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viernes, 15 de abril de 2016

La hipocresía del lenguaje (2 de 3) [José Martí]


299. (...) Ellos no sólo no tienen que sentirse excomulgados, sino que pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia

En cuanto a lo de "excomulgados" nadie ha dicho nunca que lo estuvieran. No entiendo por qué esa insistencia. Ahora bien, no son miembros vivos de la Iglesia, sino miembros muertos, puesto que no están en estado de gracia, aunque pertenecen a ella y pueden pasar a ser miembros vivos si se arrepienten de sus pecados y se confiesan.

301 (...) Por eso, ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante. Los límites no tienen que ver solamente con un eventual desconocimiento de la norma. Un sujeto, aun conociendo bien la norma, puede tener una gran dificultad para comprender «los valores inherentes a la norma» o puede estar en condiciones concretas que no le permiten obrar de manera diferente (...) 

Ahora se llama "situaciones irregulares" a estas situaciones de pecado mortal objetivo, y se dice que ya no es posible decir que se encuentren en estado de pecado mortal y privados de la gracia santificante aquellos cristianos que convivan juntos, se hayan casado por lo civil o estando divorciados se hayan vuelto a casar por lo civil ... incluso aun conociendo que la Iglesia no permite esa conducta. Se dice que ellos no pueden obrar de otro modo ... Todo esto va en contra de la Enseñanza Perenne de la Iglesia. Las normas que se dan no son para fastidiar sino para el bien. Y no son normas inventadas por los hombres sino por el mismo Jesucristo, que es Dios y hombre. Se niega la libertad del hombre y se considera que son normas imposibles de cumplir. Esto es más o menos lo que decía Lutero: "Peca mucho, pero cree más". "La naturaleza está corrompida y no se puede sino ser corrupto. Pero creyendo te salvas" ... Esta doctrina no es católica sino protestante.

305. Por ello, un pastor no puede sentirse satisfecho sólo aplicando leyes morales a quienes viven en situaciones «irregulares», como si fueran piedras que se lanzan sobre la vida de las personasEs el caso de los corazones cerrados, que suelen esconderse aun detrás de las enseñanzas de la Iglesia «para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas»

Nueva acusación contra los corazones cerrados escondidos detrás de las enseñanzas de la Iglesia... dando por sentado que estas personas se dedican a juzgar sin misericordia los casos difíciles de personas que sufren. Yo no creo que san Pablo fuese un corazón cerrado cuando, aconsejando a su discípulo Timoteo sobre la actitud de los pastores, le decía que deben saber "corregir con dulzura a los rebeldes, por si Dios les concede la conversión que les lleve a conocer la verdad" (2 Tim 2, 25). 

CORREGIR, por supuesto con dulzura, A LOS REBELDES, es decir, a aquellos que están en una situación de pecado clara y manifiesta, engañados por el Diablo, POR SI DIOS LES CONCEDE LA CONVERSIÓN ... o sea, se trata de personas que lo están pasando mal y necesitan salir de su estado de sufrimiento; y necesitan ser corregidos para abrir los ojos Y CONOCER LA VERDAD. ¡Existe la Verdad, la Verdad absoluta! Y ésta es Cristo. Hay que llevarlos a Cristo, pero no engañarles.  Enseñar al que no sabe; y si sabe, corregir al que yerra, dándole buenos consejos, con dulzura ... ¡ESA ES LA VERDADERA MISERICORDIA, LA QUE NO RENUNCIA A LA VERDAD, QUE ES JESÚS! No debemos olvidarlo. Lo sabemos, además, por propia experiencia: "Todo el que comete pecado es esclavo del pecado" (Jn 8, 34). Jesús ha venido para liberarnos del pecado y hacernos felices, en la medida en la que eso es posible en este mundo: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn 10, 10). La Ley de Cristo es la Ley de la Caridad. Y nunca esclaviza, sino que nos libera, sacándonos de la esclavitud del pecado ... siempre que nosotros queramos ser perdonados.

(…) A causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado —que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno— se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia 


Tal afirmación es una contradicción: ¿Cómo es posible que pueda vivir en gracia de Dios aquél que está en una situación objetiva de pecado? La gracia y el pecado, por definición, son incompatibles. Esto cae por su propio peso. Lo lamentable es que esas palabras provengan del Vicario de Cristo en la Tierra. Sí, eso es muy lamentable, porque produce confusión en las personas poco formadas en la integridad de la Religión Católica, que son una inmensa mayoría: ¡qué pocos son los cristianos que conocen su fe! ... De manera que esa afirmación absurda posee aún mayor gravedad.

307. Para evitar cualquier interpretación desviada, recuerdo que de ninguna manera la Iglesia debe renunciar a proponer el ideal pleno del matrimonio, el proyecto de Dios en toda su grandeza pues (…) comprender las situaciones excepcionales nunca implica ocultar la luz del ideal más pleno ni proponer menos que lo que Jesús ofrece al ser humano

Pero, ¿qué significa comprender las situaciones excepcionales? ¿Justificarlas? ¿Decir que lo que es pecado no es pecado? ¿Acaso el matrimonio ha sido inventado por Dios como instrumento de tortura y sólo unos pocos son capaces de mantener la fidelidad? Esto es lo que está escondido tras ese aparente lenguaje de comprensión ... que hace poco bien a las almas.
(Continúa)