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sábado, 29 de junio de 2019

Vincent Lambert debe morir (Carlos Esteban)



De hambre y sed, esa es la sentencia definitiva del Tribunal de Casación francés. El tribunal ha dado permiso a los médicos que atienden al tetraplégico cuya vida defienden sus padres con el apoyo de grupos provida de Francia y todo el mundo, para que le dejen de administrar agua y comida.

El pasado mayo renacía la esperanza, cuando el Tribunal de París ordenó al Estado francés velar por la vida de Vincent Lambert, de 42 años, tetraplégico como consecuencia de un accidente de moto en 2008. Desde el año 2013, sus padres han luchado en los tribunales franceses, han luchado para mantenerlo con vida en contra de la opinión de su esposa Rachel y de los hermanos de Vincent, que pedían que se le desconectara del sistema que lo mantiene con vida.

Los médicos del Hospital Chu de Reims, Francia, donde Vincent recibe su tratamiento, decidieron retirarle la hidratación y la alimentación para dejarlo morir. Sin embargo, horas más tarde la Corte de Apelaciones de París rechazó la decisión de los médicos y ordenó que se le repongan los soportes vitales.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos se pronunció contra la voluntad de los padres en 2015, pero los médicos no aplicaron inmediatamente su plan de retirarle los tubos mediante los cuales recibía hidratación y alimento. El 20 de mayo, los médicos empezaron a retirarle los tubos de alimentación, pero el Tribunal de Apelación de París ordenó que volvieran a proporcionarle agua y comida, y el caso pasó al Tribunal de Casación.

Ante la decisión del hospital de acabar con la hidratación y la alimentación, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y la Pontificia Academia para la Vida publicó un comunicado conjunto en el que se señala que “la suspensión del tratamiento representa, más bien, una forma de abandono del enfermo, fundamentada en un juicio despiadado sobre la calidad de la vida”. También se recuerda en el comunicado que la desconexión de la única fuente que mantiene con vida a Vincent es “expresión de una cultura del descarte que selecciona a las personas más frágiles e indefensas”. En el comunicado se subraya, además que “la continuidad de la asistencia es un deber ineludible”.

“Deseamos confirmar la grave violación de la dignidad de la persona que comporta la interrupción de la alimentación y de la hidratación. El estado vegetativo es, efectivamente, un estado patológico ciertamente grave que, a pesar de ello, no compromete en modo alguno la dignidad de las personas que se encuentran en esta condición, ni sus derechos fundamentales a la vida y a los cuidados entendidos como una continuidad de la asistencia humana básica”.

Pero con la inapelable decisión del Tribunal de Casación, última instancia de la judicatura francesa, acaba la esperanza: Lambert es condenado a morir una de las muertes más crueles, la de morir de sed.

Carlos Esteban