BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



miércoles, 9 de enero de 2019

Discurso del Papa Francisco a la Curia romana en las Navidades de 2018 (7) [LA VERDAD NO PUEDE CAMBIARSE] (José Martí)























FRANCISCO - Está claro que, ante estas abominaciones, la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes. (...) En el próximo mes de febrero, la Iglesia reiterará su firme voluntad de continuar, con toda su fuerza, en el camino de la purificación.
Me pregunto por qué hay que esperar tanto (seis meses) cuando el problema se ha detectado "de modo público" y es bien conocido desde el 26 de agosto del pasado año de 2018, a raíz del testimonio Viganò (quien hizo una petición a la que todavía no ha respondido Francisco).  ¿Por qué impedir al Presidente de la Conferencia Episcopal de los EEUU, monseñor Dinardo, que investigue? Todo ello da lugar a que la duda y la inseguridad cobren forma en el pueblo cristiano. 

Cuando no se habla con sencillez y se ponen pegas al descubrimiento de la verdad, adornándolo con "bellas" palabras, es señal de que nos encontramos ante algo que está fallando en la Iglesia (¡algo, además, muy importante!) ... aunque expresándome con más rigor, debería decir que algo muy grave está sucediendo con algunos de los miembros de la Iglesia [puesto que la Iglesia, en sí, es pura, santa e inmaculada, como Cuerpo Místico de Cristo que es]. Por desgracia, son muchos los "miembros" de la Jerarquía, elegidos adrede por Francisco, a quienes se les ha otorgado un gran poder de decisión en cuestiones esenciales para la vida de la Iglesia.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              
FRANCISCO - La Iglesia se cuestionará, valiéndose también de expertos, sobre cómo proteger a los niños; cómo evitar tales desventuras, cómo tratar y reintegrar a las víctimas; cómo fortalecer la formación en los seminarios (...)

Habría que tener aquí muy en cuenta que uno de los males que afligen al clero es el de la homosexualidad ... lo cual no se nombra. Tal vez ése sería el camino correcto a seguir. Una persona homosexual no debería ser ordenada nunca como sacerdote, pues puede hacer mucho daño. Por otra parte, no debería consentirse (y, sin embargo, se hace) que determinadas asignaturas, impregnadas en su contenido de ideología de género, estuviesen permitidas en algunos colegios "religiosos": esto es algo realmente difícil de entender - por no decir imposible- en una enseñanza católica. Una auténtica formación de los seminaristas pasaría por volver al estudio de la filosofía y teología de santo Tomás de Aquino, tan aconsejado por los Papas anteriores al Concilio Vaticano II (e incluso, por el propio papa Juan XXIII, en su encíclica "veterum sapientia", la cual no se llevó a la práctica. El estudio del latín así como la vuelta a la Misa Tradicional, en latín, podría ayudar muchísimo en la formación de los futuros sacerdotes y contribuir, de un modo efectivo, a la unidad de la Iglesia, al utilizar todos los sacerdotes del mundo el mismo lenguaje, es decir, el latín, que es el idioma oficial de la Iglesia.

FRANCISCO - Incluso si se tratase sólo de un caso de abuso ―que ya es una monstruosidad por sí mismo― la Iglesia pide que no se guarde silencio y salga a la luz de forma objetiva, porque el mayor escándalo, en esta materia, es encubrir la verdad.

Ciertamente es un escándalo encubrir la verdad ... pero no sólo en esta materia: en todo cuanto haga referencia a la verdad, la Iglesia debe de intervenir, pues ésa es su misión, la misma que la de su Maestro, quien respondió a Pilato cuando éste le preguntó si es que era rey:  "Tú lo dices: Yo soy Rey. Yo para esto he nacido y para eso he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz" (Jn 18, 37). 

Francisco habla de no encubrir la verdad, y sin embargo ... 

- ¿Acaso no ha encubierto él la verdad en Amoris Laetitia, admitiendo la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan recibir la sagrada comunión? 
- ¿Acaso no ha encubierto la verdad en su acuerdo secreto con China, que penaliza más aún (y traiciona) a los católicos chinos, con la agravante de haber retirado la excomunión a los obispos que no son fieles a Roma sino al Partido Comunista Chino? 
- ¿Acaso no ha encubierto también la verdad desde el momento en el que ni siquiera contestó a las Dubia de los cuatro cardenales  ni los recibió después de su humilde petición ... mientras que sí recibe, con sonrisas y abrazos, a comunistas, masones,  judíos, musulmanes, homosexuales declarados, etc...? 

¿No decía Jesús que no está bien tomar el pan de los hijos y dárselo a los perrillos? (Mt 15, 26) Primero son los hijos de la Iglesia, los que están bautizados ... y máxime si son sacerdotes, obispos o cardenales. Éstos son quienes merecen primero la atención del Santo Padre, pues eso es lo que ocurre en cualquier familia: los padres cuidan primero de sus hijos y luego, en segundo lugar, se ocupan o pueden ocuparse,  de los demás, de los que no son sus hijos. 

Para Francisco, sin embargo,  parece que  los "extraños" son sus hijos: en particular, los que se mantienen fieles al legado recibido de los Apóstoles y del Magisterio y la Tradición de la Iglesia. Para ellos,  desde que comenzó su Pontificado, el 13 de marzo de 2013, sólo hay ataques, tachándolos de hipócritas e insultándolos de mil y una maneras ...  y, en cambio, se desvive por los musulmanes, los ateos, los rabinos, los indígenas, los masones, los protestantes, etc ... ¡no para intentar convertirlos sino para bendecirlos y dejarse bendecir por ellos! Éstas son sus palabras:

Los que son cristianos, con la Biblia, y los que son musulmanes con el Corán, con la fe que recibieron de sus padres. Dios es un solo: el mismo.

¿Dónde queda aquello que dijo San Pedro, hablando de Jesucristo: "En ningún otro hay salvación, pues ningún otro Nombre hay bajo el cielo, dado a los hombres, por el que podamos salvarnos" (Hech 4, 12). Pero no. Francisco habla con su "amigo" ateo Scalfari y le dice que no pretende convencerle y que el proselitismo es una solemne tontería. 

Entonces, ¿a quién le hacemos caso: al papa número 1, que es San Pedro, o al papa número 266, que es Francisco? ¿Quién es más fiel a la Doctrina contenida en el Evangelio? ¿Puede acaso Francisco contradecir a Pedro? ¿Puede el magisterio actual ir en contra del magisterio anterior? Sabemos que no. De ser así, no habría magisterio alguno. Pues por la misma regla de tres, el magisterio de hoy sería falso con relación al magisterio de mañana. 

Estos "cambios", que son mutaciones y no desarrollo de la doctrina- son contrarios al sentir de la Iglesia de toda la vida. El Maligno se ha infiltrado en la Iglesia muy hábilmente ... y será muy difícil arrojarlo fuera. Pero la victoria final es de Jesús. Lo diga quien lo diga -no importa que sea el mismo Papa- la Verdad no es cambiable, pues Jesucristo es la Verdad (Jn 14, 6) y "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y lo será siempre" (Heb 13, 8). De eso estamos completamente seguros. San Pablo es muy claro: "Aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!" (Gal 1, 8) ... Pues eso.


José Martí (continuará)

NOTICIAS VARIAS 8 de enero de 2019



INFOVATICANA

El Papa Francisco en la Sala Regía: populismos, calentamientos, inmigrantes y las glorias pasadas, Barbarin y Roma, la media luna abraza la cruz. (Specola)

El Vaticano y la Fraternidad San Pío X: Perspectivas para el 2019


INFOCATÓLICA

(528) Reyes Magos, estrella... Hechos históricos del Evangelio (José Mª Iraburu)

Histerectomía: la Congregación para la Doctrina de la Fe se contradice (Muy buen artículo)

 Presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela: el gobierno de Maduro «se ha hecho ilegítimo y moralmente inaceptable». 

 El Abad de Solesmes dice que el futuro de los restos de Franco depende más de la familia que de los monjes 

ADELANTE LA FE

 Los masones se unen a la petición del Papa Francisco 

 Los anti- santos: ¿«santas» feministas?

GLORIA TV NEWS

 Ciudadanía de cardenal chileno fue revocada 

Francisco afirma que hay comunión plena con “todos” los obispos del régimen chino

Cardenal Müller califica de “charlatanería” a la teoría del clericalismo de Francisco

 Opus Dei pagó un millón de dólares por presunto manoseo 

Monseñor Gustavo Oscar Zanchetta: obispo argentino con piel de lobo

SECRETUM MEUM MIHI

Activistas instan al Papa a despedir a algunos obispos polacos por no denunciar abusos

Signo de los tiempos: patriarca Kirill dice que los teléfonos inteligentes preceden al Anticristo

Todos los masones del mundo se unen a la petición del Papa por la fraternidad entre personas de diversas religiones

Opus Dei compensó a víctima de sacerdote con casi un millón de dólares, pero nunca lo echó

Obispo mexicano Raúl Vera celebrará en Catedral una misa organizada por un grupo lobista pro-gay

Selección por José Martí

Brandmüller: el vínculo entre homosexualidad y abusos clericales está “estadísticamente probado” (Carlos Esteban)



El cardenal alemán Walter Brandmüller, uno de los dos supervivientes de los cuatro que presentaron sus Dubia al Papa, vuelve a ser objeto de críticas por reiterar lo obvio: los números prueban que existe realmente una relación entre la homosexualización del clero y la crisis de los abusos que vive la Iglesia.

“En el 80% de los casos de abusos en el entorno clerical, la víctima era un adolescente varón, no un niño”, ha vuelto a insistir el cardenal alemán Walter Brandmüller, en declaraciones a la agencia alemana Deutsche Presse Agentur (DPA). Eso prueba “estadísticamente”, añade, que existe una vinculación entre abuso y homosexualidad. De las declaraciones de Brandmüller se han hecho inmediato eco los grandes medios alemanes, informa Maike Hickson en LifeSiteNews, como Der Spiegel, Die Bild, Der Stern, Die Welt e incluso la web informativa de la Conferencia Episcopal Alemana, Katholisch.de.

Brandmüller denuncia la “hipocresía” de la opinión pública secular al fingir escándalo ante los casos aparecidos en prensa sobre sacerdotes pederastas, ya que “lo que sucede con los abusos en la Iglesia Católica no es distinto a lo que sucede en la sociedad en general”, no es en absoluto un fenómeno típicamente católico. Lo verdaderamente escandaloso, añade, es que la Iglesia no sea en esto diferente al mundo.

“Nada más alejado de la realidad que olvidar o elidir el hecho de que el 80% de los casos de abusos en el entorno eclesial implicaba a varones adolescentes, no niños”. Esa es una de las razones por las que, en la firme opinión del cardenal, los homosexuales no deberían ordenarse sacerdotes

“No solo es difícil superar una inclinación homosexual, sino que los sacerdotes tienen que ser padres. Quien emocionalmente no tiene la capacidad de desarrollar un amor humano normal y de asumir la responsabilidad de una familia encontrará del mismo modo dificultades como sacerdote”.

“Qué modo tan penoso de relativizar la culpa y difamar a los homosexuales por parte de la Iglesia Católica”, tuiteó desde su cuenta el director de Die Welt, Ulf Poschardt. Dentro de la Iglesia, el inefable ‘apostol de los LGTBI’, el mediático jesuita James Martin, no podía tampoco dejar pasar la ocasión de comentar: “Una vez más, falso. Ni la homosexualidad (ni el celibato) causan abuso. La mayor parte de los casos de abusos sexuales se producen en las familias, y nadie dice que la heterosexualidad (o el matrimonio) causen abusos. Estas declaraciones no llevan a soluciones, sino solo a más homofobia”.

¡Y pensar que hubo un tiempo en que los jesuitas eran famosos por su brillante argumentación! Martin tergiversa de un modo bastante inhabil. La homosexualidad, naturalmente, no causa por sí sola el abuso, y tampoco es eso lo que ha dicho Brandmüller, sino un conveniente ‘hombre de paja’: el cardenal ha hablado de que existe una relación, y esto parece innegable, dados los números. Si la homosexualidad en la población general se mueve, según todos los estudios recientes, por debajo del 5% y los casos de abusos homosexuales entre los conocidos entre el clero representan el 80% del total, una de dos: o la proporción de homosexuales en el sacerdocio es demencialmente más elevada que en la población general, hasta el punto de poder hablarse de ‘infiltración’, o debe de haber algún factor en la homosexualidad que predispone de forma más acentuada al abuso.

Eso, naturalmente, está lejos de significar que todos, o siquiera una mayoría de sacerdotes homosexuales abusen sexualmente de nadie. De igual modo, comparar a la población homosexual con la heterosexual en cuanto mayor o menor incidencia de abusos sexuales es tener una nula comprensión de las magnitudes relativas o, más probablemente, manipular de forma deliberada.

Carlos Esteban

Yobana Carril desmonta la VIOLENCIA DE GÉNERO


Duración 14:40 minutos

martes, 8 de enero de 2019

El Opus Dei pagó 977.000 dólares a una víctima de abuso sexual del padre McCloskey (Carlos Esteban)



El Washington Post informa hoy que el Opus Dei pagó 977.000 dólares en 2005 a una mujer que alega haber sido objeto de atenciones sexuales impropias por parte del sacerdote de la Obra John McCloskey, conocido por su participación en la conversión de prominentes personajes de la vida pública norteramericana.

Otro sacerdote acusado de conducta sexual impropia, otra organización católica que paga una sustanciosa suma para que el asunto no llegue ni a los tribunales ni, sobre todo, a los medios. ¿Qué hay de especial en ello, a estas alturas? Lo especial es el personaje en el centro del caso, el padre John C. McCloskey, que es cualquier cosa menos un cura del montón.

McCloskey es lo más parecido a un ‘capellán de celebrities’ que puede darse, un sacerdote brillante y verdadero icono en sí mismo, al menos en la escena católica cercana al poder en Estados Unidos. La lista de políticos y prominentes comentaristas políticos a quienes evangelizó con éxito y en cuya conversión al catolicismo fue clave es impresionante, desde la vieja estrella del Partido Republicano Newt Gingrich hasta el director del consejo económico del presidente Trump, el comentarista político conservador Larry Kudlow, o el gobernador de Kansas, Sam Brownback, entre muchos otros.

Según la información publicada por el Post, la mujer víctima de la indebida atención de McCloskey era una alta ejecutiva católica con problemas matrimoniales que sufría una depresión, lo que le hizo buscar los consejos del sacerdote a través del Catholic Information Center de Washington D.C. La presunta víctima afirma que McCloskey la sometió a tocamientos libidinosos de los que, sintiéndose ella misma culpable, se confesó con el propio sacerdote.

Hay otras dos acusaciones contra McCloskey que el Opus Dei está investigando, una de ellas potencialmente “grave”. Según un portavoz del Opus Dei, tras discernir la credibilidad de la acusación apartó a McCloskey de Washington y le dio otras tareas. El caso se ha conocido ahora a petición de la víctima, que quiere que su caso sirva para que otras mujeres que hayan podido sufrir un acoso similar reúnan el valor para confesarlo públicamente. Por lo demás, declaró al Post estar muy satisfecha de cómo el Opus Dei ha gestionado todo el asunto y, de hecho, sigue implicada con la organización católica.

De hecho, la ‘desaparición’ de McCloskey de la escena capitalina a partir de 2005 fue comentada, después de una presencia tan brillante. Aunque las acusaciones que ahora se ventilan podrían no ser la única razón, ya que el sacerdote ha sido recientemente diagnosticado de Alzheimer en estado avanzado.

Monseñor Thomas Bohlin, vicario del Opus Dei en Estados Unidos, ha publicado una nota en la página web oficial de la Prelatura explicando detalladamente el caso, en la que hace referencia al hecho de que a McCloskey, en consideración a su alto perfil público, se le toleraba administrar el sacramento de la penitencia a mujeres fuera del confesionario, algo absolutamente vedado en la Obra.

Carlos Esteban

Lucha interna en la Iglesia contra los sacerdotes "conservadores" provoca un vacío de fieles en la asistencia a Misa


Duración 16:06 minutos


NOTICIAS VARIAS 7 de enero de 2019 (Tucho, expulsión de obispos "conservadores", circo en el Vaticano, Lefebrianos, Iglesia en China, Irlanda, Francisco no bendice y la Iglesia cada vez más vacía, inmigrantes a la deriva, ...)




THE WANDERER

Mons. Tucho y la talibanización

ADELANTE LA FE

Obispo Martín expulsa de diócesis de Santa Rosa al padre Murri por “conservador” (Miguel Ángel Yáñez)


IPSI GLORIA

Ni sedevacantistas ni lefebvristas, sino católicos


Selección por José Martí

Arzobispo de Dublín sobre los provida: “Personalmente no me van las protestas” (Carlos Esteban)



A pocos días de aplicarse la nueva y feroz ley abortista en Irlanda, lo que preocupa al Arzobispo de Dublín son las protestas provida.

Lo malo de pedir a los católicos que no “nos obsesionemos” con las cuestiones de familia y vida es que se suele acabar como el Arzobispo de Dublín, que nada más aprobarse una de las leyes abortistas más atroces tras el referéndum que selló la apostasía masiva en Irlanda está ya pidiendo a los provida “cautela” a la hora de manifestarse ante los abortorios.

“Aconsejaría especial cautela a la hora de protestar ante las clínicas porque ahí va todo el mundo por todo tipo de motivos”, declaró en la cadena de radio irlandesa RTÉ Diarmuid Martin, Arzobispo de Dublín. El prelado hacía referencia a las primeras protestas contra el aborto, concretamente una manifestación ante el Galvia West Medical Centre de Galway, solo tres días después de aprobarse la ley que permite el aborto libre.

“Personalmente no soy una persona a la que le vayan las protestas; lo que la Iglesia debe hacer es afianzar su determinación de ayudar a las personas en crisis y educar a la gente”, y añadió: “Las protestas pueden ser legítimas, pero no se puede absolutizar. Corresponde al gobierno ofrecer medios para proteger los derechos de las personas”.

Uno podría asombrarse de que una persona a la que no le va eso de protestar entre en el sacerdocio en nuestros tiempos y, aún más, acepte una posición de liderazgo tan crucial como es la de sucesor de los apóstoles. Pero sólo hay que echar un vistazo a nuestro alrededor, a los pastores de la Iglesia Universal, para advertir que el caso Martin es cualquier cosa menos excepcional.

Lo hemos dicho otras veces: en abstracto, ‘sub specie aeternitatis’, el Papa no dijo nada erróneo cuando, en los inicios de su pontificado, nos advirtió a los católicos que no “nos obsesionáramos” con lo que han sido los dos grandes campos de batalla de la Iglesia en la guerra cultural de nuestros días, vida y familia. Pero no vivimos en abstracto, fuera del tiempo, y lo que Francisco calificó de ‘obsesión’ católica no es más que la reacción natural a una verdadera ‘obsesión’ secular en sus apabullantes ataques contra esas dos realidades centrales.

Dicho de otra manera: no son los católicos los que han elegido la cuestión en la que más esfuerzo social están poniendo, sino el siglo. Son ellos los que están llevando a cabo una ofensiva contra la familia y contra la vida en todos los frentes.

Quizá el Papa no podía saber que el efecto inmediato, automático, de sus palabras sería debilitar el movimiento provida. Se argumenta a menudo que se trata de una causa ideológicamente transversal, que no tiene nada que ver específicamente con nuestra fe, y es cierto, una vez más, en estricta teoría. En la práctica, si el común identifica ‘provida’ con la fe es porque, en la abrumadora mayoría de los casos, es la fe la que proporciona el impulso para combatir en una causa tan poco simpática para las élites culturales.
Otro efecto, como vemos, ha sido que los prelados hayan aplicado -con alivio, nos tememos- sordina en este crucial debate de nuestros días que interfiere en sus luchas de poder. Por otra parte, resulta sorprendente que quienes ya no pueden apenas protestar contra los abusos más elementales, como lo es el espantoso genocidio de niños por nacer, lo hagan a diario en cuestiones no menos marginales a nuestra fe y bastante más cuestionables, como la inmigración masiva o materias 
medioambientales.

Carlos Esteban

Cuba celebra 60 años de la revolución (el artículo que Vatican News no quiere que veas)



AQUÍ LOS ENLACES:


lunes, 7 de enero de 2019

¡Atrévase Monseñor! Un llamamiento de la Fundación Lepanto


Esta entrada se encuentra ya en el blog, pero en inglés. Aquí viene traducida y, dada su importancia, la vuelvo a colocar, ahora en español.



Veinticinco años después…
Hace veinticinco años, el 8 de febrero de 1994, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que invitaba a los Estados europeos a promover y tutelar jurídicamente la homosexualidad. En el Ángelus del 20 febrero de 1994, el Santo Padre Juan Pablo II se dirigió a la opinión pública mundial afirmando que «lo que no es moralmente admisible es la aprobación jurídica de la práctica homosexual (…) con esa resolución del Parlamento europeo, se ha querido legitimar un desorden moral. El Parlamento ha conferido indebidamente un valor institucional a comportamientos desviados, no conformes al plan de Dios».
En el mes de mayo de aquel mismo año, el Centro Cultural Lepanto, difundió en Estrasburgo, entre los europarlamentarios, un manifiesto con el título “Europa en Estrasburgo: representada o traicionada” en el cual dirigía una indignada protesta contra la promoción de un vicio condenado por la conciencia cristiana y occidental e instaba a todos los Obispos europeos «a unir sus voces a la del Supremo Pastor, para multiplicarla en sus propias diócesis, denunciando públicamente la culpa moral con la cual se ha manchado la euro asamblea y poniendo en alerta a su rebaño acerca de los crecientes ataques de las fuerzas anticristianas en el mundo».
Hoy, uno después del otro, los principales Estados europeos, incluidos aquellos de la más antigua tradición católica, elevaron la sodomía a la categoría de bien jurídico, reconociendo, bajo diversas formas, el denominado “matrimonio homosexual” e introduciendo el delito de “homofobia”. Los Pastores de la Iglesia, que deberían haber opuesto un inquebrantable dique a la homosexualización de la sociedad promovida por la clase política y por la oligarquía mediático-financiera, de hecho la favoreció con su propio silencio.
Incluso en la cumbre de la Iglesia se ha difundido como una metástasis la práctica de la homosexualidad y una cultura denominada “gay-friendly” que justifica y alienta el vicio homosexual. Monseñor Athanasius Schneider, Obispo Auxiliar de Astana, en un mensaje del 28 de julio de 2018 afirmó que «Somos testigos del increíble escenario en el que algunos sacerdotes, y hasta obispos y cardenales, sin ruborizarse, ofrecen ya granos de incienso al ídolo de la ideología de la homosexualidad o de la teoría de género ante los aplausos de los poderosos de este mundo; es decir, ante los aplausos de los políticos, de los medios de difusión y de las poderosas organizaciones internacionales».
El Arzobispo Carlo Maria Viganò, en su histórico testimonio del 22 agosto de 2018, denunció, con nombres y circunstancias precisas, la existencia de una «corriente filo homosexual favorable a subvertir la doctrina católica respecto a la homosexualidad» y la presencia de «redes de homosexuales, actualmente difundidas en muchas diócesis, seminarios, órdenes religiosas, etc.», que «actúan protegidas por el secreto y por la mentira con la fuerza de los tentáculos de un pulpo y triturando víctimas inocentes, vocaciones sacerdotales y siguen estrangulando a toda la Iglesia»
Hasta hoy estas voces valientes se mantuvieron aisladas. El clima de indiferencia y de silencio que reina en el interior de la Iglesia tiene profundas raíces morales y doctrinales, que se remontan a la época del Concilio Vaticano II, cuando la Jerarquía Eclesiástica aceptó el proceso de secularización como un fenómeno irreversible. Pero cuando la Iglesia se subordina al secularismo, el Reino de Cristo es mundanizado y reducido a una estructura de poder. El espíritu militante se disuelve y la Iglesia en lugar de convertir al mundo a la ley del Evangelio, doblega el Evangelio a las exigencias del mundo. 
Quisiéramos oír resonar las palabras incandescentes de un San Pedro Damián y de un San Bernardino de Siena, en lugar de la frase del Papa Francisco «Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?» Si el significado de esta frase ha sido distorsionado por los mas-media, debería combatir la instrumentalización mediática con documentos claros y solemnes de condena de la sodomía, como lo hizo San Pío V con dos constituciones, Cum primum del 1 de abril de 1566 y Horrendum illud scelus del 30 agosto de 1568. Por el contrario, la Exhortación post-sinodal Amoris laetitia del Papa Francisco del 8 de abril de 2016, no sólo calla sobre este gravísimo desorden moral, sino que relativiza los preceptos de la Ley Natural, abriendo el camino al concubinato y al adulterio. Es por esto que Le dirigimos un llamamiento Monseñor.
 Servir a la Iglesia
Las palabras, Monseñor, evocan una dignidad, no un poder ni una función burocrática.
A todos los Obispos, sucesores de los Apóstoles, se reconoce la condición de Monseñor, pero también simples sacerdotes pueden recibir este título
La palabra dignidad, aunque a la misma está dedicada una declaración del Concilio Vaticano II, hoy parece haber perdido el significado. Dignidad significa conciencia de un papel y de una misión confiada por Dios. Del respeto de la propia dignidad emana el sentimiento del honor. Su dignidad, Monseñor, deriva del honor que Usted tiene de servir a la Iglesia, sin buscar ni sus propios intereses ni el consenso de los poderosos. La dignidad de Monseñor la ha recibido de la Iglesia, no de los hombres de la Iglesia y a la Iglesia debe prestar cuentas. La Iglesia es la sociedad divina, fundada por Jesucristo, siempre perfecta y siempre victoriosa en el tiempo y en la eternidad.
Los hombres de Iglesia pueden servirla o traicionarla. Servir a la Iglesia significa anteponer los intereses de la Iglesia, que son los de Jesucristo, a los intereses personales. Traicionar a la Iglesia significa anteponer los intereses de una familia, de un instituto religioso, de una autoridad eclesiástica, entendida como persona privada, a la Verdad de la Iglesia, que es la Verdad de Jesucristo, único Camino, Verdad y Vida (Jn. 14, 6). Seríamos injustos con su inteligencia, Monseñor, si no supusiéramos que Usted tiene un cierto conocimiento de la crisis en la Iglesia. Algunos eminentes Cardenales han manifestado, en diversas ocasiones, su inquietud y su preocupación por todo cuanto está ocurriendo en la Iglesia. El mismo malestar es advertido en el hombre común, profundamente desorientado por los nuevos paradigmas religiosos y morales.
Cuántas veces frente a este malestar, en privado, Ella extendió los brazos, intentando tranquilizar a su interlocutor con palabras «No podemos hacer otra cosa que callar y predicar. El Papa no es inmortal. Pensemos en el próximo cónclave». 
Todo, pero no hablar, pero no actuar. El silencio como regla suprema de comportamiento. En este comportamiento ¿pesa el servilismo humano, el egoísmo de quien, con comodidad, mira en primer lugar a la vida, el oportunismo de quien es capaz de adaptarse a cada situación? Afirmarlo sería promover un proceso contra las intenciones, y el proceso contra las intenciones no podemos hacerlo los hombres, podrá hacerlo solo Dios, el día del Juicio, cuando estaremos solos delante de Él, para escuchar de Sus Labios, la inapelable sentencia que nos pondrá en marcha hacia la eterna felicidad o la eterna condenación.
Quien vive en la tierra puede juzgar únicamente hechos y palabras, como objetivamente suenan
Y las palabras con las cuales Él, Monseñor, explica su comportamiento son a veces más nobles que sus sentimientos. «Debemos seguir al Papa incluso cuando nos disgusta, porque Él es la roca sobre la cual Cristo construyó su Iglesia»; o «Debemos evitar a toda costa un cisma, porque sería la más grave desgracia para la Iglesia». 
Nobles palabras, porque enuncian verdades. El Papa es el fundamento de la Iglesia, y la Iglesia no puede temer nada peor que un cisma. Pero, Monseñor, sobre lo que queremos hacerle reflexionar es que el camino del silencio absoluto que Usted quiere recorrer, provocará daño al Papa y acelerará el cisma en la Iglesia. De hecho es verdadero que el Papa es el fundamento de la Iglesia, pero antes que sobre él, la Iglesia se fundamenta sobre Jesucristo. Jesucristo es el fundamento primario y divino de la Iglesia, Pedro no es sino el fundamento secundario y humano, aunque sea divinamente asistido.
La asistencia divina no excluye el error, no excluye el pecado. En la historia de la Iglesia no faltaron Papas que pecaron y se equivocaron, sin que ello jamás perjudicara la institución del Papado. Afirmar que es necesario seguir siempre al Papa, sin nunca apartarse de él, renunciando, en casos excepcionales, a corregirlo respetuosamente, significa atribuir a la Iglesia todos los errores que en el transcurso de los siglos han sido cometidos por los hombres de la Iglesia. La ausencia de esta distinción entre Iglesia y hombres de Iglesia sirve a los enemigos de la Iglesia para atacarla y a tantos falsos amigos para renunciar a servirla.
Igualmente cargada de consecuencias es la afirmación según la cual romper el silencio, afirmar la verdad, denunciar -si necesario fuera- la infidelidad del mismo Pastor Supremo, conduciría a un cisma. Pero el cisma es división y nunca como en este momento de su historia la Iglesia aparece en su interior dividida y fragmentada. En el interior de cada parroquia, de cada diócesis, de cada nación, es imposible definir una regla común de vivir el Evangelio, porque cada uno tiene la experiencia de un cristianismo diferente, en el campo litúrgico y dogmático, construyendo la propia religión, de tal modo que de común sólo queda el nombre, ya no más la substancia.
¿Cuáles son las razones de esta fragmentación? Desapareció la estrella que indica el camino y los fieles avanzan en la obscuridad de la noche siguiendo opiniones y sentimientos personales, sin que una voz se levante para recordarles cuál es la doctrina y la práctica inmutable de la Iglesia
El cisma es provocado por la obscuridad, hija del silencio. Únicamente voces claras, voces cristalinas, voces íntegramente fieles a la Tradición pueden disipar las tinieblas y permitir a los buenos católicos superar las divisiones provocadas por este Pontificado y evitar nuevas humillaciones a la Iglesia, después de aquellas ya inflingidas por el Papa Francisco. Para salvar a la Iglesia del cisma sólo hay un modo: el de proclamar la verdad. Guardando silencio lo favoreceremos.
 Extremo apelo
Monseñor, Usted que goza de una dignidad, Usted que ejerce una autoridad moral, Usted que recibe una herencia, ¿de qué tiene temor? El mundo puede agredirlo y maldecirlo, sus superiores pueden privarlo de su autoridad y dignidad externa. Pero es al Señor a quien deberá rendir cuentas, como cada uno de nosotros, el día del Juicio, cuando todo será pesado y juzgado según medida
No se pregunte qué hacer en concreto. Si quiere atreverse, el Espíritu Santo no dejará de sugerir a su conciencia el tiempo, el modo y el tono de salir al descubierto y ser «luz del mundo, ciudad situada sobre una montaña, candela encendida sobre el candelero» (Mt 5, 13-16). Lo que le pedimos, Monseñor es que asuma una actitud de filial crítica, de respetuosa resistencia, de devota separación moral con respecto a los responsables de la autodemolición de la Iglesia. Que se atreva a alentar abiertamente a quienes defienden a la Iglesia en su interior y profesan públicamente toda la Verdad católica.
Como también a acercarse a otros hermanos que se unan a usted y a nosotros para lanzar juntos aquel grito de guerra y de amor que San Luis María Grignion de Montfort elevó en la Oración Abrasada con las palabras proféticas: «¡Fuego, fuego, fuego! ¡Fuego en la casa de Dios! ¡Fuego en las almas! ¡Fuego en el santuario!». Lenguas de fuego como las de Pentecostés, destellos de fuego como aquellos del infierno, parecen suspendidos sobre la tierra. Fuego destructor, fuego purificador, fuego restaurador, destinado a envolver la tierra, a consumirla y a transformarla. Que el fuego divino se extienda antes que aquel de la cólera, que reducirá nuestra sociedad a cenizas, como ocurrió en Sodoma y Gomorra. Es ésta la razón del llamamiento que Le dirijo, veinticinco años después de la desdichada resolución del Parlamento europeo, para el bien de las almas, por el honor de la Iglesia y para la salvación de la sociedad. Monseñor, acoja este llamamiento, que es también una invocación a María Santísima y a los Ángeles para que intervengan, cuanto antes, para salvar a la Iglesia y al mundo entero.
¡Atrévase Monseñor, asuma este santo propósito en el 2019 y nos encontrará a su lado en la buena batalla!

El Papa no puede propagar sus ideas privadas con respecto a las de la perenne verdad católica (Don Nicola Bux)

 

Lo que no dice la carta del papa Francisco a los obispos de EEUU (P. Santiago Martín)

Actualidad comentada

El video completo del padre Santiago, relativo a la carta del Papa a los obispos de EEUU, sobre el tema de la pederastia,  puede verse y escucharse pinchando aquí.

De dicho video he seleccionado sólo el fragmento que, a mi entender, es el más importante ... pues no es tanto lo que el Papa dice sino también lo que deja de decir. Este punto el padre Santiago no lo considera relevante, por aquello de que no se puede hablar de todo. Yo pienso que hay temas que no se pueden callar (o al menos hacer alusión a ellos) y por eso transcribo lo que el mismo padre Santiago dice sobre esto (desde el minuto 4:37 hasta el 4:54 del original). Que cada lector saque sus conclusiones.

Duración 1:18 minutos

El sonsonete (Fray Gerundio)



Lo malo del sonsonete, como su nombre indica, es que siempre está dale que dale. O sea, que no para. Es una especie de cantinela que en ocasiones puede resultar muy molesta, y que lleva consigo la reiteración en el tema de fondo. No son variaciones para un mismo tema, como hacían nuestros músicos clásicos. Es por el contrario un mismo tema sin variaciones. O mejor dicho, las variaciones son cada vez más escogidas y seleccionadas.
Viene esto a cuento, porque estoy convencido de que si un habitante de esta Madre Tierra y bendita Pachamama que nos ha tocado habitar, se fuera del planeta unos pocos meses, encontraría al volver los mismos sonsonetes y cantinelas, pero con un añadido especial, con ese toque de solera que da el paso del tiempo. En el caso de esta Iglesia bergogliana, la solera de cinco años le ha introducido añadidos tiránicos, malolientes, tramposos… y si se me permite decirlo, mientras me santiguo con agua bendita preconciliar, también añadidos diabólicos cocidos en salsa satánica. Nada de cocina minimalista.
Las noticias se suceden sin cesar. Y van apareciendo como un rosario de cerezas enredadas. A cualquier hora. En cualquier medio. 
Que si se les pega la patada a los –hasta hace poco- astros de la comunicación de Francisco, justo cuando tenían las uvas del 2018 en el galillo. Adiós Míster Greg.
 Que si se promueve al amiguete de turno, que si se le da un carguito al periodista pelotillero en un ritornelo (o ri-tornelli) de enchufados. 
Que si se le dice a la Curia que lleven cuidado con su alma (la de ellos, claro). Que si se envía una carta a los Obispos USA como si fueran chilenos, sacando el carnet de sucesor de Pedro pata negra –Ja, como si eso le preocupara-, que si se dice que la Virgen no era santa, sino aprendiza de ídem y poco a poco. 
Que si se prefiere que la gente no vaya a la iglesia y sean ateos. 
Que si se acoge en Roma a un curita sosssssspechoso que fue expulsado de allá, pasó por Osorolandia, llegó a Santa Marta y se instaló en el refectorio con un carguito a medida para él. 
Que si se encumbra a otros más sosssspechosos todavía a la Peña más alta de la diplomacia vaticana. Casi nada, Edgar…
El caso es que no hay cuartel, ni en días de vacaciones (en que los hijos de las tinieblas sigue laborando), ni en plena Navidad. No se deja títere con cabeza ni en días sagrados como los que estamos celebrando. No para el sonsonete cantinelo. 
Incluso trabaja a distancia: -Oye Trucho, hazme un decreto en el que te cargues la misa tridentina, a ver qué dicen los pepinillos en vinagre. Sirva tu diócesis como globo sonda para que se vayan preparando. Ya sabes que el próximo capelo va para tí. Tú que entiendes de besuqueos, hazles besar el suelo a tus tradis. Que luego entro yo en acción.
Así las cosas, mientras se dan consejos variados y muy políticamente estables. Mientras se pone cara de ético. Mientras se pontifica sobre lo mala que es la gente y lo bueno que es el que suscribe -yo, sucesor de Pedro- ..., se predica la paz y se insiste en que no hay que criticar ni chismorrear, se va liando la cosa y se va organizando, desarrollando y remodelando el embrollo que ya la serpiente quiso organizar en el Paraíso, cuando los primeros monos pillines empezaron a pecar y a comer manzanas en lugar de comer plátanos.
Así que no quiero felicitar el año a mis frailes, porque 2019 va a ser de cuidado. 
Mientras se acusa a los del otro lado del atlántico para que no permitan en sus diócesis abusadores, se concentran bujarrones-abusadores junto a la tumba de San Pedro y a la sombra de Santa Marta. 
Mientras se denuncia a los cómplices silenciosos de allá, se acoge a los cómplices amiguetes acá. Y el Jefe Cómplice admite renuncias según de quién. Ahí está el renunciado Wuerl, sin renunciar al motivo de la renuncia y sin ser renunciado por el Renunciador. Tiempo tendremos de hablar de ello si Dios nos da fuerza y salud.
De momento, la felicitación del año puede reducirse a pedirle a Nuestro Señor, que es Juez Justo, que ponga a sus enemigos por escabel de sus pies. Tal como ha rezado la Iglesia durante tantos siglos. Siempre y cuando no sean inmigrantes, musulmanes o luteranos, claro. Ya sabemos quiénes son los enemigos…
Fray Gerundio

NOTICIAS VARIAS 5 y 6 de enero de 2019



INFOCATÓLICA


EL DEBATE.ES


MISES.ORG.ES





Selección por José Martí

El lenguaje de Francisco, deliberadamente impreciso (Stefano Fontana)



En tan solo unos días el Papa Francisco ha hecho tres afirmaciones cuyo contenido es muy problemático. En primer lugar, ha dicho que María no nació santa sino que se convirtió en santa porque nadie nace santo, se hace. Después, ha afirmado que el cristianismo es revolucionario. Finalmente, ha dicho que es mejor ser ateos antes que ir a la Iglesia y después portarse mal; “Hay gente que es capaz de componer oraciones ateas, sin Dios, y lo hace para ser admirado por los demás. ¡Y cuántas veces asistimos al escándalo de personas que van a la Iglesia y están allí todo el día, o van todos los días, y después viven odiando a los demás o hablando mal de la gente! Mejor no ir a la Iglesia; vive así, como si fueras ateo. Pero si vas a la Iglesia, vive como hijo, como hermano y da un testimonio verdadero, no un contra-testimonio”.

La primera afirmación pone en entredicho la correcta interpretación del dogma de la Inmaculada Concepción. 

La segunda se opone a las enseñanzas de muchísimos pontífices que han proclamado la incompatibilidad entre el concepto de revolución y la fe cristiana. 

La tercera es un enredo de graves cuestiones teológicas y pastorales que necesitan ser descifradas con un fino trabajo de exégesis que, sin embargo, ningún fiel es capaz de hacer. 

De aquí el “conflicto de las interpretaciones” y el desconcierto de tantos que -en cambio- esperan del Papa pocas palabras y claras. Para confundirnos, dicen, ya estamos nosotros.

La tercera afirmación referida a los ateos y a los incoherentes frecuentadores de la misa está, entre otras cosas, en contradicción con otras enseñanzas del mismo Francisco

Es conocida -y discutida- la afirmación de la Evangelii gaudium recogida en la famosa nota 351 de Amoris laetitia, según la cual “la Eucaristía no es un premio para los perfectos sino una ayuda para los débiles”. Siempre que sea así, no se comprende por qué se supone que es mejor ser ateos antes que ir a la iglesia siendo cristianos incoherentes. Se pide aquí coherencia como requisito absoluto, mientras que, en nombre de una superior misericordia, a los divorciados que se vuelven a casar ya no se les pide la coherencia de vivir como hermanos según las indicaciones de Familiaris consortio 84.

De todas formas, la frase, incluso examinada por sí misma, presenta algunas sombras teológicas. El ateísmo, cuando es culpable, un tiempo era considerado pecado. Hoy, de hecho, ya no es así, pues se piensa que Dios se revela en todos los hombres, y por tanto, en los ateos también. Esta es la razón por la que se conceden las iglesias a las cátedras de los no creyentes y se les permite enseñar (en la iglesia) que Dios no existe. 

El ateísmo es la situación del hombre que, conscientemente, rechaza a Dios. ¿Cómo es posible que semejante situación de vida sea preferible a la de quien acude a la iglesia aun sin conseguir, después, ser completamente cristiano en la vida práctica? De este modo la coherencia se convierte en criterio de valoración en lugar de ser contenido de verdad

Un ateo coherente sería preferible a un cristiano incoherente. Puede ser correcto criticar la hipocresía, aunque hoy en día (seamos serios…), ¿cuántos van a la iglesia a diario “para ser admirados por los demás”? Es problemático indicar la coherencia del ateo como alternativa.

La frecuencia con la que el Papa Francisco pronuncia frases problemáticas como estas confirma un cambio significativo del lenguaje pontificio en el que, desde hace tiempo, se centran estudiosos y observadores.

El ejemplo máximo de este nuevo código de comunicación es Amoris laetitia

- Se trata de un lenguaje deliberadamente impreciso, alusivo, evocativo, difuminado, volátil y ondeante

- Un lenguaje que formula preguntas sin respuestas, contraposiciones dialécticas sin síntesis, polaridades sin combustión y que, a menudo, utiliza frases del tipo “sí…pero”, donde el “pero” introduce no sólo atenuantes, sino también excepciones. 

- Es un lenguaje por imágenes más que por conceptos y que tiene una problemática interpretación teológica: la doctrina como piedras lanzadas, la tradición que no es un museo, el pecado que es llamado fragilidad, el confesionario que no debe ser una sala de tortura… 

- Es un lenguaje que no cierra sino que abre; que no especifica, pero que plantea preguntas; que no confirma, pero hace que surjan dudas. Un lenguaje “en tensión”, histórico, biográfico, existencial, dinámico, que procede por contraposiciones y contradicciones, y que inquieta.

La cuestión principal ante estos cambios evidentes sobre los que, repito, ya se han escrito libros y libros, es si tras este cambio de lenguaje hay, también, una transformación de la concepción del papado mismo

El lenguaje nunca es solo lenguaje. Cuando se utilizan palabras nuevas para indicar las cosas de antes significa que ha nacido una nueva doctrina que las ve de manera diferente.

Esto significa que si se quiere que nazca una nueva manera de pensar hay que hablar de forma diferente. Y, en este sentido, el lenguaje del Papa Francisco es la radicalización coherente del paso, que comenzó con el Vaticano II, de la doctrina a la pastoral, de la naturaleza a la historia, de la metafísica a la hermenéutica.

Y esto no podía no terminar incluyendo también el papel del papa en la Iglesia.

Stefano Fontana 

traducido por Isabel Matarazzo para InfoVaticana.