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miércoles, 1 de junio de 2016

Cañizares no se arredra: compara la ideología de género con los ataques soviéticos contra la familia


TOMADO DE RELIGIÓN EN LIBERTAD el 1 de Junio de 2016

(Reproduzco sólo algunos párrafos)
Cañizares no se arredra: compara la ideología de género con los ataques soviéticos contra la familia
Diversos políticos valencianos hablan de pedir al Parlamento regional que repruebe al cardenal arzobispo Antonio Cañizares por su homilía de hace dos semanas que criticaba al “imperio gay” (léala íntegra aquí) y la ideología de género, y por pedir en el día del Corpus "no obedecer" a esta ideología. Pero el cardenal, lejos de asustarse y callar, continúa denunciando los ataques de las ideologías anti-familia, comparándolas ahora con el mayor experimento social de la historia: la Unión Soviética.

Este martes 31 de mayo, en una conferencia en el colegio Sagrada Familia Patronato de la Juventud Obrera de Valencia, ha constatado que si bien la familia "debería ser la primera preocupación mundial a apoyar por los estados", por desgracia "no está siendo así" y"organismos e ideologías como la de género están uniéndose para destruirla". "Hay que despertar", proclamó, "no podemos tolerar esto: que la más insidiosa ideología, la de género, destruya al hombre".

El ejemplo soviético

"Se ha querido destruir a la familia como en la URSS marxista", afirmó el cardenal, constatando que "hoy Rusia vive un rejuvenecer de la familia, como en otras partes de Europa". El ejemplo soviético y del comunismo de Europa Oriental sirvió al cardenal para señalar que "otros, en ideologías próximas a éstos, están empeñados en repetir este fracaso".

(Cabe recordar que la URSS fue el primer país en implantar el divorcio sin causa en 1918, el aborto libre -hasta el tercer mes de gestación- en 1920 y la equiparación total entre matrimonio y cohabitación en 1926; lea aquí sobre el sexo libre antifamilia al iniciarse la URSS, y aquí sobre Lenin a favor del aborto pero en contra de la anticoncepción; en el siglo XXI, tras tres generaciones de divorcio y aborto, Rusia y los países ex-soviéticos seguían perdiendo población, envejeciendo y con las peores tasas de divorcio del mundo: 4,8 por cada mil habitantes en Rusia, 3,8 en Ucrania, 3,6 en Bielorrusia, 3,3 en Lituania y Letonia... los cinco peores del mundo en 2006-2007).

Cañizares aseguró en su ponencia este martes que su "deber como obispo" es "advertir a los fieles del peligro que conlleva" la ideología de género "para la paz mundial". "A pesar de que me critiquen", ha agregado.

Al cardenal no le extraña que haya quien le critique por denunciar la ideología de género, cree "normal que algunos se rebelen contra esto, porque les impide llegar al poder".

El arzobispo de Valencia recordó que "donde acaba la familia empieza la intemperie, la marginación y el dolor más sensible". Por eso pidió a las familias sus "mayores esfuerzos y energías" contra "ataques directos que impiden la salvación del matrimonio como unidad básica de la sociedad, si bien cree que todavía hay una "puerta abierta a la esperanza".

Las "comunas" de la izquierda frente a la familia

Después el cardenal habló de "una que está metida en política que dijo de educar a los hijos en comuna" (se refería a la diputada autonómica catalana Anna Gabriel, de la CUP, formación de extrema izquierda antisistema, que habló de tener hijos "en colectivo" y que "quien educa es la tribu").

"¿Se puede decir mayor estupidez que esta?", valoró el cardenal. "Apaga y vámonos", comentó.

Cañizares destacó que en la familia "cada persona es amada por sí misma, no por lo que tiene" y que eso sí es una aportación “revolucionaria”, algo que "sí cambia el mundo: ay, ¡si esto pasara en el resto de organizaciones!".

Advirtió además de que "sin familia no hay hombre ni futuro para la humanidad", algo que propone "decirlo con toda la fuerza y aunque sea a contracorriente".


Tabla con la tasa de nupcialidad de cada año en España: es el número de matrimonios por cada mil habitantes

El cardenal ha recordado que España se encuentra "a la cola de Europa en matrimonios religiosos y civiles y a la cabeza en uniones de hecho".

(Contexto: la tasa de nupcialidad en España es del 3,36 cada mil habitantes en 2014, muy por debajo de la media de la UE, que es 4,2 y ya es baja de por sí; 4 de cada 10 niños nacen fuera del matrimonio -en 1995 era solo uno de cada diez-, uno de cada siete hogares de parejas es de "parejas de hecho"; los españoles que se casan lo hacen entre los 35 y 37 años; datos recopilados por el Instituto de Política Familiar en noviembre de 2015).

A su juicio, esta situación "traerá la gravedad de una crisis económica mucho mayor que no podremos superar" y ha augurado que conlleva "derroteros de destrucción". La única alternativa para evitarlo es defender el matrimonio "único e indisoluble como base de una nueva civilización del amor y de una sociedad libre".

Animó a las familias a que "tomen conciencia de sí mismas y vuelvan a apuntarse muy alto:Que no se amedrenten ante las dificultades".

Respondiendo en un turno de preguntas, pidió también defender el derecho de los padres a educar a sus hijos y a elegir centro de escolarización y tipo de educación. Cree que esta libertad es "la libertad de una sociedad libre y no totalitaria". "Los hijos tienen derecho a ser educados en el seno de la familia: no son hijos del Estado", ha reivindicado.

Ha recordado que es una libertad "reconocida en el artículo 27 de la Constitución española" --el que prevé el derecho a la educación--, que fue, en su opinión, "el más debatido" de la carta magna, "más que si éramos una monarquía o república".

Cuando le preguntaron si la ideología de género practica la persecución contra los cristianos respondió que "se pretende implantar una cultura donde Dios no cuente". "En la ideología de género no hay naturaleza ni creación: todo es cultura y decisión", ha criticado. Y finalizó el evento dirigiéndose a los padres: "Adelante, estoy con ustedes para que encuentren el apoyo a seguir evangelizando".

El Vídeo completo con la conferencia del cardenal Cañizares puede verse pinchando aquí

He seleccionado dos fragmentos cortos de dicha conferencia en los que habla sobre la ideología de género. Son éstos:

Duración 1: 16 minutos

Duración 2:33 minutos

El sermón de Corpus Christi: "no hay que obedecer" 

Cañizares pronunció este discurso el martes, mientras los portavoces de todos los partidos políticos valencianos (el PP con matices) criticaban su 
homilía del domingo en una catedral repleta tras la procesión del Corpus Christi, cuando, hablando de las leyes de ideología de género, usó las palabras "no hay que obedecer".
 
El cardenal el domingo predicó contra "la ideología más insidiosa y destructora de la humanidad de toda la historia, que es la ideología de género, que tratan de imponernos poderes mundiales más o menos solapadamente con legislaciones inicuas, que no hay que obedecer".
 
El contexto en Valencia estos días es la nueva ley radical de transexualidad que preparan el Partido Socialista y Compromís (véala aquí) en la Comunidad Valenciana, que permite a niños mutilarse quirúrgicamente para "cambiar de sexo" sin permiso de los padres y multa a las entidades (cristianas, por ejemplo) que no impartan adoctrinamiento en ideología de género. 
 
Cañizares pidió "a quien corresponda" evitar "una próxima legislación inspirada en esa misma ideología para no ir contra el hombre ni contra la humanidad", y añadió: "Valencia no se merece eso, no puede ser punta de lanza en la aplicación de tal ideología insidiosa".
 
Después el cardenal añadió: "Que nadie tema ni vea en la Iglesia y la fe cristiana (...) ninguna amenaza a la justa autonomía de lo terreno y a la justa y sana laicidad", pero dejó claro que "no podemos someternos a una mentalidad inspirada en el laicismo, tampoco en la ideología de género".
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Dos semanas después de la famosa homilía de Cañizares sobre el "imperio gay"  ... ni las amenazas de denuncia en los tribunales, ni la crítica de todos los partidos que defienden la ideología de género (todos los de las Corts Valencianes) ni las propuestas de reprobación institucional han hecho callar al cardenal, que dedica numerosas ocasiones litúrgicas o académicas a pedir a los cristianos defender la familia y oponerse a la ideología de género. Por ejemplo en este corto de 25 segundos, de Gloria TV.  Se trata de la misma idea a la que ya se ha aludido más arriba. 



martes, 31 de mayo de 2016

¿La bicefalia en la Iglesia? por The Wanderer [contiene unas reflexiones personales]




Original aquí (Tomo nota de lo más relevante)

La semana pasada, Mons. Georg Gänswein expresó en una conferencia en la Universidad Gregoriana de Roma que la renuncia de Benedicto XVI debe entenderse como enmarcada en un “ministerio petrino expandido”, con un miembro activo (Francisco) y otro contemplativo (Benedicto).
[Como el enlace lleva a una página en inglés se puede ver aquí otro enlace diferente sobre lo mismo]. 


Monseñor Gänswein 
Estas palabras encendieron las luces de alerta de tradis (...) que empezaron a razonar que, entonces, la cosa no está tan mal: Benedicto sigue siendo el papa, de un modo particular, pero sigue siendo papa. Otros, con una imaginación más calenturienta, encontraron en visiones, revelaciones y locuciones sobrenaturales que esta bicefalia estaba profetizada. 

A mí me parece un disparate [¡Y a mí también!]. Hay “un solo rebaño y un solo pastor”, y ese pastor, mal que nos pese, es Jorge Mario Bergoglio. Si Benedicto quiere tocar el piano, a cuatro manos con su hermano, puede hacerlo, pero la Iglesia no se gobierna a cuatro manos

En esta ocasión estoy de acuerdo con De Mattei cuando dice: "Es posible que Benedicto XVI comparta esta posición, expuesta por Violi y Gigliotti en sus ensayos, pero la eventualidad de que él se haya apropiado de la tesis de la sacramentalidad del papado no significa que sea verdadera. Un papado espiritual diferente del papado jurídico no existe o lo hace sólo en la fantasía de algún teólogo”Y los esperanzados arguyen que "el que lo dijo fue el Prefecto de la Casa Pontificia", como si ese cargo poseyera cierta solidez doctrinal o de autoridad. Gänswein, más allá de que nos caiga simpático, es el mayordomo del Papa. Un empleado que usa algunas cintas más en la librea, pero es nada más que un doméstico.  Fantasías, puras fantasías o, más bien, manotazos de ahogado. 

Yo me huelo que Benedicto (y su secretario y consejero Gänswein), está en una profunda crisis de conciencia: se sabe,  en buena medida, responsable de la catástrofe que provocó al renunciar al Papado (...).  La única circunstancia que realmente cambiaría las cosas es que se comprobara que el papa Ratzinger fue obligado a renunciar pero, hasta el momento, no hay pruebas al respecto, y el que podría darlas -que es el mismo Ratzinger- sigue entretenido alimentando pececitos de colores en los estanques vaticanos¡Tarde piaste! Benedicto XVI debería haber pensando seriamente lo que hacía. Si su única opción era la renuncia al papado, por los motivos que fuera, debería haber tenido un poco más de sagacidad política, la que es una virtud propia del hombre de gobierno, para neutralizar a quienes se quedaron, efectivamente,  con el Papado

Le bastaba esperar un par de meses para que Kasper quedara fuera del cónclave; le bastaba reemplazar a Bergoglio, que ya hacía un buen rato había cumplido los 75 años, en la sede porteña, y lo mismo podría haber hecho con Daneels ... Bien podría haber enviado a Gänswein a negociar con Sodano, que aún tenía mucho poder, para fabricar un candidato de compromiso, o bien con el cardenal Dolan, que manejaba a buena parte de los americanos y ratzingerianos. En cambio, renunció a tontas y a locas, y nos dejó a todos los fieles y a la Iglesia misma en manos de un truhán.

Si estuviera en mi poder, le aconsejaría al papa Benedicto y a su secretario que, si tienen algo que decir, que lo digan claramente y a viva voz; y si no, mejor que se queden calladitos, no sea que a Bergoglio se le ocurra aplicar el método del clavo

Celestino V era un piadoso monjecito que fue elegido papa a los 85 años, en 1294, porque los cardenales habían pasado más de dos años sin ponerse de acuerdo. Como era previsible, su pontificado de meses fue un desastre con ribetes casi bergogliescos. Pero estaba allí para asesorarlo en materia canónica el cardenal Benedicto Caetani que, poco a poco, lo convenció de que podía renunciar. Así lo hizo y ..., ¡oh sorpresa!, el cónclave siguiente duró un solo día y el elegido fue el mismísmo Caetani que tomó el nombre de Bonifacio VIII (...).  Lo primero que hizo fue tomar prisionero a Celestino, que dejó de llevar ese nombre y pasó a ser nuevamente el monje Pietro di Murrone. Como berreaba con que quería volver a la cueva en la que vivía antes, el nuevo pontífice le hizo construir,  dentro de una muy custodiada iglesia,  una cueva, y allí se fue a vivir, aunque seguía con sus habladurías y rodeado de un grupo de seguidores. Murió a los pocos meses

Se dice que, cuando años más tarde exhumaron el cuerpo, tenía un clavo incrustado en el cráneo. En la Edad Media las cosas se resolvían de modo más expeditivo. Bergoglio todavía guarda ciertas formas: permite a los "papas eméritos" entretenerse con pasatiempos piscícolas. 

The Wanderer

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Consideraciones personales al respecto


Benedicto XVI renunció al Papado desde el momento mismo en que firmó y publicó su dimisión. No puede haber dos Papas. En mi opinión tendría que haber desaparecido del mapa, en el buen sentido de la palabra, y haberse dedicado a la oración, tal como, en un principio, dijo que iba a hacer ... pero luego no lo ha hecho ... con la consiguiente confusión que esto ha provocado -y sigue provocando en el pueblo cristiano: ¡todo lo cual es muy propio de la actitud modernista que, por las razones que sólo Dios conoce, se ha instalado en la Iglesia. 

Hablar de un Papado de dos cabezas es un disparate mayúsculo. Esto jamás ha pasado por la mente de ningún Papa, a lo largo de veinte siglos de Tradición. De manera que no puede venir Benedicto XVI,  así por las buenas, a cambiar el sentido del Papado  en contra de toda la Tradición de la Iglesia durante dos mil años de historia. Bajo ningún concepto puede hacernos creer, a través de su secretario, que él también es Papa. Eso sería una burla y un timo. La realidad es que fue Papa durante un determinado tiempo y luego dimitió voluntariamente ... según él mismo dijo y esto nunca lo ha desmentido. En ningún momento ha dicho que fue obligado a dimitir. Por el contrario, se ha reafirmado en lo mismo que dijo entonces.

Por lo tanto, en el mismo momento en que, libremente, firmó su renuncia al Papado, pasó a ser de nuevo el cardenal Ratzinger ... y lo propio sería que vistiese como cualquier otro cardenal. No tiene sentido que se le llame Papa "emérito" y que vista de blanco como el Papa Francisco, puesto que ya no es Papa. Sobre este asunto hay un artículo muy interesante en este blog, que se debe a Fray Gerundio, y que está fechado en agosto de 2013. Un auténtico profeta. Yo también dije algo sobre ello en varias entradas. 

Que quede bien claro: No existe la bicefalia en la Iglesia Católica, lo diga quien lo diga. Ahí  está el mandato expreso de Nuestro Señor Jesucristo: "Tu es Petrus" (Mt 16, 18) y la Tradición Perenne de la Iglesia durante dos mil años, que no se pueden cambiar a la ligera. 

José Martí


NOTA: Léase el interesante artículo titulado "El Arzobispo Gänswein y el Papa de dos cabezas"  escrito por Chris Jackson | Remnant Columnist (en Adelante la Fe)

lunes, 30 de mayo de 2016

LA SALVACIÓN SÓLO ES POSIBLE EN EL SENO DE LA IGLESIA



Acerca de la voluntad de su Padre, nos dice san Pablo con relación a Jesús: "A Él que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que llegásemos a ser en Él justicia de Dios" (2 Cor 5, 21). Y en la carta a los romanos: "El que no perdonó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con Él todas las cosas?" (Rom 8, 32).

Puesto que la voluntad de Jesucristo es la misma voluntad del Padre sería correcto decir también que Jesucristo, voluntariamente, se hizo pecado por nosotros, cargó sobre sí con todos los pecados de todos los hombres de todos los tiempos (pasado, presente y futuro) siendo así que Él no conoció el pecado. Y, sin embargo, hizo suyas todas las inmundicias y pecados de todos, pasando como pecador ante su Padre -no siéndolo- para que en Él se hiciera Justicia. En Él la Justicia de Dios quedaba satisfecha porque, siendo Dios, se hizo realmente hombre y su sacrificio, de valor infinito, fue agradable al Padre, haciendo así posible nuestra salvación que, de otro modo, hubiese sido imposible.

Podrá salvarse todo aquel que quiera, siempre -eso sí- que se someta, con plena libertad, a la voluntad de Jesucristo, haciéndose con Él una sola cosa, tal y como hizo la Virgen María: "He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 38). Ella es el modelo perfecto de respuesta a Dios y de abandono total en la voluntad divina.

Después de la muerte y resurrección de Jesús la salvación es ahora posible, pues antes nos estaba vedada, por el pecado de nuestros primeros padres. No obstante, sólo se salvarán aquellos cuya vida se haga una con la vida de Jesucristo. Por eso, es preciso que tengamos "in mente" las palabras de san Agustín, cuando dijo: "Aquel que te creó sin tí, no te salvará sin tí". Dios cuenta con nosotros para salvarnos, cuenta con nuestra libertad, cuenta con nuestro amor y con nuestro deseo de vivir con Él y junto a Él por toda la eternidad.

Los cristianos formamos un solo cuerpo, el cuerpo Místico de Cristo, cuya cabeza visible es el Papa y su verdadera Cabeza, invisible, es Jesucristo: "En ningún otro hay salvación" (Hech 4, 12). Es preciso la unión con Jesús pues sólo a través de Él, con Él y en Él tenemos acceso al Padre: "Nadie va al Padre sino por Mí" (Jn 14, 6), decía Jesús, el cual "amó a la Iglesia y se entregó a Sí mismo por ella para santificarla, (...) para presentarla resplandeciente ante Sí mismo, sin mancha ni arruga o cosa semejante, sino para que sea santa e inmaculada" (Ef 5, 25. 27).

[Hay una encíclica especial, relativa a este tema, la “Mystici Corporis Christi”, del papa Pío XII en la que se recoge toda la doctrina de la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo. El enlace a la encíclica da una página escrita en Inglés. Se puede pinchar aquí o también aquí para leer la traducción al español]

Como la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, y sólo en Cristo podemos salvarnos, resulta que sólo en el seno de la Iglesia, la única Iglesia verdadera, que es la Iglesia Católica, podremos estar verdaderamente unidos a Jesús. De ahí la conocida expresión: "No hay salvación fuera de la Iglesia" que sigue siendo verdad.

[Habrá gente que se salve y que no conozca a Jesucristo, por ignorancia invencible, puesto que Dios siempre pide en función de lo que da y no sería justo castigando a aquellas personas que, actuando de buena fe, no han tenido la suerte de que alguien les hablara de Jesús. Dios, que conoce todo y conoce el corazón de las personas, sabe si una persona, en concreto, de haberle conocido, le hubiera dicho que sí. Sólo Él posee todos los datos de los que nosotros carecemos. Y El es infinitamente justo y misericordioso. Una cosa sí es segura: Y es que todos aquellos que se salven, aun en esos casos, lo harán siempre a través de la Persona de Jesucristo y formando, por lo tanto, parte de su Iglesia. Esto es lo que siempre se ha predicado a lo largo de la Historia de la Iglesia (no hay que confundir esto con la falsa idea de que todos se salvarán o de que lo mismo da tener una religión u otra o incluso no tener ninguna). Eso sí, entender el cómo lo hará (pues al hacerlo esas personas es como si hubieran recibido el bautismo, tal vez el bautismo de deseo) eso es algo que queda en el misterio, un misterio que aceptamos, pues proviene de Él,  aunque no lo comprendamos en toda su envergadura, lo que tiene sentido, pues si llegásemos a comprenderlo, ¿dónde quedaría el misterio?]

Esta idea de que sólo a través del Hijo podemos llegar al Padre, es fundamental. Ahora bien: el Hijo se hizo hombre en Jesucristo y fundó una Iglesia. Hay primeramente una promesa a Pedro: "Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto ates en la tierra será atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 18-19). Y luego, una vez resucitado, hace realidad esa promesa, cuando por tres veces le pregunta si lo ama, a lo que Pedro contesta: "Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo". Y Jesús le dice: "Apacienta mis ovejas" (cfr Jn 21, 15-17).  Pedro queda constituido así como el responsable del cuidado de las ovejas de Jesucristo. La Iglesia comienza a existir como tal. 

Por otra parte, el acceso a la Iglesia tiene lugar, normalmente, por medio del bautismo, según las palabras de Jesús a sus discípulos, una vez resucitado y poco antes de su ascensión a los cielos: "Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 18-20). En los Hechos de los Apóstoles se narra el comienzo de la primitiva Iglesia. 

Eso sí: recibir el bautismo es condición necesaria pero no suficiente para poder entrar en el Reino de los Cielos. Es preciso que aquellos que han nacido a la Vida de la gracia, se comporten como miembros vivos de la Iglesia; o lo que es igual, que vivan en gracia de Dios, mediante el cumplimiento de sus mandamientos y un amor cada vez mayor a Jesucristo. Y esto a lo largo de toda la vida: "El que persevere hasta el fin, ése se salvará" (Mt 24, 13).

Esta labor se nos podría presentar como imposible. Y en efecto lo es, porque estamos heridos por el pecado de origen. Sin embargo, eso no nos puede llevar al desánimo porque contamos con sus fuerzas, las del mismo Jesucristo: "Sin Mí nada podéis hacer" (Jn 15, 5) -nos dijo- pero, como san Pablo, podemos decir: "Todo lo puedo en Aquel que me conforta" (Fil 4, 13).

Todos somos pecadores: "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros" (1 Jn 1, 8). Esto es cierto, pero también es verdad que "si confesamos  nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonar nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia" (1 Jn 1, 8). 

Sabemos, pues, que Dios perdona nuestros pecados cuando nos arrepentimos sinceramente de ellos y hacemos uso del sacramento de la Confesión que Él mismo instituyó. Eso nos debe de animar: primero, a "luchar hasta la sangre en nuestra lucha contra el pecado" (Heb 12, 4); y segundo -y lo más importantes, a saber que "nuestra suficiencia nos viene de Dios" (2 Cor 3, 5). 

Además, como decía san Pablo a los corintios: "Fiel es Dios que no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas; antes bien, con la tentación os dará también el modo de poder soportarla con éxito" (1 Cor 10,13). De manera que vivamos tranquilos y con esa confianza en Dios propia de los niños pequeños. Y si caemos, pues a levantarnos y a seguir caminando: "Hijos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos un abogado ante el Padre: Jesucristo, el Justo. Él es la víctima propiciatoria por nuestros pecados; y no sólo por los nuestros, sino por los de todo el mundo" (1 Jn 2, 1-2)

José Martí

EL ESPÍRITU "MISIONERO" DEL ISLAM ... ¿SE PUEDE COMPARAR CON EL ESPÍRITU MISIONERO DE LOS CATÓLICOS?





No es el mundo quien tiene que enseñar a la Iglesia lo que ésta tiene que hacer sino que es la Iglesia la que tiene la obligación y la urgencia de iluminar al mundo con las palabras del Señor. El espíritu misionero es esencial para la supervivencia de la Iglesia, es consustancial a ella, pues está señalado claramente por Jesucristo: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura" (Mc 16, 15), "enseñándoles a guardar TODO lo que Yo os he mandado" (Mt 28, 20).

¡Qué pena que las palabras del Pontífice actual, Francisco, vayan por otros derroteros ... no sólo diciendo que "el proselitismo es una solemne tontería" y que cada uno que sea fiel a la religión en la que ha nacido y que lo mismo da tener una religión o tener otra: "Jesucristo, Mahoma, Jehová, Alá. Estos son todos los nombres utilizados para describir una entidad que es claramente la misma en todo el mundo" o pidiendo perdón a los indígenas por la Evangelización de América, cuando éstos deben estar -y la mayoría lo está- inmensamente agradecidos porque así han tenido la oportunidad de conocer y de amar a Jesucristo. Decir todo esto -y mucho más- es grave y no se atiene a la verdad.

Pero aún son más graves las declaraciones que hizo en su entrevista al diario católico francés la Croix, el 9 de mayo, al referirse a las relaciones entre católicos y musulmanes, cuando dijo: "Es cierto que la idea de conquista pertenece al espíritu del Islam, pero se podría interpretar SEGÚN LA MISMA IDEA DE CONQUISTA el final del Evangelio de san Mateo, cuando Jesús envió a sus discípulos a todas las naciones”.

Compara aquí el Papa la guerra a muerte contra el infiel, propia del Islam, que obliga a convertirse a los demás o a morir ... con el Evangelio de Jesucristo, Dios y hombre verdadero, cuyo mandamiento de proclamar su Nombre a toda criatura tiene como objeto la salvación de todos los hombres y además, no se impone a nadie por la fuerza de la espada, como en el caso del Islam: un auténtico disparate, aunque estas palabras hayan sido pronunciadas por el Papa, pues muy por encima de un determinado Papa está la Palabra de Dios y la Tradición bimilenaria de la Iglesia.

Ante lo cual sólo cabe reaccionar conforme a lo que enseñaba san Pablo a los corintios: "... Que obréis el bien, aun cuando nosotros fuéramos dignos de reprobación. Pues no podemos nada contra la verdad, sino en favor de la verdad" (1 Cor 13, 7-9). Y a los gálatas: "Aunque nosotros un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!" (Gal 1, 9). Y de nuevo a los corintios: "Esos tales -dice- son falsos apóstoles, operarios engañosos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y no ha de extrañar, pues el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz" (2 Cor 11, 13-14).

Debemos elegir: ¿Nos quedamos con la Palabra de Dios o con las palabras de hombres que juegan a ser Dios? ¿Quién es el que nos ha amado hasta dar su vida por nosotros? ¿Es acaso el Papa o fue Jesucristo?

José Martí

viernes, 27 de mayo de 2016

La Amoris Laetitia ya tenía su autor oculto desde hace diez años (contiene vídeo)


Duración 49 segundos

Ya se ha hablado de este tema en la anterior entrada. Aquí incorporo un vídeo de Gloria TV y me hago algunas preguntas sobre el pontificado actual. Y son éstas:

Una encuesta universal y dos sínodos, que han durado casi todo lo que lleva Francisco de Pontificado, para llegar finalmente a una exhortación apostólica que ya había sido escrita hace 10 años: ¡Cuánto dinero gastado inútilmente! No hace falta vender bienes de la Iglesia y dárselos a los pobres y hacer así una "Iglesia pobre para los pobres". ¡Hablar así es una farsa! Simplemente habría que haber dado a los pobres todo ese dinero empleado en esta campaña sinodal, que ha sido muchísimo ... porque, total, para decir algo que ya estaba pensado decir desde el principio, pues dígase y punto. Todo ha sido un montaje.

Aunque lo peor de todo no es tanto el dinero, cuanto el engaño sobre el verdadero propósito de estos sínodos sobre la familia, que no es otro que el de cambiar la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la destrucción de la familia.

Esto me recuerda las palabras de Jesús: "Nada hay oculto que no quede manifiesto ni secreto que no acabe por ser conocido y descubierto" (Lc 8, 17). En la entrada anterior está escrito todo el artículo de Sandro Magister, donde hace una comparación entre la "Amoris Laetitia" y dos artículos de "Tucho" Fernández escritos hace diez años. Entresaco unos cuantos, a modo de resumen (por cierto hay un artículo de The Wanderer titulado "Plagio pontificio" que merece la pena ser leído):


“AMORIS LAETITIA”, párrafo 301

Ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante” (AL: 301). /

 Existe siempre la posibilidad de que una situación objetiva de pecado coexista con la vida de la gracia santificante” (Fernández 2005: 42).
   
“Los límites no tienen que ver solamente con un eventual desconocimiento de la norma. Un sujeto, aun conociendo bien la norma, puede tener una gran dificultad para comprender “los valores inherentes a la norma” o puede estar en condiciones concretas que no le permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una nueva culpa” (AL: 301)./

Cuando el sujeto histórico no está en condiciones subjetivas de obrar de otra manera ni de comprender “los valores inherentes a la norma” , o cuando “un compromiso sincero con respecto a una norma determinada puede no llevar inmediatamente a acertar en la observancia de semejante norma”  (Fernández 2006: 159) 
  
   
“AMORIS LAETITIA”, párrafo 302

Un juicio negativo sobre una situación objetiva no implica un juicio sobre la imputabilidad o la culpabilidad de la persona involucrada [Nota 345: Cf. Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración sobre la admisibilidad a la sagrada comunión de los divorciados que se han vuelto a casar (24 junio 2000), 2] (AL: 302). / 

El Pontificio Consejo para los Textos Legislativos expresó que, al referirse a la situación de los divorciados vueltos a casar, sólo está hablando de “pecado grave, entendido objetivamente, porque el (p. 158) ministro de la Comunión no podría juzgar de la imputabilidad subjetiva” [Nota 42: Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración del 24-06-2000, punto 2a] (Fernández 2006: 157).

“AMORIS LAETITIA”, párrafo 305

“A causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado – que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno – se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia [Nota 351: En ciertos casos, podría ser también la ayuda de los sacramentos…].  (AL: 305). / 


“Por otra parte, puesto que no podemos juzgar de la situación subjetiva de las personas y contando con los condicionamientos que disminuyen o suprimen la imputabilidad (cf. CCE 1735), existe siempre la posibilidad de que una situación objetiva de pecado coexista con la vida de la gracia santificante” [...] “¿No justifica esto la administración del Bautismo y la Confirmación a adultos que estén en una situación objetiva de pecado, de cuya culpabilidad subjetiva no se puede emitir juicio?” (Fernández 2005: 42).


Los tiempos en los que nos ha tocado vivir son especialmente duros para la Iglesia católica, porque el enemigo se encuentra en el seno mismo de la Iglesia Jerárquica, ante lo cual sólo nos queda poner nuestra confianza completamente en el Señor y en sus palabras: "Las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16, 18) dijo, refiriéndose a la Iglesia por Él fundada. Ésa es la seguridad que nos queda.

Hoy se está llegando, de modo acelerado, a una apostasía universal, en la que el único "dios", el que decide sobre el bien y el mal, es el propio hombre, "el hombre de iniquidad, el hijo de la perdición, que se opone y se alza sobre todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta llegar a sentarse en el templo de Dios, manifestando que él es Dios" (2 Tes 2, 3-4) 

Si estamos o no en los últimos tiempos sólo Dios lo sabe. Lo que sí es cierto es que muchas de las señales apuntan a ello ... aunque cerremos los ojos y no queramos verlas. Nos interesa tener los ojos bien abiertos: "Sed sobrios y vigilad -nos dice el apóstol san Pedro. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente buscando a quien devorar. Resistidle firmes en la fe" (1 Pet 5, 8-9). Como ocurre siempre, cuando se lee el Nuevo Testamento, se nos plantea el problema y se nos da la solución. Otra cosa diferente es que lo aceptemos ... ¡pero nos va la vida en ello ... no esta vida, que es pasajera, sino la vida eterna! De modo que no podemos dormirnos. Y sólo la Palabra de Dios nos dará la clarividencia que necesitamos para ello:

"Ya es hora de que despertéis del sueño ... Abandonemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz" (Rom 13, 11-12). "Y no os acomodéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, de modo que podáis discernir cuál es la voluntad de Dios; esto es, lo bueno, lo agradable, lo perfecto" (Rom 12, 2)

José Martí

AMORIS LAETITIA TIENE UN AUTOR A LA SOMBRA: SE LLAMA VICTOR MANUEL FERNÁNDEZ (Por Sandro Magister)


El artículo en cuestión se encuentra dentro del conjunto de artículos que se van actualizando sobre la Amoris Laetitia. El último es el de Sandro Magister el 25 de mayo. Este mismo artículo se encuentra en el blog Miles Christi, traducido para Infovaticana por Helena Faccia Serrano. Es el que coloco en este blog, aunque usando un formato diferente.   

Jorge Mario Bergoglio -luego Francisco I- y Víctor Manuel "Tucho" Fernández
  
[NOTA: Tucho" Fernández es un apodo con el que se conocer a Victor Manuel Fernández. Proviene de Norberto "Tucho Méndez", el famoso jugador de Racing y Huracán que le amargó varias jornadas futbolísticas al San Lorenzo de su padre en los años 40 y 50].  

Son impresionantes las semejanzas entre los pasajes clave de la exhortación del Papa Francisco y dos textos de hace diez años de su principal consejero. Un doble sínodo para una solución que ya estaba escrita.  Son los párrafos clave de la exhortación post-sinodal “Amoris laetitia”. Y son también -a propósito- los más ambiguos, como demuestran las múltiples y constantes interpretaciones y aplicaciones prácticas que han tenido a continuación.
   
Son los párrafos del capítulo octavo. De hecho, abren el camino a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar. Que el Papa quería llegar a esto, es algo que es evidente para todos. Era algo que ya hacía cuando era arzobispo de Buenos Aires.
   
Pero ahora se descubre que algunas formulaciones clave de la “Amoris laetitia” tienen una prehistoria argentina, copiadas tal cual de un par de artículos de los años 2005 y 2006 de Víctor Manuel Fernández, ya entonces -y aún hoy- pensador de referencia del Papa Francisco y escritor a la sombra de sus textos principales.
  
Más abajo se pueden comparar algunos pasajes de la “Amoris laetitia” con otros de esos dos artículos de Fernández. La semejanza entre unos y otros es enorme.
  
Pero antes es mejor enmarcar los hechos. En esos años Fernández era profesor de teología en la Universidad Católica Argentina de Buenos Aires. En esa misma universidad se llevó a cabo en 2004 un congreso teológico internacional de profundización de la “Veritatis splendor”, la encíclica de Juan Pablo II “sobre algunas cuestiones fundamentales de la enseñanza moral de la Iglesia”, decididamente crítica de la ética “de la situación”, la corriente laxista presente entre los jesuitas del siglo XVII y difundida hoy más que nunca en la Iglesia.
   
Atención. La “Veritatis splendor” no es una encíclica menor. En marzo de 2014, en uno de sus raros y muy meditados escritos como Papa emérito, Joseph Ratzinger, al indicar las encíclicas a su juicio “más importantes para la Iglesia” de las catorce publicadas por Juan Pablo II, primero citó cuatro, con pocas líneas para cada una, pero después añadió la quinta, precisamente la “Veritatis splendor”, a la que dedicó una página entera, definiéndola “de inmutada actualidad” y concluyendo que “estudiar y asimilar esta encíclica sigue siendo un deber grande e importante”.
   
En la “Veritatis splendor” el Papa emérito ve que se devuelve a la moral católica su fundamento metafísico y cristológico, el único capaz de vencer la deriva pragmática de la moral corriente, “en la que ya no existe lo que es verdaderamente mal y lo que es verdaderamente bien, sino sólo lo que desde el punto de vista de la eficacia es mejor o peor”.
   
Pues bien, ese congreso del año 2004 en Buenos Aires, dedicado en particular a la teología de la familia, se movió en la misma dirección trazada después por Ratzinger. Y fue precisamente para reaccionar a ese congreso por lo que Fernández escribió los dos artículos citados, prácticamente en defensa de la ética de la situación.
   
Esos dos artículos fueron también la causa de que la congregación para la educación católica bloqueara la candidatura de Fernández como rector de la Universidad Católica Argentina, para doblegarse años más tarde, en 2009, al entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, que hizo lo imposible para obtener el nihil obstat con el fin de que se promoviera a su pupilo.
   
En 2013, apenas elegido Papa, Bergoglio le honró nombrándolo obispo con el título de la extinguida sede metropolitana de Tiburnia. Y desterró a la Biblioteca Apostólica Vaticana al principal responsable del suspenso, el teólogo dominico Jean-Louis Bruguès, sin nombrarlo cardenal, como es tradición para todos los Bibliotecarios de la Santa y Romana Iglesia.
    
A partir de entonces Fernández pasa casi más tiempo en Roma que en Buenos Aires, atareadísimo haciendo de escritor fantasma de su amigo el Papa, sin haber aumentado mientras tanto sus credenciales de teólogo, en absoluto brillantes, desde el principio.
     
De hecho, el primer libro que reveló al mundo el genio de Fernández fue: “Sáname con tu boca. El arte de besar”, publicado en 1995 en Argentina con esta presentación al lector escrita por el propio autor:
“Te aclaro que este libro no está escrito tanto desde mi propia experiencia, sino desde la vida de la gente que besa. Y en estas páginas quiero sintetizar el sentimiento popular, lo que siente la gente cuando piensa en un beso, lo que experimentan los mortales cuando besan. Para eso charlé largamente con muchas personas que tienen abundante experiencia en el tema, y también con muchos jóvenes que aprenden a besar a su manera. Además consulté muchos libros, y quise mostrar cómo hablan los poetas sobre el beso. Así, tratando de sintetizar la inmensa riqueza de la vida, salieron estas páginas a favor del beso. Espero que te ayuden a besar mejor, que te motiven a liberar lo mejor de tu ser en un beso”.
   
Mientras que en lo que concierne la consideración que Fernández tiene de sí mismo basta una cita de hace un año, extraída de una entrevista suya al “Corriere della Sera”, en la que se mostró desdeñoso hacia el cardenal Gerhard L. Müller, prefecto de la congregación para la doctrina de la fe y, por consiguiente, examinador previo -pero ignorado desde hace tres años- de los borradores de los textos papales:
“He leído que algunos dicen que la curia romana forma parte esencial de la misión de la Iglesia, o que un prefecto del Vaticano es la brújula segura que impide que la Iglesia caiga en el pensamiento ‘light’; o bien que ese prefecto asegura la unidad de la fe y garantiza al pontífice una teología seria. Pero los católicos, leyendo el Evangelio, saben que Cristo ha asegurado una guía y una iluminación especial al Papa y al conjunto de los obispos, pero no a un prefecto o a otra estructura. Cuando se oyen decir cosas de este estilo parecería casi que el Papa es un representante suyo, o una persona que ha venido a molestar y que debe ser controlada. […] El Papa está convencido de que lo que ya ha escrito o dicho no pueda ser castigado como si fuera un error. Por lo tanto, en el futuro todos podrán repetir esas cosas sin miedo a ser sancionados”.
   
Este es, por lo tanto, el personaje que Francisco mantiene cerca de sí como su pensador de referencia, el hombre que ha puesto por escrito extensas partes de la “Evangelii gaudium”, el programa del pontificado; de la “Laudato si'”, la encíclica sobre al ambiente; y, por último, de la “Amoris laetitia”, la exhortación post-sinodal sobre la familia.
  
  He aquí, a continuación, los pasajes de la “Amoris laetitia” en los que son evidentes la copia sobre las formulaciones de Fernández de hace diez años.

Es útil leerlos teniendo presente lo que ha dicho recientemente Robert Spaemann, gran filósofo y teólogo con el que Fernández no puede ser comparado en absoluto:
“El verdadero problema es una influyente corriente de teología moral, ya presente entre los jesuitas del siglo XVII, que sostiene una mera ética de la situación; ética que Juan Pablo II rechazó, condenándola en su encíclica ‘Veritatis splendor’. La ‘Amoris Laetitia’ rompe también con este documento magisterial.
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COMPARACIÓN ENTRE LA “AMORIS LAETITIA” 
Y LOS DOS ARTÍCULOS DE VÍCTOR MANUEL FERNÁNDEZ DE HACE DIEZ AÑOS
   
Los textos con las correspondientes abreviaciones son:

AL – Francisco, Exhortación apostólica “Amoris laetitia”, 19 de marzo de 2016.

Fernández 2005 – V. M. Fernández, “El sentido del carácter sacramental y la necesidad de la confirmación”, en “Teología” 42 n. 86, 2005, pp. 27-42.

Fernández 2006 – V. M. Fernández, “La dimensión trinitaria de la moral. II. Profundización del aspecto ético a la luz de ‘Deus caritas est”, en “Teología” 43 n. 89, 2006, pp. 133-163.
   
Junto a las abreviaciones se indican, cada vez, el número del párrafo en el caso de la “Amoris laetitia” y el número de página en el de los artículos de Fernández. [Para que se pueda leer con más agilidad, el escrito de la AL está en cursiva  y el escrito de Fernández está en rojo oscuro]

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"AMORIS LAETITIA", párrafo 300: 

“Se evita el riesgo de que un determinado discernimiento lleve a pensar que la Iglesia sostiene una doble moral” (AL: 300). / 

“No se propone así una doble moral o una «moral de situación»” (Fernández 2006: 160).
    
“AMORIS LAETITIA”, párrafo 301

“Para entender de manera adecuada por qué es posible y necesario un discernimiento especial en algunas situaciones llamadas «irregulares», hay una cuestión que debe ser tenida en cuenta siempre, de manera que nunca se piense que se pretenden disminuir las exigencias del Evangelio. La Iglesia posee una sólida reflexión acerca de los condicionamientos y circunstancias atenuantes. Por eso, ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante” (AL: 301). /

 “Contando con los condicionamientos que disminuyen o suprimen la imputabilidad (cf. CCE 1735), existe siempre la posibilidad de que una situación objetiva de pecado coexista con la vida de la gracia santificante” (Fernández 2005: 42).
   
“Los límites no tienen que ver solamente con un eventual desconocimiento de la norma. Un sujeto, aun conociendo bien la norma, puede tener una gran dificultad para comprender “los valores inherentes a la norma” [Nota 339: Juan Pablo II, Exhort. ap. Familiaris consortio (22 noviembre 1981), 33: AAS 74 (1982), 121] o puede estar en condiciones concretas que no le permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una nueva culpa” (AL: 301)./

Cuando el sujeto histórico no está en condiciones subjetivas de obrar de otra manera ni de comprender “los valores inherentes a la norma” (cf. FC 33c), o cuando “un compromiso sincero con respecto a una norma determinada puede no llevar inmediatamente a acertar en la observancia de semejante norma” [Nota 45: B. Kiely, “La ‘Veritatis splendor’ y la moralidad personal”, en G. Del Pozo Abejon (ed.), “Comentarios a la ‘Veritatis splendor'”, Madrid, 1994, p. 737]. (Fernández 2006: 159) 
  
“Como bien expresaron los Padres sinodales, “puede haber factores que limitan la capacidad de decisión”. Ya santo Tomás de Aquino reconocía que alguien puede tener la gracia y la caridad, pero no poder ejercitar bien alguna de las virtudes [Nota 341: Cfr Summa Theologiae I-II, q. 65, a. 3, ad 2; De malo, q. 2, a. 2], de manera que aunque posea todas las virtudes morales infusas, no manifiesta con claridad la existencia de alguna de ellas, porque el obrar exterior de esa virtud está dificultado: “Se dice que algunos santos no tienen algunas virtudes, en cuanto experimentan dificultad en sus actos, aunque tengan los hábitos de todas las virtudes” [Nota 342: Íbid., ad 3] (AL: 301)

“Santo Tomás reconocía que alguien puede tener la gracia y la caridad, pero no poder ejercitar bien alguna de las virtudes “propter aliquas dispositiones contrarias” (ST I-II 65, 3, ad 2). Esto no significa que no posea todas las virtudes, sino que no puede manifestar con claridad la existencia de alguna de ellas porque el obrar exterior de esta virtud está dificultado por disposiciones contrarias: “Se dice que algunos santos no tienen algunas virtudes, en cuanto experimentan dificultad en sus actos, aunque tengan los hábitos de todas las virtudes” (íbid., ad 3) (Fernández 2006: 156).
   
“AMORIS LAETITIA”, párrafo 302

“Con respecto a estos condicionamientos, el Catecismo de la Iglesia Católica se expresa de una manera contundente: «La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la violencia, el temor, los hábitos, los afectos desordenados y otros factores psíquicos o sociales» [Nota 343: N. 1735], En otro párrafo se refiere nuevamente a circunstancias que atenúan la responsabilidad moral, y menciona, con gran amplitud, «la inmadurez afectiva, la fuerza de los hábitos contraídos, el estado de angustia u otros factores psíquicos o sociales» [Nota 344: Ibíd., 2352; cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Iura et bona, sobre la eutanasia (5 mayo 1980), II: AAS 72 (1980), 546. Juan Pablo II, criticando la categoría de “opción fundamental», reconocía que «sin duda pueden darse situaciones muy complejas y oscuras bajo el aspecto psicológico, que influyen en la imputabilidad subjetiva del pecador”: Exhort. ap. Reconciliatio et paenitentia (2 diciembre 1984), 17: AAS 77 (1985), 223]. Por esta razón, un juicio negativo sobre una situación objetiva no implica un juicio sobre la imputabilidad o la culpabilidad de la persona involucrada [Nota 345: Cf. Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración sobre la admisibilidad a la sagrada comunión de los divorciados que se han vuelto a casar (24 junio 2000), 2] (AL: 302). / 

“Esto aparece de un modo explícito en el Catecismo de la Iglesia Católica: “La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la violencia, el temor, los hábitos, los afectos desordenados y otros factores psíquicos o sociales” (CCE 1735). El Catecismo menciona también la inmadurez afectiva, la fuerza de los hábitos contraídos, o un estado de angustia (cf. CCE 2352). Aplicando esta convicción, el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos expresó que, al referirse a la situación de los divorciados vueltos a casar, sólo está hablando de “pecado grave, entendido objetivamente, porque el (p. 158) ministro de la Comunión no podría juzgar de la imputabilidad subjetiva” [Nota 42: Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración del 24-06-2000, punto 2a] (Fernández 2006: 157).

“Por otra parte, puesto que no podemos juzgar de la situación subjetiva de las personas [Nota 23: Sobre este punto algunas intervenciones recientes del Magisterio ya no dejan dudas. El Pontificio Consejo para los Textos Legislativos expresó que, al referirse a la situación de los divorciados vueltos a casar, está hablando de “pecado grave, entendido objetivamente, porque el ministro de la Comunión no podría juzgar de la imputabilidad subjetiva”: Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración del 24/06/2000, punto 2a. Igualmente en una reciente notificación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se sostiene que para la doctrina católica “existe una valoración perfectamente clara y firme sobre la moralidad objetiva de las relaciones sexuales de personas del mismo sexo”, mientras “el grado de imputabilidad subjetiva que esas relaciones puedan tener en cada caso concreto es una cuestión diversa, que no está aquí en discusión”: Congregación para la Doctrina de la Fe, Notificación sobre algunos escritos del Rvdo. P. Marciano Vidal, 22/02/2001, 2b. Evidentemente, el fundamento de estas afirmaciones está en lo que sostiene el Catecismo de la Iglesia Católica en el punto 1735, citado a continuación en el texto de este artículo] y contando con los condicionamientos que disminuyen o suprimen la imputabilidad (cf. CCE 1735), existe siempre la posibilidad de que una situación objetiva de pecado coexista con la vida de la gracia santificante” (Fernández 2005: 42).
   
“AMORIS LAETITIA”, párrafo 305

“A causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado – que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno – se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia [Nota 351: En ciertos casos, podría ser también la ayuda de los sacramentos…]. El discernimiento debe ayudar a encontrar los posibles caminos de respuesta a Dios y de crecimiento en medio de los límites” (AL: 305). / 

“Este dinamismo trinitario que refleja la vida íntima de las divinas Personas, puede realizarse también en una situación objetiva de pecado (p. 157) siempre que, debido al peso de los condicionamientos, no sea subjetivamente culpable.(Fernández 2006: 156)”.

“[...] una “realización del valor dentro de los límites de las capacidades morales del sujeto” [Nota 46: G. Irrazabal, “La ley de la gradualidad como cambio de paradigma”, en “Moralia” 102/103 (2004), p. 173]. Hay entonces “objetivos posibles” para este sujeto condicionado, o “etapas intermedias” [Nota 47: Cf. G. Gatti, “Educación moral”, en AA.VV., “Nuevo Diccionario de Teología moral”, Madrid, 1992, p. 514] en la realización de un valor, aunque siempre orientadas al pleno cumplimiento de la norma” (Fernández 2006: 159).

 "No hay duda que el Magisterio católico ha asumido con claridad que un acto objetivamente malo, como es el caso de una relación prematrimonial, o el uso de un preservativo en una relación sexual, no necesariamente lleva a perder la vida de la gracia santificante, de la cual se origina el dinamismo de la caridad” (Fernández 2006: 158).

“Por otra parte, puesto que no podemos juzgar de la situación subjetiva de las personas y contando con los condicionamientos que disminuyen o suprimen la imputabilidad (cf. CCE 1735), existe siempre la posibilidad de que una situación objetiva de pecado coexista con la vida de la gracia santificante” (Fernández 2005: 42).

“¿No justifica esto la administración del Bautismo y la Confirmación a adultos que estén en una situación objetiva de pecado, de cuya culpabilidad subjetiva no se puede emitir juicio?” (Fernández 2005: 42).

Sandro Magister