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viernes, 18 de agosto de 2017

MI NOMBRE ES CONFUSIÓN

(Visto en infocaótica)

Desde hace un tiempo un pensamiento me venía molestando. Por supuesto que en medio de la tremenda crisis de la Iglesia que atravesamos hay mucho para preocuparse.

Pero no. La molestia no es porque se nos quiera hacer creer que ahora la Iglesia desprecia todo aquello que amó y se ríe de todo por lo que luchó. Tampoco porque, según los nuevos profetas, los santos o pecadores que se jugaron por defender a los inocentes, por educar a la juventud, por la santidad de la familia, por la conversión de otros pecadores, por poner ante todo el amor y el honor de Dios, son ahora unos ridículos, pasados de moda. (Y eso que la moda cambia tan presto que los últimos dos Papas han pasado a pertenecer a la prehistoria)

No, no era eso. De pronto ayer me di cuenta de que la molestia venía de aquellas palabras…

¿Sería por “misericordiar”? Y no, no me molestan los “neologismos”. Las que me fastidiaban eran aquellas viejas palabras, por ejemplo: “pelagiano” o “casuística”. ¿Por qué usar palabras “viejas” del vocabulario teológico desconocido del vulgo en contextos pastorales que pretenden “estar en onda” con lo nuevo? ¿Cómo se compagina “misericordiar” con “pelagiano”?

Se podrían ensayar varias respuestas no necesariamente excluyentes:
-se usan para denigrar al adversario recurriendo a términos que él mismo desprecia;…
-se usan para impresionar como teólogos al vulgo;…
-para sembrar confusión…
Sí. Sin desechar las dos primeras, la tercera respuesta me resulta más convincente.

¿Razones? La principal es el uso incorrecto de dichas palabritas.


Porque, ¿qué quiere decir “pelagiano”? Pelagio fue un hereje de los primeros siglos quien negó la necesidad de la gracia para la salvación, el daño del pecado original y de alguna manera, puso en tela de juicio el entero orden sobrenatural. Existieron luego posturas parciales conocidas como semipelagianismo. En la actualidad, si queremos encontrar cristianos con ideas semejantes, tendríamos que pensar en muchos progresistas, siempre sonrientes y creyendo que todo está bien y que vamos cada vez mejor; identificando el pecado con el error y a Cristo con un Flaco que te guiña el ojo y te perdona “de onda”. O con los que identifican el “mensaje” cristiano con la asistencia social.

Entonces, ¿qué tiene que ver el pelagianismo negador de la necesidad de la gracia divina para la propia salvación con rezar por el prójimo, ofreciendo Rosarios u otras devociones por la salud, conversión o necesidades del prójimo? Porque el mote “pelagianos” cayó sobre los que ofrecieron Rosarios por el Papa. ¿Desde cuándo se es pelagiano orando por otros?


En cuanto a la “casuística”, es una corriente de la teología moral, principalmente jesuítica, que se interesó en analizar los casos o circunstancias particulares y no meramente la ley moral universal. Sin embargo, nos encontramos con que se aplicó esta palabreja a la actitud de los fariseos interrogando al Señor: “Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?". (Mc 10,1-12).

Los fariseos no hacen casuística. Plantean un precepto general y se mantienen en ese nivel. En todo caso son legalistas, y perfectamente desinteresados de las excepciones y casos particulares, de los fundamentos y los fines de la ley. Entonces, ¿por qué mencionar la casuística a propósito de ellos? Ellos no ponen pequeños ejemplos… van a la pura ley. En cambio Cristo va al fundamento y fin de la ley que es Dios. ¿Para qué, entonces, enlazar casuística con fariseísmo?...

A los únicos que uno ve analizando situaciones particulares o de hecho, por más numerosas que sean, es a los que quieren modificar la disciplina respecto de los sacramentos, no a los que quieren conservarla. Y eso ni siquiera es casuística.


Más; ¿cuál es la misteriosa ligazón entre hablar de “fracaso del amor” al estilo mundano y de “casuística farisea”? ¿Qué quiere decir “acompañar” –término a la moda–, “sin hacer casuística”–término teológico–?

Seguramente alguien podrá decir que no importan esas palabras raras sino si “el fondo del mensaje” está bien. El tema es que no está bien. Y las raras palabritas, tampoco. Porque, o son producto de la ignorancia del que las usa –que no es poco–, o se usan equívocamente adrede –que es peor.

Aunque tediosa, la tarea de desmontar estas resignificaciones puede ayudar. La verdad siempre ayuda.

Pero lo que queda en el aire es el tema –demasiado fácil–, de los fariseos. Que las personas conservadoras o con gusto por lo tradicional tienen la tentación del fariseísmo no es una novedad. Que no sea, precisamente, un mal muy actual y extendido en medio del desparramo progresista no quita que la tentación para ese tipo humano siempre exista.

Ahora bien, ¿no será que, dada la oposición evangélica entre el fariseo y el publicano, algunos pretenden identificarse con “los publicanos y las pecadoras” porque parecen más simpáticos y los “buenos de la película”? ¿Acaso se creen “semejantes al publicano”? Porque el publicano de la parábola tenía conciencia de pecado.

Yo no los vi en el fondo de los templos golpeándose el pecho y pidiendo perdón sin preocuparse por la mirada despreciativa del fariseo. Más bien, sonríen y cantan en el frente, entran y salen de los templos como si todo lo que importase fuese “la buena onda”. Y si ven a alguien piadoso, lo miran con la misma distancia superior que el fariseo usó con el publicano.


Tampoco los veo adornándose con sus mejores vestidos y derramar perfumes para adorar a su Rey, como Santa María Magdalena. Dicen que no quieren gastar y que lo darán a los pobres, como Judas (que llevaba la bolsa). Dicen que quieren una Iglesia pobre para los pobres, pero solamente desvisten altares.


Menos todavía los vi bajarse del árbol y preparar un gran banquete a su Señor al tiempo que se reparaban las injusticias con el prójimo, como hizo Zaqueo. No, desprecian la liturgia y la quieren lo más chabacana posible. Y al prójimo se le pueden aplicar toda clase de motes para que el público mediático festeje.


Entonces…

Entonces, mi nombre es Confusión.

Bea Reyes Uribe

La abolición del sentido común (Juan Manuel de Prada)




Uno de los rasgos más estremecedores de nuestra época es la abolición del sentido común. Aquella fábula del rey desnudo, en la que un niño intrépido se atrevía a decir lo que todos callaban, ha alcanzado hoy su paroxismo; sólo que el desenlace de esa fábula sería hoy trágico, pues el rey de inmediato privaría de la patria potestad a los padres de ese niño, que entregaría a una parejita chunga, para que lo “reeducase”.

El desprestigio del sentido común no es un fenómeno reciente. Todos los sistemas filosóficos prometeicos que han querido negar la naturaleza de las cosas se han preocupado de anatemizar el sentido común. Así, por ejemplo, Hegel (el Antiaristóteles por excelencia) arremete en el prólogo de su Fenomenología del espíritu contra «el sentido común y la inmediata revelación de la divinidad, que no se preocupan de cultivarse con la filosofía» y que son «la grosería sin forma ni gusto». Resulta, en verdad, muy revelador que Hegel vitupere en la misma frase la Revelación divina y el sentido común humano; prueba inequívoca de que sabe misteriosamente –como sólo saben quienes creen y tiemblan– que ambos se amamantan de la misma luz.

Y es que, en efecto, el sentido común no es un amontonamiento informe de opiniones cazurras o tópicas sobre esto, eso y aquello. El sentido común es el juicio sano que permite el conocimiento de la verdad de las cosas; y es un sentido que tiene toda persona, con independencia de que sea creyente o incrédula, si no ha sido ofuscada por visiones culturales o ideológicas deformantes


Toda la historia de la filosofía moderna ha sido un combate –a veces soterrado, a veces furioso– contra el sentido común y contra los filósofos que lo sostuvieron, empezando por Aristóteles. Y en nuestra época ese combate se ha trasladado a la política, que nos impone construcciones abstractas y utopías mórbidas con escaso o nulo anclaje en el orden real de las cosas. Las ideologías modernas han logrado instaurar de este modo una nueva barbarie (como siempre ocurre cuando se pierde contacto con la realidad), sólo que esta vez se trata de una barbarie más incitante y golosona, porque nos hace creer que somos soberanos.

No pensemos bobaliconamente que esta abolición del sentido común propone a cambio diversas “versiones relativistas" de la realidad. Por el contrario, aunque ofrezcan aderezos variados, lo cierto es que las ideologías en liza ofrecen las mismas definiciones dogmáticas que, por supuesto, niegan el sentido común y postulan la subversión del orden real de las cosas. Sus premisas no pueden ser discutidas; y quienes se atreven a hacerlo son de inmediato señalados, desprestigiados, estigmatizados, incluso civilmente eliminados. Y, entretanto, las definiciones dogmáticas contrarias al orden real de las cosas son proclamadas por “iluminados” de izquierdas y derechas con todos los medios propagandísticos puestos a su servicio, hasta la abolición completa del sentido común, hasta la conversión de los hombres en bestias esclavizadas que, además, se creen grotescamente soberanas.

En estos momentos asistimos a la última ofensiva contra el sentido común, con la imposición de leyes que atentan contra la misma naturaleza humana, que la rectifican hasta convertirla en una parodia (no en vano los clásicos llamaban al demonio “el simio de Dios”) y que consagran la muerte civil de quienes osen rechistar

Sin embargo, más acongojante aún que estas leyes que van a imponernos es el remoloneo inane de la única institución que, por ser depositaria de la Revelación divina, podría reavivar el sentido común entre los hombres esclavizados. Ese remoloneo inane hiela la sangre en las venas.

Juan Manuel DE PRADA, escritor

El cardenal Burke describe cómo sería la corrección formal que el Papa estaría obligado a responder

(Sólo la primera parte del enlace)

(Edward Pentin/NCRegister/InfoCatólica) El cardenal dijo al periódico The Wanderer el 14 de agosto que tal acto formal de corrección no ha sido invocado desde hace «varios siglos» y hasta ahora nunca ha sido utilizado para cuestiones «de doctrina».

Añadió que el acto sería «bastante simple» e implicaría presentar por un lado la «enseñanza clara de la Iglesia» y por otro «lo que realmente está siendo enseñado por el Romano Pontífice». La enseñanza en cuestión se refiere en particular a doctrinas y temas publicados en la exhortación apostólica del Papa 2016, Amoris laetitia.

«Si hay una contradicción, el Romano Pontífice está llamado a conformar su propia enseñanza en obediencia a Cristo y al Magisterio de la Iglesia», explicó el cardenal, añadiendo que se presentaría una «declaración formal» al Santo Padre a la que estaría «obligado a responder».

El cardenal subrayó que las dubia, cinco preguntas que él y otros tres cardenales (Carlo Caffarra, Walter Brandmüller y Joachim Meisner) emitieron hace casi un año, pretendían dar al Santo Padre la ocasión de aclarar estos aspectos de la enseñanza de la Iglesia.

Las dubia fueron planteadas de una manera «muy respetuosa y no agresiva en modo alguno», dijo, pero como el Papa «ha escogido no responderles», entonces «ahora es necesario simplemente declarar lo que la Iglesia enseña sobre el matrimonio, la familia, los actos que son intrínsecamente malvados, y así sucesivamente».

«Estos son los puntos que no están claros en las enseñanzas actuales del Romano Pontífice. Por lo tanto, esta situación debe ser corregida. La corrección se dirigiría entonces principalmente a esos puntos doctrinales», dijo.

El cardenal, ex prefecto de la Signatura Apostólica, máximo tribunal de la Iglesia, no dio un plazo para la corrección, pero insinuó su urgencia subrayando que la Iglesia «está siendo desgarrada ahora por la confusión y la división» y que su unidad está en juego.

«El Santo Padre debe ser llamado a ejercer su cargo para poner fin a esto», dijo.

En su última entrevista, dijo que encuentra que la situación «sólo ha empeorado» y señaló a grupos de fieles laicos, sacerdotes y obispos que ha conocido que están «prácticamente desesperados» por lo que está sucediendo.

Cualquier corrección fraternal se espera que se realice en primer lugar en la cámara caritatis, es decir, no en público, según el cardenal Brandmüller.

En esta última entrevista con The Wanderer, el cardenal advirtió del peligro del cisma si no se restaura la disciplina doctrinal universal, pero reiteró su firme oposición a que ocurra. «Un cisma nunca puede ser correcto», dijo, añadiendo que lo que está sucediendo es una situación de apostasía que la Santísima Madre advirtió en su Mensaje de Fátima.

«Puede haber apostasía dentro de la Iglesia y esto, de hecho, es lo que está pasando», dijo. «En relación con la apostasía, Nuestra Señora también se refirió al fracaso de los pastores para llevar a la Iglesia a la unidad».

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Esta entrevista, obtenida del diario on-line The Wanderer,  que tuvo lugar el 14 de agosto de 2017, viene estructurada en tres partes. A la segunda, que es la que aparece en esta entrada, se puede acceder pinchando aquí. Dicha noticia puede leerse igualmente, en su original inglés, en Corrispondenza Romana , en National Catholic Register y en Life Site News, entre otras. 

Recordemos, brevemente, lo sucedido con el asunto de las Dubia:

En privado, el 19 de septiembre de 2016, los cuatro cardenales dirigieron al papa Francisco una carta, con cinco preguntas o dubia, al objeto de que las contestase con un Sí o un No. No recibieron ningún tipo de respuesta; de modo que el contenido de esa carta se hizo público el 14 de noviembre de 2016.

De nuevo, también en privado, pidieron una audiencia con el Papa mediante otra carta, fechada el 25 de abril de 2017 y recibida por el Papa el 6 de mayo. Y otra vez volvieron a recibir la callada por respuesta. Francisco no se dio por enterado. Y así, otra vez, el contenido de esta segunda carta se hizo público el 19 de junio de 2017.

Resumiendo, las cinco preguntas que hicieron se reducen a lo siguiente:

(1) Si los adúlteros pueden recibir la Sagrada Comunión. 
(2) Si existen normas morales absolutas que deben ser seguidas "sin excepciones".  
(3) Si el adulterio habitual puede ser una "situación objetiva de grave pecado habitual". 
(4) Si un acto intrínsecamente malo puede convertirse en un acto "subjetivamente" bueno "basado en" circunstancias o intenciones ". 
(5) Si se puede obrar en contra de las conocidas "normas morales absolutas que prohíben actos intrínsecamente malos" basados ​​en la "conciencia"

Ya han pasado dos meses desde el 19 de junio (estamos a 18 de agosto) y lo que estamos presenciando (y esto son hechos) es que [traduzco, a continuación, a mi manera, el resto del contenido de esta entrevista] la exhortación AL ha sido usada por varios obispos y grupos de obispos, como los de Alemania, Malta, Bélgica y Argentina , para emitir directrices pastorales que permiten la comunión a los católicos divorciados civilmente y vueltos a casar (viviendo en adulterio; mientras que los obispos de Canadá y Polonia han emitido declaraciones, basadas en la lectura del mismo documento, en el sentido que la Iglesia siempre ha mantenido [y, en contra, por lo tanto, de las declaraciones de los otros obispos]

El Papa Francisco aún no ha entablado diálogo con los tres cardenales que todavía quedan [pues el cardenal Meisner falleció el 5 de julio]. El cardenal Burke dijo en su entrevista con The Wanderer que el Papa es el "principio de unidad de los obispos y de todos los fieles ... Sin embargo, la Iglesia está siendo desgarrada, en este momento, por la confusión y la división ... El santo Padre debe ser llamado a ejercer su cargo para poner fin a esto", añadió.

Si el Papa continúa en su rechazo a contestar las dubia, "el siguiente paso sería una declaración formal y clara acerca de la enseñanza de la Iglesia en lo que se refiere a esas Dubia", dijo Burke. "Además, debe decirse que estas verdades de Fe no han sido establecidas con claridad por el Romano Pontífice. De manera que ahora, en lugar de hacer las preguntas tal como se hizo en las dubia, la corrección formal consistiría en declarar como verdaderas las respuestas que, con toda claridad, han sido enseñadas siempre por la Iglesia", agregó.

Siguiendo las doctrinas de la Iglesia sobre el matrimonio, la confesión y la Eucaristía, es ampliamente sostenido que los cardenales responderían a las cinco dubia de sí o no de la siguiente manera: [dichas dudas o dubia se pueden leer, con mayor rigor y extensión, haciendo clic aquí


1. Siguiendo las afirmaciones de Amoris Laetitia (nn. 300-305), ¿se puede conceder a una pareja adúltera habitual la absolución y recibir la Sagrada Comunión? NO 
2. Después de la publicación de la Exhortación post-sinodal "Amoris Laetitia" (ver n ° 304), ¿es necesario considerar válida la enseñanza de la encíclica "Veritatis Splendor".79 de San Juan Pablo II basada en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, sobre la existencia de normas morales absolutas que prohíben actos intrínsecamente malos y que son vinculantes sin excepciones?  
3. Después de "Amoris Laetitia" (301), ¿todavía es posible afirmar que el adulterio habitual puede ser una "situación objetiva de grave pecado habitual"?  
4. Después de las afirmaciones de "Amoris Laetitia" (n ° 302) sobre "circunstancias que mitigan la responsabilidad moral", ¿es necesario considerar válida la enseñanza de la encíclica "Veritatis Splendor" de San Juan Pablo II. 81, basada en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, según la cual "las circunstancias o intenciones nunca pueden transformar un acto intrínsecamente malo en virtud de su objeto en un acto subjetivamente bueno o defendible como elección"?  
5. Después de "Amoris Laetitia" (n. 303), ¿es necesario considerar válida la enseñanza de la encíclica "Veritatis Splendor" de San Juan Pablo II. 56, basada en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, que excluye una interpretación creativa del papel de la conciencia y enfatiza que la conciencia nunca puede ser autorizada a legitimar excepciones a normas morales absolutas que prohíben actos intrínsecamente malos en virtud de su objeto?
El cardenal Burke dijo que los fieles católicos que están frustrados con el liderazgo que el Papa Francisco ejerce en la Iglesia no deben albergar ninguna intención de "cisma". "La gente habla de un cisma de hecho [lo cual es cierto]. Estoy absolutamente en contra de cualquier tipo de cisma formal - un cisma nunca puede ser correcto", dijo."Sin embargo, la gente puede vivir en una situación cismática si la enseñanza de Cristo ha sido abandonada. La palabra más adecuada sería la que utilizó la Virgen en su mensaje de Fátima: apostasía. Puede haber apostasía dentro de la Iglesia y, de hecho, es lo que está ocurriendo. En relación con la apostasía, Nuestra Señora también habló del fracaso de los pastores en llevar la Iglesia a la unidad ".


jueves, 17 de agosto de 2017

Lo natural y lo sobrenatural: "Todos los hombres NO son hijos de Dios" (José Martí) [1]


Al leer el título de esta entrada puede que nos quedemos algo sorprendidos. Siempre se ha dicho que todos los hombres son hijos de Dios. En mi época de niño era frecuente que cantáramos en el colegio esta canción:


Los pajaritos que van por el aire
vuelan, vuelan, vuelan, vuelan, vuelan.
Los pececitos que van por el agua
nadan, nadan, nadan, nadan, nadan.
Unos y otros son de Dios,
pero los hombres hijos suyos son. 


Y, sin embargo, a poco que pensemos, nos encontraremos con que tal afirmación es falsa. Y la demostración de este aserto es, además, bastante simple. Ni que decir tiene que, para poder entenderla, se   requiere de mentes que razonen, sin prejuicios, aplicando simplemente la lógica y el sentido común más elemental. Desde luego, lo más cómodo, en estos casos, es limitarse a repetir lo que todos dicen, sea cierto o no; pero tal modo de proceder equivale a prescindir del uso racional de la mente.



Hoy en día (posiblemente haya sido siempre así) la gente no está acostumbrada a pensar. Una inmensa mayoría vive de tópicos y de lugares comunes, de dichos que hay en el ambiente y que todo el mundo dice y asume como verdaderos (lo sean o no: puede que sean verdad ... o puede que no lo sean). El problema es que se repiten tanto (incluso de unas generaciones a otras), que se presumen como ciertos, sin más, y no se discute ni se piensa acerca de ellos, acerca de si tienen o no consistencia, acerca de su veracidad. Simplemente se los acepta (de modo superficial) sin reflexionar en su contenido, considerando que son indiscutibles ... e incluso evidentes.

Desde luego, en el caso que nos ocupa, aunque todo el mundo repita lo contrario, no es evidente que todos los hombres sean hijos de Dios. Y, como digo, la argumentación es sencilla. Para ello partiré de unas pocas afirmaciones que sean absolutamente evidentes para todos (lo que podríamos llamar verdades de Perogrullo) ... y luego, a partir de ellas, razonaré un poco, procurando no caer en ningún tipo de contradicción. Al menos lo intentaré. Y lo haré al estilo socrático, en forma de preguntas y respuestas. Lo que viene a continuación sería el diálogo entre dos personajes. Uno de ellos (P) tiene muchas dudas, pero muy buena voluntad y grandes deseos de aprender (P). El otro (R) se dedica a resolver las dudas de P, consciente, por otra parte, de sus propias limitaciones y de que no todas las preguntas tienen una solución que pueda ser respondida haciendo sólo uso de la razón ... aunque tienen una solución, una solución real, pero de carácter sobrenatural. Estas últimas dudas se dejan para el final.



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P. ¿Son todos los hombres hijos de Dios?

R. Te contestaré aplicando la lógica humana y el sentido común. Pon atención a los siguientes puntos:
1. Un hijo debe de tener la misma naturaleza que su padre. Por ejemplo, una ardilla no puede dar a luz corderos, ni una cebra pichones. Y lo mismo ocurre en el mundo vegetal: un almendro produce almendras y no albaricoques. 
2. Si Dios fuese  nuestro padre, entonces nuestra naturaleza sería divina.
3. Es evidente que nuestra naturaleza no es divina, sino humana: no somos dioses, sino seres mortales.
4. Luego ... Dios no puede ser nuestro padre.
P. La lógica parece impecable, pero entonces, ¿de dónde viene el dicho -tan frecuente- de que "todos los hombres son hijos de Dios"?

R. Porque se habla en sentido figuradoLo correcto sería decir que todos los hombres son criaturas de Dios, en cuanto que son seres creados, como ocurre con el resto de la creación. 

P. ¿No hay diferencia ninguna entre el resto de la creación visible (animales, vegetales y cosas) y las personas humanas?

R. Por supuesto que la hay. El ser humano, tanto el hombre como la mujer, fueron creados a imagen y semejanza de Dios. Son criaturas, ciertamente, pero con un alma inmortal, una inteligencia y una voluntad, a diferencia de las demás criaturas visibles. 

[De momento dejo el caso de los ángeles para otra ocasión. Éstos son igualmente criaturas de Dios, pero no tienen cuerpo. Son espíritus puros, dotados de una inteligencia y de unos poderes excepcionales. Tal vez, en otra ocasión, hablemos de ellos]

P. ¿Y qué ocurre en el caso de Jesucristo? ¿Es o no es hijo de Dios?

R. Es difícil contestar a esa pregunta en pocas palabras. 

P. ¿Dónde radica la dificultad?

R. Te explico: Damos por sentado, en primer lugar, que Dios existe. La existencia de Dios es algo que puede ser demostrado, aplicando la recta inteligencia, aunque ahora no podemos profundizar en ello.

P. De acuerdo. Continúa.

R. Vale. Pues bien: en esa demostración de la existencia de Dios no sólo se llega al hecho de que Dios existe sino que, además, posee todas las perfecciones posibles en un grado infinito. Citaré algunas, para lo que nos interesa en esta entrada: es Espíritu Puro, Todopoderoso y Eterno, Simple [no hay partes en Él, como en nosotros] y -esto es muy importante- es Único. No puede haber dos dioses

P. ¿Por qué?

R. Bueno, imagínate, por un momento, que los hubiera.

P. Me lo imagino.

R. Vale. Enseguida vas a entenderlo: Si hubiese dos dioses, por ejemplo, ambos no podrían ser infinitos ... porque se estarían limitando mutuamente, el uno al otro. En palabras de santo Tomás de Aquino:
"Si lo propio de Dios es que contiene en Sí mismo toda la perfección del ser, en el caso de haber muchos dioses, entre ellos debería de haber alguna diferencia. Algo le correspondería a uno que no tendría el otro" (...) "luego es imposible que haya muchos dioses. De ahí que los antiguos filósofos, impulsados por esta misma verdad, al establecer un principio infinito, establecieron un solo principio" (S. Th: 1; C.11; a.3).
P.  Eso es cierto. Además, pese a mis pocas luces, tengo entendido que esa idea de un solo y único Dios se encuentra ya contenida, desde el principio, en el Antiguo Testamento así como en sus leyes ... Da la casualidad de que llevo encima una Biblia, pues sabía que la íbamos a necesitar ... Como ves, me he preparado nuestra charla ...

R. Eso me halaga y me honra ... Bueno, dime lo que has encontrado:

P. Te leo: "Escucha, Israel: el Señor es nuestro Dios. El Señor es Uno" (Deut 6,4). Y razonando, como me has dicho que haga, e informándome, he encontrado que la Religión judía es la única Religión monoteísta, antes de la venida de Jesucristo. Y, por cierto, según me has explicado más arriba, sería la más racional, pues habla de un único Dios como causa de todo lo existente, frente al resto de "religiones", que son politeístas. El politeísmo no tiene razón de ser, desde una perspectiva meramente humana, como muy acertadamente ha explicado santo Tomás. ¿Qué te parece mi modo de discurrir?

R. ¡Fenomenal! Yo no lo habría expresado mejor. Agrada mucho tener alumnos como tú, que no sólo te siguen y entienden lo que dices sino que llegan a aventajarte. Pero no te lo vayas a creer demasiado ...

P. ¡Pero si yo no he dicho nada! 

R. ¡Anda, anda, ... que nos conocemos! Bueno, ahondando en lo que acabas de decir, podría añadir que en las demás "religiones" es el hombre el que se construye y se inventa sus propios dioses, en un batiburrillo increíble.

P. Vale, todo eso está muy bien, pero ¿me podrías contestar ya a la pregunta que te hice acerca de si Jesucristo es hijo de Dios?

R. Vas a necesitar tener un poco de paciencia ... pues no quiero precipitarme ni adelantar acontecimientos antes de tiempo. Ya conoces mi lema: "Sin prisa, pero sin pausa". La prisa no es buena consejera. Vayamos por partes:  Fíjate que acabamos de decir que sólo puede haber un único Dios. Si eso es así ... y lo es ... entonces ¿qué sentido tendría hablar de que Dios tiene hijos, aun cuando sólo sea uno? Y digo esto porque, de entrada, suponiendo que Dios tenga un Hijo, nos encontraríamos con dos dioses ... lo cual, como se ha demostrado, no puede ser. Precisamente los judíos acusaban de esto a Jesús, porque siendo un hombre se consideraba Dios. De ahí que le llamaban blasfemo, porque sólo puede haber un único Dios. ¿Cómo podía Jesús pretender ser Dios? ... Y ésa fue la razón principal, por no decir la única, que les llevó a crucificarle. 
(Continúa)

lunes, 14 de agosto de 2017

Decadencia de la Cultura Popular Argentina y degradación de la figura de la mujer (Monseñor Héctor Aguer)

Duración 6:13 minutos

El Dogma de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos (Homilía en audio del Padre A. Gálvez)

Este dogma de la Asunción de la Virgen María fue definido como tal por Su Santidad el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950 en la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus

Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos
Podemos escuchar una homilía del padre Alfonso Gálvez pronunciada en el año 2007 pinchando aquí (Se trata de un archivo de audio, en formato mp3) de duración 29:22 minutos.

Javier Barraycoa analiza la perversión de la sociedad actual



Javier NavascuésEs obligación de los católicos con sangre en las venas combatir con bizarría por la implantación en las naciones del Reinado Social de Cristo (...). Que la realeza de Cristo no sólo presida los corazones, sino que también capitanee hasta el último rincón de la sociedad, que el cristianismo impregne del buen olor de Cristo todo el orden temporal. En España, tradicionalmente católica y hoy con la Fe en franca retirada, guardamos como oro en paño la Gran Promesa del Sagrado Corazón de Jesús al Padre Hoyos: “Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes”.

Lamentablemente hoy en día estamos a un abismo del cumplimiento de esta Gran Promesa. La desacralización de la sociedad española ha sido pavorosa en los últimos 50 años. ¿Qué queda de la España católica? ¿Quién lucha por el Reinado Social de Cristo? ¿Quién defiende la Tradición de la Iglesia y la sana doctrina?

Javier Barraycoa, catedrático de la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona, es doctor en Filosofía, politólogo, experto en Sociología, Opinión Pública y Psicología social. En esta entrevista analiza la gran decadencia de la fe, la moral y las costumbres de España. Tomamos como referencia la multitudinaria celebración del orgullo gay en Madrid, que tuvo una cobertura mediática sin precedentes.

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¿Cómo valora el hecho de que el lobby LGBT va ganando poder y que el establishment no permita que nadie lo cuestione ni siquiera un ápice?

El lobby LGBT es el fruto de dos causas. La primera la capacidad de ciertos grupos (que se contradicen en sus planteamientos teóricos sobre la sexualidad) para crear redes nacionales e internacionales e infiltrarse en todos los sectores estratégicos de la sociedad. Lo cual, por cierto, debería ser un ejemplo para todos aquellos que pretenden otro tipo de cambios sociales. Por otro lado, cuenta con apoyos económicos inimaginables de grandes fortunas y corporaciones que son el reflejo de la globalización. Nunca mejor dicho aquello de un Nuevo Orden Mundial, que busca una transformación de todas las estructuras sociales. La globalización económica es sólo una excusa para la autodestrucción de Occidente. De hecho, el lobby LGBT sólo ha podido extenderse en las democracias occidentales. Ni el mundo eslavo, ni el musulmán, ni el hindú, ni China han entrado en ese juego. Por tanto, la labor de estos lobbies sólo tiene consecuencias directas sobre el viejo occidente cristiano.

Este año la gran cobertura mediática del orgullo gay en Madrid ha supuesto más que nunca la legitimación social del mismo, ¿qué consecuencias tiene esto?

Hay dos formas de “legitimar” postulados sociales y morales. Uno de ellos es bajo la excusa cuantitativa de “que hay muchos” que lo hacen o aceptan. Los medios de comunicación, desde hace tiempo, vienen “normalizando” unos comportamientos que apenas hace unas décadas nadie en Occidente hubiera aceptado y mucho menos en su manifestación pública. Por otro lado, el poder de la ley es que permite presentar como justo o bueno lo que ella tipifica. Ya sabemos desde san Agustín que una ley injusta no es ley. Pero hoy la mayoría de la sociedad no está capacitada para la mera distinción entre ley justa o injusta. Por tanto, cualquier norma aprobada por un parlamento es tomada como una “legitimación moral” de lo regulado.

Nos han impuesto la bandera gay en el metro, en internet, en productos de consumo, en las calles, en los partidos políticos etc. … ¿Se puede hablar de grave atropello contra las buenas costumbres de la sociedad? 

No creo que sea un atropello. Simplemente es un efecto o consecuencia de una descomposición social. Lo preocupante no es que inunden calles y lugares públicos con una bandera arco iris. Lo verdaderamente preocupante es que ciertos sectores sociales no tengan capacidad de reaccionar -conforme a sus principios e ideas- y plantear una reconquista, o al menos respeto, en el espacio público.

¿Por qué estamos indefensos ante esta imposición?

Por un doble motivo. Porque los poderes públicos, bajo excusa de defender derechos de minorías, que en el fondo es la imposición de un proyecto de ingeniería social, mantiene una protección. Y claro, el poder de los estados democráticos es prácticamente absoluto. En segundo lugar, estamos indefensos, porque ya no tenemos anticuerpos. La sociedad, al menos una parte de ella, ha sido traicionada por aquellos que dicen ser sus representantes naturales en la política. En realidad, ciertos partidos políticos que decían defender un “humanismo cristiano” han sido los primeros en aceptar en nombre de la democracia, políticas anticristianas.

¿Hasta qué punto es grave que los políticos censuren una homilía como la del P. Custodio Ballester criticando el orgullo gay y le abran un expediente?…¿Sienta un precedente?… 

Volvemos a un problema de incoherencia, pero de fuerte voluntad de imponer postulados por parte de ciertos poderes. Por un lado, el liberalismo cristiano y sus defensores ha abogado por defender una separación total entre lo político y lo religioso. Ello es imposible, pues la persona que es creyente es la misma que es ciudadana, por tanto, inevitablemente ambas dimensiones -lo natural y lo sobre natural- se acaban siempre encontrando. Pues bien, después de convencernos de esta artificial separación, descubrimos que siempre es el poder político el que quiere interferir en lo religioso. El caso del Padre Custodio Ballester, es un ejemplo más que claro sobre esta trampa del liberalismo 

¿Hay cobardía en otros sacerdotes de predicar libremente por miedo a ser señalados? 

Respecto a los sacerdotes, sólo podemos juzgarlos por los actos externos y, sobre todo, cuando están en relación con la salvación de las almas o con escándalos que contaminen a la Iglesia. Si los discípulos preferidos de Cristo le abandonaron en Getsemaní, ¿quién de nosotros puede tirar la primera piedra? Dicho esto, hay una obligación moral, proporcionalmente al estado dentro del cuerpo místico de Cristo, de proclamar la verdad. El tema de los lobbies LGBT, no es para la Iglesia un tema político, es lo que siempre se ha llamado un tema de “moral y costumbres”, sobre los cuales la Iglesia tiene derecho absoluto -otorgado por su fundador- para proclamar lo que es el bien para los cuerpos y las almas. El día del Juicio, todos tendremos que rendir cuentas y cuánta mayor sea la dignidad o rango que uno ocupe en la Iglesia su juicio será más severo. Esta ha sido la doctrina de siempre 

¿Considera que la jerarquía de la Iglesia está siendo muy tibia al no condenar el vicio y no hablar claro por miedo a enfrentarse a las autoridades políticas? 

Los tibios serán vomitados de la boca del Señor, cierto. Aunque me remito a la pregunta anterior. Respecto a la tibieza, el que quiera quitar la paja de ojo ajeno que se fije en la viga que tiene en el suyo. Hay muchas formas de tibieza, no sólo el silencio. Hay otra tibieza más pérfida que es alardear de la verdad en nuestros círculos íntimos y luego no tener valor de defenderla en lo público. Desde la espantada en Getsemaní, ya supimos de la debilidad de los cristianos. Por la historia de la Iglesia, sabemos que, durante casi un siglo, la mayoría de obispos eran semiarrianos y sólo unos pocos como san Atanasio, o el Obispo Ossio de Córdoba mantuvieron íntegra la fe trinitaria. ¿Cuántos obispos se plegaron a la revolución francesa y fueron juramentados? ¿Cuántos obispos chinos de la Iglesia oficial no han traicionado a sus hermanos de la Iglesia clandestina? Lo que ocurre ahora no parece una excepción, sino una constante histórica. Pero donde ha existido dejadez, también ha brillado con magnificencia la voz de algunos prelados que han nadado contra corriente. Es en ellos en quienes debemos apoyarnos. El silencio de un sector de la jerarquía es grave, pero peor es intentar cambiar la doctrina. Ahí es donde se librará el próximo y decisivo combate.

¿Cuál prevé que puede ser la tendencia en un futuro, en cuanto a endurecimiento de leyes contra lo que ellos llaman homofobia?

La lógica de seducción del diablo es bastante sencilla de descubrir. Primero se nos propone el mal como mal menor, que no queda más remedio que tolerar porque existe. Luego se apela a la libertad para afirmar que nadie impone nada a nadie y que hay que dejar que la gente escoja libremente entre unas actitudes u otras, pues lo que prima es la libertad. Esta es la fase que ya está concluyendo. Por último, el mal que se ha presentado como optativo, se acaba imponiendo como obligatorio. En esta frase será en la que entraremos pronto o ya estamos entrando. De ahí que se quiera “imponer” la educación LGBT en las escuelas.

En éste y en otros muchos temas (aborto, eutanasia, memoria, histórica…), ¿se puede decir que hay una imposición del pensamiento único? 

En general no se entiende bien lo que es el pensamiento único. El llamado pensamiento único es en realidad una dispersión de ideas entre las que no se puede establecer relación, ni jerarquía, ni principios lógicos de proporcionalidad o analogía. Ojalá hubiera un pensamiento único. Al menos permitiría que la gente se habituara a usar la lógica y pensar. Simplemente tendría que darse cuenta de que los principios son erróneos y buscar principios verdaderos en los que aplicar la razón. No, el “pensamiento único” es simplemente una forma de hablar que nos impide alcanzar la profundidad. Estamos en la época del No-pensamiento por dispersión. Como bien determinó Orwell hablando de la neolengua, la gente puede afirmar una cosa y su contraria. Esto no es pensamiento único, esto es la negación del pensamiento. Por desgracia mucha gente bien intencionada y que quiere remedar la debacle social en la que vivimos, se niega a leer un libro, a pensar, a forjar su mente y voluntad. Eso sí, nos hemos especializado en criticar y escandalizarnos. No necesitamos aspavientos protestones. Necesitamos reconstruir el pensamiento sin caer en las múltiples trampas en las que caemos, como por ejemplo usar un lenguaje que no es el nuestro o acudir a campos de batalla que no hemos decidido. El día que la intelectualidad resistente sea seria y la gente llamada “bien-pensante” deje de vivir su autismo burgués, entonces empezarán a cambiar las tornas. Quien no lleva la iniciativa en un combate, ya lo ha perdido.

¿Quién determina e impone que es lo políticamente correcto? 

Hay grandes laboratorios mundiales de ideas desde universidades como las de Berkeley hasta institutos como los que elaboran los paneles para “demostrar” el cambio climático. Encontramos lobbies infiltrados en los organismos de la ONU; cientos de medios de comunicación dirigidos por unas pocas y gigantescas corporaciones. Se podría elaborar un inmenso organigrama de cómo y cuáles son los agentes de creación de la corrección política, pero me parece secundario. Lo importante, y vuelvo a insistir, es si somos capaces de generar anticuerpos que rechacen esto, que es más que un adoctrinamiento; es un auténtico ensayo de ingeniería social para arrebatar masivamente la libertad a millones de hombres y mujeres, que habitan paradójicamente en los países llamados democráticos…

¿Cómo debemos combatir los vicios de la sociedad cuando sean amparados legalmente y esté prohibido criticarlos? 

Sólo hay dos formas. Hay que impedir que penetren en nuestras vidas como hábitos y en nuestras mentes como algo ya “normal”. Y luego hay que combatirlos desde la política. Desde que alguien inventó la democracia cristiana, murió la política católica. No hay términos medios. Algunos piensan -y en algo tienen razón- que las escuelas y la educación, o las familias, son ámbitos fundamentales. Pero en última instancia, el poder político actualmente tiene capacidad de imponer sus criterios en escuelas y familias. Conozco muchísima gente que rehuye del combate político y se quiere refugiarse en su familia, en su movimiento religioso y buscar una escuela de confianza. Pero estas trincheras acabarán cayendo si la cultura y el marco legislativo lo detentan ciertos poderes políticos.

¿Quiere añadir algo más? 

Al hilo de la última pregunta, sólo advertir que hay muchos ingenuos que piensan que votando a un partido conservador cada cuatro años ya están poniendo su granito de arena para frenar la debacle. Les invito a pensar si, en realidad, con esa postura, lo único que están haciendo es permitir que no se pueda frenar la debacle. Los partidos conservadores defienden en sus programas aquello que defendía la izquierda hace veinte o treinta años. Los votantes no cambian a los partidos. Son los partidos los que cambian a los votantes. Hasta que no hayamos interiorizado esto y seamos consecuentes, entonces que los “bien-pensantes” no se quejen. Posiblemente hayan sido los cooperadores necesarios para llegar hasta donde hemos llegado.

Javier Navascués

domingo, 13 de agosto de 2017

La reforma de la reforma de la reforma





No me propongo analizar exhaustivamente la reciente decisión de restringir el uso del “Modo extraordinario del Rito Romano” para los franciscanos de la Inmaculada ni entrar en los entresijos eclesiásticos que han dado origen a tal medida. Pretendo señalar someramente las posibles líneas de fuerza a través de las cuales se puede abordar el presumible inicio de la revisión de medidas adoptadas en el pontificado anterior, desde el que plantear el debate.


(1) El fracaso del pontificado de Benedicto XVI

La primera posibilidad que se nos presenta, y es la que algunos medios están abordando, es la de contraponer la medida de la que hablamos con el Motu Proprio “Summorum Pontificum” del Papa "emérito". 

Quizás no es tan simple. Y no lo es porque la eficacia de una reforma, sea del signo que sea, se verifica en dos puntos: su capacidad de sedimentarse en la Iglesia en el tiempo y su independencia operativa de la iniciativa de la autoridad que la ha propiciado. 

Lo más probable es que tal “reforma de la reforma” no haya existido mas que como desideratum de algunas personas, de más o menos buena voluntad, que creían, de manera indistinta, en esa influencia centrípeta de la persona del Romano Pontífice y de sus decisiones en el resto de la Iglesia, como sucedía en pontificados anteriores. 

Más allá de esto, la “reforma de la reforma” comenzó por un motu proprio que convertía la Misa tradicional en un “derecho de los fieles”, sustrayéndolo al “munus santificandi” eclesial que establece la liturgia como una obligación episcopal en virtud de su propio ministerio

Desde el primer momento, no se hizo uso de la capacidad del Papa para establecer que sean los obispos los primeros que han de asegurar dicho rito: 
Se “liberó” la Misa para los sacerdotes que así lo deseasen y marcaba los acentos en los “derechos de los fieles”. Otra instrucción aminoraba el papel de los sacerdotes y convertía la “liturgia extraordinaria” en un arbitrio de grupos de seglares. Tras la inserción de la Comisión Ecclesia Dei en la Doctrina de la Fe, su influencia real sobre los grupos que solicitaban la Misa tradicional quedó completamente diluida. 
Que el obispo tenga una capacidad de decisión sobre lo que en su diócesis sucede en materia litúrgica no sólo es obvio desde el punto de vista teológico, sino que es imposible lo contrario desde el punto de vista pragmático. ¿Cómo desarrollar una reforma en contra de la mayor parte de los obispos? Es una reforma sin fundamento. No es posible reforma alguna, por mucho que sea animada desde la Santa Sede, sin la fuerza necesaria en el conjunto de la Iglesia para desarrollarla. 

En la “liberación” de la Misa tradicional todo eso –consciente o inconscientemente- se omitió, acompañado de un retraimiento de Benedicto XVI debido a problemas que comenzaban a suscitar en la curia las reacciones ocasionadas por el levantamiento de las excomuniones de los obispos lefebvrianos así como las reacciones de Williamson. La salida de monseñor Ranjith, y el espectáculo de la jubilación impuesta sin luz ni taquígrafos al cardenal Castrillón, así como el ascenso de Bertone serían los epifenómenos más claros de esta situación.

(2) ¿Y la dignificación del modo ordinario? 

Cruces, candelabros, casullas, encajes, mitras, capas pluviales. Algo que no ha provocado en absoluto una aparición de una conciencia de necesidad de abordar legislativamente el caos eclesial en materia litúrgica y que, conscientemente -creo yo- se presentó como una posible recomendación, en todo caso, pero finalmente aparecía como un arbitrio subjetivo del Romano Pontífice, teniendo una influencia nula o casi nula en el resto de la Iglesia. O a lo sumo, en los que gustan de fijarse en tales detalles, atentos a las celebraciones pontificas televisadas. Un ejemplo que sólo se podía ver en las celebraciones papales o, a lo sumo, en la catedral de cada diócesis. Y desde ahí su “ejemplo” no provocaba problemas en quienes atribuían tales comportamientos a precisiones del propio pontífice en “sus” misas, pero que no tenían relevancia normativa alguna ni siquiera para la interpretación de la institutio generalis missalis romani. De ahí que hasta extrañe que su “reforma de la reforma” (presunta) se acabase el día de su renuncia.

(3) La propia actitud del Papa Francisco

A la renuncia de Benedicto XVI, nos encontramos con un colegio cardenalicio mucho más escorado a la izquierda que el que había dejado Benedicto XVI, con incomprensibles nombramientos en congregaciones romanas, hechos por un Papa que ya hacía tiempo había renunciado a cualquier veleidad restauracionista, si es que ésta comenzó alguna vez. 

La elección de Francisco es la prueba más palmaria de esto. Pero en lo que nos debemos de fijar con más atención es en que Francisco no es mas que el reflejo de la propia Iglesia. Más concretamente; lo que hace Francisco es exactamente lo mismo que se viene haciendo ininterrumpidamente en el 95 % de las diócesis del mundo. Él sí que tiene fuerza moral y apoyo en el episcopado y en el clero para sus presuntas reformas y “cambios de dirección”. 

Es el momento en el que la “Iglesia real” se encarna en su cabeza visible; hasta el momento, la Santa Sede empleaba la dialéctica del documento analgésico para “conservadores” de distinto pelaje, mientras que la permisión de las actitudes eclesiásticas concretas en todos los órdenes y en la dirección en la que ahora nos encontramos se venía permitiendoUna manera de tener a ciertos “sectores” tranquilos, cuya tranquilidad estaba asegurada por su desconexión de la realidad de la Iglesia. Éste es el momento en el que ya no hace falta. 

Pero esto no es cosa de ahora, es un proceso unidireccional con mucho recorrido hecho. Los neoconservadores han servido de “catarsis” para quienes, aunque veían muchas situaciones extrañas, precisaban de alguien que les explicase que la “estrategia general” estaba salvaguardada por la persona del Papa. De ahí la necesidad de esa doble dialéctica de la que hablaba.

(4) Los medios “conservadores” 

El punto al que hemos llegado es que la única posición homologable como “eclesial” y “ortodoxa” es la “defensa de la persona del Papa”. Esa defensa, cuya historia reciente es muy rica en situaciones, se basa en la idea de que, por desastroso que pueda parecer todo lo que sucede en la vida de la Iglesia, el Papa sabe corregir todas las situaciones, aunque no veamos que lo haga. Es el “acto de fe” sobre otro “acto de fe”. El signo de que tal actuación es correcta es que el Papa sea atacado por “progresistas”. Eso es, al final, lo que legitima todos los actos de un Pontífice. 

Como se suele decir, pensar es “pensar contra alguien”, y aquí también se cumple el adagio. De algún modo, es el modo de contrapesar una actuación pontificia que pueda desconcertar a un importante sector de católicos. Pablo VI desmantelaba la liturgia tradicional, los seminarios, y la educación católica, pero era atacado por los progresistas por la “Humanae Vitae” y la “Mysterum fidei”. Ese hecho determinaba que el Papa estaba en el buen caminoSe pueden poner muchos más ejemplos con Juan Pablo II.

Pero este no es el plano del debate. El debate es más bien demográfico. La linea marcada desde la finalización del Concilio Vaticano II tenía una importante resistencia en la demografía. A fin de cuentas la mayor parte de clérigos y fieles se encontraban “paradigmáticamente” en otra cosa muy distinta a la que el Concilio planteaba

En ese sentido, la comparación con una bomba de tiempo es pertinente. Al llegar a los cincuenta años del Concilio, la última generación que conoció en su infancia el pre-concilio se encuentra más allá de los setenta años. Así, esa resistencia es ya nula, y es ahora cuando estamos en disposición de ver los “frutos reales” del Concilio

En este sentido, Francisco es un producto de la “estructura” y del “proceso”. Un proceso o un “nuevo paradigma” que desplaza al anterior, y en el que se encuentra plenitud de sentido a que no se entienda que en una congregación prime el “Usus antiquor” sobre el “novus ordo”. Si la remisión del problema sigue siendo la Santa Sede o la letra del documento correspondiente es que aún no se ha entendido el proceso de cambio paradigmático en el que estamos, y que no admite reducciones “inter-paradigmáticas”.

Por eso los “medios conservadores” se instalan en una situación paradójica
Por una parte, se van a tener que ir viendo en la necesidad de justificar lo indefendible a través de una gratificante negación de la realidad. Pero, al mismo tiempo, van a considerar que cuanto más delirante sea la negación de la realidad que realicen, más valoración van a encontrar en la autoridad eclesiástica correspondiente, demostrando que su adhesión es neutral, abstracta, a-teológica, a-doctrinal, visceral, inalterable. Y cuantos menos “conservadores” haya que tranquilizar de líneas de actuación que provocan perplejidad, más irán deviniendo en una suerte de delirante neo-progresismo, cuya evolución habrá que seguir.
¿Y los demás? Convertidos en analistas más o menos diletantes de una situación cada vez más solidificada y opaca.

El cura loco español

Muchos puntos negativos (Michael Voris; The Vortex)

Duración 5:18 minutos