Cardenal Eijk menciona la profecía del Fin de los Tiempos en el debate sobre la intercomunión (AF/ 1P5)
Liverpool Módena (NBQ)
Selección por José Martí
Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
"Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos, pontífices y escribas, morir y resucitar al tercer día. Tomándolo aparte, Pedro se puso a reprenderle diciendo: '¡Lejos de Tí, Señor! ¡No te sucederá eso!'. Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: '¡Apártate de Mí, Satanás!, pues eres para Mí escándalo, porque no gustas las cosas de Dios, sino las de los hombres" (Mt 16, 21-23)Siempre, a lo largo de la historia, nos encontramos con la cruz, como motivo de escándalo, en el seguimiento de Cristo. El propio Pedro rechaza esa cruz y reprende a Jesús porque les habla de pasión y de muerte: sus intenciones eran buenas (¡ él quería a Jesús!) pero aún no había caído en la cuenta de que "los pensamientos de Dios no son nuestros pensamientos ni sus caminos nuestros caminos" (cfr Is 55, 8), lo cual le valió nada menos que ser llamado "satanás" por su Maestro.
[Pedro ha comprendido la lección y, hondamente arrepentido, confiesa su fragilidad y su amor al Señor. Y es entonces cuando Jesús le hace entrega efectiva de los poderes y autoridad (antes prometidos: Mt 16, 16-19) con que ha de gobernar la Iglesia. Dice el Concilio Vaticano I [Pastor Aeternus] que sólo a Simón Pedro confirió Jesús, después de su resurrección, la jurisdicción de Pastor supremo sobre todo su rebaño]Las palabras que Jesús le dirige a Pedro, a continuación, merecen toda nuestra reflexión, porque reflejan lo que, en realidad, constituye la vida de todo cristiano: "En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven, tú mismo te ceñías e ibas donde querías; pero cuando hayas envejecido, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará a donde tú no quieras" (Jn 21, 18). Aun así, sólo tras la venida del Espíritu Santo, diez días después de su Ascensión a los Cielos, comenzaría Pedro a comprender realmente el Mensaje de Jesús, y recibiría la fortaleza necesaria para llevarlo a la práctica (tanto él como el resto de los apóstoles), cumpliéndose lo que Jesús ya les había predicho: "El Parásito, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi Nombre, Él os enseñará todo y os recordará todas las cosas que Yo os he dicho" (Jn 14, 26)
"Esos -me dijo- son creyentes, y el que está sentado en la silla es un falso profeta, que destruye la mente de los siervos de Dios; mas destruye la de los vacilantes, no la de los fieles verdaderos. Los vacilantes acuden a él como a un adivino, y le preguntan sobre lo que les va a suceder; y él, el falso profeta, como quien no tiene en sí pizca de fuerza de espíritu divino, les contesta conforme a las preguntas de ellos, según los deseos de su maldad, y llena sus almas a la medida de lo que ellos pretenden. Y es que, estando él vacío, vacuamente responde a gentes vacuas; porque, cualquier cosa que se le pregunta, responde conforme a la vacuidad de quien le pregunta. Sin embargo, no deja de decir algunas palabras verdaderas, pues el diablo le llena de su propio espíritu, a ver si logra así hacer pedazos a alguno de los justos"
"Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, el que no es pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo, deja las ovejas y huye -y el lobo las arrebata y las dispersa-, porque es asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor; conozco a las mías y las mías me conocen a Mí. Como mi Padre me conoce, también Yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas" (Jn 10, 11-15)Dios no abandona a los suyos. Y sus palabras, contenidas en la Biblia ... y, de modo especial, en el Nuevo Testamento, nos indican el camino a seguir. Oigamos lo que dice el Espíritu Santo, por boca de san Pablo, en su carta a los gálatas: "Si aún tratara de agradar a los hombres no sería siervo de Cristo" (Gal 1, 10) Y el apóstol Santiago: "¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemiga de Dios? Por tanto, quien desee hacerse amigo del mundo se convierte en enemigo de Dios" (Sant 4, 4)