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domingo, 4 de febrero de 2018

Noticias varias 4 de febrero de 2018 (alguna comentada)

Omar Bello: Bergoglio juega a dos bandas  (Amor a la Verdad).

La verdad es la verdad, no importa quién la diga, aunque se trate de un blog sedevacantista, como es Amor a la Verdad.

50 años después de Humanae Vitae, la píldora y el aborto siguen agitando (Crux)


Nuestro Rey y nuestra Reina (The Catholic Thing)

No toques a los mártires chinos. Ellos son el tesoro de la Iglesia (La Nuova Bussola Quotidiana)

Crítica de Karl Rahner y Neomodernismo indeseable (Katholisches)


El periódico católico de Internet La Bussola Quotidiana ha publicado extractos de la conferencia que el Prof. Fontana quiso dar ayer. En él, muestra el pensamiento del neomodernismo y sus objetivos para una iglesia "diferente". Para el nuevo arzobispo de Ferrara, Mons. Perego,  (el sucesor del arzobispo Negri) estas palabras son "demasiado peligrosas" para ser pronunciadas en una institución educativa católica. Por eso dio instrucciones para que el evento de la presentación del libro de Fontana no tuviese lugar, puesto que en él se critica a Karl Rahner. Por supuesto, los organizadores podrían organizar su evento en otro lugar.

Como sabemos, el cardenal Siri -en su momento- describió la teoría de la gracia de Rahner como un "regalo obligatorio". Según Rahner, los dogmas son solo una expresión lingüística de un cierto tiempo y deben adaptarse de acuerdo con las situaciones cambiantes y las percepciones históricas.


La "doctrina" de Rahner es contraria a la Doctrina Católica. De ahí que se impidiera la celebración de la presentación de este libro de Stefano Fontana, titulado La Nuova Chiesa Di Karl Rahner en el Centro de Educación de la Arquidiócesis de Ferrara.


Don Elia. No tenemos el culto al hombre (Chiesa e post Concilio)

Marx recurre al ‘discernimiento pastoral’ como pretexto para bendecir uniones homosexuales (Infovaticana)

Monseñor Munilla y resto de obispos españoles… ¿Dónde están?  (Vicente Montesinos en Infovaticana)

URGENTE: Monseñor Marian Eleganti y Monseñor René Henry Gracida, nuevos apoyos frente a Amoris Laetitia (Vicente Montesinos. Infovaticana)


Ya son 14 el total de apoyos (dos de ellos R.I.P.)
  1. Cardenal Walter Brandmüller (dubia)
  2. Cardenal Raymond Leo Burke (dubia)
  3. Cardenal Carlo Caffarra (R.I.P) (dubia)
  4. Cardenal Joachim Meisner (R.I.P) (dubia)
  5. Obispo Athanasius Schneider (auxiliar de Astana, Kazajistán) (declaración kazaja)
  6. Arzobispo Tomash Peta (Metropolitano de Astana, Kazajistán) (declaración kazaja)
  7. Arzobispo Jan Pawel Lenga (Karaganda, Kazajistán) (declaración kazaja)
  8. Arzobispo Carlo María Viganó (ex nuncio en EE.UU) (declaración kazaja)
  9. Arzobispo Emérito Luigi Negri (Ferrara-Comacchio) (declaración kazaja)
  10. Cardenal Janis Pujats (Arzobispo Metropolitano de Riga) (declaración kazaja)
  11. Obispo Andreas Laun (ex-Obispo Auxiliar de Salzburgo) (declaración kazaja)
  12. Cardenal Wim Eijk, Arzobispo de Utrecht (exigencia fin de confusión)
  13. Monseñor Marian Eleganti (Obispo auxiliar de Chur, en Suiza)
  14. Monseñor René Henry Gracida (Obispo emérito de Corpus Christi, Texas)

No toquéis a los mártires chinos, son el tesoro de la Iglesia (Mons. Luigi Negri)




Ante la confusa situación de la Iglesia italiana (y no sólo), nos cuesta salir del inquietante embrollo de acontecimientos y posicionamientos: ha habido un momento en el que se nos ha instruido en la duda de cuáles fueron las palabras reales de Jesucristo en los Evangelios, porque entonces no había grabadoras; después, hemos asistido a una serie de intervenciones que relativizan el mal y que, sobre todo, archivan la figura del demonio convirtiendo, por lo tanto, la diferencia entre el bien y el mal, y entre el infierno y el paraíso, en algo puramente formal; al mismo tiempo, continúa la insensata e ideológica propaganda sobre el reformador Lutero. Y cuanto más, mejor…

Hemos asistido a la desacralización de las iglesias, transformadas en restaurantes, sin que hubiera realmente una necesidad objetiva, sino más bien en aras de una ideología subyacente según la cual las iglesias no son, sobre todo (como la Iglesia defiende desde hace dos mil años), el lugar de la presencia de Dios y del culto, sino que son, fundamentalmente, el lugar donde se expresa la asamblea de la comunidad en fraternidad para sus distintas necesidades, entre ellas también la de alimentarse. Resulta entonces absolutamente legítimo e innovador que las Iglesias sean utilizadas como restaurantes, obviamente baratos, que es el precio del valor que damos al culto y a la Presencia Real.

Creo poder decir (no es únicamente una opinión mía personal, sino también la de muchos sacerdotes, hermanos y hombres de buena voluntad) que esta serie de circunstancias, de palabras, de actitudes resultan ambiguas, si no desconcertantes. Cuesta ver a dónde conduce todo ello: a algún sitio conduce, pero es cierto que no se sabe dónde… y cada día tiene su dolor.

En estos días hemos sido arrollados por esta noticia

«El pasado mes de diciembre, monseñor Pietro Zhuang Jianjian, obispo de Shantou (Guangdong), fue obligado a ir a Pekín, donde “un prelado extranjero” del Vaticano le pidió que cediese su cátedra al obispo ilícito Giuseppe Huang Bingzhang. Esta petición ya se le había presentado en el mes de octubre». 
Todo agravado por las comprometidas declaraciones del cardenal Joseph Zen Ze-Kiun. A partir de aquí, ha comenzado una tempestad mediática de fuga de noticias, o presuntas tales. Intentando aclarar la situación han llegado las declaraciones de la Sala de Prensa Vaticana y la intervención del cardenal Secretario de Estado.

En esta circunstancia, vuelve de nuevo, con fuerza, el caso de los obispos chinos que han anunciado el Evangelio, defendido la Fe y educado al pueblo de Dios en las situaciones más difíciles, en general siendo claramente perseguidos y sufriendo, en la mayoría de los casos, la cárcel, la tortura o el martirio. Si las noticias que se están difundiendo en estas horas por personajes dignos de estima, que siempre han estado en primera línea en defensa de la libertad de la Iglesia, incluso al precio de la propia sangre, son verdaderas, entonces la situación es realmente delicada y grave.

La Iglesia china vive -y existe aún hoy- porque ha sido edificada sobre la ofrenda de la sangre de todos los que han defendido su libertad de cualquier injerencia externa; sabiendo ofrecer la propia sangre en unión a la sangre entregada por Cristo en la Cruz. Así ha sido para la gran mayoría de las comunidades de antigua o más reciente fundación. Así fue también para la comunidad eclesial de Roma, bañada por la preciosísima sangre de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo.

¡Los mártires son el tesoro de la Iglesia! Por esto, desde los primeros días de su historia, la Iglesia siempre ha custodiado las reliquias de aquellos que profesaron la Fe hasta la efusión de la sangre, en las situaciones más distintas, en las circunstancias más difíciles: pequeñas, adolescentes o poco mayores que adolescentes, como algunas de las grandes mártires de la Iglesia católica de los primeros siglos, hasta esa procesión de mártires que, de generación en generación, garantizan con su presencia y testimonio la correspondencia de la Iglesia de hoy con la Iglesia del Señor.

Si es verdad todo lo que estamos oyendo, ¡los mártires no se tocan! ¡La Iglesia eleva, desde siempre, sus mártires a los altares y les dedica las iglesias más bellas! Quien reniegue de ellos sería corresponsable de una página terrible de la historia de la Iglesia.

Si la Iglesia se olvidara de sus mártires, o renegara de ellos o los combatiera, entonces podríamos considerar, con toda la razón, que la hora de la prueba y de las tinieblas está cada vez más cerca. 

De acuerdo con la sana tradición de la Iglesia, es por lo tanto más que nunca necesario que el pueblo cristiano redescubra su identidad, derivada de la presencia de Cristo, y recupere su camino diario de misión y testimonio. 

No hay ninguna circunstancia, dificultad, divergencia de opiniones fuera o dentro de la Iglesia, que pueda disminuir el deseo que un verdadero cristiano debe siempre tener de servir a la misión de Cristo, anunciándolo y haciendo que esté presente, con el propio testimonio, entre todos los hombres, hasta los confines de la tierra, hasta ofrecer la propia sangre.

Monseñor Luigi Negri (arzobispo emérito de Ferrara-Comacchio).

Publicado en La Nuova Bussola Quotidiana.
Traducción de Helena Faccia Serrano

sábado, 3 de febrero de 2018

DANTE VS FORTEA. OTRA VEZ EL PACTO DE METZ (V)



ENCICLICA “IN PRAECLARA”

(30 – I V – 1921)

A LOS AMADOS HIJOS, DOCTORES Y ALUMNOS EN LETRAS Y BELLAS ARTES DEL ORBE CATOLICO EN EL SEXTO CENTENARIO DE LA MUERTE DE DANTE ALIGHIERI

Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

1. Introducción. La Iglesia Católica y Dante Alighieri.

En la ilustre corte de hombres eminentes, —que han dado esplendor y gloria a la fe católica, que se han distinguido en todos los campos, y en el de las letras y las artes en particular, de modo que por las inmortales obras de su ingenio han merecido bien, tanto de la sociedad civil como de la Iglesia—, ocupa un lugar privilegiado DANTE ALIGHIERI, de cuya muerte se celebrará en breve el sexto centenario.

La excelencia de este varón, en verdad, nunca ha sido más confirmada que en estos tiempos, pues para recordar su memoria no sólo se apresta Italia, que bien pudo gloriarse de un hijo tal, sino que todas las personas cultas, sabemos, han constituido consejos especiales de personas eminentes a fin de que en todo el orbe sea celebrada dignamente la memoria de esta gloria de la humanidad.

Ahora bien, no sólo no podemos faltar en tan admirable v excelente coro, sino que es preciso que estemos entre los primeros. Ya que desde un principio la Iglesia consideró a DANTE ALIGHIERI como hijo suyo.

Porque, además, en la iniciación de Nuestro Pontificado enviamos una carta al Arzobispo de Rávena, en que mandábamos decorar el templo que contiene el Sepulcro de DANTE ALIGHIERI, para su centenario. Ahora, después de auspiciar esta solemnidad, Nos pareció, amados hijos, que cultiváis bajo la mirada de la Iglesia el estudio de las letras, Nos pareció bien que instruyáis a todos en el significado de lo que hacemos, en las estrechas relaciones de Alighieri con esta Cátedra de PEDRO, en la gran necesidad que hay de unir con la fe católica las alabanzas tributadas a tan gran nombre.

Ante todo, ya que éste durante toda su vida confesó la religión católica en forma ejemplar, parece conveniente que con los votos y auspicios de ella se haga su solemne conmemoración, como esperamos. Cuya culminación tendrá lugar en Rávena, en el templo de SAN FRANCISCO, y cuya iniciación en cambio tendrá lugar en Florencia, en la Iglesia de SAN JUAN, que recordaba su emoción, allá en su destierro en su avanzada edad, deseando con ardor recibir los laureles de poeta en la misma fuente bautismal en que fuera bautizado en su niñez.

2. Formación escolástica de Dante.

Al llegar a la edad en que floreció por sus estudios filosóficos y sagrados, con el auxilio de los doctores escolásticos que habían recogido lo más selecto de sus predecesores y lo habían entregado a la posteridad después de iluminarlo con sus claros raciocinios, en medio de la variedad de sus estudios, siguió en todo a TOMÁS DE AQUINO, el jefe de la Escuela; y de este maestro, cuya mente angelical es famosa, aprendió casi todo su saber filosófico y también teológico, ya que no descuidó ninguna clase de conocimientos y ciencias, ya que fue muy versado en las Sagradas Escrituras y en los libros de los Santos Padres.

Así, doctísimo en todas las ciencias, pero ante lodo sabio en la sabiduría cristiana, al aplicarse a su obra tomó del campo mismo de la religión, para desarrollar en sus versos, un asunto inmenso y sublime. En lo cual podemos admirar la grandeza y fuerza increíble de su ingenio; pero al mismo tiempo se presenta ante los ojos el que haya obtenido gran parte de esa fortaleza por inspiración de la fe divina, y que haya obrado de modo que distinga a su obra máxima con el gran esplendor de la verdad revelada, no menos que con los resplandores del arte.

3. La Divina Comedia.

Pues en toda esta Comedia, justamente llamada divina, las mismas cosas que narra como fingidas e inventadas, o las referidas a la vida mortal, las relata para mostrar la justicia y providencia de Dios, que gobierna el mundo en el curso del tiempo y en la eternidad, que premia y castiga a todos y a cada uno de los hombres según sus méritos.

Consiguientemente, y en perfecta concordancia con las creencias de la fe católica, brillan en este poema la augusta Trinidad de un solo Dios, la Redención del género humano realizada por el Verbo Encarnado de Dios, la excelsa benignidad y liberalidad de la Virgen MARÍA, Madre de Dios y Reina de los cielos, y la celestial beatitud de los ángeles, de los santos y de los hombres.

A esto se oponen en los infiernos los suplicios establecidos para los impíos; y en un lugar intermedio la residencia de las almas que, una vez expiadas sus culpas, pueden entrar en los cielos.

Una sapientísima arquitectura de éstos y demás dogmas católicos se ve en todo el poema. Si, empero, la progresiva investigación de la ciencia acerca de las cosas celestiales demostró después que aquella estructura del mundo, que aquellas esferas, que enseñaban los antiguos, no son tales, y que la naturaleza, el número y curso de las estrellas y astros son absolutamente distintos de lo que aquellos creían, sin embargo sigue siendo cierto el que esta estructura universal, sea cual sea el orden que rige en sus partes, está gobernada por la misma voluntad que la ha creado, que es la de Dios Omnipotente, que mueve todas las cosas, cualesquiera ellas sean, y que en todas partes resplandece con su Gloria.

Aunque esta tierra que los hombres habitamos no puede decirse, como se dijo, que era como el centro del universo; sin embargo es cierto que ella fue el lugar de la edénica vida de nuestros primeros padres y que fue después testigo tanto de nuestra tristísima caída con que ellos perdieron aquel estado, como de la restitución de la salud eterna de los hombres por la sangre de JESUCRISTO.

En consecuencia explicó los tres estados de las almas, que en su mente había concebido, de un modo tal, que para describir antes del día postrero del juicio divino, ya la condenación de los réprobos, ya la purificación de las piadosas almas del purgatorio, ya la felicidad de los bienaventurados, parecía auxiliarse con la luminosa claridad que dan las profundas enseñanzas de la fe.

4. Enseñanzas preciosas dejadas en sus escritos.

Ahora bien, de entre lo que dejó en sus escritos todos, y principalmente en su triple poema, creemos que esto podrá ser un excelente ejemplo para nuestros hombres.

Ante todo afirma que a la Sagrada Escritura le es debida la mayor reverencia por parte de los cristianos y que es necesario aceptar lo que contiene, con suma devoción, porque “aunque son muchos los que transcribieron la divina palabra, el único que la ha dictado es Dios, que se dignó explicarnos sus santos designios por las plumas de muchos escritores”. Esto está dicho en forma tan exacta como hermosa.

Lo mismo que aquello de que “el viejo y el nuevo Testamento, que nos ha sido dado para la eternidad”, como dice el Profeta, tienen “enseñanzas espirituales que superan la humana razón”, entregadas a nosotros “por el Espíritu Santo, que nos reveló la verdad sobrenatural y necesaria para nosotros, por medio de los Profetas y hagiógrafos, por medio del Hijo de Dios, como el eterno, Jesucristo”.

De aquello que vendrá después de esta vida mortal, en la eternidad, dice que “nosotros poseemos lo cierto, que consta por la doctrina veracísima de Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Luz: Camino porque sin obstáculo alguno por él nos dirigimos a la eterna beatitud; Verdad porque no hay en ella sombra de error alguno; Luz porque nos ilumina en medio de las tinieblas de la ignorancia”.

Tampoco es remiso en honrar y observar “aquellos venerables Concilios, que —ningún cristiano lo duda— han sido asistidos por Jesucristo”.

Tiene en alta estima además “los escritos de San Agustín y demás doctores” y dice que “quien duda que hayan sido inspirados por el Espíritu Santo no ve en absoluto los frutos de ellos, o si los ve no los ha gustado”

5. La autoridad de la Iglesia y del Pontífice.

Grande es la importancia que DANTE ALIGHIERI atribuye a la autoridad de la Iglesia Católica, lo mismo que a la potestad del Romano Pontífice, ya que de ésta tienen fuerza todas las leyes y mandatos de la misma Iglesia.

De aquí la amonestación a los cristianos a que, con los dos Testamentos que tienen, al mismo tiempo que un Pastor que los dirige, vivan contentos con esta ayuda segura para su salvación.

Se afligía por los males de la Iglesia como si fuesen propios, y al deplorar y condenar el total alejamiento de la jerarquía por parte de los cristianos, habla de esta manera a los Cardenales italianos, después del traslado de Roma de la Apostólica Sede: “¡Oh, nosotros que creemos en un mismo Padre, e Hijo que es Dios y hombre, y en la misma Madre y Virgen; nosotros, por los cuales y por cuya salud han sido pronunciadas, después de una triple interrogación, estas palabras: ¡Pedro, apacienta el sagrado rebaño! ¡Oh Roma, que después de tantas glorias y triunfos has sido confirmada por Cristo con la palabra y con la obra como cabeza del orbe; que has sido consagrada remo Sede apostólica por la sangre de aquel Pedro, y de Pablo, el Apóstol de las gentes; que ahora lloramos con Jeremías lamentando después de él verla abandonada y desierta! ¡ay! ¡da pena, no menos que una plaga lamentable de herejes!”.

Llama asimismo a la iglesia Romana con el nombre de “madre piadosísima” o de “Esposa del Crucificado”, y a PEDRO le llama juez de la verdad revelada, que no puede engañarse y a quien, en lo que hay que creer o hacer para la salvación eterna, deben sujetarse todos con perfecta obediencia.

Por lo cual, aunque juzga que la autoridad del Emperador proviene del mismo Dios, sin embargo afirma que “esta verdad no debe entenderse tan estrictamente de modo que el Príncipe Romano no esté también sujeto en algún modo al Pontífice Romano; ya que esta felicidad mortal está ordenada en alguna manera a la felicidad inmortal”.

La razón verdadera y total de la sabiduría, si hoy se la observa santamente, produce frutos abundantísimos de prosperidad para la república.

6. Razón de sus quejas contra los Sumos Pontífices.

No obstante lanzó acerbas invectivas contra los Sumos Pontífices de su tiempo. Esto es, contra aquellos con quienes estaba en desacuerdo en asuntos políticos, y que estaban en el bando de los causantes de su destierro. Se comprende, en un varón tan golpeado de la fortuna, si con ánimo exacerbado traspasó los límites de la moderación: y más, porque, para inflamar su ira sin duda que influyeron los rumores de hombres que, como sucede en estos casos, interpretan mal todo lo que del adversario proviene.

Por otra parte, ya que “es preciso” —tal es la flaqueza de los mortales— “que hasta los corazones religiosos se manchen con el polvo del mundo”, ¿quién negará que muchas cosas había en aquel tiempo que no podían aprobarse en hombres consagrados; todo lo cual llenó de aflicción y malestar su ánimo enteramente consagrado a la Iglesia, y hasta hizo que varones de gran santidad de vida dejaran sentir graves quejas?

Ahora bien, lo que justa o injustamente reprendió y vituperó en los clérigos, de ningún modo quiso extenderlo y aplicarlo al honor debido a la Iglesia, o a la veneración debida a las llaves de PEDRO; en consecuencia, en asuntos políticos defendió su propia opinión “apoyado en aquel respeto que un hijo piadoso debe al padre, a la madre, a Cristo, a la Iglesia, al Pastor, y a todos los que profesan la religión cristiana, por el triunfo de la verdad”.

7. Tesoro doctrinal y artístico de su obra.

Habiendo inspirado toda la arquitectura de su poema en los fundamentos de la religión, no es de maravillarse si en él se encuentra oculto, puede decirse, un tesoro de la doctrina católica, es decir, la savia de la filosofía y teología cristianas, y el conjunto de las leyes divinas para el gobierno y administración de los asuntos públicos.

No era DANTE ALIGHIERI como aquel que dijera públicamente que, con el fin de extender la grandeza de la patria o de agradar a los gobiernos, podía descuidarse la justicia y el derecho de Dios, en cuya conservación, bien lo sabía, está el fundamento y consistencia de los pueblos.

De aquí que pueda hallarse en este poeta el artístico placer de sus bellezas, pero también un provecho de no menor importancia, es decir, que es modelo para el conocimiento del arte y para la práctica de la virtud; siempre que quien a él se llegue esté libre de prejuicios y deseoso de la verdad.

Más aún, siendo no pocos entre los nuestros los buenos poetas, que parecen tener la aprobación de todos, mezclando lo útil a lo agradable, posee esto empero DANTE de un modo tal que, cautivando a cada lector por la variedad de las imágenes, por el colorido, y por la grandiosidad de los pensamientos y lenguaje, atrae y excita al amor de la sabiduría cristiana: nadie en verdad ignora que confesó abiertamente haber compuesto este poema con la intención de facilitar a todos un poco de sustento vital.

Y así sabemos que algunos —y aún de reciente memoria, que estaban alejados de Cristo, sin ser contrarios a él— al dedicarse principalmente a la lectura y estudio del poeta, con el auxilio de Dios, se interesaron primero en la verdad de la fe católica y por ese camino se acogieron gustosísimos al seno de la Iglesia.

Lo oportuno y justificado de la celebración.

Lo que hasta ahora se ha recordado es suficiente para mostrar cuán oportuno sea, que en este centenario todos los buenos se sientan más dispuestos a retener esa Fe, protectora de las bellas artes, virtud ésta que en DANTE ALIGHTERI es magníficamente reconocida.

No sólo causa admiración en él la maravillosa facultad de su ingenio, sino también esa inmensa grandeza del argumento, que la santa religión le inspiró en su canto; y lo que de artista tenía por naturaleza, lo perfeccionaba sin cesar con el estudio de los modelos de la antigüedad, y aún más, como se ha dicho, con las obras de los Doctores y Padres de la Iglesia. Esto le permite volar con el pensamiento y la mente hasta alturas y extensiones mucho mayores que si estuviere atado a los estrechos límites de las cosas naturales.

8. El poeta cristiano, de este modo, si bien alejado de nosotros por largos siglos, pertenece casi a esta edad, como dicen; y es de más actualidad que cualquiera de los actuales vates renovadores del paganismo, aquél que fuera barrido por la victoria de Cristo en la Cruz.

La misma piedad inspira a DANTE ALIGHIERI y a nosotros; identidad de sentimientos inspira la religión; una misma vestidura reviste a “la verdad venida a nosotros desde el cielo, por la cual somos elevados a lo sublime”. Esta es su más noble alabanza, ser poeta cristiano, esto es, haber cantado con versos casi divinos las instituciones cristianas, cuyo contenido y forma tan animosamente profundizara, y tan admirablemente sintiera y viviera.

Y quienes pretenden negarle esta alabanza, comparando toda la naturaleza religiosa de la Comedia como una fingida fábula, sin fundamento alguno de verdad, éstos en verdad le niegan lo que es primario en nuestro Poeta y fundamento de todas las demás alabanzas.

Así, pues, si tanta parte de su fama y grandeza debe DANTE a la fe católica, valga este solo ejemplo, que nos ahorra los demás, para demostrar cuán falso es que la consagración de la mente y del corazón a Dios corte las alas del ingenio, mientras, por el contrario, lo espolea y lo eleva.

Puede observarse rectamente aquí cuán mal se preocupan por el adelanto de los estudios y de la humanidad aquellos que pretenden quitar todo lo que sea religión en la educación de la juventud. 

Pues da lástima ver que la enseñanza que se da públicamente a la juventud estudiosa suele ser tal, como si el hombre no tuviera ninguna noticia de su Dios, ni de aquellas máximas verdades que están por encima de la naturaleza.

Pues si bien a veces este “poema sagrado” no es extraño en las escuelas públicas y está entre los libros que deben ser estudiados, sin embargo aquel alimento vital, siendo escrito para ser esto, la mayoría de las veces no llega hasta los jóvenes ya que, a causa de los defectos de la enseñanza, no están inclinados como conviene a todo lo que sea de fe.

9. Conclusión.

Quiera Dios que se consiga esto con el solemne centenario, de modo que, en todas partes en que haya preocupación por la enseñanza de las letras a la juventud, se haga esto en honor a Dante y se eduque a los alumnos en la doctrina cristiana; que no otro fue su propósito al componer su poema, sino “elevar a los seres vivientes de esta vida por sobre el estado de miseria”, es decir, del pecado, “y llevarlos al estado de felicidad que es el de la gracia divina”.

Vosotros, amados hijos, que os ocupáis y os dedicáis al estudio de las letras y de las bellas artes, bajo el Magisterio de la Iglesia, amad y apreciad, como lo estáis haciendo, este Poema, que no vacilamos en llamar panegírico de la sabiduría cristiana, y su pregonero, el más elocuente de todos.

Acrecentaréis así vuestro amor por él, y cultivaréis más vuestros ánimos en por del esplendor de la verdad, y os mantendréis con más constancia en el amor y cuidado de la santa Fe.

Bendición Apostólica.

Y ahora, amados hijos, a todos os impartimos con todo amor la Apostólica bendición, que os testimonia Nuestra paternal benevolencia, y os augura las gracias del cielo. 

Dada en Roma, en San Pedro, el día 30 del mes de Abril de 1921, en el año séptimo de Nuestro Pontificado.

PAPA BENEDICTO XV


BLOG PADRE FORTEA

Viernes 2 de febrero de 2018

Si el Papa firma UN ACUERDO con Pekín, allí estaré yo echando el lacre sobre el papel, con una sonrisa en la cara y soplando para que se enfríe antes de que el Sodano de ahora ponga su sello encima.

Compárese el punto 6 de la encíclica con lo afirmado por el Padre Fortea, quien no habla de un acuerdo concreto sino de cualquier acuerdo.

Supongo que Fortea considerará de mal cristiano no ser hincha, al menos desde 2013, del club atlético San Lorenzo de Almagro

Capitán Ryder


Traducción de la encíclica (no está en castellano) tomada de la página

http://info-caotica.blogspot.com.es/2014/04/in-praeclara-summorum-texto-completo.HTML

Comisarios de género en las escuelas: el PP traiciona otra vez a sus votantes (Elentir)




En el siguiente video se explica brevemente este asunto de los "coeducadores" de género:

Duración 1:20 minutos


- ‘Coeducadores': así llaman a los nuevos comisarios políticos

El plan es que en cada centro exista un profesor o “coeducador” que podría liberarse parcialmente de su trabajo como tal y dedicarse a difundir iniciativas para promover la igualdad. El Mundo afirmaba el 1 de febrero que los cometidos de esos docentes serán proponer medidas e iniciativas que favorezcan “la igualdad entre hombres y mujeres, la igualdad de trato y la no discriminación” y “la prevención de la violencia de género”, así como promover, por ejemplo, debates “sobre el infrarrepresentado papel de las mujeres en las disciplinas tecnológicas”

Teniendo en cuenta que el Gobierno ha asumido íntegramente las tesis de la ideología de género (según la cual las mujeres están oprimidas por los hombres y sólo existirá igualdad cuando no haya diferencias sexuales entre ellos), lo que pretende el Gobierno es imponer comisarios ideológicos en las escuelas, unos comisarios cuyo “trabajo”, si se le puede llamar así, es imponer en el día a día una ideología más que cuestionable.

- Ideología de género: creada por marxistas, ahora la impone el PP

Teniendo en cuenta que la ideología de género fue creada por feministas radicales que militaban en el marxismo, la pregunta obvia que cabe plantear ante ese anuncio de la ministra de Sanidad es la siguiente: con este PP, ¿para qué necesitamos a Podemos? 

No importa cuál sea el disparate que se le ocurra a la izquierda o a los separatistas. Basta con dejar pasar el tiempo para que el PP acabe asumiéndolo. Ya lo ha hecho con el aborto, la “memoria histórica”, la sumisión al lobby LGTB, la “normalización lingüística” y ahora también esto

Recordemos que en varias comunidades gobernadas por el PP, como Madrid y Galicia, se han aprobado -con el apoyo de ese partido- leyes que imponen la ideología de género en los colegios, una imposición que se disfraza de “igualdad de trato”, pero que al fin y al cabo incluye el adoctrinamiento ideológico obligatorio en planteamientos políticos surgidos de la izquierda y que son tan discutidos como discutibles.

- Lo que decía el programa del PP en 2015 sobre la libertad de educación

Pero ¿y qué dice el PP cuando toca rendir cuentas a los votantes para pedirles una vez más su confianza? Podemos tomar como ejemplo el programa electoral del PP para las Elecciones Generales de 2015 (ver PDF)

En la página 175 se puede leer lo siguiente:
“Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Mantendremos nuestro compromiso con la libertad de las familias para que éstas puedan elegir el centro y el modelo en el que quieren educar a sus hijos.”
Y esto es lo que ponía la página 184:
53. El Partido Popular siempre ha llevado como un elemento fundamental de su ideario la defensa de la libertad. Por eso nos comprometemos a garantizar y ampliar las libertades educativas consagradas en nuestra Constitución mediante un desarrollo armónico del derecho a la educación y a la libertad de enseñanza. 
54. Facilitaremos que los padres puedan ejercer eficazmente su derecho a elegir el tipo de educación y el centro donde escolarizar a sus hijos. Es una demanda creciente de millones de familias españolas que es preciso satisfacer. 
55. Garantizaremos el derecho que asiste a los padres a educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones religiosas y morales, tal y como establece la Constitución Española.

- Están recortando derechos fundamentales amparados por la Constitución
Como ya hizo en Galicia y Baleares con sus promesas de libertad lingüística, el PP parece que ha cogido esta parte de su programa y la ha tirado a la papelera. 

Sé que algunos dirán que el PP se ve obligado a buscar el consenso de las demás fuerzas políticas y que tiene que ceder en ciertos puntos de su programa. 

Para empezar, estamos hablando de derechos fundamentales amparados por nuestra Constitución: esos derechos no se negocian. Son las líneas rojas que se marcaron los propios españoles para defenderse de cualquier abuso de poder, y los partidos políticos -incluido el PP- se las están saltando a la torera. 

la libertad de educaciónel derecho a la presunción de inocenciala libertad ideológicay la libertad de expresión
Ya no necesitan cambiar la Constitución: se la están saltando, sin más. Para un resultado así daba lo mismo votar al PP o a Podemos.

Elentir

Noticias varias 3 de febrero de 2018

La dislocación de la función magisterial después del Vaticano II (Romano Amerio) (Adelante la Fe)
El obispo de Ratisbona: "Solo aquellos que no conocen su fe pueden pensar en una integración del Islam" (Il Foglio)

Operación Tormenta Cielo. Cien mil "Guerreros del Rosario" rezaron con el Cardenal Burke (La Fede Quotidiana)


El culto a la sobrina de Mohammed  (Is sismografo)


Los supuestos brotes verdes de la vida religiosa en España (Padre Jorge, en Infocatólica)


Francisco: “La pena de muerte es contraria al Evangelio” (Sí, si; no, no)

El pelagianismo y el semipelagianismo como una de las causas del rechazo de la Cruz y del martirio (El Oriente en llamas)

La película Roe v Wade agrega a Stacey Dash para el reparto (Life Site News)


BASTA DE COMUNIÓN EN LA MANO. Ponte de rodillas y recibe a tu Rey (Dominus est)


La confusión creada en los fieles, termina por deformar la conciencia  (Dominus est)


Cómo la sociedad destruye a las mujeres (Catholic Family News)


Reducir la religión a la política (Crisis Magazine)


LA GUERRA CONTRA EL JURAMENTO HIPOCRÁTICO (First Things)


Le Saint-Esprit dans ma vie : relier les dons du Saint-Esprit et les béatitudes (L'homme nouveau)


Comment et pourquoi participer aux états généraux de la bioéthique?  (L'homme nouveau)


Chaput laments “unhinged” sexual culture, calls for “new men” (Crux)


Mitos de las Cruzadas  (Biblia y Tradición)



Selección José Martí

‘La Casa del Uno’: un templo donde adorar al Dios de cristianos, judíos y musulmanes (Carlos Esteban)


Una iglesia, una mezquita y una sinagoga en el mismo edificio, un lugar donde puedan rendir culto a Dios las tres grandes religiones monoteístas: eso es ‘House of One’, la Casa del Uno, un proyecto del que habla, deshaciéndose en elogios, un artículo aparecido en el órgano oficial del Vaticano, ‘L’Osservatore Romano’.


“La sede elegida es la de la Petriplatz, antiguo asentamiento medieval de Berlín, ciudad que lleva en la historia reciente la marca de la división y que hoy se ha convertido casi en el símbolo europeo del multiculturalismo, con la presencia entre sus límites de casi 250 comunidades religiosas distintas”.

Uno no sabe muy bien con qué quedarse de los dones de la modernidad que alaba el artículo, si con la diversidad que de que se hace gala en ese admirativo “casi 250 comunidades religiosas distintas” o en la llamada a congregar (¿fundir?) las tres religiones monoteístas en el sobreentendido de que adorar un mismo Dios.

No compartimos el entusiasmo del redactor por esta iniciativa ultraecuménica de un tipo que, casualmente, siempre conlleva la cesión de los cristianos en su propio espacio, nunca en tierra musulmana o hebrea. Entendemos que no es el propósito, pero sumado a otras incesantes señales que llegan de muchos frentes eclesiales, la idea de dedicar un mismo templo a adorar a lo que, conceptualmente, serían tres dioses distintos suena más bien a ese viejo sueño ilustrado de sincretismo religioso.

Si la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo, el ecunemismo solo puede ser un intento por atraer a otras confesiones hacia ella, en ningún caso confundirlas o aguar la doctrina para que quepan todas en una misma amalgama amorfa y blanda.

Porque para lograr ese sincretismo que queda a un solo paso del ideal de la canción ‘Imagine’, es imposible mantener los dogmas. Ningún judío, ningún musulmán pueden aceptar la Trinidad, o la Divinidad de Cristo. Habrá que prescindir de la doctrina o admitir que una iniciativa así es solo un gesto vacío que parece designado para aumentar una confusión ya preocupante.

Carlos Esteban

Ratzinger interpelado por el Magisterio y las Escrituras (Flavio Infante)



Con el antecedente próximo de L’étrange théologie de Benoît XVI, de monseñor Tissier de Mallerais, obra en la que éste precisa la raigambre fideísta del pensamiento de Ratzinger, colindante y aun coincidente con varios de los principales errores aviesamente difundidos cien años ha por la avanzada modernista (la Revelación como delimitada por el sujeto que la recibe; la fe entendida como una imprecisa y vaga «experiencia religiosa» antes que como virtud teologal que mueve el asentimiento de la inteligencia, etc.), sale ahora a la luz un volumen de Enrico Maria Radaelli en el que el autor, luego de revisar algunas de las tesis más cuestionables del propio Ratzinger tal como éste las expuso en su célebre Introducción al cristianismo (1ª ed. 1968), solicita al otrora Papa su pública retractación de los errores que infestan este libro  que gozó de numerosas ediciones y reediciones en varios idiomas, «antes de que –para él, se entiende- sea demasiado tarde».



Con Al cuore di Ratzinger, al cuore del mondo (edición pro manuscripto, Aurea Domus, Milán, noviembre de 2017, pp. 370) el autor intenta «demostrar al mayor número de lectores posible» la falsedad de las doctrinas allí enseñadas, tomadas individualmente o en su conjunto, y «abastecer al Santo Padre con argumentos los más potentes para que –deber específico del Vicario de Cristo-pueda servirse cuanto antes del munus docendi a los fines de expulsar de la Iglesia las doctrinas nocivas que la infestan, a cuya pésima propalación el libro del antiguo Profesor bávaro contribuyó, por desgracia, como pocos otros. 

De modo de esclarecer ex cathedra, in primis, las enseñanzas que él mismo propone -éstas también aquí críticamente analizadas- sobre la base de aquellas divulgadas por el tan imitado pero tan poco estudiado Profesor de Tübingen».

Nos debemos aún la lectura del volumen, que hemos apenas solicitado y tardará en llegar a nuestras manos el tiempo que disponga la burrocracia postal –que en nuestras latitudes no merece, como Aquiles, el mote de «celerípede». 


Pero hemos accedido, con la rapidez proverbial de la informática, a alguna que otra recensión más una acrecida polémica que se encendió en la Bota mediterránea en torno al libro. Remitimos a una breve síntesis que de su trabajo hace el propio Radaelli, titulada Donde Jesús dice blanco, Ratzinger dice negro, en que el profesor italiano propone «cinco de los numerosos ejemplos del carácter totalmente inconciliable entre, por un lado, las enseñanzas de las Sagradas Escrituras y los dogmas de la Iglesia y, por el otro, las enseñanzas expuestas por el profesor Ratzinger» en aquel su citado libro
«verdadero y único paradigma de su pensamiento […] jamás desmentido y aun confirmado en el año 2000 por un nuevo Ensayo introductorio escrito por el propio autor, entonces Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe y, en su línea dorsal, refrendado una vez más en una entrevista publicada en L’Osservatore Romano el 17-3-16, es decir, hace apenas dos años»
En resumido compendio, citemos los cinco ejemplos propuestos por Radaelli en contraste con la enseñanza perenne:

I. En 2005, recientemente elevado al papado bajo el nombre de Benedicto XVI, el que había sido el profesor Joseph Ratzinger enseñó que la de Dios «sigue siendo la mejor hipótesis, aunque sea una hipótesis» (Joseph Ratzinger, L’Europa di Benedetto nella crisi delle culture, Cantagalli, Siena 2005, 123).

Pero decir que Dios es «la mejor hipótesis» significa, con todo, basar la fe en Dios -credere Deum- en una hipótesis, aunque sea la mejor -es decir, en un hecho dudoso, lo que significa esencialmente fundarla en un hecho humano: es el hombre quien hipotetiza la existencia de Dios, es el hombre quien, por lo mismo, en su mente “produce a Dios”, lo que es todo lo contrario de la certeza requerida por la fe: la certeza de un conocimiento dado por el testimonio -¡otra que hipótesis!-, siendo el testimonio el de Cristo, que dice: «a Dios nadie lo ha visto jamás; el Unigénito, que está en el seno del Padre, Él lo ha revelado» (Jn 1, 18).

En las primeras setenta y tres páginas de su libro, el profesor Ratzinger, treinta y dos años antes, ya había expuesto el concepto fundacional de su fe «hipotética» y lo había expuesto con muchas y siempre muy dramáticas expresiones, de las cuales solo se informarán aquí las tres más ejemplares y desoladoras: 


«… el creyente puede vivir su fe solamente y siempre revoloteando sobre el océano de la nada, de la tentación y la duda, encontrándose asignado al mar de la incertidumbre como al único lugar posible de su fe… » (Introducción al cristianismo, p.37);

«Es la estructura fundamental del destino humano el poder encontrar la dimensión definitiva de la existencia sólo en esta interminable rivalidad entre la duda y la fe, entre la tentación y la certeza» (Introducción al cristianismo, página 39);

«El creyente siempre experimentará la oscura tiniebla en la que lo envuelve la contradicción de la incredulidad, encadenándolo como en una prisión tenebrosa de la que no es posible escaparse… » (Introducción al cristianismo, página 73).

Pero el Señor, con respecto a la certeza y la solidez de la fe, nos dice: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6); y San Pablo recuerda que «puesto que lo que es dable conocer de Dios está manifiesto en ellos, ya que Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Él, su eterno poder y su divinidad, se hacen notorios desde la creación del mundo, siendo percibidos por sus obras, de manera que no tienen excusa por cuanto conocieron a Dios y no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su insensato corazón fue oscurecido» (Rom 1, 19-22). 


Conclusión: «sin la fe es imposible agradar a Dios» (Heb 11, 6). Sobre estas inerrantes bases escriturísticas, la Iglesia dogmatiza (con una proposición a la que se le debe obediencia de fide): «Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza mediante la luz natural de la razón humana a partir de las cosas creadas» (Const. Dogmática Dei Filius, capítulo 2, Denz 3004).

II. En una entrevista de 2016 con el jesuita Jacques Servais publicada en L’Osservatore Romano, el augusto teólogo, antes Papa y vuelto a ser cardenal, aunque rechazando tal calificación, reafirmaba la línea dorsal del libro reiterando su convicción personal de que la redención como ‘reparación de la «ofensa infinita hecha a Dios»’ es sólo una doctrina que, a causa de la «lógica de hierro» debida con exclusividad, según él, al obispo san Anselmo de Aosta, resulta «difícilmente aceptable para el hombre moderno», manteniendo así intacto el pensamiento formulado cincuenta años antes en su Introducción al cristianismo, para el cual ésta «nos parece como un mecanismo cruel que se hace cada vez más inaceptable para nosotros» (Introducción al cristianismo, página 221). 


Pero el mismo Jesús habla de la “ira de Dios”: «El que se rehúsa a creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pende sobre él» (Jn 3, 36). ¿Cuál ira?; ¿por qué ira? La ira del Creador por el pecado de su criatura; y san Pablo aclara:«cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por medio de la muerte de su Hijo» (Rom 5, 10): enemigos por el pecado del hombre, redimido por el sangriento Holocausto de Cristo; de hecho: «también todos nosotros … fuimos por naturaleza hijos de ira» (Ef 2, 3) […]

Sobre estas inerrantes bases escriturísticas, el dogma ordena (Concilio de Trento, Denz 1743 y 1753) que la Iglesia profese la doctrina de la Redención como Holocausto de Cristo al Padre, exigiéndose que sea obedecido, aceptado y creído, justamente aquello que el profesor Ratzinger rechaza.

III. El profesor Ratzinger afirma


«Dios es y será siempre para el hombre lo esencialmente invisible … Dios es esencialmente invisible» (Introducción al cristianismo, página 42); 

Y aún más: «en el Antiguo Testamento esta afirmación –la de que “Dios no aparece ni se le aparecerá nunca al hombre”- asume valor de principio: Dios no es sólo Aquel que está ahora fuera de nuestro campo visual…; no, Él es, en cambio, el que está afuera por esencia [subrayado del autor], independientemente de todas las posibles y pensables ampliaciones de nuestro campo visual» (Introducción al cristianismo, pp. 42-3).

Pero Cristo dice de sí mismo: «El que me ve a mí, ve al que me envió» (Jn 12, 45); «El que me ve, ve al Padre» (Jn 14, 9); y el discípulo amado afirma (es decir, afirma Dios en él): «[A Dios] lo veremos tal cual es» (I Jn 3, 2); y san Pablo declara: «Él es la imagen del Dios invisible» (2 Cor 4,4  y también Col 1, 15) y nuevamente: «Él [Cristo] es el espejo de la gloria de Dios y la impronta de su sustancia» (Heb 1, 3), lo que significa que Dios Padre es perfectamente visible en el Hijo, y esto es suficiente para que la Iglesia afirme -contrariamente a lo que supone, además del profesor Ratzinger, la concepción mahometana- la perfecta visibilidad de Dios a los bienaventurados, así llamados precisamente por el hecho de que disfrutan de la visión divina.

IV. El profesor Ratzinger sostiene que: 


El hombre, en la beatitud del Paraíso, «vivirá en la memoria de Dios» (Introducción al cristianismo, p 343), 

y especifica que: 

«Pablo enseña –repitámoslo otra vez- no la resurrección de los cuerpos (Körper), sino de las personas, y esto no en el retorno de los “cuerpos de carne”, o sea de las estructuras biológicas, lo que él explícitamente señala como imposible» (Introducción al cristianismo, página 347).

Pero los Evangelios, hablando del encuentro entre Jesús resucitado y los Apóstoles, señalan en cambio que


«como les resultaba difícil de creer y estaban llenos de asombro, [Jesús] les preguntó: “¿no tenéis nada para comer?”. Le dieron un trozo de pecado asado y un panal de miel. Y después de haber comido delante de ellos, tomó las sobras y se las dio» (Lc 24, 41-3); 

por no mencionar el famoso episodio de Jn 20, 27: 

«¡Pon tu dedo aquí y mírame las manos! ¡Acerca tu mano y ponla en mi costado!»

De lo cual se deduce que un cuerpo glorioso no es de ninguna manera menos carnal que un cuerpo mortaly san Pablo, partiendo de aquí, enseña: 

«Si el Espíritu de Aquél que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo de entre los muertos también dará vida a vuestros cuerpos mortales por medio de su Espíritu que mora en vosotros» (Rom 8, 10-1).

Aquí también, sobre la base de estos resultados claros e inequívocos establecidos por las Sagradas Escrituras, la Iglesia dogmatiza así: 


«Todos resucitarán con los cuerpos de los que están ahora revestidos» (Concilio Letrán II, 1215, Definición contra los albigenses y los cátaros, Denz 801).

V. El profesor Ratzinger argumenta que: 


«La doctrina de la divinidad de Jesús no se vería afectada si Jesús hubiese nacido de un matrimonio humano» (Introducción al cristianismo, página 265). 

De hecho, en su opinión

La filiación divina de Jesús «no es un proceso ocurrido en el tiempo, sino en la eternidad de Dios» (Introducción al cristianismo, pp. 265-6).

Pero el evangelista (Mt 1, 18-26) escribe


«Así es como sucedió el nacimiento de Jesucristo: su madre María, estando comprometida con José «-dice “comprometida”, no “esposa”: “esposa” es la que, con el matrimonio, ha perdido su virginidad; “comprometida”, en cambio, es la mujer que, unida en matrimonio, aún no ha completado el matrimonio; «antes de que fuesen a vivir juntos» –el evangelista señala que lo que está a punto de narrar precede al momento en que la Virgen María se va a establecer con José; «se encontró encinta por obra del Espíritu Santo», como lo relata San Lucas en su Evangelio (1,26-38) […] 

«Todo esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por el Señor a través del Profeta: “he aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo”»

Nótese que San Mateo reconoce en la profecía la causa remota, pero no por esto menos eficaz, de aquello que estaba santamente cumpliéndose, reconociendo así a Dios Su poder: lo que sucede ahora se debe a la Palabra de Dios pronunciada en aquel entonces

En segundo lugar, recordando la profecía, subraya el concepto base: la concepción del Hijo de Dios se debe, por parte de la madre, a la formación milagrosa de un embrión en una mujer virgen que permanece virgen, por lo cual el Profeta la llama “Virgen” en cuanto lo es por antonomasia -es “Virgen” ontológicamente- y, por parte de padre, se debe al Espíritu Santo, por la razón anteriormente expuesta; luego 

« … José hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado y se llevó consigo a su desposada, quien, sin que él la conociera, dio a luz a un hijo al que llamó Jesús».

Pero todo esto es impugnado por el profesor Ratzinger, que cree en cambio que: 


Primero, «la doctrina de la divinidad de Jesús no se vería afectada si Jesús hubiese nacido de un matrimonio humano»; segundo, que a propósito del Evangelio ahora revisado y el de san Lucas reportado en el texto, «la fórmula de la filiación divina ‘física’ de Jesús» es, cuando menos, infeliz y ambigua» […]

Será cuestión de abordar la lectura de un libro que entrega más pormenorizadas muestras de la atmósfera intelectual en que se desenvuelve la obra de Ratzinger, pero cuya impronta resulta más que patente al husmear tan pertinentes lonjas de texto, trozos escogidos. 


El “dudismo”, la vacilación refleja, todo aquello que desde Nicolás de Cusa constituye el neblinoso patrimonio de la «teología negativa» tan grata al paladar hiperbóreo y que acaba por hacer del propio sujeto el asiento de la única verdad cognoscible, toda aquella corriente que desde Kant converge con anchura en el modernismo y que –hablando no más del sujeto- socava con eficacia impar las disposiciones básicas que se requieren para el acto de fe


Esta marea, decimos, que disipa y disgrega y disuelve, privando al Espíritu de su nota primaria de unidad, ha venido a aposentarse en la Cátedra de Pedro, haciendo de ésta -como consta hasta la náusea- la defensa de las herejías mejor matizadas en el más académico de los empaques.

Es la mismísima doctrina sobre la Revelación la que resulta vulnerada en su misma raíz, aquélla que tiene por objeto a la fides quae tanto como a la fides qua


y que los pasajes de Ratzinger arriba citados contribuyen a desmontar. 

A este respecto, la institución, a todas luces inválida, del “papado emérito”, más que una salida enmascarada a la presente crisis, es un as en la manga del pontífice -presuntamente obligado a renunciar- podría significar –se nos permita una hipótesis sopesadamente pesimista- el tránsito pergeñado en las mientes de un ideólogo genial hacia el conciliarismo y el parlamentarismo, asaz aviados en el nuevo concepto de «colegialidad» difundido por y desde el Vaticano II. 

Es decir, la disolución de la Iglesia en un cuerpo informe y descabezado, la fuga de la unidad a la promiscuidad de la doctrina y del gobierno comenzando por el jánico desdoblamiento del munus petrino. 


Pues todavía quedaría por demostrar, en la novela de intrigas creada por la mafia progre para elevar a una definitiva ruptura el gobierno de la Iglesia, cómo haría para resistir ajedrecísticamente la mala deriva de los hechos un Papa que conservara su ministerio, pese a todas las apariencias, cuando en su bagaje cuenta con numerosos desfallecimientos doctrinales como los cinco elencados más arriba, capaces de comprometer su entera concepción religiosa

Sólo la retractación pública de sus errores -difundidos al menos desde su Introducción al cristianismo- podría servir para disipar estos dubia propuestos ahora al cardenal Ratzinger, uno de los padres de aquella teratológica criatura qui sibi nomen imposuit Franciscum.

Flavio Infante

P.S. La numeración de las páginas de la obra corresponde a la edición consultada por el autor. La reproducimos con carácter orientativo.

N.de la R. Sobre este tema puede encontrarse en nuestra sección de descargas la obra "Faith imperiled by reason".