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viernes, 24 de mayo de 2019

Eruditos católicos acusan al Papa Francisco “del delito canónico de herejía”(Steve Skojec)

En la aparentemente interminable guerra entre católicos y el Papa Francisco otra salva ha sido disparada. Esta vez cae un poco más cerca del blanco. 
En una Carta Abierta de veinte páginas dirigida no al papa, sino a los obispos de la Iglesia, diecinueve eruditos católicos, algunos de ellos clérigos, afirman que “acusan al Papa Francisco del delito canónico de herejía” y piden a los obispos de la Iglesia “ tomar las medidas necesarias para enfrentar la grave situación de un Papa hereje”. 
Los nombres de algunos de estos signatarios no son desconocidos. Son eminentes teologos y sacerdotes, hombres que han hecho bien en su servicio a la Iglesia. Entre ellos están los siguientes: Hno. Aidan Nichols, Hno. Thomas Crean, Hno. John Hunwicke, Dr. John Lamont, Diacono Nick Donnelly y el mismo presidente de OnePeter5, Dr. Peter Kwasniewski.
(Lea el texto íntegro de la Carta here. Lea la bibliografia de la carta here.)
“Reconocemos con gratitud, escriben, que algunos de entre ustedes reafirman las verdades contrarias a las herejías que hemos listado y además advierten los serios peligros que amenzan la Iglesia en su pontificado”. 
Sin embargo, en una emergencia tan grave y sin precedentes´´, continúan, ´´ creemos que ya no será suficiente enseñar la verdad de manera abstracta, o incluso lamentar la “confusión” en la Iglesia en términos más bien generales…a pesar de las pruebas que hemos presentado en esta carta, reconocemos que no nos corresponde declarar al Papa culpable del delito de herejía de una manera que tendría consecuencias canónicas para los católicos. Por lo tanto, os pedimos, como nuestros padres espirituales, vicarios de Cristo dentro de vuestras propias jurisdicciones y no vicarios del Pontífice romano, que amonestéis públicamente al Papa Francisco para que abjure de las herejías que ha profesado´´. 
En la búsqueda de una rectificación en esta materia de los obispos, los autores intentan establecer un caso, citando la teología y el derecho canónico, en la que “un Papa que es culpable de herejia y se mantiene obstinado en sus puntos de vista heréticos, no puede continuar como Papa” y “teologos y canonistas discuten esta cuestión como parte del tema de la pérdida del cargo papal”.
Una de las razones por las que un Papa puede perder su cargo es la herejía.
Los autores rechazan la idea, propuesta por los sedevacantistas, que “un Papa pierde automáticamente su cargo como resultado de la herejía pública, sin ninguna intervención de la Iglesia necesaria o permisible”.
“Esta opinión´´, dicen, ´´no es compatible con la Tradición y Teología Católicas y debe ser rechazada. Su aceptación arrojaría a la Iglesia al caos, en el caso de un Papa abrazando la herejía, tal como muchos teologos han observado”.
Al contrario, afirman los autores, “Debería ser aceptado que el Papa no puede perder su cargo sin la intervención de los obispos de la Iglesia”.
Los autores listan siete proposiciones (aparentemente derivadas de varias declaraciones papales) que identifican como heréticas, ofreciendo numerosas citas que muestran por qué cada una de dichas declaraciones son incompatibles con la doctrina Católica. 
“Acusamos al Papa Francisco de haber demostrado de manera pública y pertinaz, con sus palabras y acciones, su creencia en las siguientes proposiciones que contradicen la verdad divinamente revelada (para cada proposición ofrecemos una selección de enseñanzas bíblicas y magisteriales que las condenan como contrarias a la revelación divina; estas referencias son concluyentes, pero no pretenden ser exhaustivas´´. 
En seguimiento de esta sección, bajo el subtítulo de “Evidencia de que el Papa Francisco es culpable del delito de herejía” hay tres partes.
La primera parte se titula “Declaraciones públicas del Papa Francisco que contradicen las verdades de la fe”. En esta sección, los autores ofrecen documentación de doce declaraciones y acciones del Papa Francisco que aparecen con intención de correlacionarse con los siete cargos iniciales. (Encontré falta de paridad entre las dos listas. Fue difícil discernir qué pieza de documentación estaba correlacionada con cada una de las siete proposiciones acusadoras).
La mayoría de la documentación proviene de la exhortación postsinodal Apostólica Amoris Leatitia u otras declaraciones que aparecen en la lógica de ese documento. Tres pertenecen a las alabanzas del Papa a Martin Lutero y la Reforma. La duodécima pertenece al aserto hecho por el Papa Francisco en Abu Dhabi diciendo que “el pluralismo y la diversidad de religiones es querida por Dios en su sabiduría”. 
La segunda parte de la sección “evidencia” es titulada “Actos públicos del Papa Francisco que indican su rechazo a las verdades de la fe”. Ésta es una lista de evidencias suplementarias a los cargos especificos de herejía. “Un gran número de actos del Papa Francisco manifiestan su creencia en las herejias listadas más delante´´, enfatizan los autores, y lo que sigue es más una lista general de nombramientos o defensas de clérigos problemáticos, promoción de figuras anticatólicas, la falta de respuesta a la Dubia y otras actuaciones que significan, en las mentes de los autores, un extravío de la auténtica vida y pensamiento católicos. 
En la tercera parte de la sección “evidencia”, titulada “Contumancia del Papa Francisco en adherirse a proposiciones heréticas”, los autoreslistan las credenciales teológicas del Papa y su labor al diseñar frases y citas sobre los documentos que se le atribuye contradecir. “Por lo tanto, puede presumírsele´´,aseveran los autores, ´´que él esta lo suficientemente informado sobre doctrina católica y conoce las herejías que está profesando y que son contrarias a la doctrina católica. Su naturaleza herética fue también documentada y señalada en la corrección filial que se le dirigió por un buen número de eruditos católicos en agosto de 2017 y hecha pública en septiembre del mismo año´´. 
Los autores prosiguen hacia su apelación final a los obispos para actuar y después de sus firmas, proveen un apéndice basado en el derecho canónico y en la teología católica concerniente a la situación de un papa hereje.
Nuestra opinión:
Éste es un documento interesante. Sirve como un compendio no sólo de las profundamente problematicas declaraciones del Papa Francisco, sino también de sus numerosos actos flagrantes. He creído desde hace tiempo que dichos actos, si bien no pueden ser definidos en sí mismos como heréticos, sí nos dan una visión profunda del carácter del hombre mismo y su preocupación—o falta de— por la integridad de la Fe Católica que le ha sido encargada por Dios de salvaguardar. 
Existen, a mi parecer, algunas piezas obviamente ausentes, y eso me sorprendió. Una es la omisión del Arzobispo Vincenzo Paglia de la lista de los corifeos del papa. Otra es el intento del Papa de categorizar la pena de muerte, por lo menos implícitamente, como intrínsecamente mala. He escrito sobre este tema anteriormente y no lo trataré aquí, pero sería bueno recordar que el Obispo Athanasius Schneider tambien trató ese punto en su ensayo “Sobre la cuestión de un Papa herético”. (“On the Question of a Heretical Pope.”)
Ese ensayo, de hecho, es directamente relevante aquí, en la medida que representa la escuela compensatoria de la escuela de pensamiento en la crisis presentada por el Papa Francisco. El Obispo Schneider, por lo menos implícitamente, pone a Francisco en la categoría de “papa herético” solamente mencionando proposiciones específicas de él en el contexto de un documento acerca de la herejía en el papado. (Él, como los autores de la Carta Abierta, tambien cita las proposiciones de Francisco permitiendo que adúlteros sexualmente activos reciban la Santa Comunión así como las declaraciones de Abu Dhabi).
En su ensayo, el Monseñor Schneider dejo claro que: “ el Papa no puede ser depuesto por nadie; sólo Dios puede intervenir y Él lo hará a Su tiempo, siendo que Dios no falla en Su Providencia (‘Deus in sua dispositione non fallitur’).” Continúa diciendo:
“La deposición de un Papa hereje, por último, fomentaría la herejía del conciliarismo, sedevacantismo y una actitud que es característica de una comunidad puramente humana o política. También fomentaría una mentalidad similar al separatismo del mundo protestante o la autocefalia de la comunidad de iglesias ortodoxas.”
Los autores de la Carta Abierta, por otro lado, parecen apoyar la idea de un “concilio imperfecto” que depusiera al Papa. No lo dicen abiertamente, pero señalan:
“Estos actos no necesitan ser llevadas a cabo por todos los Obispos de la Iglesia Católica o aún por una mayoría de ellos. Una parte sustancial y representativa de los Obispos fieles a la Iglesia Católica tendrían el poder para tomar dichas acciones. Dada la naturaleza abierta, exhaustiva y devastadora de la herejía del Papa Francisco, la disposición de amonestar publicamente al Papa Francisco parece ser la condición necesaria para ser considerado como un Obispo fiel a la Iglesia Católica.
Esta forma de proceder es apoyada y requerida por la Ley Canónica y la Tradición de la Iglesia. Proveemos más abajo una breve cuenta de las bases canónicas y teológicas para ello”. 
En ese breve recuento, los Autores señalan que “un Papa que es culpable de herejía y que se mantiene contumaz en sus visiones hereticas no puede continuar como Papa”, y que “los Padres de la Iglesia niegan que un hereje pudiera poseer jurisdiccion eclesiástica de ninguna clase”. 
Continuan citando teologos como Cayetano, San Juan, de Santo Tomás y San Roberto Bellarmino, todos los cuales son conocidos por especular sobre si un papa heretico puede o no ser depuesto—aunque se quedan cortos al citar esos específicos argumentos. “No adoptamos postura en la disputa de estas cuestiones”, concluyen los autores, “cuya resolución es materia para los Obispos de la Iglesia.” 
Yo creo que éste, también, es el camino correcto a tomar. Delegar esto a los Obispos, porque la obligación de lidiar con esta situación recae en ellos. Esta Carta Abierta, como yo la veo, viene a ser algo así como si un grupo de Católicos sin autoridad eclesiástica fabricasen un arma, proveyendo una breve instrucción sobre cómo podría ser utilizada en una muy hipotética situación, poniéndola luego sobre la mesa frente a los Obispos del mundo para que estos accedan a ella fácilmente. 
Puedes llevar a un caballo hasta el abrevadero, pero no obligarlo a beber.
Y he aquí el problema. 
Usted sabe y yo sé, y todos sabemos que los Obispos no van a actuar. No basados en todo esto, no basados en cualquier cosa que pudiera pensar. (Recuerde que a la mayoría de ellos no les gustan las armas del todo y parece que la mayoría nunca han oído hablar del Cristo de Mateo 10,34). 
Esto quiere decir que aunque los autores de esta Carta estuvieran en lo correcto, y el Obispo Schneider no lo estuviera, el efecto práctico es el mismo: hemos reformulado una vez más, más clara y más formalmente, lo que ya desde antes sabíamos y así el punto muerto del asunto romano continúa.
Podemos igualmente conjeturar que cualquier obispo que se atreviera a tocar esto siquiera de lejos, pondría, como lo dijo un amigo “su cabeza mitrada en una bandeja para ser servida”.
De igual forma, habrá con toda seguridad cierta venganza de alguna clase contra los firmantes de este documento. Espero que tengan o muy poquito que perder o que estén preparados y listos para lo que pueda venir en su contra porque han llevado las cosas demasiado lejos como para volver atrás. Su coraje y decisión merece aplauso.
Pregunté a mi amigo Dr. Kwasniewski por qué habia firmado la carta.
Respondió lo siguiente:
Me parece valioso por tres razones:
1. Documenta instancias de herejía que no pueden ser negadas. Tal vez no ayude a quitar las vigas de los ojos que se rehúsan ver, pero parece ser un siguiente paso después de la Corrección Filial que argumentaba que Franciso apoyaba o no se oponía a las herejías. Esto va un paso más allá: él es un herético formal y puede ser juzgado como tal. 
2. Esto es algo que hacemos para el registro histórico, para la posteridad. No todos durante el reinado del Papa Francisco eran una flor marchita que rehusaba admitir que el emperador iba desnudo. 
3. Es algo que hacemos ante Dios, como un testimonio de nuestra conciencia. 
Lamento no haber conseguido más firmas. Como teólogo, no puedo ver una sola cosa con la que no esté de acuerdo…..
Le dije que me sentía un poco cínico y él me recordó, amablemente, que el cinismo no es una virtud cristiana. Luego me ofreció esta comparacion tan útil: 
Durante las decadas en que combatió el arrianismo, San Atanasio tuvo pocos partidarios. El emperador estaba en su contra. El Papa estaba en su contra. Probablemente le dijeron que se callara o que renunciara. 
¿Qué fue lo que hizo? Escribió interminables cartas y tratados, uno tras otro, condenando arrianos y refutando el arrianismo. Todo parecía inútil, pero nada lo detendría. 
Podemos volver atrás hacia ese período y decir: “gracias a Dios que Atanasio nunca se detuvo. ¡Que héroe! ”. Estoy seguro que a él no le pareció heroísmo—sino simple urgente necesidad. 
Él mantuvo el calor. Siguió batiendo el tambor. Nunca dejo de sonar la alarma. Nosotros le debemos mucho a su terquedad.
Ciertamente, la terquedad es a veces la única cosa que me tiene regresando al teclado. La idea de que no importa lo que pase, no importa qué tan poco creas que mueves la aguja, no puedes dejar el campo y dejar que los malos marchen a la victoria sin oposición. Nos guste o no, es una lucha hasta el final. 
Imagino que habrá algunos que cuestionen la teología de la Carta. No creo estar cualificado para hacer una declaración definitva sobre el tema, ni tampoco para firmar la Carta. Me parece sólida, pero no soy teólogo. 
Al final de día, estoy todavía inclinado a pensar que, en igualdad de condiciones, el enfoque del Obispo Schneider es el más sensato. Aún si los Autores de la Carta Abierta estuvieran en lo técnicamente correcto, hablando prácticamente, nadie va a deponer al Papa y así, como dijo el Obispo Schneider, “Sólo Dios puede intervenir y Él lo hará en Su tiempo, ya que Dios no falla en su Providencia”.
Estoy agradecido por los esfuerzos de quienes escribieron esta Carta y por su testimonio Cristiano. También estoy agradecido, sinceramente, que la última conclusión en este tema está fuera de mis manos. Por largo tiempo he querido ser testigo de la deposición dramática del Papa, pero me imagino que ello daría lugar a cosas peores. Así que la paciencia es la única alternativa. Paciencia y confianza en la Divina Providencia. 
Sea como fuere, no estoy esperanzado–no en términos humanos—que nuestro siguiente Papa sea alguien particularmente sabio, santo o tradicional. Deberíamos fervientemente orar por ello, pero no podemos esperarlo. Las cartas no están de nuestro lado. Así que debemos endurecernos contra la probabilidad de que este tema no sea resuelto a corto plazo. 
“En Su tiempo” raramente ha querido decir algo cercano a lo que queremos. 
En conclusión, creo que esta Carta, como muchos de los esfuerzos empleados en oposicion a los errores de este papado—entre los cuales espero que este trabajo sea incluido en 1P5– tendrá poco efecto práctico inmediato, pero no será en vano. Finalmente, sólo Dios puede enderezar la barca, pero nosotros debemos luchar hasta el último hombre, hasta que Él lo haga. 
Correccion: originalmente posteamos ligas a versiones pdf de la Carta y la bibliografia. En esas versiones sólo fueron listados trece eruditos, no los diecinueve que aparecen en la Carta. Asimismo un signatario ya no aparece en el texto. Su nombre fue borrado y ha sido actualizado a versiones más recientes del documento. Tambien ha llamado nuestra atención que ha sido traducido al italiano, español, francés, alemán y holandés. ItalianSpanishFrenchGerman, and Dutch.
Steve Skojec
Steve Skojec es el Editor fundador y Director Ejecutivo de OnePeterFive.com. Recibio BA en Comunicaciones y Teologia de la Universidad Franciscana de Steubenville en 2001. Sus comentarios han aparecido en The New York Times, USA Today, The Washington Post, The Washington Times, Crisis Magazine, EWTN, Huffington Post Live, The Fox News Channel, Foreign Policy, y la BBC.Steve y su esposa Jamie tienen siete hijos.

jueves, 23 de mayo de 2019

Un académico, el profesor Pierantoni, defiende el contenido de la carta que acusa al Papa de herejía: la Iglesia se enfrenta a la "crisis más grave" de su historia (Diane Montagna) [6 de 6]


You’ve issued the open letter to the Bishops of the Catholic Church. What happens next? 
It’s difficult to say what’s going to happen. I personally believe that the Catholic episcopate in general is still far from becoming truly aware of the gravity of the situation. After all, to become aware is also very uncomfortable and even dangerous: it’s much more convenient to take a sleeping pill and continue to sleep, dreaming that everything is just fine. Therefore, I believe that this is one step in what is still a long journey. There is still a good deal of work to be done to raise awareness among the hierarchy, so that it can counter the heretical drift which, even if it had already been going on for a long time in the Church, has been accentuated in alarming proportions in the last six years.
I believe it is imperative that the few cardinals and bishops who have woken up to the gravity of the situation, such as Burke, Brandmüller, Eijk, Müller, Sarah, Woelki, Schneider, Chaput, Laun, Viganò, and others, could and should begin to form a network of relationships and communication across the various countries and continents, to begin to raise awareness among the portion of the episcopate that is still healthy and would be ready to work to encourage resistance to the heretical drift that is spreading. This healthy, orthodox part of the episcopate certainly exists, and it’s not the tiny minority that some would try to make us believe it is, by taking advantage of the fact that it is less noisy and less scheming, let us say less astute than the heretical faction. The children of darkness are more cunning than the children of light. In short, this Orthodox portion of the episcopate needs to come together, to get to know and communicate with one another, to be animated and organized in order to work effectively for a true reform of the Church.  
Is there anything you wish to add?
To wrap up, I would like to respond to those critics who now, as with the previous documents we have published, punctually repeat the usual script according to which we are “ultra-conservatives,” or a “tiny fringe of extremists,” as Prof. Massimo Faggioli put it
I’ll leave aside (because it’s so blatantly obvious to any reader) the fact that it’s very convenient to slap a nice pre-packaged label on us instead of taking the trouble to refute us, which is a bit more difficult.
I would like to underline two things, which perhaps escape our critics. 
The first is that they too naively let themselves be fooled by a trivial error of perspective: they are convinced that we are few, because few are those who dare to come out with a signature (although not so few, as the number of signatures has already more than tripled in a few days, today reaching 81). But a look at history is enough to recall that it has always been this way: in the year 360, when it was politically correct to be pro-Arian, how many bishops dared to refuse to sign the pro-Arian formula? Perhaps a dozen. Those who didn’t sign it lost their position. Just like now.
Their second and even more serious and fatal mistake is to confuse quantity with quality. Let’s go ahead and admit that we are a minority (even if much less sparse than they would have us believe): I say that we are in good company. For example, we are in the company of Josef Seifert, one of the philosophers closest to Pope John Paul II in the fight against situation ethics, who in more recent interventions has expressed himself in ways very similar to our document, and for this reason has been harshly punished; he has now signed the petition in favor of our letter, and has publicly stated he agrees with us on the bulk of our letter; Robert Spaemann, who called Amoris Laetitia “chaos elevated to a system”; Cardinals Burke, Caffarra, Brandmüller and Meisner, the authors of the dubia; Cardinal Müller, the man chosen by Benedict XVI to lead the Congregation for the Doctrine of the Faith, who recently stated that a bishop who changes the discipline of the Church to grant the Holy Eucharist to persons not in full communion with the Church “is a heretic and a schismatic”; with Cardinal Sarah, who already in 2014 said that dividing doctrine from the discipline of the Eucharist “is a dangerous schizophrenic disease”; finally, with the Pope emeritus himself, who in his recently published Notes, as I have already said, explained how situation ethics has been the most serious error in moral theology in the last 60 years. And the list could go on.
In short, with a “small minority” of this caliber, we feel we are in good company.

In conclusion, I would like to recall that, beyond the impact on the episcopate — for which we hope but will certainly still require a wait — we are convinced that the clear denunciation of the errors being spread today is a strong reason for hope for many thousands of Catholic faithful who are deeply concerned about a situation that many describe not only as heresy and schism, but even apostasy, who hope and pray in silence that Christ will come soon to redeem his Church. This document seeks to give voice to so many who have no voice, to send the message that, even when heresy and corruption seem to prevail, the Holy Spirit always raises up an immune response, antibodies, often even in humble people who do not occupy positions of power, but who, even against human predictions, preserve the faith and commit themselves to fighting the good fight to which we are all called.


TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL
Usted ha lanzado una carta abierta a los obispos de la Iglesia católica. ¿Qué pasará ahora?

Es difícil decir qué va a pasar. Personalmente creo que el episcopado católico en general aún está lejos de ser verdaderamente consciente de la gravedad de la situación. Después de todo, tomar conciencia es también muy incómodo e incluso peligroso: es mucho más conveniente tomar una pastilla para dormir y seguir durmiendo, soñando que todo está bien. Por lo tanto, creo que éste es un paso en lo que aún es un largo viaje. Todavía hay mucho trabajo por hacer para sensibilizar a la jerarquía, de modo que se pueda contrarrestar la deriva herética que, aunque ya ha estado sucediendo durante mucho tiempo en la Iglesia, se ha acentuado en proporciones alarmantes en los últimos seis años.

Creo que es imperativo que los pocos cardenales y obispos que han despertado ante la gravedad de la situación, como Burke, Brandmüller, Eijk, Müller, Sarah, Woelki, Schneider, Chaput, Laun, Viganò y otros, pueden y deberían comenzar a formar una red de relaciones y comunicación entre los diversos países y continentes, para comenzar a crear conciencia entre la porción del episcopado que todavía está sano y debería estar dispuesto a trabajar para alentar la resistencia a la deriva herética que se está extendiendo. Esta parte sana y ortodoxa del episcopado ciertamente existe, y no es la pequeña minoría que algunos tratarán de hacernos creer que es, aprovechando el hecho de que es menos ruidosa y menos intrigante, digamos que menos astuta que la facción herética. Los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz. En resumen, esta parte ortodoxa del episcopado necesita unirse, conocerse y comunicarse entre sí, ser animada y organizada para trabajar efectivamente en una verdadera reforma de la Iglesia.

¿Hay algo que desee añadir?

Para terminar, me gustaría responder a aquellos críticos que ahora, como en los documentos anteriores que hemos publicado, repiten puntualmente el guión habitual según el cual somos "ultra conservadores" o una "pequeña franja de extremistas", como el profesor Massimo Faggioli  indicó.

Dejaré a un lado (porque es tan descaradamente obvio para cualquier lector) el hecho de que es más fácil abofetearnos con etiquetas prefabricadas que tomarnos la molestia de refutarnos, que es un poco más difícil.

Me gustaría subrayar dos cosas, que tal vez escapen a nuestros críticos.

La primera es que se dejaron engañar demasiado ingenuamente por un error trivial de perspectiva: ellos están convencidos de que somos pocos, porque pocos son los que se atreven a salir con una firma (aunque no tan pocos, ya que el número de firmas se ha más que triplicado en pocos días, alcanzando hoy las 81). Pero basta un vistazo a la historia para recordar que siempre ha sido así: en el año 360, cuando era políticamente correcto ser pro-arriano, ¿cuántos obispos se atrevieron a negarse a firmar la fórmula pro-arriana? Tal vez una docena. Los que no lo firmaron perdieron su puesto. Justo como ahora.

Su segundo y  aún más grave y fatal error es confundir cantidad y calidad. Sigamos adelante y admitamos que somos una minoría (aunque mucho menos dispersos de lo que nos quieren hacer creer): digo que estamos en buena compañía. Por ejemplo, estamos en compañía de Josef Seifert, uno de los filósofos más cercanos al Papa Juan Pablo II en la lucha contra la ética de situación, que en intervenciones más recientes se ha expresado de manera muy similar a la de nuestro documento, y por este motivo ha sido severamente castigado; ahora ha firmado la petición a favor de nuestra carta y ha declarado públicamente que está de acuerdo con nosotros en la mayor parte de nuestra carta; Robert Spaemann, quien llamó a Amoris Laetitia "caos elevado a sistema"; los cardenales Burke, Caffarra, Brandmüller y Meisner, autores de la dubia; el cardenal Müller, el hombre elegido por Benedicto XVI para dirigir la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien recientemente declaró que un obispo que cambia la disciplina de la Iglesia para otorgar la Sagrada Eucaristía a personas que no están en plena comunión con la Iglesia "es un hereje y un cismático ”; con el cardenal Sarah, quien ya en 2014 dijo que dividir la doctrina de la disciplina de la Eucaristía "es una enfermedad esquizofrénica peligrosa"; finalmente, con el mismo Papa emérito, quien en sus Notas recientemente publicadas, como ya dije, explicó cómo la ética de situación ha sido el error más grave en la teología moral en los últimos 60 años. Y la lista podría seguir.

En resumen, con una "pequeña minoría" de este calibre, sentimos que estamos en buena compañía.

Para concluir, me gustaría recordar que, más allá del impacto en el episcopado, -para el cual esperamos, aunque ciertamente requerirá de una espera- estamos convencidos de que la clara denuncia de los errores que se están difundiendo es hoy una razón importante para la esperanza para muchos miles de fieles católicos que están profundamente preocupados por una situación que muchos describen no solo como herejía y cisma, sino incluso como apostasía; que espera y ora en silencio para que Cristo venga pronto a redimir a su Iglesia. 

Este documento busca dar voz a tantos que no tienen voz, para enviar el mensaje de que, incluso cuando la herejía y la corrupción parecen prevalecer, el Espíritu Santo siempre provoca una respuesta inmune, anticuerpos, a menudo incluso en personas humildes que no ocupan posiciones de poder, pero que, incluso contra las predicciones humanas, preservan la fe y se comprometen a luchar en el buen combate al que todos estamos llamados.

Diane Montagna

Epílogo del libro "No anteponer nada a Cristo: Reflexiones y apuntes póstumos" del cardenal Carlo Caffarra (Spanish Edition). Homo Legens.

Cardenal Carlo Caffarra

«El Señor siempre está en la barca, por lo que no debemos temer las tempestades. Tenemos que tener fe».

Esta es una de las frases que en más ocasiones me ha repetido el cardenal Carlo Caffarra en los distintos encuentros que tuve con él cuando era pastor de mi diócesis, Bolonia y, también, cuando se retiró a vivir en un pequeño apartamento cerca del seminario.

Era un hombre esquivo, incluso tímido, pero al mismo tiempo sincero y generoso. En una palabra: bueno. Tal vez este sea uno de los aspectos menos conocidos de un cardenal que ha sido definido, con demasiada frecuencia, doctrinario, frío y distante, cuando en realidad era un padre en el sentido más auténtico del término.

Su preparación teológica es reconocida, sobre todo en campo moral, marcando una época en la vida de la Iglesia católica. En 1981, cuando Juan Pablo II pensó en la creación de un instituto para el matrimonio y la familia llamó al entonces profesor Carlo Caffarra para que fuera su primer presidente, consciente de que era la persona adecuada para el cargo. La amistad que unía al Santo Papa polaco y al cardenal fue grande, hasta el punto de que Caffarra fue un estrecho consejero de Wojtyla en algunos de sus más importantes documentos magisteriales, sobre todo la Encíclica Veritatis splendor y la Exhortación Familiaris consortio. Los dos estaban en sintonía también sobre el significado profético de la Encíclica Humanae vitae del Papa Pablo VI, publicada en julio de 1968. En 1988, en el veinte aniversario de la Humanae Vitae, por indicación de san Juan Pablo II, Caffarra organizó en el Vaticano un famoso congreso en el que acusó de “antiteísmo” a los teólogos disidentes y pidió medidas disciplinarias contra los obispos que les autorizaban a enseñar en las respectivas diócesis. De alguno dijo el nombre, sobre todo de Bernhard Haering, el más célebre de los teólogos moralistas del postconcilio que, de distintas maneras, habían alimentado una oposición a la encíclica que prohíbe la anticoncepción. Y éste reaccionó con una carta abierta al Papa, una especie de llamamiento al desarme: el Papa debía frenar a sus moralistas de confianza, obligándoles a que dejaran de acusar de herejía a los disidentes, empezando por Caffarra, al que Haering juzgó ser presa de “delirio teológico”.

Una dura batalla dentro de la Iglesia, que caracterizó el postconcilio y que ha llegado hasta el aula del doble sínodo sobre la familia convocado por el Papa Francisco. A este respecto, Caffarra, junto a los cardenales Raymond Burke, Walter Brandmüller y Joachim Meisner, presentó al Papa los cinco dubia pidiendo aclaraciones sobre el capítulo VIII de la Exhortación postsinodal Amoris laetitia, convencido de que algunos de sus pasajes podían inducir a confusiones interpretativas en cuestiones sobre las que el Magisterio ya se había expresado. Ciertamente, no era contrario al desarrollo de la doctrina, pero sentía que era su deber advertir sobre una posible discontinuidad que no puede caracterizar dicho desarrollo. Es restrictivo recordar al cardenal Caffarra sólo por estos dubia, sobre todo si se hace pensando en que era contrario al Papa, pues nada estaba más lejos de su mentalidad y su deseo. Bromeando dijo que prefería oír decir sobre él que tenía una amante y no que era contrario al Sumo Pontífice.

Amaba profundamente, visceralmente, a la Iglesia, hasta el punto de sufrir casi físicamente si veía que era objeto de ofensas, o la veía confundida. Leyendo su magisterio durante los años en que guio la diócesis de Bolonia, el resultado es el retrato de un pastor que se sentía realmente responsable de sus ovejas, de acompañarlas y, al mismo tiempo, de guiarlas. Prestaba mucha atención a no seguir la dispersión del mundo para llevar a todos al Señor, y no hacia falsos maestros o modas, de los que denunciaba con valentía sus riesgos y peligros.

El cardenal Caffarra dedicó su vida a profundizar el plan de Dios en el ámbito, sobre todo, del amor humano, la familia y la vida. Comentando la Encíclica Caritas in veritate del Papa Benedicto XVI dijo: «Es como si se hubiera robado la palabra amor. Una de las palabras clave de la propuesta cristiana, amor, ha sido secuestrada por la cultura moderna que la ha convertido en un término vacío, en una especie de recipiente en el que cada uno mete lo que siente. La verdad del amor es, hoy, difícilmente compartible. “Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. Este es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad” (Caritas in veritate, n. 3)». Este pasaje representa, muy resumido, el corazón del buen combate que el cardenal Caffarra llevó a cabo hasta el 6 de septiembre de 2017, cuando, un poco por sorpresa, volvió a la casa del Padre.

Lo recordamos con su sonrisa, porque le gustaba mucho bromear con salidas inesperadas y nunca banales; después, serio de nuevo, era capaz de evaluar las cosas de una manera penetrante y afilada. En este libro hemos recogido algunos pasajes de su magisterio y lo hemos comparado con un plato de tallarines boloñeses: un plato sabroso y sencillo al mismo tiempo. Leer estas páginas les hará descubrir un cardenal que ha sido padre y maestro.

Lorenzo Bertochhi

miércoles, 22 de mayo de 2019

Noticias 21 y 22 de mayo de 2019




ADELANTE LA FE

Lo último de la sábana santa: finalmente, la ciencia alcanza a la Fe

IL SETTIMO CIELO

Proselitismo, el fantasma del papa Francisco

SECRETUM MEUM MIHI


GLORIA TV





El ‘obispo de los inmigrantes’ da la razón a Salvini (Carlos Esteban)



Conocido por sus prédicas sobre la acogida a los inmigrantes, Antonio Suetta, obispo de Ventimiglia-Sanremo, el ‘obispo no-border’, encuentra natural que el líder de la Liga, Matteo Salvini, dé testimonio público de su fe y le da la razón en su cruzada contra el multiculturalismo.

“No veo nada de blasfemo o irrespetuoso en el gesto del ministro que se declara creyente”, asegura a Quotidiano monseñor Antonio Suetta. “Hablaba de Europa, ha besado el rosario y ha invocado la bendición de Dios y de los santos. Es perfectamente compatible con las convicciones que dice tener”.

Si no temiéramos resultar irreverentes lo compararíamos con la caída del caballo camino de Damasco. Antonio Suetta, obispo de Ventimiglia-Sanremo, conocido por su postura de apertura y acogida de los inmigrantes hasta el punto de destacar entre el resto de sus hermanos del episcopado italiano y ser apodado ‘el obispo sin fronteras’, parece haber sufrido una repentina conversión y expresa en una carta sobre Europa y en una reciente entrevista opiniones que nadie hubiera esperado de él, mucho menos en el clima de enconada ‘guerra fría’ que se vive en la Italia preelectoral entre Salvini y el alto clero.

En esa guerra sin cuartel, la carta de Suetta ha sonado a muchos a deserción, y una especialmente sorprendente.

Hace cuatro años saltó a las portadas de la prensa nacional al acoger a los inmigrantes rechazados por Francia en la frontera, ganándose así fama de prelado favorable a esa misma acogida universal que el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Italiana han convertido el ‘test’ de cristianismo, solo comparable a la conciencia ecológica. Y hoy arremete contra “el multiculturalismo que aniquila las raíces cristianas de Europa”.

Sin embargo, Suetta asegura no haber cambiado… demasiado. “No he cambiado de idea sobre la solidaridad hacia quien se encuentra en una situación de necesidad inmediata, como en el caso de los inmigrantes en acogida en 2015, pero ya entonces alimentaba la perplejidad sobre el multiculturalismo, sobre una sociedad reducida a una simple suma de culturas y etnias, sin una identidad fuerte”.

Pero lo que nos hace augurarle un futuro eclesial no demasiado brillante, al menos durante el pontificado del Papa reinante, es que esa misma ‘perplejidad’ le lleva a no ver con malos ojos la política de puertos cerrados de Salvini, verdadera ‘bestia negra’ de la Curia Romana.

“Es cierto que cuando se usan lemas para avanzar las propias tesis uno se arriesga a no ser comprendido, pero mantengo que una cosa es ayudar al prójimo en una emergencia y otra, organizar de modo estable una actividad de auxilio en altamar”, señala el obispo. “En la óptica de una redistribución de migrantes entre países de la Unión, es comprensible que se demande dirigir las naves hacia otros puertos europeos o repartir la acogida con otras naciones, entre otras cosas porque no todos los refugiados quieren quedarse en Italia”.

Esperen, que aún hay más: “Estoy convencido de que la Iglesia ha hecho mucho, con gran humanidad y recta intención”, reconoce Suetta. Pero advierte: “Queda el riesgo de que algunas realidades ‘solidarias’ puedan utilizar el fenómeno migratorio para otros fines: empobrecer África para dejarla a merced de cientos potentados; favorecer una dilución de la identidad europea mediante el aporte de masas humana heterogéneas. Occidente no debe avergonzarse de su historia”.

Lo último de la sábana santa: finalmente, la ciencia alcanza a la Fe


Es la única y más intrigante reliquia en su género y la ironía más arraigada es que hay legiones de cristianos que no tienen idea de qué es y aun de que exista.

La Síndone de Turin es reverenciada como la tela sagrada del entierro de Jesucristo y pudiera decirse que es el objeto arqueológico más importante jamás hallado.

La imágen en la tela es como un negativo fotográfico expuesto a la luz de un retrato detallado de un hombre crucificado. Los datos históricos– que incluyen la multitud de heridas de los azotes, el flujo del sangrado, la presencia de monedas de Poncio Pilato en sus ojos, las heridas en las muñecas y no en las manos, la presencia de una cola de caballo en la espalda del hombre, muestras de polen que son únicas de la región de Jerusalén—son sorprendentemente exactas.

Algunos creen que la Síndone es el trabajo de un falsificador medieval talentoso, pero ¿cómo pudo hacer el más brillante de los falsificadores medievales para tener tantos detalles correctos y producir en un negativo fotográfico, una imágen que ningún artista de la época hubiera sido capaz de crear siquiera de lejos?

Durante casi un milenio, incontables cristianos han venerado la Síndone como el auténtico sudario de Jesús. La Iglesia Católica nunca ha declarado oficialmente que sea el ropaje fúnebre de Cristo, aunque reclama que este icono inexplicable es digno de devoción cristiana.

Por muchos siglos, la Sábana ha sido guardada en la Catedral de San Juan Bautista en Turín, Italia. A través de los años, después de miles de horas de análisis científicos, el testimonio silencioso de la Síndone de los sufrimientos de Nuestro Señor en la cruz es finalmente desentrañado a la comunidad científica.


En 1988, la Iglesia permitió a científicos examinar un pedacito de la sábana para hacer estudios de datación en carbono. Los resultados dieron fechas de 1260 a 1390 d. C.

Sin embargo, otros expertos creen que esos hallazgos fueron sesgados porque sólo una pequeña esquina de la sábana fue analizada y esa pequeña muestra bien pudo ser parte de alguna reparación en la Edad Media o que fue contaminada en el tiempo por el manoseo humano, bacterias o monóxido de carbono.

Más recientemente un equipo de investigadores en mediciones térmicas y mecánicas de la Universidad italiana de Padua realizaron tres pruebas en la misma muestra de 1988 usando luz infrarroja y espectrografía de Raman en relación al voltaje. Los resultados dataron la Síndone entre 300 a.C. y 400 d.C., ciertamente durante la vida terrena de Jesús.

Por otro lado, la Agencia Italiana para Nuevas Tecnologías, Energía y Desarrollo Económico Sustentable realizó experimentos en los últimos cinco años y reportó que la potencia necesaria, en radiaciones VUV, requeridas para hacer una fotografía instántanea a color de la superficie del lino que corresponde a un ser humano de tamaño y peso promedio, es igual a 34 billones de vatios. Además, la imagen contiene propiedades tridimensionales sombreadas en varias intensidades.

Aun con las maravillas de la tecnología del siglo XXI, las imágenes de la tela no pueden ser duplicadas. ¿Cómo y por qué algo que tiene más de 2000 años de antigüedad es tan irreproducible?

A pesar de la insistencia de escépticos y críticos, su autenticidad se mantiene cientificamente plausible.

Como con cualquier otro objeto religioso, la Síndone es claramente centro de muchas dudas. La imagen claramente representa a Jesucristo envuelto en lino después de haber sido flagelado, crucificado, atravesado en el costado y habérsele puesto una corona de espinas en la cabeza.

Vivimos en un mundo saturado de información en el que nos comunicamos más con imágenes que con palabras. Así que, ¿por qué Dios no conservaría el sudario de su hijo para nuestros días?

Hay una aplicación Shroud 2.0 app gratuita para iPad y iPhone que provee una vista detallada de la tela que de otra forma no sería posible, a la vez que se pueden leer pasajes del Evangelio relacionados con ella.

Esta imagen es la prueba física de lo que pasó durante la Crucifixión y la Resurrección. Es para que la humanidad la conozca, aprecie y adore.

En una paradoja pascual, la ciencia finalmente alcanza la fe.
Este nuevo conjunto de pruebas favoreciendo a los fieles pudiera no ser suficiente para convencer a los cínicos endurecidos, lo que subraya el viejo adagio: para aquellos que creen, no hay necesidad de explicación y para aquellos que no creen, ninguna explicación es posible.

G. Maresca 

Traducido por Enrique Nungaray 

Fuente: 

https://remnantnewspaper.com/web/index.php/articles/item/4421-latest-on-shroud-of-turin-science-finally-catches-up-with-faith


Francisco cambia la doctrina por “doble discurso” y “cautela”



El “doble discurso” de Francisco es lo que más preocupa a John Rist, de 83 años, un profesor británico de Filosofía Antigua y Patrística.

Rist es uno de los más distinguidos eruditos entre los firmantes de la Carta de Abril que acusa a Francisco de herejía.

El 15 de mayo le dijo al sitio web NcRegister.com que proferir comentarios ambiguos y contradictorios en temas importantes en definitiva debe ser visto como un “intento planificado” de cambiar la doctrina por la “cautela”.

Ambigüedades ocasionales podrían ser atribuidas a una confusión, admite Rist. Pero la “ambigüedad prolongada” lleva a la conclusión que él apunta a lograr “mediante la cautela” lo que no podría lograrse “a través de decretos abierta e inequívocamente no católicos”.

Rist advierte que Roma se incendia mientras que los conservadores no se dan cuenta de la gravedad de la situación en la que Francisco parece estar empeñado de convertir a la Iglesia en una ONG con un sabor vagamente espiritual.

Salvini responde a los que se escandalizan por su mención a la Virgen María



Matteo Salvini ha respondido a las críticas vertidas sobre él tras haber mencionado el Corazón Inmaculado de María durante un mitin el pasado sábado en Milán.
“Confiamos en mujeres y hombres de buena voluntad. Nos encomendamos a los seis patronos de Europa: a san Benito de Nursia, a santa Brígida de Suecia, a santa Catalina de Siena, a san Cirilo y Metodio y a santa Teresa Benedicta de la Cruz. Nos encomendamos a ellos. Y les confiamos el destino, el futuro, la paz y la prosperidad de nuestros pueblos”. 
Éstas fueron las palabras del líder de la Liga, Matteo Salvini, durante la conclusión del encuentro que tuvo lugar en la Piazza Duomo de Milán el pasado sábado, pocos días antes de las elecciones europeas.
A continuación, Salvini alzó un rosario y aseguró que “el Inmaculado Corazón de María nos llevará a la victoria”. “Porque esta Italia, esta plaza, esta Europa son símbolos de madres, padres, hombres y mujeres que, con una sonrisa, con valentía, con determinación, quieren la convivencia pacífica, respetan, pero exigen respeto”, dijo el ministro del Interior italiano.
Pues bien, esas declaraciones no sentaron bien en ciertos sectores, incluidos algunos eclesiásticos, como nos contaba ayer Carlos Esteban, citando como ejemplo a la revista Famiglia Cristiana, al padre jesuita Spadaro o al propio Secretario de Estado del Vaticano, quienes no pareció gustarles dichas ‘invocaciones’.

Hoy el ministro italiano ha respondido a las críticas a esas palabras en su cuenta de Twitter, donde ha dicho que “se escandalizan porque hablo del Corazón Inmaculado de María, recordando nuestras raíces cristianas, pero vestir a las mujeres con burqa todo OK”.


Matteo Salvini
✔@matteosalvinimi


#Salvini: si scandalizzano perché parlo del Cuore immacolato di Maria, ricordando le nostre radici cristiane, ma vestire le donne con il burqa tutto ok... #UnoMattina #domenicavotoLega

lunes, 20 de mayo de 2019

NOTICIAS varias 17 a 20 de mayo de 2018




INFOCATÓLICA

 Obispo alemán se lamenta por la negativa de la Iglesia a ordenar mujeres para al sacerdocio

Arzobispo de Erbil: ¿Estados Unidos está abandonando a los cristianos en riesgo en Irak?

Guadalupe Ortiz de Landázuri es proclamada beata en Madrid

INFOVATICANA

Los 11.500 mártires nigerianos que el mundo ignora

SECRETUM MEUM MIHI

El influjo de la teología de la liberación de Gustavo Gutiérrez en el magisterio de Francisco, según el Card. Ravasi El ...

SPECOLA

Los amigos políticos del Vaticano, la negación preventiva de Papa Francisco, los amores torcidos de Marx, Nigeria tierra de mártires.

El candidato Bergoglio en plena campaña, lo que molesta un rosario, policía sharía en Alemania, Fe africana.

La campaña europea del rosario en su mejores momentos, el asesinato legal de Lambert, la ciudad de Dios.

GLORIA TV

Conferencia Episcopal Alemana llama “antiabortistas” a los provida

El gran Salvini invoca a la Virgen, el cardenal pro homosexual Parolin se enoja

Selección por José Martí

Obispo italiano: “Quien está con él (Salvini) no puede llamarse cristiano” (Carlos Esteban)




En el ‘juego de tronos’ de la escena preelectoral italiana, la jerarquía católica y la Liga de Matteo Salvini se han enzarzado en una escalada de enfrentamientos que divide a los católicos.

Quién lo diría: que el candidato de la Liga y ministro del Interior italiano se encomiende a la Virgen ha indignado a la Curia romana y al episcopado italiano más que si hubiera invocado a Satanás, a juzgar por sus reacciones. “Es instrumentalizar la religión”, dicen; “el enésimo ejemplo de instrumentalización religiosa para justificar la violación sistemática en nuestro país de los derechos humanos”, se lee en Familia Cristiana.

“Si antes se daba a Dios lo que hubiera estado mejor dejar en manos del César, ahora es el César quien se apropia y blande lo que es de Dios”, escribe en Facebook el jesuita padre Spadaro, director de ‘La Civiltà Cattolica’. “Invocar a Dios para uno mismo siempre es muy peligroso”, ha dicho el secretario de Estado, Pietro Parolin, en una declaración bastante sorprendente. ¿A quién se supone que hay que invocar? ¿Al secretario de Naciones Unidas?
La ironía de todo este asunto es que quienes se rasgan ahora las vestiduras clericales son los mismos que permitieron una homilía en una iglesia católica a una política abortista -teórica y práctica-, Emma Bonino, con toda la paz del mundo.
Porque si Salvini se está metiendo en terrenos que no son suyos, los de la fe, primero fueron los guardianes y custodios de esa misma fe los que se sirvieron y se sirven de su condición y sus púlpitos para meterse en el terreno de Salvini, la política, e incluso la política electoral a cara de perro.

Hay muchos en el episcopado que prefieren callar, la mayoría, quizá otorgando o no. Pero hay otros que quieren ser, en esto, más papistas que el Papa, como el obispo de Mazara del Vallo, en Sicilia, Domenico Mogavero. “Es hora de acabar con esto”, dice Su Ilustrísima. “No podemos permanecer callados por más tiempo ante los disparates de un ministro de la República cada vez más arrogante”. Hasta aquí, nada anormal o que se salga del nivel de los obispos que opinan. Pero añade: “No podemos seguir permitiendo que se apropie de signos sagrados de nuestra fe para vender sus propias visiones inhumanas, antihistóricas y diametralmente opuestas al mensaje evangélico”, sentenciando: “Quien está con él no puede llamarse cristiano porque ha renegado del mandato del amor”.

El “mandato del amor”, al parecer, exige una política migratoria que no ha aprobado jamás país alguno, cristiano o no, y que equivale exactamente a la renuncia a las propias fronteras, dejando así de ser un Estado. Es decir, el obispo está ‘excomulgando’ informalmente a cuantos gobernantes existen o han existido.

Decía el autor cristiano Joseph Pieper que “la preeminencia de la prudencia significa que la realización del bien presupone el conocimiento de la realidad. Solo quien conoce cómo son las cosas y su situación puede hacer el bien”. Y, en referencia al amor a los señores migrantes, esto debería querer decir conocer bien qué es lo que más les conviene, incluso si es lícito o incluso obligado amar más a los propios, los italianos -prójimo, próximo-, que a los de fuera.

Por eso el propio Salvini ha recordado a sus enemigos en traje talar que las muertes en el mar -y el principal argumento contra la política de cierre de los puertos- se ha reducido significativamente tras la nueva política y, tendría sentido creer, como consecuencia de ésta.

Tampoco un africano nacido en la pobreza de uno de los países más pobres, Guinea Conakry, el cardenal Robert Sarah, ha llamado a esta oleada migratoria “esclavitud encubierta”, y se ha mostrado contrario a que la Iglesia colabore en la misma, precisamente por amor a esos mismos africanos, si no a los propios europeos, que están sembrando la destrucción de su propia identidad.

En conclusión, preferiríamos que Salvini no hiciera alardes de piedad en sus actos electorales, pero a cambio la clerecía debería hacer un esfuerzo para no seguir haciendo campaña electoral contra él.

Carlos Esteban

Los obispos de Tennessee no apoyan la ley que quiere restringir los abortos (Carlos Esteban)



Un paso por detrás de Alabama, Tennessee, que va a votar una ley que prohibiría el aborto desde el momento en que al feto le late el corazón. Pero, sorprendentemente, a los obispos del Estado no les gusta.

Durante las últimas décadas, si en un campo se ha hecho sentir la influencia política de la Iglesia en el mundo, en rápida disminución, ha sido en la defensa de la vida, muy especialmente en la lucha desesperada por el derecho a nacer.

Sí, ni la inmoralidad del aborto necesita en absoluto de la fe para comprenderse y aceptarse, ni Cristo vino al mundo para combatirlo. Pero, como decía Chesterton, la Iglesia ha sido siempre la encargada de recordarle al mundo hasta lo de sentido común cuando el mundo lo ha olvidado, y será la primera en combatir por la verdad de que dos más dos son cuatro ante una civilización que lo niegue.

Siempre tuvo el honor o mérito añadido de parecer una lucha a contrapelo, una guerra perdida de antemano que solo cosechaba derrotas: el referéndum que hacía caer a la católica Irlanda parecía marcar la pérdida definitiva, el último bastión caído.

Y, de repente, Alabama. Este estado sureño de Estados Unidos, en el corazón del imperio abortista, aprobaba una ley que, en la práctica, acaba con esta plaga en su territorio y abre el camino para que otros estados le sigan, como ya empiezan a hacer.

Estamos, pues, ante una inesperada victoria en una guerra desesperada en la que la Iglesia ha puesto el grueso de sus reclutas. ¿Campanas al vuelo? ¿Cuál ha sido la regocijada respuesta de Roma, cuáles los mensajes de celebración y gozo de la jerarquía norteamericana?

El silencio. Un silencio tan atronador y misterioso como el que saludó el referéndum irlandés o la votación parlamentaria sobre el mismo asunto en la Argentina natal del Papa. De repente, el asunto en el que más ha brillado la presencia de la Iglesia en la plaza pública durante tanto tiempo no parece importar demasiado en Roma.
O en Estados Unidos, donde tampoco se han escuchado demasiados parabienes. Peor: el caso de Tennessee. Sus obispos han dado el inusual paso de redactar un comunicado conjunto… ¡para mostrar sus dudas sobre la ley que limita los abortos!

Apareció en febrero, en una publicación católica, el Tennessee Register, donde los obispos de Nashville, Memphis y Knoxville sostuvieron: “Aunque apoyamos de todo corazón la intención de la ‘Ley del Latido’ que se está debatiendo en la legislatura de Tennessee, debemos ser también prudentes en cómo combatimos el mal abortista que habita en nuestro Estado”.

Es de destacar que en el Estado con la ley más restrictiva ya citada, Alabama, los católicos son una exigua minoría y que las denominaciones religiosas que más peso han tenido para llegar a esta ley han sido las evangélicas protestantes, que están sustituyendo rápidamente a las católicas en la defensa de la familia y la vida en la escena política, especialmente desde que Su Santidad, al inicio de su pontificado, nos pidiera a los católicos que no “nos obsesionáramos” con estos asuntos.

Pero el abandono de estas ‘obsesiones’ no se ha traducido en un abandono de posiciones de influencia política para centrarse en asuntos más puramente doctrinales, sino para ser sustituidas por nuevas obsesiones, especialmente la desaparición de las fronteras y la lucha contra el Cambio Climático.

El problema es que este mensaje no ha calado excesivamente en las filas católicas, o no con igual unanimidad. De hecho, en la Italia en periodo preelectoral, el Vaticano y los obispos están librando una guerra cada vez más abierta con el partido que cuenta con un mayor apoyo de los votantes, la Liga de Matteo Salvini.

Carlos Esteban

El dogma y la moral van unidos (Padre Santiago Martín)


Duración 8:23 minutos