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jueves, 8 de febrero de 2018

Consideraciones personales sobre la "democracia" (José Martí)


Después de leer el artículo de Elentir en el que habla de los coeducadores de género, me quedé de una pieza. 

TODOS los partidos políticos (¡TODOS!) que se las dan de demócratas, han sido absorbidos por la mentira. En eso coinciden y no hay diferencias esenciales entre ellos. Casi se podría hablar de un único partido, liderado por "una serie de personas desconocidas", escondidas en el más absoluto anonimato, pero que son las que, en realidad, mueven los hilos ... siendo los políticos, simplemente, actores y marionetas, que intentan representar su papel lo mejor posible, para tener contentos a sus "jefes, sean éstos quienes fueren ... muy probablemente masones" ... aunque quien los dirige a todos -lo sepan o no- es el Padre de la mentira y de todos los mentirosos, que es el Diablo ... Jefe de todos los "jefes" ... quien juega, además, con la ventaja de que nadie cree en su existencia, de modo que puede actuar a sus anchas.

En "teoría", todos dicen querer el "bien" de sus gobernados, a quienes se supone que representan. Pero, "en la práctica", que es la que cuenta, hacen lo que les viene en gana: no cumplen sus promesas electorales y nos engañan impunemente. No representan el sentir de la mayoría de los españoles, puesto que no cumplen lo que prometieron en su programa electoral cuando se les votó

Es más: nos encontramos con que las decisiones de mayor impacto que toma el Gobierno -y que afectan al conjunto de todos los españoles- requieren, para hacerse efectivas, de una minoría ...¡y es esta minoría (y no la mayoría) la que, en realidad, gobierna, imponiendo "sus" condiciones que son siempre "interesadas" ... ¡y no precisamente por el bien común!  Sería necesario modificar las atribuciones del Presidente del Gobierno, y darle un mayor poder a la hora de la toma de decisiones: no tiene mucho sentido que quien preside -por haber obtenido la mayoría- tenga que estar supeditado a lo que una minoría decida. El bien general tiene que estar por encima de los "bienes" particulares. Pues son estos pocos los que, en realidad, están rigiendo el devenir de la nación española ... la cual se está descomponiendo, lenta, pero de modo irreversible ... al menos eso es lo que salta a la vista.

Queda así claro que hablar de "democracia" es una superchería y un fraude electoral: se dice que "el pueblo es soberano". Sólo los muy ingenuos pueden creer tal engaño ... porque "los realmente soberanos" son los que, una vez llegados al poder (mediante argucias electorales y populismos) hacen luego de su capa un sayo y piensan que son dueños de las personas y que pueden decidir, incluso, sobre el bien y el mal ..., convirtiéndose, de hecho, en estados totalitarios, en los que la libertad desaparece. Tal ocurrió -y sigue ocurriendo- con el régimen comunista.

Mientras tanto, la nación se va desmoronando, en todos los sentidos, no sólo desde un punto de vista económico, sino también (y sobre todo) moral, siendo éste el punto clave en el que hacen más énfasis los "políticos" ... ¡siendo así que la moral no es competencia del Estado ni de los políticos de turno! Es un ámbito que está relacionado, básicamente, con la Religión, a la que pretenden sustituir (en particular, a la Religión católica contra la cual luchan denodadamente).

Es "curioso" que se hable tanto de "consenso" y de "diálogo" ... cuando ni hay diálogo, ni hay consenso ... ¡todo es mentira! ... Y es que a los distintos partidos (y esto es aplicable a todos) lo que les interesa -por desgracia- es medrar y alcanzar un poder cada vez mayor ... cayendo en el olvido de que el puesto que ocupan, por definición, tiene como objetivo el servicio al bien común de todos los españoles ... de todos ... no sólo de aquéllos que sean de su partido (o que piensen según su "ideario").

Repito que no entiendo por qué es necesario que quienes estén en el Gobierno deban de tener mayoría absoluta para poder tomar decisiones que afectan al bien de toda la nación: cuando este bien está en juego, no debería de ser exigible la mayoría absoluta. Una mayoría simple tendría que bastar ... pues, aunque no sea absoluta, sigue siendo mayoría. 


Esto no es así ... y, en consecuencia, estamos observando estos días, atónitos y sin acabar de salir de nuestro asombro, cómo tan solo unos pocos están decidiendo sobre el futuro de Cataluña (y también el de España) ... y, sin embargo, la inmensa mayoría de los españoles no les ha votado a ellos: ¡El caso de Cataluña es el ejemplo más claro! ... y de tener lugar la escisión, eso sería tan solo el anticipo de nuevas escisiones: el país vasco, Navarra, Galicia, Valencia, etc... ¡Unos nuevos "reinos de Taifas" ... ¡con todo lo que eso conllevaría!


De manera que ... si esto es la democracia ... ¡yo soy antidemócrata!. 

Lo que realmente importa -y esto la gente no suele tenerlo claro- no es el sistema de gobierno (llámese democracia, monarquía, república o cualquier otro nombre). Eso es, en realidad, secundario. Lo esencial es el concepto antropológico de lo que se entiende por persona y por bien común. ¡Y esto falla ... y falla de un modo estrepitoso! 

Como consecuencia lógica, la justicia se resiente. La autoridad brilla por su ausencia y es sustituida por el "poder", al servicio de unos cuantos. Y todo ello sucede ante el silencio "cómplice" de aquéllos que, debiendo hablar, porque es su obligación, sin embargo, callan ... 

Pongamos ahora el caso de los jerarcas de la Iglesia católica: todos, sin excepción, deberían pronunciarse pública y claramente, condenando (de modo rotundo y sin complejos) todo lo que se opone al verdadero bien de las personas ... y las destruye. Ésa es responsabilidad suya ... y de cómo procedan tendrán que responder ante Dios.

Concretando con algunos ejemplos: Todos deberían condenar, sin ambigüedades, el aborto (que es un asesinato y, sin embargo, está reconocido legalmente como un derecho de la mujer), la ideología de género (que se está imponiendo de modo obligatorio y totalitario en la educación, pervirtiendo a los niños desde su más tierna infancia) ... y un sinfín de cosas más, del mismo tipo, que son aberraciones morales ( y que no son competencia de los políticos, aunque ellos se las hayan atribuido) ... 

Es responsabilidad específica de los Jerarcas de la Iglesia la de velar por el bien de todos (no sólo de los católicos) pues la Ley natural, que se identifica con los mandamientos de la Ley de Dios (no matarás, no robarás, no cometerás actos impuros, ...) y que está inserta en nuestra naturaleza, es para todos, sin excepción. Y su cumplimiento redunda siempre a favor del bien común de toda la sociedad, comenzando por la propia Región y el propio País.

Conclusión:

- Si la democracia considera que existen realidades intocables por la ley positiva, como el derecho a la vida (que supone la condena total del aborto como un crimen) el matrimonio, entendido como la unión de un hombre y una mujer (con vistas a la formación de una familia), el respeto a la libertad (siempre que ésta no suponga violencia ni odio contra los que piensen de modo diferente), etc ... entonces:

"Vive la démocratie!" (¡Viva la democracia!) 

- Pero si la democracia es una mera palabra que se utiliza para engañar a la gente y para medrar y subir al poder ... haciendo luego  lo que les venga en gana y eternizándose en el poder, a base de leyes que ellos mismos van fabricando para que eso ocurra (sin consultar con el pueblo al que dicen representar) ... entonces -lo digo sin ambages-:

"Dehors la démocratie!" (¡Fuera la democracia!) 
José Martí