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jueves, 21 de diciembre de 2017

El papa Francisco, la eutanasia y la exégesis de la "Civiltà Cattolica" (Sandro Magister)


Padre Carlo Casalone, jesuita de primer nivel

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El 14 de diciembre, el mismo día que el Parlamento italiano aprobó una nueva ley sobre el testamento biológico que actúa como antecámara para la eutanasia, "La Civiltà Cattolica" – la revista de los jesuitas de Roma, cuyos borradores son examinados por el Papa antes de ser publicada – ha salido con un importante artículo dedicado precisamente a las “novedades” introducidas por Francisco sobre cómo “vivir el morir”, novedad saludada favorablemente como un “viraje” pro-eutanasia, por la opinión pública laica:

> Vivere il morire con umanità e solidarietà


La ley ha sido aprobada por un amplio margen de parlamentarios, incluidos un buen número de católicos. Uno de estos, Mario Marazziti, hombre relevante de la Comunidad de San Egidio y presidente de la Comisión para los Asuntos Sociales de la Cámara de Diputados, comentó la aprobación con juicios total y exclusivamente positivos, a través de las pantallas de TV 2000, el canal televisivo que es propiedad de la Conferencia Episcopal Italiana.

Naturalmente, no han faltado críticas y resistencias a esta ley, por parte de restringidos sectores de la Iglesia y del mundo político, tanto antes como después de su aprobación. Ha causado sensación la “objeción de conciencia” que el célebre hospital católico del Cottolengo opuso en Turín a la aplicación de la ley para sus enfermos, con el inmediato apoyo del arzobispo de la ciudad, Cesare Nosiglia. También otros obispos han elevado su protesta, y corren voces que en enero la Conferencia Episcopal Italiana hará otro tanto en forma más coral.

Pero se advierte que desde la sede de Pedro no ha salido una sola palabra de crítica. En la tarde del 14 de diciembre, a pocas horas de la aprobación de la ley, "L'Osservatore Romano" ha informado de ella con pocas líneas asépticas, puramente descriptivas. Y luego nada más.

No sólo eso. Entre los partidarios laicos de la ley hay quien atribuyó el éxito precisamente al mensaje que el papa Francisco dirigió a mitad de noviembre – su ultimo pronunciamiento en la materia – a los participantes en un congreso en el Vaticano, organizado por la World Medical Association, sobre el tema "Questioni di fine-vita".

Y es precisamente este discurso de Francisco el que "La Civiltà Cattolica" ha relanzado el día mismo de la aprobación de la ley, reforzando, en consecuencia, la idea que esa ley había tenido el camino libre precisamente a partir de este discurso del Papa.

El autor del comentario es un jesuita de primer nivel, Carlo Casalone (en la foto), de 61 años, graduado en medicina y después con estudios de filosofía y teología, provincial de la Compañía de Jesús en Italia, desde el 2008 al 2014, docente en la Pontificia Facultad de Teología de Italia meridional, especialista en bioética.

En su mensaje al congreso de la World Medical Association, Francisco citó directamente un lejano discurso de Pío XII, para mostrar la continuidad del magisterio de la Iglesia en materia de eutanasia.

Pero el padre Casalone subraya inmediatamente "cómo el papa Francisco lleva a cabo precisiones y subrayados innovadores".

En efecto, desde Pío XII hasta hoy – hace notar –, han cambiado mucho las formas de morir. Hoy, "junto a la vida se alarga también la convivencia con la enfermedad. El peligro está en concentrarse en las funciones vitales a prolongar, persiguiendo objetivos parciales y perdiendo de vista el bien integral de la persona".

Está el peligro del llamado "encarnizamiento terapéutico", que el padre Casalone preferiría llamar "exceso" u "obstinación" clínica, que está constituido por el uso de "terapias desproporcionadas", juzgadas de este modo tanto por el médico como, sobre todo, por el enfermo.

El Catecismo de la Iglesia Católica, en el parágrafo 2278 – recuerda el jesuita –, dice que la interrupción de estas terapias desproporcionadas "puede ser legítima". Lo mismo afirma la encíclica "Evangelium vitae" de Juan Pablo II.

Pero he aquí la novedad que el padre Casalone pone en evidencia. Para el papa Francisco, la suspensión de estos cuidados desproporcionados no es ya solamente facultativa, sino que es "necesaria", "obligatoria".

Una vez ponderadas con cuidado, en efecto, todas las "circunstancias” y el "contexto", es decir, tanto " los recursos interiores" del enfermo como "los valores concurrentes respecto a la salud y a las relaciones familiares y sociales", entonces "se llega a un imperativo concreto final" que – escribe el padre Casalone – se vincula "con el patrimonio común y constante de la tradición moral católica sobre el valor (que obliga) del juicio de la conciencia".

En la conclusión del artículo, el jesuita pone además en evidencia ese pasaje del discurso papal que ha recogido los mayores entusiasmos entre los partidarios de la ley aprobada por el Parlamento italiano. Es el pasaje en el que "el papa Francisco reserva un pensamiento a la mediación necesaria que en las sociedades democráticas se requiere para llegar a posiciones compartidas, también en el plano normativo, para promover el bien común. Esto significa, por una parte, reconocer las diferencias legítimas, y por otra no erosionar el núcleo de valores que garantiza la convivencia en sociedad, basándose en un recíproco reconocimiento como iguales de todos los que pertenecen a ella".

Entrevistado por el diario líder de la opinión laica italiana, "la Repubblica", pocas horas después de la aprobación de la ley, el cardenal Camillo Ruini definió como "una interpretación forzada" entender las palabras de Francisco como "consentimiento" a una ley "que abre las puertas a la eutanasia, aunque sin nombrarla".

Pero la exégesis que ha hecho "La Civiltà Cattolica" y, sobre todo, los tiempos y el contexto de su publicación dan rienda suelta a los partidarios laicos de la eutanasia ... que -efectivamente- compiten en el agradecimiento, a su modo, al papa Francisco.
Sandro Magister