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viernes, 5 de octubre de 2018

El Papa se emociona al dar la bienvenida a dos obispos nombrados por el Partido Comunista Chino (Carlos Esteban)



Al Papa se le quebró la voz de emoción al presentar en su homilía inaugural del Sínodo de los Jovenes a dos obispos chinos, fruto del acuerdo ‘provisional’ con el gobierno comunista. No fue un buen auspicio.

En las palabras que dirigió al Sínodo de los Jóvenes el miércoles con motivo de la misa inaugural, el Papa Francisco, visiblemente emocionado, mencionó a los dos obispos chinos presentes, primicia histórica, Joseph Guo Jincai, de la nueva diócesis de Chengde, y John Baptist Yang Xiao-ting, ordinario de Yan’an, de quienes dijo que “la comunión del episcopado entero es aún más visible gracias a su presencia”.

Olvidó mencionar, sin duda por falta de tiempo, que ambos han sido nombrados por el Partido Comunista Chino, que mantiene desde que gobierna una feroz persecución contra los católicos chinos, que pertenecían hasta el reciente acuerdo con Pekín a una Iglesia cismática y que como tales estaban excomulgados y que, al menos en el caso de Guo Jincai, ha sido diputado del 13º Congreso Popular Nacional.

Ambos figuran entre los obispos que, tras anunciar Roma el acuerdo provisional, hicieron pública profesión colectiva de fidelidad al Gobierno chino y al proyecto socialista.

Quizá sea la nueva influencia de la China comunista lo que ha llevado a que en este sínodo, a diferencia de los anteriores, las discusiones no sean públicas y abiertas mi la Oficina de Prensa de la Santa Sede vaya a publicar cada día qué ha dicho quién. Que esto vaya a convertir un sínodo ya de por sí bastante controvertido en una máquina de rumores está cantado.

No, no ha sido un comienzo muy distinto al que muchos esperábamos. Más sorprendente nos parecía que hubiera sido invitado al sínodo Robert Cardenal Sarah como miembro de la Comisión de Información, pero ha declinado por “motivos personales”. En su lugar se ha elegido a otro cardenal africano, Wilfrid Napier, Arzobispo de Durban, en Sudáfrica.

Napier se ajusta más al papel de lo que, visto lo visto, se espera del sínodo. Considerado ‘conservador’ con Benedicto XVI, ha sabido adaptarse con velocidad meteórica y entusiasmo inesperado a los nuevos aires de renovación. Esta misma semana publicaba en un la red social Twitter un par de comentarios reveladores del cambio, en respuesta a las fotos publicadas en la misma red por el Arzobispo de Miami, Thomas Wenski, de una misa celebrada en la forma extraordinaria.

Comentaba Napier: “Ver esas fotos me recuerda a mi infancia hace 70 años. Era una época en la que existía un universo entre el Clero, especialmente los obispos, y los fieles laicos. Se le podría llamar la era del clericalismo supremo. Para mí es un recordatorio de lo que nunca debemos volver a ser”.

En su homilía, el Papa pidió a los obispos que no temieran a expresar libremente sus opiniones lo que, quizá también por influencia china, nos ha recordado la política de Mao de “Que Florezcan Mil Flores”, cuando se animó a los intelectuales que expresaran sus críticas en completa libertad para así identificar y eliminar a los críticos. Sinceramente, el historial de nombramientos y ceses fulminantes de Francisco en estos cinco años anima a servirse de la ‘parresia’ o fraternal libertad de expresión con mucha moderación.

Habló mucho, repetidamente, de la necesidad de que los obispos ‘escuchen’ a los fieles, insistiendo en lo que la infinita multiplicidad de las experiencias humanas tiene que enseñarnos a todos. Imaginamos que se refiere a una escucha activa, que genere una respuesta, y no la insólita ‘escucha’ que ha mostrado él mismo a los cardenales redactores de los Dubia o a los fieles firmantes de la Correctio Filialis.

O al Arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, que sigue insistiendo en que no se usen las siglas LGBTI en los documentos eclesiales. Chaput, que pidió en su día que se pospusiese el sínodo en vista de la profunda crisis de abusos que vive la Iglesia, argumento que ésta no puede categorizar a la gente “por sus apetitos sexuales”.

Pidió el Pontífice, como es su costumbre, espíritu de discernimiento que, dijo, “no es un slogan, una técnica o una moda de este pontificado”. Y era, hasta ahora, cierto que el lenguaje usado por la Iglesia se ha mantenido siempre muy alejado de los esloganes al uso, aunque eso parece haber cambiado.

En la misma homilía, por ejemplo, ha dicho que espera que los frutos pastorales de este sínodo “planten sueños, susicten profecías y visiones, permitan florecer la esperanza, inspiren confianza, venden heridas y tejan relaciones”, todo lo cual es, en mi limitada experiencia, lo más parecido a una retahíla de lemas de márketing que he oído en boca de un Vicario de Cristo.

Ya dijimos ayer que pidió que la esperanza destruya la lógica del “esto siempre se ha hecho así”, aunque nos tememos que se refiera a cómo se hacían las cosas en una época que los jóvenes -y muchos adultos bastante adultos- no han llegado a conocer y que, de hecho, se pretende avanzar por el mismo camino que inició la Iglesia con el Concilio Vaticano II, es decir, a hacer lo que se lleva haciendo desde hace medio siglo, pero más.

De hecho tuvo una referencia al Papa iniciador del concilio, Juan XXIII, al denostar, como él, a los “profetas de desgracias”. Es curioso, porque el Papa Juan se refería en tal ocasión a quienes no compartían su visión optimista de que la apertura de la Iglesia iba a provocar una ‘primavera’ eclesial esplendorosa. Y no es por ponernos del lado de los ‘profetas de desgracias’, pero en este caso parece que algo de razón tenían, si miramos un poco los números y comparamos la práctica católica entonces con la de ahora.

Hay una cosa, al menos, que hay pocas esperanzas de que los jóvenes obtengan de este sínodo: certezas. Ya hemos dicho otras veces que si la doctrina católica ha sido comparada a lo largo de la historia como una roca, invariable en sus certidumbres con independencia de las modas ideológicas del mundo, hoy se lleva más la ‘doctrina fluida’. En palabras del Santo Padre, hablando del ‘diálogo’ que debía ser eje del sínodo, su primer fruto es que “todo el mundo está abierto a la novedad, a cambiar de opinión, gracias a lo que hemos oído a los otros”.

Y solo llevamos dos días.

Carlos Esteban

jueves, 4 de octubre de 2018

La Fiscalía General de Míchigan ordena registros sorpresa en siete obispados (Carlos Esteban)



La oficina del fiscal general del estado de Michigan ha llevado a cabo registros por sorpresa en siete obispados, informa Church Militant.

La policía apareció en el obispado de Saginaw a primera hora de la mañana, ordenó salir al personal y procedió al registro del edificio, según testigos presenciales, en lo que es ya la segunda redada por sorpresa de un edificio propiedad de la diócesis.

La diócesis de Saginaw ha hecho público un comunicado en el que aseguran estar colaborando por completo con la investigación súbitamente iniciada por el fiscal general.

La nota aclara que en la mañana del 3 de octubre -coincidiendo con la inauguración del Sínodo de los Jóvenes- se presentó en el obispado una orden de registro en la que se pedía a algunos empleados diocesanos que permanecieran en el edificio para asistir a los agentes en el registro.

Una confirmación similar llega de la Archidiócesis de Detroit con respecto a un registro en su sede, así como un registro parcial del seminario mayor del Sagrado Corazón para obtener determinada documentación. También en el caso de Detroit, el Arzobispado ha comunicado que está colaborando plenamente con los agentes.

Similares registros por sopresa se han llevado a cabo en Lansing y otras cuatro diócesis del estado.

El pasado 21 de septiembre, Bill Schuette, fiscal general de Michigan, confirmó que su departamento había iniciado una investigación en las siete diócesis del estado en agosto. Estas incluyen Detroit, Saginaw, Gaylord, Lansing, Grand Rapids, Marquette y Kalamazoo. Schuette también investigará denuncias de abusos clericales por parte de sacerdotes que pertenecen a órdenes religiosas.

Este verano, y como consecuencia en parte del demoledor informe del gran jurado de Pensilvania sobre encubrimiento de abusos sexuales por parte de sacerdotes en seis diócesis, los fiscales generales de varios estados anunciaron que iniciarían investigaciones de igual naturaleza, lo que ha hecho temer a muchos que, en última instancia, pueda procederse a una investigación federal de toda la iglesia estadounidense, con consecuencias imprevisibles.

Carlos Esteban

“Cambiar de posiciones es signo de madurez” - ¿Francisco cambiará?



El papa Francisco dijo en su discurso de apertura en el Sínodo sobre la Juventud que los delegados deberían hablar “abierta y valientemente”, aunque él es conocido por castigar a los que hacen eso.

Luego dijo que “la crítica constructiva puede ayudar”. Y también que “si hay alguien a quien no le gusto [cardenales de los Dubia, Viganò], debo escuchar más atentamente”.

Francisco pidió “dar la bienvenida y comprender a los otros”, “cambiar nuestras convicciones y posiciones”, y llamó a esto “un signo de gran madurez humana y espiritual”.

Repitió sus viejos clichés que la Iglesia “no siempre” debería tener una “respuesta ya preparada” y que no “debe estar cerrada a [presuntas] novedades” ni tampoco a [presuntas] “sorpresas de Dios”.

“Es posible que debamos movernos en formas impredecibles”, agregó. Hasta aquí la ideología liberal-modernista de Francisco ha sido muy predecible.

Consejos vendo que para mí no tengo (José Martí) (6) Naturaleza y gracia



Es preciso orar en todo momento y no desfallecer (Lc 18, 1)

UNO (1) : Importancia de la razón

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo.html

DOS (2) El discernimiento como amor a la verdad

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_13.html

TRES (3)El Nuevo Orden Mundial y el verdadero Progreso

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_16.html

CUATRO (4) Misión de los sacerdotes y de la Jerarquía: anunciar a Jesucristo. Sólo en Él es posible el reconocimiento de la dignidad de las personas

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_19.html

CINCO (5) Católicos perseguidos y «católicos» bien considerados

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_27.html

SEIS (6) Naturaleza y gracia

http://www.blogcatolico.com/2018/10/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo.html

SIETE (7)Unidad de la Iglesia : ¿Acaso hay dos magisterios?

http://www.blogcatolico.com/2018/10/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_18.html

OCHO (8) Incoherencias a la hora de insultar a otros.

http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-8_6.html

NUEVE (9)Del dicho al hecho: Concilio Vaticano II

http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-9.html

DIEZ (10) (José Martí) Anomalías en la Iglesia

http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-10_16.html

ONCE (11) "Podéis criticarme. No es pecado" -dice Francisco- ... Muy bien: pues atreveos a criticarlo ... y veréis lo que ocurre.

http://www.blogcatolico.com/2018/12/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-11.html

DOCE (12) - Un alto en el camino para reflexionar

http://www.blogcatolico.com/2018/12/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-12.html 


Vuelvo a hacerme la misma pregunta que me he hecho en otras ocasiones, con uno o dos matices: primero, ¿tenemos que guardar silencio, aun cuando el Papa diga herejías? O si se prefiere: Cuando el Papa dice algo que, en principio, supongo que es acertado, y le concedo un asentimiento interior en mi inteligencia ... y luego resulta que, o bien a continuación o bien en otros momentos, dice algo que contradice lo primero que dijo. Cuando esto ocurre -y ha ocurrido con demasiada frecuencia- ¿con qué me quedo? ¿Con lo primero que dijo o con lo que dijo después? Es imposible que sean verdad, al mismo tiempo, dos proposiciones que son, en sí mismas, contradictorias: O una es falsa, o lo son las dos. ¿Cómo debe actuar un cristiano en estos casos?

- La incoherencia puede ser entre lo que se dice y lo que se hace. Esto nos suele ocurrir a todos. Viene a ser lo que decía el mismo San Pablo: «No hago el bien que quiero, sino que el mal, que no quiero, ése hago» (Rom 7, 19); o aquello otro, atribuido a Eurípides en su obra Medea  «Video meliora; proboque; deteriora sequor» (Veo lo que es mejor y lo apruebo, pero sigo lo peor). Todo esto es debido a nuestra naturaleza caída. Por el pecado original, tenemos tendencias malas y, aun sabiéndolo, las seguimos a veces. Sólo la gracia nos da la fuerza necesaria para vencer las tentaciones y nos hace salir victoriosos de nuestra batalla contra el pecado, una batalla que tenemos que librar durante toda nuestra vida. 

Decía también San Pablo: «Se me ha dado un aguijón en la carne, un ángel de Satanás, para que me abofetee, a fin de que no me enorgullezca. Por esta razón, rogué tres veces al Señor, para que lo alejara de mí. Pero me dijo: «Te basta mi gracia, pues mi fuerza se hace perfecta en la flaqueza» Por tanto, con mucho gusto me gloriaré en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo» (2 Cor 12, 7-9). Y continúa: «Por eso me complazco en las flaquezas, en las afrentas, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias por Cristo, pues cuando flaqueo, entonces es cuando soy fuerte» (2 Cor 12, 10).

No se trata, pues, de no luchar, dado que «la vida del hombre sobre la tierra es milicia» (Job 7, 1). De hecho, nunca luchamos lo suficiente. Esto dice el autor de la carta a los hebreos: «Todavía no habéis resistido hasta la sangre en vuestra lucha contra el pecado» (Heb 12, 4). 

La lucha es necesaria, aunque no suficiente. Hay que conjugar naturaleza y gracia. Por nosotros mismos, nada podemos en esta lucha «contra los espíritus malos de los aires» (Ef 6, 12). «Sin Mí nada podéis hacer» (Jn 15, 5), dice el Señor; lo cual es completamente cierto. Necesitamos de su gracia: Él hace posible en nosotros aquello que, por nosotros mismos, seríamos incapaces de lograr, en lo que se refiere a nuestra lucha contra el pecado. Pero es igualmente cierto también que «todo lo puedo en Aquél que me conforta» (Fil 4, 13), como decía san Pablo. 

La gracia, que nunca faltará a quien se la pida al Señor, es absolutamente necesaria para salvarnos. Es Dios quien nos salva. Ahora bien: ¡cuidado con tomar esto como pretexto para no luchar por nuestra salvación y pensar que, como Dios es misericordioso, no consentirá que nadie se condene! Quien así piense, tiene que cambiar el chip, porque eso es una herejía. 

Esta idea se debe, básicamente, a la influencia del protestantismo, que tanto se ha infiltrado en la Iglesia; y son muchos los que así piensan ... ¡un pensamiento que no es católico!  Esto decía Lutero: «Peca mucho, pero cree más»; lo que significa que el hombre no puede no pecar, necesariamente tiene que pecar; pecar es lo propio de ser un hombre; no se concibe un hombre que no peque, de manera que no tiene sentido luchar contra el pecado, porque siempre resultaremos vencidos ... Y así lo justifica, para tranquilizar su conciencia: mi naturaleza está corrompida. Nada puedo hacer. La salvación viene sólo de Dios. Él se encargará de salvarme. Yo sólo tengo que creer

Ésta es la teoría de la justificación, propia del protestantismo y propia, también, de las nuevas corrientes modernistas, según las cuales todo el mundo se salva ... 

Y, sin embargo, eso no es así. Los Evangelios son muy claros, a este respecto: «Mientras iba [Jesús] camino de Jerusalén (...) uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Y Él les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos intentarán entrar y no podrán» (Lc 13, 23-24). No es suficiente un simple intento, sino que es necesario esforzarse ... y entonces actuará la gracia

San Mateo lo explica con más detalle, poniendo en boca de Jesús estas palabras (obsérvese el imperativo): «Entrad por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espaciosa la senda que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por ella. ¡Qué angosta es la puerta y estrecha la senda que lleva a la Vida, y qué pocos son los que la encuentran!»  (Mt 7, 13-14). ¡No la encuentran porque no la buscan, no ponen toda su alma y toda su mente y todas sus fuerzas en encontrarla! De hacerlo, con toda seguridad que la encontrarían: «Buscad y encontraréis (...) porque el que busca, encuentra» (Mt 7, 7-8). 

En otras palabras: Dios cuenta con nosotros para nuestra propia salvación. Nos ha hecho libres y no salvará a nadie que no desee ser salvado; y lo desee con todo su corazón. La salvación es cosa de Dios, ciertamente: Él -y sólo Él- nos puede salvar ... y, además, quiere hacerlo, porque nos ama. Pero ha supeditado esa salvación al hecho de que nosotros también lo amemos, haciendo un buen uso de la libertad que Él mismo nos ha dado para ello

Dios no obliga a nadie a que lo ame. El amor, o es libre o no es amor. Por eso no puede salvar, aunque quisiera, a aquellos que no quieran saber nada con Él. Si su Amor no es correspondido por cada uno de nosotros, nuestra salvación es imposible

De ahí el conocido dicho de san Agustín«Dios, que te creó sin tí, no te salvará sin tí». Y de ahí, también, la necesidad que tenemos de decidirnos, fuertemente, por el Señor; y de jugarnos el tipo por Él, no avergonzándonos de quererlo, como no nos avergonzaríamos de querer a nuestra madre, por ejemplo: y Dios es más que nuestra madre y su amor por nosotros (por cada uno) es infinitamente mayor que el de la persona humana que más nos quiera en este mundo; y esto hasta el extremo -como así fue- de haber dado su vida por nuestra salvación: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15, 13). 

- Pero la incoherencia puede ser también entre lo que se dice antes y lo que se dice después ...

Continuará

miércoles, 3 de octubre de 2018

¿De qué jóvenes estamos hablando? (Carlos Esteban)



¿Soy el único que encuentra ligeramente ominosa la expresión “los jóvenes”? Como se hace ahora, desde hace ya bastantes décadas, como un ‘colectivo’, como si dijeran “las mujeres” o “los chinos”.

No es que la humanidad no haya sido consciente hasta hace cosa de un siglo de las fases de la vida, e incluso haya meditado sobre ellas, como hace Cicerón en De Senectute (Sobre la vejez). Pero como eso, una fase. No como si la juventud fuera una tribu sin apenas conexión con el resto a la que hubiera que hablarle en un idioma totalmente distinto y propio, con necesidades y demandas especialísimas y una sabiduría infusa que hay que extraer laboriosamente de sus cabezas.

Naturalmente, no es así. Un joven es cualquiera de nosotros a determinada edad, cuando aún nos faltan un montón de cosas por vivir y por aprender y, para compensar, exudamos vigor físico.

Pero se ha impuesto desde hace, ya digo, bastante, esa otra visión poetizada y falsa de ‘los jóvenes’ como un grupo más o menos homogéneo y fundamentalmente distinto a lo que han sido y lo que serán.

Curiosamente, fueron los totalitarismos comunista, fascista y nacionalsocialista los que más contribuyeron a esa visión de la juventud como población pura e incontaminada que debe ser vanguardia de la sociedad. Solo hay que preguntar a un chino que haya vivido y sobrevivido a la terrible Revolución Cultural, cuando los más jóvenes se convirtieron en implacables jueces de sus mayores, qué resultado da su autoridad.

Y, para Occidente, la consagración de esa idolatría de la juventud habría de llegar con la más descerebrada e inane parodia de revolución que fue el Mayo francés, cuando eran jóvenes quienes hoy cumplen ya setenta años. Es decir, la edad aproximada de los encargados de organizar el Sínodo de los Jóvenes, que se inicia hoy.

De las alarmas que ha generado el sínodo hemos hablado suficientemente. Vistos los antecedentes, no es en absoluto descabellado sospechar o, al menos, temer que los ‘jóvenes’ que participaron en el presínodo y los que hay hoy en Roma, así como todo esa continua apelación a la ‘escucha’ y el ‘diálogo’ sean un pretexto para aprobar medidas preacordadas, las que aparecen ya esbozadas en el preocupante Instrumentum laboris.

Porque, leyendo las ‘demandas y preocupaciones’ de los jóvenes recogidas en dicho documento, se diría, parafraseando a Gardel, que medio siglo no es nada, y que la juventud, a la que se asocia con novedad y renovación, se ha quedado detenida, como en una vieja instantánea, en esos chavales del 68 y del Verano del Amor en Woodstock.

Naturalmente, los ‘jóvenes’ no existen en ese sentido, son cada uno de su padre y de su madre y cada cual quiere una cosa diferente. Pero si hay anhelos comunes, exigencias compartidas en esta generación, ¿tiene sentido que sean calcadas a las de hace cincuenta años?

Hoy el Papa, en la inauguración del sínodo, ha dicho que la esperanza “destruye ese conformismo que dice “siempre se ha hecho así”. Pero, a juzgar por el Instrumentum laboris y por lo que debemos creer que son las principales demandas de los jóvenes católicos, lo que piden es ahondar en el conformismo; en lo que, precisamente para los jóvenes y no para los coetáneos del Pontífice, “siempre se ha hecho así”. Se diría que habla para una juventud que no está ahí o, mejor, que está, pero enterrada por los años sucesivos en la figura de algunos de sus colegas en el episcopado y sus colaboradores en la Curia.

Porque pedir a la Iglesia de hoy “más apertura”, una liturgia “más accesible” o insistir en mayor laxitud y ¿comprensión?, ¿acompañamiento?, ¿discernimiento? -ya no distingo- sobre cuestiones de moral sexual es llevar décadas viviendo en una burbuja; es hablar para quienes eran jóvenes en el inmediato postconcilio y aún podían ver novedad en todo eso.

Dudo mucho, pero mucho, que haya una porción apreciable de jóvenes católicos que haya oído una sola homilía hablando seria y claramente sobre la castidad. Dudo que hayan escuchado por parte de clérigos muchas condenas a la sodomía o a la fornicación; hasta las palabras suenan prehistóricas, aunque si alguien se toma la molestia de consultarlo, siguen figurando en la doctrina de la Iglesia como pecados mortales.

Carlos Esteban

lunes, 1 de octubre de 2018

OCHO AÑOS ESCRIBIENDO EN EL BLOG (José Martí)


En su momento, el 1 de Octubre de 2010, hice la presentación de este Blog, cuyo nombre inicial fue «Blog católico de José Martí» el cual desdoblé en dos el 24 de abril de 2013 (poco más de un mes de la elección de Jorge Bergoglio como papa Francisco). Al nuevo Blog lo bauticé con el nombre de Il trovatore

Fue casual, en realidad, la idea de escribir en un blog. Además, disponía de poco tiempo y desconocía cómo se podía crear un blog. Busqué un tutorial en Google y aprendí lo suficiente como para comenzar a escribir. 

En realidad, el objetivo de esta decisión no fue otro que el de poner por escrito una serie de ideas que consideraba que podían hacer bien a quienes las leyeran, ideas relacionadas básicamente con la Doctrina de la Iglesia Católica, tal y como ésta siempre ha sido, motivado, fundamentalmente, por el desconocimiento que los católicos tenían -y tienen-acerca de su propia fe.

No he seguido un criterio específico, a la hora de escribir, sino que lo hacía en función de lo que pensaba que era lo más idóneo, en aquel momento. Por otra parte, a medida que se va escribiendo las ideas cobran forma y el esfuerzo de pasarlas al «papel» se ve recompensado, al menos de dos maneras: primero, personal, porque mejora el conocimiento que ya se tiene de algún tema, al profundizar en él y al desarrollarlo con un cierto orden; y segundo, pensando en los demás, porque ese conocimiento, que adquiero con cierto esfuerzo, al escribirlo, puede ser conocido por quienes lo lean, pues no todos tienen el tiempo suficiente para acceder a determinado tipo de saberes que, por otra parte, son poco o nada difundidos por los medios de comunicación.

He pretendido que la Palabra de Dios (que llegue a la gente que lea este blog) no esté adulterada, como suele ocurrir con harta frecuencia. En todo momento me he mantenido fiel a lo que la Iglesia Católica ha enseñado, a la Palabra de Dios, contenida en los Evangelios y transmitida fielmente por la Tradición a lo largo de dos mil años. Cuando se trataba de cuestiones opinables así lo he hecho saber en la entrada correspondiente. Y cuando he tenido alguna duda he procedido a consultarla primero con sacerdotes de gran formación teológica y de fidelidad probada a la Iglesia Católica, antes de escribir nada al respecto.

Debo reconocer, sin embargo, que a partir de algún momento (que no recuerdo), comencé a colocar en este blog entradas de otros blogs, que me parecían muy interesantes y que estaban muy bien escritas, por autores dignos de toda confianza, en cuanto a lo doctrinal,  y también en cuanto a la integridad de su propia vida personal.

De este modo, el número de artículos propiamente míos, de mi cosecha personal, ha ido decayendo. Digamos que me he entusiasmado tanto por lo que otros escriben que he pensado que si, en este blog, colocaba posts de esos otros blogs, así como enlaces a noticias de actualidad religiosa, de distintos medios, ello podía ayudar, aún más. 

Sin embargo, en honor a la verdad, debo decir que he optado por el camino más cómodo, pues supone menos esfuerzo (aunque lleve bastante tiempo) enlazar a otros que escribir personalmente, reflexionando todo cuanto se dice, para no incurrir en errores, por una parte; y por otra, hacerlo de modo tal que quien lea el artículo en cuestión salga con alguna idea importante en su mente.

De hecho, en mi otro blog «Il trovatore» me he dedicado, últimamente, a colocar vídeos de homilías diarias del Padre Santiago o de otros sacerdotes, de parecido estilo. No tenía tiempo para más. Al estar escribiendo en dos blogs tenía que elegir; y ha sido éste el blog al que le he dedicado más tiempo, lo cual ha ido -lógicamente- en detrimento del otro. Personalmente, y mirando desde la perspectiva que da el tiempo transcurrido, pienso que la separación del primer blog en dos fue un error. No es que sea nada grave, pues no tiene más trascendencia. Pero el lector también tiene que elegir y, evidentemente, se decidirá por aquel blog que le tenga más actualizado acerca de las noticias de actualidad eclesial, que es en eso en lo que se ha transformado este blog. El otro blog, que fue el primero, en realidad, surgió, sobre todo, con vistas a plasmar mis reflexiones personales.

Se preguntarán acerca del porqué de todo este tipo de elucubraciones. Y la razón es que he decidido, al menos por ahora, dedicarme a leer más y a adquirir una mayor formación; simultáneamente, aunque más espaciadas, iría  haciendo reflexiones en relación con lo que vaya leyendo. Esto como norma, porque entiendo que los hábitos adquiridos son difíciles de quitar.

Dichas reflexiones, de carácter doctrinal, básicamente, no se encontrarán en este primer blog, sino en el otro ... excepto si se trata de temas de candente actualidad. Ésa es mi idea, a día de hoy. Y espero mantenerla, aunque no descarto que vuelva al hábito de la comodidad, porque me conozco ... pero lo voy a intentar.

RESUMIENDO: 

- En este Blog colocaré tan solo aquellas entradas de otros Blogs que me parezcan de un interés relevante en lo concerniente a los problemas por los que atraviesa hoy la Iglesia.
- En general no colocaré posts diariamente, ni éstos serán tantos como hasta ahora.
- La sección de noticias destacadas será, probablemente, quincenal o mensual; y sólo de aquéllas que considero, en cierto modo, imprescindibles, pues no es bueno quedarse atrás, dado que el ritmo vertiginoso de noticias en la actualidad es impresionante, aunque, al final,  todas vienen a ser más de lo mismo.
- Hay algunas secciones, en las que comencé a escribir ; y me he quedado a medio. Intentaré acabarlas. Y continuaré también escribiendo acerca del tema del Silencio del Papa ante el Testimonio Viganò
- Aunque hay infinidad de páginas web de gran interés, a mi juicio, las que considero más fiables -indico sólo las que están en español- son:
Adelante la Fe (que incluye, traducidas al español, Rorate Caeli, The Remnant, Sí, si; no, no; y Correspondencia Romana),
Infovaticana, (En particular,  Specola, Aberasturi, Sandro Magister). Carlos Esteban escribe en la Gaceta, pero también en Infovaticana tiene artículos realmente interesantes, en general
Infocatólica,
Secretum Meum Mihi
Gloria TV
 - Si se conoce bien el Inglés podemos señalar
Life Site News
One Peter Five,
The Remnant
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Mis reflexiones personales y el aspecto doctrinal volverán de nuevo al Blog «Il Trovatore», aunque las entradas serán más esporádicas. De vez en cuando, introduciré alguna que otra charla u homilía del padre Alfonso Gálvez.


Con relación a los vídeos del padre Santiago Martín se pueden encontrar pinchando aquí

Pueden verse también los vídeos que subo a YouTube, que tratan sobre temas diversos.

Queda claro que cuanto digo aquí es una declaración de intenciones. Otra cosa distinta es que las cumpla ... ¡aunque lo intentaré!

José Martí

Una sociedad tanática, que pretende destruir las almas y no sólo los cuerpos de los niños, ante el silencio de los «Pastores»



Aborto y cosas vinculadas 
Que nuestra sociedad se está dirigiendo a su autodestrucción progresiva se ha advertido, no sólo por el tripudio de alegría por la victoria del “sí al aborto” en Irlanda el pasado 25 de mayo, como si la selección nacional de fútbol hubiese ganado, mientras que han sido condenados a muerte niños inocentes, sino también por la insistencia con la que en el último vértice del G7 en Canadá, finalizado el 9 de junio, fue reafirmada la necesidad de fomentar leyes sobre el aborto incluso hasta el noveno mes de embarazo, sin decir que – como es normal – en Estados Unidos, tras las limitaciones impuestas por Trump, se están recogiendo firmas para extender el aborto más allá del nacimiento, incentivando leyes pro “infanticidio” como no se haría ni siquiera con un gatito. ¿Y hasta qué mes como límite máximo se podría matar al neonato? ¿Dos, tres, cinco meses?
¡Pensad de que están estudiando alegremente también en las modalidades y límites para legalizar este “derecho” al infanticidio, mientras que alguien ha propuesto dejar “sine die” la fecha de muerte porque, si acaso el bebé llorón fastidiara a su mamá demasiado… podría eliminarse en cualquier momento, al menos hasta la edad en que no fuera el hijo quien pudiera matar a sus padres para “agradecerles” su amor!
Unas insanas ganas de muerte que se extienden hasta estos niveles de criminalidad del horror no puede sino ser de origen satánico, como se desprende de las palabras del exorcista padre Amorth, que afirmaba que todo aborto procurado es un sacrificio en honor de satanás, padre de la mentira y homicida. Tan es verdad, que están en increíble aumento los ritos satánicos, esoterismos y misas negras que prevén muchas veces incluso sacrificios humanos, como resulta a menudo del encontrarse pedazos de hueso y cadáveres en algunos lugares macabros y aislados de alguna zona de campo o de monte. 
El último crimen: la ideología de género
La última peor invención del diablo en absoluto (al menos hasta ahora, porque ya nos lo esperamos todo hoy) es la ideología de género, porque se mata al inocente en su alma imponiendo como obligación escolar desde la escuela infantil un recorrido en el que, mientras se explica que la diferencia sexual es un derecho a elegir a placer e incluso varias veces “reversible”, se dan al mismo tiempo en la escuela, como en un obsceno recorrido de iniciación esotérica, verdaderas lecciones de pornografía hetero, homo, etc., pero no siguiendo las instrucciones en libros sino “¡EN VIVO!”, esto es, con nudistas en clase que explican muchas cosas “interesantes” haciéndose tocar en su mismo cuerpo. Son cosas terribles, a las cuales los lobbies de los fuertes poderes intentan habituarnos como si fuera lo más normal de la vida, así como nos han habituado a aceptar a los gays, trans, bi, plus y todas las asquerosidades de este mundo de perversión y de locura que se convierte a menudo en homicida porque, cuando se pierde la total identidad y control sexual, uno se vuelve loco e incluso criminal.
Estos nuevos monstruos son los niños sin sexo, vestidos y maquillados de mujer con muchos tacones y minifaldas, a los cuales se les impide el desarrollo normal de su adolescencia inyectando hormonas de manera tal que son ellos mismos los que eligen lo que “querrán ser”, varones o mujeres o neutros, u hombre-gato u hombre-tigre, porque a este paso no hay límite. Obviamente con el bienestar de sus idiotas padres, que después los ven en las revistas (¡¡¡qué bonitos!!!). Cuando se supera el nivel impuesto por la madre naturaleza, que tutela nuestra salud psico-física por nuestro bien, ya no existe límite a la ciencia ficción más peligrosa y, mientras se rechaza a Dios, que es garante de nuestra sana inteligencia y felicidad, se acaba creyendo en todo, incluso en los elefantes que vuelan, cayendo en la categoría de los obtusos criminales.
¡Con la ideología de género ya no se ama! 
Con la locura de la teoría de genero lo que viene a faltar del modo más absoluto es precisamente la palabra que molesta al diablo por que le recuerda a Dios, que es ¡AMOR!
Con la ideología de género ya no existe el enamoramiento, ese periodo de la vida que te hace soñar con los ojos abiertos, deseando precisamente y sólo a ese hombre o esa mujer, porque comprendes que debe ser la compañera de tu vida en lo bueno y en lo malo, la persona con la que podrás dar la vida a tus hijos. Con la ideología de género, no sólo uno ya no se enamora, sino que no se practica ya ni siquiera el sexo, hablando vulgarmente.
Porque la indiferencia más total une a todos los que se dejan llevar a estas perversiones, los cuales, perdiendo su identidad, pierden la alegría de amar también físicamente al compañero/a según la naturaleza como es querido por Dios. En la práctica, la ideología de género crea hombres-robot teledirigidos por los fuertes poderes y siempre obedientes al dictador de turno. Con la ideología de género la inteligencia queda tan ofuscada que ni siquiera se podrá estar a la altura de asumir tareas de responsabilidad, de gobierno, de gestión y demás, porque uno se convierte sólo en un estúpido idiota, desde todos los puntos de vista. ¿En qué manos terminará este nuestro pobre mundo sin Dios, sin alma y sin ni siquiera cerebros? Y esto sin tener en cuenta otros graves crímenes contra la humanidad como el vientre de alquiler, la eutanasia, drogas libres, etc.
¿Quién se opone?
Al presentar los hechos cada vez más graves, inmorales, peligrosos para el bien de la sociedad y de la persona, ¿quién se opone? ¿Quién da la alarma? ¿Quién se preocupa? Alguna asociación comprometida como “Difendiamo i nostri figli”, guiada por el heroico dott. Gandolfini, o algún padre disperso aquí o allí ciertamente, tanto es así, que uno de ellos, un cierto Marcello Pamio, horrorizado por ciertos hechos que vio en una clínica de Londres, cerca de Oxford Street, donde van cada año más de 2.700 pacientes (casi todos niños o adolescentes), acompañados por padres idiotas, para cambiar de sexo, ha intentado poner en guardia también a los italianos, abriendo un sitio web de YouTube y presentando un vídeo con el título “IL GIURAMENTO”. 
Recientemente, con el nuevo gobierno Salvini, también el hon. Lorenzo Fontana ha defendido con valor la única familia verdadera constituida por un solo hombre y una sola mujer con vínculo de fidelidad y abiertos a la vida, mostrando el hecho de que cada uno en privado es libre de hacer de su vida lo que quiera, si no daña a los demás, (se las tendrá que ver de todos modos con Dios, añado yo), pero que no tenga la pretensión de llamar “familia” a cualquier aglomerado humano hecho de dos o más personas. Esto es una ofensa ante todo a la razón.
Oremos por ellos porque no tendrán una vida fácil desde el momento en que la contraparte no quiere aceptar las reglas de la democracia, sino que crea luchas cada vez más agresivas.
¿Y la Iglesia, los Obispos, el Papa?
En toda esta catástrofe que se está extendiendo como una mancha de aceite, en la que sólo falta que el castigo de Dios se abata sobre el hombre corrompido ya como en los tiempos del diluvio universal mandado por Dios porque la humanidad se había ya pervertida casi toda, exceptuados Noé y su familia, en este avanzar de avalanchas inmundas que están a punto de arrollarnos a todos, ¿dónde está la voz de la Iglesia, de los Obispos, del Papa? ¿de qué se preocupa el Vaticano y la Conferencia Episcopal Italiana con el card. Ravasi y Galantino y Bassetti a la cabeza?
Mientras la ciudad de Roma arde, sus señorías se permiten organizar eventos “culturales” como los desfiles de moda sacrílegos en el Vaticano usando paramentos sagrados sobre los cuerpos de escandalosas modelos que los han expuesto a su pública desacración y burla. Mientras Italia está colapsando, os preocupa sólo el desembarco de inmigrantes, pero con una insistencia tan maníaca que no tenéis ningún pudor de manifestar vuestra aversión a este gobierno precisamente porque está intentando atajar la plaga de la invasión de Italia por parte del extranjero. Pero ¿por qué no os los tenéis vosotros en el Vaticano? ¡Demasiado cómodo incentivar las llegadas y después descargarlas sobre nosotros italianos, sobrecargados de impuestos, préstamos, desahucios y de otras iniquidades que los precedentes gobiernos comunistas nos han descargado encima y ante los cuales os habéis siempre inclinado con un servilismo que da horror!
Ilustrísimos prelados, ¿de qué os ocupáis? 
¿De Jesucristo o de ecología? ¿De la salvación de las almas o de beneficios ilícitos? Quizá de petróleo y de las ganancias que se derivan de él, visto que habéis organizado un simposio en el Vaticano del 7 al 10 de junio con los más ricos petroleros. De vil dinero en la práctica os ocupáis, ganado incluso sobre la piel de aquellos pobres náufragos que al final pierden la vida por vuestra culpa. Y en cambio de animarles, como hacen sus heroicos Obispos locales, a los cuales va todo nuestro aplauso, para que no abandonen su tierra sino a permanecer allí para cultivarla y reconstruir ciudades y puentes para volverlas hermosas y habitables porque hay recursos, como hemos hecho nosotros italianos después de las dos desastrosas guerras, ¿qué hacéis vosotros del Vaticano y de la Conferencia Episcopal Italiana? Incentiváis la esclavitud, la lucha social, la globalización del mundo, a fuerza de querer mezclar todas las razas contra el querer de Dios, el cual, como vemos en el episodio de la Torre de Babel, de un solo aglomerado humano ingobernable, anónimo, tosco e incivilizado, quiso dividir la humanidad por grupos de pueblos, por naciones, con la finalidad de hacer la vida social gobernable, segura, alegre, con leyes que tutelan los derechos de sus propios ciudadanos, donde el libre y pacífico intercambio entre Estados pudiera acontecer bajo la insignia del respeto de la soberanía propia y ajena y de las propias y ajenas diferencias culturales, económicas, sociales, ambientales, tradicionales, etc.
Esto quiso Dios desde los tiempos del Antiguo Testamento y esto sancionó Su Hijo Jesucristo al venir al mundo para confirmar estas diferencias desde el punto de vista social (dad al César lo que es del César…) pero al mismo tiempo para hacer de toda la humanidad “una sola cosa” por medio de su sacrificio en la cruz, donde todas las razas y distinciones diferentes se encuentran unidas en una sola fe, en un solo bautismo, en una sola esperanza, la de la vida eterna porque al final todos estamos destinados a ir allí, a nuestro encuentro personal y colectivo con Jesucristo, que juzgará nuestras obras, nuestras buenas y malas intenciones y las pagará con la vida eterna o con la condena eterna. Nos guste o no, esta es la única Verdad para todos los hombres de todo el mundo, verdad que estáis pisoteando para poner en evidencia sólo pretextos humanos de baja altura.
Pero vosotros, ilustrísimos Prelados, ¿creéis todavía en la Vida Eterna? ¿En el Juicio de Dios? ¿En el Infierno para quien no es fiel y ha recibido tantos talentos como vosotros? ¿En la belleza de la Palabra de Dios, que llena el corazón de alegría y de felicidad incluso en esta tierra para quien la vive hasta el fondo? ¡Pobres! ¡Qué pena veros escarbar como las gallinas mientras que podríais y deberíais volar con alegría como las águilas hasta las más altas cimas de la santidad para mostrar a todos hasta qué niveles de maravillas materiales y espirituales puede llegar el hombre si es sostenido por la única, maravillosa Fe Católica en “Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo”!
Ps
(Traducido por Marianus el eremita /Adelante la Fe)

Noticias varias 28 al 30 de septiembre de 2018 (Tempestad en Argentina a causa de Francisco, de nuevo Viganò, Rueda de prensa en vuelo de regreso a Roma, Iglesia China, etc)



GLORIA TV

“DER SPIEGEL” y las coberturas de los abusos en Argentina en tiempos de Bergoglio. una investigación de 19 páginas.

Antaño tierra de María, España es hoy tierra de impiedad – la solución? - por Javier Navascués


Francisco niega la realidad – ¿El caso del padre Inzoli “nunca” ocurrió?

Nueva tempestad sobre el papa Francisco. Desde su Argentina (Sandro Magister)

La Civiltà Cattolica: Francisco es víctima de una conspiración

IL SETTIMO CIELO

Viganò acto segundo. Mientras,  Francisco calla, o habla en código

VATICANO

Rueda de prensa del Santo Padre durante el vuelo de regreso del viaje apostólico a Lituania, Letonia y Estonia (22-25 de septiembre 2018), 26.09.2018

INFOCATÓLICA

La familia de Franco le enterrará en la Catedral de la Almudena si se exhuman sus restos del Valle de los Caídos

SECRETUM MEUM MIHI

El Vaticano y China negocian sobre la suerte de los Obispos que han permanecido fieles a Roma

En menos de una semana Francisco pasa de decir «Yo soy el diablo»  a  «Recen el rosario por la Iglesia, atacada por el diablo» 

El cardenal Schönborn se imagina ordenando diaconisas

CHURCH MILITANT

Pontifical Secrecy: Was Viganò authorized to break It?
Selección por José Martí

La pelota está en el tejado del Papa, no de Ouellet (Carlos Esteban)



Lo más novedoso de la última carta del (todavía) Arzobispo Carlo Maria Viganò es su llamamiento al Cardenal Ouellet, de quien dice que posee las pruebas de lo que Viganò alega, para que hable y cuente lo que sabe del caso.
«Me gustaría hacer un llamamiento especial al Cardenal Ouellet, porque como nuncio siempre trabajé en gran armonía con él, y siempre tuve gran estima y afecto hacia él» , dice Viganò en su última carta, en la que se reafirma en todo lo que ha revelado hasta la fecha. Y concluye: «Su Eminencia, antes de irme a Washington, usted fue quien me contó las sanciones del Papa Benedicto sobre McCarrick. Tiene a su disposición documentos clave que incriminan a McCarrick y a muchos en la Curia, por sus encubrimientos. Su Eminencia, le insto a que testifique la verdad» .
El ‘encargo’ pone en un verdadero brete al cardenal canadiense Marc Ouellet, presidente de la Comisión Pontificia para América Latina y, cuando Viganò era nuncio en Estados Unidos, prefecto para la Congregación de los Obispos, en el caso de que haya algo de verdad en lo que denuncia Viganò en su célebre testimonio.

Ouellet está, como cualquier miembro de la Curia, sujeto al muy solemne secreto pontificio. También lo estaba, naturalmente, Viganò, que aprovecha esta última carta para justificarse en este sentido, asegurando que

“el objetivo de cualquier secreto, incluido el secreto pontificio, es proteger a la Iglesia de sus enemigos, no ocultarla y convertirse en cómplice de los crímenes cometidos por algunos de sus miembros. Fui testigo, no por mi elección, de hechos impactantes y, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica (2491), el sello del secreto no es vinculante cuando un daño grave puede evitarse únicamente al divulgar la verdad”.
Bien, ése es el discernimiento de Viganò, pero no tiene que serlo el de cualquier otro implicado. La necesidad de obediencia en el seno de la Iglesia, más aún a estos niveles, presume que el inferior no debe juzgar las decisiones del superior, ya que si todo dependiese de su juicio particular, la obligación solemne de secreto carecería de sentido.

Más aún si se trata del Papa, sucesor de San Pedro y Vicario de Cristo, es más que arriesgado valorar por cuenta propia cuándo una de sus decisiones supone “un crimen”, por usar las palabras de Viganò.

Aún más, la decisión de Francisco de levantar una sanción que, si existió, fue reservada y secreta, entra perfectamente dentro de la autoridad discrecional del Pontífice, se juzgue sabia o no, más cuando se trata de un clérigo retirado de sus funciones jerárquicas y al que Francisco encargó misiones puntuales confiando en una habilidad diplomática que nadie ha puesto en duda. Y, por último, que no había sido acusado todavía de un delito perseguible penalmente.

Todo lo cual nos lleva a concluir que Ouellet puede tener una apreciación del secreto pontificio distinta a la de Viganò y discernir en buena conciencia que debe mantenerlo, por ser fiel a su juramento y por el bien de la Iglesia.

No es Ouellet el que debe hablar. Es el Papa. Es él quien está libre de todo juramento de secreto y, sobre todo, quien tiene plena potestad para abrir todos los archivos y presentar todos los documentos, no sólo los que conserva el cardenal canadiense.

Su Santidad acaba de hacer público un comunicado en el que pide a todos los fieles que recemos a diario el Santo Rosario y la Oración al Arcángel San Miguel instituida por León XIII, “para defenderla de los ataques del maligno, el gran acusador”, una iniciativa digna del Santo Padre y muy necesaria en estos tiempos convulsos para la Iglesia.
Ese ‘gran acusador’ ha sido el protagonista de varias homilías papales en Santa Marta desde que volvió del Encuentro Mundial de las Familias en Irlanda o, lo que es lo mismo, desde que se hizo público el Testimonio Viganò. Dibuja en ellas al Diablo no tanto como sembrador de mentiras sino como revelador de íntimos pecados, con el fin de escandalizar y dividir. Es, sin duda, una interpretación novedosa, y nuestra doctrina moral prevé una figura, la difamación, que condena dañar el buen nombre de alguien divulgando pecados atribuidos a la persona, aunque sean ciertos.

Pero ya hemos pasado esa fase. Ya no hay protección en el silencio y difícilmente bien alguno, no sólo porque ha sido el silencio el que ha permitido que crezca y medre esta cultura de encubrimiento y abusos, sino porque las acusaciones están hechas, son públicas, son verosímiles y dividen y desconciertan a los fieles.

El Papa tiene en su mano acabar con esta agonía, de un plumazo. Puede desmentir a Viganò, sacar a la luz todas las pruebas que desenmascaren las mentiras o, en su caso, los errores de juicio o de hecho del arzobispo.

Y si el núcleo de cuanto cuenta Viganò es cierto, nadie podría acusar al Santo Padre de mentir, bien al contrario: su negativa a defenderse (“qui tacet consentire videtur”) o a contradecir las acusaciones e incluso su insistencia homilética sobre el Gran Acusador que ataca y escandaliza con la verdad apuntan a algo parecido a un admisión.

El Papa podría abrir esas ventanas y dar ejemplo de esa transparencia que siempre ha dicho querer para la Iglesia dando acceso a la evidencia disponible. Puede lamentar que Viganò haya faltado a su juramento, puede apuntar errores y juicios de valor que resulten temerarios y poco caritativos. Y, en última instancia, defender su rehabilitación parcial de McCarrick en base a la misericordia.

El Papa podría acallar así a los acusadores, dar un ejemplo valeroso de transparencia para toda su grey, especialmente para sus pastores, y mostrar una prueba de humildad que sería una lección para todos.

Pero mantener el silencio -que ya no es tal, sino cacofonía de voces- no sirve ya a otro fin que a la división y al desconcierto de los fieles.

Carlos Esteban

Roberto de Mattei y el Vaticano II; Sínodo de los jóvenes; Santo Rosario (Specola)



El profesor Roberto De Mattei es ampliamente conocido por los lectores de lengua italiana. Gracias a la impagable tarea de ‘Homo legens’ podemos tener en español su ‘Concilio Vaticano II, una historia jamás escrita’. Es la traducción de su obra Italiana de similar título. Recomendamos vivamente su lectura. Se centra en aspectos históricos y no entra en los documentos conciliares sino en los hechos que han rodeado el último concilio de la Iglesia Católica. Al profesor De Mattei debemos nuestra convicción de que estamos en las últimas coletadas de los efectos conciliares. Para la práctica totalidad de los que componemos la Iglesia Católica el Concilio Vaticano II es un hecho histórico que no hemos vivido pero que explica muchas de las cosas que estamos todavía viviendo. Es una visión distinta, de un historiador, que sin dura abrirá nuevos horizontes en la comprensión de un hecho significativo en la historia bimilenaria de la Iglesia.

No cabe duda de que estamos viviendo un fin de periodo; esto no puede seguir así mucho tiempo, en la historia de la Iglesia y de la sociedad, de la que no podemos ser ajenos. Los aires del 68 trajeron cambios de mentalidad y pensamiento también en el seno de las confesiones religiosas. Este periodo y sus ideas están agotados y en mucho casos han demostrado un fracaso estrepitoso en sus intentos de cambiar la sociedad

En los que nos toca a nosotros es indudable que vivimos una de las crisis más serias de la Iglesia Católica y de la que su salida se presenta complicada. La profunda y generalizada crisis vocacional hace que nos enfrentemos a la extinción de la Iglesia como la conocemos en muchos ámbitos geográficos y sociales. Tampoco podemos olvidar que las crisis son el preámbulo de un nuevo periodo, que no acertamos todavía a descubrir, pero que no dudamos que ya ha nacido y está creciendo.

Desde estás lineas hemos defendido que los dos problemas a los que se enfrenta la iglesia son la corrupción financiera y moral, sin duda muy unidos entre ellos. La profunda crisis que estamos viviendo de corrupción en toda la cadena de mando hace que toda esta generación sea incapaz de salir del hoyo en el que ellos mismos y sus fracasados principios nos han metido. Por simplificarlo en pocas lineas, si seguimos los postulados del 68 y sus consecuencias, simplemente la iglesia desaparecerá. A los 80 años de edad es muy difícil reconocer un fracaso, sobre todo si se continúa mandando, y la prueba más evidente es que los jóvenes, ni manipulados, quieren perder su vida en caminos tan absurdos.
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El aumento del número de noticias desde la bomba Viganò es evidente y es posible que estemos viendo antes nuestros ojos como lo que estaba muerto simplemente se está descomponiendo. Viganò y sus consecuencias siguen adelante; por ahora sin nuevos datos nuevos significativos.
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Terminamos con la que nos parece la intervención más importante del Papa Francisco de los últimos tiempos. El humo de Satanás sigue presente dentro de la Iglesia también de los tiempos de primaveras y puertas abiertas. La presencia de tanto arco iris y de confesiones ecológicas no parece que hayan expulsado a tan persistente e ingrato intruso. El remedio es el de siempre: el demonio no cambia y las armas contra él tampoco. 

El Papa Francisco nos pide que recemos en el mes del rosario por esta intención: que no dude que lo hacemos, incluso fuera de octubre. El sínodo de jóvenes se desarrolla del 3 al 28 de octubre y,  aunque no hemos visto el rezo del rosario como prioridad en el ‘ instrumentum laboris’, suponemos que se seguirán con gozo las indicaciones del pontífice y se rezará completo, en sus tres partes, y con mucha devoción todos los días para expulsar de una vez el demonio de la Iglesia. Sólo con está sencilla recomendación viviríamos un sínodo muy distinto: si es con el Santísimo expuesto y  el exorcismo a San Miguel, también recomendado por el pontífice, ya tocamos el cielo. Las cosas son más sencillas de los que parecen si se quieren entender. El rosario venció a los musulmanes en la batalla de Lepanto y no dudamos que nos sacará de ésta y de muchas más que vendrán.

“Uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí” (Mc 9, 39)

Specola

En la competición con el Vaticano, China es quien manda




 Todos los artículos de Settimo Cielo en español

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Al gesto del Papa Francisco, que el mismo día de la firma del acuerdo con China, ha absuelto de la excomunión a los siete obispos que el partido comunista había instalado por la fuerza sin la aprobación de la Santa Sede, las autoridades chinas han respondido designando ellos mismos a los dos obispos que irán a Roma para participar en el inminente sínodo mundial:

> Vescovi cinesi potranno prender parte al prossimo Sinodo

Es la primera vez que esto sucede, y la decisión parece una muestra de lo que sucederá con los futuros nombramientos episcopales, en base al acuerdo estipulado entre las dos partes. Un acuerdo cuyos contenidos no se han hecho públicos, pero que, evidentemente, no es igual para las dos partes.

Mientras en el pasado, primero en 1998 y después en 2005, los obispos chinos invitados a los sínodos de aquellos años, en el primer caso por Juan Pablo II y en el segundo por Benedicto XVI, nunca obtuvieron la autorización para ir a Roma, hoy, en cambio, ha ocurrido lo contrario. Han sido las autoridades de Pekín quienes han designado a los obispos que había que enviar al Sínodo, y Roma no ha puesto objeciones. Wang Zuo’an, director de la administración estatal para los asuntos religiosos ha sido el alto funcionario chino que ha hecho pública su designación.

Los dos elegidos son Juan Bautista Yang Xiaoting, obispo de Yan’an-Yulin, y José Guo Jincai, obispo de Chengde. Ambos son, desde hace tiempo, docilísimos ejecutores de la voluntad de las autoridades chinas, y el segundo –uno de los siete absueltos de la excomunión– es también secretario general de la pseudo conferencia episcopal china, de la que siguen sin poder formar parte los obispos llamados “clandestinos”, es decir, en comunión con Roma pero no reconocidos por el régimen.

Hoy, los obispos “clandestinos” conocidos son 17, de los cuales 7 tienen mucho más de 75 años. Y dos de ellos se encuentran ahora flanqueados en las respectivas diócesis por dos de los obispos de nombramiento gubernativo amnistiados por el Papa los días pasados. En la diócesis de Shantou, el obispo “clandestino” tiene 87 años y podrá ser sustituido fácilmente. Pero en la de Xiapu-Mindong el obispo “clandestino” Vicente Guo Xijin, de 56 años, deberá ceder el paso al rival Vicente Zhan Silu, obedeciendo al “sacrificio” que le ha pedido el Vaticano ya desde el invierno pasado. También esto confirma cómo el régimen chino se encuentre en ventaja sobre la parte contraria.

De todos los obispos actualmente presentes en China –de los que el Anuario pontificio calla los nombres, salvo los de Hong Kong y Macao–, Settimo Cielo ha ofrecido el pasado febrero un organigrama razonado, en base al muy informado libro del vaticanista Gianni Cardinale, publicado a inicios de este año por la Libreria Editrice Vaticana:

> Obispos chinos ilegítimos, oficiales, clandestinos… A quién premia Francisco y a quien no

Pero hay que añadir que respecto a la diócesis de Ningbo, cuyo último obispo conocido, llamado Hu Xiande, “clandestino”, ha muerto el 25 de septiembre de 2017, la Santa Sede se ha limitado a comunicar que « el sucesor ha tomado posesión de la diócesis» : signo de que ahí debe haber ahora un nuevo obispo, tampoco reconocido por el gobierno chino, pero cuya identidad no ha sido revelada.

Una última anotación se refiere al extraño caso del octavo obispo al que el Papa Francisco ha retirado la excomunión el pasado 22 de septiembre, no ya como vivo, sino una vez muerto.

En el acto papal de la revocación de la excomunión está escrito que este obispo, Antonio Tu Shihua, franciscano, fallecido el 4 de enero de 2017, « antes de morir había expresado el deseo de reconciliarse con la sede apostólica» .

“L’Osservatore Romano” no publicó la necrológica de este obispo, como era normal hacer con cada obispo ilegítimo fallecido sin haberse reconciliado con la Iglesia ... ni públicamente, ni en el foro interno.

Hay dos posibles explicaciones de su absolución “post mortem”, concedida por el Papa Francisco los días pasados. O la Santa Sede ha sabido sólo mucho tiempo después de la muerte su deseo de reconciliación, o el gobierno chino ha exigido de Roma su rehabilitación póstuma. Y la ha obtenido.

Sandro Magister