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viernes, 3 de abril de 2020

Mons. Antonio Livi, famous Roman theologian, R.I.P.

FROM ROME


It was announced yesterday evening that Monsignor Antonio Livi had passed away. He had been diagnosed with cerebral cancer in the fall of 2018. I never personally met Mons. Livi, but we had corresponded, and before his illness was diagnosed he expressed to me his desire to be on the Faculty of the Scholasticum, which was a great honor for the rest of the institute.

Since, he has passed, I can now reveal, that to me in October, 2018, he expressed agreement that Pope Benedict XVI had not validly resigned, because of substantial error in the act of resignation.

So for this reason, I feel an obligation to let the world know something about this great theologian and priest of the Diocese of Rome, on which account I publish here, Google’s English translation of the Italian Wikipedia article on Father Antonio Livi:
 
Antonio Livi

Monsignor Antonio Livi ( Prato , 25 August 1938Rome , 2 April 2020 ) was an Italian theologian , writer and teacher , as well as presbyter of the Diocese of Rome .
 
Biography

A pupil of Étienne Gilson , he collaborated with Cornelio Fabro , Augusto Del Noce and Evandro Agazzi ; he is the initiator of the philosophical school of common sense , represented by the ISCA ( International Science and Commonsense Association ), which has the journal “Sensus communis – International Yearbook of Alethic Logic” as its official body. Among his numerous disciples or admirers are the Italians Fabrizio Renzi (author of important essays on the History of Metaphysics), Gianfranco Bettetini (semiologist), Fortunato Tito Arecchi (physicist), Alberto Spatola (psychiatrist), Giovanni Covino (professor of Philosophy) Valentina Pelliccia (History of Logic scholar) and Francesco Arzillo (Expert in Philosophy of Law), Spaniard José Meseguer (Expert in Logic and Artificial Intelligence), American Philip Larrey (scholar of analytical philosophy ), English Thomas Rego (specialist in studies on Aristotle ), the Polish Ireneusz Wojciech Korzeniowski (scholar of Hermeneutics) and the Irish William Slattery (epistemologist).
 
Common sense

Common sense ” is the term used by Livi in ​​an anti-Cartesian key to identify the natural and incontrovertible certainties possessed by every man. It is not a faculty or a priori cognitive structures but an organic system of universal and necessary certainties that derive from immediate experience and are the condition for the possibility of any further certainty. Livi first clarified what these certainties are and tried with the assumption method that they are in fact the foundation of human knowledge. Common sense therefore includes evidence of the existence of the world as a set of entities in movement; the evidence of the ego, as a subject that is perceived in the act of knowing the world; the evidence of others as their own kind; the evidence of a moral law that regulates the relationships of freedom and responsibility between the subjects; the evidence of God as the rational foundation of reality , the first cause and ultimate end, known in its unquestionable existence thanks to an immediate and spontaneous inference, which however leaves the mystery of its essence unattainable, which is Transcendence in the proper sense. These certainties are the basis of a holistic-based system of aletic logic.

Among the recent studies on the system of aletic logic developed by Antonio Livi we can mention the essays by Evandro Agazzi (“Values ​​and limits of common sense”, Franco Angeli, Milan 2004), Pier Paolo Ottonello (“Livi”, in “Profili”, Marsilio Editori, Venice 2011), by Piero Vassallo (“Antonio Livi, the rehabilitation of common sense”, in “Memory and progress”, Faith & Culture, Verona 2009, pp. 135-140), by Francesco Arzillo, The foundation of the judgement. A theoretical proposal starting from the philosophy of common sense by Antonio Livi (Leonardo da Vinci Publishing House, Rome 2011), by Fabrizio Renzi, The aletic logic and its critical function. Analysis of the new theoretical proposal by Antonio Livi (Leonardo da Vinci publishing house, Rome 2012) and William Slattery, The Logic of Truth. Thomas Aquinas’ Epistemology and Antonio Livi’s Alethic Logic (Leonardo da Vinci Publishing House, Rome 2015). Matteo Andolfo (historian of ancient Philosophy), Dario Sacchi (philosopher of the Catholic University of Milan), Georges Cottier (Theologian of the Pontifical House), Rino Fisichella (magnificent rector of the Lateran University), Eudaldo Forment (philosopher of the ‘University of Barcelona), Umberto Galeazzi (professor of Philosophy at the University of Chieti), Mario Pangallo (professor of History of Philosophy at the Gregorian University) and Vittorio Possenti (moral philosopher of the University of Venice). 
 
Influences and criticisms

From Gilson, Fabro and Agazzi he learned to deal with the essential problems of metaphysical speculation in dialogue with great thinkers of antiquity (Plato, Aristotle, the Stoics, Agostino), the Middle Ages (Anselmo, Tommaso, Duns Scotus) and the modern age (Vico, Kierkegaard, Rosmini). Convinced supporter of the realistic method of interpreting experience, Livi defended its reasons by systematically using the dialectical tools offered by the thinkers of the analytical school, from Ludwig Wittgenstein to Barry Smith. His most intransigent critics were, on the one hand, the neo-idealist Emanuele Severino, and on the other, the head of the “weak thought”, Gianni Vattimo.

 Alexis Bugnolo

NOTA

En este blog, en fecha 4 de mayo de 2018, se insertó un video, de 10 minutos de duración, con subtítulos en español, de una entrevista que le hicieron a Monseñor Livi. Puede verse pinchando aquí.Para que los subtítulos se vean en español ir al enlace: https://www.youtube.com/watch?time_continue=3&v=ml6tVS7NuNA

Más falsas acusaciones contra el cardenal Pell

GLORIA TV


Bernie X y Philip Clarke, quienes hace cincuenta años vivieron en el mismo orfanato en Ballarat, Victoria (Australia), han hecho acusaciones de “abuso sexual” contra el cardenal Pell.

La policía los contactó ya en el 2016. Sus acusaciones fueron retiradas, desestimadas o ignoradas.

Clarke alega que Pell lo “tocó inapropiadamente” en una pileta de natación hace cincuenta años. Testigos como Brett O’Neill dicen que Clarke está mintiendo.

Bernie alegó que Pell lo tocó en forma inapropiada mientras se duchaba ene el orfanato. Sin embargo, las audiencias en el 2018 en la Corte de Magistrados de Melbourne establecieron que Pell estuvo una sola vez en el orfanato: en 1980, cuando estaba cerrando. Así que Bernie también está mintiendo.

Estos alegatos fueron hechos días antes que la Corte Suprema de Australia entregue el 7 de abril su sentencia sobre el caso Pell.
 

NOTICIAS varias 3 de abril de 2020


Selección por José Martí

Reflexiones sobre la muerte:coronavirus (Padre Javier Olivera)


Duración 6:57 minutos





Desaparece el título de Vicario de Cristo del Anuario Pontificio



En el Anuario Vaticano de 2020 ha desaparecido el título, atribuido tradicionalmente a Su Santidad, de Vicario de Cristo. O, mejor dicho, desaparece del texto principal, aunque una nota a pie de página lo cita como uno de los ‘títulos históricos’ del Pontífice Romano.


Es, sí, solo un anuario, no tiene carácter magisterial alguno. Pero en la Santa Sede no se da puntada sin hilo, ni nada sucede por casualidad, y el título de Vicarius Christi,Vicario de Cristo, había liderado siempre la lista de denominaciones que definen al Papa en las ediciones anteriores, y no como simple ‘título histórico’, a la par de ‘Siervo de los Siervos de Dios’ que, más que un título, es, desde Gregorio Magno, una expresión del carácter de servicio a la comunidad cristiana que representa el Papado.

El de Vicario de Cristo no es un título más, un añadido, una floritura u honor resultado del devenir histórico de los que se han acumulado numerosas como pueda ser, por ejemplo, el de Soberano del Estado Vaticano. Dicho de otro modo, Pedro de Betsaida no era ni podía soñar con ser soberano de Estado alguno, pero ya se le puede considerar, retrospectivamente, como el ‘vicario’, el representante legítimo de Jesucristo en la tierra.

O, incluso, obispo de Roma, que es el título con el que saludó a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro cuando salió a la ‘loggia’ nada más ser elegido Papa. Cristo no nombró a Pedro obispo de Roma, sino que aquella fue la comunidad concreta que, por razones obvias, llegó a pastorear directamente. Por lo que sabemos, no hay razón teológica alguna para que no hubiera podido ser obispo de Antioquía o Alejandría o Éfeso, o incluso de ninguna comunidad concreta. Sí era, en cambio, por voluntad expresa de Nuestro Señor, el Sumo Sacerdote de la naciente Iglesia.

Las reacciones no se han hecho esperar. Gerhard Müller, ex prefecto para la Doctrina de la Fe, recoge LifeSiteNews, ha calificado a esta insólita omisión de “barbarismo teológico”. Por su parte, Guido Horst, vaticanista del Die Tagespost que ha dedicado un artículo a la sorprendente ausencia, recuerda que el título de Vicario de Cristo, a diferencia de muchos otros honores, “procede de las Sagradas Escrituras, en las que Jesús otorga a San Pedro el poder de las llaves en la Iglesia”. Horst añade que este cambio en el anuario no ha podido introducirse sin el consentimiento expreso del Santo Padre.
Carlos Esteban

Petición de un sacerdote católico a los gobernantes de España ante la situación de emergencia por el Coronavirus.


Duración 5:05 minutos


NOTICIAS VARIAS 1 y 2 de abril 2020


QUE NO TE LA CUENTEN 


Pornocracia y Coronavirus (Padre Javier Olivera)

SPECOLA

La confusión del Papa Francisco, el caos reina en el estado Vaticano, que ‘se acoja’ a los sin techo, corrupto por omisión.

THE WANDERER 


Entrevista a Mons. Antonio Livi (fallecido el 2 de abril de 2010: "Descanse en paz") 

Selección por José Martí

Quince años sin Juan Pablo II, el Vaticano dice que el Papa Francisco no es el Vicario de Cristo, Tagle y Parolin aparecen, Tronielli y la verdad, Pell y Viganò.



El Papa Santo, Juan Pablo II, fallecía el 2 de abril de 2005. El funeral para despedir a Juan Pablo II, cuyo pontificado duró casi 27 años, se convirtió en el más multitudinario que se recuerda con representantes de países de cinco continentes y con una amplia representación española. Su largo pontificado sigue marcando la vida de muchos católicos y muchos de sus documentos son especialmente iluminadores en estos momentos. Es una buena fecha para unir al recuerdo agradecido por el gran don que Dios hizo a su iglesia con Juan Pablo II en encomendarnos a él en estos momentos de dolor y sufrimiento de toda la humanidad.

El nivel de los organismos del Vaticano está cayendo a límites nunca vistos. La falta de ‘vocaciones’ hace que la selección de posibles candidatos a ocupar puestos de responsabilidad no exista y se echa mano de lo primero que pasa por la puerta. Esto lo notamos en todos los ámbitos y hoy tenemos alguna prueba más de ello. Tenemos en nuestras manos la última edición de anuario pontificio y vemos con sorpresa algunos cambios en el tratamiento de la figura del papa reinante. Parece que el nombre elegido para el papado, ‘Francisco’ ya no es importante y sí el de nacimiento realzado con letra grande: ‘JORGE MARIO BERGOGLIO’, y más curioso cuando vemos que entre los ‘Títulos históricos’ está el de ‘Vicario de Jesucristo’, es decir, como algo que se remonta a la antigüedad, pero que puede no tener un significado en el mundo actual. Todo esto sería coherente con las hipótesis y teorías que proliferaron en los círculos jesuitas hace años inspiradas por Karl Rahner, que enmarcó precisamente esos atributos papales en los siglos pasados, y cuestionó sustancialmente su significado en el mundo y en la Iglesia contemporánea. No es buena cosa aprovechar el virus para colarnos gato por liebre, son tiempos de estar especialmente atentos porque los hijos de las tinieblas se mueven muy bien en la oscuridad reinante.

El Cardenal Tagle se mete a redentor y nos propone un jubileo para perdonar la deuda a los países pobres; da la impresión de que le sobra tiempo en su oficio de ‘evangelizar a los pueblos’, o de ‘propagar la Fe’, que parece mucho mas propio. Caemos, una vez más, en lo malos que son los que prestan y lo buenos que son los que no pagan. Los gobernantes de los llamados países pobres son unos sufridos santos que terminan sus días en el infierno de la costa azul muy cercanos a sus abultadas cuentas en la cercana Suiza: «Ahora nos damos cuenta de que no tenemos suficientes máscaras, pero tenemos muchas balas y no tenemos ventiladores pulmonares, pero tenemos millones de pesos, dólares o euros gastados en un avión de combate, que puede atacar a las personas». Mejor dejarse de politiqueo barato en momentos de tanto dolor.

La semana pasada, el Tribunal Superior de Justicia de Australia examinó la apelación del cardenal George Pell y se reservó el derecho de dar una respuesta, fijada para el siete de abril. Tosati en su blog contempla distintas posibilidades y se manifiesta optimista con el aplazamiento que podría ser una señal a favor de Pell. Es un juicio tan obviamente político, contra el propio Pell y contra la Iglesia, cercano al linchamiento, y el Tribunal Superior pudo haber tenido miedo de emitir una sentencia favorable y elegir un momento menos cargado de tensiones para hacerlo. Esperemos que la crisis mundial provocada por la epidemia que sufrimos rebaje los ajustes de cuentas del Vaticano y se olviden del viejo cardenal.

Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, nos ofrece su última publicación titulada: ‘Fuerte en la tribulación’, la define como: «Un poco de ayuda ofrecida a todos, para poder ver y experimentar la cercanía y la ternura de Dios en el dolor, el sufrimiento, la soledad y el miedo». Los ruinosos medios oficiales del Vaticano están desaparecidos y nos suponemos que por eso Tornielli, que se mueve mejor en las sombras, pide: «más y más buena información. Porque las personas, en tiempos de coronavirus, quieren escuchar cosas esenciales, no palabras». Otro signo más de descontento y confusión que se está viviendo dentro de los Sacros Palacios.

Parolin aparece, pero no en carne mortal sino por medio de una carta a los jefes de dicasterio, para que comuniquen a sus trabajadores lo contento que está Su Santidad con su trabajo y transmite la bendición del pontífice. Son momentos de auténtica desbandada en los organismos del Vaticano. La falta de información hace que todos duden de todos y nadie se siente seguro; el miedo se respira y son muchos los que están pidiendo bajas por ansiedad. El Papa Francisco podría hacerlo directamente, del mismo modo que hoy nos lanzan el publireportaje de su llamada telefónica a una viuda del virus, son personas que trabajan a pocos metros, pero en el Vaticano las formalidades son éstas y así el desaparecido Parolin se nos manifiesta. En otros tiempos, no muy lejanos, una petición del Papa era suficiente para entregarse al martirio, hoy esto ha cambiado, y mucho, los ánimos no cambian con un mensaje frio y además de tercera mano.

Aldo Maria Velli nos ofrece la entrevista integra en Italiano ofrecida por Viganò y un interesante comentario personal a la intervención. Son tiempos de mucha información, pero alguna creemos que es imprescindible.

Las iglesias están en teoría abiertas pero los fieles no pueden salir a la calle y por tanto es complicado acercase a rezar aunque sea en soledad. En toda la historia de la Iglesia no hemos tenido nunca una situación como la que vivimos viendo cerradas todas las iglesias, prácticamente de todo el mundo, por orden de los obispos. Las celebraciones de la Semana Santa en el Vaticano serán a puerta cerrada y con doce personas. Tememos críticas a la falta de protección en el encuentro entre el Papa Francisco y el primer ministro italiano. Parece que se sienten muy seguros ante la epidemia que afecta ‘al pueblo’.

Seguimos felicitando a los miles de sacerdotes que están haciendo lo imposible para atender a sus fieles. El universo virtual se está llenando de multitud de iniciativas. Sin duda que hay de todo y que el tiempo irá enseñándonos a todos qué es lo más útil y lo mejor. Nuestro aplauso; y creemos que serán muchos los que vivan la Semana Santa con gran intensidad, aunque de una forma muy distinta.

«En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre».

Buena lectura. 
 Specola

GEORGE PELL. IL RINVIO DEL VERDETTO PUÒ NON ESSERE UN MALE…

Papa: chi lavora nei media aiuti gli altri a sopportare l’isolamento

Covid-19, Benedetto XVI sta bene, ma non può concedere udienze

I sacerdoti e quella tentazione ai tempi del coronavirus

Ecco la lettera del Papa per l’ospedale in Fiera «Benedico tutti gli operai»

ANNUARIO: VICARIO DI CRISTO È SOLO UN “TITOLO STORICO”…

Card. Tagle: un ‘giubileo’ di Covid-19 per il ‘perdono’ dei debiti dei Paesi poveri

Perde il marito per il coronavirus. Il Papa le telefona

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Coronavirus, le tesi choc di un gesuita che imbarazza il Vaticano: il Covid-19 fa bene all’ambiente

“Deus non irridetur”! Perché il monito di monsignor Viganò va preso molto sul serio

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ADERNÒ: IL VIMINALE LEDE LA LIBERTÀ DELLA CHIESA E DEI FEDELI.

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A nome del Papa, il cardinale Parolin ringrazia i dipendenti vaticani messi alla prova dal coronavirus

Coronavirus. Tornielli: “Ci vuole ancor di più una buona informazione”

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Solo 12 persone con il Papa a san Pietro per i riti della Pasqua, tanti cardinali e vescovi sono esclusi

jueves, 2 de abril de 2020

Ni la pandemia detiene los abortorios (Carlos Esteban)



Mientras todos permanecemos encerrados en casa y se interrumpen las actividades ‘no esenciales’ -incluidas las misas-; mientras los hospitales se colapsan y hay que habilitar Ifema u hoteles para convertirlos en hospitales y se necesitan todo tipo de recursos médicos, la clínica abortista Dator anuncia que permanece abierta. Matar niños en el vientre de sus madres sí es absolutamente esencial.

Si uno entra ahora mismo en el sitio web de la Clínica Dator, uno de los emporios españoles del negocio abortista, se encontrará de primeras con una ‘pop up’ que le avisa: “Clínica Dator permanece abierta durante la actual crisis sanitaria por el coronavirus COVID-19. Durante el periodo de la alerta sanitaria COVID 19, nuestro horario asistencial será: lunes a sabado, será de 8:30 a 15:00 horas, domingos cerramos. Agradecemos su comprensión”.

Es decir, que mientras los demás estamos sometidos a un encierro que supone un parón sin precedentes para la economía, que ha cosechado en los últimos datos de empleo un aumento del paro como no se ha conocido en periodo tan corto en nuestra historia reciente, los abortuorios siguen adelante con su negocio de muerte. Son ‘servicios esenciales’.

Tan esenciales, de hecho, que no solo se les permite operar y, por tanto, poner en riesgo de contagio a todos sus trabajadores y ‘clientes’, sino que detraen directamente recursos médicos -desde humanos a instrumental e instalaciones- al esfuerzo contra la pandemia para el que se han habilitado instalaciones bastante peor abastecidas y preparadas, como el recinto ferial de Ifema en Madrid.

Dice muchísimo de las prioridades, no de este Gobierno desastroso que padecemos, sino de nuestro sistema y de nuestra civilización en general. Es, ciertamente, el sacramento intocable de la modernidad.

Carlos Esteban

Cuarentena: una familia católica organiza su tiempo en casa

POPULAR TV

Duración. 3 minutos

Qué aprenden los niños con la Misa Tradicional (Peter Kwasniewski)



Con la Misa Tradicional los niños aprenden muchas cosas que probablemente no aprenderán jamás de la Misa moderna de Pablo VI.

1. La Misa es un misterio de fe, un santo sacrificio. El rito antiguo conserva y expresa de la manera más perfectamente posible que en la Misa se hace presente y actualiza el Sacrificio de la Cruz, la inmolación de Nuestro Señor Jesucristo, que realizó y sigue realizando nuestra salvación y la de todo el mundo.

En la Misa Tradicional es relativamente poca la catequesis que hace falta para captar el sentido de los gestos del sacerdote y entender cómo ilustran ese sentido. Basta saber un poco de lo que hizo Jesús en la Última Cena y en el Viernes Santo. Los diversos gestos y las oraciones impactan con una serie de misterios encadenados: mediación, redención, expiación, satisfacción, adoración… El Ofertorio prefigura este sacrificio; el Canon Romano, que muchos siguen en su misal, está impregnado de lenguaje sacrificial; la consagración y la elevación de la Hostia y el cáliz en medio de un silencio atronador, precedidas y seguidas de genuflexión, crean el ambiente para hacer presente el Calvario.

Durante los años en que todavía asistía a las celebraciones del Novus Ordo, descubrí que mis hijos y los de mis amigos no establecían habitualmente esas relaciones. El rito moderno se centraba más en los fieles, se hablaba mucho, y la Comunión no es sino algo accesorio. Lo que menos captaban los sentidos era que esa liturgia es un sacrificio. Lo que se ve es la manipulación de pan y vino sobre una mesa, una comida que evoca la cena pascual. No es que se acalle la dimensión sacrificial; es que en gran medida está ausente. En una Misa dicha en lengua vernácula versus populum como se suele hacer habitualmente, escogiendo siempre la lectura eucarística II, ¿cuánto hay en el texto o en la ceremonia que comunique de forma clara y contundente la realidad del sacrificio? Se podría decir que, como mucho, el Novus Ordo subraya la presencia de Cristo entre nosotros, pero no su sacrificio.

Con gran consternación, descubrí que siempre me tocaba afirmar rotundamente y sin que hubiera una forma palpable de demostrarlo que el Novus Ordo era el sacrificio de la Misa, aunque no lo pareciera, y además faltaba la amplia gama de textos y ceremonias que ponían de relieve la naturaleza sacrificial del acto. Aquello me desagradaba, y me sigue desagradando. Parecía que aquel rito había sido ideado por alguien que no quería que resultara fácil entender que la Misa es la representación incruenta del sacrificio cruento del Calvario. En el Novus Ordo hay que hacer muchos malabares extralitúrgicos, porque de lo contrario no se llega a saber la verdad. Como la liturgia no transmite el mensaje, hay que dedicar más tiempo a explicar, afirmar y esperar que ese frágil fideísmo no abra la puerta a catástrofes como el olvido, el aburrimiento o la herejía.

2. Máxima reverencia al Santísimo Sacramento. Los niños sólo ven al sacerdote tocando y distribuyendo a Nuestro Señor. Si asisten a una Misa solemne, observarán que se trata a la Hostia con tal reverencia que durante todo el Canon un subdiácono sostiene con un humeral una patena vacía [1]. En ningún momento verán a un laico subir al presbiterio y manosear hostias y cálices. La Comunión se administra a fieles arrodillados en postura de adoración, como los Reyes Magos ante el Niño Jesús. Y se recibe en la lengua, de la manera en que sus padres dan de comer a los niños pequeños, y como Dios da de comer el mundo mediante su Providencia. Se coloca una patena bajo el mentón de los fieles arrodillados, y no es raro que el comulgatorio esté cubierto con un paño. Finalizada la Comunión, el celebrante se lava los dedos y lava los vasos sagrados con el máximo cuidado. La liturgia no escatima esfuerzos para proclamar alto y claro la fe de la Iglesia en el milagro de la transustanciación. Como tampoco los escatima para impedir que se desperdicie la más mínima migaja del Cuerpo de Cristo o la menor gota de su Sangre.

3. El sacerdote es mediador entre Dios y los hombres. Mira hacia oriente, en dirección contraria al pueblo. ¿Hacia Quién? Hacia Dios, la Santísima Trinidad, en cuyo honor se realiza el Sacrificio. Al Verbo hecho carne y verdaderamente presente en el altar del Sacrificio. Nos representa ante Dios. Y también representa a Dios venido a nuestro encuentro. Se nota que la misión del sacerdote como mediador es esencialmente distinta de la de los laicos: «Todo Sumo Sacerdote tomado de entre los hombres es constituido en bien de los hombres, en lo concerniente a Dios, para que ofrezca dones y sacrificios por los pecados» (Heb. 5,1). Ante el altar, el sacerdote actúa in persona Christi, representa personalmente al Sumo Sacerdote Eterno que se ofreció a Sí mismo por amor para redimir a la humanidad.

Como se ve, el Rito antiguo distingue claramente entre el sacerdote y los fieles; no los amontona como el rito nuevo, sino que los trata con arreglo a sus distinción ontológica [2]. Por ejemplo:

• El sacerdote reza primero el Confíteor, para sí mismo, y luego los acólitos lo rezan por ellos y por los feligreses.

• En la Misa solemne, el sacerdote es el único que da el tono en el Gloria y el Credo, y sigue luego rezándolos por su cuenta mientras canta el coro o los fieles [3].

• En el Ofertorio, la oración Suscipe, Sancte Pater pone claramente de manifiesto el papel mediador del celebrante, así como su propia naturaleza pecadora al tener que cumplir una función tan elevada: «Recibe, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, esta hostia inmaculada, que yo, indigno siervo tuyo, te ofrezco a Ti, Dios mío, vivo y verdadero, por mis innumerables pecados, ofensas y negligencias; y por todos los circunstantes; y también por todos los cristianos vivos y difuntos; a fin de que a mí y a ellos aproveche para la salvación y vida eterna. Amén».

• El sacerdote comulga primero para completar el Sacrificio, y luego lo ofrece al pueblo. Dice tres veces «Domine, non sum dignus», y después pueden los acólitos y los fieles rezarlo tres veces [4].

• La oración Placeta tibi al final de la Misa hace destacar nuevamente la función del sacerdote: «Séate agradable, oh Santa Trinidad, el homenaje de tu siervo; y este sacrificio que yo, indigno, he ofrecido a los ojos de tu Majestad te sea aceptable, y a mí y a todos aquellos por quienes lo he ofrecido sea por tu piedad propiciatorio». No es ésa la oración de alguien que simplemente preside la Eucaristía o la asamblea.

4. Las palabras mismas de la Misa son sagradas y sublimes. Esto lo resalta claramente el latín en que se reza la Misa de principio a fin (excepto en la homilía, que no es parte de la liturgia propiamente dicha, sino una explicación de algún aspecto de la liturgia, o del Credo, o de las lecturas, para beneficio de los oyentes). El empleo de una lengua arcaica demuestra sin necesidad de explicación que la liturgia no es algo de todos los días, como daría a entender la utilización de la lengua vernácula [5]. Igualmente, es muy apropiada a gran reverencia que se manifiesta hacia el misal durante toda la celebración litúrgica: se lo coloca sobre atril dorado o un mullido cojín, y los ministros lo trasladan con actitud ceremonial, y hasta acompañado de velas e incienso si la Misa es solemne.

5. La música –y sobre todo el canto– es muy singular y está dedicada a Dios. El efecto que produce una lengua sagrada antigua no puede menos que realzarse cuando los textos litúrgicos se cantan con las sutiles melodías del canto gregoriano, con sus ocho modos y ritmo fluido no métrico, tan diferentes a todo lo demás que pueda haber en el ámbito de la música. El canto gregoriano surgió exclusivamente para el culto divino, y no se presta a ningún otro uso; es exclusiva para Dios. Es el equivalente sonoro del incienso, las casullas y los cálices de oro, que sólo se usan durante el culto. Son cosas que se podrían considerar la guardia de honor y los sirvientes de Cristo, que evocan con mucha eficacia su presencia y nos guían con facilidad a dicha presencia [4].

6. La Misa es algo serio y solemne. La liturgia se centra por entero en el presbiterio, el altar, el sacrificio, el banquete celestial y el Pan de los ángeles. Es una obra ordenada y disciplinada: hay formalidad, armonía en los gestos y las palabras, se concentra uno en la oración. Si alguien interrumpiera al celebrante diciéndole: «¿Por qué no nos echa cuenta? ¿Por qué nos da la espalda y no nos dice adónde va ni cuándo vuelve?», podría responder con las palabras del Niño Jesús en el templo: «¿Cómo es que me buscabais? ¿No sabíais que conviene que Yo esté en lo de mi Padre?» (Lc. 2, 49). Jesús les dijo eso a sus santísimos padres, y los dejó estupefactos. Les recordó que el Reino de Dios está por encima de todo y la gloria que se le debe al Padre, superior a la de todo bien terreno.

7. La fuente de nuestra unidad y comunión está en Cristo, y mana de Él hacia todos nosotros. En vez de que haya un ambiente horizontal y recalcar la horizontalidad, un círculo cerrado de personas que se hacen notar mutuamente de un modo pelagiano, en la Misa Tradicional nos orientamos siempre hacia Dios adorándolo, implorando nuestra salvación, buscando en El nuestra hermandad y nuestra misma identidad. Y ante todo, algo tan novedoso como el estallido simultáneo del darse la paz en el Novus Ordo, que transmite el mensaje subliminal de que la paz entre nosotros brota como un surtidor de la propia comunidad humana de feligreses, no tiene lugar en el Rito Romano solemne, que por el contrario muestra que la pax procede del Cordero de Dios, Jesucristo, verdaderamente presente en el altar como Príncipe de la Paz, que desciende como una cascada desde Dios a través del sacerdote, el diácono y el subdiácono hasta alcanzar a los fieles. Del mismo modo que la Comunión empieza por el sacerdote, luego comulgan los otros ministros, y por último los fieles.

8. Nuestra religión es algo dado, que hemos recibido. Las palabras de la Misa las hemos heredado de la Tradición, representada por el misal que está en el altar; la paz de Cristo la recibimos desde el altar; y la Sagrada Eucaristía nos la da una mano consagrada. La estabilidad e inmutabilidad del rito, junto con su ethos manifiestamente antiguo, transmiten a las claras que la religión cristiana es anterior a nosotros, a nuestras intenciones, esfuerzos y buenas ideas, y que seguirá mucho después de que nosotros hayamos vuelto al polvo. Cuánto mejor no es que los hombres de hoy sean, para variar, en vez de productores, fabricantes e inventores, humildes mendigos llamados por la gracia de la voluntad de Dios a la opípara mesa del Rey? El celestial banquete de bodas ya estaba en pleno apogeo cuando llegamos nosotros, y continuará para siempre con nosotros (quiéralo Dios) o sin nosotros.

9. La Misa trasciende la congregación de los feligreses. Teóricamente, toda Misa celebrada los mil millones de católicos del mundo es el Sacrificio del Calvario. Ahora bien, como la Misa nueva se celebra en cientos de idiomas, con muchos estilos que se contradicen mutuamente, muchas posibles opciones, los estilos locales se sobreponen a la fórmula universal y se puede decir que hay tantas formas de liturgia como parroquias. Esto fomenta una mentalidad provinciana negativa que divide a los católicos en tribus y taifas, al estilo de los millares de sectas protestantes.

De un extremo a otro de la Tierra, la Misa Tradicional en latín se celebra con unas mismas oraciones ancestrales, en un mismo idioma universal y exactamente conforme a unas mismas rúbricas. A medida que los niños crecen y viajan más allá de la localidad en que viven, cualquier Misa en latín a la que asistan en otras ciudades o países les hará entender palpablemente la unidad y universalidad de la Iglesia. Beneficiándose de las diversas culturas, la Misa de siempre trasciende las fronteras y las particularidades de los pueblos. Lo cierto es que este culto divino supranacional nos conecta orgánicamente con todas las generaciones pasadas y venideras hasta el final de los tiempos. Sus frecuentes invocaciones a los santos ángeles (en su mayoría suprimidas en el Novus Ordo) nos ponen en comunión con los sublimes coros celestiales que sirven a Dios en este mundo habitando en una dimensión que trasciende el mundo de los seres de carne y hueso.

10. La Misa es la escuela suprema de oración. Hay que reconocer que para ello es necesaria la ayuda de los padres, pero la liturgia tradicional en latín crea un ambiente ideal para despertar la vida interior del niño y le brinda una oportunidad de estar quieto y en silencio y descubrir el sentido y la eficacia de la adoración y demás actos de oración. Nadie lo ha expresado mejor que el padre Bryan Hougton, escritor inglés cuyo personaje literario Edmund Forrester describe (de manera evidentemente autobiográfica) cómo aprendemos a rezar:

«Yo aprendí las oraciones básicas en el regazo materno, y sigo rezando las mismas cada noche. Pero aprendí a rezar cuando me llevaban los domingos a Misa, aunque no tuviera mucha gana. Allí papá y mamá no eran los mismos. No se hablaban ni miraban. Mamá manoseaba un rosario, mientras papá hojeaba un ejemplar del devocionario Garden of the Soul que ahora usa un sobrino mío. Mi hermana mayor Gertrude, que se hizo monja benedictina, permanecía de rodillas con el cuerpo erguido y los ojos casi siempre cerrados. Si yo miraba a mi alrededor, veía que pasaba lo mismo con mis demás parientes y vecinos. Lo que más me llamaba la atención era que nadie me hacía el más mínimo caso. Si le tiraba de la falda a mi madre, me apartaba suavemente con la mano. Si intentaba treparme a la espalda de mi padre, me tomaba y ponía en suelo. Eso también era extraño; aunque yo llevaba la ropa de los domingos, me dejaban gatear por el suelo en tanto que no hiciera ruido. Un niño como yo se daba perfecta cuenta de que algo importante pasaba.

Ante el altar estaba el padre Gray, un anciano severo del que me escondía en el cuarto de baño cada vez que iba a visitarnos. Cuando oficiaba lucía unas vestiduras coloridas que le daban el aspecto de una mariposa. La mayor parte del tiempo no decía nada; miraba en dirección contraria y hacía tan poco caso de mis padres como de mí.

No creo que fuera demasiado precoz, pero desde luego era bastante pequeño cuando caí en la cuenta de que todas las personas presentes en la iglesia rezaban sin recitar oraciones, igual que yo. Como los niños imitan lo que ven, yo también quería rezar sin rezar. Se lo manifesté a mi hermana Gertrude, y me dijo: «Tú quédate sentado tranquilo y buenecito. Eres muy chico para ponerte de rodillas. Ten también las manos quietas, sobre las piernas. Procura no mirar a los lados, y tener los ojos cerrados si puedes. Luego repite “Jesús” en tu cabeza, despacito pero sin parar. Cuando haya que decir “Señor mío y Dios mío”, te haré una seña para que lo digas conmigo».

Yo diría que, mutatis mutandis, así hemos aprendido todos a rezar. A lo que voy es a que la propia Misa fue nuestra escuela de oración. Allí aprendimos a ser humildes e indiferentes a lo que nos rodeaba, a recogernos y adherirnos a la Divina Presencia. Y era también en Misa donde los fieles sencillos se ejercitaban en la oración a lo largo de la vida. Aunque no supieran mucha teología, rezaban como en muchos casos no lo hacen los propios teólogos. Es más, los más sencillos de entre ellos llegaban a superarme en cuanto a vida de oración y a santidad» [7].

«Dejad a los niños venir a Mí, y no se lo impidáis», dice Nuestro Señor Jesucristo (Mt. 19, 14).

Dejemos que vayan a Él en el tremendo misterio de la Fe, el Sacrificio que une a Dios con el hombre. Dejemos que acudan a su Cuerpo y su Sangre con la mayor reverencia. Que lo contemplen en los ministros a los que ha llamado a ser otros Cristos, para que la obra de Él continúe en las manos de ellos. Que los niños tengan oportunidad de reconocer la santidad por la vista, el oído y el olfato mientras contemplan, escuchan y están en la casa de Dios, y mientras las palabras que han pronunciado y entonado innumerables santos se repiten para deleite del Cielo y fastidio del Infierno. Dejemos que los niños se presenten ante el Señor con solemne alegría para experimentar la paz que sobrepasa todo entendimiento. Dejemos que reciban de Jesús dones en abundancia y, por encima de todo, el de su Cuerpo. Que sepan que se incorporan a la presencia de ejércitos de ángeles que adoran al Cordero degollado desde la creación del mundo.

No se lo impidamos por culpa de una liturgia defectuosa llena de falsedades (como por ejemplo, que no hay mucha diferencia entre la nave y el presbiterio de la iglesia, o entre el sacerdote y los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión para repartir los divinos misterios). No pongamos obstáculos a los niños tapando o empañando la exclusiva dignidad de las manos del sacerdote, ungidas para tocar algo tan santísimo como el Cuerpo y la Sangre de Cristo. No impidamos que acudan al Señor por culpa de alguna de las costumbres que caracterizan al Novus Ordo, motivadas por una falsa teología que descatequiza y recatequiza a los niños reeducándolos al estilo soviético en un nuevo paradigma del catolicismo.

Lex orandi, lex credendi, lex vivendi. Nuestra manera de orar demuestra y enseña lo que creemos, y ello a su vez moldea nuestra vida a imagen y semejanza de ello. ¿Qué clase de fe profesamos, y cómo vivimos nuestra vida católica? Se nota observando la liturgia.

[1] Antiguamente en la liturgia episcopal el subdiácono sostenía un trozo de la Hostia consagrada. Aun después de caer en desuso esta costumbre, el rito mantuvo el gesto, que nos recuerda la santidad de todo lo que esté relacionado en lo más mínimo con la Sagrada Eucaristía.

[2] Esto contribuye de hecho a la mayor unidad del cuerpo de creyentes. La jerarquía y la unidad son correlativas, no se oponen entre sí, como entiende falsamente la democracia.

[3] En un artículo que publiqué en el blog New Liturgical Movement, Is It Fitting for the Priest to Recite All the Texts of the Mass? he defendido esta práctica, clara influencia de la Misa baja sobre la Misa Solemne, costumbre que la mayoría de los liturgistas abominan.

[4] La forma en que el Novus Ordo combina la comunión del sacerdote con la de los fieles es prueba de la influencia protestante. Como enseña la teología católica, aunque es deseable que comulguen tantos como sea posible (en tanto que estén en gracia y con las debidas disposiciones), sólo es imprescindible que lo haga el sacerdote para que sea válida la celebración. Esto obedece a que el sacerdote, al representar a Cristo, representa a todo el Cuerpo Místico, tanto la Cabeza como los miembros; el sacrificio de la Cruz se efectúa de por sí antes aun de que sus frutos se comuniquen a los miembros individuales de la especie humana.

[5] Estoy hasta la coronilla de que nos digan, como si no lo supiéramos, que los cristianos de rito oriental celebran en su lengua vernácula. Para empezar, esto no es del todo cierto; muchos ritos orientales siguen utilizando total o parcialmente lenguas litúrgicas arcaicas santificadas por siglos de uso constante. Y en segundo lugar, en Oriente siempre ha habido diversidad y adaptación lingüística de una manera totalmente ajena a la tradición occidental, que desde hace 1600 años tiene como única y exclusiva lengua litúrgica el latín. Una de dos: o esa exclusividad lingüística ha sido voluntad de Dios, o es que Iglesia de Roma lleva mucho tiempo confundida, así que mejor nos hacemos ortodoxos. No me cuesta creer que se debe a la voluntad de Dios y que pasar a las lenguas vernáculas en el Rito Romano fue un craso error de clérigos arrogantes y miopes.

[6] Aunque a veces en celebraciones del Novus Ordo se utilizan el latín y el cántico gregoriano, hay que tener presente algo fundamental: la belleza que ante todo nos proporciona la Iglesia es ni más ni menos la belleza del propio rito, que se expande para abarcar e inspirar otras artes. El latín y el canto gregoriano se crearon para arropar el rito tradicional; mejor dicho, como el cuerpo que corresponde al alma; su grandeza está ligada a su esencia.

[vii] Tomado de la novela epistolar Mitre and Crook, publicada por primera vez en 1979

(Traducido por Bruno de la Inmaculada. Artículo original)

martes, 31 de marzo de 2020

NOTICIAS 30 y 31 de marzo de 2020



SPECOLA

Las cárceles y las guerras del Papa Francisco, el pánico reina en el Vaticano, el virus termina con una época, ande yo caliente.

Un Vaticano que se resiste a desaparecer, audiencias del Papa Francisco en palacio, Roma sin obispos, Wanderer y nuestros lectores.

IOTA UNUM


LAS SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ, POR CHARLES JOURNET. PADRE, PERDONALOS.

QUE NO TE LA CUENTEN

La confesión por Internet ¿se puede? (P. Javier Olivera)

ADELANTE LA FE


El mundo se sumerge en la confusión

THE WANDERER


La peste, rarezas y previsiones


Selección por José Martí

Coronavirus: menos estampas y más conversiones (Miguel Á.Yáñez)



Desde que empezó toda esta historia del coronavirus, y conforme empeora, no paro de recibir y de ver, hora sí y hora también, todo tipo de mensajes y cadenas del tipo: “reenvíalo, recemos 100.000 ave maría para detener el virus”, “unámonos al papa que va a exponer el Santísimo y su poder detendrá todo”, “a las siete de la tarde recemos a san cucufato, poderoso intercesor en la peste de no sé qué año”, y así, miles y miles.

Que nadie se lo tome como una crítica personal, entiendo y salvo por supuesto la buena intención de quien envía estas cosas, pero, sinceramente, no es éste el mensaje adecuado a lanzar a un mundo pecador hasta la médula, que pareciera que somos ajenos a la culpa del castigo de lo que pasa; como si la solución fuera tomar a la religión y los sacramentales como una especie de “amuleto” a azuzar en estos momentos.

Si usted quiere ayudar al mundo, y a la Iglesia, por favor, divulgue el mensaje que DE VERDAD necesitan oír: CONVERTÍOS, hemos pecado, el mundo y los hombres de iglesia se han corrompido, somos merecedores de cualquier castigo divino, detengamos esto, CONVERTID de verdad vuestras almas, volved a la Fe verdadera, arrepentíos, confesaros y cuando la gracia inunde el mundo, todo se detendrá.

Todo lo demás … puro fetichismo piadoso.
 
Miguel Ángel Yáñez

En ausencia de los sacramentos



Para los que aman al Señor, todo lo que les ocurre es para su bien. Vamos a citarlo en latín para los que necesitan un mantra que ayude a encajar por qué está pasando todo esto: Rm. 8, 28: Omnia cooperantur in bona diligentibus Deum.

¿Pero qué decir de esta decisión de los políticos y de los obispos (no voy a entrar en lo que pienso del problema) de prohibir la asistencia a Misa? ¿Puede ser que Dios utilice esto para nuestro bien?

Y tanto. Primero para nuestra humildad. Muchos que se han quedado en casa por su propia cuenta en tiempos pasados, por sus propias enfermedades, ahora están enrabiados contra los obispos por esta decisión. Entonces, si lo decido yo, está bien, pero si me lo imponen, ¿eso sí que está mal? Si yo aplico lo que juzgo correcto y según el sentido común, con los datos que tengo y por caridad hacia los demás o por mi propio bien, mi decisión es correcta. Pero, como otro tome esa decisión y tenga yo que obedecer… eso ya no es tan fácil de aceptar. Así que primero tenemos algunos que hacer un ejercicio de humildad.

¿Entonces no hay razones para pensar que hubiera sido mejor no quitar el culto público? Según se puede ver aquí http://www.quenotelacuenten.org/2020/03/25/templos-cerrados-y-curas-heroicos-el-precedente-de-la-fiebre-amarilla/, no es la primera vez en la historia que se hace, en contra de lo que muchos han dicho, poniendo el grito en el cielo. Y, como dice en ese artículo, quizá es demasiado pronto para saber si la medida ha sido de provecho o no. La medida de dejar el templo abierto “para dar acceso a unos pocos fieles”, sí sería una mejora, pero no soluciona el problema tal como se ha propuesto. Si la premisa es que no dejar acceso a los fieles es una falta de fe y una manera de sucumbir al miedo… la solución es dejar los templos abiertos de par en par y que acuda todos los que quieran. Si no, al pasar del númerus clausus… ¿qué dirá el resto? ¿No podrían levantar la misma acusación que, hace un momento, estaba en boca de los que sí pudieron entrar a estar presentes en la Santa Misa? Además, de todos los que han dado la voz de alarma por la falta de fe de los obispos, no he leído a ninguno– de los que escriban o hablen de manera equilibrada– que diga que “no haya que tomar las medidas sanitarias pertinentes”. Lo que pasa es que la medida que se ha tomado ha sido, o así parece, muy dura.

Pero volvamos al hecho: no hay Misas con fieles presentes y en muchos sitios el acceso a la confesión se ha quedado como una imposibilidad. No, lamentablemente, una urgencia por enfermedad espiritual seguramente no va a abrir el bloqueo de la guardia civil ni de la policía local. ¿Y Dios puede sacar bien de aquí?

Y tanto. En primer lugar ¿cuándo ha habido una añoranza tan grande por tantas personas de poder ir a Misa y recibir la comunión? ¿Acaso esa distancia, ese deseo, en sí, no tiene ningún valor? ¿Cae sobre oídos sordos de Dios? De muchas maneras puede Dios utilizar esto para despertarnos de la manera rutinaria en que recibíamos la comunión con frecuencia semanal e incluso hacernos ver que si Le echamos tanto de menos en la eucaristía, podíamos hacer un esfuerzo mayor por recibirle más a menudo. Si tanto lo apreciamos… o quizá esta situación haga que muchos lleguen a apreciarlo mucho más.

Como Dios escribe recto con renglones torcidos, cabe imaginar que tanto abuso de la comunión, la comunión en pecado y la comunión en la mano, ha hecho que Dios permita este mal del virus y la consiguiente cerrazón de las iglesias para darnos un momento para pensarnos bien las cosas. Puede dar mucho que hablar el hecho de que las directrices sociales eran no dar la mano porque es el medio de contagio mayor ... y las iglesias particulares urgiendo comulgar en la mano … el que pueda entender, que entienda.

¿Y los que no tienen acceso a la confesión? Hay dos consideraciones muy importantes que hacer. Por un lado, si todos los mecánicos del mundo desaparecieran, ¿acaso no conduciría la gente, que aprecia su coche, con más cuidado? Y por otro, es el momento para que los que somos pecadores decidamos si tiene sentido salir corriendo de la presencia de Dios porque hemos pecado, o más vale que nos apeguemos a Él más que nunca ya que sólo en Él está la salvación. No volveré a entrar en la contrición perfecta, pero el primer paso para lograr esa contrición perfecta es creer en el Amor Inagotable que Dios me tiene. Mirad 1 Jn. 4, 19: “Nosotros amamos a Dios porque Él no amó primero”. Si no se es consciente del primer momento, el amor de Dios, no se llega al segundo: mi amor a Él.

Por supuesto, es terrible que alguien se tenga que ver ante la muerte sin el auxilio de los sacramentos. No creo que haya tragedia peor, salvo la situación de la persona a la que le da lo mismo esa situación. Pero la gracia de Dios no se limita a los sacramentos. Recordemos una definición básica del catecismo olvidado: ¿Cómo nos comunica Dios la gracia? Dios nos comunica la gracias principalmente por medio de los santos sacramentos. Mirad como no dice que son la única manera que tiene Dios de conceder la gracia. La contrición perfecta, la comunión espiritual, y un largo etcétera, nos aseguran que la mano de Dios no se ha retirado de nosotros y no estamos al desamparo total de la gracia.

Todo lo que ocurre a los que aman a Dios es para su bien. De todo aquello que a nosotros nos parece un mal, Dios puede sacar el bien, y así lo hace. Éstos son tiempos para dejarle actuar.
 
Santamisatradicional