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lunes, 20 de febrero de 2017

Ya son 12 Cardenales, 4 Arzobispos y 10 obispos favorables a las "dubia" sobre "Amoris laetitia" y contrarios a administrar los sacramentos de la Penitencia y la Comunión a los adúlteros (actualizado a 21 de febrero)



Es evidente que el proceso de división en la Iglesia va acrecentándose a medida que pasan los días, semanas y meses sin que el Papa Francisco se pronuncie sobre las "dubia" enviadas por los Cuatro Cardenales referentes a"Amoris laetitia". 

En línea con los obispos de la región de Buenos Aires, de Filipinas, Malta y Alemania, recientemente el Cardenal Francesco Coccopalmerio, Presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, presentó un libro, precisamente sobre el capítulo 8 de "Amoris laetitia", en el que sostiene que los adúlteros pueden recibir la Comunión aunque no se propongan vivir como "hermano y hermana", ya que a veces abstenerse de las relaciones sexuales puede ser "una imposibilidad", así que si la continencia "les causa dificultades", deben continuar realizando el acto sexual para preservar la relación (ver aquí).

Llama la atención que semejantes disparates, contrarios al Evangelio, así como las opiniones personales de otros cardenales y obispos heterodoxos, reciban el apoyo de la Santa Sede a través de L'Osservatore Romano, la Libreria Editrice Vaticana o el periódico jesuita La Civiltà Cattolica -que recibe la aprobación vaticana antes de publicarse-.

Frente a ello, ya son 12 Cardenales, 4 Arzobispos y 10 Obispos favorables a las "dubia" sobre "Amoris laetitia", que defienden públicamente la Doctrina y el Magisterio de la Iglesia y que son contrarios a dar la Comunión a los adúlteros -pueden encontrarse sus declaraciones en este mismo blog o en otras páginas web de Internet-. Los últimos en sumarse han sido los Cardenales Ruini (ver aquí) y Arinze (ver aquí).


Así quedaría la lista (a la espera de nuevas declaraciones o de si algún lector tiene noticia de otros prelados para añadir a la misma):



CARDENALES


  1. S. E. R. Walter Card. Brandmüller, Presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas.
  2. S. E. R. Raymond Leo Card. Burke, ex Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica y Patrón de la ex Soberana Orden de Malta.
  3. S. E. R. Carlo Card. Caffarra, Arzobispo emérito de Bolonia (Italia)
  4. S. E. R. Joachim Card. Meisner, Arzobispo emérito de Colonia (Alemania).
  5. S. E. R. Robert Card. Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
  6. S. E. R. Paul Josef Card. Cordes, Presidente emérito del Pontificio Consejo "Cor Unum".
  7. S. E. R. George Card. Pell, Prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede.
  8. S. E. R. Wilfrid Fox Card. Napier, Arzobispo de Durban (Sudáfrica).
  9. S. E. R. Gerhard Ludwig Card. Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
  10. S. E. R. Renato Raffaele Card. Martino, Cardenal Protodiácono, Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes y ex Observador Permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas.
  11. S. E. R. Camilo Card. Ruini, Vicario General emérito de Su Santidad para la diócesis de Roma, Arcipreste emérito de la Basílica Papal de Letrán, Gran Canciller emérito de la Pontificia Universidad Lateranense y Presidente emérito de "Peregrinatio ad Petri Sedem".
  12. S. E. R. Francis Card. Arinze Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
ARZOBISPOS


  1. S. E. Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata (Argentina).
  2. S. E. Mons. Tomash Peta, Arzobispo Metropolitano de la Archidiócesis de Santa María en Astaná (Kazajistán).
  3. S. E. Mons. Jan Pawel Lenga, Arzobispo emérito de Karagandasu (Kazajistán).
  4. S. E. Mons. William E. Lori, Arzobispo de Baltimore, Maryland (EE.UU.).

OBISPOS

  1. S. E. Mons. Fernando Arêas Rifan, Obispo de la Administración Apostólica Personal de San Juan María Vianney (Brasil).
  2. S. E. Mons. Steven Lopes, Obispo del Ordinariato Personal de la Cátedra de San Pedro (EE.UU.).
  3. S. E. Mons. Jan Wątroba, Obispo de Rzeszów y Presidente del Consejo para la Familia de la Conferencia Episcopal Polaca (Polonia).
  4. S. E. Mons. Ratko Peric, Obispo de Mostar-Duvno (Bosnia y Herzegovina).
  5. S. E. Mons. Vitus Huonder, Obispo de Coira -Chur- (Suiza).
  6. S. E. Mons. Antonio C. Rossi, Obispo de Frederico Westphalen (Brasil).
  7. S. E. Mons. David Kagan, Obispo de Bismarck, Dakota del Norte (EE.UU.).
  8. S. E. Mons. Jósef Wróbel, Obispo titular de Suas y auxiliar de Lublin (Polonia).
  9. S. E. Mons. Athanasius Schneider, Obispo titular de Celerina y auxiliar de María Santísima en Astaná (Kazajistán).
  10. S. E. Mons. Andreas Laun, Obispo auxiliar de Salzburgo, miembro de los Oblatos de San Francisco de Sales y Profesor de Teología Moral en la Facultad de Filosofía y Teología de Heiligenkreuz (Austria).
CATHOLICVS

NOTA PERSONAL: Esperemos que está lista vaya aumentando

ACTUALIZADO por Catholicvs : Ya son 13 cardenales, 5 arzobispos y 10 obispos. Éstos son los añadidos (que hacen, en total, 28)

S. E. R. Charles Joseph Chaput, O.F.M. Cap., Arzobispo Metropolitano de Filadelfia (pinchar aquí)

S. E. R. Joseph S.R.E. Card. Zen Ze-kiun, S.D.B., Arzobispo emérito de Hong Kong (China) Pinchar aquí y aquí

NUEVA ACTUALIZACIÓN por CATHOLICVS el 24 de febrero. PINCHAR AQUÍ, según la cual se eleva a 60 el número de purpurados

domingo, 19 de febrero de 2017

Bergoglio ya era un dictador en la Iglesia de Argentina (Vídeos varios de Gloria TV) [Comentado por José Martí]


En el Vaticano se vive un ambiente de temor desde la entrada de Francisco en el Pontificado, ya cerca de cuatro años. Hay ya más que sobrados ejemplos de esta dictadura papal (llamada por él colegialidad). Me viene a la mente uno de ellos, relativamente reciente, de finales de 2016 y enero de 2017, que reflejé ya en este blog y del que entresaco lo siguiente: 

Según el vaticanista Marco Tosatti el papa Francisco ordenó al cardenal Müller despedir a tres de sus mejores sacerdotes que formaban parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sin recibir ninguna explicación. 

Desde un primer momento, el cardenal intentó no despedir a los religiosos y en varias ocasiones pidió una audiencia con el PapaTras varios intentos, logró reunirse con Francisco. Éstas fueron sus palabras: “Su Santidad, he recibido las cartas, pero no he hecho nada porque estas personas son lo mejor que hay en mi Dicasterio…¿qué es lo que han hecho?”.

La respuesta del Papa -según narra Tosatti- fue la siguiente: “Yo soy el Papa, y no necesito dar ninguna explicación sobre mis decisiones. He decidido que tienen que irse, y tienen que irse”

One Peter Five cuenta que, a continuación, el Papa se levantó y extendió la mano al cardenal indicando que la audiencia había finalizado.

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En una ocasión el papa Francisco fue preguntado si el Pontificado le había supuesto algún tipo de cambio. Su respuesta: "Yo sigo siendo el mismo" (no recuerdo exactamente el enlace donde lo leí, pero sí el sentido de lo que dijo, que fue que el Pontificado no había supuesto ningún cambio para él) ... Y ciertamente está dando buenas pruebas de ello. En eso no miente

Podemos verlo en el siguiente vídeo de gloria TV del 15 de febrero, que adjunto a este blog. [Está en inglés, pero la letra del vídeo está al pie del mismo vídeo y es relativamente fácil de traducir]. 

Fear: Hilary White published a long article on Cardinal Bergoglio's time in Buenos Aires. She cites an Argentinian official in the Vatican. Quote: "Bergoglio created in Buenos Aires a network of lies, intrigue, espionage, mistrust and, more effective than anything, fear.” And, "Although he painstakingly works to impress everyone with an air of sanctimoniousness, austere and mortified, he is a man of mentality of power. And always was.”

No One Wants This: In 2009 Bergoglio refused to promote the Old Mass in Buenos Aires. He allowed only a re-written version of the Mass with many Novus Ordo and vernacular insertions, which the faithful who had been asking for the Mass attended exactly once. He then threw up his hands and said: "See? No one wants this” and cancelled it.

Dictator: White writes that Cardinal Bergoglio was - quote - "the dictator of the Argentinean Church". As such he imposed an absolutely mediocre hierarchy. The known Spanish blog of Francisco de la Cigoña said about him at the time: "He is not a dictator for good but for evil."

Playing Ball: According to Hilary White Bergoglio operates by the careful gathering, storing and manipulation of information about individuals, particularly their background and personal habits. Quote: "He uses a carrot-and-stick approach, offering a quiet life and even advancement to those who are willing to play ball"

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El carácter del cardenal  Bergoglio (ahora papa Francisco) es bastante conocido, aunque nunca deja uno de sorprenderse, sobre todo cuando ya no es el cardenal Bergoglio. 

Y el número de ejemplos se podría multiplicar hasta la saciedad. El que viene a continuación (muy breve) habla sobre la cacería de los sacerdotes que permanecen fieles a Cristo.

Y este último se refiere al clima de tensión que genera su presencia entre los trabajadores del Vaticano.

Los  videos ya no están disponibles

En fin, lo que importa es que aprendamos a discernir lo bueno de lo que no lo es, la verdad de la mentira y la belleza de la fealdad, y esto sin que importe la persona de cuyos labios salgan las palabras. Y nuestra referencia no puede ser otra que el mismo Jesucristo y ningún otro. Él es la Verdad. Todo lo que nos pueda separar de Él, provenga de donde provenga, es de la Mentira y, en definitiva, del Maligno, que es el padre de toda Mentira.

José Martí

sábado, 18 de febrero de 2017

¿Qué está ocurriendo últimamente en la Iglesia? (José Martí)


Son tantísimas las cosas que se observan: ¡cada día aparece una nueva noticia! ... y no agradable, precisamente. Voy a fijarme, de momento, en dos puntos: uno relativo al cardenal Burke y el otro al cardenal Marx.


Al cardenal Burke no sólo no se le ha contestado, sino que se le enviado a Guam pues se le considera un peligro que hay que mantener alejado, como si fuese el causante de algún tipo de conspiración contra el Papa. Se pretende hacer de él la causa de la división en la Iglesia, siendo así que sólo se ha limitado a cumplir su deber de reprender a Pedro, porque es digno de reprensión: eso hizo san Pablo. Y se necesitaría de un mayor número de cardenales que actuasen de modo análogo y, sin embargo, permanecen en el silencio, dejando que la barca de Pedro se hunda. En realidad, tal "reprensión" ha consistido tan solo en plantearle (junto con otros tres cardenales) y de modo respetuoso, cinco preguntas, las llamadas Dubia, a las que tenía que responder con un sí o un no. Esta petición, que tuvo lugar a mitad de septiembre de 2016 en una carta privada, se hizo pública el 14 de noviembre de 2016 (hace tres meses) dado que el santo Padre no les contestaba ni pensaba hacerlo como, en efecto, está ocurriendo: sigue sin contestar por sí mismo. Lo hace a través de otros cardenales y obispos.

[En honor a la verdad, sin embargo, hay que decir que el cardenal Burke no ve su misión en Guam como un castigo. Esta noticia es posterior al escrito inicial y puede leerse haciendo clic aquí]


Por otra parte, Francisco reunió el 13 de febrero de 2017 a su grupo de nueve cardenales, el denominado G-9, en cuya reunión éstos se comprometen a serle fieles. Esto que, en condiciones normales, sería algo obvio y no necesitado de consulta, en las actuales condiciones, sin embargo, no lo es. De ahí esa reunión "urgente" con el G-9 en la cual los cardenales expresaron su pleno apoyo a la labor del Papa, a su persona y a su Magisterio. Podemos escuchar aquí unas declaraciones del cardenal Marx, en las que afirma que la lealtad al Papa es esencial en un católico.

Duración 1:37 minutos

Como cualquier católico sabe, esa afirmación del cardenal Marx es falsa. Recordemos, si no, una vez más, las palabras que san Pablo dirige a los corintios: "Pedimos ... que obréis el bienaun cuando nosotros fuéramos dignos de reprobaciónPues nada podemos contra la verdad sino en favor de la verdad" (2 Cor 13, 7-8). Y la verdad viene muy clara en el Evangelio, expresada con palabras del mismo Jesucristo, refiriéndose al matrimonio: "Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre" (Mt 19, 6).

¿Lo esencial es lo que el Papa piensa? ¿Desde cuándo esto es así? Nunca lo ha sido, aunque esto es otro tema. ¿A quien debe de obedecer un católico?

- ¿Al papa Francisco, cuando queda claro que ha cometido una clara ofensa contra el Mensaje de Jesucristo de quien se supone que es su vicario en la Tierra?

- ¿ ... O a Jesucristo, cuyas palabras, sobre este punto, no dejan lugar a otras interpretaciones y tienen, además, el consenso de casi veinte siglos en la historia de la Iglesia? 

El papa necesita ser corregido; y esto debe de hacerse como un acto de caridad, hacia él y hacia el pueblo cristiano que anda tan confuso y desorientado. Es lo que han hecho, precisamente, estos cuatro valientes cardenales ... quiénes, en vez de ser seguidos por otros, en el mismo sentido, se encuentran con todo tipo de trabas y de engaños por parte de sus mismos compañeros quienes, para más INRI, les acusan de sembrar la división en la Iglesia.

¿Por qué ocurre esto? ...  ¡Si lo que estos cardenales pretenden es mantener la integridad de la doctrina recibida y transmitirla con fidelidad, guardando así el depósito de la fe, que no les pertenece a ellos!

No tiene explicación humana lo que está ocurriendo hoy en la Iglesia. Aun cuando cerremos los ojos y no queramos ver, yo -al menos- encuentro una acción diabólica oculta y, por ello mismo, mucho más peligrosa. Pues ya no es el humo de Satanás el que se ha infiltrado en la Iglesia, como afirmaba Pablo VI en 1972, sino que es el mismo Satanás quien está en su seno y campa a sus anchas; entre otras cosas porque nadie cree ya en él.

No todos lo ven ni lo quieren admitir, pero hay una división interna en la Iglesia, como jamás se había producido en toda la Historia desde que Jesucristo vino a este mundo.

- El cristiano debe de tener las ideas claras. NO ES LA FIDELIDAD A LAS OCURRENCIAS DEL PAPA lo que se pide a un católico ... tal y como afirma el cardenal Marx [que aunque no usa la palabra "ocurrencias" sí habla de lealtad a todo lo que el Papa diga ...Y esto es un grave error].

- LO ESENCIAL ES LA FIDELIDAD A LA PALABRA DE DIOS: ¡Esto sí que es esencial para poder llamarse cristianos!. El Papa no tiene poder para cambiar la doctrina de dos mil años que es lo que intenta hacer ... Y esto se aprecia, cada vez con mayor claridad, en todos los campos: La Iglesia va quedando reducida a una ONG más, con pensamientos que no son los suyos propios sino los del mundo.

Esta "Iglesia progre" está actuando contra todo el Magisterio anterior y transformándose en una "nueva Iglesia", que no se parece en nada a la anterior, en una Iglesia que ha perdido su identidad y que se avergüenza de sí misma, como si pudiese aprender algo del mundo ... siendo así que el mundo debe de ser transformado por el Mensaje de Jesús que siempre es actual y nunca se queda obsoleto ni antiguo.

Dado que es imposible que haya dos magisterios simultáneamente en la Iglesia, y dado que el papa actual se ha decantado por corrientes de tipo modernista que reducen el catolicismo a una "religión" meramente humana, el católico de a pie no tiene otra opción que la de mantenerse fiel al Magisterio de siempre, aquél que ha estado vigente hasta el concilio vaticano II.

Este concilio, al que se diviniza, como si no hubiera otro, tiene semillas peligrosas en su seno, y ahora se están desarrollando, mermando todo lo que de bueno pudiera haber en dicho Concilio, que también lo hubo.

Curioso: siendo el Concilio Vaticano II un concilio meramente pastoral, en palabras de Juan XXIII, en donde se admitió explícitamente que la doctrina y los dogmas no se iban a tocar bajo ningún concepto, pues éstos han sido dados de una vez para siempre ... sin embargo ... son los hechos los que cantan ... y éstos contradicen las palabras.

Y así, por la vía de los hechos, sin negar nada verbalmente, se está dando al traste con todo lo sobrenatural, negando la existencia del pecado, si es que éste llega a nombrarse, y la necesidad de la Redención. La divinidad de Jesucristo es negada así como su resurrección y su presencia real en la Eucaristía.

Y la santa Misa, que es el mismo Sacrificio de Cristo en la Cruz, aunque de modo incruento; la santa Misa, que es el Centro de la Vida Cristiana, sin la cual, el cristianismo se habría difuminado y desaparecido hace ya mucho tiempo ... la Misa, como digo, se ha quedado reducida a una simple celebración humana más, como una especie de banquete, en donde casi todo el mundo comulga. Una misa que nació protestantizada y que, además, se quiere celebrar conjuntamente con los protestantes ... lo que supondría ya el cisma definitivo.

No deberíamos de olvidar nunca las palabras de Jesús que son las únicas que, en realidad, nos pueden sacar de cualquier apuro, por muy grave que éste sea. Lo que está ocurriendo hoy no es nada de lo que Él no nos haya avisado antes. Y así: "Esto os lo he dicho para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas [hoy serían los templos]; más aún se acerca la hora en la que quien os dé muerte piense que así sirve a Dios" (Jn 16, 1-2).

[Pensemos, por ejemplo, en las declaraciones del cardenal Marx, según las cuales es la lealtad al pensamiento del papa lo esencial en un católico ... luego, según esto: aquellos católicos que no piensen con el estilo del papa no son católicos. Justo el mundo al revés. El papa no tiene la exclusiva del catolicismo. Sólo si se mantiene fiel a la Tradición de la Iglesia. Y no es el caso, por desgracia]

Y, ciertamente, una situación como la actual no puede acabar bien:  "Todo reino dividido contra sí mismo será desolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no subsistirá" (Mt 12, 25)

Si los pastores que tenemos son lobos vestidos de ovejas no debemos de obedecerlos, pues ello acarrearía nuestra ruina. La obediencia a Jesucristo y a sus palabras, que son palabras de vida eterna, son las únicas que nos pueden salvar, frente a un mundo y a una iglesia que han renegado de Él y se encuentran enfermos de enfermedad mortal: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis" (Mt 7, 15-16).

Estando junto a Él y estando Él en nosotros, no podemos tener miedo: "Si permanecéis en Mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y se os concederá" (Jn 15, 7). Y como dice san Pablo a los romanos: "Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Rom 8, 31). Y continúa diciendo, más adelante: "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación o la angustia, la persecución o el hambre, la desnudez, el peligro o la espada?" (Rom 8, 35). "Sobre todas estas cosas triunfamos por Aquél que nos amó" (Rom 8, 37). Y prosigue:

"Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura ni la profundidad, ni criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rom 8, 38-39)

José Martí

viernes, 17 de febrero de 2017

Comunión para todos, católicos y protestantes. Palabra de Kasper; bueno, mejor dicho, del Papa (Sandro Magister)

Cardenal Kasper
La oscuridad con la que el Papa Francisco ama hablar y escribir sobre las cuestiones más controvertidas es una constante en su magisterio, una oscuridad que tocó el cenit en la respuesta que dio el 15 de noviembre de 2015 a una luterana casada con un católico que le preguntó si también ella podía acercarse a la comunión en la misa:

>; Sì, no, non so, fate voi. Le linee guida di Francesco per l'intercomunione con i luterani

Pero son los personajes e intérpretes que están más cercanos a él: cardenales, obispos, teólogos, jesuitas, periodistas, quienes disipan las dudas sobre su pensamiento real.

He aquí lo que ha dicho hace unos días a propósito de la intercomunión entre católicos y protestantes el cardenal preferido del Papa, el alemán Walter Kasper, en una entrevista transmitida por la televisión estatal italiana:
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K. – Hoy ya no somos enemigos, somos amigos, somos hermanos y hermanas. Hemos empezado este camino ecuménico y ya hemos dado muchos pasos hacia adelante. Tenemos la esperanza cierta de alcanzar un día la plena comunión. Ya hay mucha comunión entre nosotros.

D. – ¿Una comunión también en lo que atañe a la mesa eucarística?

K. – Sí, la comunión común en ciertos caso creo que sí. Si [dos cónyuges, uno católico y el otro protestante] comparten la misma fe eucarística -este es el supuesto- y están dispuestos interiormente, pueden decidir en su conciencia recibir la comunión. Esta es también la posición, creo, del actual Papa, porque hay un proceso de ir juntos. Y delante del altar una pareja, una familia, no se puede dividir.


[Se pueden escuchar estas palabras de Kasper a partir del minuto 8'08''y hasta el minuto 9'32'' del programa "Protestantesimo" del 31 de enero de 2017, en Rai2]


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Mientras tanto siguen las intervenciones cuyo fin es confirmar, en nombre del Papa, que la exhortación apostolica "Amoris laetitia", a pesar de las oscuridades y dudas que plantea, sí es "clara" en su admisión de los divorciados que se han vuelto a casar a la comunión, aunque continúen viviendo "more uxorio".

Resumiendo:

- La primera persona a la que el Papa confió públicamente la tarea de interpretar así su pensamiento fue el cardenal Christoph Schönborn, en la presentación oficial de "Amoris laetitia" el 8 de abril de 2016.

- Después, el 5 de septiembre, fue el Papa personalmente quien escribió a los obispos de la región de Buenos Aires una carta de aprobación por su línea permisiva.

- Al cabo de pocos días, el 19 de septiembre, fue el cardenal Agostino Vallini, vicario del Papa para la diócesis de Roma, quien dictó a sus sacerdotes, en la catedral de San Juan de Letrán, instrucciones similares previamente aprobadas por su directo superior.

-A continuación "L'Osservatore Romano" publicó, el 14 de enero de este año, claramente animado desde arriba, el vía libre a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar concedido por los obispos de Malta.

- De nuevo "L'Osservatore Romano" dio gran difusión, el 2 de febrero, a las directrices aún más "progresistas" publicadas por los obispos de Alemania.

- El 10 de febrero, el periódico de la Santa Sede publicó la presentación que había hecho el cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo emérito de Barcelona, a un libro suyo titulado "Cómo aplicar Amoris laetitia", escrito en "agradecimiento" al Papa por "haber actualizado al tiempo presente la enseñanza de la Iglesia".

- Y por último, "L'Osservatore Romano" ha reproducido el 15 de febrero el elogio que el teólogo Maurizio Gronchi ha tributado a un opúsculo del cardenal Francesco Coccopalmerio sobre las "novedades" del capítulo ocho de "Amoris laetitia", opúsculo presentado como grato al Papa e, incluso, pedido por él.

Hasta aquí la "pars construens" a día de hoy que, como se puede bien observar, se ha acelerado en los últimos días en concomitancia con los "acontecimientos recientes" (un manifiesto y una falsa página de "L'Osservatore Romano" que, irónicamente, denunciaba las incoherencias papales), que han inducido a los nueve cardenales del consejo que coadyuva a Francisco en el gobierno de la Iglesia a manifestarle el 13 de enero "su adhesión y apoyo".

Pero en la estrategia comunicativa de Francisco está también la "pars destruens", es decir, el rechazo persistente y despreciativo de responder a las dudas que le presentaron cuatro cardenales sobre los puntos oscuros de "Amoris laetitia", como también el ostracismo al que parece estar condenado el cardenal Gerhard L. Müller, prefecto de la congregación para la doctrina de la fe y portador, también él, de interpretaciones no gratas al Papa simplemente porque se mantiene firme en el magisterio anterior de la Iglesia.

(Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España)

miércoles, 15 de febrero de 2017

El cisma está a las puertas (4)

CONFERENCIA EPISCOPAL DE OBISPOS ALEMANES

El cisma está a las puertas (1)
El cisma está a las puertas (2)

El cisma esta a las puertas (3)
El cisma está a las puertas (4)
El cisma está a las puertas (5)
El cisma está a las puertas (6)

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Pero nos encontramos con el hecho innegable de que, en realidad, son pocos los verdaderos discípulos de Jesús, aquellos que están dispuestos a jugarse la vida por Él, aquellos que -en definitiva- formarían la verdadera Iglesia, en el caso de producirse un cisma

El hecho de ser pocos en número podría llevar a muchos a preguntarse si acaso no serían ellos los que estuviesen en el error. Sin embargo, la verdad sobre algo no depende del número de los que la siguen. Y, luego, están las palabras de Jesús, quien ya contaba con que serían pocos los que le seguirían, pues dijo a sus discípulos: "No temas, PEQUEÑO REBAÑO, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros el Reino" (Lc 12, 32). 

De manera que el hecho de ser pocos no es motivo para temer ni para pensar que estamos equivocados, si consideramos a Jesús como nuestro único Pastor, Aquél a cuyo Padre -y nuestro Padre también por gracia- le ha parecido bien darnos el Reino.

En el caso, más que previsible, por desgracia, de que se produjera tal cisma en la Iglesia, aquéllos que han tergiversado la Palabra de Dios y engañado al pueblo cristiano (los malos pastores) así como los "cristianos" que se han dejado engañar, a sabiendas, porque sólo escuchaban a quienes les halagaban los oídos y justificaban todas sus acciones, aunque fuesen intrínsecamente malas, ... todos éstos, que serán mayoría, se considerarán a sí mismos como los auténticos católicos, aduciendo que ellos se han limitado a seguir las directrices del papa Francisco y que eso es lo propio en un buen católico.

Y, sin embargo, cualquier cristiano, medianamente formado, sabe que la obediencia al Papa sólo es aplicable cuando lo que éste dice no se opone al Magisterio anterior o bien, si habla ex cathedra, porque entonces tendría la asistencia del Espíritu Santo, el cual no se puede contradecir a sí mismo. Nada iría en contra de lo que fue dado de una vez para siempre. 

Como sabemos, en ningún momento Francisco ha hablado ex cathedra. Y sí tenemos, en cambio, infinidad de afirmaciones, declaraciones, escritos, entrevistas, etc ... de Francisco, todas ellas dirigidas en contra de cuanto ha sido la Iglesia durante el periodo anterior al Concilio Vaticano II. Para él la Iglesia -su verdadera interpretación- comenzó con el Concilio Vaticano II. Y él se limita a ir haciendo realidad muchas de las cosas que se dijeron en ese Concilio y que están todavía sin haberse llevado a la práctica. Por eso "concilia" el sueño, como él mismo dice. No le quitan el sueño ni las Dubia ni las no-Dubia. Tiene un programa establecido que está llevando a efecto, caiga quien caiga. Bueno, siempre caen los mismos: los católicos que son fieles a la Tradición multisecular de la Iglesia.

¡Y ese es el problema! Porque está luchando, desde dentro de la Iglesia, contra la Iglesia, oponiéndose -de hecho- al Magisterio anterior y, por lo tanto, a la verdadera Iglesia.

Lo que nos encontramos ahora ya no es la Iglesia de siempre: Una, Santa, Católica y Apostólica. Es una "nueva Iglesia". Toda referencia a lo sobrenatural va desapareciendo, aun cuando no se niegue explícitamente ... de momento. Pero, una Iglesia al estilo del hombre moderno, fabricada por el hombre para justificar a todos los hombres, una Iglesia cuyos valores se limitan a los valores mundanos, esa "Iglesia" no es la Iglesia, no es la verdadera Iglesia fundada por Jesucristoverdadero Dios y verdadero hombre. 

Y es sólo unidos a Jesucristo, en el Espíritu Santo, y manteniéndonos fieles en el seno de SU Iglesia, como podremos salvarnos. No hay otra opción. No se puede ir al Padre sino a través del Hijo, y en el Hijo. 

Y es que el origen de la Iglesia no es humano sino divino. 

En este sentido, el Cristianismo es la única Religión verdadera, pues no es un invento del hombre, en un esfuerzo por llegar a Dios, a quien cada uno se fabrica a su manera ... sino que es Dios mismo quien, por puro amor, se manifiesta al hombre para que éste -si quiere- pueda conocerlo. Esta es la diferencia fundamental. Por eso, la Religión Católica es la Religión de los misterios, aquellos en los que se puede profundizar cada vez más pero sin llegar a comprenderlos del todo. Lo que no puede ser de otro modo. Pues Dios nos sobrepasa. O no sería Dios. Todo el cristianismo está lleno de ese sentido de lo sobrenatural que hoy se ha extinguido "prácticamente".

Pues bien: a todos aquellos que no crean en Jesucristo, el verdadero Jesucristo, el que existió históricamente y se manifestó en todo como lo que era: verdadero hombre  (desde que nació hasta que murió: trabajo, descanso, hambre, cansancio, alegrías, penas, sufrimiento y muerte) y verdadero Dios (haciendo milagros, curando enfermos, dando la vista a los ciegos, resucitando muertos, perdonando los pecados y resucitando de entre los muertos al tercer día, por su propio poder); el que fundó su Iglesia, contra la que las puertas del infierno no prevalecerían nunca ... 

... A todos los que no creen en Él -digo- les serán aplicadas estas palabras del mismo Jesucristo"Si no hubiera venido y les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa de su pecado" (Jn 15, 22). 


(Continuará)

lunes, 13 de febrero de 2017

¿Una misa protestante? (De Gloria TV)

Duración: 38 segundos

A Protestant Mass: The Italian blog “Anonimi della Croce” cites a confidential source in Santa Marta according to which Pope Francis envisages changes in the New Rite Eucharist which serve a single goal: ecumenism. Francis plans to create a Eucharistic liturgy that could be celebrated with the Protestants. The source claims that the deal is practically done.

Traducción al español


Una misa protestante: El blog italiano "Anonimi della Croce" cita una fuente confidencial en Santa Marta según la cual el Papa Francisco prevé cambios en el Nuevo Rito Eucarístico que sirven a un único objetivo: el ecumenismo. Francisco planea crear una liturgia eucarística que se pueda celebrar con los protestantes. La fuente asegura que el acuerdo está prácticamente hecho.

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La situación crítica por la que atraviesa la Iglesia es gravísima. Yo tengo la esperanza de que tal evento "planeado" (y más que planeado) no llegue a tener lugar. 

Pero, por desgracia, tenemos un papa que, aunque legítimo (legalmente, y sólo mientras no se demuestre lo contrario) es, al decir de The Wanderer, Vicario de Cristo, Sucesor de Pedro y, al mismo tiempo, Líder del Enemigo y de las Fuerzas Oscuras.

Así pues, este año de 2017 tenemos que estar preparados para las auténticas sorpresas del Espíritu Santo (no las sorpresas de Francisco, que no son tales, pues están ya programadas) quien no permitirá que la Iglesia de Cristo se hunda.

José Martí

domingo, 12 de febrero de 2017

El cisma está a las puertas (3)


CONFERENCIA EPISCOPAL DE OBISPOS ALEMANES
El cisma está a las puertas (2)
El cisma está a las puertas (3)
El cisma está a las puertas (5)
El cisma está a las puertas (6)

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Es de señalar la importancia que tienen en el Evangelio los siguientes versículos, en los que se relata lo que dijo Jesús a sus discípulos en el monte de los Olivos: "Todos vosotros os escandalizaréis esta noche por mi causaporque escrito está: 'Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño'" (Mt 26, 31).

Y me vienen a la mente también estas otras palabras de Jesús: "Al ver a las muchedumbres, se llenó de compasión hacia ellos, porque estaban cansados y abatidos, como ovejas sin pastor" (Mt 9, 36)

Hoy contemplamos, consternados, la enorme división que se está dando en el interior de la Iglesia entre cardenales, entre obispos y entre sacerdotes. Todo esto ha ido "in crescendo", de modo acelerado, desde que subió al pontificado, hace ya casi cuatro años, el actual papa Francisco, cuyo lema, que todos conocemos muy bien es: "Hagan lío". Y, desde luego él lo lleva a la práctica de continuo y predica con el ejemplo, pues no hay día en el que no aparezca una noticia relativa a nuevos disparates papales.

Pero eso no le preocupa. Hace y deshace "a plaisir". Habla de colegialidad pero ... "el Papa soy yo"; como si eso justificase cualquier acción que ejecute. El hecho cierto es que no se inmuta, a pesar de toda la oposición que encuentra por parte de aquéllos que desean seguir siendo fieles a la Iglesia católica de toda la vida, desde que ésta comenzó a existir, fundada por Jesucristo, hace casi dos mil años. 

Lo lógico sería que él fuese el primero en "confirmar a sus hermanos en la fe" (Lc 22, 32) y en "guardar el depósito" (1 Tim 6, 20) ... Y, sin embargo, como afirmó en otro lugar, él simplemente se limita a poner en práctica el camino que ya comenzó a partir del Concilio Vaticano II ... Por eso está tranquilo y no le preocupa cuando encuentra alguna oposición por parte de los llamados "sectores conservadores" de la Iglesia. Los destituye, los cambia de lugar, les obliga a callar, etc... Eso sí: con misericordia.

¡Está muy claro, [por sus frutos los conoceréis, dijo Jesús], que la Religión que Francisco predica no es la religión católica, pues ésta no comenzó en el Concilio Vaticano II, hace poco más de cincuenta años ... ni muchísimo menos. Siempre habla del "espíritu del Concilio" (refiriéndose al Concilio Vaticano II), pero dicho espíritu, si se tratase del Espíritu Santo produciría estos frutos: "Caridad, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza. Contra esto no hay Ley" (Gal 5, 22-23).

Y ¿es esto lo que vemos? ... No, sino división; y una división de tales dimensiones que jamás se había producido tal en la historia de la Iglesia pues hace referencia al núcleo mismo de la fe católica. Se está llegando a una situación insostenible, de modo que el cisma está al caer. Pero ... ¡atención y ojo al dato! porque ocurrirá que "oficialmente" sólo se considerará católicos a aquellos que comulguen con lo que el Papa actual piensa y a los que actúen conforme a "la voluntad del papa".

Tal modo de proceder no tiene nada de católico, pues la referencia para un cristiano es Jesucristo y no es el Papa

Se cumplen de nuevo, una vez más, y como no podía ser de otra manera, las palabras de Jesús, esas Palabras que son Espíritu y que son Vida: "Os he dicho esto para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas [léase ahora "iglesias"]; más aún: se acerca la hora en la que quien os dé muerte piense que así sirve a Dios" (Jn 16, 1-2). 

Y es que, por más vueltas que le demos, lo cierto y verdad es que la condición normal de un cristiano es la persecución. Esto nos lo advertía también Jesús: "Seréis odiados POR TODOS a causa de mi Nombre; pero quien persevere hasta el fin, ése se salvará" (Mt 10, 22). 

En este mismo sentido, podríamos recordar también lo que decía san Pablo a Timoteo: "Todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución" (2 Tim 3, 12) ... y esto hasta el punto en que "vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, dejándose llevar de sus caprichos, reunirán en torno a sí maestros que halaguen sus oídos; y se apartarán de la verdad, volviéndose a las fábulas" (2 Tim 4, 3-4) 

Es decir: se llegará a una situación de apostasía general; y, a poco que se piense, es fácil constatar que nos encontramos ya inmersos en ella.  

Ante lo cual, el cristiano no puede tener miedo, sino vivir la alegría de estar así más unido a Jesucristo: "Si me persiguieron a Mí también os perseguirán a vosotros" (Jn 15, 20a) ... sabiendo que siempre quedarán personas que acepten el Mensaje de Jesús, que elijan caminar por la senda estrecha, la que conduce a la Vida. Serán pocos, pero los habrá. Esto dice Jesús: "Si guardaron mi Palabra, también guardarán la vuestra" (Jn 15, 20b). 

Y tiene que haberlos, pues de lo contrario no se cumplirían las palabras de Jesús, lo cual no puede ocurrir: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt 24, 35). Y entre las muchas cosas que dijo una de ellas fue que "las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia" (Mt 16, 18).

Conviene prestar mucha atención a esas palabras, pues en ellas Jesús se refiere a SU IGLESIA ... no a la "Iglesia oficial". Jesús se refiere a la única Iglesia verdadera, que es la que está formada por todos los bautizados que creen en Él y en todo lo que la Iglesia siempre ha dicho a través de los siglos, desde su fundación.

José Martí

viernes, 10 de febrero de 2017

El Cardenal Martínez Sistach contra el Evangelio y la Doctrina de la Iglesia al presentar su libro "Cómo aplicar Amoris laetitia"




Ayer, miércoles 8 de febrero, el Cardenal Lluís Martínez Sistach, durante la presentación en Madrid de su libro "Cómo aplicar Amoris Laetitia", afirmó lo siguiente:

"El discernimiento en divorciados y vueltos a casar ha de considerar aspectos del anterior matrimonio y la nueva unión. Si en algún momento, el interesado, en conciencia y ante Dios, constata que se da alguna circunstancia que hace que a la situación objetiva de pecado no le corresponde imputabilidad subjetiva grave, se puede acceder a los sacramentos".

Veamos qué se opone a tal afirmación, comenzando por el Decálogo, los Santos Evangelios, la Doctrina y el Magisterio de la Iglesia:

1) El Sexto Mandamiento del Decálogo: "No cometerás adulterio" (Ex 20,14; Dt 5,17).

2) La prohibición expresa de Nuestro Señor Jesucristo, como recogen los Santos Evangelios:

El que repudia a su mujer y se casa con otra, o si la mujer repudia al marido y se casa con otro, comete adulterio; y el que se casa con el repudiado o la repudiada también comete adulterio (Mt 19,9 y 5,32; Mc 10,11; Lc 16,18).

3) El Catecismo de la Iglesia Católica:

2072. Los diez mandamientos, por expresar los deberes fundamentales del hombre hacia Dios y hacia su prójimo, revelan en su contenido primordial obligaciones graves. Son básicamente inmutables y su obligación vale siempre y en todas partes. Nadie podría dispensar de ellos. Los diez mandamientos están grabados por Dios en el corazón del ser humano.

2380. El adulterio. Esta palabra designa la infidelidad conyugal. Cuando un hombre y una mujer, de los cuales al menos uno está casado, establecen una relación sexual, aunque ocasional, cometen un adulterio. Cristo condena incluso el deseo del adulterio (cf Mt 5, 27-28). El sexto mandamiento y el Nuevo Testamento prohíben absolutamente el adulterio (cf Mt 5, 32; 19, 6; Mc 10, 11; 1 Co 6, 9-10). Los profetas denuncian su gravedad; ven en el adulterio la imagen del pecado de idolatría (cf Os 2, 7; Jr 5, 7; 13, 27).

2382. El Señor Jesús insiste en la intención original del Creador que quería un matrimonio indisoluble (cf Mt 5, 31-32; 19, 3-9; Mc 10, 9; Lc 16, 18; 1 Co 7, 10-11), y deroga la tolerancia que se había introducido en la ley antigua (cf Mt 19, 7-9). Entre bautizados, "el matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto por ningún poder humano ni por ninguna causa fuera de la muerte" (CIC can. 1141).

A pesar de ello, el Cardenal Sistach, a quien no se le puede suponer desconocimiento del Catecismo de la Iglesia Católica, lo ignora a propósito. En una entrevista concedida a "El Punt Avui" (ver aquí), publicada el 22 de diciembre de 2014, decía:

"...i no hi ha la possibilitat, respectant la indissolubilitat, que hi hagi una nul·litat més ampla o que el papa tingués, per exemple, unes facultats, una dispensa, per dissoldre un matrimoni que era vàlid en determinades circumstàncies?"

"...¿Y no existe la posibilidad, respetando la indisolubilidad, que haya una nulidad más ancha o que el Papa tuviera, por ejemplo, unas facultades, una dispensa, para disolver un matrimonio que era válido en determinadas circunstancias?"

4) El Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento (dogmático):

Canon VII. Si alguno dijere que la Iglesia yerra cuando ha enseñado y enseña, según la doctrina del Evangelio y de los Apóstoles, que no se puede disolver el vínculo del Matrimonio por el adulterio de uno de los dos consortes; y cuando enseña que ninguno de los dos, ni aun el inocente que no dio motivo al adulterio, puede contraer otro Matrimonio viviendo el otro consorte; y que cae en fornicación el que se casare con otra dejada la primera por adúltera, o la que, dejando al adúltero, se casare con otro; sea anatema” (Denz. 1805 y 1807).

Volviendo a la afirmación del Cardenal Sistach, y siendo de todos conocido que no se puede comulgar en pecado mortal, ¿se puede sostener que se pueda estar en gracia santificante incluso cuando objetivamente se comete un pecado mortal? En algunos casos, sí. 

Pongamos un ejemplo:

No abstenerse de comer carne el Miércoles de Ceniza es objetivamente un pecado mortal (contra el 4º mandamiento de la Santa Madre Iglesia). 

Pero no lo sería:

- Si la persona no se da cuenta (o bien de que ese día es Miércoles de Ceniza, o bien de que no se puede comer carne ese día).

- Si desconoce la prohibición (bien por falta de formación, o porque erróneamente crea que se ha derogado la obligación de abstenerse de comer carne).

- Si no lo hace voluntariamente (porque alguien le obligue o por ser imposible consumir otro alimento, por ejemplo por una catástrofe o guerra).

Sin embargo, el recurso a la "inimputabilidad" no se aplica, como tampoco en otros pecados, en el caso del adulterio, aparte de por todo lo visto más arriba, porque nadie puede argumentar:

- Que no se daba cuenta de que estaba fornicando, o viviendo en concubinato/amancebamiento, o cometiendo adulterio con una persona que no era su legítimo cónyuge -al que sigue unido por el sacramento del matrimonio-.

- Que no sabía que la fornicación, el concubinato/amancebamiento y el adulterio son pecado.

- Que estaba obligado a hacerlo, sin que existiera ninguna posibilidad de no hacerlo y, por tanto, que no había voluntariedad.

Naturalmente, si no se diese alguno de estos tres puntos, no habría pecado mortal. Pero es obvio que no se puede argumentar tal cosa en el caso del adulterio, que es un acto intrínsecamente malo, prohibido por el Decálogo y expresamente por Nuestro Señor Jesucristo, que se realiza de forma consciente, voluntariamente y de forma prolongada en el tiempo -en el caso de las parejas "recasadas" por lo civil-.

A este respecto, esto es lo que dice la Doctrina y el Magisterio de la Iglesia:

(1) El Catecismo de la Iglesia Católica:

1857. Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: “Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento” (RP 17).

1859. El pecado mortal requiere plena conciencia y entero consentimiento. Presupone el conocimiento del carácter pecaminoso del acto, de su oposición a la Ley de Dios. Implica también un consentimiento suficientemente deliberado para ser una elección personal. La ignorancia afectada y el endurecimiento del corazón (cf Mc 3, 5-6; Lc 16, 19-31) no disminuyen, sino aumentan, el carácter voluntario del pecado.

(2) La Exhortación Apostólica Post-Sinodal "Reconciliatio et Paenitentia", de San Juan Pablo II:

Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento [...] algunos pecados, por razón de su materia, son intrínsecamente graves y mortales. Es decir, existen actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto. Estos actos, si se realizan con el suficiente conocimiento y libertad, son siempre culpa grave (Cf. Conc. Ecum. Tridentino, Sesión VI De iustificatione cap. XV: Conciliorum Oecumenicorum Decreta, ed. cit. 677 (DS 1544))

(3) El Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento (dogmático):

Sesión VI. De iustificatione

Capítulo XV

Con cualquier pecado mortal se pierde la gracia, pero no la fe

Se ha de tener también por cierto, contra los astutos ingenios de algunos que seducen con dulces palabras y bendiciones los corazones inocentes, que la gracia que se ha recibido en la justificación, se pierde no solamente con la infidelidad, por la que perece aun la misma fe, sino también con cualquiera otro pecado mortal, aunque la fe se conserve: defendiendo en esto la doctrina de la divina ley, que excluye del reino de Dios, no sólo los infieles, sino también los fieles que caen en la fornicación, los adúlteros, afeminados, sodomitas, ladrones, avaros, vinosos, maldicientes, arrebatadores, y todos los demás que caen en pecados mortales; pues pueden abstenerse de ellos con el auxilio de la divina gracia, y quedan por ellos separados de la gracia de Cristo.

(4) La Encíclica "Humanae vitae", del Beato Pablo PP. VI:

Aunque refiriéndose a las acciones voluntarias para impedir la transmisión de la vida, en el punto 10 niega que la conciencia tenga la última palabra para juzgar la licitud de una acción, sobre todo si se trata una acción intrínsecamente mala (lo cual es extensible a otros pecados) y niega que se pueda cometer un acto malo para conseguir un supuesto buen fin:

"...los esposos no quedan, por tanto, libres para proceder arbitrariamente, como si ellos pudiesen determinar de manera completamente autónoma los caminos lícitos a seguir [...] no es lícito, ni aun por razones gravísimas, hacer el mal para conseguir el bien, es decir, hacer objeto de un acto positivo de voluntad lo que es intrínsecamente desordenado y por lo mismo indigno de la persona humana, aunque con ello se quisiese salvaguardar o promover el bien individual, familiar o social".

(5) Declaración del Concilio Vaticano II "Dignitatis humanae":

Los cristianos, al formar su conciencia, deben atender con diligencia a la doctrina cierta y sagrada de la Iglesia. Pues, por voluntad de Cristo, la Iglesia católica es maestra de la verdad y su misión es anunciar y enseñar auténticamente la Verdad, que es Cristo, y, al mismo tiempo, declarar y confirmar con su autoridad los principios de orden moral que fluyen de la misma naturaleza humana.

(6) Carta a los obispos de todo el mundo sobre el acceso a la Comunión de los divorciados vueltos a casar, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmada por el Prefecto (el Cardenal Joseph Ratzinger), por mandato de San Juan Pablo PP. II, el 14 de septiembre de 1994:

"Si los divorciados se han vuelto a casar civilmente, se encuentran en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios y por consiguiente no pueden acceder a la Comunión eucarística mientras persista esa situación [...] El fiel que está conviviendo habitualmente «more uxorio» con una persona que no es la legítima esposa o el legítimo marido, no puede acceder a la Comunión eucarística. 

En el caso de que él lo juzgara posible, los pastores y los confesores, dada la gravedad de la materia y las exigencias del bien espiritual de la persona y del bien común de la Iglesia, tienen el grave deber de advertirle que dicho juicio de conciencia riñe abiertamente con la doctrina de la Iglesia. También tienen que recordar esta doctrina cuando enseñan a todos los fieles que les han sido encomendados [...] La errada convicción de poder acceder a la Comunión eucarística por parte de un divorciado vuelto a casar, presupone normalmente que se atribuya a la conciencia personal el poder de decidir en último término, basándose en la propia convicción, sobre la existencia o no del anterior matrimonio y sobre el valor de la nueva unión. Sin embargo, dicha atribución es inadmisible.

Por lo tanto, como sin arrepentimiento ni propósito de la enmienda una persona no puede acceder a los sacramentos, so pena de hacerlo de forma sacrílega, quienes sin haber contraído el sacramento del matrimonio conviven "more uxorio" deben abstenerse de acudir a los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía hasta que abandonen voluntaria y definitivamente la situación de pecado, bien sea separándose de la persona con la que conviven o, en caso de imposibilidad grave, guardando la castidad y viviendo como "hermano y hermana" (e incluso en este caso, evitando el escándalo).

Por último, todos los fieles deben recordar las palabras del Apóstol San Pablo, previniéndonos, que recogen los Santos Evangelios:

Me sorprende que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo para seguir otro evangelio; aunque no es que haya otro, sino que hay algunos que os inquietan y quieren cambiar el Evangelio de Cristo. Pero aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciásemos un evangelio diferente del que os hemos predicado, ¡sea anatema! Como os lo acabamos de decir, ahora os lo repito: si alguno os anuncia un evangelio diferente del que habéis recibido, ¡sea anatema! (Gal 1,6-9).

CATHOLICVS

Martín Lutero, anti-testigo del Evangelio (por Monseñor Atanasio Schnëider)

Duración 23:11 minutos

jueves, 9 de febrero de 2017

AMORIS LAETITIA (Monseñor Atanasio Schnëider)

Duración 30:32 minutos

Y ahora, cambiemos la fe católica sobre el sacerdocio (Bruno Moreno)



Como sabrán los lectores, La Civiltà Cattolica, revista oficiosa del Vaticano e impresa con el control previo de la Santa Sede, acaba de publicar un artículo del P. Giancarlo Pani SJ dedicado a la propuesta de cambiar la doctrina católica sobre el sacerdocio, de modo que se admita el sacerdocio femenino en la Iglesia.

Es un artículo pasmoso, que revela una actitud de rechazo abierto y frontal de la fe de la Iglesia, al servicio de las ideologías de moda en nuestra época. Resulta casi increíble que un medio como la Civiltà preste cobijo y apoyo a posturas como esta, imposibles de reconciliar con el catolicismo.

La doctrina de que la Iglesia no está facultada para ordenar mujeres ha sido enseñada siempre por el Magisterio, sigue el ejemplo del mismo Cristo y es parte de la fe católica. Recogiendo una larga sucesión de textos magisteriales sobre el mismo tema, San Juan Pablo II enseñó que:

“Con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia” (Ordinatio Sacerdotalis)

Por si eso fuera poco, la Congregación para la Doctrina de la Fe declaró un año después que “la Iglesia no tiene facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres” y que esa verdad, “exige un asentimiento definitivo”, está “basada en la Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada en la Tradición de la Iglesia desde el principio”, “se ha de entender como perteneciente al depósito de la fe” y “ha sido propuesta infaliblemente por el Magisterio ordinario y universal” (Congregación para la Doctrina de la Fe, respuesta a dubia del 28 de octubre de 1995).

En principio, uno pensaría que “infalible”, “definitivo”, “Palabra de Dios”, “Tradición” y “depósito de la fe” bastan para que un tema quede perfectamente claro para los católicos. Sin embargo, el P. Pani SJ no lo considera así y propone un cambio en esta doctrina, quizá sin ser consciente de que algo así equivale a pedir la destrucción completa de la doctrina católica, porque si una doctrina infalible y definitiva está equivocada y se puede cambiar, eso quiere decir que no existen las doctrinas infalibles y definitivas. Si la fe católica puede cambiar, eso quiere decir que no es verdadera revelación de Dios, sino una mera opinión humana.


¿Cuáles son los argumentos de peso del P. Giancarlo para pedir algo tan grave? En apoyo del sacerdocio femenino, de forma bastante trillada pero no por eso menos sorprendente, apela a que la doctrina no contempla los “profundos cambios sociales y culturales que han afectado a las mujeres” “en el siglo XX”. ¿Qué sentido tiene dar ahora como argumento los cambios del siglo XX, si precisamente la Iglesia del siglo XX fue la que definió de manera irreformable la cuestión? 

¿No vivían San Juan Pablo II y Benedicto XVI en el siglo XX? En otro lugar, el articulista intenta camuflar un poco la incoherencia apelando al siglo XXI y diciendo que la Iglesia, al definir que el sacerdocio ministerial está reservado a los hombres, “no toma en cuenta los desarrollos que en el siglo XXI han tenido la presencia y el rol de la mujer en la familia y en la sociedad. Se trata de dignidad, de responsabilidad y de participación eclesial”. Esta táctica, sin embargo, produce más bien sonrojo, porque, como hemos visto, en otra parte del artículo reconoce que esos “desarrollos” son los mismos del siglo XX, algo evidente por otra parte, teniendo en cuenta que el nuevo siglo apenas lleva diecisiete años de andadura, en los que, francamente, no hemos inventado nada nuevo.

Por otra parte, se trasluce un entendimiento de la cuestión completamente ajeno al catolicismo. En primer lugar, es una forma de razonar burdamente cronolátrica, como si la naturaleza del hombre, de la mujer y del sacerdocio no fuera la misma hoy que hace dos milenios. En segundo lugar y de forma fundamental, el artículo revela un enfoque montanista de la Revelación, que nada tiene que ver con la fe católica:

“No se puede recurrir siempre al pasado, como si solamente en el pasado hubiera indicaciones del Espíritu. También hoy el Señor guía a la Iglesia y sugiere asumir con valentía perspectivas nuevas”.

Es asombroso que en un artículo publicado en una revista católica seria y tan importante, se digan estas cosas. La frase “no se puede recurrir siempre al pasado” es frontal y expresamente anticatólica. El autor olvida (o rechaza) que el catolicismo no es una filosofía que construimos, sino la Verdad revelada por Dios en su Hijo Jesucristo, encarnado en el siglo I para nuestra salvación, que es “mediador y plenitud de toda la Revelación” (Dei Verbum 2). 

Contra lo que dice el P. Pani SJ, la misión de la Iglesia es, expresamente, recurrir siempre al pasado, volver la mirada a la Revelación “entregada de una vez a los santos” en Jesucristo y transmitida por la Tradición, y proponerla de modo siempre nuevo a los hombres. Las fuentes de la Revelación son dos, Escritura y Tradición, interpretadas por el Magisterio (DV 10), y no hay una tercera consistente en “perspectivas nuevas” o “indicaciones del Espíritu”, que se salgan de lo revelado. No hay nuevas revelaciones públicas, ni el Señor puede guiar a la Iglesia a algo fundamentalmente diferente de lo que siempre ha enseñado. Como explica San Juan de la Cruz (y cita el Catecismo):

“el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad” (San Juan de la Cruz, Subida del monte Carmelo 2,22,3-5) 

Como ya hemos indicado, la Iglesia, al definir esta verdad de fe católica, hizo lo que tenía que hacer: recordarnos una verdad “basada en la Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada en la Tradición de la Iglesia desde el principio”, siguiendo el ejemplo del mismo Cristo. Quien critica algo así, está criticando toda la fe de la Iglesia, porque toda ella la hemos recibido “del pasado”. Así lo enseña el Catecismo: “la fe cristiana no puede aceptar ‘revelaciones’ que pretenden superar o corregir la Revelación de la que Cristo es la plenitud” (Catecismo de la Iglesia Católica 67).


Por otra parte, el artículo utiliza un lenguaje engañoso, inadmisible en cualquier reflexión teológica seria. Se dice, por ejemplo, que “las dificultades de recepción de la respuesta crearon «tensiones» en las relaciones entre Magisterio y Teología por los problemas vinculados”. Con esto, a lo que realmente se refiere es a que, a pesar de la definición infalible, hubo algunos teólogos que continuaron sin aceptar la enseñanza de la Iglesia y siguieron defendiendo lo indefendible, pura y simplemente porque no estaban dispuestos a aceptar la fe católica. No se trata de tensiones entre Magisterio y Teología, sino falta de fe por parte de algunos seudoteólogos (que, además, en el artículo de la Civiltà, se identifican directamente con la “Teología”, con una desfachatez asombrosa, como si no hubiera innumerables teólogos católicos que aceptaron con alegría la definición infalible de la Iglesia, del mismo modo que antes habían aceptado siempre su doctrina constante sobre este tema).

Del mismo modo, se utiliza como argumento a favor de cambiar nuestra fe católica que “hoy hay malestar entre quienes no llegan a comprender cómo la exclusión de la mujer del ministerio de la Iglesia puede coexistir con la afirmación y la valoración de su igual dignidad”. 

Para ver lo absurdo de esta forma de razonar, basta aplicarla a cualquier otra parte de la fe de la Iglesia y decir, por ejemplo, que “hoy hay malestar entre quienes no llegan a comprender cómo la existencia de tres personas en Dios puede coexistir con la afirmación y la valoración de su unidad de naturaleza”. Cualquier teólogo con dos dedos de frente sabe que, ante esa “objeción” lo que hay que hacer es, por un lado, explicar lo mejor posible la fe de la Iglesia (cosa que, la Civiltà se abstiene significativamente de hacer en este caso) y, por otro, recordar a los que sufren ese malestar que la fe de la Iglesia no es producto de un razonamiento humano, sino de la Revelación de Dios. Crede ut intelligas. Cree, acepta, ora, contempla y entenderás.

Da la impresión de que, en realidad, lo que se está ofreciendo es, simplemente un argumento basado en el sentimentalismo: mirad a los pobres angustiados y agobiados porque no entienden lo que dice la Iglesia (con la insinuación de que no lo entienden porque es absurdo); si no queremos que la gente viva angustiada, debemos cambiar lo que enseña la Iglesia para que dejen de sufrir. ¿Por qué resulta tan familiar ese argumento? Quizá porque es el mismo que utiliza el mundo contra todas las doctrinas de la Iglesia que le resultan incómodas, desde la pecaminosidad de los anticonceptivos hasta la condena del aborto, pasando por el matrimonio indisoluble y la fe en la Trinidad, la transustanciación o la misma Encarnación. O quizá porque numerosos seudoteólogos llevan décadas utilizándolo “dentro” de la Iglesia para acabar con esas mismas doctrinas.

Asimismo, el P. Pani SJ afirma, citando a otro teólogo, que los pronunciamientos de la Iglesia sobre el sacerdocio “más que expresión de autoridad, parecen significar autoritarismo”. ¿Y qué criterio se nos da para diferenciar ambas cosas? Ninguno, más allá de que todo lo que le cueste creer al mundo (paganizado) de hoy es autoritarismo y debe cambiarse. El criterio de verdad es lo que quiere el mundo moderno o, mejor dicho, lo que quiere el Mundo en el sentido teológico del término. Y, por supuesto, lo que quiere y propone el autor, por mucho que se esconda de forma algo pueril tras expresiones como “muchos católicos”, la “participación”, los “cambios socioculturales”, la “Teología” o “los que no llegan a comprender”.

Quizá lo más triste de todo esto es que ni siquiera se trata de una sesuda especulación teológica, aunque sea errada, sino de una argumentación de niño pequeño. Tengo un hijo de dos años y sé de lo que hablo. Cuando quiere algo, no pierde el tiempo en grandes argumentaciones o razones sólidas, sino que se limita a decir “quero”, “quero”, “quero”, una y otra vez, a un volumen cada vez más alto, con lágrimas y, si es necesario, con una pataleta. Hasta que alguien le dé lo que quiere o, si sus padres cumplen su deber, le hagan entender que no puede tener todo lo que quiere. Así ha sucedido con los defensores del sacerdocio femenino, aunque algunos mantengan aún hoy la pataleta infantil.

Dicho más finamente, se trata de un argumento que ya expresó hace dieciocho siglos el poeta romano Juvenal: Hoc volo, sic iubeo, sit pro ratione voluntas. Es decir, “quiero esto y lo exijo; valga mi voluntad como razón”. Un “razonamiento”, este sí, definitivo, porque vale absolutamente para todo y tiene la ventaja de terminar con cualquier discusión. Contra la nuda voluntad no caben argumentaciones.


Curiosamente, este último párrafo lo escribí ya, casi idéntico, hace un año y medio. Tengo una cierta sensación de dejà vu, porque esta situación ya la hemos vivido. Cuando comenzaron los Sínodos sobre la Familia, se afirmó, increíblemente, que en el Sínodo habría “un clima de respeto por todas las posturas, de caridad mutua y con auténtico sentido constructivo. […] De hecho, es importante expresarse claramente y con valentía. En un clima de diálogo sereno y leal, los participantes estarán llamados a no presentar su propio punto de vista como exclusivo, sino a buscar juntos la verdad”.

Ya entonces señalé que esas afirmaciones no tenían sentido en la Iglesia, porque pretendían partir de cero, como si en la Iglesia no hubiera “puntos de vista exclusivos”, que son precisamente los formados por la fe y la doctrina católicas, que no se pueden discutir y cuya negación nunca es respetable. Por aquel entonces, diversos comentaristas afirmaron que yo exageraba en mi crítica, que sólo se estaba buscando una discusión sana de los temas, que nadie pensaba cambiar la doctrina de la Iglesia… y un año y medio después, se está dando la comunión a los divorciados en una nueva unión en la mitad de las diócesis del mundo, sin necesidad de arrepentimiento y propósito de la enmienda.

Usando la misma táctica, la Civiltà pretende crear de nuevo una tabula rasa y partir de cero en un tema que ya está definido por la Iglesia. De un plumazo, se borra la doctrina constante de la Iglesia sobre el tema a lo largo de dos milenios e incluso el magisterio clarísimo y específico sobre este tema de los dos últimos Papas, exactamente igual que ha sucedido ya con el acceso de los divorciados a la comunión. Y todo eso sin ningún argumento, más allá de vagas referencias a la misericordia, al siglo XX, al malestar, a la angustia, al acompañamiento y al discernimiento.

De todas formas, a mi entender, no importa que el artículo esté desprovisto de argumentos, porque su única finalidad real es introducir dos frases envenenadas:

“La objeción básica, que ha reaparecido en el debate, es: ¿por qué la Iglesia antigua admitió a algunas mujeres al diaconado y hasta al apostolado? ¿Y por qué después la mujer fue excluida de estas funciones?”

Estas frases muestran con claridad por dónde van los tiros y cuál va a ser la táctica del nuevo ataque contra la doctrina: basarse en la innecesaria comisión sobre el diaconado que se creó recientemente, para atacar desde ahí la fe de la Iglesia sobre este tema. En las frases, maliciosamente, se asume que las mujeres ya fueron diaconisas ordenadas sacramentalmente e incluso de alguna forma obispos, al igual que los Apóstoles, pero que después la malvada Iglesia les arrebató inmisericordemente ese derecho.

Igual que sucedió en el Sínodo con el pretexto de “hablar con libertad”, con la excusa de la comisión se desea reabrir un tema zanjado. A fin de cuentas, como sabe todo el mundo, tanto los defensores de la fe de la Iglesia como los partidarios de cambiarla, el tema no es el diaconado (no sacramental) de las mujeres, sino dar sea como sea un nuevo paso hacia el sacerdocio de la mujer, al igual que ya ocurrió en el anglicanismo.

Digámoslo una vez más: todo esto nada tiene que ver con el catolicismo. Es pura mundanidad, disfrazada de palabras bonitas y vagas para confundir las cuestiones

La única respuesta posible de un católico ante estos despropósitos es recordar las palabras de San Pablo: Mas si aun nosotros o un ángel del cielo os anunciara otro evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema. (Gal 1, 8)

BRUNO MORENO