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miércoles, 29 de marzo de 2017

El Boom: la dubia de los cardenales y el cisma en el Vaticano (Hilary White)



[El artículo original escrito el 21 de noviembre de 2016, de Hillary White para The Remnant; y traducido por Adelante la Fe el 15 de diciembre de 2016. Han pasado cuatro meses desde que fue escrito (una semana menos que las Dubia, que fueron dirigidas a Francisco el 14 de noviembre). Y es verdaderamente premonitorio]

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¡Bueno, pero qué semana tan emocionante hemos tenido! El mundo bloguero católico está que arde con el asunto de la dubia de los cuatro cardenales y la falta de una respuesta por parte del Papa. Me ha llevado la mayor parte de la semana completar este artículo ya que los acontecimientos se suceden con tanta rapidez que apenas me puedo mantener al día. Me parece que nos encontramos ahora en un momento de calma.

Se cree que Francisco ha rehusado reunirse con los cardenales durante el consistorio de este fin de semana para evitar encarar de manera personal una situación en la cual sería imposible evitar contestar a la pregunta de si es o no católico. Un Papa escondiéndose de sus propios cardenales para evitar que se le obligue a confrontar su herejía —perdón, sus «errores»—, eso es algo que no estoy segura si la Iglesia habrá contemplado alguna vez en su larga y sorprendente historia.

Y ahora, después de las dos entrevistas del cardenal Burke la semana pasada confirmando sus intenciones, la pregunta en los labios de todo el mundo es: ¿Qué ocurrirá ahora? Es así que la estupenda telenovela del pontificado bergogliano cierra la semana en otro punto de máximo suspenso.

Las interpelaciones de los cardenales no son algo que se puede tomar a la ligera. En pocas palabras, de manera implícita se le está preguntando al Papa si es que la Iglesia aún enseña que existe tal cosa como la realidad moral objetiva; si es posible confiar en las sagradas escrituras como guía moral; si la Iglesia ha estado equivocada durante los últimos dos mil años y si Dios miente. ¿Existe aún la fe católica, o somos todos una sarta de ingenuos? Y, quizá lo más apremiante ¿está usted, su Santidad, aún interesado en continuar siendo el Papa de la única santa Iglesia católica apostólica?

No sé de nadie que no se esté planteando de manera privada o sugiriendo públicamente que este es el «principio del fin» del pontificado bergogliano, pero como todos sabemos de sobra este precipicio ha sido su único derrotero. Y ahora, después de medio lustro de nuestra guerra intestina fría y silenciosa, el precipicio se encuentra ya a la vista. No importa con cuanta cortesía se planteen las preguntas o se hagan las entrevistas, lo cierto es que las alternativas ante el Papa son simples: retractarse o ser depuesto. Las preguntas, a pesar de lo que él parece creer, no pueden ser soslayadas. ¿Se adhiere el Papa a la religión católica? ¿Intenta subvertirla e implantar en su lugar algo de su propio ideario y del de sus gestores? Permanecer en silencio no es una opción.

El propio cardenal Burke ha dado un indicio de cuáles serían los pasos próximos imprescindibles, en una declaración a Edward Pentin afirmó que: «Existe dentro de la tradición de la Iglesia la práctica de la corrección al pontífice romano. Claro que esto es algo sumamente inusual; sin embargo, si no hay respuesta a estas preguntas yo diría que, en ese caso, sería oportuno un acto formal de corrección de un error grave».

Esto es por lo demás decir que ninguno de los cardenales ha discutido públicamente la destitución, mas una búsqueda en Google revela que existe un creciente cuerpo de información histórica, teológica y canónica que se ha hecho disponible, y mucha de ella es reciente, acerca de deponer a un Papa por herejía. Por el momento, sin embargo, somos todos una familia grande y feliz simplemente dialogando y solicitando cortésmente una «clarificación» de «errores». Así mismo, únicamente podemos augurar quiénes y cuántos en el episcopado lo apoyan; aunque se podrían hacer conjeturas bien fundadas. Thomas Gullickson, el arzobispo estadounidense, canonista y nuncio en Suecia y Liechtenstein, por ejemplo, ha publicado en su página de Facebook una nota diciendo: «El Padre ha hecho un excelente trabajo en este artículo». Esto fue acerca del ya famoso artículo de 2014, para The Remnant, de Robert Siscoe intitulado ¿Puede la Iglesia deponer a un Papa hereje? Todo esto es, a mi ver, una señal, donde las haya.

Aún hay mucho trecho que recorrer. Un «error», incluso un error grave, no es lo mismo que la herejía, y menos aún que la herejía «pertinaz formal». Mas, Rorate Caeli y otros están en lo cierto cuando afirman que es asombroso y casi sin precedente que obispos o cardenales se vean obligados a demandar que el Papa asevere, en efecto, que no está actuando deliberadamente para subvertir la fe católica.

Después de las excentricidades de este fin de semana, esa pista que nos ha dado el cardenal Burke de lo que se verán obligados a hacer de no recibir respuesta del Papa merece ser sopesada con mayor seriedad.

Cualquiera que sea el resultado que se espera a largo plazo, cada paso se debe tomar con extremo cuidado. Demostrar la herejía formal —especialmente la de un Papa— es un asunto sumamente delicado; y para garantizar que la historia juzgue que actuaron conforme a la verdad estos prelados no se pueden dar el lujo de cometer ni un solo error. Esto, por lo tanto, no es algo que se pueda resolver en cuestión de semanas. Y dado que los cardenales han hecho pública su intervención —manifestando que fue a causa de que el Papa rehusó a responder— eso significa que nuestros temores de que no se estaba haciendo nada resultaron infundados, ¡bendito sea Dios!

[El asunto que a mí me preocupa es que, aunque es verdad que ya se estaba haciendo algo, se está yendo demasiado despacio: A día de hoy han transcurrido más de cuatro meses desde las Dubia ... y todo parece indicar que el Papa no va a dar ninguna respuesta ..., y lo que es peor, que no va a existir tal corrección formal ...¡ojalá que me equivoque!] 

Lo que ocurrirá en adelante es realmente la pregunta del momento, y ésta se hace aún más patente dado lo que sabemos de la determinación de este hombre de implementar su agenda. Hemos presenciado durante este crucial fin de semana que Francisco Bergoglio no tiene la más mínima intención de alterar su curso. Continúa ateniéndose a su plantilla habitual, dando respuestas oblicuas y de manera extraoficial, en una entrevista más y su plática al consistorio, empleando ambigüedades e insultos punzantes y asumiendo el papel de la víctima. Sus portavoces predilectos han ido al extremo de insultar y ridiculizar abiertamente a los cardenales y a su misiva. Si yo me encontrara entre estos últimos mi respuesta sería simple: «Qué así sea entonces. Ustedes mismos han provocado este dilema».

Lo que ocurrirá a continuación, por lo tanto, no es difícil de discernir ya que el proceso seguirá los dictados de una realidad que continuará avanzando de acuerdo con el impulso de su propia lógica. Es comparable al hundimiento del Titanic, la nave avanzaba a cierta velocidad siguiendo un curso específico aquella noche aunado a un juego de restricciones dictadas por la física y las matemáticas. Avanzaba a una velocidad específica, pesaba cierto número de toneladas, tenía una longitud particular, el timón tenía un tamaño predeterminado que excluía otros diseños, su radio de viraje era de una amplitud exacta, contaba solamente con un tiempo limitado entre el momento de avistar el témpano y alterar su curso. En resumen, para cuando avistaron el témpano ya era demasiado tarde; los números son los números y no se pueden alterar.

Hemos llegado al punto en el que las decisiones ya han sido tomadas y todos los actos se han consumado; la Iglesia es ya simplemente un proyectil sujeto a las exigencias inexorables de la lógica y la realidad, tal y como en el caso del Titanic, que estaba sujeto a las leyes de la física. Se han escogido ya bandos, las líneas de combate han quedado trazadas y las primeras escaramuzas han tenido lugar con los favoritos de Francisco atacando abiertamente a los obispos que defienden la auténtica fe católica. A partir de esta semana la pequeña guerra civil fría de la Iglesia católica, que ha estado aconteciendo desde 1965 [yo diría que bastante antes, aunque es una opinión] ha aflorado en algo más visible y sanguinario.

Mas, como ya es costumbre en este pontificado, su aspecto positivo es la claridad que nos brinda. Francisco Bergoglio pasará a la historia como El Gran Clarificador sin importar qué le responda y qué no le responda al cardenal Burke

A pesar de que la carta está dirigida al Papa la Dubia de los cardenales en realidad es para la Iglesia entera. Desde el Papa hasta los ocupantes de los bancos deben creer y profesar el mismo evangelio

Esto significa que las preguntas también están dirigidas a todos los obispos y, amén de la forma que tome la respuesta del Papa, ellos también deberán tomar la misma decisión a favor o en contra de Cristo. 

Si el único logro llega a ser ese, cuando menos de aquí en adelante será sumamente fácil determinar quién es y quién no es un obispo católico. De la misma manera en que la intención de Amoris Laetitia es ser un tornasol para verificar adhesión al Nuevo Paradigma, la dubia de los cardenales presta el mismo servicio en favor de Cristo.

Si todos los factores se mantienen estables —o sea, si Francisco no se arrepiente y los cardenales no se amedrentan— lo que ocurrirá, lo que tiene que ocurrir, es lo siguiente:

—Bergoglio continuará sin responder permitiendo que sus agentes hablen por él cómo hasta hoy. Continuará llamando «enemigos» y «detractores» a todo aquel que intente obligarlo a cumplir con su obligación.

Los cardenales, tras una pausa, durante la que quizá podrían emitir una nueva advertencia, se verán obligados a cumplir con su deber y denunciar su herejía por el bien de la Iglesia y la salvación de las almas. Esto debe ocurrir aunque la única razón sea que los fieles están siendo conducidos por este Papa al precipicio del pecado mortal

[¡Pero no está ocurriendo! Tal vez lo que haya sea una respuesta a las Dubia por parte de los mismos cardenales que la plantearon, lo cual, aun cuando es importante, no es exactamente igual. Dios dirá]

Después de la denuncia formal, por lo tanto, el episcopado, el clero y el laicado quedarán divididos en dos grupos. La parte católica será muy pequeña y, a los ojos del mundo, débil, impotente e insensata. La verdad de la fe será su única arma y escudo.

El bando opuesto contará con todas las instituciones materiales de la Iglesia, todos sus recursos monetarios, los beneficios psicológicos del patrimonio material de sus templos, escuelas, universidades, hospitales, etc., además del poder político resultante del reconocimiento y el apoyo del mundo secular y de todos aquellos que continúan haciéndose llamar católicos.

Bergoglio demandará la aquiescencia de todos los católicos por medio de sus amenazas e insultos habituales. Otorgará poderes a sus allegados a nivel nacional para castigar a sacerdotes, seminaristas, maestros, profesores universitarios, etc, si no se suman al Nuevo Paradigma.

Este alejamiento posiblemente sólo podrá ser sanado a través de lo que los canonistas llaman una «sentencia declarativa» estipulando que Bergoglio es un hereje formal obstinado o pertinaz y que es a causa de sus propios actos por lo que pierde el oficio del papado.

El deber de los cardenales quedará claro: la Iglesia católica no puede funcionar sin un Papa y se verán obligados a convocar un cónclave.

¿Qué forma tomarán las cosas una vez que se haya realizado el cisma? 
Su aspecto podría elucidarse extrapolando la situación actual. 

- La inmensa mayoría del mundo católico, laico o clerical, no tiene problema alguno aceptando el Nuevo Paradigma o los nuevos conceptos de dualidad del Vaticano. 

- La Iglesia verdadera estará formada por los que siguen siendo creyentes, como siempre ha sido, mas ya no habrá edificios

La realidad, a los ojos de Dios, será que el cuerpo mayor consistirá en lo que podríamos llamar la secta bergogliana. Poseerán toda apariencia de legitimidad y serán respetados, o cuando menos aceptados, por el mundo quien considerará al grupo más pequeño de objetores como necios y «detractores».

La inevitabilidad de este resultado —salvo una intervención milagrosa, conversiones o la Parusía— se hizo patente a todos aquellos que conocen la fe desde aquel día en que Walter Kasper dio su plática al consistorio en febrero de 2014. Este renombrado hereje trazó el curso que esta camarilla de la «Sankt Gallen Mafia», de la cual Bergoglio es un mero instrumento, ha seguido desde entonces y de la cual ninguno de sus miembros se ha apartado en absoluto.

El P. Brian Harrison fue quizá el primero en describir los acontecimientos con claridad; en una carta a Robert Moynihan el P. Harrison advierte de  «…la inmensidad del peligro que se cierne y que promete perforar, penetrar y hendir en dos la Barca de Pedro, que aún hoy se agita pavorosamente en un mar helado y turbulento. La pasmosa magnitud de la crisis doctrinal y pastoral oculta tras la palabrería cortés de la disputa entre eruditos prelados alemanes escasamente se puede exagerar. Lo que está aquí en juego es la fidelidad a las enseñanzas de Jesucristo que directa y profundamente afectan las vidas de cientos de millones de católicos: la indisolubilidad del matrimonio».

El P. Harrison logró hacer está predicción no en virtud de un poder sobrenatural de clarividencia sino simplemente aplicando su intelecto a la realidad objetiva. La naturaleza de la realidad dicta que todo acto tiene consecuencias lógicas inevitables. El hecho es simplemente que ciertos individuos quieren dejar atrás a Cristo y que nosotros no los podemos seguir porque amamos a Cristo y no nos separaremos de Él.

Ahora, es necesario reconocer que Francisco Bergoglio cuenta con varias opciones y que es posible que las cosas no lleguen hasta consecuencias extremas. Posiblemente estará renuente a encarar una sentencia de herejía; es difícil determinar con certeza, especialmente con la magnitud de lo que está en juego, lo que algún hombre haría. Podría ceder. Es también posible que en un momento dado accediese a afirmar la fe católica, al menos públicamente.

Supongo que los cardenales le ofrecerán la oportunidad de permanecer inactivo y en silencio; esta opción, por si sola, sería un bálsamo bendito. De esa manera podrían los cardenales asumir de facto el control administrativo de la Iglesia y corregir sus «errores». Esto cuando menos daría fin a la menor de las crisis: la bergogliana. La revolución quedaría, en ese caso, cuando menos, marcando el paso hasta que la conspiración encontrara una vía nueva, quizá con otro Papa. Esto, por supuesto, haría más difícil la labor de corregir el problema principal del que Bergoglio es simplemente el símbolo más amenazante.

Otra posibilidad es que cumpla con la amenaza que hizo en el curso de su último ataque apopléjico de cólera durante el sínodo pasado. En esa ocasión trece cardenales solicitaron con amabilidad que por favor cumpliera con su promesa de un proceso sinodal transparente y abierto; se dice que explotó en una rabieta gritando que los «echaría a todos fuera». De ser ese el caso, los cuatro cardenales serían destituidos del Colegio y el mundo entero comprendería claramente que Bergoglio no se retractará y de que nuestras peores aprensiones acerca de sus intenciones son ciertas. Al llegar a ese punto le quedaría a cada cual decidir si es éste el hombre que desea seguir.

Sin embargo, todo esto, si acaso ocurre efectivamente, pertenece a un futuro próximo; debemos esperar a ver si es que Jorge Bergoglio tiene o no las agallas para llevar a puerto el plan de los revolucionarios. Personalmente, yo apuesto a que sí las tiene. Narcisistas de su calibre pocas veces se retractan, incluso por móviles estratégicos. Por el momento, sin embargo, tendremos que sufrir su malicia y su atrevimiento al rechazar responder a la dubia y continuar sus ataques a través de sus allegados.

Nos ha traído hasta el borde mismo del precipicio con una campaña, meticulosamente orquestada, de insinuaciones y ambigüedades, de avances y retrocesos, de declaraciones que apenas eluden la herejía denunciable, de ofuscaciones, de deflexiones y mentiras patentes. Sus peores atrocidades —particularmente sus blasfemias— han sido introducidas «extraoficialmente» en comentarios hechos «de improviso» en homilías, pláticas a algún auditorio o en sus famosas entrevistas, siempre matizadas con un guiño y un codazo. Continúa, hasta ayer mismo, practicando su comprobada estrategia de permitir a sus subalternos colegir las conclusiones pertinentes de sus ambigüedades, como si fuesen un grupo de sacerdotes interpretando el oráculo de Delfos.

Esto, por supuesto, también indica que el balón se encuentra otra vez en manos de los cuatro cardenales; al resto de nosotros no nos queda más que meter otra tanda de palomitas de maíz en el horno de microondas. Preparen los rosarios señoras y señores que esto va para largo.

Hillary White

martes, 28 de marzo de 2017

IDEOLOGÍA DE GÉNERO: EXISTE Y ES ESTO


A pesar de los intentos de ocultar la existencia de una ideología estructurada que impulsan grupos de presión bien organizados, con respaldo público, la verdad se impone. 

El Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia junto a otras entidades como Federación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos, Colegios Diocesanos, Escuelas Católicas y otras instituciones, ha editado un vídeo dirigido a valorar la transexualidad y más específicamente la Ley que la Comunidad Valenciana está elaborando para imponer esa ideología.

Duración 4:34 minutos

lunes, 27 de marzo de 2017

Ni muros ni puentes para los migrantes, sino puertas. Para abrir y para cerrar, con discernimiento (Sandro Magister)


> Todos los artículos de Settimo Cielo en español

"Es la tragedia más grande después de la segunda guerra mundial": el papa Francisco definió de este modo hace pocos días el fenómeno de las migraciones, el cual está muy presente en su corazón y sobre el cual interviene sin cesar.

El recibimiento es su dogma, aunque en proporción a las "capacidades" de cada país de "integrar" a los recién llegados. Y "no muros sino puentes" es la consigna que repite con frecuencia, como advertencia a la Iglesia y a los Estados.

¿Pero cuánto vale esta imagen, también sugestiva? El monje Giulio Meiattini, de la Orden de san Benito, sostiene que otra imagen, la de la puerta, sería más apropiada, para expresar mejor qué es lo que hay que hacer con los migrantes.

Publicó sus reflexiones en el último número de la revista "La Scala", una publicación trimestral de espiritualidad de la Abadía de la Virgen de la Escalera, en Noci, a la que pertenece.

Dom Meiattini es también docente en la Facultad de Teología de Puglia y en el Pontificio Ateneo San Anselmo, de Roma. De él los lectores de Settimo Cielo recuerdan el análisis crítico del primero de los cuatro postulados en los que el papa Francisco dice inspirarse, aquél según el cual "el tiempo es superior al espacio":

> También Bergoglio tiene sus principios no negociables

Aquí a continuación presentamos un extracto de su artículo en "La Scala", que es tres veces más amplio.

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¡NOS SIRVEN LAS PUERTAS! A PROPÓSITO DEL RECIBIMIENTO


1. Una alternativa falsa

Ahora es un estribillo: “¡No muros, sino puentes!”. Como eslogan suena bien y expresa con eficacia una sana reacción a instintos excesivos de defensa que corren el riesgo de enmascarar egoísmos e indiferencia. Pero mi impresión es que pasar de los “muros” a los “puentes” es querer evitar un exceso cayendo en otro.

Para habitar el mundo, el hombre ha sentido la necesidad primaria de tener una “casa”. Ahora bien, la casa está hecha de muros, pero al mismo tiempo de puertas. Se puede salir y entrar por la puerta. Es por la puerta que el extraño o el huésped pueden transitar, cuando lo piden y se les concede el permiso, o se los invita acogiéndolos. En una casa, la puerta es el símbolo de la discreción, en consecuencia, del discernimiento, en el estilo de la acogida. Hay un tiempo para abrir y un tiempo para cerrar, podríamos decir parafraseando el libro bíblico del Qohelet.

2. La puerta y las paredes

Por su naturaleza, la puerta remite a una separación de espacios diferentes. El primer delimitador y creador de límites, es bueno recordarlo, ha sido Dios mismo, en la obra de la creación. Dios separa la luz de las tinieblas, el cielo de la tierra, la tierra de las aguas (Gn 1, 4-8). Esto gesto signa el pasaje del caos al cosmos, del desorden a la proporción y a la belleza: “Y Dios vio que era bueno/bello” (Gn 1, 10 y ss.).

Pero al mismo tiempo Dios garantiza la unidad y la comunicación entre estos grandes ámbitos, sin que por eso se ponga en discusión la distinción. Entre el cielo y la tierra Dios construye pasajes (la escalera de Jacob: Gn 28, 12; o bien la puerta que se abre en el cielo para dejar pasar al vidente del Apocalipsis: Ap 4, 1), hasta hacer de su Hijo el reconciliador de los seres que están en el cielo y de los que están en la tierra (Col 1, 20).

En consecuencia, no hay puerta sin muro, no hay acceso sin obstáculo. La acción divina muestra que se vive sólo en el alternarse de unidad y distinción, de diferencias que no se pueden suprimir y comunicación virtuosa. Si el muro representa la necesidad de articulación y distinción, la puerta recuerda y realiza el vínculo entre el adentro y el afuera, entre lo mío y lo tuyo, entre esto y aquello. El muro sin puerta es la escisión, la apertura sin muro que limite es el caos. Cada recibimiento necesita de este arte del “distinguir para unir”, que corresponde al principio fundamental de la cristología del Concilio de Calcedonia. El acogimiento recíproco entre la humanidad y la divinidad de Jesús es un indicador importante de método para toda otra forma de acogimiento.

3. El más acá y el más allá

Olvidar que existen puertas custodiadas y para custodiar, y que a su vez custodian, es anular las identidades. Toda persona que se acerca a la “casa” de los demás debe ser avisado por las puertas que está entrando en un mundo que no es suyo sino de otros, en un lugar ya habitado, no en una tierra de nadie. Por eso, cruzar un umbral exige una transformación, y también la produce. No nos comportamos de la misma manera en cualquier lugar. La puerta exige cambiar el comportamiento, invita a una conversión para respetar a los habitantes de esa casa. Si esto falta, falta una de las condiciones esenciales del acogimiento: el respeto. Todo aquél que desde afuera entra en una casa atravesando la puerta debe adecuarse a las costumbres de esa casa. La gentileza de quien abre la puerta exige, de la otra parte, el respeto por parte del que llama.

4. Puerta abierta, puerta cerrada

Hay también un cerrar la puerta que indica el recibimiento pleno: acontece cuando, después de haber hecho ingresar al recién llegado, se cierra la puerta a sus espaldas, haciéndolo entrar en nuestro mundo, en vez de tenerlo en pie frente a la puerta de casa.

La alternancia de apertura y cierre nos remite una vez más a la puerta por antonomasia, que es Jesucristo. También él es apertura al Padre e ingreso al Reino, posibilidad del infinito ofrecida al hombre. Pero es también puerta que al final, para algunos, se cierra inexorablemente: “Y mientras que ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas, entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Y después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: 'Señor, Señor, ábrenos'. Pero él respondió diciendo: 'En verdad os digo que no os conozco'” (Mt 25, 10-12).

El recibimiento sano no puede prescindir de este ritmo, de este discernimiento entre el cerrar y el abrir. Absolutizar uno de los dos gestos significa no tener una visión adecuada y correcta de recibimiento, tanto en las relaciones personales como en las relaciones entre pueblos y culturas.

5. La posibilidad y la necesidad


Entre estos dos extremos, posibilidad y necesidad, se plantea la libertad humana. Podríamos decir que posibilidad y necesidad son las jambas y la libertad es el dintel que se apoya sobre ellas.

La primera jamba, la de la posibilidad, dice: “puedes pasar por aquí”. Pero la otra jamba habla de otra manera. La puerta diseñada dentro del muro obliga a pasar por allí y no por otras partes, y exige obediencia. La puerta es ley, es "nomos". Ella dice: “debes entrar por aquí”.

Precisamente en cuanto posibilidad y conjuntamente obediencia, la puerta refleja la paradoja de la amplitud y del límite de la libertad humana. Sobre todo expresa el aspecto comunitario de la libertad. Una puerta es un pasaje compartido, a través del cual cada uno acepta pasar junto a los otros. Es ley común, un pacto implícito. Una vez construida una casa y fijada la puerta, cada pasaje legítimo se producirá por allí. Hay un acuerdo de hecho, un sometimiento a la norma común. “El que sube por otra parte es un ladrón o un salteador” (Jn 10, 1).

También para todo aquél que traspasa nuestras fronteras debe valer este principio: “Recuerda que aquí hay leyes, hay una historia y una tradición que las ha forjado; tú debes pasar por ellas, si quieres disfrutar también de las posibilidades que nuestra casa común te concede; ¡tú debes dar gracias por esto!”. No se pasa por cualquier parte ni como se quiere. Esto vale para los habitantes de la casa, vale también entonces para los huéspedes que aspiran a tornarse más familiares. En esencia, éste es el gran problema de la integración. Demasiado descuido de parte nuestra no nos beneficiará, ni a nosotros ni a quien llega.

6. Ni puentes ni muros...

Ahora dejemos los eslogans, tan fáciles cuanto pobres y gastados. No podemos tranquilizarnos o engañarnos diciendo que son suficientes los puentes. Sin quitar nada a esta bella imagen, se puede pensar que los seres humanos, después de haber transitado, tienen necesidad de moradas y de casas en las que habitar.

Y la vida de una casa se mantiene sobre equilibrios y alianzas, normas y lenguajes comunes. Nuestros países europeos, sometidos a desafíos demográficos e inmigratorios excepcionales, no pueden banalizar con fórmulas simplificatorias – de derecha o de izquierda – el sentido del recogimiento y su política. 


Es cómodo y simplista el muro, y banal y demagógico el puente
Es discreta y compleja, matizada e inteligente, la espiritualidad de la puerta.

Giulio Meiattini, OSB

sábado, 25 de marzo de 2017

Aclarando ideas (II): Concilio Vaticano II y Modernismo [Froilán Aulé]


El Concilio Vaticano II ha sido el primer Concilio no dogmático de la historia de la Iglesia. Se autodefinió como pastoral y por eso no hay pronunciamientos dogmáticos vinculantes ni anatemas. Es también por primera vez donde se habla de necesidad de diálogo con el mundo y se lo promueve.


Por lo tanto -no siendo un Concilio dogmático- en línea de principio cualquier documento, siendo el Concilio de índole pastoral, es susceptible de crítica e incluso de eventual revisión


En tal sentido no han faltado críticas -y algunas serias- contra algunos documentos como la declaración Nostra Aetate sobre la relación de nuestra Iglesia con las demás religiones y el decreto Unitatis Redintegratio que se refiere al ecumenismo, es decir a la relación de la Iglesia Católica con los otros cristianos. 

Pero también se han criticado ciertos puntos de Lumen Gentium, que es Constitución Dogmática, uno de ellos el 8 donde dice que la única Iglesia de Cristo "subsiste en" la Iglesia Católica. En las discusiones internas se había propuesto "es", que era el modo correcto de manifestar la verdad, pero luego optaron por un vago "subsiste en". Quizás eso aparezca como un punto menor, pero no lo es porque supone una cesión en la verdad para no afectar a otros. 

Sin embargo, las críticas más fuertes son a los otros anteriores documentos y a Gaudium et Spes, precisamente Constitución pastoral. Se la definió como el Anti Syllabus


Se recuerda que el Syllabus fue lanzado por el Beato Papa Pío IX ante distintas herejías que venían de las corrientes modernistas y que allí fueron condenadas. Posteriormente el Papa san Pío X escribió la Encíclica Pascendi Dominici Gregis, la que sigue siendo, pese a los años, muy pero muy actual y que, por eso , deberíamos leer. 

El mismo san Pío X definió al modernismo como el compendio de todas las herejías. Denunciaba entonces que el enemigo no había que buscarlo fuera sino dentro de la misma Iglesia



Algunos errores modernistas de ayer y de hoy



-Es muy recomendable leer los errores modernistas condenados por San Pío X en el decreto "Lamentabili sine exitu". Recomendable porque muchas de esas herejías se toman hoy por válidas y hasta se enseñan en Universidades Pontificas. (Nihil novum sub sole: nada hay nuevo bajo el sol).



El decreto es de 1907 y entre muchas proposiciones condenadas están las siguientes:



(n. 21) "La Revelación, que constituye el objeto de la fe católica, no quedó cerrada con los Apóstoles" 



(n. 29) "Se puede admitir que el Cristo que nos muestra la historia es muy inferior al Cristo que es objeto de la fe" 

- La primera es la que ahora sostienen los progresistas cuando afirman que hay una evolución del dogma en cuanto a comprensión siendo lo fijado susceptible de ser cambiado de acuerdo al actual entendimiento y circunstancia.

- En cuanto a la segunda proposición condenada que compara como si fueran dos sujetos diferentes un Cristo histórico con lo que de él se enseña como objeto de fe, tal herejía ha sido superada hoy en radicalidad por los a sí mismos llamados "exegetas", muy renombrados ellos y profesores de Biblia en seminarios y universidades

A las conjeturas elevadas por estos personajes a categoría de verdades, salió al encuentro el Papa Benedicto XVI con su libro "Jesús de Nazaret" mostrando que el "Jesús de la historia" es el mismo que "el Cristo de la fe"


Los racionalistas modernistas dicen, en cambio, que poco podemos saber del verdadero Jesús de la historia porque - sostienen- los Evangelios son muy tardíos y producto de la elaboración de comunidades, las que han dado origen al Cristo de la fe. En pocas palabras, todo un invento. Como se comprenderá, siendo esto lo que se enseña en muchos seminarios y hasta universidades pontificias, se necesita una fe madura para no sucumbir y caer si no en la incredulidad al menos en el escepticismo.

El efecto que tiene todo el modernismo es devastador porque lleva al colapso de la fe. Este junto con la liturgia que fuera reformada después del Concilio son los elementos que más han contribuido a la apostasía general.

- Otras proposiciones condenadas fueron:

(n. 36) "La Resurrección del Salvador no es propiamente un hecho histórico, sino de orden meramente sobrenatural, ni demostrado ni demostrable, que la conciencia cristiana fue poco a poco derivando a partir de otros hechos" 

[La diferencia es que ahora son más contundentes que hace 100 años en negar la Resurrección como hecho histórico]

(n. 58) "La verdad no es más inmutable que el hombre mismo, ya que, con él, por él y en él evoluciona"

(n.59) "Cristo no enseñó un determinado cuerpo de doctrina aplicable en todo tiempo y a todos los hombres, sino que más bien inició un movimiento religioso adaptado o adaptable a los diversos tiempos y lugares

Pero ¿qué es en definitiva el modernismo?


- San Pío X lo llama la síntesis o el compendio de todas las herejías donde se encuentran la filosofía naturalista, el inmanentismo y el racionalismo, que se manifiestan en la devaluación de los sacramentos hasta su desacralización y en la negación de toda sobrenaturalidad (por lo tanto, de los milagros, de la Resurrección de Cristo, de la divinidad de Cristo, de la virginidad perpetua de María). Y si a veces no lo dicen con todas las letras lo ponen de tal modo que la deducción es inmediata. Todo lleva a negar la autenticidad y fidelidad de los Evangelios y de los dogmas.

- Es también indiferentismo religioso por el que todas las religiones son equivalentes y todas válidos caminos de salvación.

- Es negación del primado del Papa y, en cambio, necesidad de sinodalidad y de democracia.

- Es negación de la Iglesia Católica Apostólica como la única y verdadera Iglesia de Cristo.

- Es equiparación del sacerdocio ministerial con el bautismal.

- Es libre examen interpretativo de las Escrituras, o sea, rechazo del Magisterio, así como otras herejías protestantes que se derivan.

Continuará

jueves, 23 de marzo de 2017

IDEOLOGÍA DE GÉNERO en colegios públicos


Un colegio madrileño llevó a representantes del colectivo transexual a transmitir a los niños los dogmas fundamentales de la ideología de género. Este vídeo recoge algunas grabaciones de la conferencia posterior impartida a los padres de alumnos, y las precisiones de Julián Lozano, sacerdote de la diócesis de Getafe (Madrid, España).[Publicado el 13 dic. 2016]

Duración 3:54 minutos


martes, 21 de marzo de 2017

ACLARANDO IDEAS (I) La infalibilidad papal y el Espíritu Santo [Froilán Aulé]


Aclarando ideas [Froilán Aulé]


Infalibilidad

Los Papas no son ni infalibles, ni impecables. Pecan, se equivocan como todo el mundo. Una opinión, por ejemplo, sobre una teoría climática queda en eso y puede ser rebatida, puesta en duda, no aceptada. Incluso en materia teológica puede haber error. 

La infalibilidad papal, como dogma que viene del Primer Concilio Vaticano, se refiere sólo y exclusivamente cuando el Papa se pronuncia solemnemente proclamando una verdad de fe o de costumbre (moral) en acto definitivo ex Cathedra, es decir en tanto Maestro y Pastor Supremo, sucesor de Pedro

Es bajo esas determinadas condiciones  cuando obliga a la aceptación y obediencia de toda la Iglesia. En esas circunstancias quien se opone queda automáticamente excomulgado o sea deja de participar de la comunión eclesial. En la práctica esos pronunciamientos están circunscriptos a la proclamación de dogmas.

El Espíritu Santo no elige a los Papas

Tampoco son elegidos por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo inspira a los electores, pero luego ellos libremente deciden. Dios actúa por las causas segundas. Sostener lo contrario sería caer no sólo en el error sino en la blasfemia en los casos de Papas inmorales y hasta Antipapas, que en ningún modo puede ser atribuida su elección ni tampoco la guía al Espíritu Santo.

Magisterio

Además del Magisterio extraordinario que es el caso de la infalibilidad Papal y de Concilios aprobados por el Papa -exclusivamente en materia de fe y de moral-, está el Magisterio ordinario, que en ciertos pronunciamientos podría ser pasible de error y por tanto de enmienda […] En concreto, lo que el Papa dice en una entrevista, las fotos y tomas televisivas o videos no pueden ser la línea matriz de un pontificado.

Continuará

¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN ROMA? ( Daniel Iglesias Grèzes)




Últimamente las “malas noticias” eclesiales parecen sucederse a un ritmo cada vez más rápido. En muchos casos no se trata de simples “malas noticias”, sino de cosas casi inconcebibles hasta hace pocos años. 

A continuación, a título ilustrativo, presentaré brevemente diez hechos sintomáticos ocurridos en Roma o alrededores, y elegidos entre cientos de hechos semejantes (o miles, si consideráramos el mundo entero).

(1) El 13 de octubre de 2016, 99° aniversario del milagro del sol en Fátima, en ocasión de una peregrinación luterana a la Ciudad Santa, el Papa Francisco recibió un ejemplar de las 95 tesis de Lutero, se exhibió en el Vaticano una estatua de Lutero y el Papa dijo que no es legítimo convencer a otros acerca de la fe de uno y que el proselitismo es el peor veneno del ecumenismo. Más información sobre este punto aquí.

(2) Los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de 2017 publicados por la Santa Sede presentan al heresiarca Martín Lutero como “testigo del Evangelio”.

Este año, por primera vez, habrá una conmemoración conjunta luterano-católica de la Reforma protestante.

Hasta hace pocos años el Cardenal Kurt Koch, entonces y ahora Presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, sostenía que la Reforma protestante fue un fracaso con respecto a la verdadera reforma de la Iglesia y que no había nada que celebrar respecto a la Reforma protestante, porque no podemos celebrar un pecado. Más información aquí.

(3) En diciembre de 2015 una Comisión de la Santa Sede publicó un documento no magisterial que sostiene que la Antigua Alianza sigue vigente hoy para los judíos y rechaza la doctrina católica tradicional sobre este punto y la misión “institucional” dirigida a evangelizar a los judíos. Un post del P. Iraburu criticó este documento vaticano rupturista.

(4) Hace pocos días el Arzobispo Vincenzo Paglia, quien desde agosto de 2016 es Gran Canciller del Pontificio Instituto “Juan Pablo II” para la Familia y Presidente de la Pontificia Academia Pro Vida, asistió a un acto del Partido Radical italiano en honor a su fundador (Marco Pannella, fallecido en 2016) y elogió muy calurosamente a Pannella, cuya carrera política estuvo constantemente dedicada a la promoción de iniciativas contrarias a la doctrina católica: legalización del divorcio, el aborto, el “matrimonio homosexual”, la blasfemia, las drogas, la eutanasia, la prostitución, etc. El pequeño Partido Radical italiano se hizo mundialmente famoso en 1987, cuando Pannella reclutó para sus filas a la actriz pornográfica Ilona Staller, más conocida como la Cicciolina. Más información aquí.

(5) También hace pocos días alcanzó difusión mundial un hecho que en su momento pasó inadvertido. En 2007, Mons. Vincenzo Paglia, entonces Obispo de Terni-Narni-Amelia (Italia), encargó al pintor homosexual Ricardo Cinalli la composición de un gran mural para su Catedral, en el que se representa a Cristo Resucitado llevando al cielo dos redes llenas de homosexuales, transexuales y prostitutas, desnudos o semidesnudos, mezclados en actitudes y acciones eróticas.

La imagen del Salvador está pintada de manera de hacer visibles sus partes privadas a través de su túnica translúcida. El autor de la obra explicó que modeló la cara de Jesús con base en un peluquero local porque la gente ve a Cristo de una manera que es “demasiado masculina”. El Obispo Paglia (con su solideo) aparece en una de las redes eróticas, agarrando a otro hombre semi-desnudo.

Cinalli admite que su mural tiene un carácter erótico. “Lo único que no me permitieron insertar fue la copulación de dos personas dentro de esta red donde todo está permitido… El obispo y el padre Leonardis me dijeron que no pensaban que era necesario llegar a ese extremo para demostrar la libertad que el hombre, en realidad, tiene en este mundo y en el próximo”. Hasta el momento no ha habido reacciones oficiales del Vaticano a esta noticia. Más información aquí.

(6) En octubre de 2016 el R. P. Arturo Sosa, politólogo venezolano, fue elegido como Prepósito General de la Compañía de Jesús. El nuevo General de los jesuitas escribió en 1978 un artículo que sostiene que la mediación marxista de la fe cristiana es legítima y necesaria.

Curiosamente, el artículo está publicado en Internet con críticas al margen de un jesuita ortodoxo. No me consta que el P. Sosa se haya retractado alguna vez de sus convicciones marxistas. Estuvo vinculado a grupos de extrema izquierda y apoyó durante años al régimen socialista de Hugo Chávez en Venezuela, aunque luego se distanció del chavismo. Más información aquí.

(7) El 8 de diciembre de 2015 ocurrió una profanación de la Basílica de San Pedro, cuando sobre su fachada y su cúpula se proyectó el espectáculo de luces Fiat lux: iluminación de nuestra casa común, un evento de corte ecologista neo-pagano financiado por el Banco Mundial. Más información aquí.

(8) Del 27 de febrero al 1° de marzo de 2017 tuvo lugar en el Vaticano una conferencia internacional sobre la extinción de especies, organizada por la Pontificia Academia de las Ciencias y la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales. En dicha conferencia tuvieron una destacada participación dos expositores cuya enemistad hacia la Iglesia Católica es muy notoria: Paul Ehrlich, principal responsable de la difusión del catastrofismo demográfico (totalmente desmentido por los hechos), y John Bongaarts, Vicepresidente del Population Council, uno de los principales operadores del imperialismo demográfico neomalthusiano.

Desde el mismo centro de la catolicidad, Ehrlich y Bongaarts abogaron por la anticoncepción y el control de la población como herramientas esenciales para el desarrollo sostenible, sin que las autoridades eclesiales presentes (por ejemplo Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, Presidente de las dos Pontificias Academias citadas) los contradijeran. Más información aquí y aquí.

(9) En diciembre de 2015, el Cardenal Peter Turkson, entonces Presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz y hoy Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, en una declaración a la BBC, propuso el control de la natalidad como solución al “problema del cambio climático”. Más información aquí.

(10) En febrero de este año la prestigiosa revista romana La Civiltà Cattolica, escrita por autores jesuitas y controlada por la Secretaría de Estado del Vaticano, publicó un artículo favorable al sacerdocio femenino, en contra de una doctrina enseñada infaliblemente por el Magisterio de la Iglesia. Más información aquí y aquí.


¿Qué decir ante estas diez noticias y muchas otras (también recientes) de igual signo?

Al parecer ahora estamos presenciando en toda su magnitud aquella “auto-demolición de la Iglesia” que el Papa Beato Pablo VI denunció proféticamente hace más de 40 años. Por la fe, sabemos que Dios, de algún modo, librará a Su Iglesia de esta crisis gravísima.

Sin embargo, no debemos caer en un “providencialismo” exagerado. Normalmente Dios actúa por medio de las causas segundas. Los fieles cristianos no carecemos de responsabilidades de cara a la actual crisis de la Iglesia.

¿Qué podemos hacer? Varias cosas, pero la primera es rezar por el Papa, los Obispos, los sacerdotes y todo el Pueblo de Dios, a fin de que el Señor nos conceda a todos conservar y promover la verdadera fe católica y no naufragar en esta dura prueba.

Ing. Daniel Iglesias Grèzes

¿Cual ha de ser la ACTITUD DEL CRISTIANO ante la situación actual de la Iglesia y del mundo? (Por Antonio José Sánchez Sáez)



En los últimos 4 años los católicos estamos asistiendo estupefactos a la demolición de la Iglesia desde su propio interior:
  1. Se desmantelan seminarios y congregaciones fieles (Mons. Livieres en Paraguay, Franciscanos de la Inmaculada, etc.).
  2. Se interviene la Orden de Malta para reponer a un Canciller que reparte preservativos. 
  3. Se programan conferencias sobre extinción de especies (también la humana, por supuesto).
  4. Se alaba al Nuevo Orden Mundial de Obama, Clinton, Soros o Ban Ki Moon; se invita a conspicuos defensores del aborto y de la contracepción (Sachs, Ehrlich, Schellnhuber…).
  5. Se exalta a Lutero como testigo del Evangelio y se celebra el cisma luterano.
  6. Se despide a los miembros del Culto Divino y se les reemplaza por una mayoría modernista.
  7. Se promueve la comunión a los adúlteros impenitentes.
  8. Se abraza a sodomitas y personas en pecado sin llamarles a la conversión. 
  9. Se denosta como fariseos a los que queremos seguir a Cristo con todas sus consecuencias y ser fieles a sus enseñanzas. 
  10. Se consideran los anticonceptivos como un dilema moral. 
  11. Se llama conejas a las madres con muchos hijos. 
  12. Se promueve a declarados homosexuales a cargos en la Curia. 
  13. Se ataca sin piedad a Cardenales y obispos fieles que plantean dudas legítimas mientras que se muestra una falsa misericordia con los que odian a la Iglesia.
  14. Se bendice a marxistas y masones (Panella, Napolitano, Morales, Mújica, Castro, Fernández de Kirchner, Bonnino…). 
  15. Se busca un falso ecumenismo con protestantes de toda laya y ortodoxos. 
  16. Se proyectan imágenes de Nueva Era sobre la basílica del Vaticano el día de la Inmaculada Concepción. 
  17. Se desalienta la predicación a judíos, musulmanes y evangélicos. 
  18. Se proclama que los milagros de Cristo no fueron tales. 
  19. Se dice que no tenemos certeza de las auténticas palabras de Cristo. 
  20. Se difunde el discurso ambientalista del Nuevo Orden Mundial, caballo de Troya de la anticoncepción y del aborto.
  21. Se llama a acoger a refugiados sin discernimiento alguno y de manera acrítica. 
  22. Se promueve, en fin, una doctrina confusa y difusa en todos los órdenes de la Iglesia. 
  23. Se persigue a los fieles y se promueve a los herejes.

FRANCISCANOS DE LA INMACULADA

Tengo buena memoria, y podría llenar varias páginas sólo recordando par coeur afrentas y lanzazos a la Iglesia, ejecutadas por quien debería defenderla…
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Muchos hijos de la Iglesia intuyen lo que está pasando. Algo hemos dicho al respecto. Ante esta situación se nos pueden presentar muchas tentaciones, que enumeraré a vuela pluma:

-Dejarse llevar por el desánimo, el miedo y la acedia. Nada más fácil, ni más querido por el Demonio, que instila este dulce veneno en las almas de los más apocados y escrupulosos.

Pensar que no pasa nada extraordinario: que como todo viene del Papa debe estar bien, engañándose, con ignorancia culpable y vencible, acerca de la naturaleza de la auténtica obediencia, que nunca puede consentir el error en materia de fe o moral, la herejía o el pecado. ¡Cuántos santos clamaron siempre en la historia de la Iglesia contra ellas! Es más, la propia Iglesia siempre dedicó sus mejores esfuerzos a desenmascararlas y condenarlas…

Radicalizarse, dejarse llevar hacia posturas cismáticas, de tipo lefebvrista o, lo que es peor, sedevacantista. No hay una Iglesia auténtica fuera de la Iglesia. Pero entendamos esto bien: la auténtica Iglesia será siempre la que esté unida a la tradición y al magisterio perenne de la Iglesia, incluido el CVII, no a cismas personales ni colectivos. La tentación del celo amargo puede llevar a pensar que la Iglesia auténtica pervive en una orden o congregación concreta, aferrada a un tradicionalismo mal entendido.

Incurrir en una malsana curiosidad, que nunca viene de Dios, que lleva a escudriñar por Internet profecías, revelaciones privadas, videntes, estigmatizados, etc., sin discernimiento alguno, buscando el morbo de lo que ha de acontecer, dejando de lado la santidad personal y paralizando al que la profesa, que deja de evangelizar o de trabajar.

Callar por cobardía, dejando a las ovejas sin pastor, por pensar que estamos en una etapa más de la Iglesia, desgraciada ciertamente, pero que pasará cuando luego venga otro Papa que pondrá las cosas en su sitio…

Muchos bautizados, finalmente, la mayoría, aplaudirán la demolición de la Iglesia, considerando que no es tan malo que la Iglesia se adapte al mundo, aceptando el divorcio, el adulterio, la sodomía, la ideología de género, el aborto, la anticoncepción, el liberalismo-marxismo cultural que nos invade…

SANTO TOMÁS MORO

Dios, en su omnímoda sabiduría, consiente que el Misterio de Iniquidad posea mayoritariamente a su Iglesia, la única que Él fundó, la católica, apostólica y romana. Y lo hará para separar el trigo de la cizaña, los corderos de los cabritos. No había otra forma de hacerlo. 

La infiltración masónica y marxista dentro de la misma ha llegado a tales niveles que Dios permitirá un cisma. Pero, por primera vez en la historia de la Iglesia, no lo producirán los herejes separándose de la vid que es Cristo, sino que serán los herejes y apóstatas (que ya han tomado el control pleno del Vaticano, salvo algunos reductos) los que echarán de las Iglesias a los católicos fieles, al resto fiel que, por pura gracia, no habrá de doblar sus rodillas ante el falso profeta (quien quiera que sea), el remanente que no caerá en la gran apostasía pronosticada por los Padres de la Iglesia, la misma Virgen María en sus apariciones y tantos santos a lo largo de la historia (y que se cifra en el numeral 675 del Catecismo).

Así fue también en la primera venida, que es tIpo y prefiguración de la Segunda o Parusía, que está a las puertas. Porque así como la Iglesia del tiempo de Jesús, la Sinagoga, expulsó por herejes a los apóstoles y mataron a Cristo llamándole blasfemo, y azotaron y torturaron y apedrearon a los judíos fieles que no cayeron en el fariseísmo (los que pronto serían llamados cristianos), así también ocurrirá pronto, cuando los sacerdotes, obispos y cardenales (incluido un falso papa) que ya están sumidos en ese mismo fariseísmo expulsen de las Iglesias a los que no transijamos con la comunión de adúlteros, con la sodomía, con el aborto o con el falso ecumenismo. 


Como mataron a Cristo sus antepasados judíos para quedarse con la herencia (Mt, 21, 38), así harán también sus sucesores: no quieren a un Cristo que llame a la conversión, que exija fidelidad a los mandamientos de su Padre, que castigue con el Infierno a los que mueren en pecado mortal, etc… quieren a un Mesías mundano, que tolere todo, que proclame que el hombre es el centro de la religión y su libre determinación, que desplace a Dios, que bendiga, en fin, el pecado, al precio de la apostasía. Quieren, finalmente, aquello que agrada al mundo: una Iglesia que se dedique sólo a las obras sociales, a dar pan y comida, a cuidar a los pobres, pero que no predique sobre la necesidad de santificarse y convertirse para salvar el alma. Una Iglesia horizontal, inmanente, que no apunte al Cielo. Falsa Iglesia y falso Cristo. 

Ya lo avisaba Cristo mismo:

Juan 16, 2-4: "Os expulsarán de las sinagogas; más aún: se acerca la hora en la que quien os dé muerte piense que así sirve a Dios". Esto lo harán porque no conocieron a mi Padre ni a mí tampoco. Pero os digo estas cosas para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había anunciado".

Mt, 24, 9-10: "Entonces os entregarán a los tormentos y a la muerte, y seréis aborrecidos de todos los pueblos a causa de mi nombre. Y muchos se escandalizarán entonces y se traicionarán y se odiarán unos a otros"

Mc, 13, 9: "Vosotros, sin embargo, estad alerta. Os entregarán a los tribunales, seréis azotados en las sinagogas y compareceréis por mi causa ante los gobernadores y los reyes, para que deis testimonio ante ellos”

Porque así como el fariseísmo tomó por completo la Sinagoga en tiempos de Cristo, también lo ha hecho ahora. Y recordemos que los fariseos eran los modernistas de su época, los que permitían y justificaban el adulterio con mil razones y casuísticas, los que decían respetar la ley pero la impugnaban e incumplían caso por caso, conforme al parecer personal

Justo lo mismo que está ocurriendo ahora con Amoris Laetitia, según la cual los lobos vestidos de pastores dicen que se respeta la indisolubilidad del matrimonio pero permitiendo por la vía pastoral el adulterio de los que conviven con hijos en común, sobre la primacía protestante de lo que ellos llaman la “conciencia personal” (que en realidad es puro subjetivismo pues una conciencia recta siempre se somete y coincide con los mandamientos) por encima de las reglas morales negativas, que no admiten excepción (Veritatis Splendor).

La solución no es dejarse llevar por ninguna de las tentaciones que nos pone el Diablo ante nuestros ojos, que hemos enumerado antes. Sobre todo, en tiempos difíciles, no hay que seguir revelaciones personales ni a videntes, de los que hay una inflación por Internet, prueba evidente de que la mayoría de ellos son falsos. 

SAN IGNACIO DE LOYOLA

El Demonio es muy listo y buscará atraer nuestra curiosidad haciéndonos buscar y creer sin criterio cualquier cosa que suene a apocalíptica o terrible. Y en ellas se mezcla casi siempre una gota de veneno que nos pueden llevar a errores gravísimos.

Un ejemplo palmario que tiene a muchos católicos secuestrados en su discernimiento: la vidente madrileña “Marga”, que aplaude la actual situación de destrucción de la Iglesia y cómo Francisco culpa a los que intentan permanecer fieles de cismáticos. Es realmente diabólico: sería algo así como culpar de cismático a San Cirilo de Alejandría o a San Atanasio por denunciar el arrianismo, o a Santa Teresa, San Ignacio o San Felipe Neri por denunciar el luteranismo. 

El error se denuncia por el bien de las almas, no se lo tolera para que no infecte a los fieles y éstos se condenen. Y el error se le imputa al que lo comete para que se retracte y pida perdón, o, en caso contrario, para expulsarle de la Iglesia y evitar así que contamine las aguas limpias del magisterio. No hay nada más misericordioso que recordar la Verdad, proponerla y proclamarla. Ni una falsedad más grande que una falsa misericordia que permite a todos seguir pecando sin llamarles a la conversión.

Por tanto, no son tiempos de seguir a videntes ni de caer en la curiosidad. Todo está en la Revelación pública: los profetas, los apóstoles (Mateo 24, Lucas 21, Marcos 13), las epístolas de San Pablo, San Pedro, San Juan, el Apocalipsis… todos nos hablan del fin de los tiempos y de la gran apostasía de la Iglesia en los momentos finales.

Tengo por cierto que, efectivamente, estamos entrando en la gran apostasía profetizada por el Catecismo, promovida hábilmente por la misma cabeza de la Iglesia por la vía pastoral o de los hechos (el fariseísmo, de nuevo). Nuestro asidero, nuestra esperanza es la Biblia, interpretada auténticamente por el Magisterio idéntico de la Iglesia durante 2000 años, la Tradición (entendida ésta como siempre lo hizo la Iglesia, como algo vivo y no muerto o petrificante), los sacramentos, el amor a la Virgen y a la Verdad que es Cristo. Muchos se escandalizarán y se condenarán por callar y por consentir, por no haber amado la Verdad que les hubiera salvado (2 Tes. 2, 10).

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[Bueno, con relación a la gran apostasía, esto es algo que es patente a todos ... En cuando a si estamos o no en los últimos tiempos esto es ya más difícil de dilucidar ... pues como decía el mismo Jesús: "Acerca de aquel día y hora nadie sabe, ni el Hijo, sino sólo el Padre" (Mat 24, 36)

No obstante, las señales que fueron dadas por Jesucristo se están cumpliendo. (¡Y si las dio las dio para algo!). 

Además, se dice en otro lugar: "A la hora que no penséis vendrá el Hijo del Hombre" (Lc 12, 40) ... De modo que precisamente cuando menos lo pensemos (¡y no será por falta de señales! las cuales están a la vista) entonces Él vendrá. 

De ahí su consejo de que estemos preparados en todo momento: "Aprended de la higuera ... cuando sus ramas están ya tiernas y echan hojas, sabéis que el verano se acerca. Así también, cuando veáis  todas estas cosas, sabed que está cerca, a las puertas" (Mt 34, 32-33)

Podríamos concluir que si no estamos exactamente en el fin de los tiempos, no se puede negar que hay suficientes señales como para pensar, con razón, que tal fin está cercano ... por más que no sepamos ni el día ni la hora

Necesitamos, pues, convertir nuestro corazón y volvernos a Dios que no desea otra cosa para nosotros que nuestro verdadero bien y nuestra salvación. 

Tal vez habría que añadir, con palabras del propio Señor: "Quien tenga oídos para oír, que oiga" (Mt 13, 9)]

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Ello no implica renunciar a creer en las apariciones marianas, al contrario, ya que la Virgen nos ha avisado, desde La Sallette hasta ahora, de la gran apostasía que vendría a la Iglesia, urgiéndonos a la conversión y a la fidelidad a las enseñanzas de siempre (Fátima, Amsterdam, Banneaux, Heede, Garabandal, Tre Fontane, Akita, Kibeho, al Padre Gobbi, etc.). 

Los mensajes de la Virgen son Luz en la oscuridad de nuestros tiempos. Ni a dejar de lado las profecías de los santos y beatos que nos avisaron desde el comienzo hasta hoy: es escalofriante ver cómo todas ellas se están cumpliendo. Basta citar a Ana Catalina Emmerick y sus visiones del fin de los tiempos para ver esta dura realidad.

LA VIRGEN DE LA  SALETTE

La actitud adecuada frente a lo que estamos pasando y frente a lo que se nos viene encima es orar sin descanso, reparar por tantos ultrajes, sacrilegios e indiferencias a Cristo eucaristía (como pidió la Virgen en Fátima), mortificarse y ofrecer ayunos y penitencias por la conversión propia y de los pecadores (la beata Jacinta, tan querida), frecuentar los sacramentos, pedir por nuestra fidelidad y la de nuestros hermanos y amigos, el rezo diario del rosario, la coherencia de vida y la consagración al Inmaculado Corazón de María, refugio seguro en estos últimos tiempos previos a la Parusía… 

Tengamos esperanza y levantemos la cabeza con alegría, porque está cerca nuestra liberación. Estemos contentos porque la apostasía y la herejía en la Iglesia y en el mundo serán fulminadas por Cristo en su Venida, aunque para llegar a la Tierra prometida de los Nuevos cielos y la Nueva Tierra la Iglesia fiel haya de pasar por su desierto (Ap., 12, 6), como lo hizo el primer Israel tras el Éxodo… Ahora, el nuevo Israel que es la Iglesia habrá de pasar por la mayor tribulación que vieron los tiempos ni lo verán: el resto fiel, perseguido desde fuera por el mundo y desde dentro, ay, por las fuerzas masónicas que han usurpado la Iglesia, será acrisolado y purificado (Zc. 13, 8-9) y entrará en el Reino prometido cuando Él venga, momento en el que triunfará el Inmaculado Corazón de María.

No caigamos pues en la desesperación ni en la desesperanza, porque la promesa de Cristo de que las puertas del Infierno no prevalecerían contra la Iglesia se cumplirá en el resto fiel, mientras que la gran parte de la Iglesia caerá en la apostasía y defeccionará.

Al igual que la primera Iglesia vio ascender a Cristo estando ya en las catacumbas, perseguida por los judíos, que les consideraban apóstatas y herejes, también la Iglesia del fin de los tiempos será un remanente fiel y escaso, de nuevo en las catacumbas, perseguida, azotada y tildada de apóstata por la Iglesia apóstata.

El mundo al revés. El judaísmo cayó por completo en la apostasía y fue castigado por Dios con 2000 años de persecuciones, expulsión de su tierra, éxodo y desvaríos doctrinales satánicos (el Talmud, la Kábala). También será castigada, con el Infierno, la parte de la Iglesia que se mundanice y se aparte de la vid… se agostará cual sarmiento separado de la savia de la vida eterna y se secará y será echada al fuego para que arda. Recemos por nuestros hermanos para que abran los ojos y vean.

Que cada uno vaya tomando posiciones. No nos equivoquemos: la Iglesia auténtica será ésta: la perseguida desde dentro y desde fuera, la menos numerosa, la exigua, la que permanezca fiel a las enseñanzas de siempre de la Iglesia sobre el pecado, la presencia real y sustancial de Cristo en la Eucaristía, la condenación y el Infierno. Identificarla, por tanto, será fácil.

Pero los respetos humanos, el miedo, la tibieza, la cobardía, el pecado, harán que muchos se vayan a la otra, la que aparentará triunfar, la que será aceptada y querida por el mundo, que dirá: “Por fin una Iglesia que nos entiende y que nos deja pecar”.

Dejémonos pues, de videntes, de laxitud o de actitudes cismáticas. Unámonos a la vid que tiene la vida eterna, hundamos nuestras raíces en el agua de vida (Salmo 1) y no temamos:

Jeremías 17, 7-8: "Bendito el varón que confía en el Señor, y el Señor es su confianza. Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces a la corriente, no teme que llegue el calor, y sus hojas permanecerán lozanas, no se inquietará en año de sequía ni dejará de dar frutos".

Y digamos siempre: Señor, cuéntanos entre tus elegidos. Espíritu Santo, concédenos fortaleza en el momento de la prueba. María Santísima, cúbrenos con tu manto y guárdanos en el Refugio seguro de tu Corazón Inmaculado. Santo ángel de nuestra guarda, cuídanos y protégenos.

Amén.

Antonio José Sánchez Sáez