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domingo, 14 de febrero de 2016

El papa Francisco y el Concilio Vaticano II (José Martí)

  Me encontraba el otro día recordando una conversación que tuve, hace algún tiempo, con un profesor de filosofía, amigo mío, acerca de la Lógica. Hablábamos sobre las figuras y los modos del silogismo. Se me quedó grabado lo más típico, que es el silogismo en modo BÁRBARA, correspondiente a la primera figura, con el famoso ejemplo, de todos conocido:

Todos los hombres son mortales
Sócrates es hombre
Luego Sócrates es mortal 

Las dos primeras proposiciones son las premisas y la tercera es la conclusión. 

Posteriormente, razonando con esta lógica, intenté aplicarla a un caso actual. Y me dije:

El modernismo es la suma de todas las herejías 
La Iglesia actual está impregnada de modernismo
Luego la Iglesia actual es hereje

La conclusión no tiene sentido. Luego debe de haber algún sofisma escondido como así es. La primera premisa es correcta y expresa una gran verdad: fue enunciada por el Papa San Pío X en su encíclica Pascendi. El error se encuentra en la segunda. Hay un matiz importante que, al no haberlo señalado, nos ha conducido a una conclusión falsa. Simplemente donde dice "La Iglesia actual" debemos escribir "Gran parte de la Iglesia actual". Y, por supuesto, la conclusión será, ahora, muy diferente.

El nuevo silogismo quedaría escrito de la siguiente manera:

El modernismo es la suma de todas las herejías (verdad)
Gran parte de la Iglesia actual está impregnada de modernismo (verdad)
Luego gran parte de la Iglesia actual se comporta heréticamente (verdad)

Aunque mis conocimientos de Lógica son escasos, me parece que he transformado un silogismo en modo BÁRBARA en otro silogismo en modo DARÍI, también de la primera figura. No estoy seguro ... pero, en fin, lo cierto es que la conclusión a la que ahora se llega sí es la correcta. Un buen filósofo podría, tal vez, corregirme y decirme que el silogismo es DATISI, de la 3ª figura; o DABITIS, de la 4ª. De todos modos, se llame como se llame, su conocimiento es irrelevante para nuestro propósito, en el sentido de que no afectaría a la conclusión, que es lo verdaderamente importante ... y preocupante.

Es un hecho comprobado que una inmensa mayoría de los que componen la Iglesia actual están inficionados de modernismo ... de donde se sigue, aplicando la lógica, que una gran mayoría de los que componen esta Iglesia nuestra ha caído en algún tipo de herejía (en concreto todos aquellos que se hayan dejado llevar por las corrientes modernistas  e inmanentistas de la época en la que vivimos)



Si esto es así -y lo es- nos encontraríamos ante un fenómeno que jamás se ha producido en la Historia de la Iglesia (que yo sepa): estarían conviviendo, simultáneamente, una Iglesia "hereje", cuyo número de miembros sería mayoría, junto a otra Iglesia, que se mantiene "fiel" a la Tradición recibida, pero en clara y exigua minoría. Ambas bajo la autoridad de un único Papa, que es el "Papa legítimo", en teoría, conforme al Derecho Eclesiástico ... con la particularidad de que es afín a la primera Iglesia, a la Iglesia "nueva", una "Iglesia" que, por desgracia, no sería la Iglesia instituída por Jesucristo, aun cuando así se proclamara por todos. Desde que el papa Francisco tomó posesión de su Pontificado (hace ya casi tres años) todos los hechos lo van confirmando

No tenemos más que leer el Denzinger-Bergoglio, en donde aparecen infinidad de dichos, escritos, homilías, entrevistas, llamadas telefónicas, reuniones, etc... en los que se pone de manifiesto que no es un Papa amante de la Tradición, sino que castiga continuamente a los tradicionalistas, considerándolos como una carga o un lastre que pesa sobre la Iglesia (sobre "su" Iglesia) y que hacen que  "su" proyecto de Iglesia no se lleve a cabo con la celeridad que a él le gustaría. 

En este blog hay suficientes entradas relativas a la actuación del papa Francisco en las cuales, de un modo documentado, incluyendo vídeos, se observa la deriva que está tomando la "nueva" Iglesia, en un intento de destruir todos los vestigios de la Iglesia de siempre y poniendo todo tipo de trabas a los que no sigan esa línea de actuación (Véase, por ejemplo, el caso de los Franciscanos de la Inmaculada y el caso de Monseñor Liviéres, entre otros muchos). 


Y todo ello mediante imposiciones "arbitrarias", en tanto en cuanto la mayoría de ellas no se adecúa a la palabra de Dios ... sobre todo cuando se trata de esos temas que tanto le gustan como son el "ecumenismo" y el "diálogo interreligioso": Véase, por ejemplo, el vídeo del 7 de enero y el comentario realizado sobre el mismo, en este blog: ¿Dónde aparece ahí la verdad católica fundamental, cual es la de que Jesucristo es la piedra angular y que "en ningún otro hay salvación, pues ningún otro Nombre hay bajo el Cielo, dado a los hombres, por el que podamos salvarnos" (Hech 4, 12). Tenemos un Papa políticamente correcto, pero su misión no es esa, sino la de anunciar la Palabra de Dios, hecha realidad en Jesucristo: ¡Pero eso no lo vemos, en sus encuentro con judíos y musulmanes, por ejemplo!


A fuer de ser sinceros habría que consignar que lo que el papa Francisco está haciendo no es sino llevar a efecto una serie de puntos que ya se encuentran en algunos de los documentos del Concilio Vaticano II. De manera que habría que remontarse al 11 de octubre del año 1962, día en el que tuvo lugar la ceremonia de inauguración del Concilio Vaticano II por el papa Juan XXIII, cuya clausura tendría lugar el 8 de Diciembre de 1965 por el papa Pablo VI. El concilio -dijo- había sido convocado no para condenar errores ni formular nuevos dogmas sino para manifestar la verdad de Cristo al mundo contemporáneo, a su mentalidad y a su cultura.


Un "aggiornamento" que, bien entendido, debería de haber supuesto una adecuación de la verdad que no cambia y que siempre es nueva al clima cultural de la época actual; lo que supone tener siempre presente que  "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y lo será siempre" (Heb 13, 8). Desgraciadamente no ha sido así. Y es que el propio Concilio Vaticano II estaba ya inficionado de modernismo, lo que se puede comprobar mediante un estudio serio y cuidadoso de cada uno de los dieciséis documentos que lo componen. Además, sólo tenemos que ver los frutos obtenidos y todo lo que está ocurriendo hoy en día en la Iglesia, consecuencia lógica de lo que se sembró. 


En un artículo que escribí, hace algún tiempo, decía yo, entre otras cosas, lo siguiente:  Con la excusa de la "nueva pastoral" y de que los cristianos tenemos que estar pendientes de los llamados "signos de los tiempos", lo que de hecho se está haciendo -aunque se quieran cerrar los ojos para no ver- es un cambio en la doctrina:  esto se negará ... pero los hechos están ahí, para que vea todo aquel que quiera ver


Ante lo cual, uno se pregunta en qué medida son preceptivos los documentos emanados del Concilio Vaticano II [al que, por cierto, se le llama simplemente "el Concilio", como si fuera el único Concilio, cuando hay veinte concilios previos anteriores a el y éstos sí se definieron explícitamente como dogmáticos; siendo los más relevantes el Concilio de Trento y el Concilio Vaticano I]. 


Otro aspecto a tener en cuenta es que se habla de la Iglesia pre-conciliar y de la Iglesia post-conciliar, como si se tratase de dos Iglesias distintas. Es más: incluso, a veces, se da la impresión de que la Iglesia (su verdadera interpretación) ha comenzado hace tan solo cincuenta años, a raíz del Concilio Vaticano II, siendo así que la Iglesia surgió hace dos mil años y su raíz no se encuentra en el Concilio Vaticano II, sino que está en Jesucristo: hay que acudir siempre a las Sagradas Escrituras y a la Tradición multisecular de la Iglesia así como a las verdades dogmáticas definidas de una vez para siempre en los diferentes concilios anteriores al Concilio Vaticano II (éste es sólo meramente pastoral y no dogmático, como fue definido explícitamente por el papa Juan XXIII). 


Es preciso ir a la base, al fundamento y no darle tanta importancia -como se le está dando- al Concilio Vaticano II, un concilio meramente pastoral ... en teoría. Y para colmo se está haciendo hincapié, precisamente, en aquellos puntos del CVII que son más que discutibles:  el resultado es que la gente conoce cada vez menos a Jesucristo y pierde la gran oportunidad de su vida, lo único que podría darles la verdadera felicidada, ya en este mundo, en la medida en la que ello es posible.


Brunero Gherardini, autoridad de reconocido prestigio en estos temas, en el prólogo de su excelente libro " Vaticano II: una explicación pendiente"; y en contestación a la pregunta que he formulado más arriba,  afirma lo siguiente:


Un concilio es promovido y guiado por el Espíritu Santo. Esto no quita que la acción del Espíritu Santo pueda encontrar resistencia, formal o material, en la libertad de los hombres que dan vida al momento conciliar. De esta posibilidad surge el gran riesgo que se proyecta sobre el fin del concilio -de todo concilio en cuanto tal- que llega hasta la posibilidad del fracaso. Alguno ha ido más allá y se ha preguntado si un concilio ecuménico puede incurrir en errores sobre la fe y la moral. Los pareceres están en desacuerdo, pero se debería unívocamente convenir sobre la posibilidad de que prevalezca la perversa libertad humana contra la acción del Espíritu Santo. Mi parecer es que esto puede suceder, mas en el preciso momento en que se verifica, un concilio ecuménico deja de ser tal.


Si a todos los concilios se les debe religioso respeto y generosa adhesión, de esto no se sigue que todos ellos tengan una misma eficacia vinculante. La de un concilio rigurosamente dogmático no se pone ni siquiera en discusión: depende su infalibilidad e irreformabilidad y, por  lo tanto, obliga a la Iglesia entera, en todos sus componentes (...) 


Luego cuando un concilio se presenta a sí mismo, al contenido y a la razón de sus documentos bajo la categoría de la pastoralidad, autocalificándose así como pastoral, excluye, de este modo, todo intento definitorio. Por eso no puede pretender la calificación de dogmático, ni otros pueden conferírsela (...) 


Ésta es la ratio que guió, desde el principio hasta el fin, al Vaticano II. Quien, citándolo, lo equipara al Tridentino y al mismo Vaticano I, acreditándole una fuerza normativa y obligatoria que, por sí mismo, no posee, hace algo ilegítimo; y, en última instancia, no respeta el concilio (...) Alguno dirá que nunca nadie ha definido como dogmático al Vaticano II y, a fin de cuentas, es cierto. Pero es también cierto e incontestable que magisterio, teología y operadores pastorales han hecho del Vaticano II un absoluto. Un error de base, sobre el cual se ha construído el edificio postconciliar y contra el cual es necesario, por fin, reaccionar.


Un poco más adelante, añade: "Sólo es lícito reconocer al Vaticano II una índole dogmática allí donde él repropone como verdad de fe dogmas definidos en precedentes concilios (...)". De manera que "si el Vaticano II no puede definirse, en sentido estricto, como "dogmático", sus doctrinas (...) no son ni infalibles ni irreformables ni, por lo tanto, son tampoco obligatorias: quien las negara no por esto sería formalmente hereje. Quien las impusiera como infalibles e irreformables estaría yendo contra el concilio mismo"


Como siempre, ante la duda, debemos de actuar según la recta conciencia: ésta es la que está en conformidad con la palabra de Dios, que podemos encontrar en las Sagradas Escrituras y en la Tradición Perenne de la Iglesia. Ese es el camino seguro. Y debemos de tener presente, y tomar ejemplo, de lo que dijeron Pedro y los Apóstoles al Sumo Sacerdote, cuando éste les reprendió por enseñar en nombre de Jesucristo: "Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech 5, 29) -le contestaron. 


Esto es hoy especialmente importante y urgente, pues son muchos los falsos profetas que se han infiltrado en el seno de la Iglesia y ocupan algos cargos de responsabilidad. Sólo debemos de seguirlos cuando lo que digan esté en conformidad con lo que la Iglesia siempre ha dicho ... pues los pastores, desde los sacerdotes hasta los obispos y el Papa, son esclavos de la Palabra de Dios y no pueden permitirse el lujo de dar sus propias opiniones. Si esto ocurriera, no sólo no estarímos obligados a obedecerles sino que nuestra obligación sería la desobediencia, por un motivo muy claro; y es que los tales no serían ya verdaderos pastores, al no ser portavoces de la palabra de Dios.


Nuestros oídos y nuestro corazón deben de estar a la escucha de la Palabra del Buen Pastor, Aquél que dio su Vida por sus ovejas, Aquél a quien le importan las ovejas. Ésa es la única Voz que llega al corazón. Y las ovejas de su rebaño conocen esa Voz y la siguen. Y no seguirán la voz de los extraños, porque son ladrones y salteadores. Así nos lo hizo saber Jesús, nuestro Maestro y Señor, nuestro Amigo, Aquel que dijo: "He aquí que estoy a la puerta y llamo. Si alguno escucha mi Voz y abre la puerta, Yo entraré a él y cenaré con él y él cenará conmigo" (Ap 3, 20). 


Si los pastores nos hablan realmente de Él lo notaremos, porque su Voz se dirige siempre al corazón y éste no puede menos que conmoverse si se encuentra frente a frente con la verdadera Palabra de Dios, que es Jesús, Aquel por quien suspira y de quien está enamorado. Esto lo sabía muy bien la esposa del Cantar. Escuchemos lo que dice, pues sus palabras expresan, con gran belleza poética, sus ansias de estar con Él (las mismas que nosotros debemos de tener):



¡La voz de mi Amado!
Ya está aquí, ya viene
saltando por los montes,
brincando por los cerros.
Mi Amado parece una gacela,
un cervatillo.
Vedle. Está detrás de nuestra tapia.
Mira por las ventanas,
atisba por las celosías

(Cant 2, 8-9)
José Martí

sábado, 13 de febrero de 2016

El Patriarca Kiril logró que Francisco deje algo en claro (Panorama Católico)


La Declaración conjunta del Papa Francisco y del Patriarca Kiril de Moscú y Toda Rusia puede leerse en la página web del Vaticano. 

Hay una serie de puntos que me han llamado poderosamente la atención porque contradicen, de alguna manera, ciertas actitudes o palabras que el Papa Francisco ha dejado entrever en muchas ocasiones a lo largo de su Pontificado de casi tres años. 

Y puesto que ha llegado a mis manos un artículo de Panorama católico en el que se refleja bastante bien lo que yo tenía "in mente" me limito en esta entrada a colocar las conclusiones a las que llega el autor de dicho artículo.

El Papa Francisco y el Patriarca Kirill, en Cuba, el 12 de febrero de 2016

Kiril ha logrado que Francisco diga, o firme más bien, en dos horas, lo que no ha podido -o no ha querido- decir ni firmar en dos años de Sínodos sobre la familia. Habrá que ver qué influencia tiene esto en el documento final del sínodo: o sea, hasta qué punto puede llegar a contradecirse.

Estos son los puntos, resumidos en sus ideas esenciales:

(1) La familia se funda en la unión sacramental del hombre y la mujer. Toda otra forma de cohabitación que pretenda analogarse es una aberración. Los países occidentales tienden a impedir la forma de vida católica desprestigiando el matrimonio y promoviendo formas “alternativas”.

(2) La sangre de los niños abortados clama a cielo.

(3) Se condena la eutanasia con argumentos ad hominem, por lo que sabemos, pero se condena.

(4) Se condenan los medios de reproducción artificiales. Los principios morales cristianos sobre estos temas permanecen vigentes. Los hijos deben de ser concebidos según el plan divino, de padres y madres por vía natural.

(5) Si bien en el Medio Oriente y el Norte de Africa la persecución a los cristianos es brutal y violenta, en Occidente los Regímenes tienden a impedir no solo la expresión sino la práctica de los cristianos fieles a los principios evangélicos por el creciente laicismo y las restricciones religiosas. Se tiende a penalizar legalmente la expresión de sus convicciones morales, fundamentos de la Europa cristiana, y a obstaculizar la práctica y la enseñanza de la Fe y de las costumbres morales cristianas.

(6) Europa debe volver a sus raíces cristianas, si desea sobrevivir.

Hay otros puntos que responden a cuestiones detrás de las cuales la sombra de la geopolítica rusa asoma. Además, Kiril reclama (y Francisco acepta, como lo hizo ya Juan Pablo II) la inactividad de los misioneros católicos; se tiende a neutralizar el vigor de los “uniatas”. O de carácter más general, como el reclamo de atención humanitaria para los refugiados de Medio Oriente.

Este es un asunto que conviene seguir observando. Más allá de las intenciones y mezquindades de las personas, Dios abre su camino.


jueves, 11 de febrero de 2016

CONDENA DE LOS ERRORES DE MARTÍN LUTERO


"Exsurge Domine" (en latín, "Levántate, Señor") es una bula papal hecha pública el 15 de junio de 1520 por el papa León X, como respuesta a las enseñanzas de Martín Lutero. 
En la Biblioteca Vaticana se conserva una copia de ella. Ya que Lutero se negó a cumplir la orden del Papa, León X firmó la bula "Decet Romanum Pontificem" el 3 de enero de1521, excomulgándole


Hoy en día que tanto se habla de "acercamiento" a los llamados "hermanos separados" sería bueno releer algo de esta bula del papa León X, para que nos hagamos una idea de quién fue Lutero, en realidad. No nos llamemos a engaño.

Sería bueno que quienes rodean al papa Francisco se la releyeran al completo, a fin de evitar esas "sorpresas de Dios" que parece que se ciernen en el horizonte con respecto a nuestros "hermanos" luteranos. Coloco entre comillas la palabra "hermanos" porque utilizada en este contexto, referida a los protestantes, es una incorrección del lenguaje, al no conforme a lo real. No puede haber lazos de fraternidad, rectamente entendida, entre quienes rechazan, por ejemplo, la presencia real de Cristo en la Eucaristía, como es el caso de los protestantes, y quienes la aceptan plenamente, como es el caso de los católicos. 

Esto por poner sólo un ejemplo, el que me parece más destacado y significativo ... puesto que hay muchas más diferencias entre católicos y protestantes. Y de lo que se trataría, en un auténtico "ecumenismo" católico, es de tender una mano a los protestantes para que vuelvan de nuevo al redil. Y así se vaya haciendo realidad el deseo de Jesús de que "todos sean uno", refiriéndose a cuantos creen en Él. La interpretación correcta de las Sagradas Escrituras les debería de llevar a acercarse a la única verdadera Iglesia, que es la Iglesia Católica; tal fue la voluntad de su Fundador, pues esa es la razón de ser de un ecumenismo que lo sea de verdad, a saber, un rechazo de todo lo que separa de Jesucristo y un abrirse a la Verdad, reconociendo la autoridad del Papado como Institución de origen divino, fundada por el mismo Señor ... 

... ¡Pero mucho me temo que los tiros van en otra dirección como puede leerse en la siguiente nota de Prensa de la Santa Sede, en la que se anuncia un viaje del Papa a Suecia en Octubre!:

Su Santidad Francisco tiene la intención de participar en una ceremonia conjunta entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial para conmemorar el 500° aniversario de la Reforma, en programa en Lund, Suecia, el 31 de octubre de 2016. (...)  Esa conmemoración, en vista del 500 aniversario de la Reforma de Lutero, en 2017, resaltará los sólidos progresos ecuménicos entre católicos y luteranos y los dones recíprocos surgidos del diálogo. Del evento forma parte una celebración común basada en la guía litúrgica católico-luterana ”Common Prayer” publicada recientemente (...) Oración Común elaborada conjuntamente, que es una guía litúrgica para ayudar a las iglesias a conmemorar juntas el aniversario de la Reforma. 

Ignoro qué es lo que hay que celebrar, puesto que la Reforma Protestante fue uno de los mayores males que surgieron en el seno de la Iglesia (pinchar aquí y aquí) y que dio lugar a infinidad de sectas protestantes, sin una autoridad común. 

Y no deja de llamar la atención que dicha "ceremonia" sea el 31 de octubre de este mismo año de 2016, justo un año antes de que se cumplan 500 años desde el  famoso "Día de la Reforma" (31 de octubre de 1517) en el que el monje agustino Martín Lutero clavó su propuesta en las puertas de la Iglesia de Wittenberg (Alemania) conocida como las 95 tesis, 41 de las cuales fueron condenadas por el santo Padre León X en su bula "Exurge, Domine" el 15 de junio de 1520. Lutero quemó la bula el 10 de diciembre de 1520, a las diez de la mañana, ante la Puerta de la Urraca de Wittenberg, lo que condujo al Pontífice a excomugarlo; y así lo hizo en su bula Decet Romanum Pontificem el 3 de enero de 1521. 

A continuación se puede leer parte del contenido de esta bula. Son palabras del papa León X. Para leer el contenido completo hacer clic aquí

Bula "Exurge, Domine" (primera página)

Debido a los precedentes errores y otros muchos contenidos en los libros escritos y en los sermones de Martín Lutero, Nos condenamos, reprobamos y rechazamos completamente todos los libros, escritos y sermones del citado Martín, que contengan dichos errores o cualquiera de ellos, ya sean en Latín, ya sean en cualquier otra lengua; y deseamos que sean considerados como totalmente condenados, reprobados y rechazados. Prohibimos a todos los fieles de ambos sexos, en nombre de la santa obediencia y bajo las penas mencionadas en las que incurrirán inmediatamente, por leerlos, apoyarlos, predicarlos, alabarlos, imprimirlos, publicarlos o defenderlos. Incurrirán en estas penas quienes osaren a apoyarlos de cualquier manera, personalmente o a través de quien quiera que sea, directa o indirectamente, tácita o explícitamente, pública u ocultamente, ya sea en sus casas o en otros lugares públicos o privados.

De hecho, e inmediatamente después de la publicación de esta carta, todas estas obras deberán ser buscadas cuidadosamente donde puedan encontrarse por los ordinarios y otros (eclesiásticos y regulares), y deberán ser quemadas pública y solemnemente en presencia de los clérigos y del pueblo bajo todas y cada una de las penas anteriores.

En cuanto se refiere al propio Martín, oh buen Dios, ¿en qué nos descuidamos o qué dejamos de hacer? ¿Qué caridad paternal hemos omitido para que no podamos hacerle retroceder de tales errores? Ya que, después de haberlo llamado, le urgimos, mediante varias tratados, con nuestro legado y a través de nuestras cartas personales, a abandonar estos errores.

Pues hasta le ofrecimos salvoconducto y el dinero necesario para su viaje, y a venir sin miedo o desconfianza de cualquier especie, que serían refutadas con toda caridad, y no hablaría en secreto, sino abiertamente y cara a cara, según los ejemplos de nuestro Salvador y del apóstol Pablo. Si lo hubiera hecho, estamos seguros de que él podría haber cambiado su corazón y podría haber reconocido sus errores. Él no habría encontrado todos estos errores en la Curia Romana que tan mal atacó, asignándola más de lo que debía, debido en parte a los rumores vacíos de hombres perversos. Podríamos haberle mostrado, más claramente que la misma luz del día, que los Pontífices Romanos, nuestros predecesores, a los que atacó injuriosamente más allá de toda decencia, nunca se equivocaron en sus leyes o constituciones, las cuales trató de censurar. Porque, de acuerdo con el profeta, ni falta aceite saludable ni el médico en Galaad.

Pero él siempre se negó a escucharnos y, haciendo caso omiso a la notificación previa y en cada una y todas las aberturas, no se dignó a venir a Nos. Hasta ahora ha permanecido contumaz. Con el espíritu endurecido, continuó bajo censura por más de un año.

Y lo que es peor, al añadir mal sobre mal, cuando tomando conocimiento de la citación, rompió temerariamente con cualquier llamamiento a un futuro concilio. Este querer estar seguro es contrario a la constitución de Pío II y Julio II, nuestros predecesores, por la cual todos los que apelasen de esta manera, deberían ser castigados con las penas correspondientes para los herejes. En vano suplicará la ayuda de un concilio, ya que abiertamente admite que no cree en el concilio.

Ya que por el contrario, siendo alguien con una fe notablemente sospechosa y siendo, de hecho, un auténtico hereje, podemos proceder, sin ningún otro llamamiento o retraso, con su condenación y damnación como hereje, con todas y cada una de las penas y censuras arriba mencionadas.

Sin embargo, siguiendo el consejo de nuestros hermanos, e imitando la misericordia del Dios Todopoderoso que no quiere la muerte del pecador sino que este se convierta y viva, y olvidando todas las injurias hechas a Nos y a la Sede Apostólica, decidimos usar de toda la compasión de que somos capaces. Es nuestra esperanza, tanta como podamos tener, el que él pase por un cambio interior tomando el camino de la mansedumbre que le propusimos, para que vuelva y se aleje de sus errores. Lo recibiremos benignamente como al hijo pródigo que regresa para abrazar a la Iglesia.

Por lo tanto, le hacemos saber al propio Martín y a todos aquellos que se han adherido a él, y todos aquellos que lo cobijan y apoyan, por intercesión del Corazón lleno de misericordia de nuestro Dios, y la aspersión de la sangre de nuestro Señor Jesucristo, por la cual y a través de la cual se llevó a cabo la redención del género humano y la edificación de la Santa Madre Iglesia, que exhortamos y suplicamos de todo corazón para que deje de perturbar la paz, la unidad y la verdad de la Iglesia por la cual el Salvador oró tan insistentemente al Padre. Que él se pueda alejar de sus perniciosos errores, para que pueda volver a Nos. Si quieren realmente obedecer, y nos certifican mediante legítimo documento que obedecieron, encontrarán en Nos el afecto caritativo de un padre, y la fuente de la mansedumbre y de la clemencia abierta.

Ordenamos a Martín para que a partir de ahora desista de toda predicación y que cese absolutamente en su oficio de predicador, mientras esto no ocurra…


José Martí

Sobre Martín Lutero hay algo escrito ya en este blog. Pinchar aquí y aquí

lunes, 8 de febrero de 2016

Diez consejos para sobrevivir a un papado calamitoso y permanecer católico (Por el Dr. Francisco José Soler Gil)


Artículo sacado de Adelante la Fe (pinchar aquí). Sobre este tema he escrito ya en varias entradas del blog. Coloco aquí las que recuerdo: Se puede disentir del papa y ser un buen católico ( 1, 2 y 3); Lo ha dicho el Papa (1 y 2); ¿Es importante lo que el Papa piensa? ¿Hasta qué punto? (1 y 2). Su relectura puede ser provechosa. 





¿Puede un católico pensar que un Papa es calamitoso? Por supuesto que sí. ¿Pues acaso no debe creer un buen católico que es el Espíritu Santo el que está detrás de la elección del Papa? Evidentemente no. Quizá baste al respecto recordar la respuesta que el por entonces cardenal Ratzinger dio a su entrevistador, el profesor August Everding, en una famosa entrevista concedida en 1997. 

Le había preguntado el profesor Everding al cardenal, si de verdad creía que el Espíritu Santo interviene en la elección del Papa. La respuesta de Ratzinger fue sencilla y clarificadora, como de costumbre: “Yo diría que no en el sentido de que el Espíritu Santo elija un papa en particular, puesto que hay demasiadas pruebas en contra de esto; ha habido muchos Papas en los que es por completo evidente que el Espíritu Santo no los habría elegido. Pero que Él, en conjunto, no renuncia del todo al control; que, por decirlo así, nos da mucha cuerda, como un buen educador, nos deja mucha libertad, pero no deja que se rompa por completo, eso sí lo diría. Por tanto habría que entender esto en un sentido mucho más amplio, y no que Él dice: ahora tienen que votar a éste. Lo que Él permite, sin embargo, está limitado al hecho de que todo no pueda ser completamente arruinado”.

Ahora bien, aunque un católico dé por supuesto que ningún Papa podrá llegar a destruir del todo la Iglesia, la historia muestra que, en materia de pontífices, ha habido de todo: buenos, regulares, malos, y realmente malos, o calamitosos.

¿Cuándo podemos decir que un Papa es calamitoso? Desde luego, no basta para eso que el pontífice sostenga opiniones falsas sobre tales o cuales temas. Pues un Papa, como cualquier otro hombre, ha de desconocer necesariamente muchas materias, y poseer convicciones erróneas en otras tantas. Y así podría resultar que un Papa aficionado a hablar de filatelia o numismática, sostuviera graves errores sobre el valor o la fecha de ciertos sellos o monedas. 

Al opinar sobre materias que no son de su competencia, un Papa tiene más posibilidades de equivocarse que de acertar. Exactamente igual que usted y yo, estimado lector. Por eso, si un Papa mostrara cierta propensión a hacer públicas sus opiniones sobre el arte de la colombofilia, la ecología, la economía o la astronomía, el especialista católico en tales materias hará bien en sobrellevar con paciencia tales ocurrencias del romano pontífice sobre asuntos que, por supuesto, son ajenos a su cátedra. El especialista podrá, desde luego, lamentar los eventuales errores, y más generalmente la falta de prudencia que algunas declaraciones manifiestan. Pero un Papa imprudente y locuaz no es ya, por eso, un Papa calamitoso.

Sí lo es, en cambio, o puede llegar a serlo, el que causa de palabra y obra daños en el legado de la fe de la Iglesia, oscureciendo temporalmente aspectos de la imagen de Dios y de la imagen del hombre que la Iglesia tiene el deber de custodiar, transmitir y profundizar.

¿Puede darse un caso así?… Bien, de hecho se ha dado ya varias veces en la historia de la Iglesia. Cuando el Papa Liberio (s. IV) ―el primer Papa no canonizado― cediendo a las fuertes presiones arrianas, aceptó una posición ambigua con respecto a esta herejía, haciendo tambalear a los defensores del dogma trinitario como San Atanasio; cuando el Papa Anastasio II (s. V) coqueteó con los defensores del cisma acaciano; cuando el Papa Juan XXII (s. XIV) enseñaba que la visión de Dios por los justos no ocurre antes del Juicio Final; cuando los Papas del periodo conocido como «Gran Cisma de Occidente» (s. XIV-XV) se excomulgaban mutuamente; cuando el Papa León X (s. XVI) no sólo pretendía costear sus lujos mediante la venta de indulgencias, sino defender teóricamente su potestad de hacerlo, etc. etc., una parte del legado de la fe quedó oscurecido durante un tiempo más o menos largo por sus acciones y omisiones, generando así momentos de enorme tensión interna en la Iglesia. A los Papas responsables de tales hechos sí que cabe denominar con propiedad como «calamitosos».

La pregunta es, entonces, qué se puede hacer en tiempos de un Papa calamitoso. Qué actitud conviene adoptar en tiempos así. Pues bien, ya que últimamente se han puesto de moda las listas de consejos para la felicidad, para controlar el colesterol, para ser más positivos, para dejar de fumar y para adelgazar, me voy a permitir proponer al lector una serie de consejos, para sobrevivir a un Papa calamitoso sin dejar de ser católico. Ni que decir tiene que no se trata de una lista exhaustiva. Pero tal vez resulte útil, de todos modos. Comencemos:

(1) Mantener la calma.

En momentos de angustia, la tendencia a la histeria es muy humana, pero no ayuda a resolver nada. Mantener la calma. Pues únicamente desde la paz se pueden tomar las decisiones convenientes en cada caso, y evitar dichos y hechos de los que uno tenga luego que lamentarse.

(2) Leer buenos libros de historia de la Iglesia y de historia del papado.

Acostumbrados a una serie de grandes Papas, la vivencia de un pontificado calamitoso puede resultar traumática, si uno no alcanza a ponerla en su contexto. Leer buenos tratados de historia de la Iglesia y de historia del papado ayuda a valorar mejor la situación presente. Sobre todo porque en estos libros se nos muestran otros casos ―numerosos por desgracia o por ser así la naturaleza humana― en los que las aguas de la fuente romana bajaban turbias. La Iglesia sufre tales flaquezas, pero no se hunde por ellas. Así ha ocurrido en el pasado, y así esperamos que ocurra también en el presente y en el futuro.

(3) No entregarse a discursos apocalípticos.

Experimentando los estragos de un pontificado calamitoso, algunos lo toman como indicios del inminente fin de los tiempos. Esta es una idea que surge siempre en tales circunstancias: textos apocalípticos motivados por males semejantes pueden leerse también en autores medievales. Pero precisamente este hecho debería servirnos de advertencia. No tiene mucho sentido interpretar cada tormenta como si fuera ya la última tribulación. El fin de los tiempos llegará cuando tenga que llegar, y no nos toca a nosotros averiguar ni el día ni la hora. Lo nuestro es luchar el combate de nuestra época, pero la visión global de las cosas le corresponde a Otro.

(4) No quedarse en silencio, ni mirar para otro lado.

Durante un pontificado calamitoso, el defecto contrario de adoptar la actitud de profeta apocalíptico consiste en la minimización de los sucesos, el silencio ante los abusos, y el mirar para otro lado. Algunos justifican esta actitud recurriendo a la imagen de los buenos hijos que cubren la desnudez de Noé. Pero lo cierto es que no hay forma de enderezar el rumbo de una nave si no se denuncia el desvío. 

Por lo demás, la Escritura tiene para ello un ejemplo que viene mucho más al caso que el de Noé: los duros pero justos y leales reproches del apóstol Pablo al pontífice Pedro, cuando éste se dejó llevar por respetos humanos. Esta escena de los Hechos de los Apóstoles está ahí para que aprendamos a distinguir entre la lealtad y el silencio cómplice. La Iglesia no es un partido en el que el presidente tenga que recibir siempre aplausos incondicionales. Ni es una secta en la que el líder sea aclamado en todo caso. El Papa no es el líder de una secta, sino un servidor del Evangelio y de la Iglesia; un servidor libre y humano, que, como tal, puede en ocasiones adoptar decisiones o actitudes reprobables. Y las decisiones y actitudes reprobables deben ser reprobadas.

(5) No generalizar.

El mal ejemplo (de cobardía, etc.) de algunos obispos o cardenales durante un pontificado calamitoso, no debe llevarnos a descalificar en general ni a los obispos, ni a los cardenales, ni al clero en su conjunto. Cada uno es responsable de sus palabras y de sus actos y omisiones. Pero la estructura jerárquica de la Iglesia fue instituida por su Fundador, por lo que debe ser, pese a toda crítica, respetada. Tampoco se debe extender la protesta frente a un Papa calamitoso a todos sus dichos y hechos. Sólo deben ser objetados aquellos en los que se desvíe de la doctrina secular de la Iglesia, o en los que marque un rumbo que pueda comprometer aspectos de la misma. Y el juicio sobre estos puntos no ha de apoyarse en ocurrencias, opiniones o gustos particulares: La enseñanza de la Iglesia se resume en su catecismo. En lo que un Papa se aparte del catecismo, debe ser reprobado. En lo demás no.

(6) No colaborar con iniciativas a mayor gloria del pontífice calamitoso.

Si un Papa calamitoso pidiera ayuda para atender buenas obras, debe ser escuchado. Pero no se deben secundar otras iniciativas como puedan ser, por ejemplo, encuentros multitudinarios que sirvan para mostrarlo como un pontífice popular. En el caso de un Papa calamitoso, las aclamaciones sobran. Pues, apoyado en ellas, podría sentirse respaldado para desviar aún más la nave de la Iglesia. No vale decir que no se aplaude al pontífice tal, sino a Pedro. Pues el resultado es que ese aplauso será empleado para sus fines, no por Pedro, sino por el pontífice calamitoso.

(7) No seguir las instrucciones del Papa en lo que se desvíe del legado de la Iglesia.

Si un Papa enseñara doctrinas o tratara de imponer prácticas que no se corresponden con la enseñanza perenne de la Iglesia, sintetizada en el catecismo, no debe ser secundado ni obedecido en su intento. Esto quiere decir, por ejemplo, que los sacerdotes y obispos tienen la obligación de insistir en la doctrina y práctica tradicional, enraizada en el depósito de la fe, aun a costa de exponerse a ser sancionados. Asimismo los laicos deben insistir en enseñar la doctrina y las prácticas tradicionales en su ámbito de influencia. En ningún caso, ni por obediencia ciega ni por temor a represalias, resulta aceptable contribuir a la extensión de la heterodoxia o la heteropraxis.

(8) No sostener económicamente diócesis colaboracionistas.

Si un Papa enseñara doctrinas o tratara de imponer prácticas que no se corresponden con la enseñanza perenne de la Iglesia, sintetizada en el catecismo, los pastores de las diócesis deberían servir de muro de contención. Pero la historia muestra que los obispos no siempre reaccionan con la suficiente energía frente a estos peligros. Más aún, a veces secundan, por los motivos que sea, los intentos del pontífice calamitoso. El cristiano laico que resida en una diócesis regida por un pastor así debe retirar el apoyo económico a su iglesia local, mientras persista la situación irregular. Por supuesto, lo anterior no se aplica a las ayudas que vayan destinadas directamente a fines caritativos, pero sí a todas las demás. Y esto vale también para cualquier otro tipo de colaboración con la diócesis de que se trate, por ejemplo en alguna forma de voluntariado o cargo institucional.

(9) No apoyar ningún cisma.

Ante un Papa calamitoso, puede surgir la tentación de una ruptura radical. Esta tentación debe ser resistida. Un católico tiene el deber de tratar de minimizar, dentro de la Iglesia, los efectos negativos de un mal pontificado, pero sin romper la Iglesia ni romper con la Iglesia. Esto quiere decir que si, por ejemplo, su resistencia a adoptar determinadas tesis o determinadas prácticas acarreara sobre él sanciones, no debe por ello alentar un nuevo cisma, o apoyar alguno de los ya existentes. Es preciso mantenerse con paciencia como católico, en toda circunstancia.

(10) Rezar.

La permanencia y salvación de la Iglesia no depende en última instancia de nosotros, sino de Aquel que la quiso, y la fundó para nuestro bien. En momentos de desesperación, es preciso rezar, rezar y rezar, para que el Maestro despierte, y calme la tempestad. Este consejo ha sido puesto en último lugar, no por ser el menor, sino el más importante de todos. Pues, al final, todo se reduce a que creamos realmente que la Iglesia está sostenida por un Dios que la ama, y que no dejará que sea destruida. Recemos pues, por la conversión de los pontífices nefastos, y para que a los pontificados calamitosos sigan otros de restauración y paz. Muchas ramas secas habrán perdido durante la tormenta, pero las que hayan permanecido unidas a Cristo, florecerán de nuevo. Ojalá que esto pueda decirse también de nosotros.

Francisco José Soler Gil

viernes, 5 de febrero de 2016

El Vídeo del Papa - 2 (Febrero 2016) - El respeto a la Creación [comentado por José Martí]


Duración 1:25 min 


Escribo en letra roja el contenido del vídeo 2 del papa Francisco, sobre el respeto a la Creación:

- Creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la Tierra es una herencia común, cuyos frutos deben de beneficiar a todos.
- Sin embargo, ¿qué pasa en el mundo donde vivimos?

- La relación entre la pobreza y la fragilidad del planeta requiere otro modo de ejercer la economía y el progreso, concibiendo un nuevo estilo de vida. 

- Porque necesitamos una conversión que nos una a todos, liberarnos de la esclavitud del consumismo. 

- Y este mes te hago una petición especial: que cuidemos de la creación recibida como un don que hay que cultivar y proteger para las generaciones futuras. Cuidar la casa común.

---------------------

La casa común de los católicos es la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica. El Papa, en cambio, se dirige en este vídeo a los creyentes y a los no creyentes, como si fuese el papa de todos, y todos tuvieran que regir su conciencia por las opiniones papales. 

Todos debemos de cuidar la casa común, que es la Tierra, tanto creyentes como no creyentes. Lo cual, por una parte, está bien (no hay nada que objetar) y es de sentido común ... aunque no acierto a entender por qué nombra también a los no creyentes; no creo que éstos se sientan representados por él, aun cuando fuera cierto lo que dice.

Porque la cuestión de fondo, en la que -en mi opinión- no caemos, es que no es misión del Papa el cuidado del medio ambiente; al menos no es un tema -desde un punto de vista religioso- que puede tener la importancia que sí tienen otros temas más acuciantes y que, éstos sí, son específicos de la iglesia. Pensemos, por ejemplo, en la Evangelización de todas las gentes. La misión fundamental  y básica del sucesor de san Pedro es la que le fue dada ya al primer Papa por el mismo Jesucristo, el fundador de la Iglesia católica, cuando, ya resucitado, dijo a sus apóstoles: "Id y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo cuanto Yo os he mandado" (Mt 28, 19-20). Pero no es ésto lo que vemos. Y en el año santo de la misericordia, ¿cabe misericordia mayor que la de llevar a la gente a Jesucristo, a quien no conocen?

No digo que no haya que proteger el medio ambiente. Por supuesto que sí. Eso es evidente. La contaminación es un problema que debe de ser atajado ... pero su resolución no depende del santo Padre. Si a un profesor de Matemáticas le dijeran que debe de operar a un enfermo de cáncer, en el mejor de los casos, tal vez si tuviese algún familiar o amigo que fuese oncólogo, podría dar una opinión ... a nivel particular. Pero no dejaría de ser una mera opinión, aun cuando tuviese razón en lo que dijese. Es la opinión de un experto cirujano, en ese tema, la que, de verdad, nos interesa. Pues algo parecido. Ya hay mucha gente especializada en la cuestión del cuidado del medio ambiente, de mod que lo que diga el Papa, en este asunto, no posee mayor trascendencia ...

... En principio, no la tiene. Pero sí la tiene no tanto por lo que dice cuanto por lo que omite. Por ejemplo, podría haber dicho que se trata de un problema de índole moral. Y, además, dentro de ese medio ambiente, hay que proteger al ser humano que es el rey de la creación. No hay derecho, por ejemplo,  a que se estén produciendo tantos crímenes contra los cristianos en casi todo el mundo. Ése es el medio ambiente más importante que hay que cuidar. Y, de igual modo, deben de ser protegidos todos los seres humanos desde el instante de su concepción hasta el final natural de su existencia. Sí, esto sí sería lo propio: un ataque directo contra la cultura de la muerte, concretada, por ejemplo, en esos tres frentes: el asesinato de seres inocentes por el mero hecho de ser católicos; el asesinato y eliminación de esos otros seres humanos, más inocentes todavía e indefensos, que se encuentran en el vientre de su madre; y, finalmente, la eliminación de los ancianos, porque ya no son útiles al Sistema,

... Y darle a esta protección una importancia infinitamente mayor que la que pudiera suponer la extinción de algunas especies animales; volviendo a recordar, a quienes lo hubieran olvidado, que los seres humanos son los dueños de la creación ... y no se puede anteponer nunca una planta (o un animal) a un ser humano. La Tierra sería, en todo caso, nuestra hermana, como criatura de Dios, pues también nosotros lo somos; pero nunca sería nuestra madre, como se ha dicho tantas veces (a veces también, y por desgracia, en medios oficiales de la Iglesia) cuando se ha hablado de la Tierra como la madre Tierra o la pacha mamma. Eso es un auténtico disparate.

La crisis de nuestro mundo es de índole moral y sólo una conversión de esta índole es la que podría llevar a resolver los problemas ecológicos. Y estos temas de moral sí que son específicos y propios de lo que un representante de Cristo en la Tierra debe de resaltar, pues la Iglesia no deja de ser un referente moral incluso para aquellos que no la siguen

La encíclica Laudato SI, que hace referencia a este tema del medio ambiente, es, lamentablemente, una especie de batiburrillo en la que, junto a afirmaciones laudables, aparecen otras que las contradicen. Por ejemplo, cuando cita a Teilhard de Chardin o la “Carta de la Tierra”, documentos que no se armonizan con la doctrina de la Iglesia en muchos puntos, ocultando aspectos importantes y definidos en la Iglesia para amalgamarse con el mundo. Una vez más, de modo solapado -o incluso ya claramente- aparece el peligro del sincretismo religioso. Por cierto, la cruz pectoral del Papa sigue sin verse (sigue tapada) también en este segundo vídeo del Papa (igual que lo estaba en el primero): ¿Un intento de agradar a todos? No lo sé. Sí sé lo que decía san Pablo: "Si aún tratara de agradar a los hombres no sería siervo de Cristo" (Gal 1, 10). Esto no es ningún juicio. Son hechos. 

Sobre la encíclica Laudato SI se puede consultar lo que dice el Denzinger-Bergoglio, que presenta documentación importante y relevante.

José Martí

jueves, 4 de febrero de 2016

Pedro Sánchez quiere liquidar la educación católica en España (Eulogio López)



  • Constituye la medida estrella de su programa para convencer a Ciudadanos, nacionalistas y, si fuera el caso, a Podemos.
  • Y todo este aparato ‘progresista’ de comunidades autónomas y ayuntamientos colaborará en la liquidación de la enseñanza religiosa.
  • Por ejemplo, reduciendo los conciertos.
  • Y prohibiendo la financiación a la educación diferenciada.
  • De esta forma, la enseñanza religiosa se convertirá en coto exclusivo para élites.
  • En el PSOE están convencidos de que si algo une a socialistas, comunistas e independentistas es el anticlericalismo.
  • Y como ya queda poco que hacer en materia anticlerical (aborto, ideología de género, homosexualismo) hay que golpear en la educación.
  • Bueno, y legalizar la eutanasia… como nota de color.
Para el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, los principios no existen pero sí los cálculos: hay que calcular cómo llegar a La MoncloaY con una mente abierta de par en par, seguro que alcanza el objetivo.
Pero los barones le han prohibido pactar con Podemos y le han señalado el camino de Ciudadanos, a quien hace un par de meses calificaban como derecha casi ultra. Al tiempo habrá que contar con nacionalistas, antisistema, antidesahucios y varios anti más. O, al menos, con su abstención … más la derecha de Ciudadanos.
Resulta difícil encontrar un fondo común para un paisanaje tan diverso y confuso. Pues bien, Sánchez lo ha encontrado al cargarse la educación religiosa, es decir, la mayor parte de la educación privada, en su mayoría concertada y que tiene origen religioso e ideario católico. En definitiva, lo que une a la derecha de Ciudadanos y a la izquierda podemita es su cristofobia.
Ahora bien, el anticlericalismo, mejor la cristofobia, que odia a la fe cristiana mucho más que a los curas, ya está muy manoseado: España es el paraíso del aborto y en ella impera la más injusta de las ideologías de género; el homosexualismo más prepotente y la libertad religiosa se aplica contra la Iglesia, no al revés. Quedaba la nota de color de la eutanasia, pero asusta hasta a muchos progres.
Quedan los valores no negociables para un católico (vida, familia, liberta de enseñanza y bien común) y por ahí va Sánchez, por la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos lo cual, además, está ligado a la familia natural que el PSOE también quiere destruir. Y ahí coinciden todos los socios y posibles socios de Sánchez: en golpear a la Iglesia.
¿Cómo se haría el ataque contra la educación cristiana? Sencillo: asfixiando a la educación religiosa, quitando los conciertos educativos. Además, con todo el aparato de presión que los “progresistas” (es decir, los anticristianos) poseen en comunidades autónomas y ayuntamientos, sobre todo en las primeras, anular los colegios privados o convertirlos en reducto para una élite, a costa de quitarles la financiación, resulta  perfectamente posible. En otras palabras, los padres que quieran formación cristiana para sus hijos se van a dejar la herencia.
A por eso va el reformador Sánchez. Todos unidos contra la Iglesia. Es el último grito progre.


Eulogio López
eulogio@hispanidad.com

martes, 2 de febrero de 2016

Pánicos morales y tontunas mentales (Eulogio López)



Lo ha dicho la ilustre Sarah Norcross, directora del Progress Educational Trust. Resulta que un laboratorio británico ha recibido luz verde del Gobierno Cameron para manipular embriones humanos, o sea, seres humanos. Para entendernos, destrozar embriones para mejorar embriones. No nos han explicado la técnica, pero bajo la excusa de mejorar a los susodichos seres humanos pequeñitos, se cargaron a muchos -es lo que suele ocurrir con las cobayas de laboratorio- de la misma manera que se los cargan en la ‘fecundación in vitro’ (FIV).

Pasará lo de siempre: cobrarán subvenciones, matarán embriones y no curarán ni un resfriado.

Pero lo más significativo, oh sí, es que los científicos -o así se autocalifican ellos-, por ejemplo, la amiga Sarah, aseguren que han superado el “pánico moral”. Mire usted, el pánico es muy poco moral.

Por ahora, la moral, es decir, la Iglesia, en materia de manipulación de embriones, ha ido por delante de los científicos: lo que ha funcionado ha sido la técnica de utilizar células embrionaria adultas, que no matan a nadie y encima han conseguido éxitos terapéuticos

Por tanto, no existe pánico moral alguno, lo que sí existen son tontunas morales. Alguno debe sentirse identificado con el proyecto centauro.

Y algo me temo más grave: “La humanidad ha creado un nuevo tipo de cretino engreído: se llaman científicos”.

Porque, ¿saben?: no debe hacerse todo lo que puede hacerse. Por ejemplo, asesinar.

Eulogio López
eulogio@hispanidad.com

sábado, 30 de enero de 2016

Lutero, el colega (por Fray Gerundio)

Nuevo artículo de Fray Gerundio, irónico y mordaz, como siempre, pero veraz.


El anuncio de la visita papal a Suecia para conmemorar el 500 aniversario de la Reforma [puede verse también pinchando aquí], ha desatado las protestas de los pepinillos en vinagre, fariseos y tradicionalistas. Como se pasan el tiempo tristes y quejosos por todo y no se abren al Espíritu, basta con publicar una noticia cualquiera y estos fariseos de nuevo cuño se lanzan a conspirar -según unos-, o desear la muerte del Pontífice, según otros. Yo no deseo la muerte de nadie; pero me doy por aludido, aunque sea aquí en mi humilde celda del monasterio y con la nieve ya comenzando a caer.

Si hubiera en la Santa Sede un Defensor del Pueblo o un Observatorio de los Derechos Humanos (de esos que tanto gusta a los progres y al propio Papa), yo enviaría con gusto alguna que otra denuncia de agresión verbal, doctrinal o visual. Porque hay que ver la cara que se le pone al Pontífice cuando habla de nosotros. Si no fuera porque me da cierto temor, diría que se le pone la cara de pepinillo en vinagre postconciliar, que tiene mucha menos solera que el vinagre de veinte siglos que llevamos nosotros. El vinagre postconciliar es muy tóxico, porque aunque en la etiqueta de la botella dice que es ideal para un buen diálogo, te machaca las entrañas en cuanto lo pruebas un poco.

El caso es que todo el mundo está revuelto en mi convento, porque esto de la visita del papa a Suecia les parece un maravilloso gesto: espectacular y monumental. Algunos frailes de mochila en ristre, ya están preguntando si pueden asistir al evento. Otros han comentado que van a hacer un musical para la visita, unas guías del peregrino, actividades extra conmemorativas, así como visitas a otras iglesias luteranas de Noruega y Finlandia.

Y como siempre, -¡maldita sea!-, me han preguntado mi opinión. Yo he dicho con cierto temor que sí me parece un gesto espectacular y monumental … pero más bien un gesto de descaro pontificio, de pisoteo del catolicismo y desprecio hacia los católicos de todos los tiempos, empezando por los mártires. Me parece una desvergüenza irrespetuosa de tal calado, que espero que tal visita no se realice jamás. Mi querido hermano de hábito Fray Malaquías (que profesó seis años antes que yo) y está el pobre para entrar en la eternidad cualquier día de éstos, me ha dicho que no me preocupe, porque no se realizará.

Yo no lo sé, ni quiero hacerme el profeta. Solamente sé que el mero planteamiento de la visita es ya de por sí descarado y ofensivo. Este colegueo con Lutero es digno de un Juzgado de Guardia (si es que en Roma lo hubiera) y, por supuesto, indignará al propio Lutero que desde su morada eterna bramará contra esta conmemoración de sus discípulos suecos, junto al Representante de la Babilonia del tercer milenio.

Muchos ingenuos andan publicando las frases que Lutero vomitaba contra la Iglesia Católica, intentando hacer ver cómo se las gastaba este pobre frailecito agustino. Como si en Santa Marta no las conocieran y como si eso animara a Francisco a cancelar el billete a Suecia. De eso nada. No hay que olvidar que estamos en el año de la misericordia. Y hay que perdonar. No importa que Lutero dividiera a la Cristiandad, blasfemara contra Jesucristo y la Virgen María, destruyera la Misa y los Sacramentos y un etcétera larguísimo. No importa. Lo que importa es que Lutero es ya nuestro colega, nuestro compinche y nuestro héroe. Con qué amor a la verdad y con qué sinceridad destruyó la Cristiandad. Con qué valor bendijo la matanza de campesinos. Con qué delicadeza habló al Papa y con qué sutileza vivió el evangelio.

En este ambiente se encuentra confortable el Obispo de Roma. No cabe duda que esto es mucho más asequible que el tradicionalismo enquistado, enrocado, sacramentalizado, doctrinizado y farisaico. Viva Lutero. Celebraremos juntos este admirable y santo evento de la Cristiandad. Celebremos con champán el hundimiento del Titanic, el terremoto de Haití y la caída de las Torres Gemelas. Viva Lutero y viva la madre que lo alumbró. Rezaremos juntos al Cristo de Lutero y, para no enfadarlo, quitaremos de Cristo todo lo que a él no le gustara. Como si fuera un ayatolá iraní de visita en Roma.

Esta noticia no tiene nada de particular, después de tantos años en los que el protestantismo y Lutero mismo se han infiltrado en la Iglesia por la puerta grande. Yo creo que cualquier encuesta sobre la doctrina cristiana hecha a seminaristas, catequistas, sacerdotes y obispos dejaría bien a las claras que la mayoría de ellos son protestantes de hecho. El colega Lutero ya no es visto como en otros tiempos (¡puaj!) con recelo y cuidado. No. Ahora es nuestro compinche, nuestro amigote y nuestro compadre.

Cuando el Señor habló de los Pastores Mercenarios (o sea, los malos pastores), dijo que ellos abandonaban el rebaño cuando venía el lobo y dejaban a las ovejas más solas que la una ante tamaño peligro. Bueno, estos son los pastores a los que les importa poco el rebaño y no tienen amor por las ovejas.

Creo que hay otro tipo de Pastor (aunque no quiero enmedarle la plana al Señor): es el pastor que no ama a las ovejas y no cuida del rebaño, pero que cuando llega el lobo se pone a jugar con él a las cartas, se toma unos chatos de vino con él y coleguea a base de bien. Y le va pidiendo perdón porque hay algunas ovejas protestonas que claman por el Buen Pastor. Seguramente le dirá: Cómete primero a ésas, que son preconciliares. El pastor mercenario no es que deje la puerta abierta y salga huyendo. Es que abre la puerta al lobo y le indica dónde está el aperitivo, mientras se juega unas canicas con él.

Dice el conocido Salmo que Dios es lento a la cólera y rico en misericordia. Es la moda vaticana enfrascarse en la segunda parte del versículo. Para eso estamos en el año de la misericordia. Pero la lentitud no equivale a la ausencia de movimiento. Lento a la cólera puede significar que tarda en reaccionar, porque sigue dando oportunidades de arrepentimiento. Pero no significa en modo alguno que no llegue el momento de la cólera. Al menos en castellano vulgar. No sé los exegetas purpurados cómo lo interpretarán. Pero es posible que después del año de la misericordia tengamos que organizar el año de la cólera. Más que nada, para equilibrar fuerzas y sentimientos.

Ahora que lo pienso, es posible que Fray Malaquías tenga razón. Dios dirá.


Fray Gerundio

viernes, 29 de enero de 2016

Refutamiento de los errores acerca de la Inquisición española (Rafael María Molina, historiador)


Artículo sacado de Adelante la Fe

En los anales de la historia comprobamos que muchos de las acciones que se atribuyen a una persona o institución no corresponden con la realidad. Se presenta más bien lo errático que tuvo más que lo virtuoso. Por ello, nos vemos en la necesidad de tratar el tribunal de la Santa Inquisición Española como un tribunal que impartió la justicia de la época, mejorándola con su benevolencia. Tanto es así que muchos de los criminales del momento querian pasarse por herejes para ser juzgados por el Santo Oficio de la Inquisición.

La Inquisición Española favoreció el que en España no se produjeran guerras civiles o que no se infectara las almas con herejías peligrosas. Destacar, asímismo, que durante la presencia del Tribunal de la Santa Inquisición en España, no se encuentra ninguna revuelta popular contra la misma, señal clara de que el pueblo, bien católico, quería dicho tribunal para la buena marcha de la patria.

El historiador D. Rafael María Molina, con breves comentarios, nos sitúa en la realidad de los hechos tal y como sucedieron o acontecieron, sirviendo simplemente como un avance de un estudio aún mayor que resolvería de lleno la leyenda negra que contra el Tribunal de la Santa Inquisición Española se ha vertido.

Duración 14 minutos

El secreto para ser feliz: vuelve a nacer (Eulogio López)


Háganme el favor de leer este párrafo de Gilbert Chesterton (en la imagen): 

“Los seres humanos son felices mientras conservan el poder receptivo y el poder de reaccionar con sorpresa y gratitud a algo exterior.

Mientras tengan esto tendrán, como lo han declarado siempre los más grandes genios, ese algo que está presente en la niñez y que puede preservar y vigorizar la virilidad.

En cuanto el yo interior se siente conscientemente como algo superior a cualquiera de los dones que puede recibir, o a cualquiera de las aventuras de las que puede disfrutar, aparece una especie de melindrería que se devora a sí misma y un desencanto por anticipado, que cumple con todos los emblemas tartáreos de sed y desesperación”
.

En otras palabras, si has perdido la capacidad de asombro, si no miras el mundo como un niño, para el que todo es nuevo, no sueñes con realizarte ni con ser feliz.

Es de Chesterton, también, esta otra idea complementaria: la primera forma de pensamiento es el agradecimiento. El agradecimiento por estar vivo, por haber sido creado, por poder disfrutar de un mundo.

Si no, la melindrería y el desencanto: el tedio feroz que constituye la marca del infierno.

Así que ya lo sabes: vuelve a nacer.

Eulogio López
eulogio@hispanidad.com

Iglesias: Tú, soberbia, ¿de qué? (Eulogio López)


Duración 1:35 minutos

Realidad del pecado. La cruz de Cristo, única salvación posible



El artículo correspondiente se encuentra en mi otro blog, al cual se puede enlazar desde aquí directamente, haciendo clic en los puntos correspondientes, según el número de post, ya que son varios:  (1) (2) (3) (4) (5) (6)

jueves, 28 de enero de 2016

Liberación de Auschwitz. Margallo se olvidó de los católicos (Eulogio López)


En el Congreso de los Diputados se ha celebrado un homenaje a la liberación de Auschwitz. Un 27 de enero de 1945, por las tropas soviéticas. ¡Bien! Auschwitz es una vergüenza y los judíos se llevaron la peor parte. Merecen que se les homenajee.

Y entonces es cuando el titular de Exteriores, García Margallo sube a la tribuna y se arruga, es decir, se vuelve políticamente correcto. Sí, porque quien es la mejor cabeza -no me cansaré de repetirlo- del Gobierno Rajoy ha recordado a las víctimas judías, a los víctimas gitanas, a los disminuidos, a los homosexuales y a los testigos de Jehová. Pero, miren por dónde, a los católicos ni mencionarles.

Y debería, porque resulta que el primer enemigo que tuvo Hitler fue la Iglesia católica, quecondenó el nazismo antes que lo hiciera el Congreso Judío. Y no sólo eso: Auschwitz comenzó con los alemanes llenándolo de polacos, católicos en su inmensa mayoría.

Y si quieren establecer una relación aún más próxima entre la persecución nazi y los católicos no tienen más que recurrir al campo de exterminio de concentración de Dachau, el mayor monasterio del mundo, donde Hitler se vengó a gusto de la Iglesia católica en sus sacerdotes.

Homenajeemos a los judíos a los gitanos, a los homosexuales, a los disminuidos, a los testigos de Jehová… pero no nos olvidemos de los católicos.


Eulogio López
eulogio@hispanidad.com

domingo, 24 de enero de 2016

¿Es posible que tengamos un Papa hereje? Anexo Final(Juan Andrés de Jorge)




Imposible terminar esta serie de entradas sin hacer referencia a la anterior entrada del padre Alfonso Gálvez que, de alguna manera, está relacionada también con esta idea del Papa hereje. Leyendo sus escritos y escuchándolo se ve claramente que es un hombre de Dios, de esos de los que tan necesitada está hoy nuestra Iglesia.

Lo que sigue son palabras del padre Alfonso, sacadas de alguno de sus libros, y está tomado del artículo del padre Juan Andrés de Jorge, al que hacíamos referencia al comienzo de este estudio y cuyo título era "Sobre la posibilidad de un Papa hereje y la pérdida de su jurisdicción". Dice lo siguiente:

A los que hemos conocido y vivido la doctrina de siempre, no nos queda sino vivir de añoranzas. . . y de confianza en Dios, de quien estamos seguros que cuidará de su Iglesia. De todos modos, puesto que nos profesamos católicos, seguimos dispuestos a prestar nuestra obediencia y fidelidad a la Jerarquía, tal como siempre lo hemos hecho y tal como lo seguiremos haciendo con la ayuda de Dios.

Doctrinalmente, sin embargo, quizá no valga la pena inquietarse demasiado. Puesto que, según hemos visto, el nuevo Magisterio jamás ha querido imponer su autoridad, confiándolo todo al diálogo y a la discusión, sin pretender tocar para nada, conforme a sus repetidas afirmaciones, los dogmas y las doctrinas establecidas ..., cuando el católico, por lo tanto, desee atenerse a una enseñanza segura, necesariamente habrá de acudir a las establecidas como tales por un Magisterio que sí que comprometió su autoridad (aunque no siempre lo hiciera bajo la forma oficial de definiciones infalibles); que es justamente lo que había venido sucediendo hasta el Concilio Vaticano II.

En cuanto a las nuevas doctrinas, creo que son compatibles, por nuestra parte, con una actitud de respeto a la Jerarquía, cuya legitimidad en modo alguno vamos a negar. Es muy posible que a los católicos a quienes nos ha correspondido vivir en esta etapa de la Historia de la Iglesia y del Mundo, Dios haya querido probar más intensamente en la Fe y la fidelidad. O quizá ha sido su voluntad la de que compartamos más íntimamente la Pasión de Cristo, para que también nosotros, como San Pablo, completemos en nuestras vidas lo que falta a los sufrimientos de Cristo en beneficio de su Cuerpo, que es la Iglesia (Col 1:24). En definitiva, las Puertas del Infierno no prevalecerán contra Ella, y si es verdad, como ciertamente lo es, que el cristiano vive de la Fe (Ro 1:17), también es cierto que alimenta su vida de una esperanza que nunca será confundida (Ro 5:5).

En consecuencia, se avanzan dos grandes desafíos:

1. Ante el hecho de las novedades que se han dado en la doctrina de la Iglesia tanto en el Vaticano II como por parte de los Papas conciliares, y en virtud de que nunca han pretendido ni aquél ni éstos hablar dogmáticamente, se debe seguir [siempre] la Doctrina segura Tradicional declarada como Dogmática.

2. La obediencia verdadera y sacrificial a la auténtica Jerarquía de la Iglesia, con independencia de su grado de corrupción. El límite a la obediencia a la auténtica Jerarquía estaría en el mandato claramente inmoral o contra la fe.


Padre Alfonso Gálvez