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lunes, 24 de junio de 2019

Las monjas comisariadas llevarán al Vaticano a los tribunales (Carlos Esteban)




Las Hermanitas de María, la orden francesa de monjas que prefirieron renunciar a sus votos antes que sufrir un ‘comisariato’ impuesto por Roma que consideraban contrario a su carisma, han puesto el caso en manos de abogados con la intención de denunciar la acción del Vaticano ante los tribunales civiles.

Los cargos contra las Hermanitas de María eran categóricos: rezaban demasiado y estaban demasiado apegadas a la Tradición, por no hablar del ‘autoritarismo’ del modelo organizativo. Así que Roma actuó como suele: nombrando una comisaria que, paradojas de la misericordia, para las hermanas resultó una autoridad más insoportable que la habitual, con el agravante de que no tenía nada que ver con el espíritu que les había hecho profesar. Así que, después de un año de aguantar el comisariato, 34 de las 39 monjas pidieron la dispensa de los votos y se disolvió la orden.

El cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, podía colgar el cartel de ‘Misión Cumplida’ y apuntarse una nueva muesca en el revólver, a sumar a los Franciscanos de la Inmaculada, Familia Christi, o la Hermandad de los Santos Apóstoles. 
Aunque muy distintas, todas estas sociedades tenían, al menos, dos cosas en común: cierto amor por la Tradición y un enorme éxito de vocaciones. Y en todas, nos tememos, se ‘rezaba demasiado’.

En el caso de las Hermanitas, ni siquiera estamos hablando de ‘tradicionalismo’ como suele entenderse: siempre han hecho gala de su absoluta fidelidad a la línea romana y su liturgia es estrictamente Novus Ordo. Tampoco son de esas meras contemplativas ‘recitadoras de avemarías’ que no están demasiado bien vistas por los ‘renovadores’ de la Curia; por el contrario, se dedican a la más práctica de las obras de misericordias, cuidar enfermos y desvalidos.

Las hermanitas, que pronto atrajeron muchas vocaciones a ese páramo que es la diócesis de Laval, atrajeron la atención del progresista obispo francés, Thierry Scherrer, quien las denunció a Roma. Y empezó la operación de acoso y derribo con varias ‘visitaciones’, en 2016 y 2018, hasta que la madre superiora y la superiora de novicias fueron alejadas a distantes monasterios y sustituidas por tres comisarias adeptas del modernismo eclesial. El pasado 17 de septiembre, Braz de Aviz ordenó que las 39 hermanitas aceptaran «sin reservas» los nuevos mandos, a lo que 34 han respondido solicitando la dispensa de sus votos.

Pero la aventura podría no acabar tan felizmente para Roma, porque la Asociación de Apoyo a las Hermanitas de María acaba de anunciar su intención de llevar el caso a los tribunales civiles, acusando al Vaticano de daños morales y difamación.
La congregación presidida por Braz de Aviz había acosado y acusado a las hermanas de “obstinada negativa a la obediencia”, así como de “inmovilismo” y “falta de apertura”. Según Maître Buchser, el abogado que se encarga del caso, “no se puede pensar que el derecho canónico confiera todos los derechos, incluido el de oponerse a la legislación civil”. 

Como podría ser tristemente el caso en la crisis de encubrimientos de abusos en Estados Unidos, podríamos estar ante un problema eclesiástico que tenga que ser resuelto por las autoridades seculares.

Carlos Esteban