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sábado, 8 de agosto de 2020

Del mega-empujón de Monseñor Viganò a la mega-trampa de Roncalli y Ratzinger (Enrico Maria Radielli)



Con el presente artículo damos la bienvenida como autor en Adelante la Fe al profesor Enrico Maria Radielli, descollante teólogo italiano, que se ha integrado al debate sobre el Concilio y apoya enérgicamente la crítica del arzobispo Viganò sobre las ambigüedades y manipulaciones del Concilio Vaticano II. Citando al P. Schillebeeckx y al cardenal Suenens, el profesor demuestra cómo personajes clave incluyeron expresiones ambiguas y hablaron de concilio pastoral con la intención de relajar la doctrina de la Iglesia. Y nos advierte: «Si se elimina el dogma, se da rienda suelta al Anticristo».

Enrico Maria Radaelli es profesor de Filosofía de la Estética y director del departamento de Estética de la asociación internacional Sensus Communis (Roma), es desde hace tres años catedrático adjunto de Filosofía del Conocimiento (dep. Conocimiento Estético) en la Pontificia Universidad Lateranense y editor oficial de las obras completas de Romano Amerio para la editorial Lindau de Turín. Entre sus libros, todos publicados por Aurea Domus, figuran: La Chiesa ribaltata (2018), Street Theology (2019) y Al cuore di Ratzinger, al cuore del mondo (2017)

El profesor Radaelli es un filósofo y teólogo católico, discípulo del intelectual suizo Romano Amerio (1905-1997), el cual según Sandro Magister, fue «uno de los más grandes pensadores católicos tradicionalistas del siglo XX. Como tal, es un severo crítico del Concilio Vaticano II y de los papas postconciliares y sus intentos de hacer caso omiso de las innovaciones doctrinales introducidas por el Concilio. En 2003, el respetado vaticanista Sandro Magister promocionó uno de sus libros, en el que censuró el ecumenismo y no escatimó críticas a los pontífices que lo promovieron. Magister lo consideró «importante porque enriquece la serie de volúmenes de crítica teológica al catolicismo de hoy escritos por autores tradicionalistas de gran talla intelectual». Autores tan eminentes y eruditos como el recientemente fallecido profesor Antonio Livi, el también recientemente fallecido filósofo Roger Scruton, monseñor Mario Olivero, el teólogo Bruno Gherardini y los periodistas Alessandro Gnocchi y Mario Palmaro han colaborado con Radaelli en la redacción de sus libros.

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Cartas desde Babilonia

Digo yo:

Desde hace sesenta años se sigue engañando a la gente utilizando indebidamente los términos “progresistas” y “conservadores”, ahora también en referencia a la reciente trifulca desencadenada por la santísima toma de posición del Arzobispo Carlo Maria Viganò, pero ya es tiempo de acabar con el uso deliberadamente desleal de unas categorías que pertenecen todas exclusivamente al ámbito de la política y sin embargo son aplicadas a la Iglesia, la cual es una sociedad cabal y exquisitamente religiosa.

Es hora ya de acabar con eso, porque se trata sólo de una estratagema pecaminosa para ocultar el hecho de que lo que se quiere hacer pasar por oro es estiércol y lo que se quiere hacer pasar por estiércol es oro. Una auténtica tontería.

¿Acaso en el siglo III se definía a los herejes arrianistas “progresistas” y a los que quedaban fieles al Dogma “conservadores”?

¿O acaso en el siglo XVI se prefería hablar de “progresistas” en lugar que de herejes luterano-calvinistas y de “conservadores” en lugar que de personas fieles a las leyes de Dios enseñadas por la santa Romana Iglesia?

Por ejemplo.

P. D.: Uy, se me olvidaba:

Del mega-empujón de Monseñor Viganò a la mega-trampa de Roncalli y Ratzinger

Entonces basta ya de una vez con estas miserables astucias que alteran la realidad haciendo pasar por buenos a los herejes y por pérfidos trogloditas a los firmes y santos fieles de Dios: los así llamados “progresistas” no son nada más que los que resumen en su perversa doctrina el coacervo de las peores herejías desembocadas en el Modernismo; los así llamados “conservadores”, por el contrario, son simplemente los cristianos fieles al Dogma y a la verdadera y santa liturgia pre-Montiniana exponiéndose al riesgo de convertirse en enemigos del mundo, Papas incluidos.

Hasta en las contemporáneas vicisitudes en las que el Arzobispo Carlo Maria Viganò está tomando una fuerte y severa posición respecto al Concilio Vaticano II —y en realidad ésta es la única posición que hay que tomar—, él no es el “conservador”, sino el cristiano fiel al Dogma, mientras que los Papas que convocaron, condujeron, defendieron y aún defienden esa perversa Asamblea no son unos buenos y valientes “progresistas”, sino Papas totalmente infieles al Dogma, en sus casos respectivos precisamente Papas modernistas y neo-modernistas.

El hecho es que estas categorías de pacotilla tienen que ser reemplazadas por las categorías verdaderas. ¡Basta ya con los subterfugios! Que los herejes se queden con sus herejías y que los fieles se queden con su fidelidad.

Las únicas categorías aceptables, en una disputa doctrinal en el interior de la Iglesia católica de Roma, son las de “hereje” para definir a quienes no adhieren al Dogma y al Magisterio pastoral que está fuertemente vinculado a él, así como lo enseña el Magisterio dogmático, y de “católico” para definir a los que adhieren a él.

No hay más categorías. Y las que se utilizan no son nada más que mentiras.

Es más: que se deje ya de hablar de “hermenéutica” —otro ardid, como si todos estuviéramos colgando de cada palabra de la Escuela de Fráncfort y fuéramos las mascotas del profesor Ratzinger, el cual ha hecho de la hermenéutica y del historicismo sus estrellas Polares— y se retome la metafísica, la única ciencia católica, la única metodología concreta, la única filosofía racional, volviendo así a tocar con mano —al final de sesenta años de oscura noche hermenéutica e historicista— la verdadera realidad de la Iglesia, antes de que más bien sea la terrible realidad actual de la Iglesia a hacernos dar de bruces contra ella: pero entonces será ya demasiado tarde.

Ninguno de los veinte Concilios ecuménicos de la Iglesia necesitó jamás que los documentos, órdenes y anatemas producidos tuvieran que ser sometidos a la criba de la interpretación: ninguno de ellos, porque el Dogma no lo permite, dado que es demasiado claro para ser “interpretado”, diga lo que diga el Cardenal Brandmüller.

Y además, que se deje ya de una vez de hablar de la todavía más farragosa, enrevesada y retorcida hermenéutica indicada por el Papa Ratzinger en su más que funesto y célebre Discurso a la Curia Romana del 22 de diciembre de 2005: « la “hermenéutica de la reforma” —glosaba el Pontífice en aquellas consideraciones suyas—, de la renovación dentro de la continuidad del único sujeto-Iglesia ».

Que alguien regale al augustísimo Autor de tamaño enrevesamiento conceptual —el cual se encuentra en un peligro siempre mayor— y le exhorte a leer lo más pronto posible El traje nuevo del emperador, la maravillosa fábula de Andersen que podrá explicarle por qué tiene que cesar —después de décadas— de producir, con una insistencia digna si acaso de esfuerzos más nobles, nada más que suaves almohadas de plumas cuya única utilidad estriba en permitirle apoyar su propia cabeza —tan necesitada de descanso— y sus cansados codos en ellos y así dormir sueños tranquilos entre el bullicio del mundo, dándole esquinazos a los rayos de Ez 13,18, la santa Palabra de Dios.

Al recalcar uno por uno los términos de la fórmula “hermenéutica de la reforma en la continuidad” se extrapola que: primero, se trata de una interpretación (=hermenéutica); segundo, de una discontinuidad (=reforma); tercero, en la ortodoxia (=continuidad).

Se trata pues de una opinión, una hipótesis de trabajo, no es nada más que un parecer alrededor de un concepto determinado que quisiera estar en continuidad con el sano desarrollo del Dogma y al mismo tiempo, sin embargo, al reformarlo, quisiera también ser su propio opuesto, y la suma de todo a la vez, o sea, ser una cosa y su contrario, pero sin dejarlo mínimamente percibir, sin desvelar el conflicto, la contradicción, la guerra estridente —hasta su última esencia— entre los dos polos.

¡Ay, Ratzinger, Ratzinger! ¿Cuándo dejarás de enredarte en ovillos de blancas y suaves plumas, sólo para no ver la sangre de la Redención que fluye a tu alrededor y así, quizá, al final, también salvarte?

Siempre se cita el hasta demasiado célebre Discurso a la Curia Romana, incluso alabándolo, puesto que en su sencillez —hermenéutica de la continuidad SÍ, hermenéutica de la ruptura NO— parece resolver todos los problemas asaz añosos nacidos en el Vaticano II y luego nunca resueltos, pero no se profundiza nunca en esas líneas en las que su augustísimo Autor permite la realización de un crimen gravísimo, a tal punto de cortar en la raíz toda la potencia del celebérrimo esquema que engatusa a todos, continuidad sí, ruptura no, desde un punto de vista hermenéutico, claro está, es decir siempre al estilo de Rashomon, esa película de Kurosawa en la que cuatro hermeneutas interpretan el mismo episodio llegando a cuatro conclusiones irreconciliables: la interpretación es la realidad.

Ya, pero ¿cuál interpretación? ¿Por qué razón la del Papa debería ser más cierta que la mía, puesto que no está hablando ex cathedra?

Y ésta es la cuestión. Y es sobre este punto que los ejércitos se enfrentan desde hace casi sesenta años. Pues sí: siempre andando y combatiendo sobre una capa de hojas que esconde a las soldadescas de Cardenales, Obispos, Monseñores y simples fieles —tanto “progresistas” como “conservadores”— la astuta trampa que hace que todos se desplomen en el único hoyo, aquiescentes, puesto que están todos bien amaestrados por el régimen clerical —y digo “todos” porque nadie manifiesta el rechazo público que se requiere y es debido, todos menos el susodicho Arzobispo Carlo Maria Viganò.

Pero, después de que el mismo Amerio, en su Iota unum —y de ahí luego, repetidamente, el abajo firmante en sus propios libros— había afirmado que los mismísimos neotéricos no tenían ningún escrúpulo en pregonar el asunto sin pudor —véase el Padre Schillebeecks que escribe: « Nous l’exprimons d’une façon diplomatique, mais après le Concile nous tirerons les conclusions implicites » (P. Edward Schillebeecks op, en De Bazuin n. 16, 1965)— ¿por qué razón, pregunto, todos siguen aún evitando enfrentar la realidad y acabar de una vez con esta mega-trampa conciliar de la ambigüedad?

Éste es el fraudulento escamoteo que quien escribe denuncia desde hace décadas, recomendado por el Cardenal Suenens a los oídos listos, finos y astutos del así llamado “Papa bueno” Juan XXIII, quien lo puso inmediatamente en práctica ya desde la apertura formal del Concilio en su potestad meramente “pastoral”, absolutamente no “dogmática” —como habría por el contrario debido ser por la presencia del Papa— el 11 de octubre de 1962: y el escamoteo estriba en no utilizar nunca la potestad dogmática de Magisterio, sino siempre y sólo la potestad “pastoral”, así que nadie se ve obligado a pronunciar enseñanzas infalibles, que natura sua —por su misma naturaleza— tienen que ser perfectamente verdaderas y seguras y que, por su divina indefectibilidad, no permiten ninguna ambigüedad —pues la ambigüedad es un defecto—, ni siquiera si hubiera intención de utilizarla, y por tanto ninguna “interpretación”.

La potestad dogmática, la máxima potestad de enseñanza, del que sólo el Papa —o un Concilio, pero sólo en unión con el Papa— goza, es el verdadero y único Katéchon que puede embridar al Anticristo. El Katéchon es el Dogma.

Eliminen el Dogma y liberarán al Anticristo.

Y ni siquiera es preciso eliminarlo de verdad, el Dogma: es suficiente esconderlo —como le aconsejó el astuto Purpurado francés al plácido Papa bergamasco— y luego simular que no esté y usar temerariamente la potestad pastoral de Magisterio: como si dicha potestad pastoral no dependiera totalmente del Dogma y no tuviera la precisa obligación moral de ser siempre lo más posible coherente y lo más exactamente consecuente a él, así como siempre ha sido vivido y por consiguiente actuado durante siglos por el santo Magisterio de la Iglesia.

Ya está: para liberar al Anticristo es suficiente esta disipación de hecho del Dogma, este “no tomarlo en cuenta”, este astuto “olvido” —vamos a definirlo así—, que desde luego es totalmente inmoral, pecaminoso y está basado en un maquiavelismo elaborado sobre la Palabra de Dios.

Una pequeña regla muy simple. Y férrea: si por ejemplo el Papa convocara un Concilio al que quitara toda posibilidad de enunciar una locutio ex cathedra, p. ej. atribuyéndole la forma de Magisterio llamada “pastoral”, las definiciones que ese Papa expondría en ese Concilio “nunca correrían el riesgo” —vamos a llamarlo así— “de ser infaliblemente verdaderas”, y es eso que el Cardenal Suenens y Papa Roncalli querían lograr y de hecho lograron: “Nunca ser obligados a pronunciar verdades infalibles sino, por el contrario, estar seguros de poder decir siempre cualquier cosa, a lo mejor hasta alguna herejía (con tal de que no se note, pero para eso es suficiente envolver el lenguaje en una nube de ambigüedad: ¡muchas gracias, Schillebeecks!), total: primero, el Papa nunca podrá ser acusado de herejía formal, eso es propiamente de herejía; segundo, el Dogma de la infalibilidad nunca será menoscabado: ese Dogma que nos garantiza precisamente eso”.

Para conocer todos los detalles sobre la mega-trampa, lean mi All’attacco! Cristo vince, [¡Al ataque! Cristo vence], Ediciones Aurea Domus, Milán 2019, § 16, pp. 63-7, que se puede pedir también a quien aquí escribe.

Este perverso mecanismo es el motor, el perno, la causa material y eficiente, el genius absconditus —el demonio oculto— del abnorme y vacío edificio modernista en el que hoy se ha convertido la Iglesia, por tanto es el mecanismo sin el cual la Iglesia no sería la ruina preagónica que es, el Modernismo no habría logrado desalojar la Verdad desde el Trono más alto y la Esposa de Cristo sería hoy más espléndida, santa y gloriosa que nunca.

Sin embargo, a pesar de eso, a pesar de este perverso dispositivo —que quien escribe ha resumido en la fórmula “Guerra de las dos Formas”, hablando de él e ilustrándolo en todos los idiomas desde hace más de diez años— nadie lo ha debatido, nadie lo ha tomado en cuenta en lo más mínimo, nadie siquiera se ha molestado en echar un vistazo por un instante al espejo retrovisor.

Pero hoy por fin un Arzobispo se atreve a tomar el asunto en sus propias manos, un asunto narcotizado desde hace casi sesenta años de vergonzosas astucias elaboradas en primer lugar por los Pastores más altos y de más alta responsabilidad en la Iglesia.

Hoy el Arzobispo Carlo Maria Viganò no teme reconocer que el Concilio Vaticano II debe ser cancelado tanto en su totalidad como en cada una de sus miles de ambigüedades a las que sus partidarios recurrieron para introducir solapadamente conceptos que —si él hubiera sido abierto con la debida forma dogmática— no sólo habrían sido rechazados con energía, sino que habrían sido también —y aún más duramente— anatemizados.

¡Basta ya con las mega-trampas al estilo de Roncalli y Ratzinger! Que la Iglesia retome su camino de única estrella Polar de salvación divina, agarrándose con fuerza y decisión absoluta a la firme claridad del Dogma: « Cuando ustedes digan “sí”, que sea sí, y cuando digan “no”, que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno » (Mt 5,37).

Enrico Maria Radielli
(Traducción al español de Antonio Marcantonio)

jueves, 6 de agosto de 2020

Pekín da por hecho que el Vaticano renovará los acuerdos secretos



Todavía faltan ocho semanas para que expire el controvertido acuerdo secreto entre las autoridades comunistas chinas y la Santa Sede, pero los chinos, a través de uno de sus órganos de prensa, da por hecho su renovación. Mientras, aumentan las voces de quienes imploran al Vaticano que no lo ratifique.

El Vaticano está decidido a renovar el acuerdo provisional con la República Popular, se lee en el Global Times, uno de los órganos del Partido, según informa Katholische.de. Las negociaciones actuales son “una prueba de que el acuerdo marco ha funcionado bien durante los últimos dos años”, lo que contribuye a “llevar las relaciones bilaterales al siguiente nivel”. Para su valoración, el diario cita, entre otros, al canciller de la Academia de Ciencias del Vaticano, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, afirmando que Pekín y el Vaticano “renovarán el acuerdo, lo que significa que la primera experiencia fue bien”. Sánchez Sorondo, recuérdese, causó cierto revuelo cuando afirmó que la tiranía china era el máximo exponente de la Doctrina Social de la Iglesia.

Otra fuente que cita el diario es el vicepresidente de la Conferencia de Obispos del Estado chino, el obispo Zhan Silu de Mindong, quien se limita a señalar que el acuerdo provisional, que expira el 22 de septiembre, será permanente si se prorroga. Zhan fue uno de los siete obispos cuyo nombramiento el Papa reconoció posteriormente en el otoño de 2018, habiendo sido previamente designado por la Asociación Patriótica Católica del estado y consagrado a otros obispos.

Desde su firma, el acuerdo muñido por el ex cardenal pedófilo McCarrick (de quien seguimos esperando con casi un año de retraso la investigación vaticana) y cerrado por el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, ha sido una fuente de perplejidad para los fieles de todo el mundo, especialmente los de la propia China.

Desde fuera, al menos, parece como si una parte -la Santa Sede- hubiera hecho cesiones extraordinarias -reconocer a la cismática Iglesia Patriótica elegida por el Partido Comunista, levantar la excomunión a sus prelados y sacerdotes e incluso darles sedes, apartando a los obispos fieles, animar a los fieles a ser ‘buenos socialistas’, etcétera- a cambio de nada. Pekín no ha hecho más que aumentar la persecución y la presión sobre los fieles chinos, demoliendo iglesias y santuarios, deteniendo a clérigos, imponiendo la prédica socialista en las iglesias y las imágenes de Mao sustituyendo a las de Cristo en los hogares.

Por eso han sido muchos, encabezados por el arzobispo emérito de Hong King, cardenal Joseph Zen, quienes han implorando a la Santa Sede que no renueven unos acuerdos que, según Zen, “son una trampa”, y según cualquiera que siga las noticias parece una cesión sin contrapartida y una traición a una Iglesia clandestina china que se ha mantenido fiel a Roma en medio de la peor de las persecuciones.

Marcos Oliver

Entrevista a Mons. Schneider por el padre Ravasi (el 15 de octubre de 2017)



Humilde, sereno y alegre, Mons. Schneider nos recibe durante una visita de apenas tres o cuatro días por Buenos Aires. Regala su tiempo y, como las almas grandes, no tiene prisa.

P. Javier Olivera Ravasi: ¿Algún tema que desee obviar? –le digo antes de comenzar la entrevista.

Mons. Schneider: “Nada hay oculto que no sea develado”; pregunte lo que quiera –responde en un correcto italiano.

P. Javier Olivera Ravasi:: Bueno –le digo– pero antes una pregunta medio incómoda: ud. es obispo auxiliar de Astaná, Kazajistán… “pero se la pasa viajando” –dicen por ahí…

Mons. Schneider: Es verdad: es que eso mismo me ha pedido mi arzobispo, Mons. Tomasz Peta, de quien dependo. Sucede que, especialmente en estos tiempos de confusión, es importante que los obispos hablemos, máxime cuando la grey de la cual soy auxiliar es tan pequeña y está bien cuidada (apenas el 0.5 % de su diócesis se declara católico).

P. Javier Olivera Ravasi: Pues comencemos entonces. Ud. proviene de un país donde hay gran cantidad de población musulmana ¿cuáles cree que deberían ser, en un continente como Europa, los criterios de aceptación de inmigrantes no cristianos?

Mons. Schneider: Lo primero que debemos tener en cuenta es el fenómeno acerca de esta denominada “inmigración” (que no es una inmigración, sino una supuesta inmigración), porque los hechos demuestran que estos denominados inmigrantes son fruto de una política de los poderes globales, una inmigración artificial hecha para transportar a una gran cantidad de musulmanes, especialmente musulmanes, a los países cristianos de Europa.

Es evidente, para aquellos que aún usan su inteligencia y ven con realismo este fenómeno, que se trata de una acción política regional y global hecha por los grandes poderes mundiales para, en una ulterior etapa, descristianizar Europa. Se trata de mezclar los pueblos para que Europa pierda su identidad, que no es otra que la identidad cristiana. Esta guerra en Medio Oriente, por ejemplo, ha sido hecha por el denominado Estado Islámico, que ha sido financiado y apoyado por EE.UU y la Unión Europa, por medio de algunos países árabes. Se ha realizado este fenómeno migratorio y la cosa más natural era que estos inmigrantes deberían haber sido recibidos por los países musulmanes vecinos, que son ricos –Arabia Saudita y otros, por ejemplo. Esto sería lo más lógico y lo más humano, porque desde el punto de vista moral, en toda inmigración, se debe evitar sacar a las personas de sus ambientes naturales, de su mentalidad, de su historia, etc., y este es un gran error en que los políticos están incurriendo, evidentemente en base a un programa.

Ciertamente, entre estos inmigrantes hay también personas inocentes que deben sufrir y están siendo usadas como instrumentos, pero la mayoría son hombres jóvenes, que han dejado sus familias. ¿Qué refugiado huye de su país dejando a su mujer y a sus hijos? Ningún hombre haría esto. El hombre debe permanecer allí donde está su familia para defenderla. Esta es una nueva demostración de que este fenómeno de la denominada “inmigración” es una acción política programada.

P. Javier Olivera Ravasi: Nos encontramos ante el centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima. Nuestra Señora dijo entonces que, si Rusia, con todos sus errores doctrinales, ideológicos, etc., no se convertía, los dispersaría por todo el mundo: ¿cree Ud. que la ideología de género, avalada por el marxismo cultural y hasta el progresismo en la Iglesia, podrían ser consecuencias de lo que la Virgen profetizó en 1917?

Mons. Schneider: Como sabemos, la Virgen ha dicho que Rusia difundiría sus errores por todo el mundo y, de entre los primeros errores, se encontraba el de intentar convertir en atea a la sociedad. Es una cosa única en la historia de la humanidad. Jamás hubo en la historia, un pueblo o una cultura atea; incluso entre las más primitivas.

El segundo, aparte del grandísimo error el de querer fundar una sociedad sin religión, atea es el materialismo, es decir, que toda la vida de la sociedad consista en la cosa temporal. Se trata de una radical exclusión de la trascendencia, de la sobrenaturalidad.

El tercer error que la Unión Soviética implantó fue el aborto. Como sabemos, la URSS fue el primer país del mundo que impuso, en 1920, el aborto: la destrucción de la vida.

Estos errores se difundieron también en los países de tradición cristiana: el aborto, el materialismo radical, la exclusión de la trascendencia, de lo sobrenatural, la inmersión en el mundo meramente material y, como Ud. ha dicho, el marxismo cultural, que ha sido creado en Europa, en el tiempo de la Guerra Fría; incluso aquí en América Latina, la teología de la liberación fue una creación y un error de la URSS, que se dio aquí, con consecuencias desastrosas de la destrucción de la vida espiritual verdaderamente católica en los países latinoamericanos. También la denominada “teoría del género” que es la última consecuencia del marxismo cultural.

En el ámbito de la Iglesia, también los errores de Rusia, del comunismo, del marxismo, han entrado de un modo siempre más evidente y con más fuerza en la vida de la Iglesia. Comenzando con el Concilio Vaticano II, y especialmente después del Concilio, se han dado en el ámbito de la disminución del aspecto sobrenatural de la vida de la Iglesia, del acercamiento, de la pastoral, en el fondo una concentración en los aspectos puramente temporales y materiales. Hoy constatamos casi el culmen de esta actitud naturalista, materialista en la pastoral y en la actividad de la Iglesia, con gran difusión, comprobando que estos errores han entrado también en la vida de la Iglesia.

P. Javier Olivera Ravasi: Hace unas semanas ha sido publicado el Motu proprio “Magnum Principium”, que otorga a las Conferencias episcopales nacionales la facultad de realizar las traducciones de los libros litúrgicos a las lenguas vernáculas. ¿Esta posibilidad no podría llegar a atentar, si las traducciones no estuviesen bien hechas, contra la unidadde la Iglesia? En el mismo sentido ¿cuál cree Ud. que sería la solución frente al caos desatado luego de la última reforma litúrgica?

Mons. Schneider: Ud. ha hablado justamente del caos litúrgico. Vivimos hace ya más de cincuenta años en una anarquía litúrgica de la Iglesia. Esto contradice, justamente, la nota de la unidad de la Iglesia porque no solamente tenemos la unidad en la Fe, que es la lex credendi, sino que la Iglesia debe también una unidad en la lex orandi, en la liturgia. Ciertamente existen, como ha existido siempre en la Iglesia, varios ritos litúrgicos; esto es hermoso y es la riqueza de la Iglesia, pero el peligro que tenemos hoy y que ya hemos experimentado, es que las traducciones a las lenguas vernáculas, en algunas regiones lingüísticas, han producido un daño que han tocado incluso la Fe. Las traducciones, por ejemplo, eran tan defectuosas en algunos países que el Papa Juan Pablo II debió intervenir publicando el documento Liturgiam authenticam donde la Santa Sede precisaba con mucha claridad cómo se deben traducir ciertos conceptos teológico-dogmáticos en la liturgia. Porque en la liturgia proclamamos nuestra Fe con fórmulas dogmáticas. Un gran trabajo, en este sentido, es la traducción anglófona del Misal romano, según las indicaciones del Papa Juan Pablo II, a la lengua inglesa, que, desde hace unos años, demuestra ser un óptimo ejemplo de fidelidad en la traducción. Pero ahora, en mi opinión, este nuevo documento parecería ser un paso hacia atrás, de nuevo, dentro de la confusión, viendo un peligro real contra la unidad en las cosas esenciales que tenemos en la liturgia, al momento en que cada Conferencia episcopal decida cómo traducir sus propios libros, especialmente en las expresiones dogmáticas. Pienso que la Iglesia, la Santa Sede, debería, al contrario, ser más vigilante, y dar a las Conferencias episcopales, normas concretas, como sucedió con Liturgiam authenticam de Juan Pablo II. Según mi convicción, entonces, no veo la necesidad de realizar este nuevo documento, porque bastaba con el de Juan Pablo II.

P. Javier Olivera Ravasi: El Sínodo de las familias trajo algunas dificultades y divisiones dentro de los mismos obispos intervinientes. Por otra parte la exhortación post-sinodal Amoris laetitia, con la interpretación del mismo Papa Francisco (según la Carta enviada a los obispos de Buenos Aires) parecería ser un cambio en la doctrina de la Iglesia, respecto a la recepción de la comunión por parte de aquellas personas que se encuentran en una situación objetiva de pecado. Algunos cardenales han planteado algunas dudas (dubbia) al Papa sobre el tema; incluso varios teólogos, obispos y distinguidos académicos, realizaron una corrección filial (Correctio filialis). A muchos laicos les cuesta entender que la Iglesia esté dando estos cambios tan abruptos, y, al mismo tiempo, se preguntan si es lícito y legítimo para un obispo, para un cardenal o para un simple laico, preguntar o hasta corregir al Santo Padre sobre estos temas. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Mons. Schneider: La primera cosa que debemos decir es que es evidente e innegable que el documento Amoris laetitia ha causado una gran confusión. Hay Conferencias episcopales que, de hecho, permiten el acceso a la comunión a los divorciados no arrepentidos, es decir, que quieren continuar viviendo en adulterio. ¡Porque esto es adulterio! Debemos llamar a las cosas por su nombre. Otras Conferencias episcopales lo niegan. Unos obispos diocesanos lo hacen y otros no. Y así tenemos una situación evidente, una contradicción diametral, frontal, entre una Conferencia episcopal y otra, entre un obispo y otro, y esto no es la Iglesia Católica, porque acerca de estas cosas, que se refieren a la sacralidad e indisolubilidad del matrimonio, la Iglesia debe hablar con una sola voz y actuar coherentemente con la Fe. Si creemos en el dogma divino de la indisolubilidad matrimonial, la Iglesia debe obrar conforme y coherentemente con esta Fe; lo contrario va contra el mismo espíritu del Evangelio.

La Iglesia jamás tuvo esta actitud que implica decir una cosa y hacer otra y esto es evidente hoy; no podemos continuar así, porque la pastoral -la disciplina, en este caso- toca las cosas más santas de la Iglesia, empezando por la Eucaristía, evidentemente y el sacramento, la sacralidad y la indisolubilidad del matrimonio. Y así, con estas normas ya introducidas como la aplicación de la Amoris laetitia, con un lenguaje a veces sofístico, permite de hecho vivir en adulterio y reconocer, no en teoría pero sí de hecho, el divorcio. Y esto es una cosa peligrosa y un gran daño y, ante esto, ningún obispo que aún tenga conciencia de su responsabilidad, no sólo respecto de su diócesis, sino de toda la Iglesia (porque los obispos son ordenados, según la fórmula de la consagración, no sólo para su diócesis, como dice el Vaticano II) debe dejar de velar por el bien de la Iglesia toda, como miembro del Colegio Episcopal. Incluso los mismos fieles, que son miembros de la Iglesia, como miembros de un mismo Cuerpo (porque obispos, papas, jerarquía y fieles, son una sola familia), como en una familia, si observan cosas peligrosas o daños sustanciales para la vida de esta familia o de este Cuerpo, los miembros que lo ven, deben decirlo, exteriorizarlos, y hasta preguntar. Y esto es una cosa completamente legítima y hasta conforme al espíritu del Concilio Vaticano II, que ha alentado a los obispos a obrar junto con el Papa, conforme a un espíritu colegial. Y esto es colegialidad: si los obispos ven que esto es un peligro y que algunas expresiones de Amoris laetitiae son objetivamente ambiguas, y que han sido la causa de estas interpretaciones y aplicaciones contrarias que dañan la Fe, deben en este espíritu de colegialidad, alzar la voz y decir al Santo Padre estas cosas. Esto respecto de las dubbia.

Pero lo mismo han hecho los fieles laicos. Si los hijos ya grandes de una familia ven un riesgo para ésta mientras que su propio padre no lo ve, ellos deben indicar, con reverencia y respeto, los peligros para el conjunto. Por ello, estas formulaciones –tanto las dubbia como la Correctio filialis­- deben ser hechas siempre con respeto por el oficio del Papa, que es la cabeza visible de la Iglesia, como ha sucedido tanto en una como en otra y por esto dichos actos no sólo son legítimos sino, a mi entender, meritorios y alabables. Ciertamente, los historiadores de la Iglesia, después de nosotros, aplaudirán esta acción de los laicos. Es más, a mi juicio, los fieles han actuado según el espíritu del Concilio Vaticano II que los alienta a participar activamente, con sus propias contribuciones, en la vida de la Iglesia; y este es un hermoso ejemplo de cómo se está aplicando el espíritu del Concilio Vaticano II, acerca de la conciencia de los laicos que también tienen cierta responsabilidad en el bien de la Iglesia.

P. Javier Olivera Ravasi: El cardenal Ratzinger, en el año 2005, antes de su asunción como Benedicto XVI, dijo que la Iglesia parecía un barco que hacía “agua portodas partes”.El Papa Francisco, por su lado, apenas asumido, dijo que su pontificado no iba a ser muy largo. Ante esta división que parece haber ahora en la Iglesia en su esfera jerárquica, ¿qué puede esperarse de los próximos años de la Iglesia?

Mons. Schneider: Hay una cosa que es cierta y es que la Iglesia siempre se encuentra en las manos seguras de Cristo. Él es el verdadero jefe, el verdadero capitán de este barco donde ya ha entrado tanta agua; no el Papa. El Papa es un capitán vicario, vicarius Christi, pero el verdadero capitán, el capitán oficial y verdadero de este ejército, de esto barco, es Nuestro Señor Jesucristo quien siempre cuidará y defenderá a Su Iglesia. Y Cristo permite a veces –de hecho lo ha permitido otras veces– grandes crisis en la Iglesia, grandes peligros, para intervenir luego. Y así se encargará de nuestro tiempo ante esta gran confusión y oscuridad que vivimos en esta época. Esto es una cosa cierta. Además, la Virgen, nuestra Madre del Cielo, es la Madre de la Iglesia y se preocupa por Ella.

Esta es la primera cosa.

La otra cosa es que, en los momentos más difíciles y confusos de la Iglesia, debemos intentar tener una visión sobrenatural. Porque la Iglesia es algo sobrenatural.

Debemos siempre mantenernos firmes y fuertes en la Fe inmutable de la Iglesia. Y esta Fe la conocemos: es la Fe y la práctica inmutable de la Iglesia (puntualmente, en este caso de los divorciados, por ejemplo). Y sabemos que estamos seguros en la Fe, leyendo los textos de los Papas, de los concilios, etc., que se encontraban siempre en el mismo espíritu. No había antes una ruptura en la práctica sustancial de la Iglesia respecto de los sacramentos. Y todo esto fue sintetizado en el Catecismo, tanto en los anteriores al Concilio Vaticano II como en el posterior a éste, en lo que concierne a estas cosas más sustanciales. Todas estas cosas las sabemos y a ellas debemos atenernos y, si en algún momento algunos sacerdotes, obispos o cardenales contradicen estas cosas que la Iglesia siempre ha enseñado y practicado, no debemos escucharlos. Debemos escuchar la voz de la Iglesia; porque la Iglesia no es el Papa. En efecto, el Papa no puede decir: “Yo soy la Iglesia”, como dijo, en Francia, el rey Luis XIV: L’état c’est moi, “el Estado soy yo”. El Papa es también un miembro de la Iglesia; aunque sea la cabeza visible, es un miembro. Y él es el primero que debe obedecer las doctrinas transmitidas hasta él. Su obligación es la de ser un fiel administrador, no un inventor de cosas nuevas. Este es su oficio y el de todos los obispos: fieles administradores, como dijo Nuestro Señor en el Evangelio, “¿quién es el fiel administrador?” (Lc 12,41). Estos son los obispos, el Papa y, en modo subordinado, los sacerdotes.

Si en algunos momentos, lamentablemente, representantes de la jerarquía contradicen lo que la Iglesia siempre ha hecho o ha dicho de modo continuo, nosotros como sacerdotes, obispos o laicos, debemos decir con respeto y reverencia: “Eminencia o Excelencia: esto que Ud. está haciendo o diciendo, contradice la voz de la Iglesia de siempre”.

Y este es el peso más grande: la voz y la práctica de la Iglesia durante dos mil años tiene más peso que una nueva voz, abrupta y de ruptura, o una práctica efímera como hoy tantas veces observamos. Y así debemos decir con total humildad y seguridad interna: “yo sé a Quién he creído”, scio cui credidi (2 Tim 1,12); en esto se da la firmeza y la paz interior en medio de la confusión.

Por último quiero decir, aunque sea en realidad lo primero en cuanto al valor, que debemos en estos tiempos de crisis tener nuestro refugio en la oración y el sacrificio. Esta es nuestra fuerza más grande. La Iglesia se renueva, en el fondo, con la oración y los sacrificios de tantos de sus miembros, especialmente los más pequeños. Y esto sucede hoy y es nuestro consuelo: que la Providencia divina use, en medio de esta tremenda confusión que está pasando en la Iglesia, de los pequeños, de las almas víctimas y sacrificadas que renueven la Iglesia por medio del trabajo que hace el Espíritu Santo.

Por esto debemos tener confianza en el futuro de la Iglesia.

FIN

* Entrevista realizada por el P. Javier Olivera Ravasi para Que no te la cuenten

lunes, 3 de agosto de 2020

NOTICIAS VARIAS 1 al 3 de agosto de 2020




INFOVATICANA



ADELANTE LA FE


SECRETUM MEUM MIHI



QUE NO TE LA CUENTEN



INFOCATÓLICA





Selección por José Martí

Viganó critica al Vaticano II por "desviaciones doctrinales" (Parte 4 de 4) - Dr. Taylor Marshall




Duración 11:02 minutos
Enlace:


Viganó critica al Vaticano II por "desviaciones doctrinales" (Parte 3 de 4) - Dr. Taylor Marshall




Duración 14:39 minutos
Enlace:



viernes, 31 de julio de 2020

El silencio de los corderos (Padre Santiago Martín)




Duración 12:09 minutos

Carta abierta de Mons. Viganò al obispo de San Rafael sobre el cierre del seminario



30 de julio de 2020

Excelencia:

Conocer a través de la prensa internacional la noticia de que ha decidido clausurar el Seminario de la Diócesis de San Rafael y despedir a su rector, don Alejandro Miguel Ciarrocchi, me ha causado consternación y dolor.

Esta decisión habría sido adoptada, a través de la diligente indicación de Vuestra Excelencia, por la Congregación para el Clero, que ha considerado inadmisible el rechazo por parte de algunos sacerdotes bajo su jurisdicción a administrar y recibir la Sagrada Eucaristía en la mano en vez de en la boca. Supongo que el loable y coherente comportamiento de los sacerdotes y fieles de San Rafael le habrá brindado un pretexto ideal para clausurar el seminario más grande de Argentina y dispersar a los seminaristas para reeducarlos en otros lugares, seminarios tan ejemplares que ya están vacíos. Vuestra Excelencia ha sabido llevar admirablemente a la práctica aquella invitación a la parresia, en nombre de la cual hay que terminar con la plaga de clericalismo denunciada desde el más alto Solio.

Puedo entender su decepción al ver que, a pesar del machacón adoctrinamiento ultramodernista que se viene llevando a cabo en las últimas décadas, quedan todavía sacerdotes y religiosos valientes que no anteponen la obediencia lisonjera al obligado respeto en su relación el Santísimo Sacramento. Puedo igualmente imaginar su rabia al ver que también fieles laicos y familias enteras de lo que se ha llegado a llamar la Vandea de los Andes siguen a los buenos pastores, cuya voz, como dice el Evangelio, reconocen, y no la de asalariados a los que nos les importan nada las ovejas (Jn.10,4; 13).

Estos episodios confirman la acción del Espíritu Santo en la Iglesia: el Paráclito infunde el don de la fortaleza a los humildes y los débiles y confunde a los soberbios y poderosos, poniendo de manifiesto por un lado la fe en el Santísimo Sacramento del altar y por otro la culpable profanación por respeto humano. Conformarse a la mentalidad del mundo puede ganar tal vez a Vuestra Excelencia el aplauso fácil e interesado de los enemigos de la Iglesia, pero no evitará la unánime condena de los buenos, ni el juicio de Dios, presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad bajo las especies eucarísticas, que pide a sus sagrados pastores que den testimonio de Él, no que lo que traicionen y persigan.

Con permiso de Vuestra Excelencia le voy a señalar cierta incoherencia entre su comportamiento y el lema que escogió para su blasón: Paterna atque fraterna charitate. No me parece que tenga nada de paterno castigar a sacerdotes que no quieren profanar la Hostia santa, ni veo la menor caridad verdadera hacia quienes han recibido órdenes inaceptables. La Caridad se ejecuta con miras al Bien y a la Verdad: si tiene por principio el error y por fin el mal, no es sino una grotesca parodia de la virtud. Un prelado que en lugar de defender la honra debida al Rey de reyes y elogiar a quien se ocupa de tan noble empeño llega al extremo de clausurar un florecientísimo seminario y amonestar en público a sus sacerdotes no realiza una obra de caridad sino que comete un deplorable abuso del que tendrá que dar cuenta ante el tribunal de Dios. Le ruego que comprenda hasta qué punto su gesto, valorado sub specie aternitatis, es grave de por sí y escandaloso para los sencillos. Haber estudiado en el Angelicum debería ayudar a Vuestra Excelencia a manifestar un saludable arrepentimiento, que impone sub gravi una obligada reparación.

Cuenta la prensa que en la diócesis de Basilea, en la iglesia de Rigi-Kaltbad, una mujer ataviada con vestiduras sagradas suele simular la celebración de la Santa Misa por falta de un sacerdote ordenado, omitiendo apenas las palabras de la Consagración. Me pregunto si monseñor Felix Gmürr se hará notar por el mismo celo que animó a V.E. y recurrirá a los dicasterios romanos para hacer castigar de modo ejemplar tan sacrílega puesta en escena. Temo también que la rigidez que ha manifestado al castigar a los sacerdotes que se han visto obligados a desobedecerlo no encuentre imitadores en Suiza. Desde luego, si un sacerdote hubiera celebrado una Misa Tridentina en aquel altar, habría incurrido en las iras del Ordinario; pero una mujer que celebra abusiva y sacrílegamente la Misa se considera hoy en día algo sin importancia, a pesar de que profana gravemente al Santísimo Sacramento del Altar.

Junto a los sacerdotes y diócesis de la diócesis de V.E., a los que ha castigado injustamente y hecho objeto de una grave ofensa, ruego por V.E., por las autoridades de la Santa Sede y en particular por el cardenal Beniamino Stella, al que conocí como sacerdote devoto y nuncio apostólico fiel, y a quien visité en Bogotá como delegado de la Representación Pontificia. Fue amigo mío y colaboré con él durante años en la Secretaría de Estado; desgraciadamente, desde hace algún tiempo no puedo reconocerlo como tal debido a su participación en la obra de demolición de la Iglesia de Cristo.

Rogamos por vuestra conversión, conversión a la que todos somos llamados y que es inaplazable para quienes no trabajan para la gloria de Dios sino contra el bien de las almas y la honra de la Iglesia.

Roguemos por todos los seminaristas y por los fieles de San Rafael, a quienes Vuestra Excelencia ha declarado la guerra.

Con caridad fraterna, en la verdad

+Arzobispo Carlo Maria Viganò

(Traducción oficial por Bruno de la Inmaculada/Adelante la Fe. Puede reproducirse citando la fuente)

jueves, 30 de julio de 2020

Poesía a los mayores (anónimo)


¿Qué te pasa, compañera
que estás triste y afligida?
Tú, que impartiste consuelo
y ahora te encuentras rendida.

Decir mayor es bonito,
decir viejo no está bien,
porque lo viejo no sirve,
lo mayor muy grande es.

Es muy amable la vida,
aunque nos hace sufrir;
saberlo, sí lo sabemos,
pero queremos vivir.

Yo les digo a los mayores
que debemos estar contentos,
porque llegar a mayores
es lo que todos queremos.

La vida tiene sus leyes
y las impone con fuerza;
pasan los años volando,
sin apenas darnos cuenta.

Cuando eres niña quisieras
hacerte pronto mayor,
elegir tu compañero
y vivir con ilusión.

Cuando crías a tus hijos
quieres que se hagan mayores;
y nunca nos damos cuenta
de que son los años mejores.

Cuando se hace de noche
cierras las puertas tranquila;
todos están en la casa
y la madre los vigila.

Pero, al hacerse mayores,
ya no paran en la casa,
se van de allá para acá
y los padres no descansan.

Se casan, te dejan sola,
se van a vivi su vida;
cuanto mayor más aprendes ...
¡es la escuela de la vida!

Y pasa un poco de tiempo
y vuelve, otra vez, la alegría,
los nietos llenan la casa
con sus risas y alegrías.

Y así sucesivamente
vamos pasando los días;
siempre tienes un motivo
por quien luchar en la vida.

Que la vida es muy bonita ...
cuando se sabe vivir.
Si hay que cantar, se canta;
si hay que sufrir, se sufre.

Y los días que nos quedan,
a vivir con alegría ...
¡que, a pesar de los pesares,
es muy bonita la vida!

Anónimo

No dejes que te engañen (Manuel Cuevas)




Nuestro compañero Manuel, trae un mensaje para todos los católicos: “no dejes que te engañen”, pero ¿Quién, cómo? En este interesante artículo tienen la respuesta

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Realmente es apabullante la cantidad de ataques, insultos y difamaciones que recibe diariamente la Iglesia Católica de sus enemigos, y si bien eso no es raro desde que Cristo fundó su Iglesia, parece que en estos tiempos que nos tocó vivir debemos estar preparados para poder dar razón de nuestra esperanza, como dice el apóstol San Pedro (1 Pe 3,15), pero nadie puede hacerlo sin conocer verdaderamente su fe y las riquezas que tiene la doctrina católica.

La inmensa mayoría de nosotros nos hemos quedado con lo que nos enseñaron de niños ya sea en nuestra familia, o en el catecismo al que acudíamos en las parroquias, pero eso no es suficiente, si tenemos una fe infantil, debemos madurar y crecer, no podemos contentarnos con conocer los rudimentos de la fe cristiana.

Un soldado debe prepararse continuamente y cada vez mejor para estar listo si hay combate, así mismo nosotros que somos soldados de Cristo por la Confirmación debemos obligadamente instruirnos y conocer nuestra fe tanto para amarla y apreciarla en todo lo que vale, como para poder defenderla dando argumentos que sobradamente existen ante cualquier ataque e infamia en nuestra contra que parece ser cada día en aumento contra los que nos decimos católicos.

Es indispensable que nosotros leamos, estudiemos, acudamos a grupos de estudio y oración en nuestras parroquias y así maduremos en la fe y el conocimiento que nos permitan ayudar al que tiene dudas, al tibio, al que se ha alejado, al que ataca a la Iglesia, al que cree las leyendas negras sin ánimo de investigar si realmente es cierto todo lo malo que dicen de nosotros.

No vamos a ocultar que en nuestra Iglesia existen personas malas que han cometido graves abusos y pecados, hemos fallado en dar testimonio y coherencia de vida nosotros que nos decimos católicos, que nos ha temblado la voz para defender a nuestra Madre la Virgen María por no saber responder las falacias con la que tratan de avergonzar y humillar a los católicos, muchos simplemente aceptan todo como cierto y ni siquiera le han preguntado a alguien o conocen realmente lo que dice la Iglesia de determinados temas, por eso quiero dar unos consejos que son en parte reflexión personal y parte de lo que me ha tocado al participar en grupos de formación y debate, en los que incluso hermanos que se dicen católicos demuestran una gran ignorancia ante lo que realmente enseña y predica la Iglesia.

1°SI NO CONOCEMOS NUESTRA FE NO PODEMOS DEFENDERLA.

Esto es básico, como podemos defender lo que ignoramos o desconocemos, por ejemplo defender el bautismo de niños con la formula trinitaria que usa la iglesia, si no sabemos que es indispensable bautizarse para la salvación y que el mismo Cristo ordenó la forma en que debemos bautizarnos y nos dejó predicar el Evangelio a todas las naciones, que incluye a todas las personas sin importar edad, sexo o raza, eso pasa por ni siquiera haber leído la Biblia, donde muchísimos textos nos lo enseñan, por ejemplo Mt 28,19-20,hay más ejemplos sobre Dios, la Virgen, La Iglesia, los Sacramentos, etc.

Seamos honestos hermanos ¿Cuantos han leído la Biblia y el Catecismo de la Iglesia Católica y tantos libros y documentos de Santos, Padres y Doctores de la Iglesia? Pienso que de los millones que nos decimos católicos pocos lo han hecho.

Por ahí debemos empezar.

2° ACEPTAR LOS ERRORES DEL PASADO NO DESCALIFICA NUESTRA FE

Muchos ataques se basan en que durante los dos milenios que ha existido la Iglesia, los hombres de Dios, su pueblo ha cometido actos que no corresponden con lo que predica el Cristianismo, aquí siempre sacan como ejemplo las Cruzadas, la Inquisición, Los Curas Pederastas, los malos, Papas, Obispos, Sacerdotes, y muchas cosas más.

Pero si estudiamos un poco, en fuentes fidedignas y comprobables nos llevaríamos una gran sorpresa al ver que la mayoría de los ataques son infundios, mentiras y falacias que no buscan la verdad sino solo evidenciar al católico y a su fe para hacerle creer que es el culpable de todos los males del mundo, ignorando la verdad histórica y todo lo bueno y santo que ha aportado la Iglesia a través de los siglos.

Siempre se generaliza sobre los malos católicos, pero queda claro que no son la mayoría, y que no es lo que enseña y promueve la Iglesia.

3° TODO DEBE ESTAR EN LA BIBLIA SI NO CARECE TIENE VALOR.

La clásica posición de grupos protestantes, e incluso de muchos católicos mal informados es que todo debe estar en la Biblia o justificado por ella y si no, no vale. Eso es una gran mentira y muestra que quien esgrime la “sola scriptura” ni siquiera ha leído textos como Jn 20,30 y Jn 21,25. La Biblia no es un diccionario o enciclopedia de “todología” en que tiene que venir todo literalmente, eso es desconocer y malinterpretar la Palabra de Dios.

Y se olvida que fue gracias a la Iglesia Católica y a sus Concilios del siglo IV d.C. que se tiene la Biblia, pues se determinó el canon bíblico y los libros de inspiración divina que incluyen tanto los 27 libros del Nuevo Testamento como los 46 del Antiguo Testamento.

Se quiere ocultar que gracias a Sacerdotes y monjes católicos se salvaguardó y se copiaron los textos, evitando su destrucción, que la Biblia no apareció por arte de magia hasta la reforma protestante del siglo XVI, y nuevamente vemos que es por no leer un poco que nos sorprende cualquier persona sobre estos temas.

Un católico bien formado sabe que la revelación divina dada por Dios a su Iglesia está conformada por la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición Apostólica, eso en conjunto es el “Depositum fidei” el depósito de la fe y el magisterio de la iglesia, que es la autoridad y función de enseñar dada al Papa y a los obispos, sabe que Biblia y Tradición van siempre de la mano.

4° LA CIENCIA Y LA FE SON DOS VIAS PARA LLEGAR A LA VERDAD

San Juan Pablo II nos enseñó eso en su encíclica “Fides et Ratio”, y se nos tacha de oscurantistas, pero veamos ¿quién ha aportado conocimiento, mecenazgo y apoyo a los científicos de los últimos dos milenios? ¿Se hubiera podido hacer tantas obras de arte sin vincularse al tema religioso? ¿Acaso se desconoce que las Universidades fueron creadas por la Iglesia Católica? ¿Que el Método científico y muchos de los considerados más grandes científicos fueron católicos? ya sea Sacerdotes o laicos, Gregorio Mendel, Descartes, Bacon, Copérnico, Galileo, Pasteur, George Lemaitre y muchísimos más ¿acaso la ciencia no tendría un gran hueco sin el aporte de esos científicos católicos?

Recordemos que las Universidades iniciaron en los Monasterios e Iglesias, que el acervo cultural de occidente es gracias a los Conventos y Monasterios que cuidaron, guardaron, preservaron y siguieron estudiando todo lo que la civilización y la cultura grecolatina había creado.

Recordemos que gracias al mecenazgo de la Iglesia tenemos hoy muchísimas obras de arte y conocemos a los grandes artistas como Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Rafael, Fray Angélico, Bach, Vivaldi, Mozart y un largo etcétera, que la filosofía, las ciencias todas tienen en la Iglesia quien pensó, difundió y demostró cosas que no sería posible sin su protección, La Iglesia fue quien apoyo la construcción de catedrales góticas, palacios, obras de arte que aun perduran, ¿qué sería del mundo sin conocer sobre eso? Pues parece que no se trata de envanecerse, pero si en ser justos y darles el crédito que merecen, pero se les niega el hecho que fueran católicos muchos de los grandes científicos y artistas que ha dado la humanidad.

Nuestra fe no es sino otra vía de llegar a la verdad, la ciencia igualmente busca llegar a la misma, no tiene por qué ser antagónicas y para muestra muchos científicos han sido creyentes, sin que sea un obstáculo para ellos tener fe y haber sido científicos.

5° LA IGLESIA DEFIENDE LA VIDA Y SIEMPRE LO HARÁ.

Es increíble que muchos acepten el aborto, que es el asesinato de los seres más indefensos e inocentes, negándoles su derecho a la vida y su condición de seres humanos, lo más inconcebible es que existan católicos que lo justifiquen y lo toleren, desgraciadamente hay incluso Obispos y Sacerdotes que o no se pronuncian abiertamente contra el aborto, o lo apoyan indirectamente, eres católico entonces defiende la vida.

No hay medias tintas, un Católico que no defienda la vida rendirá cuentas a Dios, los que participen en un aborto, promuevan o apoyen a políticos y autoridades que quieren y hacen abortos están excomulgados “latae sententiae”.

La ciencia es clara, la vida inicia desde el momento de la fecundación hasta su fin natural y por más que le busquen las personas pro aborto y de la ideología de género y pro eutanasia, no cambia el hecho que un ser vivo, único y diferente, un verdadero ser humano existe a partir de la unión del óvulo femenino y el espermatozoide masculino que juntos forman un nuevo ser que debe ser protegido y valorado, no asesinado impunemente por planes de organizaciones que no respetan la vida, pues alegan unos falsos derechos que ignoran los del bebé en el vientre materno y que cuando se llega a viejo deja de ser útil a la sociedad y por tanto prescindibles.

Aborto, y Eutanasia son igualmente un asesinato y el 5° Mandamiento de la ley de Dios dice clara y contundentemente “NO MATARÁS”

6° LA IGLESIA DEFIENDE LA FAMILIA CONTRA LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO

No lo dudes van por nuestros hijos, van para destruir la familia y el orden natural de la misma que es la unión en Sacramento de un hombre y una mujer, por eso los grupos lgtb y ultra feministas atacan a la Iglesia, y también la atacan la ONU, los abortistas, los masones, los comunistas, los ateos, y todos los que son políticamente correctos con el Mundo, ¿No te das cuenta que a la única que atacan es a la Iglesia Católica? porque saben que es la defensora de la familia, de la vida, del orden natural que ha dado Dios y además de argumentos religiosos también la misma ciencia apunta a lo que es normal para el género humano, un hombre tiene cromosomas XY y una mujer XX y nadie nace con una condición homosexual y no existe un supuesto “gen gay”, y eso es ciencia, pero los que exigen tolerancia son los más intolerantes, no aceptan argumentos verdaderamente científicos, por eso queman iglesias, agreden a sacerdotes y fieles católicos, hacen desmanes en templos e iglesias, eso sí muy valientes con nosotros pues saben que el católico siempre está dispuesto a poner la otra mejilla, pero les faltan arrestos para hacer lo mismo en una mezquita musulmana y no es que lo desee, pero se ve la doble moral de esos grupos que no se atreverían a atacar a otra fe.

En México y España por ejemplo, vemos que se niega a los padres el derecho a proteger y educar a nuestros hijos fuera de lo que quiere imponer el gobierno izquierdista en turno, el pin parental que niega y ataca los gobiernos de izquierda busca tomar el control sobre nuestros hijos, en lugar de permitir que los padres sean quienes tomen las decisiones sobre lo que realmente conviene a sus hijos.

Así también vemos que las leyes represivas como la que acaba de darse en la ciudad de México, que persigue y criminaliza el derecho y deber de los padres para buscar ayuda a los hijos que tienen problemas de identidad y sufren atracción a personas del mismo sexo, y como eso no quieren que suceda, penalizan a padres, psicólogos, doctores y todo el que se involucre con las terapias de reconversión, aun cuando sea la misma persona quien voluntariamente la pida, claro exigen derechos y tolerancia siempre, pero si no está de acuerdo a lo que es para ellos políticamente correcto lo atacan y como el caso que les digo , lo penalizan con multas y cárcel.

7°NO TODAS LAS RELIGIONES SON IGUALES

Recordemos esto, la única y verdadera religión es la Católica, es la que tiene la plenitud del Evangelio de Cristo, es la depositaria de la revelación divina por la Tradición Apostólica y la Sagrada Escritura, los Papas, Concilios y Santos lo han dicho una y otra vez, y sigue vigente el dogma “Extra Ecclesiam Nulla Salus” (Fuera de la Iglesia no hay salvación)que busquemos la unión de los Cristianos con los Ortodoxos y las Iglesias Protestantes históricas siempre debe partir de la base que la fe católica es plena y de inspiración divina y que un Ecumenismo debe de tener claro que se debe predicar la verdad del Evangelio a quienes desconocen o no comparten nuestra fe, así mismo el dialogo interreligioso debe partir dela exposición de que Cristo es el Señor, Dios y hombre verdadero y que ha muerto y resucitado por toda la humanidad ,pero deben aceptar su evangelio y a su Iglesia, no consecuentar con falsas creencias de otras religiones o tolerar dioses falsos que nada tienen que ver ni hacer para un cristiano solo para ser políticamente correctos.

La Iglesia Católica es la única que capaz de llegar a su raíz yendo atrás en el tiempo hasta nuestro fundador, Cristo mismo, con registros y pruebas históricas que atestiguan su existencia desde hace 2000 años, la misma Iglesia que dio al mundo la Sagrada Escritura, la única que tiene al sucesor de San Pedro y que puede ser demostrado por todos los 266 Papas de la historia

Háganse unas preguntas ¿Cuál es la Iglesia más atacada? ¿Cuál es la fe criticada e insultada por múltiples enemigos? ¿Acaso han visto arder a una mezquita, un templo budista o una iglesia protestante? Recuerda que el Budismo, el Islam, el Hinduismo y todas las otras religiones que son animistas, politeístas o con influencia y mezcla de muchas creencias son falsas religiones, la única verdadera fe, la única fundada por Cristo, la única que en dos mil años ha sufrido persecuciones, es criticada y atacada una y otra vez, la única que tiene la plenitud del evangelio de N.S. Jesucristo es la Iglesia Católica.

Los recientes hechos en Estados Unidos, España, México, Argentina, Francia, China lo demuestran, recordemos lo que decía Mons. Fulton J. Sheen “Si yo no fuera católico y estuviera en búsqueda de la verdadera Iglesia en el mundo actual, buscaría una Iglesia que no se llevara bien con el mundo; en otras palabras buscaría la Iglesia que fuera odiada tanto como lo fue Él cuando en su carne habitó la tierra. Si encontraras a Cristo en alguna Iglesia hoy, seria en la iglesia con la que el mundo no se lleva bien”

8° LA MISA ES SACRIFICIO, COMUNIÓN, OFRENDA PURA Y SANTA

Me parece que muchos hermanos critican que algunos vayan a Misa Tradicional o Misa de “Novus Ordo”, hermanos, por favor entendamos de una vez, la Misa es una sola y en nuestra Iglesia que es la Iglesia latina, los que tenemos por cabeza al Obispo de Roma que es el Papa, sabemos que existe el rito ordinario (Novus Ordo) que desde el Concilio Vaticano II está vigente y permite a los fieles asistir a Misa en su lengua vernácula y esta el rito extraordinario, antiquor o “Vetus Ordo” que es la Misa en latín, o tradicional, ni uno ni otro es más o mejor católico por ir a cualquiera de esos ritos.

Razonemos un poco, la inmensa mayoría de los católicos en el mundo no pueden acudir a una Misa Tradicional, pues son pocos los Sacerdotes que la celebran en ese rito y sería imposible para millones hacerlo, también los que acuden a Misa Tradicional no pueden menospreciar a quien acude a Misa en lengua vernácula, eso depende muchas veces de la disposición de obispos, y Sacerdotes y debemos aceptar ambas como parte de la riqueza que tenemos en nuestra Iglesia.

9° LA DIVISION ENTRE CATÓLICOS ES LO QUE MÁS DISFRUTA SATANÁS

No lo duden, el más feliz por los pleitos divisiones y descalificaciones dentro de nuestra propia Iglesia es el Maligno, tristemente muchos de nosotros mismos hacemos su trabajo.

¿Cómo? Pues criticando, ofendiendo, prestando oídos sordos y descalificando a quien se le ocurra, ya sea grupos, movimientos, órdenes religiosas, sacerdotes, laicos, etc.

Y por eso vemos que hay tanto contraste en por ejemplo una Conferencia Episcopal Alemana modernista y liberal que aboga por cosas contrarias a la fe católica como el matrimonio entre personas del mismo sexo, ordenación sacerdotal a las mujeres, permisividad a la ideología de género, al aborto y la anticoncepción, negación de verdades de fe , de dogmas que solamente Dios podría cambiar, y unos cuantos obispos y cardenales fieles a la ortodoxia católica que son como voz que clama en el desierto frente a la jauría de lobos que deberían ser pastores y no lo han sido.

Vemos por ejemplo Conferencias Episcopales como las de Polonia que sí mantienen la cercanía y protegen el tesoro depositado en la doctrina católica, pero en muchos países desgraciadamente no pasa igual.

Vemos como la Iglesia Católica China ha sido traicionada y abandonada ante el gobierno comunista que asfixia, reprime y quiere desaparecer todo vestigio del cristianismo y muchos de ellos ahora tienen que vivir literalmente en las catacumbas y en la clandestinidad, el Cardenal Zen lo ha denunciado a la Santa Sede una y otra vez, pero los acuerdos entre Pekín y el Vaticano parece que están por encima de la salvación de las almas.

Una cosa que me da tristeza es el pleito entre laicos católicos que se dicen apologistas y solo defienden su persona, lo que ellos creen que está bien, alejándose de las enseñanzas católicas, y los pleitos entre pseudoapologetas católicos es tristemente patético y motivo de escándalo, un verdadero anti testimonio.

El que alguien siga al Padre, fulano, al Sacerdote zutano, al hermano mengano, al apologista “x” o “y” no debería ser lo importante, nosotros seguimos a Cristo, somos Cristianos, Católicos, dejemos el protagonismo , los egos y el culto personal e individual que parece buscan muchos personajes en las redes sociales buscando incrementar su número de seguidores, pero de lo que debemos ocuparnos todos es de seguir a Cristo y fieles al Sucesor de Pedro y sus Apóstoles que son el garante de estar en la verdadera Iglesia, la salvación de las almas es lo que importa hermanos, dejen ya los protagonismos, la fama no convierte almas, sino el testimonio y la coherencia de vida, una vida en gracia es lo que necesitamos si queremos ayudar a nuestros hermanos.

No se trata de tener la razón, se trata de ganar almas para Cristo, se trata de ayudar a la Iglesia a fortalecer la fe de los demás, se trata de dar verdadero testimonio de Católicos, eso en lugar de lograr conversiones aleja a muchas personas que prefieren no estar en un lugar con odio, divisiones e insultos.

Muchos optan por un falso irenismo creyendo que siendo permisivos con creencias falsas y erróneas lograrán acercamiento con los que se encuentran en otras iglesias en un afán excesivo de conciliar y lograr el dialogo para lograr la unión de las diferentes iglesias con nosotros, el mismo Papa Benedicto XVI previno contra ese mal entendido ecumenismo.

Muchos caen en una falsa misericordia creen que no se debe juzgar mal a nadie por una cita bíblica que parece sacan de contexto, pero que ata las manos para no decir la verdad pura y diáfana del Evangelio como lo debe hacer la Iglesia Católica (Gal 4,16) decía Mons. Charles Chaput, arzobispo emérito de Filadelfia “Irónicamente, una estrategia pastoral que minimiza el pecado en nombre de la piedad no puede ser piadosa, porque es falsa”.

10.-ORACIÓN, CONVERSIÓN PERSONAL, VIDA DE GRACIA

No seamos complacientes con nosotros mismos, si no estamos en gracia de Dios debemos acercarnos al sacramento de la Confesión, si no hacemos oración, ¿cómo queremos entablar un dialogo y comunicación con Dios? Adoración y reparación ante las ofensas y abusos litúrgicos al Santísimo Sacramento deben ser prioridad, alimentarnos de la Sagrada Eucaristía que es el pan de vida eterna, no podemos hacer nada sin ella.

Si no vivimos cada día dando testimonio de las maravillas que Dios ha hecho con nosotros y no nos convertimos de corazón, ¿cómo podemos esperar que los demás lo hagan? Nuestra fe si bien debe ser personal, también debe ser comunitaria, debemos en comunión con Dios y nuestros hermanos formar parte de un mismo cuerpo, el cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia, nadie puede dar lo que no tiene, llenémonos de gracia, llenémonos de amor a Dios y al prójimo y todo se dará por añadidura, si en algo de todo lo que escribo me equivoco me atengo a lo que diga el Magisterio Infalible de la Iglesia y recuerdo lo que decía San Ambrosio. “Ubi Petri ibi Ecclesia,ubi ecclesia ibi nulla mors ser vita aeterna”

“Donde está Pedro, está la Iglesia; donde está la Iglesia allí no hay muerte alguna, sino vida eterna”

Manuel Cuevas (Miles Christi)

martes, 28 de julio de 2020

Entrevista de Taylor Marshall a Monseñor Athanasius Schneider, quien enumera algunos errores en los textos del concilio Vaticano II



Monseñor Athanasius Schneider cree que la mayoría de los textos del Vaticano II son “buenos”, pero concede que algunos son “ambiguos” pero interpretables [en la dirección que uno quiera], y pocos son completamente erróneos, como señaló “también el arzobispo Marcel Lefebvre” (+1991).

El 26 de julio le dijo a Taylor Marshall que la primera parte del Sacrosanctum Concilium sobre la liturgia es “realmente bueno”, mientras que la segunda parte requiere una revisión de los textos litúrgicos. Esto implica una condenación de los ritos que fueron celebrados durante milenios, explica Schneider: “Esto es revolucionario”.

Califica como erróneas las declaraciones en Lumen Gentium n. 16 y Nostra Aetate n. 3 que afirman que católicos y musulmanes “adoran” al mismo Dios.

Schneider explica que los católicos adoran a Dios con un acto sobrenatural, en espíritu y verdad que es sustancialmente diferente de los musulmanes que adoran al único Dios existente a través de un acto natural.

Finalmente, Schneider critica la comprensión de la libertad religiosa en Dignitatis Humanae n. 2 que supone que hay un derecho natural – querido por Dios– para llevar a cabo a idolatría.

Para Schneider este error está en la raíz de los encuentros interreligiosos de Asís convocados por Juan Pablo II (1986), el Documento de Abu Dhabi (2019) y el culto a la Pachamama de Francisco (2019).