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viernes, 12 de julio de 2019

Müller sobre el documento del Sínodo de la Amazonía: «¿Herejía? No solamente, también es estupidez»


«No podemos hacer del ecologismo una nueva religión»

Lo dijo el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en una entrevista publicada en La Nuova Bussola Quotidiana, y traducida por Secretum Meum Mihi.
Eminencia, usted dice “quieren cambiar la Iglesia”, pero ¿cuáles son los signos claros de esta voluntad? 
El enfoque del Instrumentum Laboris es una visión ideológica que no tiene nada que ver con el cristianismo. Quieren salvar el mundo según su idea, quizás utilizando algunos elementos de la Escritura. No es sorprendente que aunque estemos hablando de Revelación, Creación, sacramentos, relaciones con el mundo, casi no se hace referencia a los textos del Concilio Vaticano II que definen estos aspectos: Dei Verbum, Lumen Gentium, Gaudium et Spes. No se habla de la raíz de la dignidad humana, de la universalidad de la salvación, de la Iglesia como sacramento de la salvación. Solo hay ideas profanas, de las cuales también se pueden discutir, pero no tienen nada que ver con la Revelación.
A este propósito me parece importante mencionar el N° 39 del Instrumentum Laboris, donde habla de “un amplio y necesario campo de diálogo entre las espiritualidades, credos y religiones amazónicas que exige una aproximación cordial a las diversas culturas”. Y dice: “La apertura no sincera al otro, así como una actitud corporativista, que reserva la salvación exclusivamente al propio credo”. 
Tratan nuestro Credo como si fuera nuestra opinión europea. Pero el Credo es la Revelación de Dios en Jesucristo, que vive en la Iglesia. No hay otro credo. En cambio, hay otras convicciones filosóficas o expresiones mitológicas, pero nadie se ha atrevido a decir, por ejemplo, que la Sabiduría de Platón es una forma de la revelación de Dios. En la creación del mundo, Dios manifiesta solo su existencia, su ser punto referencia de la conciencia, de la ley natural, pero no hay otra revelación fuera de Jesucristo. El concepto de Lógos spermatikòs (las “semillas del Verbo”), recogidas por el Concilio Vaticano II, no significa que la Revelación en Jesucristo exista en todas las culturas independientemente de Jesucristo. Como si Jesús fuera solo uno de estos elementos de la Revelación.
Entonces Usted está de acuerdo con el cardenal Brandmüller, cuando habla de “herejía” a propósito este documento (clic aquí).
¿Herejía? No solamente, también es estupidez. El hereje conoce la doctrina católica y la contradice. Pero aquí solo hay una gran confusión, y el centro de todo no es Jesucristo, sino ellos mismos, sus ideas para salvar al mundo.
En el documento se pone como modelo de ecología integral la “cosmovisión” de los pueblos indígenas, que sería una concepción en la que los espíritus y las divinidades actúan “con y en el territorio, con y en relación con la naturaleza”. Y se asocia con el “mantra de Francisco: ‘todo está conectado’” (N° 25)
La “cosmovisión” es una concepción materialista, similar a la del marxismo, al final podemos hacer lo que queramos. Pero creemos en la Creación, la materia es la forma de la esencia de la naturaleza, no podemos hacer lo que queremos. La creación es para la glorificación de Dios pero también es un desafío para nosotros, llamados a colaborar con la voluntad salvífica de Dios para todos los hombres. Nuestra tarea no es preservar la naturaleza así como es, sino tenemos la responsabilidad por el progreso de la humanidad, en la educación, en la justicia social, por la paz. Por esto los católicos construyen escuelas, hospitales, esta es también la misión de la Iglesia. La naturaleza no puede ser idealizada como si la Amazonía fuera una zona del Paraíso, porque la naturaleza no siempre es amorosa con el hombre. En la Amazonía hay depredadores, hay infecciones, enfermedades. E incluso estos niños, estos jóvenes tienen derecho a una buena educación, a beneficiarse de la medicina moderna. No se puede idealizar, como se hace en el documento sinodal, solo la medicina tradicional. Una cosa es tratar un dolor de cabeza, otra cosa cuando hay enfermedades graves, operaciones complicadas. El hombre no solo tiene el derecho, sino también el deber de hacer todo lo posible para preservar o restaurar la salud. Incluso el Concilio valora la ciencia moderna, porque gracias a esta hemos vencido tantas enfermedades, hemos reducido la mortalidad infantil y también los riesgos para la madre.
Sin embargo, las culturas y religiones tradicionales de los pueblos indígenas amazónicos se describen como un modelo de armonía con la naturaleza.
Después del pecado original no hay ninguna armonía con la naturaleza. Muchas veces ella es enemiga del hombre, en todo caso es ambivalente. Pensemos en los cuatro elementos: tierra, fuego, agua, aire. Terremotos, incendios, inundaciones, tormentas son todas manifestaciones de la naturaleza, peligros para el hombre.
Todo se lee en la clave de una debida “conversión ecológica”…
Debemos rechazar en modo absoluto expresiones como “conversión ecológica”. Solo hay conversión al Señor, y como consecuencia también existe el bien de la naturaleza. No podemos hacer del ecologismo una nueva religión, aquí estamos en una concepción panteísta, que debe ser rechazada. El panteísmo no es solo una teoría sobre Dios sino también el desprecio por el hombre. Dios que se identifica con la naturaleza no es una persona. Dios el creador, en cambio, nos creó a su imagen y semejanza. En la oración tenemos una relación con un Dios que nos escucha, que entiende lo que queremos decir, no un misticismo en el que podemos disolver la identidad personal.
… y se considera madre a la Tierra.
Nuestra madre es una persona, no la Tierra. Y nuestra madre en la fe es María. La Iglesia también se describe como una madre, en cuanto esposa de Jesucristo. Pero estas palabras no deben ser infladas. Una cosa es tener respeto por todos los elementos de este mundo, otra es idealizarlos o divinizarlos. Esta identificación de Dios con la naturaleza es una forma de ateísmo, porque Dios es independiente de la naturaleza. Ignoran totalmente la Creación.
Ya a principios de la década de los años 80 del siglo pasado, el entonces cardenal Ratzinger veía que en las iglesias ya no predicaba más sobre la Creación y preveía las dramáticas consecuencias.
De hecho, todos estos errores nacen de la confusión entre Creador y criatura, de la identificación de la naturaleza con Dios, que entre otras cosas genera politeísmo, porque cada elemento natural viene asociado con una deidad. La esencia del monoteísmo bíblico es la diferencia ontológica entre Creador y creado. Dios no hace parte de su obra, es soberano sobre todas las cosas creadas. Esto no es desprecio, sino elevación de la naturaleza. Y los hombres ya no son esclavos de los elementos, ya no tienen que adorar al dios del fuego, o hacer sacrificios al dios del fuego para pacificarse con un elemento que da miedo. El hombre es finalmente libre.
En esta visión panteísta que está esposada al Instrumentum Laboris también subyace una crítica al antropocentrismo, que la propia Iglesia debería corregir.
Es una idea absurda, pretender que Dios no es antropocéntrico. El hombre es el centro de la Creación, y Jesús se hizo hombre, no se hizo planta. Esta es una herejía contra la dignidad humana. Al contrario, la Iglesia debe enfatizar el antropocentrismo, porque Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. La vida del hombre es infinitamente más valiosa que la vida de cualquier animal. Hoy ya hay una inversión de este principio: si un león es asesinado en África, es un drama mundial, pero si los niños son asesinados en el vientre de la madre todo está bien. Stalin también argumentó que esta centralidad de la dignidad humana debería ser eliminada; así podía llamar a tantos hombres para construir un canal y hacerlo morir por el bien de las generaciones futuras. Esto es para lo que sirven estas ideologías, para hacer que algunos dominen sobre todos los demás. Pero Dios es antropocéntrico, la encarnación es antropocéntrica. El rechazo al antropocentrismo viene solo del odio a uno mismo y a los otros hombres.
Otra palabra mágica del Instrumentum Laboris es la inculturación, a menudo asociada con la Encarnación.
Usar la Encarnación casi como sinónimo de inculturación es la primera mistificación. La Encarnación es un evento único, irrepetible, es el Verbo que se encarna en Jesucristo. Dios no se encarnó en la religión judía, no se encarnó en Jerusalén. Jesucristo es único. Es un punto fundamental, porque los sacramentos dependen de la Encarnación, son presencia del Verbo encarnado. No se puede abusar de ciertos términos que son centrales en el cristianismo.
Volvamos a la inculturación: del documento sinodal se entiende que se debe adoptar todas las creencias de los pueblos indígenas, sus rituales y sus costumbres. También se hace referencia a cómo el Cristianismo de los orígenes se inculturó en el mundo griego. Y se dice que tal como se hizo entonces se debe hacer hoy con el pueblo amazónico.
Pero la iglesia católica nunca ha aceptado los mitos griegos y romanos. Por el contrario, rechazó una civilización que con la esclavitud despreciaba a los hombres, rechazó la cultura imperialista de Roma o la pederastia típica de los griegos. La referencia de la Iglesia era el pensamiento de la cultura griega, que había llegado a reconocer elementos que abrían el camino al cristianismo. Aristóteles no inventó las diez categorías: estas ya existen en el ser, él las descubrió. Como sucede en la ciencia moderna: no es algo que concierne solo a Occidente, sino más bien el descubrimiento de algunas estructuras y mecanismos que existen en la naturaleza. El mismo discurso vale para el derecho romano, que no es ningún sistema arbitrario. Es en cambio el descubrimiento de algunos principios jurídicos, que los Romanos encontraron en la naturaleza de una comunidad. Ciertamente otras culturas no han tenido esta profundidad. Pero nosotros no vivimos en la cultura griega, el cristianismo ha transformado totalmente la cultura griega y romana. Ciertos mitos paganos pueden tener una dimensión pedagógica hacia el cristianismo, pero no son elementos que fundan el cristianismo.
En este proceso de inculturación, el Instrumentum Laboris “relee” también los sacramentos, sobre todo con respecto a las órdenes sagradas, bajo el pretexto de que hay pocos sacerdotes en un territorio tan vasto.
Es aquí donde se demuestra finalmente que el enfoque utilizado no tiene nada que ver con el cristianismo. La Revelación de Dios en Cristo se hace presente en los sacramentos, y la Iglesia no tiene autoridad alguna para cambiar la sustancia de los sacramentos. Estos no son algunos ritos que nos gustan, y el sacerdocio no es una categoría sociológica para crear una relación en la comunidad. Cualquier sistema cultural tiene sus ritos y sus símbolos, pero los sacramentos son medios de la Gracia divina, por esto no podemos cambiar el contenido ni la sustancia. Y tampoco podemos cambiar el rito cuando este rito es constituido por Cristo mismo. No podemos hacer el bautismo con cualquier líquido, se hace con agua natural. En la última cena, Jesucristo no tomó ninguna bebida ni comida, tomó vino de uva y pan de trigo. Dicen: pero el trigo no crece en la Amazonía, tomemos otra cosa. Pero esto no es inculturación. No quieren cambiar solo lo que es de derecho eclesiástico, sino también lo que es de derecho divino.
Eminencia, una última cosa, a menudo se refiere Usted a “ellos” que quieren cambiar la Iglesia. ¿Pero quiénes son estos “ellos”?
No depende de una sola persona o de un grupo específico de personas. Es un sistema, un pensamiento en el que, por ejemplo, participan quienes dirigen al Sínodo. Los que se quieren adaptar al mundo: el matrimonio, el celibato, las mujeres sacerdotes, todo debe cambiarse en la convicción de que así habrá una nueva primavera de la Iglesia. Como si no bastará el ejemplo de los protestantes para desmentir esta ilusión. No ven que, en cambio, destruyen la Iglesia, son como los ciegos que caen en el pozo. Pero si alguien dice algo, queda inmediatamente marginado, calificado como enemigo del Papa. 
Publicado en La Nuova Bussola Quotidiana y traducida por Secretum Meum Mihi.

La ‘herejía’ de San Juan Pablo II y Benedicto XVI sobre la inmigración (Carlos Esteban)



“Es el Papa”, es la sencilla respuesta unánime ante la más leve crítica a alguna de las actuaciones o declaraciones de Francisco, olvidando que todos los anteriores eran, al menos, igual de Papas, e hicieron declaraciones marcadamente distintas en asuntos como la política migratoria.
“Es responsabilidad de las autoridades públicas ejercer el control de los flujos migratorios considerando las exigencias del bien común”. 
¿Otra vez Salvini o alguno de sus miñones de la Liga defendiendo sus políticas contrarias al Evangelio, como no nos cansamos de oír desde todos los frentes eclesiales? ¿De quién son estas declaraciones desprovistas de misericordia y contrarias a lo que Su Santidad defiende con más ardor, celo y frecuencia que ningún punto de doctrina? Juan Pablo II o, por ser más precisos, San Juan Pablo II, que sigue: 
“La acogida debe realizarse siempre en el respeto a las leyes y, por tanto, conjugarse, cuando sea necesario, con la firme represión de los abusos”.
¿Represión de los abusos? ¿Algo así como la detención de la activista alemana Carola Rackete por forzar el desembarco en el puerto de Lampedusa de ilegales recogidos -decir ‘rescatados’ es ya un sarcasmo intolerable- frente a las costas libias, pese a las advertencias constantes de las autoridades?

Uno de los aspectos más curiosos de esta insistencia unánime de la jerarquía eclesial hoy sobre la inmoralidad de controles y fronteras y de la obligatoriedad estatal de la acogida a cuantos aparezcan a las puertas de un país, no importa en qué número o condición, no es meramente que, incluso si fuera justa, resulta extrañamente machacona en detrimento de muchos otros capítulos de la doctrina, cada vez más cuestionados o ignorados, ni tampoco que planteen como un bien positivo tener que dejar la propia tierra y ponerse en manos de mafias para emprender una azarosa odisea, ni que cualquiera con dos dedos de frente sea capaz de prever el caos a que llevaría la apertura sin control de las fronteras, no: lo más sorprendente es que esta ‘novedosa doctrina’ haya sido no solo unánimente ignorada durante dos mil años de historia de la Iglesia, sino incluso contradicha por diversos autores y, sobre todo, por los dos Papas anteriores.

Uno podría parafrasear en redes sociales la declaración papal con que abrimos este texto y podría encontrarse con un anatema informal de alguno de los ‘francisquistas de guardia’, como el padre Antonio Spadaro, director del órgano jesuita La Civiltà Cattolica.

Tampoco su sucesor, aún entre nosotros, el Papa emérito Benedicto XVI, adoptaba en este asunto una postura que podríamos calificar de más cercana a las tesis del Gobierno italiano que a las de Su Santidad. 
“En el contexto socioplítico actual, antes incluso del derecho a emigrar, viene reafirmado el derecho a no emigrar, es decir, a estar en condiciones de permanecer en la propia tierra”. 
Un aspecto de todo este asunto del que nunca tratan las diatribas eclesiásticas sobre la migración, a pesar de las frecuentes quejas de los prelados africanos, que ven cómo sus países pierden su población más dinámica y joven.
“El camino de la integración -señalaba un Benedicto XVI que hoy mantiene un obstinado silencio sobre este y muchos otros asuntos- comprende derechos y deberes, atención para que los migrantes tengan una vida decorosa, pero también atención por parte de los migrantes hacia los valores que ofrece la sociedad en la que sen insertan”
¿Cómo, entonces, puede afirmarse con la autoridad del Evangelio que el Gobierno italiano no puede contar con el respaldo de un cristiano cuando defiende la integridad de las fronteras y se opone a la inmigración ilegal? 

De acuerdo, Francisco es el Papa, pero, ¿qué eran Juan Pablo II y Benedicto? ¿O va a cambiar la jerarquía eclesiástica sus prioridades pastorales al capricho de cada pontífice, convirtiendo sus opiniones personales en dogma, como si en lugar de ser la Roca, la Esposa de Cristo, fuera la Iglesia un club social o un partido político?

Carlos Esteban

jueves, 11 de julio de 2019

ESTAMOS DIVIDIDOS


Duración 30:03 minutos

10 días de agonía (Carlos Esteban)



Vincent Lambert, el tetrapléjico francés que ha estado en el centro de un intenso debate sobre la eutanasia, ha muerto de sed esta mañana, tras una agonía inducida de diez espantosos días.

A la tercera fue la vencida. Este era el tercer ‘protocolo de muerte’ que iniciaba el hospital de Reims sobre el tetrapléjico Vincent Lambert, contra los deseos de sus padres y hermanos. No lo desenchufaron de ningún modernísimo aparato que lo mantuviera artificialmente con vida. Sencillamente, le dejaron de dar de beber y de comer. Muerto de sed tras diez días de agonía.

“En este día triste, rezo por el descanso eterno del alma de Vincent Lambert, muerto como mártir víctima de la aterradora locura de los hombres de nuestro tiempo”, escribía en su cuenta de Twitter el cardenal Robert Sarah. “Rezo en especial por su familia y en especial por sus padres, tan valientes, tan dignos. No tengamos miedo. Dios vela”.

Ver imagen en Twitter



Cardinal R. Sarah@Card_R_Sarah

En ce triste jour, je prie pour le repos éternel de l’âme de Vincent Lambert, mort en martyr, victime de la folie effrayante des hommes de notre temps. Je prie pour sa famille et en particulier pour ses parents, si courageux, si dignes. N’ayons pas peur. Dieu veille. +RS

De nada valieron las palabras del Papa que, sin nombrarlo directamente, hacía un llamamiento en las redes sociales: “Oremos por los enfermos que son abandonados hasta dejarlos morir. Una sociedad es humana si protege la vida, toda vida, desde el inicio hasta su fin natural, sin decidir quién es digno o no de vivir. ¡Que los médicos ayuden la vida, no la quiten!” dice el tuit completo, en clara referencia a Lambert.

Fue la sentencia a finales del mes pasado del Tribunal de Casación, la corte más alta de Francia, cuyas decisiones son inapelables: Vincent Lambert debe morir. De hambre y sed, ese es el ‘protocolo médico’ en estos casos.

El pasado mayo renacía la esperanza, cuando el Tribunal de París ordenó al Estado francés velar por la vida de Vincent Lambert, de 42 años, tetrapléjico como consecuencia de un accidente de moto en 2008. Desde el año 2013, sus padres han luchado en los tribunales franceses han luchado para mantenerlo con vida en contra de la opinión de su esposa Rachel y de los hermanos de Vincent, que pedían que se le desconectara del sistema que lo mantiene con vida.

Vincent Lambert quedó tetrapléjico después de un accidente de moto en el año 2008. Sus padres, Pierre y Viviane, estaban luchando por mantenerlo con vida ante los tribunales franceses desde el año 2013; en cambio, su esposa Rachel -apoyada por los hermanos de Vincent- quería que se le desconectaran los soportes vitales.

Carlos Esteban

NOTICIAS VARIAS 11 de julio de 2019




INFOVATICANA

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Selección por José Martí

El Papa Francisco y la Iglesia sin ley, el Vaticano y las tumbas de las princesas, servir a la vida, el carnet de cristiano.



Gracias a Paco Pepe por sus referencias a nuestro Blog y a tantos otros que lo hacen sin que nos enteremos. 

Empezamos a tener artículos que profundizan en las consecuencias de la decisión de retirar la inmunidad diplomática a Luigi Ventura, nuncio, que lo sigue siendo, de Su Santidad en Francia. 

El profesor Roberto de Mattei nos ofrece un interesante repaso de hechos actuales en los que vemos que el valor y la aplicación del derecho en la Iglesia Católica está cambiando. No por casualidad, ayer, el secretario de estado en persona, ha defendido los Pactos Lateranenses, que son los que elevan a categoria de estado al Vaticano, y su secretaría a que lo sea de estado, con el argumento de que son fundamentales para la libertad de la iglesia.

Algo se está moviendo que rompe los cimientos de un edificio aparentemente muy sólido pero que está mostrando sus debilidades de una forma clamorosa. 

La curia romana se está convirtiendo en un funcionariado a las órdenes de la Secretaria de Estado en donde los tradicionales equilibrios de poder han desaparecido sin crearse otros.

Se está abriendo la puerta al privilegio, en su sentido etimológico como privación de la ley, y creando un estado de indefensión en donde se puede decretar, sin posibilidad de defensa alguna, la perdida del estado sacerdotal, o de cualquier otra cosa, de forma totalmente arbitraria. 

Pensemos que a Lutero se le aplica la excomunión por hereje pero nunca se le priva de su condición sacerdotal y mucho menos se procede administrativamente. Todo apunta a que el derecho, como se ha entendido hasta ahora, está desapareciendo en la iglesia. Hoy tenemos muchos casos que ilustran el argumento. 

La costumbre de comisariar y suprimir ordenes religiosas sin saber ni las causas ni tener posibilidad de defensa alguna. 

La reducción al estado laical con procesos administrativos inapelables que impiden la defensa del interesado, incluso en el caso McCarrick y no solo, está convirtiendo el ministerio sacerdotal en una profesión de alto riesgo. 

Recuerda de Mattei una intervención de Pio XII en donde se afirma que «La función del derecho, su dignidad y el sentimiento de equidad, natural en el ser humano, exige que la acción penal, desde el comienzo hasta su final, esté fundada no sobre decisiones arbitrarias o sobre las pasiones, sino sobre reglas jurídicas claras y fijas … Cuando sea imposible establecer la culpa con seguridad moral se debe aplicar el principio: ‘in dubio standum est pro reo’, hasta aquí la cita del papa que recoge el fundamento de todo proceso que ahora vemos continuamente alterado.

El problema que hoy tenemos no tiene su origen en un exceso de garantías sino en un exceso de tolerancia. 

El silencio ante acusaciones tan serias y documentadas como las de nuncio Viganò no indica el deseo de aclarar las cosas con transparencia sino que produce un ocultamiento cómplice de graves delitos. 

El caso de Pell, abandonado a la justicia civil, sin que se haga nada por aclarar su situación hasta el fondo. Tememos la impresión de que hay demasiados miedos.

Jesucristo ha venido a vencer al mundo. El derecho debe ser instrumento de verdad y se está convirtiendo en instrumento de poder de parte de quien gobierna. Una iglesia en donde se extingue el principio de legalidad es una iglesia sin Verdad, y una iglesia sin Verdad deja se ser la Iglesia.

Hoy, en este mismo momento, se está procediendo a la apertura de la llamada ‘Tumba del Angelo’, Las dos tumbas del teutónico en donde oficialmente están enterradas la principessa Carlotta Federica di Mecklemburgo, muerta en el 1840, y la principessa Sophie von Hohenlohe, muerta en 1836. Empieza un nuevo capítulo de otros huesos en el camino de la familia Orlandi buscando la desaparecida más famosa de Italia. 

Los programas de máxima audiencia de estos días, muy especialmente ayer con un especial de Gianluigi Nuzzi, están haciendo refrescar en la memoria colectiva de un caso jamas resuelto en donde el Vaticano tiene demasiados intereses.

Primeras palabras del Papa Francisco sobre el caso Lambert con un genérico instando a los médicos a que sirvan a la vida. En estos momentos nos llega na noticia de su asesinato. Estos son los casos en donde los católicos estamos esperando luz sobre cómo proceder y tantas veces la encontramos, si llega, tarde y mal. Los pastores están entretenidos en otras cosas más coloridas.

EL director del la Capilla Musical Sixtina ya está cesado. Otro ejemplo más de un proceder que no hace sino crear problemas. Acusado de todo, no sabemos bien de qué, y cesado por decisión administrativa, o por el viejo método de presentar la renuncia sin posibilidad de defensa, un ejemplo que no creemos menor y que pisotea los derechos de las personas. No se puede estar defendiendo que los ‘migrantes’ son ‘personas’ y pensar que los demás han dejado de serlo.

Las opiniones políticas del Papa Francisco sobre la inmigración y sus valoraciones públicas de cuáles son cristianas y cuáles no están haciendo pensar que el Papa Benedicto puede ser excomulgado por via administrativa o, cuando menos, ha dejado de ser cristiano. 

Tiempos de cosas a tontas y a locas que no pueden traer nada bueno.

«El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.»
Buena lectura.

SPECOLA

miércoles, 10 de julio de 2019

La Repubblica presenta al Papa como ‘oposición política’ a Salvini (Carlos Esteban)



El diario italiano fundado por Eugenio Scalfari, amigo personal del Papa Francisco, abría el lunes con un provocativo titular de primera: ‘Católicos en la encrucijada: el Papa o Salvini’.

No estamos hablando de una publicación menor, sin importancia; tampoco, pese a la línea agresivamente izquierdista y anticlerical del diario fundado por Scalfari, de un órgano de prensa hostil con Su Santidad. De hecho, ambos hombres, Francisco y el anciano periodista ateo hacen gala de una estrecha amistad. No en balde Francisco le ha dedicado a Scalfari cinco entrevistas personales publicadas en La Repubblica, la última de ellas causa de una extraña aclaración por parte del Vaticano.

Naturalmente, es un disparate y una provocación: el Papa no es un político, no lidera un partido, no se presenta a las elecciones (ni podría hacerlo a las italianas, siendo el monarca de un Estado extranjero). Pero la extrema politización de los mensajes de Su Santidad, muy especialmente desde las elecciones que llevaron a la Liga de Matteo Salvini al gobierno de Italia, hace que, aunque indignante, el titular no suene del todo absurdo en el panorama nacional.

El primero en indignarse ha sido el propio líder de la Liga y ministro del Interior, en su cuenta de Twitter, donde ha replicado: “¿Pero qué pregunta es ésta?”.

Para el diario de Scalfari, el tema clave es la inmigración. Tanto la Liga como su improbable socio de gobierno, el Movimiento 5 Estrellas, se alzaron con una mayoría de los votos en las pasadas elecciones generales después de un largo interregno de jefes del Ejecutivo nombrados directamente por el presidente de la República, sin paso por las urnas, en el que se ha permitido que en solo dos años desembarcasen en Italia 700.000 subsaharianos, desbordando los servicios sociales y provocando una situación crítica en el aspecto de seguridad y orden público.

No hay politólogo que explique la victoria de dos partidos ajenos al espectro ‘respetable’ de la vida política italiana sino como una reacción desesperada para detener la avalancha. La Unión Europea ya había sobornado a Turquía, de modo que Grecia dejó de ser el punto de llegada para los traficantes de personas y sus socios de las ONG, de modo que pateras y barcos ‘de rescate’ pusieron rumbo a Italia, con consecuencias imaginables.

Las medidas de urgencia adoptadas por Salvini, sobre todo el cierre de los puertos a los barcos de las ONG con subsaharianos ilegales a bordo, encontraron una entusiasta respuesta popular, que luego habría de reflejarse en las elecciones europeas, ganadas holgadamente por la Liga. Pero también encontraron una fortísimamente oposición en el Vaticano, donde el Papa ha hecho de la acogida a los recién llegados, sin que importe el número, la motivación o la legalidad de su entrada, un leit motiv de su pontificado en los últimos años.

Su Santidad no sólo ha hecho de la apertura de fronteras un tema obsesivamente recurrente en sus alocuciones públicas, a menudo en detrimento de otros puntos de la doctrina católica, sino que ha ‘inspirado’ a toda la jerarquía católica, muy especialmente a la italiana, para que lo repitan sin cesar, a menudo con consignas muy poco disimuladas contra Salvini.

La pugna se ha hecho francamente desagradable, con alegaciones personales en uno y otro sentido, y con Su Santidad negándose a recibir al ministro en audiencia, algo que ha ofrecido a líderes políticos de legitimidad bastante más cuestionable.

Pero si el asunto de las fronteras es el núcleo, no es el único punto ideológico que suele desgranar un Papa que empezó definiéndose de izquierdas (por descarte) y que no deja de repartir gestos de cariño con los líderes más progresistas, mientras que su evidente expresividad deja claras sus antipatías por los gobernantes conservadores.

Y el problema es que el pueblo de Dios, los católicos practicantes, no parecen seguir al Papa en sus veleidades políticas: de hecho, la Liga es el partido más votado en Italia por los fieles de práctica, al menos, dominical, una pauta que se repite prácticamente en todo el mundo.

Carlos Esteban

NOTICIAS VARIAS 10 de julio de 2019


GLORIA TV NEWS





INFOCATÓLICA


ADELANTE LA FE


EE UU crea una ‘Comisión de Derechos Inalienables’ en desafío a la ONU (Carlos Esteban)



Mary Ann Glendon, que desde la embajada de Estados Unidos en Roma coordinó con Juan Pablo II la estrategia pro-vida en todo Occidente, presidirá una nueva Comisión de Derechos Inalienables creada por la Administración Trump para orientar su política internacional.

¿Quién podría oponerse a la creación de una Comisión de Derechos Inalienables, creada para orientar la política exterior de la hiperpotencia mundial, salvo quizá quienes opinan que ya hay demasiados organismos en este sentido?

Yo se lo digo: quienes aborrecen todo lo que haga Donald Trump. Si, además, el fautor de la idea es el secretario de Estado, Mike Pompeo, y la comisión se plantea para “clarificar” lo que es realmente un derecho inalienable, en oposición a la inflación de derechos que plantea la ONU, mucho más. Y si ya, encima de todo esto, se nombra para presidirla a la profesora de Harvard Mary Ann Glendon, ni les cuento.

Glendon tiene un historial sobradamente brillante y cuajado de méritos para cualquier cargo, pero le aquejan varios ‘defectos’ imperdonables. El primero es ser católica ortodoxa; el segundo, haber sido un apoyo crucial de Juan Pablo II, desde su puesto de embajadora de Estados Unidos ante la Santa Sede, en su arrolladora estrategia en favor de la vida.

En su presentación, Pompeo aseguró que la primera misión de la comisión será replantear “la pregunta más básica: ¿qué significa decir o afirmar que algo es, de hecho, un derecho humano?», y recordó, citando al líder checo de la resistencia contra el régimen comunista Vaclav Havel, que «palabras como ‘derechos’ pueden usarse para bien o para mal».
«Con esto en mente, es el momento adecuado para una revisión informada del papel de los derechos humanos en la política exterior estadounidense», dijo Pompeo.
El nombramiento de Glendon es una evidente declaración de principios sobre qué supuestos ‘derechos’ no sólo no lo son realmente, sino que se utilizan para vulnerar otros verdaderamente inalienables, como el derecho a la vida.

Glendon representó al Vaticano en la conferencia de la ONU de 1995 sobre las mujeres en Pekín, donde la entonces primera dama de Estados Unidos, Hillary Clinton, años después secretaria de Estado, pronunció un histórico discurso en el que declaró que «los derechos de las mujeres son derechos humanos». La profesora de Harvard, que Pompeo ha calificado de ‘perfecta’ para encabezar la nueva comisión, fue muy crítica entonces con este planteamiento aberrante. Lo que se pretendía en la Conferencia de Pekín, aclaró más tarde en First Things, era «forjar un vínculo entre la ayuda para el desarrollo y los programas que presionan a las mujeres pobres para que aborten, se esterilicen y utilicen métodos anticonceptivos de riesgo». Es decir, se disfrazaba de preocupación por unos vaporosos “derechos reproductivos” una implacable política imperialista para reducir la población africana.

Además de Glendon, el panel de Pompeo incluye a Katrina Lantos Swett, una demócrata que ha trabajado para preservar el legado de su padre, el fallecido congresista Tom Lantos, un crítico abierto de los regímenes opresivos. También está integrado por Russell Berman, Peter Berkowitz, Paolo Carozza, Hamza Yusuf Hanson, Jacqueline Rivers, Meir Soloveichik, Christopher Tollefsen, y David Tse-Chien Pan.

Carlos Esteban

La escalada del Papa Francisco (Mario Caponnetto)



Quienes venimos observando, desde su inicio, el Pontificado del Papa Francisco vemos crecer día a día nuestra zozobra e inquietud. Es que ya no se trata de algún gesto o dicho inconveniente, ambiguo u oscuro. No se trata, siquiera, de un documento asaz cuestionable como Amoris laetitia. Se trata de una verdadera escalada de textos y documentos varios que no tienen siquiera a su favor la ambigüedad ya que son clara y manifiestamente contrarios a la Fe Católica.
Con apenas unos pocos días de diferencia han llegado a nuestro conocimiento dos textos particularmente graves por su contenido y por su más que inequívoca intención de poner en marcha una Iglesia que nada tiene que ver con la verdadera Iglesia de Cristo. Nos referimos al Documento preparatorio o Instrumentum laboris del próximo Sínodo del Amazonia a celebrarse en el mes de octubre de este año (y dado a conocer el pasado 17 de junio) y al Discurso pronunciado por el Papa Francisco el 21 de junio pasado en la ciudad de Nápoles al clausurar el Congreso La Teología después de la Veritatis gaudiumen el contexto del Mediterráneo organizado por la Pontificia Facultad Teológica de la Italia Meridional. 
Ambos Documentos tienen algo en común: uno y otro están referidos a espacios humanos -entendidos íntegramente, esto es, en la conjunción de sus elementos geográficos, históricos, culturales y religiosos- asumidos como espacios teológicos desde los cuales y en los cuales la Iglesia se propone a sí misma de un modo absolutamente novedoso, en franca ruptura con la voluntad y el mandato de su Divino Fundador, Jesucristo. En el primer caso, se trata de la Región Sudamericana de la Amazonia; en el segundo, del espacio bañado por el Mar Mediterráneo. 
De este modo, para el Instrumentum laboris la Amazonia es una suerte de espacio idílico o edénico, una región “llena de vida y de sabiduría” (n. 5) en la que la vida “se identifica, entre otras cosas con el agua” (n. 8) y cuyos habitantes originarios son descriptos como pueblos colmados de sabidurías ancestrales a las que una Iglesia, convertida pastoral, ecológica y sinodalmente (n. 5) debe prestar atenta escucha: “La escucha de los pueblos y de la tierra por parte de una Iglesia llamada a ser cada vez más sinodal, comienza por tomar contacto con la realidad contrastante de una Amazonía llena de vida y sabiduría. Continúa con el clamor provocado por la deforestación y la destrucción extractivista que reclama una conversión ecológica integral. Y concluye con el encuentro con las culturas que inspiran los nuevos caminos, desafíos y esperanzas de una Iglesia que quiere ser samaritana y profética a través de una conversión pastoral” (n. 5).
En lo que se refiere al otro espacio, el Mediterráneo, el Discurso de Nápoles contiene consideraciones bastante similares. Si en la Amazonia de lo que se trata es de “inculturar” el Evangelio fomentando “el diálogo intercultural, interreligioso y ecuménico” (n. 11) -lo que, a la postre termina siendo no una auténtica inculturación (la que presupone una purificación de las culturas a ser evangelizadas a fin de que sean aptas para recibir el anuncio del Evangelio) sino un verdadero sincretismo religioso y cultural en el que coexistan dos cosmovisiones, la amazónica y la cristiana-, en el caso del Mediterráneo lo que se busca es formular una “teología apropiada” al espacio en el que se vive y trabaja, llamada a ser “una teología de la acogida que sirva para desarrollar un diálogo sincero con las instituciones sociales y civiles, con centros universitarios y de investigación, con las autoridades religiosas y con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad, para construir pacíficamente una sociedad inclusiva y fraterna y también para custodiar la creación”. En esta “teología” están excluidos la apologética y el proselitismo (este último calificado como “peste”) y sus caminos por excelencia son el discernimiento y el diálogo. Digamos, además, que tanto en el caso de la Amazonia como en el del Mediterráneo, estos “espacios” se proponen como paradigmáticos y, por lo mismo, extrapolables a toda la Iglesia.
Es fácil advertir que en uno y otro caso la esencia misma de la evangelización está radicalmente subvertida. No se trata ya del anuncio de la Buena Nueva y del Id y enseñad a todas las naciones bautizándolas en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28, 19) sino de algo radicalmente distinto y opuesto. En efecto, la Iglesia que enseña ha sido sustituida por una Iglesia que escucha (no a Dios sino a los hombres) y aprende (no de Dios sino del mundo); el mensaje de salvación ha quedado reducido a un vago y evanescente humanismo cuyas miras no van más allá de una fraternidad inmanente e intramundana: la cuestión de fondo, proclama el Instrumentum laboris, citando a Evangelii gaudium, es la “preocupación por una sociedad justa, capaz de memoria y sin exclusión” (n. 37); y el Discurso va en la misma dirección al proponer una teología cuya finalidad última es  el anuncio del Reino de Dios “cuyo fruto es la maduración de una fraternidad siempre más extensa e inclusiva”. 
La atenta lectura de ambos textos nos pone frente a una Iglesia y a una Teología en la que toda noción salvífica ha sido borrada por completo. En vano se buscará en el Instrumentum laboris la menor mención de la misión salvífica de la Iglesia; más aún, cualquier pretensión de que sólo en Cristo y en la Iglesia se encuentran la salvación de los hombres (extra Ecclesia nulla salus) es calificada como “una actitud corporativista, que reserva la salvación exclusivamente al propio credo” y que, en definitiva, resulta “destructiva de ese mismo credo” (n. 39). Por su parte, el Discurso de Nápoles propone una Teología cuyo sujeto ya no es Dios sino el hombre y cuyo fin no es soteriológico (aunque hable de salvación) sino el mero diálogo entre los hombres y las culturas. El Papa Francisco sueña “con facultades teológicas donde se viva la convivialidad de las diferencias, donde se practique una teología del diálogo y de la acogida, donde se experimente el modelo poliédrico del saber teológico, en lugar de una esfera estática y desencarnada. Donde la investigación teológica sea capaz de promover un esforzado y fascinante proceso de inculturación”. Por otra parte, los teólogos que se dediquen a esta particular teología, “como los buenos pastores, huelen a pueblo y a calle y, con su reflexión, derraman ungüento y vino en las heridas de los hombres”, de modo que la teología “sea expresión de una Iglesia que es “hospital de campo”, que vive su misión de salvación y curación en el mundo”.
Tanto el Instrumentum laboris como el Discurso de Nápoles ofrecen abundante materia para un análisis pormenorizado. No es nuestro propósito detenernos ahora en ese análisis. Lo que intentamos señalar es que uno y otro acusan una forma mentis, que es la del Papa precisamente, que está en franca contradicción con la Fe Católica. Tal contradicción se acusa en tres puntos esenciales. Primero, un Evangelio que no apunta a la salvación del hombre, esto es, un fin trascendente, transhistórico y transmundano sino a un fin inmanente, intrahistórico e intramundano consistente en el logro de una paz y una fraternidad meramente humanas ajenas por completo a la paz y a la fraternidad de Cristo. Segundo, una Iglesia que abdica de su misión de enseñar y bautizar a todos los hombres y las naciones -mandato explícito e inequívoco del Señor- y en su lugar se identifica y se conforma con el mundo entendido no como un sujeto a evangelizar sino como sujeto evangelizador al que se apresta a escuchar y del que se propone aprender en una actitud demagógica disfrazada de diálogo. Los mentores de esta nueva Iglesia olvidan que el presupuesto de todo diálogo es el Logos y que el Logos es Cristo. Tercero, una Teología Sagrada que ya no es un discurso acerca de Dios y de las verdades de la Fe, verdades reveladas por Dios en orden a nuestra salvación, sino una propuesta meramente cultural y política reducida a una burda praxis sociológica infeccionada de trasnochado marxismo, de indigenismo a ultranza, de ecologismo radical, de feminismo de pésima factura  y de un hegelianismo de tercera mano. Esto es, un auténtico “batido” de todos los errores y aberraciones del mundo de nuestros días. 
Nos viene a la memoria la advertencia del Apóstol de los Gentiles: Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! (Gálatas, 1, 8). Aquí está la clave del verdadero discernimiento: cambiar el Evangelio. La Iglesia puede cambiar y hasta, en algunas situaciones, debe hacerlo. Hay, obviamente, en ella un aspecto histórico que está sujeto a las mudanzas humanas. Pero lo que no puede cambiar jamás es el Evangelio. No hay tiempo, no hay espacio que justifiquen alterar el Evangelio del Señor. Porque la Palabra no se encarnó ni fue proclamada para un tiempo ni para un lugar sino para todos los hombres de todos los tiempos y todos los lugares, siempre la misma, siempre idéntica: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mateo 24, 35). 
Reiteramos que estos dos Documentos señalan una escalada del Papa Francisco: en efecto, ya no quedan dudas respecto de adonde apuntan las intenciones y los objetivos de su Pontificado. La Iglesia de Francisco ya está configurada ante nuestros ojos y es imposible cerrarse a la evidencia. Habrá, por tanto, que resistir con firmeza, con mansedumbre, en oración constante, en renovada penitencia, pidiendo a Dios los dones del Espíritu Santo y con la serena certeza de que Cristo ha vencido al mundo.
Mario Caponnetto

La perversión de la inteligencia



En el panorama católico nos encontramos con facultades teológicas enteras que ha renunciado a la Verdad. No sólo han renunciado a ella sino que la rechazan como algo extraño. En el “mejor” de los casos, la consideran susceptible a ser opinable y discutida y ya en el peor la rechazan de plano. No son todas las verdades de fe, y no lo hacen de forma abierta, eso no es típico del modernista. Los modernistas elaboran un complicado proceso mental en el que justifican los cambios amparados en la pastoral, en la misericordia, en la conciencia, en la autoridad… Todo con tal de justificar lo que en otro momento ha sido condenado como error. En el fondo son absolutistas porque aunque en su primera fase quieran simular que dialogan con la Verdad, lo hacen solo para al final, descartarla , despreciarla y considerarla obsoleta. Dice Alonso Gracián en su muro:
“El absolutismo modernista.- Puede chocar la idea, pero es cabal. La perversión de la inteligencia, causa próxima del modernismo, ha producido un deterioro del sentido de la verdad. De forma que, para el católico absolutista, la verdad es lo que promulga la autoridad, sea disonante o no con el Depósto transmitido. Es la autoridad la que crea la Tradición. Es la autoridad la que genera la verdad. De aquí procede una visión absolutista del magisterio, que pretende poder modificar el magisterio anterior por razones meramente pastoral, o ignorarlo y preterirlo en función de la praxis”
Hoy el modernista no es agresivo, ni presume de modernista. Es educado y tolerante . Se alimenta del personalismo de  los filósofos y teólogos talismán: Ratzinger, Woytila, Delubac, Blondel, Von Balthasar, Maritain, Teilhar de Chardin y un largo etcétera. A todos ellos les  gusta la novedad y coquetear con la modernidad. Dios los cría y ellos se juntan.

martes, 9 de julio de 2019

Cardenal: Podría haber “algunos santos [musulmanes]” entre los inmigrantes masivos



“Es Jesús el que viene a nosotros en un bote, es él el que está en el hombre o en el niño que muere ahogado”, predicó el 7 de julio Francesco Montenegro, el oscuro cardenal de Agrigento (Sicilia), para el fiesta de San Calogero.

En realidad, los botes para la inmigración masiva son alquilados por codiciosos criminales traficantes de personas que exponen a las personas a un peligro mortal.

Montenegro afirmó incluso que “no se dice que, entre los migrantes que buscan refugio y un futuro de esperanza en nuestras costas, puede haber también un nuevo san Calogero”, el santo de la ciudad de Agrigento.

Pero es improbable que un “santo” pague a un traficante de personas para buscar una vida “mejor”, abandonando a su familia y a su país que lo necesitaría.
Montenegro es conocido por estar más interesado en políticas izquierdistas de inmigración masiva que en la fe católica.

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Me pregunto cómo es posible que este tipo de personas, que son unos impresentables, hayan podido llegar a ser obispos y cardenales. Son falsos pastores y una lacra para la Iglesia Católica.

Francisco nombra a 7 mujeres para la Congregación para la Vida Consagrada (Carlos Esteban)



Por primera vez, el Papa Francisco ha dado cargo a siete mujeres en la Congregación para la Vida Consagrada, hasta entonces formada exclusivamente por clérigos varones.

La Congregación para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica estará compuesta desde ahora por cinco cardenales, cuatro obispos y cinco mujeres, entre las cuales figuran la hermana Kathleer Appler, americana, de las Hijas de la Caridad; la italiana Sor Yvonne Reungoat y la mexicana Sor M. Rita Calvo.

Entre los nuevos cargos de la congregación recién nombrados por el Papa se halla también un hermano, Robert Schieller, de los Hermanos Cristianos de Lasalle.

Los nuevos miembros anunciados por el Vaticano incluyen, asimismo, al cardenal Angelo De Donatis, vicario papal para Roma; Kevin J. Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; Luis Ladaria Ferrer, prefecto de la Congregación para la Doctrine de la Fe, y nuestro Ricardo Blazquez.

La anunciada reforma de la Curia, que deberá perfilarse en el ya esbozado documento Praedicate Evangelium, tiene como una de sus novedades la pretensión de acentuar el papel de los laicos, y muy particularmente la presencia de mujeres, al frente de los órganos de poder de la cúpula eclesial, dicasterios y congregaciones (aunque a partir de la entrada en vigor de la reforma todos los departamentos pasarán a llamarse dicasterios).

No es el caso, entre otras cosas porque no ha entrado en vigor la reforma. Tampoco ninguna de las mujeres ha sido nombrada prefecto, y solo una de ellas es técnicamente laica, Olga Krizova, presidente general de los Voluntarios de Don Bosco, aunque consagrada. Pero la medida viene a ser una novedad que apunta en la dirección de aumentar el peso de las mujeres en el gobierno de la Iglesia.

Carlos Esteban

Entre bastidores. El fallido “regalo” de Francisco a los ucranianos (Sandro Magister)



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La visita del 4 de julio de Vladimir Putin al Vaticano, que ciertamente para los ucranianos no es un rostro amigo, ensombreció la convocatoria a Roma, en los dos días posteriores, del Sínodo de la Iglesia Greco-Católica de Ucrania, con su arzobispo mayor Sviatoslav Shevchuk (ver foto).
El 5 de julio el papa Francisco les dirigió un discurso muy elusivo sobre las cuestiones candentes, es decir, tanto el conflicto militar en curso como la confrontación entre las Iglesias del campo ortodoxo, ambas con Rusia como protagonista. Y ni siquiera dio una pista respecto a lo que el nuncio vaticano en Kiev, Claudio Gugerotti, había anticipado como un “regalo” que el Papa habría hecho a la Iglesia ucraniana.
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Este “regalo” no podía ser ciertamente la elevación de esa Iglesia a patriarcado, con sus 5 millones de fieles. Quien se hizo vocero de esta secular aspiración fue, en una memorable sesión del Concilio Vaticano II, el entonces metropolitano ucraniano Josef Slipyj, liberado poco antes de la prisión de Siberia. Y en el 2003 este sueño estuvo cerca de hacerse realidad, cuando el entonces presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, Walter Kasper, envió al Patriarca ortodoxo de Moscú una carta para anunciarle el inminente viraje. Pero esto fue inmediatamente cancelado por el Vaticano a causa de las fortísimas reacciones negativas, no sólo de los ortodoxos rusos sino también del Patriarca ecuménico de Constantinopla.
Para el fallido patriarca se recayó en el estatus de “arzobispo mayor” y en público, por parte de la Santa Sede, desde entonces jamás se volvió a proponer la elevación a patriarcado de la Iglesia Greco-Católica ucraniana. Pero esa expectativa sigue estando siempre muy viva entre los greco-católicos ucranianos, y también a nivel académico es considerada por muchos eruditos como histórica y teológicamente fundamentada. Entre sus más convencidos y notables partidarios se ha distinguido, por ejemplo, el jesuita estadounidense Robert Taft, gran especialista de las Iglesias de Oriente y durante treinta años docente de primerísimo nivel del Pontificio Instituto Oriental, fallecido en el 2017 a los 86 años.
Pero es un hecho que la realización de este objetivo aparece hoy todavía más lejana que ayer, a pesar del deshielo entre Roma y el Patriarcado de Moscú, testimoniado por el abrazo de Francisco y Cirilo en La Habana. Más aún, precisamente a causa de este abrazo.
¿Pero entonces, excluido el Patriarcado, cuál podía ser el “regalo” del papa Francisco a los ucranianos?
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Hasta pocos días antes de la sesión romana del 5 y 6 de julio se daba por descontado, entre los bien informados, que la novedad consistiría en la promoción de un obispo ucraniano a un rol de relieve en la curia vaticana: la de secretario de la Congregación para las Iglesias Orientales.
El preseleccionado era Teodor Martynyuk, obispo auxiliar de la diócesis greco-católica de Ternopil. Pero más que su promoción, la verdadera novedad habría sido el futuro eclesiástico de quien habría tomado el puesto: el arzobispo Cyril Vasil, de 54 años, eslovaco, el actual secretario de la Congregación.
Vasil es jesuita, pero no es del agrado de Jorge Mario Bergoglio, especialmente después que en el 2015, en el intervalo entre los dos sínodos sobre la familia, se alineó públicamente contra la Comunión a los divorciados que se han vuelto a casar. En consecuencia, el Papa vería con agrado su alejamiento del Vaticano.
Alejado de Roma, sin embargo Vasil obtendría lo que para él es el verdadero objetivo. Volvería a su Eslovaquia como arzobispo mayor de una nueva Iglesia Oriental de los Rutenios, la cual reuniría eslovacos, croatas, húngaros de rito greco-católico, más la anexión de una diócesis ucraniana, la de Mukachevo, también ella poblada por rutenios, por un total de casi 200.000 fieles.
La erección a Iglesia arzobispal mayor de esta nueva realidad incluiría las tres diócesis católicas de rito bizantino ya presentes hoy en Eslovaquia: la de Presov, metropolitana, la de Bratislava y la de Košice. Además se crearía una cuarta, la de Humenné. Pero es evidente que si también la diócesis de Mukachevo pasara a esta nueva Iglesia arzobispal mayor, sería un duro golpe para los greco-católicos ucranianos.
En efecto, la diócesis de Mukachevo no forma parte de la Iglesia Greco-Católica ucraniana que tiene su arzobispo mayor en Shevchuk. Figura como “inmediatamente sujeta” a la Santa Sede y es objeto de una vieja disputa entre greco-católicos eslovacos y ucranianos.
Si entonces el objetivo de Vasil se hiciera realidad, el “regalo” de Bergoglio a los greco-católicos ucranianos se transformaría en una burla, no compensada ciertamente por la promoción de Martynyuk a secretario de la Congregación para las Iglesias Orientales.
Pero poco antes del traslado a Roma del Sínodo de la Iglesia Greco-Católica ucraniana y de su encuentro con el Papa, se ha filtrado que Martynyuk se negó a dejar Ternópil para ir al Vaticano.
El “regalo” se esfumó y toda la operación tuvo un compás de espera temporario. Se volverá a hablar de él en setiembre.
Sandro Magister

El Papa cambiará la portavocía vaticana la próxima semana (Carlos Esteban)



El portavoz interino, Alessandro Gisotti, dejará de serlo en una semana y Su Santidad nombrará al dúo definitivo -un director y una asistente- al que ya ha dado el visto bueno, informa Religión Digital.

El Santo Padre ya ha aprobado los nombres del director y la subdirectora de la Sala de Prensa vaticana, es decir, sus portavoces oficiales, y el anuncio se hará la próxima semana, informa Religión Digital en una información sin firma.

El sustituto de Gisotti, pues, y su número dos -mujer- ya están decididos, y son un periodista que ya trabaja en la Sala de Prensa y una periodista de un medio católico, especialmente conocedora de la realidad latinoamericana y que ya habría rechazado la oferta dos meses atrás, que ahora ha aceptado tras la insistencia de Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación.

La presencia de una mujer en el ‘ticket’ de la portavocía no es casual, sino consecuencia de la insistencia del Santo Padre. El anuncio se espera para cualquier momento entre los días 15 y 17, cuando ya se haya procedido a la apertura de la sepultura del Cementerio Alemán en el que podría hallarse, según indicios obtenidos por los familiares, el cadáver de la desaparecida Emanuela Orlandi.

Ésta será la quinta pareja de portavoces del pontificado de Francisco, quien ya ha advertido que no concederá más entrevistas hasta la finalización del Sínodo de la Amazonía, el próximo 27 de octubre.

Carlos Esteban