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viernes, 19 de mayo de 2017

Reflexiones en torno a la salvación universal (por José Martí) [1 de 2]


Reflexiones en torno a la salvación universal [1 de 2]

Esta entrada está formada por un conjunto de reflexiones sobre la situación actual de la Iglesia y del mundo, tomando como base lo escuchado en la anterior homilía del padre Alfonso Gálvez y, por supuesto, los textos del Nuevo Testamento.

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Decía Jesús: "Sin Mí nada podéis hacer" (Jn 15, 5). Y también: "Nadie va al Padre sino por Mí" (Jn 14, 6b), hasta el punto de que, según le dijo a Felipe: "El que me ve a Mí ve al Padre" (Jn 14, 9) pues "Yo y el Padre somos uno" (Jn 10, 30). "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14, 6a). "Si permanecéis en mi Palabra, seréis en verdad discípulos míos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Jn 8, 31-32) pues "todo el que comete pecado es esclavo del pecado" (Jn 8,34).

¿Existe alguna persona humana que pueda hablar de este modo? Absolutamente, no. Sólo Jesús, por una razón muy sencilla: Jesús es Dios. Su Persona es divina: "Por Él fue hecho todo y sin Él nada se hizo de cuanto ha sido hecho" (Jn 1, 3-4).

De igual modo nos habla san Pablo: "En Él fueron creadas todas las cosas" [...] "Todo ha sido creado por Él y para Él" (Col 1, 16). "Él es antes que todas las cosas y todas subsisten en Él"(Col 1, 17)

Cierto que Jesús es igualmente hombre: se hizo uno de nosotros por Amor, para que también nosotros pudiéramos amarle. "Nacido de mujer, nacido bajo la Ley" (Gal 4, 4). Dios tomó sobre sí nuestra naturaleza humana, haciéndola realmente suya, sin dejar de poseer también su naturaleza divina: verdadero Dios y verdadero hombre. Ése es Jesucristo: Dos naturalezas, la humana y la divina, en una sola Persona divina. 

Su "Yo" es divino y se dirige a nuestro "yo" reclamando nuestro amor, lo que sería imposible si no hubiéramos podido percibirlo con nuestros sentidos. Y ésa es la razón profunda -a mi entender- por la que se hizo hombre. De otro modo nuestra relación con Él hubiera podido ser de adoración, pero nunca de amistad ni de amor libre y recíproco, condiciones éstas que son esenciales al verdadero amor; y sin las cuales no puede hablarse realmente de amor

Este Amor es - en mi opinión - la razón principal por la cual Dios se hizo hombre. Se hizo un niño en el vientre de la Virgen María y nació como lo hacen todos los niños, sin dañar la virginidad de su Madre, lo cual podía hacer perfectamente, pues tenía poder para ello: era Dios. 

A la pregunta de por qué el Verbo se hizo hombre, en el Credo Niceno-Constantinopolitano tenemos la respuesta, pues cada vez que rezamos el Credo decimos:  "Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre". (CEC núm 456). Con relación a esto me vienen a la mente dos ideas que considero importantes:

PRIMERO: Es cierto que el Verbo se encarnó para salvarnos ("por nuestra salvación", hemos podido leer). Así se encuentra en diversos lugares de la Biblia, cuyas citas podrían multiplicarse. Por ejemplo, cuando leemos que "Dios nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1 Jn 4, 10). O que "el Padre envió a su Hijo como salvador del mundo" (1 Jn 4, 14). O bien: "Él se manifestó para borrar los pecados" (1 Jn 3, 5) [CEC núm 457].

Pero nos engañaríamos si pensásemos que tales textos pueden ser interpretados como un argumento en favor de los que piensan que, por el mero hecho de que el Verbo se haya hecho hombre, desde ese mismo momento todo hombre ya está salvado. Tal interpretación por la que abogan todos los que apoyan la idea de la salvación universal es una falsedad

Debemos de tener en cuenta todas las expresiones y todos los textos del Nuevo Testamento para llegar a un conclusión lo más cercana posible a la realidad ... puesto que hay igualmente otra serie de textos bíblicos que, sin negar los anteriores, los matizan haciéndoles decir lo que realmente quieren decir. En todos los casos, una cosa es cierta: sin nuestra cooperación, [o sea, sin nuestro amor correspondiendo al suyo] Dios no nos salvará.

Así pues: por una parte no se puede escamotear la Palabra de DiosNo se puede añadir ni quitar nada al Mensaje recibido. A quien así actúe "Dios le quitará su parte del árbol de la Vida y de la Ciudad Santa" (Ap 22, 19). El Mensaje ha de ser transmitido íntegro. San Judas dice que debemos "luchar por la fe transmitida a los santos de una vez para siempre" (Jd, 3). 

Tal es nuestra obligación, en particular la de los pastores (sacerdotes, obispos, cardenales; y de un modo especial la del Papa), a saber, la de "guardar el depósito de la fe" (1 Tim 6,20). Y no puede ser de otro modo, puesto que "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y lo será siempre" (Heb 13, 8). 

¿Significa esto que la Iglesia se opone al progreso? Todo lo contrario. Eso sí: se hace preciso hacer una distinción entre "progresar" y "perder la propia identidad". No son términos sinónimos. 

La Iglesia, como Cuerpo Místico de Cristo que es y, por lo tanto, un cuerpo vivo, no está estancada ni anquilosada en el pasado, sino que va creciendo, renovándose constante y continuamente. Esto es así. Y así se ha procedido siempre a lo largo del tiempo ... con la salvedad (¡muy importante!) de que quienes han contribuido a ese progreso que, de hecho, se ha ido produciendo desde que Jesucristo fundó su Iglesia, y que se ha puesto de manifiesto durante casi dos mil años, a lo largo de veinte Concilios previos al Concilio Vaticano II,  los Papas (dejando ahora aparte si han sido más o menos santos o pecadores), en todo momento, siempre han sabido y lo han tenido muy en cuenta, que dicho progreso -si quiere ser auténtico- consiste en PROFUNDIZAR en las palabras de Cristo, contenidas en el Nuevo Testamento, en la Tradición y en el Magisterio de la Iglesia. 

Pero profundizar para entender y conocer mejor a Jesucristo, "en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia" (Col 2, 3) no significa cambiar el Mensaje, sino acercarse al misterio de Dios, ayudados por su gracia, al objeto de ir haciendo nuestra su Vida.  En dicho proceso, la Iglesia debe de mantenerse siempre "idéntica a si misma", como así se ha hecho ... ¡hasta ahora!

En los 20 Concilios previos al Concilio Vaticano II, durante casi dos mil años, se ha ido definiendo con claridad cada vez mayor el Mensaje recibido, rebatiendo todas las herejías que iban surgiendo, gracias a a los Padres de la Iglesia y a los grandes santos. Pensemos, por poner algunos ejemplos, en san Atanasio, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila, San Pío V y luego los últimos Papas de los dos últimos siglos como Gregorio XVI, Pío IX, León XIII, San Pío X, Benedicto XV, Pío XI y Pío XII; todos ellos grandes y santos Papas, cuyos Pontificados han sido clarividentes, denunciando todos y cada uno de los errores que podrían hacer peligrar la integridad de la Iglesia

De un modo muy especial cabría citar a san Pío X quien en su encíclica Pascendi denunció el modernismo, lo condenó expresamente y lo definió como la "suma de todas las herejías".

En cambio, lo que no se puede hacer [¡y se está haciendo!] so pretexto de abrirse al mundo y a los tiempos modernos, es cambiar el Mensaje recibido. Esto es muy grave. Estamos llegando a un punto en el que la verdadera Iglesia es cada vez más difícil de reconocer. 

Nunca, como hoy, se cumplen con tanta exactitud, aquellas tremendas palabras del apóstol san Juan cuando decía que "el mundo entero está bajo el poder del Maligno" (1 Jn 5, 19), con la particularidad de que ahora es la propia Iglesia, [¡la Iglesia actual!], la que se ha "abierto" al mundo de manera tal que se está confundiendo con él. Y esto está ocurriendo a un ritmo trepidante, cada vez más intenso y con mayor envergadura

Podemos esconder la cabeza ante la realidad, como el avestruz, y pensar que no pasa nada. Pero lo cierto es que sí pasa. Y muy grave.

Tal apertura al mundo que comenzó básicamente con el discurso del papa Juan XXIII, en la inauguración del Concilio Vaticano II, el 11 de octubre de 1962, ha llegado a unos extremos tales que podría decirse que la Iglesia de siempre está desapareciendode un modo casi imperceptible por algunos, pero muy real y diabólico. Algo de ello vislumbraba ya el papa Pablo VI cuando en 1978 dijo aquellas famosas palabras: "El humo de Satanás se ha infiltrado en la Iglesia". Hoy, casi cuarenta años después, esa frase es mucho más cierta que cuando fue pronunciada.

La gran verdad y el gran problema - al mismo tiempo- es que el hombre se ha erigido a sí mismo como Dios y lucha contra Jesucristo ... ¡y esto se da también en muchos de los "pastores" y jerarcas que se encuentran infiltrados, como caballos de Troya, en el seno de la misma Iglesia, "pastores" que, en realidad, han perdido la fe en todo lo que es sobrenatural, dejándolo reducido a lo meramente mundano. 

¿Es que hay otra Iglesia? Porque si la hubiera, tal Iglesia, que ya no se parecería prácticamente en nada a la Iglesia bimilenaria, sería una falsa Iglesia. No sería la verdadera Iglesia, no sería la Iglesia Católica que Jesucristo fundó. Aun cuando "legalmente" siguiera siéndolo, al menos momentáneamente, habría ciertos puntos en los que no podría ser obedecida por quienes fuesen realmente católicos, porque -de hacerlo- ofenderían a Dios. Y ya sabemos que "es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech 5, 29).

[Esto es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con la exhortación apostólica "Amoris Laetitia", según la cual habría casos en los que en situaciones de pecado mortal objetivo se podría comulgar: la Palabra de Dios está por encima de las palabras de los hombres ... incluso aun cuando estos hombres fuesen nada menos que representantes suyos en la Tierra ... dado que no estarían actuando como buenos pastores, al manifestarse en contra del Buen Pastor, del Único Pastor, que es Jesucristo. Y, en realidad, esto de la AL no es sino el primer paso de un proceso en el que se quiere implantar el Nuevo Orden Mundial en el seno mismo de la Iglesia Católica, si Dios no lo remedia. Yo, al menos, así lo pienso]

Si nos apartamos de Jesucristo no tenemos nada que hacer, puesto que Él es el Camino (¡el único camino!), la Verdad (¡no hay otra verdad!) y la Vida (¡fuera de Cristo no hay vida!). Sabemos que "ningún otro Nombre hay bajo el cielo, dado a los hombres, por el que podamos salvarnos" (Hech 4, 12b) y que "en ningún otro hay salvación" (Hech 4, 12a). 

Y es a este Jesucristo al que se nos quiere robar. Y quien (o quienes) así quieren hacerlo se encuentran también (y en un número cada vez mayor) en el seno de la Iglesia. Falsos pastores de los que hay que huir, porque pretenden no ya matar nuestro cuerpo sino -lo que es peor- nuestra alma. Y eso un cristiano, que lo sea de verdad, no puede consentirlo. Si quien nos habla (sea quien sea) nos dice algo que contradiga todo cuanto la Iglesia nos enseña (¡me refiero a lo que siempre ha enseñado, manteniéndose fiel a las palabras de Jesús!) entonces ese tal no quiere nuestro bien. Y nos está engañando. No debemos de hacerle caso. 

Se podrían poner muchos ejemplos. Se me ocurren dos ahora mismo: 

- Si alguien (¡da lo mismo quién sea!) nos dice que todas las religiones son iguales, que en cualquier religión es posible la salvación, que lo mismo da Buda que Mahoma o Jesucristo, ese tal nos está engañando. Lo que dice es una falsedad. Y si le hacemos caso seremos culpables ante Dios de nuestra conducta y no podremos escudarnos diciendo que fuimos engañados. Sólo es engañado quien quiere ser engañado. Ya sabemos muy bien que quien así habla es un estafador de la Palabra de Dios y que, por lo tanto, no debemos de hacerle caso en lo que dice. 

- Si alguien dice que los dogmas pertenecen a los teólogos, pero no al simple pueblo cristiano. Si nos dice que eso son teorías y que hay que ser prácticos. Si nos dice que Jesús está en los demás, olvidándose de su Presencia Real en el Sagrario, de la cual no nos habla ... ¡estemos alerta! Esos tales nos están engañando. Lo que dicen es una falsedad. "Son falsos apóstoles, operarios engañosos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y no ha de extrañar, pues el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. Por tanto, no es mucho si también sus ministros se disfrazan de ministros de justicia; pero su fin será según sus obras" (2 Cor 11, 13-15).

No olvidemos que los dogmas son esenciales en la Religión Católica y que no se pueden saltar a la torera. Es más: son verdades absolutas que deben de ser creídas, aun cuando no se comprendan del todo, puesto que nos adentramos en el misterio de Dios. No son algo meramente teórico, apartado de la realidad de la gente

Los Dogmas, que nos sirven para conocer a Jesucristo y a su Iglesia, son también la base -fundamental- sobre la que se sustenta la Moral y la Pastoral católicas. Si esta base se elimina -o simplemente se silencia, como si no existiera- todo el edificio se viene abajo ... o corre ese riesgo si no se actúa a tiempo ... aunque "el tiempo es breve" (1 Cor 7, 29). Se hace preciso actuar y pronto

Se diga lo que se diga, la salvación no es universal ... De lo contrario, no aparecerían estas hermosas palabras del Apocalipsis escritas como fuego en nuestros corazones:  "He aquí que vengo pronto y conmigo mi recompensa para dar a cada uno según sus obras(Ap 22, 12)

Continuará

miércoles, 17 de mayo de 2017

EL QUE ME AMA CUMPLE MIS MANDAMIENTOS (por el R P Custodio Ballester)

Duración 5:52 minutos

Sobre el día internacional de la familia ... y el twitter de la Policía Nacional española: ¿Tenemos que reírnos o llorar? (José Martí)


- Estamos llegando a una situación en la que prácticamente todo el mundo se está volviendo loco. Ahora le ha tocado el turno a la Policía Nacional.

- Para celebrar el día internacional de la Familia (día que se le ha asignado al 15 de mayo) no se les ocurre otra cosa que hacer gala de su adhesión a la ideología de género hasta extremos impensables en cualquier persona sencilla con un mínimo de sentido común. Una pena, porque eso les desacredita, dado que en otros aspectos merecen toda nuestra consideración y nuestro respeto.

- ¿Y qué es lo que han hecho? se preguntarán. Bueno, simplemente publicar un twitter, que ha salido en varios medios. Por ejemplo, en Aciprensa (pinchar aquí). Ver imagen en Twitter (aunque la coloco también aquí)



Éste es el Twitter al que me refiero. Dicen:  Sea como sea tu familia, velaremos por tus derechos, libertad e igualdad. TOD@S por la tolerancia y el respeto.  #DiaInternacionaldelaFamilia12:05 - 15 May 2017

- Entre los 16 iconos que aparecen, todos reconocidos como "familia", se incluye también a los animales (por cierto, que faltan los gatos, los loros, etc...; por lo visto, saldría cara la propaganda y se ha optado por colocar sólo al perro como símbolo genérico de cualquier mascota).

- Cabe destacar, en particular, el icono número 12, al final de la tercera fila, en donde se incluye también a un hombre embarazado.




Me parece que sobran los comentarios. Una imagen vale más que mil palabras. De todos modos, he encontrado un corto vídeo, cuya visualización nos puede proporcionar un rato agradable y más de una carcajada, ante la ridiculez, lo estrafalario, lo excéntrico y lo estrambótico de semejantes majaderías y desatinos. Que lo disfruten:

Duración 1:50 minutos

José Martí

martes, 16 de mayo de 2017

Y, sin embargo ... ¡el Papa también hace proselitismo ... sobre el Cambio Climático! [José Martí y Secretum Meum Mihi]


Como todo el mundo sabe, o debería saber, la influencia del hombre en el cambio climático (CC)  es una mera hipótesis de trabajo, aun cuando todo el mundo mediático quiere darla a conocer como un hecho científico probado. No es así. En la comunidad científica hay infinidad de científicos que no comulgan con esa hipótesis del CC ... pero sus trabajos son silenciados. Y hablo de científicos de prestigio. No se pone en duda el efecto en sí, pero sí la causa. Ésta es un tema de profundo debate. De hecho la Antártida se está enfriando aunque Groenlandia se caliente.


A modo de ejemplo podríamos citar el libro del escritor, profesor y ambientalista danés Bjorn Lomborg [en la actualidad director del Copenhagen Consensus Center] de título "El ecologista escéptico", (Espasa Calpe, Madrid, 2005) para quien el calentamiento global no es ni de lejos, el mayor de los problemas que afectan al mundo, amén de muchos otros libros como "Guía políticamente incorrecta de la ciencia", de Tom Bethell (ediciones Ciudadela) o "Las mentiras del cambio climático, un libro ecológicamente incorrecto", de Jorge Alcalde (Ed. Libros Libres) quien acaba diciendo: "¿De verdad es el cambio climático el único problema merecedor de este esfuerzo humano sin precedentes?" 

Y tenemos, sobre todo, el famoso estudio científico y riguroso del profesor Antón Uriarte Cantolla, en su libro "Historia del Clima de la Tierra" ISBN 84-457-2079-1 (1ª Edición del año 2003), quien en el capítulo 12 (apdo 6) de dicho libro habla sobre "las estrategias de reducción de las emisiones de gases invernadero y el protocolo de Kyoto" [páginas 213 a 215] y afirma:

"A pesar de la controversia y de las dificultades de asumirlo, el Protocolo de Kyoto, en sí, tendrá unos efectos muy modestos. De hecho, si se llevase a cabo en los próximos años la reducción original pactada, los modelos climáticos estiman que sólo se evitaría con ello una subida inferior a una décima de grado a la prevista en el caso de que no se tomase ninguna medida" (Parry, 1998).

Por eso, siendo esto así, uno se pregunta cómo es posible que a la "Laudato SI" del papa Francisco, que es un batiburrillo de ideas, se le haya dado tanta importancia (¡los políticos, claro está!) ... y ahora, para más INRI, nos encontramos con la noticia de que en la reunión que va a tener el papa Francisco con el presidente Trump, el 24 de mayo de 2017, va a intentar "convencerle" de la importancia de este tema capital para el bien de la Humanidad ... ¡por increíble que esto parezca! 

Con la fe no se puede hacer proselitismo, en palabras del Papa ... Sin embargo, con el cambio climático ... parece ser que sí: por lo visto en este asunto TODOS tienen que estar de acuerdo cuando, como digo, es sólo una mera hipótesis de trabajo. No es una certeza.

En cambio, de "la fe, que es seguridad de lo que se espera" (Heb 11, 1) y de la que, por lo tanto, hay certeza absoluta ... de esa fe ni siquiera hay que intentar convencer a nadie. Eso sería un pecado contra el ecumenismo

Pero, en fin, veamos lo que se nos dice en Secretum Meum Mihi, con relación a este tema. Además del enlace a dicha página, añado aquí una copia de su contenido:


José Martí y Secretum Meum Mihi

lunes, 15 de mayo de 2017

13 de mayo: el papa Francisco reinterpreta Fátima (Roberto de Mattei)



Quinientas mil personas esperaban al papa Francisco en la explanada del santuario de Fátima para asistir a la canonización de los pastorcitos Francisco y Jacinta, de 9 y 11 años respectivamente, y que junto con su primita Lucía Dos Santos vieron a la Virgen y escucharon sus palabras entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917. La canonización se ha llevado a cabo, y la Iglesia ha inscrito en el elenco de los santos a los niños no mártires más pequeños de su historia. Su prima Lucía, fallecida en 2005, se encuentra en proceso de beatificación.

Eso sí, lo que esperaban los devotos de Fátima de todo el mundo no era sólo la canonización de los videntes, sino también el cumplimiento por parte del Papa de algunas peticiones de la Virgen no realizadas todavía.

Dos centenarios contrapuestos se cumplen este año: el de las apariciones de Fátima y el de la Revolución Bolchevique de Lenin y Trotsky, que tuvo lugar en Rusia el mismo mes en que en Portugal finalizaba el ciclo mariano. 

La Virgen anunció en Fátima que Rusia propagaría sus errores por el mundo, y que dichos errores darían lugar a guerras, revoluciones y persecuciones contra la Iglesia. Con miras a evitar estas desgracias, la Virgen pidió ante todo un sincero arrepentimiento de la humanidad y el regreso a los principios del orden moral cristiano

A esta necesaria enmienda por parte de los cristianos, la Virgen añadió dos pedidos concretos

la consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María, realizada por el Papa en unión con todos los obispos del mundo

y la difusión de la práctica de los primeros sábados de mes, consistente en unirse a Ella y confesar y comulgar durante cinco sábados consecutivos, meditando por quince minutos y rezando el Santo Rosario.

Las autoridades eclesiásticas nunca han promovido la difusión de la práctica de los primeros sábados de mes, y los actos pontificios de encomienda y consagración a la Virgen han sido parciales e incompletos, pero sobre todo -y desde hace al menos cincuenta años-, los sacerdotes han dejado de predicar el espíritu de sacrificio y de penitencia, tan íntimamente ligado a la espiritualidad de los pastorcillos recién canonizados

Cuando en 1919 Lucía visitó a Jacinta en el hospital en vísperas de la muerte de ésta, su conversación se centró en los padecimientos ofrecidos por ambas a fin de evitar a los pecadores las terribles penas del Infierno que les había mostrado la Virgen.

El papa Francisco, que nunca había estado en Fátima, ni siquiera siendo sacerdote, pasó por alto todos estos temas

El 12 de mayo, en la Capilla de las Apariciones, presentándose como «obispo vestido de blanco», el Papa declaró: «Vengo como profeta y mensajero para lavar los pies a todos, en torno a la misma mesa que nos une». Tampoco hubo invitación a imitar el ejemplo de Francisco y Jacinta. «Recorreremos, así, todas las rutas, seremos peregrinos de todos los caminos, derribaremos todos los muros y superaremos todas las fronteras, yendo a todas las periferias, para revelar allí la justicia y la paz de Dios».

En su homilía del 13 de mayo en la explanada del santuario, Francisco recordó a todos sus hermanos «en el bautismo y en la humanidad, en particular los enfermos y los discapacitados, los encarcelados y los desocupados, los pobres y los abandonados», e hizo una invitación a descubrir de nuevo «el rostro joven y hermoso de la Iglesia, que resplandece cuando es misionera, acogedora, libre, fiel, pobre de medios y rica de amor».

La dimensión trágica del mensaje de Fátima, que gira en torno a los conceptos de pecado y castigo, ha quedado desechada

La Virgen le había dicho a la pequeña Jacinta que las guerras no son otra cosa que el castigo por los pecados del mundo, y que los pecados que llevan más almas al Infierno son los que atentan contra la pureza

Si actualmente vivimos una «tercera guerra mundial a pedazos», como ha afirmado con frecuencia el papa Francisco, es imposible no relacionarlo con la terrible avalancha de inmoralidad contemporánea, que ha llegado hasta el punto de legalizar la inversión de las leyes morales. 

La Virgen le dijo también a Jacinta que si no había enmienda y penitencia, la humanidad sería castigada, pero al final su Corazón Inmaculado triunfaría y el mundo entero se convertiría

Hoy en día no sólo se aborrece la palabra castigo porque la misericordia de Dios borra todo pecado, sino que la idea misma de conversión desagrada, ya que el proselitismo, según el papa Francisco, «es el veneno más fuerte contra el camino ecuménico».

Es necesario reconocer que el mensaje de Fátima, reinterpretado según la categorías sociológicas del papa Bergoglio, tiene poco que ver con el profético anuncio del triunfo del Corazón Inmaculado de María, que hace cien años la Virgen dirigió al mundo.

Roberto de Mattei

domingo, 14 de mayo de 2017

Fátima, un mensaje de lucha y de esperanza (Padre Santiago Martín FM)

Duración 7:33 minutos

A Francisco no le gusta lo que la Virgen dijo en Fátima. Análisis de su primer discurso por el Centenario de las apariciones, en el que tergiversa las palabras de Nuestra Señora y contradice al mismo Cristo



La tergiversación de las palabras de la Santísima Virgen por parte de Francisco durante su discurso de anoche, previo a la bendición de las velas y el rezo del Santo Rosario (puede leerse el discurso completo en la página de la Santa Sede en este enlace), al comienzo de su decimonoveno viaje apostólico por el Centenario de las apariciones de la Santísima Virgen María en Fátima (Portugal), a fin de acomodarlas a sus ideas socio-políticas y a su recurrente discurso sobre la pobreza y la justicia terrenal -sin referencias a Dios, ni a la trascendencia, ni al destino eterno de las almas de todos los seres humanos-, es manifiesta:

"...a todos os abrazo y os confío a Jesús, «especialmente a los más necesitados» —como la Virgen nos enseñó a pedir (Aparición, julio de 1917)—. Que ella, madre tierna y solícita con todos los necesitados, les obtenga la bendición del Señor. Que, sobre cada uno de los desheredados e infelices, a los que se les ha robado el presente, de los excluidos y abandonados a los que se les niega el futuro, de los huérfanos y las víctimas de la injusticia a los que no se les permite tener un pasado".
A pesar de estas palabras de Francisco, en la aparición del 13 julio de 1917 la Santísima Virgen María no dijo tal cosa, ni nada parecido, a los pastorcillos a quienes se apareció. Esto fue lo que realmente dijo Nuestra Señora:

"Cuando recen el Rosario, después de cada misterio digan: 'Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia".
El mensaje de Nuestra Señora en Fátima es clarísimo: quienes necesitan la misericordia de Dios no son los que padecen pobreza e injusticia material, sino los pecadores, entre quienes no sólo hay pobres, sino también ricos; y entre los que también se incluye no sólo a los fieles laicos, sino también a los sacerdotes, obispos, cardenales... y hasta al mismo Papa; pues, en caso de no arrepentirse de sus pecados y hacer penitencia, además de las desgracias que podrían acaecer ya en este mundo, perecerán eternamente en el infierno.

A continuación, Francisco se refirió a la Santísima Virgen sólo por su nombre de pilaMaríaa la que define como una "maestra de vida espiritual", término bastante desafortunado que parece más adecuado para una chamana pagana, una médium espiritista o una gurú hinduista1, que para el ser humano más excelso que ha existido y existe después de Nuestro Señor Jesucristo, que además está libre de todo pecado, incluso del original -de ahí que se le llame Inmaculada- y que merece que se le rinda culto de hiperdulía, sólo por debajo de la latría debida a Dios.

Después, hace otra desafortunada burla de aquellos fieles católicos que supuestamente ven a la Santísima Virgen como una "santita" a la que acuden para conseguir lo que él denomina "gracias baratas", juzgando así el corazón y las intenciones de dichos fieles -a los que no conoce-, contradiciendo sus propias palabras (¿quién soy yo para juzgar?) y despreciando la fe popular frente a una supuesta "Virgen María del Evangelio"interpretada a la manera protestante.

La distorsionada visión que Francisco tiene de la fe de los simples fieles le lleva a presentar a la Santísima Virgen de forma despectiva "como deteniendo el brazo justiciero de Dios listo para castigar: una María mejor que Cristo, considerado como juez implacable; más misericordiosa que el Cordero que se ha inmolado por nosotros".

¿Qué católico, por poca formación que tenga, cree que Nuestra Señora es más misericordiosa que Dios? Quizás este Papa tenga un problema de comprensión sobre lo que significa la intercesión ante Dios, tanto de los Santos, como de la Santísima Virgen. Y quizás tampoco haya asimilado -o no quiera aceptar- que Dios es Remunerador y dará a cada uno según sus obras.

Más adelante y enlazando con lo anterior, además de contradecir lo dicho por la Santísima Virgen a los pastorcillos en Fátima, también se atrevió a contradecir las palabras del mismo Cristo Nuestro Señor y de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo en los Santos Evangelios:

"A veces cometemos una gran injusticia contra Dios y su gracia cuando afirmamos en primer lugar que los pecados son castigados por su juicio, sin anteponer —como enseña el Evangelio— que son perdonados por su misericordia".
Pero, ¿enseña éso realmente el Evangelio? Veamos:

Cuando el Hijo de Hombre vuelva en su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará sobre su trono de gloria, y todas las naciones serán congregadas delante de Él, y separará a los hombres, unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los machos cabríos. Y colocará las ovejas a su derecha, y los machos cabríos a su izquierda [...] Entonces dirá también a los de su izquierda: "Alejaos de Mí, malditos, al fuego eterno; preparado para el diablo y sus ángeles [...] Y éstos irán al suplicio eterno, mas los justos a la eterna vida" (Mt 25,31-33;41;46).

Él nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Éste es Aquel que ha sido destinado por Dios a ser juez de los vivos y de los muertos (Hch 10,42).

Pasando, pues, por alto los tiempos de la ignorancia, Dios anuncia ahora a los hombres que todos en todas partes se arrepientan; por cuanto Él ha fijado un día en que ha de juzgar al orbe en justicia por medio de un Hombre que Él ha constituido, dando certeza a todos con haberle resucitado de entre los muertos (Hch 17,30-31).

Conforme a tu dureza y tu corazón impenitente, te atesoras ira para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual dará a cada uno el pago según sus obras: a los que, perseverando en el bien obrar, buscan gloria y honra e incorruptibilidad, vida eterna; mas a los rebeldes, y a los que no obedecen a la verdad, pero sí obedecen a la injusticia, ira y enojo (Rm 2,5-8).

Pero gracias a Dios siempre Él nos hace triunfar en Cristo, y por medio de nosotros derrama la fragancia de su conocimiento en todo lugar, porque somos para Dios buen olor de Cristo, entre los que se salvan, y entre los que se pierden; a los unos, olor de muerte para muerte; y a los otros, olor de vida para vida. Y para semejante ministerio ¿quién puede creerse capaz? Pues no somos como muchísimos que prostituyen la Palabra de Dios; sino que con ánimo sincero, como de parte de Dios y en presencia de Dios, hablamos en Cristo (II Co 2,15-17).

Pues todos hemos de ser manifestados ante el tribunal de Cristo, a fin de que en el cuerpo reciba cada uno según lo bueno o lo malo que haya hecho (II Co 5,10).

Ahora se extrañan de que vosotros no corráis con ellos a la misma desenfrenada disolución y se ponen a injuriar; pero darán cuenta a Aquel que está pronto para juzgar a vivos y a muertos [...] Porque es ya el tiempo en que comienza el juicio por la casa de Dios. Y si comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de los que no obedecen al Evangelio de Dios? (I Pe 4,4-5;17).

Y díjome: "No selles las palabras de la profecía de este libro, pues el tiempo está cerca. El inicuo siga en su iniquidad, y el sucio ensúciese más; el justo obre más justicia, y el santo santifíquese más. He aquí que vengo presto, y mi galardón viene conmigo para recompensar a cada uno según su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. Dichosos los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y a entrar en la ciudad por las puertas. ¡Fuera los perros, los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras y todo el que ama y obra mentira!" (Ap 22,12-15).

Y vi un gran trono esplendente y al sentado en él, de cuya faz huyó la tierra y también el cielo; y no se halló más lugar para ellos. Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, en pie ante el trono y se abrieron libros –se abrió también otro libro que es el de la vida– y fueron juzgados los muertos, de acuerdo con lo escrito en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; también la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron arrojados en el lago de fuego. Esta es la segunda muerte: el lago de fuego. Si alguno no se halló inscrito en el libro de la vida, fue arrojado al lago de fuego (Ap 20,11-14).
El quid de la cuestión es, sin duda, el ecumenismo mal entendido que se pretende seguir llevando a cabo durante el presente pontificado, y que busca una imposible unión con el protestantismo, del cual toma su visión sobre la justificación, condenada por la Iglesia; lo vemos en otra de las partes del discurso papal de ayer:

"Hay que anteponer la misericordia al juicio y, en cualquier caso, el juicio de Dios siempre se realiza a la luz de su misericordia. Por supuesto, la misericordia de Dios no niega la justicia, porque Jesús cargó sobre sí las consecuencias de nuestro pecado junto con su castigo conveniente. Él no negó el pecado, pero pagó por nosotros en la cruz. Y así, por la fe que nos une a la cruz de Cristo, quedamos libres de nuestros pecados".
Es decir, la "Sola Fide" (la fe sola o sólo por la fe) para salvarse, sin necesidad del arrepentimiento y el cambio de vida que implica el abandono del pecado y la realización de buenas obrasquien simplemente cree, ya se salva, pues Cristo ya murió para salvarnos. No hace falta decir que dicha creencia es totalmente contraria a las palabras de Cristo, como vemos en los Santos Evangelios, y, por tanto, a la Doctrina católica y al bimilenario e irreformable Magisterio de la Iglesia.

Hace cien años, en Fátima, la Santísima Virgen hizo un llamamiento al arrepentimiento y a la penitencia, en consonancia con el mensaje de Su Hijo, Nuestro Señor, en el Evangelio, y avisó de las terribles consecuencias de no hacer caso de sus advertencias.

A cien años de las apariciones marianas que hoy se conmemoran, a Francisco, digno émulo de Juan XXIII, las palabras de la Santísima Virgen María no le gustan, porque no son políticamente correctas, porque anuncian desgracias y porque recuerdan que la misericordia es sólo para los pecadores arrepentidos, mientras que el infierno será el destino final y eterno de todos los pecadores impenitentes.

Sin duda, la Santísima Virgen es piedra de escándalo para los ecumaníacosun obstáculo para la rendición unilateral e incondicional de la Santa Iglesia a la herejía protestante, tal como algunos pretenden. Pero al final, las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella, y, como la misma Virgen María profetizó en Fátima hace cien años, finalmente su Inmaculado Corazón triunfará.



1 El Diccionario de la Real Academia Española define la palabra "gurú" en los mismos términos en que Francisco se ha referido a la Santísima Virgen María:

GURÚ:

1. m. En el hinduismo, maestro espiritual o jefe religioso.
2. m. y f. Persona a quien se considera maestro o guía espiritual, o a quien se le reconoce autoridad intelectual.

Rueda de Prensa de Francisco en el vuelo de regreso de Fátima a Roma (Secretum Meum Mihi)




sábado, 13 de mayo de 2017

¿Dónde encontrar la verdadera Iglesia? (José Martí)


Leyendo el artículo anterior de Bruno Moreno, me ha llamado particularmente la atención una afirmación que hace el redentorista Marciano Vidal, cuando dice: 


Amoris Laetitia es la contra Veritatis Splendor, es decir un texto que deseábamos como reparación a ese otro que frenó la renovación de la Teología moral del Vaticano II”.


Aun cuando esta entrada no está relacionada, de modo directo, con el artículo de Bruno, al leerlo me ha venido a la mente aquella famosa expresión del cardenal Ratzinger, cuando dijo aquello de que  "La Gaudium et Spes es un Contra Syllabus"; una expresión de la que no se desdijo cuando llegó a ser Papa, adoptando el nombre de Benedicto XVI. 



¡Esto es muy grave, pues equivale a afirmar que, en realidad, aun cuando se diga lo contrario, la Doctrina católica y el Magisterio actual suponen una ruptura -y no una continuidad- con el Magisterio anterior ... lo que llevado a su último grado es lo mismo que afirmar que "en la Iglesia católica tampoco hay verdades absolutas" (algo que le entusiasma particularmente al papa actual, ¿por qué no decirlo?). 

Dicho con más claridad:  ¡no hay Magisterio! Un Magisterio cambiante, en donde un Papa puede desmentir lo que, dogmáticamente se ha definido en Concilios anteriores, no es tal.  

Francisco, de hecho, se está oponiendo al Magisterio anterior. Aun cuando esto no lo diga de una manera explícita, pues entonces sería acusado de hereje y dejaría de ser Papa, sin embargo, los hechos cantan: y éstos son los que nos permiten conocer la verdad ... ¡de verdad! ...  según aquello que dijo nuestro Maestro: "Por sus frutos los conoceréis"(Mt 7, 20). ¡Estos frutos están a la vista de todos ... y no son buenos frutos! 

Siguiendo con la lógica actual (modernista) desatada con la promulgación del Concilio Vaticano II por el papa Juan XXIII, en su mensaje de "apertura al mundo" o "aggiornamento", estamos llegando al cenit en el que el mundo está absorbiendo a la Iglesia,  a un ritmo cada vez más acelerado, y ésta está perdiendo su propia identidad. Todo cuanto haga referencia a lo sobrenatural se oculta o se niega, incluso la existencia histórica de Jesucristo. Y atención porque esto ocurre en el mismo seno de la Iglesia católica ... 

Ese caballo de Troya se encuentra infiltrado incluso -y, sobre todo-en las más altas jerarquías ... y todo ello ante el silencio lamentable -y culpable, por cobardía- de muchísimos de los Pastores de la Iglesia Católica. Ahí tenemos, por poner un ejemplo, el tema de las famosas Dubia de los cuatro cardenales, a las que el papa Francisco no se ha dignado contestar. ¿Por qué? Pues -a mi entender- porque aun cuando la respuesta que da la Iglesia a ellas está muy clara, y es de todos conocida, sin embargo, tal claridad no existe en Amoris Laetitia ... Como digo esa es la razón, a mi modo de ver, por la que el Papa calla y deja la respuesta a otros: Schönborn, Kasper, los obispos de Buenos Aires, etc... 

La AL, en sus puntos conflictivos, va contra el Magisterio anterior. (como hemos podido leer en el artículo de Bruno al referirse al padre Marciano Vidal). Si el Papa responde formalmente a las Dubia tiene dos opciones

- Hacerlo conforme a lo que siempre se ha manifestado como cierto en la Iglesia ... pero esto está en contra de casi todo lo que ha estado diciendo durante estos cuatro años de Pontificado: "El proselitismo es una solemne tontería"; "La rigidez de lo que siempre se ha hecho así", "el pecado contra el ecumenismo" ("no hay que tratar de convencer a los demás de la verdad de nuestra fe"), "cada uno con su dios", etc, etc, etc ...


- O bien, contestar conforme a la actual corriente modernista, que es la que él sigue y la que han seguido también todos los Pontífices anteriores a él, comenzando por el Papa Juan XXIII (comienzos del Concilio Vaticano II) y siguiendo con sus sucesores: Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI ... con la particularidad de que Francisco está llevando a cabo la "puesta en práctica" de algunos de los puntos de dicho Concilio (precisamente los más conflictivos con el sentir de la Iglesia de siempre) con una aceleración impresionante, como si se le acabara el tiempo y quisiera llevar adelante lo que otros comenzaron y dejaron a medio. Así lo declaró él mismo: "No sería de extrañar que pasara a la historia como el Papa que causó la división en la Iglesia". Y parece que se ha tomado la tarea muy en serio. Todo aquello (o aquél) que se oponga a sus planes es "eliminado", de alguna manera. Su agenda está perfectamente planeada y nada debe de interferir en ella. 

Y claro está: La primera opción supone, como digo, un contradecirse a sí mismo en todo lo que ha venido haciendo y diciendo, y lo colocaría en contra del gran número de cardenales modernistas que nos "pastorean" (los que ya estaban antes y los que él ha ordenado después) ... mientras que la segunda equivaldría a declararse formalmente hereje, en cuyo caso sería depuesto como Papa. De modo que opta por callarse y pasar a los demás la patata caliente ... 

Mientras tanto, la confusión reina en la Iglesia ... y aquellos que se atreven a hablar claramente tienen en contra suya no sólo a los mass media (anticatólicos la mayoría), lo que tiene su "lógica", sino también a muchos de los miembros de la Iglesia (tanto pastores como seglares ... que pasan por católicos cuando, en realidad, no lo son, porque han perdido la fe).
  
No hay Magisterio. Cada Papa puede contradecir a los Papas anteriores, en cuestiones dogmáticas ... y no pasa nada. Es un hecho -y no una opinión- que todo esto ha surgido a partir del Concilio Vaticano II, al cual defienden los modernistas a capa y espada (¿Por qué será?). 

Curiosamente, el Concilio Vaticano II, que es el número veintiuno de todos los Concilios Ecuménicos que han habido en la historia de la Iglesia, comenzando por el primero que fue el Concilio de Jerusalén, es el único que se ha definido a sí mismo como meramente pastoral. Y, por otra parte, sin embargo, se exige una adhesión total al mismo, superior a todo cuanto se ha dicho por los padres de la Iglesia, superior a lo que está escrito en el Evangelio, superior a la fidelidad a los dogmas establecidos como definitivos a lo largo de dos mil años de historia de la Iglesia. ¿Acaso la Iglesia Católica comenzó hace cincuenta años? ¿Por qué ese empeño en imponer a los católicos "doctrinas" anticatólicas" (aun cuando no se diga así expresamente) que son las mismas que el mundo adopta? ¿Cómo se ha podido llegar a esta situación?

Sinceramente, yo no veo aquí la pastoralidad por ninguna parte. Sí veo rigidez (en cuanto a llevar adelante los propios planes personales), justo aquello de lo que tanto acusa Francisco a los que se mantienen fieles a la Tradición de la Iglesia ... ¡aunque parezca increíble que eso esté ocurriendo! [ Me vienen a la mente algunos casos, como el de los Franciscanos de la Inmaculada, la destitución del Monseñor Liviéres, el caso de Malta y el cardenal Burke, etc..., al mismo tiempo que es permisivo con casos flagrantes de muchos cardenales, obispos y sacerdotes (o monjas) cuyo mensaje es clarísimamente heterodoxo]. Veo muchas contradicciones y cada día aparecen "mensajes" papales que hacen sufrir a aquellos a quienes les importa la Iglesia y el mensaje de Jesucristo, pues en la mayoría de sus declaraciones y de sus actuaciones el Papa aparece como si fuese un enemigo declarado de la propia Iglesia que le ha sido encomendada para "guardar el depósito de la fe" (1 Tim 6, 20) y para "confirmar en la fe a sus hermanos" (Lc 22, 32)

Ante lo cual sólo puedo sacar una conclusión, que es la que salta a la vista, por más que no lo queramos reconocer ... puesto que no podemos ir en contra de lo que percibimos y vemos como real, no podemos ir en contra de nuestra razón y llamar blanco a lo que es negro y viceversa. O, en palabras de san Pablo: "Nada podemos contra la verdad, sino en favor de la verdad" (2 Cor 13, 8).

La conclusión es que estamos ante una nueva Iglesia que no es la verdadera Iglesia. El relativismo y el modernismo se han infiltrado en ella de tal manera que su autodestrucción es cuestión de no demasiado tiempo ... a menos que surja algún milagro ... o bien que nos encontremos en un situación bastante cercana al final de los tiempos. De hecho, las señales que vemos, en ese sentido, son bastante claras. No obstante, tal afirmación no pretende ser apodíctica, puesto que "acerca de aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre" (Mt 24, 36) pero tampoco se puede desdeñar como algo imposible, pues tal día vendrá [pues habrá un final] y vendrá cuando menos se lo espere: "A la hora que menos penséis vendrá el Hijo del Hombre"  (Mt 24, 44).

Entonces, ¿qué? ¿Tenemos que preocuparnos? ¿Tenemos que hundirnos? ¿Estamos condenados al desaliento? ... ¡Todo lo contrario! : "Cuando comiencen a suceder estas cosas, tened ánimo y levantad vuestras cabezas, porque se aproxima vuestra Redención" (Lc 21, 28). 

Mientras tanto, sigamos siendo fieles al Magisterio de la Iglesia de siempre, aquélla a través de la cual nos habla el Espíritu Santo, esa Iglesia de veinte siglos, fundada por Jesucristo, aquella de la que dijo que "las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16, 18). Esa Iglesia, aquella que está formada por los verdaderos cristianos, fieles a Jesucristo y a la Tradición y al Magisterio Perenne de la Iglesia por Él fundada, digo, esa Iglesia existe

Tengamos en cuenta lo que dijo el Señor, Aquél que no puede engañarse ni engañarnos: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt 24, 35). De manera que pasaremos tribulaciones e incompresiones, por parte -incluso- de los que dicen llamarse nuestros hermanos en Cristo, hasta el punto de que -según palabras del mismo Jesús- "se acerca la hora en la que quien os dé muerte piense que así sirve a Dios" (Jn 16, 2). Todo lo cual es cierto: "Os digo esto para que cuando llegue la hora os acordéis de ello, de que ya os lo anuncié" (Jn 16, 4). Es más, sigue diciendo Jesús: "Seréis odiados por TODOS a causa de mi Nombre. Pero ni un solo cabello de vuestra cabeza perecerá. Con vuestra paciencia salvaréis vuestras almas" (Lc 21, 17-19)


Como vemos, junto al problema tenemos la solución. Con la paciencia salvaremos nuestras almas. Para lo cual es preciso que 
hagamos mucha oración porque, si no, ¿de dónde nos vendrían las fuerzas para hacer frente a aquellos que quieren perdernos?. Leamos y meditemos diariamente la Santa Biblia, en particular el Nuevo Testamento. Y de éste hagamos hincapié en los Evangelios ... siempre leídos, por supuesto, a la luz del Magisterio perenne de la Iglesia (no estamos hablando aquí de la "sola escritura" de Lutero). 

A eso se refiere el Señor, entre otras cosas, cuando dice a sus discípulos: "Vigilad, porque no sabéis el día ni la hora" (Mt 25, 13). Y también: "Estad preparados" (Mt 24, 44). Y lo más importante, aquello por lo que no tenemos ningún motivo para estar tristes es que tenemos fe en las palabras de Jesús, contenidas en los Evangelios, que nos hablan siempre de su amor para con cada uno de nosotros. Y esto no es algo momentáneo, sino que es para siempre. Leámoslo: "Sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). 

¿Y hay algo más grande y más sublime y más hermoso que estar con el Señor, con Aquél que sabemos que nos quiere hasta el extremo de haber dado su Vida para salvarnos, Aquél que -al mismo tiempo que es nuestro Dios- es también nuestro amigo: "Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he dado a conocer" (Jn 15, 15).

Por otra parte, se ha quedado con nosotros, con su Presencia Real, en la Eucaristía, no a modo de recuerdo, ni a modo de símbolo o algo parecido, sino que es Él mismo, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad quien está realmente presente en la hostia consagrada. No estamos solos (ver aquíaquí y aquí). 

Esto lo sabemos por la fe. Pero "la fe es seguridad de lo que se espera" (Heb 11,1). La duda, consentida, no es cristiana. Tenemos a nuestras espaldas todo el testimonio de los primeros cristianos que dieron su vida por testificar aquello que habían visto y oído, entre otras cosas los milagros de Jesús, su muerte real en la cruz, su resurrección de entre los muertos y su ascensión a los cielos. Nadie da su vida por algo que se inventa, por una teoría. Ellos vieron que Jesús era verdaderamente hombre y vieron también que era Dios. De ahí su valentía y de ahí que no les importara incluso el dar la vida por confesar a Jesucristo como el único y verdadero Dios, fuera del cual no hay salvación posible. Por supuesto que esa fortaleza la recibieron del Espíritu Santo, pues por ellos solos, aun sabiendo lo que sabían, hubieran sido incapaces de dar testimonio. Los cristianos de hoy parece que hemos olvidado esta realidad

Por lo tanto: "Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Rom 8, 31). "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada?" (Rom 8, 35) ... "Sobre todas estas cosas triunfamos por Aquél que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura ni la profundidad, ni criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios, que está en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rom 8, 37-39).

Acabo esta entrada escribiendo unas palabras de consolación, sacadas del Apocalipsis (son tan solo una muestra), en donde aparece lo que dice Jesús a la Iglesia de Sardes:

"Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes nombre de vivo, pero estás muerto [...] Acuérdate cómo recibiste la Palabra y la escuchaste; guárdala y arrepiéntete. Porque si no vigilas, llegaré como un ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre tí. Pero aún tienes en Sardes a unos pocos que no han manchado su vestido. Ellos caminarán conmigo de blanco, porque son dignos. El que venza será revestido de blancos ropajes y no borraré su nombre del Libro de la Vida. Y confesaré su nombre ante mi Padre y ante los ángeles(Ap 3, 1. 3-5)

¿Cuándo ocurrirá esto? No podemos saberlo. Pero no tardará. Por eso tenemos que estar preparados. Él es quien nos salva. Pero porque nos ama quiere ver también su amor en nosotros y ahí respeta nuestra libertad. No nos impone la salvación, sino que nos la ofrece. Es decir, no nos impone su Amor sino que nos lo ofrece para que, libremente, nos decidamos por Él, pues sin libertad no hay Amor. Aunque Él quiera no puede salvar a quien no quiere nada de Él y lo rechaza, haciendo uso (mal uso, en realidad) de su libertad. Por eso la salvación no es para todos, aun cuando Dios quiere que todos se salven y que lleguen al conocimiento de la verdad. (1 Tim 2, 4)

Lo que está claro es que donde está Cristo ahí está su Iglesia, que es su Cuerpo Místico. De este Cuerpo vivo forman parte aquellos que han sido bautizados y se encuentran en gracia de Dios. Es en los santos donde mejor podemos encontrar a Cristo, pues si en ellos está realmente Cristo, en ellos está la Iglesia ... esa Iglesia que perdurará por siempre hasta el fin de los tiempos, porque Dios no nos deja solos. Y siempre hace que surjan santos, en particular en los tiempos de crisis. Hoy vivimos en esos tiempos. No tengamos duda de que esos santos existen ya entre nosotros. Es cuestión de buscar, fiados en la palabra del Señor: "Todo el que busca, encuentra" (Mt 7, 8) porque, también según el propio Jesús, "el Reino de Dios está en medio de vosotros" (Lc 17, 21). Es cuestión, pues, de buscarlo, buscarlo con denuedo, porque en ello nos va la vida (con mayúscula).

Sabemos muy bien que, para cada uno de nosotros el tiempo es breve ... razón de más para que comencemos, ya mismo, a vivir como corresponde a alguien que profesa tener fe en Jesucristo y en su Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica. 

Pero también sabemos que "el que persevere hasta el fin, ése se salvará" (Mt 24, 13). 


Por lo tanto: ahora sólo nos queda prestar mucha atención, en el silencio (sobre todo el silencio interior) para poder así escuchar las palabras de Jesús, que siempre son consoladoras y que nos darán la fe y la esperanza que necesitamos para no desfallecer en nuestra lucha por el Amor, que no en otra cosa consiste el sentido de nuestra vida:


"Vosotros tenéis ahora tristeza, pero os volveré a ver; y se alegrará vuestro corazón, y nadie podrá quitaros vuestra alegría" (Jn 16, 22)



José Martí