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martes, 19 de abril de 2016

INFINIDAD DE ARTÍCULOS CON RESPECTO A LA AMORIS LAETITIA ( Desde el 7 de abril hasta el 27 de julio de 2016)

(Los que están aquí colocados son los que he considerado especialmente relevantes) 


PERSONALES
Algunas consideraciones sobre la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia (1 y 2) (8 y 9 de abril)
Jesucristo versus Amoris Laetitia (1 y 2) (10 y 11 de abril)
La hipocresía del lenguaje (1 , 2 y 3) (15 de abril)



ROBERTO DE MATTEI (tomado de Adelante la Fe) 

Queda mucho de qué hablar  todavía sobre esta exhortación apostólica, de 325 puntos, un documento altamente problemático, que podría suponer un alboroto en la Iglesia de inmensas proporciones. Es evidente que aquí no puedo colocar todo lo que se ha escrito sobre el tema; de modo que he realizado una selección: Blog "Catholicvs", Denzinger-Bergoglio, Adelante la Fe (que incluye The Remnant y Rorate Coeli, entre otros), Stat Veritas, Infocatólica, Infovaticana, Sandro Magister, Flavio Infante, The Wanderer y Varios (incluyo artículos que me parecen interesantes y que encuentro ocasionalmente).


1. Sobre la escandalosa "Relatio post disceptationem" del Sínodo extraordinario de la Familia dado a conocer por la Santa Sede el lunes, 13 de Octubre de 2014 (16 de octubre)

2. Exhortación Apostólica post-sinodal "Amoris laetitia" (la alegría del amor)el Papa establece un "discernimiento particular" en cada diócesis que abre la puerta a la Comunión sacrílega de los adúlteros (8 de abril)

3. Análisis de la Exhortación Apostólica post-sinodal "Amoris Laetitia , del Papa Francisco

Parte I ( puntos hasta el 58) 9 de abril
Parte II (puntos 59 al 83) 11 de abril
Parte III (puntos hasta el 164) 12 de abril
Parte IV (puntos hasta el 258) 15 de abril
Parte V (puntos 259 a 290) 18 de abril
Parte VI (puntos 291 a 300) 19 de abril
Parte VII (puntos 301 a 311) 21 de abril
Parte VIII y última (puntos hasta el 325) 23 de abril


Aunque los distintos artículos del Denzinger-Bergoglio van apareciendo en la parte superior derecha del blog,  a medida que se publican, sin embargo los colocaré también aquí pues así la visión de conjunto es mejor.

Amoris Laetitia constituye una ruptura (Robert Spaeman, 7 de mayo)

"Tucho" descubre el pastel (Christopher Ferrara, 21 de Junio) MUY IMPORTANTE
Las lágrimas de Jesús frente a AL (En Blog: 12 Junio; Adelante la Fe; 11 de junio; autor Josef Siefert)
Salvada por el error de Martín Lutero (The Remnant, Hilary White, 12 de mayo)
La especialidad del Papa: descubrir el pastel (The Remnant, Christopher A. Ferrara, 11 de mayo). Aparece en este artículo la figura discutida de Bruno Forte
¿A nadie le importa el alma inmortal del Papa? (The Remnant, Hilary White, 10 de mayo)
El fraude de Francisco sobre la Iglesia rica y la Exhortación (John Vennari, de Catholic Family News, en Adelante la Fe, 30 de abril)
Amoris Laetitia: anatomía de una debacle pontificia (Christopher A. Ferrara, 26 de abril) Un artículo serio, completo, riguroso y preocupante.
Papas, Papas "aparentes" y anti-Papas (The Remnant, 21 de abril)
Amoris Adulteri (César Uribarri, 20 de abril)
Tres notas breves sobre Amoris Laetitia (Rorate Coeli, 15 de abril)
Sexto Mandamiento: no cometerás adulterio (San Miguel Arcángel, 14 de abril)
Pedro no ha hablado por boca de Francisco (Sonia Vázquez. 13 de abril)
Gracia o muerte (Germán Mazuelo-Leytón, 12 de abril)
Más papistas que el Papa( Rorate Coeli, 12 de abril)
Amoris Laetitia en conflicto con la fe católica (Rorate Coeli, 9 de abril)
Cardenal Sarah sobre la comunión y sobre la pastoral (The Remnant, 23 de noviembre de 2015 )



Amoris Laetitia-8 ¿Y ahora qué? .... (P. Iraburu, 15 de junio)
Algunas cuestiones sobre Amoris Laetitia (Anna M. Silvas, 8 de Junio) EXCELENTE
Más sobre el lenguaje de Amoris Laetitia punto 303 (Alonso Gracián, 16 de mayo)
Lo dicho y lo mostrado en Amoris Laetitia (Alonso Gracián, 9 de Mayo)
Lenguaje situacional en Amoris Laetitia II (Alonso Gracián, 3 de mayo)
Amoris Laetitia rompe con Veritatis Splendor (Robert Spaceman, 29 de abril)
Se le dan bien los rapapolvos (José Luis Aberasturi, 26 de abril)
Lenguaje situacional en Amoris Laetitia I , puntos 291 a 300 (Alonso Gracián, 25 de abril)
Amoris Laetitia, algunas notas de clarificación (Nelson Medina, 13 de abril)
Si no te gustan mis principios, tengo otros (José Luis Aberasturi, 11 de abril)
Amoris Laetitia - 1 Discernir atenuantes y doctrina de santo Tomás (José María Iraburu, 8 de abril)


Alicia en el país de Amoris Laetitia (capitulo ocho; 18 de julio; en blog católico de José Martí (1))
Amoris Laetitia: consejos mínimos para no extraviar el camino (7 de julio)

FLAVIO INFANTE 

Sí. Punto (In Expectaciones, 22 de abril). 
La nueva luz de Bergoglio (Antonio Capponetto, 15 de abril)
Apacienta mis cabritos ( In Expectatione, 11 de abril)

THE WANDERER 

Muy poca laetitia (4 de mayo)
Las sandías de Leticia (23 de abril)

SECRETUM MIHI MEUM

Con Amoris Laetitia el Bergogliato va por más (Catapulta, 21 de junio)
De mal en peor (I) (En Cristo y María, 21 de Junio)
Errores doctrinales y ambigüedades de AL (Voice of the family, Matheus McCuster, 7 de mayo). Está en inglésBergoglio no se acuerda de la nota 351 de la AL (Enraizados en Cristo, 18 de abril)

lunes, 18 de abril de 2016

Amoris Laetitia: ¿Hermeneútica de la continuidad? (Andrea Greco)

Se trata de un artículo con abundantes enlaces a páginas web importantes. El original puede leerse en Adelante la Fe


Cardenal Christoph Schonborn en la presentación de la exhortación
 Amoris Laetitia del Papa Francisco


Hemos leído la Exhortación Papal antes de leer ningún comentario. La hemos releído, hemos analizado sus fuentes, hemos contabilizado sus referencias. Hemos visto muchos y variados comentarios. Se nos pide leer en continuidad con el Magisterio de la Iglesia la Exhortación Amoris Laetitia aquí y aquí, y seguramente muchas voces más se levantarán en este sentido.

Pero ¿cómo leer en continuidad con 2000 años de historia de la Iglesia un documento que en sus 391 citas y referencias bibliográficas dedica un escaso 8 % a los 1950 años anteriores; un 34 % a los últimos 50 años y mientras el 56 % son autorreferenciales? Este porcentaje en el conflictivo capítulo VIII aumenta, ya que del total de 54 citas de ese capítulo: el 69 % corresponden a Francisco y los documentos sinodales, el 24% a documentos posteriores al Concilio Vaticano II y el 7% (o sea sólo 4 citas) a los doctores, santos y papas pre-conciliares [1]

¿Cómo interpretar en continuidad con la Tradición de la Iglesia si entre las poquísimas referencias a la doctrina elaborada durante siglos hay interpretaciones torcidas de Santo Tomás de Aquino por ejemplo en el n. 301? (ver Teólogo P. Iraburu aquí y aquí). Tampoco es posible interpretar en continuidad con el Magisterio post Conciliar cuando, como sucede en el n. 298, la cita de "Familiaris Consortio" está cercenada justo cuando el Papa Juan Pablo II dice refiriéndose a los divorciados vueltos a casar que “asumen el compromiso de vivir en plena continencia, o sea de abstenerse de los actos propios de parejas casadas”. Tampoco es posible interpretar en continuidad cuando la referencia a Gadium et Spes es errónea ya que el documento del Concilio Vaticano II está hablando de la falta de intimidad en una unión matrimonial mientras que Francisco habla de falta de intimidad en una unión “irregular” (adulterio), aquí.

«La exhortación debe interpretarse en continuidad con la Veritatis Splendor de San Juan Pablo II, que tenía como objetivo presentar las enseñanzas morales de la Iglesia», dice el P. Granados,Vicepresidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios del Matrimonio y la Familia y consultor de la Secretaría del Sínodo de los Obispos aquí, pero ¿cómo interpretar en continuidad tal exhortación si las citas a esta Encíclica clave tratándose de enseñanzas morales “han brillado por su ausencia”? (aquí)

¿Qué significa esto? Esto significa que se ha cumplido lo que había anunciado con bombos y platillos el Cardenal Kasper, quien dijo: “Esto será el primer paso de una reforma que hará dar vuelta la página a la Iglesia después de 1700 años” aquí. Nótese que para Kasper la Iglesia no fue fundada por Cristo sino en el año 313 por el Edicto de Milán. ¡Al menos eso hacen pensar sus cuentas! Matemática pura. Esto explica la alegría (laetitia) mundana de los medios y sus titulares aquí.

Como lo ha comentado Sandro Magister el Cardenal Baldisseri, el presentador de Amoris Laetitia, lo ha dicho claramente en una entrevista de ACI Stampa: “El problema no es el de cambiar la doctrina, sino de inculturar los principios generales, a fin de que puedan ser comprendidos y practicados”aquí y aquí.

De eso se trata pues de “inculturar los principios generales”. Es el mismo método que siguen en la Argentina los Congresos de Mujeres Autoconvocadas: no importan las conclusiones, importa que el revoltijo se provoque en cada ciudad del país y esto vaya cambiando la mentalidad. Inculturación, pues de eso se trata. Por eso hasta el lenguaje empleado es revolucionario o la incorporación de citas de Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Martin Luther King, Mario Benedetti y Erich Fromm.

Tiene razón Roberto De Mattei, cuando califica de catastrófico el documento que impone la moral situacionista, aquí, igualmente que Christopher Ferrara de Remnant aquí y John Vennari de Catholic Family News aquí y aquí; la contradicción a la fe que señala Rorate Caeli aquí; y el triste y cobarde silencio de quienes debieran hablar que denuncia Miguel Ángel Yañez aquí.

Sinceramente creemos que sólo puede leerse a la luz de la Sagrada Escritura que nos habla del Buen Pastor y de los falsos profetas. Porque nos dice la Escritura: “Carísimos, no creáis a todo espíritu, sino poned a prueba los espíritus si son de Dios: porque muchos falsos profetas han salido al mundo. Conoced el Espíritu de Dios en esto: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios, sino que es el espíritu del Anticristo” (I Jn 4, 1-3). 
Si se pretende imponer algo contrario a la palabra de Jesucristo por más que se diga: "Señor!, Señor!", se lo está negando.


“Examinadlo todo y quedaos con lo bueno” (I Tes 5, 21). Así podemos valorar lo valorable del documento: la proclamación de la importancia de la familia, la valoración de las familias numerosas, la condena a la teoría de género y el rechazo a la igualación de las uniones homosexuales con el matrimonio

Sin embargo, éstos no pueden ser árboles que nos tapen el bosque. La obra de Satanás es la obra de la mentira y el engaño “con toda seducción de iniquidad para los que han de perderse en retribución de no haber aceptado para su salvación el amor a la verdad. Y por eso Dios les envía poderes de engaño, a fin de que crean la mentira, para que sean juzgados todos aquellos incrédulos a la verdad, los cuales se complacen en la injusticia” (II Tes. 2, 10-12).

“¡Ay de los profetas insensatos que andan tras su propio espíritu! (…) ¿No pronunciáis oráculos mentirosos cuando decís: ‘Dice Yahvé’, siendo así que Yo nada he hablado? (…) ¡Cómo han extraviado a mi pueblo, diciendo: ‘Paz’ y no había paz” (Ezequiel 13, 2; 7; 10). 

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis” (Mt 7, 15-20).

Sabemos cuál es la diferencia entre el Buen Pastor, “el que da la vida por las ovejas” (Jn 10, 11), el que "es puerta del redil" (Jn 10, 7) y los malos pastores que “se apacientan a sí mismos” (Judas 12) y “andan tras su propio espíritu” (Ez 13, 2). El que no cuida el rebaño del Señor alimentándolo con los tiernos pastos de SU Palabra y de la Tradición de SU Iglesia; el que pretende alimentarlo con sus opiniones está apacentándose a sí mismo y guiándose por su propio espíritu.

Dios tenga piedad de su pueblo. "¡Ven Señor Jesús!" (Ap 22, 20b)

Andrea Greco de Álvarez

[1] El 56% de las 391 citas que remiten a las referencias bibliográficas pertenecen a los documentos sinodales y al propio Francisco (Relatio Synodi y Relación final: 128; homilías, catequesis, encíclica y exhortaciones de Francisco: 89), hay un 34% de referencias a Documentos del Concilio Vaticano II, de los Papas post conciliares, del Código de Derecho Canónico, del Catecismo y documentos similares; apenas un 8% destinado a las enseñanzas de Santos, Doctores de la Iglesia y Papas anteriores al Concilio Vaticano II y un 2% a otros autores (Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Martin Luther King, Antonin Sertillanges, Josef Pieper, Mario Benedetti, Erich Fromm, Dietrich Bonhoeffer y Gabriel Marcel)
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La revolución pastoral del papa Francisco se opone a 2.000 años de tradición (Padre Brian W. Harrison, O.S)



Nota del editor: La siguiente es una versión actualizada del 14 de abril.
13 de abril, 2016 (LifeSiteNews) – La tan ansiada Exhortación Apostólica del papa Francisco, Amoris Laetitia (AL), ha sido publicada finalmente el viernes 8 de abril de 2016.
Una correcta comprensión, apreciación y evaluación de este largo documento requerirá de un tiempo considerable, estudio y orada reflexión. Pero ya es bastante claro gracias a ciertos fragmentos clave que, a través de un lenguaje cuidadosamente elaborado, argumentos plausibles, y retórica persuasiva, el Santo Padre está introduciendo silenciosamente un cambio revolucionario en el corazón de la enseñanza moral y la práctica pastoral/sacramental de la Iglesia Católica. En principio, él no está repudiando verdad objetiva de ningún dogma revelado o norma moral; pero a nivel de la praxis está cambiando el foco, alejándose los estándares objetivos del buen y mal comportamiento, y colocándolo sobre una presunta sinceridad subjetiva y consciencia individual. Por lo tanto, en nombre de la ‘misericordia’ de Cristo, la exhortación tiende a minimizar la gravedad del pecado en lugar de mantener la incómoda tensión bipolar entre ambos que corre a lo largo de los Evangelios.
Para ser justos, AL nos presenta muchas observaciones valiosas y oportunas, y recomendaciones concernientes al matrimonio y la familia para nuestros tiempos turbulentos, notablemente una buena meditación sobre la enseñanza de San Pablo sobre la naturaleza del amor (I Cor. 13). Pero desafortunadamente, estos rasgos positivos de la exhortación son sobrepasados en importancia por las audaces desviaciones de Francisco de la enseñanza y disciplina de todos sus predecesores en relación al cuidado pastoral y estado eclesial de los católicos que viven en relaciones sexuales ilícitas.
La tendencia a pasar por alto graves pecados contra la castidad se muestra en primer lugar por la manera en la que se trata en este documento la anticoncepción. En #80-82 el Papa recuerda la importancia de la Humanae Vitae y reafirma el objetivo inmoral de dicha práctica: “Desde el comienzo, el amor rechaza todo impulso de cerrarse en sí mismo, y se abre a una fecundidad que lo prolonga más allá de su propia existencia. Entonces, ningún acto genital de los esposos puede negar este significado, aunque por diversas razones no siempre pueda de hecho engendrar una nueva vida.” Sin embargo, en la sección sobre planificación familiar (#222), esto no se reafirma, y predomina la dimensión subjetiva: “la planificación familiar presupone un diálogo consensual entre los esposos”. Luego se da gran importancia al rol de sus propias conciencias en este proceso de decisión, pero sin reafirmar que las conciencias católicas deben estar formadas de acuerdo al magisterio de la Iglesia. En un tiempo en que violar la ley divina contra el control artificial de la natalidad ha alcanzado proporciones de tsunami  entre los católicos, Francisco no va más allá de decir que “se ha de promover el uso de los métodos basados en los “ritmos naturales de fecundidad”; pero no agrega que los métodos anticonceptivos no deben ser “promovidos”, y mucho menos que deben ser reprobados como intrínsecamente inmorales.  Por lo tanto, muchos lectores de AL que utilizan métodos anticonceptivos sentirán sus conciencias reconfortadas, en lugar de cuestionadas, en este punto. Dado que el propio Papa parece insinuar que la norma moral objetiva es tan solo un ‘ideal’, si el propio diálogo en la pareja dice que las pastillas o los condones están bien para la situación, no se es culpable de pecado grave por utilizarlos.
Luego, encontramos un enfoque verdaderamente inadecuado sobre la educación sexual.  En los seis párrafos completos de AL (280 – 285) dedicados a este tema, no encontramos ni siquiera un reconocimiento a la enseñanza constante de la Iglesia sobre la responsabilidad principal de los padres en esta área (cf., por ejemplo, Familiaris Consortio, 37 y el documento del Pontificio Consejo para la Familia de 1995, “Sexualidad Humana: Verdad y Significado”). En cambio, inmediatamente después de citar la breve declaración del Vaticano II sobre la necesidad de una educación sobre asuntos sexuales “positiva y prudente” conforme a la edad (Gravissimum Educationis, 1), el papa Francisco parece dar por sentado que las aulas son el principal lugar para que esto se imparta: “Deberíamos preguntarnos,” comenta, “si nuestras instituciones educativas han asumido este desafío.”
Sin embargo, el aspecto más preocupante de AL, es el trato que se da en el Capítulo 8 a quienes viven en relaciones sexuales irregulares. No son pocos los fieles paladines del magisterio que nos aseguran básicamente que todo está bien. El canonista Ed Peters insiste en que la exhortación no ejerce ningún cambio sobre la ley de la Iglesia. Eso es cierto, pero ese no es el punto. En los párrafos 302 (última sección), 304 y 305 Francisco envía un claro mensaje a los sacerdotes para que en casos individuales puedan y deban ignorar, en lugar de aplicar, la ley, haciendo excepciones ‘pastorales’ según su propia discreción ‘misericordiosa’. Robert Moynihan y George Weigel nos aseguran que no hay cambios en la doctrina dentro del nuevo documento. Pero esto es verdad sólo a medias. La doctrina moral (es decir, la enseñanza propuesta como ley divina) cambiará efectivamente, no sólo si el Papa la contradice directamente, sino también si la socava relajando las medidas disciplinarias necesarias para protegerla. Lamentablemente, como una pequeña semilla de mostaza con inmenso potencial, esta especie de cambio ha sido plantada cuidadosamente en la tierra fértil de dos notas al pie de una Exhortación Apostólica.
En las notas 336 y 351 a los párrafos 300 y 305 respectivamente, el Santo Padre rompe con la enseñanza y disciplina de todos sus predecesores en la Sede de Pedro al permitirles a al menos algunos católicos divorciados vueltos a casar civilmente (sin decreto de nulidad ni compromiso de contenerse) recibir los sacramentos. Dado que el “el discernimiento puede reconocer que en una situación particular no hay culpa grave” debido a una variedad de factores psicológicos u otros factores mitigantes, Francisco afirma en n. 351 que la “ayuda” de la Iglesia a estos católicos viviendo objetivamente en una relación ilícita puede “en ciertos casos…también [implicar] la ayuda de los sacramentos.” El contexto indica que esto se refiere principalmente a la Penitencia y la Eucaristía. Los comentadores de todas las creencias y de ninguna interpretaron la nota al pie casi universalmente en este sentido, y sus declaraciones proclamadas ampliamente han sido confirmadas por el silencio elocuente de la Sede de Pedro.
He encarado este asunto de los factores mitigantes en mi artículo, “Católicos Divorciados Vueltos a Casar: ¿Imputabilidad Disminuida?” en The Latin Mass, verano 2015, pp. 6-12. (Pueden leerlo aquí.)
Al permitir excepciones a la ley de ‘no-Comunión’ para los católicos sexualmente activos en matrimonios inválidos, el papa Francisco se aleja de la clara enseñanza milenaria confirmada por el papa Juan Pablo II en Familiaris Consortio #84, y reafirmada en el Catecismo de la Iglesia Católica (nos. 1650, 2384 y 2390). También bajo la autoridad de Juan Pablo, una Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos (24/6/2000) afirmó que la obligación de excluir a estos católicos de la comunión “por su propia naturaleza, deriva de la ley divina y trasciende el ámbito de las leyes eclesiásticas positivas” (#1), por lo tanto “ninguna autoridad eclesiástica puede dispensar en caso alguno de esta obligación del ministro de la sagrada Comunión, ni dar directivas que la contradigan.” (#4). De acuerdo a la Declaración, es irrelevante si la imputabilidad subjetiva de los divorciados vueltos a casar puede disminuirse en ciertas instancias. ¿Por qué? Porque la admisión a la Comunión de aquellos viviendo públicamente en una situación que el mismo Jesús llama adulterio transmite claramente que la Iglesia no se toma realmente en serio esta enseñanza de nuestro Señor. Y esto, inevitablemente, causará escándalo – en el sentido teológico de tentar y conducir a otros hacia pecados similares. El papa Francisco reconoce brevemente esta Declaración del PCTL, pero sólo reproduciendo una cita selectiva y engañosa encontrada en la Relatio del Sínodo 2015 (#85). Por consiguiente, tanto la Relatio como Amoris Laetitia omiten por completo el punto principal de la Declaración del 2000, que es la obligación de los sacerdotes y otros ministros de negar la Comunión a los divorciados vueltos a casar civilmente que, “por su propia naturaleza, deriva de la ley divina y trasciende el ámbito de las leyes eclesiásticas positivas: éstas no pueden introducir cambios legislativos que se opongan a la doctrina de la Iglesia.” (sección 1).
Además, esta Declaración señala lógicamente que una concesión a algunos divorciados vueltos a casar, sobre la base de que su conciencia subjetiva puede no ser totalmente culpable, abriría el camino para concesiones futuras sobre la misma base, a muchos que viven públicamente en otras situaciones objetivamente inmorales. Por ejemplo, ahora que algunos divorciados vueltos a casar civilmente pueden recibir la absolución sacramental y la Comunión, ¿no deberían admitirse a estos dos sacramentos al menos algunas parejas del mismo sexo, sobre la misma base (es decir, ‘imputabilidad disminuida’)?
¿Debemos creer que sólo Francisco está en lo correcto sobre este asunto, y que todos sus predecesores, incluyendo a Benedicto XVI quien aún vive, así como el Catecismo promulgado por San Juan Pablo II, han estado equivocados y han sido ‘despiadados’ por no permitir excepciones en esta área? ¿No es mucho más probable que, como en el 1330 bajo Juan XXII, sólo un Papa esté equivocado y que todos los demás Papas hayan estado en lo cierto? ¿Y que, como en aquella situación crítica, se necesite urgentemente una respetuosa “resistencia” pública a Pedro (cf. Gal. 2: 11), de parte de cardenales, obispos, teólogos y otros fieles?
Padre Brian W. Harrison, O.S

viernes, 15 de abril de 2016

Amoris Laetitia: Tocata y Fuga (Fray Gerundio)

Original aquí


No están los tiempos para virtuosismos musicales, ni mi convento tiene ya la gloria de antaño para reproducir composiciones heroicas, ni los novicios comprenden el sentido musical, más allá de sus músicas ratoneras y metálicas. Por tanto, no me estoy refiriendo a nada que tenga relación con Juan Sebastián Bach. Es que se me ha venido esto a la cabeza, mientras leía la Amoris Laetitia. Y explicaré por qué.

Al desembaular la Exhortación, Francisco ha querido elaborar una composición musical a muchas voces. Es más, a él le encanta que sea interpretada en infinitas voces. Para Francisco, cada caso debe tratarse en particular, cada solución debe administrarse en privado y cada remedio tiene que programarse de forma individual. Nada de una sola voz, porque eso es dogmático y por lo tanto hipócrita.

Las absoluciones colectivas sí que se pueden dar a voleo, generalizando y metiendo a todos en el mismo saco; pero los mandamientos, rien de rien. El así llamado adulterio, por ejemplo, no es más que una situación irregular (301). El amancebamiento no es otra cosa que una gran dificultad para actuar de modo diverso (301). El ayuntamiento y el copuleo no son más que el resultado de una falta de acogida y comprensión…. Y puede ser que alguien esté amancebado sin que eso le guste. Porque no haya calibrado del todo los valores inherentes a la norma (301).

Ahora sabemos ya -gracias al Obispo de Roma-, que la norma No adulterarás, se puede saltar a la torera, porque es posible que no haya capacidad total para captar los valores inherentes, como todo el mundo sabe y como algunos sufren. Por lo cual no tienen otro remedio que seguir en adulterio hasta que se calibre bien que es mejor no hacerlo. Hay que tener en cuenta que algunas situaciones no realizan objetivamente nuestra concepción del matrimonio (303) y por tanto no hay que agobiarlos para que salgan de esa situación, sino acompañarles y acogerles.

No les vaya a pasar como al pobre Judas, que no tuvo más remedio que ahorcarse. Aunque he de reconocer que, hasta mis novicios más tontos y más cebollinos, confiesan que no les acaba de convencer esta exégesis tan flamante y reciente que ha hecho el Obispo de Roma sobre el último de los apóstoles. El Señor dijo de él que más le valiera no haber nacido, tal como nos cuenta San Mateo (26,24). Seguramente ese día no estaba el Señor en plan de acoger a Judas Iscariote, porque lo estaba condenando y juzgando sin piedad. Por eso el buenazo de Judas se desanimó mucho antes de que lo desanimaran los escribas y fariseos, viendo el panorama de desconfianza que había contra él entre los malvados apóstoles. Estas palabras no serían del Señor; las debió escribir algún resentido-legalista y son apócrifas. Menos mal que la mitad de lo que dice el Evangelio es desarrollo posterior y pura falsedad. Y todavía no estaba en este mundo la lúcida exégesis de Santa Marta. Pero bueno, esa es otra historia de las muchas que cada día nos agrian el desayuno o nos escogorcian la merienda.

Pues bien, volviendo al tema que me ocupaba, si mi cabeza no vuelve a enredarse: La Exabruptación Apostólica de Bergoglio está en línea consigo mismo. No hay más que ver las citas (las autocitas) que se manejan para corroborar el pensamiento teológico que se desata en numerosos lugares. Para hacer ver que se está en línea con el pensamiento de la Iglesia, se citan discursos, catequesis y admoniciones del propio Bergoglio. Eso se llama hermeneútica de la continuidad… consigo mismo. Y si se cita alguna vez a Santo Tomás (no faltaba más), se le cita en sentido hegeliano, que para eso hemos avanzado y ya no estamos en el siglo XIII.

Es que el Papa es un modernista de mucho cuidado. Lo es por sus lecturas edificantes de juventud y sus corrupciones teológicas jesuíticas de madurez. No en vano está en la línea de sus mentores directos Martini y toda la patulea que le acompañaba y le acompaña. Si Martini tiene de Francisco el culto de hiperdulía, Kasper tiene el de protodulía. Creo que Martini, que en paz descanse, se sentirá satisfecho por estas victorias post-mortem. Espero que pueda celebrar el éxito de su masónica empresa allí donde se encuentre, al ver a su Delfín destrozando olímpicamente la doctrina de la Iglesia.

Así que la Tocata, tal como la describe la wikipedia esa, es una composición para teclado en las cuales una mano y luego la otra, realizaban virtuosas corridas y pasajes en cascada con un acompañamiento de la otra mano. O sea, manos por aquí manos por allí. Ahora la derecha, ahora la izquierda. Ahora redactamos el 107 y ahora sale por acá el 301 y lo rematamos con el 306. Nada por aquí, nada por allí. Como se ve, pura continuidad con la Tradición. A mí no me extraña esta Exabruptación a varias manos.

Pero lo mejor de la Tocata es cuando va acompañada de la Fuga. También en este caso. Ha sido salir la Tocata, y se han dado a la Fuga todos los bomberos. Nadie se atreve a decir ni pío. Los cardenales que escribieron libros e hicieron declaraciones ostentosas, están brillando por su ausencia o su silencio. El temido cardenal Müller, tenido por la bestia negra de la ortodoxia, no ha dicho mu.

Otros Obispos están brillando por sus majaderías, aunque éstos son más para reír y después llorar. Cobardicas. Otros brillan por su cara dura, interpretando como tradicional lo que no es más que un ataque frontal a la autoridad divina. Y otros, como la Conferencia Episcopal Filipina se apresuran a poner comulgatorios para divorciados en clase business, con acumulación de millas. No quiero poner nombres ni links, porque no tengo fuerzas. Pero ¿dónde están los tigres de la ortodoxia? ¿no hay ningún prelado que ponga el grito en el cielo? ¿dónde está la fiereza del cardenal Burke? ¿dónde los que durante el Sínodo decían que no iba a pasar nada? ¿qué fue de Schneider? Ojalá pronto escuchemos algo de sus bocas, para que no pensemos que han abandonado el rebaño.

Decididamente, creo que Francisco está en situación irregular. Voy a ver si le busco un acompañamiento para hacerle superar su gran dificultad para actuar(como Papa) de modo diverso (301); porque desde luego está en una situación que no realiza objetivamente nuestra concepción del Pontificado (303). No lo excluyamos, por favor. A ver si encuentra un confesor que le propine una buena ayuda sicológica y espiritual. O al menos que le mande leer la primera carta a los Corintios cincuenta veces, hasta que se arrepienta y calibre del todo los valores inherentes a su misión de Vicario de Cristo (303).

Amén.

La hipocresía del lenguaje (3 de 3) [José Martí]


308. (…) Comprendo a quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna. Pero creo sinceramente que Jesucristo quiere una Iglesia atenta al bien que el Espíritu derrama en medio de la fragilidad: una Madre que, al mismo tiempo que expresa claramente su enseñanza objetiva, «no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino» 


La Iglesia es Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo. "Es Santa e Inmaculada" (Ef 5, 27). Jesucristo vino a redimirnos del pecado y dijo que no había venido a salvar a los justos sino a los pecadores, es decir, a todos, porque "Nadie es bueno sino sólo Dios" (Mc 10, 18). De manera que, al igual que Jesucristo, al acercarse a los pecadores no se manchaba, así tampoco la Iglesia se mancha con el barro del camino. Tal riesgo no existe. La Iglesia, al igual que su Maestro, debe actuar como una Madre y "expresar claramente su enseñanza objetiva", pero nunca debe dar pie a que un cristiano piense que tal enseñanza objetiva sólo unos cuantos son capaces de llevarla a cabo: los llamados justos. Eso es una falsedad. En realidad, nadie podría llevarla a cabo, pero contamos con Él. Y Él hace posible lo que, a los ojos humanos, parece imposible. 

Es la fe y la confianza en Dios lo que se debe de predicar "a tiempo y a destiempo" : "Predica la Palabra, insiste con ocasión o sin ella, argumenta, reprende, exhorta, con toda paciencia y doctrina" (2 Tim 4, 2). 

En cuanto al término usado por el santo Padre como "pastoral rígida" es una contradicción. Si es verdadera pastoral, nunca puede ser rígida: la pastoral siempre tiene que ser comprensiva ... pero comprensiva con el pecador, al que tiene que animar y ayudar, nunca con el pecado. Un pastor, so pretexto de misericordia y de "pastoral flexible" no tiene derecho a engañar a quien acude a él, sacrificando, para ello,  la Doctrina. Ésta no le pertenece. Y ha sido Dios quien la ha fijado. Y nadie puede pretender ser más misericordioso que lo es Dios mismo. Es la vieja tentación de nuestros primeros padres, que se repite una y otra vez: la de querer decidir, por nosotros mismos, lo que está bien y lo que está mal. En el fondo de todo, lo que se esconde es una falta de fe.

Dice el Santo Padre que comprende a los que prefieren una pastoral rígida, pero que él es partidario de otro tipo de pastoral. Bien, en este sentido se trata de opiniones diferentes. El Papa, como el mismo dice, no pretende sentar magisterio con esta exhortación, ni imponer a nadie su punto de vista. Según el cardenal Burke, la exhortación debe ser recibida con “profundo respeto” por provenir del Romano Pontífice, Vicario de Cristo, pero insiste en que el respeto no debe confundirse con “creer con fe divina y católica” todo el contenido del documento.

Burke advierte que “es absurdo” considerar que cada palabra del Papa obliga en conciencia. “Mientras que el Romano Pontífice tiene reflexiones personales que son interesantes y pueden ser fuente de inspiración, la Iglesia debe estar siempre atenta a señalar que su publicación es un acto personal y no un ejercicio del magisterio papal”, recalca el prelado. Como fruto de su experiencia pastoral, este obispo señala que “la primera señal de respeto y amor” hacia los divorciados vueltos a casar es “decirles la verdad con amor”. Niega, además, que el matrimonio cristiano sea “un ideal”, sino un sacramento que confiere la gracia a un hombre y una mujer para vivir en fidelidad de forma permanente y con apertura a la vida.

No obstante, sigo pensando que el Papa no tiene por qué reflejar sus opiniones personales en una exhortación apostólica, pues ello lleva a confundir a muchos fieles que piensan -erróneamente- que todo lo que el Papa dice es "palabra de Dios". 

Por otra parte, siempre según mi opinión, el trasfondo de la AL es mucho más grave que el mero hecho de que se afirme en ella que hay que ser "comprensivos" con determinadas "situaciones irregulares", las cuales deben ser estudiadas caso por caso. Pienso que hay mucho más. Como dije, en otra ocasión, poco veneno mata ... porque, aunque poco, es veneno. 

Una vez introducida la idea de que ciertas "situaciones irregulares" deben de ser investigadas y analizadas pormenorizadamente, de manera que dejen de considerarse irregulares y pasen a la situación de normales, aunque se diga explícitamente que se trata de una casuística y no de una norma, la experiencia demuestra que, a la larga - y más bien,  a la corta- tal casuística se convertirá en norma. 

Es más: las "situaciones irregulares" se pueden ir extendiendo a otros muchos más casos: "convivencia entre personas del mismo sexo", "mujeres que han abortado", etc... Con el tiempo, las situaciones irregulares no sólo serán del sexto o del quinto mandamiento sino del resto de mandamientos. 

En definitiva, que "ancha es Castilla" y "que cada cual haga de su capa un sayo". Lo importante es "actuar en conciencia": el subjetivismo y el relativismo quedan elevados a la categoría máxima. El hombre pasa a desempeñar el papel de Dios: él decide acerca de lo bueno y de lo malo. La Religión de Dios desaparece. La única Religión que quedará es la que el hombre se fabrique. En otras palabras: la Iglesia, tal y como la hemos conocido durante veinte siglos, desaparecía ante "la nueva Iglesia".

La aceptación de la AL, en mi opinión, no sería sino el comienzo de una etapa nefasta para la Iglesia Católica, que acabaría, con toda probabilidad, en un grave cisma (tal vez el más grave de los que se han producido hasta el día de hoy en la Historia de la Iglesia). Y, sin embargo, hay algo en lo que pocos piensan. Y es que "de Dios nadie se ríe" (Gal 6, 7)

José Martí

La hipocresía del lenguaje (2 de 3) [José Martí]


299. (...) Ellos no sólo no tienen que sentirse excomulgados, sino que pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia

En cuanto a lo de "excomulgados" nadie ha dicho nunca que lo estuvieran. No entiendo por qué esa insistencia. Ahora bien, no son miembros vivos de la Iglesia, sino miembros muertos, puesto que no están en estado de gracia, aunque pertenecen a ella y pueden pasar a ser miembros vivos si se arrepienten de sus pecados y se confiesan.

301 (...) Por eso, ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante. Los límites no tienen que ver solamente con un eventual desconocimiento de la norma. Un sujeto, aun conociendo bien la norma, puede tener una gran dificultad para comprender «los valores inherentes a la norma» o puede estar en condiciones concretas que no le permiten obrar de manera diferente (...) 

Ahora se llama "situaciones irregulares" a estas situaciones de pecado mortal objetivo, y se dice que ya no es posible decir que se encuentren en estado de pecado mortal y privados de la gracia santificante aquellos cristianos que convivan juntos, se hayan casado por lo civil o estando divorciados se hayan vuelto a casar por lo civil ... incluso aun conociendo que la Iglesia no permite esa conducta. Se dice que ellos no pueden obrar de otro modo ... Todo esto va en contra de la Enseñanza Perenne de la Iglesia. Las normas que se dan no son para fastidiar sino para el bien. Y no son normas inventadas por los hombres sino por el mismo Jesucristo, que es Dios y hombre. Se niega la libertad del hombre y se considera que son normas imposibles de cumplir. Esto es más o menos lo que decía Lutero: "Peca mucho, pero cree más". "La naturaleza está corrompida y no se puede sino ser corrupto. Pero creyendo te salvas" ... Esta doctrina no es católica sino protestante.

305. Por ello, un pastor no puede sentirse satisfecho sólo aplicando leyes morales a quienes viven en situaciones «irregulares», como si fueran piedras que se lanzan sobre la vida de las personasEs el caso de los corazones cerrados, que suelen esconderse aun detrás de las enseñanzas de la Iglesia «para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas»

Nueva acusación contra los corazones cerrados escondidos detrás de las enseñanzas de la Iglesia... dando por sentado que estas personas se dedican a juzgar sin misericordia los casos difíciles de personas que sufren. Yo no creo que san Pablo fuese un corazón cerrado cuando, aconsejando a su discípulo Timoteo sobre la actitud de los pastores, le decía que deben saber "corregir con dulzura a los rebeldes, por si Dios les concede la conversión que les lleve a conocer la verdad" (2 Tim 2, 25). 

CORREGIR, por supuesto con dulzura, A LOS REBELDES, es decir, a aquellos que están en una situación de pecado clara y manifiesta, engañados por el Diablo, POR SI DIOS LES CONCEDE LA CONVERSIÓN ... o sea, se trata de personas que lo están pasando mal y necesitan salir de su estado de sufrimiento; y necesitan ser corregidos para abrir los ojos Y CONOCER LA VERDAD. ¡Existe la Verdad, la Verdad absoluta! Y ésta es Cristo. Hay que llevarlos a Cristo, pero no engañarles.  Enseñar al que no sabe; y si sabe, corregir al que yerra, dándole buenos consejos, con dulzura ... ¡ESA ES LA VERDADERA MISERICORDIA, LA QUE NO RENUNCIA A LA VERDAD, QUE ES JESÚS! No debemos olvidarlo. Lo sabemos, además, por propia experiencia: "Todo el que comete pecado es esclavo del pecado" (Jn 8, 34). Jesús ha venido para liberarnos del pecado y hacernos felices, en la medida en la que eso es posible en este mundo: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn 10, 10). La Ley de Cristo es la Ley de la Caridad. Y nunca esclaviza, sino que nos libera, sacándonos de la esclavitud del pecado ... siempre que nosotros queramos ser perdonados.

(…) A causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado —que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno— se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia 


Tal afirmación es una contradicción: ¿Cómo es posible que pueda vivir en gracia de Dios aquél que está en una situación objetiva de pecado? La gracia y el pecado, por definición, son incompatibles. Esto cae por su propio peso. Lo lamentable es que esas palabras provengan del Vicario de Cristo en la Tierra. Sí, eso es muy lamentable, porque produce confusión en las personas poco formadas en la integridad de la Religión Católica, que son una inmensa mayoría: ¡qué pocos son los cristianos que conocen su fe! ... De manera que esa afirmación absurda posee aún mayor gravedad.

307. Para evitar cualquier interpretación desviada, recuerdo que de ninguna manera la Iglesia debe renunciar a proponer el ideal pleno del matrimonio, el proyecto de Dios en toda su grandeza pues (…) comprender las situaciones excepcionales nunca implica ocultar la luz del ideal más pleno ni proponer menos que lo que Jesús ofrece al ser humano

Pero, ¿qué significa comprender las situaciones excepcionales? ¿Justificarlas? ¿Decir que lo que es pecado no es pecado? ¿Acaso el matrimonio ha sido inventado por Dios como instrumento de tortura y sólo unos pocos son capaces de mantener la fidelidad? Esto es lo que está escondido tras ese aparente lenguaje de comprensión ... que hace poco bien a las almas.
(Continúa)

La hipocresía del lenguaje (1 de 3) [José Martí]



El papa Francisco tacha de corazones cerrados a los que viven conforme a la Tradición, de personas que se quedan en la letra de la Ley y, por lo tanto, de fariseos. En este razonamiento late un error de fondo y es el de considerar la Ley judía igual que la Ley cristiana. No lo son. La Ley judía es la del "ojo por ojo" y la ley de Cristo es la de "amar a los enemigos".

"La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es la plenitud de la Ley" (Rom 13, 10). "Por eso quien ama al prójimo ha cumplido la Ley" (Rom 13, 8). ¿Qué significa eso de "amar al prójimo"? ¿Cómo se tiene que manifestar ese amor para que sea verdadero amor?. Y la respuesta son los preceptos del Señor, unas normas que Él dio para que, viviéndolas, manifestáramos nuestro amor hacia Él y hacia el prójimo, comenzando por el cumplimiento de los diez mandamientos de la Ley de Dios ... pero teniendo en cuenta aquello que dijo Jesús: "No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirla sino a darle cumplimiento" (Mt 5, 17). Y así, va enumerando ciertos puntos de la Ley antigua y el cambio que Él ha venido a traer. En lo que concierne a la "Amoris Laetitia" (AL) podemos leer: "Habéis oído que se dijo: 'No cometerás adulterio'. Pero Yo os digo: "Todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón" (Mt 5, 27-28).  "Se dijo también: "Cualquiera que repudie a su mujer, déle libelo de repudio. Pero Yo os digo: Todo el que repudie a su mujer, fuera del caso de concubinato, la expone a cometer adulterio; y el que se une con la repudiada comete adulterio" (Mt 5, 31-32)

[Hay que especificar que el concubinato, que alguno podría entender como matrimonio, no es tal matrimonio, por tratarse de una unión ilegítima y, por lo tanto, inválida]

Se podrían traer a colación estas otras palabras del Señor: "Yo no he venido a salvar a los justos sino a los pecadores"(Mc 2, 17) ... Pero, ¿acaso se consideran justos y perfectos aquellos que van a Misa los domingos y se confiesan de sus pecados y reciben, entonces, la Sagrada Comunión, conforme a lo que la Iglesia siempre ha enseñado? ¿Son los que así proceden unos hipócritas, merecedores de ser llamados "corazones cerrados" nada menos que por el santo Padre? Se trata de una generalización improcedente y fuera de lugar. No se puede juzgar al todo por la parte. No se puede sacar la conclusión de que porque alguna persona actúe hipócritamente todos actúan hipócritamente. Es, sencillamente, injusto. Y, por supuesto, la misericordia brilla por su ausencia en esos "juicios" tan precipitados.

La mayoría de los que viven conforme a la religión católica de siempre, los mal llamados "fundamentalistas" por el Papa, son los que hacen posible que la Iglesia se mantenga firme, porque creen verdaderamente en Jesucristo, como Hijo de Dios; y creen en la transustanciación, por la cual el pan y el vino se convierten "verdaderamente" en el cuerpo y en la sangre de Cristo, en el momento de la Consagración, en la Santa Misa. Éstos son los que están dispuestos a dar su vida por Jesucristo antes que renegar de su fe (que es lo que ocurre con los cristianos que están siendo perseguidos y asesinados por ser fieles a su fe). Éstos son los verdaderos cristianos: ¿Quién ha dicho que los tales se consideran a sí mismos perfectos? Es, precisamente, lo contrario. Porque se consideran pecadores e indignos, acuden al sacramento de la Penitencia y se arrepienten de sus pecados para poder recibir dignamente el Cuerpo de Cristo.

Como cualquier persona los cristianos tienen problemas en su matrimonio. Pero no rechazan a su mujer y se unen con otra, aunque ello sería lo más cómodo; tampoco viven amancebados ni se casan por lo civil. Y si algunos lo hubieran hecho, son conscientes de que se encuentran en estado de pecado y que es preciso que salgan de esa situación anómala y se arrepientan, sinceramente y con dolor, por haber actuado así. Lo que nunca harán es justificar su situación, por más sufrimiento que ello les suponga. Si actúan conforme a la verdad, Dios se apiadará de ellos y les concederá la gracia de la conversión ... entre otras cosas porque, siendo pecadores, reconocen que lo son. Su lucha no consiste en cambiar la Ley de Dios sino en adaptarse a ella, pues Dios es más bueno que nosotros y conoce, mucho mejor que nosotros, lo que nos conviene y lo que es para nuestro bien. Un caso actual y bastante conocido es el del escritor José María Zavala, que cuenta en un libro titulado "Juego de amor"  la historia de su conversión en su matrimonio, por la intervención del padre Pío.

Por eso no pueden entenderse determinadas afirmaciones del santo Padre en la AL. A ello me he referido ya en algunas entradas de este blog. Analicemos brevemente algunas de ellas:

292 (...) Otras formas de unión contradicen radicalmente este ideal, pero algunas lo realizan al menos de modo parcial y análogo. Los Padres sinodales expresaron que la Iglesia no deja de valorar los elementos constructivos en aquellas situaciones que todavía no corresponden o ya no corresponden a su enseñanza sobre el matrimonio.

El mandato de Jesucristo: "Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es Perfecto" (Mt 5, 48) va dirigido a todos los cristianos, no sólo a unos pocos elegidos. Y Él nunca pide imposibles, pues siempre da su gracia a quien la necesita: "Fiel es Dios que no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación os dará la fuerza para que podáis superarla" (1 Cor 10, 13). El ideal ha de ser el punto de partida y no el punto de llegada. Contamos con la fuerzas que Dios nos da para llevarlo a cabo.


En cuanto a los elementos constructivos en situaciones que no se corresponden con las enseñanzas de Jesús sobre el matrimonio ... se me hace muy difícil encontrarlos. ¿Qué de constructivo puede haber en una relación ilegítima y prohibida por Dios?
(Continúa)

martes, 12 de abril de 2016

Amoris Laetitia: Primeras reflexiones sobre un documento catastrófico (Roberto de Mattei)




El original puede hallarse haciendo clic aquí

Con la Exhortación Apostólica post-sinodal Amoris Laetitia, publicada el 8 de abril en curso, el papa Francisco se ha pronunciado oficialmente sobre problemas de moral conyugal que vienen debatiéndose desde hace dos años.

En el consistorio del 20 al 21 de febrero de 2014, Francisco había confiado al cardenal Kasper la misión de introducir el debate sobre este tema. La tesis de Kasper, según la cual la Iglesia debe cambiar su praxis matrimonial, fue el tema central de los sínodos sobre la familia celebrados en 2014 y 2015, y constituye el núcleo de la exhortación del papa Francisco.

Durante estos dos últimos años, ilustres cardenales, obispos, teólogos y filósofos han tomado parte en el debate para demostrar que entre la doctrina y la praxis de la Iglesia tiene que haber una íntima coherencia. La pastoral se funda precisamente en la doctrina dogmática y moral. «¡No puede haber una pastoral en desacuerdo con las verdades y la moral de la Iglesia, en conflicto con sus leyes y que no esté orientada a alcanzar el idea de la vida cristiana!», declaró el cardenal Velasio de Paolis en su alocución al Tribunal Eclesiástico de Umbría el 27 de marzo de 2014. Para el cardenal Sarah, la idea de separar el Magisterio de la praxis pastoral, que podría evolucionar según las circunstancias, modos y pasiones, «es una forma de herejía, una peligrosa patología esquizofrénica» (La Stampa, 24 de febrero de 2015).

En las semanas que han precedido a la publicación del documento se han multiplicado las intervenciones públicas de purpurados y obispos ante el Sumo Pontífice con miras a evitar la publicación de un texto plagado de errores, tomados de las numerosísimas enmiendas al borrador propuestas por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Francisco no se ha echado para atrás. Al contrario, parece que encargó el texto definitivo de la exhortación, o al menos algunos de los pasajes clave, a teólogos de su confianza que han intentado reinterpretar a Santo Tomás a la luz de la dialéctica hegeliana. El resultado es un texto que no es ambiguo, sino claro, en su indeterminación. La teología de la praxis excluye de hecho toda afirmación doctrinal, dejando que sea la historia la que trace las líneas de la conducta en los actos humanos. Por esta razón, como afirma Francisco, «puede comprenderse» que, en el tema crucial de los divorciados vueltos a casar, «(…) no debía esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa general de tipo canónico, aplicable a todos los casos» (§300). Si se tiene la convicción de que los cristianos no deben ajustar su comportamiento a principios absolutos, sino estar atentos a «signos de los tiempos», sería contradictorio formular cualquier clase de reglas.

Todos esperaban la respuesta a una pregunta de fondo: los que, tras un primer matrimonio vuelven a contraer matrimonio por la vía civil, ¿pueden recibir el sacramento de la Eucaristía? A esta pregunta, la Iglesia siempre ha respondido con un no rotundo. Los divorciados vueltos a casar no pueden recibir la comunión, porque su condición contradice objetivamente la verdad natural y cristiana sobre el matrimonio que se representa y actualiza en la Eucaristía. (Familiaris consortio, § 84).

La exhortación post-sinodal responde lo contrario: en líneas generales no, pero «en ciertos casos» sí (§305, nota 351). Los divorciados vueltos a casar deben ser «integrados» en vez de excluidos (§299). Su integración «puede expresarse en diferentes servicios eclesiales: es necesario, por ello, discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional pueden ser superadas» (§ 299), sin excluir la disciplina sacramental (§ 336).

En realidad, se trata de lo siguiente: la prohibición de recibir la comunión ya no es absoluta para los divorciados vueltos a casar. Por regla general, el Papa no los autoriza a recibirla, pero tampoco se lo prohíbe. «Esto –había destacado el cardenal Caffarra refutando a Kasper– afecta la doctrina. Inevitablemente. Se puede incluso decir que no lo hace, pero lo hace. Es más, se introduce una costumbre que a la larga inculca en el pueblo, sea o no cristiano, que no existe matrimonio totalmente indisoluble. Y esto desde luego se opone a la voluntad del Señor. No cabe la menor duda» (Entrevista en Il Foglio, 15 de marzo de 2014).

Para la teología de la praxis no importan las reglas sino los casos concretos. Y lo que no es posible en lo abstracto, es posible en lo concreto. Pero como acertadamente señaló el cardenal Burke, «si la Iglesia permitiera (aun en un solo caso) que una persona en situación irregular recibiese los sacramentos, eso significaría que, o bien el matrimonio no es indisoluble y por tanto la persona en cuestión no vive en estado de adulterio, o que la santa comunión no es el cuerpo y la sangre de Cristo, que por el contrario requieren la recta disposición de la persona, o sea el arrepentimiento del pecado grave y la firme resolución de no volver a pecar» (Entrevista de Alessandro Gnocchi en Il Foglio, 14 de octubre de 2014).

No sólo eso: la excepción está destinada a convertirse en una regla, porque el criterio para recibir la comunión lo deja Amoris Laetitia al «discernimiento personal». El discernimiento se logra mediante «la conversación con el sacerdote, en el fuero interno» (§300), «caso por caso». ¿Y quién será el pastor de almas que se atreva a prohibir que se reciba la Eucaristía, si «el mismo Evangelio nos reclama que no juzguemos ni condenemos» (§308) y es necesario «integrar a todos» (§297), y «valorar los elementos constructivos en aquellas situaciones que todavía no corresponden o ya no corresponden a su enseñanza sobre el matrimonio» (§292)? Los pastores que quisieran invocar los mandamientos de la Iglesia correrían el riesgo de actuar, según la exhortación, «como controladores de la gracia y no como facilitadores» (§310). «Por ello, un pastor no puede sentirse satisfecho sólo aplicando leyes morales a quienes viven en situaciones irregulares, como si fueran rocas que se lanzan sobre la vida de las personas. Es el caso de los corazones cerrados, que suelen esconderse aun detrás de de las enseñanzas de la Iglesia “para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas”» (§305).

Este lenguaje inédito, más duro que la dureza de corazón que recrimina a los «controladores de la gracia», es el rasgo distintivo de Amoris Laetitia que, no es ninguna casualidad, fue calificada por el cardenal Schöborn en la conferencia de prensa del pasado 8 de abril de «un evento lingüístico». «Lo que más me alegra de este documento -declaró el cardenal de Viena- es que supera de forma coherente la artificial división externa que distinguía entre regular e irregular». El lenguaje, como siempre, expresa un contenido. 


Las situaciones que la exhortación post-sinodal define como «llamadas irregulares» son el adulterio público y la convivencia extramatrimonial. Para Amoris Laetitia, éstas realizan el ideal del matrimonio cristiano, «de modo parcial y análogo» (§292). «A causa de los condicionamientos o de factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado -que no sea subjetivamente culpable o no lo sea de modo pleno- se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia» (§305), «en ciertos casos, podría ser también la ayuda de los sacramentos» (nota 351).

Según la moral católica, las circunstancias, que constituyen el contexto en el que desarrolla la acción, no pueden modificar la cualidad moral de los actos haciendo buena y justa una acción intrínsecamente mala. Pero la doctrina de los absolutos morales y del mal intrínseco queda anulada por Amoris Laetitia, que se acomoda a la “nueva moral” condenada por Pío XII en numerosos documentos y por Juan Pablo II en Veritatis splendor. La moral situacionista deja a la merced de las circunstancias y, en últimas, a la conciencia subjetiva del hombre, determinar qué está bien y qué está mal. Así, una unión sexual extraconyugal no se considera intrínsecamente ilícita, sino que, en tanto que acto de amor, se valora en función de las circunstancias. Dicho de un modo más general, no existe el mal en sí como tampoco pecados graves ni mortales. Equiparar a personas en estado de gracia (situaciones regulares) con personas en situación de pecado permanente (situaciones irregulares) es algo más que una cuestión lingüística: diríase que está en conformidad con la teoría luterana del hombre que es a la vez justo y pecador, condenada por el Decreto sobre la justificación en el Concilio de Trento (Denz-H, nn. 1551-1583).

La exhortación post-sinodal Amoris Laetitia es mucho peor que la exposición del cardenal Kasper, contra la que se han dirigido tantas y tan justas críticas en libros, artículos y entrevistas. Monseñor Kasper se limitó a plantear algunas preguntas. Amoris Laetitia presenta la respuesta: abre puertas a los divorciados vueltos a casar, canoniza la moral situacionista y pone en marcha un proceso de normalización de todas las convivencias extramaritales.

Teniendo en cuenta que el nuevo documento pertenece al Magisterio ordinario no infalible, es de esperar que sea objeto de un análisis crítico profundo por parte de teólogos y pastores de la Iglesia, sin engañarse pensando que pueda aplicársele la hermenéutica de la continuidad.

Si el texto es catastrófico, más catastrófico es que lo haya firmado el Vicario de Cristo. Ahora bien, para quien ama a Cristo y a su Iglesia, es una buena razón para hablar y no quedarse callado. Hagamos nuestras, pues, las palabras de un valiente mitrado, monseñor Atanasio Schneider: «¡Non possumus! Yo no voy a aceptar un discurso ofuscado ni una puerta falsa, hábilmente ocultada para la profanación del sacramento del Matrimonio y de la Eucaristía. Del mismo modo, no voy aceptar una burla del sexto mandamiento de la Ley de Dios. Prefiero ser ridiculizado y perseguido en lugar de aceptar textos ambiguos y métodos insinceros. Prefiero la cristalina “imagen de Cristo, la Verdad, a la imagen del zorro adornado con piedras preciosas” (S. Ireneo), porque “yo sé a Quién he creído”, “scio cui credidi”» (II Tm 1, 12)» (Rorate Coeli, 2 de noviembre de 2015).

Roberto de Mattei