Duración 4:06 minutos
Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
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domingo, 11 de junio de 2017
sábado, 10 de junio de 2017
Agradecimiento a Dios "por el don del Corán" (Bruno Moreno)

A veces, los cristianos se preguntan por qué el mundo no cree, por qué cada vez hay menos cristianos en Occidente, por qué no hay vocaciones y por qué la mayoría de los católicos no cree en la fe católica. Hay preguntas muy difíciles de responder, pero esta no es una de ellas. Basta mirar un poco alrededor para encontrar inmediatamente la respuesta.
Miremos, por ejemplo, en Facebook y encontraremos lo que les dice a los musulmanes un arzobispo a quien la Iglesia le ha encomendado una diócesis que es musulmana en un 99%, el ya conocido Mons. Agrelo. ¿Son tan duros los corazones de los musulmanes marroquíes que no quieren aceptar el Evangelio que se les predica? ¿Se enfurecen cuando oyen hablar de Cristo y meten en la cárcel a los predicadores? ¿Es tan profundo y oscuro el error en el que están metidos que rechazan la luz de la fe católica? No lo sé, porque de hecho lo que sucede es que no se les predica el Evangelio, así que difícilmente pueden aceptarlo.
Con ocasión del Ramadán (el mes de ayuno y fiestas de los musulmanes), Mons. Agrelo les dice a los musulmanes de su diócesis:
“Los cristianos nos unimos a nuestros hermanos musulmanes en su oración de agradecimiento a Dios por el don del Corán, y en su alegría festiva por el mensaje divino que les sirve de guía en el camino de la vida”
Sí, han leído bien. Bajo la guía de su arzobispo, los cristianos de Tanger presentan a Dios una “oración de agradecimiento” por el “don del Corán” y por el “mensaje divino” que contiene. Es algo tan absurdo y vergonzoso que no encuentro palabras para calificarlo.
Como sabe cualquier niño de Primera Comunión, el don de Dios es la Sagrada Escritura, no el Corán, que no es una revelación divina, sino un libro escrito por Mahoma con el propósito explícito de negar la verdad de la fe católica tal como la enseña la Iglesia. No es un “mensaje divino", sino una herejía e invención humanas. Que un arzobispo lo denomine “mensaje divino” y se lo agradezca a Dios es barbaridad inconmensurable, si no una blasfemia.
No contento con eso, el arzobispo describe el Ramadán como el “sagrado mes” y les desea a los musulmanes un “santo Ramadán”, además de asegurarles que, en el “duro camino” de seguir las normas musulmanas, “los ha de acompañar y sostener con asiduidad la oración de la comunidad cristiana”. Hasta ahora pensábamos que la oración de la comunidad cristiana debía dedicarse a pedir la conversión a la fe verdadera de los musulmanes, pero resulta que estábamos todos muy equivocados: lo que había que hacer era pedir a Dios que los sostuviera en sus falsas creencias.
Lo triste es que no se trata de un caso aislado ni una extravagancia de Mons. Agrelo, sino que todo hace pensar que esto se repite en otras diócesis del norte de África, donde en lugar de anunciarse el Evangelio lo habitual es limitarse a las obras sociales y a decirles a los musulmanes que sean buenos musulmanes, como si no fuera cierto que solo hay un nombre bajo el cielo que pueda salvarnos.
Tampoco se limita esto al norte de África.
- En Madrid, mientras los cristianos abandonan la fe por millares cada año, los jesuitas colaboran con una fundación relativista para dedicarse a ofrecer un curso para enseñar a comprender el Islam,
- Claro que no son ni mucho menos pioneros en ello, porque hace diez años la editorial SM de los religiosos marianistas publicó el primer libro de texto de religión islámica en España.
- El anterior prepósito general de los jesuitas decía que, para “evangelizar” en Japón, había que aliarse con budistas y sintoístas.
- En la diócesis inglesa de Hallam se anima a los fieles a inclinarse ante los ídolos paganos.
- Hace poco, un sacerdote español, miembro del Pontificio Consejo para la Cultura señalaba que no había ningún problema en ser católico y además budista.
Noticias como éstas las hay prácticamente todas las semanas.
¿Qué pensarían de esto los siete mártires franciscanos que murieron a manos de los musulmanes en Ceuta en el siglo XIII? Estos benditos franciscanos comenzaron por catequizar a los comerciantes cristianos que había en la ciudad y después se dedicaron a predicar por las calles, anunciando a Jesucristo y refutando las enseñanzas de Mahoma. Cuando los encarcelaron, podrían haberse salvado repitiendo más o menos las palabras de Mons. Agrelo sobre la santidad del Ramadán o el “don del Corán", pero ellos prefirieron morir antes que hacerlo.
¿Qué pensaría el beato franciscano mallorquín Raimundo Lulio, que fue apresado, insultado y golpeado por los musulmanes de Túnez a los que predicaba y quizá, no consta con seguridad, murió martirizado por ellos? ¿Qué pensarían los beatos franciscanos Juan de Cetina y Pedro de Dueñas, que murieron mártires en la Granada musulmana por predicar el Evangelio de Cristo? ¿Qué diría Santa Clara, que lloró en su convento al escuchar el relato de la muerte de los primeros mártires franciscanos, deseando ir también ella a tierra de sarracenos para anunciarles a Cristo? ¿Qué pensaría San Francisco, que consiguió llegar hasta el Sultán de Egipto en plena Cruzada y le soltó en plena cara “Somos embajadores de nuestro Señor Jesucristo y traemos un mensaje de su parte, para ti y tu pueblo: que creáis en el Evangelio"?
Quizá la Iglesia debería descanonizarlos a todos, porque parece ser que no eran más que unos necios intolerantes que no habían descubierto el verdadero Evangelio de la tolerancia, la multirreligiosidad y el ser buenas personas que se predica hoy en día.
Más aún, ¿qué pensarán de ello los propios musulmanes? Supongo que pensarán lo que pensaría cualquier persona razonable: que el cristianismo es falso, pues hasta los arzobispos cristianos elogian el Islam y lo consideran “santo", un “don de Dios” y un “mensaje divino", además de rezar para que los musulmanes se reafirmen en su doctrina musulmana.
¿Y qué pensarán los católicos sencillos?
¿Qué pensarían de esto los siete mártires franciscanos que murieron a manos de los musulmanes en Ceuta en el siglo XIII? Estos benditos franciscanos comenzaron por catequizar a los comerciantes cristianos que había en la ciudad y después se dedicaron a predicar por las calles, anunciando a Jesucristo y refutando las enseñanzas de Mahoma. Cuando los encarcelaron, podrían haberse salvado repitiendo más o menos las palabras de Mons. Agrelo sobre la santidad del Ramadán o el “don del Corán", pero ellos prefirieron morir antes que hacerlo.
¿Qué pensaría el beato franciscano mallorquín Raimundo Lulio, que fue apresado, insultado y golpeado por los musulmanes de Túnez a los que predicaba y quizá, no consta con seguridad, murió martirizado por ellos? ¿Qué pensarían los beatos franciscanos Juan de Cetina y Pedro de Dueñas, que murieron mártires en la Granada musulmana por predicar el Evangelio de Cristo? ¿Qué diría Santa Clara, que lloró en su convento al escuchar el relato de la muerte de los primeros mártires franciscanos, deseando ir también ella a tierra de sarracenos para anunciarles a Cristo? ¿Qué pensaría San Francisco, que consiguió llegar hasta el Sultán de Egipto en plena Cruzada y le soltó en plena cara “Somos embajadores de nuestro Señor Jesucristo y traemos un mensaje de su parte, para ti y tu pueblo: que creáis en el Evangelio"?
Quizá la Iglesia debería descanonizarlos a todos, porque parece ser que no eran más que unos necios intolerantes que no habían descubierto el verdadero Evangelio de la tolerancia, la multirreligiosidad y el ser buenas personas que se predica hoy en día.
Más aún, ¿qué pensarán de ello los propios musulmanes? Supongo que pensarán lo que pensaría cualquier persona razonable: que el cristianismo es falso, pues hasta los arzobispos cristianos elogian el Islam y lo consideran “santo", un “don de Dios” y un “mensaje divino", además de rezar para que los musulmanes se reafirmen en su doctrina musulmana.
¿Y qué pensarán los católicos sencillos?
- Unos, más firmes en la fe, se escandalizarán.
- Otros, más débiles, pensarán que si lo hace un arzobispo será que es lo que hay que hacer y cambiarán la fe por los ideales multirreligiosos. Como una lectora que comenta su escrito en Facebook y dice: “Gracias. Pediré por los musulmanes para que sean fieles a su fe, y tenga un feliz y santo Ramadán“.
¿Por qué cada vez hay menos cristianos? Porque no se predica el Evangelio. Se predican herejías, mundanidades, ideologías de moda políticamente correctas, vaguedades, sincretismos y, frecuentemente, simples tonterías. Así nos va.
Dios nos ayude y nos conceda a todos la conversión.
Bruno Moreno
viernes, 9 de junio de 2017
En vez de a los Heraldos, que intervengan a los jesuitas (Padre Jorge González Guadalix)
Evidentemente no sé nada de las entrañas profundas de este Instituto de derecho pontificio. Nada de nada. Los conozco algo porque he tenido la suerte de que quisieran acudir a la parroquia para realizar una misión mariana, hemos convivido, rezado y trabajado juntos, y me parecen gente excepcional.
Doctrina segura. Liturgia impecable. Capacidad de servicio infinita. Ni un mal gesto, ni una palabra fuera de lugar. Todo lo contrario: disponibilidad, generosidad, altruismo. Todo lo que diga de ellos es poco. Más aún, que rápido tocamos el dinero, no solo no pidieron ni un solo euro a la parroquia, sino que al final de la misión pretendieron entregarnos las limosnas que habían recibido de la gente. Terminó la misión, acompañaron durante semanas a un grupo de fieles que quisieron consagrarse a la Virgen y hoy siguen mostrándose generosos y amigos con la parroquia en general y con un servidor en particular.
Pues rumores de intervención. Por cierto, ¿alguien sabe alguna cosa de los Franciscanos de la Inmaculada? Gente me dice que es que los Heraldos llevan unos hábitos que no son de hoy. Miren que me da la risa. Más desfasadas son las blusas de sor Mari Puri o las misas con vaquero y pan de molde y no pasa nada.
Puestos a intervenir, sugiero que se den una vuelta por la curia general de los jesuitas, a ver si alguien se va a pensar que si son intocables es porque tengan alguien de altísimo e inmaculado nivel que los proteja.
Digo lo de la intervención porque tener en la Iglesia una orden en la que el superior general directamente afirma que el demonio no existe o pone en dudas las palabras del mismo Cristo porque en aquellos tiempos no existían las grabadoras, es todo un peligro. Una orden con dieciséis mil miembros, que tiene en sus manos colegios, universidades, parroquias, centros de formación, puede hacer mucho bien o un desastre. Si el cura anda a peces -el superior general- cómo andarán los feligreses.
No pasa nada. Es libertad de expresión, apertura doctrinal, presencia en las periferias, comunión interreligiosa, mentalidad actual. Pero lo que no podemos es consentir a unos señores que hablan de Dios, de la devoción a la Virgen, que van a Fátima y promueven la consagración a María según el método de San Luis María Grignion de Monfort (autor de cabecera de Juan Pablo II), cuando todos sabemos que el demonio es simbólico y que la nueva evangelización no es convertir chinitos, que vaya patinazo el de San Francisco Javier, sino la alianza eterna de civilizaciones , la común religiosidad y la solidaridad eterna y universal en el amor el refugiado, la conmiseración con el desvalido y la patada en el trasero a esos carcas que no tienen derecho a estar en la Iglesia, y menos vestidos así.
Los Heraldos, en caso de que sean intervenidos, y mira que me lo barrunto, callarán, como los Franciscanos de la Inmaculada, rezarán por sus perseguidores y ofrecerán sus sacrificios a Dios y a la Virgen por la salvación del mundo.
Jorge González Guadalix
jueves, 8 de junio de 2017
Las palabras que no dice el Papa (Roberto de Mattei)
Los terroristas del atentado del puente de Londres asesinaron al grito de: «¡Es por Alá!».
El 14 de julio de 2016, Mohamed Lahouaiej Bouhalel segó en nombre de Alá la vida de 84 personas en el Paseo de los Ingleses en Niza.
El asesino de Mónaco disparó a la cara a niños el 21 de julio de 2016 berreando en árabe «¡Alá es grande!».
El mismo grito de «Al-lá akbar» fue proferido el 26 de julio en Ruán por el fanático que degolló al sacerdote Jacques Hamel, así como el 1º de enero de este año por el autor del atentado de la discoteca Reina de Estambul.
Y el 2 de julio del año pasado en Dacca, nueve italianos fueron torturados y asesinados por no saberse el Corán.
Para el ISIS, todos estos atentados recientes reflejan una fidelidad integral a las enseñanzas del islam. El nombre de Alá, dios del islam, cuyo profeta es Mahoma, resuena siniestro de un extremo a otro de Occidente acompañado de un largo rastro de sangre y terror.
¿Es posible seguir negando que asistimos a una guerra religiosa?
¿Es posible seguir negando que asistimos a una guerra religiosa?
Afirmando que no se puede matar en nombre de Dios no se puede ocultar la realidad de que hay un proyecto de conquista religiosa del mundo por medios violentos.
La propia primera ministra inglesa Theresa May, después del nuevo atentado terrorista en Gran Bretaña, ha hablado de “extremismo islámico”, y ha dicho que es una ideología que se difunde a través de internet y las grandes sociedades, y que no sólo sería necesario contrarrestar por medios militares y de inteligencia, sino con «los valores pluralistas de la cultura británica, superiores a los mensajes de los predicadores extremistas».
El 4 de julio, en el Regina Coeli, el papa Francisco condenó el terrorismo, pero por lo visto para él la palabra Islam es impronunciable.
El 4 de julio, en el Regina Coeli, el papa Francisco condenó el terrorismo, pero por lo visto para él la palabra Islam es impronunciable.
Criticar, aunque sea de forma implícita, el Islam significaría caer en ese proselitismo que, según el papa Francisco, es uno de los pecados más graves que puede cometer un católico.
Y, sin embargo, qué mejor oportunidad puede haber para la verdad de la fe católica a las religiones que predican la violencia, como el islam, y para explicar que el pluralismo al que se refiere la primera ministra inglesa es, en realidad, un relativismo moral que abre paso a la violencia mahometana.
Gran Bretaña es un país que está pagando carísimo el fracaso de la ideología multiculturalista que profesa desde hace tantos años.
La alternativa a la violencia islámica no es ni el multiculturalismo ni el ecumenismo, sino la afirmación clara y tajante de los principios del Evangelio. ¿Qué otra cosa podría proclamar, si no, el Vicario de Cristo?
Roberto de Mattei
(Traducido por J.E.F)
Mejores que Jesucristo (por Bruno Moreno)
La soberbia desorbitada del pensamiento actual, con raíces en el evolucionismo filosófico, ha hecho que el hombre moderno mire por encima del hombro a todos los hombres de épocas anteriores por el mero hecho de haber vivido en el pasado. En ese sentido, se da por supuesto que el presente siempre y por definición es superior al pasado. Esta tendencia, que es casi universal en el pensamiento moderno, tiene su expresión dentro de la Iglesia en los variados heterodoxos actuales que, como lo más natural del mundo, miran por encima del hombro al propio Cristo.
El caso más claro, sin duda, es el de la plaga de eclesiásticos empeñados en admitir el divorcio en la Iglesia so capa de misericordia. Lo planteen como lo planteen, subyace a todos sus razonamientos el convencimiento de ser más misericordiosos que Jesucristo, que prohibió explícitamente y con absoluta claridad el divorcio. A este carro se suben todos los deseosos de aprobar las parejas del mismo sexo, las relaciones prematrimoniales, los anticonceptivos y un largo etcétera, considerando que Jesús, en realidad, vino a la tierra para decirles lo que ellos ya sabían y para darles unas cariñosas palmaditas en la espalda por lo listos que son.
Muy parecidos son los intentos de aguar el lenguaje cristiano y no hablar nunca de “adulterio", “pecado", “culpa", “infierno", “redención” y términos similares, impulsados por la pretensión de no ofender nunca a nadie, en ningún rincón de la tierra. Aparentemente, los aguadores en cuestión piensan que son más dulces, educados y majetes que Jesucristo, que dirigió palabras durísimas cuando la ocasión lo requería a fariseos, ricos, fornicarios, saduceos, tiranuelos, profanadores y demás. Por no hablar de que Jesús hablaba con total claridad de la doctrina cristiana y que no tenía ningún problema en utilizar todos esos términos tan ofensivos.
Lo mismo se puede decir de los ecumaniacos decididos a que la Iglesia no evangelice, a que los musulmanes sigan siendo musulmanes y a acallar cualquier intento de predicar la conversión a ateos, agnósticos, budistas, judíos y, en general, todo ser humano sobre la faz de la tierra. Es difícil no pensar que esa forma de actuar refleja la creencia de ser más salvadores que Jesucristo o, dicho de otra forma, de que ellos son los que, después de dos mil años, han encontrado la verdadera salvación (basada en la buena voluntad y en el llevarnos todos bien) al margen de la salvación en Cristo.
También pertenecen al grupo los que niegan la existencia del infierno contra las claras palabras de Cristo, basándose en sus propias elucubraciones sobre la forma de ser de Dios, su misericordia y su perdón.
Los hay también que piensan que son más inteligentes que el Verbo eterno de Dios, como los que dicen que el demonio no existe, sino que es una forma primitiva de personalizar el mal. Será que Cristo no hacía más que exhibir su primitiva ignorancia cuando hablaba del demonio y que, en realidad, el Hijo de Dios es como mucho el Alfa y el principio, pero no la Omega y el fin, ya que ese puesto corresponde más bien a la variada fauna de modernillos, modernuelos y modernenses actuales. De la misma forma actúan los que piden mujeres sacerdote y explican condescendientemente que el Hijo de Dios encarnado actuaba según los prejuicios de su tiempo.
Así podríamos seguir con todas las herejías, heterodoxias y tonterías del último siglo. Por supuesto, sus defensores no lo plantean así, porque hacerlo les obligaría a abandonar del todo la Iglesia y ese es un paso que muchos no están dispuesto a dar, ya sea por razones económicas, por un apego sentimental, por miedo a lo desconocido o por simple y pura inercia. Así pues, para no verse obligados a dejar la Iglesia, lo que hacen es camuflar esas afirmaciones de ser mejores que Jesucristo o presentarlas de forma oscura o indirecta. En ese sentido, hablan de “profundizar", “actualizar” o “reinterpretar” las enseñanzas de Cristo (aunque lo que en realidad hagan sea negarlas).
Los hay también que piensan que son más inteligentes que el Verbo eterno de Dios, como los que dicen que el demonio no existe, sino que es una forma primitiva de personalizar el mal. Será que Cristo no hacía más que exhibir su primitiva ignorancia cuando hablaba del demonio y que, en realidad, el Hijo de Dios es como mucho el Alfa y el principio, pero no la Omega y el fin, ya que ese puesto corresponde más bien a la variada fauna de modernillos, modernuelos y modernenses actuales. De la misma forma actúan los que piden mujeres sacerdote y explican condescendientemente que el Hijo de Dios encarnado actuaba según los prejuicios de su tiempo.
Así podríamos seguir con todas las herejías, heterodoxias y tonterías del último siglo. Por supuesto, sus defensores no lo plantean así, porque hacerlo les obligaría a abandonar del todo la Iglesia y ese es un paso que muchos no están dispuesto a dar, ya sea por razones económicas, por un apego sentimental, por miedo a lo desconocido o por simple y pura inercia. Así pues, para no verse obligados a dejar la Iglesia, lo que hacen es camuflar esas afirmaciones de ser mejores que Jesucristo o presentarlas de forma oscura o indirecta. En ese sentido, hablan de “profundizar", “actualizar” o “reinterpretar” las enseñanzas de Cristo (aunque lo que en realidad hagan sea negarlas).
Otras veces desestiman lo que dijo nuestro Señor distinguiendo el Cristo de la fe y el Jesús histórico (como si no fueran uno y el mismo).
También alegan que no podemos conocer las ipsissima verba Iesu, las palabras exactas de Jesús (ya sea por la ausencia de grabadoras, por las “elaboraciones de la comunidad primitiva” o por lo que sea), y que, por lo tanto, se puede poner en duda cualquier afirmación de Cristo que a uno le venga en gana.
Una modalidad especialmente sutil es la de explicar lo que realmente quería decir Jesús o lo que de verdad corresponde al “estilo de Jesús”, en contradicción abierta con lo que el propio Jesús siempre ha enseñado a través de su Cuerpo, que es la Iglesia.
Una modalidad especialmente sutil es la de explicar lo que realmente quería decir Jesús o lo que de verdad corresponde al “estilo de Jesús”, en contradicción abierta con lo que el propio Jesús siempre ha enseñado a través de su Cuerpo, que es la Iglesia.
En el mismo saco podemos meter a los que apelan a un Espíritu indefinido (o al “espíritu del Concilio” en concreto) para cuestionar la fe y la moral católicas e introducir novedades contrarias a las mismas, como si ellos fueran más espirituales que Cristo, que derramó su Espíritu Santo sobre su Esposa la Iglesia.
Excusas, en definitiva, que en algunos casos pueden ser inconscientes o incluso bienintencionadas, pero apenas pueden ocultar la falta de fe en Cristo que las motiva. La realidad, en efecto, es testaruda y sus obras hablan más claro que sus palabras. Y esas obras pretenden colocarlos por encima de Cristo, sean cuales sean sus excusas, falsedades o, en el mejor de los casos, autoengaños.
Cada uno que haga lo que quiera. Por mi parte, tengo una regla muy sencilla: si alguien pretende ser mejor que Jesucristo, sea anatema.
Excusas, en definitiva, que en algunos casos pueden ser inconscientes o incluso bienintencionadas, pero apenas pueden ocultar la falta de fe en Cristo que las motiva. La realidad, en efecto, es testaruda y sus obras hablan más claro que sus palabras. Y esas obras pretenden colocarlos por encima de Cristo, sean cuales sean sus excusas, falsedades o, en el mejor de los casos, autoengaños.
Cada uno que haga lo que quiera. Por mi parte, tengo una regla muy sencilla: si alguien pretende ser mejor que Jesucristo, sea anatema.
Bruno Moreno
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NOTA: Debo decir que todos los artículos de Bruno merecen ser leídos. Es de lo mejor que conozco. Profesionalidad, claridad al expresarse, amor a la verdad. Y amor a Jesucristo y a la Virgen María. Por eso suelo introducir algunos de ellos en este blog. Creo que cuento con el permiso implícito de su autor, pues de lo que se trata es de "evangelizar" de verdad, a través de este medio de internet, para que muchos puedan llegar así a Jesús, ya que de otro modo, tal como está el mundo de los mass media, difícilmente podrían hacerlo. Me congratulo sinceramente de que sigan habiendo personas como él, porque hacen mucho bien sus escritos.
miércoles, 7 de junio de 2017
lunes, 5 de junio de 2017
Vigilia de Pentecostés. Jubileo de Oro de la RCC: Renovación Carismática Católica (Predicación del padre Raniero Cantalamesa, comentada por José Martí)
En la vigilia de Pentecostés de este año, que ha tenido lugar en Roma, en el Circo Máximo, se ha celebrado el jubileo de oro del grupo carismático. A continuación se puede visualizar y escuchar lo que dijo el padre Raniero Cantalamesa, monje capuchino de 82 años, predicador de la Casa Pontificia hasta ahora, desde que fue nombrado como tal por el papa Juan Pablo II en 1980, hace 37 años.
Entre otras cosas dice: ¿Quién soy yo, católico, para decir que los otros cristianos no pertenecen al Cuerpo de Cristo?
Se necesitaría de todo un tratado para contestar a muchas de las expresiones que se oyen en esta predicación, bastante heterodoxa, aun cuando pudiera parecer lo contrario (Ver, p.e. minutos del 7 al 11 o del 14 al 16, más o menos)
Hay que tener las ideas muy claras para no dejarse engañar, puesto que este hombre (¡ése es su oficio!) posee un conocimiento muy grande de las Sagradas Escrituras. El diablo también las conocía -y las usó- cuando tentó a Jesús, pero no pudo con Él, porque la voluntad de Jesús era sólo hacer la voluntad de su Padre y llevar a cabo su obra. Y eso es lo que tendríamos que hacer también nosotros ... pero nos falta fe. No conocemos bien nuestra Religión y por eso somos fácil presa de cualquiera que se presente como portador de un mensaje de salvación.
El problema de fondo es: ¿ese mensaje que usted me anuncia es el Mensaje de Jesucristo o es una invención de usted?
El Espíritu de Jesucristo, al principio, se le comunicó sólo a los apóstoles (acompañados de la Virgen María) quienes ya habían estado en contacto con Jesús durante tres años. Estaban en condiciones de recibir ese Espíritu el cual les llevaría a conocer todas las cosas ... ¡Ese Espíritu de Jesucristo, que es el Espíritu Santo, no se le da a cualquiera!
Las palabras de Jesús son Espíritu y Vida. Y Jesús quiso enseñarnos su Mensaje a través de los Apóstoles y de sus sucesores. Tenemos una Tradición, un Magisterio de casi dos mil años, que es el que interpreta correctamente las palabras y el Espíritu de Jesús. Y si alguien dijera algo en contra de este Evangelio ... ¡sea anatema! ... Así lo decía san Pablo.
De manera que las novedades, en sí, en lo que concierne a la teología, no son ni buenas ni malas, en principio ... Ahora bien: si esas novedades nos apartan del auténtico Magisterio de la Iglesia, que conocemos por la Tradición de la Iglesia y de todos los Papas anteriores al Concilio Vaticano II, entonces tales novedades deben de ser desechadas, pues nos apartan, en realidad, de Jesucristo ... por más que quienes las profesen no dejen de proferir el nombre de Jesús una y otra vez: ¡ése no es Jesús, el auténtico, el Único! ... es sólo una invención humana y falsa, que nos puede conducir a la perdición.
Observamos con pena cómo el Magisterio actual contradice en muchas cosas al anterior. En tanto en cuanto actúa así, no debe de ser obedecido, porque Cristo no está dividido. Él es la Verdad y la Vida. Y es en el seno de la Iglesia católica -y sólo en ella- donde podemos encontrar esa Verdad y ese Espíritu, que luego tenemos la obligación de hacer extensivo a todas las gentes, mediante la predicación íntegra del Evangelio recibido, cuyo depósito es preciso conservar. Quien desprecia el depósito recibido desprecia a Dios y considerándose a sí mismo lo más importante, se está fabricando su propia condenación.
Insisto: no es el ecumenismo lo importante, tal y como se lo entiende. Lo importante es llevar a la gente a Cristo, para que lo conozcan y lo amen. Y esto es sólo posible en el seno de la Iglesia Católica.
Por desgracia, el Mensaje de Jesucristo ha sido manipulado, cambiado y tergiversado, mediante un intento de acercarlo al mundo. No sólo no ha habido tal acercamiento sino que la Iglesia católica ha ido perdiendo su propia identidad y haciéndose, cada vez más, una con el mundo; y está siendo fagocitada por él.
Son muchos -y cada vez más- los católicos que no conocen su fe, que no conocen a Jesús, al verdadero, al de siempre; no al Jesús que nos quieren "vender" las corrientes modernistas introducidas en la Iglesia, un "falso Jesús" pues el modernismo es, como sabemos, "la suma de todas las herejías", en palabras del papa San Pío X. Esto era así entonces. Y es así ahora. No hay rigidez en hablar de esta manera, sino amor a la verdad.
No hay rigidez en afirmar que 2 + 2 = 4, porque eso es, sencillamente, verdad. Eso es cierto. Y es la verdad la que nos hace libres, según Jesús (cfr Jn 8, 32).
Entre otras cosas dice: ¿Quién soy yo, católico, para decir que los otros cristianos no pertenecen al Cuerpo de Cristo?
Duración 19:47 minutos
Se necesitaría de todo un tratado para contestar a muchas de las expresiones que se oyen en esta predicación, bastante heterodoxa, aun cuando pudiera parecer lo contrario (Ver, p.e. minutos del 7 al 11 o del 14 al 16, más o menos)
Hay que tener las ideas muy claras para no dejarse engañar, puesto que este hombre (¡ése es su oficio!) posee un conocimiento muy grande de las Sagradas Escrituras. El diablo también las conocía -y las usó- cuando tentó a Jesús, pero no pudo con Él, porque la voluntad de Jesús era sólo hacer la voluntad de su Padre y llevar a cabo su obra. Y eso es lo que tendríamos que hacer también nosotros ... pero nos falta fe. No conocemos bien nuestra Religión y por eso somos fácil presa de cualquiera que se presente como portador de un mensaje de salvación.
El problema de fondo es: ¿ese mensaje que usted me anuncia es el Mensaje de Jesucristo o es una invención de usted?
El Espíritu de Jesucristo, al principio, se le comunicó sólo a los apóstoles (acompañados de la Virgen María) quienes ya habían estado en contacto con Jesús durante tres años. Estaban en condiciones de recibir ese Espíritu el cual les llevaría a conocer todas las cosas ... ¡Ese Espíritu de Jesucristo, que es el Espíritu Santo, no se le da a cualquiera!
Las palabras de Jesús son Espíritu y Vida. Y Jesús quiso enseñarnos su Mensaje a través de los Apóstoles y de sus sucesores. Tenemos una Tradición, un Magisterio de casi dos mil años, que es el que interpreta correctamente las palabras y el Espíritu de Jesús. Y si alguien dijera algo en contra de este Evangelio ... ¡sea anatema! ... Así lo decía san Pablo.
De manera que las novedades, en sí, en lo que concierne a la teología, no son ni buenas ni malas, en principio ... Ahora bien: si esas novedades nos apartan del auténtico Magisterio de la Iglesia, que conocemos por la Tradición de la Iglesia y de todos los Papas anteriores al Concilio Vaticano II, entonces tales novedades deben de ser desechadas, pues nos apartan, en realidad, de Jesucristo ... por más que quienes las profesen no dejen de proferir el nombre de Jesús una y otra vez: ¡ése no es Jesús, el auténtico, el Único! ... es sólo una invención humana y falsa, que nos puede conducir a la perdición.
Observamos con pena cómo el Magisterio actual contradice en muchas cosas al anterior. En tanto en cuanto actúa así, no debe de ser obedecido, porque Cristo no está dividido. Él es la Verdad y la Vida. Y es en el seno de la Iglesia católica -y sólo en ella- donde podemos encontrar esa Verdad y ese Espíritu, que luego tenemos la obligación de hacer extensivo a todas las gentes, mediante la predicación íntegra del Evangelio recibido, cuyo depósito es preciso conservar. Quien desprecia el depósito recibido desprecia a Dios y considerándose a sí mismo lo más importante, se está fabricando su propia condenación.
Insisto: no es el ecumenismo lo importante, tal y como se lo entiende. Lo importante es llevar a la gente a Cristo, para que lo conozcan y lo amen. Y esto es sólo posible en el seno de la Iglesia Católica.
Por desgracia, el Mensaje de Jesucristo ha sido manipulado, cambiado y tergiversado, mediante un intento de acercarlo al mundo. No sólo no ha habido tal acercamiento sino que la Iglesia católica ha ido perdiendo su propia identidad y haciéndose, cada vez más, una con el mundo; y está siendo fagocitada por él.
No es ésta la unidad que pedía Jesús cuando hablando con su Padre, le decía: "Que todos sean uno como Tú, Padre, en Mí y Yo en Tí. Que también ellos sean Uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado" (Jn 17, 21). Jesús no hablaba de la unidad o de la paz en el mundo, y no le hablaba al Padre del mundo, sino de sus discípulos para quienes pedía que fuesen uno en Él, como Él era uno con su Padre.
En cuanto a la paz a la que se refiere Jesús no es la paz tal como la entiende el mundo (como simple ausencia de guerra) sino que cala mucho más hondo y llega al corazón de las personas: "La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da os la doy Yo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde" (Jn 14, 27)
En cuanto a la paz a la que se refiere Jesús no es la paz tal como la entiende el mundo (como simple ausencia de guerra) sino que cala mucho más hondo y llega al corazón de las personas: "La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da os la doy Yo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde" (Jn 14, 27)
Son muchos -y cada vez más- los católicos que no conocen su fe, que no conocen a Jesús, al verdadero, al de siempre; no al Jesús que nos quieren "vender" las corrientes modernistas introducidas en la Iglesia, un "falso Jesús" pues el modernismo es, como sabemos, "la suma de todas las herejías", en palabras del papa San Pío X. Esto era así entonces. Y es así ahora. No hay rigidez en hablar de esta manera, sino amor a la verdad.
No hay rigidez en afirmar que 2 + 2 = 4, porque eso es, sencillamente, verdad. Eso es cierto. Y es la verdad la que nos hace libres, según Jesús (cfr Jn 8, 32).
Es la verdad la que nos permite acercarnos a los demás -y ser recibidos por ellos- con una caridad auténtica que sólo desea su verdadero bien, conforme al mandato de Jesucristo de predicar el Evangelio a todas las gentes.
Quien guardare sus mandamientos se salvará (porque es la manera que Él ha dispuesto para que le demostremos nuestro amor) y quien no los guarde y persevere en el mal, a pesar de todas las llamadas a la conversión y de todas las oportunidades que Dios le está ofreciendo continuamente, si muere en ese estado de rechazo a Dios y, en concreto, de rechazo a Jesucristo, ese tal se condenará.
Quien guardare sus mandamientos se salvará (porque es la manera que Él ha dispuesto para que le demostremos nuestro amor) y quien no los guarde y persevere en el mal, a pesar de todas las llamadas a la conversión y de todas las oportunidades que Dios le está ofreciendo continuamente, si muere en ese estado de rechazo a Dios y, en concreto, de rechazo a Jesucristo, ese tal se condenará.
No porque lo diga yo sino porque así está recogido en el Evangelio y en toda la Tradición de la Iglesia, por voluntad explícita de Jesucristo, fundador de la única Iglesia, que es la Iglesia católica.
No puede haber varias Iglesias. El espíritu ecuménico actual está en contra del verdadero ecumenismo, el cual se identifica con esa nota de catolicidad (universalidad) de la Iglesia. En realidad, a mi entender, es una palabra innecesaria y que, como era de prever, ha dado lugar a confusión. La palabra catolicidad expresa correctamente la idea de la verdadera Iglesia; no así el ecumenismo.
No puede haber varias Iglesias. El espíritu ecuménico actual está en contra del verdadero ecumenismo, el cual se identifica con esa nota de catolicidad (universalidad) de la Iglesia. En realidad, a mi entender, es una palabra innecesaria y que, como era de prever, ha dado lugar a confusión. La palabra catolicidad expresa correctamente la idea de la verdadera Iglesia; no así el ecumenismo.
Ésa es la razón por la que decimos en el Credo:
Creo en LA IGLESIA que ES UNA, SANTA, CATÓLICA y APOSTÓLICA. Esto es un dogma de fe. Y la aceptación de los dogmas no es rigidez, sino que es la condición fundamental para vivir el Evangelio conforme a la voluntad de Dios.
Creo en LA IGLESIA que ES UNA, SANTA, CATÓLICA y APOSTÓLICA. Esto es un dogma de fe. Y la aceptación de los dogmas no es rigidez, sino que es la condición fundamental para vivir el Evangelio conforme a la voluntad de Dios.
El que va contra los dogmas va contra Dios, pues va contra la Iglesia, que es el Cuerpo Místico de Cristo. Y Cristo es Dios, verdadero Dios, (además de ser verdadero hombre).
El padre Raniero tuvo, además, otra intervención al final de este acto, cuyo video adjunto:
En pocas palabras: Viene a decir que el mundo entero será salvo, y para ello monta una especie de pantomima (no sé cómo llamarlo, pues todos los que lo rodean no paran de reírse) de profesión de fe, en interacción con el público. Sin ir muy lejos, siendo benévolo, considero esta intervención infantil y ridícula. No sabe uno si reír o llorar.
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El padre Raniero tuvo, además, otra intervención al final de este acto, cuyo video adjunto:
Duración 8:15 minutos
Luego aparece cantando el canto que nació con la Iglesia Pentecostal, en el que se invoca al Espíritu Santo. Y toda la gente, con el Papa imponiéndoles las manos, está con los ojos cerrados y con las manos alzadas hacia arriba.
Todo un espectáculo, una farsa en realidad. El Espíritu es libre y es siempre el Espíritu de Jesucristo. No vale decir que Jesucristo es el Señor. Y punto. Eso no es verdad, puesto que cada uno tiene una idea de Jesucristo muy diferente. [ Y Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre (Heb 13, 8)]. Jesucristo es una realidad en sí mismo y no sólo para mí. Y es a ese Jesucristo real a quien tenemos que conocer y amar (no al que nosotros nos inventemos).
En ese conjunto de personas que asistieron al Jubileo de Oro de la RCC hay personas con religiones muy diferentes. Se dice que lo importante es ser cristiano (luterano, anglicano, pentecostal, etc...en el fondo todo viene a ser lo mismo).
¿Y ser católico? ¿Qué más da? No hay grandes diferencias con el resto de religiones. Y así, de este modo, se diluye la Doctrina y se relaja la moral, acabando todo en un batiburrillo de mucho cuidado.
Si algo parece que queda claro en esta "predicación" del padre Cantalamesa es que lo mismo da una religión que otra. Nuestros actos, mejores o peores, no importan. Dios es bueno y te vas a salvar. Esto me recuerda mucho a Lutero, a quien por cierto cita, alabándolo: "Peca mucho; pero cree más". Dios es quien salva. Y nuestra naturaleza está pervertida. De modo que no importa lo que hagamos. Él, debido a su Bondad, se encargará de salvarnos, siempre que tengamos fe.
La justificación por la sola fe. He aquí la cuestión. De modo muy sutil tenemos aquí una protestantización del catolicismo. Y una dictadura del relativismo.
La intervención humana como respuesta amorosa y libre al don de Dios brilla por su ausencia. Esto es un grave error, pues va en contra de la Verdad. Y la caridad sin verdad no es nada. "La caridad se complace en la verdad" (1 Cor 13, 6). [Al citar 1 Cor 13, que es un himno a la caridad, el padre Raniero omite, "casualmente", este aspecto, concerniente a la verdad, que es fundamental para que haya una caridad auténtica, tal y como Dios la ha pensado].
José Martí
sábado, 3 de junio de 2017
Hay veces en que el papa Francisco habla como un "católico" de toda la vida (por José Martí)
En el siguiente vídeo, podemos escuchar unas palabras de Francisco, refiriéndose a la existencia real del diablo y a que no se trata de un puro mito ... ¡contradiciendo así a su 'jefe' [lo es en cuanto que es la máxima autoridad entre los jesuitas ... y el papa es jesuita], el Prepósito General de los jesuítas, Arturo Sosa!, quien fue entrevistado por "el Mundo". Ésta fue la última pregunta (P) con la correspondiente respuesta que les dio el Prepósito jesuita (R):
P. Para terminar quería preguntarle si cree que el mal es un proceso de la psicología humana o proviene de una entidad superior.
R. Desde mi punto de vista, el mal forma parte del misterio de la libertad. Si el ser humano es libre, puede elegir entre el bien y el mal. Los cristianos creemos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto Dios es libre, pero Dios siempre elige hacer el bien porque es todo bondad. Hemos hecho figuras simbólicas, como el diablo, para expresar el mal. Los condicionamientos sociales también representan esa figura, ya que hay gente que actúa así porque está en un entorno donde es muy difícil hacer lo contrario.
Y aquí se puede visualizar lo que dijo el papa Francisco:
P. Para terminar quería preguntarle si cree que el mal es un proceso de la psicología humana o proviene de una entidad superior.
R. Desde mi punto de vista, el mal forma parte del misterio de la libertad. Si el ser humano es libre, puede elegir entre el bien y el mal. Los cristianos creemos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto Dios es libre, pero Dios siempre elige hacer el bien porque es todo bondad. Hemos hecho figuras simbólicas, como el diablo, para expresar el mal. Los condicionamientos sociales también representan esa figura, ya que hay gente que actúa así porque está en un entorno donde es muy difícil hacer lo contrario.
Y aquí se puede visualizar lo que dijo el papa Francisco:
Duración 1:34 minutos
¡Ojalá el papa Francisco se expresara con tanta claridad en tantísimos otros temas que son de vital importancia para la Iglesia!
José Martí
Nota: La noticia de la entrevista del jesuita Arturo Sosa se puede ver también en infocatólica, con argumentos que rebaten afirmaciones no católicas del aludido jesuita.
viernes, 2 de junio de 2017
2017: Triple centenario para la reflexión
FUENTE: ADELANTE LA FE (HEMOS VISTO)



Hagamos memoria histórica y obtengamos conclusiones que nos sean de utilidad:
1517: Hace 500 años de la llamada “reforma” de Lutero en Alemania. La rebelión de este religioso agustino que, sin duda, estaba basada en algunos presupuestos razonables (como la venta de indulgencias), supuso la ruptura de la Fe en la Iglesia. Desde entonces crece el podrido fruto de “Cristo SI pero Iglesia NO”. Obviando que la Iglesia es el mismo Cuerpo Místico de Cristo, la influencia luterana va dibujando en las conciencias protestantes que la Palabra de Dios puede ser libremente interpretada por cada cristiano sin necesidad de ser enseñada por la autoridad de la Iglesia. Se puede, por tanto, creer en Cristo sin creer en la mediación de la Iglesia.
1717: Hace 300 años de la fundación de la masonería en Inglaterra. Esta institución secreta va a impulsar el pensamiento ilustrado del que bebe la revolución francesa de 1789, la cual, al entronizar a la “diosa razón” va a desplazar a Cristo del centro de la sociedad para colocar en el al ser humano “autosuficiente”. Desde entonces crece el podrido fruto de “Dios SI pero Cristo NO”. Obviando que Cristo es el Verbo de Dios Encarnado, la influencia masónica va dibujando en las conciencias cristianas (católicas y protestantes) que en el fondo Cristo fue “uno más de la historia: un personaje excepcional, pero NO es Dios encarnado”. Se puede, por tanto, creer en Dios sin creer que Cristo es el Único por quien se va al Padre.
1917: Hace 100 años de la revolución bolquevique en Rusia. La ideología marxista-leninista, que en su ámbito filosófico bebe de los llamados “maestros de la sospecha del siglo XIX” (como Feuberbach) y del idealismo panteísta (Hegel), va a impulsar el pensamiento materialista de la no existencia de Dios basándose en la doble idea del “opio del pueblo” y el emergentismo de la mente humana para crear una respuesta vital tras la muerte física. Y desde entonces el podrido fruto que crece es “Dios NO”. Obviando así la misma ontología, la influencia marxista va dibujando en las conciencias (cristianas y no cristianas) que la idea divina es fruto del afán humano por eternizarse y, para algunas minorías, fruto de la estrategia para explotar a los débiles. Y se puede, por tanto, hacer el “bien” sin necesidad de Dios, bastándole al ser humano su propia determinación.
Por tanto: veamos como HOY día en la conciencia de no pocos católicos ya ha calado esta triple gradación aunque se mantengan apariencias de fe, de devoción o incluso de doctrina. Y para constatar hasta que punto esta histórica influencia es cierta, pensemos en los tópicos que toman cada vez más fuerza en las llamadas “sociedades cristianas”:
1º: Que cada cual decida en conciencia lo que sea bueno o malo en su conducta.
Este tópico supone la victoria del protestantismo en la conciencia. Se rechaza la objetividad moral, la tradición de la Iglesia, el dogma y el depósito mismo de la Fe. La mediación de la Iglesia queda reducida a lo meramente superficial y sociológico. Y, a la vez, la misma jerarquía de la Iglesia (en gran número) tras afirmar que “la doctrina no cambia” resulta que tampoco predica esa doctrina.
2º: Da Igual creer en Cristo, en Buda, en Mahoma o en el Templo …etc
1517: Hace 500 años de la llamada “reforma” de Lutero en Alemania. La rebelión de este religioso agustino que, sin duda, estaba basada en algunos presupuestos razonables (como la venta de indulgencias), supuso la ruptura de la Fe en la Iglesia. Desde entonces crece el podrido fruto de “Cristo SI pero Iglesia NO”. Obviando que la Iglesia es el mismo Cuerpo Místico de Cristo, la influencia luterana va dibujando en las conciencias protestantes que la Palabra de Dios puede ser libremente interpretada por cada cristiano sin necesidad de ser enseñada por la autoridad de la Iglesia. Se puede, por tanto, creer en Cristo sin creer en la mediación de la Iglesia.
1717: Hace 300 años de la fundación de la masonería en Inglaterra. Esta institución secreta va a impulsar el pensamiento ilustrado del que bebe la revolución francesa de 1789, la cual, al entronizar a la “diosa razón” va a desplazar a Cristo del centro de la sociedad para colocar en el al ser humano “autosuficiente”. Desde entonces crece el podrido fruto de “Dios SI pero Cristo NO”. Obviando que Cristo es el Verbo de Dios Encarnado, la influencia masónica va dibujando en las conciencias cristianas (católicas y protestantes) que en el fondo Cristo fue “uno más de la historia: un personaje excepcional, pero NO es Dios encarnado”. Se puede, por tanto, creer en Dios sin creer que Cristo es el Único por quien se va al Padre.
1917: Hace 100 años de la revolución bolquevique en Rusia. La ideología marxista-leninista, que en su ámbito filosófico bebe de los llamados “maestros de la sospecha del siglo XIX” (como Feuberbach) y del idealismo panteísta (Hegel), va a impulsar el pensamiento materialista de la no existencia de Dios basándose en la doble idea del “opio del pueblo” y el emergentismo de la mente humana para crear una respuesta vital tras la muerte física. Y desde entonces el podrido fruto que crece es “Dios NO”. Obviando así la misma ontología, la influencia marxista va dibujando en las conciencias (cristianas y no cristianas) que la idea divina es fruto del afán humano por eternizarse y, para algunas minorías, fruto de la estrategia para explotar a los débiles. Y se puede, por tanto, hacer el “bien” sin necesidad de Dios, bastándole al ser humano su propia determinación.
Por tanto: veamos como HOY día en la conciencia de no pocos católicos ya ha calado esta triple gradación aunque se mantengan apariencias de fe, de devoción o incluso de doctrina. Y para constatar hasta que punto esta histórica influencia es cierta, pensemos en los tópicos que toman cada vez más fuerza en las llamadas “sociedades cristianas”:
1º: Que cada cual decida en conciencia lo que sea bueno o malo en su conducta.
Este tópico supone la victoria del protestantismo en la conciencia. Se rechaza la objetividad moral, la tradición de la Iglesia, el dogma y el depósito mismo de la Fe. La mediación de la Iglesia queda reducida a lo meramente superficial y sociológico. Y, a la vez, la misma jerarquía de la Iglesia (en gran número) tras afirmar que “la doctrina no cambia” resulta que tampoco predica esa doctrina.
2º: Da Igual creer en Cristo, en Buda, en Mahoma o en el Templo …etc
Este tópico supone la victoria del liberalismo masónico en la conciencia. Se rechaza que Cristo sea EL redentor y se le rebaja a la “categoría” de iluminados que a lo largo de la historia lucharon por valores morales y justos. La mediación de Cristo queda reducida a lo meramente humano y ético. Y a la vez, la misma jerarquía de la Iglesia (en gran número) pierde su tensión apostólica al reducir la misión al ámbito social y de promoción humana.
3º: Da igual creer que no creer en Dios.
Este tópico supone la victoria del materialismo ateo en la conciencia. Se rechaza que Dios sea necesario y se afirma o duda de su existencia, o también se iguala su “concepto” a otros de carácter extraño como la “madre tierra”, o la “energía” o el mismo universo vivo. Y también se denota en alguna jerarquía de la Iglesia una acomplejada y débil predicación de lo sagrado, del Misterio de Dios, para rellenar las lagunas de una pura demagogia populista y horizontal donde la cristiandad parece imitar ideologías ecologistas en vez de dar testimonio de Cristo el Hijo de Dios.
Entonces: en este año 2017, centenario de las apariciones de Fátima, cuyo “secreto más secreto” parece más bien estar en dirección a la apostasía interior del cristianismo que a sucesos geológicos, metereológicos o criminológicos…….., podemos advertir que es María Santísima, la vencedora de todas las herejías, quien nos tiende a todos la mano amorosa para que seamos capaces, de forma personal y comunitaria, de desandar lo erradamente andado y convertirnos de corazón como Ella misma nos pidió:
* Reconocer la mediación de la Iglesia Católica, con su tradición de dos mil años, como la única intérprete de la Palabra de Dios.
* Reconocer a Cristo como único Redentor.
* Creer en Dios uno y trino, Dios Amor “ad intra” (en la Trinidad) y “ad extra” (en la Creación), sin tratar de “definirlo” desde concepciones humanas (energía, bien, totalidad…)
Oremos para que este año 2017 suponga un punto de inflexión en la historia del mundo y de la Iglesia. Quizás sea ese el gran “Milagro” que nos llegue desde el Cielo en este centenario de Fátima.
Este tópico supone la victoria del materialismo ateo en la conciencia. Se rechaza que Dios sea necesario y se afirma o duda de su existencia, o también se iguala su “concepto” a otros de carácter extraño como la “madre tierra”, o la “energía” o el mismo universo vivo. Y también se denota en alguna jerarquía de la Iglesia una acomplejada y débil predicación de lo sagrado, del Misterio de Dios, para rellenar las lagunas de una pura demagogia populista y horizontal donde la cristiandad parece imitar ideologías ecologistas en vez de dar testimonio de Cristo el Hijo de Dios.
Entonces: en este año 2017, centenario de las apariciones de Fátima, cuyo “secreto más secreto” parece más bien estar en dirección a la apostasía interior del cristianismo que a sucesos geológicos, metereológicos o criminológicos…….., podemos advertir que es María Santísima, la vencedora de todas las herejías, quien nos tiende a todos la mano amorosa para que seamos capaces, de forma personal y comunitaria, de desandar lo erradamente andado y convertirnos de corazón como Ella misma nos pidió:
* Reconocer la mediación de la Iglesia Católica, con su tradición de dos mil años, como la única intérprete de la Palabra de Dios.
* Reconocer a Cristo como único Redentor.
* Creer en Dios uno y trino, Dios Amor “ad intra” (en la Trinidad) y “ad extra” (en la Creación), sin tratar de “definirlo” desde concepciones humanas (energía, bien, totalidad…)
Oremos para que este año 2017 suponga un punto de inflexión en la historia del mundo y de la Iglesia. Quizás sea ese el gran “Milagro” que nos llegue desde el Cielo en este centenario de Fátima.
Boletín de la diócesis de Oruro.
miércoles, 31 de mayo de 2017
Aclarando ideas (VIII): Homenaje a Lutero [Froilán-Aulé]
Aclarando ideas [Froilán Aulé]
"...Los padres conciliares (se refería al Concilio Vaticano II) sabían que abrirse a la cultura moderna significaba ecumenismo religioso y diálogo con los no creyentes. Desde entonces muy poco fue hecho en aquella dirección. Yo tengo la humildad y la ambición de querer hacerlo".
Y vaya si lo hace, porque estamos como nunca antes, con gestos de hermandad hacia todos y así "uniéndonos en lo que no divide". El culmen ha sido la visita a Suecia para conmemorar los 500 años del cisma de Lutero.
Pero, ¿qué es aquello que divide? Nada menos que la verdad sobre Cristo y su Iglesia. [Por eso] Unión con los que han dividido, los cismáticos, y dureza para los fieles católicos que defienden la ortodoxia.
ELOGIO A LUTERO
Las implicancias del elogio a Lutero y las sospechas acerca de la intención son grandísimas. El elogio de Francisco fue en el viaje de retorno de Armenia, el 26 de junio del año 2016. Figura en el sitio oficial del Vaticano.
Estas fueron sus palabras: "Creo que las intenciones de Martin Lutero no estuvieron equivocadas; era un reformador. Quizás algunos métodos no eran propiamente un modelo para imitar. Había corrupción en la Iglesia, había mundanidad, había apego al dinero y al poder. Y él protestó por eso. Luego, era inteligente y dio un paso adelante justificando el porqué hacía todo eso: sobra [es suficiente] la doctrina de la justificación. Sobre este punto tan importante no se había equivocado. Él hizo una medicina para la Iglesia".
Aquí el Papa Bergoglio presenta a Lutero como un reformador de costumbres, un reformador moral, cosa que el mismo Lutero negó ser.
Él fue el reformador herético de la doctrina y ésta es la verdad.
[...]
Ciertamente que hubo escándalos en la Iglesia de aquel tiempo, pero los escándalos de Lutero, hombre rudo, carnal y vulgar, no fueron de menor alcance, antes bien fue lo contrario. No vale la pena adentrarse en el tema de los escándalos de la Iglesia ni tampoco de los escándalos de Lutero sino ir al punto más inquietante que es decir que:
¡Lutero sobre el tema de la justificación tenía razón!.
Afirmar eso es borrar de un golpe las enseñanzas de la Iglesia acerca del libre albedrío y la necesidad de las obras [...] cancelar la condena de Trento. Porque para Lutero la justificación viene por la sola fe en Jesucristo prescindiendo de las obras y de la cooperación del pecador con la gracia.
Extraño que, justamente, Jorge Mario Bergoglio pueda decir que Lutero tenía razón en ese punto. Extraño porque tantas veces le gusta recordar el pasaje de Mateo 25, en el que el Señor viniendo en su gloria juzgará a unos y otros de acuerdo a las obras (Cf. Mt 25: 31s).
Lutero, lo recordamos, negaba además del Magisterio (Sola Scriptura y libre examen de las Escrituras), el sacerdocio ministerial y sosteniendo que la salvación viene por la sola fe consecuentemente niega los sacramentos, excepto el bautismo. Extraño también porque siendo Rector del Colegio San José, el Padre Jorge Mario Bergoglio en un escrito condenó a Calvino y a Lutero.
Pues con tanto elogio y festejo (¡¡ ...!!) por los 500 años del cisma, la sospecha, más que fundada, es que el próximo ataque sea a la Eucaristía y al sacerdocio ministerial. [...] ¿Quién podría jamás imaginar que habría un hombre en la cima de la Iglesia Católica que fuese a celebrar el cisma de hace cinco siglos atrás?
¡Recordar el 31 de octubre de 1517, cuando el monje agustino Martin Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg! Y, en efecto, el escenario que hemos visto en Lund, el 31 de octubre, con la "obispa" luterana y el acto paralitúrgico ha sido surrealista.
Sin embargo, el homenaje a la Reforma comenzó el pasado 13 de octubre de 2016, cuando Lutero atravesó las puertas del Vaticano y una estatua suya presidió el encuentro de Bergoglio con un grupo de peregrinos luteranos.
En aquel encuentro, una vez más Francisco condenaba el proselitismo como "veneno" mientras exaltaba a "los santos reformadores"; era más o menos como canonizar al gran hereje que dividió la Iglesia y provocó guerras de religiones que desangraron Europa. [...] Antes que el viaje a Suecia fuese definido, el Cardenal Müller advertía: "Nosotros los católicos no tenemos ningún motivo para festejar el inicio de la Reforma que llevó al cisma de la cristiandad occidental" [hablando en un acto con los obispos de Chile].
En cambio, Francisco fue y se encontró con la Federación luterana mundial. Poco antes salía un documento firmado por una comisión católica-luterana titulado "Del conflicto a la comunión" donde se afirma que nosotros católicos somos también culpables de haber quebrado la unidad de la Iglesia y que el programa reformador de Lutero constituye un desafío espiritual y teológico para nuestro tiempo (sic!).
En Lund Francisco dijo: "Es con gratitud que reconocemos que la Reforma ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia". [Obviamente, no dijo que para los luteranos y todos los protestantes no existe una lectura de la Sagrada Escritura con la Iglesia y desde la Iglesia, porque ellos no tienen ni reconocen Magisterio alguno sino el libre examen de la Palabra de Dios].
"La experiencia espiritual de Martin Lutero nos interpela y nos recuerda que no podemos hacer nada sin Dios. El mensaje de Lutero está justo en el descubrimiento de un "Dios misericordioso". [¡Como si la Iglesia con todo su Magisterio, ¡sus Padres y sus santos, rechazados y negados por Lutero, habría debido esperar a Lutero para descubrir que sin Cristo nada podemos y que Dios es misericordioso!]
Y luego en la Declaración conjunta se puede leer: "Estamos profundamente agradecidos por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma." [¿Cuáles dones espirituales y teológicos? ¿Acaso la influencia racionalista de Karl Barth?]
O bien: "Muchos miembros de nuestras comunidades aspiran a recibir la Eucaristía en una única mesa, como concreta expresión de la plena unidad".
Es decir, promoción de la intercomunión con los protestantes [...] Ahora bien, de acuerdo a la declaración se trataría del deseo que los protestantes accediesen a la comunión eucarística en nuestras Misas sin estar en comunión con la Iglesia. ¡Esto no es posible!
Anteriormente, en ocasión de su visita a la comunidad luterana de Roma, un año atrás, a la pregunta de una señora protestante, mujer de un católico, acerca de la posibilidad de poder participar, junto a su esposo, en la Eucaristía, Francisco respondió: "Dejo la pregunta a los teólogos". Luego dijo que él no podía dar permiso para recibir la Eucaristía, pero que ella debería haberlo "hablado con el Señor y avanzar" [¿Qué significa exactamente esto? ¿Que si su conciencia le dice que puede hacerlo, entonces podría hacerlo?]
[...] El cardenal Robert Sarah, Prefecto del Culto divino, corrigió al pontífice diciendo: "No es una cuestión de seguir la propia conciencia"; "La Eucaristía es sólo para los católicos".
El obispo kazakistano Athanasius Schneider dijo que "la Iglesia debe ser absolutamente clara con los protestantes, no escondiendo nada". Agregó que "cualquier gesto que no sea claro, que no sea sincero, que sea ambiguo, jamás ayudará al verdadero ecumenismo en ningún nivel que sea".
Dijo también Monseñor Schneider que "los pastores deben ser muy prudentes en sus declaraciones y no crear ambigüedades y confusión entre la gente llevándolas a creer que las doctrinas católicas y protestantes son fundamentalmente las mismas con sólo pequeñas diferencias".
[Efectivamente, no hay pequeñas sino muy grandes diferencias entre estas doctrinas, como se ha visto antes]
Continuará
Aclarando ideas (VII): El desafío de la Ley de Dios en Amoris Laetitia (Froilán-Aulé)
Aclarando ideas [Froilán Aulé]
Tales exigencias son las de nuestro Señor Jesucristo quien nos dice que seguirlo a Él es ir despojándose de toda adherencia material, de todo apego desordenado a las personas y de toda comodidad y marchar sin mirar al pasado.
La puerta que lleva al Reino es estrecha y la Ley es más radical que lo que nosotros los hombres querríamos. "Os ha sido dicho" pero "yo os digo" (Cf. Mt 5) y a cada mandamiento lo descubre en todo su rigor y exigencia.
Sin embargo, ahora se nos dice que son ideales que pocos pueden alcanzar y, por tanto, hay que matizar, aligerar, acompañar o, como algún "teólogo" peregrinamente sugirió, volver a la ley mosaica donde el repudio a la mujer estaba contemplado (¡!).
La Amoris Laetitia pretende "humanizar" la ley, hacerla adaptable a esta época de tantas parejas de hecho e irregulares para que puedan acceder a la comunión y no se sientan excluidas por causa del pecado.
La pregunta es de rigor: ¿Por qué es posible ahora llegar a desafiar la misma ley de Dios, las palabras clarísimas de Jesucristo?
Simplemente porque para Amoris Laetitia -si la ley presenta un ideal difícilmente alcanzable para muchos- entonces no existe la sobrenaturalidad y por tanto la gracia no cuenta …
Precisamente, lo único que hace posible cumplir con la Ley es la gracia. Esa gracia santificante que le es dada a cada uno por el bautismo y que cuando se la pierde ahí está el otro sacramento, la confesión, para recuperarla toda vez que el penitente sea tal, que se acerque arrepentido y - ¡claro está! - con el propósito de no seguir pecando.
Continuará
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