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viernes, 4 de noviembre de 2022

El via crucis de un párroco católico



De forma clara, concreta y concisa: quisiera que los obispos supieran bien el vía crucis que un párroco católico padece en su destino pastoral en el tiempo actual, y no por la acción de los enemigos de la Iglesia sino por efectos de las contradicciones internas de la misma que desde hace medios siglo sufre la comunidad cristiana. Y resalto párroco CATÓLICO; el modernista no sufre calvario alguno sino que toma el ministerio como una función civil sin adhesión ontológica alguna. Hablo del sacerdote ordenado que con toda ilusión acude a su primer destino parroquial y se encuentra con:

1: Solicitudes de bautizo de una gran mayoría de padres no casados por la Iglesia (o por civil o en concubinato) los cuales desconocen por completo que viven en situación objetiva de pecado mortal. Idem de los mismo en los padrinos que, en no pocas ocasiones, o no están confirmados o si lo van a estar es por acudir a catequesis “express” para confirmarse de cualquier manera (o sea sin fe alguna). Ahora cura párroco: celebra los bautizos en un ambiente de increencia, indiferencia y hasta en celo amargo de los que no quieren pagar una mínima tasa y hacen el dispendio en la fiesta familiar.

  • Si nos quejamos nos dirán que tenemos que ser más “sinodales”

2: “Primeras” comuniones. Ya no es la primera sino “LA” comunión (es la única). Madres que acuden a la parroquia con el único deseo de montar una fiesta a sus hijos en ocasión de esa “comunión”; los “sueltan” literalmente en Misa dominical para que los catequistas los cuiden en Misa y luego pretenden mangonear al sacerdote en asuntos de los que no tienen ni idea como la liturgia celebrativa.

  • Si nos quejamos nos dirán que seamos más “cercanos”

3: Confesiones. Cuántas veces hay que negar, o aplazar, la absolución, a fieles que vienen a confesar sin idea alguna del sentido de pecado y, lo que es peor, envenenados de la “teología” posconciliar que durante décadas ha vaciado las conciencias de la moralidad cristiana sobre todo en los mandamientos tercero y sexto de la ley de Dios.

  • Si nos quejamos nos dirán que no seamos “curas torturadores” en la confesión

4: Bodas. Cuando son de fieles no practicantes (hoy son mayoría en España) hay que sufrir verdadera “invasión” de nuestras parroquias de manadas de horteras, catetos y similares que convierten la casa de Dios en pseudoferias de la peor estofa, y no exagero. Y hay que tragarse esa falta de respeto como efecto de décadas de “catequesis” insulsa, buenista y meramente sentimental.

  • Si nos quejamos nos dirán que somos muy “rígidos”

5: Funerales o exequias. Dado que desde hace décadas parece que el infierno dejó de existir, que el purgatorio es una fábula, y que TODOS vamos al cielo hagamos lo que hagamos…., pues de nuevo soportar la presión ambiental para que los funerales se parezcan más a epílogos de películas yanquis que a lo que debiera ser una Santa Misa para implorar el descanso eterno

  • Si nos quejamos…….es que carecemos de “misericordia”

6: Acusaciones falsas. Esto es lo más doloroso humanamente hablando. Cuantos curas son falsamente acusados y sometidos a presunción de culpabilidad por sus mismos superiores para quedar bien con las autoridades civiles (o por miedo a ellas y a los medios informativos)

Son solo seis ejemplos del vía crucis que HOY sufre cualquier cura párroco salvo excepciones muy extraordinarias. Pero ejemplos que nos hacen la idea real de uno de los mayores problemas que padece la Iglesia actual.

Padre Ildefonso De Asís