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domingo, 15 de marzo de 2020

REFLEXIONES EN UN MOMENTO DE PRUEBA





El superior general de la Hermandad Sacerdotal San Pío X, a todos los fieles bloqueados en sus hogares en Italia y que no pueden acceder a la Sagrada Eucaristía

Menzingen, 13 de marzo de 2020


Queridos fieles

Les envío algunas reflexiones simples en un momento de prueba y ciertamente difícil para todos ustedes.

Estoy particularmente cerca de ustedes en oración y en este momento me encantaría poder estar en Italia y visitarlos personalmente.

No sabemos cuánto durará la situación actual ni, sobre todo, cómo pueden evolucionar las cosas en las próximas semanas. Ante esta incertidumbre, la tentación más natural es buscar desesperadamente garantías y explicaciones en los comentarios e hipótesis de los más expertos y de los «expertos»: a menudo, sin embargo, estas hipótesis -que en este momento abundan por todos lados- se contradicen entre sí y aumentan la confusión en lugar de trae algo de serenidad. No podemos olvidar que esta incertidumbre es una parte integral de la prueba y debemos poder aprovecharla de la manera correcta.

Si la Providencia permite alguna calamidad o maldad, siempre lo hace para obtener un bien mayor que directa o indirectamente tiene que ver con el bien de nuestras almas. Sin esta premisa esencial, corremos el riesgo de volvernos locos, porque sin esta premisa una epidemia u otra calamidad o un inconveniente menor siempre nos encontrará sin preparación y permanecerán sin explicación.

¿Qué quiere el Señor que entendamos en este momento? ¿Qué quiere de nosotros en esta Cuaresma bastante especial en la que parece haber decidido qué sacrificios debemos hacer?

En primer lugar, ¡está claro que un microbio todavía es capaz de poner de rodillas a la humanidad en 2020, en la era de los grandes logros tecnológicos y científicos! Sobre todo, este microbio pone de rodillas el orgullo, ya que el hombre contemporáneo que puso su pie en la luna, los cables de fibra óptica en el fondo de los océanos, construyó los portaaviones, plantas de energía nuclear, rascacielos y computadoras, está indefenso frente a un microbio invisible. El ruido mediático de estos días y el miedo que podamos tener no deben hacernos perder esta lección profunda y fácil de entender para los corazones simples y puros que examinan los signos de los tiempos. La Providencia todavía enseña hoy a través de eventos. La humanidad vive, y cada uno de nosotros también es una oportunidad histórica para volver a la realidad, a la realidad real y no a la virtual.

Traducido a términos del Evangelio, este mensaje corresponde a las palabras de Jesús, quien nos pide que permanezcamos unidos a Él lo más estrechamente posible porque sin Él no podemos hacer nada y no podemos resolver ningún problema. Para eso están la incertidumbre, la espera y el sentimiento de impotencia. Sirven para buscarlo, para implorarlo, para pedirle perdón, para rezarle con más fervor y, sobre todo, para abandonarnos a Su Providencia. Es por eso que la dificultad actual tenía que coincidir con la Cuaresma: aprovechémosla al máximo.

La Providencia -con una pizca de ironía- también nos muestra los medios privilegiados de hacer esto: la ansiedad, la incertidumbre, el pánico del coronavirus luchan con otra corona, mucho más poderosa, la que nos une a la Santísima Virgen y al cielo. Especialmente en este momento cuando se hace extremadamente difícil acceder a los sacramentos, recitamos el Rosario en nuestros hogares con más frecuencia, con más fervor. No llenamos el tiempo con entretenimiento televisivo, sino que aprovechamos la oportunidad para transformar el arresto domiciliario en una especie de retiro alegre en la familia, durante el cual la oración adquiere el lugar, el tiempo y la centralidad que merece. Leamos el Evangelio de la A a la Z, meditemos con calma, escuchemos en paz.

¡No permitamos que el mundo entre en nuestros hogares ahora que las circunstancias e incluso las disposiciones gubernamentales nos separan del mundo! Se aprovechan. Démosle prioridad a los bienes espirituales que ningún microbio puede atacar: acumulamos nuestros tesoros en el cielo, donde ni la lombriz ni el óxido consumen. Porque, donde está nuestro tesoro, nuestro corazón también estará allí.

Finalmente, si por un lado vivimos la oportunidad ideal para meditar de una manera nueva y realizar un nuevo acto de confianza en la Divina Providencia, no debemos olvidar rezar por quienes sufren en este momento. Debemos recomendar al Señor a todos aquellos para quienes se acerca el día del juicio; igualmente debemos pedirle que se apiade de tantos contemporáneos que no pueden sacar las conclusiones correctas para su alma de los acontecimientos actuales. En una palabra para todos aquellos que desean salir de la casa para volver a la «normalidad», para comenzar la vida de nuevo, sin cambiar nada. No tiene por qué ser así. Las epidemias siempre han servido para acercar a las personas tibias a la práctica religiosa, al pensamiento de Dios, a la detestación del pecado. Tenemos el deber de pedir esta gracia para cada uno de nuestros conciudadanos,

No nos desanimemos: Dios no nos abandona. Termino dejándote meditar en las palabras llenas de confianza que la Santa Madre Iglesia pone en los labios del sacerdote en tiempos de epidemia:

«Oh Dios, que no quieres la muerte sino la conversión de los pecadores, vuelve tu mirada benigna a tu gente que regresa a ti y a ti es devota; con clemencia, líbralos de los azotes de tu ira «.

Los encomiendo a todos en al altar. Dios les bendiga.

Don Davide Pagliarani

Trump declara el próximo domingo como Día Nacional de Oración



El presidente de EEUU pide un acto de Fe a sus compatriotas para acabar con el coronavirus.

“Es un gran honor declarar el domingo 15 de marzo como Día Nacional de Oración. Somos un país que, a lo largo de nuestra historia, ha buscado en Dios protección y fortaleza en momentos como estos”, dijo Donald Trump a través de Twitter.

Hemos visto medidas de lo más variado a lo largo del globo para frenar el coronavirus, pero Trump, presidente de los EEUU desde 2016, ha recurrido a la más importante para los creyentes, la oración.

Ayer por la noche animaba a todos los americanos a realizar un acto de fe, rezando el próximo domingo para buscar protección y fortaleza en Dios.

“No importa dónde estés, te animo a que recurras a la oración en un acto de fe. ¡Juntos, vamos a prevalecer fácilmente!”, Dijo el mandatario estadounidense en un segundo tuit.


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¡Bravo por Trump!

sábado, 14 de marzo de 2020

"Serás un hombre, hijo mío”, de Rudyard Kipling


 
Original en inglés: (Obsérvese la rima)

«If»

If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you,
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too;
If you can wait and not be tired by waiting,
Or being lied about, don’t deal in lies,
Or being hated, don’t give way to hating,
And yet don’t look too good, nor talk too wise:

If you can dream—and not make dreams your master;
If you can think—and not make thoughts your aim;
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same;
If you can bear to hear the truth you’ve spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build ’em up with worn-out tools:

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings
And never breathe a word about your loss;
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: ‘Hold on!’

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with Kings—nor lose the common touch,
If neither foes nor loving friends can hurt you,
If all men count with you, but none too much;
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds’ worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that’s in it,
And—which is more—you’ll be a Man, my son!

Rudyard Kipling

TRADUCCIÓN LIBRE (PERSONAL)

 "Si ..."
 
Si puedes mantener tu cabeza cuando todos a tu alrededor 
la han perdido y te culpan por ello, 
si puedes confiar en ti mismo cuando todos dudan de ti 
pero siendo, también, indulgente con sus dudas; 
si puedes esperar y no cansarte por la espera,
o siendo engañado no engañar
o siendo odiado no dar lugar al odio
y además, no apareces como demasiado bueno 
ni hablas como demasiado sabio.

Si puedes soñar - y no hacer de los sueños tu maestro;
si puedes pensar - y no hacer de los pensamientos tu objetivo, 
si puedes encontrarte con el triunfo y el desastre
y tratar por igual a los dos impostores;
si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por granujas que engañan a los tontos,
o ver rota la obra de tu vida
y agacharte y reconstruirla con viejas herramientas.

Si puedes amontonar todas tus victorias
y arriesgarlas, en un solo turno, a la rayuela, 
y perder y comenzar otra vez desde el principio,
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, tus nervios y tendones
para jugar tu turno tiempo después de lo pasado,
y mantenerte así cuando nada hay en tí,
salvo la voluntad que les dice: “¡resiste!”

Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud,
o pasear con reyes, sin perder el sentido común,
si ni enemigos ni fieles amigos pueden dañarte,
si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes rellenar el inexorable minuto
con los sesenta segundos de trabajo que lo recorren,
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella;
y -lo que es más- serás un hombre, ¡hijo mío!


Rudyard Kipling

viernes, 13 de marzo de 2020

Actualidad comentada׃ "Dios en tiempos de coronavirus" (Padre Santiago Martin)



Duración 9:10 minutos

El sol baila sobre Roma, la larga cuaresma del Papa Francisco, el Vaticano cerrado y todo funciona, cardenales y cardenales (Specola)




Los romanos son muy propensos a creer en los augurios y mucho más en estos tiempos de coronavirus que están sometiendo a la ciudad eterna a una dura y larga cuaresma que no parece tener fin. 

Ayer pudimos ver un extraño fenómeno solar, como los que se producen en Medjugorge, sobre Roma. Es nuestra imagen de hoy. La historia es el tiempo de Dios y el tiempo de la salvación que se puede hacer presente como quiere y cuando quiere. Hemos de vivir estos momentos con la máxima tranquilidad y esperar que nos ayuden a mirar hacia el cielo. Ayer en Roma muchos miraron hacia el cielo, donde un extraño sol iluminaba el silencio romano. ‘Cuando no hace daño es de Dios’, suelen decir los viejos del lugar y así lo interpretaron: el virus tiene tintes mucho más demoniacos y sigue su expansión, según su naturaleza, ignorando las fronteras y las leyes humanas.

Impresiona ver el Vaticano cerrado, que a los más ancianos recuerda los tiempos de la segunda guerra mundial, pero ahora sin soldados ruidosos inundando la ciudad. Los jefes de dicasterio no saben qué hacer; de hecho, el Vaticano está cerrado, sus oficinas y organismos; y muchos trabajadores se han quedado en sus casas. El trabajo no se resentirá mucho, porque mucho no era, no creemos que se hunda el mundo si prescindimos de los auguri de pascua que tanto trabajo dan a las secretarías de sus eminencias y excelencias. 

El virus nos está demostrando la inutilidad de los miles de organismos e instituciones tanto civiles como eclesiásticas que no sirven para nada y nos cuestan una fortuna. El cierre de algunas conferencias episcopales y de la misma curia romana esta sirviendo para ‘tranquilizar’ a los sacerdotes y los fieles y podernos centrar en la oración y en la caridad y dejarnos de diálogos en la estratosfera, de sínodos sobre sínodos y de pachamamas.

Siempre hemos defendido que el Vaticano es un estorbo, y no pequeño, para la verdadera misión de la Iglesia. La Iglesia no se puede convertir en enormes estructuras que aplastan a los verdaderos trabajadores del evangelio. Alemania es el ejemplo más sublime. El crecimiento anormal y costoso de las enormes curias diocesanas, de las conferencias y no digamos de la curia romana, que hemos sufrido en el periodo post conciliar, se está demostrando inútil y dañino. 

En estos pocos días que llevamos sufriendo el coronavirus los salvadores de la humanidad han desaparecido y se encuentran en sus madrigueras esperando a que pase el peligro para marear de nuevo a tiempo y a destiempo. Lo que los fieles cristianos necesitamos son sacerdotes que estén a nuestro lado para celebrar la Eucaristía, perdonar los pecados y administrar los sacramentos. Todo lo demás, si ayuda, bienvenido sea; pero vemos que suele ser un enorme estorbo del que hay que protegerse. Son tiempos en los que tenemos enormes edificios de oficinas y nuestras catedrales con museos, nuestras iglesias cerradas y nuestros monasterios vacíos.

El virus, por su propia naturaleza, es muy democrático y no hace distinciones de raza, de condición social o económica, y anida donde quiere y cuando quiere. No necesita que derribemos muros ni que le construyamos puentes. No entiende si la iglesia está en salida o en entrada, subiendo o bajando, no respeta ni los todopoderosos poderes del mundo, ni los engolados poderes sagrados. Hace lo que tiene que hacer y para defendernos tenemos que seguir sus reglas porque el virus nunca seguirás las nuestras. Además de democrático es muy poco dialogante. No hay forma de que entre en razón y se contagia sin escuchar consejos ni recomendaciones, no sabe de estrategias políticas ni de crisis económicas. En un mundo que pretende cambiar las leyes de la naturaleza con leyes positivas nos hemos encontrado con el enemigo perfecto y a nuestra medida, la naturaleza vírica en estado puro.

No podemos perder de vista, aunque nuestros obispos cobardeen, que detrás de todo, y también del coronavirus, está la providencia de Dios sobre nuestras vidas. No es cosa de ponerse apocalípticos pero tampoco de ignorar que Dios existe y se hace presente. Son momentos de intensificar la oración; las cuarentenas forzadas nos facilitan un tiempo maravilloso, tiempo de descubrir tantas cosas como tenemos olvidadas en nuestras vidas y preocuparnos de la salud del alma a la vez que lo hacemos de la del cuerpo que, al fin, es caduco.

Estamos viviendo momentos inéditos y complejos en donde no es fácil tomar las decisiones adecuadas. Son tiempos de salvación y son los nuestros. Todo apunta a que estamos al inicio y que será una batalla dura, larga y con caídos en combate. Nos llegan noticias de obispos y sacerdotes que empiezan a contraer la enfermedad. En el Vaticano el miedo se ve en los rostros. Los mayores son los más afectados y aquí tenemos muchos; basta ver las edades de los miembros del Sacro Colegio para darnos cuenta del peligro, más que evidente, en que nos encontramos.

Las noticias de hoy nos informan de que el proceso a Pell se alarga y durará unos meses más en que el cardenal sigue encarcelado. Hay momentos en que la cárcel es el lugar más digno y el cardenal está demostrando una fortaleza inusual entre sus hermanos purpurados, en una situación injusta e incompresible, o quizás demasiado compresible. Y hablando de cardenales, el cardenal electricista está demostrando, una vez más, tener muy pocas luces y ha sido detenido por la policía italiana cuando se dirigía a llevar comidas a los indigentes de la zona de la estación Termini incumpliendo todas las normas sanitarias, las normales y las del virus, otro triste episodio que poco ayuda a los necesitados y dice mucho de protagonismos inútiles.

«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día.»

Buena lectura.

Specola

Coronavirus,Italia-Vaticano senza mascherine. Per trovarle si guarda alla Cina

PEDOFILIA/ Alta corte australiana: ultimo appello per George Pell

San Pietro in quarantena Vaticano sbarrato, messe sospese, matrimoni tristi, funerali impossibili. E’ proprio una dura quaresima

Coronavirus, mascherine esaurite anche in Vaticano

Minardi”:”Marcinkus incontrò Emanuela Orlandi durante il sequestro”

Coronavirus, lotta alla pandemia anche con il potere della preghiera, attivata la rete nei conventi

Coronavirus. Papa Francesco: “preghiamo per i governanti, che debbono prendere misure impopolari”. E denuncia globalizzazione indifferenza

Coronavirus, il Papa: «Non dimenticare poveri e migranti»

Coronavirus. Papa Francesco prega per i carcerati. E ricorda i cristani perseguitati

Vaticano orientato a sciogliere il movimento cristiano fondato da un presunto pedofilo

CORONAVIRUS E MESSA. FABIO ADERNÒ RISPONDE ALLE OBIEZIONI.

PELL, SENTENZA RINVIATA DI QUALCHE MESE. L’ALTA CORTE RIMANDA

Il coronavirus blocca l’Italia, Papa Francesco rinuncia alla visita in Piemonte

Roma ai tempi del coronavirus: il sole «ostia gigante», effetto ottico suggestivo

Vaticano, ultima udienza in Alta Corte per il cardinale George Pell: era stato già condannato per pedofilia

jueves, 12 de marzo de 2020

El resultado de la apelación del cardenal Pell se conocerá en unos meses

INFOVATICANA


Se retrasa la resolución.

La Alta Corte australiana ha decidido hoy posponer la sentencia de apelación del cardenal George Pell contra la condena por abusos sexuales con menores, informa Marco Tosatti en Stilum Curiae.

Por tanto, la decisión, que supone el último tren para demostrar la inocencia del purpurado, no se espera sino hasta dentro de unos meses.

Continua así del purpurado, condenado en base a la denuncia de una presunta víctima miembro del coro de la catedral, donde supuestamente sucedieron los hechos.

Pell permanecerá en prisión, mientras siete de los mejores jueces australianos deliberan su destino.

miércoles, 11 de marzo de 2020

ORACIÓN DEL GENERAL MAC ARTHUR



Dios Padre,
dame un hijo que sea lo bastante fuerte
como para tener conciencia
de sus debilidades,
lo bastante valiente
para recobrarse de su ánimo cuando tenga miedo.

Un hijo que sepa aceptar con nobleza
la derrota honrosa
y ser sencillo y generoso con la victoria.

Dame un hijo
que tenga el corazón y la cabeza en su sitio.
Un hijo que te conozca
y sepa que el conocerte a Tí
es la piedra angular de la sabiduría.

Te lo pido, Señor;
no le lleves por los caminos fáciles,
sino por los senderos erizados de obstáculos y dificultades.
Enséñale a permanecer fiel en las tormentas
y a compadecerse de los que han caído.

Dame un hijo, Señor, de corazón puro,
con aspiraciones elevadas,
que sepa ser dueño de sí mismo
antes de querer mandar sobre los otros,
que sepa reír sin olvidar cómo se llora,
que mire el porvenir
sin perder de vista el pasado.

Y cuando tenga todo esto
añádele, Señor, te lo suplico,
unas gotas de buen humor
para que sepa mantenerse siempre sereno,
sin tomar nunca las cosas por el lado trágico.

Dale humildad para que recuerde siempre
la comprensión de la verdadera sabiduría
y la serenidad de la auténtica fortaleza.
Gracias, Señor.

Entonces yo, su padre
me atreveré a confesarme a mí mismo:
¡No has vivido en balde!

Los días de los Benedictinos en el Valle de los Caídos están contados



La coalición gobernante de izquierda y extrema izquierda en España tiene previsto modificar la situación jurídica del Valle de los Caídos para poder expulsar a los monjes benedictinos que se han ocupado del santuario desde hace más de 40 años.

Pedro Sánchez los aborrece y los considera como los custodios de la memoria del odiado "dictador", el general Francisco Franco. ¿A quién nos referimos? A los religiosos del Valle de los Caídos: monjes benedictinos pertenecientes a la Congregación de Solesmes, cuya vocación es pasar el día en oración, trabajo y recibiendo a los peregrinos.

El gobierno español está decidido a expulsar a los religiosos del santuario. Para lograr esto, la vicepresidenta primera del gobierno, Carmen Calvo, está trabajando arduamente, y con un celo inusual, en un proyecto de ley cuyo objetivo es derogar todos los decretos que han regido desde 1957 el estatuto de la Abadía de la Santa Cruz de los Caídos.

Pedro Sánchez, por su parte, afirmó que su intención no es limpiar el lugar de toda presencia católica, sino encontrar una "alternativa" a la gestión actual del Valle de los Caídos, en colaboración con el Cardenal Arzobispo de Madrid, Monseñor Carlos Osoro Sierra, un prelado con una actitud bastante complaciente hacia el gobierno.

El poder ejecutivo tiene previsto aprobar la nueva norma antes del verano. Los días de los Benedictinos en el Valle de los Caídos están contados.

martes, 10 de marzo de 2020

Mi canto de hoy (Santa Teresita del Niño Jesús)


ORIGINAL EN FRANCÉS


MI CANTO DE HOY

1. Mi vida es un instante , una efímera hora,
momento que se evade y que huye veloz.
Para amarte, Dios mío, en esta pobre tierra
no tengo más que un día:
¡sólo el día de hoy!

2. ¡Oh, Jesús, yo te amo! A ti tiende mi alma.
Sé por un solo día mi dulce protección,
ven y reina en mi pecho, ábreme tu sonrisa
¡nada más que por hoy!

3. ¿Qué me importa que en sombras esté envuelto el futuro?
Nada puedo pedirte, Señor, para mañana.
Conserva mi alma pura, cúbreme con tu sombra
¡nada más que por hoy!

4. Si pienso en el mañana, me asusta mi inconstancia,
siento nacer tristeza, tedio en mi corazón.
Pero acepto la prueba, acepto el sufrimiento
¡nada más que por hoy!

5. ¡Oh Piloto divino, cuya mano me guía!,
en la ribera eterna pronto te veré yo.
Por el mar borrascoso gobierna en paz mi barca
¡nada más que por hoy!

6. ¡Ah, deja que me esconda en tu faz adorable,
allí no oiré del mundo el inútil rumor.
Dame tu amor, Señor, consérvame en tu gracia
¡nada más que por hoy!

7. Cerca yo de tu pecho, olvidada de todo,
no temo ya, Dios mío, los miedos de la noche.
Hazme un sitio en tu pecho, un sitio, Jesús mío,
¡nada más que por hoy!

8. Pan vivo, Pan del cielo, divina Eucaristía,
¡conmovedor misterio que produjo el amor!
Ven y mora en mi pecho, Jesús, mi blanca hostia,
¡nada más que por hoy!

9. Uneme a ti, Dios mío, Viña santa y sagrada,
y mi débil sarmiento dará su fruto bueno,
y yo podré ofrecerte un racimo dorado,
¡oh Señor, desde hoy!

10. Es de amor el racimo, sus granos son las almas,
para formarlo un día tengo, que huye veloz.
¡Oh, dame, Jesús mío, el fuego de un apóstol
nada más que por hoy!

11. ¡Virgen inmaculada, oh tú, la dulce Estrella
que irradias a Jesús y obras con él mi unión!,
deja que yo me esconda bajo tu velo, Madre,
¡nada más que por hoy!

12. ¡Oh ángel de mi guarda, cúbreme con tus alas,
que iluminen tus fuegos mi peregrinación!
Ven y guía mis pasos, ayúdame, ángel mío,
¡nada más que por hoy!

13. A mi Jesús deseo ver sin velo, sin nubes.
Mientras tanto, aquí abajo muy cerca de él estoy.
Su adorable semblante se mantendrá escondido
¡nada más que por hoy!

14. Yo volaré muy pronto para ensalzar sus glorias,
cuando el día sin noche se abra a mi corazón.
Entonces, con la lira de los ángeles puros,
¡yo cantaré el eterno, interminable hoy!

Teresa de Lisieux

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NOTAS a MI CANTO DE HOY 



-  Fecha: 1 de junio de 1894. 
- Compuesto para: María del Sagrado Corazón, a petición suya, para su santo. 
- Melodía: Himno a la Eucaristía «Dieu de paix et d'amour», o bien Une religieuse à son crucifix.



Esta poesía nació de una conversación con María del Sagrado Corazón en la primavera de 1894. Teresa expresa los pensamientos de ambas con ocasión de la onomástica de su hermana mayor. 

La imagen, la actitud del alma, se va desarrollando de manera armoniosa y sin violencias a lo largo de todo el poema: la de un ser débil que nada puede prometer ni pedir para mañana, pero que vive entregado totalmente a Dios, confiado en su gracia. 

Esta poesía, de una gran riqueza, reúne, como en un manojo, varios de los grandes temas preferidos de Teresa. El lenguaje es sencillo, con imágenes que le son familiares a Teresa, y el entusiasmo va creciendo poco a poco, conservando sin embargo su sencillez, gracias al estribillo: «Nada más que por hoy». La última estrofa es típicamente teresiana con su vuelo potente y definitivo. Es innegable una tonalidad lamartiniana, que refleja los gustos de María del Sagrado Corazón. Pero a la observación negativa del poeta: «Sólo tenemos el día de hoy» (L'Homme), Teresa responde de forma positiva: «Lo que cuenta para nosotras es el día de hoy», ese día de hoy que nos trae su gracia. Hay que subrayar la coherencia de esta poesía con toda la vida de Teresa. Además de Lamartine, puede notarse también el parentesco con una hoja, «Mi hoy», que Teresa conservaba en un libro de uso corriente. Pero el enfoque supera aquí la perspectiva de paciencia en el sufrimiento a que se limita el texto de esa hoja.

domingo, 8 de marzo de 2020

Cardenal Burke revela por qué no emitió la prometida “Corrección Formal”


 

Preguntado por Edward Pentin por qué el grupo de cardenales no desafía a[l papa] Francisco, el cardenal Burke respondíó (NCRegister.com, 7 de marzo):

“¿Hay un grupo?”. Explicó que “hay dos, tres o cuatro cardenales que se han expresado”.

Burke confiesa: “estoy tratando de hacer mi parte” y observa que, en la historia de la Iglesia, hubo al menos un grupo de tres o más cardenales que le dirían al Papa que algo está mal.

Gloria.tv supo por parte de varios cardenales jubilados que Burke trató hace algún tiempo de encontrar a otros cardenales para formar un grupo que emitieran la “corrección formal” anunciada en el 2017, en respuesta a los Dubia no contestados de Francisco. Pero Burke no pudo encontrar a nadie que lo acompañara. Ellos querían permanecer “leales” a Francisco.

Después fallecieron los cardenales Meisner y Caffarra, y Brandmüller perdió la valentía, rechazando ir más lejos.

También es posible dar testimonio de lo que no se ha "visto" (José Martí)



Escribo este artículo tomando como referencia otro artículo de Bruno Moreno, de Infocatólica, de título "No puedo dar testimonio de lo que no he visto", de fecha 26 de febrero de 2020. Dedica su entrada a dar una respuesta personal a la consulta que le hizo un lector de su blog. Y comienza de este modo:

Hace poco, un lector de nombre arcangélico me hizo la siguiente pregunta, que me pareció interesantísima:
“La realidad es que la gran mayoría de los cristianos/católicos creemos por fe, no por evidencia. Es decir, existirá algún Tomás que crea por haber visto signos milagrosos o eventos similares. Personalmente, yo jamás he visto nada sobrenatural, mi creencia se basa exclusivamente en la fe. El problema es ¿cómo puedo yo dar testimonio de la verdad si no la he visto?Claro que creo firmemente en ella, pero no soy testigo; luego, no puedo dar testimonio de la verdad. Puedo tratar de transmitir mi fe, pero no puedo dar testimonio de que esa fe es verdadera. En síntesis ¿no es deshonesto (exagerando un poco el término) decir que doy testimonio de la verdad cuando no he sido testigo de esa verdad? En cierto sentido, aquellos bienaventurados que creen sin haber visto, tienen la desventura de no poder dar testimonio de algo que, precisamente, no han visto. No sé si logro transmitir esta dicotomía. Tengo la esperanza de que en algunos minutos puedas “rumiarla” un poco y decirme si ves algo. Creo que debe haber un error de planteamiento, es solo que no alcanzo a ver dónde está".
Supongo que cada lector podrá dar su propia respuesta a esta pregunta, pero aquí tienen lo que yo, torpemente, alcancé a responder (su respuesta, muy sopesada y muy completa, con muchos ejemplos de la vida cotidiana, se encuentra haciendo clic en el link de arriba)

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Yo, a mi vez, intentaré dar otro tipo de respuesta al lector angélico que, tal vez, pueda servir de complemento a aquella que recibe de Bruno Moreno ... Y resumiría toda mi argumentación en la siguiente frase. Y es que: 
Ver a Jesús físicamente, con nuestros propios ojos, no es suficiente para poder decir que lo hemos visto "realmente".
Fueron muchos los que "vieron" a Jesús en su tiempo. Y, sin embargo, no todos creyeron en Él. ¡Ya entonces era necesaria la fe en Jesús, aun cuando lo "vieran"! Es más: es un hecho histórico que, ya entonces, la mayoría de la gente no creyó en Él, a pesar de que había hecho milagros de todo tipo. Sus propios discípulos, que habían convivido con Él durante tres años y lo conocían íntimamente, a la hora de la verdad lo abandonaron. E incluso cuando resucitó todavía muchos siguieron sin creer, hasta que lo vieron con sus propios ojos. Es el caso de Tomás, por ejemplo. Más todavía: sólo cuando el Espíritu Santo vino sobre ellos, en forma de lenguas de fuego, alcanzaron la fortaleza que necesitaban para proclamarlo a todos los vientos, como Dios y hombre verdadero. Y es que, efectivamente: "Nadie puede decir: "Jesús es Dios" si no es en el Espíritu Santo" (1 Cor 12, 3). Eso, por una parte. Y por otra, tenemos estas palabras de Jesús: "Dichosos los que sin haber visto han creído" (Jn 20, 29) 

Ciertamente no "vemos" a Jesús con estos nuestros ojos físicos. Pero ¿y qué, si lo viéramos? Posiblemente, si ahora no tenemos fe, tampoco la tendríamos aunque lo "vieramos" ... puesto que sólo en el Espíritu podemos decir "Jesus es el Señor", es decir, Jesús es Dios

Si de los que vivieron en tiempos de Jesús y lo "vieron" con sus propios ojos, la mayoría no creyeron en Él, ¿de qué serviría "verlo" ahora para poder decir, entonces, que así sí que podríamos  dar testimonio de Él? ¿Nos consideramos mejores que los contemporáneos de Jesús? ¿Pensamos que si hubiésemos sido nosotros sí que habríamos creído? Pues si es así, es que no conocemos la naturaleza humana. Me llama la atención el hecho de que Jesús, aun cuando había hecho grandes milagros en medio de su pueblo, sin embargo, muchos seguían sin creer en Él: "hay  algunos de vosotros que no creen" (Jn 6, 64) Y dice san Marcos que el propio Jesús "se asombraba de su incredulidad" (Mc 6, 6).

Hoy en día tenemos el suficiente conocimiento para tener fe; y poder dar testimonio, con nuestras palabras y con nuestra vida, de todo lo que creemos. Los primeros cristianos, que no habían "visto" directamente al Señor, lo vieron en el testimonio de los Apóstoles y de los santos Padres ... y esto hasta el punto de dar su propia vida antes que renegar de Jesucristo. ¿Por qué? Porque tenían fe. Lo que se les había transmitido era más que suficiente y les sirvió, de hecho, para combatir contra las asechanzas del mundo y del Diablo ¡... y vencer!. La fe les daba una seguridad que el mundo no podía entender ... ¡y, sin embargo, ninguno de ellos había "visto" físicamente al Señor!.

Nosotros nos encontramos en la misma situación que los primeros cristianos; todo cuanto ellos conocían de Jesús lo podemos conocer igualmente nosotros, puesto que se nos ha transmitido, fielmente, a través de las Sagradas Escrituras y de la Tradición, hablada y escrita ... Y tenemos a nuestra disposición todos los medios que necesitamos para salvarnos; porque, afortunadamente, Jesús, antes de morir, instituyó los sacramentos del sacerdocio y de la Eucaristía, tal y como viene recogido en el Nuevo Testamento. Tenemos, por una parte, su Palabra, que nos lleva hasta Él, pues "sus Palabras son Espíritu y son Vida" (Jn 6, 63) y por otra, para colmo de gracias, tenemos su propia Presencia física y real en la Sagrada Eucaristía (aunque venga oculta por los accidentes del pan y del vino). 

El contacto con el Señor a través de su Palabra, contenida, sobre todo, en el Nuevo Testamento; y, más aún, el poder recibirlo en la Sagrada Comunión (si estamos en gracia) hace posible que tengamos el Espíritu de Jesús y que podamos, por lo tanto, dar testimonio de Él. 

Es preciso, por supuesto, tener siempre en cuenta que la recta interpretación de los textos bíblicos corresponde al Magisterio de la Iglesia católica. Esta consideración nos librará de posibles herejías. 

Al mismo tiempo, cobramos conciencia de la importancia de la presencia efectiva  de Jesús en el mundo a través de nosotros, pues "el que crea en Mí hará las obras que Yo hago y las hará mayores que éstas" (Jn 14, 12). Estando Él en nosotros seremos para el mundo "el suave olor de Cristo" (2 Cor 2, 15). 

Y no debemos de tener miedo porque, al fin y al cabo, no somos ciudadanos de este mundo: "nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde esperamos, como Salvador, al Señor Jesucristo, el cual transformará nuestro humilde cuerpo conforme a su cuerpo glorioso, en virtud del poder que tiene incluso para someter a sí todas las cosas" (Fil 3, 20-21)

Si bien es cierto que nada podemos hacer por nosotros mismos: "Sin Mí nada podéis hacer" (Jn 15,5), no lo es menos que nada debemos temer si Él está con nosotros, como decía san Pablo: "Todo lo puedo en Aquél que me conforta" (Fil 4, 13) Sabemos que Dios concede su gracia a todo el que se la pide: "Si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?" (Lc 11, 13). En otro lugar dice san Pablo: "No obtenéis porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones" (Sant 4, 2b-3). Y, en el fondo, si no recibimos es porque no creemos lo suficiente,  pues, según el Señor, "todo es posible para el que cree" (Mc 9, 23). En Nazaret Jesús no hizo muchos milagros a causa de su incredulidad (Mt 13, 58).

El apóstol Santiago exhorta a sus discípulos a que oren para que la Palabra del Señor se propague y Dios sea glorificado ... y para librarse de los hombres perversos y malignos; que no de todos es la fe (Sant 3, 1-2). Por eso, sabiendo que la fe no podemos conseguirla por nosotros mismos, sino que es un don sobrenatural que Dios concede gratuitamente a todo el que se la pide, de corazón, y le da su Espíritu, algo que no hará con aquellos que lo rechacen ... es necesario y fundamental que pongamos algo de nuestra parte, haciendo uso de los medios que Dios ha puesto a nuestra disposición para que podamos salir victoriosos en nuestra lucha contra el pecado y alcancemos la salvación. Tales son la oración, la mortificación, la frecuencia de los sacramentos (especialmente confesión y comunión), la asistencia a la Santa Misa, al menos cuando lo manda la Santa Madre Iglesia, el ayuno, la limosna, etc ... y todo ello hacerlo porque somos conscientes del amor que Dios nos tiene y que lo ha manifestado haciéndose hombre en la Persona del Hijo (Jesucristo).

Merece la pena lanzarse a esa aventura de creer sin ver. Son muchos los  testigos que nos preceden. Y son testigos porque dan testimonio de lo que han recibido de sus antepasados en la fe y esto a lo largo de dos mil años. No es necesario "ver" a Jesús para ser su testigo. Somos testigos porque nos fiamos del testimonio de nuestros hermanos mayores en el Señor, que sabemos que no nos engañan. Entre ellos, hay muchos mártires ... ¡y nadie da la vida por una ilusión, sino por una realidad!.

La familia cristiana tiene una grave responsabilidad, ante Dios, en la transmisión fiel, de padres a hijos, de todas estas enseñanzas. Aunque los padres no hayan "visto" a Jesús, sin embargo, como cristianos, deben dar  testimonio de Él, tal y como hicieron los primeros cristianos.

Espero que estas reflexiones te sirvan de ayuda. 

José Martí

Si Benedicto sigue siendo papa, entonces el papado muere con él (Dan Millete en 1Peter5)



Para bien o para mal, todas las decisiones serias de la vida tienen efectos palpables. Las ideas, las palabras, las omisiones y las acciones pueden tener consecuencias catastróficas. Muchos, en la Iglesia católica, están tomando decisiones graves. La elección es creer que Benedicto, un hombre que -es innegable- aún vive en el Vaticano y viste de un blanco ominoso, permanece como el papa Benedicto XVI. 

Esta elección puede fundarse en una serie de factores, a saber: la distinción según la cual renunciar al “ministerio” versus el “oficio” es insuficiente para la renuncia; que Benedicto secretamente engañó a su grey con una falsa renuncia; o que fue presionado para que renunciara al papado, invalidando así su renuncia, aunque esta afirmación no se puede demostrar en absoluto. El propósito de escribir este artículo no es indagar en los argumentos actuales sobre la denominada no renuncia de Benedicto. Ya se ha intentado, es tedioso hacerlo y se lo dejo a quienes aún quieren debatir por nimiedades. La Iglesia ya ha sufrido bastante. Más bien, el intento aquí es examinar los efectos lógicos de adherirse a la hipótesis de que Benedicto sigue siendo el papa. Lo admito, es tentador pensar que Benedicto sigue siendo el papa. Si bien hay verdad en la paradoja de que el papa Francisco ha sacado a la luz la corrupción en la Iglesia, ¿cómo no comprender que un católico desee volver a los días del amable Benedicto? Si solo pudiéramos hacer clic sobre los zapatos rojo rubí de Benedicto, repetir que no hay lugar como Roma y tener a Benedicto como papa, el alivio sería asombroso. Desaparecerían las notas a pie de página de Amoris Laetitia, los halagos de Jeffrey Sachs a la Laudato si’ o las estupideces litúrgicas de la Amazonia de Querida Amazonia; y tampoco estaríamos apretando los puños, enojados, ante la afirmación de que Dios desea una pluralidad de religiones. No se habría dejado a la Iglesia china a merced de los caprichos del régimen comunista y, tal vez, y es lo mejor de todo, Austen Ivereigh tendría un aspecto sombrío de terror mezclado con pánico. Desde luego, es tentador. Los problemas reales se resolverían si Benedicto siguiera siendo el papa. 

Los problemas surgen, también, cuando se invoca la realidad de estar atrapados entre la roca y la pared [en inglés la expresión es “between the rock and the hard place”, que sería “entre la espada y la pared”; pero para darle el sentido que el autor le da al final del artículo, hemos sustituido “espada” por “roca”, ndt]. 

Si se considera que Benedicto sigue siendo el papa los efectos son catastróficos. Algunos son menos graves, si se puede considerar menos grave el hecho de que el 99,9% de la Iglesia católica estaría siguiendo a un antipapa. Me refiero, sobre todo, a la desunión del Sagrado Sacrificio de la misa. Si Benedicto sigue siendo el papa, el 99.9% de las misas invocan a un antipapa en el Te igitur. El Sacrificio de la Unidad sería ofrecido para nuestra propia condena. El Catecismo del Concilio de Trento, citando el Optatio de Milevi, advierte que “fuese ya cismático y prevaricador, el que contra la única Cátedra [de Pedro] colocase otra” (Artículo IX). La idea del 99.9% de la Iglesia católica invocando a un antipapa en la misa es inimaginable. A este respecto, ¿es el obispo real de la diócesis el que es nombrado en la misa? Si Benedicto sigue siendo el papa, el nombramiento de obispos por parte de Francisco es nulo. ¿Sigue siendo el cardenal Donald Wuerl arzobispo de Washington? Apuesto a que le gustaría. ¿Sigue siendo el cardenal (presumiblemente no-cardenal) Blase Cupich el obispo, en una posición precaria, de Spokane, y sigue estando vacante la archidiócesis de Chicago? Muchas diócesis tendrían a un pseudopastor como su máxima autoridad. ¿Y cuántos nuevos obispos habrían sido ordenados desde 2013 sin la aprobación expresa del papa? Si Benedicto sigue siendo el papa, entonces tenemos cientos de ordenaciones episcopales ilícitas. Uno de estos obispo sería el muy amado por los medios de comunicación Robert Barron – aunque dudo que la condición cismática pudiera disuadir al Congreso de Educación Religiosa de Los Ángeles a rechazarle. Aun así, la autoridad de los obispos ordenados y nombrados durante el reinado del papa Francisco se vería severamente comprometida. 

Consideraciones de este tipo traicionan a una Iglesia que está en el caos, y atacan a su organización y gobierno. Pero se puede poner remedio a estas nociones. Tal vez otro papa, en un futuro, declare, con carácter retroactivo, que todos los nombramientos y ordenaciones del pasado fueron legítimas. Incluso a los obispos ordenados por Marcel Lefebvre en 1988, y que fueron excomulgados, se les levantó la excomunión en 2009. Y fue Benedicto XVI quien lo hizo. Un papa puede hacerlo. Un papa puede hacerlo, pero ¿qué papa? Debemos considerar no solo lo que está sucediendo si Benedicto sigue siendo el papa, sino también qué sucederá cuando muera. Tenemos que ser realistas. Cuando Benedicto muera, los cardenales no se reunirán en Roma para elegir a un nuevo papa. No harán el recuento de votos, anunciarán Habemus Papam o declararán su obediencia a un nuevo hombre vestido de blanco. Más bien, celebrarán un funeral por Benedicto; posiblemente dirán algunas palabras vacías en su honor y seguirán adelante con la Iglesia, libres por fin de su presencia. En otras palabras, cuando Benedicto muera, la Iglesia seguirá adelante como si nada, con Francisco como papa. Para quienes creen que Benedicto sigue siendo el papa, la sede estará vacante. Y lo que es más importante: ¿qué sucederá cuando Francisco muera? Los mismos cardenales se reunirán en Roma para elegir a un nuevo papa, porque esto es lo que siempre han hecho. Serán 124 cardenales con derecho a voto; 66 de estos han sido nombrados por Francisco. Los votos de los cardenales nombrados en fecha anterior a 2013 y los cardenales “inválidos” de Francisco se mezclarán, no será posible distinguir los unos de los otros. Después se declarará Habemus Papam y un nuevo papa tomará un nuevo nombre. Y él llevará adelante la Iglesia, independientemente de lo feliz o dañino que sea su camino

¿Qué quedará de la teoría de Benedicto-como-papa? Poco a poco desaparecerá. Los cardenales nombrados antes de 2013 fallecerán. Se nombrarán nuevos cardenales. Tal vez se realicen intentos inútiles de nombrar papas tal como hicieron algunos sedevacantistas del pasado. Pienso en el grupo de católicos que, en 1998, “eligió” a Lucian Pulvermacher como pontífice de la Iglesia. Pulvermacher “reinó” como Pío XIII desde el país de Dios en Montana. Desde luego, no hay lugar como Roma. 

¿Qué queremos decir con todo esto? Si mantenemos que Benedicto XVI sigue siendo el verdadero papa de la Iglesia católica, es necesario que algo pase. Y pronto. Tal vez ello implique que Benedicto rompa su silencio y que, contradiciendo sus palabras pasadas, explique que le obligaron a renunciar a su oficio (¿o debería decir a su ministerio?) contra su voluntad. Y tal vez ello implique también que salga a la luz nueva documentación o nuevas revelaciones que sacudan los cimientos de la Iglesia, lo que lleve a un cónclave en el que no esté presente Francisco. Tal vez. Pero sea lo “que sea”, debe cambiar profundamente a la Iglesia universal, y debe hacerlo pronto. Respecto a Benedicto, no parece tener prisa en lanzar un bombazo. En una carta fechada 7 de febrero de 2018 explicó: “Puedo solo decir que con el disminuir progresivo de mis fuerzas físicas, interiormente estoy peregrinando hacia mi Casa. Es una enorme gracia para mí estar rodeado en este último tramo del camino, a veces fatigoso, por tanto amor y tanta bondad, inimaginables… Con mis mejores deseos”. En otras palabras, con mis mejores deseos y no esperemos que él “salve” la situación. 

La realidad es ésta: si creemos que Benedicto sigue siendo el papa, esto puede significar que él tal vez sea el último papa. ¿”El poder del infierno no la derrotará”?

Termino diciendo que sí, que el papa Francisco está causando gran sufrimiento y confusión. Una mente racional no puede negar esta evidencia. Sin embargo, un día él pasará de este mundo al Padre. Tal vez en un futuro otro papa condene algunos o todos los errores de nuestro tiempo. Dios lo quiera

Pero por esto ahora necesitamos realmente un papa, al que podamos preguntar: ¿es mejor tener un papa futuro que condene a un papa pasado, o no tener papa en absoluto? Cuando nos enfrentamos a decisiones graves, tenemos que considerar las consecuencias. Y cuando estemos atrapados entre la roca y la pared, elijamos siempre la Roca. 

Publicado por Dan Millete en 1Peter5. Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana