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viernes, 9 de noviembre de 2018

James Martin: El Papa nombra obispos ‘gay-friendly’ para cambiar la Iglesia sobre los LGBTI (Carlos Esteban)



El jesuita americano James Martin ha declarado en un encuentro de su orden que el Papa Francisco ha elegido deliberadamente obispos homosexualistas para cambiar la actitud de la Iglesia hacia la homosexualidad.

“… Basta ver lo que ha pasado en los últimos cinco años, desde que Francisco fue nombrado Papa”, señala el padre James Martin en su intervención en el curso del encuentro jesuita Ignatian Family Teach-in for Justice 2018 que se celebra en la capital estadounidense. “Para empezar, los comentarios del Papa Francisco sobre sobre la gente LGBT como “¿Quién soy yo para juzgar?”. Sus cinco palabras más famosas fueron en respuesta a preguntas sobre personas gays, ¿no es cierto? Es el primer Papa, ya saben, en pronunciar la palabra ‘gay’ en una frase”.

Martin sigue a continuación elaborando sobre este, su tema obsesivo, tratando de demostrar a partir de los hechos, palabras y decisiones del Santo Padre que todo apunta a un cambio en la actitud de la Iglesia ante las relaciones homosexuales. 
“Tiene amigos gays, ha hablado de cómo quiere que los gays se sientan acogidos en la Iglesia. Eso es mucho. Además, ha nombrado obispos y arzobispos y cardenales proLGBT, como el cardenal Tobin, arzobispo de Newark que, por ejemplo, celebro una ‘Misa de Acogida’ para los católicos LGBT en su catedral. Eso es una tendencia”.
Una tendencia que Martin juzga “imparable”, animando a sus oyentes a que se identifiquen como ‘católicos LGBT’ para contribuir al cambio. El jesuita también citó como prueba de este cambio el reciente sínodo, supuestamente centrado en la juventud, al que considera “un gran paso hacia adelante”. 

“La semana pasada, por ejemplo, en el Sínodo de la Juventud en el Vaticano, estaban reunidos obispos y expertos de todo el mundo … para hablar sobre los jóvenes. Y se discutieron las cuestiones LGBT más abiertamente que en ningún sínodo anterior”.

“En su documento final, los delegados del sínodo hablaron sobre un acompañamiento a las personas LGBT, sobre escucharles y reconocer la labor de mucha gente en la Iglesia que atiende a esta comunidad”, asegura Martin, aun lamentando que se eludieran las siglas en el texto a causa de, dijo, la oposición de alguna diócesis americana y, sobre todo, del África Subsahariana y la India. Pero, añadió, “en general, la Iglesia ha avanzado en estas cuestiones. La Iglesia está aprendidendo”.

La ‘Ecclesia Docens’ se convierte así en una ‘Ecclesia Discens’ en el discurso de Martin, que apela a sus oyentes para que enseñen a la Iglesia sobre “la experiencia transexual, sobre los estudiantes de género no binario”, y concluye: “Dios os ama, y vuestra Iglesia está aprendiendo a amaros”.

Ahora bien, si todo esto, si la idea de que el pontificado de Francisco y la jerarquía de la Iglesia Universal está avanzando hacia un cambio en la doctrina sobre la homosexualidad, lo desarrolla un comentarista tradicional o uno de esos recursos online que nunca recibirán la certificación oficial, la línea oficial habitual es que se trata de una absurda paranoia de quienes quieren ‘ensuciar’ la imagen del Papa reinante. Por otra parte, se puede alegar que Martin es solo un sacerdote como muchos que da su particular opinión, que no compromete en absoluto la opinión de Roma ni puede considerársele representativo.

Pero no es así. Martin es consultor para las comunicaciones vaticanas y, sobre todo, es un clérigo tenido en suficiente estima por Roma como para, además, haber sido el ponente estrella en el reciente Encuentro Mundial de las Familias celebrado en Dublín, invitado por el obispo Kevin Farrell, responsable del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que prologó el más famoso libro del jesuita, ‘Building a bridge’.

Más curioso aún es que Martin, con las bendiciones de la Compañía de Jesús y, mientras no aparezca una nota condenándolo, la aprobación tácita de la jerarquía eclesiástica, coincida hasta un punto extraordinario con las denostadas tesis desarrolladas por el arzobispo Carlo María Viganò en su explosivo testimonio

En esencia, Viganò denuncia en su famoso texto una infiltración de prelados homosexualistas en la Iglesia, de los que da nombres, y lo que hace ahora Martin es confirmarlo. La única diferencia de peso, a nuestro entender, es que Martin lo celebra y Viganò lo deplora. En cuanto a la reacción de los ‘renovadores’ ante uno y otro testimonio de la deriva de la jerarquía no puede ser más opuesta, lo que resulta muy significativo.

Carlos Esteban

Tras las elecciones, el ‘referéndum’ financiero de los católicos americanos (Carlos Esteban)




Las elecciones intermedias han arrojado un resultado mejor de lo esperado para el presidente de Estados Unidos, pero ahora llega una situación no muy distinta para la jerarquía católica americana: el esfuerzo recaudatorio de donaciones para la Campaña Católica para el Desarrollo Humano, un equivalente a nuestro Domund, que será un verdadero referéndum práctico sobre lo que piensan los fieles de sus prelados.

Llega en noviembre en Estados Unidos, como todos los años, la colecta dominical que su conferencia episcopal destina a la Campaña Católica para el Desarrollo Humano (CCHD), una de las más importantes en la iglesia del país, y este año promete convertirse en un verdadero ‘referéndum’ de los parroquianos sobre la gestión de sus prelados.

La Iglesia no es una democracia, ni debe serlo, pero siempre hay medios para que el ‘sensus fidelium‘, el sentir de los fieles, llegue a una jerarquía cada vez más alejada de su grey y más irresponsable en su gobierno. Uno bastante obvio es el dinero, votar con el bolsillo, igual que se hace en el mercado.

La Iglesia vive de lo que le dan los fieles, y estos no parecen especialmente contentos con las prioridades de su jerarquía tras la ola de escándalos de encubrimiento de abusos sexuales en el clero. Esta campaña puede, pues, decirnos bastante del sentimiento generalizado entre los feligreses. Y, a juzgar por las airadas respuestas que ha cosechado el anuncio desde la cuenta de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos en Twitter, los obispos deberían prepararse para los malos tiempos.

No es que no haya motivos para desconfiar de la CCHD por sí misma, siendo como es un reflejo de las prioridades ideológicas de los obispos norteamericanos. El periodista católico americano resume la opinión de no pocos cuando escribe en Twitter: “CCHD fue fundada por discípulos de Saul Alinsky, y ha sido desde el principio una empresa corrupta e izquierdista”. Alinsky fue un teórico de la subversión revolucionaria que habría de convertirse en inspirador del presidente Barak Obama.

Pero el asunto es más grave que un mero financiar mayoritariamente causas progresistas. Según denuncia el Lepanto Institute en un reciente informe, la CCHD financia, como ha hecho desde el principio, grupos proabortistas y proLGBTI. Durante cinco años consecutivos, de 2012 a 2017, la CCHD proporcionó un total de 280.000 dólares a la Community Alliance of Tenants (CAT), una organización radical implicada en la promoción de la homosexualidad y el aborto. Es dudoso que el feligrés que pone sus dólares en el platillo durante la misa tenga esta finalidad en mente. Y este dinero procede de todas las diócesis, en una campaña en la que la diócesis se queda con una cuarta parte de lo recaudado y deja en manos de la CCHD las tres cuartas partes restantes, para que la distribuya entre grupos como el citado.

O ACORN, un grupo de activistas políticos, poderosísima sociedad pantalla del Partido Demócrata, que tuvo que cerrar en 2010 después de que se hiciera público un vídeo escandaloso. Tras ese y otros escándalos relaciones con ACORN, la conferencia episcopal prometió reformar los criterios con los que la CCHD decidía sus donaciones, pero el informe del Lepanto Institute muestra que se ha hecho poco o nada en absoluto y todo ha quedado en un mero ejercicio de relaciones públicas.

La Iglesia americana ya le está viendo las orejas al lobo de la ruina, después de que algunos de los fondos católicos más poderosos anunciaran su intención de retener las donaciones a la Iglesia hasta que se aclarara satisfactoriamente la cuestión del encubrimiento de abusos. Otra poderosísima sociedad, la Papal Foundation, también parece seriamente perjudicada. Formada por grandes empresarios católicos, en su consejo se sentaban cardenales como McCarrick y estaba hasta esta semana pasada presidida por el ‘tocado’ cardenal Donald Wuerl, arzobispo dimisionario de Washington.

Ahora han puesto a su frente al cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston y responsable de la Comisión Pontificia de Protección a la Infancia, en un desesperado intento de recuperar credibilidad. Pero la Papal Foundation tuvo su propio escándalo, cuando el Papa solicitó una donación extraordinaria de 25 millones de dólares destinados a un instituto dermatológico romano acusado de malversación de fondos y blanqueo de dinero.

Pero ahora no se trata de la respuesta de los ricos, sino del donativo del común, del feligrés de a pie, y ya hay en marcha una campaña espontánea en redes -con la etiqueta #Sayno2cchd- para animar a los fieles a ‘castigar’ la deriva de la iglesia americana negándole el dinero en este esfuerzo de recogida de fondos.

Carlos Esteban

Noticias varias 6 al 9 de noviembre de 2018 (Jesuitas vs focolares, liturgia, mass media, Burke, Schneider, Viganò, Angelelli, ...)




LIFE SITE NEWS

CDL. Burke: Es 'diabólico' para la Iglesia acomodarse a sí misma a la cultura de la muerte

Alabama vota para mantener 'derechos de los no nacidos' en la constitución del estado


IL SETTIMO CIELO

Jesuitas contra Focolares. La beatificación de Chiara Lubich en suspenso

CATHOLIC FAMILY NEWS

San Francisco de Asís y la liturgia romana

ASIA NEWS

KATHOLISCHES

El conflicto entre Fokolares y jesuitas por la beatificación de Chiara Lubich

CORRESPONDENCIA ROMANA

De Mattei habla a los jóvenes: sólo hay una forma de ser feliz (Roberto De Mattei)


Países Bajos: sólo el 6% de los “católicos” asiste a la Misa dominical (Y en esto ha tenido mucho que ver el Concilio Vaticano II)

Llamado del almuédano y kadish judío en la catedral de Malinas

Cardenal Burke: ataques contra Viganò son “totalmente inapropiados”  en referencia a 


IPSI GLORIA

Andrea Tornielli afirma que McCarrick nunca tuvo relaciones homosexuales y… que a Angelelli lo asesinaron

Entre Mao y Perón


Selección por José Martí

Restricciones para Schneider, veto a Burke, presiones en torno a Viganò (Carlos Esteban)





Nada por escrito: esa parece ser la consigna de Roma para evitar problemas de imagen y, sobre todo, impedir toda posibilidad de apelación mientras restringe los movimientos de monseñor Athanasius Schneider, crea el vacío en torno al cardenal americano Leo Burke y presiona a los editores de Aldo Maria Valli para que no publiquen su libro sobre Viganò.
¿Tiene monseñor Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astaná, en Kazijistán, restringida su libertad de movimientos por instrucciones de Roma? Eso afirma el veterano vaticanista Marco Tosatti en su blog Stilum Curiae, donde llega a hablar de ‘arresto domiciliario’.

Schneider es sobradamente conocido por los lectores de Infovaticana como uno de los más claros críticos de la confusión que reina en la Iglesia y, aunque siempre se ha mantenido respetuoso y obediente, ha hablado con valentía sobre cuestiones como el matrimonio, los sacramentos y la moral objetiva en una línea cada vez más alejada de los mensajes ambiguos que llegan de la Curia. Pero, lejos de ser elogiado por esa ‘parresía’, por esa libertad de juicio y opinión a la que a menudo ha animado Su Santidad, está siendo sometido a un paulatino ostracismo eclesial.

Según conoce Tosatti por fuentes cercanas al prelado, Schneider habría recibido la orden verbal del Vaticano para que restrinja sus viajes al extranjero, sin más explicaciones. Cada vez que Schneider quiera salir del país tendrá que pedir permiso al nuncio, que podrá negárselo sin dar explicaciones. La medida se habría tomado la primavera pasada, y se le ha comunicado por instrucciones del secretario de Estado, Pietro Parolin, a través del nuncio en Kazajistán, Francis Assisi Chullikatt. De viva voz, sin documento alguno que pudiera servir a Schneider para apelar, como tendría derecho ante cualquier medida que juzgue injusta, a la Congregación de los Obispos o al Tribunal de la Signatura Apostólica.

Más antigua es la restricción indirecta impuesta, una vez más verbalmente, sin un solo papel con el que se pueda demostrar o al que se pueda apelar, al cardenal americano Raymond Leo Burke. Cuenta el mismo Tosatti que Roma ha hecho llegar a los obispos americanos -una vez más, a través del nuncio- la ‘recomendación’ de que no inviten al cardenal, uno de los dos supervivientes de los cuatro que plantearon sus ‘Dudas’ sobre Amoris Laetitia al Papa, a sus diócesis, no frecuenten su compañía, ni aparezcan en eventos a los que asista el ‘disidente’. En una palabra, que le hagan el más absoluto vacío.
A diferencia de Viganò, estos dos prelados no han pedido nunca la abdicación del Papa ni han revelado secretos pontificios ni han llamado a una revuelta abierta contra la Curia: se han limitado a disentir de una línea pastoral que juzgan confusa y ambigua y solicitar respetuosamente aclaraciones.
En el caso de Burke, estas aclaraciones, referidas a determinados puntos del Capítulo VIII de la exhortación Amoris Laetitia que parecen contradecir la doctrina de la Iglesia en gravísimas cuestiones, se presentaron en la forma tradicional, como misiva firmada por cuatro cardenales en la que se planteaban ciertas preguntas sobre el modo en que había de entenderse la exhortación, las famosas Dubia. Su Santidad no sólo no respondió a la solicitud privada, sino que dio orden a la Congregación para la Doctrina de la Fe para que guardase el mismo silencio. Los cardenales esperaron en vano la respuesta durante tres meses y sólo entonces la hicieron pública. El Papa mantuvo su silencio, y lo ha mantenido hasta hoy.

El mismo silencio que ha guardado ante las graves acusaciones contenidas en el Testimonio Viganò, en este caso un ‘silencio anunciado’ durante la rueda de prensa dada en el avión a su vuelta del Encuentro Mundial de las Familias celebrado en Dublín en agosto. Pocos días más tarde, y tras alusiones obsesivas, pero oblicuas, al Gran Acusador en sus homilías de Santa Marta, el Vaticano anunció que estaba a punto de elaborar una respuesta a las acusaciones. Nunca más se supo, y seguimos sin la anunciada respuesta a principios de noviembre.

Pues bien, el periodista italiano Aldo Maria Valli, una de las personas con las que Viganò consultó la publicación de su testimonio, saca ahora al mercado un libro sobre el caso que publica la editorial Fede & Cultura que, según informa Church Militant, ha recibido fuertes presiones del Vaticano para que limite futuras ediciones del libro

Fede & Cultura confirmó a Church Militant estar sometidos a una “irresistible presión desde dentro de la Iglesia para no publicar nada que arroje una luz negativa sobre el Papa Francisco”. Todo, en fin, muy en la línea de la recomendación del pasado sínodo de que se cree un trasunto del viejo ‘Índice de Libros Prohibidos’ aplicado a Internet, un ‘sistema de certificación’ que ‘castigue’ a los blogs disidentes de la actual deriva ideológica de la Curia.
Carlos Esteban 

El cardenal Zen entregó nueva carta a Francisco advirtiéndole sobre China

Francisco, al Príncipe Federico de Dinamarca: “El medio ambiente es el reto más importante de nuestra era” (Carlos Esteban)



Con la Iglesia sumida en una profunda crisis, sorprende a muchos la obsesión del Papa Francisco por cuestiones ecológicas que no parecen ser de su particular competencia y que están muy alejadas de la misión principal, la salvación de las almas.

No es exactamente una proclamación ‘ex cathedra’ pero, tratándose de Su Santidad llama la atención que entregara un ejemplar de su encíclica Laudato Sì al príncipe heredero de Dinamarca, de visita en Roma, al tiempo que le decía que “el medio ambiente es el reto más importante de nuestro tiempo”, según Catholic News Service. 

¿En serio? ¿Para el sucesor de Pedro, para el Vicario de Cristo, en medio de una crisis de credibilidad a cuenta del encubrimiento de abusos clericales y cuando la fe desaparece a toda velocidad de las sociedades occidentales? ¿Es “más importante” el destino físico de un planeta que, en cualquier caso, está llamado a desaparecer, a diferencia de nuestras almas inmortales?
Quizá hablando con el heredero de una dinastía luterana puede tener sentido que, como jefe de Estado, haga referencia a cuestiones ajenas a la fe y busque un campo común, pese a que no puede ser ajeno al efecto que tienen sus palabras entre su grey, pero, entonces, ¿por qué le entrega una encíclica, es decir, un texto revestido de magisterio católico?

En estos momentos, su preocupación más acuciante parece ser el acceso al agua potable. Ha enviado a la Conferencia internacional sobre la gestión del agua que se celebra en la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma un mensaje en el que dice que la falta de agua potable es “una vergüenza inmensa para la humanidad”.

Pero “la humanidad” no existe, no es un sujeto que pueda pecar, hacer el bien o ser redimido. De algún modo imagino que yo mismo estoy dentro de ese amplio colectivo, y debo reconocer avergonzado mi absoluta falta de vergüenza -no digamos ya de una vergüenza “inmensa”- ante la falta de acceso de agua potable en algunas partes del mundo. Puede indignarme, puede apenarme, pero no me puede hacer sentir avergonzado algo de lo que no soy deliberadamente responsable. ¿Quién lo es, por otra parte? ¿Sabe el Papa qué hay que hacer para paliar el problema, un asunto que se me antoja bastante técnico? Y si son este tipo de asuntos los que absorben su atención, ¿por qué no dedicarse a la política o al voluntariado en lugar de ingresar en el clero?

- Los católicos necesitamos un Papa, con urgencia. Necesitamos un Vicario de Cristo que cumpla la misión que Jesús mismo le encomendó de confirmar en la fe a sus hermanos. No sé si el mundo necesita un nuevo líder; lo dudo, porque es un puesto para el que ya hay demasiados aspirantes. Tampoco sé si Francisco sería la persona adecuada; lo que sé es que no ocupa el cargo adecuado para dirigir el mundo; su responsabilidad es otra, y afecta a las almas. A su destino eterno, en concreto.

- El mensaje inmediatamente anterior trataba, se suponía, de la Doctrina Social de la Iglesia, algo que ya se acerca bastante más a su mandato, aunque dudamos seriamente que sea el más urgente en estos momentos. Y, aun así, parecía más decidido a vender su particular línea ideológica de izquierdas que de aclarar lo que aclara el magisterio en esta materia. Hizo un apasionado llamamiento a un nuevo orden económico y ecológico mundial donde todos compartan los bienes de la Tierra, y no solo los exploten los ricos.

Y está muy bien, quién podría no desear eso. Pero los sistemas políticos que Su Santidad ha dado todos los indicios de preferir no logran eso, sino más bien una igualitaria distribución de la miseria. Expresar un deseo en el que cualquier persona decente puede coincidir no ayuda en absoluto a lograrlo.

Otro asunto que parece obsesionarle es el de la “murmuración”, ya saben, el Gran Acusador y todo eso. La murmuración es, naturalmente, un pecado, pero su insistencia resulta sospechosa cuando coincide con los escándalos que plagan su pontificado y a los que se niega resueltamente a dar respuesta. En su última homilía en Santa Marta volvió a denunciar a quienes “ensucian” la fama de los demás.
“¿Qué hace un gobierno dictatorial?”, se preguntaba retóricamente. “Tomar primero el control de los medios de comunicación con una ley y, a partir de ahí, empieza a murmurar, a ningunear a cualquiera que sea un peligro para el gobierno”. 
¿Les suena a algo? Desde luego, lo que suena es raro después de que el documento final del sínodo ‘recomendara’ crear un sistema de certificación para sitios católicos de información online, como el nuestro. ¿Tomar el control de los medios de comunicación?

Carlos Esteban

jueves, 8 de noviembre de 2018

Catedral de Bélgica transmitirá llamado a la oración islámica durante «concierto de paz»



Consejos vendo que para mí no tengo (9) (José Martí) Del dicho al hecho: Concilio Vaticano II




UNO (1) : Importancia de la razón

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo.html

DOS (2) El discernimiento como amor a la verdad

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_13.html

TRES (3)El Nuevo Orden Mundial y el verdadero Progreso

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_16.html

CUATRO (4) Misión de los sacerdotes y de la Jerarquía: anunciar a Jesucristo. Sólo en Él es posible el reconocimiento de la dignidad de las personas

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_19.html

CINCO (5) Católicos perseguidos y «católicos» bien considerados

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_27.html

SEIS (6) Naturaleza y gracia

http://www.blogcatolico.com/2018/10/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo.html

SIETE (7)Unidad de la Iglesia : ¿Acaso hay dos magisterios?

http://www.blogcatolico.com/2018/10/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_18.html

OCHO (8) Incoherencias a la hora de insultar a otros.

http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-8_6.html

NUEVE (9)Del dicho al hecho: Concilio Vaticano II

http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-9.html

DIEZ (10) (José Martí) Anomalías en la Iglesia

http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-10_16.html

ONCE (11) "Podéis criticarme. No es pecado" -dice Francisco- ... Muy bien: pues atreveos a criticarlo ... y veréis lo que ocurre.

http://www.blogcatolico.com/2018/12/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-11.html

DOCE (12) - Un alto en el camino para reflexionar

http://www.blogcatolico.com/2018/12/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-12.html 



En realidad no es el papa Francisco el máximo responsable de la crisis que padece hoy la Iglesia. Lo que está ocurriendo se remonta a años muy atrás. Ahora, con Francisco, vemos -sobre todo- las consecuencias de algo que estaba larvado durante bastante tiempo. 

Aunque se podía colocar una fecha anterior (posiblemente hacia 1930) sin embargo fue el 8 de diciembre de 1965, fecha en la que finalizó el Concilio Vaticano II, el punto que suele tomarse como referencia y como origen de la crisis actual, pues fue ahí donde se introdujeron, sibilinamente, en bastantes de los documentos del Concilio, las  ideas modernistas que ya habían sido condenadas, de una manera explícita, por el papa San Pío X, en su encíclica Pascendi, a comienzos del siglo XX.

La Iglesia está plagada de modernismo anticristiano, en la propia Curia, y parecería que todo está perdido, pues no hay una rebelión abierta de obispos y cardenales en el sentido de declarar hereje a Francisco: han enmudecido (¡y les han hecho enmudecer a quienes se han ido oponiendo a este Nuevo Orden Mundial masónico que invade el Vaticano!). 

Las famosas frases «La Doctrina no se toca» , «El Concilio Vaticano II sólo es meramente pastoral» , etc., quedan muy bien. Y sin embargo no se corresponden con la realidad que estamos observando. Y, según dijo Jesús y, además, es de sentido común, «por sus frutos los conoceréis» ... ¡y los frutos que se están recogiendo no son buenos! Es un hecho que sí se está cambiando la Doctrina por la vía de los hechos. No se habla de los Dogmas, no se habla de la Doctrina, luego los cristianos desconocen su Fe. Y ¿qué sentido tiene hablar de PASTORAL si no se habla, simultáneamente, del DOGMA? Ambos, Doctrina y Pastoral, deben ir de la mano; y no se pueden separar ... ¡pero se ha hecho! 

Ahí tenemos, por ejemplo, la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia en la que se contradice a Jesucristo en relación a la indisolubilidad del matrimonio, la cual es absoluta en todos los casos, sin excepción: «Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre» ... Por lo visto Jesucristo era rígido. Se cambian puntos del Catecismo como el relativo a la pena de muerte ... Y todo ello sin contar con la inmensidad de disparates doctrinales que han salido de la boca de Francisco y que muchos cristianos consideran que son palabra de Dios: ignoran que la Doctrina Católica no le pertenece al Papa de turno, el cual -para ser un buen Papa- debe mantenerse fiel a la Tradición de la Iglesia y al Magisterio Perenne. 

Los Dogmas, una vez definidos, no evolucionan. No son propios de la época histórica en la que fueron pronunciados. Son dogmas de fe que, como tales, deben de ser creídos, so pena de incurrir en herejía. Puede «evolucionar»  y ganar en profundidad, la comprensión de esos dogmas, pero tales dogmas son verdades definitivas e intocables, debido a su origen divino. Siempre son actuales, pues la verdad no envejece. El Progreso en teología supone la fe en el Dato Revelado. Sin fe no es posible hacer teología. Y son muchos los «teólogos» que no tienen fe, aunque se las den de teólogos. No lo son en tanto en cuanto proclaman herejías que hacen mucho daño al simple pueblo fiel.

¿Que la Doctrina no se toca? ... Bueno, si tenemos ojos para ver y oídos para oír ... y si conocemos las verdades de nuestra Fe y las comparamos con los «dichos» de muchos jerarcas de la Iglesia, incluido el Papa, veremos que no se parecen, prácticamente, nada. Se quiera reconocer o no, los hechos son tozudos. Y éstos indican que se ha producido una ruptura con la Iglesia de siempre. Lo que hoy se contempla no es la Iglesia fundada por Jesucristo, sino otra Iglesia, por llamarla de alguna manera, pues Iglesia sólo hay una ... ¡y no comenzó con el Concilio Vaticano II!

Ésa es la raíz de la crisis actual. Tenemos un antes y un después del Concilio Vaticano II. El «antes» se refiere a la Iglesia tal y como ha existido durante casi veinte siglos. El «después» se refiere a la «Iglesia» que vemos ahora, a la que hemos llegado aplicando dicho Concilio, cuya existencia es tan solo de unos cincuenta años. Francisco se está limitando (¡y no es poco!) a poner en práctica aquellos documentos más conflictivos del Concilio que son los que fueron introducidos por los protestantes y masones, que estaban infiltrados en la Iglesia y cuyo  afán era cambiarla por otra, más «acorde» con los tiempos «modernos», como si la verdad no contara para nada y fuese una mera anécdota histórica.

Puesto que el Modernismo, suma de todas las herejías, como dijo San Pío X, es el causante de la desastrosa situación actual en la Iglesia, eso es lo que debemos combatir los laicos, si queremos mantenernos firmes en la fe y no claudicar ante el mundo, un mundo que odia a Jesucristo y que no se da cuenta de que SÓLO en Él puede encontrar la felicidad que tanto anhela. No hay otra solución. Sin la fe en Jesucristo y en la Iglesia que Él fundó -y se mantiene fiel a cuanto Él dijo- no hay salvación posible para el hombre ... por más vueltas que le demos.

A continuación hago referencia a una serie de artículos de este blog, unos comentados personalmente y otros de autores varios, de gran prestigio, así como a unos pocos libros que, a mi entender, son casi esenciales para entender el porqué hablo así del Concilio Vaticano II.

PERSONALES


Discurso de apertura del Concilio Vaticano II y COMENTARIOS (31 de diciembre de 2013)

El papa Francisco y el Concilio Vaticano II   (José Martí, 14 de febrero de 2017)

Intento de Canonización del CVII (José Martí, 10 de agosto de 2014)






OTROS AUTORES

El concilio anti-dogma  (Germán-Mazuelo, 21 de febrero de 2017)

"Puntos de ruptura" del Concilio Vaticano II con la Tradición de la Iglesia: una sinopsis  (Paolo Pasqualucci, filósofo católico, 14 de abril de 2018)

CONCILIO VATICANO II: El mito de la hermenéutica de la continuidad (ENTREVISTA de Javier Navascués a José María Permuy, 10 de julio de 2017)

LIBROS

Entre los libros más valiosos y bien documentados sobre el Concilio Vaticano II se encuentran:





IOTA UNUM, de Romano Amerio. Estudio sobre las transformaciones de la Iglesia Católica en el Siglo XX (Español) Tapa blanda. (Español) Tapa blanda – Criterio Libros. Madrid, 2003


Cien años de modernismo. Genealogía del Concilio Vaticano II. Padre Dominique Bourmaud. Ed. Fundación San Pío X, 2006

En las aguas turbulentas del Concilio Vaticano II, de Atila Sinke Guimaraes.Colección ELÍ, ELÍ, LAMMA SABACTHANI? Español, 2010. 

Vaticano II, UNA EXPLICACIÓN PENDIENTE. Brunero Gherardini. Ed. Peripecia, 2011

Concilio Vaticano II, una historia jamás contada, de Roberto de Mattei. Biblioteca Homo Legens, 2018 (este último de reciente aparición en español. Original en italiano, año 2010)

José Martí

El juramento contra el modernismo: Plan de acción (Hilary White)



Estamos desgastando la trompeta de Ezequiel.

“Hijo de hombre, habla con tu gente y dile: ‘Supongamos que traigo la espada contra una tierra, y la gente de esa tierra elige a un hombre de entre ellos, nombrándolo a él como su vigilante, y él ve la espada que viene contra esa tierra y toca su trompeta para avisar a la gente. Entonces, si alguien oye el sonido de la trompeta pero no atiende la advertencia, y la espada viene y se lo lleva, su sangre estará sobre su propia cabeza…”
Las personas que escriben sobre la crisis en la iglesia están diciendo lo mismo; mucha gente lo está entendiendo por fin. Lo que realmente necesitamos ahora es un plan de acción.

En los últimos días y semanas hemos empezado a ver una reacción auténticamente católica de un pequeño número de obispos. Hoy escuchamos que un obispo en Kansas ha ordenado a todas las parroquias que restauren la oración a San Miguel, ese instrumento reconocido contra lo demoníaco, al final de cada misa.

Esta es una noticia muy emocionante para los obispos. Pero todavía deja abierta la pregunta de qué pueden hacer los laicos. Ahora que el remanente católico está alerta de la verdadera naturaleza del peligro, es hora de que hagamos algún tipo de plan.

Las cosas parecen haber dado un giro tal en la comprensión general de la magnitud y la naturaleza de la crisis, que cada vez más personas empiezan a ver que no comenzó con este Papa. Es discutible que el aumento de la desconfianza pública hacia el papa Bergoglio y su agenda sea tardía y se base en las prioridades equivocadas. La furia contra él de parte de los católicos proviene de la misma razón que el giro contra él en los principales medios de comunicación. Su connivencia con los escándalos de abuso homosexual que se está demostrando que se remontan a sus días en Argentina no es, en realidad, tan grave como sus implacables ataques a la fe católica misma.

Pero como haya ocurrido, y por muy tardío que sea, el cambio en contra de este pontificado ha llevado a muchos a reexaminar el argumento tradicionalista: que Bergoglio es un producto de la crisis, no su causa. Está empezando, por fin, a ser ampliamente reconocido que este pontificado no es más que el resultado inevitable de la trayectoria en la que ha estado la Iglesia desde 1965. 

Jorge Bergoglio, y la perversión del sacerdocio que él representa, es un producto de los compromisos posconciliares, la acomodación amistosa y la absorción del secularismo, la acomodación con el mundo y la carne que se convirtió en la prioridad institucional después del Concilio Vaticano II y ha llevado a que el diablo tome un control incontestable de la Iglesia. En resumen, la gente está entendiendo que Jorge Bergoglio y sus amigos son el síntoma de la etapa aguda de la enfermedad progresiva, no la enfermedad en sí.

Pero ahora que ya hemos superado la etapa de tener que convencer a la gente de que el punto de vista tradicionalista era el correcto, muchos se preguntan: “¿Qué sigue?” Gran parte de la discusión se ha centrado en cuestiones teológicas y canónicas altamente técnicas; si es posible deponer a un papa, o si un papa puede deponerse a sí mismo, los criterios para determinar con precisión qué constituye una herejía “formal”… y así sucesivamente. Como lo dijo un amigo hace unos días, “todos hemos tenido suficiente de ‘Belarmino esto, Suárez aquello y Cayetanolo otro’…” El simple hecho es que para casi todas estas preguntas son principalmente académicas. Interesantes hasta el momento, pero para la mayoría de nosotros, principalmente, son el equivalente en internet de los argumentos sobre la política en el bar.

La emisión de una corrección formal o la convocación de un concilio ecuménico, imperfecto o no, está más allá de la mayoría de nuestros poderes

Como gente común, tenemos que poner los pies sobre la tierra. No soy un obispo o un cardenal, y probablemente usted tampoco. Entonces, ¿qué está realmente dentro del ámbito de los laicos hacer, concretamente? Probablemente todos hemos tenido suficiente con el recordatorio fácil: “Sólo reza el Rosario”. Ya que muchas, muchas personas que aprietan sus cuentas diarias están en el mismo estado de confusión que las que no lo hacen, tal vez podamos intentar ser más específicos.

Afortunadamente, tenemos un nombre para la enfermedad y un Papa santo que proporcionó la cura

Por fin se reconoce ampliamente que el asteroide que todos hemos estado observando es el Modernismo, la misma “síntesis de todas las herejías” que Pío X intentó detener en la apertura del siglo XX. Una conferencia en Roma patrocinada en junio de este año por el “conservador” LifeSiteNews se centró en el resurgimiento triunfante del Modernismo desde el Vaticano II, identificándolo como la fuente de la crisis; más o menos el núcleo de la posición tradicionalista.

Al informar sobre la conferencia, Dianne Montagna escribió: 
“Imaginemos que las pruebas del pontificado actual, las maquinaciones de los obispos alemanes y las controvertidas declaraciones sobre la homosexualidad del p. James Martin terminaran mañana. Tal vez, por el momento algunos sentirán que Mordor ha sido destruido y la luz del sol y la libertad restauradas en la Comarca, pero la crisis actual en la Iglesia no habría terminado. ¿Por qué? Debido a los pasajes controvertidos de Amoris Laetitia, la propuesta de intercomunión de los obispos alemanes y la dilución de la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad por parte del p. James Martin son solo los síntomas de un problema más profundo. La salud no se restaurará en el Cuerpo místico de Cristo hasta que estos problemas más profundos se identifiquen, aborden y curen”.
El profesor Roberto De Mattei y colegas afines en esa conferencia identificaron la fuente de la crisis como un resurgimiento del modernismo. Con algunas modificaciones leves, es en esencia la misma enfermedad teológica con la que Pío X luchó con tanta ferocidad. La mayoría de los tradicionalistas entienden esto, pero desde este pontificado, y especialmente en los últimos tres meses, muchos de los que nunca se han llamado a sí mismos de esa forma, están llegando a la misma realización.

Diane Montanga de nuevo:
“De acuerdo con los organizadores del simposio de junio, el rechazo de los errores que han penetrado en el Cuerpo Místico de Cristo y el regreso, con la ayuda de Dios, para completar la verdad católica creída y vivida, son las condiciones necesarias para la renovación de la Iglesia”.
Este “extremista paranoico” tenía razón y ahora ha sido vindicado por completo. San Pío X, ruega por nosotros. 

Como explicó De Mattei, el modernismo fue definido por el papa San Pío X para cubrir un conjunto de “errores teológicos, filosóficos y exegéticos” que se remontan al siglo XIX. Los nombró y condenó en la encíclica Pascendi dominici gregis y el decreto Lamentabili sane. El Papa santo luego implementó ciertas medidas disciplinarias destinadas a erradicar lo que en ese momento era principalmente una tendencia entre sacerdotes académicos. Aunque estas medidas parecieron ser efectivas al principio, el modernismo reapareció en los años 30 y comenzó su trabajo infiltrándose en todas las instituciones del mundo católico. Y fue un gran triunfo en el Vaticano II.

De Mattei lo describe como una “síntesis de errores antiguos como el gnosticismo, el pelagianismo y el arrianismo”. La nueva versión, el neomodernismo, en su énfasis en cambiar la doctrina indirectamente al cambiar la práctica, “se ha convertido en una filosofía de la vida y la acción pastoral. Incluso antes de ser una escuela doctrinal”.


Los tradicionalistas como el Profesor De Mattei han sabido durante mucho tiempo que esta ideología anticatólica ha sido completamente aceptada, principalmente a través de una tergiversación deliberada de la Fe, a lo largo y ancho de la Iglesia, entre clérigos y laicos, como un insípido, inodoro pero mortal veneno sistémico introducido en un suministro de agua.

Entonces, volviendo a la pregunta de qué hacer al respecto, como laicos con poco poder para cambiar a los obispos o deponer a los papas, tal vez podamos preguntarnos qué recomienda el mismo Papa santo como remedio

En lugar de sumergirse en las complejidades de la teología, podría ser más útil examinar otro documento de Pío X, un motu proprio publicado en septiembre de 1910 llamado Sacrorum antistitum. Este documento es más famoso por incluir el Juramento contra el modernismo, exigido a “todos los clérigos, pastores, confesores, predicadores, superiores religiosos y profesores en los seminarios filosófico-teológicos” de la Iglesia católica hasta que fue rescindido el 17 de julio de 1967 por la Congregación para La Doctrina de la Fe, con la aprobación del Papa Pablo VI.

Por sugerencia de un sacerdote que conozco que ha dedicado su vida sacerdotal a combatir el modernismo, tal vez podamos examinar el Juramento no con la intención de tomarlo formalmente, sino de crear un programa de acción. Como formato para reexaminar las verdades de la fe católica que los neomodernistas quieren que desaparezcan. Sugeriría que un primer paso en cualquier plan de batalla debe ser una inteligencia precisa. Tenemos que saber muy precisamente lo que están haciendo nuestros enemigos.
Simplemente, si el Juramento fue concebido como el principal instrumento público para combatir esta terrible enfermedad, esta deformación del catolicismo, obviamente es el lugar para comenzar, para señalar el camino hacia una cura. 
Es meramente una destilación de la advertencia del Papa Pío X; El modernismo subvierte el catolicismo por sigilo, modificando definiciones de términos, socavando la noción misma de verdad, pero al mismo tiempo conservando los términos en sí mismos; por “reformulaciones” de doctrinas y “actualización de lenguaje”. 

Utilizando el Juramento como guía, aplicándolo cláusula por cláusula a lo que están haciendo los bergoglianos ahora, se convierte en una cuestión simple de ver a través de sus intentos de ofuscación.

Por ejemplo, uno de los llamamientos más insistentes de los revolucionarios bergoglianos en ambos Sínodos sobre la familia fue una “reformulación” de la enseñanza de la iglesia sobre la homosexualidad. Nos dijeron ad nauseam que la “doctrina no se está cambiando”, pero que era necesario “reexaminar el lenguaje” utilizado para transmitirlo.

Estos son clásicos tropos modernistas, y son refutados y advertidos explícitamente en los pasajes mismos de apertura del Juramento.

- YO… Adopto y acepto firmemente todas y cada una de las definiciones que se han establecido y declarado por la autoridad infalible de la iglesia, especialmente aquellas verdades principales que se oponen directamente a los errores de este día.

Como vemos aquí, en su oración inicial, se mueve el piso por debajo de los revolucionarios que gobiernan actualmente el Vaticano. Dado que el sentido, la naturaleza de una idea se transmite mediante el lenguaje y las formulaciones teológicas son, por necesidad, extremadamente precisas, y dado que estas formulaciones transmiten verdades, realidades establecidas con más firmeza que las leyes de las matemáticas o la física, el intento de “simplemente cambiar el lenguaje” mientras se afirma que retiene el significado, se revela por el aceite de serpiente envenenado que es.

¿Queremos saber en un lenguaje detallado y preciso qué es lo que está mal con el Nuevo Paradigma forzado por los bergoglianos a la Iglesia en este momento? ¿Queremos entender lo que realmente está sucediendo, en lenguaje y términos que los no teólogos y no académicos podemos entender? ¿Queremos entender precisamente cómo estos hombres tan malos están manipulando y distorsionando la Fe?
Una cuidadosa re-lectura del Juramento es muy reveladora. San Pío X inmediatamente enumera las verdades que no sólo deben ser sostenidas absolutamente por todos los católicos, sino que deben expresarse y creerse precisamente en el mismo lenguaje y terminología que siempre han tenido, específicamente con una mente para refutar los “errores de este día” que comúnmente se sostienen:
- Y ante todo, profeso que Dios, el origen y fin de todas las cosas, puede conocerse con certeza por la luz natural de la razón del mundo creado (ver Rom. 1:19), es decir, de las obras visibles de la creación, como causa de sus efectos, y que, por tanto, también puede demostrarse su existencia.

Contraste esto con los repetidos ataques de Bergoglio sobre la noción de que la Fe puede conocerse con certeza, o incluso con el deseo de certeza
“Si uno tiene las respuestas a todas las preguntas, esa es la prueba de que Dios no está con él". Significa que él es un falso profeta que usa la religión para sí mismo. Los grandes líderes del pueblo de Dios, como Moisés, siempre han dejado espacio para la duda. Debes dejar espacio para el Señor, no para nuestras certezas; debemos ser humildes”.
Lea el resto del Juramento y vea cuántos de los tropos estándar de los bergoglianos refuta directamente.

- En segundo lugar, acepto y reconozco las pruebas externas de revelación, es decir, los actos divinos y especialmente los milagros y las profecías como los signos más seguros del origen divino de la religión cristiana y sostengo que estas mismas pruebas están bien adaptadas a la comprensión de todas las épocas y todos los hombres, incluso de esta época.

Bergoglio se ha unido a miles de otros sacerdotes neomodernistas para negar rotundamente los milagros sobrenaturales de Cristo. Produjo un video en mayo de 2013, solo unas pocas semanas después de su elección, en el que negó la naturaleza milagrosa de la multiplicación de los panes y los peces
“Con respecto a los panes y los peces, me gustaría agregar una nueva perspectiva. No se multiplicaron, no, eso no es cierto. Los panes simplemente no llegaron a su fin. Al igual que la harina y el aceite de la viuda que no se agotaron. Cuando se habla de multiplicación, podría confundirse con magia, no. No, no, la grandeza de Dios es tan grande, y el amor que él pone en nuestros corazones, que si deseamos, lo que tenemos no se agotará”. Este ha sido un tema repetido. En otro caso, dijo que “Dios no es un mago que hace las cosas con una varita mágica”.
- En tercer lugar, creo con fe igualmente firme que la iglesia, el guardián y el maestro de la palabra revelada, fue instituida personalmente por el Cristo real e histórico cuando vivió entre nosotros, y que la Iglesia se construyó sobre Pedro, el príncipe de la jerarquía de la iglesia apostólica, y sus sucesores por la duración del tiempo.

- En cuarto lugar, sostengo sinceramente que la doctrina de la fe nos fue transmitida por los apóstoles a través de los Padres ortodoxos con el mismo significado y siempre con el mismo sentido. Por lo tanto, rechazo por completo la tergiversación herética de que los dogmas evolucionan y cambian de un significado a otro diferente del que la Iglesia sostenía anteriormente.

En julio de 2016, el cardenal Christoph Schonborn, identificado por el Papa como el más acreditado intérprete de Amoris Laetitia, dijo que el giro de este documento sobre dar la Sagrada Comunión a los adúlteros no arrepentidos es una “evolución” de la doctrina, basada en las necesidades de los tiempos. 
“En esta esfera de las realidades humanas, el Santo Padre ha renovado fundamentalmente el discurso de la iglesia, ciertamente en la línea de Evangelii gaudium, pero también de Gaudium et spes, que presenta principios doctrinales y reflexiones sobre los seres humanos de hoy que están en una evolución continua. Hay una profunda apertura para aceptar la realidad”.
Una vez que se han entendido los principios del modernismo, que puede ser simplemente mediante un examen cuidadoso del Juramento, todas las maquinaciones de los bergoglianos se vuelven claras, como si uno hubiera iluminado un foco en un nido de cucarachas. 

Use el Juramento para educarse a sí mismo. Sugiero esto como paso uno en un plan para los laicos.Pero dado que los principios del modernismo han sido adoptados por toda nuestra civilización, al interiorizar el Juramento, uno puede, en cierto sentido, inocularse contra la versión en aerosol de la enfermedad. 

Lea el resto y reconocerá muchas de las ideas que el secularismo moderno da por sentado acerca de la religión; es un producto del “sentimiento ciego”; sus ideas son “productos filosóficos”, producto de la mera “conciencia humana”; las ideas religiosas nunca son estáticas, pero pueden y deben cambiar constantemente para mantenerse al día con la evolución humana; que las cosas consideradas como verdaderas por los católicos se contradicen en la historia, que la fe y la realidad objetiva observada por los historiadores y los científicos están en oposición; que un católico educado debe ignorar lo que sabe a favor de su fe:

- También condeno todo error según el cual, en lugar del depósito divino que se le ha dado al cónyuge de Cristo para que lo proteja con cuidado, se ponga una imagen filosófica o producto de una conciencia humana que gradualmente ha sido desarrollada por esfuerzo humano y seguirá desarrollándose indefinidamente.

- En quinto lugar, sostengo con certeza y confieso sinceramente que la fe no es un sentimiento ciego de religión que brota de las profundidades del subconsciente bajo el impulso del corazón y el movimiento de una voluntad entrenada hacia la moralidad; sino que la fe es un asentimiento genuino del intelecto a la verdad recibida al escuchar de una fuente externa. Mediante este consentimiento, debido a la autoridad del Dios supremamente verdadero, creemos que es verdad lo que ha sido revelado y atestiguado por un Dios personal, nuestro creador y señor.

- Además, con la debida reverencia, me someto y me adhiero con todo mi corazón a las condenas, declaraciones y todas las prescripciones contenidas en la encíclica Pascendi y en el decreto Lamentabili, especialmente en lo que se conoce como la historia de los dogmas.

- También rechazo el error de quienes dicen que la fe de la Iglesia puede contradecir la historia, y que los dogmas católicos, en el sentido en que ahora se entienden, son incompatibles con una visión más realista de los orígenes de la religión cristiana.

- También condeno y rechazo la opinión de aquellos que dicen que un cristiano bien educado asume una doble personalidad: la de un creyente y al mismo tiempo de un historiador, como si estuviera permitido que un historiador sostuviera cosas que contradicen la fe del creyente, o estableciera premisas que, siempre que no haya una negación directa de los dogmas, conduzcan a la conclusión de que los dogmas son falsos o dudosos.

- Del mismo modo, rechazo el método de juzgar e interpretar la Sagrada Escritura que, al alejarse de la Tradición de la Iglesia, la analogía de la fe y las normas de la Sede apostólica, acoge las tergiversaciones de los racionalistas y sin prudencia ni restricción adopta la crítica textual como la única y suprema norma.

- Además, rechazo la opinión de aquellos que sostienen que un profesor que da una conferencia o escribe sobre un tema histórico-teológico debe dejar de lado cualquier opinión preconcebida sobre el origen sobrenatural de la Tradición católica o sobre la promesa divina de ayuda para preservar toda la verdad revelada para siempre; y que luego deben interpretar los escritos de cada uno de los Padres únicamente por principios científicos, excluyendo toda autoridad sagrada, y con la misma libertad de juicio que es común en la investigación de todos los documentos históricos ordinarios.

- Finalmente, declaro que me opongo completamente al error de los modernistas que sostienen que no hay nada divino en la tradición sagrada; o lo que es mucho peor, digamos que hay, pero en un sentido panteísta, con el resultado de que no quedaría nada más que este sencillo hecho simple, uno que debe ponerse a la par con los hechos comunes de la historia: el hecho, a saber, que un grupo de hombres por su propio trabajo, habilidad y talento han continuado a través de los tiempos posteriores una escuela iniciada por Cristo y sus apóstoles.

- Sostengo firmemente, entonces, y mantendré en mi aliento moribundo la creencia de los Padres en el carisma de la verdad, que ciertamente está, estuvo y siempre estará en la sucesión del episcopado de los apóstoles.

El propósito de esto es, entonces, no que el dogma se pueda adaptar de acuerdo con lo que parece mejor y más adecuado para la cultura de cada época; más bien, para que la verdad absoluta e inmutable predicada por los apóstoles desde el principio nunca se pueda creer que sea diferente, nunca se puede entender de otra manera.

- Prometo que mantendré todos estos artículos de manera fiel, total y sincera, y los protegeré intactos, sin desviarme de ellos ni en la enseñanza ni de ninguna manera ni en la palabra ni en la escritura. Así lo prometo, esto lo juro, así que ayúdame Dios…

(Traducido por Rocío Salas. Artículo original)

Hilary White