Puedes criticarnos todo lo que quieras, pero sentimos un cariño cada vez mayor por León XIV. Hay algo inconfundiblemente bueno en él. Tiene buen corazón. Parece sinceramente amable. Y eso ya es una cualidad enorme para un obispo, y no tan común como debería.
Probablemente (¿seguramente?) nos decepcionará… Parece que así funciona el mundo: errores, decepciones y remordimientos. Dolor por lo que se hizo, y por lo que no se hizo. Miedo a actuar, y miedo a quedarse fuera. Rabia por los caminos equivocados, y lágrimas por las situaciones que no se pueden arreglar. Es el precio de la Caída.
Que los católicos tradicionales le den al nuevo papa el cariño, la estima, el respeto y las oraciones que merece. De forma libre y sin miedo, con esperanza en lo mejor, sabiendo que tal vez no sea correspondido, y esperando ser decepcionados. Parece que ese es nuestro destino.
Que la Virgen lo proteja, y nos proteja, y que la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo y la Misa y Liturgia Tradicional en latín crezcan con fuerza hasta el fin de los tiempos.