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sábado, 9 de septiembre de 2017

El Papa Francisco amplía el falso Magisterio (Christopher Ferrara)



En una entrevista publicada en un libro de 450 páginas, el Papa Bergoglio reduce el adulterio y la fornicación a “pecados menores”, anuncia una “batalla” contra la moral sexual a través de Amoris Laetitia y permite las “uniones civiles” para los homosexuales.

Si hay alguna duda de que el tumultuoso reinado del Papa Bergoglio es una amenaza sin parangón, una realidad apocalíptica, para la integridad de la Fe, esa duda no puede sobrevivir a la publicación del libro: "Papa Francisco: Reuniones con Dominique Wolton: Política y Sociedad", compendio de conversaciones privadas entre Bergoglio y Wolton, sociólogo francés, durante una extraordinaria serie de audiencias privadas en el Vaticano.

Como ha hecho habitualmente durante los últimos cuatro años y medio, en esta mega-colección de reflexiones bergoglianas, el hombre de Argentina nos dice lo que él piensa en contraposición a lo que la Iglesia ha enseñado constantemente sobre la base de lo que Dios ha revelado. Bergoglio ya había declarado en otra de sus infames entrevistas todo lo que él piensa es el Magisterio:

Estoy constantemente haciendo declaraciones, dando homilías. Eso es magisterio. Eso es lo que pienso, no lo que los medios dicen que pienso. Échale un vistazo; está muy claro”.
En Política y Sociedad nos encontramos con estas gemas del pensamiento Bergogliano, según los extractos publicados hasta el momento:

LA MORALIDAD NO IMPLICA PRECEPTOS DEL BIEN Y DEL MAL
:

¿Como somos católicos enseñamos moralidad? No puedes enseñarla con preceptos tales como: “No puedes hacer eso, tienes que hacer eso, tienes que, no puedes, tienes que, no puedes”. 
“La moralidad es una consecuencia del encuentro con Jesucristo. Es una consecuencia de la fe, para nosotros los católicos. Y para otros, la moralidad es consecuencia de un encuentro con un ideal, o con Dios, o con uno mismo, pero con la mejor parte de uno mismo. La moral es siempre una consecuencia …”
Tanto en los Diez Mandamientos, como en las advertencias evangélicas concernientes a las consecuencias eternas de la falta de obediencia a los preceptos morales, incluidos los relativos al adulterio, la fornicación y la sodomía, así como en todo el catecismo de la Iglesia sobre cuestiones morales ... Bergoglio piensa lo contrario, ¡y lo que él piensa es Magisterio! 

La afirmación de que “la moralidad es una consecuencia” más que un precepto es el oscurantismo modernista clásico. Dios mismo ha enunciado expresamente preceptos morales específicos que obligan a todos los hombres a hacer el bien y abstenerse del mal: "Quien acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama" (Juan 14:21)”

LOS PECADOS DE LA CARNE SON “MENORES”:

“Los pecados más pequeños son los pecados de la carne … Los pecados más peligrosos son los de la mente …”
“Pero los otros pecados que son los más graves: el odio, la envidia, el orgullo, la vanidad, matando a otro, quitando una vida … en realidad no se habla de eso mucho”.
Así, según el Papa Bergoglio envidiar la riqueza de un vecino es peor que cometer adulterio con la esposa de un vecino. Y tanto por la advertencia de Nuestro Señor y la enseñanza constante de la Iglesia, que los pecados de la carne pueden ser cometidos precisamente como “pecados de la mente” por medio de pensamientos impuros.

CONDENAR LA INMORALIDAD SEXUAL ES “MEDIOCRIDAD”:

“Hay un gran peligro para los predicadores, el de caer en la mediocridad. Condenar sólo la moral-perdonar la expresión- “de cintura para abajo”. Pero nadie habla de los otros pecados como el odio, la envidia, el orgullo, la vanidad, matando a otro, tomando una vida. Entrar en la mafia, hacer acuerdos ilegales … “¿Eres un buen católico? Entonces dame el cheque.”
Un argumento típicamente Bergogliano. Ningún confesor condena “solamente” los pecados sexuales mientras ignora el asesinato y otros pecados graves. En todo caso, hoy en día casi lo opuesto es cierto: los pecados sexuales son ampliamente minimizados y justificados en el confesionario -del mismo modo que los minimiza y excusa Bergoglio-, mientras que los delitos incoados contra la “justicia social” están condenados sin fin y ostentosamente por sacerdotes de moda y prelados que se han rendido a la revolución sexual.

Como Nuestra Señora de Fátima advirtió a los videntes de Fátima: más almas son condenadas por los pecados de la carne que por otras causas. Pero según Bergoglio, “hacer acuerdos ilegales” es peor que el adulterio y la fornicación.

LAS REGLAS MORALES NO SON PROHIBICIONES UNIFORMES COMO LAS QUE PENSABAN LOS FARISEOS:

“La tentación es siempre la uniformidad de las reglas … tomar por ejemplo la exhortación apostólica Amoris Laetitia. Cuando hablo de familias en dificultad, les digo: Debemos acoger, acompañar, discernir, integrar …” y entonces todo el mundo verá puertas abiertas. Lo que realmente sucede es que la gente oye a otros decir: “No pueden recibir la comunión”. No pueden hacerlo: “Ahí está la tentación de la Iglesia. Pero “no”, “no”, “no”, este tipo de prohibición es lo mismo que encontramos con Jesús y los fariseos …”
El lenguaje es a la vez pueril y demagógico: ¡esa vieja Iglesia está siempre tentada a decir no, no, no! ¡Abucheo! ¡Silbido! Al igual que los fariseos, a quienes Bergoglio nunca parece haber notado el divorcio tolerado mientras nuestro Señor los condenaba por su institucionalización del adulterio. Pero Bergoglio conoce el significado de la misericordia, que incluye la Sagrada Comunión para los adúlteros públicos. Él superará la “tentación” de la Iglesia de decir no, no, no a la conducta inmoral. ¡Hurra para Bergoglio!

¡Qué afrenta de este Papa grandilocuente, vulgar, insultante, a los grandes Romanos Pontífices que defendieron las verdades de la Fe ante un mundo hostil, a riesgo de sus propias vidas! El hecho de que mantenga una reputación de humildad representa una de las más exitosas fantasías de relaciones públicas de la historia moderna, hecho posible sólo con la cooperación del complejo industrial Fake News.

LOS SACERDOTES Y LOS JÓVENES QUE INSISTEN EN PRECEPTOS MORALES UNIFORMES Y EXCEPCIONALES ESTÁN ENFERMOS:

Sacerdotes rígidos, que tienen miedo de comunicarse. Es una forma de fundamentalismo. Cada vez que me encuentro con una persona rígida, especialmente si es joven, me digo que está enferma.”
¿Qué significa para Bergoglio una “persona rígida”? Por supuesto, lo ha dejado muy claro con su interminable flujo de pequeños insultos: un católico observador que piensa que los preceptos negativos de la ley natural no admiten excepciones.

Observe la aversión de los jóvenes “rígidos” en particular, que amenazan la visión megalomaníaca Bergogliana de una Iglesia “transformada”. ¡Estos muchachos jóvenes no escuchando a los jóvenes! -dar a conocer una restauración de la ortodoxia y la ortopraxis después de que Bergoglio ha ido a su tumba. Deben ser marginados ahora al ser declarados insanos en el modo de propaganda soviética.

CON AMORIS LAETITIA, FRANCISCO LIDERA UNA BATALLA CONTRA LA RIGIDEZ MORAL DE “NO, NO, NO”:

“Esta mentalidad cerrada, fundamentalista, como la de Jesús, es la batalla que conduzco hoy con la exhortación.”
Allí lo tenemos, como si no lo supiéramos: Francisco está librando una guerra contra la enseñanza constante de la Iglesia respecto al adulterio y otras violaciones del Sexto Mandamiento, que él considera simples pecadillos en comparación con los pecados como “hacer acuerdos ilegales”.

LAS “UNIONES CIVILES” PARA LOS HOMOSEXUALES SON ACEPTABLES:

El matrimonio es una palabra histórica. Siempre en la humanidad, y no sólo dentro de la Iglesia, es entre un hombre y una mujer … no podemos cambiar eso. Esta es la naturaleza de las cosas. Así es como son. Vamos a llamarlas “uniones civiles”.
Cualquiera que piense que Bergoglio ha defendido aquí el matrimonio tradicional creerá cualquier cosa. Este comentario deleitó a la fábrica de propaganda pro-homosexual, pseudo-católica, New Ways Ministry, condenada por la CDF en 1999. Como su sitio web exultó: Lo que es nuevo aquí, sin embargo, es su apoyo a las uniones civiles para las parejas del mismo sexo …. El Papa Francisco nunca ha declarado, como pontífice, su adhesión a las uniones civiles de forma tan categórica. (Él apoyó a los sindicatos civiles como un compromiso a su oposición a la igualdad matrimonial cuando era arzobispo en la Argentina y, como pontífice, hizo una declaración ambigua sobre las uniones civiles, lo que inspiró más preguntas que la certeza de su posición). De él esto es un paso gigante hacia adelante.

No se puede negar la realidad: Bergoglio ha abierto las compuertas al “matrimonio homosexual”, denominado “unión civil”, al que la Iglesia, siguiendo su ejemplo, dejará de oponerse mientras él sea Papa. Tanto por la enseñanza contraria tanto de Juan Pablo II como de Benedicto XVI sobre el deber de todo católico de oponerse y negarse a implementar cualquier forma de reconocimiento legal de las “uniones homosexuales” porque “el Estado no podía otorgar legitimación a tales sindicatos sin fallar en su deber de promover y defender el matrimonio como una institución esencial para el bien común”.

NINGUNA GUERRA ES JUSTA:

“No me gusta usar el término guerra justa. Oímos a la gente decir: Hago la guerra porque no tengo otros medios para defenderme. Pero ninguna guerra es justa. Lo único justo es la paz”.
Como queda claro ahora, cualquier cosa de la Iglesia que enseñe algo que a Francisco no le guste simplemente se lanza por la borda. Pues, después de todo, como él nos ha asegurado, el Magisterio es lo que él piensa. Y esto pese a la enseñanza contraria de San Agustín, los Padres y Doctores de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino, el Magisterio durante 2.000 años e incluso el Catecismo de Juan Pablo II (§§ 2307-2317), que afirma la bimilenial Doctrina de Guerra Justa de la Iglesia.

Recuérdese que Bergoglio, contrariamente a la enseñanza bimilenial de la Iglesia de acuerdo con la verdad revelada de la Escritura, ha declarado que la imposición de la pena capital es un “pecado mortal” que debe ser universalmente abolido e incluso ha pedido la abolición de las penas de la vida porque ellas son una “pena de muerte escondida”. Sin embargo, nunca ha pedido la abolición del aborto, aunque en esta misma entrevista admite que es el asesinato de inocentes en contraposición a criminales convictos.

EL ESTADO SECULAR ES UNA COSA BUENA:
El estado laico es algo saludable. Hay un sano laicismo. Jesús dijo: “Tenemos que dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.
Que César también debe dar a Dios lo que es de Dios, parece que esto no se le ha ocurrido a Bergoglio. Dado que la enseñanza tradicional de la Iglesia sobre la realeza social de Cristo no es decididamente lo que Bergoglio piensa, lo ha extirpado de su falso “magisterio” de entrevistas y conferencias de prensa aerotransportadas. Sin embargo, sí permite: 
“En ciertos países como Francia, este laicismo lleva el legado de la Iluminación, lo que conlleva la creencia común según la cual las religiones son consideradas una subcultura. Creo que Francia -esto es mi opinión personal, no la Iglesia oficial- debería “elevar” un poco el nivel de laicismo, en el sentido de que debe decir que las religiones también forman parte de la cultura. ¿Cómo expresar esto en términos laicos? A través de una apertura a la trascendencia. Todo el mundo puede encontrar su forma de apertura.”
Obsérvese que sólo cuando expresa una ligera crítica al estado secular, Bergoglio se atreve a notar que ésta es sólo su opinión, no la enseñanza de la Iglesia, evidentemente bajo la suposición de que la enseñanza oficial de la Iglesia acepta el estado secular sin la menor reserva. En cuanto a la “apertura a la trascendencia”, quiere decir simplemente que el estado laico debe conceder que todas y cada una de las religiones, no importa lo que enseñen, son “parte de la cultura”.
Como los lectores se preguntan sin duda: ¿Qué debe hacer un católico ante el desvío interminable de este hombre, que admite en la misma entrevista que a sus cuarenta años se sometió al psicoanálisis “con una psicoanalista judía”?. Durante meses fui a su casa una vez por semana para aclarar algunas cosas.

En primer lugar, obviamente, debemos mantener la fe a pesar de los ataques implacables de Bergoglio sobre ella.

En segundo lugar, no debemos consentir,  ni 
por un momento, por nuestro silencio, la falsa enseñanza del hombre, sino más bien, según nuestra posición, exponerla y condenarla en todo momento como soldados de Cristo y miembros de la Iglesia militante, de modo que ni nuestra familia ni nuestros amigos se dejen llevar por los errores de Bergoglio. Debe ser confrontado, día tras día, por los católicos ortodoxos, a quienes tan claramente desprecia y trata de marginar con su demagogia barata, hasta el punto de asistir efectivamente al estado laico que él, absurdamente, considera “sano” en su caza de brujas cada vez más amplia para el “discurso de odio” y “grupos de odio”.

En tercer lugar, debemos considerar la posibilidad real de que con este Papa hemos entrado en un territorio inexplorado en la historia del papado: La Cátedra de Pedro está ocupada por un hombre que parece haber sido válidamente elegido para el papado, que es universalmente reconocido como sucesor de Pedro y que, sin embargo, de hecho, es una especie de antipapa si tenemos en cuenta sus palabras y hechos. Peor aún, ni siquiera los antipapas literales del pasado han pronunciado las falsedades e inanidades que fluyen de Bergoglio como un río desde su fuente.

Este asombroso espectáculo debe llenarnos de temor sobre la amenaza que representa para la Iglesia, para nuestros hijos, para innumerables almas y para el mundo en general

Debe impulsarnos a orar porque la Iglesia sea liberada de este pontificado, pero a orar también por Francisco mismo, a pesar de la indignación legítima que provoca y la respuesta emocional a sus payasadas que se que nos enerva. No debe, sin embargo, ser motivo de regocijo alegre, a la manera de los comentaristas sedevacantistas, que se deleitan en lo que ven como la confirmación definitiva de su tesis de que no tenemos un Papa legítimo desde Pío XII.

Lo que ahora estamos presenciando es algo más que un simple sedevacantismo. Lo que es exactamente, sólo la historia lo dirá. Pero ciertamente es algo que la Iglesia jamás ha visto antes. Sabiendo esto, debemos estar bien prevenidos sobre lo que podría ser, en este punto, un modo divino y dramático de resolver esta debacle Bergogliana que no tiene absolutamente ningún precedente. 

Christopher Ferrara


Nota: Sobre este tema hay también un comentario de Catholicvs escrito en este blog

Cultura de la Verdad y Cultura de la Mentira (Cardenal Caffarra)

Duración 32:03 minutos

viernes, 8 de septiembre de 2017

La nueva Iglesia de Karl Rahner. El teólogo que ha enseñado a rendirse al mundo.

 

El cardenal Giuseppe Siri había resumido en la «concepción de lo sobrenatural no-gratuito» el núcleo del error teológico de Karl Rahner. Lo escribió en Getsemani, en 1980, para la editorial de la Fraternidad de la Virgen María. En otras palabras, para Rahner lo sobrenatural está «necesariamente» vinculado a la naturaleza humana; pero, en este caso, la gracia ya no sería gratuita, no sería un don, no podría ser aceptada o rechazada libremente por el hombre. En resumen, una especie de sobrenatural impuesto por Dios al hombre. Una gratuidad obligatoria.

Si cuanto sostiene Rahner fuera verdad -afirma Siri-, se llegaría «a la inutilidad del acto de fe» porque «en mi esencia está Dios». No tengo que aceptarlo o rechazarlo: Dios ya forma parte de mí, lo quiera yo o no. El teólogo alemán no se dio cuenta, evidentemente, que con dicho supuesto «todos los principios, todos los criterios y todos los fundamentos de la fe» han sido «puestos en discusión y se disgregan».

Pero el problema no es la opinión de un teólogo heterodoxo. Se puede demostrar que las sugerencias rahnerianas han implicado y subvertido gran parte de la teología de los últimos sesenta años. Rahner «parece haber ganado», escribe Stefano Fontana en su último ensayo, dedicado al «teólogo que ha enseñado» a la Iglesia «a rendirse al mundo». No es una exageración: «de un encuesta –escribe Fontana– llevada a cabo en el inmediato postconcilio en la Pontificia Universidad Lateranense resultó que para los seminaristas que estaban allí estudiando teología, el teólogo católico más grande de todos los tiempos no era Santo Tomás de Aquino o San Agustín, sino Karl Rahner».


Un Dios atemático

Fontana describe la parábola del pensamiento rahneriano integrada de manera fatal en el método moderno de hacer filosofía y, por lo tanto, teología. Es un método que Fontana ya había expuesto en su ensayo anterior, «Filosofia per tutti» (Fede & Cultura, 2016), y que consiste en asumir, de vez en vez, una determinada forma del «trascendental moderno»: el filósofo o el teólogo de la modernidad ya no concibe una relación directa con la realidad que hay que conocer, sino que piensa que «el hombre ve el mundo a través de unas lentes de las que no puede liberarse». Estas lentes son las formas, a priori, del conocimiento de un objeto cualquiera que, sin embargo, lo modifican o lo limitan, haciendo imposible cualquier tipo de certeza o conclusión sobre el mismo. El objeto del conocimiento, ya sea una mesa o Dios mismo, se convierte, así, en algo que nunca es totalmente comprensible, en algo que nunca se conoce con seguridad.

Rahner no huye de esta praxis y de esta lógica. El par de lentes con las que lee cualquier aspecto de la realidad, incluido Dios, se llama –escribe Fontana– «agujero de la cerradura». Cada pensador de la modernidad tiene, en el fondo, su apriorismo gnoseológico. El de Rahner es aquel según el cual «Dios se revela en la oscuridad que precede y rodea el agujero de la cerradura». Se revela de manera atemática, es decir, privada de contenidos. Lo que hay más allá del agujero es, en cambio, el mundo de la experiencia, de las palabras humanas. Pero, ¿qué relación pueden tener esta experiencia y estas palabras con la verdad? Una relación equívoca, hecha de dudas y de incertidumbre, porque todo criterio de juicio es captado en este lado de la cerradura, donde me encuentro yo y se encuentra Dios, pero donde hay sólo silencio y oscuridad. Es como tomar medidas con un metro deformado, no se podrá llegar nunca a la extensión de las cosas a causa de un defecto inicial en el instrumento de medida. Las cosas corresponden a la realidad objetiva y el instrumento deformado está en el hombre, que es la realidad subjetiva.

Rahner extrae estas convicciones del apriorismo de Kant, pero es sobre todo en Heidegger en quien basa su propia gnoseología: precisamente en el principio –escribe Fontana– según el cual «el hombre, que se pregunta qué es el ser, está dentro del problema y, por lo tanto, no hay conocimiento de un objeto que no sea también subjetivo». Se trata de una rendición incondicional a la opinión, al «punto de vista» personal. Si, además, el sujeto es defectuoso, también se convierte en tal el objeto, el mundo, Dios, mi experiencia en el mundo, la verdad del mundo y de Dios.

Desaparece la naturaleza humana

Muchas otras enseñanzas proceden de la filosofía clásica, de la teología católica y del magisterio de la Iglesia. Desde Platón a Santo Tomás de Aquino, nunca se había insinuado la tentación de decir que el hombre no podía acceder a la verdad, aunque fuera de manera imperfecta. El transcendental clásico es muy distinto al moderno: está lleno de contenidos y de esperanza en la capacidad cognoscitiva humana; sitúa el criterio del juicio sobre el mundo más allá del cosmos; acepta la ayuda de un Dios que se revela y habla; no tiene problemas en individuar la vocación real de la persona más allá de la física, del fenómeno, situando en la metafísica el propio horizonte humano.

Bien visto, el error de Rahner individuado por Siri –sobre lo sobrenatural vinculado a la naturaleza humana– es, tal vez, el último que hay que tomar en consideración porque, una vez desaparecida la metafísica, desaparecen también los contenidos relacionados con los conceptos de naturaleza, esencia y sustancia. 
¿Es aún posible concebir, en el pensamiento rahneriano (o moderno en general), una naturaleza humana? Fontana dice que no: en la perspectiva del teólogo alemán «se convierte en algo difícil seguir utilizando el término «naturaleza». 

En la visión existencialista de Heidegger y de Rahner «el hombre no tiene naturaleza» en cuanto «es un ser histórico». El ser, en el tiempo y en la historia, se fluidifica y se ‘transforma’ sin parar, mientras que en la naturaleza clásica se apoya, al contrario, en una verdad estable. Por lo tanto, con la caída de la naturaleza cae, a continuación, la ley natural y cualquier discurso relacionado con lo sobrenatural. En Rahner no hay dos niveles (naturaleza y sobrenatural) –escribe Fontana–, sino «un único nivel, el de la historia, que es a la vez historia sagrada e historia profana». Aquí se integra también el pensamiento de Hegel.

Los cristianos anónimos

Siguiendo, además, las sugerencias de la teología protestante del siglo XX, el rahnerismo llega así a prever una «de-helinización» del cristianismo: la helenización había sido la utilización, por parte de la teología, de las categorías filosóficas griegas. Ya no hay una doctrina con la que discernir el tiempo presente y sobre la que organizar una praxis. Viceversa, la praxis tiene el primado absoluto y cada conclusión (si hubiera una) debería seguir siempre el devenir histórico. Por consiguiente, todo está absorbido por el historicismo: la doctrina, el dogma, la enseñanza. Todo se convierte en algo que está en relación con los tiempos y las costumbres. Todo es cuestionable e interpretable, sigue Fontana. Todo evoluciona: incluso la Revelación, que se da en la inmanencia de la historia y que no hay que entenderla nunca como concluida.

En continuidad con el protestantismo, la fe es privada de las categorías racionales y, así, se sitúa en posición antitética a la razón. No sólo: por el hecho de tener un acceso a la religión a través del transcendental, a priori todos los hombres están acomunados en la Revelación, todos están en una posición equidistante a la verdad. Ya no es necesaria una Iglesia que enseñe y ni tan siquiera una obra de evangelización
Según Rahner, todos los hombres –escribe Fontana –, «son cristianos, o cristianos-anónimos», o «cristianos que no saben que lo son». La tarea del cristiano bautizado o del clérigo ya no es, por lo tanto, la de «gobernar, enseñar o santificar» a alguien, sino la de «escuchar» y «acoger» al no creyente.
El dogma ya no es la palabra definitiva

Si bien hay que verificar todavía hasta qué punto el rahnerismo ha corroído el tejido de la Iglesia, es evidente cuánto coinciden las sugerencias de las nuevas corrientes teológicas con el pensamiento de Rahner. Y dicha evidencia lleva a «afirmar que todas las teologías del progresismo teológico del postconcilio encuentran en Karl Rahner a su padre»
Hay un único denominador común detrás de las prioridades que muchos obispos dan a la acción pastoral, a la desvalorización del tomismo, al diálogo a toda costa, al primado de la experiencia atemática, a la predilección por el lenguaje del mundo, al concepto de concilio (o de sínodo) en el que prevalece la acción del estar de acuerdo sobre los contenidos efectivos de los encuentros.
Fontana presenta el ejemplo del cardenal Walter Kasper, muy activo en el último Sínodo de la familia y cuya formación es totalmente rahneriana. Para Kasper, el moderno método teológico ya no debe impartir dogmas, sino que debe, al contrario, «considerar el dogma como intermedio entre la Palabra de Dios y la situación de vida de la comunidad cristiana». Ya no es un dogma «visto como algo definitivo», sino que es pura expresión lingüística que se debe doblegar a la situación real de la persona y a las cambiadas percepciones históricas.
Sin embargo, lo que más asombra en relación con Ranher es «que no se haya emitido, respecto a él, ninguna condena, a pesar de los numerosos y fundamentales puntos contrarios a la doctrina católica». Juan XXIII lo quiso en el Concilio Vaticano II como experto. Algo no cuadra.

Silvio Brachetta – 26/07/17

Publicado originalmente en el Observatorio Van Thuan

jueves, 7 de septiembre de 2017

Un magisterio que rechaza el Magisterio anterior, firmemente establecido, no es un verdadero magisterio (A. Gálvez)




[El contenido de este artículo está tomado del libro del padre Alfonso Gálvez titulado "El invierno eclesial", págs. 249 a 252]

Como sabe cualquier católico, las fuentes de la Revelación son únicamente dos: la Sagrada Escritura y la Tradición Apostólica
La Iglesia no ha reconocido nunca la interpretación subjetiva individual de tales fuentes (que es en lo que consiste la herejía de Lutero, al preconizar la libre y personal interpretación de la Biblia y rechazar por completo la Tradición). Es la Iglesia como tal, y solamente Ella a través de su Jerarquía, la que goza de la asistencia del Espíritu Santo al objeto de interpretar con total garantía los datos de la Revelación. La Revelación escrita (Sagrada Escritura) quedó definitivamente cerrada con la muerte del último Apóstol. La Tradición Apostólica procede de los Apóstoles, y transmite lo que éstos recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesucristo, además de lo que aprendieron del Espíritu Santo.

Dado que, como hemos dicho, no existe en la Iglesia la posibilidad de la interpretación individual de la Revelación, la única a quien corresponde garantizar la seguridad y veracidad de los datos revelados y la encargada de su custodia, es la propia Iglesia. Cuya infalibilidad en este sentido está garantizada por la asistencia del Espíritu Santo, a través del auténtico y legítimo Magisterio. El cual ha ido profundizando en la Doctrina revelada a través de los siglos, aunque manteniendo siempre la inmutabilidad del dato, puesto que no puede el hombre añadir ni quitar nada a las palabras reveladas por Dios. Pero ahondar en el estudio del dato revelado no significa añadir, ni quitar, ni cambiar nada de él
De ahí la importancia fundamental y transcendental del Magisterio Eclesiástico. El cual, asistido por el Espíritu, se ha mantenido incólume e inmutable a través de veinte siglos. Lo que lo constituye como la única garantía que posee el cristiano de que lo enseñado por la Iglesia es exactamente el contenido de la auténtica Revelación.

La consecuencia se deduce por sí misma: Si el Magisterio vacilara o quedara desautorizado (mediante cambios, adiciones o sustracciones, o puesto en duda en todo o en parte), ya no podría existir seguridad alguna de que la Iglesia sigue enseñando la auténtica Doctrina de Jesucristo. Con lo que todo el edificio de la Iglesia se vendría abajo, a la vez que dejaría de gozar de la nota de seguridad el entero contenido de la Fe. 
Es el caso que, durante veinte siglos, el Magisterio había permanecido intacto e inmutable, como no podía ser de otra manera. Los católicos se han mantenido en perfecta unidad, gozando de unanimidad y seguridad en cuanto al contenido su Fe (salvo las herejías, las cuales, por el hecho de serlo, quedaban separadas de la Iglesia).

Hemos dicho durante veinte siglos. Sin embargo, a partir de la celebración del Concilio Vaticano II, un poderoso Movimiento dentro de la Iglesia ha intentado torpedear al Magisterio. Y con gran éxito, al parecer. De ahí lo tremendo de la situación actual, en la que grandes masas de católicos ya no saben dónde acogerse, ni en qué consiste con exactitud el contenido de su Fe. La Teología neomodernista de los tiempos del Concilio y posteriores ha puesto en duda el valor del Magisterio anterior al Concilio. Y hasta algunos elevados miembros de la Jerarquía Eclesiástica, apoyándose en el mismo Concilio, han atacado el Magisterio de los Papas que lo han precedido

Por otro lado, la ambigüedad de algunos textos conciliares ha dado lugar a suscitar dudas sobre verdades fundamentales de la Fe, así como a ser interpretados como cambios con respecto al Magisterio anterior. Las dudas que la Teología neomodernista ha hecho surgir con respecto al Magisterio anterior al Concilio, atacándolo al parecer desde el mismo Magisterio posterior y despojando, por lo tanto, de su credibilidad tanto a uno como a otro, son las que han provocado el presente momento de confusión y de oscuridad en el seno de la Iglesia. Es justamente el arma que necesitaba la Nueva Religión de la Nueva Edad para destruirla.

Tales ataques de la Teología neomodernista contra el Magisterio anterior al Concilio Vaticano II han ido dirigidos con frecuencia, aunque no de forma exclusiva, contra el Concilio de Trento; y han tratado de fundamentarse, como era de esperar, en el mismo Concilio Vaticano II. Sin darse cuenta, tal vez, de que las consecuencias podrían ser demoledoras para la Iglesia. Si un Concilio previo puede ser atacado por otro posterior, por la misma razón y según las reglas de la Lógica, el segundo puede ser también desautorizado desde el primero. Una vez admitido que un Concilio es capaz de poner en entredicho las Doctrinas proclamadas por otro, es evidente que el valor y credibilidad de todos los Concilios se destruyen por sí mismos y caen por su propio peso.

Si se alega, como viene haciendo la Teología neomodernista, apuntando sobre todo al Concilio de Trento, que las Doctrinas promulgadas en un Concilio solamente son válidas para su época y según las categorías de pensamiento propias de su tiempo, es evidente que, según eso, exactamente lo mismo podrá ser dicho de cualquier Concilio: ¿Quién sería capaz de garantizar que los Documentos del Concilio Vaticano II no serán rechazados por una Teología posterior, bajo el pretexto de que habrán de ser interpretados según las categorías de pensamiento actuales, y reconocidos como válidos, por lo tanto, sólo para nuestra época? 

[He aquí el fundamento de las doctrinas historicistas, que han impregnado la Teología Católica desde el Concilio Vaticano II, desembocando en el más claro Modernismo (que ya se creía desaparecido). Para estas ideologías inmanentistas, no es la Revelación la que determina al hombre, sino el hombre de cada momento histórico quien juzga e interpreta a la Revelación. La ecuación es patente: subjetivismo igual a Modernismo]

Pero si el ataque, además, se hubiera llevado a cabo conscientemente, es indudable que alguien podría afirmar entonces, con toda seguridad, que la destrucción del Magisterio sería un objetivo que se habría buscado a propósitoEn el supuesto de que tal intento tuviera éxito cosa impensable, dada la promesa de Jesucristo acerca de que las Puertas del Infierno no prevalecerán contra la Iglesia , una vez desaparecido el Magisterio o desautorizado por completo, los católicos carecerían de todo fundamento firme con respecto a su Fe

Desde el momento en que cualquier verdad de la Fe fuera capaz de ser cuestionada, sin nadie ni cosa alguna que la pudieran garantizar ni asegurar, todo equivaldría a la imposibilidad de creer en nada transcendente y sobrenatural. Dicho sencillamente, estaríamos ya ante el puro ateísmoLa Iglesia parece encontrarse en ese momento. O tal vez a punto de entrar en él. Nunca Satanás había visto, como ahora, tan cercano y tan completo el momento de su Victoria. Y nunca la Iglesia se había visto tan cercenada y semiderruida como en el momento actual.  

Padre Alfonso Gálvez

martes, 5 de septiembre de 2017

Cuatro años después: reflexiones sobre un pontificado sin precedentes (Steve Skojec)


El artículo al que hacemos referencia en esta entrada está escrito el 11 de marzo de 2017 cuando estaban a punto de cumplirse cuatro años desde el pontificado de Francisco que, como sabemos, comenzó el 13 de marzo de 2013. Desde el primer momento en que Jorge Mario Bergoglio ocupó la silla petrina, adoptando el nombre de Francisco, no ha habido sino confusión en el seno de la Iglesia. Esto es de una evidencia tal que cae por su propio peso. De hecho este papado está considerado ya como el más desastroso de la Historia de la Iglesia

En  DOMINUS EST ( https://dominusestblog.wordpress.com/) he encontrado una traducción de parte del original inglés de ese artículo, (con algún matiz personal) el cual transcribo a continuación: aunque faltan tan solo ocho días para que se cumplan 6 meses desde dicha publicación hoy resulta aún más espeluznante que cuando fue escrita. Comenzamos por el último párrafo del original inglés, que sería como el colofón del asunto que nos ocupa. [Los enlaces, es decir, los links correspondientes, los he colocado yo]


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Atrás han quedado los días en que nuestra misión principal era convencer al mundo católico de que había un problema. El problema ha sido reconocido por aquellos que tienen ojos para ver y, el mismo modo que se arrojan los guantes, debemos ser conscientes de que somos David en lucha contra Goliat, nuestro enemigo. Con cardenales oponiéndose a cardenales, obispos contra obispos – y los fundamentos de la creencia católica como objeto de discordia – la Iglesia, como la conocemos, es poco probable que sobreviva en una sola pieza.

¡Prepárense! ¡La verdadera guerra está a punto de comenzar!
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Con la fase “populista” de este papado, ahora alejándose de la vista, se ha producido una sutil alteración en la estrategia de comunicación de un Vaticano que no es nada si no es calculando. Estos críticos del papado, que fueron pocos, han crecido ahora significativamente en número. Sus esfuerzos para resistir estos errores institucionales, impuestos sobre los fieles, han llegado a ser casi tan implacables como la agenda papal. 

El tirón para echar atrás Amoris Laetitia ha incluido respuestas contundentes de todo el espectro de laicos y rangos clericales en la Iglesia. Las Dubia teológicas emitidas por cuatro notables cardenales cuestionando en dónde está parado el Papa en cuanto a la enseñanza católica tradicional, ha sido la respuesta con mayor autoridad, pero las censuras teológicas impuestas en contra de la exhortación por 45 teólogos, eruditos y sacerdotes fue, incluso, una refutación aún más teológica. Luminarias católicas tales como Josef Seifert, Jude Dougherty, y Robert Spaemann han unido sus muy respetables voces al creciente coro de reclamo. Problemas alguna vez echados a un lado, con facilidad, por el aparato del Vaticano, están comenzando a caer – y en picado. 

Impulsores papales en los medios de comunicación, tales como Andrea Tornielli, el P. Antonio Spadaro, y Austen Ivereigh han respondido (...) esperando poner en su lugar a quienes se niegan a dejar de ver quién es el verdadero hombre que hay detrás de la cortina papal [es decir, Francisco].

Un ejemplo más tangible de cómo se han presentado las cosas para la contra insurgencia la encontramos en la reciente aparición de carteles montados durante la noche en Roma. 

Los escandalosos murales que empapelaron Roma
denunciaban la falsa misericordia de Francisco.
En The SpectatorDamian Thompson relata la escena:

“El primer sábado de Febrero, a principios de este año, el pueblo de Roma despertó para encontrar la ciudad cubierta de peculiares carteles mostrando a un Francisco con el ceño fruncido. Debajo estaban escritas las palabras: Frailes de la Orden de los Franciscanos de la Inmaculada, intervenida por orden del propio Francisco.
‘Ah Francisco, has intervenido Congregaciones, removido sacerdotes, decapitado a la Orden de Malta y a los Franciscanos de la Inmaculada, ignorando Cardenales… ¿Pero dónde está tu misericordia?’
La referencia a la misericordia era una burla que cualquier católico podría comprender. Francisco justo acababa de concluir su ‘Año de la Misericordia’, durante el cual se instruyó a la iglesia para llegar a los pecadores en un espíritu de perdón extremo. Pero fue también un año en el que el pontífice argentino continuó con su política de aniquilación de sus críticos con un desprecio teatral”.

Thompson llega a decir:

“Aunque el acontecimiento fue noticia en todo el mundo, es poco probable que haya enojado al Papa. Hay un aire de peleador callejero peronista en Jorge Bergoglio. Como sus compañeros jesuitas argentinos saben muy bien, está despreocupado de hacer enemigos siempre y cuando se sienta seguro de tener la sartén por el mango. Los carteles transmiten una rabia impotente: no parecen llevar la huella de eclesiásticos de alto rango”.

Pero, ¿tiene la sartén por el mango? Parece que mientras él pierde el control de la narrativa, la ventaja se le está escapando. Francisco intentó, tal vez con un poco de impaciencia, minimizar el incidente. En una reciente entrevista con Die Zeit, de manera poco convincente se burló del hecho, incluso dando crédito a la inteligencia de sus acusadores:

Francisco dijo que estaba en paz, y agregó
“Puedo entender cómo mi manera de hacer frente a las cosas no es del agrado de algunos; eso está totalmente en orden. Todo el mundo puede tener su opinión. Eso es legítimo y humanamente enriquecedor”.
Cuando el entrevistador continuó preguntando si los carteles eran enriquecedores, Francisco replicó
El dialecto romano de los carteles fue genial. Eso no fue escrito por cualquier persona de la calle, sino por una persona muy inteligente”.
El entrevistador interrumpió: "¿Alguien del Vaticano?", a lo que Francisco respondió en broma: 
"No, yo dije que por una persona inteligente" (risas).
“De cualquier manera, ¡eso estuvo genial!”, concluyó.

Tan genial, de hecho, que en Italia está en curso una investigación penal en “los círculos conservadores a quienes se cree responsables” de los carteles. Y cuando a una edición falsa de L’Osservatore Romano fue publicada el mismo mes que los carteles, satirizando igualmente a Francisco, el Vaticano puso en marcha su propia investigación policial sobre el caso también. 

Si se da fe a los persistentes rumores, la reacción de Francisco a la crítica cuando se encuentra a puertas cerradas es, con mucho, menos optimista que cuando las cámaras están grabando. Tal como lo ha mostrado nuestra amplia cobertura de la Dubia, Francisco no tiene reparos en hacer uso de sustitutos para atacar a cualquiera que se interponga en su camino.

Estas reacciones nos dicen algo muy importante: la resistencia no es inútil. Y está surtiendo efecto.

La realidad para los católicos es la de que hemos alcanzado un punto de saturación – llamémosle Pico Francisco – y sólo puede irse ya hacia abajo. Esto significa, para los revolucionarios que han tomado el control de la Santa Madre Iglesia que, en este punto, hay un menor beneficio en el uso de la sutileza; poco que ganar mediante la candidez o el continuar en búsqueda de popularidad; sólo hay una agenda bien definida que necesita ser firmemente anclada antes de que este papado se vuelva, como inevitablemente lo hará, una cosa de infeliz memoria

Fernández nos advirtió que mientras el tiempo se vaya acortando, las cosas alcanzarán una velocidad mayor. Pero el ritmo de este cambio es tan asfixiante, incluso temerario, que ha despertado a los fieles de una complacencia de décadas. Es, tal vez, por esta razón que los más cautelosos eclesiásticos, que han dedicado incontables años a mayores y permanentes cambios eclesiásticos, están deseosos ahora de que Francisco se vaya. [Lo cual, conociendo un poco a Francisco, no creo que ocurra] Han puesto en marcha un arma que no pueden controlar, y que está dañando su propia causa así como la de sus adversarios.

Como lo he dicho más arriba, es imposible sumar adecuadamente la letanía completa de problemas introducidos por este papado. Sin embargo, para tener una visión de alto nivel, lo que refleja brevemente algunas de las principales cuestiones en juego durante el breve mandato de Francisco, vamos a encontrar que son sorprendentes en su audacia y ámbito de aplicación.

- El principal objetivo de la campaña para rehacer la Iglesia tomó la forma de un consistorio y dos sínodos de fuego rápido que dio inicio al proceso de desmantelamiento del Sacramento del santo Matrimonio y el concepto pecado mortal – un proceso llevado a buen término a través de una exhortación apostólica –Amoris Laetitia – que promueve el adulterio y la recepción de la comunión (y otros sacramentos) para quienes viven fuera del estado de gracia.

- Mientras tanto, otros aspectos fundamentales de la enseñanza e identidad católica han sido erosionadas simultáneamente
Hemos visto la enseñanza de la Iglesia, establecida durante mucho tiempo, usurpada por medio de contradicciones:  
Tristemente esto ya no sorprende viniendo de un Papa que ha demostrado su oposición a la evangelización (proselitismo, como él lo llama), y que muestra un aparente desprecio por la Eucaristía, ante la cual es bien sabido que muy raramente se arrodillaAlgunos han cuestionado si esto es el resultado de alguna discapacidad física, pero él ha demostrado en otras ocasiones que es capaz de arrodillarse, como cuando lavó los pies a musulmanes en Jueves Santo.

Francisco se arrodilla ante las mujeres de un presidio en Roma,
con el fin de lavar sus pies en la ceremonia del Jueves Santo.

(El ejemplo más reciente de esta extraña postura eucarística llama nuestra atención con las imágenes de su retiro la semana pasada en Arricia).

Las reflexiones teológicas de Francisco incluyen la idea de que
... por nombrar sólo unas cuantas.

Y luego están las ópticas de este papado: 
Bergoglio nombra Monseñor Ricca, conocido 
homosexual, para la reforma del IOR

-La designación que hizo, de un sacerdote conocido por comparar el sexo homosexual con la Eucaristía
, como Consultor del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz. 
Su indulgencia para los abusadores sexuales clericales como el P. Inzoli y con quienes permiten estos abusos sexuales en la Iglesia como el cardenal Danneels

- En una línea similar, nos queda cuestionar el nombramiento del arzobispo Paglia, a la cabeza de la Academia Pontificia para la Vida y el campus del Instituto Juan Pablo II en Roma para el Matrimonio y la Familia, un hombre que, según ha sido revelado, encargó un mural homo-erótico al interior de su Catedral y que nada más este mes públicamente alabó a Marco Pannella, “un radical ateo, de izquierda que quería legalizar la prostitución y que simpatizaba con pederastas”.

Monseñor Vincenzo Paglia, quien encargó
un mural homo-erótico al interior de su Catedral

Nos vemos ante:
... y mucho más.

Se trata de una lista completamente asombrosa. Pero lo es también innegable. Nuestro contexto cultural no es el mismo al que tuvimos durante el Concilio Vaticano II, o incluso el de la promulgación de la Humanae Vitae. Durante esos años felices (para los progresistas), la Iglesia estaba completamente en posibilidad de controlar la narrativa a través de su estatura y peso a nivel mundial.

En 2017, sin embargo, fuentes cercanas al Vaticano han dicho repetidamente que la ineptitud institucional en la comprensión de un mundo dominado por medios descentralizados no puede ser desestimada. Ellos no entienden de Internet. E Internet los ha llamado a rendir cuentas.

Pero el Vaticano tiene sangre fresca.
Greg Burke, ex corresponsal de Fox News y de la revista Time se hizo cargo de la posición del P. Federico Lombardi, Director de la Oficina de Prensa del Vaticano hasta el año pasado. 

Francisco es cercano a los obispos de la increíblemente bien financiada Iglesia alemana, que no tienen recursos para contratar consultores que lo respalden en sus puntos débiles. Los negocios como es habitual no pueden asumirse a perpetuidad.

He mencionado ese rumor en reportajes anteriores. El medio de distribución de información en torno al Vaticano, incluso en sus mejores tiempos, ha aumentado en alcance y en importancia en estos últimos días del papado de Francisco

A partir de cándidos pero confidenciales correos electrónicos recibidos de parte de lectores bien conectados hasta blogs reveladores como el del supuesto, pero anónimo, sacerdote Fray Cristóforo, a la tentadora pero breve cuenta de Twitter “Rogue Swiss Guard”, una prensa católica hambrienta de información tiene un exceso de material potencial para trabajar en cuanto a material valioso. 

Es también, por tanto, una valiosa oportunidad para los enemigos de la crítica papal para esparcir falsos rumores y así disminuir la credibilidad de aquellos dispuestos a publicarlos sin haberlos verificado.

La elección presidencial de los Estados Unidos en el 2016, llamó nuestra atención con la realidad de sitios de noticias en los móviles, creados por la Izquierda para diseminar información falsa y así desacreditar a quienes la compartían. 

Recientes fuentes de Wikileaks han indicado que estrategias similares han sido desplegadas en redes sociales y en secciones de comentarios, con el propósito de generar confusión y ruptura. 

Mientras surge cada vez más evidencia la relación del Vaticano con la élite progresista global – incluyendo nuevos reclamos de que fuerzas políticas ejercieron presión para que el papa Benedicto XVI renunciara – una polinización cruzada de metodología se mueve desde el terreno de la especulación al de la probabilidad.

La similitud de tácticas parecidas empleadas por poderosos personajes dentro de la Iglesia – verdades mezcladas con “noticias católicas falsas” para acabar con la credibilidad de los críticos – convierte un rápido flujo de noticias en un campo minado. Quienes vigilan al Papa han sido forzados a bajar el ritmo para evitar un mal paso justo cuando el ritmo de los sucesos en el Vaticano está alcanzando su punto culminante.

Por esta razón, hay que recordar que el objeto de nuestro trabajo no es más que el dominio de los asuntos humanos. 

Nada menos que el mismo Dios está calculando las fuerzas en esta batalla por la Iglesia Católica, y si no podemos ver a través de la niebla la guerra que ya está al alcance de nuestra mano, podemos confiar en nuestro Comandante omnisciente, quien nos dará la orden para marchar hacia la lucha que está por venir.

No se equivoquen: los días de este papado están contados – y ya que se desvanece, el peligro que representa para la fe sólo aumentará. Tomará décadas para deshacer el daño que ya se ha hecho. Con menos que perder y mucho todavía por ganar, Francisco y sus aliados ya no pueden contenerse – sobre todo cuando no puede haber ninguna garantía de un sucesor de ideas afines en el próximo cónclave. El tiempo para cimentar un cambio irreversible en la Iglesia es ahora.

Steve Skojec

NOTA PERSONAL: De ahí la necesidad de que nuestros cardenales actúen ya y realicen la corrección formal que todos estamos esperando. Que Dios los ilumine

Sínodo 2018: Cómo la Idolatría de los jóvenes promoverá la tiranía de los mayores (Christopher A. Ferrara)



No se discute que la Iglesia se encuentra bajo un manejo destructivo por parte de la dictadura neo-modernista del octogenario Papa jesuita y su séquito de ancianos amigos progresistas. En esta situación casi apocalíptica, el único problema es qué tan lejos irá este régimen para implementar la visión megalomaníaca Bergogliana de Evangelii Gaudium: “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la auto-preservación [!].”

Mientras la aceptación de la ética casuística propuesta en Amoris Laetitia (AL) sobre los actos intrínsecamente malos amenaza con “destruir toda la enseñanza moral de la Iglesia” por una cuestión de “pura lógica”, citando al renombrado filósofo Josef Siefert, la dictadura Bergogliana prepara su próximo ataque a lo que queda de las murallas de la Iglesia: el Sínodo de 2018 sobre “Los Jóvenes, la Fe y el Discernimiento Vocacional”. Bastan dos oraciones del documento preparatorio 
(Introducción) para exponer el intento subversivo del próximo sínodo trampa:

Como en otro tiempo Samuel (cfr. 1Sam 3,1-21) y Jeremías (cfr. Jer 1,4-10), hay jóvenes que saben distinguir los signos de nuestro tiempo que el Espíritu señala. 

Escuchando sus aspiraciones podemos entrever el mundo del mañana que se aproxima y las vías que la Iglesia está llamada a recorrer. 

Esto es una absoluta bobada, sin lugar a dudas. La juventud en sí misma no es un carisma profético. En todo caso, la juventud es más o menos un estado de ignorancia en el que se encuentran los jóvenes en un largo proceso de superación por adquisición de sabiduría que solo se consigue con la edad y la experiencia. Es más, son los mayores los que muestran a los jóvenes el camino a seguir, siendo guías en la familia y la vida social.

En cuanto a la idea de que los jóvenes tienen una habilidad especial para “entrever el mundo del mañana” es ridículo predicar la existencia de un estado futuro“que se aproxima”que sólo los jóvenes pueden “entrever” solo por ser jóvenes. Por definición, el futuro no existe, dado que si existiera sería el presente, y todos, no solo los jóvenes, podrían “entreverlo”. Incluso dentro del marco de la relatividad de Einstein, en caso de aceptarlo, no hay un futuro existente en el presente sino sucesos distantes ocurriendo en el presente, cuya percepción visual no se encuentra aún en nuestro “cono de luz”.

Tal como observa Life Site News, para el Sínodo de 2018 “el Presidente continúa siendo el papa Francisco, el Secretario General continúa siendo el cardenal Lorenzo Baldisseri y el Secretario Especial continúa siendo el Arzobispo Bruno Forte.” Es decir, el Sínodo Falso de 2018 estará orquestado por el mismo triunvirato que orquestó el Sínodo Falso de 2014-15, cuyo único propósito fue el de proveer una fachada para la promulgación de un AL ya predeterminado.

El triunvirato sabe que la temática del próximo Sínodo Falso no tiene sentido. Ellos, junto con el resto del régimen Bergogliano, no tienen ninguna intención de “escuchar a los jóvenes” excepto en tanto y en cuanto la vida de los jóvenes de hoy refleje los intereses que el régimen está intentando institucionalizar en la Iglesia socavando, a través de AL, la doctrina y la disciplina intrínsecamente relacionada con el matrimonio y la sexualidad.

Más aún, el régimen no tiene ninguna intención de “escuchar a los jóvenes” que fueron iluminados por los mayores sabios que los expusieron a las riquezas de la Tradición, incluyendo la misa de todos los tiempos en latín, a la que cada vez acuden más jóvenes.

No, bajo la fachada de lo que Romano Amerio llama “juvenilismo,” esa ridícula idolatría post-conciliar de los jóvenes, el Sínodo Trampa de 2018 solo buscará implementar los planes de los prelados progresistas que envejecen y ansían concretar antes de morir el gran proyecto de auto-demolición eclesiástica en el que estuvieron trabajando durante los últimos 50 años.

La Iglesia de Bergoglio no es lugar para los jóvenes.

Christopher A. Ferrara

(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)