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lunes, 30 de agosto de 2021

Cardenal Raymond Leo Burke, en recuperación tras su enfermedad, escribe carta de agradecimiento

 SECRETUM MEUM MIHI


28 de Agosto del 2021

¡Alabado sea Jesucristo!

En el Sagrado Corazón de Jesús y a través del Inmaculado Corazón de María, expreso una profunda gratitud a Dios, que me ha llevado a este punto de restablecimiento y mejoría. Como ya fuera comunicado por la dirección y el personal del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, a quienes también expreso mi más profundo agradecimiento, ya no estoy intubado con un ventilador médico. Me trasladaron fuera de la Unidad de Cuidados Médicos Intensivos y me instalaron en una habitación del hospital donde los médicos, enfermeras y numerosos miembros del personal del hospital me han brindado una atención médica vigilante, excelente y constante. También a estos dedicados profesionales les doy las gracias de todo corazón, así como a los sacerdotes que me han asistido sacramentalmente. A quienes han ofrecido innumerables rosarios y oraciones, encendieron velas y pidieron en  la ofrenda de la Santa Misa, extiendo mi más sincero agradecimiento y pido al Señor y a su Madre que los bendiga a todos. También agradezco a mis hermanos obispos y sacerdotes que han ofrecido Misas por mí o han rezado por mí en el altar.

Esta generosa efusión de gracias me une a ustedes de una manera especial, así como también estoy particularmente unido a todas las víctimas que sufren los efectos del virus COVID-19. Desde lo más profundo de mi corazón, les expreso mi deseo de poder responder a todas las llamadas telefónicas, mensajes escritos y correos electrónicos. Sin embargo, debido a la rehabilitación intensiva que pronto comenzaré, no me será posible dar una respuesta más allá de estas cartas circulares. Sé que en encontraré comprensión en vuestra caridad por esta circunstancia en que me encuentro y que aceptarán que yo deba preservar mis energías para recuperar salud y fuerzas. Los reglamentos del hospital limitan las visitas a los miembros inmediatos de la familia. Durante el próximo extenso período de convalecencia, es mi intención proporcionarles actualizaciones ocasionales cuando haya algo importante que compartir con vosotros.

El Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe ha aceptado, en mi nombre, el papel necesario y crucial de la comunicación directa. Nuevamente, os pido que me dirijáis amablemente todas vuestras comunicaciones a través del sitio web del Santuario, GuadalupeShrine.org/MessageCardinalBurke.

En fin, he recordado el lema que tomé cuando fui elegido para el episcopado: “Secundum Cor Tuum” (Según tu corazón). Todas las cosas ordenadas en y por la Divina Voluntad tienen como origen el Sagrado Corazón de Nuestro Salvador, cuya motivación fundamental es Su Amor Eterno por Su Padre y por Sus hijos. Dado que la Divina Providencia ha indicado que yo permanezca por el momento hospitalizado, reafirmo ahora esa misma convicción episcopal: el sufrimiento, unido al sufrimiento de Jesucristo, es verdaderamente eficaz en su Plan Divino para nuestra salvación cuando se acepta de buena gana y de todo corazón. San Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, nos enseña el significado de nuestro sufrimiento: “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia ”(Col 1, 24).

Unido a Jesucristo, Sacerdote y Víctima, ofrezco todo lo que sufro por la Iglesia y por el mundo. Pidiendo la bendición de Dios sobre vosotros y vuestras familias, y confiando vuestras intenciones a la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan Diego, San Miguel Arcángel, San José, San Pedro y San Pablo, y vuestros santos patronos.

Soy vuestro en el Sacratísimo Corazón de Jesús, en el Inmaculado Corazón de María y en el Purísimo Corazón de San José,

Raymond Leo Cardenal Burke

sábado, 28 de agosto de 2021

VIRAL. Homilía de un obispo indignado sobre el NUEVO ORDEN MUNDIAL

 El Rosario de las 11 pm


Duración 4:13 minutos

https://www.youtube.com/watch?v=t0ViF-2doQM


Monseñor Adair José Guimarães es obispo de una pequeña diócesis brasileña pero que se ha hecho conocido en todo el mundo debido a una contundente homilía en la que alertaba de cómo el Nuevo Orden Mundial está aprovechando el coronavirus para acabar con la libertad, entre ella la religiosa.

A los camioneros australianos se les ha acabado la paciencia con su gobierno: “Vamos a por ustedes y no podrán hacer nada para evitarlo”

 EL DIESTRO


Duración 1:10 minutos


Las imágenes que nos están llegando de Australia con toda esta dictadura que se está imponiendo con la excusa de la pandemia son absolutamente repugnantes. Niños arrancados de los brazos de los padres para vacunarlos, sanitarios golpeando a mujeres que no quieren ser vacunadas, policías haciendo lo mismo con todo aquel que se niegue a vacunarse o se le ocurra salir a la calle… en fin, es tremendo lo que estamos viendo.

Pero sobre todo, lo que más nos está indignando a todos, sobre todo a los camioneros australianos, es lo que está haciendo esa basura de gobierno que padecen con los niños. Ese vacunódromo que montaron para vacunar a más de 20.000 niños manteniéndolos alejados de sus padres es absolutamente asqueroso porque, además, ya hay niños a los que se vacunó que están sufriendo las consecuencias.

Pero parece que, por suerte, al pueblo australiano se le está acabando la paciencia y los que están asumiendo el liderazgo de esa indignación son los camioneros. Si ya en estos últimos días publicábamos un vídeo en el que anunciaban un bloqueo de todo el país para luchar contra el gobierno, hoy publicamos otro en el que se demuestra que la indignación va en aumento.

Esperemos que consigan parar todo lo que está sucediendo. Estamos con ellos, no solo porque queremos la libertad para todo el mundo , también porque estamos seguros que como a estos criminales le salga bien el experimento de Australia, posteriormente irán a por todo el mundo.

Lamentable retroceso

 INFOCATÓLICA


El actual Pontífice declara que desea proseguir todavía más en la constante búsqueda de la comunión eclesial y para hacer efectivo este propósito, ¡elimina la obra de sus predecesores poniendo límites arbitrarios y obstáculos a lo que aquellos establecieron con intención ecuménica intraeclesial y de respeto a la libertad de sacerdotes y fieles! Promueve la comunión eclesial al revés. Las nuevas medidas implican un lamentable retroceso.

Monseñor Héctor Aguer 

He sido ordenado presbítero para la arquidiócesis de Buenos Aires el 25 de noviembre de 1972; celebré mi primera misa al día siguiente en la parroquia San Isidro labrador (barrio de Saavedra), en la que residí todo ese año ejerciendo el diaconado. Obviamente celebré según el Novus Ordo promulgado en 1970. Nunca he celebrado «la Misa de antes», ni siquiera después del motu proprio Summorum Pontificum; tendría que estudiar el rito, del que conservo lejanos recuerdos por haber servido de niño como monaguillo. Recientemente, al asistir a la Divina Liturgia de la Iglesia Ortodoxa Siria, me pareció advertir una cierta semejanza con la Misa Solemne latina, con diácono y subdiácono, en la que ayudé muchas veces, sobre todo en funerales, que en mi parroquia se celebraban a menudo con especial solemnidad. Insisto: siempre he celebrado con la mayor devoción que puedo, el rito vigente en la Iglesia Universal. 

Siendo Arzobispo de La Plata, todos los sábados, en el Seminario Mayor «San José» solía cantar en latín la plegaria eucarística, valiéndome del precioso Misal publicado por la Santa Sede. Habíamos formado, según la recomendación del Concilio Vaticano II en la Constitución Sacrosanctum Concilium n. 114, una schola cantorum, que ha sido eliminada a mi retiro

En Traditionis custodes (A 3§ 4) se habla de un sacerdote delegado del obispo para encargarse de las celebraciones de la Misa y del cuidado pastoral de los fieles en los grupos autorizados al uso del Misal anterior a la reforma de 1970. Se dice allí que «tenga conocimiento de la lengua latina». Habría que recordar que es posible celebrar en latín la Misa actualmente vigente en toda la Iglesia. El Concilio afirmaba en Sacrosanctum Concilium 36 § 1, «Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular». Desgraciadamente, el «derecho particular» parece ser prohibir el latín, como de hecho se hace (esto no es una boutade). Si alguien se atreve a proponer que se celebre en latín, es mirado como un desubicado, como un troglodita imperdonable.

El latín fue durante siglos el vínculo de unidad y comunicación en la Iglesia de Occidente. En la actualidad no sólo es abandonado, sino también odiado. En los seminarios se descuida su estudio, precisamente porque no se le encuentra utilidad. No se advierte que así se cierra el acceso directo a los Padres de la Iglesia de Occidente; muy importantes para los estudios teológicos: pienso, por ejemplo en San Agustín y San León Magno, y en autores medievales como San Anselmo y San Bernardo. Esta situación me parece una señal de pobreza cultural y de ignorancia voluntaria.

Apunté aquellas noticias sobre mis inicios en el ministerio para mostrar que nunca he alimentado en mi vida sacerdotal nostalgia por no poder emplear el rito anterior, que tantos sacerdotes y muchos santos celebraron durante siglos. Sin embargo mis estudios teológicos y muchas lecturas y constante reflexión sobre la liturgia eclesial, me permiten juzgar y sostener que en lugar de crear una misa nueva, pudo haberse actualizado la anterior en una reforma discreta que marcase fuertemente la continuidad. A propósito recuerdo una anécdota elocuente. El eximio teólogo Louis Bouyer relata que el presidente del Consilium ad exsequendam Constitutionem de Sacra Liturgia, Mons. Annibale Bugnini (reputado frecuente y ampliamente como masón), encargó a los miembros de esa Comisión presentar como ejercicio proyectos de plegaria eucarística. Cuenta Bouyer que él, con el benedictino liturgista Dom Botte, compusieron en una trattoria del Trastevere, un texto que para su asombro fue incluido en el nuevo Misal como Plegaria Eucarística II. Es la que suele elegir la mayoría de los sacerdotes, porque a causa de su brevedad les da la impresión de acortar la Misa en unos segundos. Me parece un texto muy bello, solo lamento que no aparezca en él la palabra sacrificium, sino la noción de memorial, e indirectamente, ya que después de la consagración se dice memores; los fieles no pueden identificar el memorial con el sacrificio que se ofrece.

Lo escrito hasta aquí es una especie de prólogo, a modo de justificación, al rápido comentario crítico que sigue del motu propio Traditionis custodes, de fecha 16 de julio del corriente año, que establece nuevas disposiciones para el uso del misal editado en 1962 por San Juan XXIII. Se reconoce que San Juan Pablo II y Benedicto XVI han querido promover la concordia y la unidad de la Iglesia, y que procedieron con paterna solicitud para con quienes adherían a las formas litúrgicas anteriores al Vaticano II. 

El actual Pontífice declara que desea proseguir todavía más en la constante búsqueda de la comunión eclesial (Prólogo de Traditionis custodes) y para hacer efectivo este propósito, ¡elimina la obra de sus predecesores poniendo límites arbitrarios y obstáculos a lo que aquellos establecieron con intención ecuménica intraeclesial y de respeto a la libertad de sacerdotes y fieles! Promueve la comunión eclesial al revés. Las nuevas medidas implican un lamentable retroceso.

El fundamento de esta intervención - se dice en el prólogo- es una consulta de la Congregación de la Doctrina de la Fe dirigido a los obispos en 2020 sobre la aplicación del motu proprio de Benedicto XVI Summorum Pontificum, cuyos resultados han sido considerados ponderadamente. Sería interesante conocer cuáles han sido los auspicios formulados por el Episcopado.

Así es como en el primer artículo se elimina la forma extraordinaria del Rito Romano. El propósito de Benedicto XVI al oficializar el uso libre del Misal de 1962 fue -según entiendo- atraer o mantener en la unidad de la Iglesia a quienes escandalizados por la devastación litúrgica universal se habían apartado o corrían el riesgo de apartarse porque no deseaban aceptar esta situación de hecho; un afecto de comunión eclesial determinó la apertura de una vía razonable para la vivencia litúrgica. Ahora queda en manos de los obispos diocesanos conceder la autorización del uso del misal antecedente. Todo comienza de nuevo, y es de temer que los obispos sean avaros en la concesión de los permisos. Muchos obispos no son traditionis custodes, sino traditionis ignari (ignorantes), obliviosi (olvidadizos), y peor aún traditionis evertores, destructores.

Me parece muy bien que se exija no excluir la validez y la legitimidad de los decretos del Vaticano II, de la reforma litúrgica y del magisterio de los Sumos Pontífices. Para quienes ya empleaban la forma extraordinaria del Rito Romano, ¿no bastaba la vigilancia ordinaria de los obispos y la eventual corrección de los infractores? Habría que hacer uso de caridad y paciencia con los rebeldes; no faltan los buenos argumentos. Este designio completaría la justa exigencia expresada en el Artículo 3 § 1.

La limitación de lugares y días para celebrar según el Misal de 1962 (Art 3 § 2 y § 3) son restricciones injustas y antipáticas. Todo sacerdote debería poder emplear la forma extraordinaria del Rito Romano (esto implica volver atrás de la interdicción), en primer lugar cuando celebra solo y además en público donde los fieles ya lo están recibiendo si el sacerdote ha explicado que utilizaría ese Ordo destacando su venerable antigüedad y su valor religioso. La vigilancia del obispo bastaría para que esa facultad no se ejerza contra la utilidad pastoral de los fieles. El § 6 de ese Artículo 3 es una restricción injusta y dolorosa al impedir que otros grupos de fieles puedan gozar de la participación de la misa celebrada según el misal de 1962.

Es curioso que mientras oficialmente se promueve una estructura «poliédrica» de la Iglesia, con la facilidad que esta actitud implica para la difusión de disidencias y errores contra la Tradición católica, se imponga una uniformidad litúrgica que parece únicamente escogida en contra de esa tradición. Me consta que muchos jóvenes de nuestras parroquias están hartos de los abusos litúrgicos que la jerarquía permite sin corregirlos; desean una celebración eucarística que garantice una participación seria y profundamente religiosa. No hay en esta aspiración nada de ideológico. También me parece antipático que el sacerdote que ya tiene el permiso y lo ha ejercido correctamente, deba gestionarlo de nuevo (Art. 5. I). ¿No será éste un ardid para quitárselo? Se me ocurre que quizá haya no pocos obispos (nuevos, por ejemplo) remisos a concederlo.

Todas las disposiciones de Traditionis custodes serían gustosamente aceptables si la Santa Sede atendiera a lo que yo llamo devastación de la liturgia, que se verifica en múltiples casos. Puedo hablar de lo que ocurre en la Argentina. En general, es bastante común que la celebración eucarística asuma un tono de banalidad, como si fuera una conversación que el sacerdote mantiene con los fieles, y en la que resulta fundamental la simpatía de aquel; en ciertos lugares se convierte en una especie de show presidido por el «animador» que es el celebrante, y la misa de niños en una fiestita como las de cumpleaños. 

Entre nosotros se ha registrado un hecho que espero sea excepcional; no tengo noticia de que haya ocurrido algo semejante en otras partes del mundo. Un obispo celebró misa en la playa, vestido con hábito playero sobre el cual calzó una estola; un mantelito sobre la arena (o un corporal), y en lugar del cáliz un mate. Aclaración para extranjeros: el mate es una calabacita seca y vaciada que se emplea para tomar una infusión de yerba mate, y mate se llama también al acto de beber la infusión mediante una bombilla; suele ser un ejercicio comunitario: el mate circula entre los presentes y alguien se ocupa de cebarlo. Otros casos que se han difundido muestran la celebración como cierre de una reunión; sobre la mesa quedan papeles, vasos, bebidas gaseosas; los fieles se sirven la comunión ellos mismos. 

En general se puede decir desde este ángulo geográfico de visión, que cada sacerdote tiene «su» misa; los fieles pueden elegir: «yo voy a la misa del Padre NN». De estas realidades no se ocupan los obispos, que sin embargo son rápidos en reaccionar contra un sacerdote que con la máxima piedad celebra en latín: «eso» está prohibido. ¿Será esta prohibición el «derecho particular» a que se refiere la Constitución Sacrosanctum Concilium 36 § 1, en el pasaje donde se habla de la conservación del latín? En virtud de ese criterio han desaparecido del uso cantos latinos que la gente sencilla cantaba corrientemente en las parroquias, como el Tantum ergo en la bendición eucarística. La falta de corrección de los abusos llevan a la persuasión de que «ahora la liturgia es así». Bastaría simplemente hacer cumplir lo que el Concilio determinó, con sabiduría profética: «que nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la liturgia» (Const. Sacrosanctum Concilium 22 § 3).

No se puede negar que la celebración eucarística ha perdido exactitud, solemnidad y belleza. Y el silencio ha desaparecido en muchísimos casos. Un capítulo aparte merecería la música sagrada (¿sagrada?), según el Capítulo VI de Sacrosanctum Concilium. Insisto: Roma debería ocuparse, pronunciarse sobre estos desarreglos.

Para concluir, me parece notar una relación en el tono del decreto resolutivo y el discurso pronunciado por el Santo Padre el 7 de junio pasado, dirigido a la comunidad de sacerdotes de San Luis de los Franceses, de Roma. Percibo en ambos textos (puedo equivocarme, por supuesto) una falta de afecto, a pesar de ciertas apariencias. Es verdad que el motu proprio, por la naturaleza de su género no permite efusiones pastorales; sin embargo, en su concisión podía haberse presentado como signo de amor pastoral. La comparación no me parece arbitraria; en ambos casos sería deseable advertir esa actitud misericordiosa que es tan celebrada en el actual Pontífice. 

Pareciera que el juicio que la Iglesia hace, en su máxima instancia, del decurso de la vida eclesial procede según dos pesos y dos medidas: tolerancia, y aun aprecio e identificación con las posturas heterogéneas respecto de la gran Tradición («progresistas», como se las ha llamado) y distancia o disgusto respecto de las personas o grupos que cultivan una posición «tradicional». Me viene a la memoria el propósito que un célebre político argentino enunció brutalmente: «para los amigos, todo; al enemigo, ni justicia». Digo esto con el máximo respeto y amor, pero con una inmensa pena.

+ Héctor Aguer

Arzobispo emérito de La Plata

jueves, 26 de agosto de 2021

Muy triste: Los padres de un joven le amenazan con echarle de casa si no se vacuna

 EL DIESTRO


Estamos siguiendo muy de cerca los vídeos que está subiendo a las redes sociales el joven Pablo Lucini porque nos parece que todos ellos están cargados de lógica y de una madurez no demasiado frecuente entre los jóvenes de su edad.

El caso es que ya sabíamos por vídeos anteriores que sus padres le habían amenazado con echarle de casa si no se vacunaba, pero lo que hemos podido ver en su último vídeo nos ha dejado impactados por la absoluta falta de empatía de un padre con su propio hijo. Y es que, además de amenazarle con echarle de casa, el padre rechaza sentarse a su lado por si le contagia algo al no estar vacunado.

¿Les parece a ustedes normal todo esto? ¿Qué tienen en la cabeza esos padres para hacerle eso a su propio hijo? Y es que, aunque pudiera contagiarles de lo que fuera, que no es así, están hablando de su hijo y están demostrando que se importan más ellos mismos que su futuro. Estamos completamente alucinados.

El extremo al que está llegando esta sociedad con todo este asunto del virus era absolutamente inimaginable hace tan solo unos meses. ¿Cómo es posible que pueda haber gente que llegue a los extremos a los que han llegado los padres de este chico? No entendemos esta abducción que tienen algunos. Cuanto más vemos el vídeo menos lo entendemos. Mucho ánimo para Pablo.

Nuevo listado actualizado de efectos secundarios denunciados en el canal de Telegram ‘AFECTADOS POR LAS INOCULACIONES’

 EL DIESTRO


El canal creado en Telegram por Rafa Navarro (Cop225) para recoger denuncias de efectos secundarios detectados en la vacunación ha realizado un nuevo listado en el que resume todos los casos recogidos en las últimas fechas.

En el listado se han recogido 816 testimonios que los responsables del canal han calificado como “claros”, suponemos que esto será porque en otros casos no habrá sido demasiado bien detallada la denuncia en cuestión. Tristemente, una gran mayoría de las denuncias recogidas por este canal han sido con un resultado de muerte del inoculado, concretamente 217 casos.

En el resto de casos abunda los trombos, coágulos, fiebres y vómitos, desarreglos menstruales e ictus. Sería recomendable que todo aquel que se haya inoculado la pócima experimental y haya sufrido algún problema de salud posterior a la inyección lo denunciara en canales como este para prevenir a otras personas que todavía no hayan pasado por algún vacunódromo.

Mientras tanto, nosotros vamos a hacer todo lo posible para que estas denuncias tengan la difusión que merecen y que nosotros podamos darle para que cada vez sea menor el número de personas que caen en esta trampa, poniendo en riesgo su salud.

Monseñor Schneider: Los comentarios del papa Francisco sobre los 10 mandamientos contradicen la doctrina de la Iglesia y son afines a la de Lutero

 ADELANTE LA FE


(LifeSiteNews) — Monseñor Athanasius Schneider ha respondido a la insinuación de Francisco de que los Diez Mandamientos no tienen un valor absoluto, aduciendo que las palabras del Sumo Pontífice contradicen las Escrituras y se ajustan a las enseñanzas del heresiarca Lutero.

En declaraciones exclusivas para LifeSiteNews, Schneider resaltó dos problemas fundamentales que presenta que el Papa niegue el carácter vinculante del Decálogo. En primer lugar, contradice una encíclica de Juan Pablo II, y en segundo lugar hace lo mismo con la enseñanza expresa del Catecismo de la Iglesia Católica.

La problemática afirmación la hizo el Romano Pontífice en su audiencia general del pasado miércoles: 
«¿Desprecio los Mandamientos? No. Los observo, pero no como absolutos, porque sé que lo que me justifica es Jesucristo».
El comentario del Papa respondía a una pregunta que él mismo formuló sobre si vivía con miedo de que si hacía tal o cual cosa iría al Infierno.

Schenider señaló categóricamente que la afirmación de Francisco «contradice las enseñanzas de la Iglesia y es muy afín a la sola fide luterana».

El obispo auxiliar de Astaná (Kazajistán) explicó que esas palabras de Francisco también «contradicen la encíclica Veritatis splendor de Juan Pablo II».

Al citar al predecesor de Francisco, Schneider añadió que «Ya en la antigua alianza encontramos admirables testimonios de fidelidad a la ley santa de Dios llevada hasta la aceptación voluntaria de la muerte. Ejemplar es la historia de Susana:a los dos jueces injustos, que la amenazaban con hacerla matar si se negaba a ceder a su pasión impura, responde así: “¡Qué aprieto me estrecha por todas partes! Si hago esto, es la muerte para mí; si no lo hago, no escaparé de vosotros. Pero es mejor para mí caer en vuestras manos sin haberlo hecho que pecar delante del Señor”» (Dan 13,22-23).

»Susana, prefiriendo morir inocente en manos de los jueces–prosigue el difunto pontífice–, atestigua no sólo su fe y confianza en Dios sino también su obediencia a la verdad y al orden moral absoluto».

Schneider observó que el CIC contradice las recientes afirmaciones de Francisco cuando éste dice que los cristianos siempre están vinculados a la prescripción de la ley. En el nº 2072 del CIC, recalcó, dice: 
«Los Diez Mandamientos son básicamente inmutables y su obligación vale siempre y en todas partes. Nadie podría dispensar de ellos».
También este miércoles, el papa Francisco lanzó un video en el que instaba a la gente de todo el mundo a recibir alguna de las vacunas experimentales contra el covid-19. Francisco no mencionó la relación entre las vacunas y abortos históricos, afirmando por el contrario que vacunarse era «un acto de amor».

Francisco agregó que ayudar a otros a recibir las vacunas de origen abortivo también es «un acto de amor. Amor a uno mismo, amor a nuestra familia y nuestras amistades, y amor a todos los pueblos».

David McLoone

(Traducido por Bruno de la Inmaculada. Artículo original)

miércoles, 25 de agosto de 2021

La verdadera doctrina de la infalibilidad pontificia

 ADELANTE LA FE


El papa Francisco no deja de escandalizar a los laicos, los sacerdotes fieles y todo el mundo secular (al fin y al cabo, el cargo le proporciona jurisdicción universal sobre todos ellos). Su más reciente y escandaloso ataque a la Misa Tradicional por medio de Traditionis custodes ha llevado a muchos católicos tradicionales a poner en tela de juicio el dogma de la infalibilidad del Papa. ¿En qué consiste esa infalibilidad? ¿Qué es lo que protege la infalibilidad? ¿Puede un papa proclamar una herejía? Todas estas preguntas están en este momento en boca de gran cantidad de católicos. Desgraciadamente, esta confusión no tiene nada de nuevo, porque el beato Pío IX mismo reconoció poco después de la proclamación del dogma que éste no se entendía bien.

« [La infalibilidad pontificia] es una cuestión cuyo verdadera sentido no entienden bien todos los hombres, y menos aún los laicos.»[1]

Debido a esta confusión, muchos se están viendo tentados a rechazar de plano el dogma mencionado y pensando en apostatar y pasarse a la Iglesia Ortodoxa, mientras otros   exageran la infalibilidad más allá de sus verdaderos límites tentados a caer en la papolatría o el sedevacantismo (perdón por repetirme). Es imprescindible que en un ambiente así los católicos tengan clara la verdadera naturaleza del dogma, con todo su alcance y sus límites.

El dogma de la infalibilidad pontificia fue definido el 18 de julio de 1870 en el Concilio Vaticano I, si bien la Iglesia lo creía desde el tiempo de los Apóstoles. Este dogma sostiene que Dios garantiza que el Romano Pontífice no enseñará jamás un error cuando se exprese en unas condiciones determinadas. Pastor Aeternus, el documento que definió el dogma, establece claramente las circunstancias concretas en el que el Papa se expresa de modo infalible. En el nº9 declara:

«Enseñamos y definimos como dogma divinamente revelado que el Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra, esto es, cuando en el ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina de fe o costumbres como que debe ser sostenida por toda la Iglesia, posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres.»

Demuestra que son necesarias tres condiciones para que una declaración sea infalible:

1. Que el Sumo Pontífice se exprese como pastor supremo de la Iglesia (o sea, como papa).

2. Que defina una verdad relativa a la fe o las costumbres.

3. Que la haga vinculante para todos los fieles (es decir, todos los cristianos bautizados).

Esta tercera condición es la que tantísimos católicos han entendido en gran medida mal. El Papa sólo está salvaguardado por la infalibilidad cuando formula una declaración que todos los cristianos bautizados están obligados a creer si quieren salvarse.

Determinación de los límites de la infalibilidad

En respuesta a la confusión reinante en torno a la infalibilidad de la que habló Pío IX, monseñor Fessler, secretario del Concilio Vaticano I, intentó definir claramente qué es y qué no es infalibilidad. No sólo eso; trató de contrarrestar los crecientes ataques contra el recién definido dogma que proliferaron durante la segunda mitad del siglo XIX. Al haber participado tan de lleno en la definición del dogma, el obispo Fessler entendía mejor que nadie el asunto y podía hablar con mucha autoridad. En 1871 publicó un libro titulado  The True and False Infallibility of the Popes,en el que explicó cumplidamente el alcance y límites de infalibilidad pontificia y refutó uno por uno los trillados argumentos que cada día se arrojaban contra ella. La finalidad principal de la obra era rebatir las objeciones compiladas por el Dr. Schulte, catedrático de derecho canónico de la Universidad de Praga y uno de los más acerbos críticos de del Papa desde el Concilio Vaticano I. La obra de monseñor Fessler expone con gran autoridad la cuestión, pues fue aprobada por el beato Pío IX, que afirmó que el libro exponía con bastante lucidez la verdadera definición del dogma.

Monseñor Fessler define la infalibilidad del Papa conforme a las condiciones arriba señaladas:

«Por nuestra parte, observamos que la opinión de los teólogos católicos es que hay dos notas que distinguen a un pronunciamiento ex cathedra; no sólo eso: ambas notas tienen que darse a la vez. Es decir, que (1) el objeto o  tema a decidir tiene que ser una cuestión de fe y costumbres; y (2) es preciso que el Sumo Pontífice exprese, en virtud de su suprema autoridad doctrinal, su intención de declarar que esa doctrina concreta en materia de fe y moral es parte integral de la verdad necesaria para la salvación revelada por Dios; y para que sea tenida como tal por toda la Iglesia Católica,[2]  debe publicarla y darle una definición formal. Estas dos notas tienen que darse a la vez».[3]

Si nos fijamos en las indudablemente heréticas doctrinas de Francisco con respecto a muchas cuestiones, desde la salvación de ateos empecinados hasta la de afirmar que el proselitismo es pecado, en ningún momento ha declarado que una de sus doctrinas heréticas sea parte integral de la verdad necesaria para la salvación. Ello obedece a que el dogma de la infalibilidad se lo impide.

Cuando Fessler definió la infalibilidad, definió asimismo lo que no es la infalibilidad:

(2) Ciertamente un acto pontificio no es una definición ex cathedra. 

(3) No todo lo que han afirmado los papas en su vida diaria o en libros de su autoría, o en cartas ordinarias, son definiciones dogmáticas ni ex cathedra.

(4) Lo que diga un pontífice, ya sea a una persona en particular o a toda la Iglesia, incluso en un rescripto solemne, en virtud de su suprema jurisdicción al promulgar leyes disciplinarias, decretos judiciales y sentencias penales, así como en actos de gobierno eclesiástico, no constituye una declaración dogmática infalible o ex cathedra.

(6) Es más, si cuando nos encontramos ante una auténtica definición dogmática de un pontífice, sólo debemos considerar y aceptar como ex cathedra aquella parte que esté expresamente calificada de definición; no se debe incluir nada que se mencione de modo accesorio.[4]

Habida cuenta de cuánto le gusta al pontífice actual la teología de altos vuelos (aeronáuticos, se entiende), esta afirmación tiene mucho peso. Las declaraciones (supuestamente) improvisadas que hace en conferencias de prensa, entrevistas y demás no se pueden considerar en modo alguno doctrina infalible de la Iglesia, sino meras opiniones falibles de un hombre que puede fallar mucho. Y aun cuando se dirige a toda la Iglesia, sólo sería infalible en la medida en que vinculara a los fieles a una verdad moral o teológica necesaria para la salvación, cosa que el papa Francisco no ha hecho en su vida. En realidad, la sola idea de vincular a los fieles a una creencia cualquiera es la antítesis del relativismo y el liberalismo del ideal modernista.

Sedevacantismo

Al estilo de los buitres, los sedevacantistas dan vueltas en círculo alrededor de los animales enfermos. Hacen presa en los católicos debilitados por las herejías y tremendas imprudencias de nuestro pontífice. Paradójicamente, caen en el mismo error que los liberales papólatras a los que tan ruidosamente se oponen. Unos y otros inflan el dogma de la infalibilidad papal por encima de sus verdaderos límites, es decir, los que fijó monseñor Fessler. Sostienen que toda afirmación que hace el Romano Pontífice desde su cátedra de maestro supremo está salvaguardada por el dogma de la infalibilidad, y que por consiguiente cuando un papa enseña una herejía eso es señal infalible de que no es el verdadero papa. Afirman que ningún hereje puede ser elegido al solio pontificio, e invocan la bula Cum ex apostolatus officio de Paulo IV como doctrina infalible a este respecto. Cierto es que dicha bula prohíbe que los herejes ejerzan el cargo de papa; ahora bien, no se trata de una definición de doctrina, sino de una norma disciplinaria. Mucho antes de que llegase a pensarse siquiera en la posibilidad del sedevacantismo, el obispo Fessler ya habló de esa tesis:

«Está fuera de toda duda para nosotros que esta bula no es una definición en materia de fe y costumbres ni una declaración ex cathedra. Se trata simplemente de un decreto de la suprema autoridad del Papa como legislador, con el que hizo uso de su autoridad punitiva; no de su autoridad como supremo maestro (...) Es indudable que Pablo IV considera la posibilidad (por improbable que sea) de que quien mantiene con pertinacia una doctrina herética puede ser elegido papa, así como de que una vez que haya ascendido al trono pontificio pueda seguir sosteniendo doctrinas heterodoxas, y hasta podría ser que las expresara en una conversación con otras personas. Pero no que llegase a enseñar a toda la Iglesia esa doctrina herética como expresión de su suprema autoridad docente (ex cathedra). Con su especial asistencia, Dios impide que el Papa y la Iglesia hagan declaraciones así».[5]

El mismo documento que invocan los sedevacantistas en apoyo de su premisa de que ningún hereje puede ser papa prevé en sus propias palabras la posibilidad de que tal cosa ocurra y socava con ello su propio argumento. De estar aún en vigor Cum ex apostulatus officio, evitaría que un hereje llegara a ser elegido pontífice; sin embargo, el Código de Derecho Canónico de 1917 abrogó la ley anterior sin dejar ninguna disposición equivalente.

El gran peligro del sedevacantismo está en que al exagerar erróneamente la infalibilidad pontificia intranquiliza las almas. En su libro, Fessler censura esa misma actitud:

«Si presenta un rescripto pontificio, que entra dentro de la legislación reversible o son meros actos de gobierno, como definición pontificia en materia de fe y costumbres, o bien si a partir del repertorio de auténticas definiciones dogmáticas de los papas saca alguna observación secundaria, dicha de pasada, afirmando que es ex cathedra, conduce al error a sus lectores; suscita innecesariamente sospechas de los gobernantes y los pone en contra de la doctrina católica declarada por el Concilio del Vaticano; por último, de forma consciente o inconsciente (sólo Dios sabe de cuál de las dos maneras) genera grandes prejuicios  la Iglesia Católica».[6]

Herejías pontificias

Aparte de los últimos pontificados, al menos tres veces en la historia de la Iglesia se ha dado el caso de que un pontífice exprese una herejía. A pesar del escándalo que constituyó para la Iglesia, en modo alguno anuló o desacreditó el dogma de la infalibilidad. Durante la crisis arriana del siglo IV, el papa Liberio firmó la fórmula de Sirmio, que afirmaba que Dios Padre era mayor que Dios Hijo, tremenda blasfemia contra la Santísima Trinidad, conocida después como la blasfemia de Sirmio.[7]  En el siglo VII, Honorio I afirmó que la herejía monotelista, por que fue condenado no por uno, sino por tres concilios ecuménicos.[8]  Y en el siglo XIV, Juan XXII enseñó que las almas de los fieles difuntos no alcanzarían la visión beatífica hasta después del juicio final, creencia anatemizada por Benedicto XII.[9]

Entonces, ¿cómo es que esta realidad indiscutible de que ha habido papas que han enseñado herejías no desacredita el dogma de la infalibilidad? La explicación está en que ninguno de ellos enseñó esas herejías ex cathedra. Esos pontífices heterodoxos hablaban de cuestiones de fe, y Liberio hasta refrendó con su firma la blasfemia de Sirmio mientras ejercía como papa, pero ninguno de ellos hizo vinculante para los fieles su herética doctrina como creencia necesaria para salvarse.

Dicho de otra manera: a sus declaraciones heréticas les faltó la última condición para ser definiciones infalibles ex cathedra. Del mismo modo, el papa Francisco en sus innumerables afirmaciones y decretos heréticos y vergonzosos, desde afirmar de buenas a primeras que el proselitismo es pecado, pasando por sus encíclicas Amoris laetitia y Fratelli tutti hasta llegar a Traditionis custodes, no ha hecho sus doctrinas heréticas vinculantes para los fieles con miras a la salvación.

Es más, un papa jamás puede obligar a los fieles a creer una doctrina herética como necesaria para la salvación, ya que Cristo precisamente prometió a su Iglesia que las puertas del Infierno no prevalecerían contra Ella. De eso mismo nos protege precisamente el dogma de la infalibilidad papal. Por las virtudes teológicas de Fe, Esperanza y Caridad, sabemos que Dios no permitirá que ningún papa enseñe una doctrina herética ex cathedra, por muchas herejías que arroje por su sucia boca. Así como un demonio, por mucho que se esfuerce, no puede resistir lo que le ordena un alter Christus  durante un exorcismo, tampoco puede un papa resistir la promesa de infalibilidad asociada a su cátedra por mucha malicia o debilidad que tenga.

Al papa Francisco tenemos que resistirlo en su último y vergonzoso ataque a la Iglesia Católica. Recordemos la fiel resistencia del obispo Roberto Grosseteste a Inocencia IV:

«No es posible, pues, que la Sede Apostólica, a la que Cristo mismo le confirió autoridad para edificar y no destruir, promulgue un precepto tan odioso y perjudicial para la raza humana como éste. Si no, sería degeneración, corrupción y abuso de la más santa y plenaria autoridad. Nadie sujeto y fiel a la mencionada Sede con inmaculada y sincera obediencia que no esté apartado cismáticamente el Cuerpo de Cristo y dicha Sede puede obedecer órdenes y preceptos como éste; así lo promulgara el más elevado coro de los ángeles, está obligado a rebelarse y oponerse con todas sus fuerzas».[10]

Cobremos ánimo recordando que Cristo ya ganó la batalla en el Calvario y que los furiosos asaltos del Diablo son los inútiles esfuerzos de quien se niega a reconocer la derrota.

«Y Pedro saliendo de la barca, y andando sobre las aguas, caminó hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, se amedrentó, y como comenzase a hundirse, gritó: “¡Señor, sálvame!” Al punto Jesús tendió la mano, y asió de él diciéndole: “Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?”»[11]

Cuando nos azoten los vientos del presente pontificado y nos escandalicen nuestros pastores; cuando vacile nuestra fe, recordemos que Jesucristo es dueño de la situación; alarguémosle la mano, como San Pedro.

Michael Massey

_____________

[1] Pope Pius IX, Breve al obispo Fessler, 27 de abril de 1871.

[2] En este caso la segunda condición de Fessler se puede subdividir en la 2ª y 3ª como  outlined   antes.

[3] Fessler, The True and False Infallibility of the Popes, p. 65.

[4] Íbid, p. 89.

[5] Íbid, pp. 89-90.

[6] Íbid, p. 68-69.

[7] V. San. Hilario, Contra Valente y Ursacio libro II Ch. VII; y Sozomeno, Hist. Eccl., lib. IV, cap. XV.

[8] V. Hefele, A History of Christian Councils Vol. V, p. 182.

[9] V. la constitución Benedictus Deus.

[10] Stevenson, Francis Seymour. Robert Grosseteste: Bishop of Lincoln, p. 309-310.

[11] Mateo 14, 29-31.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada. Artículo original)

lunes, 23 de agosto de 2021

La astucia de los malos y la cobardía de los buenos.

 PADRE ALFONSO GÁLVEZ

Duración 25:02 minutos

https://www.alfonsogalvez.com/podcast/episode/357d15a6/viii-domingo-despues-de-pentecostes


Homilía del domingo, 6 de julio de 2008 (Lc. 16: 1-9)




Hacia una iglesia de vacunados

 SPECOLA


¿Estamos caminando a grandes pasos hacia la vacunación obligatoria para sacerdotes, diáconos, catequistas, formadores e incluso para los fieles?, como ‘ un acto de amor’. 

Ante la negativa a someterse a la vacunación obligatoria, ¿qué pasará? ¿El obispo podrá suspender al sacerdote refractario a divinis, o podrá privarlo de las facultades para celebrar públicamente y administrar los sacramentos, con suspensión de empleo y sueldo? Todo esto suena a la época de la constitución civil del clero, sólo que esta vez no es el gobierno revolucionario y masónico el que exige el juramento, son los propios pastores y ante las autoridades civiles.

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren».

domingo, 22 de agosto de 2021

Actualidad Comentada | A propósito de Afganistán | P. Santiago Martín FM | Magnificat.tv | 20-08-21

 Magnificat TV - Franciscanos de María


Duración 9:07 minutos

https://youtu.be/yDeMMWO0eqc


Cardenal Burke desconectado de ventilador, actualización con información oficial

 SECRETUM MEUM MIHI


Un revés para todos aquellos —no pocos, a decir verdad— que con ocasión de la enfermedad del cardenal Raymond Leo Burke le desean todo tipo de males y se alegran del mal ajeno, el cardenal ha dado muestras de mejoría, según la información oficial divulgada hoy. Traducimos el aparte fundamental de la misma.
La familia del Cardenal se complace en anunciar que Su Eminencia ha sido desconectado del ventilador y dejará la UCI hoy para regresar a su habitación del hospital. Su hermana habló con él por teléfono esta mañana y Su Eminencia expresó su profunda gratitud por las muchas oraciones ofrecidas en su nombre. Su familia pide que continuemos esas oraciones por su pronta y completa recuperación, y están agradecidos con Dios por la atención médica excepcional que el Cardenal ha recibido de los dedicados médicos y enfermeras que continúan asistiéndolo.

sábado, 21 de agosto de 2021

Pío X y el veto del emperador

INFOVATICANA


Hoy, la Iglesia celebra a san Pío X, Papa número 257 en la historia del catolicismo. Elegido sucesor de Pedro en 1903, con 68 años, Giuseppe Sarto, que así se llamaba antes de elegir el nombre de Pío, murió 11 años después, el 20 de agosto de 1914, poco después de que comenzara la Primera Guerra Mundial.

El pontificado de Pío X ha pasado a la historia por el combate contra el modernismo y la codificación del Derecho Canónico, entre otras cosas; sin embargo, hoy nos gustaría ahondar en el cónclave de 1903, el que, tras la muerte de León XIII, le llevó a la silla de Pedro.

En su elección, hace 118 años, tuvo una importancia inesperada alguien ajeno al Colegio cardenalicio, el emperador del Imperio Austrohúngaro Francisco José. 30 Giorni nos trae la interesante historia que se vivió en el citado cónclave.
Del siguiente episodio, que se remonta a la época de su episcopado en Mantua, emerge la gran libertad interior del Papa Sarto. Un día, paseando por la ciudad con el rector del seminario, pasó delante del cementerio judío. Le preguntó a su acompañante si rezaría el De profundis por los muertos que allí reposaban. El monseñor le respondió que no. Entonces el obispo Sarto se quitó el sombrero y rezó el salmo entero, diciéndole al joven sacerdote: «Mire, ahora nosotros hemos hecho nuestra parte. El Señor hará la suya. Porque en ninguna parte está escrito que la teología del Señor es como la que enseñan los padres jesuitas de la Universidad Gregoriana».

León XIII, fallecido a la edad de 93 años después de un cuarto de siglo de pontificado, dejaba una herencia nada fácil. Muchos cardenales querían un cambio “pastoral”, un papa “no político” ni “diplomático”. El candidato que contaba con más posibilidades según los observadores era, sin embargo, un cardenal que encarnaba una continuidad directa con León XIII. El todopoderoso Secretario de Estado Mariano Rampolla del Tíndaro, un purpurado siciliano. La mayor parte de los cardenales franceses apoyaba su elección, pero Austria se oponía por su política de apoyo a las aspiraciones de los eslavos en los Balcanes.

El emperador de Austria decide valerse de un antiguo derecho de veto concedido a las grandes monarquías católicas para impedir la elección de Rampolla. El obispo de Cracovia -un predecesor de Karol Wojtyla-, Jan Puzyna de Kozielsko, fue informado del veto. Según algunos, la iniciativa nació del mismo cardenal, que la defendió ante el anciano Francisco José, que era reacio a usar ese derecho.

Informados de la “exclusión”, los cardenales austrohúngaros deciden indicar dos nombres de cardenales: Serafino Vannutelli y Girolamo Maria Gotti, este último carmelita prefecto de Propaganda Fide, la actual Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Había algunos purpurados, entre ellos el entonces arzobispo de Milán, Andrea Carlo Ferrari, que deseaban una candidatura con un perfil claramente pastoral y vieron en el patriarca de Venecia, Giuseppe Sarto, al hombre ideal. Su nombre, sin embargo, no aparecía en las previsiones de la víspera. Es interesante señalar que, antes del comienzo del cónclave, los periódicos dieron por fracasada la candidatura de Rampolla del Tíndaro.

La tarde del 31 de julio entraron en el cónclave 62 cardenales. La mañana del 1 de agosto comenzaron los escrutinios, dos al día, uno por la mañana y otro por la tarde. Para ser elegido hacía falta lograr la mayoría de los dos tercios, es decir, 42 votos. En el primer escrutinio, Rampolla obtuvo 24 votos; Gotti, 12; Sarto, 5; y Vannutelli, 4. Por la tarde, Rampolla llega a 29 y Sarto a 10, mientras Gotti obtiene 16.

Si se examina con atención, esta situación parecía poco favorable a Rampolla: de los 38 electores que por la mañana habían votado a otros candidatos, sólo 5 se decidieron a darle el voto. El cónclave se presentaba estancado antes de que se pronunciara el famoso veto. El patriarca de Venecia, que había obtenido 10 votos, comentó: «Volunt iocari supra nomen meum» ―“quieren divertirse con mi nombre”. No se consideraba un candidato. La mañana del 2 de agosto, después de haber informado a Rampolla, Puzyna leyó en latín el texto de la “exclusión” con la que le dijo al camarlengo «tenga a bien saber para su información y notificar y declarar de manera oficiosa, en nombre y con la autoridad de su majestad apostólica Francisco José, emperador de Austria y rey de Hungría, que deseando su majestad usar un antiguo derecho y privilegio, pronuncia el veto de exclusión contra el eminentísimo señor cardenal Mariano Rampolla del Tíndaro».

Rampolla y el cardenal camarlengo protestaron inmediatamente. Todos se asociaron, considerando absurda e inoportuna la injerencia. Pese a ello, esa mañana, durante la votación, el ex Secretario de Estado de León XIII no ganó ni siquiera un voto con respecto a los 29 de la tarde anterior. Sarto, en cambio, consiguió 21, mientras desapareció la candidatura de Gotti, que obtuvo 9 votos. Por la tarde, los cardenales franceses, irritados por la derrota de Rampolla, decidieron pronunciar una protesta contra el veto. Inmediatamente después tomó la palabra el cardenal Sarto: «Es seguro que no aceptaré nunca el papado, para el que no me siento digno. Pido que los eminentísimos olviden mi nombre». En el siguiente escrutinio Rampolla ganó sólo un voto; Sarto pasó de 21 a 24 y Gotti bajó a 3.

El cardenal Ferrari, frente al estancamiento, intentó convencer a Sarto, que se resistió: «No me siento idóneo para tanto peso. No es posible que yo cargue con él… Mis primeros enemigos serán los más cercanos a mí; los mismos que me apoyan, los conozco bien, no pueden ser benévolos…». Ferrari insistió: «Un rechazo podría costarle muy caro y ser muy duro para toda su vida… Piense en las responsabilidades y en los daños que le derivarían a la santa Iglesia de una elección que sería mal vista en Italia y fuera de Italia, o de una prolongación del cónclave que no se puede decir (y en esto todos están de acuerdo) si sería de días, semanas, o incluso meses».

El cardenal Ferrari insistió de nuevo, aunque en vano, la mañana del 3 de agosto de 1903. En el primer escrutinio, Sarto logró 27 votos, mientras que Rampolla comenzó a perder y obtuvo sólo 24. El patriarca de Venecia pidió nuevamente la palabra: «Insisto para que olvidéis mi nombre. Ante mi conciencia y ante Dios no puedo aceptar vuestros votos». Mientras tanto, los cardenales franceses le plantearon a Rampolla la posibilidad de concentrar sus votos en otro candidato de su agrado. El ex Secretario de Estado se resistió: «Hay que sostener y defender la independencia del Sagrado Colegio y la libertad de la elección del papa. Por eso considero que es mi deber no retirarme de la lucha».

Fue decisiva en aquellas horas la intervención del cardenal Francesco Satolli, que, encontrándose con Sarto mientras salía de su celda, le reprochó: «Su eminencia quiere resistirse a la voluntad de Dios manifestada tan abiertamente por el Sagrado Colegio…». Sarto se rindió y afirmó: «Hágase la voluntad de Dios». La noticia corrió de boca en boca en el cónclave. En la votación de la tarde el patriarca de Venecia consiguió 35 votos y Rampolla 16. Comentará el cardenal americano James Gibbons: «Tras cada escrutinio en el que veía aumentar los votos a su favor, el cardenal Sarto tomaba la palabra para suplicarle al Sagrado Colegio que abandonara la idea de elegirle: todas las veces le temblaba la voz, se le encendía la cara y se le saltaban las lágrimas. Trataba de documentar cada vez más detalladamente los títulos que parecían faltarle para el papado. Y, en cambio, ¿lo cree?, fueron estos discursos, tan llenos de humildad y sabiduría, los que hicieron cada vez más vanas sus súplicas».

La mañana del día siguiente los cardenales franceses, irritados por la resistencia de Rampolla, apoyaron la elección de Sarto, que gracias a ellos obtuvo 50 votos; Rampolla, por su parte, obtuvo 10; Gotti, 2. El elegido respondió así a la pregunta ritual: «Quonianm calix non potest transire, fiat voluntas Dei [Puesto que el cáliz no puede pasar, hágase la voluntad de Dios]. Lleno de confianza en la protección divina y de los santos apóstoles Pedro y Pablo y de los santos pontífices que se han llamado con el nombre de Pío, sobre todo de los que extremadamente combatieron contra las sectas y los errores del siglo pasado, asumo el nombre de Pío X

viernes, 20 de agosto de 2021

Se espera que el cardenal Burke salga de la UCI en “uno o dos días”

 INFOVATICANA



El periódico católico norteamericano The Remnant cita a una fuente próxima al cardenal Raymond Burke para anunciar que se prevé que Su Eminencia salga en breve de la Unidad de Cuidados Intensivos, donde ha sido sometido a un respirador.

En una brevísima nota, The Remnant informa que ha recibido de un sacerdote amigo del cardenal un mensaje que pasamos a reproducir:

“Queridos Amigos en Cristo,

Tras un periodo en coma inducido, el Cardenal Burke mejora de forma sostenida, no hay fiebre, respira mucho mejor, los médicos se muestran optimistas… Se prevé que Su Eminencia podría dejar la UCI en uno o dos días. Deo gratias!”

Carlos Esteban

The New York Times cuestiona la eficacia de la vacuna

 EL DIESTRO


Que conste que esta vez lo hace The New York Times, no lo hace El Diestro, por lo que imaginamos que algunas personas le darán más credibilidad a lo que dice uno de los diarios más importantes del mundo y que confirma algo que venimos denunciando desde hace meses, la eficacia de la vacuna contra el coronavirus.

El artículo de The New York Times, que puedes leer en este enlace, se titula “Israel, que alguna vez fue el modelo para vencer al Covid, se enfrenta a una nueva oleada de infecciones”, y añade que “Israel, una de las sociedades más vacunadas, tiene ahora una de las tasas de infección más altas del mundo, lo que genera dudas sobre la eficacia de la vacuna”.

Pero tratándose de este diario bandera del progresismo internacional no podíamos esperar otra cosa que utilizar esa crítica a la eficacia de la vacuna para decirnos que la solución a este problema son las dosis de refuerzo, porque según nos dicen en el propio artículo “Se suponía que las vacunas resolverían todo, ahora entendemos que las vacunas no son suficientes”.

Ahora resulta que la solución son las dosis de refuerzo, antes era el confinamiento, después la vacuna, y ahora el refuerzo de la vacuna. Y la gente en cola como borregos … ¿Qué vendrá después de la dosis de refuerzo?…

San Bernardo de Claraval (tomado de Specola)



Hoy es la fiesta de San Bernardo el fundador de los monjes blancos: «Debemos amar a Dios porque Él es Dios, y la medida de nuestro amor debe ser amarlo sin medida». «Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella del Mar: ¡invoca a María!, ¡Implorándola no te desesperarás! , ¡Pensando en Ella no te descarriarás! Si Ella te tiene de la mano no te puedes hundir. Bajo su manto nada hay que temer».

Puede leerse su vida pinchando aquí o también aquí