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miércoles, 17 de septiembre de 2025

La verdadera mística y el falso misticismo



Los siete dones en sí


1) Don de temor de Dios

Santo Tomás (II-II, q. 19, a. 1) lo define diciendo que es un acto sobrenatural por el que el justo, impulsado por una moción el Espíritu Santo, adquiere una docilidad especial para someterse y conformarse totalmente a la voluntad de Dios, incluso en lo que le es adverso y desagradable. Ciertamente, en tanto que bondad infinita, Dios es objeto de amor y no de temor; pero, por ser también justicia infinita que premia el bien y castiga el mal, y puede por tanto sancionar nuestras malas acciones, es objeto igualmente de nuestro temor. Este temor puede ser servil (temor al castigo) o filial (aversión a ofender a un Dios infinitamente amable). El don tiene que ver con el temor filial y excluye el servil (cf. II-II, q. 19, a. 1 in corpore y ad 2). Este don es necesario para perfeccionar la manera en que vivimos la virtud de la esperanza, evitando así tanto la presunción de que nos salvaremos sin méritos propios como la desesperación (II-II, q. 19, a. 9, ad 1 y ad 2). En cuanto al don, la virtud de la templanza corrige la tendencia desordenada al placer sensible reforzando de modo sobrenatural y heroico la mencionada virtud, que mantiene a raya los placeres de la gula y la sensualidad (II-II, q. 141, a. 1, ad 3).

2) Don de fortaleza

Santo Tomás habla de él en la Suma teológica (II-II, q. 139). Se lo puede definir como un hábito sobrenatural que robustece el alma para que, movida por el Paráclito, practique todas las virtudes de manera heroica con confianza inquebrantable en que superará los mayores obstáculos y soportará las más grandes adversidades. Este don tiene por objeto fortalecer el ánimo humano y conseguir que obre de un modo divino por participación, sobrenatural, perfecta y sobrehumana o heroica. Aunque el don de la fortaleza perfecciona directamente la virtud de la fortaleza , influye no obstante en todas las virtudes, cuya práctica heroica supone la fortaleza especial que es don del Espíritu Santo (II-II, q. 139, a. 1, ad 3; cfr. In III Sent., dist. 34, q. 3, a. 1, quaestiuncula 2, sol.). La diferencia concreta entre la virtud infusa de fortaleza y el don de fortaleza radica en su diversa forma de obrar. Mientras que la virtud infusa se apoya en el auxilio divino, en sí invencible y omnipotente, pero que en su ejercicio obra al modo humano (o sea, según el discurso de la razón iluminada por la Fe, y no elimina del todo la percepción de la propia debilidad y los límites de las propias fuerzas), el don hace que el alma obre impulsada por el Espíritu Santo de un modo totalmente sobrenatural, con lo que elimina toda aprensión causada por la conciencia de los propios límites1. Como vemos, el don de fortaleza no sólo es necesario para la perfección de la virtud de fortaleza y las demás virtudes infusas, sino a veces también para mantenerse en gracia de Dios, por ejemplo en peligro de martirio.

3) Don de piedad

Es un hábito sobrenatural infuso que se asocia a la gracia santificante para excitar la voluntad, bajo el influjo del Espíritu Santo, a fin de amar a Dios del modo en que un hijo ama a su padre y al prójimo como a un hermano. Según Santo Tomás (II-II, q. 121), el aspecto formal del don de piedad es el amor filial que inflama nuestra voluntad, y lo diferencia de la virtud de piedad, que forma parte de la de religión, que es la que nos mueve a adorar a Dios como Creador con la razón, asistida e iluminada por la fe. En cambio, el don de piedad nos permite entender a Dios como un Padre amable y amoroso que nos ha dado la vida de la Gracia. (II-II, q. 121, a. 1, ad 2). Por otra parte, el don de piedad va más allá del culto a Dios y se extiende a todos los hombres creados por Dios, hijos adoptivos de Él en potencia o en acto, por medio de la gracia actual o santificante (II-II, q. 121, a. 1, ad 3). Este don es necesario para perfeccionar hasta el heroísmo sobrenatural los actos de la virtud de justicia y de las virtudes derivadas de éste, como las de religión y la de piedad. Practicar la religión impulsados por el Paráclito, que nos hace ver en Dios un Padre amoroso a quien debemos amar con todas nuestras fuerzas, se vuelve mucho más fácil y perfecto. Así también, el don de piedad perfecciona las inclinaciones de la justicia y la caridad confiriéndoles cierta gentileza afectuosa e intensa que sobrepasa el modo meramente humano de con que vivimos dichas virtudes. Infunde en el alma el hábito de un abandono filial en los brazos de Dios, tranquilo y confiado, sin la más mínima duda. No hay nada que pueda alterar la paz del alma que posee tal don actuado habitualmente por impulso del Paráclito. Uno de los vicios más contrarios a este don es la dureza de corazón, que es fruto del amor desordenado y egoísta a nosotros mismos, el cual nos absorbe toda la atención haciendo que sólo nos conmueva lo que nos atañe a nosotros mismos, olvidándonos así del prójimo y de Dios. De ahí la aspereza, el resentimiento y el rencor que alberga la voluntad. Mientras que cuanto más se cultiva el don en el alma, más sensible es ésta y más se preocupa por el bien de Dios y del prójimo4.

4) Don de consejo

Es un hábito sobrenatural por el que el alma en gracia de Dios, por inspiración del Espíritu Santo, juzga rectamente en los casos individuales lo que conviene o no hacer con miras a la salvación eterna (cf. II-II, q. 52, a, 2). Este don perfecciona la virtud de la prudencia, en la que se da un laborioso esfuerzo de la razón iluminada por la fe y accionada por la gracia actual ordinaria para saber cuál es la mejor opción para alcanzar un fin. En el caso del don de consejo, cambia el modo de operación, dado que el don de consejo es la moción o inspiración actual del Paráclito la que lleva al hombre a elegir con prontitud y facilidad, sin dificultad y sin dudas, el medio por el que debe decidir qué hacer en un momento dado para alcanzar el fin último. Este don es necesario en los casos difíciles de resolver que exigen una decisión inmediata cuando no hay tiempo para consultar un manual de teología moral o a un moralista. A veces se plantean casos así a la responsabilidad moral de hacer o evitar el mal. De ahí que el don en cuestión sea necesario para la salvación en semejantes circunstancias. Hay, por ejemplo, ocasiones en que es muy difícil conciliar en concreto la firmeza con la suavidad, la vida interior con el apostolado o el afecto y la bondad para con el prójimo con la pureza. Es un don necesario ante todo para los sacerdotes, que por haber estudiado teología moral corren el riesgo de convertir el mal en bien y viceversa mediante los paralogismos y sofismas de la casuística. Justificar lo injustificable, conciliar o inconciliable, es muy difícil para los fieles de a pie, pero es fácil para los teólogos que ponen la teología al servicio del amor propio en vez de la verdad, que consiste en la conformidad con la realidad objetiva. Enseña San Agustín que lo que nos gusta se vuelve bueno, y lo que deseamos se vuelve santo. Por eso, solamente el don de consejo, que sobrenaturaliza la razón natural herida por el pecado original e inclinada a preferir los caprichos personales a la verdad, nos permite emitir un juicio certero en el momento sin tener que indagar mucho, aunque sea algo que se oponga a nuestros deseos naturales. Este don corrige la precipitación para no obrar sin la debida reflexión o sin el consejo de un sabio. En el caso del don, el sabio es el Espíritu mismo de Sabiduría, aun cuando la obstinación en el propio parecer por exceso de confianza en uno mismo resulta errónea. Hasta aquí hemos visto los cuatro dones prácticos que nos ayudan a obrar de un modo sobrenatural o heroico; luego están los tres dones especulativos (entendimiento, ciencia y sabiduría), que nos ayudan a conocer y amar a Dios de una manera más sobrenatural y divina por participación. Vamos a examinarlos.

5) Don de entendimiento

Es un hábito sobrenatural infuso junto a la gracia habitual y a las virtudes, por el cual la inteligencia simple humana, actuada directamente por el impulso o gracia actual especial y sobreabundante del Paráclito, penetra cada vez más el entendimiento (intus legere) el sentido o espíritu de las verdades reveladas e incluso de las naturales vistas a la luz de Dios o sub specie aeternitatis. Sabemos que sólo la gracia superabundante del Espíritu Santo puede actuar los dones, y que no basta la ordinaria que acciona las virtudes. Por consiguiente, el hombre no puede hacer otra cosa que predisponerse mediante una larga vida de ascesis a cultivar los dones y recibir dócilmente el impulso o gracia actual del Consolador, como el marinero que despliega las velas de su nave disponiéndolas para recibir dócilmente el soplo del Espíritu. El elemento concreto de este don es la capacidad para hacerse penetrar las verdades reveladas o para asimilarlas interiormente en profundidad de una forma casi intuitiva que supera el entendimiento humano (I-II, q. 8, a. 6, ad 2). El Doctor Angélico la califica lapidariamente de simplex intuitus veritatis (II-II, q. 180, a. 3, ad 1). El don de entendimiento es la simples apprehensio, y se distingue de los dones especulativos de ciencia y sabiduría y del especulativo-práctico de consejo (que emite juicio para sabe aplicar las verdades reveladas, cosa que no hace el de intelecto (II-II, q. 8, a. 6). Este don es necesario porque la fe se ejerce de modo humano y discursivo o razonado (adhesión de la inteligencia humana, impulsada por la voluntad, que es actuada por la gracia actual ordinaria, a una verdad revelada por Dios que propone a nuestra fe el Magisterio de la Iglesia para que la creamos). El hombre razona, no intuye. Sólo el don del entendimiento nos faculta para intuir las verdades reveladas.

6) Don de Ciencia

Santo Tomás habla de él en la Suma teológica (II-II, q. 9), y lo define como un hábito sobrenatural infuso junto con la gracia santificante y las virtudes mediante el cual la inteligencia humana, impulsada por la gracia actual excepcional del Paráclito, juzga correctamente de las cosas creadas y finitas en orden al fin sobrenatural último. Scientia est cognitio certa per causas (Aristóteles). Por eso este don nos proporciona certeza sobre la naturaleza de las criaturas en orden al fin último, o sea sobre su bondad o falta de bondad, para ayudarnos a entender . De hecho, quien aspira un fin se sirve de los medios para alcanzarlo. Ahora bien; ¿cómo puedo estar seguro de que tal medio creado me sirve para alcanzar el fin último? El razonamiento, aunque ayudado por la gracia actual ordinaria de las virtudes infusas, obra al modo humano y hay por tanto posibilidad de errar. Únicamente la gracia y la moción actual y sobrenatural del Paráclito, que activa el hábito del don de ciencia, elimina toda duda y posibilidad de error (II-II, q. 8, a. 6). De hecho, las criaturas pueden alejarse, o pueden acercarse, al fin, y quien nos dice con seguridad y de modo inmediato si tal criatura o medio (ea quae sunt ad finem) nos conviene o no para alcanzar el fin al que aspiramos es el don de ciencia (II-II, q. 9, a. 4). Es un don necesario, porque no basta el conocimiento más profundo de las verdades de fe o las verdades reveladas (don de entendimiento); para salvarse es necesario saber a ciencia cierta si los medios de que nos servimos o las criaturas que nos rodean nos sirven para alcanzar los fines. Por eso, hay que valerse de ellas en la medida en que nos ayudan; ni más ni menos, como enseña San Ignacio de Loyola en sus ejercicios espirituales.

7) Don de sabiduría

Es el más elevado de los siete dones. El Doctor Angélico lo define como hábito sobrenatural que nos es infundido junto con la gracia santificante y las virtudes y nos permita juzgar rectamente sobre Dios y sobre lo divino en sus últimas y altísimas causas, y hace además que las probemos por cierta connaturalidad (II-II, q. 45, a. 1). Se diferencia del de ciencia en que por juzgar de las cosas divinas y hacérnoslas gustar con placer y suavidad («Gustad y ved cuán bueno es el Señor», Salmo 33,9). Por su parte, San Bernardo de Claraval canta: «Nec lingua valet dicere, / nec littera exprimere; / expertus potest credere, / quid sit Jesum diligere (himno Jesu, dulcis memoria), mientras que el segundo nos permite juzgar a las criaturas con relación a Dios. Este don es necesario porque perfecciona hasta el heroísmo la virtud de la caridad, que nos une a Dios, y sin la cual no es posible poseer la gracia habitual.

Josephus a Copertino

1 Cf. M. SCHOOYANS, Nuovo Disordine Mondiale, Cinisello Balsamo, Edizioni San Paolo, 2000; ID., Il volto nascosto dell’Onu. Verso il governo Mondiale, Roma, Il Minotauro, 2004; ID., Conversazioni sugli idoli della Modernità, Bolonia, ESD, 2010; ID., Evoluzioni demografiche, Bolonia, ESD, 2013.3

2Cf. Juan de Santo Tomás, en I-II, dist. 18, a. 6.

3Cf. Juan de Santo Tomás, en II-II, dist. 18, a. 6, § 1, n. 26.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

martes, 16 de septiembre de 2025

El caso de Charlie Kirk: la división de Estados Unidos y la «guerra fría» eclesiástica





Les deseo a todos una bendita fiesta del Santísimo Nombre de María. Esta fiesta conmemora la victoria cristiana sobre los turcos otomanos en la Batalla de Viena de 1683, un punto de inflexión decisivo atribuido a la intercesión de la Virgen María y a la devoción de los ejércitos liderados por el rey Juan III Sobieski de Polonia. Es un día propicio para invocar su ayuda celestial contra los enemigos que derriban las puertas o se infiltran en el castillo.

Las últimas dos semanas han sido difíciles: el tiroteo de un hombre transgénero y un estudiante de una escuela católica en Minneapolis, el asesinato por motivos raciales de un refugiado ucraniano a manos de un demente convicto en un tren de cercanías en Charlotte, y el asesinato del influyente cristiano conservador Charlie Kirk en Utah. El hilo conductor de estos tres sucesos es la locura de la izquierda radical.

Charlie Kirk

Admito que, hasta el miércoles, Kirk no me había llamado mucho la atención. Pertenezco a otra generación y sigo a figuras diferentes. Pero el día de su asesinato, estaba en una reunión de trabajo con varios jóvenes, y el impacto en ellos fue inmediato y visceral: había sido su héroe, alguien a quien apoyaban y admiraban, alguien que les hablaba a ellos y por ellos. Estos seguidores de Kirk comprendieron de inmediato la importancia de lo sucedido: la fría guerra civil entre la extrema izquierda y los estadounidenses comunes y corrientes "de fe, familia y bandera" acababa de escalar drásticamente.

La reacción del padre Clinton Sensat en Facebook resume mejor la situación:
Realmente admiraba a Charlie Kirk.
No siempre he estado de acuerdo con lo que dijo, aunque en gran medida sí. Pero hay dos cosas que el Sr. Kirk consideraba valores absolutos, y con las que estoy totalmente de acuerdo:Creía en nuestro Señor Jesucristo. Y creía en el poder de la racionalidad. Esto último no es ajeno a lo primero.

El Sr. Kirk se ganaba la vida, es cierto, pero creo que tenía algo más profundo. Creo que sentía una vocación, una misión, un deber. Vi un video tras otro de él aceptando desafíos, aceptando correcciones y, al mismo tiempo, rompiendo las barreras de los ídolos contemporáneos. Lo vi cambiar de rumbo, discutir, escuchar, respetar y ofrecer respuestas. Era capaz de debatir con vehemencia y honestidad.Y una y otra vez vi cuánta gente no estaba de acuerdo con él. Lo odiaban.

Para ellos, él no estaba "equivocado". No estaba equivocado. Era un infiel. Era un blasfemo contra la ortodoxia impía imperante. Así lo trataban. He estado pensando mucho en la noticia de su ataque y muerte. Mis pensamientos eran confusos y emotivos. (Yo también estoy muy enferma, lo cual no ayuda). Pero creo que por fin he descubierto a quién me recuerda:Charlie Kirk fue un Sócrates moderno.

Atenas era próspera, liberal, ilustrada y culta. Gente refinada de todo el mundo acudía a sus calles. Era todo lo que Occidente aspira hoy.Y Atenas mató a Sócrates. Por «corromper a la juventud». ¿Por qué?

Porque Sócrates era ignorante. Era un veterano militar, feo y ofensivo, que hacía preguntas impertinentes. Una y otra vez desmintió las afirmaciones de quienes creían saber. Y lo hizo por llamado divino, según su propio testimonio.

Sócrates es un gran hombre, con el halo dorado de la magnificencia clásica, la pátina suavizante de siglos de veneración. Pero todo lo que vemos nos dice que la mayoría de sus conciudadanos lo encontraban molesto, irritante, frustrante y, en última instancia, digno de ser asesinado.

Si hubiéramos caminado por las calles de Atenas hace 2400 años, no habríamos conocido la grandeza posterior de Sócrates. Solo habríamos visto a un hombre testarudo, astuto en la lógica, feroz en el debate, que incomodaba a la sociedad con sus suposiciones. ¿A quién te recuerda eso? Creo que Charlie Kirk es un Sócrates moderno. Y no lo digo a la ligera.

Oren por la familia del Sr. Kirk. Oren por su alma. Oren por su asesino. Oren por todos los testigos, que ahora estarán traumatizados. Y oren por nuestra nación.
Es un día sombrío cuando un hombre es asesinado simplemente por hacer preguntas incómodas. Que Dios tenga piedad de todos nosotros.
Rusty Reno nos recuerda que estas preguntas eran mucho más incómodas para la vieja guardia liberal que para la Generación Z, que había acogido con agrado la manera audaz pero afable de Kirk de discutir cuestiones sustanciales.
La organización de Kirk es Turning Point USA . Su ambición era alejar a los jóvenes de la agenda de la izquierda y acercarlos a una visión conservadora. En los últimos años, ha impulsado la apertura de puertas. Las encuestas sugieren un giro hacia la derecha en las actitudes de la Generación Z. Y su campo de acción era la universidad, el implacable Vaticano del consenso multicultural y la sociedad abierta, ahora moribunda. No conozco conversaciones privadas entre profesores de la Ivy League, pero me sorprendería que no se caracterizaran por el horror y la incredulidad ante el "cambio de ambiente" que afecta a todos los sectores de la sociedad, especialmente a sus estudiantes.
Como he documentado a menudo aquí en Tradición y Cordura, un cambio de sentimiento similar se está produciendo en la Iglesia Católica. Y los obispos, en general, se muestran tan distantes de esto, o tan horrorizados, como la extrema izquierda. De hecho, estas categorías se superponen en gran medida: si bien no tan extremista, el episcopado católico tiende a ser moderadamente izquierdista en muchos temas sociales y, al menos, tolerante con la extrema izquierda, reacio a causar problemas oponiéndose públicamente a ella.

La trascendencia política del asesinato del miércoles es innegable. En palabras de Brian Almon:
Este es un momento decisivo en la historia de Estados Unidos. El mes pasado, presenciamos el asesinato de estudiantes católicos a manos de un terrorista transgénero, el apuñalamiento indiscriminado de una joven en el transporte público a manos de un delincuente profesional, y ahora el asesinato a plena luz del día de la voz más influyente del movimiento conservador. 
Sabemos quiénes son los enemigos de la libertad y el orden social. Siempre lo hemos sabido. Esas figuras políticas y mediáticas que llaman a los cristianos y conservadores "nazis", "fascistas" y "enemigos de la democracia" son todos responsables de lo que ocurrió ayer. Cada juez que dejó en libertad a un criminal violento por su color de piel, cada funcionario electo que instó a sus partidarios a acosar a sus oponentes, cada profesor que enseñó a sus alumnos a odiar: todos son responsables de la situación actual. 
Lo que ocurrió ayer demuestra que la izquierda radical no nos permitirá que Estados Unidos vuelva a ser grande sin luchar... No hay coexistencia con quienes quieren verte muerto. No habrá "unión", ni recordatorio de que "todos somos estadounidenses" o "todos tenemos la misma sangre". Hay innumerables personas en nuestro país que son enemigas del bien y la belleza, enemigas de la verdad, enemigas del orden social y enemigas tuyas y mías.
Eric Sammons comenta:
El aumento actual de la violencia política me hace preguntarme si también vivimos en una era revolucionaria, al menos políticamente hablando. Es evidente para casi todos que nuestro actual sistema democrático liberal no funciona; contrariamente a sus promesas, estamos claramente encaminados hacia una menor libertad, un menor orden y un menor respeto por el bien común. El sistema actual es simplemente incapaz de defender a sus ciudadanos de las fuerzas del mal que operan en el mundo. Entonces, ¿qué lo reemplazará?
Sven R. Larson nos insta a no subestimar el mensaje del momento:
Los conservadores deben sacar las conclusiones correctas, especialmente de la muerte de Charlie Kirk. Debemos reconocernos, y reconocer juntos, que aunque no estemos en guerra con la izquierda, ellos sí lo están con nosotros. 
Aunque no los consideremos nuestros enemigos, ellos nos consideran sus enemigos. Incluso si simplemente consideramos a la izquierda como nuestros adversarios políticos, la izquierda nos considera sus enemigos personales. Su ideología prescribe precisamente este enfoque político: desde la declaración de Lenin de que el Partido Comunista es la encarnación de la clase obrera hasta las Reglas para Radicales de Saul Alinsky, la izquierda ha aprendido, generación tras generación, que los conservadores no son adversarios. Son enemigos y deben ser tratados como tales. 
Debemos reconocer que la izquierda, por definición, nos considera indignos de dialogar. Debemos corresponder a esta opinión. No necesitamos, ni deberíamos querer, dialogar con la extrema izquierda.
Muchos conservadores rechazarán intuitivamente esta idea. Para ellos, el diálogo con los adversarios es la única vía de progreso en una sociedad civilizada; después de todo, ¿no era eso lo que quería Charlie Kirk? Sí, Charlie Kirk quería dialogar con sus adversarios. Pero su asesinato demuestra que quienes consideraba sus oponentes ideológicos eran en realidad sus enemigos. Los enemigos no dudan en usar la violencia. Atacan, destruyen y no se detienen ante nada para silenciar a cualquiera que no comparta sus puntos de vista.
En caso de que alguien piense que este tipo de lenguaje es exagerado, la evidencia a su favor es abundante, escribe Lauren Smith en The European Conservative :
Si bien debemos hacer todo lo posible para honrar la memoria de Kirk, haríamos bien en recordar también los nombres y los rostros de las personas que se presentaron para justificar o incluso celebrar el asesinato de este joven. 
Al momento de escribir esto, las autoridades aún no han encontrado al autor del tiroteo. Tampoco tenemos un motivo oficial. No sabemos con certeza si quien apretó el gatillo pertenecía a la izquierda. Pero sí sabemos con certeza qué opina la izquierda del atacante. Incluso antes de que se confirmara la muerte de Kirk, algunos demonios con cuentas en redes sociales expresaron su alegría. Su consenso abrumador fue que Kirk era un fascista que incitaba al odio y merecía morir. 
"Charlie Kirk no es un mártir", decía una publicación en X, con más de 300.000 "me gusta", "es víctima de la violencia que incitó". Otra publicación, ya eliminada, con más de 200.000 "me gusta", decía: "Charlie Kirk era un apologista del genocidio, antiinmigrante, antiabortista, antiderechos de las mujeres, antiderechos humanos, muy racista e islamófobo. No digo que se lo mereciera, pero se lo merecía". 
"Por último", decía otro tuit de un usuario con la bandera trans en su nombre de usuario, "Charlie Kirk pierde el debate sobre las armas". Este ha acumulado más de 400.000 "me gusta". Otro izquierdista maniático escribió: "Quizás Charlie Kirk no debería haber pasado años siendo un demagogo fascista y odioso y esto no habría sucedido. Quizás debería asumir su responsabilidad personal". Casi 180.000 "me gusta". Una profesora de la Universidad de Toronto se animó a publicar bajo su nombre real y dijo: "Disparar es demasiado bueno para muchos de ustedes, fascistas imbéciles".
Cuando esto es lo que la gente realmente piensa, sabemos que pronto se producirán disturbios y agitaciones civiles. Por eso, entre otras cosas, me complace ver que se ha creado una base de datos en línea para documentar a todas las personas que han expresado alegría o aprobación por el asesinato de Charlie Kirk. Si conoce a alguien que, en su nombre, haya aplaudido este asesinato, por favor, añada su información a la sección "Desenmascarando a los Asesinos de Charlie".

Nick Freitas, miembro de la Cámara de Delegados de Virginia, tuvo el coraje de publicar en las redes sociales:
Me han dicho que, como representante del Estado, este es el momento en que debo expresar mis más profundas condolencias y luego manifestar solidaridad con los que están del otro lado de la división, mientras condenamos la violencia política y nos mantenemos unidos como un solo pueblo.Pero no somos “un solo pueblo” ¿verdad?

Lo cierto es que ya hace tiempo que no estamos así y ya no tiene sentido fingir más, si es que alguna vez lo tuvo. Somos dos pueblos muy diferentes. Puede que incluso ocupemos la misma porción de tierra, pero ahí es donde las similitudes parecen terminar abruptamente. 
Durante mucho tiempo me convencí de que cada vez que la izquierda me llamaba racista, intolerante, sexista, fascista, una “amenaza a la democracia”, incluso por los desacuerdos más inocentes, se trataba simplemente de retórica hiperbólica diseñada para generar efecto. 
Y ahora el “efecto” es una viuda y dos niños huérfanos, porque la izquierda no soportaba la idea de que un hombre pacífico discutiera con ellos y triunfara. No creo que se den cuenta todavía, pero el asesinato de Charlie será recordado como el día en que finalmente nos dimos cuenta de lo que realmente es esta lucha. 
Esta no es una disputa civil entre compatriotas. Es una guerra entre visiones del mundo diametralmente opuestas que no pueden coexistir pacíficamente. Un bando ganará, el otro perderá. Charlie intentó ganar esa pelea mediante la discusión, el debate y la resolución pacífica de las diferencias. Y el otro lado lo asesinó. 
No porque fuera "extremista" ni "incitara a la violencia" ni por ningún otro insulto exagerado que le lanzaron. Lo asesinaron porque era eficaz. Porque no tenía miedo. Porque inspiraba a otros y les hacía sentir que tenían voz, que no estaban solos. Y lo hizo contra las mismas instituciones que fomentaron tanto odio hacia los conservadores. 
No quiero solidarizarme con el otro bando. Quiero derrotarlos. Quiero derrotar la ideología atea que mata bebés en el útero, esteriliza niños confundidos, convierte nuestras ciudades en pozos negros de degeneración y anarquía... y que asesinó a Charlie Kirk. 
Las redes sociales están en llamas en este momento con la izquierda celebrando la muerte de Charlie. Me pregunto si alguno de ellos entiende lo que acaba de pasar. Si hay un Yamamoto entre ellos que presiente que lo único que han hecho es despertar a un gigante dormido. Lo dudo. Creo que abandonaron esta introspección y autoconciencia hace mucho tiempo.No sé exactamente qué pasará después. Solo sé que no volverá a ser lo mismo.

Habrá pensamientos y oraciones... Charlie habría querido oraciones. No por él mismo, sino por los que quedaron atrás y por el país que amaba. Pero entonces habrá un ajuste de cuentas.

Mi fe cristiana me manda amar a mis enemigos y orar por quienes me maldicen. No me exige permanecer inerte ante la ferocidad y la barbarie... todo lo contrario. 
Así que cada vez que me sienta cansado, cada vez que me sienta desanimado o abrumado, veré el video de un buen hombre siendo asesinado en Utah… Me obligaré a verlo… y luego volveré a trabajar para destruir la ideología malvada responsable de esto y mucho más. 
Descansa en paz, Charlie. Tu lucha terminó. La nuestra acaba de empezar. 
¿Quieren ver cuál es la pesadilla de los progresistas? ¿Qué destruirían si pudieran? El 30 de agosto, el periódico progresista The Guardian publicó un artículo titulado "Quema de libros, oraciones en latín y muchos bebés: Dentro del movimiento de las 'familias tradicionales' en Estados Unidos", de J. Oliver Conroy. (El subtítulo describe el movimiento como "alarmantemente retrógrado").

Conroy quisiera que desconfiáramos de las "familias tradicionales" que describe, pero, francamente, todas parecen estar haciendo un trabajo fabuloso y están contentas con ello. De hecho, el autor describe tan bien lo que realmente ve que sus intentos de hacerlas menos admirables (los insultos habituales sobre el fascismo, la franqueza, el romanticismo, etc.) parecen fracasar, y terminan presentándose como familias interesantes, plenas y con un propósito.
Mike argumentó que familias como la suya se habían refugiado en valores e instituciones atemporales, capaces de resistir fuertes vientos culturales. "Es como decir: 'Bueno, ya hemos visto estas tormentas antes'", dijo. "La familia es importante. La tierra es importante. Dios es importante. Y estos son el núcleo, y con ellos podemos capear lo que suceda". La declaración contenía un ligero matiz de desafío. Todos lo sienten, parecía decir, incluso si temen admitirlo.
Liberales, no tienen nada que ofrecer a la humanidad, y cuanto antes los tradicionalistas (de diversas tendencias) se impongan, mejor. Como se mencionó anteriormente, el asesinato de Kirk y las reacciones que suscitó nos recuerdan que existe una división similar dentro de la Iglesia. Hay, por así decirlo, dos Iglesias que se hacen pasar por una, que comparten la misma "geografía", pero no la misma fe. En su artículo " No se conformen con el mundo... ni con los líderes de la Iglesia ", Sheryl Collmer nos ayuda a comprender por qué la obediencia ciega nunca ha sido ni podrá ser católica:
El lema de los católicos es "unidad". Para lograr este objetivo, comunidades enteras se ven marginadas (misas tradicionales), obispos exiliados (Strickland), facultades desmanteladas (Sagrado Corazón) y diócesis fragmentadas (Charlotte). Resulta extraño pensar que el peculiar proyecto de la sinodalidad se base, en mayor o menor medida, en dar cabida a todo estilo de vida y punto de vista rebelde, mientras que los fieles que han dedicado su vida y sus relaciones a Cristo son relegados a filas pasivas y obligados a conformarse. 
Una de las muchas cosas que los líderes de la Iglesia, con su mano dura, no comprenden es que la unidad no se puede forzar. A corto plazo, podrían desplegar a las personas como robots de servicio idénticos, pero esto solo genera una reacción igual y opuesta más adelante. Es psicología newtoniana.
El conformismo en una época perversa nos obliga a negar el sentido común, que es nuestro uso de la razón. En aras de la unidad, se nos dice que creamos que la misa a la que asistieron casi todos los santos que hemos amado es ahora algo dañino. La campaña de la "aguja en cada brazo" nos pidió que ignoráramos el hecho de que una nueva tecnología no se había sometido a pruebas de seguridad a largo plazo. Winston Smith, en 1984, tuvo que aceptar el absurdo de que la libertad es esclavitud y la ignorancia, fuerza.
Para dar otro ejemplo:
La Arquidiócesis Argentina de San Juan de Cuyo envió un protocolo a párrocos, vicarios, administradores de escuelas católicas y catequistas, como preparación para las Primeras Comuniones y Confirmaciones. Este protocolo establece que «los catecúmenos (de cualquier edad) recibirán la Sagrada Comunión únicamente de pie y en la mano».
Como sabe cualquiera con un mínimo conocimiento de la ley litúrgica (¡incluso del Novus Ordo !), este requisito está totalmente fuera del alcance de un obispo. Es ultra vires . Pero los prelados progresistas hacen lo que quieren, porque son tiranos que no responden ante ninguna autoridad superior.

Por eso me alegra tanto ver el continuo éxito del conmovedor documental "Pan, no piedras" . Edward Pentin lo destacó aún más en un artículo del National Catholic Register : "' Pan, no piedras ' destaca la supresión de la misa en latín en la diócesis de Charlotte". En este documental de una hora de duración, la maldad sobrenatural de la campaña contra la misa tradicional queda expuesta abiertamente a cualquier persona de buena voluntad.

¿En qué medida nuestros problemas actuales fueron desencadenados específicamente por el Concilio Vaticano II? ¿Por qué se convocó? ¿Qué logró? ¿Qué no hizo que debería haberse hecho? ¿Qué “procesos” inició? ¿Qué símbolo sigue representando? Estas preguntas siguen siendo candentes para cualquiera que desee comprender la historia moderna de la Iglesia. Para muchos, la pregunta del millón se reduce a: ¿Es el Papa León XIV parte del problema o parte de la solución? Quizás la pregunta, formulada en estos términos, sea demasiado simplista. Muchos de quienes actualmente escriben sobre el Papa León solo tienen una comprensión superficial de la situación política en el Vaticano. Dos artículos recientes ofrecen una visión más detallada de las complejidades, y los recomiendo para su consideración: " Los medios de comunicación del Vaticano y la Curia bergogliana: una hegemonía que amenaza la voz de León ", de Gaetano Masciullo [ aquí ] y " El pontificado de León XIV, ¿una fase de transición? ", del Padre Claude Barthe [ aquí ].

El Atanasio de nuestro tiempo, el obispo Athanasius Schneider, revela la cruda verdad sobre la peregrinación jubilar LGBTQ+ en una entrevista titulada "Criminales espirituales y asesinos de almas" [ aquí ]. Y Erick Ybarra ofrece una conmovedora meditación sobre la expresión "Todos son bienvenidos".

Peter Kwasniewski

lunes, 15 de septiembre de 2025

Pascendi como fundamento perenne contra el neomodernismo: la verdad revelada más allá de la historia




El 8 de septiembre de 1907, en medio de una época marcada por la ilusión positivista y el triunfo de las ideologías inmanentistas, el gran Papa San Pío X (pontífice de 1903 a 1914) entregó a la Iglesia y al mundo la Carta Encíclica « Pascendi Dominici Gregis ». No fue un documento contingente, escrito para remediar un error específico, sino un texto que, con una profundidad sin precedentes, desenmascaró la esencia del modernismo y expuso su naturaleza corrosiva, definiéndolo como «una síntesis de todas las herejías».

Con la “ Pascendi ”, la Iglesia reafirmó solemnemente que la fe no viene del hombre, sino de Dios, y que la verdad revelada no puede someterse a las categorías cambiantes de la conciencia histórica.

El modernismo, según el lúcido diagnóstico del Pontífice de Riese, se basa en una inversión radical de perspectiva: la verdad, en lugar de ser reconocida como objetiva, trascendente y salvaguardada por la Tradición, se reduce a una proyección subjetiva, fruto de una experiencia religiosa que cambia con los tiempos y las culturas. Esto resulta en una inversión teórica: el dogma, de expresión inmutable de la revelación divina, se convierte en una fórmula flexible y provisional, continuamente adaptable a las necesidades del hombre moderno.

Este inmanentismo absoluto no es una simple desviación teológica, sino una filosofía integral que, penetrando en los campos de la exégesis, de la moral, de la liturgia y de la pastoral, disuelve la sustancia misma del catolicismo.

La « Pascendi » adquiere aquí un valor permanente, pues capta la raíz especulativa del error. Se arraiga en el realismo metafísico de Santo Tomás de Aquino, reafirmando que el intelecto humano es capaz de conocer la verdad y que la fe se adhiere a esta verdad porque está garantizada por la autoridad de Dios, quien la revela. El principio de la verdad objetiva se convierte así en la piedra angular que refuta todo reduccionismo subjetivista.

La Encíclica muestra cómo la pérdida del concepto de verdad absoluta abre inevitablemente el camino al relativismo y cómo el relativismo, una vez que penetra en el corazón de la teología, destruye la certeza de la fe y la misión misma de la Iglesia.

Si esto fue cierto para el modernismo de principios del siglo XX, es aún más cierto para el neomodernismo que se está extendiendo en la Iglesia hoy, especialmente desde el Concilio Ecuménico Vaticano Segundo (1962-1965).

Ya no se presenta bajo la apariencia polémica del pasado, sino bajo formas más sutiles e insinuantes: el lenguaje del diálogo sustituye al de la verdad, la categoría de praxis sustituye a la de dogma, la hermenéutica histórica relativiza la Tradición hasta disolver su identidad.

El neomodernismo ya no afirma explícitamente que el dogma sea falso, sino que sostiene que es incompleto, que debe reinterpretarse a la luz de las circunstancias y que la verdad es un «proceso sinodal». En realidad, lo que emerge es la misma negación radical de la verdad trascendente, disfrazada de preocupación pastoral y necesidad de renovación.

Desde esta perspectiva, “ Pascendi ” no es sólo un documento de condena, sino también una obra de alta filosofía y de profunda teología: ofrece la clave interpretativa para reconocer y rechazar nuevas formas de disolución de la fe.

Su valor radica en haber captado la lógica interna que une a todo el modernismo, tanto el antiguo como el nuevo: el rechazo de una verdad absoluta e inmutable en favor de una verdad relativa, histórica y subjetiva.
El Papa Sarto afirma con fuerza que la Iglesia no puede fundarse sobre lo que cambia, sino sólo sobre lo que permanece, y que salvaguardar la fe significa conservar intacta la integridad del depósito revelado.
El neomodernismo actual, en su cara pastoral y dialógica, representa precisamente la amenaza que la " Pascendi " había previsto: una fuerza que, actuando desde dentro, mina la autoridad del Magisterio, reduce la liturgia a una expresión comunitaria, transforma la moral en acomodación sociológica.

Ante este desafío, el texto de San Pío X se revela más que nunca como un faro: indica que solo el realismo metafísico y teológico puede salvar a la Iglesia del naufragio en el relativismo y que la Tradición no es un obstáculo para la renovación, sino el criterio que garantiza su verdad. 

En este aniversario, la voz de la « Pascendi » resuena como advertencia y guía. No pertenece al pasado, sino que habla al presente con fuerza profética. Si el neomodernismo intenta disolver la fe en la fluidez de opiniones y prácticas, la encíclica nos recuerda que la fe es adhesión a la verdad revelada, inmutable porque está arraigada en el Ser mismo de Dios.

Solo retomando este fundamento podrá la Iglesia afrontar la dramática crisis actual y redescubrir su misión. La relevancia de la « Pascendi », por tanto, consiste en indicar a los fieles que no hay caridad sin verdad, ni pastoral sin dogma, ni Iglesia sin Tradición.

Daniele Trabucco

domingo, 14 de septiembre de 2025

Los medios vaticanos y la curia bergogliana: una hegemonía que amenaza la voz de León







En nuestra traducción de Remnant , la perspectiva de Gaetano Masciullo, corresponsal de Remnant en Italia. Por un lado, el aparato bergogliano continúa impulsando su agenda progresista; por otro, un Pontífice reflexivo, comprometido con preservar la cohesión de la Iglesia. En segundo plano, se cierne un sistema mediático vaticano elitista y politizado, que amenaza con influir en los fieles y la opinión pública mediante narrativas prefabricadas.Los medios vaticanos y la curia bergogliana:


Como este escritor ha intentado describir en muchos otros artículos, actualmente existe una profunda disonancia en el Vaticano entre la Curia y el Papa. La primera es obra exclusiva de Francisco y está impulsada por el objetivo de impulsar la llamada agenda de San Galo, es decir, reformar (léase: revolucionar) la Iglesia católica en una dirección progresista, incluso si eso implica contradecir y ocultar la doctrina transmitida por los apóstoles y sus sucesores episcopales a lo largo de dos mil años. La sinodalidad, el ecumenismo, el ambientalismo, la fraternidad universal, el diaconado femenino, la homosexualidad y la permisividad sexual: estos son los principales temas que se están llevando al límite.

Como es bien sabido, Bergoglio fue el candidato apoyado por el Grupo de San Galo en los cónclaves de 2005 y 2013 ( aquí , aquí y anteriores). Sin embargo, una vez que ascendió a la Cátedra de San Pedro, se comportó como un caballo salvaje, decidido a imponer su propia visión de la Iglesia: una agenda independiente de la de San Galo, aunque en gran medida compatible con ella.

La tensión en el Vaticano es palpable. Los miembros de la Curia esperan ser confirmados en sus cargos, pero los expedientes que se acumulan en el escritorio del Santo Padre son numerosos y sustanciales. A diferencia de Francisco, el Papa León no es impulsivo; es reflexivo, metódico y dispuesto a escuchar a todos y a buscar el consejo de muchos.

Tras la muerte de Bergoglio, su Curia continuó operando como si aún estuviera vivo. De hecho, en cierto modo, con mayor entusiasmo y libertad, como lo demuestra el entusiasmo de Pietro Parolin, el Secretario de Estado nombrado por Francisco, quien, sin embargo, ha expresado a menudo su impaciencia por el limitado margen de maniobra que el Pontífice argentino concedió a la diplomacia oficial de la Santa Sede. Al mismo tiempo, la Curia bergogliana teme ahora que Leo pueda actuar o enseñar de maneras que cuestionen lo que hasta ahora se ha acumulado, fragmentado, absorbido y desintegrado con tanto esfuerzo. Por eso asistimos a una oleada de declaraciones mediáticas destinadas a tranquilizar a la opinión pública: ¡existe una plena continuidad entre Francisco y Leo!

Sin embargo, las cosas son mucho más complejas, y la tensión en el Vaticano es palpable. Los miembros de la Curia esperan ser confirmados en sus cargos, pero los expedientes que se acumulan en el escritorio del Santo Padre son numerosos y sustanciales. A diferencia de Francisco, el Papa León no es impulsivo; es reflexivo, metódico y dispuesto a escuchar a todos y a buscar el consejo de muchos. Veremos qué sucede cuando llegue el momento de tomar una decisión.

Cabe destacar que, según el derecho canónico, los miembros de la Curia actúan in persona Papae, es decir, actúan en nombre y con la autoridad del Papa. Ejercen el poder ordinario, pero en calidad de vicario, como lo confirma explícitamente la constitución apostólica Praedicate Evangelium (véase II.5). En la práctica, esto significa que todo acto oficial realizado por los funcionarios curiales forma parte integral de la actividad de gobierno o enseñanza del Papa y debe considerarse realizado por él mismo. Esto agrava aún más la situación actual: si existe una divergencia entre las intenciones del Papa y las de la Curia, ¿cómo puede esta última mantener la coherencia en su función? El riesgo es una especie de esquizofrenia institucional.

Mientras la Curia está decidida a impulsar la revolución a toda costa, el Papa León busca, en cambio, mantener la cohesión de la Iglesia. Parece dispuesto a tolerar tanto al diablo como al agua bendita, quizás moderando ligeramente la influencia del primero. Sin embargo, a la larga, esta estrategia podría dejar mucho que desear.

Más allá de la Curia, todo el aparato de comunicación, fuertemente influenciado por Bergoglio, se ha mantenido activo dentro del Vaticano. Este tema, tan delicado como crucial, solo ha sido abordado hasta ahora por un puñado de personas directamente implicadas. En Italia, solo los periodistas Nico Spuntoni y Francesco Capozza han hablado al respecto.

Generalmente, aunque no existe un requisito formal, quienes escriben sobre asuntos eclesiásticos están acreditados ante la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Todos los corresponsales acreditados pueden, al menos en teoría, asistir a diversos eventos a los que asiste el Papa, siempre que lo notifiquen con antelación.

Digo "en teoría" porque, según los periodistas italianos antes mencionados, la situación ha cambiado en los últimos años. Durante el pontificado de Francisco, una asociación privada obtuvo acceso exclusivo a los eventos más importantes y sensibles relacionados con el Papa, marginando así a miles de periodistas acreditados de todo el mundo. Esta asociación se llama AIGAV (Asociación Internacional de Periodistas Acreditados ante el Vaticano).

Un club exclusivo, podría decirse, compuesto por tan solo 250 periodistas cuidadosamente seleccionados por su presidenta, la periodista mexicana Valentina Alazraki. Amiga íntima de Bergoglio —por supuesto—, quien lo acompañó en todos sus viajes apostólicos, se refería a ella, no sin significado, como «la decana». Junto a ella, una junta directiva muy pequeña guía la AIGAV y colabora en la selección de sus miembros. Según el corresponsal del Vaticano, Francesco Capozza, en Il Tempo, los seleccionados para unirse a este club son exclusivamente corresponsales «de fe abiertamente progresista».

En resumen, parece que el mundo de las comunicaciones del Vaticano sigue estrechamente ligado a la todavía Curia bergogliana.

Nico Spuntoni, corresponsal en el Vaticano de La Nuova Bussola Quotidiana, ha criticado a este círculo mediático de élite desde los primeros días del nuevo pontificado. Tras la reunión del Papa León con representantes de los medios reunidos en Roma para el Cónclave, Spuntoni escribió que «el Dicasterio para la Comunicación, uno de los departamentos más costosos de la Santa Sede, ha demostrado ser inadecuado, incluso en el momento más crucial». A pesar de la ineficacia demostrada por la Oficina de Prensa y su director, Matteo Bruni, miembro de Sant'Egidio, «los pesos pesados ​​de la comunicación vaticana de la era bergogliana estaban en primera línea, celebrando» ante Prevost, aunque «la mayoría había asumido (y esperado) que el rostro más familiar de Pietro Parolin aparecería en el balcón central».

Spuntoni enfatizó además que «las primeras filas estaban cuidadosamente reservadas para ejecutivos de televisión, antiguos editores de periódicos anticlericales y un puñado de periodistas del Vaticano (en su mayoría italianos)». Capozza ofreció un relato similar en Il Tempo, donde informó que durante el primer encuentro del Papa León XIV con la prensa, «solo unos pocos —naturalmente de la AIGAV— fueron admitidos en la primera fila (separados del resto por una barrera) y tuvieron acceso al apretón de manos papal». Según Capozza, incluso en «la misa en los jardines de Castel Gandolfo a la que asistió el presidente ucraniano Zelenski, solo estuvieron presentes cinco periodistas, todos afiliados exclusivamente a la AIGAV».

En resumen, parece que el mundo de las comunicaciones del Vaticano sigue estrechamente vinculado a la Curia, aún bergogliana. Además, según mis fuentes, entre los nombres "seleccionados" por los líderes de la AIGAV para ocupar las primeras filas durante la primera audiencia de prensa del papa León se encontraba Elise Ann Allen, corresponsal de Crux y recién nombrada biógrafa del papa León, elegida (o quizás sugerida por alguien) para el cargo. Una coincidencia, como mínimo, un tanto desconcertante.

Es el reino de la ambigüedad orquestada, que siembra la confusión entre los fieles y socava su confianza en la Iglesia. 
Si León XIV realmente desea salvaguardar la cohesión eclesial —e incluso defender la integridad de la fe—, debe necesariamente intervenir también en este frente, restaurando la dignidad y la libertad en el ámbito de la comunicación del Vaticano.
Durante el pontificado de Francisco, las comunicaciones del Vaticano operaron para ocultar escándalos y amplificar las voces de los modernistas más radicales.

Hoy, esta estructura mediática ya no es una entidad autónoma; existe en simbiosis con la Curia, que, como se ha observado repetidamente, aún lleva la impronta de Francisco. Esta élite mediática refleja la lógica de la Curia y protege sus intereses. Mientras esta Curia perdure, su aparato mediático seguirá ejerciendo influencia y poder.

Es comprensible que el Papa León XIV se encuentre enfrentando y abordando desafíos mucho más apremiantes. Sin embargo, la cuestión de las comunicaciones del Vaticano y su monopolio de la información no puede pasarse por alto, ya que plantea un problema de enorme importancia eclesial y pastoral. Si la Iglesia es, por institución divina, guardiana y maestra de la Verdad, no puede permitirse delegar la gestión de su imagen pública a élites mediáticas estrechas y claramente motivadas ideológicamente.

El Santo Padre debería encontrar el tiempo y la fuerza para abordar seriamente el asunto y determinar si lo que ha surgido hasta ahora es cierto, porque no se trata solo de dinámicas periodísticas, sino de una auténtica discriminación contra los periodistas "menos alineados", es decir, aquellos que se niegan a ajustarse a un marco progresista prefabricado. Los bergoglianos saben bien que controlar la opinión pública significa influir en millones de fieles y moldear, al menos en apariencia, la imagen de la Iglesia.

La era de la información es, sobre todo, la era de la desinformación. Con el control de los canales de comunicación, se pueden construir narrativas falsas, distorsionar discursos y documentos, y hacer parecer que el Papa dijo una cosa cuando, en realidad, dijo exactamente lo contrario. Es el reino de la ambigüedad orquestada, que siembra la confusión entre los fieles y socava su confianza en la Iglesia.

Si León XIV realmente desea salvaguardar la cohesión eclesial —e incluso defender la integridad de la fe—, debe intervenir también en este frente, restaurando la dignidad y la libertad en el ámbito de la comunicación vaticana. 

No se trata solo de transparencia, sino de justicia y fidelidad a la misión confiada por Cristo a su Iglesia: proclamar la verdad del Evangelio sin velos ni hipocresía, sin manipulación ni censura.


Maria Guarini

Santiago Abascal homenajea a Charlie Kirk y recuerda que su asesinato «no es un caso aislado»: «La izquierda promociona la violencia y la utiliza para eliminar a sus rivales políticos»





El presidente de VOX, Santiago Abascal, ha homenajeado a Charlie Kirk, asesinado esta semana en Utah, en el evento Europa Viva 25 celebrado en Madrid este domingo.
«Era un joven patriota que se dedicaba «a promover debates libres en las universidades, con el mejor tono. ¿Libertad de debate en la universidad? No lo pueden permitir. Ni las autoridades universitarias en algunos países, ni el globalismo progre. No pueden aceptarlo. Y por eso le han matado. Porque han esparcido el odio contra todos nosotros. Y os pido que elevemos, ya lo hemos hecho hoy, una oración por él y por su familia, pero sobre todo que hoy nos comprometamos a seguir peleando. Porque ni todo su odio, ni todo su poder, ni toda su mentira van a derrotar la voluntad de los patriotas. No nos van a detener. No os van a detener. Nada nos va a parar. Nada», ha manifestado.
«Seamos realistas porque el asesinato de Charlie no es un caso aislado. Es la evidencia repetida de que la izquierda no renuncia a la violencia; al revés, la promociona y la utiliza para eliminar a sus rivales políticos. Lo intentaron con Trump, con Fico, con Bolsonaro, lo lograron con Villavicencio y Uribe y lo han hecho siempre en España. Cuatro magnicidios en un siglo contra presidentes del gobierno, siempre a manos de la izquierda criminal. Y lo han hecho en España hasta antes de ayer, con 1.000 muertos, asesinados por el terrorismo del izquierdismo separatista a manos de la banda criminal ETA que hoy decide el Gobierno de España. Sabemos muy bien quiénes son», ha añadido.

Sánchez alienta la violencia izquierdista sin haber condenado el asesinato de Charlie Kirk




Está promoviendo el extremismo para tapar sus escándalos de corrupción

En febrero de 2008, un micrófono abierto sacó a la luz la estrategia de los socialistas españoles a la hora de impulsar su agenda política.



Después de una entrevista de Iñaki Gabilondo con el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, el entonces presidente del gobierno confesó a ese periodista, afín a su partido: "nos conviene que haya tensión". Esa declaración explica muchas cosas que ha hecho el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y que sigue haciendo en la actualidad, entre ellas el intento de Sánchez de generar una cortina de humo para tapar sus escándalos de corrupción, que están provocando un descalabro del PSOE en las encuestas desde hace meses.

Un ejemplo de esa tensión que conviene al PSOE es lo ocurrido en la edición de este año de la Vuelta Ciclista a España, que hoy concluye en Madrid. 

Activistas de extrema izquierda con banderas palestinas se han dedicado a reventar etapas de La Vuelta utilizando la violencia, como ocurrió en la etapa de ayer. Estos ataques a una competición deportiva no son espontáneos ni obra de incontrolados: han sido organizados por partidos de extrema izquierda e instigados desde el propio gobierno. Ahora mismo, España es el único país de la Unión Europea cuyo gobierno alienta ataques violentos a competiciones deportivas, algo extraordinariamente grave.

En las últimas semanas, esos ataques han ensuciado la imagen internacional de España, mostrándonos como un país en el que ni siquiera puede organizarse un evento deportivo con normalidad porque la izquierda quiere tensionarlo todo, incluso el deporte, para tapar sus escándalos de corrupción. 

En cualquier otro país, unos hechos de esta gravedad y que dañan nuestra reputación como país habría recibido una respuesta oficial del más alto nivel. Sin embargo, Pedro Sánchez no ha emitido ni la más leve condena contra esos ataques violentos a La Vuelta. Además, este domingo, en un mitin del PSOE en Andalucía, Sánchez ha expresado su "admiración" por esas protestas, nuevamente sin desaprobar sus actos de violencia.

Así pues, España tiene un presidente del gobierno que está alentando la violencia izquierdista, primero evitando condenarla y ahora, además, ensalzando a quienes se sirven de ella para reventar una prueba deportiva. 

Un gobierno democrático debería hacer justo lo contrario, porque la violencia con fines políticos no debe tener cabida en una sociedad democrática, pero el gabinete de Sánchez, una coalición de socialistas y comunistas, lleva años flirteando con toda clase de dictaduras y tiene entre sus socios a EH Bildu, un partido que ni siquiera condena los 853 asesinatos perpetrados por la banda terrorista ETA, incluidos los 22 asesinatos de niños y bebés.

Que el presidente del gobierno de España aliente la violencia izquierdista debería ser un escándalo, porque lo que eso nos indica es que el dirigente socialista cree que la izquierda está legitimada a utilizar cualquier medio para conseguir sus fines. 

Sin embargo, en España ya nos hemos acostumbrado a tener un político sin escrúpulos en el poder, un político que esta semana no ha tenido tiempo para condenar el asesinato del líder conservador Charlie Kirk. Sánchez no ha dicho absolutamente nada sobre este crimen, que ha provocado un fuerte debate internacional sobre el extremismo izquierdista. De hecho, en sus siete años de mandato Sánchez no ha condenado ninguna de las numerosas agresiones sufridas por sus rivales políticos.

Esto nos indica la clase de mentalidad que tiene el presidente del gobierno español: sin haber condenado el asesinato de Charlie Kirk, Sánchez se dedica a alentar la violencia izquierdista que ha puesto en grave riesgo a ciclistas en los ataques a La Vuelta en las últimas semanas. 

Sánchez es algo peor que un político irresponsable: es un fanático dispuesto a incendiar su país con tal de mantenerse en el poder.

ACTUALIZADO 18:54h: Unos minutos después de publicar este artículo, y tras el apoyo de Sánchez a estas protestas violentas, la extrema izquierda ha reventado el final de La Vuelta en Madrid provocando algaradas en las calles:

Los manifestantes propalestina ocupan parte de la calle de Gran Vía, recorrido que forma parte de La Vuelta a España y por el que se espera que pasen los ciclistas.https://t.co/Xk35b2tIUZ pic.twitter.com/Zva1TgZOrf

— RTVE Noticias (@rtvenoticias) September 14, 2025

Todo esto para que Sánchez pueda tapar sus escándalos de corrupción. Hoy estamos dando una imagen penosa como país. Será un milagro si la Unión Ciclista Internacional no expulsa a España de su circuito de competiciones.

ELENTIR

sábado, 13 de septiembre de 2025

Índice de artículos sobre el latín: lengua clásica, sagrada y vínculo de unidad entre los pueblos y las culturas





El latín es una lengua precisa y esencial. Será abandonada no porque sea inadecuada para las nuevas exigencias del progreso, sino porque los nuevos hombres ya no serán aptos para ella. Cuando llegue la era de los demagogos y charlatanes, una lengua como el latín dejará de ser útil, y cualquier patán podrá pronunciar un discurso público con impunidad y hablar de forma que no lo expulsen del estrado. Y el secreto residirá en que, utilizando un vocabulario vago, elusivo y de agradable resonancia, podrá hablar durante una hora sin decir nada. Algo imposible con el latín. (Giovannino Guareschi)

Quienes consideran el latín inútil, una era pasada, un remanente de una mentalidad antigua, lo opuesto a la ciencia, ignoran que el latín forma parte del conocimiento universal tanto como la física y la biología. Por lo tanto, no es ni útil ni inútil. Es necesario; porque tiene su propia necesidad histórica, ha sido parte fundamental de nuestro mundo durante milenios. Eliminar su estudio no significaría eliminarlo, porque está ahí: nos ha dado pensamientos, conceptos, modelos de escritura, modelos de comportamiento, valores morales, metáforas orientadoras. Sería como creer que, al dejar de ver a nuestros padres, automáticamente dejamos de ser sus hijos. (Nicola Gardini, Elogio del latín ).

Una observación importante sobre el latín antiguo y moderno : la "literatura romana" de Concetto Marchesi comienza con la Fábula Atellana y termina con Venancio Fortunato del siglo VI. Podemos suponer que estos son los límites del latín que se enseña en las escuelas, pero sabemos que entre el latín antiguo y el moderno existió el latín medieval, que no se enseña en las escuelas. Abarca varios siglos y está representado por los Clerici vagantes , que hablaban varias lenguas, pero todos hablaban una lingua franca, el latín medieval. El latín medieval es el de Santo Tomás, San Buenaventura, Guillermo de Ockham, Roger Bacon... un latín importante y erudito, utilizado para escritos filosóficos y teológicos, pero también para la correspondencia entre estados; se extendió a varios países europeos... Tomás enseñó en París, al igual que Buenaventura en la Sorbona, donde se hablaba latín medieval.

Y, por último, el alfabeto latino original —en uso, sin grandes modificaciones, hasta los siglos XVI y XVII— no contiene todas las letras del alfabeto que usamos hoy. En particular, donde distinguimos "u" y "v", el latín clásico no lo hace. Solo existe una letra antigua: la V. Cuando se estableció el uso de la escritura minúscula en la época de Carlomagno, se añadió el símbolo gráfico "u" a la V, que sirvió como V minúscula hasta el siglo XVII.

Reflejos:



- Un profesor en Francia / El latín: una escuela de rigor y de grandeza














































Los franceses quieren que el latín sea la lengua oficial europea . ¡Ayudémoslos!













- La Santa Biblia y la Vulgata latina eliminadas del sitio web del Vaticano : otra herida a la unidad y universalidad de La Catholica

- Silvana De Mari. El latín fue la lengua común de Europa (y más allá)

- Carta apostólica firmada por el Motu Proprio Latina Lingua del Sumo Pontífice Benedicto XVI estableciendo la Academia Pontificia del Latín 

- Constitución apostólica Veterum Sapientia del Papa Juan XXIII (sobre el estudio y uso del latín)




- La evolución histórica de la lengua litúrgica en el rito romano. 

- Memorándum oficial de la FIUV n. 7: El latín como lengua de la liturgia 


- Silvia Guidi. La lengua de Cicerón, perfecta para Twitter . Los primeros pasos del nuevo dicasterio para el latín 

- Aversión y prejuicios clericales invencibles. ¿Qué has hecho, Benedicto

- Entrevista a Don Roberto Spataro. ¿"Lengua muerta" para quién

- El renacimiento del latín. - ¿Qué pasó con la lengua litúrgica de Occidente

- Pontificia Academia Latinitatis, Discurso inaugural del profesor Ivano Dionigi 

- Entrevista con Ivano Dionigi. Benedicto XVI y el latín - Ravasi: "



- L'Osservatore Romano: El legado del latín


- El latín ha muerto. ¡ Viva el latín!

- Conversación con el presidente de la nueva Academia Pontificia Latinitatis .

- En el año del 50.º aniversario de « Veterum Sapientia », la latinidad seduce a China 

- Monseñor Athanasius Schneider, La Nueva Evangelización y la Santa Liturgia.

Las Cinco Llagas del Cuerpo Místico y Litúrgico. La cuarta plaga es la desaparición total del latín en la gran mayoría de las celebraciones eucarísticas ordinarias en todos los países católicos.

- Constitución Apostólica Veterum Sapientia del Papa Juan XXIII (Sobre el estudio y uso del latín)