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jueves, 17 de diciembre de 2015

Trasfondo de la profanación de san Pedro (Antonio Socci)


El original pinchando aquí

El pasado 8 de diciembre, la Basílica y la cúpula de San Pedro, corazón de la cristiandad, han sido degradadas con un feo espectáculo en pantalla gigante, sobre la que se proyectaron imágenes relacionadas con el clima y el medio ambiente, nuevos dogmas de la ideología dominante.

«Increíble espectáculo en la Plaza de San Pedro, una afrenta a la basílica que es símbolo de la catolicidad», ha escrito Riccardo Cascioli, director del diario católico en línea La Nuova Bussola quotidiana.

El Vaticano presentó el espectáculo como una especie de alabanza a la creación solicitada por la encíclica Laudato sii y la Conferencia de París sobre el Clima, lo que ya suscitaba numerosas dudas, dado que no tenía la menor relación con la Fiesta de la Inmaculada que se celebraba el martes, ni tampoco con la apertura del Jubileo ni con la inminente Navidad.

NEOPAGANOS

Lo cierto es que el espectáculo resultó mucho peor de lo que se temía. Ningún símbolo cristiano, si acaso alguna alusión a una mezquita, lo cual, proyectado sobre la Basílica de San Pedro, produce un efecto inquietante.

Fue una proyección desagradable y a ratos siniestra (por los efectos sonoros) de imágenes de animales, típicas de cierta divinización gnóstica y neopagana de la Tierra.

De ese modo, en San Pedro se ha preferido en la fiesta de la Inmaculada Concepción celebrar a la Madre Tierra en lugar de a la Madre de Dios, con miras a hacer propaganda de la ideología dominante, la neopagana y neomaltusiana religión del clima y la ecología patrocinada por los poderes fácticos del mundo.

Una profanación espiritual (y también porque, no lo olvidemos, se trata de un lugar de martirio cristiano). Y una profanación cultural.

En un lugar donde se concentran tantas solemnidades cristianas (la Inmaculada, el Jubileo, la Natividad), en un escenario católico como la Basílica, la columnata de Bernini y la cúpula de Miguel ángel, sobre un sueño regado por la sangre de San Pedro y de tantos otros cristianos, habría sido posible como mucho una proyección en una pantalla gigante instalada en la plaza (no sobre la Basílica) de bellísimas imágenes de nuestro arte sacro, ojalá con acompañamiento de magníficas obras musicales de la tradición cristiana.

Jamás una puesta en escena gnóstica y neopagana con un claro mensaje ideológico anticristiano.

ANTICRISTIANOS

El mensaje quedaba sintetizado en el título de la función: Fiat lux, que suena a burla y parodia de las Sagradas Escrituras, donde esa misma expresión indica el gesto creador de Dios y más adelante la Luz que es Cristo, que vino a iluminar las tinieblas del mundo (como dice el Prólogo del Evangelio de San Juan).

Este espectáculo representaba todo lo contrario: el mundo proyectando luz sobre una Iglesia inmersa en tinieblas. En esta proyección, es la Iglesia la que recibe luz del mundo. De un modo simbólico y humillante, se invierte el sentido de la fe católica.

En el curso de la entrevista al papa Bergoglio realizada por Antonio Spadaro a propósito del Concilio, con motivo de cuyo aniversario –que precisamente coincidía con el 8 de diciembre– se ha proclamado el Jubileo, se confirma que este es precisamente el sentido del evento.

De hecho, el sumo Pontífice ha declarado: «El Concilio Vaticano II ha supuesto una relectura del Evangelio a la luz de la cultura contemporánea».

Por consiguiente, para Bergoglio sería el mundo (la cultura contemporánea) el que ilumina y juzga el Evangelio. Pero la Iglesia siempre ha afirmado todo lo contrario: la luz verdadera que resplandece sobre la faz de la Iglesia e ilumina por tanto al mundo es Cristo.

No es casual que uno de los documentos fundamentales del Concilio, la constitución Lumen Gentium, principie con estas palabras exactas: «Cristo es la luz de los pueblos. Por ello este sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu Santo, desea ardientemente iluminar a todos los hombres, anunciando el Evangelio a toda criatura (cfr. Mc 16,15), con la claridad de Cristo, que resplandece sobre la faz de la Iglesia».

La metáfora de la luz contiene en sí una concepción que pone en evidencia el rumbo contrario del pontificado de Bergoglio con respecto al Concilio Vaticano II y al Magisterio constante de la Iglesia.

Por otro lado, hay además un lenguaje simbólico muy elocuente.

En efecto, la noche del 8 de diciembre, además de la Basílica, el enorme Nacimiento de la Plaza de San Pedro estaba apagado con motivo del espectáculo. No fuera a ser que la luz del Niño Jesús interfiriera con la puesta en escena de la nueva religión neopagana.

DESPILFARRO DE RICOS

Se podría observar –aplicando la vara de medir bergogliana– que la Iglesia debería considerar un espectáculo semejante como un inaceptable despilfarro de dinero que sería más conveniente donar a los pobres.

Da igual que la función haya sido costeada por sociedades privadas externas al Vaticano, ya que la Santa Sede habría debido rechazar el regalo y pedido que se donase el dinero a los necesitados.

Es más, la identidad de los que han ofrecido este paquete a la Santa Sede, que acríticamente lo ha puesto en escena poniendo a su disposición la Basílica y la plaza suscita muchas inquietudes.

PODERES FÁCTICOS

Escribe Cascioli: «En realidad ha sido un regalo del Banco Mundial (y su programa Connect4Climate) y de algunas asociaciones y fundaciones particularmente interesadas en el ecologismo, así como de Vulcan Inc., del cofundador de Microsoft Paul Allen y la Fundación Okeanos para el Mar, instituciones que llevan precisamente nombres de divinidades paganas. Lo montó y realizó el estudio Obscura, cuyo nombre lo dice todo. La finalidad de Fiat Lux, se lee en un comunicado de prensa de los patrocinadores, es «educar y motivar con vistas a la crisis del clima a las generaciones, culturas, lenguas, religiones y clases sociales».

Conque «educar a las religiones»… Por eso han iluminado las tinieblas de San Pedro: esto confirma el carácter ideológico del evento.

Cascioli señala además que «el Banco Mundial es también la institución que desde los años setenta se cuenta entre los principales responsables de la política con relación a los países subdesarrollados (préstamos a cambio de programas de control de natalidad) que el propio papa Francisco ha denunciado en varias ocasiones. Las otras organizaciones, para las cuales el ecologismo y el control de la natalidad son dos caras de una misma moneda, están sintonizadas en una misma longitud de onda».

UN PAPA CLIMATÓLOGO

Desgraciadamente, el apoyo acrítico y persistente de Bergoglio a la Conferencia de París (cosa que no es competencia de un papa), termina por identificar el mensaje del Jubileo de la misericordia con la batalla contra el «cambio climático» causado por el hombre, cuya base científica es por otra parte totalmente discutible.

El físico climatólogo de más prestigio, Richard Lindzen, declaró en 2007:

«Las generaciones futuras se preguntarán perplejas cómo fue posible que el mundo desarrollado de comienzos del siglo XXI cayera en el pánico y la histeria sólo porque la temperatura media mundial aumentase en unas pocas décimas de grado. Se preguntarán cómo pudo ser que, basándose en groseras exageraciones de proyecciones sumamente inciertas de modelos matemáticos, combinadas con improbables cadenas de interferencias, se llegara a pensar en la posibilidad de volver a la era preindustrial».

Resulta increíble que Bergoglio –siempre tan crítico y alejado de la doctrina católica y los dogmas de la Iglesia– abrace sin el menor juicio crítico esos dogmas ecologistas que ni siquiera tienen una base científica segura.

Es desconcertante además que un papa califique de emergencia la situación climática. ¿Acaso no es un drama digno de más fervientes llamados que pueblos enteros hayan apostatado de la fe en el verdadero Dios? ¿O la guerra contra la familia y la vida? ¿O el olvido de Cristo y la persecución y masacre de sociedades cristianas enteras? ¿No convenía acaso dedicarles la primera encíclica escrita de su puño y letra? ¿Por qué ha preferido ocuparse de los reptiles y de la clasificación de la basura?

Bergoglio es un enigma. Afirma no creer en un «Dios católico», pero cree en los dogmas de lo políticamente correcto. Alain Finkelkraut lo ha llamado «el Sumo Pontífice de la ideología periodística mundial».

Antonio Socci

(Publicado en Libero el 10 de diciembre de 2015)

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Discurso de clausura del Sínodo - 11 (Análisis crítico)



Continúa diciendo el Papa lo siguiente:


- Queridos Hermanos: La experiencia del Sínodo también nos ha hecho comprender mejor que los verdaderos defensores de la doctrina no son los que defienden la letra sino el espíritu; no las ideas, sino el hombre; no las fórmulas sino la gratuidad del amor de Dios y de su perdón.

- Esto no significa en modo alguno disminuir la importancia de las fórmulas: son necesarias; la importancia de las leyes y de los mandamientos divinos, sino exaltar la grandeza del verdadero Dios que no nos trata según nuestros méritos, ni tampoco conforme a nuestras obras, sino únicamente según la generosidad sin límites de su misericordia (cf. Rm 3,21-30; Sal 129; Lc 11,37-54).

- Significa superar las tentaciones constantes del hermano mayor (cf. Lc 15,25-32) y de los obreros celosos (cf. Mt 20,1-16). Más aún, significa valorar más las leyes y los mandamientos, creados para el hombre y no al contrario (cf. Mc 2,27).


Habla el Papa de los defensores de la doctrina, pero no queda claro aquí quienes son los verdaderos defensores de la doctrina. Por una parte, según el Papa son los que defienden el espíritu y al hombre y no la letra y las ideas ... son aquéllos que no se quedan en las fórmulas (las cuales, por otra parte, son necesarias) sino que se acogen a la gratuidad del amor de Dios y a su perdón ... Y hay en todo ello parte de verdad, pero es conveniente matizar ... y decir toda la verdad, para no ser inducidos a engaño.

Y así, por ejemplo, si acudimos a la cita de Lc 11 37-54, a la que el Papa alude, en la que se habla de la hipocresía de los escribas y fariseos, esos "que limpian por fuera la copa y el plato, pero su interior está lleno de rapiña y maldad" (Lc 11, 39) no puede uno menos que quedarse sorprendido, puesto que da la impresión de que el Papa equipara a los fariseos de la Antigua Alianza con los fariseos de la Nueva Alianza.

Respecto a la Antigua Alianza están muy claras las afirmaciones de Jesús ... Realmente, los fariseos de entonces abusaban de la Ley y se inventaban preceptos que imponían a los demás y que ellos mismos no cumplían ... se quedaban en la pura letra de la Ley. De ahí que Jesús les recriminara llamándoles hipócritas, sepulcros blanqueados y raza de víboras (Mt 23, 27.33).

Sin embargo, con relación a la Nueva Alianza, no está tan claro quiénes son los fariseos. Oigamos las palabras del Señor: "Quien acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama" (Jn 14, 21) ... La guarda de "sus" mandamientos y el amor están íntimamente relacionados, hasta el punto de que quien no cumple esos mandamientos es señal de que en él falla el amor de Dios ... Y es que, como Él mismo dijo en otra ocasión: "Mis Palabras son Espíritu y Vida" (Jn 6, 63).

No se puede establecer una equiparación entre la Antigua y la Nueva Alianza, en lo que a la Ley se refiere. En la Nueva Ley van unidos, de modo inseparable, el amor a Jesucristo y el cumplimiento de sus mandamientos: el cumplimiento de la Ley (o de la letra, si queremos llamarla así) no es hipocresía sino manifestación de amor; cumpliendo los mandamientos manifestamos la veracidad de nuestro amor a Jesús, un amor que no se queda así en meras palabras o en declaración de intenciones. Y, por supuesto, el mandamiento mayor que todos, y que los engloba a todos, que es es el del amor: "Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros como Yo os he amado" (Jn 13, 34).

Ciertamente existe una relación entre ambas Alianzas; a ello se refiere Jesús cuando dice: "No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirla, sino a darle cumplimiento" (Mt 5, 17). Y aquí es importante prestar mucha atención. En Jesucristo se cumplen todas las profecías del Antiguo Testamento. Él es el Mesías prometido, el Mesías durante tanto tiempo esperado, el que anunciaban los profetas de la Antigua Alianza. Con su venida, esas profecías se hicieron realidad (Lc 4, 21).

Es sólo a la luz del Nuevo Testamento como el Antiguo Testamento debe de ser interpretado, si es que se quiere entender algo. De ahí los matices que Jesús va dando con relación a ciertos aspectos de algunos mandamientos de la Ley mosaica ... Y por lo que concierne al tema que nos ocupa, éstas son las palabras que salen de su boca: "Habéis oído que se dijo: 'No cometerás adulterio'. Pero Yo os digo: todo el que mira a una mujer, deseándola, ya adulteró con ella en su corazón" (Mt 5, 27-28). Y su doctrina es muy clara y no admite excepciones: "Cualquiera que repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, adultera" (Mc 10, 12) ... hasta el punto de que sus propios discípulos llegaron a decirle: "Si tal es la condición del hombre con respecto a su mujer, no tiene cuenta casarse" (Mt 19, 10) ... Todavía les queda mucho que aprender sobre la verdadera misericordia, lo que ocurrirá a partir de Pentecostés, con la venida del Espíritu Santo, que el Padre enviará en Su Nombre: "Él os enseñará todo y os recordará todas las cosas que Yo os he dicho" (Jn 14, 26)

Estas palabras acerca de la indisolubilidad del matrimonio han sido dichas nada menos que por Jesucristo, que es rico en misericordia y que es comprensivo como ninguno de nosotros lo es ni lo será nunca: ¡esto no debemos de olvidarlo! ...

De manera que el concepto de misericordia y de comprensión que usamos los hombres, con tanta frecuencia, en tanto en cuanto se aparte del concepto que tiene Dios acerca de la misericordia, sería una falsa misericordia y una falsa comprensión ... pues iría contra la Verdad.

¡Pues Dios, que es misericordioso, es igualmente justo ... y nos recuerda que "no todo el que dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mt 7,21).

Ambas cosas deben de ser tenidas en cuenta, sin que una de ellas vaya en detrimento de la otra: en Dios -dada su simplicidad- son lo mismo, se identifican. No así en nosotros que necesitamos distinguier entre ellas, para entendernos; pero lo que no podemos hacer -y, por desgracia, se está haciendo- es ignorar una de ellas, como si no existiera, en beneficio de la otra. Eso es un grave error y un grave pecado, pues no es conforme a la Ley de Dios, según la cual ni justicia sin misericordia, ni misericordia sin justicia.

Con la excusa del año de la Misericordia estamos asistiendo a situaciones que pueden aparecer, a una mirada superficial, como un ejercicio de la misecordia ... cuando no hay tal misericordia ... sólo la hay -hay que insistir en ello- si va unida al cumplimiento de la Palabra de Dios: una misericordia que alejara de Dios, que es la Verdad, sería falsa, por más rimbombancia que se le diera, pues son los juicios de Dios -y no los de los hombres- los que realmente importan, los únicos que cuentan.

Y es que, en el Nuevo Testamento, a diferencia del Antiguo, la hipocresía y el fariseísmo no van unidos al cumplimiento de la Ley sino justamente lo contrario: quien cumple la Ley y los mandamientos de Dios ése es el que agrada a Dios; en ése no hay engaño ni fariseísmo (Jn 14, 21) ... Esta verdad está siendo hoy olvidada por muchos cristianos que no han sido debidamente instruidos.

En la Nueva Ley, la que Cristo nos trajo, los fariseos son aquellos que, so capa de misericordia, quieren hacer prevalecer "sus palabras" y "sus opiniones personales" (que son palabras muertas) sobre "las palabras de Jesucristo" (que son palabras de Vida). Y es preciso estar muy despiertos para no dejarse engañar, pues quienes hacen tales afirmaciones sacan siempre a relucir palabras bíblicas; incluso usan también las palabras de Jesús ... eso sí: tergiversándolas y sacándolas del contexto en el que fueron pronunciadas. Y, por supuesto, escamoteando otras palabras del Nuevo Testamento, necesarias para la recta comprensión del mensaje de nuestro Señor. De ahí la importancia fundamental de la formación en nuestra fe.

Para aclararnos: si nos encontramos con alguien que habla continuamente de misericordia y misericordia y más misericordia ... y alude al Evangelio y al Nuevo Testamento, en donde se refleja que, efectivamente, Dios es rico en misericordia (Ef 2, 4) y hace llover sobre buenos y malos (Mt 5, 45) ... en ese caso es preciso estar atentos a si quien así habla omite esa otra cara de la moneda que debe de ser conocida ... y es que, de la misma manera que Dios es Misericordioso, es también Justo.

Así habla san Pablo al referirse a Dios, como "justo Juez que dará a cada cual según sus obras: vida eterna a los que, por la perseverancia en la buenas obras, buscan gloria, honor e incorruptibilidad; pero a los rebeldes y desobedientes a la verdad, dóciles a la injusticia: ira e indignación. Tribulación y angustia sobre toda alma humana que obre el mal ...; en cambio, gloria, honor y paz a todo el que obre el bien" (Rom 2, 6-10).

No podemos ni debemos dejarnos engañar: la Palabra de Dios ha de ser enseñada íntegramente. Y esa Palabra, que es Vida, asumida en nuestro corazón con docilidad, es la única que nos puede salvar ... que es, precisamente, lo que Dios desea que hagamos. Y de este modo, aunque es cierto que la salvación viene sólo de Él y que es pura gracia, una vez que ha querido contar con nosotros, como lo ha hecho, resulta que sólo se salvará aquél que quiera ser salvado, aquél que no rechace su Amor. Su amor es claro y manifiesto. El nuestro no lo es tanto. En la medida en que le abramos nuestro corazón Él inundará nuestra vida, ya desde ahora: "Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, Yo entraré a él y cenaré con él y él cenará conmigo" (Ap 3, 20) ... Él no desea otra cosa que nuestro amor, pero ... ¿se lo damos? ¿Le abrimos la puerta de nuestro corazón? Sólo entonces experimentaremos de verdad la auténtica misericordia, como un fruto más del Amor verdadero, que es Dios mismo.

(Continuará)

El voto católico les importa un bledo a los cuatro grandes partidos (Eulogio López)


1 minuto 19 segundos

martes, 15 de diciembre de 2015

CUMBRE DEL CLIMA: MÉTELES MIEDO Y LES DOMINARÁS (Eulogio López)

Un corto vídeo de Eulogio López, el director de Hispanidad, acerca de la cumbre sobre el cambio climático que tuvo lugar en París el 12 de diciembre de este año

1:50 minutos

lunes, 14 de diciembre de 2015

Discurso de clausura del Sínodo - 10 (Análisis crítico)



Sigamos con el discurso del papa Francisco:

- Y –más allá de las cuestiones dogmáticas claramente definidas por el Magisterio de la Iglesia– hemos visto también que lo que parece normal para un obispo de un continente, puede resultar extraño, casi como un escándalo –¡casi!– para el obispo de otro continente; lo que se considera violación de un derecho en una sociedad, puede ser un precepto obvio e intangible en otra; lo que para algunos es libertad de conciencia, para otros puede parecer simplemente confusión. En realidad, las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general –como he dicho, las cuestiones dogmáticas bien definidas por el Magisterio de la Iglesia–, todo principio general necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado.

Decir que las cuestiones dogmáticas, claramente definidas por el Magisterio de la Iglesia, como principios generales que son, necesitan ser inculturadas si quieren ser observadas y aplicadas ... tal afirmación es una fragante contradicción: Si algo es verdad lo es siempre ... ¡o no es verdad!. La verdad es universal, independientemente de dónde y cuándo se predique. De no ser así, ¿qué sentido tendrían la Evangelización o las misiones? Absolutamente ninguno. ¿Para qué se han jugado la vida y se la siguen jugando todos los misioneros -y también los seglares cristianos- que en el mundo son y han sido ... hasta el extremo de que han preferido la muerte antes que renegar de su fe? Si se toma en serio la afirmación papal, habrían muerto inútilmente porque la causa de su muerte fue por haber proclamado la doctrina de Jesucristo tal y como la habían recibido, sin variar un ápice de la misma ... no importándoles que estuvieran en otras culturas. La misión recibida era clara: "Id y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar TODO lo que Yo os he mandado" (Mt 28, 19-20). Esto son palabras de Jesucristo, el fundador de la Iglesia, Aquél que es "el mismo ayer y hoy y lo será siempre" (Heb 13, 8).

Con todos mis respetos hacia la persona del papa Francisco, yo me hago una serie de preguntas y se las hago también al papa ... aunque antes es preciso dejar claro lo siguiente. Si fuese verdad eso que el Papa ha dicho de que la verdad debe de estar inculturizada, entonces tal afirmación sólo sería verdad para esta cultura ... pero sería falsa para el resto de culturas. Y se llegaría a la conclusión de que la verdad no está inculturizada: contradicción manifiesta.

Además, esta afirmación de la inculturización de la verdad sólo tiene como base el mero hecho de que ha sido el papa quien la ha pronunciado ... a título personal, sin tener en cuenta la Tradición de la Iglesia y oponiéndose a ella.

Pero dejando eso aparte ... y suponiendo que realmente fuese verdad lo de la inculturización ... yo me pregunto y esta pregunta va dirigida al propio papa: Si resulta que la verdad depende de la cultura, ¿qué más da creer en una religión o creer en otra ... o incluso no creer en ninguna?

Una verdad relativa es una contradicción. Estamos llegando a una situación en la que lo único que realmente importa es lo que los hombres piensan o sienten: esa es la única "religión" que se acepta ... y que, por supuesto, nada tiene que ver con la verdad: personas distintas pensarán o sentirán cosas distintas. ¿Con cuál de ellas nos quedamos? ... Según el nuevo paradigma de lo políticamente correcto, que ha inundado también la "religión", la respuesta sería que habría que darle la razón a todas y a ninguna. ¿Por qué? Muy sencillo:

(1) Por una parte, puesto que el ser humano debe de manifestarse "libremente" en todo lo que haga, sienta o piense ... y puesto que esa "libertad" es lo único que cuenta (parece ser) ... pues, en ese sentido, todas son igualmente buenas.

(2) Pero, claro: Por otra parte, nos encontramos con que las afirmaciones de unos y de otros son completamente diferentes ... y es imposible que todos tengan razón. No pueden admitirse como "verdades" (al mismo tiempo) cosas que son contradictorias entre sí. De lo contrario se enloquece. Y, vistas así las cosas, con realismo, nos encontramos con que si hay una religión verdadera, ésta sólo puede ser UNA.

De modo tal que si se admite esta idea de la inculturización, a la que alude el santo Padre cuando dice que todo principio general necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado (una afirmación gratuita) la conclusión lógica a la que se llega es la de un relativismo total: No existe la verdad. La única verdad es que nada es verdad. O, si se quiere, que cada uno tiene "su" verdad, que viene a ser lo mismo.

En definitiva, al final todo se queda en esta vida porque, en el fondo, se ha decidido, aunque no se diga expresamente, que no hay otra. El único "dios" que vale es el que cada uno se inventa: "Vive y deja vivir" (esa era una de las diez claves que daba el papa Francisco para ser feliz). Este es el auténtico problema: la falta de fe en lo sobrenatural, a consecuencia de las corrientes modernistas que se han infiltrado en la Iglesia desde el Concilio Vaticano II, hace ahora cincuenta años ... y que han llegado a su zenit con el papa Francisco, según el cual "el proselitismo es una solemne tontería", etc...

Si los santos hubieran pensado de este modo no se habrían jugado la vida, tal y como hicieron. ¿Para qué? ¿Dónde quedan las palabras del Señor: "Fuego he venido a traer a la tierra, y ¿qué quiero sino que ya arda?" (Lc 12, 49). El Sumo Pontífice tiene la obligación de ser fiel a estas palabras del Señor, de extender el cristianismo por toda la faz de la tierra.

Continúa diciendo el santo Padre:


El Sínodo de 1985, que celebraba el vigésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, habló de la inculturación como «una íntima transformación de los auténticos valores culturales por su integración en el cristianismo y la radicación del cristianismo en todas las culturas humanas». La inculturación no debilita los valores verdaderos, sino que muestra su verdadera fuerza y su autenticidad, porque se adaptan sin mutarse es más, trasforman pacíficamente y gradualmente las diversas culturas.

Bueno, buscando en el DRAE encuentro la definición de Inculturación como "proceso de integración de un individuo o grupo en la cultura y en la sociedad con las que entra en contacto". Es decir, son las personas que llegan a una cultura las que tienen que integrarse en ella ... pero en el Sínodo de 1985 se habla de integración de todas las culturas en el cristianismo ... y cómo los valores verdaderos transforman, sin mutarse, las diversas culturas ... ¡no es lo mismo!

- Hemos visto, también a través de la riqueza de nuestra diversidad, que el desafío que tenemos ante nosotros es siempre el mismo: anunciar el Evangelio al hombre de hoy ... defendiendo a la familia de todos los ataques ideológicos e individualistas.

Perfecto: "Anunciar el Evangelio al hombre de hoy" ... pero un poco antes, en este mismo discurso ha dicho que deben de "respetarse" las distintas culturas en el sentido de que ... lo que parece normal para un obispo de un continente, puede resultar extraño, casi como un escándalo –¡casi!– para el obispo de otro continente; lo que se considera violación de un derecho en una sociedad, puede ser un precepto obvio e intangible en otra; lo que para algunos es libertad de conciencia, para otros puede parecer simplemente confusión. O sea, que lo que es bueno para unos puede ser malo para otros. ¿En qué quedamos? 


- Y, sin caer nunca en el peligro del relativismo ...

Yo me pregunto: con las premisas anteriores, ¿es eso posible? Yo no juzgo de las intenciones del santo Padre; no soy quien para hacerlo, pero sí puedo razonar. Es un don que Dios me ha concedido para que lo ejercite. Y leyendo detenidamente e intentando comprender lo que se dice, hemos podido observar que, en el mismo discurso, se dice una cosa y la contraria ... Y esto, con todos mis respetos al santo Padre, es un insulto a la razón. Pienso que no se debe de jugar con la capacidad de razonar de las personas. Un discurso debe de poseer una lógica argumental que permita llegar a una conclusión, lo que no ocurre en este caso, dado el cúmulo de contradicciones que se agolpan en él. Según la parte de discurso que se elija llegamos a una conclusión o a la conclusión contraria: ¡algo falla! ... Pero sigamos:

... o de demonizar a los otros, hemos tratado de abrazar plena y valientemente la bondad y la misericordia de Dios, que sobrepasa nuestros cálculos humanos y sólo quiere que «todos los hombres se salven» (1 Tm 2,4) ... para introducir y vivir este Sínodo en el contexto del Año Extraordinario de la Misericordia que la Iglesia está llamada a vivir.

Este párrafo, por ejemplo, es evangelio puro: ¡por supuesto que Dios quiere que todos los hombres se salven! ... y que lleguen al conocimiento de la verdad: que esto también hay que decirlo. También hay que decir que este querer de Dios con relación a los hombres no se hará efectivo si los hombres deciden que no quieren saber nada de Dios. Sí, eso también hay que decirlo.

(Continuará)

Caritas surte a Podemos. Objetivo: fastidiar a la Iglesia (Eulogio López)

Más de 3.000 niños madrileños se quedan sin enseñanza concertada porque Ciudadanos, PSOE y Podemos han decidido quitarles la subvención.

José Manuel López Rodrigo, portavoz de "Podemos", procedente de Cáritas

Eso sí, se la han donado a la universidad, no se crean, que para los políticos es más importante que la escuela, quizás porque los niños no votan.
Lo curioso es que el portavoz de Podemos en la Asamblea, José Manuel López Rodrigo (en la imagen), que ha apoyado tan estupenda idea, procede de Caritas, que ha surtido a los neocomunista de Pablo Iglesias con sus mejores cuadros.
Pero no se apuren: la idea fue lanzada por el grupo socialista, que preside el ex cura Ángel Gabilondo. Todo cuadra.
Al tiempo, en el Ayuntamiento de Madrid, la abuelita de los dientes grandes, Manuela Carmena, le quita las bonificaciones en el IBI a las familias numerosas, puras conejas a las que que no hay que ponérselo fácil.
Carmela es muy pluralista. Tiene de todo en sus filas. Tiene a la enseñatetas profanadora de capillas, Rita Maestre, pero también a Javier Barbero, responsable de salud, seguridad y un montón de cosas, de profesión psicólogo, que también trabajó en Caritas.
¡Qué cosa más grande ésta del pluralismo! Se trata de que, desde la pluralidad de puntos de vista y posiciones dispares se coincida en una sola cosa: fastidiar a los cristianos. Pero no a todos. A los cristianos raritos les encubran. Ya lo dijo Lenin: a los curas con fe asesinadlos. A los laxos no los toquéis: son de los nuestros.

Eulogio López

Entrevista a Michael O' Brien, autor de "El padre Elías"

Artículo original aquí


Tras el éxito, hace algunos años, de El Padre Elías, llega la continuación tan demandada por los lectores de Michael O’Brien: El Padre Elías en Jerusalén, publicada en español en Libros Libres. Una historia electrizante en la que volvemos a encontrarnos en acción al religioso encargado por el Papa de derrotar al Anticristo.

En la obra este Anticristo ya se está manifestando como un líder mundial que conduce a la humanidad al abismo de un mundo sin Dios, y el único obstáculo parece ser ese monje tenaz, a quien acusan falsamente de asesinato para dificultar su tarea. Un nuevo orden mundial contra Cristo se atisba si no logra su objetivo… Es el drama ante el que nos sitúa O’Brien, y por el que Actuall le pregunta.
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¿No cree que la situación actual, extremadamente confusa, dificulta un orden nuevo?

Medito en ello continuamente. El reino de Satanás está dividido contra sí mismo y, sin embargo, el “padre de la mentira, el homicida desde el principio”, como le llama Jesús, es capaz de provocar salvajemente diversas erupciones de mal para sus intenciones de largo alcance. Incluso enfrentamientos entre fuerzas que parecen oponerse unas a otras, como por ejemplo el Estado Islámico y el materialismo hedonista de Europa. Pero no hay contradicción, porque el demonio puede manipular estos desórdenes para producir un colapso de la resistencia a sus planes.

¿Qué papel reserva esa situación al “mantra” de la “paz”?

Mi impresión es que las enfermedades del mundo lo harán más violento e inseguro y la gente sentirá mayores deseos de una meta-solución al caos de la humanidad. El tiempo estará maduro para que el Anticristo adquiera poder ofreciendo “paz” y “seguridad”. Como nos recuerda la Escritura, muchos dirán “paz, paz”… cuando no hay verdadera paz. Él aparentará ser una especie de mesías secular, que resolverá problemas de la humanidad aparentemente irresolubles. Pero su paz no podrá durar. Será un “orden” que tendrá que ser reforzado cada vez con mayor opresión, paso a paso, hasta culminar en una persecución mundial contra todo lo que se resista a su voluntad.

¿Puede ser la ideología de género el instrumento final del demonio en su guerra contra Dios?

Sin duda juega un papel fundamental en el crecimiento de la confusión y en los desórdenes morales de las sociedades occidentales. ¿Es el instrumento final del diablo? No lo sé, pero sin duda es uno de sus engaños más poderosos.

¿Cómo ve la Iglesia?

La Iglesia está creciendo en África y Asia. De hecho, probablemente hay más verdaderos cristianos en la Iglesia clandestina de China que en toda Norteamérica. Sin excepción, las conferencias episcopales de África son completamente fieles.

Pero Europa …

Europa es una catástrofe. Se degrada, se degrada, se degrada … Sólo quedan islas de fidelidad aquí y allá. A pesar de ello, en todos los países hay obispos concretos que alimentan a su rebaño con gran dedicación y a menudo con un gran coste en términos de sufrimiento. Se están formando santos, los movimientos laicos evangelizadores continúan trabajando para el bien y jóvenes heroicos abrazan la llamada al sacerdocio y a la vida religiosa. Pero en todas partes hay una gran criba, una gran prueba. Allí donde no estamos sufriendo una persecución directa estamos siendo caracterizados por los medios y la cultura como represivos, como una estructura vieja y moribunda que debe conformarse al spiritus mundi o bien ser recluida en un gueto donde ya no tenga influencia.

¿Ha sido la reciente batalla del sínodo un episodio de ese proceso?

Sí. La auténtica naturaleza de la Iglesia y el orden moral divino están siendo asaltados por Satanás y por quienes, inconscientemente, son sus agentes humanos, mediante asaltos externos y traiciones internas.

¿Por qué ese ataque?

El adversario sabe que la Iglesia es la única presencia en el mundo que se mantiene en defensa de toda la verdad sobre el matrimonio y la familia… en realidad, sobre la naturaleza del hombre y su valor eterno. La Iglesia tiene en sí misma capacidad para resistir los planes del demonio. Pero si no somos fieles a nuestra vocación, ¿cómo podrá defenderse la humanidad? ¿Cómo podremos conocernos verdaderamente a nosotros mismos? ¿Cómo nos presentaremos ante el Señor en el Día del Juicio?

¿Tiene todo esto un sentido?

Creo que Dios está sacando bien de las confusiones y males que han surgido. Él las ha permitido para que podamos ver qué grande es la necesidad de purificación y fortalecimiento de la Iglesia. Debemos rezar y ayunar por ella, quizá más de lo que lo hemos hecho en los últimos dos mil años.

Dios escribe derecho con renglones torcidos …

Añadiría que una consecuencia edificante ha sido el surgimiento de obispos y cardenales verdaderamente apostólicos que han defendido la fe durante el sínodo y durante el periodo postsinodal. También es un necesario recordatorio de que la Iglesia no es una entidad eurocéntrica, sino el Cuerpo místico de Cristo en este mundo. Creo que hay una gran belleza en la forma en la que África y Asia están enviando ahora misioneros a las oscurecidas Norteamérica y Europa. ¡Por favor, enviadnos más!

¿Cómo deben prepararse los católicos para las batallas espirituales que vienen?

En todo lo que va a suceder debemos mantener los ojos y el corazón en el verdadero horizonte. Tener confianza en que la victoria vendrá. ¡Confiad! ¡Por encima de todo, confiad! Rezad y ayunad por la conversión de las almas y por nuestra más profunda conversión. De esta forma, mediante la oración y la vida sacramental, creceremos en una unión más profunda con el Jesús vivo, que está con nosotros hasta el final de los tiempos y nos conducirá a través de todas las tribulaciones.

Rezar es la clave …

Rezad concienzudamente por nuestros sacerdotes y obispos y por el Papa. Debemos amar a la Iglesia con un amor indestructible, en su belleza y en sus humillaciones. Mantened vuestros ojos en su profunda identidad como Esposa, la Esposa que está siendo preparada para encontrarse con el Esposo.

Carmelo López-Arias para Actuall

sábado, 12 de diciembre de 2015

Escenificación Masónica y Teología feminista, ad limina apostolorum (Fray Gerundio)

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No sé cómo se habrá sentido en el cielo el bueno de San Pedro, al ver su Plaza engalanada para la vigilia masónico-espectacular del pasado día 7 de diciembre. Al fin y al cabo su cuerpo está enterrado en las Grutas Vaticanas, y la cúpula de la Basílica que lleva su nombre ha sido referencia -durante siglos-, para toda la Cristiandad. Tampoco sé cómo se sentirán en la eternidad los papas que construyeron la Basílica del Príncipe de los Apóstoles. Y mucho menos los Miguel Angel, Berninis y demás artistas que pusieron su genialidad al servicio de la Iglesia para edificar la gloriosa Sede de Pedro, donde reside el Vicario de Cristo, mucho antes de que el propio Vicario peleara por ser considerado exclusivamente Obispo de Roma. Como si uno pudiera escaparse de uno de los títulos, escondiendo el otro.

Confieso que me he quedado de piedra cuando he visto en las tabletas de mis novicios el espectacular montaje, la asombrosa puesta en escena y la llamativa exhibición, fascinante, vistosa y lujosa. En estos temas nadie dice que la Iglesia debe ser pobre. Eso lo aplican solamente a los cálices y copones de la liturgia y a los apartamentos de los cardenales a los que se quiere defenestrar (por lo visto, los cardenales “amigos” deben vivir en casas de caña). Yo no entiendo mucho de finanzas, pero que no me digan que esto ha costado poco dinero. Seguro que nos dirán que ha sido financiado por diversas empresas más o menos integradas en la MUI (Masones Unidos Internacionales), pero cualquier cristiano-progre-francisquista diría que ese dinero se le podría haber dado a los pobres…. y seguro que la MUI habrá hecho un sustancioso donativo.

El caso es que se ha llevado a cabo una demostración de luz, color y sonido llamada Fiat Lux: Iluminando la Casa Común. He de confesar que eso de la Casa Común ya de por sí me hace encapotar las orejas y se me agolpan las moscas detrás de los pabellones auditivos. Ya de entrada suena a masónico y por supuesto a Laudato Si (que es la versión masónico-descarada de la ecología cristiana de los últimos tiempos). Digan lo que digan los pusilánimes. Ecología anticristiana, compulsiva, recurrente y anti-sobrenatural. Y pesadita. Y cursi. Pero muy peligrosa. Y herética.

Le he explicado a mis novicios modernistas que esta ecología es evidentemente anti-sobrenatural. Mira la Tierra y la Creación, no como creaturas de Dios y hechura de sus manos, sino como una suerte de resultados de una Magna Evolución, en la que brilla por su ausencia el Dios Uno y Trino de la Escritura. Y el pecado original, claro está. Que se lo digan a Teilhard de Chardin, que de esto entendía un montón y como no tenía prejuicios, soltaba herejías con toda naturalidad. Pío XII lo puso en solfa y… cómo no, fue rehabilitado después por los Pontífices Modernos. Francisco es un admirador suyo, claro. Dos y dos son cuatro.

El horroroso espectáculo estuvo montado a base de penumbras, sombras y tinieblas; lo cual indica -según mi personal parecer-, una providencial catequesis de la situación actual del Vaticano y de la Iglesia. Hay que ver entera la proyección




Del mismo modo que en la Iglesia de siempre se enseñaron las verdades de Fe con la adecuada catequesis de retablos, imágenes y orfebrería, la Iglesia Actual catequiza a sus fieles en plena Plaza de San Pedro sobre la Nueva Era, el Ecologismo y el Clima. No hay que ser muy espabilado para comprender que lo que se estaba proyectando en la Vigilia de la Inmaculada no era sino la exteriorización y patentización de un Vaticano sórdido, embadurnado de New Age, arrodillado ante el mundo y en sintonía con los proyectos neo-mundiales más anticristianos. Hasta la música elegida destila un sabor de amarga desilusión. Y las sombras de Mordor por allí, paseándose. 


Y los lobos acechando a la Cristiandad, seguros de que no hay Pastor alguno que salve al Rebaño. Estas imágenes me recuerdan lo de San Pedro y “el diablo como león rugiente acechando y buscando a quién devorar”….
Todo esto justamente la noche antes de la apertura de la Puerta Santa por la que hay que pasar para que el Señor -que es misericordioso-, nos perdone. Ya dijo Francisco en su homilía de la Misa que hay que abandonar la idea de un Dios que castiga y ampararse en un Dios que perdona. Una vez que han sido borrados del mapa la necesidad de la Redención, el pecado original y la existencia misma del pecado personal, se tiene que acabar necesariamente en que la única salvación es la del planeta; y los verdaderos pecados, los que se cometen contra el medio ambiente. Y que no se me olvide la intolerancia, que es el peor de todos. Y para muestra, estos dos datos de última hora:

- El primero es que por fin ha aparecido en la predicación de Francisco el Feminismo Teológico, para gusto y disfrute de monjas americanas y europeas y teólogos de nota reivindicativos. He de reconocer que hace ya tiempo que esperaba su aparición: Dios es Padre y Madre. Casualmente el ecologismo cristiano reivindica el título de Madre para Dios. Como una suerte de Madre Tierra (a la que al final quedará reducido). Francisco hace algo más que un guiño a la Teología Feminista, que estaba esperando que se abriera la Puerta de la Misericordia para ella. Féminas-Teólogas y Teólogos-Feministas han recibido ya el primer gesto del Papa en este año de la Misericordia: no estáis tan equivocados. Dios es Padre y Madre.

- El segundo es que no hay que intentar convertir a los judíos -lea aquí el disparate-, porque ellos también están en la promesa de Dios. Toma ya. Este debe ser el segundo gesto del papa en este año de la Misericordia: Los judíos no tienen que convertirse. No hace falta. Ellos no están en el grupo de hipócritas y fariseos que deberían pasarse el año entero debajo de la puerta santa, aunque probablemente ni por esas los perdone Dios.

Mis novicios dicen que soy un exagerado. Que hiperbolizo, exorbito y dramatizo. Yo les he animado a que relacionen todos estos términos: Ecología, Masonería, New Age, Multiculturalismo, Religión universal e Ideología de género. Siempre los verán relacionados de alguna manera. Incluso en algún discurso que otro que yo me sé. Dicen los malvados que es la puesta en marcha de la agenda del Cardenal Martini (que en paz descanse). Desde luego. Pero al fin y al cabo la agenda de Martini no era más que un aperitivo de la agenda diabólica. Mientras Dios lo permita.

Pues bien: yo sigo pensando que Dios se ha revelado como Padre y que Dios es Padre y no Madre. Y sigo pensando asimismo que los judíos tienen que convertirse para salvarse, porque no han creído en el Hijo de Dios.

Cualquier otra cosa que se diga es una falsedad, un engaño, un timo, una falacia y una superchería. Lo diga Agamenón o lo diga su porquero …



Fray Gerundio


NOTA. En el mismo sentido en el que se mueve Fray Gerundio podemos leer la entrada de Denzinger-Bergoglio ¿Acaso ya no ama Dios al pueblo hebreo ni quiere su conversión? ¿Es que se salvan los judíos siguiendo la Ley Antigua? ¿Tienen los ritos judíos la misma eficacia salvífica que los sacramentos? ¿Es que ahora tenemos dos caminos para la salvación – la Antigua y la Nueva Alianza?  … Conozcamos la doctrina veinte veces secular de la Santa Iglesia para así amar de verdad a los judíos y tener las cosas claras. Entra aquí

La Basílica de san Pedro, profanada (Roberto de Mattei)


Artículo original pinchando aquí


La imagen que quedará asociada a la apertura del Jubileo extraordinario de la Misericordia no será la ceremonia antitriunfalista celebrada por Francisco en la mañana del 8 de diciembre, sino el atronador espectáculo Fiat lux: iluminación de nuestra casa común, que puso fin a la jornada inundando de luces y sonidos la fachada y la cúpula de San Pedro.

A lo largo de la función patrocinada por el Grupo del Banco Mundial, imágenes de leones, tigres y leopardos de proporciones gigantescas se sobreponían a la fachada de San Pedro, que se eleva precisamente sobre las ruinas del circo de Nerón, donde las fieras devoraban a los cristianos. El juego de luces daba la impresión de que la basílica se ponía boca abajo, se disolvía y se sumergía. Sobre la fachada pasaban peces-payaso y tortugas marinas, poco menos que haciendo pensar en la licuefacción de las estructuras de la Iglesia, desprovista de todo elemento que pudiera aportarle solidez. Un enorme búho y extraños animales aéreos sobrevolaban en torno a la cúpula, y monjes budistas pasaban caminando como dando a entender que hay un camino de salvación alternativo al Cristianismo. En ningún momento apareció símbolo religioso alguno ni la menor alusión al Cristianismo; la Iglesia cedía el paso a la naturaleza soberana.

Andrea Tornielli ha escrito que no hay que escandalizarse porque, como documenta el historiador del arte Sandro Barbagallo en su libro Gli animali nell’arte religiosa. La Basilica di San Pietro (Libreria Editrice Vaticana, 2008), a lo largo de los siglos han sido muchos los artistas que han representado una fauna exuberante en torno al sepulcro de San Pedro. Pero si la basílica de San Pedro es un zoo sagrado, como la define con irreverencia el autor de la mencionada obra, no es porque los animales representados en la basílica estén recluidos en un recinto sagrado, sino porque es sagrado, es decir, ordenado a un fin trascendente, el significado que atribuye el arte a dichos animales.

Efectivamente, en el Cristianismo los animales no se divinizan. Se los valora por su fin, que consiste en que están destinados por Dios al servicio del hombre. Dice el Salmista: «Le diste [al hombre] poder sobre las obras de tus manos, y todos lo pusiste bajo sus pies: las ovejas y los bueyes todos, y aun las bestias salvajes, las aves del cielo y los peces del mar» (Sal. 8, 7-9). Dios ha situado al hombre al vértice de lo creado, como rey de la creación, y todo debe estar ordenado a él para que a su vez lo ordene todo a Dios como representante del universo (Gen 1, 26-27). El fin último del universo es Dios, pero el fin inmediato del universo físico es el hombre. «En cierto modo, nosotros también somos el fin de todas las cosas», afirma santo Tomás (IISent., d. 1, q. 2, a. 4, sed contra), porque «Dios lo ha creado todo para el hombre» (Super Symb. Apostolorum, art. 1).

Por otra parte, la simbología cristiana atribuye a los animales un significado emblemático. Al Cristianismo no le preocupa la extinción de animales ni el bienestar de éstos, sino el sentido último y profundo de su presencia. El león es símbolo de la fuerza y el cordero de la benignidad, para recordarnos la existencia de la virtud y las diversas perfecciones, que sólo Dios posee por entero. En la Tierra, una gama prodigiosa de seres creados desde la materia inorgánica hasta el hombre posee una esencia y una perfección íntima que se expresa mediante el lenguaje de los símbolos.

El ecologismo se presenta como una cosmovisión que trastorna esta escala jerárquica, eliminando a Dios y destronando al hombre. Este último es puesto en pie de plena igualdad con la naturaleza en una relación de interdependencia no sólo con los animales, sino incluso con los componentes inanimados del medio ambiente: montañas, ríos, mares, paisajes, cadenas alimentarias, ecosistemas … Esta cosmovisión tiene por objeto borrar toda línea divisoria entre el hombre y el mundo. La Tierra forma junto con su biosfera una especie de entidad cósmica geoecológica unitaria. Se vuelve algo más que una «casa común»: representa una divinidad.

Hace cincuenta años, cuando se clausuró el Concilio Vaticano II, el tema dominante en aquellos momentos históricos se manifestaba como cierto «culto al hombre», contenido en la fórmula del «humanismo integral» de Jacques Maritain. El libro de dicho título del filósofo francés se publicó en 1936, pero su mayor influencia la tuvo ante todo cuando un entusiasta lector de su obra, Giovanni Battista Montini, una vez elegido Papa con el nombre de Paulo VI, quiso hacer de ella la brújula de su pontificado. En la homilía de la Misa del 7 de diciembre de 1965, recordó que en el Concilio Vaticano II había tenido lugar el encuentro entre «la religión de Dios hecho hombre» y la «religión (porque eso es precisamente) del hombre hecho Dios».

Cincuenta años después, asistimos al paso del humanismo integral a la ecología integral; de la Carta internacional de los derechos humanos a la de los derechos de la naturaleza. En el siglo XVI, el humanismo había rechazado la civilización cristiana medieval en nombre del antropocentrismo. La tentativa de construir la Ciudad del Hombre sobre las ruinas de la de Dios fracasó trágicamente en el siglo XX, y de nada valieron los intentos de cristianizar el antropocentrismo con el nombre de humanismo integral. La religión del hombre es sustituida por la de la Tierra: al antropocentrismo, criticado por sus desviaciones, lo reemplaza una nueva cosmovisión ecocéntrica. La ideología de género, que disuelve toda identidad y toda esencia, se inserta en esta perspectiva panteísta e igualitaria.

Se trata de un concepto radicalmente evolucionista que coincide en buena parte con el de Teilhard de Chardin. Dios es la «autoconciencia» del universo que evolucionando se vuelve consciente de la propia evolución. No es casual la cita de Teilhard en el párrafo 83 de Laudato sì, la encíclica del papa Francisco en la que filósofos como Enrico Maria Radaelli y Arnaldo Xavier da Silveira han destacado puntos que discrepan de la Tradición católica. Y el espectáculo Fiat Lux se ha representado como un manifiesto ecologista que tiene por objeto expresar en imágenes la encíclica Laudato Si.

En el diario Libero, Antonio Socci, la ha definido como «una puesta en escena gnóstica y neopagana con un inequívoco mensaje ideológico anticristiano», y señala que «en San Pedro han preferido que, en la fiesta de la Inmaculada Concepción, en vez de celebrar a la Madre de Dios se celebre a la Madre Tierra, a fin de propagar la ideología dominante, la de la “religión del clima y la ecología”, la religión neopagana y neomalthusiana, respaldada por los poderes fácticos del mundo. Es una profanación espiritual (y también porque ese lugar, no lo olvidemos, es un lugar de martirio cristiano)».

«Por tanto -ha escrito por su parte Alessandro Gnocchi en Riscossa Cristiana– no ha sido el Estado Islámico quien ha profanado el corazón de la Cristiandad, ni los extremistas del credo laico los que se han burlado de la fe católica, ni los artistas blasfemos y coprolálicos a los que ya estamos acostumbrados los que han ultrajado la fe de tantos cristianos. No había necesidad de registrar a los visitantes y hacerlos pasar por el detector de metales a fin de impedir el ingreso de los vándalos a la ciudadela de Dios: ya habían penetrado en la fortaleza y activado la bomba multicolor ante la televisión mundial a salvo desde la sala de control».

Los fotógrafos, ilustradores y publicistas que han realizado Fiat Lux saben lo que representa la basílica de San Pedro para los católicos, la imagen material del Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia. Los juegos lumínicos proyectados sobre la basílica tenían una intención simbólica, antitética de lo que representan todas las luminarias, las lámparas y el fuego, que han transmitido a lo largo de los siglos el significado de la luz divina. Esa luz se apagó el 8 de diciembre. Entre las imágenes y luces proyectadas sobre la basílica faltaban las de Nuestro Señor y la Inmaculada, cuya fiesta se celebraba ese día. La Plaza de San Pedro estaba inmersa en la falsa luz que porta el ángel rebelde, Lucifer, príncipe de este mundo y de las tinieblas.

Decir luz divina no es una metáfora, sino una realidad, como son también reales las tinieblas que envuelven actualmente al mundo. Y en estas vísperas de la Navidad, la humanidad espera el momento en que la noche se iluminará como el día «nox sicut dies illuminabitur» (Salmo 11) y se cumplirán las promesas que hizo la Inmaculada en Fátima.

Roberto de Mattei

martes, 8 de diciembre de 2015

Carta abierta a Su Santidad el Papa Francisco (o la misericordia de enseñar al que no sabe) Parte 2ª: el voto católico





Aprovecho la ocasión, Su Santidad, para comentarle algo acerca de un tema que, en España, nos tiene preocupados a todos los que, habiendo nacido en esta nación, tenemos la gracia de haber sido bautizados y somos, por lo tanto, católicos ... aunque dejemos mucho que desear en nuestra conducta como tales.

En realidad, de verdad, se trata de la misma idea: "Enseñar al que no sabe", una obra de misericordia, que considero esencial, sobre todo en los momentos en los que vivimos. Y quería aplicarla a un caso muy concreto, cual es el del voto católico, ya que se aproximan las elecciones generales, que serán el 20 de Diciembre de este año. Y es mucho lo que nos jugamos. A estas alturas, sin embargo, hay todavía muchos católicos que no tienen claro a qué partido tienen que votar ... o si es obligatorio votar.

Hay una idea que es desconocida por la inmensa mayoría de los católicos, pues nunca se les ha hablado de ello: Y es la llamada excomunión "latae sententiae" [ipso facto] que se aplica* a aquellos católicos que ayudan o practican abortos así como también a quienes votan a partidos abortistas, aquéllos que promueven y defienden el aborto como un derecho ... una idea que viene recogida en el punto 2272 del Catecismo de la Iglesia Católica que hace referencia al número 1398 del Código de Derecho Canónico. Lógicamente no pueden ser excomulgados aquellos que desconozcan que esto es así, aunque hay un cierto punto de negligencia y un cierto carácter de ignorancia vencible. 



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* [Observación: Véase un enlace posterior en el que se matiza esta idea de colaboración al aborto y en donde se aclara que, en realidad, propiamente hablando, no puede hablarse de excomunión en los casos de votación a partidos abortistas; conclusión a la que he llegado posteriormente tras haber consultado con un experto en Derecho Canónico.
Nota: Sigue siendo cierta la idea de la complicidad en el crimen y el consiguiente problema de conciencia del votante; pero ahora sin la excomunión].
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Pero, en fin. Lo que sí es cierto es que, dado tal desconocimiento y aplicando la obra de misericordia de enseñar al que no sabe, considero que:

(1) Sería una obligación, primero de todos los sacerdotes, en sus respectivas parroquias; y luego -y sobre todo- de los Obispos y del propio Sumo Pontífice, realizar esta Pastoral del conocimiento de la propia Doctrina. En el caso que nos ocupa todos los fieles católicos deberían de conocer la pena en la que incurrirían si se hacen cómplices de promover el aborto en la sociedad votando a partidos abortistas. La excomunión "latae sententiae" consiste en una excomunión automática, sin necesidad de que medie ninguna autoridad eclesiástica externa que la pronuncie. Esta realidad, como digo, es desconocida por el común de los fieles ... y forma parte de la Evangelización enseñar también estas cosas al pueblo cristiano, para que sepan a qué atenerse a la hora de emitir su voto.

Además, dado el caso de que, prácticamente, todos los medios de comunicación social (prensa, radio, televisión, internet, etc...) son contrarios a la Iglesia católica [Europa -de hecho- ha renegado de sus raíces cristianas] tal conocimiento adquiere características de urgente ... de modo que se hace necesaria la intervención directa de todos los obispos, con el Papa a la cabeza, para enseñar estas verdades a los fieles católicos, verdades que -como digo- desconocen, pero al tratarse de una ignorancia vencible son, en cierto modo, culpables ... aunque -todo hay que decirlo- este desconocimiento se debe, fundamentalmente, al hecho de que sus Pastores no se han encargado de dar difusión a este mensaje ... y no lo han hecho, muchos de ellos, por no contar, de modo explícito, con la aquiescencia de Su Santidad.

Dada su influencia mediática en la actualidad, santo Padre, tal pronunciamiento tendría, como consecuencia, una repercusión inmediata en todos los medios de comunicación que saldrían de sus guaridas, como leones, dispuestos a atacar a la Iglesia de todos los modos imaginables ... como corresponde a la sociedad pagana en la que vivimos. Por otra parte, tal ataque ya se está llevando a efecto. Difícilmente podrían atacar más de lo que ya lo hacen, pero en fin ... Lo preocupante, lo más grave del caso, es el silencio de tantos Pastores y su cobardía en proclamar la Verdad.

Por otra parte ¿qué tiene de extraño que el mundo odie a los cristianos y, de modo especial, a los católicos? Si me persiguieron a Mí, también os perseguirán a vosotros (Jn 15, 20) decía Jesucristo. Tal es la condición natural en un cristiano. Así lo decía también el apóstol Santiago: "¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemiga de Dios? Quien desee hacerse amigo del mundo se convierte en enemigo de Dios" (Sant 4, 4). La misión de los Pastores es la de enseñar, gobernar y santificar, "entresacados de entre los hombres y constituidos en favor de los hombres para las cosas relativas a Dios" (Heb 5, 1). Lo primero de todo ... ¡enseñar!, anunciar la Verdad, sin miedo a manifestarse con identidad propia, como lo que realmente son -ministros de Dios- sin ningún tipo de complejos.

Tal vez ha llegado el momento de que sean los seglares quienes den ese testimonio audaz, sin que les importe el qué dirán, del que tan esclavos son -por desgracia- algunos de nuestros pastores. Tenemos que pedir a Dios, con insistencia, un día sí y otro también, que surjan estos pastores que la Iglesia necesita para sobrevivir. De la valentía de los cristianos -pastores y seglares- va a depender el que la verdadera Iglesia siga su camino hacia el auténtico progreso, que es el que se dará en la medida en que la gente vaya conociendo y amando a Jesucristo y a la Iglesia que Él fundó, un progreso que redundará en beneficio de toda la sociedad.

¿Difícil? Sí. Nadie dijo nunca que ser cristiano fuera fácil y sencillo y mucho menos, cómodo. ¿Imposible? Por supuesto que no; pero debemos de rezar mucho y tener mucha fe; pedírsela al Señor, con llantos, si es preciso, una y otra vez, sin cansarnos, fiándonos de sus Palabras: "¡Todo es posible para el que cree!" (Mc 10, 23). Y de las palabras del apóstol san Juan, que son palabras inspiradas por el Espíritu Santo, es decir, son palabra de Dios: "Ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe" (1 Jn 5, 4)

¡Éste -y no otro- es el "lío" que deben de armar los cristianos! No un lío sociológico, sino un lío sobrenatural, porque este mundo, en el que vivimos, está falto de fe. Y esa es la auténtica causa de los males que padece. Porque no son ni la corrupción, ni la pobreza, ni el desempleo, ..., los verdaderos males. Por supuesto que son males, y graves, sin ningún género de duda, pero son la consecuencia de un mal mayor que se encuentra en la raíz de todos ellos; un mal del que no se habla ... y que no es otro que el pecado: pecado que consiste, fundamentalmente, en la falta de fe en Jesucristo, según Él mismo nos dijo (Jn 16, 9).

Santo Padre: el silencio de los pastores, en mi opinión, no es otra cosa que cobardía y capitulación ante el mundo. Y no es ése el testimonio que Jesús espera de los suyos.

Yo le rogaría, le suplicaría que hiciese llegar, de momento, esa orden conminatoria a todas las diócesis de España, con vistas a las elecciones generales del 20 de Diciembre para que los católicos sepan a qué atenerse a la hora de votar. Que sepan que, bajo ningún concepto, pueden votar a un partido abortista. Esto debería ser motivo de predicación en todas las homilías de todos los pueblos de la nación española: no se puede engañar al pueblo cristiano, por miedo a los políticos.

El mejor modo de "misericordiar", de ejercer la misericordia, en este caso, es -y lo será siempre- el decir la verdad. Si se falta a la verdad, la misericordia es una falsa misericordia ... ¡no es misericordia! Ahora que comienza el año santo de la Misericordia sería una buena ocasión de ejercitarla ilustrando a la gente sencilla acerca de sus obligaciones en cuanto al voto católico se refiere.

Podría ocurrir que no hubiese ningún partido al que un católico, en recta conciencia, pudiese votar ... ¡podría ocurrir! Bueno, la democracia no es un valor absoluto; y mucho menos si está pervertida y la autoridad que ejerce va contra la Ley divina. No existe, en este caso, la obligación moral de votar. La abstención es posible. Y es una alternativa que se ejerce libremente. Equivale a decirle a los políticos que su misión es la de procurar el bien común de los ciudadanos, pero no imponerles obligatoriamente una ideología perversa y opuesta a los mandatos divinos.

¿Cómo puede votar un cristiano -y ni siquiera una persona con buena voluntad- a un partido que defiende el aborto y la ideología de género, por poner un ejemplo?. Es un contrasentido y es una verdadera esquizofrenia mental actuar de ese modo. Si no hay otra alternativa, sencillamente no se vota ... O, en todo caso, si se piensa que la democracia (caso de funcionar bien) es el modo de gobierno que más les convence, siempre se puede acudir a votar, ejerciendo ese derecho, pero votando en blanco.

No cabe duda de que Dios proveerá, como siempre lo ha hecho.

Que Dios lo bendiga.

Suyo en el Señor:

José Martí

Carta abierta a Su Santidad el Papa Francisco (o la misericordia de enseñar al que no sabe) Parte 1ª


El Papa abre la puerta santa de la Basílica de San Pedro



Santo Padre:


Me dirijo a Su Santidad con todo el respeto que me merece por ser el Vicario de Cristo en la Tierra. Y lo hago para expresarle mi preocupación sobre un punto concreto: la falta de conocimiento de la propia Doctrina que tienen los católicos. Una verdadera Pastoral católica debe de pasar por la formación de los fieles en su propia fe, pues ¿cómo van a defender éstos una fe que desconocen porque nadie se la ha enseñado?

Dado que se aproximan las elecciones generales en España y que los tiempos son malos, aprovecho también esta carta para pedirle que exhorte oportunamente a todos los fieles católicos que componen la Iglesia Universal en lo que se refiere al voto político. Que sepan, como su Santidad sabe muy bien, que un católico queda excomulgado ipso facto si vota a partidos* que promueven o defienden el aborto, como viene expresado en el Código de Derecho Canónico núm 1398 y en el Catecismo de la Iglesia católica núm 2272, pues votando a esos partidos se hace cómplice de un crimen execrable cual es la muerte de niños inocentes en el seno de su madre, pecado gravísimo que atenta contra el quinto mandamiento: "No matarás" (Ex 20, 13)

* [Observación: Véase un enlace posterior en el que se matiza esta idea de colaboración al aborto y en donde se aclara que, en realidad, propiamente hablando, no puede hablarse de excomunión en los casos de votación a partidos abortistas; conclusión a la que he llegado posteriormente tras haber consultado con un experto en Derecho Canónico. Nota: Sigue siendo cierta la idea de la complicidad en el crimen y el consiguiente problema de conciencia del votante; pero ahora sin la excomunión]
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Como cristiano y perteneciente a la Iglesia Católica, por la gracia de Dios, estoy preocupado por la deriva que está tomando últimamente la Iglesia. Vienen a mi memoria las palabras de Nuestro Señor Jesús cuando al ver a las muchedumbres, se llenó de compasión hacia ellos, porque estaban cansados y abatidos, como ovejas sin pastor (Mt 9,36).

Hoy reina la confusión por doquier en el seno de la misma Iglesia. Son muchos los católicos que piensan según el mundo, con criterios contrarios a las enseñanzas de la Iglesia de siempre, católicos que han dejado de serlo, pues su pensamiento y sus hechos denotan, a las claras, que han perdido la fe.

Y esta crisis de fe se da incluso en algunas de las más altas instancias de la Jerarquía Eclesiástica: falsos pastores disfrazados de ovejas, pero que por dentro son lobos rapaces ( Mt 7, 15). Estos tales confunden a muchos fieles, enseñando doctrinas que son preceptos humanos (Mt 15, 9), y lo hacen con apariencia de piedad pero, en realidad, han renegado de su Espíritu (2 Tim 3,5) porque son asalariados y no les importan las ovejas. (Jn 10, 13).

Afortunadamente tenemos a nuestro alcance las palabras de Jesús, en cuya boca no se halló nunca engaño (1 Pet 2, 22), unas palabras que son Espíritu y Vida (Jn 6, 63) y que nos orientan de modo tal que es imposible que seamos engañados y que descarriemos en nuestro camino hacia Él, si procedemos conforme a lo que esas palabras que nos han llegado a través del Nuevo Testamento y de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.

Necesitamos que alguien nos recuerde que hagamos uso del sentido común, es decir, de aquellas verdades elementales que el mundo de hoy ha olvidado, para que podamos discernir bien aquello que nos conviene, teniendo en cuenta que el mismo Jesús tuvo que hacerlo cuando dijo aquello de: "por sus frutos los conoceréis" (Mt 7, 20) ... pues es en los frutos donde se autentifican las palabras: Todo árbol bueno da frutos buenos, y el árbol malo da frutos malos (Mt 7, 17). Si el fruto que observamos es malo, es señal cierta e inequívoca de que el árbol que lo ha producido es malo. Y todo árbol que no da fruto bueno es cortado y arrojado al fuego (Mt 7, 19).

El fruto bueno, el único fruto que es aceptable al Padre, proviene de nuestra unión con Jesús: El que permanece en Mí y Yo en él, ése da mucho fruto, porque sin Mí nada podéis hacer (Jn 15,5). En esto es glorificado mi Padre: en que deis mucho fruto y seáis mis discípulos (Jn 15,8). San Pablo, en su carta a los colosenses, les exhortaba diciendo: Vigilad para que nadie os seduzca por medio de vanas filosofías y falacias, fundadas en la tradición de los hombres y en los elementos del mundo, pero no en Cristo (Col 2, 8).

Son muchas las advertencias que encontramos en las Sagradas Escrituras para ser capaces de discernir entre el bien y el mal y poder salir fácilmente de la confusión. El Apóstol Pablo, por ejemplo, en su carta a los gálatas, les dice: Hay algunos que os inquietan y quieren cambiar el Evangelio de Cristo. Pero aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciásemos un evangelio diferente del que os hemos predicado, ¡sea anatema! (Gal 1, 7-8). Y poco más adelante: Os hago saber, hermanos, que el Evangelio que yo os he anunciado no es algo humano; pues yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo (Gal 1, 11-12). De lo que os escribo Dios es testigo de que no miento (Gal 1, 20).

Hoy, más que nunca, los obispos y los sacerdotes necesitan que se les recuerden las palabras que el apóstol Pablo dirigió a su discípulo Timoteo: Guarda el depósito. Evita las novedades profanas y las contradicciones de la falsa ciencia, pues algunos que la profesaban perdieron la fe (1 Tim 6, 20-21). O también lo que San Juan evangelista escribía en su primera epístola: Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han palpado nuestras manos a propósito del Verbo de la vida (...) os lo anunciamos (1 Jn 1, 1. 3), previniendo a los cristianos contra el error: Carísimos, no creáis a cualquier espíritu; antes bien, examinad si los espíritus son de Dios, porque se han presentado en el mundo muchos falsos profetas (1 Jn 4, 1), con un criterio que es infalible: Todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios; ése es el espíritu del Anticristo, de quien habéis oido que va a venir, y ya está en el mundo (1 Jn 4, 3). Debido a la perenne actualidad de las Sagradas Escrituras, estas palabras del apóstol san Juan poseen, a día de hoy, una actualidad aún mayor que cuando fueron pronunciadas.

Son muchos los que niegan hoy la historicidad de los Evangelios ... y esto no sólo los ateos sino incluso bastantes miembros de la Jerarquía, que se encuentran, como caballo de Troya, introducidos en el seno de la misma Iglesia.

Influenciados por la herejía modernista, que fue condenada, en la Encíclica Pascendi, por el papa San Pío X, como la suma de todas las herejías, estos nuevos modernistas, al igual que aquéllos, niegan todo lo sobrenatural: son puramente "racionalistas" altamente influenciados por las filosofías idealistas, en particular la del filósofo Kant (con su falsa teoría de la moral autónoma) a las que conceden un valor absoluto y dogmático, del cual carecen.

Cualquier persona, con un mínimo de cultura sabe que, entre todos los escritos antiguos, los Evangelios son los mejor conservados ... y se presentan como reportajes históricos, que es lo que son y no otra cosa: Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han palpado nuestras manos ... eso es lo que os anunciamos (1 Jn 1,1), esto es, a Jesucristo.

Los evangelistas cuentan la historia de un hombre que vivió entre ellos durante tres años, que hizo gran cantidad de milagros de todo tipo, que murió crucificado y que resucitó al tercer día ... y en quien se cumplieron todas las profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías esperado por los judíos. Estos evangelistas, hombres rudos, de vida al aire libre y acostumbrados al trabajo duro, eran poco propensos a las alucinaciones y a las leyendas o los mitos. Ninguno de sus enemigos negó esos milagros, cosa fácil si se hubiese tratado de puras leyendas. Por otra parte, ¿es posible acusar de mentirosos a los evangelistas? Si hay testigos dignos de fe son, desde luego, los que están dispuestos a morir como mártires de la verdad histórica que proclaman.

Siendo esto así, sin embargo, los modernistas proclaman a todos los vientos que la Religión católica, a la que odian, es una ideología de mitos. Estas ideas circulan por el mundo y ¡ay de aquél que se oponga a ellas! Todas las verdades contenidas en la Sagrada Escritura son consideradas, por ellos, como puros mitos, pero no como realidades. Y, en el caso de que "admitan" que Jesús existió, niegan el carácter de real a todo lo que no comprenden de lo que los Evangelios cuentan sobre Él, es decir, a lo sobrenatural.

Pretenden eliminar del Cristianismo aquello en lo que consiste su esencia y sin lo cual no existiría, cual es su carácter de Misterio. Todos los Misterios son considerados como mitos. Y así, por ejemplo, niegan el Pecado original y la necesidad de la Redención. Establecida esa premisa, sin ningún fundamento, ya no tendría ningún sentido que Dios se hubiera hecho hombre. Por eso niegan también el Misterio de la Encarnación, fundamento de la vida cristiana ... un Misterio que nos ha dado a conocer hasta qué extremo nos ama realmente Dios.

Y si lo anterior se niega ya ningún otro misterio tendría sentido: que Dios sea Uno en Esencia y Trino en Personas (Misterio de la Santísima Trinidad), que María se haya conservado Virgen, antes del parto, en el parto y después del parto (Virginidad de María) los Milagros de Jesús, su Resurrección de entre los muertos y su Ascensión a los Cielos, la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, el valor sacrificial de la Santa Misa, la Asunción de María en cuerpo y alma a los cielos, la existencia del Cielo y del Infierno, etc ...Todo esto serían cuentos chinos.

En teoría, un cristiano católico bien formado sabe que las Sagradas Escrituras, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia son las fuentes de las que tiene que beber para no ser engañado y poder así mantenerse fiela a la verdadera Iglesia de Jesucristo, la que Él fundó: no puede dejar de lado o deponer los principios de la Doctrina secular de la Iglesia, la Doctrina de siempre, esa Doctrina que jamás puede ser cambiada: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt 24, 35)

Desgraciadamente el desconocimiento de su fe por parte de los católicos ha ido en aumento ... y de un modo particular, a partir de la fecha de clausura del Concilio Vaticano II, el 8 de diciembre de 1965, cuyo cincuenta aniversario celebramos hoy.

Apelando al año Jubilar de la Misericordia y teniendo en cuenta que la primera de las obras de misericordia es la de "enseñar al que no sabe", acudo a Su Santidad, suplicándole más que pidiéndole que instruya a sus fieles en el conocimiento de su Doctrina. Ésta es la mayor obra de misericordia que Dios espera ... que los pobres sean evangelizados. 


No le pido a Dios otra cosa: se hace necesaria la Evangelización del pueblo cristiano, no la proclamada "nueva evangelización", de tintes modernistas, que oculta el rostro de Cristo, y oculta a la verdadera Iglesia, sino la auténtica evangelización, aquélla que proviene de Cristo, quien fue el fundador de la Iglesia. Esa Evangelización ha sido olvidada y los fieles católicos desconocen, en su inmensa mayoría, la riqueza de la religión católica, la única Religión verdadera y la que puede iluminar al mundo, pues en ella se revela y se hace patente el propio Jesucristo, cuyas palabras son de perenne actualidad.

Sabiendo, como sé, que el Papa es el Vicario y el representante de Cristo en la Tierra, por eso mismo, acudo a Su Santidad, consciente de que tal es la misión que Dios le ha deparado: la de "guardar el depósito recibido" (1 Tim 6, 20) y darlo a conocer a todos, íntegramente, sin falsear ni cambiar su contenido... como hoy pretenden ciertos eclesiásticos de pensamiento progresista que se han instalado, de hecho, en la Iglesia Jerárquica; y que amenazan con destruirla, desde dentro: ¡No lo consienta! ¡Ésta es la mayor obra de misericordia que Su Santidad puede hacer para con el pobre pueblo cristiano que se está muriendo de inanición por ignorancia de la riqueza del contenido profundo de su fe!

Hoy en día -como siempre lo ha sido- la Pastoral católica tiene que pasar por el conocimiento de la Doctrina católica. Ambas van de la mano. Y nunca puede darse entre ellas ningún tipo de contradicción, si son bien entendidas. Si una Pastoral prescinde de la Doctrina deja de ser una auténtica Pastoral y se transforma en otra cosa. Jesucristo vino para salvarnos del pecado, que es la causa principal de todos los males. La causa de los males que el mundo padece no se encuentra ni en la pobreza, ni en el desempleo, ni en la corrupción o en la trata de blancas. Todo eso son auténticos males y desastres, pero no son la raíz del mal. Ésta se encuentra en el pecado del hombre: soberbia, avaricia, codicia, lujuria, envidia, rencor, etc... consecuencia todos estos males del olvido y del rechazo de Dios. Esta idea es fundamental y esencial en la Doctrina y en la Pastoral católicas, pero es algo que no se le predica a la gente que, por eso mismo, andan como "ovejas sin pastor" (Mt 9, 36).

En cualquier caso, los cristianos tenemos la seguridad de que Dios no permitirá que sea engañado aquel que no quiera ser engañado, aquellas personas de buena voluntad que busquen sinceramente la verdad. Sólo serán engañados los que han hecho su opción por la mentira y no quieren comprometerse a vivir según las exigencias propias de la vida cristiana; aquéllos que, por comodidad, no quieren complicarse la vida ... Éstos, aunque se llamen católicos, no lo son, pues no piensan según Cristo sino que se rigen por los criterios del mundo: un católico así es una contradicción y un imposible metafísico. Y pongo un ejemplo. Si alguien dice: yo creo lo que quiero y practico lo que me da la gana; no me importa que eso vaya en contra de las enseñanzas de la Iglesia, de la moral, de la ley natural, de la ley divina, ... y, además, que conste que soy católico ... Y si no lo soy es igual, pues Dios es misericordioso ...

Grave error! Si alguien procediera de ese modo sería un farsante ... y en modo alguno sería católico, por más que se empeñara en afirmar lo contrario. En el fondo, él "sabe" perfectamente que no lo es, por más que intente engañarse a sí mismo. Y en cuanto a la misericordia de Dios, que es infinita, ésta va siempre ligada a la verdad y a la justicia. Dios no podrá ejercer su misericordia ni podrá perdonar a aquellos que hayan optado por la mentira y que no deseen saber nada de Él. El Amor de Dios le ha conducido a darnos libertad ... pero, por eso mismo, le ha atado las manos; de manera que no puede obligar a nadie a que lo ame: el respeto exquisito por nuestra libertad -libertad real que Él nos ha dado- se lo prohíbe.

Y es que su Amor hacia nosotros quiere ser un verdadero amor, con las características propias de éste que, como se sabe, son, entre otras, su carácter de libertad (¡el amor no puede imponerse!) y la reciprocidad de amor mutuo entre los que se aman. No existe el amor unilateral. De ahí que de nada sirve la misericoridia de Dios a aquél que nada quiere de Dios.

Es por eso, Su Santidad -yo, al menos, así lo creo- que la mayor obra de misericordia que se podría ejercer en este año del Jubileo de la Misericordia, que comienza hoy, 8 de diciembre de 2015, sería la de evangelizar en la Verdad de Jesucristo a todos los que han sido bautizados y desconocen su fe, que son la inmensa mayoría de los cristianos: "Jesucristo que es el mismo ayer y hoy y lo será siempre" (Heb 13, 8). No son las estructuras sino el corazón del hombre el que debe de ser cambiado: "Porque del interior del corazón de los hombres proceden las malas intenciones, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, maldades, engaños, deshonestidad, envidia, blasfemia, soberbia, insensatez. Todas estas cosas provienen del interior y hacen impuro al hombre" (Mc 7, 21-23)

(Continúa y acaba)