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jueves, 15 de marzo de 2018

FEMINIDAD O FEMINISMO (2 de 2) (Padre Alfonso Gálvez)






El problema preferido por el Feminismo para esgrimirlo como arma en cuanto a la identidad de la mujer en relación al varón, gira en torno a la pretendida sumisión al esposo. Para el Feminismo la obediencia de la mujer supone una flagrante discriminación por su parte con respecto al varón.

La Doctrina Católica al respecto es la derivada de las exigencias de la propia Naturaleza, las cuales a su vez no son sino el reflejo del Plan de Dios para el hombre. Así lo ha creído siempre la Humanidad durante milenios, y así se ha admitido durante siglos y siglos..., hasta la llegada de las nuevas ideologías progresistas (masónicas y comunistas). La Doctrina Católica sobre el tema tiene como fundamento la creencia universal de la Humanidad y, en último término, las normas establecidas por Dios acerca del funcionamiento de la Naturaleza que Él mismo ha creado. Las nuevas teorías progresistas tienen como fundamento la autoridad de las modernas ideologías correspondientes, a cuya cabeza figuran pensadores de la talla de quienes militan a la cabeza de el PSOE y de Podemos, universalmente conocidos en los círculos intelectuales internacionales.

La Doctrina Católica sobre el tema está contenida en la Biblia y la expone claramente el Apóstol San Pablo: El marido es la cabeza de la mujer, así como Cristo es Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo.[1] Es evidente que sobre alguien tenía que recaer la autoridad en la institución familiar. Y continúa el Apóstol: Pues como la Iglesia está sujeta a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo.[2]

Sin embargo, para el Apóstol San Pablo esta sumisión de la mujer al esposo nada tiene que ver con una actitud humillante: Maridos: amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a Sí mismo por ella... Así deben los maridos amar a sus mujeres como a su propio cuerpo. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama, pues nadie aborrece nunca su propia carne, sino que la alimenta y la cuida, como Cristo a la Iglesia.[3]

Según lo cual y en reciprocidad, la actitud del marido con respecto a su esposa es la de amarla y entregarse a sí mismo por ella. Ni más ni menos que como Cristo lo hizo con su Iglesia: entrega e inmolación por amor.

Por eso dice también en otro lugar que la gloria del varón es la mujer,[4] y añade: Ni la mujer sin el varón ni el varón sin la mujer, en el Señor.[5]

Lo que hubo en la mente del Creador desde el principio no fue una idea de dominio por parte del esposo y una actitud de sumisión por parte de la esposa sino todo lo contrario: paridad, igualdad en dignidad, y una unión de dos en el amor tan íntima (tan distanciada de una diferenciación) como que habrían de ser ambos una sola carne. Dijo Dios:

Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre. Y se adherirá a su mujer. Y vendrán a ser los dos una sola carne.[6] Así que en la unidad de una sola carne.

Lo que subyace en realidad en el fondo de la creencia del Feminismo, según la cual la actitud de sumisión de la mujer con respecto al marido es humillante y lleva consigo una discriminación, supone en realidad un desprecio a las virtudes cristianas, y más concretamente a la de la obediencia. Incluso una mayor atención al fondo del problema nos conduciría hasta el pecado cometido al principio de los tiempos, el cual no es otro que el de la soberbia.

Vamos a refutar la falsedad y el profundo fondo de maldad de la creencia feminista. No sin antes consignar una importante nota introductoria:

Siendo la Virgen María Madre de Cristo y Madre de la Iglesia, de ahí que haya de ser considerada también Madre de todos los cristianos. Teniendo en cuenta que el sentido sobrenatural supone aquí una vinculación mucho mayor que la que sería propia de lo puramente natural o carnal. Por lo que su persona y sus virtudes han de ser reconocidas como ejemplo y norma para todos los cristianos, tanto varones como mujeres.

Sin embargo, su condición de mujer es un elemento determinante y decisivo para el sexo femenino, por más que esa circunstancia acostumbre a pasar desapercibida.

Ella es el modelo perfecto al que una mujer puede y debe mirar, lo cual significa la posibilidad de aprender el mejor modo de vivir las virtudes de la existencia cristiana. Realizándolo al modo de mujer o, dicho de otra manera, tal como debe hacerlo una mujer. Conclusión basada en el hecho de que el carácter y la psicología femeninos son distintos del carácter y la psicología masculinos, aparte de las diferentes tareas, menesteres y oficios que son propios de cada uno de los sexos.

La obediencia ha sido alguna vez considerada como una de las virtudes pasivas (obediencia, docilidad, humildad, sencillez, ingenuidad, pureza, simplicidad, entereza o capacidad de sufrimiento, etc.), sin caer en la cuenta que en realidad no existen virtudes pasivas. El verdadero significado del vocablovirtus, es el de fuerza. Y no es poca la que se necesita, junto a una gran capacidad de heroísmo y abundante generosidad de corazón, para practicar las virtudes cristianas. Y ya puestos a decirlo todo, para la de la obediencia.

Pero aun admitiendo, por hipótesis, la particularidad específica de esta especie de virtudes en cuanto a su pretendido carácter de pasividad, tal cosa no haría sino conducirnos al descubrimiento de un encanto peculiar propio de estas virtudes y que es tan seductor como desconocido. Encanto caracterizado, a su vez, por su capacidad para provocar y atraer sobre sí una extraordinaria energía: La fuerza se perfecciona en la flaqueza, decía el Apóstol San Pablo (2 Cor 12:9), además de una lluvia de bendiciones. Así resulta que la pretendida debilidad es capaz de contener maravillosas virtualidades, las cuales a su vez pueden ser actualizadas en un caudal de gracias y de inmensas posibilidades, cuya comprensión y alcance escapa a las posibilidades del conocimiento y de los sentimientos humanos (Mt 11:25; Lc 10:21).

Quienes atribuyen a la obediencia un carácter de pasividad, o de humillante sumisión, desconocen la grandeza de ánimo y el heroísmo necesarios para practicarla. Pronto veremos que tal atribución anda lejos de tener sentido. Aparte del hecho reconocido, según el cual la caridad es la reina y el aval de las demás virtudes, hasta podría decirse que la obediencia destaca sobre todas ellas.

Atribuirle en cambio, como hace el Feminismo, un carácter discriminatorio cuando se trata de ser la mujer quien la practica, o lo que es peor, de humillación y bajeza, supone una ignorancia absoluta sobre una serie de cosas fundamentales: acerca de Dios, de la naturaleza humana, de la vida, de la verdad, de la rectitud, de la naturaleza de las cosas, del mundo en el que vivimos y hasta del ejercicio del sentido común. Pero si tal actitud, como generalmente suele suceder, rebasa el estado de ignorancia y proviene de un sentimiento más profundo, es obligado entonces suponer que responde a un voluntario retorcimiento de la realidad provocado, en último término, por un corazón dominado por la maldad.

Para comprender lo que significa la obediencia, junto a la alta dignidad que otorga a quien la practica, es necesario contemplar a Jesucristo. Una vez realizada la Encarnación, viviendo ya como verdadero Hombre entre nosotros y como uno de nosotros, conviene recordar que la Escritura dice de Él que aun siendo Hijo, aprendió por los padecimientos la obediencia.[7] De manera que, según la Escritura, como Hombre verdadero al fin y al cabo, tuvo necesidad de aprender la obediencia. Tal como los hombres llegan también a aprenderla y a hacerla parte de su vida, a saber: a costa de los propios padecimientos. De esta forma quedan claramente establecidos el carácter de virtud fuerte propio de la obediencia, de una parte. Y la necesidad de un corazón generoso y grande, bien repleto de entereza de ánimo, en aquéllos que se atreven a emprender la aventura de practicarla, de otra. Bien difícil sería reconocer en esta virtud el aire de bajeza que el Feminismo pretende asignarle cuando es la mujer quien la practica.

Teniendo en cuenta que la voluntad divina de Jesucristo es idéntica y una con la del Padre, el texto de los Hebreos viene a subrayar indirectamente el carácter humano de su voluntad como Hombre. De hecho existen dos voluntades en Jesucristo, divina y humana, frente a las teorías propugnadas por el monotelismo. Pero al mismo tiempo también queda abierto el camino para llegar a conocer las posibilidades de grandeza a las que la voluntad humana, animada por la gracia, es capaz de llegar. Aun en el estado actual de naturaleza caída, una vez que la voluntad del hombre ha sido restaurada, ayudada y elevada por la gracia, se convierte en la fuente segunda del estado más sublime al que el hombre podría aspirar, que no es otro que el de la santidad. La voluntad humana, a su vez, es la facultad del alma a la que ha sido concedido el don de responder con un Sí consentido al ofrecimiento de amor que Dios libremente le hace.

Según lo contenido en este texto de la Carta a los Hebreos, la virtud de la obediencia, a fin de ser practicada debidamente, necesita de una cierta ascesis y ejercicio de entrenamiento. Es la única virtud de la cual se dice que ha de ser aprendida.[8] En lo que respecta a la inmolación, fundamento de la virtud de la obediencia, parece más difícil para la creatura humana el acatamiento de la voluntad que el de la inteligencia. En todo caso, si bien se examina, todo sucede como si el voluntario sometimiento de la inteligencia necesitara previamente la sumisión de la voluntad.

El punto clímax de la heroicidad de Jesucristo en cuanto a su obediencia, aparece claramente en el momento de la Agonía del Huerto: Padre mío, si es posible, aleja de mí este cáliz; pero que no se haga tal como yo quiero, sino como lo quieres tú.[9] Jamás podrá darse un acto de obediencia de tamaña perfección y de tan elevado heroísmo. Supuesta la profundidad del conocimiento de la malicia del pecado por parte de Jesucristo, la negación de su propia voluntad para someterse a la del Padre (Jn 4:34) en la insondable generosidad de su Corazón humano, supone un nivel de inmolación imposible de ser entendido por el hombre. Decididamente, para un Corazón enteramente ajeno a otros latidos que no sean los animados por la Pura Inocencia y el Perfecto Amor —aunque conocedor al mismo tiempo de la infinita malicia del pecado—, el hecho de cargar con la culpa de toda la miseria humana acumulada a través de milenios, es algo cuya comprensión jamás llegará a ser agotada en profundidad por la creatura.

Según la Carta a los Hebreos, el Verbo se hizo Hombre y vino al mundo a través de un acto de obediencia (Heb 10:9) y dispuesto a ejercerla hasta el fin. Aunque el texto que expresa mejor la voluntad de Jesucristo de llegar al ápice de la inmolación, a través de la suma obediencia, está contenido en la Carta dirigida por el Apóstol San Pablo a los fieles de Filipos: Mostrándose igual que los demás hombres, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.[10] Donde cabe destacar separadamente los elementos contenidos en la declaración:

a) Aceptó para Sí mismo la obediencia.

b) En grado de inmolación total, hasta la muerte.

c) Y muerte de patíbulo.

La obediencia de Jesucristo no es una virtud más, vivida hasta la perfección. Supone un punto fundamental en su existencia, del cual dependía además nuestra salvación. Por otra parte, es la epiphania o mostración (de–mostración) más contundente de un acto de amor perfecto. Si tal amor supone, como así es, la entrega en totalidad a la persona amada, la condición indispensable para llevar a cabo tal donación, y lo primero a entregar y rendir, es la propia voluntad.

Aún antes que la inteligencia. No es presumible que la Virgen al pie de la Cruz, testigo principal y la persona más ligada a la muerte de su propio Hijo Jesús, comprendiera en totalidad los designios del Padre. Pero indudablemente, y en momentos en los que una espada de dolor atravesaba su alma, aceptó plenamente los caminos de Dios que condujeron hasta la muerte del Hijo que Ella misma había dado a luz y que reconocía como a su Dios. Otro caso patente en el que la voluntad ha obligado a arrodillarse a la inteligencia.

Otro importante texto de la Carta a los Hebreos es fundamental en este punto: Por eso, al entrar en el mundo, dice: "Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo; los holocaustos y sacrificios por el pecado no te han agradado. Entonces dije: Aquí vengo, como está escrito de mí al comienzo del libro, para hacer, oh Dios, tu voluntad".[11] Donde, según el texto, los sacrificios y ofrendas quedan desplazados para ser sustituidos por otro sacrificio más perfecto: el de la voluntad, mediante la rendición de la obediencia. Con lo que nos encontramos, una vez más, con el fundamento al cual vuelve una y otra vez la Revelación. El acto más perfecto a realizar por un ser racional es el del amor. El cual no es otra cosa que la oblación de la propia voluntad (que lleva consigo todo el ser de la persona que ama) a la persona amada. Así pues, lo más sublime y digno de destacar en la obediencia radica en el hecho de que, en último término, es un acto de amor.

En cuanto a la Mujer, no debe olvidarse que el punto de partida y fundamental de la Historia de la Salvación, cual es la Encarnación del Verbo, dependió de un perfecto acto de obediencia llevado a cabo por una mujer. Ante el anuncio y el requerimiento del Ángel, recabando de parte de Dios su consentimiento, la joven virgen de Nazaret respondió con las palabras que dieron paso a la realidad del Dios hecho Hombre y su presencia entre nosotros: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.[12]

Fue el momento que cambió la Historia para siempre. Cuando aquella humilde y desconocida muchacha de Nazaret, no solamente otorga su absoluta conformidad a lo que se le propone, sino que no se considera disminuida al calificarse a sí misma como esclava del Señor.[13]

Tal acto de obediencia iba a suponer una íntima participación en el destino de inmolación de su Hijo. El cual culminaría para Ella, a través del cumplimiento de la voluntad de Dios no siempre comprendida pero en todo momento aceptada, en la espada de dolor que le atravesaría el alma al pie de la Cruz, tal como años antes le había sido anunciado por el anciano Simeón (Lc 2:35). No es de suponer que la Virgen entendiera en el momento de la Anunciación el plan de Dios en todas sus derivaciones. Aunque sí que podemos considerar, como algo absolutamente cierto, que Ella personalmente no trató de descartar ni una sola de las eventualidades, quizá no siempre agradables pero que seguramente iban a ocurrir. La expresiónhágase en mí según lo que me has dicho significa una rendición total, completa e incondicional, a lo que pudiera disponer Aquél cuyos caminos son absolutamente incomprensibles e impredecibles (Ro 11:33).

Ante todo lo dicho, podemos considerar establecida una doble conclusión: En primer lugar está el hecho de que la virtud de la obediencia significa un hito importante y absolutamente decisivo en la Historia de la Salvación. En segundo término, es de notar la particularidad de que fue precisamente a una mujer a quien se le otorgó el papel de practicar tal virtud en perfección y de modo determinante, mediante la aceptación también de las consecuencias que tal comportamiento pudiera acarrear. Sin olvidar tampoco el peso de la terrible e inimaginable responsabilidad que recayó sobre aquella mujer. En definitiva, fue una representante del sexo femenino la que, mediante su obediencia, contribuyó especialmente a la Redención de la Humanidad, aplastando de esa manera, enteramente y para siempre, la cabeza de la Serpiente (Ge 3:15).

Así las cosas, una vez establecido, como ya hemos visto, que estamos ante una virtud propia de almas fuertes y con entereza de corazón, resulta incomprensible, además de absurdo, que el Feminismopretenda desterrar la obediencia y la sumisión del horizonte existencial de la mujer, como si de algo denigrante y humillante se tratara. Cuando lo que consigue en realidad esa ideología es privar a la mujer de algo que habría de servir de corona a su condición de sexo femenino, dado que es una de las perlas más preciadas que Dios ha querido otorgarle.

Así se explica que Dios haya concedido a la Mujer una condición especial en lo que se refiere a la virtud de la Fortaleza. La condición de sexo débil, que suele atribuirse a la Mujer, no es sino otro de losinventos del varón referidos a ella. Es seguro, por supuesto, hablando de un modo general, que la mujer esfísicamente más débil que el varón. Pero sólo físicamente, habida cuenta de que, en último término, no es la fuerza lo mejor ni lo más importante a valorar, puesto que la fortaleza física no es precisamente el don que distingue al animal racional como superior a los animales irracionales. Sin embargo, es cosa bien conocida, por lo que hace a una consideración psíquica o entereza de alma, que la mujer es muy superior al varón. Lo prueba el hecho innegable de su gran capacidad de resistencia ante el sufrimiento y la multitud de contratiempos que la vida presenta, a saber: enfermedades, dolores, fracasos, resistencia y paciencia ante las vejaciones e injusticias, etc. Sería inútil negar lo que cualquier hombre ha experimentado alguna vez, en sí mismo o en otros; cual es la mayor capacidad de resistencia y fortaleza de la mujer ante las enfermedades en comparación con la mayor debilidad del varón. Por no hablar de la multitud de sufrimientos y sinsabores, afrontados normalmente con enorme paciencia y reciedumbre, que lleva consigo la maternidad y la educación de los hijos.

Ya dijimos al principio de este Estudio que solamente íbamos a tratar por ahora, con respecto al problema del Feminismo, el aspecto de la sumisión de la mujer al varón en el matrimonio. Quedarían muchos aspectos por estudiar en relación con la excelsa dignidad de la Mujer: como madre, como educadora de sus hijos, como confortadora, compañera y ayuda para su esposo, como ejemplo de fortaleza y de inmolación para el varón, etc.

Claro que hablarle de estas cosas a la Sociedad moderna sería hablarle en chino. Cuando en una Sociedad como la española actual, se contempla a los Obispos que la dirigen espiritualmente defendiendo el Feminismo, o al Presidente del Gobierno luciendo orgullosamente signos de adscripción a esta misma ideología, es la señal clara de que esta Sociedad ha llegado al colmo de su degradación. Habría que buscarla en el fondo de una hedionda letrina, por dura que parezca esta apreciación.



Alfonso Gálvez


[1] Ef 5:23.

[2] Ef 5:24.

[3] Ef 5: 25–29.

[4] 1 Cor 11:7.

[5] 1 Cor 11:11.

[6] Ge 2:24.

[7] Heb 5:8.

[8] También las virtudes infusas han de ser practicadas para madurar al ritmo de la vida de quien las recibe. Pero la obediencia parece requerir un cierto nivel de profundidad en cuanto a la propia negación o inmolación de quien la ejerce. De ahí la necesidad de un elevado grado de madurez y fortaleza en el sujeto obediente. En suma, tal como venimos diciendo, una virtud para almas fuertes.

[9] Mt 26:39; Mc 14:36.

[10] Flp 2: 7–8.

[11] Heb 10: 5–7.

[12] Lc 1:38.

[13] La voz griega δούλη (Lc 1:38), que es la que contiene el texto, significa literalmente esclava, o en todo caso, hembra esclava.

IDEOLOGÍA DE GÉNERO vs FAMILIA por Alberto Bárcena


Duración 56:57 minutos

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miércoles, 14 de marzo de 2018

El doble "prejuicio tonto". El texto íntegro de la carta de Benedicto XVI





La oficina de prensa de la Santa Sede no difundió el texto íntegro de la carta enviada el pasado 9 de febrero por Benedicto XVI al prefecto de la Secretaría para la Comunicación, monseñor Dario Edoardo Viganò.

Pero Viganò la leyó (ver foto) en ocasión de la presentación a la prensa de la colección "La teología di papa Francesco", editada por la Libreria Editrice Vaticana y compuesta por once opúsculos, de distintos autores, sobre varios aspectos del magisterio escrito y oral del actual pontífice.

La carta está fechada el 7 de febrero y es la respuesta a una carta anterior de Viganò del 12 de enero. Pero puesto que ha sido dada a conocer la tarde del 12 de marzo, vigilia del quinto aniversario de la elección a Papa de Jorge Mario Bergoglio, ha llegado al gran público como si fuese una especie de "voto", más que bueno, dado por Benedicto a su sucesor al término de su primer quinquenio.

Para favorecer esta interpretación está también el comunicado de prensa difundido en la ocasión por el mismo Viganò, quien citó de la carta sólo el segundo y el tercer párrafo.

Pero en ellos Benedicto descarta no uno, sino un doble “prejuicio tonto”, tanto el que afirma que Francisco sería “solamente un hombre práctico privado de una particular formación teológica o filosófica”, como el otro según el cual él mismo, Joseph Ratzinger, sería "únicamente un teórico de la teología que habría comprendido poco de la vida concreta de un cristiano actual".

Benedicto reconoce en Francisco lo que es innegable: que ha tenido una profunda “formación” en teología y filosofía. Así como reconoce una “continuidad interior” entre los dos pontificados, donde el adjetivo "interior" vale al menos en cuanto al sustantivo “continuidad”, dadas “todas las diferencias de estilo y de temperamento".

Y luego está ese parágrafo final, omitido en el comunicado de prensa en el que Ratzinger, con sincero candor, da pruebas de su finísima veta irónica. Hay que leerlo, y quien quiera entender que entienda.

A continuación, entonces, el texto íntegro de la carta, desde el encabezado hasta la firma final.

*

Benedictus XVI

Papa Emeritus

Reverendísimo

Mons. Dario Edoardo Viganò

Prefecto de la Secretaría para la Comunicación

Ciudad del Vaticano

7 de febrero de 2018

Reverendísimo Monseñor,

Le agradezco su cortés carta del 12 de enero y por regalo adjunto de los once opúsculos editados por Roberto Repole.

Aplaudo esta iniciativa que quiere oponerse y reaccionar contra el tonto prejuicio, según el cual el papa Francisco sería solamente un hombre práctico privado de particular formación teológica o filosófica, mientras que yo habría sido únicamente un teórico de la teología que habría comprendido poco de la vida concreta de un cristiano actual.

Los opúsculos muestran, con razón, que el papa Francisco es un hombre de una profunda formación filosófica y teológica, y por eso ayudan a ver la continuidad interior entre los dos pontificados, aunque con todas las diferencias de estilo y de temperamento.

Pero no me siento a escribir sobre ellos una breve y densa página teológica, porque en toda mi vida ha sido siempre claro que he escrito y me he expresado solamente sobre libros que había leído verdaderamente. Lamentablemente, aunque sólo por razones físicas, no estoy en condiciones de leer los once opúsculos en un futuro próximo, por cuanto me esperan otros compromisos que ya he asumido.

Estoy seguro de que me comprenderá y lo saludo cordialmente.

Suyo,

Benedicto XVI

Publicado originalmente el 13 de marzo en italiano en: magister.blogautore.espresso.repubblica.it

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

Benedictólatras (Miguel Ángel Yáñez)



La noticia surgida ayer sobre las alabanzas de Benedicto XVI a Francisco (aquí, aquí) ha cogido con el pie cambiado a más de uno. Llevamos ya cinco años aguantando todo tipo de teorías de la conspiración, caricaturizando la situación actual por parte de un pseudotradicionalismo tan agresivo como hueco.

Según los Benedictólatras, tendríamos por un lado un papa “malo”, un demonio, surgido por generación espontánea no se sabe cómo, inexplicablemente, tras muchos años de gloriosos pontificados, y por otro lado tendríamos al papa “bueno”, a una víctima de una especie de conspiración de la masonería y el comunismo internacional, recluido en el Vaticano y que sería algo así como la reencarnación viva de San Pío X. El pobre Benedicto estaría allí poco menos que aislado, secuestrado, casi preso, manipulado, obligado a callar, y vayan a saber que más historias. El papel lo aguanta todo, nunca mejor dicho.

Viven confiados ciegamente en que Benedicto salvará a la Iglesia, y muchos incluso piensan que es el verdadero papa. Son muy exigentes con el derecho canónico para otros pero ellos mismos se otorgan el poder de determinar de forma infalible, ni más ni menos, quién es papa y quién no … casi nada. Su pasión por él es tal que no hay razón humana ni prueba que puedan ver que les convenza de lo contrario.

Es difícil fijar los orígenes de esta Benedictolatría ciega e irracional, pero mucho tiene que ver Summorum Pontificum y algunas frases aisladas que todos suscribiríamos, y por todo ello han querido ver en él -de forma inmerecida a mi modo de ver- a una especie de alter modosito de Mons. Lefebvre viniendo a restaurar la Tradición.

Sinceramente, a mi todo esto me parece una auténtica caricatura, y diría que una burla, de la cruda realidad. Una fase de negación profunda de los hechos queriendo construir una realidad inexistente a su alrededor, y, claro, tanta fantasía, tanta fantasía, que luego vienen noticias como la de ayer y ¡zasca!, en toda la boca.

El golpe es durísimo, el líder soñado defendiendo al malvado. ¡No puede ser! ¡Manipulación! Unos mantienen un silencio espeso, otros se lanzan enseguida a construir novelitas de ciencia ficción. En todos hay un nexo común: se desmonta la fábula sostenida durante cinco años y hay rápidamente que poner la maquinaria de fantasía al más puro estilo Disney a funcionar. En el colmo de la ridiculez se hacen “concienzudos” análisis sintácticos para demostrarnos que donde hay una alabanza en realidad hay escondido un sarcasmo, que donde dijo digo quería decir diego y que tal coma en no sé qué párrafo así lo demostraría. Como si, de todos modos, fuera ésta la primera y única vez que Benedicto alaba a Bergoglio, lo cual ha hecho de forma sostenida e ininterrumpida. Verdaderamente un festival del humor, pura propaganda de autoconsumo Benedictólatra.

Los Benedictólatras si cabe son de una cerrazón obtusa, ya podría uno mostrarles algo de puño y letra de Benedicto que dirían que lo han drogado o vete a saber qué. Señores, por favor, todo esto no es serio, sinceramente. Entiendo que la mayoría son personas de buena fe, con bastante desconocimiento del origen y desarrollo de la crisis de la Iglesia y que, confundidos, se han agarrado -como clavo ardiendo- a estas teorías, pero esto no tiene fundamento alguno.

No voy a tratar de explicarles aquí los desvaríos doctrinales de Benedicto XVI, pues autores mucho más cualificados que yo ya lo han desarrollado profusamente. Vean si no, a modo de botón de muestra los artículos del padre Alfonso Gálvez [ver NOTA al final] o el libro “La fe impregnada de razón: la hermenéutica de Benedicto XVI” en nuestra sección de descargas.  Pero sí es preciso recordar al menos cinco verdades importantes.

  1. A día de hoy se siguen reeditando libros suyos, en tanto que teólogo, que contienen todo tipo de doctrinas heterodoxas sin rectificación ni nota alguna por su parte. 
  2. Al igual que Juan Pablo II, Benedicto XVI organizó Jornadas interreligiosas en Asís.
  3. Summorum Pontificum, digamos la verdad, no ha sido más que una condición que impuso la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en el transcurso de sus negociaciones. Las negociaciones se rompieron al final y Roma se quedó con esta “patata caliente” de la que han ido picoteando multitud de grupos. El propio Benedicto no llegó a celebrar públicamente la Misa tradicional ni una sola vez. No olvidemos que en el propio Summorum Pontificum se establece que es incompatible con la crítica al novus ordo, es decir está destinado a sofocar críticas a cambio de unas Misas.
  4. Bajo su pontificado se han seguido permitiendo movimientos heréticos y sectarios como neocatecumenales, carismáticos y todo tipo de disparates.
  5. Las teorías de la conspiración, concediendo por un momento fueran ciertas, lo único que reflejarían es una enorme cobardía por su parte, pues como Sumo Pontífice habría estado obligado a dar su sangre y su vida por defender la verdad, al martirio si es preciso, y no ceder a chantajes o presiones, eso, sinceramente, diría muy poco de él de ser ciertas.

¿Y saben qué es lo mejor de la carta sobre Francisco?: Que dice la pura verdad. Hay una continuidad entre Francisco, y no ya con Benedicto, sino con Juan Pablo II, Pablo VI y el Vaticano II, cada uno con su estilo y gradación por supuesto, pero Francisco y su obra de demolición avanzada no habría sido posible sin 50 años previos de destrucción de todos y cada uno de los cimientos eclesiales a mano de la jerarquía, imponiendo el catolicismo liberal como religión de estado.

Muchos andan ensimismados en la teología de la liberación y similares, y no quieren ver que el enemigo que de verdad tenemos dentro, hasta arriba, es el liberalismo en todas sus dimensiones.

Francisco no es más que la guinda grosera del pastel, o como dijo alguien en España, el que ha venido a recoger las nueces que otros sembraron. La Benedictolatría es otra enfermedad más dentro de esta iglesia, destinada a lavar conciencias y alimentar esperanzas que sofocan y rehúyen las verdaderas soluciones.

Miguel Ángel Yáñez

Algunos artículos recomendados sobre esto:


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NOTA:

Este artículo de Miguel Ángel Yáñez, realmente bueno y claro, proporciona una información muy interesante y digna de ser tenida en cuenta en lo que se refiere a Benedicto XVI. 

Como nombra al padre Alfonso Gálvez, aprovecho para colocar aquí unos enlaces a este mismo blog, relativos a Benedicto XVI, en donde viene reflejado parte de lo escrito por el padre Alfonso. 

Hacer clic aquíaquíaquí, aquí y aquí

Añado también otro link a una entrada de Flavio Infante, tomado de Adelante la Fe, que me ha parecido igualmente de interés.

El objetivo de todos estos escritos, como es evidente es el de adquirir una visión más completa y más amplia acerca del actual cardenal Ratzinger, mal llamado "Papa emérito". 

José Martí

CINCO AÑOS DE HUMILDAD (Capitán Ryder)


Ciática de ida y vuelta

Retiro cuaresmal de este año vs catedral anglicana-monumento a sus mártires y lavatorio de los pies en Jueves Santo.


Las rúbricas de la liturgia latina indicaban que los pies debían ser lavados solamente a varones.

Así estaba establecido y así lo habían hecho todos los Papas, pero en un gesto de extrema humildad Francisco decidió saltárselo ya en su primera Semana Santa como Papa.

Posteriormente introdujo un cambio al respecto. Así daba la noticia Aci Prensa el 21 de enero de 2016. Atentos a las fechas.
El Papa Francisco ha establecido un cambio en el rito del lavatorio de pies en la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo: de ahora en adelante entre los doce elegidos podrá participar cualquier miembro del Pueblo de Dios y no solo hombres (…). 
En una carta escrita al Cardenal Sarah con fecha 20 de diciembre de 2014 y dada a conocer hoy, el Santo Padre señala que desde hace tiempo reflexiona sobre ”el rito del lavatorio de los pies contenido en la Liturgia de la Misa in Coena Domini (de la Cena del Señor) con la idea de mejorar la forma de participación para que exprese plenamente el significado del gesto efectuado por Jesús en el Cenáculo, su entrega ‘hasta el final’ por la salvación del mundo, su caridad sin límites”.
El Papa escribe luego que “después de una atenta ponderación he llegado a la deliberación de aportar un cambio en las rúbricas del Misal Romano. Dispongo por lo tanto que se modifique la rúbrica en la que las personas elegidas para el lavatorio de los pies deban ser hombres o muchachos, de manera que, a partir de ahora, los Pastores de la Iglesia puedan elegir a los participantes en el rito entre todos los miembros del Pueblo de Dios”.
“Se recomienda, además, que a los elegidos se les dé una explicación adecuada del rito”, añade.
Pero en una nueva vuelta de tuerca, si cabe más humilde aún, se saltó su propio reglamento, lavando los pies a musulmanes y a una travesti que posteriormente comulgó. Año 2016.
Las normas que la Iglesia se ha dado o que el propio Papa se da no rigen para gente tan humilde.
Una revista cuyo primer número incluía una entrevista al Pontífice y cuyo título es “Il Mio Papa”. El Papa daba el visto bueno a una revista dedicada enteramente a él.


Aquí, posando para la revista que compran todos los descartados del mundo.


Declaraciones de Rodriguez Maradiaga

El 9 de marzo de este año el Cardenal Oscar Rodriguez Madariaga concedía una entrevista a EFE, en la que, entre otras cosas señalaba lo siguiente:
“Francisco está decidido a que el proceso de reforma de la Curia y de la Iglesia sea irreversible”.
Es posible afirmación y objetivo más humilde.

La Iglesia tiene más de 20 siglos, se ha enfrentado a multitud de herejías, un cisma que partió la Cristiandad, ha habido más de 260 Papas, se ha derogado una Misa establecida por San Pío V “a perpetuidad”, ha habido reformas de todo tipo etc pero lo que haga ahora Francisco ya será para siempre.

Desconozco si Francisco tiene una inspiración especial de lo Alto, así lo debe pensar si cree que sus reformas deben ser irreversibles.

Impuesto alemán

Es público que la Conferencia Episcopal Alemana, la más rica del mundo, al parecer, y una de las más cercanas a Francisco está empeñada en dar de comulgar a todo el que pase por allí, católicos en pecado grave sin intención de enmienda, protestantes casados con católicos, etc ... pero quienes no podrán recibir los Sacramentos de ninguna manera serán aquellos que no abonen el impuesto correspondiente.

En la ley alemana pagas un impuesto religioso a la Iglesia a la que perteneces y aquí parece que no hay posibilidad de enmienda. Este pecado es casi de lesa humanidad.

Los obispos alemanes han hecho más de un llamamiento indicando que nadie que no pague el impuesto recibirá los sacramentos.

Ignoro cómo llevarán a cabo este control, pero los obispos más radicales hablan de negar incluso la unción de enfermos.

¡Eso es olor a oveja! Y lo demás cuentos chinos.

Capitán Ryder

Noticias de Gloria TV - 13 de marzo de 2018 (Obispos chinos ilegítimos, Benedicto XVI y Francisco, Cardenal Sarah y el divorcio, aborto, etc.)


EL PASTOR PERDIDO. CÓMO EL PAPA FRANCISCO ESTÁ INDUCIENDO AL ERROR A SU GREY. POR PHILIP LAWLER.


“Cada día rezo por el papa Francisco. Y cada día (exagero, pero solo levemente), el papa Francisco hace otra observación de la que se deduce que no aprueba a los católicos como yo. Si el Santo Padre me reprendiera por mis pecados, no tendría de qué lamentarme. Pero en sus homilías en la Misa de la mañana en Santa Marta me reprocha -y conmigo a miles y miles de otros católicos fieles- por ser atacados, y a veces sufrir por las verdades que la Iglesia ha enseñado siempre”.
¿Cuántos de los que me están leyendo podrían suscribir estas palabras? Muchísimos, creo. Pero no soy yo quien las ha escrito: son las primeras palabras de un buen libro, The lost sheperd [El Pastor perdido], de Philip Lawler, un católico estadounidense de gran valor. En 1996 fundó un sitio online de noticias, el primero del género, el Catholic World News, y Catholic Culture. Fue el primer director laico del diario diocesano de Boston, The Pilot, y fue candidato al Senado, escribió cinco libros y colaboró y colabora con diarios del rango del Wall Street Journal, Los Angeles Times y Washington Post. En síntesis, todo se puede decir de él, excepto que sea un católico marginal o un tradicionalista.

Ahora ha escrito un libro para expresar lo que percibimos en muchos: una molestia creciente ante palabras, comportamientos, acciones y elecciones de la cúspide de la Iglesia. 
“He sido uno de los millones producto del efecto Francisco, entusiasmado por su visión... mientras pasaba el tiempo, pero el tono y también el contenido de las declaraciones públicas del Papa antes me dejaba perplejo, después me producía inquietud. Durante meses mi trabajo de reportero de las noticias diarias del Vaticano me obligó a hacer todo lo posible para asegurar -a mis lectores y a veces a mí mismo–, que a pesar de sus comentarios a veces alarmantes Francisco no era un radical, no estaba guiando a la Iglesia lejos de las antiguas fuentes de la Fe. Pero gradualmente, con renuencia, he llegado a la conclusión que lamentablemente era así”.
¿Por qué hablar de un libro que no sé si será jamás traducido en italiano, y que en consecuencia puede interesar a una parte más bien limitada de los lectores de Stilum Curiae? Porque leyéndolo –y agradezco al autor, que no conozco personalmente, por haberme permitido hacerlo– me he reconocido en muchas de las cosas que escribe, sobre todo en su recorrido y en la creciente desilusión que me acompañó en estos cinco años. Una desilusión sobre todo humana: no tanto a la política o a las políticas, aunque éstas son ciertamente y siguen siendo altamente discutibles, en cuanto a la calidad humana de la persona que se manifestaba gradualmente con sus gestos, sus artimañas, sus elecciones de hombres y de tiempos, y sus silencios.

Así, como tantos otros, y como quien escribe, Philip Lawler ha tenido que admitir para sí mismo y luego para los demás que 
“el Romano Pontífice debería ser un foco de unidad en la Iglesia. Lamentablemente, Francisco se ha convertido en fuente de división. Hay dos razones para este desarrollo infeliz: el estilo de gobierno autocrático del Papa y la naturaleza radical del programa que está llevando sin parar. El estilo autocrático, que contrasta fuertemente con las promesas de un gobierno sinodal y colegial, jamás ha sido tan evidente como en enero de 2017, cuando arrojó a la basura el estatus de una antigua Orden católica independiente y soberana, los Caballeros de Malta”. Como ha advertido Sohrab Ahmari en el New York Times, los conservadores están por un lado y el papa Francisco por el otro. “Pero un Papa no debería estar en ‘un lado’ del desacuerdo en el interior de la Iglesia”.
Lawler escribe – en forma casi profética, si se piensa en el congreso que el 7 de abril próximo discutirá en Roma también estos temas- que “una comprensión correcta de los límites de la autoridad papal ayudaría a resolver la crisis actual. El obispo de Roma no es un potentado solitario, sino el líder del Colegio de los Obispos”, como bien ha aclarado Lumen Gentium. Francisco no ha enseñado herejías, según Lawler, pero “la confusión que ha provocado ha desestabilizado a toda la Iglesia. Los fieles han sido inducidos a cuestionar en sí mismo aquello en lo que creen, su fe. Mirando a Roma y buscando una guía, encuentran más preguntas, más confusión”.

Me detengo aquí. Les aconsejo leer, a los que pueden y quieren, The lost Sheperd [El pastor perdido]. Que Dios ayude a él y a nosotros a encontrarnos, pero esta vez unidos.

Publicado originalmente en italiano el 9 de marzo de 2018, en: www.marcotosatti.com/…/il-pastore-perd…

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

Marco Tossatti

martes, 13 de marzo de 2018

Noticias varias 12 y 13 de marzo de 2018 (Colaboradores de Francisco, cinco años de pontificado, Benedicto XVI elogia a Francisco como filósofo profundo, reformas financieras, orden de Malta, etc)


La preferencia de Francisco por colaboradores con “un pasado” (Carlos Esteban, de Infovaticana)

CINCO AÑOS CON FRANCISCO (In exspectatione










Conversando con Jesús: Ecumenismo, Tradición y Misericordia selectiva [8 de 22] (José Martí)



Por la vía de los hechos se está cambiando la Doctrina, aunque se diga, por activa y por pasiva, que hay continuidad con la TradiciónNo la hay. Tenemos ojos para ver, oídos para oír e inteligencia para pensar. Y para algo nos los ha dado Dios: para que hagamos un buen uso de ellos

El cerrar los ojos como el avestruz no es lo propio de quien  busca la verdad, no es lo que define a un cristiano que se precie de serlo pues, como dice san Pablo: "Nada podemos contra la verdad sino en favor de la verdad" (2 Cor 13, 8). Y es que la verdad se identifica con Dios, que es Verdad infinita. Esto es tan importante que no se salvarán quienes no se abran al amor de la verdad y prefieran la iniquidad en vez de creer en la verdad (cfr 2 Tes 2, 10-12). El rechazo de la verdad es, en definitiva, un rechazo a Tí, Señor, que dijiste de Tí mismo: "Yo soy la Verdad" ... "Nadie va al Padre sino por Mí" (Jn 14, 6). 

Y, sin embargo, hoy lo único que importa, no sólo en el mundo sino también en Tu Iglesia, es lo que podríamos llamar "hermandad" universal así como el "ecumenismo" (mal entendido), en donde se identifica la felicidad como el "vive y deja vivir"Nos hemos construido una "religión" meramente humana, que es un invento de los hombres y que es, por lo tanto, falsa, como lo son el resto de las "religiones" a las que se quiere equiparar con la Religión Católica en igualdad de condiciones.

Mucho se ha hablado sobre este asunto del Ecumenismo, un auténtico desastre para el devenir de la Iglesia, la cual tendría que ceder ante otras "religiones" cristianas (y no cristianas) para dar lugar a una especie de "religión universal para todos" ... un extraño sincretismo que sería cualquier cosa menos la verdadera y única Religión que puede salvar a la humanidad, cual es la que Tú fundaste, cuando fundaste la Iglesia.

He aquí algunos artículos que pueden leerse en este blog:

Ecumenismo bobalicón (Fray Gerundio)

Empacho Ecuménico (Fray Gerundio)

El ecumenismo sigue sumando confusión y desconcierto (Mario Caponnetto)

La unidad de los cristianos (Aberasturi)


Discurso del Papa Francisco ante líderes religiosos reunidos en Asís (20 de Septiembre 2016)

Apostasía, resultado del Ecumenismo (Christopher A. Ferrara)

Tendiendo aún más puentes (Capitán Ryder)

‘La Casa del Uno’: un templo donde adorar al Dios de cristianos, judíos y musulmanes (Carlos Esteban)

Se entienden muy mal las palabras de Jesús: "Que todos sean uno" [Jn 17, 21] (José Martí)

Francisco invoca a Dios como "Padre de todas las confesiones". Otras noticias de Gloria TV

Homilía del Papa Francisco la Víspera de Pentecostés para celebrar la "corriente de gracia" de la Renovación Carismática Católica ( comentada por José Martí) Parte 1 de 3parte 2 de 3parte 3 de 3

No deja de ser curioso que, en su afán "ecuménico", predique Francisco el mensaje de la "misericordia" (pero, ¿qué tipo de misericordia es el que se olvida de la verdad?). Además, una verdadera misericordia no puede hacer acepción de personas, no es selectiva. Y son precisamente los verdaderos "pobres", los pobres según el Evangelio, los que no se benefician de ella, la cual sólo es aplicable a los adúlteros, a los homosexuales, a los miembros de otras religiones (protestantes, anglicanos, judíos, ortodoxos, musulmanes, etc...) o incluso si no tienen ninguna (ateos, budistas, etc.). Porque, ¿quiénes son los más desheredados del mundo que los pobres católicos a los que se les está privando del conocimiento de Tu Mensaje, Señor?  

Una misericordia como ésta que practica Francisco no es tal misericordia ... pues no la ejercita con sus propios "hermanos" en Jesucristo cuando éstos discrepan de "su" particular visión de la Iglesia que, por desgracia, no es la tuya, Señor.  Y esto no es mi interpretación sino que se trata de hechos consumados que se están produciendo ante el silencio cómplice de la mayor parte de los Jerarcas de la Iglesia.

Y así aquellos católicos que intentan vivir (ayudados siempre por la gracia) de modo coherente con la fe de la Iglesia de veinte siglos de antigüedad, éstos -precisamente éstos- ven cómo son atacados por los mismos que debieran defenderlos, hasta el punto de que peligra incluso su propia existencia. Me vienen ahora a la mente algunos casos, como  la brutal represión de los Franciscanos y Franciscanas de la Inmaculada (también aquí) y  la "misericordina" (una palabra inventada por él) que ha usado para algunos de los 45 firmantes que pedían corrección de 19 puntos de AL.

El caso más reciente -y el más grave-es el de los católicos de Chinaa quienes está dejando en la estacada, en manos de los comunistas ... porque, claro está, según él son los comunistas los que piensan como cristianos. No hay más que fijarse en quiénes son los grandes amigos de Francisco: los ateos como Scalfari  y los comunistas como Fidel Castro, Chávez, Maduro, Evo Morales y otros de la misma ralea. 

Añádase a ello, además, las constantes diatribas  que lleva dirigiendo ya durante cinco años-en sus homilías de santa Martacontra estos cristianos cuyo único pecado consiste en mantenerse fieles a tu Mensajea la Tradición  y al Magisterio Perenne de la Iglesia. Para ellos usa todo tipo de calificativos "misericordiosos" y llenos de "ternura", calificándolos de corazones cerrados, autorreferenciales, con cara de pepinillo avinagrado, anclados en el pasado, fundamentalistas y toda una retahíla de epítetos, algunos de los cuales, que no todos, están incluidos en una entrada de este blog.


Duración: 31 segundos

Como bien decía Fray Gerundio, se trata de una "misericordia con cicuta". 

Continuará

"Para los católicos de China, tiempos difíciles", artículo principal de The Washington Post en la edición de Marzo-12-2018