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domingo, 13 de mayo de 2018

Necesitamos sacerdotes católicos, con la cabeza católica



Santo Tomás de Aquino

Debo decir que cuando oigo hablar a un sacerdote admirado de filosofías extrañas, no puedo dejar de alarmarme. Incluso cuando algunos de ellos hablan con reparos de Santo Tomás.
No entiendo qué tentación puede llevar a un sacerdote a abrazar filosofías que se apartan de Santo Tomás o qué puede llevar a un sacerdote a abrazar el liberalismo que tanto se aparta de la doctrina tradicional de la Iglesia y que tan clara expuso Leon XIII. 
Muchos de ellos han asumido una ligera superación de la tradición en varios aspectos que ahora los consideran opinables.
Todo esto sucede porque vivimos una auténtica crisis de fe, una crisis de la teología, al abandonar a Santo Tomas y ahora mismo liderados por el papa Francisco vivimos una auténtica crisis de Magisterio. Está en marcha un nuevo sacrilegio por parte de la Conferencia episcopal alemana y llevamos varios años de crisis de dogma, fe y doctrina con la exhortación AL. 
Muchos pastores hacen suyas, abiertamente, las interpretaciones teológicas de quienes hasta ahora eran considerados teólogos heréticos.
La Palabra de Dios es interpretada en sentido soplo del espíritu vivo y se nos invita a liberarnos de las ataduras del Magisterio precedente.
¿Por qué aquellos pastores que deberían estar preparados para afrontar y resistir todos estos errores han decidido rendirse e ignorar lo que está ocurriendo en la Iglesia?
En primer lugar porque muchos de ellos no creen y en segundo lugar parece que no tienen argumentos para defender la doctrina. Un rechazo del principio de no contradicción se ha apoderado de ellos y un abandono de la ayuda y cooperación entre la fe y la razón les impide dar respuestas coherentes.
Los sacerdotes y los teólogos deben recuperar una sana teología católica que no les lleve por senderos zigzagueantes, pero no por ellos sino por las almas a ellos encomendadas.
Es muy egoísta decir que un teólogo puede aventurarse por senderos arriesgados si en su “aventura” arrastra otras almas al abismo.
Necesitamos sacerdotes católicos, con la cabeza católica y no que rompan con conceptos de libertad, mundo, sagrada doctrina y tradición, laicidad respaldados por espíritus nuevos pero que los apartan de los caminos de la Verdad . Dios nos hizo libres, pero también nos dijo que el apartarnos del camino de la Verdad nos hacía esclavos y que nos llevaba a la perdición. No nos regaló los oídos con diferentes formas de libertad , como si , el apartarnos del camino de la Verdad también nos hiciera libres.
Necesitamos un magisterio que cumpla su función, que no tenga miedo de ejercer su autoridad, que nos confirme en la fe y que condene las herejías.
Esta crisis de magisterio que ha caído en la confusión, el filósofo Robert Spaemann lo expresa con una cita tomada de la Primera carta de san Pablo a los Corintios: «si la trompeta die­ra un toque confuso, ¿quién se prepararía para [la] lucha?» (1 Cor 14,8)
Hoy, cincuenta años después, el peligro está en pensar que la Sagrada Tradición sí que puede ser superada por un cambio de rumbo del Magisterio. De esta idea nacen los nuevos católicos neoconservadores , que se llaman a sí mismo conservadores , pero les da miedo ser tachados de “ultraconservadores” entrando en el juego del vocabulario progre.
¡ que arda tu corazón!