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viernes, 2 de diciembre de 2016

En respuesta a las dudas de un amigo acerca de mi posición con respecto al papa Francisco (José Martí)


Hará mañana exactamente cinco meses un compañero de trabajo y amigo, me escribió por e-mail: "
Estoy siguiendo tus entradas sobre el papa Francisco y me tienes alucinado. Te veo en una posición irreconciliable con él. No sé si lo estoy entendiendo bien, pero si es así, alguien está cada vez más al margen de la Iglesia católica. Feliz verano. Y salud"



Me ha parecido que podría ser interesante reflejar en este blog la respuesta que le di pues pienso que puede valer también para cualquiera que me lea y que tenga dudas similares a las de mi amigo. Esto fue lo que respondí (puede variar alguna expresión o palabra, o incluso algún añadido, a efectos de que se entienda mejor el contenido, pero éste no ha cambiado. Al final he escrito un añadido que no forma parte de la carta)


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Hola, habrás observado que razono todo lo que escribo, con los links correspondientes. 

Yo soy fiel al Papado como Institución fundada por Jesucristo, quien fundó su Iglesia (católica) hace casi dos mil años. Luego está toda la Tradición de la Iglesia, los escritos de los santos Padres, así como las encíclicas de los Papas anteriores al Concilio Vaticano II. 

A lo largo de la historia de la Iglesia ha habido papas de todo tipo (tú mismo hablaste en una de tus entradas del papa nº 130, Juan XII, el papa fornicario). ¿Piensas que Dios quiere que sean así sus representantes en la Tierra? Está claro que lo permite, pero no puede quererlo ... y siempre lo permite con vistas a un bien mayor. 

En el caso de Francisco, el problema es, desde el primer día en que tomó el Poder Pontificio, el 13 de marzo de 2013, que casi todo lo que dice y hace está en disconformidad con la Doctrina multisecular

Lo que ocurre es que los cardenales están con miedo (es mi opinión), en particular aquellos que se siguen manteniendo fieles a la Tradición, que cada vez son menos, porque ya se está encargando Francisco de hacer una criba al objeto de que no haya "adversarios" y tenerlos a todos de su parte. 

Cada día, o con bastante regularidad, van apareciendo cardenales y obispos gays, partidarios de la homosexualidad, de considerar las uniones entre adúlteros como normales y no pecaminosas, etc (ver Amoris Laetitia).

Yo no tengo personalmente nada contra el Papa y, en cuanto Papa, le guardo respeto, pero no puedo estar de acuerdo con aquellas cosas que dice que son contrarias a la doctrina católica (la cual, por cierto, cada vez se conoce menos, porque no se enseña; los seminarios están vacíos; y el modernismo se ha infiltrado de lleno en la Iglesia, siendo como es la suma de todas las herejías, al decir del papa San Pío X).

Intentoademás, seguir el consejo de san Pablo cuando dijo: "Que obréis bien, aun cuando nosotros fuéramos dignos de reprobación. Pues no podemos nada contra la verdad, sino en favor de la verdad" (2 Cor 13, 7-9).

Lo que yo no puedo hacer es actuar en contra de mi inteligencia. Y llamar negro a lo que es blanco y blanco a lo que es negro ... porque lo ha dicho el Papa

La misión del Papa no es la de aportar ideas que contradigan la fe, sino la de confirmar en la fe a todos sus hermanos católicos, dando ejemplo con su vida y con sus palabras. El Papa tiene la obligación de transmitir íntegramente el depósito, revelado de una vez para siempre, sin alterar nada de él ... ¡Y no es eso lo que está haciendo! 

Ya van apareciendo algunas voces disonantes. En particular el obispo más valiente es Schnëider, quien se ha opuesto claramente a la Amoris Laetitia. Luego están los cardenales Burke, Sarah y alguno más, pero muy pocos. 

Los cardenales más conocidos y con más influencia son Marx, Schönborn, Müller, el arzobispo argentino Víctor Fernández (alias "Tucho") íntimo amigo del Papa (el verdadero autor de la AL) y otros por el estilo, que se declaran ellos mismos pro-divorcio y pro-homosexuales ... ¡Y no pasa nada! El Papa no los destituye.

Sí lo hace, en cambio, y actúa, cuando se encuentra con otros obispos y cardenales que se mantienen fieles a la Tradición. Como ejemplo te puedo citar el caso de Monseñor Livières, un hombre de auténtica fe y que tenía los seminarios llenos de aspirantes al sacerdocio, y sin ningún motivo de peso fue trasladado desde Ciudad del Este a un sitio desconocido (ya falleció). El caso del cardenal Burke, también destituido del puesto de alto rango que tenía, por el mero hecho de su fidelidad a la Tradición. Y el caso más flagrante de todo que es el de los Franciscanos y Franciscanas de la Inmaculada, una orden con vocaciones muy valiosas ... pero por ser tradicionalistas la ha hecho desaparecer, sembrando un gran desconcierto entre los fieles y los seminaristas. [De todo ello he hablado en mi blog].

Observa quiénes son sus amigos: masones, musulmanes, rabinos, Evo Morales, Chávez, Maduro, Fidel Castro, etc... Dicen que va a recibir a Pablo Iglesias, el de Podemos, el día 10 de septiembre (no sé si lo hará). Y, sin embargo, no ha recibido a otros líderes con pensamiento ortodoxo y fiel a la Tradición: ... una misericordia selectiva

Yo digo lo que veo. Y de lo que digo hay testimonios (por escrito y en vídeos) de que eso es así. Y mientras tanto, la sociedad está cada vez más corrompida, y las vocaciones sacerdotales brillan por su ausencia. 

Faltan santos en la Iglesia ... y aquéllos que destacan por su santidad y su fidelidad a la Tradición son perseguidos ... incluso por el mismo Papa: además de los ejemplos que he citado más arriba, recuerda -no sé si lo has visto- el caso del monaguillo al que pretende separarle las manos porque está en actitud de veneración hacia el Santísimo. Y hasta le reprende: ¡tienes las manos pegadas! , etc, etc.

[Añado aquí un enlace a esa entrada del monaguillo reprendido por el papa Francisco]

En fin, ¿para qué voy a seguir? No acabaría nunca. 


Y sí, me preocupa la Iglesia. Si te fijas en mis escritos acerca de lo que hablo sobre Francisco podrás comprobar que, desde el principio en que comencé a hacerlo, siempre lo he hecho documentado y no le he hecho decir nada que no haya dicho

Si lo que dice está bien, bienvenido sea (hay muchas cosas buenas que dice) pero si lo que dice se opone a la verdad, es preciso hacerle frente, tal y como hizo san Pablo con san Pedro, reprendiéndole en público porque su modo de actuar no era el correcto. Y ahí tienes a Santa Catalina de Siena que fue a Avignon a decirle al Papa que tenía que volver a Roma.

El papa no es Dios. Y Dios cuenta ya con eso: cuenta con la infidelidad de muchos de sus sucesores: no porque ésa sea su voluntad, puesto que Él no puede querer lo malo, sino porque respeta nuestra libertad y por eso tolera el mal y lo permite ... Eso sí: sabemos con toda certeza, por la fe, que "todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios" (Rom 8, 28)


Por eso sabemos que la batalla final, que es la que cuenta, será ganada por Jesucristo y por todos aquellos que no se han avergonzado de Él: éstos son realmente quienes constituyen la verdadera Iglesia Católica.

[Aquí estoy hablando de la Iglesia militante; pero recuerda que está también la Iglesia triunfante y la Iglesia purgante. Todas ellas constituyen la única y sola Iglesia, dentro de la cual -y sólo dentro de ella- es posible la salvación. Algunos ya han llegado a la meta. Nosotros estamos aún en camino. Y esa esperanza es la que nos da alas para mantenernos firmes y vigilantes, luchando -con ilusión y confianza y en todo momento contra "el maligno". De Él recibiremos la corona de gloria que tiene reservada para los que perseveren hasta el fin]

"Estoy convencido -decía san Pablo- de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las cosas presentes, ni las futuras, ni las potestades, ni la altura ni la profundidad, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rom 8, 38-39)


Contestando, pues, a tu pregunta, y resumiendo, te digo lo siguiente: Yo quiero morir como católico, en el seno de la Iglesia, pues de lo contrario mi vida no tendría ningún sentido. Pero ya sabes: hablo de la iglesia de siempre, de la Institución Papal bimilenaria, fiel al Mensaje recibido de Jesucristo y transmitido a lo largo de los siglos ... y no de lo que diga tal o cual Papa, por muy Papa que sea, si sus palabras se oponen a ese Mensaje. 


En fin, lo dejo ya. No te doy más el tostón.  Me alegro de hablar contigo y te deseo también un feliz verano. Un abrazo. José Martí


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AÑADIDO POSTERIORMENTE

Por cierto, son los pobres a quienes Jesús promete la dicha y la felicidad, ya en este mundo: Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos (Mt 5, 3). La pobreza es una virtud. ¿Cómo se puede luchar contra la pobreza? Los pobres, según el Evangelio, son los humildes y los sencillos, los que hacen como Jesús quien vino "no a cumplir su voluntad sino la del Padre que lo había enviado". (Jn 6, 38)

Jesús se hizo pobre por Amor. Esa es la pobreza que debemos de vivir los cristianos, poniendo a Dios en el centro de nuestra vida, por encima de todas las cosas y por encima de todo. 

Se confunde, el 99% de los casos (debido a la influencia de los mass media) la pobreza con la miseria y con unas condiciones infrahumanas. Esto no lo quiere el Señor. Ésta no es la pobreza cristiana. Si fuéramos realmente pobres y pusiéramos a Dios, manifestado en Cristo, en el centro de nuestra vida, entonces, al cambiar nuestros corazones, al volvernos humildes, sencillos y amantes de la verdad ... entonces, y sólo entonces, el mundo podría ir saliendo de su miseria hasta erradicarla completamente

Pero la erradicación de la miseria es una consecuencia del Mensaje de Jesucristo: no es el Mensaje de Jesucristo, un Mensaje que muy pocos conocen. No es necesaria una "nueva Evangelización", como se dice: ya podemos percibir hoy los efectos de esa "nueva Evangelización", unos efectos que se han ido dejado sentir, principal y paulatinamente, desde el Concilio Vaticano II, hace cincuenta años, hasta que hemos desembocado en una "nueva Iglesia" que es distinta a la Iglesia de siempre. 

Sí es necesario, en cambio, una re-evangelización. O, si se quiere, una evangelización auténtica, siendo conscientes de que no es el Evangelio el que debe adaptarse a los tiempos, sino que son éstos los que tienen que adecuarse al Evangelio, dado que sólo en Jesucristo se encuentra la salvación y  "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y lo será siempre" (Heb 13, 8)


José Martí

Así acabará el drama de las «dubia»


FUENTE: INFOCATÓLICA


El papa Francisco ha declinado contestar a cuatro cardenales dudas sobre su enseñanza sobre el matrimonio. La Iglesia está ahora en un territorio inexplorado.

Pronosticar es un pasatiempo peligroso para los comentaristas y en el papado del papa Francisco el negocio de hacer predicciones parece especialmente peligroso. El pasado abril, cuando Francisco promulgó un documento llamado Amoris Laetitia (La alegría de amar), advertí a los lectores que esperasen controversia continuada alrededor de una pregunta no contestada. Ahora se ve que no estaba equivocado.
La pregunta no contestada era la que se debatió acaloradamente en los dos sínodos de los obispos mantenidos en 2014 y 2015 – esto es, si los católicos divorciados vueltos a casar podrían ser admitidos a la Eucaristía en ciertas circunstancias. En los sínodos la propuesta, fomentada por prelados seleccionados cuidadosamente por Francisco, afrontó una fuerte oposición de muchos obispos y fracasó al no conseguir el consenso necesario. El documento producido por el encuentro de 2015 salió con una fórmula ambigua, esencialmente esquivando el asunto.
Después del sínodo todos los ojos estaban puestos en Francisco para ver si intervendría con una decisión clara. Los papas suelen publicar exhortaciones post-sinodiales después de estas reuniones. La mayoría son anodinas y se olvidan pronto, pero esta levantó esperanzas y ansiedades febriles en una Iglesia polarizada. Cuando llegó, los lectores hojearon con impaciencia las más de 300 páginas para encontrar la ansiosamente esperada respuesta. Esta respuesta, escondida en dos notas al pie, era de nuevo ambigua.
Los últimos seis meses a veces ha parecido una guerra de desgaste. La controversia se ha centrado principalmente en como han de ser interpretadas las palabras del Papa. Algunas conferencias episcopales nacionales – Alemania, por ejemplo – parecen más o menos unidas a favor de liberalizar la disciplina, mientras que otras – como Polonia – insisten en que nada ha cambiado. Los obispos de Buenos Aires presentaron un documento sugiriendo que ahora el camino para la Comunión para los divorciados vueltos a casar está abierto en algunos casos en que la culpa subjetiva podría haber disminuido. El Papa respondió con una carta privada recomendando esta interpretación como la buena. En lo que se ha convertido en un aspecto familiar de las disputas alrededor de las reales intenciones del papa, el intercambio supuestamente privado fue filtrado, un intento transparente de dar impulso al la tendencia liberalizadora.
La división no es solo entre grupos nacionales; también divide internamente a conferencias episcopales. El arzobispo Charles Chaput de Filadelfia publicó normas para su diócesis que dejaban claro que la disciplina quedaría sin cambios. Los que están en uniones irregulares podrían recibir la Comunión solo si viven en continencia. Su compatriota el cardenal Kevin Farrell, jefe del nuevo dicasterio del vaticano supervisor de los asuntos familiares, criticó a Chaput por adelantarse a los acontecimientos en lo que, según él, debería haber sido decidido colegiadamente por los obispos americanos. Farrell dejó claramente implícito que esa política sería más abierta a la favorecida «opción de misericordia» de Francisco. Dijo que la Amoris Laetitia es el Espíritu Santo hablando.
En medio de estas maniobras explotó una bomba. Se hizo pública una carta, dirigida al papa por cuatro cardenales conocidos por ser hostiles a cualquier cambio en la disciplina. Tomó la forma de dubia, 'dudas', tradicionalmente dirigida a la autoridad romana competente por aquellos que buscan aclaraciones sobre puntos de la enseñanza de la Iglesia o del canon de leyes considerados insuficientemente claros.
De los cardenales interesados, solo uno está actualmente en activo, aunque en un rol de poca importancia. Es el cardenal Raymond Burke, ya bien conocido como un 'pegador' conservador. Los otros cardenales están todos retirados: Walter Brandmüeller, un historiador académico altamente respetado; Carlo Caffara, azobispo emérito de Bologna y un distinguido teólogo moral; y Joachim Meisner, arzobispo de Colonia hasta 2014 y uno de los más firmes partidarios de los últimos dos papas entre los obispos de todo el mundo.
La dubia cubría cinco cuestiones, todas referidas a la enseñanza del magisterio de San Juan Pablo II, contenida notablemente en los textos de referencia Familiaris Consortio y Veritas Splendor. Es evidente que las cuestiones, todas presentadas respetuosamente y con argumentos detallados, no eran inocentes, ya que su propósito es sugerir que hay dificultades en reconciliar Amoris Laetitia, o al menos sus implicaciones, con la doctrina católica establecida. Pero no son cuestiones puramente retóricas: ellas presentan al Papa, o a los teólogos liberales que parece favorecer, una oportunidad para desarrollar, con un razonamiento concreto y preciso, su afirmación que lo que está en curso constituye un auténtico desarrollo de doctrina.
Que se sepa el Papa no entregará una respuesta a los cuatro cardenales. Fue su silencio determinado el que los empujó a hacer público el dubia. Para muchos, ha parecido un reto directo a Francisco. Para confirmarlo, el cardenal Burke ha ido tan lejos como declarar que él y los otros quizás hagan un «acto formal de corrección» si el Papa no clarifica su enseñanza. Esto implica claramente que el Santo Padre posiblemente está enseñando erróneamente.
¿Cual es el significado del silencio del papa Francisco? ¿Y cuanto de audaz es la iniciativa de los cardenales?
El Papa está en una posición difícil. Si declarara que los principios enseñados por San Juan Pablo II ya no forman parte de la enseñanza de la Iglesia, causaría un terremoto teológico. Nunca en los tiempos modernos un papa ha desautorizado a su predecesor. Hacerlo provocaría una revuelta entre los muchos que se adhieren tenazmente a la doctrina de los papas previos – no simplemente los dos últimos, sino toda la entera tradición católica tal como ha evolucionado por siglos. Incluso podría provocar un cisma formal.
Todavía más, relativizaría la propia autoridad de enseñanza del papa Francisco.  Después de todo, si sus predecesores se equivocaron, ¿por qué alguien puede pensar que sus declaraciones pueden tener algún valor más allá de su vida?
Por otra parte, si Francisco reafirma la enseñanza previa, entonces él debe abandonar sus intentos de reforma de la disciplina de los sacramentos o salir con argumentos que muestren que la contradicción es solo aparente. Los defensores del cambio, principal entre ellos el cardenal Christoph Schönborn de Viena, han dicho que el cambio por el que abogan no es revertir la enseñanza anterior sino un desarrollo de la doctrina. Hasta ahora no he visto nada que me convenza que esto no es más que una mera afirmación, sin apoyo de una demostración racional y convincente.
¿Está el Papa furioso con los cuatro autores de la dubia, como algunos sugieren? Lo dudo. Después de todo, llamó a la parresia, al debate valiente y franco. Los signos son que él cree en iniciar procesos, más que en dictar desenlaces. Él debe reconocer, entonces, que iniciativas que aspiran a equilibrar la discusión, incluso frenando evoluciones que muchos juzgan inoportunas, son parte normal de los procesos en una Iglesia que él ha invocado a ser más 'sinodial', o colegial.
Estoy menos convencido de la serena disposición de muchos de los que rodean a Francisco y quizás busquen usar su popularidad para avanzar en sus propias agendas. Ha habido reacciones intemperantes y airadas. El obispo Frangiskos Papamanolis, presidente de la conferencia de la minúscula iglesia católica de Grecia, acusó a los cuatro cardenales de cisma, herejía e incluso apostasía. Nadie que entienda correctamente la doctrina católica sobre el papado cree que retar los juicios prudentes de un papa hace que nadie reniegue de la fe católica. Estoy preocupado de que esta reacción ejemplifica algunos factores preocupantes en este debate, más allá de la ira y la retórica divisiva presente en ambos lados.
El primero es el anti-intelectualismo que parece presente en algunos barrios. El obispo Papamanolis reprochó a los cuatro cardenales hacer «argumentos sofisticados», como si fuera algo imperdonable. El papa Francisco ha sostenido que «las realidades son más grandes que las ideas». Pero reforzar esto para despreciar la racionalidad y el discurso lógico corre el riesgo de entregar la Iglesia al reino de lo emotivo y sentimental de manera que finalmente no pueda sostener sus esfuerzos para evangelizar.
En segundo lugar, está el riesgo de reemplazar entender correctamente la autoridad papal con una adhesión excesiva a un papa en particular rayando en el culto a la personalidad. Estoy preocupado cuando alguno de los que advertían de este peligro bajo San Juan Pablo II ahora parecen bastante contentos de tolerarlo bajo un papa que creen que favorece su agenda.
Los papas son seres humanos cuyo trabajo es enseñar la doctrina católica, y en casos de necesidad intervenir para restaurar la unidad en base a la verdad. Pueden cometer errores de juicio persiguiendo esta tarea, como los han tenido en el pasado y sin duda los tendrán en el futuro. Enseñan y gobiernan en unión con sus colaboradores – los obispos – quienes tiene el papel de aconsejarlos y, si es necesario, instarles a la prudencia.
El papa Franciso ha elegido abrir un debate, y creo que un día, en una Iglesia global que exige enseñanza consistente y disciplina globales, él o uno de sus sucesores será invocado a cerrarlo. La autoridad de los obispos de todo el mundo necesitará ser involucrada en la decisión, quizás en un futuro sínodo o incluso en un concilio ecuménico.

Fr. Mark Drew, sacerdote
Publicado originalmente en Catholic Herald
Traducido por José María Fontdecaba Climent, del equipo de traductores de InfoCatólica

Teólogo alemán defiende a los 4 cardenales



Por Maike Hickson

"¡Esto es un insulto hacia muchos católicos!" Es el llamativo título de un artículo escrito en defensa de los cuatro Cardenales y publicado hoy en el sitio de noticias católico austriaco, kath.net

El autor de este texto es el Dr. Markus Brüning, teólogo alemán, abogado, autor de libros y padre de familia. Varios de sus libros han tratado la cuestión de cómo uno debe crecer en santidad; Un libro trata de los aspectos de las virtudes (con un prólogo del cardenal Joachim Meisner, uno de los cuatro cardenales); Otro libro discute la importancia de los sacramentales para nuestras vidas como católicos (con un prólogo del perseguido, aunque fiel, obispo suizo Vitus Huonder); Sin embargo, otro libro discute el papel de los sacramentos en la vida de los santos (con un prólogo de nuestro querido obispo Athanasius Schneider).

Como ya lo demuestra, este autor está en deuda con muchos de los prelados ortodoxos que ahora mismo están dirigiendo una batalla espiritual contra las fuerzas de la confusión y del mal en la Iglesia y en la sociedad temporal. Y Brüning ha tenido el honor ahora de defenderlos. Para ello, debe ser felicitado y ciertamente merece nuestro propio apoyo.

En su artículo antes mencionado, Brüning mismo deja claro que ha apoyado y defendido al Papa Francisco en el pasado. Por lo tanto, no puede ser considerado justamente como un crítico disidente abierto del papa. Sin embargo, la forma en que los cuatro Cardenales han sido tratados ahora ha provocado su propia justa indignación.

Comienza su artículo con las palabras categóricas: "La amenaza del Decano de la Rota Romana dirigida a los Cardenales: Meisner, Brandmüller, Burke y Caffarra"

Brüning llama a este evento siniestro una "tragedia mal hecha" y una "amarga realidad". Él continúa: "Lo del decano Pinto de Roma es sobre todo aplastante para todos aquellos católicos que durante años y localmente han luchado en sus parroquias por la preservación de la doctrina [católica] y una liturgia ortodoxa"

Hasta ahora -agrega el alemán- estos católicos confiaban en que "todavía" había en Roma una autoridad que entendía sus intenciones. Pero"esto parece ahora ser diferente". En la Iglesia actual se habla de "cristianos de museo"," nostálgicos- litúrgicos"Brüning agrega: "El nivel de etiquetado - a veces también procedente de la propia boca del Papa - sólo te entristece. 

Y ahora esto: cuatro cardenales - que no hacen otra cosa que pedir al Papa que hable claramente sobre el contenido de Amoris Laetitia - están siendo amenazados con la eliminación de su cardenalato. Es obvio que "este clima de temor es intencionalmente fomentado y establecido para “ acallar a todo el mundo", pero no se puede intimidar la verdad y, ciertamente, no de esta manera.

Brüning también se muestra "herido personalmente" por estos ataques, especialmente aquellos contra el cardenal Meisner, a quien conoce personalmente. Él dice: "Aquí me siento desafiado a tomar partido con claridad acerca de nuestro querido cardenal que ha apoyado mi apostolado con un prólogo profundamente impresionante a mi último libro sobre las virtudes (" Encouragement to Holiness "), describiendo de una manera muy personal su propia vocación para convertirse en obispo. Este mismo hombre tuvo que crecer bajo el comunismo (como lo hizo el Obispo Athanasius Schneider) y aún así se convirtió en sacerdote, a pesar de los obstáculos. Siempre valientemente testificó a la Fe.

En un tono penetrante, el autor alemán comenta:"Aquí no es apropiado que un miembro curial [subordinado] [el Arzobispo Pinto] lo reprenda. Y ciertamente no de esta manera. Este clérigo de la Curia puede, al parecer, usar esos tonos [ásperos] porque su propio superior - que pone el tono - quiere que lo haga, o al menos lo tolera. Si este no es el caso, el Papa debe, por favor, reprender a este clérigo [insolente] -que ahora está envuelto en sus ataques de ira- y hacerlo para aclarar a los católicos que él mismo no acepta tal estilo en nuestra Iglesia".

Brüning plantea entonces la cuestión fundamental de la conducta [de cortesía y dignidad] entre los católicos de la Iglesia Católica. Dice: "En cualquier caso, ahora no tenemos 'sólo' el problema de la Dubia sin respuesta. No, ahora tenemos que tratar, también, con la cuestión del respeto y el tratamiento correcto de los inferiores por sus superiores"

El Papa Francisco, de hecho, siempre y en repetidas ocasiones ha pedido una cultura de diálogo [y apertura, parresia]. Esto, sin embargo, no parece precisamente un diálogo, el cual se forma, en primer lugar, en el respeto a los que son de otra opinión".

La línea de argumentación de Brüning es también especialmente convincente, porque hasta ahora ha sido un defensor público del Papa Francisco. Como señala en su artículo, "no podía imaginar en ese momento "que un Papa escribiera un documento tan ambiguo [como Amoris Laetitia]". Pero ahora, dice el alemán, el Papa "tiene que proporcionar claridad, ya que éste es un documento nebuloso que ha esparcido niebla sobre la Iglesia"

Para aquellos que afirman que el Papa ni siquiera escribió Amoris Laetitia, o que él no es un teólogo, Brüning responde: "No: el Papa es el maestro supremo de Su Iglesia! Y un maestro tiene que enseñar. Si no lo hace con toda claridad y verdad, la Iglesia tiene entonces un serio problema de liderazgo".

Para todos los católicos que todavía están tratando de entender la naturaleza y el alcance de la crisis actual en la Iglesia, Brüning añade algunas consideraciones que bien podrían ser dignas de reflexionar.

Puesto que el final de su artículo es tan rico, voy a traducir todo el párrafo:

"Mucho menos útiles son los llamamientos repetidamente presentados para obedecer al Papa incondicionalmente. ¿Le ruego me disculpe? Después de todo, no estamos en una dictadura aquí. Eso va demasiado lejos. Para mí, kairos [el momento maduro y apropiado] ha llegado. Y, en el sentido del beato John Henry Newman, debemos cuestionar este papalismo que hemos practicado muy a menudo en nuestros propios círculos. Además, a veces tenemos el deber de oponernos a las autoridades eclesiales

Escuchemos lo que nos dice Santo Tomás de Aquino sobre este asunto: "Donde, sin embargo, la Fe esté en peligro, hay que corregir públicamente a los superiores, como San Pablo lo hizo; y como escribió Agustín sobre este asunto: "El mismo Pedro ha dado a los superiores el modelo de que ellos, si se apartan del camino recto, aceptarán -no de mala gana- que sus propios inferiores los corrijan" (Summa Theol. Q.33, 4c) 

¡Si alguna vez se degradara a estos [cuatro] cardenales, esto sería igual a su canonización anticipada! Entonces estarían en buena compañía junto con aquellos obispos que una vez fueron vetados por la mayoría (de los obispos) y por el emperador durante la época del conflicto arriano, por ejemplo. 

Aquí se aplican también las palabras del Confesor y del Obispo San Hilario de Poitiers: 

«Quiero vivir siempre en el exilio si sólo uno vuelve a proclamar la verdad» (Hil. De Syn, 78). ¡No hay nada que añadirle!

María Ferraz

jueves, 1 de diciembre de 2016

El Video del Papa-12: Niños soldados (Diciembre 2016)


Duración 1:21 minutos

¿Qué pueden hacer los fieles contra la ‘agenda Kasper’? (Monseñor Athanasius Schnëider)





Es una triste verdad que estamos en un momento de gran crisis en la Iglesia. Sin embargo, Dios está con nosotros. Me han preguntado que pueden hacer los fieles para combatir los errores que se propagan a través de la Iglesia. Me gustaría responder con algunas sugerencias:

1. Debemos crear grupos de verdaderos católicos, académicos, familias y miembros del clero que extiendan con valentía la verdad católica, sobre todo, de las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia, la naturaleza, y los mandamientos de Dios

2. Como un medio para este fin, tenemos que hacer uso de todos los recursos que ofrece el mundo moderno para nosotros. No estemos limitados a la espera de los medios de comunicación para difundir estos mensajes. No tenemos que esperar a que cada pastor lo predique desde el púlpito. Debemos abrazar las nuevas formas de comunicación que nos permiten difundir el Evangelio y las enseñanzas de nuestra Santa Madre la Iglesia. Debemos llevar nuestro mensaje a Internet, publicarlo en sitios web, blogs y redes sociales.

3. Pero no hay que olvidar en participar con nuestros hermanos católicos en formas más tradicionales. Debemos organizar conferencias y simposios a nivel académico. Debemos utilizar éstos para crear publicaciones, documentos y libros que se puedan utilizar como referencia y ampliar nuestra discusión.

4. También hay que crear un movimiento de familias católicas, de las “iglesias domésticas”, para hacer presente, defender y difundir la fe integral y la enseñanza sobre la familia, el matrimonio y el orden de la naturaleza.

5. Debemos, en este tiempo peligroso, ser valientes para iluminar el verdadero carácter gnóstico y revolucionario de la “agenda Kasper,” lo que demuestra la continuidad de la doctrina divina sobre el matrimonio y su práctica a lo largo de los dos mil años de la historia de nuestra Iglesia

6.  Debemos inspirar a los fieles con ejemplos de santos esposos, sus familias, los niños y adolescentes. Debemos demostrar, por un lado, la verdadera belleza de una familia, o la vida de soltero civil en la castidad y la fidelidad. Por otro lado, hay que señalar la fealdad demostrada, la infelicidad y la esquizofrenia de una vida contra el orden establecido por Dios.

7. Para dar esperanza a aquellos que están luchando, es importante que nosotros demos ejemplo de católicos arrepentidos desde el pasado y el presente: los que se convirtieron de su vida pecaminosa en adulterio, el divorcio o la sodomía.

8.  Para hacer frente a los errores que actualmente se difunden, verdaderos esposos católicos, familias y personas individuales deben escribir al Papa, a sus obispos, y a los dicasterios competentes de la Curia Romana, notificándoles de las declaraciones heréticas, semi-heréticas, o gnósticas de personas eclesiásticas o eventos con un programa de este tipo que se estén promoviendo por personas o grupos eclesiásticos.

9. Estos son todos los medios de educación y formación. Pero la batalla que estamos luchando no es sólo contra la ignorancia: es contra los principados y las potestades. No puede tener éxito a menos que organizamos una gran red nacional e internacional de oración a través de la Adoración Eucarística, peregrinaciones, Misas solemnes, procesiones de intercesión y de penitencia, con temas como:

- “La santidad de la familia y el matrimonio”,
- “El llamado a la castidad”,
- “La Belleza y la felicidad de una vida casta”,
- “La Imitación de Cristo en la vida familiar ” 
- “La expiación por los pecados contra la familia y el matrimonio”.

10. Tal vez lo más fundamental de todo, es que debemos orar fervientemente a Dios para que conceda a su Iglesia santos obispos y papas santos. Tal oración debería ser orada especialmente por los niños, ya que la oración de los inocentes penetra el cielo como ninguna otra.

Mons. Athanasius Schneider

domingo, 27 de noviembre de 2016

Card Burke: Los cardenales podrían actuar con “Acta formal de corrección de un grave error” si el Papa persiste en errores



Card Burke: Si el Papa persiste en los errores concernientes al matrimonio, los cardenales podrían actuar mediante un “Acta formal de corrección de un grave error”


“Cuando Cefas vino a Antioquía, yo le resistí, porque él debía ser corregido.” (San Pablo, en su Epístola a los Gálatas)

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Los poderes del Papa no son absolutos, sino todo lo contrario: el más importante y reciente Concilio Ecuménico dogmático moderno, Vaticano I, deja claro que “el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no para que ellos, mediante su revelación, dieran a conocer una nueva doctrina sino que, con su ayuda, puedan religiosamente guardar y exponer fielmente la revelación o depósito de la fe transmitida por los apóstoles ” (Vaticano I, Pastor Aeternus).

Los cuatro cardenales que hicieron público sus nombres en la dubia(preguntas) sobre los errores aparentes sobre el matrimonio y la cohabitación presentes en la exhortación apostólica Amoris Laetitia están siguiendo el procedimiento estándar. Si el Papa (por algún sentimiento personal) se niega a responder, no cumple con su obligación de confirmar a sus hermanos en la fe transmitida por los apóstoles.

Esto tiene consecuencias. La entrevista concedida por el cardenal Burke (uno de los firmantes de la dubia, junto con los cardenales Caffarra, Brandmüller, y Meisner) al National Catholic Register deja claro cuáles podrían ser esas consecuencias. El paso más importante es el siguiente:

P. Algunos podrían argumentar que son sólo cuatro cardenales, entre los cuales usted es el único que no está jubilado, y esto no es muy representativo de toda la Iglesia. En ese caso, podrían preguntarse: ¿Por qué el Papa debe escuchar y responderle a usted?

RBueno, los números no son el problema. El problema es la verdad. En el juicio de santo Tomás Moro, alguien le dijo que la mayoría de los obispos ingleses habían aceptado la orden del rey, pero él dijo que eso puede ser cierto, pero los santos en el cielo no lo aceptaron. Ese es el punto aquí. Pensaría que aunque otros cardenales no firmaron esto, compartirían la misma preocupación. Pero eso no me molesta. Incluso si fuéramos uno, dos o tres, si se trata de algo que es verdadero y es esencial para la salvación de las almas, entonces hay que decirlo.

P. ¿Qué sucede si el Santo Padre no responde a su acto de justicia y caridad y no da la clarificación de la enseñanza de la Iglesia que usted espera lograr?

REntonces tendríamos que hacer frente a esa situación. Hay, en la Tradición de la Iglesia, la práctica de la corrección del Romano Pontífice. Es algo que es claramente bastante raro. Pero si no hay respuesta a estas preguntas, diría que se trataría de un acto formal de corrección de un error grave.

P.  En un conflicto entre la autoridad eclesial y la Sagrada Tradición de la Iglesia, ¿cuál es obligatorio para el creyente y quién tiene la autoridad para determinar esto?

R: Lo que es vinculante es la Tradición. La autoridad eclesial existe sólo al servicio de la Tradición. Pienso en ese pasaje de san Pablo en la Carta a los Gálatas (1 8), que "si un ángel os predicase otro evangelio que no sea el que os predicamos, sea anatema".

P. Si el Papa enseñara un error grave o una herejía, ¿qué autoridad legal puede declarar esto y cuáles serían las consecuencias?

R. En tales casos, e históricamente ha sucedido, es el deber de los cardenales y obispos dejar claro que el Papa está enseñando el error y pedirle que lo corrija.


Este es un momento sin precedentes en el papado post-medieval; cualquiera que diga estar seguro de lo que sucederá no está diciendo la verdad. Con el poder de la Enseñanza siendo socavada, ¿qué queda del papado? ¿Los jardines y palacios de la Ciudad del Vaticano, a los que Francisco no les gusta? El papa Francisco debe andar con cuidado: estos valientes cardenales no tienen nada que perder.

[Traducido por Fabián González. Artículo original]

sábado, 26 de noviembre de 2016

El Papa Francisco muestra sus "sentimientos de pesar" por "la triste noticia del fallecimiento" del dictador comunista Fidel Castro

FUENTE: CATHOLICVS


Poco más se puede decir del telegrama enviado por el Papa Francisco al dictador comunista Raúl Castro, hermano del que también fuera dictador comunista en Cuba durante medio siglo, Fidel Castro -a quien el Papa Francisco visitó en dos ocasiones-, recientemente fallecido a la edad de 90 años, que lo que el propio telegrama dice.

Se comenta solo. Llama la atención, aparte de las que podrían considerarse fórmulas protocolarias ante un fallecimiento -como pudieran ser un simple "pésame" o "condolencias"-, la reiteración de palabras que expresan tristeza o dolor por la muerte de un dictador comunista -al que el Papa se refiere como "Excelentísimo Señor" y "dignatario"-, liberticida, con muchísimos asesinatos a sus espaldas -sin contar los presos políticos y exiliados-, y enemigo declarado de Cristo y de su Iglesia: "Al recibir la triste noticia", "mis sentimientos de pesar", "ofrezco plegarias por su descanso"...

También parece una burla que haga extensivo su pesar "al pueblo de esa amada nación" a quien, por lo visto, el Papa deseaba mucho más tiempo de tiranía

Una pena, sí señor.

El "no cristiano" es el imperialista Donald Trump, por querer "construir muros" en vez de "tender puentes"

En cambio, de éste, que directamente convirtió Cuba en una cárcel tropical, en la que no había necesidad de "muros" porque ya está el océano circundante lleno de tiburones, ni un reproche papal

Y sobre pateras -embarcación pequeña usada para el transporte de inmigrantes ilegales- ni una palabra: las que invaden Europa se deben al malvado capitalismo, que esquilma los países de origen de quienes emigran. 

Sin embargo, a los que huían del "paraíso terrenal" caribeño como alma que lleva el diablo, ni mentarlos, que esos eran disidentes egoístas que odiaban el reparto de la riqueza que disfrutan todos los cubanos, como buenos comunistas cristianos.

Sufragios para implorar a Dios la salvación de su alma no ha prometido; pero sí ofrece plegarias para que descanse -sin duda, van a descansar más los cubanos que aún hay vivos en la isla-. 

Como puede apreciarse, el Papa Francisco sigue, como suele, tan neutral y poco escorado a babor. Este es el telegrama íntegro, en español, precedido por la introducción que hace la edición de hoy del Boletín Oficial de la Sala de Prensa de la Santa Sede:
Telegrama del Papa por la muerte de Fidel Castro, 26.11.2016

El Santo Padre ha enviado un telegrama de pésame a Raúl Modesto Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba con motivo del fallecimiento a los 90 años de Fidel Castro, ex Presidente del Consejo de Estado y del Gobierno de la República de Cuba. Sigue el texto:
Excelentísimo Señor Raúl Modesto Castro Ruz
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros
de la República de Cuba
La Habana

Al recibir la triste noticia del fallecimiento de su querido hermano, el Excelentísimo Señor Fidel Alejandro Castro Ruz, ex Presidente del Consejo de Estado y del Gobierno de la República de Cuba, expreso mis sentimientos de pesar a vuestra excelencia y a los demás familiares del difunto dignatario, así como al gobierno y al pueblo de esa amada nación.

Al mismo tiempo, ofrezco plegarias al señor [en minúscula en la edición en español del Bollettino] por su descanso [omite el adjetivo "eterno" que siempre precede a este sustantivo] y confío a todo el pueblo cubano a la materna intercesión de nuestra señora de la caridad del cobre [en minúscula en la edición en español del Bollettino]patrona de ese país.

Francisco PP.
[Puede verse el original aquí]

NOTA
: Hay una preocupante simpatía de Francisco por la ideología comunista. Esto se puede ver en la entrevista realizada por Eugenio Scalfari a Francisco el pasado 7 de noviembre. El siguiente artículo, escrito en pdf, al que enlazo , de título Francisco y el comunismo, merece la pena de ser leído. Su autor es Juan Suárez Falcó. 

Los cardenales Burke y Pell retirados oficialmente de la Congregación para el Culto Divino



VATICANO, 23 de noviembre de 2016 (LifeSiteNews) – Los cardenales Raymond Burke y George Pell no seguirán siendo miembros de la Congregación para el Culto Divino, confirmó el Vaticano en una lista de los nuevos miembros de la oficina litúrgica. Burke y Pell son conocidos por su ortodoxia católica y sus posturas fuertemente pro-vida y pro-matrimonio

Burke es uno de los cuatro cardenales que ha solicitado formalmente que el Papa Francisco aclare si Amoris Laetitia está en desacuerdo con la enseñanza moral católica. Después de que la petición de los cardenales quedó sin respuesta durante dos meses, los cardenales hicieron públicas sus preocupaciones. Burke ha dicho que los cardenales tendrán que hacer un “acto formal de corrección” si el Papa Francisco no aclara los graves errores relacionados con la exhortación.

La nueva lista de miembros de la Congregación para el Culto Divino se puede ver aquí. La membresía de la oficina fue recientemente destruida, con numerosos progresistas nombrados como sustitutos.

El Cardenal Robert Sarah es el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino. Sarah se ha opuesto sin temor a la ideología de género e instó a los sacerdotes y obispos a seguir más de cerca las rúbricas de la Forma Ordinaria de la Misa enfrentando ad orientem en lugar de versus populum.

En un cambio de última hora, el Papa Francisco habló recientemente en lugar de Sarah en el Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia en Roma.

Sarah entonces se retiró de un compromiso prominente de discurso al cual él había confirmado su participación varias veces.

Ayudar a superar las dudas (Fray Gerundio)

FUENTE: FRAY GERUNDIO

Los diecisiete nuevos cardenales nombrados el 19 de noviembre de 2016

Desde que la izquierda intelectual y progresista dictaminó que no hay verdades absolutas, ni dogmas atemporales, ni criterios seguros de certeza, se impuso la DUDA como algo necesario, conveniente e incluso tonificante para la mente.

Ya Descartes advirtió que estaba dispuesto a dudar de todo, menos de su duda misma.

Se quedó un poco corto, porque los teólogos modernistas que le acolitaron y superaron siglos después, dudan de todo -incluso de su propia duda-, aunque no dudan de que el modernismo es lo más seguro para caminar en la duda. Así lo impusieron en la Iglesia.

Total, que la duda se instaló en el pensamiento como si fuera un okupa de la mente. Y ahí hemos estado y estamos. Todo es relativo, todo se puede expresar de forma relativa y dudosa. Todo se puede edificar sobre la diversidad y la inquietud. Las preguntas absolutas sobran, porque la realidad misma es relativa. No a los dogmas ni a las imposiciones. No a las certezas. No a todo. Sí al no-a-todo ... Pero siempre aparece alguien que no entiende las cosas como son (en su absoluta-relatividad).

Resulta que cuatro cardenales vienen ahora con dudas (dubbia) acerca de lo dicho en Amoris Laetitia. ¿Pero cómo se atreven? Con lo claro que está lo escrito en ella.

Es verdad que hasta ahora no había verdades absolutas ni dogmas firmes, pero indudablemente la Amoris Laetitia viene a dar el último toque (el definitivo) a todas las dudas sobre el amor matrimonial. Después de la Amoris, ya no puede haber dudas, ¡qué caramba! ¿Cómo se atreven?

Así que Francisco se ha visto impelido a salir al paso. Lleva varios días lanzando darditos, puyas y venablos contra los cardenales díscolos que se permiten dudar.

Porque en este caso, -sépanlo todos-, la duda no es ya muestra de perfección modernista o de pensamiento filosófico avanzado, sino motivo de angustia y miedo. Sí. Tanto el miedo como la angustia son consecuencia de la duda. La duda genera incertidumbre y ésta aboca a la debilidad.

Así lo ha expresado Francisco en su catequesis de este miércoles, azuzado -sin duda-, por su enfado monumental con los cuatro indómitos y perturbadores príncipes de la Iglesia.

Todo esto dicho por el Pontífice, a propósito de las obras de misericordia, con el frescor de la doctrina bergogliana, que siempre trae aire fresco al corazón del cristiano.

Esta semana tocaba aquella que dice: Dar buen consejo al que lo necesita. Con total inverecundia [desvergüenza, desfachatez], ha llegado a decir que eso de dar consejos a los que lo necesitan es un verdadero acto de amor hacia las personas desorientadas o que tienen dudas.

Dar buen consejo al que lo necesita es un verdadero acto de amor hacia las personas que están desorientadas o tienen dudas.

O sea, que no es bueno tener dudas y por eso es misericordioso aquel que saca de las dudas a los pobres enredados en el maremágnum de su perplejidad.

Así mismo lo dice Francisco: Está bien que nos hagamos preguntas acerca de nuestra fe, si bien hay que superar las dudas.

Pues es verdad: estoy plenamente de acuerdo, pero no acabo de entender el razonamiento, como le he explicado hoy a mi Superior después de Laudes:

- Si estos pobrecillos cardenales dubitantes exponen humildemente sus dudas a Bergoglio -autor y productor ejecutivo de la Amoris Laetitia- ¿no sería una maravillosa obra de misericordia de Francisco acudir inmediatamente a sacarlos de su duda y explicarles claramente el significado de sus incertidumbres y reparos? Solamente hace falta hablar con claridad. Esto es lo que parece más sensato. Y con mayor razón en una persona que se llena la boca de misericordia (aunque ya haya terminado el año dedicado a ella).

- Aristóteles lo podría haber expresado así en pura Lógica:

Hay que ayudar a los que dudan, dándoles el buen consejo que necesitan.

Hay cuatro cardenales que tienen dudas.

Luego hay que darles un buen consejo a estos cuatro cardenales.

- Otro modo de expresarlo:

Bergoglio dice que la duda causa el miedo y la angustia.

Hay cuatro cardenales que tienen miedo y angustia, porque dudan de que el contenido de la Amoris Laetitia pueda ser herético.

Luego hay que sacarlos cuanto antes de la duda, no vayan a pensar que el Papa es hereje.

- Es todo muy fácil. Claro que el método que se le pide para salir de la duda, consiste en decir SÍ o NO. Y esto es lo peor que se le puede pedir a un modernista.

¿Cómo encerrar -dirá el modernista de turno-, en categorías absolutas algo tan dinámico como la fe? Lo que hay que hacer es que la fe sea vida, y así ya no hay necesidad de tantas dudas.

O sea que, en cuanto la fe se desenreda de las teorías (ojo al término) y se hace vida, todo fluye y la vida tiene otro color. Pasamos del gris marengo al arco iris gay. Y por supuesto, eso hace que se pueda poner al servicio de los más necesitados. [Al final siempre tienen que salir los más necesitados para rematar el argumento]. Esto es lo que dijo Francisco, sin ir más lejos [pinchar en cualquier punto de la expresión en rojo]

Además, el Pontífice pidió que no hagamos una teoría abstracta de la fe con la que se multiplican las dudas e invitó, más bien, a hacer de la fe nuestra vida, poniéndola en práctica en el servicio a los hermanos, especialmente a los más necesitados.

Y entonces – dijo el Papa al concluir – tantas dudas se desvanecen porque sentimos la presencia de Dios y la verdad del Evangelio en el amor que, sin ningún mérito nuestro, habita en nosotros para que lo compartamos con los demás.

- Al final de todo este embrollo bergogliano, yo tengo una sola dubbia:

¿Contestará Francisco a los Cuatro de la Fama?
¿Acudirá veloz a sacarlos de sus dudas ejercitando esa magnífica obra de misericordia?
¿Será capaz de decir con claridad, lo que ha dicho con ambigüedad en su ya maltrecha encíclica?
¿Saldrá al paso de las dudas de muchos católicos que ya han expresado sus temores sobre la doctrina aberrante que (dudan) hay en ella?

Si dice que SÍ, no habrá duda.
Si no contesta, no habrá duda.
Si dice que NO, tendrá que buscarse un monasterio en Buenos Aires.

Sin duda.

Fray Gerundio

La modernidad contra las mujeres (Javier Barraycoa)




La mayoría de autores que han fundamentado el pensamiento moderno, escribieron sin piedad contra las mujeres. Hoy nos han hecho creer que la modernidad trajo la liberación de la mujer
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La autocomprensión de nuestra modernidad como “liberación”, nos ha impedido atender a ciertas contradicciones más que evidentes. Hoy el feminismo, de hecho, se nos presenta como un movimiento moderno. No obstante, posiblemente, la mujer nunca fue tan denostada como en el pensamiento de los padres intelectuales de la modernidad.

Ya en la Ilustración se pusieron de moda las apostillas sobre las mujeres. Voltaire, por ejemplo, hacía reír al público con frases como: “Las mujeres son como las veletas, sólo se quedan quietas cuando están oxidadas”.


Kant, uno de los grandes teóricos de la democracia moderna, en su obra De lo bello y lo sublime, ironiza sobre la pretensión de las mujeres para alcanzar ciertos saberes científicos como las matemáticas e insinúa que para hablar de física deberían ponerse una barba postiza para adquirir el aspecto de “profundidad”. 


Schopenhauer, un burgués de izquierdas, en el Arte del buen vivir, describe el sexo femenino como absorbente y totalizante, obsesionado con un único objetivo: las relaciones sexuales


Hegel, teórico del Estado moderno, en la Fenomenología del Espíritu pone en marcha las categorías del pensamiento moderno para definir que el destino de la mujer está en el hogar y el de hombre en el Estado


Nietzsche, todavía hoy banderín de enganche del nihilismo postmoderno, se caracterizó por sus frecuentes ataques a la mujer y a todo movimiento feminista. En su obra Más allá del bien y del mal anunciaba: “desde la Revolución francesa la influencia de la mujer ha disminuido en Europa en la medida que sus derechos y pretensiones han aumentado, y la emancipación de la mujer se revela como un curioso síntoma de debilitamiento de esterilización gradual de los instintos femeninos primordiales”. En la misma obra, Nietzsche vindica el “abismo que separa al hombre y la mujer”, negando todo principio de igualdad entre ambos sexos. En Así habló Zaratustra, el filósofo alemán sigue arremetiendo: “¿No es mejor caer en manos de un asesino que en los sueños de una mujer lasciva?” Algo nos dice que la misoginia nietzscheana no es meramente accidental.



El padre del evolucionismo, Charles Darwin, aplicó su teoría no sólo al hombre en general, sino a distinguir la evolución entre el hombre y la mujer. En su obra El origen del hombre afirma que: “si los hombres están en decidida superioridad sobre las mujeres en muchos aspectos, el término medio de las facultades mentales del hombre estará por encima del de la mujer”


El entusiasmo que en ciertos ambientes sigue generando el psicoanálisis, contrasta con la comprensión freudiana de lo femenino. Freud siempre negó la existencia de la feminidad como algo natural, afirmándolo como algo que “se hace” culturalmente. Para el vienés sólo la masculinidad era innata en todos los individuos y la mujer vendría a ser “un hombre castrado”. Así, sobre la base de este principio, pretendía explicar las frustraciones sexuales de la mujer por añorar el elemento fálico del cuerpo masculino.


Por eso, durante mucho tiempo, el feminismo tuvo que dejar a Freud en el baúl de los recuerdos. Hoy en día psicoanalistas feministas como Karen Horney o Melanie Klein, han dado la vuelta al argumento freudiano y pretenden hacernos creer que es el hombre el que siente envidia por el cuerpo de la mujer. Pero Freud dijo lo que dijo

Podríamos coleccionar toda una retahíla de citas de los “padres de la modernidad” que nos llevarían a una sorprendente conclusión: la modernidad nunca contempló lo que hoy se denomina liberación de la mujer

Paradójicamente el feminismo se siente deudor para con la modernidad.

Javier Barraycoa

viernes, 25 de noviembre de 2016

Contradicciones de un jubileo que llega a su fin (Roberto de Mattei)




Sin duda alguna, entre las claves para interpretar el pontificado del papa Francisco está su amor por la contradicción. Esta disposición de ánimo se hace patente en la carta apostólica Misericordia et misera, firmada en la clausura del Jubileo Extraordinario de la Misericordia. 
En dicha carta, el papa Bergoglio deja sentado que todos los que frecuentan las iglesias de los sacerdotes de la Fraternidad san Pío X pueden recibir válida y lícitamente la absolución sacramental. El Papa corrige, por tanto, lo que constituía el principal factor de irregularidad en la fraternidad que fundó monseñor Lefebvre: la validez de las confesiones. 
Sería contradictorio imaginar que una vez reconocidas como válidas y lícitas las confesiones no se consideren igualmente lícitas las misas celebradas por los sacerdotes de la Fraternidad que, en todo caso, son ciertamente válidas. A estas alturas no se entiende qué necesidad pueda haber de un acuerdo entre Roma y la Fraternidad fundada por monseñor Lefebvre, dado que la postura de los mencionados sacerdotes está de hecho regularizada, y que los problemas que aún están sobre el tapete, como salta a la vista, son de escaso interés para el Sumo Pontífice.
En la misma carta, «para que ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios», el papa Bergoglio concede, de ahora en adelante «a todos los sacerdotes, en razón de su ministerio, la facultad de absolver a quienes hayan procurado el pecado de aborto». 
En realidad, los sacerdotes ya estaban facultados para perdonar en la confesión el pecado de aborto. Ahora bien, según la doctrina multisecular de la Iglesia, el aborto se cuenta entre los pecados graves que se castigan automáticamente con la excomunión. «Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae», reza el Código de Derecho Canónico de 1983 en el canon 1398. Por tanto, los sacerdotes necesitaban autorización de su obispo para levantar la excomunión antes de poder absolver el pecado de aborto
Actualmente todo sacerdote puede levantar también la excomunión sin necesidad de recurrir a su obispo o haber recibido previa autorización de él. En la práctica, la excomunión desaparece y el aborto pierde la gravedad que le atribuía el derecho canónico.

En una entrevista emitida el pasado 20 de noviembre por Tv2000, el papa Francisco declaró que «el aborto sigue siendo un pecado grave», un «crimen horrendo», porque «pone fin a una vida inocente». 
¿Puede el Papa ignorar que su decisión de desvincular de la excomunión latae sententiae el delito de aborto relativiza ese horrendo crimen haciendo posible que los medios de difusión lo presenten como un pecado que la Iglesia ya no considera tan grave como antes y lo perdona con facilidad?
En su carta, el Papa afirma que «no existe ningún pecado que la misericordia de Dios no pueda alcanzar y destruir cuando encuentra un corazón arrepentido que pide reconciliarse con el Padre». 
Pero, como se hace manifiesto en sus mismas palabras, la misericordia es misericordia porque presupone la existencia del pecado y, por lo tanto, de la justicia. ¿Por qué habla siempre sólo del Dios bueno y misericordioso, y nunca del Dios justo que premia y castiga según los méritos y culpas del hombre? 
Los santos, como se ha señalado, nunca han dejado de exaltar la misericordia de Dios, inagotable al dar; pero al mismo tiempo, hablan de temer su justicia, rigurosa al exigir. Sería contradictorio un Dios que sólo fuese capaz de amar y premiar el bien pero incapaz de odiar y castigar el mal.
A menos que se crea que la ley divina existe pero es abstracta e impracticable, que lo único que cuenta es la vida concreta del hombre, que no puede evitar pecar, y que  lo que importa no es la observancia de la ley, sino la confianza ciega en el perdón y la misericordia divina.
Pecca fortiter, crede fortius. Pero esa es la doctrina de Lutero, no la de la Iglesia Católica.


Roberto de Mattei