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sábado, 4 de mayo de 2019

Acusaciones de herejía contra el Papa (Bruno Moreno) [con unas notas mías personales al final]


El pasado 30 de abril, un grupo de clérigos e intelectuales católicos publicó una carta abierta en la que se afirmaba que nos encontramos en “una de las peores crisis en la historia de la Iglesia Católica”.
En los días posteriores, el número original de diecinueve firmantes ha crecido hasta superar el medio centenar. Entre estos firmantes se encuentran los sacerdotes Thomas Crean OP y John Hunwicke y los catedcráticos Matteo d’Amico, María Guarini, Robert Hickson, Paolo Pasqualucci, Anna Silvas, Claudio Pierantoni, Robert Cassidy y W. J. Witteman. Destaca la presencia del P. Aidan Nichols OP, uno de los más importantes teólogos ingleses en la actualidad.
A diferencia de anteriores textos críticos con ciertos desarrollos doctrinales recientes, que presentaban súplicas, peticiones, declaraciones o correcciones filiales al Papa, esta carta va más allá y plantea una acusación: “Estamos acusando al Papa Francisco del delito canónico de herejía”, una acusación que, según los mismos autores, es un “paso extraordinario”. Se advierte, sin embargo, que esto no iría en contra de las promesas de Cristo y la indefectibilidad de la Iglesia, ya que la acusación de herejía no se refiere a pronunciamientos papales infalibles, que el Papa Francisco no ha realizado en ninguna ocasión. Lo contrario “sería imposible, ya que sería incompatible con la guía dada a la Iglesia por el Espíritu Santo”.
Los firmantes quieren dejar muy claro, en cualquier caso, que su denuncia no es un ataque al Papa, sino, al contrario, “un deber de caridad fraterna hacia el Papa, así como un deber hacia la Iglesia”. En ese sentido, es significativo que la carta esté fechada el día de Santa Catalina de Siena, conocida por haber criticado muy duramente al Papa de su época, pero que manifestaba a la vez un gran amor a él.
Conviene señalar que la carta no está dirigida al Papa, sino a los obispos de la Iglesia. Los autores reconocen que no les corresponde a ellos “declarar al Papa culpable del delito de herejía de una manera que tendría consecuencias canónicas”, y por lo tanto se dirigen a los obispos, como “nuestros padres espirituales, vicarios de Cristo dentro de vuestras propias jurisdicciones y no vicarios del Pontífice romano”, pidiéndoles que amonesten “públicamente al Papa Francisco” para que “abjure de las herejías” y, si no lo hiciera, cumplan con su “deber de oficio de declarar que ha cometido el delito canónico de herejía”, con las correspondientes “consecuencias canónicas”.
Con una saludable dosis de realismo, los firmantes no aspiran a convencer a todos los obispos: “no es necesario que estas medidas sean tomadas por todos los obispos de la Iglesia Católica, ni siquiera por la mayoría de ellos. Una parte sustancial y representativa de los obispos fieles de la Iglesia estaría facultada para tomar estas medidas”.

Críticas doctrinales al Papa

En opinión de los autores, las razones para considerar que el Papa ha caído en herejía son “sobreabundantes”. En concreto, el Papa habría mostrado su creencia en siete proposiciones, que, según la carta, “contradicen la verdad divinamente revelada”, tal como la expresan el Concilio de Trento, el magisterio de San Juan Pablo II y otros textos. Estos errores consistirían en afirmar que:
  • a pesar de la gracia de Dios, a veces es imposible cumplir la ley divina,
  • un cristiano puede conocer la ley divina, incumplirla voluntariamente y no estar en pecado mortal,
  • obedecer la ley de Dios, en algunos casos, puede ser un pecado,
  • la conciencia puede juzgar rectamente que las relaciones sexuales entre dos personas, al menos una de las cuales está casada con otra, son queridas o incluso ordenadas por Dios,
  • las relaciones entre marido y mujer no son los únicos actos sexuales moralmente buenos,
  • no existen los actos intrínsecamente malos (es decir, aquellos que siempre son malos, al margen de la intención y las circunstancias), y
  • Dios quiere positivamente la diversidad de religiones.
Resulta inmediatamente evidente que la acusación de herejía relativa a que todas las religiones son queridas por Dios es mucho más débil que las demás, porque recientemente fue rechazada de forma expresa por el propio Papa. Con ocasión una afirmación contenida en el documento firmado conjuntamente por el Papa y el Imán de Al-Azhar en que parecía afirmarse lo que indican los autores, el Papa Francisco aclaró posteriormente su postura.
En efecto, a través de Mons. Schneider el Papa explicó que se refería únicamente a la voluntad permisiva de Dios y no a la voluntad positiva. Esta aclaración impide realizar una acusación de herejía, ya que la misma exigiría tanto el error como la pertinacia en él. Otras conductas de carácter indiferentista que alegan los autores parecen ser de carácter más bien ambiguo y poco concluyentes.
Las otras seis proposiciones se refieren a la exhortación postsinodal Amoris Laetitia y a documentos y acciones posteriores relacionados con ella. Como prueba se ofrecen en la carta numerosas citas literales del capítulo octavo de la exhortación, en las que los adúlteros son considerados “miembros vivos” de la Iglesia, no pueden “cumplir plenamente las exigencias objetivas de la ley”, no se puede decir que “viven en pecado mortal” o que estén “privados de la gracia”, que el adulterio es, en ciertos momentos, “la respuesta más generosa que se puede dar a Dios” y “lo que Dios mismo está pidiendo” y que las reglas generales no pueden “contemplar absolutamente todas las situaciones particulares” (y, por lo tanto, no existen actos intrínsecamente malos).
A esto se suman las afirmaciones de los obispos de la región de Buenos Airessobre la aplicación de la exhortación que, posteriormente, el mismo Papa ratificó como la única interpretación posible de la misma y como magisterio auténtico (“No hay otras interpretaciones”). En su declaración, estos obispos decidieron dar la comunión a aquellos que persisten en el adulterio cuando consideran que es necesario para no caer “en una ulterior falta”, algo que nunca podría ser fruto de una conciencia recta, según lo definido en el Concilio de Trento.
Si bien la afirmación de herejía sobre las diversas religiones no resulta muy convincente, los errores ligados a Amoris Laetitia parecen más claros y difíciles de negar. Las frases citadas de Amoris Laetitia sugieren con claridad errores frontalmente contrarios a la práctica y a la doctrina tradicional e infalible de la Iglesia. Asimismo, la conducta de varios obispos en ese sentido, con el aval de la Santa Sede, no deja un gran margen para dudar de que el sentido rupturista es, en efecto, el querido por el mismo Papa.

Crítica de acciones del Papa

Junto a estos puntos, directamente doctrinales, en la carta se incluye una recopilación de actuaciones públicas del Papa Francisco que, a juicio de los autores, demuestran que el Papa es culpable de estas herejías. En ese sentido, quieren señalar “ocasiones en que ha negado públicamente algunas verdades de la fe, y luego ha actuado coherentemente, de una manera que demuestra que no cree estas verdades”.
Los autores consideran que mostrar la unión de palabras y acciones da más fuerza a su crítica, porque indica que no se trata de un mero error intelectual sin consecuencias, sino de una doctrina errada que está transformando la práctica y la vida de la Iglesia. En ese sentido, se defiende que “prescindiendo de la cuestión de su adhesión personal a estas creencias heréticas, el comportamiento del Papa […] justifica la acusación del delito de herejía”. Es difícil, sin embargo, evitar la impresión de que la crítica a algunas acciones puede restar fuerza a la carta en vez de incrementarla. A fin de cuentas, esa parte de la carta, por su propia naturaleza, corresponde al ámbito de lo discutible, ya que las interpretaciones de las conductas criticadas puede variar y, en muchos casos, no se cuenta con los datos necesarios para realizar esa interpretación.
A esto se suma que algunas conductas que se le reprochan al Papa parecen haber sido consideradas a la peor luz posible. Por ejemplo, se afirma que “en la misa de apertura del Sínodo sobre la Juventud en 2018, el Papa Francisco llevó un bastón en forma de ‘stang’, un objeto utilizado en rituales satánicos”.  Ciertamente, el báculo en cuestión era una de esas horrendas creaciones modernas a las que algunos clérigos son tan aficionados, en la que Cristo crucificado aparece solamente esbozado, pero de ahí a considerarlo un objeto satánico hay un abismo. Los jóvenes que le regalaron el báculo, de hecho, lo hicieron hablando del corazón desgarrado de Jesús en la cruz, una imagen que difícilmente podría considerarse satánica.
Algo parecido podría decirse de los elogios que ha hecho el Papa a personajes anticatólicos o que han llevado una vida moralmente reprochable, como Emma Bonino (la gran activista en pro del aborto italiana) o Monseñor Juan Carlos Maccarone(obispo argentino que tuvo que renunciar después de que se hicieran públicas sus conductas de carácter homosexual). Se puede considerar que esos elogios han sido imprudentes, inoportunos o errados en sí mismos, pero no deja de ser muy aventurado determinar el grado exacto de responsabilidad que conllevan y en qué medida se trataba o no de gestos meramente protocolarios, captationes benevolentiae o simples afirmaciones políticamente correctas, que no indicarían una postura contraria a la fe.
Otras actuaciones se refieren a cuestiones más graves, relacionadas con el encubrimiento de abusos sexuales, la homosexualidad o el silencio ante la introducción del aborto en Irlanda, entre otros temas. De nuevo, se trata generalmente de actos ambiguos que resulta muy difícil valorar.
Por ejemplo, se declara que el Papa “ha protegido y promovido a los clérigos homosexuales activos y a los clérigos apologistas de la actividad homosexual. Esto indica que él cree que la actividad homosexual no es gravemente pecaminosa”. La segunda afirmación, sin embargo, no se deduce de la primera. Incluso si se acepta que esa protección y promoción se han realizado con conocimiento pleno del Papa o directamente por él, no necesariamente se deduce de ellas la herejía que suponen los autores de la carta, sino que podría tratarse simplemente de acciones erradas, imprudentes o incluso pecaminosas, pero que no serían manifestación de una herejía.
Quizá las acciones más claras de las mencionadas sean, de nuevo, las que están relacionadas con Amoris Laetitia. Los autores señalan que resulta muy significativo que el Papa haya elogiado y ascendido a eclesiásticos que promovían la interpretación rupturista de Amoris Laetitia, como el cardenal Oswald Gracias, el cardenal Farrell, Mons. Mendonça o los padres James Martin SJ y Timothy Radcliffe OP. Particularmente graves son, en ese sentido, los nombramientos como miembros de la Academia Pontificia para la Vida de personas que defienden la legitimidad en algunos casos de la eutanasia, el aborto o los anticonceptivos, como el P. Thomasset, el P. Yánez, el P. Chiodi o los profesores Thiel y Biggar.

El silencio agrava la situación

A todo esto se suma el que quizá sea el signo más grave: la persistencia en el silencio ante los dubia presentados por los cardenales Meissner, Brandmüller, Cafarra y Burke (dos de los cuales ya han fallecido). Estos cardenales, utilizando un formato tradicional y muy frecuente en la Iglesia, enviaron al Papa cinco dudas o dubia para que aclarase la continuidad entre Amoris Laetitia y la doctrina perenne de la Iglesia. Sin embargo, sorprendentemente, el Papa se negó incluso a darse por enterado de la petición.
Lo mismo ha sucedido con otras declaraciones similares más detalladas, firmadas por obispos, clérigos y seglares, que se han ido dirigiendo al Papa en los años anteriores y posteriores a la publicación de Amoris Laetitia. Por ejemplo, la Filial súplica sobre el futuro de la familia de septiembre de 2015, la Solicitud al Papa de julio de 2016, la Carta abierta al colegio cardenalicio, también de julio de 2016, la Declaración de Fidelidad a la Doctrina Inmutable de la Iglesia de septiembre de 2016, la petición de los tres obispos de Kazajstán de enero de 2017, la carta del P. Thomas G. Weinandy de julio de 2017 o la Correctio filialis de agosto de 2017 o la Profesión de las verdades inmutables sobre el matrimonio de diez obispos de diciembre de 2017, entre otras. En conjunto, estos documentos representan las inquietudes de en torno a un millón de católicos, incluidos una docena de cardenales y dos centenares de obispos. El Vaticano ha preferido dejarlas sin respuesta y no reconocer siquiera la existencia de estas preocupaciones legítimas en un grupo numeroso de católicos. Otras afirmaciones que podrían considerarse críticas indirectas, como el reciente manifiesto de fe del cardenal Müller, antiguo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, también han sido ignoradas.
Si bien esta última la carta no ha obtenido hasta el momento el apoyo formal de ningún obispo, ha conseguido mostrar que el silencio no es una solución y que el problema no va a desaparecer por el hecho de que la Santa Sede siga ignorándolo. Al contrario, la urgencia y el tono crítico crecientes de las diversas declaraciones indican que ese silencio se interpreta cada vez más como persistencia en el error, aunque algunos medios y comentaristas prefieran plantearlo como un reflejo del silencio de Cristo ante sus acusadores.
A fin de cuentas, la misión principal del Papa es, precisamente, confirmar en la fea sus hermanos. En ese sentido, no cabe guardar silencio ante las dudas fundadas y legítimas sobre afirmaciones papales que parecen contradecir la fe de la Iglesia. Esta contradicción tendría como único resultado el menoscabo de la propia autoridad papal, porque, como señaló el cardenal Ratzinger, “el Papa no es en ningún caso un monarca absoluto, cuya voluntad tenga valor de ley. Él es la voz de la Tradición; y sólo a partir de ella se funda su autoridad”.
Bruno Moreno


NOTA PERSONAL:

En algunos puntos disiento de Bruno Moreno; al fin y al cabo también él interpreta la interpretación de algunas acusaciones de herejía contra el Papa. Cuando hay que recurrir a estos artificios es señal clara de la existencia de ambigüedad en lo que se dice o se hace y  no es lo propio del cristiano el hablar de esa manera: "Sea vuestra palabra "sí, si; no, no". Lo que pasa de esto viene del Maligno" (Mt 5, 37).

Por ejemplo, con relación a lo que afirma Bruno refiriéndose al punto 7, podemos leer en Gloriatv 

El obispo de Kazajistán, monseñor Athanasius Schneider, dijo a Gloria.tv el 2 de mayo en una entrevista que la afirmación de Abu Dhabi de Francisco está todavía vigente, porque ni Francisco ni el Vaticano la desautorizaron públicamente. 
En Abu Dhabi, Francisco firmó un documento en el que se declara que las religiones que contradicen a Cristo son "queridas por Dios". 
Privadamente, Francisco corrigió dos veces esta afirmación, una vez durante la visita Ad Limina de Schneider, el 1 de marzo, y luego en una carta a Schnedier datada el 5 de marzo.
Francisco señaló que él significó solamente la "voluntad permisiva" de Dios, no su "voluntad positiva". Schneider le pidió a Francisco, en una carta datada el 25 de marzo, que repitiera esta explicación en público.
Como consecuencia de ello, Francisco dijo en la audiencia general del 3 de abril que la voluntad permisiva de Dios permite que existan diferentes religiones.
Schneider llama a esto una “pequeña mejora”, pero critica que Francisco evitó una referencia a Abu Dhabi y no declaró que el cristianismo es la única religión positivamente querida por Dios.
Él advierte que la afirmación de Francisco erosionará además la fe en la unicidad de Cristo. Es por eso que Schneider aplica a Francisco las duras palabras de san Pablo: "El que te anuncia otro evangelio que contradiga lo que hemos proclamado, sea anatema" (Gal 1, 9).
Por otra parte, hay un criterio claro para diferenciar la verdad del error, un criterio que es de sentido común pero, aun así, nuestro Maestro nos lo recordó, porque ésa es la piedra de toque para dilucidar acerca de la bondad o no de determinadas actuaciones: "Por sus frutos los conoceréis" (Mt 7, 20): El elogio a personajes anticatólicos, la promoción de clérigos claramente homosexuales a altos cargos en la Curia, así como de aquellos que están en clara oposición con la Tradición, y el silencio a todas las súplicas que, humildemente, se le han dirigido (caso de las Dubia, correcto filialis, el caso de monseñor Viganò -a quien no se nombra-, etc...) ¿no nos está diciendo alto y claro cuáles son las preferencias del papa Francisco? ¿Es lo mejor cerrar los ojos ante estas acciones del Papa, por el mero hecho de ser Papa? ¿No sería lo más indicado hablar y definirse con toda claridad con relación al Mensaje de Jesucristo, el cual está siendo adulterado ante el silencio cómplice de obispos y cardenales? Pues eso es lo que han firmado este grupo de laicos, dirigiéndose a sus pastores, para que, por caridad, corrijan al papa, por su propio bien y por el bien de la Iglesia.
Creo que es momento de recordar aquellas palabras que dirigió San Pablo a los Corintios: "Pedimos a Dios ... que obréis el bien, aun cuando nosotros seamos dignos de reprobación. Pues no podemos nada contra la verdad, sino en favor de la verdad" (2 Con 13, 7-8)
José Martí

Alemania es el ruinoso futuro (Padre Santiago Martín)


Duración 8:39 minutos

viernes, 3 de mayo de 2019

La nueva guerra de al-Baghdadi contra los cristianos. Pero también Occidente ataca a la Iglesia (Sandro Magister)




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El domingo y el lunes de Pascua, en la plaza San Pedro, el papa Francisco hizo lo posible – en nombre del diálogo con el Islam – para rebajar a acciones genéricas y “jamás justificables” los atentados terroristas en cadena que en Sri Lanka asesinaron a centenares de cristianos reunidos en iglesias para celebrar a Jesús resucitado, un 20% de los cuales eran niños.
Pero una semana después, el lunes 29 de abril, llegó la inequívoca justificación. A cinco años de distancia de su memorable sermón en la Gran Mezquita de Mosul reapareció en un video el jefe supremo del Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, quien no sólo reivindicó para sí la hecatombe en Sri Lanka, sino que la señaló además como modelo de una nueva ofensiva mundial, especialmente en África y en Asia, con los cristianos como los primeros objetivos.
Entre tanto, en todas las iglesias de Sri Lanka, el domingo después de Pascua no se celebraron las Misas. No se sabe cuándo las autoridades consentirán la reanudación de las celebraciones, ante el temor de nuevos atentados. Allí los cristianos son casi el 7% de la población y están como si hubiesen sido golpeados en el corazón.
Expulsado de los territorios inicialmente conquistados en Siria y en Irak, al-Baghdadi ha proclamado una nueva “guerra de desgaste”, en árabe “niqaya”, contra los “cruzados”, pero no con ejércitos en el campo, sino con acciones de guerrilla, asaltos, homicidios, atentados, por obra de militantes disociados y escondidos por todas partes, también en Europa, a juzgar por los numerosos “combatientes extranjeros” que ingresaron a Francia, a Gran Bretaña, a Italia, a Bélgica, a Alemania, etc., después de haber combatido en Siria y en Irak en las filas del derrotado Estado Islámico.
Todo esto en nombre de una ideología radical islámica, de la que no sólo el “emir de los creyentes = al-Baghdadi” se ufana, sino que “está difundida también y goza del apoyo, también financiero, de diversas personas, una visión yihadista impregnada de venganza, basada en los textos del siglo VII y sobre la base de una visión rigurosa de la ley islámica”, declaró el 30 de abril en “Asia News” el patriarca caldeo de Baghdad y cardenal Louis Raphael Sako. “Las autoridades musulmanas – agregó – tienen la tarea y la responsabilidad de derrotar a esta ideología”.
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¿Pero sale desde Europa, desde Occidente, de toda la Iglesia Católica una respuesta a la altura del desafío?
El incendio del 15 de abril en París de la catedral de Notre-Dame ha originado un grito de identificación con las raíces “judeo-cristianas” de Francia y del continente, también en esa opinión laica que hace años luchó vigorosamente para impedir que esa matriz tuviese presencia en los documentos fundadores de la Unión Europea.
Pero se duda que esa toma de conciencia sea duradera, vista la indiferencia con la que Occidente continúa abandonando a sí misma a las Iglesias cristianas en Medio Oriente, hasta en el reciente pasado también floreciente, pero hoy en gran parte al borde de la extinción.
Un documentadísimo relato del actual martirio de las comunidades cristianas orientales se encuentra en este ensayo de Giulio Meotti, dado a conocer hace pocas semanas en Italia y definido por el gran filósofo inglés Roger Scruton como “un libro de gran alcance sobre un crimen que golpea en el corazón de nuestra civilización”:
Pero también exigen ser analizados el desinterés y la ineptitud con la que Occidente reacciona frente a esta tragedia. Es lo que hace este documento de la Comisión Teológica Internacional anexa a la Congregación para la Doctrina de la Fe, producto de cinco años de trabajo y aprobado por el papa Francisco el pasado 21 de marzo, por ahora disponible sólo en italiano:
Este documento es la más argumentada denuncia hasta ahora, elaborada en el Vaticano contra el “totalitarismo blando” que expulsa a la religión de las esfera pública, en nombre de una falsa “ideología de la neutralidad”.
El fenómeno tiene origen en Occidente y encuentra allí sus más microscópicas manifestaciones. Pero no sólo es ideológico, pues cada vez más está acompañado también por agresiones físicas. En Francia, el incendio accidental de Notre-Dame ha hecho dirigir por un momento la atención a los cada vez más numerosos actos de vandalismo, para nada accidentales, que han golpeado en tiempos recientes a las iglesias y a las sinagogas de este mismo país, patria de la “laicidad”.
En el “L’Osservatore Romano” del 25 de abril Charles de Pechpeyrou ha proporcionado una impresionante rendición de cuentas:
“El último episodio, hace apenas una semana atrás, remite a las iglesias de dos pueblos en Normandía, cuyos tabernáculos han sido vaciados y las hostias consagradas arrojadas a la tierra. Una semana antes había sido golpeada la iglesia de San Pedro, en Montluçon: el tabernáculo fue dañado y el caliz con las hostias consagradas fue robado. Pero fue el mes de febrero el que se reveló particularmente oscuro: fueron profanadas algunas tumbas del cementerio judío de Quatzenheim, en Alsacia, así como también cinco iglesias católicos en el arco de una semana, en Dijon, en Borgoña, en Nîmes, en Occitania y también en Maison-Laffitte, en las inmediaciones de París. Una brusca intensificación después del 2018 ya signado por numerosos episodios análogos”.
“Según los últimos datos publicados por la gendarmería nacional – prosiguió Pechpeyrou – cada día son vandalizadas en Francia tres iglesias. Un dato confirmado por el Ministerio de Asuntos Internos, que declara 1.063 actos llevados a cabo contra los edificios cristianos, incluidos los cementerios, para el 2018, en aumento respecto al 2017. Muy inquietante es también el número de episodios de antisemitismo en el país: en disminución en el 2016 y el 2017, creció casi el 75% en el 2018, año en el que los episodios pasaron de 311 en el 2017 a 541. Entre estos episodios, 183 sono actos de  (81 casos de violencia, intentos de homicidio y un homicidio, 182 actos directos sobre sus bienes) y 358 amenazas. Hoy las fuerzas del orden y los militares de la operación Centinela deben asegurar la protecciòn de 824 sitios ligados a la comunidad judía. Por el contrario, en disminución los episodios de violencia contra los musulmanes, en el nivel más bajo desde el 2010 con 100 casow registrados”.
Circunscribiendo el análisis a la única Iglesia Católica, ésta aparece entonces bajo creciente ataque de muchos frentes, en Occidente y en el resto del mundo. El radicalismo islámico no es la única amenaza, pero es ciertamente la más agresiva y sanguinaria. La masacre de Pascua en Sri Lanka y la proclamación de guerra de al-Baghdadi inauguran quizás una nueva estación del martirio.
Sandro Magister

La editorial ‘Ignatius Press’ pide a Roma que responda a la carta que acusa al Papa de herejía



Tanto el fundador como el director ejecutivo de la editorial católica líder de los Estados Unidos han emitido una declaración en la que piden que la carta que acusa al Santo Padre de herejía no sea ignorada.

Tal y como recoge el portal Life Site News, el sacerdote y fundador de la editorial americana Ignatius Press, Joseph Fessio, y su director ejecutivo, Mark Brumley, han publicado un vídeo en el que expresan su opinión acerca de la carta publicada hace apenas dos días por un grupo de fieles que piden a los obispos de la Iglesia Católica que “tomen las medidas necesarias para hacer frente a la grave situación”.

El fundador de la editorial americana señala que se trata de “un documento importante” y defiende que “hay que decir algo al respecto”. Por su parte, el director general de la misma, Mark Brumley, defiende que “se trata de algo que alguien de cierta importancia en la Santa Sede debería abordar”.

“Al leerlo, no estaba convencido de que tuviéramos una herejía formal ni de que las declaraciones citadas del Santo Padre fueran materialmente heréticas…. Pero debido a los argumentos del documento y a las personas que las presentan, creo que esto es algo que debe tomarse en serio”, señaló.

Cabe destacar que entre las personas que han firmado la carta se encuentran el filósofo John Rist y el teólogo P. Aidan Nichols, el teólogo P. Thomas Crean, y el filósofo Dr. Peter Kwasniewski.

Para Brumley, esto significaría que alguien de un “alto nivel” en el liderazgo de la Iglesia debería responder a las preguntas formuladas por el documento. “Debería haber alguna explicación, no debería dejarse que la gente se lo preguntara”, defendió.

Por su parte, Fessio destaca la buena reputación de muchos de los que han firmado la carta y explica que “hay siete tipos diferentes de herejías” y que “cada una de ellas está claramente expresada”.


Duración 7:53 minutos

jueves, 2 de mayo de 2019

Bishop Schneider talks to Gloria.tv about the Abu Dhabi Document


Duración: 3 minutos

TRANSCRIPT IN ENGLISH

Auxiliary Bishop Athanasius Schneider spoke to Gloria.tv on April 30th in an interview again and exclusively about Pope Francis' Abu Dhabi Declaration. Francis claims that God wills the non-Christian religions. But this thesis would lead to the absurd conclusion that God wants both, the redemption in Christ and the religions that deny this redemption.

Schneider tells Gloria.tv that during his Ad-Limina visit on March 1 he also presented the Pope with a written request to withdraw this false statement in the Abu Dhabi Declaration. Francis replied on 5 March, declaring that the diversity of religions was wanted only by God's "permissive will".

Schneider then asked Francis on March 25th to make this private correction public. He pointed out to Francis that even in the Church it is often no longer believed that Christ is the only Saviour and that faith in him is the only religion positively desired by God.

Francis somehow followed Schneider's request at the April 3 General Audience. He said on this occasion that God permits the existence of many religions. But for Schneider this statement is unsatisfactory because Francis did not refer to the Abu Dhabi document. Therefore, his statement lacks clarity, Schneider notices, adding that Francis also remained silent about the fact that faith in Christ is the only religion positively wanted by God.

In the same General Audience, Pope Francis also claimed that Saint Francis of Assisi delivered to the Sultan al-Malik al-Kamil a "message of peace and fraternity". But Bishop Schneider points out that this is not the case. St. Francis, in fact, clearly and openly invited the Sultan to convert to Christ.

Bishop Schneider remarks in the interview that St. Paul would respond to the Abu Dhabi statement with the words of Gal 1:9: "Whoever proclaims another gospel to you in contradiction to what we have proclaimed - he be cursed" (Gal 1:9).

El silencio imposible de Francisco (Carlos Esteban)




No es casual, naturalmente, que el grupo de fieles encabezados por el prestigioso teólogo Aidan Nichols haya decidido hacer pública su carta a los obispos de todo el mundo acusando al Santo Padre de herejía en la festividad de Santa Catalina, esa ‘mantellata’ de Siena, hija de un tintorero, que le leyó la cartilla al Papa de su tiempo. Probablemente sí lo sea, en cambio, que haya coincidido con la noticia sobre las claves de la reforma de la Curia Romana.

De esa reforma sabemos que quizá su punto más ‘rompedor’ consiste en dar a un nuevo ‘megadiscasterio’ dedicado a la evangelización primacía sobre la ‘Suprema’, la congregación que lleva siglos considerándose la más importante de las curiales: Doctrina de la Fe. Y a muchos intriga, por una parte, en qué consistirá, en la práctica, esa ‘evangelización’ en un pontificado que proscribe terminantemente el proselitismo y todo intento de conversión; y por otra, cómo puede primarse la transmisión de un mensaje sobre la integridad del mismo.

El cristianismo no es una religión especulativa, no es una visión del mundo que se haya deducido de una filosofía, no es una tendencia ideológica o una conclusión racional, sino una Revelación. El cristiano es un hombre que lleva un mensaje, que no es suyo y que debe, ante todo, mantener íntegro. Eso es, también, la Iglesia, y en la cúspide de la institución eclesial, el Papa, cuya misión explícita es “confirmar en la fe a sus hermanos”, es decir, cuidar de que el mensaje no se corrompa o adultere.

Nichols y los demás firmantes de la citada carta, con el paso transcendental que han dado, afirman que no solo se está dejando corromper ese mensaje, sino que es el mismo Vicario de Cristo quien se está haciendo culpable de la adulteración. Y ese desafío es imposible de ignorar. Nichols debe ser respondido, aunque la respuesta sea su solemne excomunión. Dejar impune y sin respuesta a un religioso que llama públicamente hereje al Papa es invitar a la máxima confusión entre los fieles.

Francisco ha alternado la locuacidad más desbordada con el más hermético silencio en sus seis años de reinado, acompañando ambos, alternativamente con una crítica y una alabanza del propio silencio, una ambigüedad que ha empleado en otras muchas cuestiones.

Pero el silencio ha sido especialmente estruendoso, precisamente, en cuestiones de doctrina no menores. La carta en cuestión, por ejemplo, extrae la mayor parte de sus ejemplos de opinión herética de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, la misma que motivó una consulta formal -los famosos Dubia- por parte de cuatro cardenales, de los que solo sobreviven dos. Se trató de un procedimiento perfectamente legítimo y canónico planteado en privado originalmente, con copia a la Congregación para la Doctrina de la Fe que, tras tres meses de silencio, fue hecho público. Su Santidad aún no ha respondido una palabra a esa solicitud de aclaración.

Tampoco acusó recibo de la ‘correctio filialis’, esta por parte de un grupo de pensadores y teólogos, planteada con alguna mayor vehemencia.

Pero, en ambos casos, las cartas se dirigían directamente a Su Santidad y no presumían cuál debía ser la respuesta. En el caso de Nicholes et al., se dirigen a los colegas del Papa en el episcopado, a los pastores de la Iglesia universal, y con un claro veredicto de herejía, una acusación extraordinariamente grave.

Los ‘guerreros de la renovación’, los defensores mediáticos de este pontificado -mucho más que del papado en sí, del que no eran particularmente adictos hasta la llegada de Francisco- han respondido, por así decir, “según el mundo”, es decir, burlándose del escaso número de los firmantes y de su poca influencia en el panorama eclesial de hoy. Se me ocurren pocas respuestas tan ajenas al ‘ethos’ del cristianismo, que empezó con un puñado de galileos sin influencia alguna y que ha remachado siempre que la verdad no es cuestión de números ni de poder.

A la acusación pública de herejía, el Papa debe responder. Públicamente, claro. Es imaginable que la respuesta ‘privada’ será implacable, y los firmantes deben saber antes de enviarla que sus perspectivas de hacer carrera en la estructura eclesial e incluso de prosperar allí donde los amigos de la renovación tienen alguna influencia equivalen a cero. Sobran los ejemplos de la suerte de quienes ponen pegas a las reformas o al estilo del Papa, o de cómo sonríe la fortuna a los aduladores.

Pero esta vez es imposible. La acusación es gravísima y pública; la reacción tiene que serlo. Nichols y todos los firmantes debe ser fulminantemente excomulgados o, en su caso, respondidos.


Festividad de san Atanasio (Padre Santiago Martín)


Duración 7:37 minutos

El mes de Mária, el hereje Papa Francisco, la alegría de los zurdos, la exfeminista legionaria, el huerto chino del Vaticano.

SPECOLA


Empezamos el mes de mayo dedicado tradicionalmente a la devoción a la Virgen María. Son muchos los fieles que aprovechan este primer día festivo de mayo para acercarse a alguno de los innumerables santuarios y ermitas que pueblan la maravillosa tierra de María Santísima como llamo a España el recordado Papa Juan Pablo II.

- San Bernardo, el cantor de la Virgen, en su escrito titulado las “Grandezas Incomparables de María” nos recomienda: ” Si se levantan las tempestades de tus pasiones, mira a la Estrella, invoca a María. Si la sensualidad de tus sentidos quiere hundir la barca de tu espíritu, levanta los ojos de la fe, mira a la Estrella, invoca a María. Si el recuerdo de tus muchos pecados quiere lanzarte al abismo de la desesperación, lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale a la Madre de Dios. Siguiéndola, no te perderás en el camino. Invocándola no te desesperarás. Y guiado por Ella llegarás seguramente al Puerto Celestial.”

- La editorial Vaticana nos ofrece algunas intervenciones del Papa Francisco sobre la Virgen María con el desafortunado título de ‘Maria mujer normal’ que no sabemos muy bien como entender en este mundo de tópicos vacíos. Si por normal queremos entender que no ha ido al psicoanalista puede valer, si por normal queremos entender que está en la media, creo que estamos lejos. Nos quedamos con que ya nos gustaría que todas las mujeres, y por supuesto los hombres, gozáramos haciendo normal lo que admiramos y veneramos en María.

- Acusaciones de herejía al Papa Francisco con declaración a la que nos podemos sumar. Doctores tiene, o tenía, la iglesia que sabrán dilucidar estos complicados temas. Lo preocupante es que la buscada confusión en que se mueven algunas intervenciones del Papa Francisco lleven a estas conclusiones. No tenemos mucha confianza en que las cosas se aclaren porque lo que hoy gusta es la indefinición y la duda que conduce al caos sin precedentes que estamos sufriendo.

- El día uno de mayo se celebra en casi todo el mundo la fiesta del trabajo. En Roma la cosa se ha reducido al conocido macroconcierto en la explanada de San Juan de Letrán. Uno se sus más relevantes ideólogos nos confiesa que el Papa Francisco es su jefe político. Pues algo tendrá el agua cuando la bendicen. Es extraño que el mismo día que un importante grupo de católicos lo llama hereje el rojerío esté encantando con sus posiciones políticas.

- La política italiana siempre ha mirado a la colina Vaticana. Es muy difícil de entender esto fuera de ambiente italiano. Las opiniones del papa reinante tienen un peso importante, o por lo menos lo tenían, en este complicado mundo. Andreotti ha sido el máximo representante de esta intima unión político religiosa que ha marcado la vida italiana desde el fin de la guerra mundial. La preocupación en los sacros palacios no es tanto por las divergencias en un tema concreto o en otro sino por la desaparición del peso Vaticano en la vida diaria de los italianos. No hablamos de influencia religiosa o moral sino de influencia en los repartos de poder tan ajenos a la finalidad propia de la iglesia.

- EL periódico del papa contrata a Rita Pinci, como nueva responsable del semanario sobre la mujer. En estos momentos la Pinci pertenece al movimiento de los legionarios de Cristo en lo que muchos consideran una victoria post mortem de su fundador. En sus años mozos fue una conocida feminista muy activa. Después de la huida en masa del anterior equipo urgía dar un golpe de efecto y tenía que ser femenino. Veremos los resultados.

- Los obispos argentinos están en Roma para su primera visita ad limina del pontificado de Papa Francisco. Las heridas mal curadas siguen siendo heridas por mucho que se quieran ocultar. La fallida cumbre de finales de febrero está convirtiendo a Roma, mejor al Vaticano y sus alrededores, en el escenario mundial de manifestaciones de víctimas de abusos. Hoy son argentinas por estar aquí sus obispos y es la noticia que salta a los medios.

- En algunos seminarios anteriores al concilio se enseñaba a los futuros sacerdotes una curiosa asignatura sobre agricultura y ganadería. También el cura tenía que estar instruido para entender a su parroquia, habitualmente rural, de tan profundos conocimientos. Esto, entre otras cosas, se ridiculizo, y no poco, en los modernos tiempos ilustrados del post concilio. Hoy vuelve a estar de moda y vuelve a ser noticia el pabellón de 200 metros con que el Vaticano participa en la feria de agricultura de Pekín. ¡Cuánto gozarían los denostados profesores de agricultura de nuestros seminarios viendo su humilde materia ensalzada a tan altas cumbres! Estamos seguros de que muchos párrocos estarán pensado en recuperar sus famosos y envidiados huertos parroquiales como un signo del renacer de los nuevos tiempos.

Seguimos dejando de lado las innumerables noticias de la intervención del Papa Francisco sobre los peluqueros chismosos.

“Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.

Buena lectura.

SPECOLA

LETTERA APERTA AI VESCOVI E ALLA CHIESA. PER ACCUSARE PAPA BERGOGLIO DI ERESIA. COME UNIRSI ALL’APPELLO.

Vaticano, Papa Francesco accusato di eresia! Che farà ora Bergoglio? Vaticano, è la prima volta che accade

DANIELE SILVESTRI/ “Papa Francesco è il mio capo politico” (Concerto Primo Maggio)

Rita Pinci è la nuova responsabile dell’inserto “Donne Chiesa Mondo” dell’Osservatore Romano

Dio ci salvi dai pretini d’assalto tutti immigrazione e progresso

Argentina, 106 vescovi in visita “ad limina” dal Papa per tutto il mese di maggio

Il mensile del Papa a un’ex femminista. “Sorpresa, ma metà dei fedeli è donna”

“Maria Donna normale”, una raccolta di pensieri di Papa Francesco per il mese mariano

La Santa Sede all’Expo dell’orticoltura di Pechino, occasione di dialogo con la Cina

Santa Sede – Le vittime dell’abuso di preti argentini chiedono “tolleranza zero” all’ambasciatore in Vaticano

Convegno “Giulio Andreotti e la Santa Sede”

Hubo un intercambio de cartas entre Francisco y el obispo Schneider sobre la afirmación de Abu Dhabi



El obispo de Kazajistán, monseñor Athanasius Schneider, dijo a Gloria.tv el 2 de mayo en una entrevista que la afirmación de Abu Dhabi de Francisco está todavía vigente, porque ni Francisco ni el Vaticano la desautorizaron públicamente.

En Abu Dhabi, Francisco firmó un documento en el que se declara que las religiones que contradicen a Cristo son "queridas por Dios".

Privadamente, Francisco corrigió dos veces esta afirmación, una vez durante la visita Ad Limina de Schneider, el 1 de marzo, y luego en una carta a Schnedier datada el 5 de marzo.

Francisco señaló que él significó solamente la "voluntad permisiva" de Dios, no su "voluntad positiva". Schneider le pidió a Francisco, en una carta datada el 25 de marzo, que repitiera esta explicación en público.

Como consecuencia de ello, Francisco dijo en la audiencia general del 3 de abril que la voluntad permisiva de Dios permite que existan diferentes religiones.

Schneider llama a esto una “pequeña mejora”, pero critica que Francisco evitó una referencia a Abu Dhabi y no declaró que el cristianismo es la única religión positivamente querida por Dios.

Él advierte que la afirmación de Francisco erosionará además la fe en la unicidad de Cristo. Es por eso que Schneider aplica a Francisco las duras palabras de san Pablo:

"El que te anuncia otro evangelio que contradiga lo que hemos proclamado, sea anatema" (Gal 1, 9).

Una poesía comentada (Il trovatore)



Tras la escondida senda,
por la que nunca nadie ha transitado,
quise dejar, en prenda,
el tesoro encontrado
en mí, para ser visto por mi Amado.

A modo de poesía, el autor del poema, más de corazón que de forma, por su escaso vocabulario, como puede notarse, expresa a su modo, aquello que conoce como cierto, aunque se trate de un secreto escondido,  que sólo es conocido por Dios y por él mismo. 

En un intento de realizar un comentario o glosa de su propia composición, el autor de este escrito, un escrito con el que me encontré rebuscando en una vieja librería, escribe como pensando en voz alta, reflexionando para sí mismo. No obstante, puede verse que siente lo que dice, aunque más como un deseo que como una realidad. 

En los dos primeros párrafos comienza hablando en primera persona, pero luego continúa de manera que parece estar hablando para otros, en un intento, probablemente fallido, de hacerles ver que lo mismo que él siente (en el sentido más fuerte de la palabra sentimiento) pueden sentirlo también ellos, cada uno a su manera, si se percatan, con la gracia de Dios, de la verdad de lo que afirma en su poesía… unas afirmaciones -justo es decirlo- que, propiamente hablando, son más bien ansias y nostalgia de aquello que quisiera que fuese una realidad en su vida.

El autor es consciente de lo lejos que se encuentra de esa posesión de su amado, a la que alude, lo cual, sin embargo, no es para él motivo de desaliento, pues tiene la seguridad y sabe muy bien que este deseo se cumplirá algún día … ¡en cierto modo, ha comenzado ya a cumplirse, aunque de un modo incompleto!

Cuando llegue ese momento no será ya un mero deseo, sino un hecho real -inmerecido, por supuesto- cual es la participación en la misma vida divina intratrinitaria: Unidos al Hijo, y en el Hijo, por la acción de su Espíritu, seremos capaces, todos y cada uno, de amar al Padre. Y del mismo modo en el que el Padre ama a su Hijo, seremos también nosotros amados por el Padre.

De este modo se cumplirá el deseo ardiente de Jesús en su oración sacerdotal, en la que, dirigiéndose a su Padre, hablándole de sus discípulos, le decía: “Que todos sean uno: como Tú, Padre, en Mí y Yo en Ti. Que también ellos sean uno en nosotros” (Jn 17, 21)

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“Donde está tu tesoro está tu corazón”(Mt 6,21)Mi tesoro es Jesús. Él da sentido a mi vida. Adondequiera que vaya, Él está conmigo. No puedo verlo con estos ojos, sensibles a la luz, pero tengo, por la fe, la certeza de su realidad en mí. Aunque sufra, si estoy a su lado y Él está conmigo, nada temo: la alegría de saber, sin ninguna duda, que Él está en mi corazón y que me quiere, de un modo total y único, es un anticipo del cielo, aquí en la tierra.

El conocimiento de esta realidad es lo que me ha llevado a entregarle, en prenda, mi corazón … para que Él lo vea: cuando eso ocurra se encontrará con la sorpresa de que es Él mismo -y no yo- quien reside en mi corazón. 

Él es mi vida y mi todo. Sin Él estoy completamente perdido. Le necesito … y quiero que Él sepa que le necesito. Esta necesidad que tengo del amor de Jesús es un regalo que Él mismo me hace, porque es lo propio de los enamorados el desearse, el necesitarse y también el poseerse mutuamente: 

“Yo soy para mi Amado y mi Amado es para mí. Y hacia mí tienden todos sus anhelos” (Cantar 7, 11). ¿Hay algo más hermoso que saberse amado de Dios y, además, del modo en el que Dios ama? ¡Dios está enamorado de mí y yo lo soy todo para Él: esta realidad sobrepasa cualquier entendimiento!

¿Cómo no enamorarse, a su vez, de Aquél que tanto nos quiere? Porque, además, nos quiere a cada uno como si sólo él existiera

“Es única mi Paloma, mi preciosa” (Cantar 6,9). 

“Paloma mía … muéstrame tu cara, hazme escuchar tu voz: porque tu voz es dulce y tu cara muy bella” (Cantar 2, 14). 

Es Dios mismo quien así se expresa. Y esas palabras van dirigidas a mí, a cada uno.

- Un mundo que languidece, como es el actual, necesita de Dios, más que nunca. Cada persona necesita que le llegue este Mensaje; y que le llegue a lo más profundo de su ser, a su corazón. Y deberíamos repetirnos muchas veces, cada uno a sí mismo: 

“Dios, encarnado en Jesucristo, está completamente enamorado de mí”

“Soy importante para Él, soy único y me quiere hasta el extremo de haber dado por mí su Vida, para que yo no me pierda”

Si le pedimos con insistencia que nos conceda estos deseos, podemos tener la completa seguridad de que lo hará: “Hasta ahora no habéis pedido nada en mi Nombre. Pedid y recibiréis para que vuestra alegría sea completa” (Jn 16,24)

Él nos concederá la Gracia necesaria sin la cual no seríamos capaces de darle la respuesta amorosa que Él está deseando que le demos. Y entonces nuestra vida cambiaría radicalmente: veríamos las cosas como Dios las ve, que es como realmente son. 

Y nadie sería ya capaz de quitarnos esa Alegría, que proviene de estar enamorados de Aquél que sabemos que está enamorado de nosotros: “Ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría”(Jn 16, 22)  

José Martí
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NOTA: Yo le diría al autor que, aunque artísticamente hablando su poesía deja mucho que desear, sin embargo, está escrita con tal cariño que, puestos a elegir me quedo con la poesía, más que con el comentario que hace de ella, aun cuando sea él mismo quien la comenta. Y no sé por qué, pero me da la impresión de que a él le sucederá exactamente igual que a mí. Bueno, eso creo.

miércoles, 1 de mayo de 2019

"El cisma más terrible que el mundo haya visto jamás"(De Mattei)



“The most terrible schism the world has ever seen”

On February 4, 2019, at Abu Dhabi, Pope Francis and the Grand Imam of Al Azhar, Ahmad Al- Tayyeb, signed the document on “Human Fraternity for World Peace and Living Together”. The declaration opens in the name of a God, who, if he has to be a God common to all, cannot be anything other than the Allah of Muslims. The God of Christians, in fact, is one in nature, but Triune in persons, equal and distinct, Father, Son and Holy Spirit. Since the time of Arius and thereafter, the Church has been battling the anti-Trinitarians and the Deists who deny, or set aside this mystery, which is Christianity’s greatest. Islam, on the contrary, rejects it in horror, as the Sura “of authentic worship” proclaims: “He, God, is one! God, the Eternal One! He will not generate, nor was he generated, and none is equal to him!” (Koran, 112, 2,4). 

Actually, in the Abu Dhabi declaration, worship is not given either to the God of Christians or to the God of Islam, but to a secular divinity, “human fraternity”, “which embraces all men, unites them and renders them equal.” We are not dealing here with “the spirit of Assisi - which in its syncretism recognizes, nonetheless, the primacy of the religious dimension over that of the secularist - but with an affirmation of indifference. In no point, in fact, is a fundamental metaphysic of the values of peace and fraternity mentioned, but these are continually referred to. The document, when it affirms that “pluralism and the diversity of religions, color, sex, race and language are willed by God in His wisdom, through which He created human beings”, does not profess the ecumenism condemned by Pius XI in Mortalium animos (1928), but the religious indifferentism condemned by Leo XIII in the encyclical Libertas (June 20, 1888), which he defines as “a doctrinal system teaching each is free to profess the religion he likes and even not to profess any at all.” 

In the Abu Dhabi declaration, Christians and Muslims submit themselves to the core principal of Freemasonry, whereby the French Revolution values of liberty and equality should find their synthesis and attainment in universal brotherhood. Ahmad Al-Tayyeb, who along with Pope Francis drew up the text, is a hereditary sheik of the Confraternity of Sufis for Upper Egypt, and, in the Islamic world, Al Azhar, the university of which he is rector, is characterized for its proposal of Sufi esotericism, as “an initiatory bridge” between Eastern and Western Freemasonry (cfr. Gabriel Mandel, Federico II, il sufismo e la massoneria, Tipheret, Acireale 2013). 

The document in an insistent and repetitive manner, calls upon “the leaders of the world as well as the architects of international policy and world economy, intellectuals, philosophers, religious figures, artists, media professionals and men and women of culture in every part of the world”, to work strenuously to spread “the culture of tolerance and of living together in peace,” expressing “the firm conviction that authentic teachings of religions invite us to remain rooted in the values of peace; to defend the values of mutual understanding, human fraternity and harmonious coexistence”. These values, it stresses, are the “anchor of salvation for all”. Thus, “the Catholic Church and Al Azhar” ask that “this Document become the object of research and reflection in all schools, universities and institutes of formation, thus helping to educate new generations to bring goodness and peace to others, and to be defenders everywhere of the rights of the oppressed and of the least of our brothers and sisters.” 

On April 11, at Santa Marta in the Vatican, the Abu Dhabi document was sealed by a symbolic gesture. Francis prostrated himself on the ground before three Muslim leaders from Sudan and kissed their feet, imploring peace. This gesture should be judged not so much for what it affirms: the submission of the Church to Islam, but for what it negates: the rejection of the Kingship of our Lord Jesus Christ. The one who represents Christ, in Whose Name every knee shall bend in heaven and on earth (Philippians 2, 10) must receive homage from men and nations and not pay homage to anyone. 

The words of Pius XI in the encyclical Quas primas, (1925) resonate: “Oh, what happiness would be Ours if all men, individuals, families, and nations, would but let themselves be governed by Christ! "Then at length," to use the words addressed by our predecessor, Pope Leo XIII, twenty-five years ago to the bishops of the Universal Church, "then at length will many evils be cured; then will the law regain its former authority; peace with all its blessings be restored. Men will sheathe their swords and lay down their arms when all freely acknowledge and obey the authority of Christ, and every tongue confesses that the Lord Jesus Christ is in the glory of God the Father.”

The gesture made by Pope Francis at Santa Marta also negates a sublime mystery: The Incarnation, Passion and Death of Our Lord Jesus Christ, the only Savior and Redeemer of mankind. By denying this mystery, the salvific mission of the Church - called to evangelize and civilize the world - is denied. Will the Amazonian Synod which takes place next October, be a new phase in this rejection of the Church’s mission, which is also the rejection of the Vicar of Christ’s mission? Will Pope Francis kneel before representatives of the indigenous people? Will he ask them to transmit to the Church their tribal wisdom of which they are carriers? 

What is certain is that three days later, on April 15, the Cathedral of Notre Dame (a descriptive image of the Church) went up in flames that devoured the spire, leaving the foundation intact. Does this not signify that, despite the collapse at the very top of the Church, Her Divine structure endures, and nothing will be able to demolish that? 

A week later, other events shook up Catholic public opinion. A series of terrorist attacks, incited by the followers of that same religion Pope Bergoglio submits to, transformed Easter of the Resurrection into a day of Passion for the universal Church, with 310 dead and more than 500 wounded. Even before it consumed the bodies, the fire consumed the illusions of those Catholics, who with applauds and guitars intone the alleluia, while the Church is experiencing Her Good Friday and Holy Saturday. 

Some may object that the bombers in Sri Lanka, even if they were Muslim, do not represent Islam. Yet not even the Imam of Al Ahzar, who signed the document of peace and fraternity, represents all of Islam. Pope Francis, on the other hand does certainly represent the Catholic Church. But for how long? 

There is no true fraternity outside the supernatural, which does not come from relationships among men, but from God (1 Thessalonians, 1,4). In the same way, there is no peace possible outside that of Christian peace, since the source of true peace is Christ, Incarnate Wisdom, Who “preached peace to you that were afar off, and peace to them that were nigh” (Ephesians, 2, 17). Peace is a gift from God, brought to mankind by Jesus Christ, Son of God and Sovereign of Heaven and Earth. The Catholic Church founded by Him, is the supreme depositary of peace, since She is custodian of the truth and peace is founded on truth and justice. 

Neo-Modernism, entrenched at the very top of the Church, preaches false peace and false fraternity. But false peace brings war into the world, just as false fraternity brings schism, which is war inside the Church. St. Luigi Orione had dramatically foreseen it all on June 26 1913: “Modernism and semi-Modernism cannot go on – sooner or later it’s going to be Protestantism or a schism in the Church which will be the most terrible that the world has ever seen.” (Writings, vol.43, p.53). 

Translation: Contributor Francesca Romana