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domingo, 16 de junio de 2019

Viganò aclara por qué no actuó antes (Carlos Esteban)



Si el arzobispo Carlo Maria Viganò sabía lo que sabía siendo nuncio en Estados Unidos, ¿por qué no lo denunció en su momento? Lo explica en declaraciones al portal americano LifeSiteNews.

Tras la extensa entrevista concedida desde su paradero desconocido al Washington Post, el arzobispo Carlo María Viganò ha querido responder a una última cuestión muy repetida desde que publicara su explosivo testimonio, acusando a Su Santidad y a buena parte de la Curia de Roma de estar enterados de las andanzas homosexuales de McCarrick y del castigo informal impuesto por Benedicto XVI: por qué no dijo nada antes; por qué tardó tanto en denunciar la impostura y esperó a perder el cargo de nuncio en Estados Unidos.

Viganò ha querido hacerlo como ‘coda’ a sus declaraciones al Post, esta vez en declaraciones al sitio LifeSiteNews.

“¿Por qué esperé tanto tiempo?”, se pregunta el arzobispo. Y se responde: “En primer lugar, confiaba en que la Iglesia encontraría en sí misma la energía para renovarse, especialmente tras la investigación encargada por Benedicto XVI”.

Viganò se refiere aquí al informe de 300 páginas que le entregaron al Papa Emérito tres cardenales -Julian Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi- sobre corrupción en la Curia y en la jerarquía eclesiástica, que el pontífice entonces reinante leyó y no quiso hacer público, una responsabilidad que quiso dejar a su sucesor. No pocos observadores especulan con la idea de que la lectura de ese informe influyó decisivamente en su decisión de abdicar, algo que hizo a los pocos meses. Desde entonces, no se ha vuelto a saber nada del misterioso informe.

“¿Qué fue de la investigación ordenada por Benedicto XVI y llevada a cabo por tres cardenales?”, se pregunta Viganò. “Nadie ha dicho nada al respecto. Si alguien quisiera limpiar la corrupción, responder a las conclusiones de ese informe sería un buen comienzo. Todos vimos la caja con los documentos que un Papa entregaba a otro en Castel Gandolfo, y ahora ha desaparecido”.

La segunda razón por la que Viganò no actuó antes tiene nombre propio: cardenal Tarsicio Bertone, entonces secretario de Estado vaticano. Ese era el obstáculo, explica. “Todos sabemos que se deshizo de mí porque me negué a aprobar candidatos indignos que él presionaba para que se les consagrara como obispos y porque estaba combatiendo contra la corrupción en la Curia y el Gobernorato”.

Por último, como tercera razón de su silencio previo, el arzobispo explica que “poco después, el cardenal Pietro Parolin fue nombrado secretario de Estado. Siendo nuncio en Washington, le escribí una carta que he mencionado a menudo, preguntándoles si las restricciones impuestas a McCarrick por el Papa Benedicto seguían en vigor, y nunca me respondió”.

Y resume: “No podía superar el obstáculo que representaba el cardenal Bertone. El cardenal Parolin no me respondía, fingiendo que no había pasado nada. Y nadie se ha atrevido a preguntarle firmemente si recibió la carta o no. Y, entonces, después de haber informado al Papa Francisco en 2013, ¿qué más podría haber hecho? Confiaba en que el Papa Francisco haría las cosas que cualquier Papa hubiera hecho. Siempre confié en él. Y, entonces, una vez que vi que él mismo encubría el asunto, no pude permanecer callado”.

Carlos Esteban