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viernes, 5 de junio de 2015

IDEOLOGÍA DE GÉNERO (Alberto Bárcena)





ALBERTO BÁRCENA PÉREZ  Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense, doctor en Historia Contemporánea por la CEU San Pablo; profesor, desde 2001, del Instituto de Humanidades Ángel Ayala de la Universidad CEU San Pablo donde imparte y ha impartido las siguientes asignaturas: Historia de las Civilizaciones, Historia de España (coordinador), Historia Social de Europa, Historia y Sociedad y Doctrina Social de la Iglesia en las facultades de Derecho, Económicas y Humanidades; profesor de la Universitas Senioribvs desde el curso 2009-2010 donde imparte Historia III (Moderna) e historia IV (Contemporánea).
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El siguiente video está sacado de otro más extenso de 48:20 min titulado Cristiandad vs Masonería, desde 37:20 min a 39:06 min, aproximadamente

1 min 47 seg

Si se quiere tener más información acerca de la ideología de género puede escucharse el vídeo de Benigno Blanco, de duración 33: 41 min, dividido en cuatro trozos. La escucha del primer trozo puede que sea suficiente. Para ello se puede hacer clic en: Vídeo 1 (9:40 min) Vídeo 2 (8:41 min), Vídeo 3 (7:01 min) y Vídeo 4 (8, 19 min)


Desorientación doctrinal y post-Vaticano II (Ortiz de Zárate)


Este artículo está basado en una entrevista hecha a John Vennari, editor del periódico católico Catholic Family News, en el que se explican las razones por las cuales una inmensa mayoría de católicos han perdido su identidad y son incapaces de enfrentarse contra actitudes anti-católicas por parte del gobierno, de los media, e incluso de la misma Iglesia. Aquí nos limitaremos a resumir el contenido de la entrevista sin hacer referencia directa a las palabras de los interlocutores.

Nadie puede amar ni servir lo que no conoce, y mucho menos defenderlo. Uno de los grandes problemas del Catolicismo actual es que sus miembros son incapaces de identificar y mucho menos de responder o enfrentarse a ciertas actitudes y comportamientos tanto de católicos como de no-católicos. El catolicismo ha perdido su identidad como resultado de un proceso de descomposición en el seno de la Iglesia y de una pobrísima labor de catequización a partir del Concilio Vaticano II.

Los católicos necesitamos crecer en nuestra fe y recibir instrucción para poder conocer lo que siempre ha enseñado la Iglesia en materia doctrinal y moral; saber que las verdades enseñadas por el Magisterio son verdades objetivas dadas por Dios, que no cambian, y que no coartan nuestra libertad sino que nos libran de los miles de errores que nos rodean; saber que todas estas verdades de nuestra fe no son sólo un grupo de fórmulas en las que creer, sino que son perfectamente razonables y cohesionadas las unas con las otras. Junto con esto, el católico debe también ser educado en la oración y en los sacramentos, en el modo de recibirlos dignamente y en la reverencia hacia lo sagrado.


Para esto se necesita que la Jerarquía eclesiástica, especialmente la que reside en el Vaticano, tenga entre sus prioridades la de educar al pueblo católico, ofreciéndole buenos maestros en colegios, universidades, seminarios. Para lo cual es preciso que antes haya buenos y santos maestros espirituales, obispos, cardenales, etc.

Sin embargo, desde el Concilio Vaticano II esta estructura ha desaparecido por completo y los católicos ya no son instruidos en su fe. La Iglesia adoptó posturas totalmente contrarias a las anteriores al Concilio. Tal vez lo que más contribuyó a esto fue la idea modernista de que la verdad es susceptible al cambio, y que había que adaptarla al hombre moderno. Se abandonó por completo la precisión de la teología y filosofía tomista a la par que la Iglesia prefirió adherirse a un ecumenismo en el que ya no se trataba de convertir a nadie, sino de converger con todos en Cristo. Los pastores ya no se oponían a los gobernantes que propagaban crímenes contra Cristo y la Ley Natural. Se pasó a dialogar con ellos. A todas luces parecía como si este nuevo espíritu de aggiornamiento hubiera eclipsado la Iglesia de Cristo y la hubiera sumergido en las tinieblas y en la confusión.

Muchas actitudes de gobernantes y políticos que deberían causar respuesta y oposición masiva entre los católicos, pasan totalmente silenciadas por parte de éstos. Por poner un ejemplo, hace unas semanas el Gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, declaraba en una entrevista que todos aquellos que se opusieran a la legislación y estuvieran en contra del aborto y del matrimonio homosexual, “no tenían cabida en el Estado de Nueva York.” Esta declaración debió haber recibido la respuesta masiva por parte de los católicos con sus obispos a la cabeza. Sin embargo, no sólo ésta no fue masiva, sino que ni siquiera hubo respuesta. Pero, ¿dónde queda la enseñanza de la Iglesia? ¿Dónde están los Pastores que cuiden de su rebaño?

La Iglesia anterior al Concilio combatía contra la tiranía de los gobernantes y del Estado. Pío XII, por ejemplo, en señal de oposición ante la tiranía Hitleriana, mandó cerrar todas las iglesias, librerías e instituciones católicas cuando Hitler visitó Italia durante la Segunda Guerra Mundial


Hoy la tiranía opera de modo distinto, pero sigue siendo tiranía.

- Es tiránico un Estado que dice que el asesinato masivo de los no-nacidos está bien, porque así está legislado.

- Tiranía es también obligar a instituciones católicas a financiar la anticoncepción y esterilización, so pena de hacerlas desaparecer.


Y ante esta tiranía en la que el Estado asume total control de la vida íntima de las personas, ¿cuál es la actitud de los Pastores? Ciertamente no es la de Pío XII. Todo lo contrario. Así, por ejemplo, se ve al Cardenal Dolan riéndose y fotografiándose con Cuomo y con Obama, enemigos acérrimos de Cristo.

Obama y cardenal Dolan riéndose juntos

Y esto causa muchísima confusión entre los fieles, pues ven a sus Pastores dialogando y riéndose con los lobos y, como es natural, los fieles creen que eso está bien y ellos mismos se acercan al lobo y son devorados. 

Aquella actitud combativa de la Iglesia de antaño ha quedado totalmente eliminada y se ha pasado a una actitud de mano tendida al enemigo.

Los Obispos, si quisieran, ciertamente tendrían el poder de hacerse oír, y de parar este tipo de situaciones, o por lo menos de detener ciertos procesos. Lo mínimo que podrían hacer contra estos políticos pseudo-católicos y pro-abortistas es negarles la comunión cuando éstos vienen descaradamente a recibirla –quebrantando así la Ley Canónica y cometiendo un gravísimo sacrilegio.

Sin embargo, la inactividad por parte de la Jerarquía es abrumadora, y los fieles una vez más se quedan sin la doctrina clara de que un pecador público o quien esté en pecado mortal no puede acercarse a la comunión so pena de cometer un sacrilegio. El sacerdote que, sabiendo esto, distribuye la Sagrada Hostia a un pecador público es cómplice en el sacrilegio y también es culpable del pecado de escándalo al mostrar que algo malo es algo bueno. Pero a la Jerarquía actual no parece preocuparle nada de esto.

Lo mismo sucede con el tema de la homosexualidad. A los católicos ya no se les enseña que Dios los creó hombre y mujer, y que el fin del matrimonio y del acto marital es, en primer lugar, la procreación y educación de los hijos y, en segundo lugar, una muestra del amor mutuo de los cónyuges. Sin embargo, el hombre de hoy desconoce esto. Para él, todo acto carnal es una mera expresión de amor, entendido éste como autosatisfacción, que se puede llevar a cabo con cualquier persona, ya sea del mismo sexo o del sexo opuesto. Y mientras tanto la Iglesia calla, no emite juicios.

El mismo Santo Padre a su regreso de la Jornada Mundial de la Juventud, cuando se le preguntó por qué no había hablado a los jóvenes del aborto y de la homosexualidad, respondió que “no era necesario hablar de eso, sino de las cosas positivas que abren camino a los chicos. Además, los jóvenes saben perfectamente cuál es la postura de la Iglesia.” Pero la triste verdad es que no lo saben, porque nadie les ha adoctrinado.

Con todo, hay todavía sacerdotes, obispos y cardenales que tienen las ideas claras y se oponen a esto, pero son perseguidos, acusados de tradicionalistas, de retrógrados, de no estar en sintonía con la Iglesia moderna; con frecuencia se les transfiere, en el mejor de los casos, a asilos de ancianos, donde puedan hacer el menor "daño" posible. El Cardenal Burke, por ejemplo, a instancias del obispado Americano, fue depuesto de uno de sus cargos en Roma más importantes, por insistir en que hay que negar la comunión a políticos corruptos promotores de inmoralidad.

A causa del nuevo rumbo que ha adoptado la Iglesia en estos últimos años, muchos católicos carentes de todo alimento doctrinal actúan más bien movidos por sus sentimientos y por lo que les dicta el corazón. Se ha pasado, por decirlo así, de una religión fundada en el dogma y el magisterio a una religión puramente sentimentalista, centrándose principalmente en el aspecto humanitario de la misma.

Nuestro Santo Padre es quien mejor ejemplifica este giro humanitario que ha dado la Iglesia, pues no es tanto un hombre de doctrina como un hombre de acción, que se vuelca en sentimientos hacia los demás. Bien es cierto que nuestro Señor dijo: “Amad a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí mismo” (Mt. 22, 36-40) , pero en este mandamiento lo primero es Dios, amarlo a Él. Y amar a Dios es conocer su doctrina, obedecerla, aceptarla, y vivir según sus mandamientos. Y una vez hecho esto, la consecuencia inmediata es amar al prójimo.

Pero hoy lo que tenemos es un énfasis exagerado en el aspecto humanitario. Hasta tal punto esto es así que nuestro Santo Padre llegó a decir que: “los males más graves que afligen al mundo en estos años son el desempleo de los jóvenes y la soledad en la que son abandonados los viejos.” ( Entrevista de Eugenio Scalfari, director de La Repubblica de Italia al Papa Francisco, publicada el 1 de octubre de 2013).

Nuestro Papa ha insinuado que la Iglesia Católica nunca se ha preocupado del aspecto humanitario en toda su larga historia. Lo cual no es más que una muestra del orgullo y la arrogancia de los revolucionarios del Vaticano II. Todos hablan de humildad, pero esto no es más que orgullo, arrogancia, e ignorancia. Y estas cualidades no son las que uno espera de un líder. ¿Qué hay entonces del trabajo de miles de misioneros que vinieron a América a evangelizar y que tuvieron que pasar por incontables penurias y calamidades? La Iglesia actual cree que es la única en la historia que ejerce la caridad con el prójimo.

Otro tema desconcertante es el desprecio general que los obispos, con el Santo Padre a la cabeza, muestran por la Tradición, junto con el rechazo de todos aquéllos que buscan estabilidad y certidumbre en la doctrina. El Papa se mofa de éstos y, sin embargo alaba a aquellos que justifican la homosexualidad como al difunto Cardenal Martini, a quien llama Padre de toda la Iglesia, y de quien el mismo Francisco ha tomado muchas de sus ideas.

Definitivamente hemos perdido nuestras raíces, pero sólo hasta cierto punto, porque la Iglesia y la fe católica no han desaparecido.

Vivimos tiempos oscuros en los que da la impresión que el sol ya no brilla, y que todo parece perdido. Pero esto, en vez de desanimarnos, nos debería llenar de esperanza, porque el triunfo de Cristo y de su Iglesia están más cercanos. Y este triunfo será el triunfo sobre el Vaticano II, sobre el Modernismo, y sobre todos aquellos que, por omisión, permiten a los enemigos de Cristo causar tanto daño a la Iglesia.

Tenemos la promesa de Jesucristo de que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. (Mt. 16, 18). Lo que nos queda a nosotros es rezar y aferrarnos más que nunca a la Tradición y a la Enseñanza doctrinal y moral trasmitida por la Iglesia durante siglos; es ahí donde encontraremos la verdad.

Ortiz de Zárate

martes, 2 de junio de 2015

IRLANDA: ¿QUIÉN TIENE LA CULPA DE LA APOSTASÍA? (Roberto de Mattei)

Un artículo extraordinario de Roberto de Mattei, con un análisis certero acerca de la realidad histórica que estamos viviendo. Puede leerse directamente en este blog [aunque los colores, tipo y tamaño de letra, cursivas, negritas, etc... , son míos] o bien pinchando aquí.


En su obra maestra El alma de todo apostolado, Jean-Baptiste Chautard (1858-1935), abad trapense de Sept-Fons, enuncia esta máxima: “A un sacerdote santo corresponde un pueblo fervoroso; a un sacerdote fervoroso un pueblo piadoso; a un sacerdote piadoso un pueblo honrado; y a un sacerdote honrado un pueblo impío”. Si es cierto que siempre hay un grado de diferencia en cuanto a vida espiritual entre el clero y el pueblo católico, después del plebiscito celebrado en Dublín el pasado 22 de mayo habría que añadir: “Y a un sacerdote impío corresponde un pueblo apóstata”.

Irlanda es, en efecto, el primer país en el que el reconocimiento legal de las uniones homosexuales no se ha introducido desde arriba, sino desde abajo, por medio de un referéndum. Pero Irlanda es también uno de los países con una tradición católica más antigua y arraigada, y en el que todavía existe relativamente una marcada influencia del clero sobre una parte de la población. No es una novedad que el sí al matrimonio gay gozara del apoyo de todos los partidos, ya fueran de derecha, centro e izquierda. No sorprende que todos los medios hayan apoyado la campaña pro LGTB, ni que haya habido una masiva intervención económica extranjera a favor de dicha campaña. Sin hablar de que, habiendo votado el 60 % de la población, sólo el 37,5 % de los ciudadanos se manifestó a favor de la propuesta y el gobierno había barajado hábilmente las cartas, aprobando en enero de este año una ley que consiente la adopción por parte de homosexuales, antes de reconocer el falso matrimonio gay. 


Lo que suscita el mayor escándalo son el silencio, las omisiones y la complicidad de los sacerdotes y obispos irlandeses durante la campaña electoral. Para muestra, un botón: antes de las elecciones, el arzobispo de Dublín Diamund Martin declaró que él habría votado en contra del matrimonio homosexual, pero no habría dicho a los católicos cómo debían votar (LifeSiteNews.com, 21 de mayo). Después del referéndum, ha declarado a la televisión nacional irlandesa que “no se puede negar la evidencia”, y que la Iglesia de Irlanda “debe tener en cuenta la realidad”. Lo que ha sucedido, añade monseñor Martin, “no ha sido sólo el triunfo de campañas a favor del sí o del no, sino que revela un fenómeno mucho más profundo” que “obliga a reevaluar la pastoral juvenil: en el referéndum ha ganado el voto de los jóvenes, y el 90% de los jóvenes que han participado ha asistido a colegios católicos” (www.corriere.it/esteri/. 15 de mayo).

En general y con pocas excepciones, esta postura refleja la del clero irlandés, que ha adoptado la línea que auspicia en Italia el secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana, monseñor Nunzio Galantino: evitar a toda costa polémicas y desencuentros: “No se trata de ver quién grita más, los fanáticos de ambas partes se excluyen ellos mismos” (Corriere della Sera, 24 de mayo). Lo que equivale a decir: arrinconemos la predicación del Evangelio y de los valores de la fe y la Tradición católica para buscar un punto de encuentro, y contemporicemos con los adversarios. 

Sin embargo, el 19 de marzo de 2010, en su carta a los católicos de Irlanda, Benedicto XVI había invitado al clero y al pueblo de la isla a volver “a los ideales de santidad, caridad y sabiduría trascendente … que en otros tiempos hicieron grande a Europa y que hoy pueden refundarla” (nº 3), así como a “sacar inspiración de la riqueza de una gran tradición religiosa y cultural” (nº 12), que no está superada, aunque a ella se oponga “una vertiginosa transformación social que con frecuencia ha tenido un efecto adverso en la tradicional adhesión del pueblo a las enseñanzas y valores católicos” (nº 4).

Más adelante en la carta, Benedicto XVI afirma que en los años sesenta fue determinante la tendencia de un sector de los sacerdotes y los religiosos a adoptar mentalidades y valoraciones propias de la realidad secular sin tomar suficientemente como referencia al Evangelio”. Esta tendencia es la misma que volvemos a encontrar hoy en día. En ella está la causa del proceso de degradación moral que desde los años del Concilio Vaticano II ha barrido como una avalancha las costumbres e instituciones católicas. 

Si hoy los irlandeses, a pesar de seguir siendo mayoritariamente católicos, abandonan la fe, la razón no es sólo la pérdida de prestigio de consenso en la Iglesia a raíz de los escándalos con relación a abusos sexuales. La verdadera causa es que sus pastores han capitulado cultural y moralmente ante el mundo, aceptan esa degradación como una evidencia sociológica sin plantearse el problema de su propia responsabilidad. En este sentido, su comportamiento es impío, falto de piedad, ofensivo para la religión, aunque no sea formalmente herético. Pero todo católico que ha votado sí, es decir, la mayoría de los católicos que se han expresado en las urnas, se ha manchado de apostasía. La apostasía de un pueblo cuya constitución se inicia todavía con una invocación a la Santísima Trinidad.

La apostasía es un pecado más grave que la impiedad, porque supone renegar explícitamente de la fe y la moral católicas. Y la mayor responsabilidad de este pecado público corresponde a los pastores que la han tolerado y fomentado con su conducta. Las consecuencias del referéndum de Irlanda serán devastadoras

Cuarenta y ocho horas después de la votación se reunieron en Roma, bajo la dirección del cardenal Reinhard Marx, los principales miembros de las conferencias episcopales alemana, suiza y francesa para planificar su actuación con miras al próximo Sínodo. Según el periodista allí presente, los temas que se trataron fueron “matrimonio y divorcio”, “la sexualidad como expresión del amor” (La Repubblica, 26 de mayo de 2015). La misma línea que trazó el cardenal Kasper: la secularización es un proceso irreversible al que debe adaptarse la realidad pastoral. Y para el arzobispo Bruno Forte, el mismo que pedía en el Sínodo “la codificación de los derechos homosexuales”, y al que el Papa ha confirmado en su cargo de secretario especial del Sínodo de la Familia, “se trata de un proceso cultural de secularización audaz en el cual participa de lleno Europa” (Corriere della sera, 25 de mayo de 2015).

Por último, hay una cuestión que no se puede eludir: el silencio sepulcral del papa Francisco sobre Irlanda. Durante la misa de apertura de la Asamblea de Cáritas el 12 de mayo pasado, el Sumo Pontífice tronó contra “los poderosos de la tierra”, recordándoles que “Dios los juzgará un día, y quedará manifiesto si realmente intentaron darle de comer en toda persona y se preocuparon por evitar la destrucción del medio ambiente, para que pueda producir los alimentos necesarios”. El 21 de noviembre de 2014, comentando el pasaje evangélico en que Jesús expulsa a los mercaderes del Templo, el Papa lanzó su anatema contra una Iglesia que sólo piensa en hacer negocios y comete “pecado de escándalo”. Con frecuencia, Francisco denuncia la corrupción, el tráfico de armas y de esclavos, y la vanidad del poder y del dinero. El 11 de junio de 2014, aludiendo a los políticos corruptos, a los que lucran con “el trabajo de los esclavos” y los “mercaderes de la muerte”, el Vicario de Cristo les amonestó pidiendo que “el temor de Dios les haga entender que un día todo se acabará y deberán rendirle cuentas”. “El temor de Dios” abre el corazón de los hombres “a la bondad, a la misericordia y a la ternura” de Dios, pero “es también un toque de alarma ante la pertinacia del pecado”.

Ahora bien, la aprobación legal del vicio contra natura, ¿no es acaso incomparablemente más grave que los pecados que recuerda el Papa con tanta frecuencia? ¿Por qué en los días previos al plebiscito no hizo el Santo Padre una exhortación vehemente y fervorosa a los irlandeses recordándoles que infringir las leyes divinas y naturales es un pecado social del que un día deberán dar cuentas a Dios el pueblo y sus pastores? ¿No se hace también cómplice de este escándalo con su silencio?

Roberto de Mattei

lunes, 1 de junio de 2015

A propósito del referéndum de Irlanda (Varios autores)




Con relación a este tema del resultado del referéndum en Irlanda sobre el "matrimonio" homosexual hay un vídeo muy interesante del padre Santiago Martín, de 11:09 minutos de duración, al que puede accederse pinchando aquí

También he encontrado un audio de Monseñor Munilla, de 10:09 min, en el que habla sobre el mismo asunto.


El Padre Alfonso Gálvez, hablando de la grave situación en la que se encuentra la Iglesia se refiere también, entre otras muchas otras cosas, al referéndum de Irlanda. Podemos escucharlo en un audio de 3:32 min de duración que forma parte de una homilía.





Monseñor Rajoy (por Fray Gerundio)

El original de este artículo puede leerse también pinchando aquí


El descalabro monumental sufrido por el Partido Popular en las recientes elecciones y la desolación que sufren sus mandamases al sentirse abandonados por millones de votantes, deja claro que los españoles han castigado la traición perpetrada por unos líderes que abandonaron sus principios, ideales y modos de gobernar de las primeras épocas. Siendo católicos, la gran mayoría de aquellos votantes se sintieron antaño cobijados en él, con la esperanza de regenerar una España que acababa de salir de los años negros del Socialismo. 

Pero bueno, como yo no estoy sumergido en estas cuestiones de la política, ni es mi oficio hacer consideraciones más allá de mi celda, no analizaré en profundidad ni el resultado, ni las causas, ni lo que se nos puede venir encima en esta España otrora católica, y ahora más desangelada que el propio Partido Popular.

Si traigo hoy este tema como comentario, es porque me quedé divertidamente sorprendido al escuchar al día siguiente de las elecciones, las explicaciones de Mariano Rajoy, Presidente del Partido y Presidente del Gobierno:

Llevo muchos años en este partido, lo conozco bien y estoy muy cómodo y muy tranquilo. No tengo previsto hacer cambios en el Gobierno ni en el partido. No me parece que el problema venga de cambiar o dejar de cambiar


Y es que se me venían a las mientes las declaraciones descarnadamente optimistas -descaradamente optimistas-, que han venido haciendo tantos y tantos eclesiásticos (de alto y bajo rango), desde los últimos 40 años. No hay que cambiar nada, estamos tranquilos, todo va bien y nos sentimos cómodos.

El monumental desastre que ha sobrevenido a la Iglesia, tras el Concilio Vaticano II, debería haber necesitado una auto-crítica (como se dice ahora) que pudiera explicar el desastroso resultado de aquella inspiración del Espíritu Santo al Papa Roncalli. Por lo visto estuvo muy poco inspirado, sea dicho con todos los respetos y si me permiten la ironía. Al menos, a la vista de los resultados.

Llevamos en la Iglesia 40 años diciendo -como ahora Rajoy-, que aquí no pasa nada, que nos sentimos cómodos, que no hay que hacer cambios, que el Concilio se ha malinterpretado, que no se han recogido los verdaderos frutos que salieron de él… y un largo etcétera de insensateces, bulos, mentiras y trolas de diverso calibre. Todo ello para intentar absolver al Concilio y sus secuaces de lo que se vino encima en los años inmediatamente posteriores.

Hasta hubo alguna lumbrera (cuyo nombre desconozco), que llegó a descubrir un maravilloso axioma: Post hoc, sed non proter hoc, para indicar que todo el desastre había venido después del Concilio (en el tiempo), pero NO a causa del Concilio. O sea, como Rajoy. Los Obispos se sentían cómodos, y su desvelo pastoral debía escorarse hacia el intento de hacer ver a sus ovejuelas que todo esto que pasó, pasó porque tenía que pasar, y pasó después de lo que pasó, pero no a causa de lo que pasó. No es extraño que desde entonces multitud de católicos entraran en el grupo de los tontos de capirote, pazguatos y bobalicones, desorientados y desnortados, o simplemente malvados, mientras muchos de los Pastores entraron en el grupo de los Timadores de Oficio y Estafadores Doctrinarios.

Y es que hoy día se sabe que para destruir una Institución, no hacen falta suicidas con una docena de bombas en el chaleco. Se puede destruir todo mucho mejor desde dentro: Obispos que quieren acabar con el depósito de la Fe, sacerdotes que no creen en el sacerdocio, catequistas que ni se saben el Catecismo ni les importa, tribunales matrimoniales que no creen en la indisolubilidad del matrimonio… y así podríamos seguir.

Éstos deberían fundar un partido político que se llamara Derribemos. Podrían presentarse como esos jueces que no creen en la judicatura, o los políticos que juran la Constitución y no creen en la Constitución, o los parlamentarios que no creen en el Parlamento y se pasan unos años cobrando, para poder cargarse desde dentro las susodichas instituciones.

Así pues, sigamos la consigna de que debemos estar tranquilos. Estamos en la Primavera de la Iglesia. Todo va bien desde 1965. La pérdida estrepitosa de vocaciones junto con la batalla emprendida contra el celibato sacerdotal, las catequesis convertidas en sesiones psicológicas para niños pazguatos, la obediencia de las ordenes religiosas completamente destruida, el Magisterio anterior eliminado, los sacramentos convertidos en eventos sociales (puesto que ya no se cree que den la Gracia), los dogmas puestos en duda, la juventud alejada de la práctica católica (aunque muy cercana a todas las JMJ que les organicen), el matrimonio anulado, la vida religiosa relajada, el marxismo, el populismo y las simpatías por los comunismos, promovidos desde lo Altotodo eso no son más que apariencias, infundios, engañifas y paparruchas. Porque en realidad, -dicen los Pastores con Olor a Oveja-, todo va bien. ¡¡ Y pobre de la oveja que no esté de acuerdo !!

Con este panorana, ¿alguien se puede extrañar de lo que ha pasado en Irlanda? La destrucción del catolicismo irlandés, ¿ha sido post hoc o ha sido propter hoc? Yo pienso que efectivamente también ha sido post hoc, como en España. O sea, después del abandono de las ovejas por parte de sus Pastores, que miraban a otro lado, mientras el lobo se ponía en plan gourmet a zamparse la merienda. Y por supuesto, ha sido a causa del terremoto ideológico que supuso aquella proeza de abrir las ventanas del Vaticano a todos los aires, corrientes, culturas y masonerías.

Mis novicios modernistas, que se pasan la vida de peregrinaciones, alternando con las chicas de las catequesis y pastorales cercanas (a veces excesivamente cercanas), completamente mundanizados y sumergidos en lo más granado de las últimas tecnologías, pero que no estudian nada, ni se espera que lo hagan, están encantados (como Rajoy) con la actual situación de la Iglesia y de España. Al fin y al cabo han percibido que en las Altas Esferas de la Iglesia, se ven con gusto los programas de Podemos y demás familia. Vamos, que si se consultara a alguna autoridad que yo me sé, imagino por dónde iría el sentido del voto.

Si al final reacciona el Partido Popular y manda a Rajoy a freir espárragos, creo que no hay que preocuparse por el futuro de tamaño personaje. Está perfectamente capacitado para recibir una mitra. Porque él, como tantos y tantos Obispos de la Católica Iglesia, se siente tranquilo y cómodo.

¡¡Enhorabuena por estos maravillosos resultados electorales, Monseñor Rajoy!!



Fray Gerundio

viernes, 29 de mayo de 2015

Entradas varias



Con vistas a actualizar la información del blog, que puede pasar oculta, a raíz del gran número de entradas relacionadas con el voto católico ante las elecciones del 24 de mayo; y puesto que continúo con la misma línea a la que ya están acostumbrados los lectores de este blog, utilizo esta entrada sólo para indicar lo que he escrito desde el 24 de mayo hasta ahora (con la excepción de dos escritos previos a dicho día, que coloqué en mi otro blog).


Blog católico de José Martí (2)


21 de Mayo 2015
Dios es Justo y Misericordioso


22 de Mayo 2015

Apostasía generalizada




Blog católico de José Martí (1)



25 Mayo 2015

26 de Mayo 2015

27 de Mayo 2015

28 de Mayo 2015

jueves, 28 de mayo de 2015

EL EFECTO FRANCISCO (Padre Linus Clovis)

Tomado de Adelante la fe

(No está traducido todo el artículo; aquí se colocan sólo aquellos párrafos que considero más significativos)





«El que no está conmigo está en contra de Mí; y el que no recoge conmigo, desparrama» (Mt 12, 30).

El Padre Linus F. Clovis es un sacerdote de la Arquidiócesis de Castries, Santa Lucía, en las Indias Occidentales. Estudió para el sacerdocio en el Angelicum de Roma y fue ordenado sacerdote en 1983 por el Beato Papa Juan Pablo II. Es líder del movimiento internacional pro-vida.

En conjunto, estas citas comprenden una transcripción casi completa de la sección media de su charla, pero algunos puntos auxiliares se han quedado fuera, y el texto se ha articulado en párrafos para acentuar aquellos argumentos de mayor énfasis.

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■ «El Sínodo de la Familia, el año pasado, hizo sonar las alarmas para muchos Católicos y vimos Obispos contra Obispos y Conferencias Episcopales luchando contra otras Conferencias Episcopales, y en todo esto…, conocemos que el Cielo nos ha dado un aviso. En 1973, en Akita, la profecía reveló que "la obra del demonio se infiltrará dentro de la Iglesia de tal manera que se verán Cardenales contra Cardenales, Obispos contra Obispos" y "los sacerdotes que me veneran serán perseguidos". Por supuesto, esto es parte y parcela de nuestra experiencia».

■ «Cuando un Obispo – un Obispo Católico – puede aplaudir el pecado públicamente, esto nos pone a temblar [se está refiriendo al Cardenal Dolan]. Pero esto es, esencialmente, el “Efecto Francisco”. Éste desarma a los Obispos y a los sacerdotes, especialmente después que el Santo Padre dijo: “¿Quién soy yo para juzgar?”. Yo, como sacerdote, celebro Misa, predico y juzgo acerca del pecado (...) »

■ «La Obediencia se debe al Papa, pero el Papa debe obediencia a la Palabra de Dios y a la Tradición apostólica. Tenemos que obedecer al Papa, pero el mismo Papa tiene que obedecer a la Palabra escrita. Él debe obedecer la Tradición. Debe responder a la inspiración del Espíritu Santo. La Obediencia se debe al Papa, pero es el deber del Papa dar carácter de posibilidad a esta obediencia. El Papa tiene que facilitar nuestra obediencia a él, siendo él obediente a la Palabra de Dios. El Papa Félix III nos dijo: “un error que no se ha resistido es aprobado. Una verdad que no es defendida es suprimida”. Así que tenemos la obligación de resistir al error, y debemos hacer todo lo que podamos para promover la verdad».

■ «En otro tiempo, hemos estado preocupados por otros papas, incluso por San Juan Pablo, con las cosas que ha hecho las cuales nos han hecho sentir incómodos; no creo que… el Papa Francisco haya hecho otra cosa más que desconcertarnos. Él, literalmente, nos ha dejado en la estacada (=repentinamente nos ha restado la ayuda o el soporte, o ha hecho cosas que han sido causas de problemas para nosotros). Y así, él es la razón, las muchas razones por las cuales estamos preocupados. Nuestro Señor nos dice en el Evangelio de San Juan, capítulo 15: “Si el mundo os aborrece, sabed que Me aborreció a Mí primero que a vosotros. Si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, sino que Yo os escogí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que Yo os he dicho: No es el siervo mayor que su Señor. Si a Mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado Mi Palabra, también guardarán la vuestra”. Los papas son odiados, y yo no creo que tengamos un problema con esto per se. No nos gusta. Pero creo que será correcto decir que preferimos que nuestros papas sean odiados por el mundo que amados por el mundo. Porque si él es amado por el mundo, indica que él está hablando el lenguaje del mundo. Y sabemos que no puede haber una relación, una comunión, entre la luz y la tiniebla. San Pablo nos habla de esto».

■ «Los enemigos tradicionales de la Iglesia – y esto se vocaliza, se articula en elTime Magazine, Rolling Stone, The Advocate, etc… – lo aprueban; él ha aparecido en sus portadas muchas veces en los últimos dos años. Me encontré con una cita de alguien que lo conocía en la Argentina. “Al parecer, le encanta ser amado por todos y complacer a todos, así que un día él puede hacer un discurso en la televisión en contra del aborto, y al día siguiente, en el mismo programa de televisión, bendecir a las feministas pro-aborto de la Plaza de Mayo; él puede dar un maravilloso discurso en contra de los masones y, unas horas más tarde, estar comiendo y bebiendo con ellos en el Club Rotario”».

■ «Así que, ¿cómo se puede tomar una decisión acerca de un hombre como éste, que es amigo de todo el mundo? Nuestro Señor nos dice: “Sin embargo” -esto está en el capítulo 12 del Evangelio de San Juan – “Sin embargo, muchos de los jefes creyeron en Él, [esto es en Nuestro Señor], pero por causa de los fariseos no lo confesaban, temiendo ser excluidos de la sinagoga, porque amaban más la gloria de los hombres que la Gloria de Dios. ¿Estoy haciendo juicio? No pienso así. Estoy citando la Escritura. Cuando el dado cae, déjalo rodar».

■ «(...). La Iglesia no juzga a las personas. La Iglesia juzga las acciones y enseñanzas. Incluso a los herejes. Lutero no fue condenado por su vida moral personal. Fue condenado por su enseñanza. Su doctrina. Y así con todos los demás herejes. Arrio. Fue su enseñanza lo que la Iglesia juzgó. Y tiene la autoridad para juzgar. Pero cuando el Papa dice: “¿Quién soy yo para juzgar?”, está dando la impresión de que la Iglesia juzga a los individuos a causa de lo que ellos son y… lo que hacen en sus vidas personales. Y esto es para la confesión».

■ «Él se queja de que hablamos mucho del aborto y la contracepción. Bien… ¿Lo hacemos? De nuevo, el Apóstol nos dice: “arguye, enseña, exhorta con toda longanimidad y doctrina”. Por lo tanto, tenemos la obligación de hablar de esos pecados por los que el castigo es la condenación eterna en el infierno. Nosotros estamos hablando acerca de la salvación de las almas. El Código de Derecho Canónico termina así: “el mayor bien es la salvación de las almas”. Y esto es por lo que Cristo fundó Su Iglesia: para salvar las almas».

■ «La expresión “no debemos ser como conejos” fue un insulto a todas las madres católicas. Aquellas que…han perdido sus vidas, han ofrecido sus vidas, y han dado sus vidas por sus hijos, y sobre todo, por el Evangelio» [Justo es reconocer que, en otras ocasiones, se ha desmarcado de ese dicho y ha defendido la familia numerosa ... pero al decir ambas cosas, incompatibles, no deja de crear un cierto clima de confusión. Además, uno se queda, normalmente, con la que le conviene. Se trata aquí de una opinión personal]

■ «Nuestra preocupación es, por supuesto, por el Sínodo próximo y lo que parece ser la aprobación para llevar la comunión a los divorciados vueltos a casar. Esto va a ser un duro golpe a la Iglesia y a los fieles. Debido a que ya ha causado mucha confusión y malentendidos. Incluso en mi experiencia pastoral he encontrado mujeres que han dicho… una madre, su hijo divorciado, vuelto a casar, y dice: “Bueno, el Santo Padre le permite la comunión, ¿no es así? No creo que sea lo correcto, padre, pero el Papa…”. Tenemos este problema ya… Y vemos el patrón, está hecho por la Humanae Vitae… Está ahí decidido, en el ambiente y, por supuesto, que va a… convertirse en ley. Pueden preparar esto. Así, que realmente se necesita tener los ojos firmemente fijos en el Cielo, suplicando al Cielo, para guiar a nuestros obispos». [Yo prefiero no opinar, al menos en esta entrada] 

■ «Hay rumores de la relajación pastoral de la Humanae Vitae… no se va a contradecir, no se va a quitar, no se va a ampliar. Lo cual es mucho más mortífero. Porque hemos presentado algo que es malvado como si fuera bueno. Y estamos construyendo esta maldad en una buena base».

■ «¡Nosotros amamos al papa! Él es nuestro padre. Él es nuestro dulce Cristo en la Tierra. Hay una preocupación entre los católicos que están confundidos y temerosos. Y nosotros -y ellos- no deseamos criticar, o todavía peor, juzgar al Papa. Pero, de nuevo, estamos juzgando no a su persona, no a su cargo, sino a los resultados de sus acciones. Y no lo hacemos con indignación. Porque lo que él está haciendo es (...) una amenaza a nuestra fe, una amenaza a la Iglesia y un peligro para la salvación de las almas».

■ « (...) Y esto es a lo que nos enfrentamos hoy. Tenemos prominentes Cardenales que toman una postura anticatólica en cuestiones morales (...)  Tenemos al Santo Padre que él mismo da la sensación de que los apoya. Les da su bendición (...) 

■ «Tenemos el ejemplo de la historia: el papa Juan XXII enseñaba que los bienaventurados no veían a Dios hasta después del Juicio General. Él se opuso a los teólogos de la Universidad de Paris. A los cardenales y obispos e incluso a los reyes. Así que éstos  (...) que sabían lo que estaba pasando fueron capaces de oponerse al Papa (...) ».


■ «El Código de Derecho Canónico (...) Canon 212, sección 3, hablando de los fieles católicos dice Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores, y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas”. Esto es muy importante. Tenemos que continuar haciéndolo público».

■ «Ahora podemos decir… – esto ha sido escrito por… Melchor Cano, un famoso teólogo español del siglo XVI – “Aquéllos que, ciega e indiscriminadamente defienden todas y cada una de las decisiones del supremo Pontífice son los que más están haciendo por socavar la autoridad de la Santa Sede; destruyen, en lugar de fortalecer, sus cimientos. (...)”. En otras palabras, debemos estar vigilantes. Debemos ser objetivos en nuestro enfoque de la presente crisis en la Iglesia».

La conferencia completa en inglés se encuentra en el siguiente video, cuyo original es de gloria tv 

Duración 31:32 min. 

miércoles, 27 de mayo de 2015

Apostasía y rechazo de Dios (2 de 2)


Pongo aquí algunos ejemplos que ilustran lo que digo (aunque lo expreso en futuro, podría igualmente escribirlo en presente, pues se trata de realidades que se están dando ya hoy; si no todas, al menos casi todas ... es cuestión de tiempo)

-El aborto ya no será visto como un crimen sino como una "interrupción voluntaria del embarazo" (IVE) y un derecho de la mujer.

-La eutanasia no será ningún crimen sino un acto de compasión hacia una persona que está sufriendo y que merece tener una "muerte digna". Si se practica la letal con los animales para que no sufran, ¿no es acaso más importante una persona que un animal?

-El matrimonio no consistirá ya en la unión entre un hombre y una mujer con vistas a la procreación, sino en la unión de dos personas que viven juntas: se hablará de pareja, no importando que quienes estén "casados" sean del mismo sexo; y aunque de ahí no se derive, de modo natural, la posibilidad de tener descendencia.

-La fecundación in vitro se considerará como algo normal y signo de progreso y de civilización; y será utilizada por aquellos que deseen tener hijos, de modo que los niños serán producto de un experimento de laboratorio y no una consecuencia natural del amor de sus padres. Y lo que es peor, eso será visto en la sociedad como algo normal ... y la manera natural de tener hijos (la que siempre ha sido) será considerada por el común de las gentes como una rareza, propia de gente inculta e ignorante.

- Habrá diferente tipos de familia y esto se verá como algo normal y "natural": hombre con hombre, mujer con mujer, un hombre y dos mujeres, dos hombres y una mujer ... y así todas las combinaciones posibles. Curiosamente, la familia de siempre, la familia cristiana, considerada como un tipo más de familia, del mismo rango que las otras, será llamada familia tradicional. Y los medios se encargarán de ridiculizarla lo suficiente como para que la gente -idiotizada ya al máximo- la vea como algo superado y propio de épocas arcaicas y retrógradas. 

La "ideología de género" será una especie de dogma intocable, que se enseñará en los colegios, de manera obligatoria, como única visión posible de la realidad del ser humanoComo ya se sabe, según esta ideología perversa, el ser hombre o ser mujer no será algo que dependa de la naturaleza. Se dirá que el ser hombre o ser mujer es algo de tipo cultural y no natural, para convencer a los incautos, cuyo número irá en aumento. En pocas palabras, según esta ideología, lo que determina el sexo de una persona y la identifica como hombre o como mujer ... será el cómo "se sienta" o se considere esa persona a sí misma. De modo que una mujer será reconocida legalmente hombre, aunque no posea los atributos masculinos, si se siente hombre ... e igualmente un hombre será reconocido como mujer si se siente mujer. Predominio del sentir sobre el ser. Intento de subvertir el orden natural; es decir, de destronar a Dios, autor de la naturaleza, tal como está constituída. El hombre es el único dios.

Este pensamiento único acerca de la falsa "realidad inventada por el hombre" en contra de la naturaleza, será enseñado como la única realidad posible ... y como un "signo de progreso". Pensar así se convertirá en una imposición totalitaria del Sistema, aplicable a todos los ciudadanos (aunque nunca se usará la palabra totalitarismo).  Quien piense de otro modo será relegado al silencio, maltratado, perseguido, vilipendiado e incluso muerto, si fuese necesario, por aquello de que "el fin justifica los medios", expresión atribuida a Nicolás Maquiavelo, en su obra "El Príncipe".

Se hablará de libertadpero ésta habrá dejado de existir, pues nadie podrá argumentar ni pensar otra cosa diferente de la ya establecida por el Sistema ... se podrá "ser libre" sólo para pensar según esta manera artificial e inventada, que se transformará en la nueva naturalidad a seguir por todos.



Un auténtico trabajo de ingeniería social, para construir una sociedad humana "perfecta", creada por el mismo hombre, según sus propias normas ... las que el propio hombre se da a sí mismo y que, además, podrán ir variando con el tiempo, arbitrariamente, según sea quien se encuentre en el Poder. 

Y como trasfondo "feliz" de toda esta parafernalia aparecerán por todos los lugares públicos las palabras paz, libertad, serenidad, alegría, democracia, comprensión, etc..., palabras que habrán sido despojadas de su verdadero significado. 

Si todas estas cosas llegaran a cumplirse en su totalidad, sería la señal clara y evidente de la negación de todo lo sobrenatural y la sustitución de la Religión de Dios por la religión del hombre. El mal llegará a extremos insospechados y lo hará, además, con apariencia de bien. Todo estará justificado (cualquier tipo de violencia, mentiras, difamaciones, etc...) si se hace por la causa, para cumplir los objetivos propuestos por los promotores de este nuevo "enfoque" absurdo de la existencia.


Y, en realidad de verdad, no hace falta esperar al futuro próximo, porque todas estas cosas, en mayor o menor grado son el pan nuestro de cada día, en todos los lugares de la tierra

Un ejemplo de candente actualidad: mientras que todos los Gobiernos, a nivel mundial, no paran de hablar de paz, paz y más paz ... , sin embargo, no existe paz, porque no hay justicia. Dicha "paz" es otra farsa más y una gran mentira


Sirva un botón de muestra para demostrar lo que digo. Hoy se está produciendo -y esto lleva ya mucho tiempo- un exterminio y una masacre de los cristianos de Oriente Medio, a los que se quiere borrar de la faz de la tierra por el mero hecho de confesar su fe y no renegar de ella. Y todo ello con el silencio culpable y cómplice de Occidente que calla cobardemente y no actúa


Pero eso sí: mientras estos verdaderos cristianos y hermanos nuestros en el Señor, mueren por dar testimonio de su fe, a manos de aquellos que llevan a rajatabla lo que está escrito en el Corán, lo único que llega a nuestros oídos es que el verdadero Islam es una religión de paz (¡gran mentira, mentira contumaz: los hechos son los que cantan, los que dicen la verdad).


Como solución a esta barbarie y a estos asesinatos en masa de personas inocentes, que no han hecho daño a nadie, sino todo lo contrario; cristianos a quienes se les arrebata violentamente su vida, sin piedad, tan solo por el mero hecho de ser cristianos y no renegar de su fe en Jesucristo ... en Occidente no se nos ocurre otra cosa que continuar hablando de diálogo, diálogo y más diálogo entre religiones;  y de consensos y más consensos ... ¡todo mentira, cobardía e hipocresía!. Tal diálogo es imposible ... ¡y lo sabemos!, si es que la palabra diálogo sigue conservando todavía su auténtico significado ... ¡no hay tal diálogo! 




Eso sí: podemos cerrar los ojos como el avestruz y mirar a otra parte, como si lo que está ocurriendo no fuera con nosotros, pero la verdad y los hechos son tozudos. Lo cierto acerca de lo que está ocurriendo, si llamamos a las cosas por su nombre, es una claudicación de la propia identidadSe ha perdido la fe en Jesucristo, como verdadero Dios y verdadero hombre. 

El hombre de hoy, en su inmensa mayoría, ha rechazado a Dios y se ha construido su propia "religión", una religión (llámese "islam", "socialismo", "marxismo", "comunismo", "masonería", etc...) que es, en cualquier caso, diabólica. Pero "de Dios nadie se burla" (Gal 6, 7) ... y si bien es verdad que "al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará" (Mt 12, 32a), sin embargo, "al que hable contra el Espíritu Santo no se le perdonará ni en este mundo ni en el venidero" (Mt 12, 32b). 


El pecado contra el Espíritu Santo es la soberbia de aquél que no sólo no reconoce su pecado ni, por lo tanto, se arrepiente de él, sino que tergiversa la realidad, niega el pecado y construye su propio mundo y su propia "religión". Para ellos no hay salvación posible ... y no porque Dios no quiera salvarlos, que lo quiere, sino porque ellos mismos se han rebelado contra Dios, a quien odian; y promueven este odio en la gente hacia aquellos cristianos que luchan por mantenerse fieles al Evangelio, a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia de veinte siglos.


Decía el profeta Isaías: ¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, de los que ponen tinieblas por luz y luz por tinieblas, de los que cambian lo amargo en dulce y lo dulce en amargo! (Is 5, 20). Y el Apocalipsis coloca en boca de Jesucristo estas palabras terribles: "Los cobardes, incrédulos, abominables y homicidas, fornicarios, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el estanque que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda" (Ap 21, 8), en clara alusión  al Infierno, una realidad que el mundo de hoy ha olvidado, pero que ahí está. Y es un dogma de fe. [Sobre el tema de la Justicia y de la Misericordia en Dios puede verse algo en este mismo blog pinchando aquí y aquí]

martes, 26 de mayo de 2015

Apostasía y rechazo de Dios (1 de 2)

Con razón decía Jesucristo del Diablo que era el Príncipe de este mundo (Jn 12, 31; Jn 14, 30), aunque será echado fuera (Jn 12, 31) ... y contra Jesús no puede nada (Jn 14, 30).  Comenzó engañando a nuestros primeros padres, prometiéndoles que serían como Dios ... en realidad, más que Dios. Ellos serían los que decidirían acerca de lo bueno y de lo malo. Nadie tendría que imponérselo. Les hizo olvidar su condición de criaturas, de seres creados y dependientes, y ellos cayeron voluntariamente en el engaño ... 

La realidad con la que se encontraron, al pecar, era completamente diferente a lo que el Diablo -el gran mentiroso- les había prometido: al desobedecer a Dios, por soberbia, pensando sólo en ellos mismos y no valorando todo el bien que habían recibido de Dios, cayeron en el mayor de los pecados que, además, transmitieron a todos sus descendientes. Todos nacemos en estado de pecado (excepto la Virgen María, que recibió de Dios esa gracia), pecado de naturaleza, no personal, pero que nos impediría entrar en el cielo. Mediante el sacramento del bautismo, que imprime carácter, nacemos a la vida sobrenatural y nos convertimos en verdaderos hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, y sin mérito alguno por nuestra parte.


Hoy el mundo se ha vuelto loco y sigue el ejemplo de nuestros primeros padres, cuando pecaron (aunque ellos se arrepintieron; no así el mundo de hoy). La soberbia, que es el mayor de los pecados, el pecado contra el Espíritu Santo, que no puede ser perdonado, ha invadido el mundo en el que vivimos. Hemos llegado a una situación tal que no se consiente que nadie pueda decir a otro lo que está bien y lo que está mal: cada uno lo decide según su conciencia. Un ejemplo de ello lo encontramos en el lema, hoy tan de moda, esgrimido por las "feministas" [ "Nosotras parimos, nosotras decidimos"], para justificar el derecho al aborto.

El argumento, si es que puede llamarse así a lo que no procede del recto pensar, la razón fundamental por la que se procede así no es otra, en el fondo, que la búsqueda del propio placer (el camino fácil): "La mujer se fijó en que el árbol era bueno para comer, atractivo a la vista y que aquel árbol era apetecible para alcanzar sabiduría; tomó de su fruto, comió, y a su vez dio a su marido, que también comió" (Gen 3, 3,6). 


El hijo se considera un estorbo, una carga; esto mismo ocurre con relación a las personas mayores, con los discapacitados, etc... Por ser más débiles, son considerados como menos personas: todo lo contrario al pensamiento de Dios, quien ama a los humildes, es decir, a los que se dejan decir cosas y se dejan amar por Él: esos son los sencillos, los pobres y los que heredarán el Reino, en contra del parecer de este mundo narcisista, que considera que todo acaba con la muerte.

Retrocedemos a la ley del más fuerte, a la eugenesia, que fue practicada por Hitler con relación a los judíos y a todas aquellas personas que no cumplían determinados requisitos de pureza aria. Tales personas eran exterminadas en campos de concentración. Esto lo vemos como una atrocidad, pues lo es; y, sin embargo, el aborto se está considerando ya como algo "normal" e incluso como signo de "progreso" y como un "derecho" de la mujer, en contra del mandamiento divino: "No matarás" (Ex 20, 13). Es una realidad, comprobable por la historia, que cuando el hombre rechaza a Jesucristo se vuelve insensible e inhumano. 

Pese a lo cual, las cosas son como son, el hombre no puede cambiar las leyes de la naturaleza, aunque quiera. La ley natural se impone a nuestras ideas perversas. Por muchas leyes que el hombre se invente, el aborto seguirá siendo un crimen, el más horrendo de todos. Y castigado por la Iglesia con la pena máxima, que es la excomunión, para todos aquellos católicos que colaboren, de alguna manera, en que esos abortos se produzcan: la propia mujer que aborta, los médicos y enfermeros que colaboran, los que trabajan en clínicas abortistas, los que votan a partidos pro-abortistas, etc... [Esto se encuentra en el Código de Derecho Canónico, punto 1398; así como en el Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 2272

Puesto que la mentira no tiene consistencia en sí misma y necesita de la verdad para negarla, se acude a la argucia de "intentar" cambiar la realidad a nuestro capricho para que todas las cosas sean conformes a nuestro pensamiento cambiante. Y se pondrán todos los medios para que lo que siempre se ha considerado como normal en la sociedad, sea visto (y enseñado así a los niños en el colegio, de modo obligatorio) como una rareza.

Para llevar a cabo esta monumental mentira el Sistema, extendido por todas los puntos del planeta, cuenta con muchísimo dinero y con todo el poder mediático. Se cuenta con el hecho, confirmado por la experiencia, de que la mayoría de la gente no tiene opinión propia: sólo "piensa" lo que lee en los periódicos y en los demás medios de comunicación de masas: televisión, internet, redes sociales, etc... Es decir: el Sistema piensa por la gente,  que es claramente manipulada y engañada, pues, además, son tan hábiles el arte de la mentira que quienes lleguen a pensar como el Sistema (pensamiento único: todos piensan lo misma) estarán convencidos de que son ellos mismos quienes piensan así, sin que nadie les haya manipulado, se considerarán a sí mismos gente culta, pues conocen cómo son las cosas: lo han leído en los periódicos (única fuente de conocimiento de una gran mayoría de personas). Y el Sistema lo sabe. Y actúa con astucia y de modo coherente, para que la gente llegue a pensar que les están diciendo la verdad.


Uno de los medios más potentes para que el Sistema se haga con el Poder absoluto ya está en marcha: es algo tan simple como la manipulación del lenguaje (de modo sistemático) y la utilización del "nuevo lenguaje" en todos los medios ... para lo cual es fundamental hacerse con el el Sistema Educativo. Para que toda esta maquinaria funcione y permanezca, es esencial que los niños estén en contacto con los padres el menor tiempo posible, pues éstos podrían llegar a "contaminar" a sus propios hijos, con su sentido común. 

Se "educará" a maestros y profesores especialistas en el nuevo lenguaje, el cual se impondrá como obligatorio, penándose, de alguna manera, y cada vez con mayor fuerza, a quienes no lo utilicen. El trasfondo, lo que se esconde detras de todo este mecanismo de actuación es que se piensa que las cosas serán distintas si se les cambia de nombrePor supuesto que eso no es así, pero esta actuación está basada en la experiencia histórica, tanto antigua, como presente: no existe lo que no se conoce. El Sistema se encargará de silenciar, por los medios de que dispone, que son muchos y muy poderosos, a todos aquellos que se le opongan.

Cualquiera que tenga dos dedos de frente se rebelará, en principio, contra esta tontería supina y sin sentido (como no podría ser de otra manera), pero al final una gran mayoría acabará claudicando, porque no tienen la cultura suficiente, ya que no la han recibido, y no están acostumbrados a pensar. 

Recordemos el viejo dicho de "donde va Vicente, ahí va la gente". De manera que, con el paso del tiempo, y más bien poco tiempo, a base de mentiras repetidas una y otra vez, en todos los medios, sin descanso, se conseguirá que, sin que haya derramamiento de sangre, el número de personas que se adapte al nuevo lenguaje será cada vez mayor ... y el conjunto de la nación pasará a llamar a las cosas por un nombre distinto al que les corresponde. 


¿Tan importante es ésto? ... Pues sí lo es. De hecho, llevamos ya bastante tiempo utilizando ese nuevo lenguaje; aunque irán surgiendo nuevos términos, poco a poco, que se impondrán de modo obligatorio y totalitario a todos los ciudadanos, comenzando -como digo- por los niños pequeños, que no recibirán otro tipo de educación que ésta: un auténtico "adoctrinamiento", en todo regla, que no busca el bien común de la gente sino sólo el sometimiento de todos los ciudadanos a una única forma de pensar, no importando si es o no verdad lo que aprenden ... Eso de la verdad será algo irrelevante.


Sagaces como son, venderán su producto como propio de la era moderna, inculcándole a la gente, un día sí y otro también, que estamos en un proceso de avance y que es preciso seguir "progresando" en el camino comenzado; y no retroceder para no quedarnos en la retaguardia, con respecto al resto de naciones: un sofisma, que no resiste al análisis, y que está hábilmente trabajado al objeto de persuadir a la gente para que ésta piense lo que ellos quieren que piense. Y por desgracia, esta gente que ha sido educada, durante tantos años, para no pensar ni tener espíritu crítico ... acostumbrada, como está, a que sean otros los que decidan y los que piensen por ellos, caerá atrapada como moscas en la miel.
(Continuará)