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sábado, 22 de julio de 2017

MONS. SCHNEIDER: La interpretación del C. Vaticano II y su conexión con la actual crisis de la Iglesia




“Nos sentimos honrados en publicar esta exclusiva que nos ha enviado Su Excelencia el Obispo Athanasius Schneider. No sólo permitimos, sino que animamos, a todos los medios y blogs a que también la compartan”

RORATE CAELI. (Traducción Dominus Est)
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La interpretación del [Concilio] Vaticano II y su conexión con la actual crisis de la Iglesia.

Por el Obispo Athanasius Schneider

Entrega especial para Rorate Caeli

21 de Julio de 2017.

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La actual situación de la crisis sin precedente de la Iglesia es comparable con la crisis del siglo IV, cuando el Arrianismo había contaminado a la abrumadora mayoría del episcopado, tomando una posición dominante en la vida de la Iglesia. Debemos buscar conducir esta situación actual, por un lado siendo realistas y, por el otro, con un espíritu sobrenatural – con un profundo amor por la Iglesia, nuestra madre, que está sufriendo la Pasión de Cristo debido a esta tremenda y general confusión doctrinal, litúrgica y pastoral.

Debemos renovar nuestra fe en la creencia de que la Iglesia está en las manos seguras de Cristo, y de que Él siempre interviene para renovar la Iglesia en los momentos en que la barca de la Iglesia parece zozobrar, como evidentemente es el caso en nuestros días.

En cuanto a la actitud hacia el Concilio Vaticano II, debemos evitar dos extremos: un completo rechazo (tal como hacen los sedevacantistas y una parte de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX), o una “infalibilización” de todo lo que dijo el concilio.

El [Concilio] Vaticano II fue una asamblea legítima presidida por los Papas, y debemos mantener una actitud respetuosa hacia este concilio

No obstante, esto no significa que tengamos prohibido expresar dudas bien fundadas o recomendaciones respetuosas de mejoras en relación a algunos puntos específicos, haciendo lo anterior, con base en la completa Tradición de la Iglesia y en el Magisterio constante.

Las declaraciones doctrinales tradicionales y constantes del Magisterio durante un periodo de siglos más antiguos, tienen precedencia y constituyen un criterio de verificación respecto a la exactitud de las declaraciones magisteriales posteriores. Las nuevas declaraciones del Magisterio deben, en principio, ser más exactas y más claras, pero nunca deberían ser ambiguas y en contraste aparente con las declaraciones magisteriales previas.

Aquellas declaraciones del [Concilio] Vaticano II que son ambiguas deben ser leídas e interpretadas de acuerdo a las declaraciones de toda la Tradición y el Magisterio constante de la Iglesia.

En caso de duda, las declaraciones del Magisterio constante (los concilios anteriores y los documentos de los Papas, cuyo contenido demuestra ser una tradición segura y reafirmada durante siglos en el mismo sentido) prevalecen sobre aquellos objetivamente ambiguos o sobre nuevas declaraciones del [Concilio] Vaticano II, las cuales con dificultad concuerdan con declaraciones específicas del Magisterio anterior y constante. Por ejemplo, el deber del Estado de venerar públicamente a Cristo, Rey de todas las sociedades humanas, el verdadero sentido de la colegialidad episcopal en relación con el primado Petrino y el gobierno universal de la Iglesia, la nocividad de todas las religiones no católicas y su peligrosidad para la salvación eterna de las almas.

El [Concilio] Vaticano II debe ser visto y acogido tal cual es y tal como realmente era: un concilio pastoral primordialmente. Este concilio no tiene intención de proponer nuevas doctrinas o de proponerlas de una manera definitiva. En sus declaraciones, el concilio confirmó ampliamente la doctrina tradicional y constante de la Iglesia.

Algunas de las nuevas declaraciones del Vaticano II (por ejemplo, colegialidad, libertad religiosa, diálogo ecuménico e interreligioso, la actitud hacia el mundo) no tienen un carácter definitivo, siendo éstas incongruentes, en apariencia o verdaderamente, con las declaraciones tradicionales y constantes del Magisterio, y deben ser complementadas por explicaciones más exactas y por suplementos más precisos de carácter doctrinal. Una aplicación a ciegas del principio de la “hermenéutica de la continuidad” incluso no ayuda, ya que de este modo se crean interpretaciones forzadas, que no son convincentes ni útiles para llegar a una comprensión más clara de las verdades inmutables de la fe católica y de su aplicación concreta.

Ha habido casos en la historia, en los que declaraciones no definitivas de ciertos concilios ecuménicos, fueron perfeccionadas o corregidas tácitamente – gracias a un debate teológico sereno (por ejemplo las declaraciones del Concilio de Florencia respecto a la materia del sacramento del Orden, es decir, que la materia consistía en la entrega de los instrumentos, mientras que la tradición, segura y constante, decía que la imposición de manos del obispo era suficiente, una verdad que finalmente fue confirmada por Pío XII en 1947). 

Si después del Concilio de Florencia los teólogos hubieran aplicado ciegamente el principio de la “hermenéutica de la continuidad” a esta declaración en concreto del Concilio de Florencia (una declaración evidentemente errónea), defendiendo la tesis de que la entrega de los instrumentos como materia del sacramento del Orden coincidiría con el Magisterio constante, probablemente no se habría alcanzado el consenso general de teólogos respecto a la verdad que dice que, la sola imposición de las manos por el obispo es materia real del sacramento del Orden.

Debe crearse en la Iglesia un ambiente de discusión doctrinal sereno respecto a aquellas declaraciones del Vaticano II que son ambiguas o que hayan causado interpretaciones equivocadas. No hay nada de escandaloso en tal discusión doctrinal, sino al contrario, será una contribución con el fin de mantener y explicar de una manera más segura e integral el depósito inmutable de la fe de la Iglesia.

Uno no debe remarcar tanto un concilio determinado, volviéndolo absoluto o equiparándolo de facto con la Palabra de Dios, palabra oral (Tradición Sagrada) o escrita (Sagrada Escritura). El propio [Concilio] Vaticano II dijo correctamente (cf. Verbum Dei, 10), que el Magisterio (Papa, concilio, Magisterio ordinario y universal) no está por encima de la Palabra de Dios, sino debajo de ésta, sujeta a ésta, y siendo únicamente el siervo de ésta (de la Palabra de Dios dicha = Tradición Sagrada, y de la Palabra de Dios escrita = Sagrada Escritura).

Desde un punto de vista objetivo, las declaraciones del Magisterio (Papas y concilios) de carácter definitivo, tienen más valor y más peso comparadas con las declaraciones de carácter pastoral, las cuales naturalmente, tienen una calidad modificable y temporal dependiendo de las circunstancias históricas o respondiendo a situaciones pastorales de ciertos periodos de tiempo; tal es el caso de la mayor parte de las declaraciones del [Concilio] Vaticano II.

La contribución original y valiosa del [Concilio] Vaticano II consiste en el llamamiento universal a la santidad de todos los miembros de la Iglesia (capítulo 5 de Lumen gentium), en la importancia de los fieles laicos de mantener, defender y promover la fe católica, y en su deber de evangelizar y santificar las realidades temporales de acuerdo al sentido perenne de la Iglesia (capítulo 4 de Lumen gentium), en la primacía de la adoración a Dios en la vida de la Iglesia y en la celebración de la liturgia (Sacrosanctum Concilium, nn. 2; 5-10). 

El resto se puede considerar hasta cierto punto secundario, temporal y, en el futuro, probablemente olvidable, como fue el caso de algunas declaraciones no definitivas, pastorales y disciplinarias de varios concilios ecuménicos en el pasado.

Los siguientes puntos – Nuestra Señora, la santificación de la vida personal de los fieles, la santificación del mundo de acuerdo al sentido perenne de la Iglesia y el primado de la adoración a Dios – son los aspectos más urgentes que deben vivirse en nuestros días. En esto, el [Concilio] Vaticano II tienen un rol profético que, desafortunadamente, aún no se ha realizado de una manera satisfactoria.

En vez de vivir estos cuatro aspectos, una parte considerable de la “nomenclatura” teológica y administrativa en la vida de la Iglesia promovió durante los últimos 50 años, y aún promueve, puntos pastorales y litúrgicos doctrinalmente ambiguos, distorsionando de esta manera la intención original del Concilio, o abusando de sus, menos claras y ambiguas, declaraciones doctrinales a fin de crear otra iglesia – una iglesia de un estilo relativista o protestante.

En nuestros días, estamos experimentando la culminación de este desarrollo.

El problema de la actual crisis de la Iglesia consiste parcialmente en el hecho de que algunas declaraciones del [Concilio] Vaticano II – que son objetivamente ambiguas, o aquellas escasas declaraciones, que difícilmente son congruentes con la tradición magisterial constante de la Iglesia – han sido “infalibilizadas”. En este camino, un sano debate con una corrección tácita o implícitamente necesaria, ha sido bloqueado.

Al mismo tiempo, se ha dado el incentivo para crear afirmaciones teológicas en contraste con la tradición perenne. Por ejemplo, respecto a la nueva teoría de un doble sujeto supremo ordinario del gobierno de la Iglesia, es decir, el Papa solo, y todo el colegio episcopal junto con el Papa; la doctrina de la neutralidad del Estado hacia el oficio público, que debe rendirse al verdadero Dios, que es Jesucristo, Rey también de cada sociedad humana y política, y la relativización de la verdad de que la Iglesia Católica es el único camino, querido y ordenado por Dios, para la salvación.

Debemos liberarnos nosotros mismos de las cadenas que nos hacen ver al [Concilio] Vaticano II como absoluto e infalible. Debemos pedir un clima de debate sereno y respetuoso llenos de un amor sincero por la Iglesia y por la fe inmutable de ésta.

Podemos ver un indicio positivo en el hecho de que el Papa Benedicto XVI escribió, el 2 de Agosto de 2012, un prefacio para el volumen correspondiente al [Concilio] Vaticano II en la edición de su Opera omnia[1]. En este prefacio, Benedicto XVI expresa sus reservas en relación al contenido específico de los documentos Gaudium et spes y Nostra aetate. A partir del tenor de estas palabras de Benedicto XVI puede verse que, errores concretos en ciertas partes de los documentos, no son perfectibles por la “hermenéutica de la continuidad”.

Una FSSPX, integrada canónica y plenamente en la vida de la Iglesia, podría aportar también una contribución valiosa en este debate – como el Arzobispo Marcel Lefebvre lo deseó. La presencia totalmente canónica de la FSSPX en la vida de la Iglesia de nuestros días podría ayudar a crear un clima generalizado de debate constructivo, de manera que, lo que se ha creído por todos los católicos, siempre y en todas partes, durante 2.000 años, sea creído así también, de una manera más clara y segura en nuestros días, comprendiendo así la verdadera intención pastoral de los Padres del Concilio Vaticano II.

La auténtica intención pastoral apunta hacia la salvación eterna de las almas – una salvación que habrá de lograrse sólo a través de la proclamación de la completa voluntad de Dios (cf. Act 20: 7). La ambigüedad en la doctrina de la fe y en su concreta aplicación (en la liturgia y en la vida pastoral) amenazaría la salvación eterna de las almas y sería en consecuencia anti pastoral, ya que la proclamación de claridad y de integridad de la fe católica, y de su concreta y fiel aplicación, es la voluntad explícita de Dios.

Sólo la perfecta obediencia a la voluntad de Dios – Quien nos reveló la verdadera fe a través de Cristo, Verbo Encarnado, y a través de los Apóstoles, fe interpretada y practicada constantemente en un mismo sentido por el Magisterio de la Iglesia – traerá consigo la salvación de las almas.

+ Athanasius Schneider,

Obispo Auxiliar de la Archidiócesis de María Santísima en Astana, Kazajistán.

Publicado por Adfero. RORATE CAELI

[Traducción de Dominus Est. Artículo original]

*permitida su reproducción mencionando a DominusEstBlog.wordpress.com

Texto completo de la entrevista de la agencia DPA con el cardenal Müller (Secretum Meum Mihi)


The Wanderer habla también sobre este asunto de la destitución del cardenal Müller, en un interesante artículo que puede verse pinchando aquí:








Cardenal Müller: "Soy leal al Papa, pero no un adulador" (Secretum Meum Mihi)
















El cardenal Rodríguez Madariaga dice que no está previsto que el C-9 se diluya (Secretum Meum Mihi)








EL cardenal Burke contesta, con coraje y claridad, a todas las preguntas

Duración 6:46 minutos

Reproduzco aquí, por su interés y actualidad, una entrevista que le hizo Raymond Arroyo, de EWTN (WORLD OVER) a Su Eminencia, el cardenal Burke, el 16 de diciembre de 2016. Aunque habla en inglés, sin embargo, la traducción al español viene debajo, como puede verse

viernes, 21 de julio de 2017

Aclarando ideas (XI): La Virgen María, la política y Francisco [Froilán-Aulé]

Aclarando ideas [Froilán Aulé]
Enseñanzas del Papa Francisco sobre la Santísima Virgen

Según sus meditaciones [las de Francisco] la Virgen no es la mujer fuerte, firme en su fe. No es quien cooperó con su Hijo a la salvación, uniendo su dolor al sacrificio del Señor en su Pasión. No es la corredentora. No, no es aquella que al pie de la Cruz - fidelísima sierva del Señor- continúa dando su "fiat" a Dios. 

Nada de eso.para Papa Francisco es una desencantada que se siente traicionada. Según él, la Madre de Dios no comprendió el valor del sufrimiento ni de la redención a través de su padecer unido al Hijo en oblación pura al Padre. 

En la "mariología bergogliana" María es ajena a la misión redentora, no ha comprendido nada, ni su participación a la obra salvífica ni la redención llevada a cabo por el Hijo, es sólo una madre que se rebela contra Dios. 

María -siempre según Bergoglio- recuerda en ese momento al Ángel para tratarlo de mentiroso. María blasfema, olvida la profecía de Simeón. 

En definitiva, para este Papa, [la Virgen] es una mujer como cualquier otra. Tal y como lo sostienen la mayoría de los protestantes.

He aquí las palabras de Francisco del 20 de diciembre de 2013 en Santa Marta
María «era silenciosa, pero dentro de su corazón cuántas cosas decía al Señor» en ese momento crucial de la historia (...) «Aquel día me dijiste que sería grande. Tú me dijiste que le darías el trono de David su padre y que reinaría para siempre. Pero ahora lo veo allí», en la cruz.
Y atención, porque esto no fue un resbalón del momento, sino que estas ideas blasfemas son reiteradas. El 29 de mayo de 2015,  en la capilla de Santa Marta, en el encuentro con los niños enfermos dijo:
"Muchas veces pienso en la Virgen, cuando le dieron el cuerpo muerto de su Hijo, todo herido, escupido, sangriento, sucio. Y ¿qué hizo la Virgen? "¿Sáquenlo?" No, lo abrazó, lo acarició. Aunque la Virgen no entendía. Porque ella, en aquel momento, recordó lo que le había dicho el Ángel: "Él será Rey, será grande, será profeta..."; y dentro de ella, seguramente, con aquel cuerpo herido que tenía entre los brazos, con tanto sufrimiento antes de morir, dentro de sí seguramente habría tenido ganas de decirle al Ángel: ¡Mentiroso! Yo fui engañada". Tampoco ella tenía respuestas".
Elecciones políticas

Ayer fue el Concilio Vaticano II que no condenó, ni siquiera mencionó, el comunismo, el primer régimen ateo de la historia que tantos millones de mártires cristianos produjo.

Hoy, con Francisco, es el abrazo con regímenes criminales como el de los Castro en Cuba

En su visita a la isla se negó a recibir a familiares de presos políticos.
Tampoco denunció a la dictadura ni habló de la tragedia de tantos cubanos que arriesgando la vida huyeron de Cuba, muchos de ellos devorados por el mar.

En Lampedusa gritó "Vergogna!" ... en el malecón de la Habana calló

Amigo del indigenista Evo Morales, de quien recibió un Cristo inserto en la hoz y el martillo, de los marxistas Lula y Delma Rousseff, del pagano ex "teólogo" de la teología de la liberación en su vertiente marxista, Leonardo Boff.

Y ni qué comentar de los abrazos, risas y largas audiencias con personajes como la Kirchner, la inefable Hebe Bonafini y otros conocidos en Argentina como corruptos!. Hebe Bonafini, la misma que tomó la Catedral de Buenos Aires y cometió todo tipo de sacrilegios, la misma que se alegró de la muerte de Juan Pablo II diciendo que se estaría quemando en el infierno, la misma que brindó y se alegró del 11 de septiembre y de las matanzas de ETA.

[Aquí se puede ver bien cuáles son las verdaderas amistades de Francisco y cuáles no lo son]
(Continuará)

OBJETIVO DE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO: "Demoler la Cristiandad" (Doctor Alfredo Bárcena)

DURACIÓN 1:02:17

El padre Custodio Ballester absuelto ante denuncia por «homofobia» (comentado por José Martí)

Duración 1:27 minutos

Si la justicia funciona, esto era de esperar. En este caso ha funcionado. El padre Custodio no predica el odio a los homosexuales. Eso no es cristiano. Él se limita a cumplir su misión de anunciar el Evangelio. Y, según éste -que es Palabra de Dios- la homosexualidad es un pecado grave. Él no puede sino, como buen pastor que es, transmitir íntegramente el mensaje de Jesucristo; precisamente Aquél que ha venido a salvar a los pecadores, pero nunca a decir que el pecado no es pecado. Todo lo contrario: El pecado es la causa de todos los males. Y para eso vino el Hijo de Dios y se encarnó en el seno de la Virgen María: para salvarnos. Fue san Agustín quien dijo aquello de que "Hay que odiar el pecado, pero amar al pecador". Pues eso.

jueves, 20 de julio de 2017

Lo que está detrás de la ideología de género (Benigno Blanco)

Duración 4:12 minutos

OBJETIVO "1984": Una Iglesia traicionada y temerosa (por José Martí) [3 de 6]


Y, mientras tanto, ¿qué ocurre con la Iglesia? Porque ése es el gran enemigo del Sistema, el que hay que combatir a muerte. 

Desgraciadamente, ha ido surgiendo una "nueva Iglesia" a raíz, sobre todo, del Concilio Vaticano II, una "iglesia" que se ha infiltrado, como caballo de Troya, en el seno de la verdadera Iglesia. Ésta ha sido traicionada y el resultado no ha sido otro que la apostasía, la pérdida de la fe, comenzando por los propios jerarcas de la Iglesia. En ese pretendido acercamiento al mundo, en ese "aggiornamento" inicial, postulado por el CVII, estaba ya contenido, en germen,  la levadura (¡una levadura venenosa!) que, al fermentar, en tan solo cincuenta años ha llegado a corromper ya casi toda la masa. Una gran parte de nuestra Iglesia ha sido fagocitada por el mundo, del cual apenas se diferencia, por no decir que forma parte de ese mundo, una vez que ha traicionado la misión que Jesucristo le encomendó

Ciertamente la Iglesia, la auténtica, aquélla sobre la cual las puertas del infierno no prevalecerán, sigue vigente, sigue estando ahí y no puede desaparecer: pero estará formada por muy pocos miembros, (cuyo número se desconoce) aquéllos que se mantendrán fieles al Mensaje recibido de Jesucristo y harán posible que la Iglesia perviva y no desaparezca. Sí, gracias a ellos [gracias a los santos, en definitiva, que Dios hará surgir] la Iglesia se mantendrá viva y resurgirá, como el ave Fénix de sus cenizas; aunque, precisamente porque el enemigo conoce que eso es así, quienes formen parte de la verdadera Iglesia serán perseguidos tanto por el mundo (lo que es lógico) como por aquéllos que "teóricamente" estaban en la Iglesia, pero no eran "realmente" de la Iglesia; éstos seguirán llamándose católicos, pero no lo serán, en verdad, desde el momento mismo en que, capitulando ante el mundo, han traicionado a la Iglesia fundada por Jesucristo y han perdido la fe

Por supuesto que tal cosa no se dirá dicha por aquéllos que "estarán sentados en la silla, pero que serán, en realidad, falsos profetas". Los verdaderos pastores y los verdaderos fieles católicos sí sabrán la verdad, porque tienen puesta su esperanza completamente en el Señor, el cual nunca engaña a los suyos. Ahora bien:  ¿cómo sabremos distinguir a los verdaderos católicos de los falsos?. Pues es Jesús quien nos da nuevamente la solución. Y es que, junto  a las persecuciones que anunció a quienes le siguieran, también les abrió la mente y les infundió su Espíritu que es el que les haría entender, en profundidad, las palabras de Jesús: "Un árbol bueno no puede dar frutos malos, ni un árbol malo frutos buenos ... Así pues, por sus frutos los conoceréis" (Mt 7, 18.20) 

¡Los frutos! Es así de sencillo. No hay más que hacer uso del sentido común ... que, desgraciadamente, escasea.  No hay que ser muy inteligentes para darse cuenta que estos frutos que el Señor está esperando brillan por su ausencia [¡no hay frutos!] o bien -si los hay- son frutos podridos, en la mayoría de los casos [¡no alimentan, pues no son Palabra de Dios, sino productos humanos, que dejan vacía el alma]. De manera que si vemos a alguien (no importa quién sea ni cuál sea su categoría eclesial) que predica un evangelio distinto del que nos ha sido transmitidono debemos de seguirlo, porque es un falso profeta, un lobo vestido con piel de cordero, a quien no le interesa nuestra salvación. Esto ya es una buena pista para saber a qué atenernos: la Palabra de Dios y su correcta interpretación por la Tradición y el Magisterio Perenne de la Iglesia, 

Pero es que, sobre todo, tenemos las palabras del Señor, que nos llegan directamente al corazón; por ejemplo cuando dijo: "No os dejaré huérfanos" (Mt 4, 18). O: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). Las palabras de Jesús deben de estar siempre en nuestra mente y en nuestro corazón, deben de ser nuestra vida. "Para mí la vida es Cristo" (Fil 1, 21), decía san Pablo. Y si eso es también así para nosotros entonces sólo nos importará estar con Él y junto a Él y estas palabras de Jesús serán un verdadero consuelo para nuestra alma: "En el mundo tendréis tribulación. Pero confiad: Yo he vencido al mundo" (Jn 16, 33). Esto sabemos que es así por la fe. 

Dicho lo cual se requiere que los cristianos nos espabilemos, si es que de verdad queremos hacer realidad en nuestra vida la Vida de Jesús. Esto nos dijo: "Mirad que os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas" (Mt 10, 16). Es necesario, pues, que seamos cautos, que aprendamos a distinguir, sin género alguno de duda, entre los buenos y los malos pastores; entre los que nos quieren de verdad y desean nuestro verdadero bien (aunque nos corrijan ... y precisamente por ello) y aquellos otros que dicen querernos (y nos ofrecen todo lo que deseamos, sin necesidad de que nos esforcemos) pero que sólo desean aprovecharse de nosotros y, en último término, nuestra perdición. Primero, pues, saber diferenciar entre unos y otros; y luego, actuar en consecuencia. 




Tal vez un ejemplo nos sirva para explicar bien esta idea: 

- ¿Debe de tener miedo un cristiano? 

- Pues depende de qué y a quién. 

- ¿Cómo saberlo? 

- De nuevo las palabras de Jesús: "No temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed, más bien, al que puede arrojar el alma y el cuerpo en el infierno" (Mt 10, 28). En seguir esta indicación última de nuestro Maestro nos va la vida. Y esto es hoy más verdad que nunca. 

Si nos fijamos, el ataque a la Iglesia se ha puesto de moda. La quema y el saqueo de Iglesias, las profanaciones de la sagrada Eucaristía, las ofensas a los cristianos y a los sacerdotes, que no sólo es violencia verbal sino también física, hasta causar incluso la muerte de estas personas por el mero hecho de creer en Jesucristo ... todo esto está hoy a la orden del día ... e incluso es aplaudido por los medios de comunicación, si es que llegan a sacar la noticia, la cual se suele esconder normalmente para que la gente desconozca estos hechos. Y, sin embargo, de estos ataques, que son muy dolorosos y que nos pueden suponer, incluso, la pérdida de nuestra vida, según nos dice Jesús, no debemos de tener miedo: "No temáis a los que matan el cuerpo ..."

... Porque hay en la actualidad un ataque muchísimo más peligroso que el anterior, un ataque normalmente disimulado, aunque cada vez menos, contra el corazón mismo de la Iglesia y contra la naturaleza. Un ataque a la libertad más profunda de las personas, a todo lo que es bueno, bello y verdadero; un ataque contra Dios y contra sus mandamientos. El llamado orgullo gay no es sino un aspecto del orgullo satánico anti-Dios. Y es por eso que, hoy en día el pecado es ensalzado [¡no existe el pecado!] y el que es virtuoso y honesto es ridiculizado, perseguido, condenado y estigmatizado como hipócrita. Y, claro está:  La tensión es muy grande ... y si ponemos la esperanza sólo en nuestras propias fuerzas estamos perdidos de antemano. De ahí la necesidad que tenemos los cristianos de estar continuamente preparados, poniendo toda nuestra confianza en el Señor, que sabemos muy bien que no nos va a abandonar ni nos va a fallar nunca: "Todo lo puedo en Aquél que me conforta" (Fil 4, 13) 

¿Quién está detrás de la confusión actualmente existente? ¿Quién mueve los hilos para que los hombres pasen por el aro de lo absurdo? Antes se decía que era el Partido (refiriéndose al Partido Comunista). Hoy se habla del Sistema, de la Masonería, de los lobbies, etc... Y no cabe duda de que es así. Pero lo cierto y verdad, a poco que profundicemos, llegaremos a darnos cuenta que es el Diablo quien lo dirige todo realmente  (¡ése en cuya existencia no se cree!). Y así es porque así ha permitido Dios que sea"El mundo está todo en poder del Maligno" (1 Jn 5, 19).


[¡Atentos: Dios no quiere el mal ni el pecado, que es la causa de todos los males, pero los permite en razón de nuestra libertad! De esto ya se ha hablado en este blog en más de una ocasión]

De hecho Jesús llama al Diablo el "príncipe de este mundo" (Jn 14, 30), pero dice a continuación (para nuestro consuelo y esperanza) que "nada puede contra Mí" (Jn 14, 30). Jesús permitió ser tentado por el Diablo. Así lo relata san Mateo [refiriéndose a Jesús]: "El diablo lo llevó de nuevo a un monte muy elevado y le mostró todos los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: "Todo esto te daré si, postrándote ante mí, me adoras". Entonces Jesús le respondió: "¡Apártate, Satanás, porque escrito está: 'Al Señor, tu Dios, adorarás y a Él solo servirás' " (Mt 4, 8-10)

(Continuará)

miércoles, 19 de julio de 2017

Aclarando ideas (X): Sínodo de la familia [Froilán Aulé]

Aclarando ideas [Froilán Aulé]


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Recordamos que comienza con la promoción del Cardenal Walter Kasper en la primera audiencia pública, cuando el Papa Francisco recomienda su libro y dice, de este teólogo de ideas y propuestas heréticas, que es uno que hace teología de rodillas. Luego, lo nombrará único relator en el Consistorio preparatorio del Sínodo. Un sínodo en dos partes (¡¡!!). 

Del primer sínodo sale una relación intermedia escandalosa, la Relatio post disceptationem, verdadera manipulación donde se ponen puntos que no se habían debatido en la sala. ¡Tan escandalosa fue que el Cardenal Müller gritó “Vergogna!" [Vergüenza] y que el relator Cardenal Erdü, pese a ser considerado un progresista no quiso leerla y dirigiéndose a Mons. Bruno Forte, lo conminó a hacerlo ya que él -descubrió el Cardenal- era el autor. Forte es uno de los colaboradores cercanos a Francisco. 

Al final terminó todo en indefinición con un tema central, escogido por Kasper con el acuerdo de Francisco, sobre el caso de parejas irregulares que desean comulgar. Caso totalmente marginal. En las secciones sobre homosexualidad, sexualidad y divorciados vueltos a casar -como apuntaba Mons. Schneider- el texto representa una ideología neopagana radical.

El final de la historia es la Exhortación Post Sinodal "Amoris Laetitia" (AL) de Francisco y ese capítulo VIII, con sus notas al pie, que le piden cardenales, de una parte, y un grupo de 45 teólogos, filósofos y pastores de almas de distintas nacionalidades sea anulado porque es herético y contra toda enseñanza de la Iglesia. 

Entre los 45 firmantes hay prelados católicos, estudiosos, profesores, autores y sacerdotes de varias universidades pontificas, seminarios, colegios, institutos teológicos, órdenes religiosas y diócesis de todo el mundo. Ellos pidieron al Colegio Cardenalicio que, en su calidad de consejeros oficiales del Papa, dirigieran al Santo Padre una petición en la que se rechacen "los errores listados en el documento, en manera definitiva y final y se afirme, con autoridad, que Amoris Laetitia no exige que ninguno de esos sea creido o considerado como posiblemente verdadero"

Otros solicitan que quite lo que va contra la doctrina de la Iglesia, como por ejemplo donde Familiaris Consortio de san Juan Pablo II (n. 84) confirmaba la praxis, fundada sobre la Sagrada Escritura, de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados vueltos a casar mientras la Amoris Laetitia lo hace posibleDetrás del motivo pastoral se presenta un verdadero cambio de doctrina arropado en notas (como las 329, 336 y 351) y no explícitamente formulado como debería haber sido. El pedido unánime es que además de eliminar las inaceptables notas, las ambigüedades sean explicadas.

Ninguna solicitud tuvo respuesta de Papa Bergoglio como tampoco la tuvo la de Cardenales como Caffarra y la de los otros 13 Cardenales firmantes de aquella carta dada al Papa Francisco en plena sesión sinodal. Aquella carta fue calificada por la prensa como complot.

¡Vaya complot ése, con firmantes a cara descubierta que piden aclaraciones y rectificaciones por el bien de la Iglesia y la salvación de las almas! Los Cardenales Walter Brandmüller (presidente emérito del Pontificio Comité de Ciencias Históricas), Carlo Caffarra (Arzobispo emérito de Bolonia), Raymond L. Burke (Patrón de la Soberana Orden de Malta), y el Cardenal alemán Joachim Meisner, enviaron el 19 de septiembre de 2016 al Papa Francisco y al Cardinal Müller, una serie de cuestiones en la forma canónica de las "dubia" (que reclaman como respuesta sí o no) con respecto a Amoris Laetitia. 

Como no tuvieron ninguna respuesta dieron publicidad a su petición. Ésta fue publicada íntegramente por Corrispondenza Romana (Roberto de Mattei) y por Sandro Magister el 14 de noviembre de 2016 (...) Las dubia se refieren a las notas cuya ambigüedad lleva a interpretaciones heterodoxas.

AL presenta la ley de Dios sobre la indisolubilidad del matrimonio como un ideal inalcanzable para muchos, al que es necesario remediar humanamente . Desconoce la gracia y abre la puerta a la comunión a quienes viven en situación permanente de pecado

En AL, como en otras expresiones de este pontificado, campea la ausencia de sobrenaturalidad, del humanismo sin la gracia, en el fondo sin DiosEs tanto y tan grave lo que se expone en el capítulo VIII y en otras afirmaciones pastorales donde se niega o se hace ambigua la verdad, que personalidades católicas mundialmente reconocidas el 27 de septiembre de 2016 publicaron una Declaración en defensa de la familia y de la verdad

Entre los 80 firmantes iniciales (la lista luego se agrandó mucho), hay Cardenales como Caffarra, Burke, Pujats; obispos como Negri, Laise, Laun, Schneider; filósofos como Spaemann y Seifert, von Stockhausen, Waldstein; historiadores como De Mattei; teólogos, liturgistas, como Bux, Jindracek vicedecano del Angelicum, Iraburu; otros estudiosos y personalidades como Gotti Tedeschi.

(Continuará)