidumbres terrenas (...)

13. En el reportaje concedido a las revistas culturales jesuitas, efectuado por el Padre Antonio Spadaro s.j., director de La Civittà Cattolica, en el mes de agosto de 2013 y publicado en L’Osservatore Romano del 29 de septiembre de 2013, Francisco expresó un punto de vista totalmente novador en lo que concierne la naturaleza de la virtud teologal de la Fe (...) He aquí sus declaraciones: « Si alguien dice que encontró a Dios con una certeza total y que no deja ningún margen de incertidumbre, significa que algo no funciona (…) El riesgo de buscar y de hallar a Dios en todo es entonces la voluntad de explicitar demasiado; de decir con certeza humana y arrogancia: ‘‘Dios está aquí’’. Así sólo encontraremos un Dios a nuestra medida (…) Quien hoy día no aspira sino a soluciones disciplinares, quien tiende de manera exagerada a la ‘‘seguridad’’ doctrinal, quien busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, tiene una visión estática y no evolutiva. De este modo, la Fe se vuelve una ideología como cualquier otra»

14. Francisco reiteró la misma idea en su Mensaje para la jornada de las comunicaciones sociales, presentado el 23 de enero de 2014, en el cual sostiene que «dialogar significa estar convencido que el otro tiene algo bueno para decirnos, hacerle un lugar a su punto de vista, a sus proposiciones. Dialogar no significa renunciar a sus propias ideas y tradiciones, pero sí a la pretensión de que sean únicas y absolutas». Se observará la contradictio in terminis flagrante de la última frase, y forzoso es comprobar que con tales principios se firma, ni más ni menos, la sentencia de muerte de la Fe, para naufragar en los abismos del subjetivismo y del relativismo modernistas más explícitos.
(Continuará)

sábado, 29 de marzo de 2014

Un año de pontificado del papa Francisco (5 de 7)(Alejandro Sosa Lapida)


5. Francisco y la masonería  [por Alejandro Sosa Laprida]

En 1999 el cardenal Bergoglio fue elegido miembro honorario del Rotary Club de la ciudad de Buenos Aires. En 2005, recibió el premio anual que el Rotary atribuye al «hombre del año», el Laurel de Plata. Esta entidad, fundada en 1905 en la ciudad de Chicago, USA, por el masón Paul Harris, es una asociación cuyos vínculos con la francmasonería son de público conocimiento: es un semillero de masones y el marco en el que se desarrollan sus iniciativas «caritativas». Un porcentaje importante de rotarios pertenecen a las logias, a punto tal que el Rotary, junto al Lion’s Club, son considerados como los atrios del templo masónico. 


He aquí lo que decía el obispo de Palencia, España, en una declaración oficial: «El Rotary profesa un laicismo absoluto, una indiferencia religiosa universal y trata de moralizar las personas y la sociedad por medio de una doctrina radicalmente naturalista, racionalista e incluso atea» (Boletín eclesiástico del obispado de Palencia, n° 77, 1/9/1928, p. 391). Esta condenación fue confirmada por una declaración solemne del arzobispo de Toledo, el cardenal Segura y Sáenz, primado de España, el 23 de enero de 1929. Dos semanas más tarde, la Sacra Congregación Consistorial prohibió la participación de los sacerdotes en reuniones rotarias, en calidad tanto de miembros como de invitados: es el célebre «non expedire» del 4 de febrero de 1929. Esta prohibición sería reiterada por un decreto del Santo Oficio del 20 de diciembre de 1950

El día de la elección pontifical del cardenal Bergoglio, el 13 de marzo de 2013, el Gran Maestre de la francmasonería argentina, Ángel Jorge Clavero, rindió tributo al nuevo pontífice saludándolo calurosamente. 

Ángel Jorge Clavero, Gran Maestre

Masonería Argentina Designación del Cardenal

PalermOnLine Noticias. Ciudad de Buenos Aires 13 marzo, 2013

La Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, institución enraizada con nuestra Patria desde 1857, saluda la designación del compatriota Cardenal Jorge Bergoglio como Papa Francisco I.

Hombre de vida austera y consagrada a sus devociones, la designación del nuevo pontífice de la Iglesia Católica supone un alto reconocimiento para la Nación Argentina.

En la Masonería Argentina, sustentada en los principios de la tolerancia, el respeto profundo a las convicciones íntimas, la libertad, la igualdad y la fraternidad, militan hermanos que profesan o adhieren a esa fe religiosa junto a otros que pertenecen a otros credos, son agnósticos o carecen de fe. En nombre de todos, la Gran Logia de la Argentina saluda al Cardenal compatriota que acaba de alcanzar tan alta distinción mundial.

Ángel Jorge Clavero

Gran Maestre

La logia masónica judía B’nai B’rith hizo otro tanto: «Estamos convencidos que el nuevo papa Francisco seguirá obrando con determinación para reforzar los lazos y el diálogo entre la iglesia católica y el judaísmo y continuará la lucha contra todas las formas de antisemitismo», declaró la logia francesa, mientras que la argentina aseveró que reconocen en Francisco a «un amigo de los judíos, a un hombre dedicado al diálogo y comprometido en el encuentro fraterno» y aseguran estar convencidos de que durante su pontificado «conservará el mismo compromiso y podrá poner en práctica sus convicciones en el camino del diálogo inter-religioso»

Cardenal Bergoglio, en la Noche de los Cristales Rotos el 12 de Noviembre de 2012

B’Nai B’rith Argentina saluda a Francisco I 

En la foto el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco I, realizando las reflexiones finales en el acto de Conmemoración de la Noche de los Cristales Rotos, el 12 de noviembre de 2012 en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Frente a él seis velas que fueron encendidas en recordación de los 6 millones de judíos muertos en la Shoá. 

B’nai B’rith Argentina saluda la elección del Cardenal Jorge Mario Bergoglio como Francisco I.

El Cardenal Jorge Mario Bergoglio es un católico comprometido con el diálogo interreligioso y ha cimentado una sólida relación fraterna con la comunidad judía argentina, en particular con B´nai B´rith que ha sido gratificada con su trato cordial y sincero. B´nai B´rith realizó con su apoyo la conmemoración de la Noche de los Cristales Rotos en distintas iglesias de la Diócesis de Buenos Aires, entre ellas en dos oportunidades la Catedral Metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires. También en dos oportunidades fue él quien hizo las reflexiones finales tras la lectura del texto litúrgico “De la muerte a la esperanza” , siendo la más reciente el pasado 12 de noviembre de 2012. La celebración de la Pascua Judía en la Basílica de San Francisco en el año 2009 también contó con su apoyo

Reconocemos en Francisco I a un amigo de los judíos, un hombre consustanciado con el diálogo y comprometido en el encuentro fraterno.

Estamos seguros que en su mandato papal podrá mantener el mismo compromiso y poner en acción sus convicciones en el camino del diálogo interreligioso.


El director de asuntos inter-religiosos de la B’nai B’rith, David Michaels, asistió a la ceremonia de investidura del nuevo papa, el 19 de marzo y al día siguiente participó a la audiencia dada por Francisco a los líderes de las diferentes religiones en la Sala Clementina. Se habían dado cita dieciséis personalidades judías en representación de ocho organizaciones internacionales judías, entre quienes se hallaba el rabino David Rosen, director del Comité Judeo-Americano (American Jewish Committee), quien declaró, en una entrevista concedida a la agencia Zenit, que desde el Concilio Vaticano II «la enseñanza de la Iglesia y su enfoque de los judíos, del judaísmo y de Israel han tenido una transformación revolucionaria»

Al día siguiente de su elección, el Gran Oriente de Italia emitió un comunicado en el cual el Gran Maestre Gustavo Raffi decía que «con el Papa Francisco ya nunca nada será como antes. Esta elección ha sido una apuesta indiscutible de la fraternidad por una Iglesia de diálogo, no contaminada por la lógica ni las tentaciones del poder temporal (…) Nuestra esperanza es que el pontificado de Francisco marque el regreso de la Iglesia-Palabra en lugar de la Iglesia-Institución, y que él promueva el diálogo con el mundo contemporáneo (…) siguiendo los principios de Vaticano II (…) Tiene la gran oportunidad de mostrar al mundo el rostro de una Iglesia que debe recuperar el anuncio de una nueva humanidad, no el peso de una institución que defiende sus privilegios»

El 16 de marzo, en un nuevo artículo del Gran Oriente de Italia, esta vez anónimo, el lector se entera de que existen tres miradas diferentes en los miembros del GOI: la de los que son escépticos en cuanto al progresismo de Francisco, la de los que prefieren guardar un cauto silencio y juzgarlo luego por sus actos y, finalmente, la de los que exhiben la convicción de que será un papa «innovador y progresista, basándose en el hecho de que algunos Hermanos aseguran haber contribuido indirectamente, en el interior del Cónclave, por intermedio de amigos fraternos, a la elección de un hombre capaz de regenerar la Iglesia Católica y la sociedad humana en su conjunto». 

Ese punto de vista se ve reforzado por el hecho de que el cardenal Bergoglio, durante el cónclave de 2005, había sido apadrinado por el cardenal Carlo María Martini, fallecido el 31 de agosto de 2012, desaparición saludada por el GOI en un comunicado fechado el 12 de septiembre en los siguientes términos: «Ahora que las celebraciones retóricas y las condolencias pomposas han dejado lugar al silencio y al duelo, el Gran Oriente de Italia saluda con afecto al Hermano Carlo María Martini, quien ha partido hacia el Oriente Eterno»

Cardenal Carlo María Martini
Y el 28 de julio de 2013, con ocasión del deceso del cardenal Ersilio Tonini, masón reconocido, el Gran Maestre Gustavo Raffi le rindió tributo asegurando que llora «al amigo, al hombre del diálogo con los masones, al maestro del Evangelio social. Hoy la humanidad es más pobre, como lo es igualmente la Iglesia Católica». Pero a renglón seguido se apresura a añadir que, a despecho de esa gran pérdida, «la Iglesia del Papa Francisco es una Iglesia que promete ser respetuosa de la alteridad y compartir la idea que el Estado laico favorece la paz y la coexistencia de las diferentes religiones (!!!)». 

El límpido homenaje tributado a Francisco por el Gran Maestre del Gran Oriente de Italia (GOI) es un testimonio por demás inquietante con relación a su pontificado. Como prueba de ello, y limitándonos a tan sólo uno de los abundantes textos pontificales referidos a la masonería, he aquí lo que decía León XIII en su encíclica Humanum Genus, del 20 de abril de 1884: «En nuestra época, los autores del mal parecieran haberse coaligado en un inmenso esfuerzo, bajo el impulso y con la ayuda de una sociedad diseminada por un gran número de lugares y fuertemente organizada, la sociedad de los francmasones. Éstos, sin disimular ya sus intenciones, rivalizan de audacia entre ellos contra la augusta majestad de Dios, maquinando abiertamente y en público la ruina de la Santa Iglesia, con la finalidad de lograr despojar, si lo pudiesen, las naciones cristianas de los beneficios que ellas han recibido de Jesucristo, nuestro Salvador».
(Continuará)

viernes, 28 de marzo de 2014

Un año de pontificado del papa Francisco (4 de 7)(Alejandro Sosa Lapida)


4. La ideología homosexualista  [por Alejandro Sosa Laprida]

[Muchos párrafos están abreviados, al objeto de no alargar el artículo más de lo estrictamente necesario. En todo caso, se reflejan la mayoría de las ideas expuestas por el autor, aunque no todas]


Con motivo de una conferencia de prensa dada el 29 de julio de 2013 en el vuelo entre Río de Janeiro y Roma, de regreso de las JMJ, Francisco pronunció la frase siguiente: «Si una persona es gay y busca al Señor con buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar?» Frase extremadamente ambigua y perturbadora (...) ¿Por qué no haberse apresurado a añadir, para evitar malentendidos, que si bien no se juzga moralmente a la persona que padece esta tendencia, el pasar al acto, en cambio, constituye un comportamiento gravemente desordenado en el plano moral? 
Sorprendentemente no lo hizo, y naturalmente, al día siguiente, la abrumadora mayoría de la prensa mundial intituló el artículo dedicado a la atípica conferencia de prensa pontifical retomando textualmente la pregunta formulada por Francisco. ¿Podrá hablarse de impericia de parte de alguien que domina a la perfección el arte de la comunicación mediática? Resulta difícil creerlo… Y aun cuando así fuera, el contexto exigía eliminar todo riesgo de ambigüedad efectuando inmediatamente las precisiones del casoMas las precisiones jamás llegaron. Ni durante la conferencia de prensa ni después. Ni de su boca, ni de la del servicio de prensa del Vaticano


(…) En la extensa entrevista concedida por Francisco a las revistas culturales jesuitas los días 19, 23 y 29 de agosto de 2013 y publicada en l’Osservatore Romano del 21 de septiembre, el Papa Francisco habría podido dar muestras de claridad acerca de esta espinosa cuestión, cortando por lo sano las polémicas que sus desafortunadas declaraciones habían suscitado y disipando drásticamente la confusión y la inquietud generalizada que habían provocado. Pero no fue eso lo que hizo: «En Buenos Aires recibí cartas de personas homosexuales heridas socialmente porque se sienten desde siempre condenados por la Iglesia. Pero eso no es lo que la Iglesia quiere. Durante el vuelo de regreso desde Río de Janeiro dije que si una persona homosexual tiene buena voluntad y está buscando a Dios, yo no soy quien para juzgar. Al decir eso, dije lo que indica el Catecismo [de la Iglesia Católica]. La religión tiene derecho a expresar su opinión al servicio de las personas, pero Dios nos ha creado libres: la injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible. Un día alguien me preguntó de manera provocante si yo aprobaba la homosexualidad. Yo le respondí con otra pregunta: ‘‘Dime: Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza condenándola?’’ Siempre hay que considerar a la persona. Entramos aquí en el misterio del hombre. En la vida cotidiana, Dios acompaña a la gente y nosotros debemos acompañarla tomando en cuenta su condición. Hay que acompañar con misericordia. Cuando esto sucede, el Espíritu Santo inspira al sacerdote para que diga la palabra más adecuada.» Habría mucho para decir respecto a estas declaraciones ... excepto que destaquen por su claridad. En aras de la concisión, sólo haré algunas observaciones:

1. Contrariamente a lo que afirma, sus dichos brillan por su ausencia en el Catecismo. En éste se encuentra claramente expuesta la doctrina de la Iglesia (§ 2357 a 2359), precisamente lo que Francisco NO HIZO en la entrevista, durante la cual cultivó la ambigüedad, usó un lenguaje demagógico y añadió aún más confusión.

2. Resulta inconcebible escucharlo decir que «la religión tiene derecho a expresar su opinión al servicio de las personas.» ¿Qué religión? ¿O se trata de las religiones en general? (...)  Lenguaje sorprendente en la boca de quien se encuentra sentado en el trono de San Pedro… ¿Por qué no decir simplemente «la Iglesia»? Y, sobre todo,  corresponde proclamar sin ambages que la Iglesia no expresa de ninguna manera «su opinión». Ella instruye a las naciones, en conformidad con el mandato que recibiera de su Divino Maestro: «Id y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto os he mandado.» (Mt. 28, 19-20)

3. Y a renglón seguido añade: «pero Dios nos ha creado libres: la injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible.»  Otra ambigüedad, pero rasgo clásico ya en labios de Francisco… porque si el hombre puede, en virtud de su libre arbitrio, negarse a obedecer a la Iglesia, no es en cambio moralmente libre de hacerlo: la Iglesia ha recibido de Jesucristo el poder de obligar las conciencias de sus fieles (Mt. 18, 15-19). Pretender que «la injerencia espiritual en la vida de la gente no es posible» equivale a divinizar la conciencia individual y a hacer de ella un absoluto. (...)

4. Finalmente, el hecho de responder a una pregunta -¿aprueba la homosexualidad?- con otra pregunta (...) es una respuesta en la que se halla de nuevo la ambigüedad, (...) al no distinguir entre la condenación del pecado y la del pecador, y dando a entender que el hecho de «aprobar la existencia» (¡sic!) del pecador volvería inútil la reprobación que su acto pecaminoso exige. Sin embargo Nuestro Señor nos enseñó a hablar de otro modo: «Que vuestro lenguaje sea sí, sí; no, no; todo el resto proviene del Maligno» (Mt. 5, 37). 

Retomemos nuestra conferencia de prensa aérea, tras la celebración de las JMJ de Río de Janeiro. Francisco agregó que esas personas «no deben ser discriminadas, sino integradas en la sociedad» ... ¿Pero a qué personas hace alusión? ¿A aquellas que sin pudor alguno se proclaman «gay» o a las que, padeciendo sin culpa de su parte la mortificante inclinación contra-natura se esfuerzan meritoriamente por vivir decentemente? Una ambigüedad suplementaria que naturalmente permanecerá sin aclaración vaticana, pero cuya interpretación «progresista» abandonada a los «medios de información masiva» será la que se impondrá masivamente en el imaginario colectivo

Pero a decir verdad, hay algo peor que la recurrente ambigüedad bergogliana presente en esta afirmación (...). Me refiero a que sus palabras no sólo cultivan la ambigüedad, elemento suficiente para cuestionarlas, sino que son pura y simplemente falsas(...) ¿En dónde reside la falsedad? Pues en el hecho de que, incluso en el segundo caso de la disyuntiva, es perfectamente legítimo y razonable efectuar ciertas discriminaciones que, atendiendo al bien común social, marginen a esas personas en determinados contextos. Eso es, por ejemplo, lo que la Iglesia siempre ha hecho en lo tocante al sacerdocio, a la vida religiosa y a la educación de los niños. 

(...) Y así, por ejemplo, los ideólogos de la causa homosexualista, los organizadores de las Gay Pride y los militantes de asociaciones subversivas del estilo de Act-Up, al igual que los acólitos de la secta LGBT, no sólo no tienen derecho a ser «integrados a la sociedad» sino que deberían verse privados de libertad y apartados sin miramientos de la vida social por atentado contra el pudor y corrupción de la juventud. [Lo que evidentemente no ocurre]

Volviendo de nuevo a la conferencia pontifical en pleno vuelo, asistimos pasmados a la prosecución del extraño discurso de Francisco ante un auditorio cautivado por su desarmante espontaneidad y por el tenor altamente mediático de sus palabras: «El problema no es tener esta tendencia, sino de hacer lobying, eso es lo grave, porque todos los lobbies son malos». (...) esta aseveración (...) no resiste el menor análisis (...) Pretender que la homosexualidad no sea algo problemático, sino solamente el hacer «lobbying», es una falacia que contribuye a trivializar la homosexualidad y a volverla aceptable

Finalmente, es preciso afirmar que, contrariamente a lo que sostiene Francisco, ningún lobby es intrínsecamente perverso. Efectivamente, dado que un lobby es «un colectivo que realiza acciones dirigidas a influir ante la administración pública para promover decisiones favorables a los intereses de ese sector concreto de la sociedad» (Wikipedia). Un lobby será bueno en la medida en que combata por causas justas y será malo cuando lo haga por causas inicuas. Así las acciones conducidas por los grupos feministas en favor del aborto son reprobables, mientras que las realizadas por los grupos pro-vida en su lucha contra la legalización de dicho crimen son encomiables [Un lobby malo y un lobby bueno, podríamos decir]

Esas declaraciones del Papa han sembrado confusión entre los católicos y han favorecido objetivamente a los enemigos de Dios, quienes combaten encarnizadamente para que se acepten los supuestos «derechos» de los homosexuales en el interior de la Iglesia y en la sociedad civil. Prueba de ello es que la más influyente publicación de la comunidad LGBT de los Estados Unidos,The Advocate, eligió a Francisco como la «Persona del año2013», deshaciéndose en alabanzas hacia él por su actitud de apertura y de tolerancia hacia los homosexuales. 

(Continuará)

El infierno existe (por Fray Gerundio)


Desde los últimos 40 años, vengo escuchando constantemente el sonsonete teológico de que el infierno no existe. Es algo que se estuvo cociendo en las calderas de los progresistas mucho tiempo, y que llegado el momento encontró en la propia Iglesia un apoyo monumental. No porque quedara derogada la existencia del infierno (eso cree la gente ignorante y los interesados), sino porque de hecho ni se hablaba de él. Claro, de una cosa de la que no se quiere reconocer su existencia, no se habla. Y asunto concluido.

La Iglesia post-conciliar y los teólogos del progrerío más acusado, creían que hablar del infierno iba a mermar su credibilidad y que le iba a salir la cara de madrastra. Ya dijo Juan XXIII que era preferible el bálsamo de la misericordia. Y efectivamente hablar del infierno no es precisamente un bálsamo, sino una amenaza para la tranquilidad de las conciencias de los cristianos. Aparece muchas veces en el Nuevo Testamento, pero eso no tiene importancia. Son añadidos posteriores (dicen ellos), de algunos aguafiestas –que siempre los ha habido en todas las épocas–, para impedir que los cristianos sean felices y vivan la alegría del Evangelio. Y se quedan tan panchos.

Resulta mucho más fácil decir que Dios perdona y que no hay problema. El infierno son los otros, dijo el cínico de Jean Paul Sartre. El infierno no existe, dijeron los teólogos-vividores apóstatas; el infierno está vacío dijeron otros vividores más comedidos… Y así, un manto de silencio cayó sobre este lugar de perdición.

Claro, con estos prolegómenos, vaya usted ahora a decirle algo a los jóvenes que estudian teología o al hombre de la calle, ese que pontifica sobre lo divino y lo humano después de haber leído un artículo de El País o de haber visto un documental sobre el infierno en alguna cadena televisiva, o de haber leído alguna obra de Pagola, o haberse conectado a periodistadigital, o haber asistido a alguna homilía en alguna catedral. Es igual. Se ha decidido que el infierno no existe y no hay más que hablar.

Mis novicios progres se niegan a reconocer su existencia y dicen que la Iglesia en cierto modo ya lo ha declarado de forma definitiva. Bueno, la verdad es que casi tienen razón, porque nadie habla ya de eso.

Sin embargo, la pasada semana recibí una alegría monumental al leer los sermones del Papa Francisco. En este caso, se trataba de una homilía en una parroquia de Roma, en la cual se hacía un homenaje a todas las víctimas de la mafia, esa plaga que durante muchos lustros viene sacudiendo a la sociedad italiana. Vean lo que dijo el Papa:

“Nosotros rezamos por vosotros, convertíos. Os lo pido de rodillas, es por vuestro bien. Esta vida que vivís ahora no os dará placer, no os dará alegría, no os dará felicidad. El poder, el dinero que tenéis ahora, de muchos negocios sucios, de muchos crímenes mafiosos, el dinero ensangrentado, no podréis llevarlo a la otra vida. Convertíos. Todavía tenéis tiempo para no acabar en el infierno. Es lo que os espera si continuáis por este camino.


Tanta alegría me produjo leer y escuchar estas palabras, que inmediatamente llamé a mis novicios para decirles que ya ven que al final tenía yo razón: el infierno sí que existe, al menos ya para los mafiosos, a no ser que todos se hayan arrepentido antes de morir, como muy bien les indica el Pontífice. Por fin el Papa habla del infierno como algo concreto, a donde pueden ir almas concretas. Es lo que siempre dijo la Iglesia, qué caramba.


Mis pobres muchachos estaban al principio desolados, pero me dijeron que estas palabras las tiene que haber dicho el Papa acuciado en estos momentos de dolor ante las familias; que no ha hecho otra cosa que aprovechar una oportunidad para hacer ver la malicia de la Mafia. Yo les hice observar que no creo que haya hablado el Papa por un motivo oportunista, pensando que iba a agradar a sus oyentes y consciente de que eso de que los mafiosos van al infierno, cae bien entre las multitudes de fanáticos ardientes. No le pega al papa Francisco hablar pensando en agradar al auditorio. Pero el caso es que no he podido convencerles de ello y se han largado a su concierto de rock religioso, sin darme la razón.

Luego, al quedarme solo en mi celda, he sopesado sus argumentos y creo que tienen razón mis novicios. Es la primera vez que se hace alusión a que alguien pueda ir a parar al infierno, pero no lo he escuchado hasta ahora referido a los sodomitas, ni tampoco a los políticos corruptos, ni a los gobernantes que han firmado leyes del aborto (sean de sangre real o de sangre plebeya), ni a los mentirosos, ni a los adúlteros, ni a los que destrozan a los jóvenes con sus impurezas, ni a los que niegan a Dios, ni a los blasfemos que pisotean lo más sagrado, ni a los perjuros de toda calaña, ni a tantos otros que han hecho del pecado su bandera y su orgullo, como los que se autotitulan del orgullo gay. Aquellos que decía san Pablo que su Dios era el vientre y su gloria, sus vergüenzas. Por lo visto, ninguno de éstos puede ir al infierno y no merece la pena advertirles de tamaño peligro.

Tengo que concluir que sí; que ha sido una declaración oportunista. Así que he vuelto a ponerme triste de nuevo. Aunque supongo que todos los que tanto proclaman su fidelidad a Francisco, le seguirán inmediatamente y le imitarán con presteza. Estoy seguro de que de aquí a pocos días, los obispos vascos en pleno, advertirán a los terroristas de ETA que si no se arrepienten van a terminar en el infierno. Una declaración en este sentido de los obispos Setién, Uriarte e incluso los pacíficos Iceta o Munilla, sería demostrativa de su fidelidad al Papa. Como lo sería también alguna advertencia cariñosa al mundo gay de que por ese camino acabarán en el infierno, hecha por algún Obispo.

Pero claro, depende de la oportunidad. Como siempre, es oportuno lo que ayuda al oportunismo. Y no es oportuno lo que no es aclamado por las masas tontorronas.

Desde luego, al menos, ya sabemos que el infierno existe y está poblado… aunque de momento sólo por mafiosos. Vamos a ver si se va llenando. Todo se andará.

Me he sumergido en mis oraciones en la celda y he vuelto a repetir aquella oración que antes era orgullo de la Iglesia y que todo niño aprendía bien pronto: También me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia….

¡¡Que lejanas y olvidadas me han resultado estas palabras al recitarlas….!!

jueves, 27 de marzo de 2014

Un año de pontificado del Papa Francisco (3 de 7) (Alejandro Sosa Lapida)


3. Francisco y la laicidad del Estado [por Alejandro Sosa Laprida]

Es preciso recordar que, según el principio de laicidad, (piedra angular del pensamiento iluminista), Dios es excluido de la esfera pública y el Estado es emancipado de la Revelación Divina y del Magisterio Eclesiástico en el ejercicio de sus funciones, y es habilitado para actuar de manera totalitaria, quedando 
absolutamente desligado de cualquier tipo de trascendencia espiritual o ética a la que someterse para mantener y conservar su legitimidad, pues no reconoce otra legitimidad como no sea la emanada de la llamada voluntad general y que, por ende, se funda únicamente en la ley positiva que los hombres se dan a sí mismos.

Resultado lógico de este principio es la separación de la Iglesia y del Estado: la sociedad políticamente organizada se exonera ... de respetar la ley divina en su legislación y de someterse a la enseñanza de la Iglesia en materia de fe y de moral ... La laicidad conculca el orden natural existente entre el poder temporal y el espiritual y erige al Estado en poder absoluto, transformándolo así en una maquinaria de guerra con vistas a la descristianización de las instituciones, de las leyes y de la sociedad en su conjunto

Esta supuesta independencia del poder temporal respecto al poder espiritual no debe confundirse con la legítima autonomía de la que goza la sociedad civil en relación a la autoridad religiosa en su propio ámbito de acción, esto es, en la búsqueda del bien común temporal, el cual a su vez se halla ordenado a la búsqueda del bien común sobrenatural, a saber, la salvación de las almas. Esta es la doctrina católica tradicional de la distinción de los poderes espiritual y temporal y de la subordinación indirecta de éste respecto de aquél.


El gran artesano de la pretendida neutralidad religiosa del Estado es la francmasonería, enemigo jurado de la civilización cristiana. Dicha neutralidad no es más que una superchería (...) El Estado laico no es neutro sino en apariencia (...). Sin embargo, en un discurso dirigido a la clase dirigente brasilera el 27 de julio de 2013, durante el transcurso de las Jornadas Mundiales de la Juventud, celebradas en Río de Janeiro, Francisco realizó un elogio entusiasta de la laicidad y del pluralismo religioso, a punto tal de regocijarse por la función social desempeñada por las «grandes tradiciones religiosas, que ejercen un papel fecundo de levadura en la vida social y de animación de la democracia.» , para continuar diciendo que «la laicidad del Estado (…) sin asumir como propia ninguna posición confesional, es favorable a la cohabitación entre las diversas religiones.» Laicismo, pluralismo, ecumenismo, relativismo religioso, democratismo: el número y la magnitud de los errores contenidos en esas pocas palabras, condenados formalmente y en múltiples ocasiones por el Magisterio, requeriría una prolongada exposición que excedería ampliamente los límites de este artículo. 



[Para quienes deseasen profundizar la doctrina católica en la materia, he aquí los documentos esenciales: Mirari vos (Gregorio XVI, 1832),Quanta cura, con el Syllabus (Pío IX, 1864); Immortale Dei y Libertas (León XIII, 1885 y 1888); Vehementer nos y Notre chargeapostolique (San Pío X, 1906 y 1910); Ubiarcano y Quas primas (Pío XI, 1922 y 1925); Ci riesce (Pío XII, 1953)]

(...) La lectura de estos textos del Magisterio permite comprender que el Estado laico, supuestamente neutro, no confesional (...) no es más que una aberración filosófica, moral y jurídica moderna, una monstruosidad política, una mentira ideológica que pisotea la ley divina y el orden natural. La distinción –sin separación- de los poderes temporal y espiritual es algo muy diferente de la pretendida independencia del temporal respecto del espiritual en relación con Dios, la Iglesia, la ley divina y la ley natural: eso tiene nombre, y se llama la apostasía de las naciones


Esta apostasía es el fruto maduro del Iluminismo, de la francmasonería, de la Revolución Francesa y de todas las sectas infernales que de ella proceden (liberalismo, socialismo, comunismo, anarquismo, etc.) Esos son los enemigos despiadados de Dios y de su Iglesia (...) La sociedad moderna, secularizada y apóstata, llega al paroxismo de revolverse contra todo lo que se encuentra por encima de su propia voluntad autónoma y soberana (...). 

Pensemos, por no citar sino un puñado de ejemplos representativos, en esas aberraciones inimaginables que son el matrimonio homosexual, la adopción homo-parental, el derecho al aborto, la legalización de la industria pornográfica, la escuela sin Dios pero con teoría de género y educación sexual obligatorias para corromper la infancia y mancillar la inocencia de las almas inocentes…

Reitero que en esta pretensión insensata de la criatura de prescindir de su Creador radica la característica definitoria de la modernidad, la que constituye la raíz del mal moderno, desvarío metafísico que se manifiesta con una actitud de repliegue del individuo sobre su propia subjetividad, acompañada por el rechazo categórico de un orden objetivo (...) Esta actitud modernista adopta múltiples facetas: Nominalismo, Voluntarismo, Subjetivismo, Individualismo, Humanismo, Racionalismo, Naturalismo, Protestantismo, Liberalismo, Relativismo, Utopismo, Socialismo, Feminismo, Homosexualismo

En todas ellas la raíz es siempre la misma: el sujeto autónomo pretendiendo emanciparse del orden objetivo de las cosas y cuyo desenlace trágico e inevitable es el proyecto descabellado de proponerse crear una civilización que, tras haber expulsado a Dios de la sociedad, se funde exclusivamente en el libre arbitrio soberano del hombre, convertido en fuente de toda legitimidad.  
(Continuará)

miércoles, 26 de marzo de 2014

Un año de Pontificado del Papa Francisco (2 de 7) (Alejandro Sosa Lapida)


2. La cuestión del judaísmo [por Alejandro Sosa Laprida]

La primera carta oficial de Francisco, enviada el mismo día de su elección, fue dirigida al gran rabino de Roma. Hecho por demás sorprendente. La primera carta de su pontificado ¡enviada a los judíos! Acaso esta decisión habrá obedecido a un imperativo evangelizador apremiante, a saber, una proclamación inequívoca del Evangelio, destinada a curarlos de su tremenda ceguera espiritual, una solemne invitación a que reconozcan por fin a Jesús de Nazareth como a su Mesías y Salvador… 


Pues nada de eso. Francisco evoca la «protección del Altísimo», fórmula convencional y vacía de contenido, destinada a ocultar las divergencias teológicas insalvables que separan a la Iglesia de la Sinagoga, para que sus relaciones avancen «en un espíritu de ayuda mutua y al servicio de un mundo cada vez más en armonía con la voluntad de su Creador.» 



Hay dos preguntas que un lector prevenido no puede dejar de formularse. La primera es la siguiente: ¿Cómo puede concebirse una «ayuda mutua» con un enemigo que no tiene sino un objetivo en mente, a saber, la desaparición del cristianismo, y esto desde hace casi dos mil años? ¿En qué cabeza puede caber el absurdo según el cual los judíos desearían «ayudar» a la Iglesia, fundada según ellos por un impostor, por un falso mesías, el cual constituye el principal obstáculo al advenimiento del que ellos aguardan, y a propósito del cual Nuestro Señor les advirtió: «Yo he venido en nombre de mi Padre y vosotros no me habéis recibido; otro vendrá en su nombre y vosotros lo recibiréis» (Jn., 5, 43). 

... La segunda pregunta que se plantea a propósito de la carta enviada por Francisco al gran rabino de Roma es la siguiente: ¿Cómo puede concebirse que una religión falsa (el judaísmo talmúdico, corrupción del judaísmo veterotestamentario), estructurada en base al rechazo, a la condena y al odio de Jesucristo, pueda estar «al servicio de un mundo cada día más en armonía con la voluntad del Creador»? Tamaño absurdo ... se encuentra naturalmente en perfecta consonancia con la modificación de la plegaria por los judíos del Viernes Santo, que Juan XXIII se apresuró a efectuar en marzo de 1959, apenas cuatro meses después de su elección, suprimiendo los términos «perfidis» y «perfidiam» aplicados a los judíos, y que sería luego suprimida definitivamente del nuevo misal aprobado por Pablo VI en abril de 1969 y promulgado en 1970. He aquí la nueva plegaria que en él figura: «Oremos por los judíos, a quienes Dios habló en primer lugar: que progresen en el amor de su Nombre y en la fidelidad a su Alianza.» Plegaria a propósito de la cual cabría efectuar varias observaciones:

1. No se menciona la necesidad de su conversión a Jesucristo.

2. El término «alianza» insinúa que la «antigua» aún tendría vigor.

3. Todo «progreso» en el amor de alguien implica un amor ya presente; ahora bien, ¿cómo podrían «progresar» en el amor del Padre si niegan al Hijo?

4. ¿Y cómo podrían «progresar» en la «fidelidad a su alianza» si se obstinan en rechazar a Jesucristo, sacerdote perfecto y cordero sin tacha, que ha sellado una Nueva Alianza entre Dios y los hombres al inmolarse en la Cruz?

La conclusión cae por su propio peso: nos encontramos ante una nueva teología que marca una ruptura de fondo con la que había tenido curso en la Iglesia desde sus orígenes hasta Vaticano II y que la antigua plegaria por la conversión de los judíos, eliminada de la liturgia latina, expresaba de manera luminosa: «Oremos igualmente por los judíos, que no han querido creer (perfidis judaeis), a fin de que Dios nuestro Señor quite el velo de sus corazones y que conozcan, ellos también, a Jesucristo nuestro Señor (…) Dios eterno y todopoderoso, que no rehúsas tampoco tu misericordia a la infidelidad judía (judaicam perfidiam), escucha las oraciones que te dirigimos por este pueblo enceguecido; haz que conozcan la luz de la verdad, que es Jesucristo, para que sean liberados de sus tinieblas»

El contraste con la nueva plegaria es pasmoso ... Desgraciadamente, el episodio de la carta enviada por Francisco al rabino de Roma en el día de su elección no habría de quedar en eso. En efecto, doce días más tarde Francisco reincidió enviando una segunda carta al rabino, esta vez con motivo de la pascua judía, dirigiéndole sus «felicitaciones más fervientes por la gran fiesta de Pesaj»



Todo esto no deja de suscitar una pregunta insoslayable: desde una perspectiva católica, ¿cuál puede ser la naturaleza de esas « felicitaciones » con motivo de una celebración en la que se ultraja a Jesucristo, único y verdadero Cordero Pascual inmolado en la Cruz en redención de nuestros pecados? Tales « felicitaciones » no pueden sino confortar a los judíos en su ceguera espiritual y mantenerlos, por lo tanto, alejados de su Mesías y Salvador, lo cual es cuando menos paradójico viniendo de parte de un soberano pontífice… Deseo precisar aquí, para evitar cualquier tipo de malentendido, que de ningún modo ataco a los judíos de manera personal, ya que no me caben dudas de que los hay excelentes personas y que profesan sus creencias con toda buena fe.

Al referirme a los judíos entiendo situarme en el plano de los principios teológicos, el único que es pertinente en esta cuestión. Y en ese terreno se comprueba una enemistad irreductible entre la Iglesia, que busca establecer el reino de Jesucristo en la sociedad, y el Judaísmo talmúdico que habiéndose estructurado en oposición a Jesucristo y a la Iglesia, busca obstaculizar su misión evangelizadora, en total coherencia con su teología, que no le permite ver en Jesús de Nazareth más que a un impostor ... y a un falso Mesías que impide la venida del verdadero, el que ellos aguardan ansiosamente con vistas a restaurar del reino de Israel y a regir las naciones desde Jerusalén convertida en la capital de su reino mesiánico mundial.

...Hecha esta aclaración, volvamos a la carta de Francisco, quien concluye diciendo: «Les pido que recen por mí, y les garantizo mi oración por ustedes, con la confianza de poder profundizar los lazos de estima y de amistad recíproca». ... En buena lógica, si los judíos aceptaran rezar por el papa, cosa inimaginable considerando que su misión se opone diametralmente a la suya, se verían obligados a pedir su apostasía del cristianismo y su conversión al judaísmo. Es decir que Francisco implícitamente les estaría pidiendo nada menos que rezaran por él para que pudiera rechazar a Cristo, ¡tal como lo hacen ellos! ... Y esto sin mencionar los lazos de «amistad recíproca» que Francisco evoca al final de su mensaje, ya que la incoherencia de esta expresión no es menos flagrante que la de la anterior.

Expliquémonos: Un amigo es un alter ego, un otro yo, de lo que se sigue que la verdadera amistad no es viable si los amigos no poseen una correspondencia de pensamientos, de sentimientos y de objetivos que vuelva posible la comunión de las almas. Ahora bien, los pensamientos y la acción de la Iglesia y de la Sinagoga son, como ya lo hemos dicho, diametralmente opuestos, sus proyectos son incompatibles, la oposición que existe entre ellas es radical, de suerte que hasta que los judíos no hayan aceptado a Cristo como a su Mesías y Salvador, la enemistad entre ambas permanecerá irreductible, por razones teológicas evidentes, del mismo modo que lo son la luz y las tinieblas, Dios y Satán, Cristo y el Anticristo…

Con este tipo de deseos entramos de pleno en el terreno de la utopía, de la sensiblería humanista, de la negación de la realidad y, sobre todo, en la falsificación del lenguaje y en la perversión de los conceptos: nos encontramos de lleno en la esfera de la ilusión, de la manipulación intelectual y de la mentira. Mentira de la cual sabemos fehacientemente quien es el padre… Monseñor Jorge Mario Bergoglio, cuando era arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, tenía ya la muy peculiar costumbre de acudir regularmente a sinagogas para participar en encuentros ecuménicos, el último de los cuales no remonta más allá del 12 de diciembre de 2012, apenas tres meses antes de su elección pontifical, con motivo de la celebración de Hanukkah, la fiesta de las luces, en la cual se enciende cada tarde una vela en un candelabro de nueve brazos durante ocho días consecutivos, liturgia cuyo significado es, desde un punto de vista espiritual, la expansión del culto judío.

El cardenal Bergoglio participó activamente en la ceremonia del quinto día, encendiendo la vela correspondiente. De más está decir que evento semejante no se había producido jamás en la historia de la Iglesia. Y que constituye un hecho altamente perturbador. Aunque no menos inquietante resulta ser el hecho de que este tipo de gestos escandalosos pasen completamente desapercibidos para la inmensa mayoría de los católicos, profundamente aletargados, imbuidos hasta la médula del pensamiento revolucionario que socava la Fe y debilita el sensus fidei de los creyentes, compenetrados de la ideología pluralista, humanista, ecuménica, democrática y derecho-humanista que sus pastores les inculcan sin cesar desde hace más de medio siglo, ideología que es totalmente extraña al depósito de la Revelación y que se ha vuelto el leitmotiv de los discursos oficiales de la jerarquía eclesiástica desde el Vaticano II.

Para concluir este apartado, he aquí un pequeño extracto de lo que Francisco decía a los judíos en otra sinagoga de Buenos Aires, Bnei Tikva Slijot, en septiembre de 2007, durante su participación a la ceremonia de Rosh Hashanah, el año nuevo hebreo: «Hoy, en esta sinagoga, tomamos nuevamente conciencia de ser pueblo en camino (???) y nos ponemos en presencia de Dios. Hacemos un alto en nuestro camino para mirar a Dios y dejarnos contemplar por El». ¿Qué interpretación podrá atribuirse al «nosotros» empleado por Francisco? ¿Qué realidad querrá designar utilizando la palabra «Dios»? En todo caso, habida cuenta del contexto, no podría designar a Dios Padre, pues si no está claro que los judíos no rechazarían al Hijo. En efecto, Nuestro Señor les dijo: «Si Dios fuese vuestro Padre, me amaríais, pues Yo salí y vengo de Dios (Jn 8,42) ... 
Vosotros tenéis por padre al Diablo, y queréis cumplir los deseos de vuestro padre (Jn 8,44) Quien es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso vosotros no las escucháis, porque no sois de Dios» (Jn. 8,47). 


Hecho de lo más sorprendente: durante su extenso discurso pronunciado en esa sinagoga de la capital argentina, quien en ese entonces no era «sino» Monseñor Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, no se dignó a pronunciar ni siquiera una vez el Santo Nombre de Jesús