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martes, 31 de diciembre de 2013

Discurso de apertura del Concilio Vaticano II y comentarios (2 de 3)

Objetivo principal del Concilio

El supremo interés del Concilio Ecuménico es que el sagrado depósito de la doctrina cristiana sea custodiado y enseñado en forma cada vez más eficazDoctrina, que comprende al hombre entero, compuesto de alma y cuerpo; y que, a nosotros, peregrinos sobre esta tierra, nos manda dirigirnos hacia la patria celestial....Significa esto que todos los hombres, considerados tanto individual como socialmente, tienen el deber de tender sin tregua, durante toda su vida, a la consecución de los bienes celestiales; y el de usar, llevados por ese fin, todos los bienes terrenales, sin que su empleo sirva de perjuicio a la felicidad eterna

[Hace honor a la verdad al hablar de que el hombre no tiene aquí morada permanente, sino que espera la futura. Los bienes terrenales son buenos, pero el objetivo es alcanzar la vida eterna; es decir, no quedarse en lo que es meramente natural, sino dar un salto cualitativo hacia  lo sobrenatural...¡hoy, esta idea, que es fundamental, se está perdiendo!...¡Tenemos que rezar mucho y con insistencia, pidiéndole al Señor que envíe obreros a su mies! Más que nunca, estamos necesitados de buenos pastores, fieles a Jesucristo y santos, con verdadera santidad]

...Mas para que tal doctrina alcance a las múltiples estructuras de la actividad humana, que atañen a los individuos, a las familias y a la vida social, ante todo es necesario que la Iglesia no se aparte del sacro patrimonio de la verdad, recibido de los padres; pero, al mismo tiempo, debe mirar a lo presente, a las nuevas condiciones y formas de vida introducidas en el mundo actual, que han abierto nuevos caminos para el apostolado católico

[A mí, en particular, no me gusta hablar de nueva evangelización. Es un término que puede confundir. Y ya hay bastante confusión en el mundo. No hay una Iglesia nueva, es la misma Iglesia de siempre. Y camino sólo hay uno: "Yo soy el camino" -decía Jesús (Jn 14,6). Hay que volver a evangelizar, evangelizar de nuevo, pero no se trata de una nueva evangelización, porque entonces estaríamos ante una nueva Iglesia, lo que cae por su propia base.]

Modalidad actual en la difusión de la doctrina sagrada

Después de esto, ya está claro lo que se espera del Concilio, en todo cuanto a la doctrina se refiere. Es decir, el Concilio Ecuménico XXI ... quiere transmitir pura e íntegra, sin atenuaciones ni deformaciones, la doctrina que durante veinte siglos, a pesar de dificultades y de luchas, se ha convertido en patrimonio común de los hombres; patrimonio que, si no ha sido recibido de buen grado por todos, constituye una riqueza abierta a todos los hombres de buena voluntad

[Así debe ser: el Concilio no ha sido ideado para cambiar la Doctrina. Ésta debe ser transmitida íntegramente, sin supresiones o añadidos. En teoría, el Concilio surge para adecuar el mensaje de siempre a los problemas actuales ... especificando con claridad que la Doctrina de siempre no va a ser alterada. Pero, ¿es lo que se ha estado haciendo a lo largo de estos últimos 50 años?]

... La tarea principal de este Concilio no es, por lo tanto, la discusión de este o aquel tema de la doctrina fundamental de la Iglesia, repitiendo difusamente la enseñanza de los Padres y Teólogos antiguos y modernos, que os es muy bien conocida y con la que estáis tan familiarizados. Para eso no era necesario un Concilio

[La Doctrina, pues, está muy clara. El objetivo de este Concilio es el de ayudar a la gente a ser mejor y acercarse a Jesús; es decir, es un Concilio que nace como pastoral. Pero no hay definiciones dogmáticas de ningún tipo, que puedan obligar a nadie, cosa que no ocurre en los concilios anteriores, que eran dogmáticos. De modo que si se dijese algo que "apareciese" como dogmático ante el pueblo cristiano, pero se opusiera a lo que ya ha sido definido dogmáticamente como infalible en concilios anteriores, tal afirmación "dogmática" de este Concilio o de sus intérpretes carece de validez y no se está obligado en conciencia a seguirla. Ningún Concilio puede anular lo que se ha definido dogmáticamente en un Concilio anterior. (Este tema puede ser objeto de otro post)]

Sin embargo, de la adhesión renovada, serena y tranquila, a todas las enseñanzas de la Iglesia, en su integridad y precisión, tal como resplandecen principalmente en las actas conciliares de Trento y del Vaticano I, el espíritu cristiano y católico del mundo entero espera que se dé un paso adelante hacia una penetración doctrinal y una formación de las conciencias que esté en correspondencia más perfecta con la fidelidad a la auténtica doctrina, estudiando ésta y exponiéndola a través de las formas de investigación y de las fórmulas literarias del pensamiento moderno. 

[Se expresa aquí extraordinariamente bien el Papa cuando habla de actuar según la conciencia, pero una conciencia formada en conformidad con la auténtica doctrina...¡No es eso precisamente lo que estamos oyendo últimamente desde las más altas instancias del Vaticano!]

Una cosa es la substancia de la antigua doctrina, del "depositum fidei", y otra la manera de formular su expresión; y de ello ha de tenerse gran cuenta —con paciencia, si necesario fuese— ateniéndose a las normas y exigencias de un Magisterio de carácter predominantemente Pastoral

[Realmente es obra de la Providencia el hecho de que este Concilio haya sido definido por el Papa Juan XXIII como un Concilio Pastoral y no Dogmático]