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martes, 1 de diciembre de 2015

Discurso de clausura del Sínodo -8 (Análisis crítico)


Y continúa diciendo el Papa acerca del Sínodo de la Familia:

- Significa haber intentado abrir los horizontes para superar toda hermenéutica conspiradora ...

Bueno, como sabemos, la palabra hermenéutica significa interpretación. Una verdadera interpretacion de la Biblia debe de estar siempre a favor de la Verdad y a favor de la Misericordia de Dios (ambas). Y así ocurre, como debe de ser, el adjetivo "conspiradora" que se le añade al sustantivo "hermenéutica" no tiene ningún sentido [el que busca la Verdad no conspira contra nadie] ... a menos que de lo que se trate sea de cambiar la ley de Dios y sustituirla por leyes meramente humanas.

Claro que, de ser así, entonces la conspiración vendría del lado de los que quieren cambiar esa Ley ... y no del lado de los que quieren mantenerse fieles a la Ley, porque es preciso repetir, una y otra vez, que la Ley de Cristo, que es de la que estamos hablando, es una Ley de Amor ... ¡es muy diferente y se encuentra en las antípodas de la que practicaban la mayoría de los fariseos del Antiguo Testamento, los cuales fueron recriminados por Jesucristo por atenerse estricta y rigurosamente a la ley de Moisés y transformar la Religión en una serie de preceptos impracticables, que ellos mismos no cumplían, sin caer en la cuenta que "el sábado fue hecho para el hombre y no el hombre para el sábado" (Mc 2, 27).

No se pueden comparar estas Leyes. Los cristianos nos regimos por la Ley de Cristo, que fue quien llevó la ley de Moisés a su plenitud. Ahora no nos referimos a la ley de Moisés ... una ley, por otra parte, cuya correcta interpretación es la que le dió Jesús, quien dijo: "No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirla sino a darle cumplimiento" (Mt 5, 17).

Se dice en el Evangelio de san Lucas que "un doctor de la Ley le dijo a Jesús para tentarle: 'Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?' (Lc 10, 25). A esta pregunta Jesús le contestó con otra pregunta: "¿Qué ésta escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?" (Lc 10, 26). Y la respuesta del doctor de la Ley fue la correcta: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a tí mismo" (Lc 10, 27). No pudo haber respondido mejor, pues Jesús le dijo: "Has respondido bien: haz eso y vivirás" (Lc 10, 28).

En el Antiguo Testamento ya estaba incoado aquello que, en Jesucristo, fue llevado a su plenitud. Ésta fue la ocasión en la que Jesús, a la pregunta que, para justificarse, le hizo después el doctor de la Ley acerca de quién era su prójimo, le contestó con la hermosa, magnífica e inigualable parábola del buen samaritano, que todos conocemos (Lc 10, 30-37).

De manera que los auténticos "fariseos" de hoy en día (en el sentido peyorativo de esta palabra) son los que se escudan en que ellos se dedican a ejercer la misericordia con los demás ... con la salvedad de que lo hacen saltándose la Ley de Cristo. Falsa misericordia es ésta que no respeta la Ley de Dios. Nadie es más misericordioso que Jesucristo.

No hay tal "hermenéutica conspiradora" que haya que superar ni hay que abrir nuevos horizontes. Los horizontes ya están dados y en cuanto a la hermenéutica no hay nada nuevo que interpretar: la palabra de Dios acerca de la indisolubilidad del matrimonio no admite interpretaciones ni horizontes: "Serán dos en una sola carne" (Mt 19, 5). "Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre" (Mt 19,7). "Cualquiera que repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, adultera" (Mc 10, 11-12).

¿Qué interpretación pueden admitir estas palabras cuando han sido pronunciadas por Jesucristo y que poseen una claridad meridiana? Imposible tergiversarlas, so pena de actuar en contra de la Ley de Dios. Y no olvidemos que estamos hablando de una Ley de Amor. Las Leyes de Dios han sido así establecidas para nuestra verdadera felicidad y no para fastidiarnos.

Un cristiano -y mucho menos si es un pastor, es decir, un sacerdote, un obispo y, mucho menos, el Papa- no puede, en recta conciencia, saltarse estas Leyes ... aduciendo, para ello, la misericordia y la comprensión ... Esto es pernicioso y es una tentación diabólica. Y esto es justamente lo que quieren imponer y abogan por la teoría del "caso por caso" en el matrimonio, aduciendo, para ello, "razones pastorales".


Éstos son los auténticos fariseos actuales que, por otra parte, pasan como buenos y "comprensivos" ante el común de la gente ... considerando a los que cumplen la Ley de Cristo como gente sin entrañas y chapadas a la antigua, como si el Mensaje Evangélico -y Jesús mismo, que es Dios- fuera cosa del pasado, siendo así que es plenamente actual.


Y en cuanto a comprensión y a misericordia ninguno de los que tanto hablan de esa misericordia, alejándose -para ejercerla- de la Ley de Dios y de la Verdad ... ninguno, repito, le llega a los talones a Jesucristo.

No es Dios quien debe acomodarse al pensamiento falaz y engañoso de los hombres sino que son éstos quienes tienen que aceptar, en plenitud, la palabra de Dios que se reveló, de una vez por todas y para siempre, en Jesucristo.
 


[Puede releerse la entrada anterior de esta serie de comentarios acerca del Discurso del Papa posterior al Sínodo; lease el blog anterior]


... o un cierre de perspectivas para defender y difundir la libertad de los hijos de Dios, para transmitir la belleza de la novedad cristiana, a veces cubierta por la herrumbre de un lenguaje arcaico o simplemente incomprensible.


Durante casi dos mil años la Iglesia ha utilizado ese lenguaje "arcaico" e "incomprensible" al que se refiere el papa Francisco. Y ha dado como fruto sabroso los santos de los que ahora nos gloriamos. Precisamente fue Jesús quien dijo: "Que vuestro modo de hablar sea: "Sí, sí"; "no, no". Lo que exceda de esto viene del Maligno" (Mt 5, 37). 


De manera que es justamente al revés. El lenguaje arcaico e incomprensible es precisamente aquel que es utilizado de modo ambiguo, de manera tal que los fieles no saben a qué atenerse. Y, de hecho, cada cual lo interpreta a su propio gusto. Ése es el lenguaje incomprensible, porque no dice nada. 

¿Cómo es posible que, después del Sínodo, y a raíz de la "relazione" cardenales diferentes interpreten los resultados a los que se ha llegado de manera tan distinta? ... ¡pues porque adolece de falta de sencillez! Porque no llama blanco a lo blanco y negro a lo negro. Y así cada cual saca las conclusiones que quiere. Esto no es edificante. Y desde luego no es conforme a las enseñanzas de Jesucristo. Él no se andaba con medias verdades que son medias mentiras ... o sea, mentiras, en definitiva. La verdad debe de ser expuesta con claridad, sin ambigüedades de ninguna clase y no dar lugar a tantos malos entendidos como se están dando.

Son infinidad los ejemplos que se podrían poner. De modo que he seleccionado sólo uno para esta entrada, en la que podemos ver que el santo Padre no tiene claro si una luterana puede o no recibir la sagrada comunión: ¡Y estamos hablando del Papa, que es la máxima autoridad de la Iglesia! ... Un niño pequeño sabría que la respuesta es negativa, porque los luteranos no creen en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía ... ¿Entonces? ... El problema en el que nos encontramos los católicos de hoy es realmente serio, muy serio:


Duración 3:30 minutos



(Continuará)