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viernes, 15 de septiembre de 2017

Todas las razones del profesor Seifert, despedido por ser demasiado fiel a la Iglesia (Sandro Magister)



> Todos los artículos de Settimo Cielo en español
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La reciente expulsión, por obra de arzobispo de Granada, del profesor Josef Seifert, de 72 años de edad, austríaco, eminente filósofo católico, de la sede española de la Academia Internacional de Filosofía fundada por el mismo profesor Seifert en el Principado de Liechtenstein, es quizás el legado más dramático de "Amoris laetitia".

Porque justamente por haberse atrevido a criticar a la luz de la "lógica pura" un pasaje de este documento del papa Francisco (o sea, de la AL) es que Seifert ha sido expulsado.

El pasaje es el siguiente, extraído del parágrafo 303 de la exhortación post-sinodal:

"La conciencia puede reconocer no sólo que una situación no responde objetivamente a la propuesta general del Evangelio. También puede reconocer con sinceridad y honestidad aquello que, por ahora, es la respuesta generosa que se puede ofrecer a Dios, y descubrir con cierta seguridad moral que esa es la entrega que Dios mismo está reclamando en medio de la complejidad concreta de los límites, aunque todavía no sea plenamente el ideal objetivo".

La tesis de Seifert es que con una lógica rigurosa "Amoris laetitia" termina aquí sosteniendo que Dios puede pedir, en ciertas circunstancias, algún tipo de acción mala, como el adulterio, contradiciendo sus mismos mandamientos.

Con la consecuencia que una similar "bomba atómica teológica" amenaza con hacer colapsar "todo el edificio de la enseñanza moral católica".

Seifert publicó su crítica en la revista alemana de filosofía y teología "Aemaet":

> Does Pure Logic Threaten to Destroy the Entire Moral Doctrine of the Catholic Church?

Y es también en esta revista que el profesor Claudio Pierantoni, docente de filosofía en la Universidad de Chile (en Santiago de Chile), publicó días pasados un comentario incisivo sobre la defenestración de Seifert, que a su juicio representa "el comienzo de la persecución oficial de la ortodoxia dentro de la Iglesia".
Pierantoni es uno de los seis eruditos laicos convocados a Roma desde cada continente, el pasado 22 de abril, para el seminario de estudio sobre "Amoris laetitia", con el significativo título "Clarificar", recordado por el cardenal Carlo Caffarra en su última – y no escuchada – carta al papa Francisco.

El texto íntegro de su ensayo está a disposición de todos, en idioma inglés, en "Aemaet":

> Josef Seifert, Pure Logic, and the Beginning of the Official Persecution of Orthodoxy within the Church

Aquí, a continuación, presentamos la traducción de la parte central y final del artículo.

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PERSECUCIÓN OFICIAL 
Y CISMA DE HECHO EN LA IGLESIA CATÓLICA


por Claudio Pierantoni

[…] A pesar de la fuerza y contundencia de su argumento, Josef Seifert no extrae él mismo en forma apodíctica las consecuencias (lo que sería equivalente a detectar una herejía material), sino que más bien le deja al Papa reflexionar sobre asunto tan serio. ¿Se podría pensar en una actitud más humilde y respetuosa que ésta?

Ahora bien, precisamente su artículo ha llevado al arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez Fernández, a afirmar que “el artículo publicado por el profesor Josef Seifert […] daña a la comunión de la Iglesia, confunde la fe de los fieles, y siembra desconfianza en el sucesor de Pedro, lo que, al final, no sirve a la verdad de la fe, sino a los intereses del mundo”.

Con el debido respeto, pienso que al afirmar esto el arzobispo Martínez exhibe una ingenuidad verdaderamente sorprendente en su consideración de la actual situación de la Iglesia. Sorprendente, por cierto, porque en realidad él no sólo es un alto prelado, sino también una persona de alta cultura.

Primero de todo, para afirmar que alguien está “dañando la comunión de la Iglesia” en algún tema se debe asumir previamente que alguna forma de comunión, referida a la cuestión que está discutiendo, existe realmente en la Iglesia. Ahora bien, ¿qué obispo, qué sacerdote, qué persona culta e informada en la Iglesia Católica no es consciente hoy que no hay en la actualidad cuestión más discutida y sumergida en una confusión tan horrible como ésta? ¿En qué tema, pregunto, está “la fe de los fieles” más confundida a causa de las voces contradictorias, como consecuencia de la publicación de "Amoris laetitia"?

Alguien podría objetar que la confusión ya existía antes de AL. Esto es cierto, pero el gran problema con AL es que las corrientes relativistas de pensamiento y de “ética de la situación”, que los tres Papas anteriores habían esforzadamente tratado de detener, ahora han ingresado subrepticiamente en las páginas de un documento papal oficial. En consecuencia, las cosas han llegado al punto que uno de los más destacados y lúcidos defensores del Magisterio anterior durante más de tres décadas, respaldado y alentado personalmente en su iniciativa filosófica por san Juan Pablo II como uno de sus más valiosos aliados en la defensa de la doctrina moral infalible de la Iglesia, Josef Seifert, ahora es despedido y tratado como un enemigo de la comunión de la misma Iglesia.

Igualmente injustificada e ingenua, pienso, es la afirmación que Seifert “siembra desconfianza en el sucesor de Pedro”. El arzobispo Martínez parece no ser consciente de algo que es tan evidente como lo que dijimos antes: al permitir afirmaciones, en un documento oficial, que son contradictorias con puntos esenciales del Magisterio anterior y de la milenaria doctrina de la Iglesia, el papa Francisco ha lanzado directamente sobre él mismo la desconfianza absoluta de una inmensa cantidad de creyentes católicos. La desastrosa consecuencia es que esa desconfianza termina golpeando entonces, en las mentes de muchos, al papado mismo.

Preguntamos entonces: ¿cuál es la causa real de esta desconfianza? ¿Puede ser realmente el esfuerzo sólido y consistente de Josef Seifert de oponerse al error de la ética de la situación, un compromiso al que él ha dedicado casi toda su vida y la de la institución que fundó, en servicio filial a la Iglesia y a la Palabra de Dios? ¿O no será esta desconfianza producto del hecho que ahora se ha permitido que se deslice en un documento papal este mismo error, contrario a toda la tradición cristiana (una tradición recientemente reafirmada en una encíclica tan solemne e importante como "Veritatis splendor")?

En tercer lugar, debemos aclarar que la sugerencia de AL en este tema (es decir, que los objetivamente adúlteros ahora podrían en algunos casos no ser considerado objetivamente adúlteros) de ninguna manera puede ser considerada verdadero Magisterio, aún cuando aparezca en las páginas de un documento magisterial. Me parece que suponer que podría serlo sería asumir un concepto más bien mecánico y demasiado simplista del Magisterio, es decir, que algo está “siendo enseñado” por un Papa sólo porque aparece, de alguna manera u otra, en una exhortación apostólica.

En efecto, hay clara evidencia en la exhortación misma y en las posteriores acciones del papa Francisco que éste no es el caso. Al comienzo de la misma, AL declara explícitamente que “no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales. Naturalmente, en la Iglesia es necesaria una unidad de doctrina y de praxis, pero ello no impide que subsistan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella. […] en cada país o región se pueden buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y a los desafíos locales, porque las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general [...] necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado” (AL 3, cursivas mías).

Ahora, precisamente dado que nuestro tema es la cuestión crucial que el Papa prevé que será debatida, es claro que para evitar una discusión sobre la ortodoxia de su propuesta él la presenta en una forma indirecta y “discreta”. Esto es tan cierto, que él reconoce explícitamente que lo que aquí se propone puede ser legítimamente sustituido por “diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella”. Ahora bien, esto es, por supuesto, muy diferente de algo que pudiera ser considerado una “enseñanza magisterial”: no sólo una declaración como ésta excluye cualquier intento de considerar a la doctrina de AL una enseñanza infalible, sino que también excluye considerarla incluso como magisterio auténtico, al menos en esas partes que presenta novedades o contradicciones con el Magisterio previo.

Coherente con esta declaración de AL 3, el Papa no ha ofrecido ninguna objeción a las declaraciones de aquellos obispos que han declarado su fidelidad a "Veritatis splendor" y a "Familiaris consortio", como es el caso de los obispos de Polonia, Estados Unidos, Canadá, Argentina.

El arzobispo Martínez dice que “la diócesis de Granada ha adoptado, desde el comienzo, la aplicación del texto pontificio preparado por los obispos de la Región de Buenos Aires, reconocido por el Santo Padre”. Muy bien: pero ésta ha sido su decisión. Pero otros obispos han adoptado la decisión opuesta, y no han sido censurados por el Papa. Es verdad que en su carta a los obispos de Buenos Aires el Papa declara que “no hay otra interpretación”, pero de hecho ha aceptado la existencia de otras interpretaciones y no las ha censurado, lo cual es coherente con lo que había afirmado en AL 3.

En este sentido, lo que estamos presenciando aquí es un intento de “magisterializar” la propuesta de AL capítulo VIII, lo cual es contrario a la evidencia ofrecida por la misma AL y a la línea de acción del Papa mismo. Se debe advertir que Martínez está siguiendo aquí la línea propuesta por el arzobispo argentino Víctor Manuel Fernández en su reciente artículo: el arzobispo Fernández asume que esta propuesta es un acto del Magisterio, y trata de confirmar esto citando la carta del Papa a los obispos de Buenos Aires, en consecuencia, asumiendo implícitamente que esta carta es un acto adicional del Magisterio.

Contesto: una carta que simplemente confirma la recepción de una propuesta que no puede presentar las credenciales de lo magisterial, no puede, por esa misma razón, ser magisterio. Es simplemente una confirmación del pensamiento del Papa sobre este tema. Pero lo que el Papa piensa o dice está muy lejos de ser magisterial “ipso facto”. Para ello debe estar claramente expresada la intención de enseñanza con autoridad, no la intención de sugerir sólo una interpretación posible, tal como se dice explícitamente en AL 3. Además, debe haber también, por supuesto, una clara armonía y coherencia con el resto del Magisterio.

En este sentido es completamente cierto afirmar, con la llamada “interpretación ortodoxa de AL”, que aunque suspendamos nuestro juicio sobre si el Papa como persona ha caído en un error, no hay interpretación contraria a la enseñanza previa, solemne y ordinaria de la Iglesia que pueda ser extraída correctamente del documento.

Pero lo que nos gustaría agregar es que aunque el Magisterio verdadero de la Iglesia nunca puede ser alterado por lo que un Papa piensa y dice personalmente, porque ese Magisterio se basa en la promesa y protección de Jesucristo, una opinión errónea personal del Papa puede tener efectos devastadores, principalmente porque muchas personas, en todos los niveles, tenderán inevitablemente a confundir entre el “Magisterio” y “lo que el Papa dice”.

Esto es precisamente lo que está ocurriendo hoy con el despido del profesor Seifert de la Academia Internacional de Filosofía, en Granada. Aquí, en efecto, el arzobispo de Granada está persiguiendo oficialmente a uno de los pensadores católicos más ortodoxos, basándose precisamente en que “lo que el Papa dice” en AL capítulo VIII es un acto del Magisterio

Evidentemente, criticar al Papa por algo que él dice como persona privada no puede en lo más mínimo ser suficiente para la acusación de “dañar la comunión de la Iglesia, confundir la fe de los fieles y sembrar desconfianza en el sucesor de Pedro”.

Es por eso que Josef Seifert no es simplemente uno más en la lista de pensadores ortodoxos discriminados por su ortodoxia. De tales personas podemos encontrar muchos ejemplos en la Iglesia, no sólo en los últimos cuatro años, sino también en las décadas pasadas. Más bien tenemos aquí algo más: no una simple discriminación (la cual necesitaría alguna especie de pretexto para ocultar sus verdaderos motivos), sino una persecución oficial basada en un documento papal. Sería difícil encontrar en la historia de la Iglesia moderna otro ejemplo de esto. Más bien tendríamos que retroceder a las antiguas controversias cristológicas, cuando secciones enteras y vitales de la Iglesia – a veces incluyendo al papado – fueran capturadas por la herejía y, en consecuencia, los ortodoxos fueron perseguidos.

En conclusión, aun cuando criticamos al arzobispo de Granada por el injusto castigo que ha infligido al profesor Seifert, en cierto sentido debemos también estarle agradecidos. Al castigar oficialmente a un pensador católico por el único delito de ser ortodoxo, inconscientemente confirma y pone claramente de relieve el cisma de hecho que estamos sufriendo en el interior de la Iglesia Católica, a causa de los graves errores que han logrado colarse en un documento papal.

Así, ahora no sólo alguien que es públicamente un adúltero en Filadelfia puede automáticamente, al trasladarse a Chicago, convertirse en un buen católico que hace “lo que Dios le pide”, sino que como la lógica pura dicta en consecuencia, un pensador que es un fiel defensor de la ortodoxia en Vaduz puede ser castigado en Granada, porque amenaza la comunión eclesiástica y es un enemigo del Papa.

Pero esto, por supuesto, no podría ocurrir sin que el mismo Papa contribuya activamente a la confusión entre el Magisterio y sus opiniones privadas.

A la luz de esto, es sumamente necesario y urgente que aparezca finalmente alguna especie de corrección “formal” o – quizás podría ser mejor – “filial” al Papa. Y quiera Dios conceder al Santo Padre un corazón abierto para oírla.

Sandro Magister

jueves, 14 de septiembre de 2017

"Perplejos, pero no desesperados" (2 Cor 4, 8) [2 de 2] (José Martí)

Y para que no hubiera duda acerca de su Voluntad con relación a nosotros, y para que sus Palabras llegasen puras hasta el final de los tiempos, instituyó la Iglesia. Pedro fue el primer Papa. La institución del Papado es de naturaleza divina: Jesucristo fue el fundador de la Iglesia y quiso darle el carácter jerárquico que siempre ha tenido"Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mt 16, 18). La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, del cual Cristo es la Cabeza y todos los demás, los que hayamos sido bautizados, somos sus miembros.  Como cuerpo vivo que es, va creciendo, en sus miembros, a lo largo del tiempo, en el sentido de que vamos conociendo cada vez más y mejor el Mensaje de Jesús, al mismo tiempo que le vamos queriendo también más, conforme le vamos conociendo. 

Para ello cuenta con la asistencia del Espíritu Santo (Espíritu que es del Padre y del Hijo) que Jesucristo envió sobre los apóstoles diez días después de su ascensión en cuerpo y alma a los cielos, en forma de lenguas de fuego, mientras estaban con la Madre de Jesús, la Virgen María, reunidos en el Cenáculo, por miedo a los judíos.  Este Espíritu de Jesucristo es el que guía a su Iglesia para que no se desvíe del recto camino, a medida que crece. 

El crecimiento es auténtico y verdadero cuando la Iglesia permanece fiel a su propia identidad, manteniendo el depósito recibido de la fe, sin añadir ni quitar nada:  el Mensaje de Jesucristo, aun habiendo sido dado en un determinado momento histórico, sirve para todos los tiempos y lugares"Jesucristo es el mismo ayer y hoy y lo será por siempre" (Heb 13, 8). Su Mensaje es siempre actual y no tiene que acomodarse a los tiempos, sino que son éstos los que se tienen que dejar transformar por esa Buena Nueva que es la única que puede traer a este mundo la verdadera felicidad, la auténtica. 

Y la razón de ello es muy sencilla. Y es que Jesucristo es Dios (además de ser hombre) y por ello pudo decir aquello de que "el cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán" (Mt 24, 35) y también aquello otro de que "las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia" (Mt 16, 18). Y es, en este sentido, que debemos de estar tranquilos porque Dios no abandonará a su Iglesia. Como decía san Pablo: "En todo atribulados pero no angustiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados, llevando siempre y por todas partes, en nuestro cuerpo, la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo" (2 Cor 4, 8-10)

Y no hay que darle más vueltas: Sólo Dios es Dios. Y Él sabe lo que hace. Cuando todo parece perdido ... entonces Él actúa. Así lo hizo cuando se quedó durmiendo en la barca, mientras sus discípulos, que hacían frente a una gran tempestad, tuvieron que despertarle y decirle: "¡Sálvanos, Señor, que perecemos!" (Mt 8, 25). En realidad no hubiera sido necesario despertarle. Él estaba con ellos, aunque estuviera durmiendo. Eso es lo de menos. Y es por ello que les dijo: "Hombres de poca fe, ¿por qué tenéis miedo?" (Mt 8, 26). 

Y eso es lo que nos puede pasar también a nosotros cuando observamos la tormenta que amenaza a la barca de Pedro y parece, a todas luces, que ésta se va a hundir. Se trata, ciertamente, de una gran prueba, pero es permitida por Dios con vistas a acrecentar nuestra fe: "Ya es hora de que despertéis del sueño" (Rom 13, 11). No es algo que deba sorprendernos demasiado pues, como decía san Pablo a los corintios, "es conveniente que haya entre vosotros desacuerdos, para que se pongan también de manifiesto entre vosotros los que son de probada virtud" (1 Cor 11, 19).

Ante los graves aprietos en los que nos encontramos, no tenemos una mejor solución que acudir al Señor pues, como decía el profeta David: "Es mejor caer en manos del Señor, cuya entrañable misericordia es grande, que caer en manos de los hombres" (2 Sam 24, 14). Entonces se pondrá de manifiesto que el Poder y la Gloria son de Dios y no son nuestros. Y ante las palabras que Jesús dijo a san Pablo: "Te basta mi gracia, pues mi fuerza se hace perfecta en la flaqueza" (2 Cor 12, 9a), podemos hacer nuestra la actitud del Apóstol: "Por tanto, con mucho gusto me gloriaré en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo" (2 Cor 12, 9b) ... "pues cuando soy débil, entonces soy fuerte(2 Cor 12, 10)

[La expresión anterior de san Pablo, traducida al latín, es la que he adoptado finalmente para dar un título a este blog. Antes era: "Blog católico de José Martí (1). Y ahora es: "Cum infirmor, tunc potens sum" ("cuando soy débil, entonces soy fuerte"). Creo que no habrá demasiado problema en este sentido pues, aunque no entiendo mucho de informática, sí sé que la url del blog, que es: josemartiflorenciano.blogspot.com.es  se sigue manteniendo. Espero que esto no suponga demasiados inconvenientes].

La prueba por la que está atravesando hoy la Iglesia es completamente nueva y desconocida. Y eso, tal vez, podría desconcertarnos, pues jamás había ocurrido nada semejante a lo largo de la Historia de la Iglesia, tal y como se nos ha transmitido, de generación en generación durante casi veinte siglos. Han habido grandes y graves problemas, pero nunca se había puesto en duda la veracidad del Evangelio, a nivel eclesial (no así a nivel particular, de cada uno). Hoy comienza a discutirse hasta la indisolubilidad del matrimonio, lo cual, lo diga quien lo diga, aun cuando fuera el Papa, no puede ser aceptado, pues contradice las enseñanzas de Jesús, directamente. [Y esto no es sino el primer paso en el proceso de intento de demolición de la Iglesia, al que estamos asistiendo cobardemente]. Y en cuanto a lo de atenerse a los tiempos y lugares ya hemos hablado de ello. Se está falsificando el Mensaje de Jesús y se escamotean muchas verdades al pueblo cristiano, el cual no las conoce porque no se les predican ... de lo cual tendrán que dar cuenta ante Dios todos cuantos hayan adulterado su Mensaje.

Hoy en día se cuestiona abiertamente la existencia histórica de Jesucristo, así como los milagros que hizo; no se admite su resurrección ni su ascensión a los cielos en cuerpo y alma, ni su presencia real (sacramental) en la Eucaristía. 

En cuanto a los dogmas, muchos de ellos son desconocidos por los mismos católicos, dado que ni siquiera se los explicaron cuando hicieron la catequesis de primera comunión. Una inmensa mayoría de católicos no conoce hoy la doctrina católica

Y luego están los que, conociendo de su existencia y de su importancia esencial en el Cristianismo, han perdido la fe y no creen en esos dogmas, aun cuando no lo manifiesten de un modo explícito [algunos, y cada vez más, sí lo hacen ya ... y no sólo no se ocultan sino que se vanaglorian de hacerlo]. Son falsos pastores, que merecen la reprimenda de Jesús: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que cerráis el Reino de los cielos a los hombres. Porque ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que quieren entrar!(Mt 23, 13).

Entre los misterios poco o nada conocidos podríamos citar el de la Santísima Trinidad así como el de la Encarnación del Hijo de Dios, la Virginidad de María y su Asunción, en cuerpo y alma, a los cielos, la existencia de los ángeles, etc... Todo eso se considera "superado". Pertenece al pasado: le sirvió a aquella gente, en aquella época histórica, pero hoy [en los tiempos "modernos" en los que vivimos] no se puede creer ya en esas cosas. Como vemos, la situación es muy grave, porque se ha extendido en el seno de la misma Iglesia, Jerarquía incluida, a modo de caballo de Troya, y esto a nivel planetario. Es muy preocupante.

Y así podríamos seguir hablando sin parar. Pero lo dejamos para otra ocasión, dado que me he extendido demasiado en estas dos entradas.

José Martí

"Perplejos, pero no desesperados" (2 Cor 4, 8) [1 de 2] (José Martí)

De mis recuerdos de juventud me viene ahora uno a la mente, que es especialmente simpático -al menos a mí me lo parece. Tenía un profesor de matemáticas que nos hacía trabajar mucho, aunque explicaba muy poco. Éramos nosotros quienes teníamos que estudiar el libro y luego dar las correspondientes explicaciones del tema en cuestión. Bueno, pues cuando alguien preguntaba algo a lo que él no sabía responder ésta era automáticamente su respuesta: "Es que yo no soy Dios ...", ¡con la consiguiente, y explicable, risa de todos los alumnos, por ese ingenio tan ocurrente para salir del aprieto! Por cierto, este recurso que él utilizaba para estos casos, no era una mera anécdota aislada, sino que era algo que repetía todos los años cada vez que la ocasión lo requería. Como sabemos perfectamente, los alumnos se comunican entre sí, de modo insuperable, cuando se trata de hablar acerca de cómo son los profesores que tienen o los que tuvieron.

Y viene a cuento esta historieta porque me parece que ésa es la actitud (no sólo pero también) que tenemos que tomar los cristianos cuando no entendamos algo o, por mejor decir, cuando no entendamos prácticamente nada de lo que está ocurriendo hoy en la Iglesia. 

Sí: indagaremos mucho, intentaremos buscar todas las soluciones, habidas y por haber, que estén a nuestro alcance, tanto de tipo natural (que son necesarias: redes sociales, entrevistas o ponencias de personalidades muy cualificadas, etc. ) como sobrenatural (que son las más importantes: la oración, los sacramentos, etc). Y tendremos, además, la obligación de hacerlo, pues somos cristianos por la gracia de Dios, dado que la Iglesia está atravesando por una situación extraordinariamente grave, tal vez la más grave de toda su Historia ... y, lógicamente, no podemos cerrar los ojos y esconder la cabeza, como el avestruz. Es más: por mucho que hagamos, en todos los sentidos, siempre será poco, puesto que el amor no conoce límites.

Ahora bien: dicho esto, pienso sinceramente que, al final de los finales, nuestra actitud (tanto interna como externa) tendrá que ser muy parecida a la de este profesor mío que tuve. Es preciso (por nuestro propio bien y el de los que nos rodean)  reconocer, con humildad (y con verdad, que viene a ser lo mismo, al decir de santa Teresa) que hay cosas que no dependen de nosotros, que nos sobrepasan, que no todo está en nuestras manos. Y cuando no entendamos algo, poner nuestra confianza en Dios y decir: "¡Es que yo no soy Dios...! 

Si no lo hiciéramos así, estaríamos cayendo, de manera más o menos consciente, en la herejía pelagiana que, como sabemos, consiste en actuar como si nuestra salvación dependiera, exclusivamente, de lo que hagamos, siendo así que -en realidad, de verdad- esa salvación nos viene sólo de Dios. Sólo Él nos la puede conceder. Sólo Él nos puede salvar ... no olvidando, sin embargo, que Dios no impone a nadie la salvación, sino que la condiciona a nuestro deseo de ser salvados. 

Nos conviene no olvidar esta verdad que es fundamental, y traerla, con frecuencia a nuestra memoria. Y es que "Dios es amor" (1 Jn 4, 8) y que actúa siempre por amor, nos ofrece su Amor, que no otra cosa es la salvación ... pero no nos lo impone. El amor no puede imponérsele a nadie pues un amor impuesto no es amor: es una contradicción. La libertad es intrínseca al amor. 

Pues bien: Dios es profundamente respetuoso con nuestra libertad; por lo tanto, aun cuando "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2, 4) no salvará a nadie que no quiera ser salvado, aunque ame a todos los hombres, no exigirá de ningún hombre que corresponda a su amor. Él estará siempre ahí, a nuestro lado, esperándonos, pero no nos coaccionará a que lo amemos. De hacerlo, ¿dónde estaría nuestra libertad? ¿dónde nuestro amor?. No existiría tal amor, pues éste es, por naturaleza, recíproco: se ama a Dios y se es amado por Él. Ambas circunstancias deben darse. Su amor hacia nosotros es indudable; no así el de nosotros hacia Él. Y, si no hay respuesta a su Amor, entonces no puede hablarse de perfección en el Amor. No existe tal amor, al no darse la reciprocidad del uno al otro y del otro al uno. Y, además, en totalidad. 

Esa es la razón por la cual no todos se salvan. No es que Dios quiera que nadie se condene: eso es absurdo; sino que, al dar libertad al hombre, en cierto modo se ha atado las manos, dado que no podrá salvarnos, aun cuando ésa sea su voluntad con relación a nosotros si nosotros no queremos saber nada con Él.

Y al igual que el movimiento se demuestra andando, expresión atribuida al filósofo griego Diógenes el Cínico (412-323 a.C), también el amor se demuestra amando. ¿Cómo podemos saber que realmente amamos a Dios? Pues Jesucristo nos lo dejó bien claro en estas palabras dirigidas a sus discípulos:  "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos ..." (Jn 14, 15). Tenemos, pues, que poner todos los medios que Él ha puesto a nuestro alcance para mostrarle que nuestro amor por Él es verdadero y que no se queda sólo en frases bonitas, lo cual no dejaría de ser sino una hipocresía. "Si alguno me ama guardará mi Palabra, y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos nuestra morada en él" (Jn 14, 23). "Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como Yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su Amor" (Jn 15, 10).

Recordemos la respuesta que dio Jesús al escriba que le preguntó acerca del primero de los mandamientos. Fue ésta: "El primero es: 'Escucha, Israel: el Señor, Dios nuestro, es el único Señor. Y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas" (Mc 12, 29-30). A continuación añade, aun cuando el escriba no se lo preguntó: "El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos" (Mc 12, 31). 

Jesús hablaba refiriéndose al Antiguo Testamento, el cual no había venido a abolirlo sino a darle su plenitud (cfr  Mt 5, 17). Sin embargo, más adelante, la víspera de la fiesta de la Pascua, poco antes de su muerte en la cruz, les dijo a sus discípulos: "Un mandamiento NUEVO os doy: que os améis unos a otros como Yo os he amado" (Jn 13, 34; 15, 12). La referencia no es ahora "el amor que uno se tiene a sí mismo" sino "el amor que Jesús tiene hacia cada uno de nosotros", un amor que llega hasta dar la vida por la persona a la que se ama, pues se dice que "Jesús, habiendo amado a LOS SUYOS que estaban en el mundo los amó hasta el fin" (Jn 13, 1). Asimismo, Jesús proclamó claramente que "nadie tiene amor más grande que el que da la vida por SUS AMIGOS" (Jn 15, 13). 

Nos interesa ser sus amigos. Así su amor hacia nosotros será aún mayor, como ocurría con Juan, el discípulo amado; Jesús, como perfecto hombre que era, tenía también sus preferencias, como las tenemos también nosotros. En su caso, aquellos a quienes más quería (aunque por todos estaba dispuesto a dar la vida, como así lo hizo) fueron Pedro, Santiago y Juan (en particular este último). Y volvemos a lo mismo: "Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que Yo os mando" (Jn 15, 14). El amor a Dios, el amor a Jesucristo, en quien Dios se ha manifestado, el amor a los demás hasta dar la vida por ellos, como hizo Jesús y la guarda de sus mandamientos ... todo ello va íntimamente unido. 
José Martí
(continúa)

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Exclusiva del semanario 'Der Spiegel'. Palabras del Papa Francisco: "No hay que excluir que pase a la Historia como el que dividió a la Iglesia Católica". Habla el Cardenal Brandmüller


Se trata de un artículo escrito por Catholicvs el 24 de diciembre de 2016, pero que tiene gran actualidad, teniendo en cuenta la que se avecina.


Antes de nada, ruego a los lectores que en este día de Nochebuena, en el que a medianoche celebramos el nacimiento del Hijo de Dios, dediquen un momento para rezar la oración por el Papa que hay al final de esta entrada, y que rueguen a Nuestro Señor que le ilumine y evite un cisma en Su Iglesia.

Ayer, viernes 23 de diciembre [de 2016], el influyente semanario alemán Der Spiegel publicó un artículo sobre la actual crisis de la Iglesia, en el que habla de la creciente resistencia a las reformas del Papa Francisco. Al final de su artículo, Walter Mayr, su autor y corresponsal de Der Spiegel en Italia, revela una nueva e importante filtración:

En un círculo muy pequeño, se dice que Francisco ha hecho auto-crítica explicándose a sí mismo de la siguiente manera: "No hay que excluir que pase a la Historia como el que dividió a la Iglesia Católica".

Mayr opina que el Papa, por no responder a las Dubia, en el pecado lleva la penitencia, como diríamos en español, traduciéndose ésta en incomprensión y más aislamiento.

Por su parte, el Cardenal Walter Brandmüller, uno de los firmantes de las Dubia, que no asistió a la Misa oficiada por el Papa en la capilla Paulina del Vaticano por su 80 cumpleaños, debido a su delicado estado (tiene 87 años), en su apartamento junto a la basílica de San Pedro dijo a Mayr lo siguiente: en la verdad "se trata de todo o nada" ["es geht um die Wurst"], por decirlo en términos coloquiales. Es decir, se trata del "núcleo de todo, de la enseñanza de la Doctrina".

Además, agrega Mayr, el Papa Francisco -junto con el cardenal Walter Kasper- desea "suavizar los preceptos centrales de la fe católica y dejar a los obispos y sacerdotes locales la tarea de interpretarlos para la vida cotidiana de la gente"


Enfoque que, según Brandmüller, ataca la base misma de la Iglesia universal: "Quien piense que el adulterio persistente y la recepción de la Santa Comunión son compatibles es un hereje y promueve el cisma". La Santa Escritura, de acuerdo con Brandmüller, no es un lugar donde todo el mundo pueda elegir lo que le gusta: "Somos, de acuerdo con la Apóstol San Pablo, administradores de los misterios de Dios, pero no poseedores del derecho de disponer de ellos" (o 'de rechazarlos').

En opinión de Mayr, "hay mucho en juego". Para él, "Francisco parece estar cada vez más aislado" y también "desgastado". Un confidente del papa le ha dicho a Mayr: "Muchos ya no reconocen en el Francisco del año 2016 al hombre que eligieron en 2013". El periodista también describe cómo el Año de la Misericordia "ha dejado todo abierto" y "no ha cubierto en absoluto las expectativas". La reforma curial tampoco avanza; y, "desde algunos dicasterios, ahora llegan informes del 'caos total'". Según Mayr, "la volubilidad de Francisco causa problemas adicionales"; sus comentarios sobre los medios de comunicación y su tendencia hacia la "coprofagia" han causado indignación incluso entre sus acérrimos seguidores.

[Vemos, sin embargo, cómo la reforma de la curia sigue adelante, (a 13 de septiembre de 2017) pese a todos estos augurios. Ver también aquí]

Según Der Spiegel, Francisco "aún está luchando por su legado". Trabaja desde las 5 de la mañana. "No le queda mucho tiempo", dice Mayr. Pero el Papa Francisco todavía podría tener algunas sorpresas para nosotros. [Así lo estamos viviendo a lo largo de todo este año de 2017, y lo que aún nos espera con el tema del ecumenismo y la reforma de los textos litúrgicos]. Y, a continuación, el artículo de Der Spiegel concluye con las palabras recientemente atribuidas a Francisco y citadas más arriba: "No hay que excluir que pase a la Historia como el que dividió a la Iglesia Católica".

Fuente original: Der Spiegel. En inglés: 1P5. TRADUCCIÓN: CATHOLICVS.

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En estos convulsos momentos de la Historia de la Iglesia, oremos por el Papa Francisco, para que Dios no permita que caiga en manos de sus enemigos -que no son, precisamente, los cuatro Cardenales que le han presentado las "dubia":

OREMVS PRO PONTIFICE NOSTRO FRANCISCO DOMINVS CONSERVET EVM, ET VIVIFICET EVM ET BEATVM FACIAT EVM IN TERRA ET NON TRADAT EVM IN ANIMAM INIMICORVM EIVS

V. TV ES PETRVS
R. ET SVPER HANC PETRAM AEDIFICABO ECCLESIAM MEAM

OREMVS

DEVS OMNIVM FIDELIVM PASTOR ET RECTOR FAMVLVM TVVM FRANCISCVM QVEM PASTOREM ECCLESIAE TVAE PRAEESSE VOLVISTI PROPITIVS RESPICE DA EI QVAESVMVS VERBO ET EXEMPLO QUIBVS PRAEEST PROFICERE VT AD VITAM VNA CVM GREGE SIBI CREDITO PERVENIAT SEMPITERNAM PER CHRISTVM DOMINVM NOSTRVM

R. AMEN
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Roguemos por nuestro Pontífice Francisco. El Señor le conserve y le guarde, le haga feliz en la tierra y no permita que caiga en manos de sus enemigos.

V. Tu eres Pedro.
R. Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

OREMOS


Oh Dios, pastor y guía de todos los fieles, mira propicio a tu siervo Francisco, a quien has querido hacer pastor y jefe de tu Iglesia; haz que con su ejemplo y su palabra aproveche a los que preside, y que en unión con la grey que te has dignado confiarle, consiga la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

R. Amén.

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LES DESEO FELICES Y SANTAS PASCUAS DE NAVIDAD

Hay UNA sola Iglesia (Michael Voris)

Duración 8:07 minutos

martes, 12 de septiembre de 2017

Así vivió (y sufrió) sus últimos meses el Cardenal Caffarra: los "pinchazos" en el Vaticano



En una visita que hice al Cardenal Caffarra en su apartamento de Bolonia, el Cardenal reconoció sentirse vigilado y reveló tener información de que sus comunicaciones estaban siendo intervenidas. Sufría infinitamente por los insultos de quienes le acusaban de ser “enemigo del Papa”.

Hace pocos meses tuve la oportunidad de visitar al Cardenal Carlo Caffarra en su apartamento de Bolonia. Ya había publicado los dubia y muchos francotiradores le identificaban ya como “enemigo del Papa”, algo que, según confesó él mismo, le hacía sufrir infinitamente: “Habría preferido que me acusaran de tener un amante homosexual que ser tildado de enemigo del Papa”, diría.

Debo decir que me conmovió profundamente la sencillez con la que vivía el Cardenal. Caffarra ocupaba un pequeño apartamento en uno de los edificios del seminario de Bolonia. Un apartamento que necesitaba una buena reforma, con las paredes repletas de agujeros y cables colgantes, y un sistema de calefacción más que deficiente. En Bolonia, una ciudad fría, Caffarra pasaba sus horas rodeado de libros, cartas y papeles, y no dejaba de responder a una sola de las cartas o e-mails que recibía de todas partes del mundo. Recuerdo de aquel día, por ejemplo, que tenía que impartir una conferencia en Argentina por videoconferencia, y me pidió que le ayudara a instalar el sistema en el ordenador. Aproveché para recomendarle que se instalara el WhatsApp, así pude comunicarme con él desde entonces.

Tuve ocasión de hablar con él sobre los orígenes del Instituto Juan Pablo II, que iba a inaugurar el 13 de mayo de 1981 cuando el Papa casi muere asesinado por Alí Agka; y de la carta que recibió de Sor Lucía de Fátima, la situación de la Iglesia, la crisis generada por la confusión en Amoris Laetitia y la publicación de los dubia.

Una de las cosas que más le inquietaban era la concepción que algunos tienen del Papado. Recuerdo que detalló dos síntomas: El primero, cuando Pío XII quiso cambiar la disciplina del ayuno eucarístico, pidió a una comisión teológica no que estudiaran el cambio, sino que le dijeran si él tenía legitimidad para realizar esa modificación. Tal era la sensación que tenía el papa Pacelli sobre su pequeñez en el papel de Sumo Pontífice. El otro de los síntomas era el juramento que hacen los cardenales. Decía Caffarra que hasta Pablo VI, los cardenales juraban decir siempre la verdad, “y no aquello que el Papa quiere oír”. Tras la reforma de Montini, los cardenales juran defender al Papa con su sangre. Sobre este aspecto, precisamente, me recomendó leer a un gran intelectual: Josef Seifert.

Le dije que había oído que estaba siendo vigilado, que sus comunicaciones estaban intervenidas. Me dijo que lo sabía, que los cuatro cardenales que habían hecho públicas las dubia estaban siendo observados, que tenían las comunicaciones intervenidas y que poco podían hacer, más que buscar alguna forma de comunicación más segura. Era evidente que no le quitaba la paz que algún curial pudiera conocer los secretos más íntimos de sus conversaciones: Era un hombre de Dios, y era Jesucristo lo que se le caía de la boca cada vez que hablaba.

Sobre los pinchazos en el Vaticano

Los temores de Caffarra, al contrario de lo que podría pensar el lector incauto, no son nada nuevo, ni responden a peregrinas teorías de la conspiración. Como explicaba uno de los vaticanistas más ilustres, Edward Pentin, en un artículo en el Register a raíz del escándalo Vatileaks, los pinchazos son muy habituales en la Curia Vaticana.

Pentin relata, por ejemplo, cómo los oficiales de más alto nivel evitan dar detalles de su trabajo por teléfono, no hablan de nada en la oficina o dejan el móvil fuera de la habitación cuando tienen una reunión confidencial. Los técnicos de IT del Vaticano, de hecho, pueden acceder a los ordenadores de cualquier curial de forma remota, y al no ser la Ciudad del Vaticano ejemplo de garantías procesales, la Gendarmería vaticana puede utilizar ese sistema sin necesidad de obtener una orden judicial.

El propio Vallejo Balda, el sacerdote español que pasó 14 meses preso en la Ciudad del Vaticano, denunció tener 25 ‘bugs’ (gusanos que espían y rastrean la actividad del ordenador) diferentes en su PC y, rápidamente,  la propaganda oficialista le acusó por ello de “paranoico”. Nada más lejos de la realidad.

Yo mismo he vivido cómo un motorista vigila la puerta de la casa de un importante cardenal, tomando nota de quien sube y cuánto tiempo pasa con el purpurado. Ha sorprendido, por cierto, tras la muerte de Caffarra, la premura con la que se han realizado las exequias y el enterramiento.

Estoy seguro que Dios ya se está riendo con la fina ironía y el sentido del humor de su siervo bueno, Carlo Caffarra.
Gabriel Ariza

Las reformas necesarias en la Iglesia, el Ecumenismo y la santa Misa (José Martí)

Duración: 22 segundos

Francis Quotes Calvinists

On Saturday, Pope Francis said in a sermon in Medellín, Colombia, that the Church is presently "shaken" by the Holy Spirit and that the Church always needs reform. In Latin: "Ecclesia semper reformanda"The phrase was coined by Calvinists in the 17th century.

TRADUCCIÓN

Francisco cita a los calvinistas

El sábado, el Papa Francisco dijo en un sermón en Medellín, Colombia, que la Iglesia está actualmente "sacudida" por el Espíritu Santo y que la Iglesia siempre necesita reformas. En latín: "Ecclesia semper reformanda". La frase fue acuñada por los calvinistas en el siglo XVII.


COMENTARIO

Ciertamente, la Iglesia siempre necesita reformas en sus miembros"Ahora completo en mi carne lo que falta a la Pasión de Cristo en su Cuerpo, que es la Iglesia" (Col 1, 24). No somos perfectos. Pero tenemos que poner de nuestra parte para que el Señor nos conceda su Espíritu. El sentido de la vida cristiana está íntimamente relacionado con esa lucha o milicia, absolutamente necesaria. Así lo decía el santo Job: "¿No es acaso milicia la vida del hombre sobre la tierra?" (Job 7, 1). 

Claro está que se trata de una lucha por amor"Si me amáis, guardaréis mis mandamientos" (Jn 14, 15) ... pero lucha, al fin y al cabo; entonces podrá hacerse realidad en nosotros, los cristianos, la misma Vida de Jesús, es decir, su Espíritu, pues nos dice"... Yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros siempre, el Espíritu de verdad, al que el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce" (Jn 14, 16-17). Forma parte esencial de esta milicia la oración; y en particular, aunque no sólo, la oración de petición: "Pedid y recibiréis ..." (Mt 7 7) Así nos lo asegura también en otra ocasión: "Si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo piden?" (Lc 11, 13)

Por otra parte, hablando de la perfección, dice san Pablo en su carta a los filipenses: "No es que ya la haya alcanzado o que ya sea perfecto, sino que la persigo, por ver si la alcanzopor cuanto yo mismo he sido alcanzado por Cristo Jesús" (Fil 3, 12). Por eso, hacia el final de su vida, pudo decir, "He combatido el buen combate, he concluido la carrera, he guardado la fe; y desde ahora me espera la corona de justicia, que el Señor, justo Juez, me entregará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su Venida" (2 Tim 4, 7-8).

En el Credo, cuando confesamos nuestra fe, decimos"Creo en la Iglesia, que es Una, Santa, Católica y Apostólica". Y en otro lugar habla san Pablo de que Cristo se entregó a Sí mismo por la Iglesia para santificarla"para presentarlaante Sí mismo, resplandeciente, sin mancha ni arruga o cosa semejante, sino santa e inmaculada" (Ef 5, 27). 

Así pues: la Iglesia, como Cuerpo Místico de Cristo, es Santa e Inmaculada: lo es en la Cabeza, que es Cristo, y lo es en muchos de sus miembros, cuales son todos los que están ya en la Iglesia triunfante en el cielo, o bien los que aguardan en el Purgatorio, con la seguridad de alcanzar el cielo. Pero también en la Iglesia militante, que es aquella en la que nosotros nos desenvolvemos, se mantiene pura e inmaculada en algunos de sus miembros, a saber, en los santos

Éstos -los santos- hacen posible que la Iglesia se mantenga viva, pese a tantos ataques como sufre, siendo los más catastróficos aquellos que padece en su propia Jerarquía y en una inmensa mayoría de sus pastoresY sí, en este sentido, la Iglesia actual necesita ser reformada. Pero, ¿cómo? Muy sencillo: mediante la vuelta a la Iglesia que ha permanecido fiel a Jesucristo, a lo largo de casi dos mil añosesta Iglesia que sufre, incluso, el ser tachada de hipócrita por el mismo Sumo Pontífice actual, siendo así que no hay mayor hipocresía que la de inventarse uno su propia iglesia y decir que ésa es la Iglesia que fundó Jesucristo. Eso sí que es hipocresía: aprovecharse de la Iglesia, ya constituida como tal desde que Cristo la fundó, tomando de ella aquello que el mundo acepta y suprimiendo lo que incomoda al mundo. 

Ésa -la que obra para ser vista por los hombres y alabada por todos- no es la Iglesia de Jesucristo, aunque presuma de ello, pues se hacen en ella afirmaciones que contradicen muchas de las cosas que Jesucristo dijo, con una claridad meridiana: "Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y quien se casa con la repudiada de su marido, comete adulterio" (Lc 16, 18). Jesús, al contrario que Moisés, no admite excepciones. Y ahora, con la Amoris Laetitia, vamos hacia atrás, como los cangrejos. En el fondo de todo lo que está ocurriendo no hay otra cosa que falta de fe en Jesucristo, como verdadero Dios y verdadero hombre, como Aquél que es el mismo ayer, y hoy y lo será siempre (Heb 13, 8).

Y sí, en este sentido la Iglesia necesita ser reformada y volver a su esenciaque no se encuentra en los pobres ni en los marginados ni en las periferias, sino sólo en Jesucristo, el Único Señor del Universo

No sé por qué, pero me da a mí que bajo esa idea de "reforma" de la que se habla tanto en la curia, subyace la "comunión" con la Reforma Protestante, que tanto daño hizo a la Iglesia

Este es el auténtico problemaSi la Iglesia pretende realmente reformarse debe de mantenerse fiel a la Tradición que ha recibido durante siglos y no debe de amoldarse a este mundo

Por desgracia vemos a Lutero entronado en el Vaticano y vemos, con verdadero temor, cómo se acerca el quinto centenario de la Reforma Protestante, el cual se quiere celebrar con bombo y platillo...¿Cómo es eso posible? ¿Cómo se puede hablar de celebración conjunta de la misa entre católicos y protestantes? ¿Cómo reconciliar lo que es de por sí irreconciliable? 

Si esto ocurriese nos encontraríamos con que en el acto más sublime de la Misa, que es la consagración, Jesucristo estaría presente y no presente en la hostia consagrada al mismo tiempo, lo que viola el principio de no-contradicción y el más elemental sentido común.

- Así, para los católicos, los únicos a quienes está reservado el nombre de cristianos, propiamente dicho, Jesucristo estaría presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, oculto bajo las especies del pan y del vino. El pan ya no sería pan ni el vino sería vino, aun cuando aparezcan así a los sentidos. En la consagración tiene lugar lo que entendemos por transustanciación, que es una verdad de fe esencial: si no se cree en ella, se cae en herejía; esto ocurre con todos los dogmas. 

- Para los protestantes, en la consagración habría tenido lugar tan solo un cambio de significado sobre lo que representan el pan y el vino. Ellos niegan la presencial real, sacramental, de Jesucristo en la Eucaristía. Para ellos ésta se reduce a un simple recuerdo, a una presencia "espiritual", a una memoria de algo que ocurrió en un determinado momento histórico.  Sólo tiene un valor simbólico, a modo de recuerdo, que está presente en nuestro pensamiento, pero nada más.

Y esto es sólo una de las muchísimas cosas, aunque para mí la más importante, que nos separan de los protestantes. El ecumenismo (que así se entiende hoy) como unión a cualquier precio es una farsa y una comediaademás de ser una blasfemia, porque supone la renuncia a considerar a Dios, Nuestro Señor, encarnado en la Persona de su Hijo, como el único Dios: "No tendrás otro Dios fuera de Mí" (Ex 20, 3). Y aunque se refiere a Dios Padre, quedan muy claras las palabras de Jesús cuando dice: "Yo y el Padre somos Uno" (Jn 10, 30). "Felipe, el que me ve a Mí, ve al Padre" (Jn 14, 9). "El que me odia a Mí también odia a mi Padre" (Jn 15, 23). "El que no está conmigo, está contra Mí" (Jn 12, 30) "Nadie puede servir a dos señores porque, o tendrá aversión a uno y amará al otro, o bien se allegará a uno y despreciará al otro" (Mt 6, 24), etc. El número de citas sería interminable.

Eso, por una parte, que concierne, evidentemente, a los que no creen en Jesucristo (judíos, musulmanes, hindúes, etc...). Dios sólo hay Uno y este único Dios se reveló en Jesucristo para que quien crea en Él fuera salvo. ¡No, no y no ...! como diría Franciscoaunque ahora con otro sentido¡No, no y no ...! No todos los hombres se salvan ni todos son hijos de Dios, aunque todos sean sus criaturas.

Dirán los protestantes que ellos también creen en JesucristoSí, pero ¿quién es Jesucristo para ellos? ¿de qué modo creen? "La sola scriptura". Eso no es suficiente, pues para algo Jesucristo fundó su Iglesia, dando a Pedro el poder de atar y desatar ... A él y a todos sus legítimos sucesores, los papas. Ellos no acatan la autoridad del Papa ni la doctrina de la Iglesia católica, que es la única portadora de la verdad. Además, cada uno interpreta a Jesús a su manera. No hay una doctrina definida, como corresponde que la haya si Jesús es verdaderamente Dios. Él no podía dejar que su Mensaje fuese interpretado por cualquiera y de cualquier modo, pues de haberlo hecho, su Iglesia no habría subsistido. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo y quien se separa de la Iglesia se separa de Cristo y se separa de Dios. Por eso se habla de la herejía protestante y de Lutero como hereje 

Está muy en boga hablar de "hermanos separados"; y, sin embargo, lo cierto es que, como decía san Cipriano de Cartago: Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre. De donde queda claro que no sólo todos los hombres no son hijos de Dios sino que tampoco lo son los protestantes. Y esto sin ningún mérito por parte de los cristianos, es decir, de los católicos. Es pura gracia de Dios, completamente inmerecida

De ahí la necesidad de la Evangelización (lo que Francisco llama proselitismo, aunque para él se trate de una solemne tontería) pues es preciso que todo el mundo confiese que Jesucristo es Dios y que fuera de Él y de la Iglesia que Él instituyó (la Iglesia de siempre) no hay salvación posible. Y de ahí la orden que dio Jesús a sus discípulos antes de ascender en cuerpo y alma a los cielos: "Id y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que Yo os he mandado. Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 19-20).

Lo más grave de todo es que todas estas personas han oído hablar de Jesucristo y tienen conocimiento de su existencia histórica real. No como en el mundo antiguo, en el que tuvieron que predicar los primeros apóstoles y sus sucesores: para aquella gente la Buena Noticia era realmente nueva en todos los sentidos. Pero hoy es diferente. Y las palabras de Jesús "golpean" nuestros oídos, en tanto en cuanto tenemos una mayor responsabilidad a la hora de decidirnos por Él o contra Él. No hay términos medios: "Si no hubiera venido y les hubiera hablado, no tendrían pecado. Pero ahora no tienen excusa de su pecado" (Jn 15, 23)

ConcluyendoLa Iglesia ha crecido, como cuerpo vivo que es, pero este crecimiento sólo será verdadero (auténtico) si mantiene su propia identidad, en fidelidad total a Jesucristo, a la Tradición y al Magisterio Perenne de la Iglesia de dos mil años

Si eso no se da, tal unión entre católicos y protestantes, bajo la capa de ecumenismo, no tendría otra finalidad, por más que se quiera encubrir que la destrucción de la Iglesia, tal y como siempre se ha conocido, de origen divino (Religión revelada por Dios en Jesucristo) y su sustitución por otra "Iglesia" de origen humano (Religión inventada por los hombres, o sea, una pseudo religión).

El sentido del diálogo es el conocimiento de la verdad. Si no existe ese deseo de conocer la verdad el diálogo, rectamente entendido, es imposible. Por lo tanto, si tal "reunión ecuménica" se da, se trata de una farándula y una patraña, en todos los sentidos, pues ni los protestantes están por la labor de convertirse ni los "católicos" por la labor de convertirlos. Parece como si la palabra conversión fuera un atentado a la libertad. Y entonces se va transformando en una palabra tabú. Todo ello por no querer conocer la verdad; una verdad que, como sabemos, ya la posee la Iglesia católica. 

Es imposible que exista una conciliación entre católicos y protestantes. Sólo puede haberla si estos últimos aceptan la doctrina católica, tal como siempre ha sido enseñada. Y abandonan su estado herético, el cual, lo primero de todo, ha de ser reconocido como tal. Si eso no tiene lugar ... y desde luego no va a ocurrir ... entonces una misa conjunta sería una auténtica aberraciónSi tal "misa" llegase a producirse, las consecuencias serían gravísimas para la Iglesia. Y sin lugar a dudas, daría lugar a una escisión total dentro de la misma Iglesia (aunque tal cisma existe ya, de hecho). 

Esta idea de una misa conjunta no es mía. Podemos verlo aquí:

Francisco fabrica la liturgia ecuménica de la misa protestante 


Duración: 28 segundos

Y también aquí:

Nueva misa ecuménica de Francisco que se llamará "Sagrada Memoria" 


Duración 1: 16 minutos

Por si no queda suficientemente claro y se piensa que se trata de un mero proyecto podemos ver el siguiente video, en el que Francisco planea claramente la demolición de la liturgia, nombrando a tal efecto al cardenal Arthur Roche como arzobispo Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos para la traducción de los textos litúrgicos, ignorando completamente al cardenal Sarah. Y, de hecho, ya ha salido, en forma de motu proprio, la carta apostólica Magnum Principium de 3 de septiembre de 2017, que entra en vigor el próximo 1 de octubre, en donde se cambia el canon 838 del código de derecho canónico relativo a las traducciones de los textos litúrgicos, teniendo en cuenta, sobre todo, los textos de mayor importancia, particularmente las fórmulas sacramentales, las plegarias eucarísticas, las plegarias de ordenación, el rito de la misa, etc. 


Ecclesia semper reformanda o demolición de la liturgia 

Duración: 36 segundos



No sabemos ni cómo ni cuándo lo hará pero es seguro, absolutamente hablando, que Dios intervendrádado que no lo han hecho sus Pastores ... y dado que su Palabra no puede dejar de cumplirse"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt 24, 35)

José Martí

El Concilio Vaticano II como FALSO pretexto para desterrar la misa en latín (Gloria TV) [comentado]


Duración: 24 segundos

- Second Vatican Council as a Pretext?


Chicago Cardinal Blase Cupich
claimed that Pope Francis' decision, which gives greater control over liturgical translations from Latin to local bishops’ conferences, is at its heart an affirmation of the Second Vatican Council. In reality, this Council did not want to translate the Liturgy but to keep it in Latin.


TRADUCCIÓN

- ¿El Concilio Vaticano II como pretexto?

El cardenal de Chicago Blase Cupich afirmó que la decisión del Papa Francisco, que da mayor control sobre las traducciones litúrgicas del latín a las conferencias episcopales locales, es, en el fondo, una afirmación del Concilio Vaticano II. En realidad, este Concilio no quería traducir la Liturgia sino mantenerla en Latín.


COMENTARIO

En este mismo blog hay una entrada titulada "Veterum Sapientia, Constitución Apostólica del papa Juan XXIII, relegada al olvido más completo", la cual demuestra que la afirmación del cardenal Cupich es una falsedad. 

Asimismo, podemos leer otra entrada, ésta de "Adelante la Fe", de título El Latín y el Magisterio de la Iglesia, en donde el padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa demuestra también esto mismo, afirmando que el latín es la lengua que une a los fieles católicos, que los identifica como tales ante quienes no lo son, que los entronca con la tradición milenaria de la Iglesia, que les hace vivir y sentir la catolicidad, que “habla” del misterio del Cordero de Dios que se inmola en la altar, que les mantiene en la verdad de la fe, pues no permite desviaciones de ésta, que remite a la unidad y universalidad de la Iglesia católica.

José Martí