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domingo, 27 de mayo de 2018

Irlanda también ha caído. Ya es hora de que los cristianos dejemos de callarnos (Elentir)


Dos tercios de los irlandeses apoyan quitar sus derechos a otros seres humanos
El 66,4% de los irlandeses han votado a favor de suprimir ese derecho, lo que permitirá matar a los más inocentes e indefensos en ese país. Es un retroceso brutal en materia de derechos humanos, que deja a Europa sin su último gran santuario para los hijos por nacer. Sé que algún día nuestra sociedad se avergonzará de esto, tanto como hoy se avergüenzan otros pueblos de haber llamado “derecho” a la posesión de esclavos o de haber considerado “untermensch” (subhumanos) a millones de nuestros semejantes (judíos, discapacitados, gitanos, polacos, rusos…), a fin de negarles los derechos propios de la condición humana, empezando por el derecho más básico de todos, sin el que los demás quedan amenazados: el derecho a la vida.
La dictadura del relativismo: una amenaza para los derechos humanos
En 2010, el Papa Benedicto XVI advirtió: “La dictadura del relativismo puede llegar a destruir la libertad”. No le faltaba razón. Una sociedad relativista no acepta ninguna verdad absoluta ni universal, ni siquiera los derechos humanos. El relativismo conduce a la dictadura de la mayoría, cuya voluntad es manipulable a través de los medios de comunicación. Los diques jurídicos implementados después de la Segunda Guerra Mundial para frenar los abusos contra las minorías, empezando por la protección de los derechos humanos, se están quebrantando uno a uno en aras de una forma de pensamiento que lo tergiversa todo, incluso el mismísimo respeto por la vida humana. Deberíamos tener muy presente el aviso que hizo Santa Teresa de Calcuta en 1994 en el desayuno de Oración Nacional en Washington DC, Estados Unidos: Cualquier país que acepte el aborto, no le enseña a su gente a amar, sino a utilizar violencia para recibir lo que quieran“.
Las palabras de San Juan Pablo II a Irlanda en 1979
He citado a dos grandes referentes para los católicos. Añadiré a uno más. En 1995, el Papa San Juan Pablo II advirtióestamos ante un enorme y dramático choque entre el bien y el mal, la muerte y la vida, la «cultura de la muerte» y la «cultura de la vida»“. La campaña para aprobar la 8ª Enmienda de la Constitución irlandesa, que protege a los no nacidos, se puso en marcha el 21 de enero de 1981. Quince meses antes, el Papa polaco había visitado Irlanda, diciendo lo siguiente en una homilía en Limerick el 1 de octubre de 1979: El aborto, como declara el Concilio Vaticano, es un “crimen abominable”. Atacar una vida que todavía no ha visto la luz en cualquier momento de su concepción es minar la totalidad del orden moral, auténtico guardián del bienestar humano. La defensa de la absoluta inviolabilidad de la vida todavía no nacida forma parte de la defensa de los derechos y de la dignidad humanos. Ojalá Irlanda no flaquee en su testimonio, ante Europa y el mundo entero, de la dignidad y sacralidad de toda vida humana, desde la concepción hasta la muerte. Inspirados por aquel santo, los obispos irlandeses y diversas organizaciones católicas de la isla se implicaron de lleno en la iniciativa, recibiendo el apoyo de los tres principales partidos del país.
El perfil bajo de los obispos irlandeses y los pastores que rehusan serlo
La cosa ha sido muy diferente ante este nuevo referéndum. Varios medios se han jactado del “perfil bajo” adoptado por los Obispos irlandeses“Temerosa de alejar a los electores con un mensaje demasiado dogmático, o de movilizar a los del bando contrario, la Iglesia católica irlandesa ha optado por quedarse en segundo plano en la campaña del referéndum sobre el aborto”afirmaba France 24. El 5 de mayo, la Association of Catholic Priests (ACP), que afirma agrupar a un millar de curas católicos irlandeses (en 2014 había 2.627 sacerdotes católicos en Irlanda), publicó un comunicado en el que afirmaba: la vida humana es compleja, arrojando situaciones que son más a menudo grises que en blanco y negro y que nos exigen un enfoque pastoral sensible y sin prejuicios. Además, como líderes de una asociación formada por hombres que no están casados ​​y no tienen hijos, no estamos en la mejor posición para ser dogmáticos en este tema“. También criticaban que “algunas parroquias católicas permitan que sus púlpitos sean utilizados por activistas durante la Misa. Como hay entre los fieles católicos una gran variedad de opiniones sobre este voto, creemos que esto es inapropiado e insensible. Si se niegan a orientar moralmente a sus feligreses, ¿para qué son curas?
El silencio del Papa Francisco ante el referéndum irlandés
Pero la ausencia más notable en este debate ha sido la de Roma. El 14 de mayo, desde The Catholic World Report, Filip Mazurczak animaba a rezar para que el Papa se dirigiese a los irlandeses sobre este tema. Finalmente no lo ha hecho. A diferencia de la inspiración que recibieron los católicos irlandeses de San Juan Pablo II en 1979, el Papa Francisco no ha dirigido ningún mensaje espectífico a los fieles de Irlanda en relación al aborto. “No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible”, dijo el Papa Francisco en 2013 en una entrevista concedida a la revista La Civiltà Cattolica, y añadió: no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar“. Sin embargo, los defensores de la cultura de la muerte hablan de ello sin descanso. Y ahora acaban de conquistar también Irlanda. ¿Cambiará de opinión el Papa ante esta nueva derrota para la cultura de la vida? ¿Qué habría pasado en Irlanda si Francisco, haciendo uso de toda su popularidad, se hubiese pronunciado?
El deber de los cristianos hacia la sociedad
Los cristianos tenemos que asumir que nuestra fe tiene que proyectarse también en la vida pública. Tenemos el derecho y también el deber de hacer valer nuestros planteamientos en los asuntos que nos afectan a todos. ¿O acaso alguien piensa que los católicos somos ciudadanos de segunda y debemos estar callados para no “contaminar” a la sociedad con nuestras creencias? Es algo que no se le pide ni siquiera a los partidarios de una ideología totalitaria y responsable de más de 100 millones de muertos como es el comunismo. Precisamente, el papel de los cristianos en la caída de ese sistema opresivo fue importantísimo. Sin la actuación de San Juan Pablo II, sin el activismo de los católicos polacos de Solidarność, hoy en día media Europa seguiría bajo el yugo marxista. El silencio y los complejos de los cristianos en la vida pública está siendo aprovechado por ideologías igual de aberrantes que el marxismo, y en algunos casos descendientes de él. El terreno que perdemos nosotros lo ganan los partidarios de la cultura de la muerte y de la aberrante y totalitaria ideología de género. Y con ello no sólo perdemos los cristianos: está perdiendo toda la sociedad, empezando por aquellos cuyas vidas están comenzando en el vientre materno. El Cristianismo es la sólida base sobre la que Europa construyó su civilización, esta civilización en la que arraigó la libertad y la democracia. No tenemos que avergonzarnos de ser lo que somos. Ya es hora de que los cristianos dejemos de callarnos: tenemos mucho que aportar a la sociedad, y muchas vidas dependen de que nosotros las defendamos.
Elentir

Irlanda se entrega a la muerte



El país, antaño conocido por su defensa de la fe frente al imperio británico, se mancha las manos con la sangre de los miles de niños que morirán por causa de la perversa reforma aprobada ayer por el 66,4% de la población, que permitirá el aborto hasta las 12 semanas.

El histórico referéndum realizado el viernes 25 de mayo en Irlanda concluyó con la mayoría a favor de la derogación de la Octava Enmienda de la Constitución con la que se protege el derecho a la vida de la madre y el niño por nacer.

Este sábado 26, la Comisión encargada del conteo dio a conocer que un 66,4% de votantes apoyó la derogación de la enmienda mientras que el 33,6% votó para que se mantuviera.

Sólo en el condado de Donegal venció el “no” al aborto, con un 51,9%.

Con esta decisión, el gobierno de Irlanda podrá modificar las leyes para permitir el aborto hasta las 12 semanas de gestación, llegando hasta 24 en algunos casos.

La Octava Enmienda fue aprobada en 1983 con un 67% de los votos y señala:

“El Estado reconoce el derecho a la vida del no nacido y, con el debido respeto al mismo derecho a la vida de la madre, garantiza en sus leyes el respeto y, hasta donde sea practicable con sus normas, defiende y reivindica ese derecho”.
En declaraciones a CNN, Ailbhe Smyth, activista promotora del aborto, dijo sobre el resultado del referéndum que “ha sido un largo y duro camino, pero nunca lo perdimos de vista porque es esencial para nuestra existencia, para el ser de las mujeres que tengamos el control de nuestros propios cuerpos”.

Por su parte, el grupo Save the 8th campaign, que lucha por la vida en Irlanda, consideró que el resultado de la votación es una “tragedia de proporciones históricas”, pero felicitó a quienes votaron por defender la enmienda hasta el final.
Indicó también que seguirán en su lucha por el derecho a la vida. Y agregó: 
“Cada vez que un no nacido sea asesinado en Irlanda nos opondremos a ello y haremos que nuestras voces se escuchen”
“El aborto estaba mal ayer y sigue estando mal hoy. La Constitución puede haber cambiado, pero los hechos no”.
Por su parte, Marjorie Dannenfelser, presidenta del grupo provida Susan B. Anthony List, dijo este sábado que:
“El resultado del referéndum es una profunda tragedia para el pueblo irlandés y todo el mundo”.
“Mientras otros países occidentales incluyendo a Estados Unidos fueron accediendo al lobby del aborto, Irlanda siempre ha sido un brillante faro de esperanza por su firme defensa de los no nacidos y sus madres. Nos apena muchísimo este resultado”, resaltó. 

Conversando con Jesús: ¿Sueño o realidad? (3 de 5) [20 de 22] (José Martí)






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Jorge Bergoglio estaba aterrorizado. No podía negar nada de lo que Jesús le estaba diciendo, porque era la pura verdad; y se había quedado corto: las herejías en las que estaba implicado eran bastantes más de las que Jesús le había recordado.

Su falso concepto de misericordia [alejado de la verdad] había caído por los suelos. Había falsificado el Mensaje de Cristo; y ciertamente, pretendía pasar a la historia como el Papa que cambió el rumbo de la Iglesia hacia derroteros más modernistas. 

Se había considerado a sí mismo como intérprete del Espíritu Santo, cuando ese "espíritu" que él transmitía a los católicos no era, en realidad, sino sus propias ideas, su propio espíritu, ... , un espíritu mundano, que escamoteaba la Palabra de Dios, conforme a su criterio y a su visión de la realidad.

Pretendía hacer una reforma irreversible de la Iglesia, en contra de todo el Magisterio anterior de sus predecesores en el Papado. 

Pretendía hacer del Concilio Vaticano II el único Concilio definitivo, con menosprecio de los veinte concilios anteriores. 

Pretendía, en definitiva, adueñarse de la Iglesia e imponer sus propias reglas y su propio ideas, abusando de la autoridad que, como presunto vicario de Cristo, le había sido concedida. 

No contaba con el hecho (en el que no creía) de que el infierno era una realmente "real" (¡ahora sí lo sabía!) y que las almas de los inicuos no desaparecían ni se esfumaban; por el contrario, si no se arrepentían de corazón de sus pecados, serían condenados por toda la eternidad.

Había predicado que no hay verdades absolutas y que lo único importante era que cada uno actuara según su "conciencia" (no importando que ésta fuese errónea). 

Con este tipo de consideraciones, que eran -en realidad- un examen de conciencia, estuvo cavilando durante un buen rato (no sabría decir cuánto). La conclusión a la que llegó, sobre sí mismo, lo dejó fuera de combate. Había sido traidor a su misión. Había buscado sólo el aplauso de la gente. Había sido soberbio y no había atendido a los suyos, a los que el Señor le había encomendado, a los verdaderamente pobres y desvalidos, espiritualmente hablando. Ciertamente, su situación era lamentable. Y lo peor de todo es que, aun así, no acababa de dar su brazo a torcer: ¡El pecado de soberbia lo tenía hasta tal punto esclavizado que no entendía que nadie pudiera llevarle la contraria ... ni el mismo Señor! 

Abrumado por estos pensamientos, no sabía ya qué decir ... aunque no fue necesario, porque aquí intervino Jesús nuevamente:

- Mira, Jorge ... o si prefieres te llamo Francisco, presta mucha atención a lo que voy a decirte. Tendrás que tomar una decisión. Y esa decisión será definitiva. De lo que decidas dependerá el futuro que te espera: a bien a mi lado; o bien separado de Mí para siempre.

Balbuceando y como pudo, logró que de su boca salieron estas palabras, apenas audibles:

- Te escucho, Señor

Jesús lo miró. De nuevo volvieron a encontrarse sus miradas, pues Francisco, aunque angustiado, consiguió levantar la cabeza y abrir los ojos para mirarle. La mirada de Jesús era de una gran pena, pero estaba dotada de una seguridad indescriptible. Le atraía, porque veía en ella cariño auténtico, pero también ponía al descubierto toda su vida. Nada le era oculto. Nadie podía engañarle. Y esto le asustó. Se tapó los ojos, agachó la cabeza y se dispuso a escuchar:

- Lo que voy a decirte es de suma importancia. Pese a tus pecados, que son muy graves, Yo te sigo queriendo. Siempre ha sido así y seguirá siéndolo. Pero si quieres salvarte, es necesario que tú también me quieras y que me lo demuestres poniendo por obra todo lo que te diga. 
Continuará

Entrevista de Raymond Arroyo al padre Gerald Murray el 12 de abril de 2018

WORLD OVER

Duración 9:24 minutos

Algunas consideraciones  de interés sobre la exhortación apostólica Gaudete et exultate y otros temas, entre ellos la imposibilidad del acceso al sacerdocio para las mujeres.

Los “Incels” y el significado del sexo (Nicholas Senz)



Ciertos acontecimientos a veces introducen una nueva terminología en nuestra conciencia pública o llaman la atención a una palabra oscura. El reciente ataque en Toronto, en el cual un hombre arrolló a un grupo de mujeres con su auto por enojo sobre su estado actual de relación, produjo otra: “incel” o “célibe involuntario”. Estas dos palabras, y el incidente que las trajo a primer plano, dicen mucho sobre el estado actual de nuestra cultura.

El término aquí se refiere a una persona que no está actualmente en una relación sexual, pero que desea estar. Ahora, técnicamente, este es un uso inexacto del término “célibe”. No menciono esto para ser pedante, sino porque es revelador.

En la enseñanza católica, hay tres palabras “c” que explican diferentes aspectos de la sexualidad. "Castidad" es limitar la actividad sexual para que se ajuste a su estado de vida, respetando la fuerza del impulso sexual y las consecuencias naturales del acto sexual (es decir, niños). “Celibato” es ese estado en la vida que renuncia al matrimonio por el bien de algún otro propósito."Continencia" es la falta de actividad sexual. Entonces, si tuviéramos que ordenar las palabras correctamente, sería: para el célibe, la castidad requiere continencia.

Sin embargo, en el uso moderno, los tres distintos significados de estos términos se han reducido a uno solo, de modo que todos se consideran simplemente como “no tener relaciones sexuales”. De esta manera, cualquier sentido coherente del propósito detrás de la moralidad sexual cristiana ha desaparecido. El “porqué” de la castidad y el significado del celibato no se entiende bien.

Las revoluciones que la sociedad occidental experimentó en las últimas décadas muchas veces giraron en torno al sexo. Los revolucionarios políticos de los años sesenta y setenta sostuvieron el “amor libre” como un sello distintivo de su agenda anti-establishment de autorrealización. Y la llegada de “la píldora” hizo que esa agenda prácticamente fuera mucho más posible.

Una cultura que busca elevar al individuo no comprometido (es decir, radicalmente autónomo) por encima de todo lo demás, necesariamente debe tener una visión radical del sexo, porque el sexo en su raíz es un acto que naturalmente conduce a lazos y obligaciones. El sexo ahora se ve como un acto de autorrealización y cumplimiento del deseo más que como el sello de una relación permanente con efectos duraderos.

Así, incluso algunos católicos han intentado convertir la distinción entre los aspectos unitivo y procreativo del acto sexual en una división. Pero esto es un error. Separar lo unitivo de lo procreativo simplemente no separa los dos elementos para que se mantengan de forma independiente, precisamente porque no se puede.

Más bien, lo unitivo se desintegra y degenera en búsqueda del placer, dejando a un lado la vida. Cuando la noción del vínculo vivo, el niño, se elimina por completo de la ecuación o se ve como un subproducto accidental, entonces ¿qué otra cosa existe sino la sensación del momento? ¿Y qué, en ese sentimiento, requiere una obligación de la vida, aparte del sentimiento? El sentimiento no es un cemento suficientemente fuerte como para mantener unida cualquier ética.

Como Ross Douthat observó en una columna reciente, cuando una sociedad se organiza en torno al principio de la autonomía individual, y la autonomía se define como “tener derecho a hacer lo que me plazca”, y el acto sexual se convierte simplemente en otra actividad placentera, es inevitable que algunos vean el sexo como un derecho, como algo que se les debe. Y si no están teniendo relaciones sexuales, es sólo porque una persona o estructura injusta se lo retiene. No hay sentido de un apropiado abstencionismo de la actividad sexual, como en la continencia casta.

Esta actitud se manifiesta de diferentes maneras, desde el hombre que comete el asesinato en nombre de responder a esta supuesta injusticia, hasta aquellos que desean monetizar este fenómeno reclasificando la prostitución como “trabajo sexual”, simplemente un otro servicio prestado, otro producto comercializado por dinero en efectivo.

Sin embargo, aquí es justo donde la ideología se encuentra con la naturaleza y se rompe. El sexo es esencialmente un regalo de sí mismo para otro, y un regalo nunca se puede exigir como un derecho. Y lo mismo sucede con otra persona. Decir que uno se debe a la actividad sexual es decir que se tiene, al menos, un derecho general sobre el cuerpo de otra persona, o que la otra persona involucrada en el acto, su bien y su realización, es completamente irrelevante. (Este es el caso tanto de las prostitutas, con quienes sólo existe una relación transaccional, como del espectro infernal de los “robots sexuales”, a lo que Douthat alude). Esto necesariamente convierte el sexo en un acto deshumanizante.


Nicholas Senz (The Catholic Thing | 24 mayo, 2018)

sábado, 26 de mayo de 2018

Noticias varias 26 de mayo de 2018 (Aborto en Irlanda, persecución contra los cristianos, Iglesia militante, ...)



LIFE SITE NEWS

Ireland votes to legalize abortion: ‘a tragedy of historic proportions’

ADELANTE LA FE

Lo blandengue dentro de la iglesia

RORATE CAELI

IRELAND: a post-mortem examination - by Roberto de Mattei (Revisited)

INFOCATÓLICA

Católicos marchan en Nigeria en protesta por el asesinato de los cristianos

Los primeros resultados oficiales dan la victoria al sí en el referéndum del aborto en Irlanda

CHIESA E POST CONCILIO

Athanasius Schneider. La Chiesa sulla Terra e le sue caratteristiche essenzialmente militanti

Selección por José Martí

Vatican News vuelve a la senda de las ‘fake news’ (Carlos Esteban)




¿Se acuerdan cuando Monseñor Viganò presentó una carta de Benedicto XVI pretendiendo que decía lo contrario de lo que realmente decía? Fue el primer ‘fake news’ vaticano, pero parece que la tradición la ha recogido Vatican News, el órgano semioficial de la Santa Sede a la que recientemente Su Santidad ha distinguido con una calurosa felicitación.

Hoy puede leerse -y escucharse- una noticia titulada Diálogo islámico cristiano en homenaje al padre Samir Khalil Samir‘, donde se habla de un simposio organizado por el Pontificio Instituto Oriental en honor al sacerdote jesuita e islamólogo, con motivo de su 80° cumpleaños. Dice la noticia:

«Patrimonio árabe cristiano y diálogo islámico cristiano», es el tema central del simposio organizado el viernes 25 de mayo, en Roma, por el Pontificio Instituto Oriental; un acto académico en honor al Padre Samir Khalil Samir, con motivo de su 80° cumpleaños: sacerdote jesuita, islamólogo, que ha dedicado su vida a estudiar la relación del Islam con el cristianismo, con el fin de llegar a un mayor entendimiento entre ambas partes.

Para homenajear a este religioso egipcio, profesor de Historia de la cultura árabe y de islamología en Beirut y en Roma, varios ponentes, expertos en la materia, prepararon conferencias sobre esta temática, desde la cual se propone profundizar en los factores históricos y sociales que envuelven a estas dos religiones monoteístas, centrándose en la importancia de fomentar siempre un diálogo fructífero.
En Vatican News hablamos con uno de los ponentes del simposio, el profesor español Juan Pedro Monferrer Sala, profesor de estudios árabes e islámicos en la Universidad de Córdoba, España, cuya contribución al homenaje del padre Samir consistió en ofrecer una “nueva visión centrada en el contexto socio-político y socio-religioso de las comunidades de los cristianos arabizados en la región del Al-Ándalus”, es decir aquellos cristianos que tuvieron que adaptarse a la situación de un nuevo estado, en este caso árabe e islámico; y tuvieron que redefinir no sólo su espacio vital, sino también su espacio cultural.
Además, nuestro entrevistado explica que resulta importante consolidar el diálogo entre cristianos y musulmanes en la sociedad actual, ya que es una “obligación el fomentar que los seres humanos se entiendan independientemente de las religiones, y más aún si se trata de creyentes de dos religiones que parten de un mismo tronco”, por lo que hay que buscar un encuentro entre todos, “que ayude a construir una sociedad más justa, más equilibrada y más vivible”.
Y todo, ya ven, en homenaje a ese gran islamólogo que es el padre Samir, del que pasamos a reproducir algunas declaraciones ya publicadas por Infovaticana en su día: “No se puede decir que Islam sea igual a violencia, pero tampoco se puede decir lo contrario, que en el Islam no hay violencia. Sí hay violencia”

Del ISIS, por ejemplo, dice que “aplica lo que aparece en el Corán”, y recuerda que sus integrantes “han rehabilitado la esclavitud, matan niños, personas desarmadas, mujeres… y compran esclavos como se compra la comida”.

Samir es muy claro a la hora de señalar que la libertad de conciencia no existe dentro del Islam, ya que “cuando un musulmán abandona públicamente el Islam es reo de muerte”. Argumenta que el problema reside en que para un musulmán, cambiar de religión es cambiar también de estado, política y economía, ya que el Islam “lo es todo”. “Esto conlleva a que identifiquen Occidente y el comportamiento moral de Europa y América con el cristianismo, a quienes consideran paganos”.

Samir ha calificado, por ejemplo, de “locura” permitir que se construya una mezquita en terrenos de la Iglesia, y ha insistido sobre el Estado Islámico que “es cien por cien musulmán. No se puede decir que Islam sea igual a violencia. Pero no se puede decir lo contrario, que en el Islam no hay violencia. Sí hay violencia”.

Como base para el diálogo, sinceramente, no nos parece mal, pero dista bastante del irenismo buenista que destila la ‘fake news’ dada por Vatican News.

Carlos Esteban

Zapatero, madurando con Francisco (Fray Gerundio)



Con efecto inmediato y para dar novedades en primer tiempo de saludo, Zapatero vuelve a España desde Caracas, pasando por el Vaticano. Una reunión informal, piadosa y de extrema cortesía, puesto que ya se sabe que a Zapatero siempre le ha encantado visitar la Santa Sede y se pirra por estar junto al Santo Padre, besar su anillo y rendirle pleitesía.
Francisco le ha recibido con la misma devoción. No es noticia para los católicos el que Bergoglio se reúna con la flor y nata de los que han aportado al catolicismo sus mejores contribuciones. Y hay que reconocer que Zapatero ha proporcionado al catolicismo español los mejores momentos de éxtasis de nuestro siglo XXI y pasará a la historia como el Gobernante que más colaboró a que la España Católica desplegara todas sus potencialidades, a base de su generosa ayuda y visión profética.
Desde luego que hay que reconocer que Zapatero tuvo visión profética, ya que puso en marcha la máquina trituradora del catolicismo casi diez años antes de la llegada de Francisco al Solio Pontificio. La carga destructora, -de la misma especie-, aplicada a España y a la Santa Madre Iglesia por uno y otro, son conmovedoras. Y con ayudas episcopales valiosas, por cierto. Todo igualito que Francisco. Él abrió el camino a los bodorrios gays en la España de principios del siglo, sin tener siquiera que decir ¿quién soy yo?…
Es sabido que Zapatero anda por ahí zascandileando, como esbirro de la bendita democracia de Maduro, como estadista mitrado, ungido observador internacional, para observar justamente lo que los otros no observan. Está dejando en mantillas a Jimmy Carter.
En Venezuela las cosas van muy bien y gracias a Maduro, -vigilado de cerca por el ojo zapateril-, el pueblo venezolano está encantado de su actual situación. No sabemos el precio que costarán estas jugosas conclusiones de Zapatero, pero merece la pena, dada la elevada estatura moral del Ideólogo.
Lo malo de toda esta historia es que a Bergoglio se le ve el pelo de la dehesa, como decía mi abuela. Sus simpatías por los regímenes comunistas y afines es algo conocido del uno al otro confín. Llama mucho la atención el hecho de que Francisco, tan apresurado para condenar como pecado mortal cualquiera de las vicisitudes del mundo capitalista, sea tan escasamente locuaz para condenar la pobreza originada por el régimen comunista de Nicolás Maduro. Si alguien tiene todavía fuerzas físicas y psíquicas para leer lo que dijo en Santa Marta sobre las riquezas, que lo lea y verá. Qué bonito meterse con los ricos italianos que recortan salarios y no decir ni pío sobre la destrucción del trabajo y organización del hambre en el país sudamericano.
Admira comprobar que sea tan extremadamente exigente respecto a las inmigraciones de musulmanes a Europa, exigiendo a los países su inmediata acogida –menos en el Vaticano-, y no diga una palabra de más (ni de menos), sobre los refugiados que han huido del hambre de Venezuela.
La referencia que Bergoglio dedicó el domingo al régimen de Caracas, es de una tibieza y una sequedad que asustan. Ni una sola palabra concreta para condenar. Ni un segundo para exigir. Según él es un problema de paz y de unidad que todos deben encontrar. Pues vaya cosa. Para ese viaje no se necesitaban alforjas.
Deseo dedicar nuevamente un recuerdo especial a mi querida Venezuela. Pido que el Espíritu Santo dé a todo el pueblo venezolano – a todos, gobernantes, pueblo- la sabiduría para encontrar la vía de la paz y la unidad”.
Pero los católicos nos quedamos tranquilos, porque el gran intelectual Zapatágoras le habrá puesto al día.
–Papa Francisco: objetivo cumplido. Maduro seguirá madurando hasta 2025 y estoy convencido de que las cosas van bien.
-Muy bien, siervo bueno y fiel, Zapaterito de mi alma. Dios te pagará todo lo que has hecho por España y lo que has hecho por Venezuela. Dile a Maduro que cuenta con mis oraciones para que sepa encontrar la sabiduría y meta en cintura al pueblo venezolano.
–Tiene muchos opositores que lo critican, Santo Padre.
–Dile a Nicolás que haga como yo. El otro día dije a los sacerdotes de la diócesis de Roma que no es pecado criticar al Papa. Los muy ingenuos se lo han creído. Ahora, el que se atreva a decirme algo, lo pongo en la calle inmediatamente. Para eso he nombrado cardenal al limosnero de las pizzas, que es el que me elabora las listas de criticones. Y el que se mueva, no sale en la foto.
Fray Gerundio

Cardenal Müller defiende a la izquierdista “Teología de la Liberación”



El cardenal Gerhard Müller afirmó que la [izquierdista y modernista] teología de la liberación sigue siendo importante, especialmente en América Latina.

Müller es amigo personal del sacerdote y teólogo anticatólico Gustavo Gutiérrez que cumple 90 años el 8 de junio. Gutiérrez, de origen peruano, es considerado uno de los padres de la teología de la liberación.

Al hablar el 25 de mayo en domradio.de, Müller afirmó que la Iglesia tiene que hablar contra la “explotación, opresión y ataque a la dignidad humana”.

En gran parte de América Latina la teología de la liberación secularizó la Iglesia y, de hecho, giró para convertirse en un partido político de izquierda.

Como consecuencia de ello, grandes sectores de la sociedad se han convertido en sectas protestantes, porque una Iglesia politizada es incapaz o no está dispuesta a satisfacer sus necesidades espirituales.

IMPRESCINDIBLE homilía del Cardenal Sarah en Chartres: ¡no dejen de leerla! (Vicente Montesinos)



Me he tomado la gustosísima molestia de traducir la homilía dada por el Cardenal Robert Sarah en la Peregrinación anual a Notre-Dame de Chrétienté, en Chartres, en la Solemnidad de Pentecostés. Y digo gustosísima molestia, en el caso de que lo fuera, porque son palabras las suyas que no tienen desperdicio y que son dignas de ser anunciadas.

Me tomo libremente el amable permiso de Su Eminencia el Cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, seguro de que no le importará que difunda en Español sus palabras, sino todo lo contrario.

POR FAVOR. LES RUEGO ENCARECIDAMENTE QUE NO DEJEN DE LEERLA PARA COMPRENDER LO QUE LOS CATÓLICOS ESPERAMOS Y NECESITAMOS ESCUCHAR EN LOS TIEMPOS ACTUALES POR PARTE DE NUESTRA JERARQUÍA.

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Permítanme en primer lugar dar las más sinceras gracias a Su Excelencia el Obispo Philippe Christory, Obispo de Chartres, por su fraternal bienvenida a esta maravillosa Catedral. 

Queridos peregrinos de Chartres,

“La luz ha venido al mundo”, nos dice Jesús hoy en el Evangelio ( Juan 3, 16-21 ), “y los hombres han preferido la oscuridad”.

Y ustedes, queridos peregrinos, ¿han acogido la única luz que no engaña: la de Dios? Han caminado por tres días, orado, cantado, sufrido bajo el sol y bajo la lluvia: ¿Recibieron la luz en sus corazones? ¿Realmente han abandonado la oscuridad? ¿Han elegido seguir el Camino siguiendo a Jesús, que es la Luz del mundo? Queridos amigos, permítanme formularles esta pregunta radical, porque si Dios no es nuestra luz, todo lo demás se vuelve inútil. Sin Dios, ¡todo es oscuridad!

Dios vino a nosotros, se hizo hombre. Nos ha revelado la única verdad que salva, murió para redimirnos del pecado, y en Pentecostés nos dio el Espíritu Santo, nos dio la luz de la fe … ¡pero preferimos la oscuridad!

¡Miremos a nuestro alrededor! La sociedad occidental ha elegido establecerse sin Dios. Somos testigo de cómo ahora se entrega a las llamadas y engañosas luces de la sociedad de consumo, para obtener ganancias a toda costa, desde un individualismo frenético.

¡Un mundo sin Dios es un mundo de oscuridad, de mentiras y de egoísmo!

Sin la luz de Dios, ¡la sociedad occidental anda como un ebrio en la noche! No tiene suficiente amor para acoger a los niños, protegerlos desde el útero de su madre, ni protegerlos de la agresión de la pornografía.

Privada de la luz de Dios, la sociedad occidental ya no sabe cómo respetar a sus ancianos, acompañar hasta la muerte a sus enfermos, hacer lugar para los más pobres y los más débiles.

La sociedad está abandonada a la oscuridad del miedo, la tristeza y el aislamiento. No tiene nada que ofrecer excepto el vacío y la nada. Y permite la proliferación de las ideologías más locas.

Una sociedad occidental sin Dios puede convertirse en la cuna de un terrorismo ético y moral más virulento y más destructivo que el terrorismo islamista. Recuerden que Jesús nos dijo: "Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno" (Mateo 10, 28).

Queridos amigos, perdónenme estas afirmaciones. Pero uno debe ser claro y realista.

Si les hablo de esta manera es porque, en mi corazón sacerdotal y pastoral, siento compasión por tantas almas caprichosas, perdidas, tristes, preocupadas y solas. ¿Quién los llevará a la luz? ¿Quién les mostrará el camino a la verdad, el único camino verdadero de libertad que es el de la Cruz? ¿Vamos a dejar que las almas sean entregadas al error, al nihilismo sin esperanza, o al islamismo agresivo?

Debemos proclamar al mundo que nuestra esperanza tiene un nombre: ¡Jesucristo, el único Salvador del mundo y de la humanidad! ¡Ya no podemos estar en silencio!

Queridos peregrinos de Francia, ¡miren esta catedral! ¡Sus antepasados ​​la construyeron para proclamar su fe! Todo, en su arquitectura, su escultura, sus ventanas, proclama la alegría de ser salvo y amado por Dios. Sus antepasados ​​no fueron perfectos, no carecieron de pecados. ¡Pero querían dejar que la luz de la fe iluminara su oscuridad!

Hoy, tú también, Pueblo de Francia, ¡despierta! ¡Elige la luz! ¡Renuncia a la oscuridad!

¿Cómo puede hacerse esto? El Evangelio nos dice: “El que obra según la verdad viene a la luz”. Dejemos que la luz del Espíritu Santo ilumine nuestra vida de manera concreta, incluso en las partes más íntimas de nuestro ser más profundo. Actuar de acuerdo con la verdad es primero poner a Dios en el centro de nuestras vidas, ya que la Cruz es el centro de esta catedral.

¡Mis hermanos, elijan acudir a Él todos los días! En este momento, comprométanse a guardar unos minutos de silencio todos los días para dirigirse a Dios y decirle: “¡Señor, reina en mí! ¡Te regalo toda mi vida! ”

Queridos peregrinos, sin silencio, no hay luz. La oscuridad se alimenta del ruido incesante de este mundo, lo que nos impide volvernos a Dios.

Tomen el ejemplo de la liturgia de la misa hoy. Nos lleva a la adoración, al temor filial y al amor en presencia de la grandeza de Dios. Culmina en la Consagración donde juntos, de cara al altar, nuestra mirada dirigida al anfitrión, a la cruz, nos comunicamos en silencio en recogimiento y en adoración.

Queridos amigos, amemos estas liturgias que nos permiten saborear la presencia silenciosa y trascendente de Dios y volvernos hacia el Señor.

Queridos hermanos sacerdotes, quiero dirigirme a ustedes específicamente. El Santo Sacrificio de la Misa es el lugar donde encontrarán la luz para su ministerio. El mundo en el que vivimos nos exige constantemente. Estamos constantemente en movimiento, sin tener cuidado de detenernos y tomarnos el tiempo para ir a un lugar desierto a descansar un poco, en soledad y silencio, en compañía del Señor. Existe el peligro de que nos consideremos como “trabajadores sociales“. Entonces, no traemos la Luz de Dios al mundo, sino nuestra propia luz, que no es lo que los hombres esperan de nosotros. Lo que el mundo espera del sacerdote es Dios y la luz de su Palabra proclamada sin ambigüedad ni falsificación.

Déjennos saber cómo acudir a Dios en una celebración litúrgica, llena de respeto, silencio y santidad. No inventen nada en la liturgia. Recibamos todo de Dios y de la Iglesia. No busquemos espectáculo o éxito. La liturgia nos enseña: Ser sacerdote no es sobre todo hacer muchas cosas. ¡Es estar con el Señor, en la Cruz! La liturgia es el lugar donde el hombre se encuentra con Dios cara a cara. La liturgia es el momento más sublime cuando Dios nos enseña a “conformarnos a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8, 29). La liturgia no es y no debe ser motivo de dolor, lucha o conflicto. En la forma ordinaria, al igual que en la forma extraordinaria del rito romano, lo esencial es volverse a la Cruz, a Cristo, nuestro Oriente, nuestro Todo y nuestro único Horizonte.

Queridos compañeros sacerdotes, mantengan siempre esta certeza: ¡estar con Cristo en la Cruz es lo que el celibato sacerdotal proclama al mundo! El plan, nuevamente propuesto por algunos, de separar el celibato del sacerdocio al conferir el sacramento de la Orden a los hombres casados ​​(“viri probati”) por, dicen, “razones o necesidades pastorales”, tendría serias consecuencias, de hecho, para romper definitivamente con la Tradición Apostólica. Nos gustaría fabricar un sacerdocio de acuerdo a nuestra dimensión humana, pero sin perpetuar, sin extender el sacerdocio de Cristo, obediente, pobre y casto. De hecho, el sacerdote no es sólo un “alter Christus”, sino que es verdaderamente “ipse Christus”, ¡él es Cristo mismo! Y es por eso que, siguiendo a Cristo y la Iglesia, ¡el sacerdote siempre será un signo de contradicción! A ustedes, queridos cristianos, Laicos comprometidos con la vida de la ciudad, quiero decir con fuerza: “¡No tengan miedo! ¡No tengan miedo de traer la luz de Cristo a este mundo!

Tu primer testigo debe ser tu propio ejemplo: ¡actúa de acuerdo con la Verdad! En tu familia, en tu profesión, en tus relaciones sociales, económicas, políticas, ¡que Cristo sea tu Luz! ¡No tengas miedo de testificar que tu alegría proviene de Cristo!

¡Por favor, no escondas la fuente de tu esperanza! ¡Por el contrario, proclámala! ¡Testifícala! ¡Evangeliza! ¡La Iglesia te necesita! Recuerda que sólo “¡el Cristo crucificado revela el verdadero significado de la libertad”(Veritatis Splendor 85) y libera la libertad que está hoy encadenada por falsos derechos humanos, todo orientado hacia la autodestrucción del hombre!

Para ustedes, queridos padres, quiero enviar un mensaje especial. Ser padre y madre en el mundo de hoy es una aventura llena de sufrimiento, obstáculos y preocupaciones. La Iglesia les dice: “¡Gracias!” Sí, ¡gracias por el generoso regalo de ustedes mismos! Tengan el coraje de criar a sus hijos a la luz de Cristo. A veces tendrán que luchar contra el viento dominante y soportar la burla y el desprecio del mundo. ¡Pero no estamos aquí para complacer al mundo! “Proclamamos a Cristo crucificado,  escándalo para los judíos y locura para los gentiles” (1 Corintios 1, 23-24) ¡No teman! ¡No se rindan! La Iglesia, a través de la voz de los Papas, especialmente desde la encíclica Humanae Vitae, les confía una misión profética: testificar ante todos sobre nuestra confianza gozosa en Dios, quien nos ha hecho guardianes inteligentes del orden natural.

Queridos padres y madres, ¡la Iglesia os ama! ¡Amen a la Iglesia! Ella es su madre. No se unan a los que se ríen de ella, porque sólo ven las arrugas de su cara envejecidas por siglos de sufrimiento y dificultades. Incluso hoy, ella es hermosa e irradia santidad.

¡Finalmente, quiero dirigirme a ustedes, los jóvenes que son numerosos aquí!
Sin embargo, les ruego primero que escuchen a un “anciano” que tiene más autoridad que yo. Este es el evangelista San Juan. Más allá del ejemplo de su vida, San Juan también dejó un mensaje escrito a los jóvenes. En su Primera Carta, leemos estas conmovedoras palabras de un anciano a los jóvenes de las iglesias que él había fundado. Escuchen su voz, llena de vigor, sabiduría y calidez: “Os escribo, jovencitos, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al Maligno. No améis el mundo ni las cosas del mundo” (1 Juan 2, 14-15).

El mundo que no debemos amar, como el Padre Raniero Cantalamessa comentó en su homilía del Viernes Santo de 2018, no es, como todos sabemos, el mundo creado y amado por Dios, no son las personas del mundo a quienes, por el contrario, debemos acudir siempre, especialmente los pobres y los pobres de los pobres, para amarlos y servirles humildemente … ¡No! El mundo que no debemos amar es otro mundo; es el mundo tal como se convirtió bajo el gobierno de Satanás y el pecado. El mundo de las ideologías que niegan la naturaleza humana y destruyen la familia … las estructuras de la ONU, que imponen una nueva ética global, juegan un papel decisivo y se han convertido hoy en un poder abrumador, difundiéndose a través de las posibilidades ilimitadas de la tecnología. En muchos países occidentales, hoy en día es un crimen negarse a someterse a estas horribles ideologías. Esto es lo que llamamos adaptación al espíritu de los tiempos, conformismo. Un gran creyente británico y poeta del siglo pasado, Thomas Stearns Eliot escribió algunos versos que dicen más que libros enteros: “En un mundo de fugitivos, la persona que tome la dirección opuesta parecerá huir”.

Queridos jóvenes cristianos, si es permisible que un “anciano”, como San Juan, os hable directamente, también yo os exhorto, y os digo, ¡habéis vencido al Maligno! Luchad contra cualquier ley contra la naturaleza que se os imponga, y que oponga cualquier norma contra la vida, contra la familia. ¡Sed de aquellos que toman la dirección opuesta! ¡Atreveos a ir contra! Para nosotros, cristianos, la dirección opuesta no es un lugar, es una Persona, es Jesucristo, nuestro Amigo y nuestro Redentor. Una tarea os es especialmente encomendada: salvar al amor humano de la deriva trágica en la que ha caído: el amor, que ya no es el regalo de uno mismo, sino solo la posesión del otro, una posesión a menudo violentamente tiránica. En la Cruz, Dios se reveló a sí mismo como “ágape”, es decir, como un amor que se entrega hasta la muerte. Amar de verdad es morir por el otro.

Queridos jóvenes, a menudo, sin duda, sufrís en vuestra alma la lucha entre la oscuridad y la luz. A veces os sentís seducidos por los placeres fáciles del mundo. Con todo mi corazón de sacerdote, os digo: ¡no lo dudéis! ¡Jesús os lo dará todo! Siguiéndolo para ser santos, ¡no perderéis nada! ¡Ganaréis la única alegría que nunca decepciona!

Queridos jóvenes, si hoy Cristo os llama a seguirlo como sacerdotes, como religiosos, ¡no lo dudéis! Dedidle a Él: “fiat”, ¡un sí entusiasta e incondicional!

Dios quiere que lo necesitéis, ¡qué gracia! ¡Que alegría! Occidente ha sido evangelizado por los Santos y los Mártires. ¡Vosotros, jóvenes de hoy, seréis los santos y los mártires que las naciones están esperando en una Nueva Evangelización! ¡Vuestras patrias están sedientas de Cristo! ¡No las decepcionéis! ¡La Iglesia confía en vosotros!

Rezo para que muchos de vosotros respondáis hoy, durante esta Misa, a la llamada de Dios para seguirlo y dejarlo todo por Él, por su Luz. Queridos jóvenes, no tengáis miedo. ¡Dios es el único amigo que nunca os decepcionará! Cuando Dios llama, es radical. Significa que va todo el camino hasta la raíz. Queridos amigos, ¡no estamos llamados a ser cristianos mediocres! ¡No, Dios nos llama a todos al regalo total, al martirio del cuerpo o del corazón!

Queridos habitantes de Francia, ¡fueron los monasterios los que hicieron la civilización de su país! Fueron hombres y mujeres los que aceptaron seguir a Jesús hasta el final, radicalmente, los que han construido la Europa cristiana. Debido a que han buscado sólo a Dios, han construido una civilización hermosa y pacífica, como esta catedral.

Gente de Francia, pueblos de Occidente, ¡encontrarán la paz y la alegría solo buscando a Dios! ¡Regresen a la Fuente! ¡Regresen a los monasterios! Sí, ¡todos ustedes, atrévanse a pasar unos días en un monasterio! En este mundo de tumulto, fealdad y tristeza, los monasterios son oasis de belleza y alegría. Experimentarán que es posible poner concretamente a Dios en el centro de todas sus vidas. Experimentarán la única alegría que no pasa.
Queridos peregrinos, abandonemos la oscuridad. ¡Elijamos la luz! Pidamos a la Santísima Virgen María saber decir “fiat”, es decir, sí, plenamente, como ella, para recibir la luz del Espíritu Santo como lo hizo ella…

… pidamos a Nuestra Santísima Madre tener un corazón como el suyo, un corazón que no le niega nada a Dios, un corazón ardiente, con amor por la gloria de Dios, un corazón ardiente para anunciar a los hombres la Buena Nueva, un corazón generoso, un corazón tan abundante como el corazón de María, tan abundante como el de la Iglesia, y tan rico como el del Corazón de Jesús ! ¡Que así sea!
Cardenal Sarah
(Traductor de la homilía: Vicente Montesinos)

La escuela intrascendente del Nuevo Paradigma (Pedro Lluis Llera)



Hay muchas escuelas supuestamente católicas (digo muchas, no todas) que han sido las abanderadas del modernismo o, lo que es lo mismo, de la Iglesia del Nuevo Paradigma, desde hace más de cincuenta años. Los religiosos neoparadigmáticos no dudaron en cambiar la tradición y el carisma de sus fundadores por las novedades de la modernidad. La mayoría de esas órdenes religiosas (no todas) languidecen en una muerte lenta que prolongará su decadencia y su agonía hasta que desaparezcan. Hoy en día estas órdenes religiosas tienen más jubilados que miembros activos. Es lo que pasa cuando el sarmiento se separa de la Vid Verdadera, que es Cristo: que el sarmiento se seca y no sirve ya más que para echarlo al fuego.
Estos colegios modernistas – un día católicos – no molestan al mundo porque son del mundo. Son colegios intranscendentes en todos los sentidos de la palabra: intranscendentes por irrelevantes o insignificantes; e intranscendentes porque, en la mejor línea de la modernidad nietzscheana, han “enterrado” a Dios. Lo “católico” ya no es sustantivo y sustancial, sino adjetivo y cosmético. En poco o en nada se diferencian de cualquier colegio laico. En su lucha contra su propio pasado, contra su identidad y contra el sentido común, desprecian la tradición y abrazan cuantas novedades de última hora ofrecen las modernas corrientes pedagógicas. Lo moderno, la última moda, la última novedad psicopedagógica es acogida con fe de converso: el constructivismo, la enseñanza cooperativa, las experiencias de meditación orientalistas del estilo del yoga, el mindfulness o incluso el reiki; las inteligencias múltiples, la educación emocional, la eliminación del libro de texto y la incorporación de las tabletas (ya me dirán cómo se puede estudiar en una pantalla sin dejarse la vista en el intento)… Todo lo que suene a nuevo y moderno, es bueno. Todo lo tradicional, hay que eliminarlo por obsoleto. “La educación de antes ya no vale”. “Hay que adaptarse a los nuevos tiempos”. “No se puede seguir educando como hace cien años”.
¿Seguro? ¿Lo que tenemos ahora es mejor que la escuela que teníamos hace cien años? Por sus frutos los conoceréis.
La escuela modernista neoparadigmática no es católica. Es kantiana, marxista, fenomenológica o nietzscheana, pero no católica: no cree que se pueda conocer mediante la razón a Dios, al mundo o al hombre. Y si no se puede conocer la realidad porque tenemos la sospecha de que la realidad ni siquiera existe, ¿qué demonios vamos a enseñar? “Cada uno construye su propio conocimiento” porque la realidad es una construcción mental que cada persona va elaborando subjetivamente en su propia mente. Lo único que podemos conocer son los “fenómenos”.
Hay que fomentar experiencias (fenomenología) para que se pueda “sentir” a Dios. Nada de enseñar doctrina. Antiguamente, el Catecismo se enseñaba y se aprendía. Ahora prefieren que los niños no sepan nada y coloreen dibujitos fotocopiados. ¿Por qué? Porque no creen que haya nada que enseñar, porque no creen en la Santa Doctrina de la Iglesia, porque desprecian la Tradición. Porque “eso era antes”. “Ahora eso ya no vale para los nuevos tiempos”.
Pero dice San Pío X en la Pascendi (4):
Porque el concilio Vaticano decretó lo que sigue: «Si alguno dijere que la luz natural de la razón humana es incapaz de conocer con certeza, por medio de las cosas creadas, el único y verdadera Dios, nuestro Creador y Señor, sea excomulgado»(4). Igualmente: «Si alguno dijere no ser posible o conveniente que el hombre sea instruido, mediante la revelación divina, sobre Dios y sobre el culto a él debido, sea excomulgado»(5). Y por último: «Si alguno dijere que la revelación divina no puede hacerse creíble por signos exteriores, y que, en consecuencia, sólo por la experiencia individual o por una inspiración privada deben ser movidos los hombres a la fe, sea excomulgado»(6).
Lo llamativo es que muchos de los experimentos que se han puesto en marcha los últimos años en nombre de la “nueva evangelización” parten de ese aserto explícitamente condenado en el Vaticano I y en la Pascendi de San Pío X. “Hay que suscitar experiencias de encuentro personal con Cristo, porque el cristianismo no es una doctrina ni una moral, sino un acontecimiento, un encuentro existencial…”.
“Magisterio” viene de “magister”: maestro. E implica que un maestro (el catequista) enseña y el discípulo (el catecúmeno) aprende. Y también se supone que hay algo que enseñar y algo que aprender. Pero los modernistas niegan la Doctrina porque niegan la razón como vía de conocimiento de la fe de la Iglesia. Ahora la fe se transmite a través de la “pastoral”, que debe suscitar experiencias, sentimientos: todo subjetivo, todo emotivo, todo vivencial. Porque para transmitir la fe hay que tener una experiencia de encuentro personal con Jesús. Pero, claro… ¿Cómo, cuándo, dónde? Y se organizan campos de trabajo, convivencias, meditaciones pseudobudistas tipo New Age… ¡Y no saben que Cristo está realmente presente en el Sagrario! Nadie se lo ha dicho: no lo saben. Porque quienes deberían enseñar a los niños a adorar a Cristo en el Santísimo Sacramento no tienen la fe de la Iglesia Católica y no creen en el dogma de la transubstanciación. Y para ellos, adorar al Jesús Sacramentado es perder el tiempo: ¡Con la cantidad de cosas que hay que hacer!
En muchos colegios neoparadigmáticos la apostasía ha llegado a suprimir la capilla o a prescindir de la presencia del Señor en el Sagrario de sus oratorios: “¿Para qué?”. En muchísimos casos, la Capilla del Colegio se arrincona en el lugar más inaccesible del edificio o se convierte en aula multiusos instalando ingeniosos sistemas de puertas correderas. “Así se aprovechan mejor los espacios”. “Es más práctico”. “Resulta más útil”: a una hora es capilla y a la siguiente se cierran las puertas correderas y ya tenemos una sala de conferencias, una clase polivalente o un salón de baile para impartir extraescolares. Así que más vale que el Señor no esté en esos Sagrarios (si es que queda Sagrario). Las puertas correderas son un invento del Maligno para despreciar a Dios, Nuestro Señor.
Cuando Cristo no es el centro del Colegio y no ocupa un lugar igualmente central en las dependencias del centro educativo, esa escuela deja de ser católica para ser otra cosa. Lo más importante no es Dios: es la persona, el alumno. Y así tenemos colegios “antropocéntricos”, puramente inmanentes, neoarrianos: creen que Jesús es un “modelo de persona”, un ideal a quien parecerse (aunque inalcanzable); pero no el Cristo de la fe: verdadero Dios y verdadero hombre.
Son pelagianos: ni creen en el pecado original ni en la necesidad de la gracia. Nosotros vamos a cambiar el mundo: ni más ni menos. Ahí es nada… Lo importante es “comprometerse” y realizar muchas campañas y apoyar a muchas ONGs. La gracia de Dios… ¿Para qué la necesitamos? Nosotros somos tan buenos que Dios no nos hace falta para nada. En todo caso, seguimos su ejemplo. Pero la Gracias de Dios, la acción del Espíritu Santo, que nos santifica… Eso era antes: cuando se confesaban los niños, cuando se les llevaba a misa regularmente, cuando se hablaba de Mandamientos y de esas cosas. Pero ahora ya no hace falta confesarse ni cumplir los mandamientos ni ir a misa ni nada de todo eso. Esto está anticuado. No es nada moderno. Antes era pecado divorciarse, pero ahora se divorcia todo el mundo y ya ha dejado de ser pecado. Lo importante es el compromiso social, el voluntariado, el comercio justo y la opción preferencial (política) por los pobres. Y así de los colegios neoparadigmáticos salen generaciones enteras de militantes comunistas, dispuestos a cambiar el mundo por la vía revolucionaria. Pero creyentes católicos, ni uno. Bueno… Tal vez salgan uno o dos que tienen padres católicos y los educan como Dios manda.
En la escuela modernista se ha cambiado la dirección espiritual por el coaching y el vivir en gracia, por un manual de autoayuda o un protocolo de calidad EFQM o ISO.
Las Escuelas Neoparadigmáticas, si no vuelvan a poner a Cristo en el centro, acabarán desapareciendo. Si las escuelas católicas no evangelizan, no sirven para nada. La escuela católica tiene que recuperar su sentido, si no quiere resultar irrelevante y perfectamente prescindible. Para recuperar su relevancia, la Escuela Católica tiene que volver a injertarse en Cristo, que es quien le da sentido y es su razón de ser. La Escuela Católica debe ser un lugar privilegiado de encuentro con Cristo, debe enseñar el camino de la santidad, debe educar en la piedad: amor a Dios y amor al prójimo. Sólo así volverá a encontrar su identidad: una escuela de santidad para conducir a los niños a Cristo.
Si no, mejor que cierren cuanto antes.
Pedro Lluis Llera

viernes, 25 de mayo de 2018

MUJERES EN LA IGLESIA(I). SANTA HELENA (Capitán Ryder)



Creo que pocos elogios superan al que Harper Lee dedica al protagonista de Matar a un ruiseñor: “Era igual en casa que fuera de ella”. Una forma de señalar la integridad, la ausencia de doblez, la hombría del protagonista y sus convicciones, que defendería también en público.
Una virtud que se le acercaría sería la de saber cuál es el lugar que a cada uno le corresponde en cada sitio o lugar.
No abundan ni la una ni la otra. De hecho, respecto a la segunda, es muy común ver todo lo contrario, dado el afán de protagonismo que existe en el mundo, o simplemente, la mala educación. La Iglesia, desgraciadamente, no escapa a esta moda. Todo el mundo quiere ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro, considerándose discriminado si no ocurre tal cosa.
Una de las muchas corrientes que buscan dinamitar la Iglesia se apoya en el “lugar que las mujeres deben ocupar dentro de la misma”. La deslealtad de esta propuesta se capta enseguida, basta echar un vistazo a la historia de la Iglesia, y a los modelos que las Iglesia ha propuesto. Muy alejados todos ellos de la mujer reivindicativa-feminista que parecería ser el espejo en que mirarse.
Sean las entradas siguientes, que dedicaremos a grandes mujeres católicas, inspiración y referencia para todas las jóvenes, entre las que espero se encuentren mis hijas.
Sirvan también para acabar con el mito de la mujer marginada en la Iglesia, mito extendido por muchos prelados, con tal de quedar bien con el mundo.
SANTA HELENA
Cuando el emperador Constantino murió en York, en el año 306, el ejército romano proclamó inmediatamente a su hijo, que se encontraba en el lecho de muerte, su sucesor.
La madre del emperador, Helena, dicen que hija del antiguo Rey Cole, príncipe de Colchester, pasaría a ser una figura clave en la historia de la Iglesia.
Pero las cosas que la hicieron Santa sucedieron mucho tiempo después de que ella y su hijo Constantino salieran de Gran Bretaña con destino a Roma.
Helena, como la mayor parte de la gente que vivía en Gran Bretaña en ese momento, era pagana, y su hijo, como ella, creía en los viejos dioses romanos. Pero el cristianismo estaba creciendo y el emperador había oído hablar de Jesús y la Cruz.
A pesar de que Constantino había sido proclamado emperador por los soldados en York, muchas personas poderosas en otras partes del imperio, y en Roma mismo, no lo reconocían, y tuvo que luchar durante mucho tiempo para obtener el trono.
Justo antes de la batalla que decidiría todo tuvo un sueño de una Cruz llameante en el cielo y las palabras “Con este Signo Vencerás”.
Cuentan que hizo un voto; si ganaba la batalla se haría cristiano, y más que eso, haría cristiano su imperio. Cumpliría su palabra.
Su madre fue una de las primeras bautizadas en esos nuevos tiempos, y a medida que aprendía más acerca de la Cruz donde murió Jesús quiso saber más sobre qué le había sucedido a esa Cruz en particular.
Cuanto más pensaba en ello, más sentía que debería ir a Jerusalén a tratar de encontrarla. Finalmente, con casi 80 años, Constantino hizo los preparativos para que viajara a Jerusalén.
Habían pasado casi 300 años desde que Jesús fue crucificado.
Uno de los primeros emperadores romanos, Adriano, que odiaba a los cristianos, había construido sobre el Calvario y el Santo Sepulcro una terraza de trescientos cincuenta pies de largo sobre la cual había una estatua del dios romano Júpiter y un templo a Venus.
Esto se había hecho sólo 100 años después de la Crucifixión, así que Helena pensó que debajo de esa terraza se podría encontrar algo.
Excavaron en un lugar, junto a una roca, donde Helena había soñado y descubrieron 3 cruces.
No sabían cuál era la Cruz en la que Jesús sufrió. Helena había rescatado a un hombre muy enfermo y pidieron a Dios que ese hombre fuese el instrumento para saber cuál era la verdadera Cruz.
Levantaron al hombre y lo posaron suavemente sobre la primera Cruz y no sucedió nada. Lo mismo pasó al posarlo sobre la segunda Cruz. Pero cuando su cuerpo tocó la tercera Cruz quedó inmediatamente curado. Todos sabían que era la verdadera Cruz.
Helena ordenó construir una Iglesia en el lugar.
Un pedazo de madera volvió con ella a Roma, así como 2 uñas que se habían encontrado cerca.
Cuando llegó a casa construyó otra Iglesia igual llamada “Santa Cruz de Jerusalén”, donde la madera y las uñas fueron guardadas.
Durante cientos de años los peregrinos de toda Europa fueron a Jerusalén para ver la Cruz, hasta que fue destruida por los enemigos del Cristianismo que capturaron la ciudad Santa; pero cada año, el 3 de mayo, la Iglesia sigue manteniendo la fiesta del encuentro de la Santa Cruz por SANTA HELENA.
Capitán Ryder
P.D: Pintura de portada: Jan Van Eyck, El hallazgo de la Vera Cruz